Primer sueño de Eriel

Eriel apenas había alcanzado a vislumbrar algo por el ventanal cuando oyó una voz detrás de él.

-Ya era hora, te he estado buscando por toda la... - fue entonces cuando se percató de que su interlocutor no era su hermano. Era una niña, no habría sabido decir si era alta o baja, guapa o fea, tan pronto como la vio olvidó sus facciones, como si no pudiera recordar nada de ella.

Lo siguiente que supo el nublino fue que estaba cayendo por el aire, la niña lo había empujado por el ventanal que obviamente no sirvió para salvarlo.

<<¿Voy a morir sin haber llegado a ver la Luna? ¿No soy digno?>> fue todo lo que pensó mientras se precipitaba hacia su muerte.

Cosa que no ocurrió ya que tras un parpadeo Eriel se encontraba sobre un camino de nubes.

-¿Pero qué...? - se preguntó sin llegar a terminar la frase. Evidentemente no estaba muerto, aquello sólo podía ser obra de la magia.- Gracias a la Luna y a Ewa que no me ha pasado nada.

Examinó sus alrededores sólo para descubrir un castillo negro al fondo, no veía nada más cerca.

-Quizá si algún dios vive en ese castillo tenga a bien iluminarme sobre lo que está pasando - dijo mientras se encaminaba hacia la edificación.- Encima todavía tengo que encontrar a mi hermano. Espero que la psicópata esa no lo haya encontrado.

A medio camino un estallido hace que el nublino se detenga en seco. Del castillo surgen relámpagos que se extienden por el cielo. La expresión pensativa del chico se torna en admiración, eso sólo podía ser obra de un dios. Las palabras provinientes de todas partes hacen que Eriel se arrodille y baje la cabeza en señal de respeto y sumisión.

<<¿Hijo del cielo?>> pensó el chico. No le dio tiempo a pensar más en ello cuando quedó empapado hasta los huesos.

-Jamás se me ocurriría tratar de estar por encima vuestra mi señor - dijo el nublino inclinando la cabeza. Le estaba pidiendo que se fuese pero el chico necesitaba saber una cosa antes de irse.- Mi señor - gritó tratando de hacerse oír por encima del estruendo.- Estoy buscando a mi hermano, está en una torre enorme que palpita, ¿tendríais a bien decirme el camino?

<<Sagrada Ewa, que no se lo tome a mal>>.

<<¿Mi hermano muerto?>> la sorpresa de ese mensaje le hizo abrir mucho los ojos. Le invadió un frío aún peor que el de la lluvia y un temblor se extendió por todo su cuerpo. <<No, no puede ser, mi hermano no puede estar muerto, si fuera así yo lo sabría. Lo sabría...>>

-Mientes - gritó haciéndose oír por encima de los relámpagos. En realidad no entendía que sacaba un dios mintiéndole, pero el chico se negaba a creer lo que le había dicho.- Me voy a buscar a alguien que me diga la verdad.

Y con esas palabras dejó el castillo a su izquierda y comenzó a andar en línea recta.

Al cabo de unos minutos andados el nublino tenía toda la ropa pegada al cuerpo, cosa que hacía que se moviese más lento, por si no fuera poco se iba hundiendo en las nubes y al parecer cuanto más avanzaba más se hundía.

-No entiendo nada, pero creo que si me caigo de una nube lo más probable es que me mate - habló para sí mismo.- Será mejor que vuelva y busque por otro sitio. A ser posible donde no llueva, esto cada vez se parece más a casa.

Dio media vuelta y pasó de largo el castillo ignorando como buenamente podía los relámpagos.

-Oh venga - se quejó cuando vio a las mariposas.- ¿Y ahora qué hago? ¿Intento abordar al del castillo o miro de cerca esas cosas?

Caviló sobre ello un buen rato. Si volvía se exponía a la ira de un dios, pero delante no sabía lo que había, bien podía su hermano estar allí.

-Que sea lo que la Luna quiera - se resignó y siguió adelante hacia las mariposas cada vez hundiéndose más en las nubes.

<<Cómo no>> pensó Eriel cuando terminó hundido hasta el cuello. Encima aquellos seres estaban hablando sobre él y sobre salvar a alguien en el castillo. <<Dioses, ya he vuelto a meter la pata>>.

-Ni siquiera sé lo que sois o quién sois, y no sé como complaceros - le respondió el nublino con voz cansada.- ¿Qué es eso de niño de los cielos? Lo he oído antes y no sé qué significa - le preguntó a la mariposa.- Y otra cosa, no sabras cómo sacarme de aquí ¿no?

Eriel frunció el ceño con las palabras de la mariposa, un animal le estaba diciendo que le gustaría verlo muerto. Lo que dijo a continuación le molestó mucho.

-Mis dioses no están muertos, y yo no soy la comida de nadie - dijo convencido.- No voy a morir aquí, no hasta ver la Luna y convertirme en un dios, y os lo voy a demostrar.

Con esas palabras agarró a la mariposa de su frente aplastándola dentro de su puño. El nublino cogió aire y se hundió voluntariamente en las nubes tratando de escapar de las mariposas. Intentó moverse por las nubes como un nadador a través del agua.

En cuanto Eriel siente el tirón de la gravedad reclamándolo gritó sabiendo que se dirigía a su muerte. Nadie podría sobrevivir a una caída de esa magnitud. La adrelina se dispara, el tiempo se ralentiza y su vida empieza a pasar por delante de sus ojos. Se arrepintió de algunas cosas que había hecho y encomendó su alma a los dioses...

Pero no cayó. Al chico tras un buen tiempo le desapareció la sensación de la caída, ya no tenía muy claro si flotaba o caía en el infinito o, simplemente, algún ente divino se reía de él. Al poco oye una voz cantando una canción, una nana que le recuerda a su hermano pequeño y a su familia, mira a su alrededor pero no ve nada más que cielo. No ve a nadie que pueda estar cantando.

-No quiero caer - responde.- No quiero caer, sólo encontrar a mi hermano - el niño medita la respuesta a sus otras preguntas.- Me sentía solo, allí no me querían. Los truenos me amenazaron, la lluvia me hundía y las mariposas querían comerme. No pertenecía allí.

Observó dos estrellas verdes que parecían cada vez más cercanas.

-Sólo quiero encontrar a mi hermano - repitió casi con desesperación.- ¿Podéis ayudarme?