El Cuchitril (Archivo I)

Recuerdo del primer mensaje :

Observamos multitud de casas en la zona de la Plaza de los Colaespina y… lo cierto es que no resulta fácil encontrar un buen lugar, pues los edificios que sí cumplen con los requisitos que buscamos, después por dentro son inhabitables. Caso destacable aquel que parecía ser un candidato perfecto… hasta que me llevé un buen golpe en el culo en el suelto bajo el que pisaba. ¡Y las astillas tampoco perdonan! Y Gael se ríe… “¡No tiene gracia!”, pero no me oye en la burbuja que acaba de crear.

Me llama la atención un edificio grande que veo a un lado de la calle. No tardo nada en señalárselo y decirles de acercarnos a él, aunque algunos ya se habían fijado en él. Dentro del edificio, cuya puerta se conserva en un estado decente –aunque chirría como mil demonios–, encontramos un panorama que, de haber estado en mejor estado, podría jurar con las manos en el fuego que se trata de una posada. ¡Y eso significa muchas habitaciones! Además, es prácticamente toda de pierda. Mientras pienso esto, nos repartimos todos entre el salón, aunque yo no tardo en subir las escaleras para observar cómo está el piso de arriba. Este edificio está muy pero que muy bien, el suelo es mucho más resistente que el de otros edificios y los desperfectos que tiene se pueden arreglar. Las ocho habitaciones de las que consta el piso son más que suficiente para todos, aunque los muebles sí es necesario cambiarlos.

—¿¡Cómo va por ahí abajo?! –grito a los que se han quedado–. ¡Por aquí cumple con los requisitos mínimos de calidad, aunque mejor que por ahora ahuyentemos a los de sanidad!–observo mirando los insectos que recorren los muebles carcomidos.

Toima y Tania

Quizás no habia sido un movimiento muy inteligente por su parte, pero su orgullo le impedia reconocer que estaba en un error y seguia convencido que habia valido la pena intentarlo. Las diferentes reacciones de Adara, Giz y Gael. Cruzado de brazos y dirigiendo la mirada a la esquina como un niño al que le estaban regañando tragó con los comentarios de los demás. Tania seguia mirandole severamente y le pilló por sorpresa que Gael le hiciera aquella pregunta. Rápidamente intentó escusarse.
-Yo... esto...-las palabras no venian a su mente.-No es que le dejara ir... Salio corriendo de pronto y yo... fui tras él y...-no sabia como seguir explicando. Comenzó a cuestionarse su reaccion ante aquella situación cuando, de pronto, Noel apareció bajando las escaleras.
Toima arqueó una ceja ante las palabras del chico. No esperaba para nada que se pusiera de su lado. Le faltaron los segundos para detectar la ironia de su tono de voz, poco acostumbrado a tratar con ello, Toima gruño internamente mientras el chico soltaba su regañina personal, más centrada en recordar como habia insistido el día anterior ante el peligro del abismo. Cierto era que habia ido ciegamente a aquel lugar, ignorando las advertencias de los demás. Pero ¿le habia hecho daño a alguien? Tenia que despejar sus dudas y aquello habia sido la mejor manera ¿verdad?
Cuando el chico le dio la espalda, alzó los ojos lentamente y escaneó con la mirada a todos los presentes antes de levantarse de la cama y arrastrarse hacia su cuarto. La puerta recientemente renovada se cerró con un portazo y una mirada preocupada de Tania.
-Iré a ver que le pasa...-dijo, siguiendo sus pasos.
No tuvieron una conversación muy agradable. Se elevó más de una voz y terminó relativamente pronto. A la media hora, Tania salio con la lagarta entre los brazos y bajó las escaleras. Su mirada estaba cansada y se recostó en uno de los sillones. Los demás ya se habian ido a los entrenamientos en la bahia. Por su parte, Toima se sumio en un sueño profundo que le duró hasta la noche cuando solo bajó a por la cena y se volvió a subir. Tania y él no cruzaron de nuevo palabras aquel día y casi parecia que se estuvieran evitando.

Los días siguientes al incidente de Toima con el abismo transcurrieron con normalidad salvo por un pequeño detalle no tan pequeño. El ulterano parecía haberse encerrado en sí mismo en buena medida y apenas cruzaba palabra con nadie. Sus ausencias eran frecuentes y largas, y no había vuelto a los entrenamientos. Además Tania estaba especialmente esquiva con el argos, cosa que resultaba bastante extraña a ojos del draco. La nublina actuaba con normalidad con el resto y se dedicaba especialmente a cuidar de la lagarta. Noel le recordó a la chica que le había pedido ayuda para aprender a coser y comenzó a dedicar un rato cada tarde a la tarea, utilizando trozos de tela sobrantes dado que en principio necesitaba practicar y tampoco se podía permitir comprar nada hasta que no consiguieran un nuevo encargo. El sueco pronto descubrió que coser no parecía ser lo suyo, y los primeros intentos fueron desastrosos y su frustración iba en aumento al comprobar su ineptitud para ello. En su momento se había reído de los arranques de Toima con el tema, pero ahora podía decir que lo comprendía perfectamente. En cuanto al propio ulterano, Noel no sabía que pensar de su comportamiento. Él ya no estaba enfadado, nunca le duraba demasiado ningún cabreo de todas formas, pero parecía que era el argos quien sí lo estaba y eso hacía que le lanzase alguna que otra mirada de incredulidad contenida cuando se cruzaba con él de vez en cuando. Pero prefirió no comentar nada al respecto, si el ulterano quería desaparecer periódicamente del cuchitril que lo hiciera, le había quedado claro que decirle las cosas servía más bien de poco.

Sin embargo no hubo ningún incidente durante esos días y por ello se podía apelar a la normalidad para describir la rutina diaria. A parte de intentar coser algo que no fueran sus dedos, Noel también comenzó a aprender runas junto con varios de sus amigos, teniendo a Adara como maestra una vez más. Siguió visitando a Wen por las noches en el burdel cuando terminaba su turno, saliendo por la ventana del cuchitril todas las noches de forma furtiva, ya que la apuesta que había hecho con la vouivre seguía vigente pues todavía nadie a parte del propio Jack había comentado nada al respecto. Aunque le divertía hacer así las cosas, en parte se extrañaba de que nadie se hubiese dado cuenta aún. Cada día que pasaba el draco adquiría mayor confianza con Wen, aunque su inseguridad le hacía siempre dudar sobre si estaba pecando de exceso de libertad en sus acciones.

Otro asunto que había mantenido ocupado a Noel aquellos días era el acondicionamiento del huerto que hasta ahora no habían podido utilizar. Pidieron ayuda a Vac que tenía cierta experiencia en el tema y comenzaron a prepararlo para poder plantar algo cuando se presentase la ocasión. Adquirieron unas pocas semillas en el mercado, las cuales les dijeron que provenían del mundo de Tsusu. Noel pensó que tal vez podrían hacer una incursión a ese mundo en algún momento cercano para conseguir más.

Una mañana varios días después, Noel se dirgía a la bahía para realizar el entrenamiento rutniario junto al resto de sus compañeros, salvo Toima que seguía en sus trece, desconocedor de que su suerte económica iba a cambiar en breve.

Sigue en la Bahía de los Naufragios.

La tranquilidad volvió al cuchitril después de todo lo que trajo consigo descubrir la muerte de Aníbal, pero en aquella tranquilidad no todo era agradable. Se hizo evidente enseguida el cambio de actitud de Tania hacia Toima, por no hablar de cómo el último se escapaba cada vez con más frecuencia e ignoraba a todo el mundo. Al principio Gael se preocupó, pero luego acabó dejándolo estar. Pensó que, poco a poco, al ulterano se le acabaría pasando. No lo tenía por una persona rencorosa, y además lo que él había hecho era únicamente culpa suya, «solo faltaría que hubiera que disculparse por decirle cuatro verdades» pensaba.

Lo que hizo fue empezar a pasar cada día más tiempo en el sótano, robándole horas a dormir si era necesario. Con todos los cuerpos listos había llegado la hora de cortar y coser, y la ayuda de las gafas se le hacía inestimable. En la primera de las clases de runas había pedido a Adara las instrucciones para modificar los cristales como él tenía en mente. Aparte de eso las había adecentado cuanto había podido puliendo el óxido. Sobre las rascaduras de los cristales no había podido hacer nada, pero no se notaban tanto una vez puestas.

La primera quimera que empezó a hacer apenas tenía nada del cuerpo alado, por lo que aprovechó para llevarlo a los entrenamientos antes de empezar a trocearlo, más que nada para practicar a volar con aquellas alas. Realmente incluso disfrutó rompiéndose la cabeza para encajar las diferentes piezas de los cuerpos, uniendo músculos con sus análogos y cerrando limpiamente cada costura. Se dio cuenta de cuanta soltura había ganado, y aun así no era un trabajo fácil. En pocos días tuvo lista la primera quimera, a excepción del brazo derecho, que quería cambiar por la garra del ser alado. El tórax era humano hasta los antebrazos y hasta la rodilla, lo demás lo cambió por las extremidades del oso para que ganase garras sin perder ligereza. También tuvo que cambiar la cabeza, y esa fue la parte que menos le gustó, la más desagradable y la más complicada, debido a la cantidad de músculos de la zona. El tórax que había usado era de un frivy que tenía destrozado el cuello por mal sitio, no iba a poder hablar con aquella cabeza. El otro, en cambio, tenía bien las cuerdas bucales pero no el tórax. Se consoló pensando que, de todas formas, aquel era un muy buen ejercicio, y de aprender iba la cosa. Con lo que le había sobrado podía hacer otra quimera más, pero necesitaba comprar más hilo, y para ello tenían que conseguir otro trabajo pronto.

Sigue en la Bahía de los Naufragios.

La mañana había sido bastante movida para Giz. Había madrugado para visitar el castillo y se había dedicado a soltar animales por la ciudad mientras esperaba a que naciera el regalo de Gael, el cual tampoco se hizo de rogar. Era la hora de comer cuando el asreniano se presentó en el cuchitril con un gato recién nacido bajo el poncho, casi literalmente. Iba metido en una caja pequeña de cartón, dormido.

Andaban todos por allí salvo Noel, que no parecía dar señales de vida en el edificio, y no tardaron en poner a Giz al día con lo que había pasado en la bahía, con respecto a lo de dama Aroma. Por lo visto tenían un nuevo trabajo, uno que, para el goliat, prometía ser interesante.

Finalmente se acercó hasta Gael, que estaba haciendo la comida, y le explicó que le traía un regalo. Colocó la caja en el suelo y lanzó un hechizo de fuego contra ella para que ardiera. En un principio había pensado que era mejor dárselo sin más, pero se le acabó ocurriendo darle una sorpresa. Y como ya había visto cómo se daban las sorpresas los humanos en las cenas, entre bromas y tal, pensó que así estaría bien. Cuando el cartón acabó de consumirse, el pequeño gato que había dentro de la caja continuaba durmiendo, si cabe más profundamente, entre lo que ahora era un puñado de cenizas calientes.

-Es para ti-le explicó a Gael, sonriendo de oreja a oreja, con el pensamiento de que su sorpresa había salido bien-. Puedes cogerlo, manosearlo, frotártelo por el cuerpo o abrazarlo durante horas, que no se quema. A no ser que tu temperatura corporal aumente radicalmente-añadió por precaución, a pesar de era casi imposible que Gael alcanzara la temperatura necesaria para hacerle daño-, pero no creo que eso llegue a ocurrir-continuó para tranquilizarte-. ¿Te gusta?

Ya en el cuchitril lo primero que hizo fue meterse en la cocina para ver qué podía arreglar con las sobras que quedaban. La respuesta era evidente: carne. Sazonada de diferentes maneras, pero carne. No podía esperar a tener la recompensa del siguiente trabajo en las manos para comer decentemente. Desde el fogón escuchó como Giz llegaba poco después y los demás le explicaban los detalles la misión. El asreniano no tardó en asomarse a la cocina y dejar un paquete en el suelo.
-¡Hola! Estaba escuchando que ya te pusieron al día… -dijo mientras miraba con curiosidad. La caja empezó a arder después de un hechizo-. ¿Eh? ¿Qué haces? –Preguntó confuso. Pero más extrañado se quedó si cabía al ver que dentro había un diminuto gato, tal vez muerto. Estaba a punto de preguntar al goliat si se había vuelto loco, pero este se dirigió a él con una enorme sonrisa-. ¿Uh? –se le escapó al escuchar que era para él, con cara de asombro. Pero después lo entendió, con la explicación posterior. La sorpresa lo dejó desarmado unos instantes, sin reaccionar-. N… no sé qué decir… Giz… esto es lo mejor que…

Se agachó a admirar de cerca a aquella criaturita para él maravillosa y la cogió con sumo cuidado. El animar emitió un quejido al despertarse, y movió las patas antes de volver a quedarse dormido en el hueco de sus manos. Los ojos le hacían chiribitas al fuego fatuo. El animal aguantaba perfectamente la temperatura y no prendía. Volvió a centrar su atención en Giz, a punto de dar brincos de la emoción por todo el cuchitril.
-No me merezco un regalo así es… es… genial. Siempre he querido… ¡Muchas gracias! ¿Cómo puedo devolverte el favor? Agh… ya puedes ir desembuchando en algo que pueda ayudarte –se despertó en el fuego fatuo una verborrea que no parecía tener fin. Le preguntó al asreniano el género, detalles de cómo había conseguido un animal así, planeó cómo darle la leche que también había traído Giz para el animal… Hasta que la carne empezó a oler a chamuscado y Gael se dio cuenta de que no se había callado en un buen rato.

Dejó a la gatita sobre la mesa y retiró la carne del fuego disculpándose por la torpeza. Después, dando las gracias de nuevo, se acercó a Giz para darle un brevísimo abrazo de oso.
-A la mierda el protocolo –dijo riendo-. ¡Voy a enseñárselo a los demás!
Cogió a la gata y salió de la cocina llamando la atención a voces.
-¡Es ignífuga!

Toima y Tania

Esa mirada acusadora. Ese par de ojos que enjuiciaban en silencio y penetraban todo tipo de defensa externa que el ulterano podia tener. Ahí, acuclillado en el marco de la ventana y, paralizado observaba con sorpresa a la figura de la nublina sentada en una silla de mimbre, colocada en el lado enfrendado con la ventana, acariciando a la lagarta en su regazo (por asi llamarlo ya que sobresaila por ambos lados de la silla) ¿Cómo habia llegado a aquella bizarra situación?

El ulterano paladeó el aire unos instantes, pero no dijo ni hizo nada. La nublina tamborileaba con sus dedos en el reposabrazos de la silla mientras le dedicaba una mirada acusadora. Nadie rompió el silencio durante mucho rato. Los relojes se hubieran vuelto locos si se les tuviera que explicar aquella unidad de medida, comprendida entre los segundos de instantes y los segundos que se hacian eternos. Finalmente, gélida como una ventisca, la nublina decidio romper el silencio.
-¿Vas a entrar o vas a dedicarte a enseñarle tu trasero a todo aquel que venga al cuchitril?-preguntó.
El ulterano gruñó algo por debajo de su aliento pero la nublina se limitó a alzar una ceja mientras el ulterano entraba con un mochilón apunto de reventar y arrastraba consigo lo que parecia una especie de ciervo pequeño. Dejó el cadaver a los pies de la nublina (por el espacio más que por otra cosa) y acto seguido la lagarta saltó del regazo de la chica y comenzó a atacar aquel cuerpo todavia caliente con sus dientes como cuchillas.
-Tiene que empezar a comer carne.-dijo con un tono carrasposo.
Un breve silencio de nuevo que ocupó varios segundos se apoderó de la habitación mientras la lagarta era feliz mordisqueando a su presa. De nuevo, la nublina lo rompio.
-No sabia que alguien como tú tardaria tantos dias en cazar algo como esto.-espetó, intentando sonar todo lo hiriente que fuera.
Por algún motivo, la discusion que tuvieron aquel mismo dia que volvio del abismo la enfadó de sobremanera. Toima sabia que se habia propasado con las palabras que habia empleado y sin duda, su orgullo le estaba jugando una mala pasada, pero lo que era peor es que no sabia como disculparse con todos asi que decidio desaparecer por un tiempo, para que la cosa se olvidara. Nadie habia sido realmente insistente con la presencia del ulterano hasta aquel momento. Se sintio un poco más tranquilo al saber que al menos le habia echado en falta estos dias y se apuró a responder.
-He... He estado ocupado.-dijo.
-¿Tan ocupado que no podias ni pasarte a decir que estarias ausente unos dias? ¿O si quiera tan ocupado como para venir al cuchitril para algo más que para dormir?-comenzó a soltar, mientras se ponia de pie y empujaba a Toima hasta que caia indefenso sobre la cama. Aquella situación hubiera resultado muy graciosa de ver al metro cincuenta y nueve de Tania derribar al coloso dos metros treinta y ocho de Toima. Pero por lo que fuera, Toima no tenia ningunas ganas de echarse a reir. Tragó saliva. Contestó.
-Pensé... Pensé que si pasaba un tiempo...-las palabras se quedaron sin hilar y esa frase quedó inacabada. La interrogante mirada de Tania tan solo hizo que los múltiples ojos de Toima apuntaran al suelo, como un cachorro al que le estaban regañando.
-Estamos todos muy preocupados... Estoy...-se mordio el labio. Dio la espalda al ulterano y el suficiente espacio personal para que al menos este se incorporase sobre la cama con una mirada confusa por todo su cuerpo.-Primero un día decides hacer aquella locura en el abismo... al siguiente dia, como no tuviste bastante del primero, decides escaparte de nuevo e ir a ese sitio... Aun a pesar de todos los avisos que te dieron... ¿Es que no te preocupa como nos sentimos nosotros?-
El ulterano resopló, haciendo que parte de su flequillo se sacudiera. Su pelo estaba creciendo a un ritmo bastante acelerado. Tenia dos coletas colgando detras de los hombros. Fuera lo que fuera, el ulterano volvio a poner su acto. Con una cara mezclada entre la ofensa y la superioridad contestó.
-Pensé por un instante, que podria de verdad ayudar al grupo si acababa con eso... Nunca planeé que saliera eso así... Pero si por ello merezcó vuestra indiferencia y odio, estoy listo par-
No pudo terminar la frase. Rauda como un cohete, la palma de Tania se encontró con el rostro del ulterano que para nada se esperaba un ataque. Mirando con ojos muy abiertos, llenos de sorpresa, el ulterano se frotó la mejilla, aunque más por incredulidad que por dolor. Tania le habia abofeteado.
-¡IDIOTA!-soltó la chica en un estallido, casi al borde de las lágrimas. No podia contenerse más. Inhaló una buena toma de aire antes de soltar unas palabras apresuradas y cargadas de sentimiento.-¡No te odiamos! ¡Solo queremos que seas más abierto con nosotros y nos cuentes que te pasa en vez de hacer las locuras que haces! ¡Todos andamos preocupados por ti! ¡Somos un grupo, no intentes hacerte el heroe! ¡Idiotaaaaaaaaa!-soltó en un gritó antes de salir de la habitación con un portazo para salir al patio del cuchitril. Se cruzó con Gael por el camino, pero no dijo nada y salio directa al patio.
El ulterano se quedó derrumbado por completo. Siguio con la mirada alla a donde pudo a la nublina y cuando la perdio de vista se quedó perdido y sentado en la cama. Al rato, la lagarta se acurrucó a su lado, con un estómago más que hinchado y él comenzó a acariciarla monotonamente mientras reflexionaba.

Noel regresó al cuchitril al inicio de la tarde, pensando en todo lo que había sucedido durante el día y todavía molesto consigo mismo por no saber manejarse con aquellas situaciones. Suspiró sonoramente antes de entrar en casa y, como hacía siempre, adoptó una actittud totalmente normal en cuanto se dirigió a sus compañeros.
-Buenas tardes, siento no haber avisado que no venía a comer, pero fue un poco imprevisto...
Apenas había terminado de hablar cuando, sin previo aviso, notó una garra propinándole un arañazo en la pierna. No había visto venir a Odin, que había aparecido sigilosamente desde a saber qué esquina.
-Gracias, tú siempre estarás ahí para recordarme que hacer las cosas mal tiene sus consecuencias -le dijo al gato mirándolo con desaprobación.

En cuanto apareció Gael, lo primero que hizo el fuego fatuo fue mostrarle muy emocionado un gato que parecía casi recién nacido. O mejor dicho, gata, tal y como le explicó su amigo.
-Oh, ya veo, otra obra de nuestro científico loco particular. Me alegro de que puedas tener una mascota adaptada a ti -dijo sonriendo mientras observaba a la pequeña gata soportar el calor que desprendía el nigromante sin rastro alguno de quemarse-. Los gatos están aumentando peligrosamente su número aquí, acabarán por echarnos a nosotros del cuchitril, ya lo veréis.
Ese momento eligió Odin para volver a acercarse, sin duda curioso por la recién llegada. Se sentó en el suelo cerca del fuego fatuo y lo observó unos instantes intensamente. Finalmente comenzó a pegar saltos hacia sus manos, pero sin llegar a tocarlo debido a que sabía que podía quemarse, donde descansaba el pequeño felino. Noel rió ante el comportamiento de su gato, el cual calificó como "demente".

Tras hablar un rato más sobre la nueva adquisición para el elenco animal del cuchitril, Noel se fijó en que Toima estaba en casa, algo raro en aquellos últimos días a esas horas. Decidió no comentar nada salvo un simple "bienvenido" acompañado de una sonrisa jocosa y una palmada en la espalda.

Finalmente se acercó a Giz para felicitarle por su trabajo con la gata, y fue entonces cuando recordó que él, ni tampoco Toima, habían estado presentes en la bahía aquella mañana. Ya estaban enterados del encargo que les había hecho la nublina, pero decidió contarles también la otra noticia puesto que eran los únicos que no lo sabían ahora mismo.
-Por cierto, los demás ya lo saben así que es justo contaroslo a vosotros también. No habíamos dicho nada porque hicimos una pequeña apuesta al respecto, pero Wen y yo somos pareja desde hace unos días. Simplemente pensé que deberíais saberlo -comentó encogéndose de hombros.

Giz correspondió al abrazo de Gael tan rápido como fue capaz sin quemarse. El asreniano no podía quedarse más contento de lo que estaba después de ver la alegría con la que el fuego fatuo había recibido al gato. Le había costado varios intentos lograr una piel ignífuga (y varios animalillos achicharrados, por consiguiente) y se sentía especialmente orgulloso de que por fin hubiera salido bien.

-Es un regalo. Si me ayudaras a algo a cambio me estarías pagando y creo que no es así como funcionan-dijo divertido-. Además, el gato trae mucho trabajo consigo-Giz le dio la leche que había traído para el animal, le explicó cómo lo había creado y cual era su género y vio como Gael salía fuera a enseñarle el gato al resto.

Cuando salió, Giz se encontró con que Noel había vuelto y los otros dos gatos del cuchitril atacaban con curiosidad las llamas de Gael. Se quedó ausente mirando la escena, sonriendo como un tonto, y asintió casi inconscientemente ante el comentario del draco. Si seguían a este ritmo, habría más animales que personas viviendo en el cuchitril. <<Tal vez deba dejar de traerlos>>. Sin embargo, tal y como iban las cosas en el castillo, lo más probable es que de vez en cuando pasaran más animales por allí, aunque fuera solo de visita.

Tras un rato charlando, Noel se acercó y dio al asreniano una noticia sorpresa.

-¿Eh...-para variar, Giz tardó en procesar la información y eso se pudo ver en un puñado de segundos de desconcierto, que convirtieron su cara en un poema arritmico. Tardó en entender pareja como relación sentimental, o sexual-. Vaya, me alegro por vosotros-le dijo sinceramente, una vez entendió a lo que se refería-. Jamás lo habría visto venir-comentó finalmente, todavía con algo de sorpresa en la cara.

La declaración de Noel le hizo pensar si tal vez sería costumbre para ellos hacer público cada vez que mantenían relaciones y por un momento dudó sobre si debía contarles algo de lo de Nasher o no. Sin embargo, por esta vez, prefirió mantenerse al margen de estas costumbres humanas. Entre otras cosas por vergüenza.

Toima

El ulterano se animó a salir del cuarto al rato. Con la mente aún en blanco y sin creerse la reacción de la nublina, fue perseguido escaleras abajo por la feliz lagarta quien parecia olfatear el aire feliz, con el morro manchado aún de la sangre del ciervo. Saludó a los presentes efusivamente antes de quedarse meditando si deberia decirles donde habia estado todo este tiempo y, meditó unos instantes las palabras de Tania. Si todo aquello era verdad, quizás deberia disculparse. O no. No estaba seguro. ¿Hasta que punto le compensaba ser orgulloso? Esta cadena de pensamientos fue interrumpida por Noel quien se acercó con tono jovial a él y, tras darle una palmada en la espalda, le saludó amigablemente. El ulterano compuso una sonrisa un poco forzada y le respondio el saludo. No solo eso, sino que decidio reunirle a él y a Giz para contarles una noticia importante.
Primero, un encargo. Al parecer habia un caserio que queria un cliente ocupar, pero no podia debido a las protecciones mágicas de este. Toima bufó entonces, sincerandose.
-Entonces a mi no me necesitais para nada. Pero seguro que Giz os sirve.-dijo mientras sus ojos volvieron a animarse y escudriñaron los alrededores como siempre hacian. Pero aquello no era todo. Noel tenia una última y, al parecer, muy importante noticia. La cara de Toima se volvio un puzzle ya que no lograba comprender lo que aquello implicaba. Se giró ante Giz, quien parecia casi tan confuso como él. El arseniano tardó poco más en responder, felicitandole y a continuación todas las miradas se pusieron sobre Toima quien, igual de perplejo logró pronunciar alguna palabra.
-Yo... esto...-
<<Maldición. No se que diablos piensan que diga. Joder. Me estan mirando todos. Vale. Vale. ¿Qué puede significar? Manten la mente fria. Piensa. Los oficiales jugaban a un estupido juego de cartas... creo recordar... habia cartas que iban de dos en dos y... claro, se llamaban pareja... pero esto no es asi... Ahh maldición.>>
-Esto...-tragó.-¿Qué implica el que lo seais exactamente?-intentó sonar todo lo inteligente que pudiera a la vez que formulaba la pregunta.-No será nada magico-raro ¿verdad?-preguntó con cierta preocupación.

Adara e Yloh se acercaron a ver a la gata, pero de Toima no había ni rastro, y a Tania se la cruzó de camino al patio. Al verla así cayó en la cuenta de que le había parecido oír tanto su voz como la del ulterano escaleras arriba, pero no tenía ni idea de qué habían dicho porque el chisporroteo del aceite no le había dejado escuchar con claridad. Otros que también se acercaron a curiosear fueron los gatos, aunque no fue hasta después de comer cuando se atrevió a mostrarles el animalito de cerca, protegido entre sus manos. Noel ya había vuelto y opinado sobre la gata también.
-Podría ser peor, Giz podría haberse traído conejos. –Le contestó con una sonrisa al draco, antes de meditarlo durante un instante y luego rectificar-. Bueno, por ahí van, supongo.

Estaba acuclillado delante de Purr y Odín, que curioseaban a cierta distancia. Se atrevió a dejar a la gata en el suelo, sin moverse de su lado, preocupado por el instinto que los otros gatos pudieran tener en su territorio. Lo olisquearon con curiosidad, pero eso fue todo. Gael devolvió al animalito a la palma de su mano y acarició el fino pelo gris con un dedo, fascinado por su tacto. Un poco más allá, Noel daba la noticia de su noviazgo a los que habían estado ausentes en el entrenamiento. Aquello incluía a Toima, que por fin se había dignado a dejarse ver. Se volvió con curiosidad para ver las reacciones de los demás, era divertido ver cómo se sorprendían. La expresión de Giz le hizo sonreír, pero lo que dijo Toima lo dejó un tanto perplejo. «¿Es una burla o de verdad no lo sabe?». Tras unos instantes de silencio, quedó claro que no fingía, el ulterano era un libro abierto.

-Es… mágico-feliz color de rosa, Toima –respondió con cautela. No pudo evitar esbozar una sonrisa que hubiera precedido a una pequeña carcajada, pero la disimuló bostezando repentinamente y tapándose la boca-. Creo que Adara puede dar una explicación más apropiada… sí –dijo apartándose pero sin alejarse mucho para no perder detalle de la conversación. Era cierto que no sabía qué palabras usar, pero temía acabar riéndose de nuevo. Era hasta inquietante pensar en aquel gigante que le llevaba varios años y no tenía idea de nada. Le costaba creer que fuera tan ignorante.

No puede ser… ¿De veras? No, no es verdad, ahora saltará y dirá que es una broma. No, espera, hablamos de Toima… ¿Pero de veras? Está claro que en Ulterania saben sobre el concepto de pareja o las hormonas de Nia no habrían saltado de alegría al oír esta mañana a Noel. ¿En serio no sabe lo que es? La cara del káiser es un libro en blanco abierto de par en par, está claro que no soy la única que la mira atónita. ¿En serio? Aún no me lo acabo de creer.

Al fin llega la una respuesta… Maldito seas, Gael, ¿sólo se te ocurre pasarme a mí la pelota? ¿Qué te crees que soy, un diccionario con patas? Esta me la guardo, chico cerilla. ¡El karma te hará pagar por tus malas acciones! En fin, veamos cómo se lo explico… Reflexiono, reflexiono. Eh…

—A ver, Toima –empiezo después de aclararme la garganta–. Dos personas… o seres, o monstruos o lo que sea… son pareja cuando sienten un aprecio muy fuerte por la otra persona y el sentimiento es correspondido. Ese aprecio tan fuerte viene a llamarse “amor”. Esos dos quieren ser algo más que amigos, estar juntos siempre… entre otras cosas. –Me dejo muchas cosas en el tintero, pero no seré yo quien dé con la explicación definitiva del amor cuando ya lo han intentado gente más capacitada durante siglos–. Explicado muy sencillo viene a ser esto, aunque es mucho más complejo.

Toima

Alguna risilla se escuchó de fondo y el tono con el que le respondieron hizo que una vena saltara en su mente y frunciera el entrecejo, su orgullo ofendido.
-¡No nací sabiendolo todo, lo siento!-comentó secamente y se podria haber jurado que habia inflado sus carrillos un poco. Eso aparte, Gael le cargó el muerto de la explicación a Adara quien sin duda, lo hizo lo mejor que pudo a la hora de explicar un tema tan complicado como el que entraba en el campo de sentimientos. Paladeo el aire antes de contestar a la explicación, rellenando huecos de su conocimiento.
-Entiendo... O creo entenderlo...-murmuró con el rostro extrañado y pensativo.
Pero sin embargo no pudo evitar sentir celos de Wen. Ella apenas habia llegado y no habia compartido cosecha con Noel. ¿Qué le habia dado derecho a ser su pareja antes que cualquier otro cuchitrilero o compañero de cosecha? Si los terminos de ser pareja eran esos, ¿significaba que los amigos no durarian para siempre? Y más importante aún ¿cómo es que era la primera vez que veia algo así de "parejas" en rocavarancolia? ¿Como era que no habia visto a dos amigos tan amigos que habian decidido ser pareja antes? Sin duda estaba seguro de haber visto pura amistad entre soldados en su ulterania, pero estaba seguro de que nunca lo habian llamado pareja ni nada parecido. ¿Seria un concepto humano? Probablemente. Quizas. Lo más seguro.
<<Están locos estos humanos.>>pensó, negando con la cabeza y apartó el tema de esta, ya que empezaba a arderle de tanto pensar en poco tiempo.

El draco sonrió levemente al ver a Giz dudar. Sabía que para los asrenianos las relaciones entre personas no eran igual que para ellos, pero sabía que se había esforzado por comprender su cultura y agradeció sus palabras. Sin embargo, el que sí le cogió por sorpresa fue Toima. No podía ser. ¿De verdad el ulterano desconocía el concepto? Estaba bastante claro por lo que había leído sobre Ulterania y por el comportamiento de Nia, que para ellos sí que era muy similar. El draco soltó una risa contenida no pudiendo evitarlo. La ignorancia del argos ante ciertas cosas le soprendía sobremanera, sobre todo teniendo en cuenta la edad que tenía.

Gael cargó a Adara con el peso de la explicación, a lo que el draco asistió con diversión. Era como si la chica fuese una madre haciendo frente a un niño demasiado preguntón. Un niño de más de dos metros de alto.
-Y da gracias que no ha usado su "poesía" para explicártelo -dijo en tono jocoso cuando la ángel negro finalizó, mirando hacia los que habían estado en la bahía aquella mañana.

Después de aquel breve momento de diversión, el sueco pasó el resto del día entre algún libro y continuando con Tania para que le enseñase a coser. Había hecho algunos progresos, pero seguía frustrándole sobremanera lo mucho que le costaba. Tampoco pudo dejar de darle vueltas a la conversación que había mantenido en el burdel con Wen. Tal vez debería empezar a intentar no ser tan inseguro... Suspiró cuando el simple planteamiento lo hizo sentirse indeciso sobre lo que hacer. Era un caso perdido.

El día siguiente amaneció incluso más temprano de lo habitual, pero no quedaba más remedio: tenían trabajo. Noel se despertó bastante animado por la prespectiva de poder volver a tener algo de dinero, que buena falta les hacía, y bajó a desayunar tras vestirse. En cuanto llegase Matt saldrían hacia el lugar indicado a reunirse con dama Aroma.

Sigue en Luna Alta.

[EDIT PRÓXIMO]

Mientras Vac caminaba hacia el Cuchitril iba dando vueltas al encuentro del día anterior con Dama Aroma en la bahía. No había podido hablar con ella directamente, cosa que le disgustaba, pues al griego le había llamado la atención su peculiar forma de ser. Había perdido aquella oportunidad, pero también había decidió que la buscaría en cuanto tuviera ocasión.

En la comida del día anterior, su hermano le había comentado que hoy saldrían para llevar acabo la misión que la bruja les había solicitado, por lo que en el Cuchitril solo quedarían Tania e Yloh, así que el hado se había ofrecido a hacerles compañía mientras tanto. No es que el Cuchitril estuviera completamente desprotegido, pero Vac se quedaba mas tranquilo sabiendo que ambos nublinos estaban al alcance de su vista si algo llegaba a pasar. Llevaba una cesta con algunos ingredientes para preparar una un tarta y pasar el rato con los nublinos mientras los cuchitrileros estaban de misión, esperaba que al menos la espera se hiciera amena; no dudaba de las capacidades de su hermano y sus amigos, pero no podía evitar estar algo preocupado.

Apresuro el paso al avistar la posada, y cuando llegó a la puerta llamó con su habitual e inconsciente ritmo, anunciándose antes incluso de que le abrieran.

Tania

La nublina reposaba sobre uno de los sillones del salón. Sentada de lado sobre este y con ropa cómoda, leia plácidamente un libro. Hoy le tocaba un día tranquilo, ya que los cuchitrileros que se habian alistado a la misión no estarian montando escándalo y aquel tiempo de paz iba a emplearlo en avanzar en su pila de libros personal, ya que este crecia cada vez que volvia a la biblioteca. Por otra parte estaba demasiado tranquilo. Toima se hallaba en el piso de arriba, en el cuarto y por el repiqueteo de garras que oia sobre la madera este le indicaba que estaba jugando con la lagarta. El simple pensamiento de Toima le hizo arrugar la nariz y volver a enfadarse. Ya no podia retomar su pacífica lectura de nuevo.
De pronto, sonó la puerta. Una manera tan peculiar, que le era familiar a la nublina.
-¿Podría ser...-murmuró mientras se asomó por encima del respaldo del sillón mirando la puerta.
El gólem no tardo mucho en abrir la puerta y dejar pasar al hado con lo que provocó una reacción nerviosa en la nublina quien, deprisa y corriendo, se quitó la diadema de la cabeza e intentó peinarse el flequillo de manera decente para no parecer tan "cómoda". Un pasador fortuito consiguio el truco mientras la nublina se levantaba y andaba lentamente hacia la puerta. Con una sonrisa recibió a Vac.
-¡Vaya sorpresa! ¿Q-qué te trae por aquí, Vac? Los demás estan de misión...-dijo.
En el momento que tartamudeó mantuvo la sonrisa pero no pudo evitar sentirse avergonzada. Aún habia personas con las que le costaba hilar una frase entera sin vacilar y aquello la fastidiaba enormemente.

Terro abrió la puerta y Vac entró en la posada, dedicándole un asentimiento de cabeza al gólem. El edificio estaba relativamente en silencio, señal de que casi todos los cuchitrileros estaban fuera, aunque el hado podía escuchar el rascar de unas uñas en el piso de arriba, así que supuso que Toima estaría jugando con su mascota. Tania se le acercó desde el salón con una sonrisa, saludándole y diciéndole lo que ya había supuesto sobre los demás cuchitrileros.

-Buenos días -correspondió a su saludo con una media sonrisa, acercándose a la cocina y dejando la cesta en la encimera-. Lo cierto es que ya me había dicho Noel algo de la misión, y había pensado en pasarme para que no estuvierais solos Yloh y tu -se explico-, no quiero decir que esteis en peligro o que no os sepáis defender vosotros solos ni nada -se apresuro a añadir, esperando no haber metido la pata-, pero me quedo mas tranquilo por si acaso ocurre algo... -concluyó, llevándose una mano a la nuca y desviando un poco la mirada.

El sonido que producían las uñas al rascar la madera, aun persistía, así que Vac se interesó por ello.

-¿Toima no va a ir a la misión? -se extraño el hado volviendo a fijar la vista en Tania-, se me hace muy raro que no se apunte a algo así -comento mas para si que para la nublina.