Primer sueño de Eriel

Eriel no recordaba cómo había llegado a donde estaba, lo único que sabía con certeza era que se sentía espeso. Miró a su alrededor esperando ver a su hermano o a alguno de sus compañeros pero estaba solo. Veía los colores de las cosas desvaídos, como si le hubiesen puesto un filtro en los ojos, se miró a si mismo y comprobó que no era cosa suya ya que su piel se veía igual de gris que siempre.

No era lo único gris en aquel lugar pues una torre inmesa se alzaba delante de él, alzó la vista pero no alcanzó a ver su final. Suponiendo que su hermano no estaría lejos Eriel le buscó por los alrededores pero no le encontró. Llevaba ya un rato sintiendo un golpeteo rítmico que provenía de la torre y no supo si entrar dentro para buscar el origen de aquel sonido.

Al poco encontró la palabra tallada en la tierra, le costó leer las letras pero cuando terminó sonrió. Parecía que su hermano quería jugar al escondite dentro de aquella torre. Seguro que era él el que estaba haciendo el ruido para atraerlo.

Con decisión el nublino se acercó a la puerta con intenciones de abrirla.

-Vaya que decepción, creí que habría algo más - dijo el niño cuando observó el interior de la torre.- Seguro que está ahí arriba - comentó hablando consigo mismo mientras empezaba a subir escaleras.- Como sea otra de sus tonterías para hacerme bajar de peso lo mato - dijo con una sonrisa.

No se le había escapado que el latido había aumentado su ritmo pero el nublino al no saber qué era había desechado el entenderlo.

Cuando se encontró con la primera puerta la abrió pensando que su hermano estaría tras ella para decirle que era una broma, pero no estaba allí. Pronto encontró más puertas, y al principio las abría pero luego se negó.

-A pastar - maldijo.- Voy a subir ahí arriba y empezaré a abrir desde arriba si no está.

Se sorprendió cuando vio que las escaleras se bifurcaban. <<Magia>> pensó con admiración.

Eligió siempre la escalera que le llevara más arriba en su camino a la cima de la torre.

Eriel siguió escaleras arriba y vio una puerta que le llamó la atención pero cuando parpadeó ya no estaba allí. <<Habrá sido mi imaginación>>.

Luego le quedó claro que no había sido su imaginación cuando vio desaparecer otra delante de sus narices.

-Magia, es tan desconcertante y tan maravillosa... - dijo subiendo las escaleras.

Perdió el equilibrio y cayó sobre los escalones. El nublino habría jurado que estaba cayendo, o para ser más exactos que no había escalones bajo él. Ahora oía dos latidos, uno procedente de la torre y otro de su propio corazón que latía como loco.

-Si de verdad me hubiera caído ahora estaría muerto - dijo en voz alta.- Gracias a la Luna y a Ewa que no ha pasado nada.

Siguió subiendo escaleras y teniendo más episodios de vértigo repentino y de puertas que desaparecían. A cambio de eso empezó a ver inscripciones por las paredes.

-Una colleja te voy a dar cuando te encuentre, por listo - dijo enfadado cuando vio lo de que lo matara.- Éste está tonto, se está ganando una buena reprimenda.

Por fin llegó a la última planta la cual le pareció muy bien iluminada aunque no vio nada más.

Se acercó a uno de los ventanales a mirar el paisaje, estando tan arriba debía de tener una buena vista de la ciudad.

Eriel apenas había alcanzado a vislumbrar algo por el ventanal cuando oyó una voz detrás de él.

-Ya era hora, te he estado buscando por toda la... - fue entonces cuando se percató de que su interlocutor no era su hermano. Era una niña, no habría sabido decir si era alta o baja, guapa o fea, tan pronto como la vio olvidó sus facciones, como si no pudiera recordar nada de ella.

Lo siguiente que supo el nublino fue que estaba cayendo por el aire, la niña lo había empujado por el ventanal que obviamente no sirvió para salvarlo.

<<¿Voy a morir sin haber llegado a ver la Luna? ¿No soy digno?>> fue todo lo que pensó mientras se precipitaba hacia su muerte.

Cosa que no ocurrió ya que tras un parpadeo Eriel se encontraba sobre un camino de nubes.

-¿Pero qué...? - se preguntó sin llegar a terminar la frase. Evidentemente no estaba muerto, aquello sólo podía ser obra de la magia.- Gracias a la Luna y a Ewa que no me ha pasado nada.

Examinó sus alrededores sólo para descubrir un castillo negro al fondo, no veía nada más cerca.

-Quizá si algún dios vive en ese castillo tenga a bien iluminarme sobre lo que está pasando - dijo mientras se encaminaba hacia la edificación.- Encima todavía tengo que encontrar a mi hermano. Espero que la psicópata esa no lo haya encontrado.

A medio camino un estallido hace que el nublino se detenga en seco. Del castillo surgen relámpagos que se extienden por el cielo. La expresión pensativa del chico se torna en admiración, eso sólo podía ser obra de un dios. Las palabras provinientes de todas partes hacen que Eriel se arrodille y baje la cabeza en señal de respeto y sumisión.

<<¿Hijo del cielo?>> pensó el chico. No le dio tiempo a pensar más en ello cuando quedó empapado hasta los huesos.

-Jamás se me ocurriría tratar de estar por encima vuestra mi señor - dijo el nublino inclinando la cabeza. Le estaba pidiendo que se fuese pero el chico necesitaba saber una cosa antes de irse.- Mi señor - gritó tratando de hacerse oír por encima del estruendo.- Estoy buscando a mi hermano, está en una torre enorme que palpita, ¿tendríais a bien decirme el camino?

<<Sagrada Ewa, que no se lo tome a mal>>.