Bosque Fantasma
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Rocavarancolia Rol
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- Rocavarancolia Rol
Bosque Fantasma
29/10/15, 11:51 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Anclado a un descampado en ruinas, el espejismo de un bosque comienza de forma abrupta al final de una calle. Helechos y árboles translúcidos de troncos arrugados y copas frondosas crecen de forma desordenada. La luz que los atraviesa, ilumina y confiere al lugar un aire tenebroso. La ilusión, tan elaborada que engaña incluso al tacto, se ha convertido en el hogar de algunas criaturas, cuyos gruñidos quedan escondidos entre los falsos sonidos ambientales.
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Re: Bosque Fantasma
25/05/24, 08:18 pm
No le dio tiempo a llegar demasiado lejos antes de que esa cosa volviese, justo enfrente. Le apuntó con la lanza, más como precaución para que no se acercase que como un ataque, aunque no estaba segura de que realmente fuera útil. Era instinto más que lógica, pero tampoco podía hacer nada más.
—¿Cómo sabes mi nombre? —preguntó en cuanto tuvo tiempo.
Aquello no le gustaba nada, pero que supiera su nombre completo era probablemente lo peor de todo. Si había salido de la gema aquella no tenía motivos para conocerlo, y es que solo se había presentado así el primer día en la plaza. Su expresión apenas varió, pero en su mente los engranajes se movían a tal velocidad que bien podrían haber prendido fuego a toda la maquinaria. Que desapareciese de golpe y, sin apenas tiempo a nada, apareciese a su espalda, no mejoraba la situación en nada. Se giró con brusquedad, la lanza por delante. Podría atacarle, pero una sola mirada a sus ojos le borró la idea de la mente con tanta o más rapidez de la que aquella cosa se había teletransportado.
Si no apartaba la mirada era por cabezonería pura, no quería ceder al mal rollo que daban aquellas pupilas en forma de reloj de arena. ¿Por qué tenía tan claro que iba a morir y por qué el ser actuaba como si esa no fuera su intención? Por suerte aquella cosa se alejó relativamente rápido, prometiendo que toda Rocavarancolia acababa de olvidarla. No tenía manera de saber si era mentira, pero viendo el despliegue de poder con teletransportaciones, a Kalna no le quedaba más remedio que creérselo, aunque en aquellos momentos su cerebro no lo terminaría de procesar del todo. La sensación de peligro inminente no era precisamente el momento de comprender el peso de aquellas noticias, y ya tendría tiempo de hacerlo... si es que salía viva de allí.
«No me interesa ser tu amiga», pensó, aunque sabía que muy probablemente aquella sugerencia no fuese más que algo irónico. No sabía por qué de un demonio tan poderoso esperaba grandilocuencia y saber estar, y no aquella actitud de crío impertinente con malos modales y vocabulario que podría tener cualquiera, pero la disonancia que le generaba no ayudaba en nada a tranquilizarla.
—¿Qué me has hecho? —exigió saber, aunque sabía que no estaba precisamente en posición de exigir nada—. ¿Y por qué no me has matado?
Necesitaba respuestas, porque no estaba entendiendo absolutamente nada, pero no es que viera a Mara como precisamente alguien que fuera a resolvérselas.
—¿Cómo sabes mi nombre? —preguntó en cuanto tuvo tiempo.
Aquello no le gustaba nada, pero que supiera su nombre completo era probablemente lo peor de todo. Si había salido de la gema aquella no tenía motivos para conocerlo, y es que solo se había presentado así el primer día en la plaza. Su expresión apenas varió, pero en su mente los engranajes se movían a tal velocidad que bien podrían haber prendido fuego a toda la maquinaria. Que desapareciese de golpe y, sin apenas tiempo a nada, apareciese a su espalda, no mejoraba la situación en nada. Se giró con brusquedad, la lanza por delante. Podría atacarle, pero una sola mirada a sus ojos le borró la idea de la mente con tanta o más rapidez de la que aquella cosa se había teletransportado.
Si no apartaba la mirada era por cabezonería pura, no quería ceder al mal rollo que daban aquellas pupilas en forma de reloj de arena. ¿Por qué tenía tan claro que iba a morir y por qué el ser actuaba como si esa no fuera su intención? Por suerte aquella cosa se alejó relativamente rápido, prometiendo que toda Rocavarancolia acababa de olvidarla. No tenía manera de saber si era mentira, pero viendo el despliegue de poder con teletransportaciones, a Kalna no le quedaba más remedio que creérselo, aunque en aquellos momentos su cerebro no lo terminaría de procesar del todo. La sensación de peligro inminente no era precisamente el momento de comprender el peso de aquellas noticias, y ya tendría tiempo de hacerlo... si es que salía viva de allí.
«No me interesa ser tu amiga», pensó, aunque sabía que muy probablemente aquella sugerencia no fuese más que algo irónico. No sabía por qué de un demonio tan poderoso esperaba grandilocuencia y saber estar, y no aquella actitud de crío impertinente con malos modales y vocabulario que podría tener cualquiera, pero la disonancia que le generaba no ayudaba en nada a tranquilizarla.
—¿Qué me has hecho? —exigió saber, aunque sabía que no estaba precisamente en posición de exigir nada—. ¿Y por qué no me has matado?
Necesitaba respuestas, porque no estaba entendiendo absolutamente nada, pero no es que viera a Mara como precisamente alguien que fuera a resolvérselas.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Bosque Fantasma
29/05/24, 01:54 am
—Yo puedo saber todo lo que se os pasa por la cabeza a los mortales —respondió adoptando una pose orgullosa, irguiéndose en el aire con las manos en las caderas—. Los laberintos de vuestras mentes no esconden secretos para mí. Y este tampoco, que para algo lo acabo de crear —señaló jocoso las paredes semitraslúcidas entre las que se tenía que mover la libense.
Mara esbozó una sonrisa impertinente y se encogió de hombros ante la última pregunta de Kalna.
—Ya me sacié con tu compañera: si no queda nadie para jugar no es divertido.
Volvió a reírse a carcajadas antes de volver a hablar.
>>A ver, ¡si te desvelo todo antes de que lo compruebes por ti misma no tiene gracia! Pero nada que te vaya a matar, descuida... Bueno, o a lo mejor sí, pero en ese caso en realidad sería por ineptitud tuya. Yo creo que... si consigues sobrevivir a pesar de mis trucos, puedo considerarte ganadora de mi juego.
Si Kalna se había estado moviendo o lo hacía a continuación, llegaría al linde del Bosque Fantasma, saliendo finalmente del laberinto. Si intentaba volver atrás siempre regresaría al mismo lugar, reconocible por un árbol fantasmal con forma de Y, así como una gran roca bajo este partida en dos.
Mara esbozó una sonrisa impertinente y se encogió de hombros ante la última pregunta de Kalna.
—Ya me sacié con tu compañera: si no queda nadie para jugar no es divertido.
Volvió a reírse a carcajadas antes de volver a hablar.
>>A ver, ¡si te desvelo todo antes de que lo compruebes por ti misma no tiene gracia! Pero nada que te vaya a matar, descuida... Bueno, o a lo mejor sí, pero en ese caso en realidad sería por ineptitud tuya. Yo creo que... si consigues sobrevivir a pesar de mis trucos, puedo considerarte ganadora de mi juego.
Si Kalna se había estado moviendo o lo hacía a continuación, llegaría al linde del Bosque Fantasma, saliendo finalmente del laberinto. Si intentaba volver atrás siempre regresaría al mismo lugar, reconocible por un árbol fantasmal con forma de Y, así como una gran roca bajo este partida en dos.
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Re: Bosque Fantasma
29/05/24, 02:43 pm
Casi hubiera preferido no preguntar, porque aunque era tranquilizador saber cómo el demonio sabía su nombre, no era nada tranquilizador que fuese porque podía leerle los pensamientos o enredar en sus recuerdos o lo que fuera que hacía concretamente. «Eso era obvio», pensó con acritud ante su aclaración sobre el laberinto, como si su explicación hubiera sido una manera velada de llamarla estúpida, implicando que no se había dado cuenta de que lo era.
Le miró fijamente mientras hablaba, sin reaccionar. Aria estaba muerta, pero eso le daba incluso más igual que la muerte de Serena; no había el peligro de un envenenamiento y no era como si alguien fuese a atacarla aún más. Estaba sola en un laberinto hecho por un demonio y nadie iba a recordarla, no era como si las cosas pudieran ir mucho a peor, ni siquiera cuando el demonio veía todo como una especie juego retorcido.
No sabía cuánto podía fiarse de su palabra, pero suponía que muy poco, así que Kalna cogió con pinzas eso de que no iba a haber nada que pudiera matarla. Al menos hasta que el demonio dijo que si moría sería por su propia incompetencia. No iba a dejar que un ser más cabra que humanoide cuestionase sus capacidades que aquella forma, tenía demasiado orgullo para eso.
—Bien, Mara. Juguemos entonces —se tomó aquello como un reto, un desafío personal del que pensaba salir victoriosa.
Si en algún momento se había llegado a preguntar por qué era ella y no Aria la que estaba allí, era algo que no necesitaba plantearse de nuevo: no tenía ningún interés desafiar a alguien con los niveles de estulticia que había demostrado la humana en vida.
Solo cuando dio la conversación por terminada, Kalna empezó a andar. Tenía muchas más dudas, pero sabía que no iba a obtener muchas más respuestas, al menos por el momento. Usando la pared izquierda como guía, recorrió el laberinto con calma, sin importarle lo que tardase. Si no iba a lo loco sin pensar, antes o después encontraría la salida, cosa que acabó sucediendo. La vista de lo que de primeras parecía una especie de bosque le señaló que no estaba en ninguna zona que conociese de la ciudad, por lo que trató de dar la vuelta y llegar a otra posible salida del laberinto en una calle que sí conociera.
«¿Otra vez aquí?», pensó al encontrarse frente al mismo árbol; aquella forma era difícil que se repitiera más de una vez. Que el bosque fuera traslúcido, ahora que se fijaba con más detalle, no ayudaba a la sensación de estar profundamente perdida en aquella ciudad.
—¿El bosque este es también cosa tuya? —preguntó al aire, sin mirar si Mara seguía por allí o no, y se arrepintió al momento de haberlo hecho. Era un niñato que no respondería más que algún vacile, al fin y al cabo, aunque un niñato muy poderoso por lo que había visto hasta ahora.
Lo que tenía claro era que no iba a perder más tiempo buscando otra salida, ya que tenía pinta de que iba a acabar otra vez en el mismo sitio. Con la lanza preparada se acercó despacio al árbol y a la roca partida que había debajo. Alguna pista tendría que haber por algún lado para salir de aquel sitio o seguir con lo que fuera que Mara tenía pensado, pero cualquiera de las dos le servían por el momento.
Le miró fijamente mientras hablaba, sin reaccionar. Aria estaba muerta, pero eso le daba incluso más igual que la muerte de Serena; no había el peligro de un envenenamiento y no era como si alguien fuese a atacarla aún más. Estaba sola en un laberinto hecho por un demonio y nadie iba a recordarla, no era como si las cosas pudieran ir mucho a peor, ni siquiera cuando el demonio veía todo como una especie juego retorcido.
No sabía cuánto podía fiarse de su palabra, pero suponía que muy poco, así que Kalna cogió con pinzas eso de que no iba a haber nada que pudiera matarla. Al menos hasta que el demonio dijo que si moría sería por su propia incompetencia. No iba a dejar que un ser más cabra que humanoide cuestionase sus capacidades que aquella forma, tenía demasiado orgullo para eso.
—Bien, Mara. Juguemos entonces —se tomó aquello como un reto, un desafío personal del que pensaba salir victoriosa.
Si en algún momento se había llegado a preguntar por qué era ella y no Aria la que estaba allí, era algo que no necesitaba plantearse de nuevo: no tenía ningún interés desafiar a alguien con los niveles de estulticia que había demostrado la humana en vida.
Solo cuando dio la conversación por terminada, Kalna empezó a andar. Tenía muchas más dudas, pero sabía que no iba a obtener muchas más respuestas, al menos por el momento. Usando la pared izquierda como guía, recorrió el laberinto con calma, sin importarle lo que tardase. Si no iba a lo loco sin pensar, antes o después encontraría la salida, cosa que acabó sucediendo. La vista de lo que de primeras parecía una especie de bosque le señaló que no estaba en ninguna zona que conociese de la ciudad, por lo que trató de dar la vuelta y llegar a otra posible salida del laberinto en una calle que sí conociera.
«¿Otra vez aquí?», pensó al encontrarse frente al mismo árbol; aquella forma era difícil que se repitiera más de una vez. Que el bosque fuera traslúcido, ahora que se fijaba con más detalle, no ayudaba a la sensación de estar profundamente perdida en aquella ciudad.
—¿El bosque este es también cosa tuya? —preguntó al aire, sin mirar si Mara seguía por allí o no, y se arrepintió al momento de haberlo hecho. Era un niñato que no respondería más que algún vacile, al fin y al cabo, aunque un niñato muy poderoso por lo que había visto hasta ahora.
Lo que tenía claro era que no iba a perder más tiempo buscando otra salida, ya que tenía pinta de que iba a acabar otra vez en el mismo sitio. Con la lanza preparada se acercó despacio al árbol y a la roca partida que había debajo. Alguna pista tendría que haber por algún lado para salir de aquel sitio o seguir con lo que fuera que Mara tenía pensado, pero cualquiera de las dos le servían por el momento.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Bosque Fantasma
12/06/24, 06:07 pm
Mara se reiría, complacido, ante la afirmación de Kalna. Parecía haber escogido una buena presa.
—Esa es la actitud.
La siguió con una enorme sonrisa como si aquello fuese lo más hilarante del mundo, teniendo que contenerse ante el claro desconcierto de la libense al verse de vuelta en el mismo lugar.
—¿El Bosque Fantasma? En absoluto: ya me gustaría atribuirme el mérito de haber creado un lugar tan perfecto como este —respondió abriendo los brazos como queriendo abarcar la magnitud de la extraña naturaleza traslúcida que les rodeaba—. Pero si sigues por ahí —señaló un camino en particular, que se perdía entre algunos árboles—, es posible que visitemos el que una vez fue mi hogar durante un tiempo. A lo mejor encuentras algo útil cerca. Ups, creo que se me están escapando algunas pistas.
—Esa es la actitud.
La siguió con una enorme sonrisa como si aquello fuese lo más hilarante del mundo, teniendo que contenerse ante el claro desconcierto de la libense al verse de vuelta en el mismo lugar.
—¿El Bosque Fantasma? En absoluto: ya me gustaría atribuirme el mérito de haber creado un lugar tan perfecto como este —respondió abriendo los brazos como queriendo abarcar la magnitud de la extraña naturaleza traslúcida que les rodeaba—. Pero si sigues por ahí —señaló un camino en particular, que se perdía entre algunos árboles—, es posible que visitemos el que una vez fue mi hogar durante un tiempo. A lo mejor encuentras algo útil cerca. Ups, creo que se me están escapando algunas pistas.
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Re: Bosque Fantasma
15/06/24, 11:41 am
Por suerte o por desgracia para Kalna, Mara seguía allí. De hecho, no parecía haberse ido en ningún momento, pero había estado tan centrada en salir del laberinto que le había ignorado por completo.
Sin duda “Bosque Fantasma” era una buena descripción. No se parecía en nada a los cuidados jardines de las ciudades libenses, con sus árboles y sus flores elegidas en la composición y bien mantenidos. Era más similar a los bosques del exterior, en las montañas, en los que todo crecía sin orden establecido. Las yemas de sus dedos se posaron en el tronco más cercano, y al igual que con las paredes del laberinto, estas chocaron como si realmente fuese físico. Lo que no esperaba era que la ilusión, o lo que fuera, estuviera tan bien construida como para que incluso pareciera corteza al tacto. No sabría si llamarlo "perfecto", pero podía concederle a Mara que estaba logrado: no le sorprendería encontrarse con un jabalí, translucido o no, por ahí.
Miró el camino que Mara mencionaba, sin tenerlas todas consigo respecto a si era una buena opción hacerle caso, porque aquellas “pistas” no tenían para ella ningún sentido: ¿cómo se suponía que iba a saber por dónde ir si no sabía nada de aquel ser y por lo visto iban pasando por lugares que a él le importaban? Tampoco es que tuviera una opción mejor, porque aquella zona, si no era cosa de Mara, sí le era totalmente desconocida, y tomase el camino que tomase no iba a saber dónde acababa.
Se separó del árbol en forma de Y, ignorando de nuevo la presencia de Mara, y se internó por el camino que le había señalado.
Sin duda “Bosque Fantasma” era una buena descripción. No se parecía en nada a los cuidados jardines de las ciudades libenses, con sus árboles y sus flores elegidas en la composición y bien mantenidos. Era más similar a los bosques del exterior, en las montañas, en los que todo crecía sin orden establecido. Las yemas de sus dedos se posaron en el tronco más cercano, y al igual que con las paredes del laberinto, estas chocaron como si realmente fuese físico. Lo que no esperaba era que la ilusión, o lo que fuera, estuviera tan bien construida como para que incluso pareciera corteza al tacto. No sabría si llamarlo "perfecto", pero podía concederle a Mara que estaba logrado: no le sorprendería encontrarse con un jabalí, translucido o no, por ahí.
Miró el camino que Mara mencionaba, sin tenerlas todas consigo respecto a si era una buena opción hacerle caso, porque aquellas “pistas” no tenían para ella ningún sentido: ¿cómo se suponía que iba a saber por dónde ir si no sabía nada de aquel ser y por lo visto iban pasando por lugares que a él le importaban? Tampoco es que tuviera una opción mejor, porque aquella zona, si no era cosa de Mara, sí le era totalmente desconocida, y tomase el camino que tomase no iba a saber dónde acababa.
Se separó del árbol en forma de Y, ignorando de nuevo la presencia de Mara, y se internó por el camino que le había señalado.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Bosque Fantasma
30/06/24, 04:02 pm
Mara contuvo una risilla que solo se exteriorizó en una sonrisa mientras seguía a Kalna, tras haber leído parte de lo que estaba pensando la libense. Llegar a tener que usar la "persuasión" podría haber sido divertido también, pero era la reacción que más esperaba por parte de uno de aquellos críos. Que aquella chavala estuviese reaccionando de manera más inesperada le resultaba sumamente entretenido.
Tras caminar algunos metros, Kalna podría avistar los restos de una cabaña. Completamente opacos y tangibles, destacando sobre la mareante y omnipresente propiedad traslúcida de la extraña naturaleza del bosque.
—Mírala... —chasqueó la lengua con fastidio semi-fingido—. Ha visto mejores tiempos, lo admito. Bueno, en realidad ni siquiera era mi casa. Solo uno de los zulos de ese unicornio drogadicto que creía que podía mantenerme como su esclavo para siempre. Tsk.
El demonio parecía genuinamente molesto mientras levitaba alrededor de la cabaña a medio derruir en una pose un tanto ridícula: las piernas cruzadas y un brazo sobre su mejilla.
Flotó hasta una cajonera tirada en el suelo, con casi todos sus cajones medio o completamente fuera. Se colocó bocabajo y tocó un cajón tirado de lado con un dedo.
—Aquí, aquí me encontraron esos otros chavales. Podía verles y escucharles desde el interior de la joya, pero por desgracia no podían oírme a mí... Menos mal que al final el calamar rosita tomó la decisión más sabia —habló con un tono nostálgico, como si estuviera contando una historia que ocurrió hace mucho en lugar de hacía un par de semanas—. Ah, mira, mira... Ese otro cajón... —señaló el tercer cajón, que se mantenía en la vieja cajonera solo ligeramente abierto—. Yo creo que ahí guardaba el unicornio yonqui cosas útiles, como un mapa. Por si te apetece echar un ojo —se encogió de hombros desde su posición inversa y se alejó un poco dándole la espalda a Kalna.
Dentro del cajón, si la libense decide abrirlo, verá que hay efectivamente un trozo de pergamino enrollado. También había un par de colgantes con una especie de medallones de bronce. Eran exactamente iguales, con un grabado sencillo. Si los tocase, podría notar una sensación familiar: la misma que cuando cargó los cristales de Sendar.
Tras caminar algunos metros, Kalna podría avistar los restos de una cabaña. Completamente opacos y tangibles, destacando sobre la mareante y omnipresente propiedad traslúcida de la extraña naturaleza del bosque.
—Mírala... —chasqueó la lengua con fastidio semi-fingido—. Ha visto mejores tiempos, lo admito. Bueno, en realidad ni siquiera era mi casa. Solo uno de los zulos de ese unicornio drogadicto que creía que podía mantenerme como su esclavo para siempre. Tsk.
El demonio parecía genuinamente molesto mientras levitaba alrededor de la cabaña a medio derruir en una pose un tanto ridícula: las piernas cruzadas y un brazo sobre su mejilla.
Flotó hasta una cajonera tirada en el suelo, con casi todos sus cajones medio o completamente fuera. Se colocó bocabajo y tocó un cajón tirado de lado con un dedo.
—Aquí, aquí me encontraron esos otros chavales. Podía verles y escucharles desde el interior de la joya, pero por desgracia no podían oírme a mí... Menos mal que al final el calamar rosita tomó la decisión más sabia —habló con un tono nostálgico, como si estuviera contando una historia que ocurrió hace mucho en lugar de hacía un par de semanas—. Ah, mira, mira... Ese otro cajón... —señaló el tercer cajón, que se mantenía en la vieja cajonera solo ligeramente abierto—. Yo creo que ahí guardaba el unicornio yonqui cosas útiles, como un mapa. Por si te apetece echar un ojo —se encogió de hombros desde su posición inversa y se alejó un poco dándole la espalda a Kalna.
Dentro del cajón, si la libense decide abrirlo, verá que hay efectivamente un trozo de pergamino enrollado. También había un par de colgantes con una especie de medallones de bronce. Eran exactamente iguales, con un grabado sencillo. Si los tocase, podría notar una sensación familiar: la misma que cuando cargó los cristales de Sendar.
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Bosque Fantasma
03/07/24, 11:43 pm
Agradeció a los Grandes Felinos que Mara se mantuviera callado mientras avanzaban entre la traslúcida espesura del bosque. Prefería la naturaleza viva y real a aquella ilusión, pero la falsedad de lo que veía no haría que fuese menos cauta: iba alerta a cad amínimo sonido, por si algún animal rondaba las cercanías y se ponía agresivo.
Ni siquiera cuando avistó la mal llamada “casa” se relajó, aunque sí apremió levemente su paso marcial por el camino. Era lo más real que había visto desde que había acabado en ese laberinto fantasmal, y aunque su cutrez fuese tal que a duras penas la consideraba una chabola, Kalna optó por acercarse. «¿Unicornio?», se preguntó con curiosidad, aunque no llegó a verbalizar la duda en voz alta. Suponiendo que a Mara no le caía en gracia alguien que le había esclavizado de manera temporal no se molestó en reprimir el microgesto de desprecio hacia el unicornio cuando mencionó que era un yonqui.
Miró entre los restos, ignorando a Mara y su actitud de niño pequeño que no puede estar más de un minuto en la misma pose. Prestó atención a su historia de cómo le habían encontrado y liberado, aunque en el fondo no le interesara. El conocimiento era poder, y a más información tuviera sobre aquel ser y los chicos que les habían tendido la trampa, partiría de unas condiciones más ventajosas para lo que se viniera. Solo se giró hacia el demonio cuando este mencionó que había “cosas útiles” y un mapa. En su cara no había emoción alguna, y su mirada pasó del cajón a Mara y viceversa un par de veces, evaluando el riesgo. No sabía cuánto creerse, y es que aquello podía ser parte de su retorcido juego y ser una trampa.
—Veamos: matas a mi compañera —incluso aquella palabra sonaba demasiado cercana para la relación que había tenido con Aria, pero alguna tendría que usar—, haces que todos se olviden de mí, me metes en un laberinto… ¿Y ahora me ofreces ayuda? ¿Qué ganas tú con esto?
Tenía que haber algo más, estaba segura. Con cuidado, utilizó la lanza para terminar de abrir el cajón, por si acaso había alguna trampa que se activase al tirar de este. Comprobando que en el interior parecía haber lo que Mara había prometido, Kalna tomó el pergamino con interés. De no ser porque algo más llamó su atención, posiblemente lo hubiera abierto de manera automática, pero los colgantes habían despertado su curiosidad. Los cogió con cautela, y notó en seguida una sensación conocida.
—Ya que estás tan colaborativo, ¿sabes qué son o qué hacen? —preguntó a Mara, mientras los sostenía de la cuerda dejando que viese el grabado—. Sé que los estoy cargando, pero seguro que puedes decirme más. Los amigos se ayudan entre ellos, ¿no?
Mantener el tono neutro y la cara de poker era tan fácil como respirar, pero en aquellos momentos resultaba extremadamente ineficaz. Sabía que no iba a colar lo de llamarle amigo, menos aún cuando no era capaz de disimular la poca gracia que le hacía en sus pensamientos, pero pensaba aprovecharse de su desquiciada oferta de hacía un rato. De todas maneras, si el demonio hacía amago de acercarse demasiado a los colgantes, la libense los apartaría rápidamente de su alcance. Seguía sin fiarse lo más mínimo.
Solo cuando Mara respondiera, fuera de ayuda o no, Kalna abriría el pergamino.
Ni siquiera cuando avistó la mal llamada “casa” se relajó, aunque sí apremió levemente su paso marcial por el camino. Era lo más real que había visto desde que había acabado en ese laberinto fantasmal, y aunque su cutrez fuese tal que a duras penas la consideraba una chabola, Kalna optó por acercarse. «¿Unicornio?», se preguntó con curiosidad, aunque no llegó a verbalizar la duda en voz alta. Suponiendo que a Mara no le caía en gracia alguien que le había esclavizado de manera temporal no se molestó en reprimir el microgesto de desprecio hacia el unicornio cuando mencionó que era un yonqui.
Miró entre los restos, ignorando a Mara y su actitud de niño pequeño que no puede estar más de un minuto en la misma pose. Prestó atención a su historia de cómo le habían encontrado y liberado, aunque en el fondo no le interesara. El conocimiento era poder, y a más información tuviera sobre aquel ser y los chicos que les habían tendido la trampa, partiría de unas condiciones más ventajosas para lo que se viniera. Solo se giró hacia el demonio cuando este mencionó que había “cosas útiles” y un mapa. En su cara no había emoción alguna, y su mirada pasó del cajón a Mara y viceversa un par de veces, evaluando el riesgo. No sabía cuánto creerse, y es que aquello podía ser parte de su retorcido juego y ser una trampa.
—Veamos: matas a mi compañera —incluso aquella palabra sonaba demasiado cercana para la relación que había tenido con Aria, pero alguna tendría que usar—, haces que todos se olviden de mí, me metes en un laberinto… ¿Y ahora me ofreces ayuda? ¿Qué ganas tú con esto?
Tenía que haber algo más, estaba segura. Con cuidado, utilizó la lanza para terminar de abrir el cajón, por si acaso había alguna trampa que se activase al tirar de este. Comprobando que en el interior parecía haber lo que Mara había prometido, Kalna tomó el pergamino con interés. De no ser porque algo más llamó su atención, posiblemente lo hubiera abierto de manera automática, pero los colgantes habían despertado su curiosidad. Los cogió con cautela, y notó en seguida una sensación conocida.
—Ya que estás tan colaborativo, ¿sabes qué son o qué hacen? —preguntó a Mara, mientras los sostenía de la cuerda dejando que viese el grabado—. Sé que los estoy cargando, pero seguro que puedes decirme más. Los amigos se ayudan entre ellos, ¿no?
Mantener el tono neutro y la cara de poker era tan fácil como respirar, pero en aquellos momentos resultaba extremadamente ineficaz. Sabía que no iba a colar lo de llamarle amigo, menos aún cuando no era capaz de disimular la poca gracia que le hacía en sus pensamientos, pero pensaba aprovecharse de su desquiciada oferta de hacía un rato. De todas maneras, si el demonio hacía amago de acercarse demasiado a los colgantes, la libense los apartaría rápidamente de su alcance. Seguía sin fiarse lo más mínimo.
Solo cuando Mara respondiera, fuera de ayuda o no, Kalna abriría el pergamino.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Bosque Fantasma
15/07/24, 10:48 am
Mara se dio la vuelta bruscamente, en ambas direcciones, y fingió escuchar a Kalna con expresión reprobadora durante un instante.
—Ambos sabemos que tu compañera —por el sonsonete que imprimió a la palabra, la libense podría intuir que sabía como se sentía al respecto— no hubiese durado mucho más tiempo. A lo mejor no soy el más indicado para decir esto, pero esa chica... ¿Cómo decirlo...? —Fingió gesto pensativo unos instantes, como si de verdad estuviese intentando decirlo con tacto. Después, se llevó un dedo a la sien y emitió una especie de silbido—. Que estaba loca, vamos —espetó bruscamente a continuación, antes de soltar una de sus carcajadas.
De pronto volvía a estar muy cerca del rostro de Kalna, mirándola con una expresión que provocaba mínimo incomodidad y que muchos describirían como aterradora, acentuada por sus extrañas pupilas en forma de reloj de arena.
>>¿Acaso no opinas lo mismo? —dijo en una especie de susurro fuerte.
Y tras otro largo segundo volvió a desaparecer de su lado, volviendo a reírse como si todo fuese una broma entre adolescentes.
—A ver, yo creo que me estoy empezando a repetir... Pero no es divertido si simplemente te mueres en poco tiempo. Encima de que me tomo la molestia de hacer las cosas interesantes. Así que... Sí, ¿por qué no? Responderé a tu pregunta. Sé lo que son. Son talismanes de reservas mágicas. Veo que ya has cargado alguno en otra ocasión... Aunque parece que no igual que estos. Por desgracia, no parece que te vayan a servir de mucho, oopise —sonrió con una malicia contenida en lo que pretendía hacerse pasar por simple picardía.
Y en cuanto la libense abriese el pergamino, ocurrirían dos cosas en rápida sucesión: primero, una especie de purpurina mágica la cegaría durante unos instantes al lanzársele directamente a la cara. Y mientras escuchaba las risas del demonio y como intentaba decir algo que no llegaría a escuchar bien... La sensación que había experimentado antes, cuando apareció en las calles laberínticas volvería a tirar de ella, haciéndola aparecer de golpe en un lugar conocido.
—Ambos sabemos que tu compañera —por el sonsonete que imprimió a la palabra, la libense podría intuir que sabía como se sentía al respecto— no hubiese durado mucho más tiempo. A lo mejor no soy el más indicado para decir esto, pero esa chica... ¿Cómo decirlo...? —Fingió gesto pensativo unos instantes, como si de verdad estuviese intentando decirlo con tacto. Después, se llevó un dedo a la sien y emitió una especie de silbido—. Que estaba loca, vamos —espetó bruscamente a continuación, antes de soltar una de sus carcajadas.
De pronto volvía a estar muy cerca del rostro de Kalna, mirándola con una expresión que provocaba mínimo incomodidad y que muchos describirían como aterradora, acentuada por sus extrañas pupilas en forma de reloj de arena.
>>¿Acaso no opinas lo mismo? —dijo en una especie de susurro fuerte.
Y tras otro largo segundo volvió a desaparecer de su lado, volviendo a reírse como si todo fuese una broma entre adolescentes.
—A ver, yo creo que me estoy empezando a repetir... Pero no es divertido si simplemente te mueres en poco tiempo. Encima de que me tomo la molestia de hacer las cosas interesantes. Así que... Sí, ¿por qué no? Responderé a tu pregunta. Sé lo que son. Son talismanes de reservas mágicas. Veo que ya has cargado alguno en otra ocasión... Aunque parece que no igual que estos. Por desgracia, no parece que te vayan a servir de mucho, oopise —sonrió con una malicia contenida en lo que pretendía hacerse pasar por simple picardía.
Y en cuanto la libense abriese el pergamino, ocurrirían dos cosas en rápida sucesión: primero, una especie de purpurina mágica la cegaría durante unos instantes al lanzársele directamente a la cara. Y mientras escuchaba las risas del demonio y como intentaba decir algo que no llegaría a escuchar bien... La sensación que había experimentado antes, cuando apareció en las calles laberínticas volvería a tirar de ella, haciéndola aparecer de golpe en un lugar conocido.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidadPersonajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Bosque Fantasma
15/07/24, 10:33 pm
—¡O-Oh, en verdad me cabe en la panza una más! —ya había desayunado pero ya llevaba una tremenda racha de glotonería como para rechazar otro caprichito más, mirando con chiribitas el cacho de naranja que Nohlem le ofreció—. ¡Gracias! ¡MNAWM!
No le faltaba energía para hincar el diente, llenando el buche y masticando con algo de prisa. Estaba impaciente, se le veía de lejísimos. Con el comentario del varmano se miró el pelo, comprobando brevemente si su pelo se estaría poniendo de ese color.
—A mi no, no quiero ser una zanahoria. El rubillo no me lo quita ni Dios —contestó a Connor y, por ende, a Ethan y Nohlem.
Sonreía burlón a sus amigos, siempre le encantaba tener esas pullas y conversaciones así le daban vida. Sin embargo, había rostros como el de Connor que, en reflejo del suyo, había cansancio, quizás apuro en otros o simplemente fatiga mental que su pensamiento joven no llegaba a entender pero sí le hacía torcer el rostro. Igualmente se llevó una revolvida de pelo del gigantón y eso le hizo reír, junto a sus palabras.
—Je, claro —dijo confiado, dejando claro que no se achantaría ni un poco.
El contraste con la declaración de intenciones de Rick vino justo después. Damian no fue primerizo en lo que estuvo pensando el de ojos distintos, pues escuchó en su día como se oponía a todo lo que él quería contra el otro grupo que era, como mínimo, una paliza. Eso le hizo bajar los humos, juzgando con una mirada simple que no apartó mientras recogía su arco y daga. ¿Por qué dijo eso, acaso no haría nada si se cruza a uno de ellos? Se dijo de sabotear, no de recoger, aunque no sabía exactamente que era “sabotear” pero sonaba a joder, a dar por culo. Igual retiró la vista al tiempo, no quería sentirse cabreado en una salida tan importante ni distraerse de la misión.
Ya habían pasado varias veces por ahí pero ver, de golpe y porrazo, un bosque la mar de raro al cruzar la calle le provocaba siempre un leve respingo. ¿Estaba ahí o no? Podía tocar las cosas pero se alejaban y no había bosque, contradictorio pero curioso a ojos de un crío con poquilla sesera.
—Que mal rollo como aparece así, ¡bum! ¿Esto es normal? —preguntó a nadie en particular, casi retóricamente—. El bosque chungo que no es bosque pero cuando te acercas es bosque, que chuuungo.
La ignorancia, en su caso, le llevaba por la vida como si se montase en un ferrari.
No le faltaba energía para hincar el diente, llenando el buche y masticando con algo de prisa. Estaba impaciente, se le veía de lejísimos. Con el comentario del varmano se miró el pelo, comprobando brevemente si su pelo se estaría poniendo de ese color.
—A mi no, no quiero ser una zanahoria. El rubillo no me lo quita ni Dios —contestó a Connor y, por ende, a Ethan y Nohlem.
Sonreía burlón a sus amigos, siempre le encantaba tener esas pullas y conversaciones así le daban vida. Sin embargo, había rostros como el de Connor que, en reflejo del suyo, había cansancio, quizás apuro en otros o simplemente fatiga mental que su pensamiento joven no llegaba a entender pero sí le hacía torcer el rostro. Igualmente se llevó una revolvida de pelo del gigantón y eso le hizo reír, junto a sus palabras.
—Je, claro —dijo confiado, dejando claro que no se achantaría ni un poco.
El contraste con la declaración de intenciones de Rick vino justo después. Damian no fue primerizo en lo que estuvo pensando el de ojos distintos, pues escuchó en su día como se oponía a todo lo que él quería contra el otro grupo que era, como mínimo, una paliza. Eso le hizo bajar los humos, juzgando con una mirada simple que no apartó mientras recogía su arco y daga. ¿Por qué dijo eso, acaso no haría nada si se cruza a uno de ellos? Se dijo de sabotear, no de recoger, aunque no sabía exactamente que era “sabotear” pero sonaba a joder, a dar por culo. Igual retiró la vista al tiempo, no quería sentirse cabreado en una salida tan importante ni distraerse de la misión.
***
Ya habían pasado varias veces por ahí pero ver, de golpe y porrazo, un bosque la mar de raro al cruzar la calle le provocaba siempre un leve respingo. ¿Estaba ahí o no? Podía tocar las cosas pero se alejaban y no había bosque, contradictorio pero curioso a ojos de un crío con poquilla sesera.
—Que mal rollo como aparece así, ¡bum! ¿Esto es normal? —preguntó a nadie en particular, casi retóricamente—. El bosque chungo que no es bosque pero cuando te acercas es bosque, que chuuungo.
La ignorancia, en su caso, le llevaba por la vida como si se montase en un ferrari.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Bosque Fantasma
16/07/24, 12:48 pm
Prepararse mentalmente para aquel tipo de salidas era exhaustivo, bien podría no ocurrir nada, que tomaran las cestas y regresaran con más comida de la debida o bien podrían sufrir algún encuentro fortuito con lo que ello podía conllevar. En el mejor caso, la joven que levitaba estaría suficientemente cerca como para alcanzarla con alguna flecha, en el peor al menos podrían intentar seguir su estela. Si tenía que elegir a alguien de su grupo al que más aborrecía, por pura eliminación se le venía la peliverde a la cabeza. La misma que les había emboscado y la misma que viendo su buena fe los había condenado a una muerte casi segura. No olvidaba y mucho menos perdonaba.
Mientras el resto de sus compañeros bajaban Ethan se quedó comiendo una manzana como único desayuno. Mordía distraído mientras el resto culmina las preparaciones, ver que la mayoría tenía armas no era una sorpresa, que Rick después de las semanitas que les había dado quisiera acompañarlos, si fue inesperado. El siguiente bocado se quedó a medias al escuchar sus palabras y como quien se ríe ante una situación absurda a Ethan se le escapó un pequeño suspiro roto. Estaba cansado de la situación, pero más lo estaba de que tras tener que tomar decisiones complicadas tuvieran detrás el martilleo moralista constante de un compañero que precisamente había sufrido lo mismo que ellos.
-Vamos a por las cestas de Letargo, te lo digo porque si nos acompañas vas a hacer lo mismo que nosotros. -Setencencio tirando lo que quedaba de la fruta a la improvisada papelera del torreón. Había rectitud en sus palabras, pero sobre todo sequedad. Ethan podía estar dispuesto a muchos debates e incluso a favor de que alguien no quisiera contribuir a aquello, pero una cosa era no querer hacerlo y otra juzgar al resto que si lo hacía. -Que si quieres ayudar estaremos todos encantados, así podremos llevarnos las cestas más rápido, pero no quiero luego ni quejas, ni arrepentimientos. Vamos a lo que vamos. Si sales, tenlo claro.
Dos manos extra siempre vendrían bien y ver algo de cambio en Rick seguía siendo, al menos, algo positivo. Ahora bien no se iba a dejar pisar por un moralismo más propio de las películas de Disney que de lo que estaban viviendo, y mucho menos estaba con la suficiente paciencia como para que volviera a teñirlos de villanos por no estar a favor. Si quería acompañarlos con un autoengaño ingenuo como que no estaba siendo partícipe de la misma causa, adelante, pero que no les fastidiara el plan ni les diera charlas morales una vez que estuvieran en campo abierto. Allí fuera se jugaban mucho más que unos tristes ideales personales.
Ya fuera la caminata fue como otras tantas veces, Ethan encabezó la marcha junto a Connor pues quedando los que quedaban le resultaba lógico para que al menos la gente más joven y los que llevaban arcos estuvieran algo protegidos. El collar ámbar se lo cedió al motero en cuanto llegaron al bosque fantasmal.. Lo había visto enfrentado cuerpo a cuerpo contra un puto oso gigantesco, desde luego que era el más merecedor de llevarlo encima porque si se daba una pelea, sabía que sería el primero en posicionarse delante.
Por suerte, las semanas continúas explorando los alrededor le estaban haciendo aprenderse de memoría el camino hacía las cestas más cercanas y mientras el barrio quemado aún se le hacía complicado por el entramado de callejuelas, al menos aquel bosque era algo más vistoso. El lugar era extraño, como todos los demás de aquella ciudad, había plantas que no existían, pero que olían,s e veían y se sentían como que sí. El encanto de encontrarse un sitio frondoso entre tanta ruina había desaparecido ante la realización de que sintiéndose como presa prefería los espacios abiertos con más visión. Allí todo era más cerrado, más obtuso, oscuro y difuso, por mucho que fueran ilusiones nada te protegía de que pudieran estar siendo observados. La tensión se palpaba en la fuerza con la que sujetaba la lanza e intentaba observar el entorno, a veces claro, otras difuminado, a veces por culpa de unas ilusiones volátiles, otras por su propia visión cansada.
-Damian, no estamos de paseo, baja la voz por favor. -Habló al pequeño en apenas un susurro, tratando de cortar rápidamente la charla. Se estaban acercando a una zona peligrosa, no era hora de conversar. -Ya casi estamos, cuanto menos ruido hagamos, mejor.
Mientras el resto de sus compañeros bajaban Ethan se quedó comiendo una manzana como único desayuno. Mordía distraído mientras el resto culmina las preparaciones, ver que la mayoría tenía armas no era una sorpresa, que Rick después de las semanitas que les había dado quisiera acompañarlos, si fue inesperado. El siguiente bocado se quedó a medias al escuchar sus palabras y como quien se ríe ante una situación absurda a Ethan se le escapó un pequeño suspiro roto. Estaba cansado de la situación, pero más lo estaba de que tras tener que tomar decisiones complicadas tuvieran detrás el martilleo moralista constante de un compañero que precisamente había sufrido lo mismo que ellos.
-Vamos a por las cestas de Letargo, te lo digo porque si nos acompañas vas a hacer lo mismo que nosotros. -Setencencio tirando lo que quedaba de la fruta a la improvisada papelera del torreón. Había rectitud en sus palabras, pero sobre todo sequedad. Ethan podía estar dispuesto a muchos debates e incluso a favor de que alguien no quisiera contribuir a aquello, pero una cosa era no querer hacerlo y otra juzgar al resto que si lo hacía. -Que si quieres ayudar estaremos todos encantados, así podremos llevarnos las cestas más rápido, pero no quiero luego ni quejas, ni arrepentimientos. Vamos a lo que vamos. Si sales, tenlo claro.
Dos manos extra siempre vendrían bien y ver algo de cambio en Rick seguía siendo, al menos, algo positivo. Ahora bien no se iba a dejar pisar por un moralismo más propio de las películas de Disney que de lo que estaban viviendo, y mucho menos estaba con la suficiente paciencia como para que volviera a teñirlos de villanos por no estar a favor. Si quería acompañarlos con un autoengaño ingenuo como que no estaba siendo partícipe de la misma causa, adelante, pero que no les fastidiara el plan ni les diera charlas morales una vez que estuvieran en campo abierto. Allí fuera se jugaban mucho más que unos tristes ideales personales.
Ya fuera la caminata fue como otras tantas veces, Ethan encabezó la marcha junto a Connor pues quedando los que quedaban le resultaba lógico para que al menos la gente más joven y los que llevaban arcos estuvieran algo protegidos. El collar ámbar se lo cedió al motero en cuanto llegaron al bosque fantasmal.. Lo había visto enfrentado cuerpo a cuerpo contra un puto oso gigantesco, desde luego que era el más merecedor de llevarlo encima porque si se daba una pelea, sabía que sería el primero en posicionarse delante.
Por suerte, las semanas continúas explorando los alrededor le estaban haciendo aprenderse de memoría el camino hacía las cestas más cercanas y mientras el barrio quemado aún se le hacía complicado por el entramado de callejuelas, al menos aquel bosque era algo más vistoso. El lugar era extraño, como todos los demás de aquella ciudad, había plantas que no existían, pero que olían,s e veían y se sentían como que sí. El encanto de encontrarse un sitio frondoso entre tanta ruina había desaparecido ante la realización de que sintiéndose como presa prefería los espacios abiertos con más visión. Allí todo era más cerrado, más obtuso, oscuro y difuso, por mucho que fueran ilusiones nada te protegía de que pudieran estar siendo observados. La tensión se palpaba en la fuerza con la que sujetaba la lanza e intentaba observar el entorno, a veces claro, otras difuminado, a veces por culpa de unas ilusiones volátiles, otras por su propia visión cansada.
-Damian, no estamos de paseo, baja la voz por favor. -Habló al pequeño en apenas un susurro, tratando de cortar rápidamente la charla. Se estaban acercando a una zona peligrosa, no era hora de conversar. -Ya casi estamos, cuanto menos ruido hagamos, mejor.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Bosque Fantasma
17/07/24, 01:15 am
—Tu color de pelo es de mentira, cierra el pico —le recriminó a Connor con brusquedad amistosa, esbozando una sonrisa después según Damian aceptaba su gajo de naranja y le daba otro a Ethan. Hablar como si aquello fuera lo más rutinario del mundo ayudaba a calmar los nervios antes de la salida.
Por supuesto captó el movimiento de Rick, como cogía mapa y armas, pero no expresó nada hasta que este no se acercó verbalizando un deseo que el granta no terminó de entender. Nohlem opinaba que las cestas ya eran suyas en el sentido más territorial de la palabra, pero no estaba seguro de que fuera una visión que el neoyorko y él compartieran. Frunció el ceño. ¿Acaso pensaba desviarse solo hacia la plaza llena de alimañas para coger sus cestas? ¿O iba a ir al barrio de cenizas?
—Querrás decir nuestras cestas —puntualizó tras Ethan con una pizca de sorna. La nota del londinense fue mejor que nada que él hubiera podido aportar, y al acabarla, durante apenas un par de segundos, miró con severidad al otro. En seguida se acomodó el carcaj y les dio la espalda con casualidad, listo para salir.
En realidad le alegraba la decisión. A lo mejor el chico solo necesitaba tiempo, aunque tras los discursitos y la clara negación era escéptico a que fuera a darles la salida (y sobre todo vuelta) más placentera. No sería la primera vez. Con Räg estaba teniendo un cambio de corazón, pero si algo había aprendido en las últimas semanas sabiéndose el villano a ojos de otro era a marcar sus límites y no dejar pisar sus valores: en esa ciudad de mierda solo le juzgarían los Santos.
Pero no era un ingenuo. Allí no quedaba ninguno. Aquel bosque era una buena prueba de ello.
Con la vista fija al frente Nohlem suspiró al internarse de golpe en el bosque de ilusiones, entre tenso y aliviado, e igual que en las otras ocasiones se dejó engatusar por el tacto de los helechos, que temblaban como imágenes superpuestas entre sus dedos. En Rocavarancolia hasta los Santos se volvían fantasmas. El olor a verde no siempre resultaba convincente, como si al ganar consciencia de la mentira se vieran las costuras, mas cuando bajaba la guardia Nohlem casi podía sentirse como en casa, a su más tétrica manera. Para él aquel sitio tenía que ser el más bonito y el más triste de toda la ciudad, y en el fondo, a pesar de la oscuridad, la naturaleza falsa y ominosa, le gustaba. De no ser por la cercanía y el peligro de Letargo le encantaría pasar tiempo allí. Pero no estaban de paseo.
Alzó la vista, no para disfrutar de las hojas y el sol de lluvia que se colaba por ellas sino para estar todo lo atento posible a cualquier movimiento extraño, difícil a causa del viento imaginario. Si el efecto se reducía a tierra desde arriba podían verles sin ningún tipo de cobertura, y esa era la fisura que más le incomodaba. Por si acaso fue preparando la primera flecha.
Por supuesto captó el movimiento de Rick, como cogía mapa y armas, pero no expresó nada hasta que este no se acercó verbalizando un deseo que el granta no terminó de entender. Nohlem opinaba que las cestas ya eran suyas en el sentido más territorial de la palabra, pero no estaba seguro de que fuera una visión que el neoyorko y él compartieran. Frunció el ceño. ¿Acaso pensaba desviarse solo hacia la plaza llena de alimañas para coger sus cestas? ¿O iba a ir al barrio de cenizas?
—Querrás decir nuestras cestas —puntualizó tras Ethan con una pizca de sorna. La nota del londinense fue mejor que nada que él hubiera podido aportar, y al acabarla, durante apenas un par de segundos, miró con severidad al otro. En seguida se acomodó el carcaj y les dio la espalda con casualidad, listo para salir.
En realidad le alegraba la decisión. A lo mejor el chico solo necesitaba tiempo, aunque tras los discursitos y la clara negación era escéptico a que fuera a darles la salida (y sobre todo vuelta) más placentera. No sería la primera vez. Con Räg estaba teniendo un cambio de corazón, pero si algo había aprendido en las últimas semanas sabiéndose el villano a ojos de otro era a marcar sus límites y no dejar pisar sus valores: en esa ciudad de mierda solo le juzgarían los Santos.
Pero no era un ingenuo. Allí no quedaba ninguno. Aquel bosque era una buena prueba de ello.
Con la vista fija al frente Nohlem suspiró al internarse de golpe en el bosque de ilusiones, entre tenso y aliviado, e igual que en las otras ocasiones se dejó engatusar por el tacto de los helechos, que temblaban como imágenes superpuestas entre sus dedos. En Rocavarancolia hasta los Santos se volvían fantasmas. El olor a verde no siempre resultaba convincente, como si al ganar consciencia de la mentira se vieran las costuras, mas cuando bajaba la guardia Nohlem casi podía sentirse como en casa, a su más tétrica manera. Para él aquel sitio tenía que ser el más bonito y el más triste de toda la ciudad, y en el fondo, a pesar de la oscuridad, la naturaleza falsa y ominosa, le gustaba. De no ser por la cercanía y el peligro de Letargo le encantaría pasar tiempo allí. Pero no estaban de paseo.
Alzó la vista, no para disfrutar de las hojas y el sol de lluvia que se colaba por ellas sino para estar todo lo atento posible a cualquier movimiento extraño, difícil a causa del viento imaginario. Si el efecto se reducía a tierra desde arriba podían verles sin ningún tipo de cobertura, y esa era la fisura que más le incomodaba. Por si acaso fue preparando la primera flecha.
- ♪♫♬:
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mentalPersonajes :
● Devoss: Humano (Países Bajos) Licántropo Tigre
● Maila: Humana (Hawaii) Bruja de la Arena
●Connor: Humano (Canadá)
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Sufre episodios de insomnio. Tendrá episodios de vértigo postural, más frecuentes al levantarse tras dormir, que pueden durar desde minutos a varias horas.
Re: Bosque Fantasma
17/07/24, 09:57 am
Connor se encogió de hombros con una leve sonrisa ante la respuesta de Nohlem y se pasó la mano por la cresta. Por muy cansado y agotado que estuviera, tras tantos días sin dormir demasiado, agradecía aquellos intercambios amistosos de "puñetazos" verbales. Le espabilaban un poco y aliviaba tensiones respecto a lo que estaba a punto de ocurrir. Ardía en deseos de joderle las cestas a esos cabrones, pero el peligro era real. Podía sentirlo anidando tras la piel como una puñetera serpiente, anticipándose a una posible emboscada de aquel grupo. Sin olvidar que estaban en una ciudad de monstruos que solo parecían existir para joderles... Así que en realidad no era precisamente una puta excursión agradable. Pero cómo se moría de ganas de salir.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por las palabras de Rick. Y si había una pizca de sueño en el rostro del motero, aquello también le terminó de espabilar. Su media sonrisa se volvió una fina línea tensa, a la par que su ceño se fruncía con fuerza y sus ojos destellaban lo mucho que le tocaba los cojones aquello. Bufó con enfado y rabia mientras negaba con la cabeza, sin disimular un poco la clase de emoción que le despertaba la actitud moralista de Rick últimamente. Había pasado por mucho y había hecho muchas cosas jodidas para el club Wyverns para que ahora viniera alguien a juzgar sus acciones contra un grupo que para empezar sí merecía la pena reventar. ¿Qué cojones hacía falta para que su mente hiciera de una puta vez "click"? ¿Tenía que morir alguien más para ello? ¿Quizás alguien con quien tuviera más relación como Räg o Airi? El motero no tenía ni puta idea de ello, pero también sabía que era absurdo debatir con él a aquellas alturas. Creía que era el miedo y la cobardía lo que frenaban al neoyorquino a ayudarles, y contra eso no se podía combatir. Aún así tampoco pensaba quedarse callado. Como bien pensaba: A veces era esclavo de su propia ira.
-Ya tendrías que saber que estamos metidos hasta el cuello en la misma puta mierda. Te guste o no, joder- Dijo con voz seca y cortante mientras miraba a Rick con el ceño fruncido. Bufó sonoramente con enfado e incredulidad antes de continuar. Señaló con la cabeza la puerta que daba al exterior. -Y esos cabrones de fuera también lo verán así cuando te vean por ahí solo recogiendo las cestas de los cojones. No le haces ningún puto favor a nadie yendo solo.- Connor negó con la cabeza, sintiendo que seguramente estaba perdiendo el tiempo.- Hay que joderse...- Murmuró con rabia y hastío mientras el puente bajaba y salían al exterior.
El camino fue tenso y silencioso, mientras observaba cada esquina y calle en busca de peligros escondidos. De vez en cuando tocaba el colgante de protección que le había cedido Ethan y que le había agradecido amistosamente colgándoselo del cuello, mientras caminaba al lado de él con la maza apretada bajo una mano de nudillos blancos. La experiencia en los subterráneos fue jodidamente traumática para todos. Llena de heridas cortantes, sangre que salía despedida por los ojos, extremidades que se salían de su sitio o zarpazos profundos en el cuerpo. Pero si algo bueno habían sacado de todo aquello eran los putos y jodidos colgantes mágicos. Sanación y protección. Desde luego les iba a hacer mucha falta.
Pronto llegaron a aquel bosque tenebroso colmado de ilusiones. Los helechos y los árboles aparecían y desaparecían con el mínimo toque de acero de su maza, dejando ver que todo lo que captaban sus ojos no era más que una puta mentira. Era Rocavarancolia, ¿no? Allí no podía crecer una mierda. Quizás solo en el Palacete. Pero era lo suficientemente real como para que el motero se dejara llevar un poco por la ilusión. Después de tanto gris y tantas ruinas, hasta un bosque oscuro y tenebroso alegraba un poco la puta vista. Connor alzó la cabeza hacia las copas de los árboles con el ceño fruncido en busca de la bañera y sus gritos, mientras que con su mano libre y no armada buscaba el interruptor del colgante. Un "click" sonó en su pecho antes de que una membrana translúcida recubriera su cuerpo por completo. La misma medida de defensa que usó en su momento Sutileza.
-Esos cabrones podrían estar en cualquier parte escondidos, si han llegado antes.- Murmuró en voz baja mientras caminaba con el resto. Giró un poco la cabeza y habló por encima de su hombro.- Estemos atentos a cualquier mierda y tengamos cuidado con el puto suelo...- Recordó los símbolos extraños en la piedra antes de que aquella chica peliverde lo explotara todo a su alrededor. Su mirada de posó brevemente en Aniol y Damian para cerciorarse de que estaban bien. Una leve sonrisa tranquilizadora asomó en sus labios antes de girarse hacia el frente de nuevo con el rostro serio y vigilante. -Y que no escapen si los vemos, joder...-
Sus pensamientos fueron interrumpidos por las palabras de Rick. Y si había una pizca de sueño en el rostro del motero, aquello también le terminó de espabilar. Su media sonrisa se volvió una fina línea tensa, a la par que su ceño se fruncía con fuerza y sus ojos destellaban lo mucho que le tocaba los cojones aquello. Bufó con enfado y rabia mientras negaba con la cabeza, sin disimular un poco la clase de emoción que le despertaba la actitud moralista de Rick últimamente. Había pasado por mucho y había hecho muchas cosas jodidas para el club Wyverns para que ahora viniera alguien a juzgar sus acciones contra un grupo que para empezar sí merecía la pena reventar. ¿Qué cojones hacía falta para que su mente hiciera de una puta vez "click"? ¿Tenía que morir alguien más para ello? ¿Quizás alguien con quien tuviera más relación como Räg o Airi? El motero no tenía ni puta idea de ello, pero también sabía que era absurdo debatir con él a aquellas alturas. Creía que era el miedo y la cobardía lo que frenaban al neoyorquino a ayudarles, y contra eso no se podía combatir. Aún así tampoco pensaba quedarse callado. Como bien pensaba: A veces era esclavo de su propia ira.
-Ya tendrías que saber que estamos metidos hasta el cuello en la misma puta mierda. Te guste o no, joder- Dijo con voz seca y cortante mientras miraba a Rick con el ceño fruncido. Bufó sonoramente con enfado e incredulidad antes de continuar. Señaló con la cabeza la puerta que daba al exterior. -Y esos cabrones de fuera también lo verán así cuando te vean por ahí solo recogiendo las cestas de los cojones. No le haces ningún puto favor a nadie yendo solo.- Connor negó con la cabeza, sintiendo que seguramente estaba perdiendo el tiempo.- Hay que joderse...- Murmuró con rabia y hastío mientras el puente bajaba y salían al exterior.
El camino fue tenso y silencioso, mientras observaba cada esquina y calle en busca de peligros escondidos. De vez en cuando tocaba el colgante de protección que le había cedido Ethan y que le había agradecido amistosamente colgándoselo del cuello, mientras caminaba al lado de él con la maza apretada bajo una mano de nudillos blancos. La experiencia en los subterráneos fue jodidamente traumática para todos. Llena de heridas cortantes, sangre que salía despedida por los ojos, extremidades que se salían de su sitio o zarpazos profundos en el cuerpo. Pero si algo bueno habían sacado de todo aquello eran los putos y jodidos colgantes mágicos. Sanación y protección. Desde luego les iba a hacer mucha falta.
Pronto llegaron a aquel bosque tenebroso colmado de ilusiones. Los helechos y los árboles aparecían y desaparecían con el mínimo toque de acero de su maza, dejando ver que todo lo que captaban sus ojos no era más que una puta mentira. Era Rocavarancolia, ¿no? Allí no podía crecer una mierda. Quizás solo en el Palacete. Pero era lo suficientemente real como para que el motero se dejara llevar un poco por la ilusión. Después de tanto gris y tantas ruinas, hasta un bosque oscuro y tenebroso alegraba un poco la puta vista. Connor alzó la cabeza hacia las copas de los árboles con el ceño fruncido en busca de la bañera y sus gritos, mientras que con su mano libre y no armada buscaba el interruptor del colgante. Un "click" sonó en su pecho antes de que una membrana translúcida recubriera su cuerpo por completo. La misma medida de defensa que usó en su momento Sutileza.
-Esos cabrones podrían estar en cualquier parte escondidos, si han llegado antes.- Murmuró en voz baja mientras caminaba con el resto. Giró un poco la cabeza y habló por encima de su hombro.- Estemos atentos a cualquier mierda y tengamos cuidado con el puto suelo...- Recordó los símbolos extraños en la piedra antes de que aquella chica peliverde lo explotara todo a su alrededor. Su mirada de posó brevemente en Aniol y Damian para cerciorarse de que estaban bien. Una leve sonrisa tranquilizadora asomó en sus labios antes de girarse hacia el frente de nuevo con el rostro serio y vigilante. -Y que no escapen si los vemos, joder...-
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma
Personajes :- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
- Rick: humano, neoyorquino
- Erknest: humano, italiano/inglés Kamaitachi
Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.
Armas :- Rick: Sable y arco
- Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire
Status : The journey never ends
Humor : Cualquier cosa me vale.
- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
Re: Bosque Fantasma
18/07/24, 01:35 am
Era consciente que su declaración no iba a sentar bien y que, en el mejor de los casos, solo habría un tenso silencio. También era consciente que "el mejor de los casos" ya no era algo que tuvieran en nada que se propusieran en esa ciudad y, aunque se mantuvo después de cada mirada inicial, suspiro y bufido, no podía dejar de sentir que una parte de aquello seguía doliendo. ¿Sería posible volver ya no al buen rollo de los primeros días, sino siquiera a la cordialidad de algunos meses atrás? No lo tenía claro con la situación en la que se encontraban.
Las palabras que siguieron solo afianzaron más aquella idea en la cabeza del neoyorquino. Pero la frustración y la angustia por la falta de entendimiento entre ambos que en otro momento habría imperado, viró a un camino bastante más distinto con la actitud y el tono de sus compañeros. -Creo que no me he explicado- empezó serio, sin apartar una mirada tan desafiante como la de ellos Voy a por comida como siempre he hecho porque, hasta donde sé, las cestas no son de nadie en primer lugar aunque estén en un sitio u otro; es cosa vuestra hacer otra cosa con ella. Y aparte, creo que se os está olvidando de lo que son capaces. Dudo mucho que esto sea un gran problema para ellos- Con "Karin" pudiendo flotar en el aire y tal vez más conocimiento de la ciudad que ellos ahora mismo, era lo más probable desde su punto de vista.
Si bien su foco cambiaba entre los tres mientras hablaba, Ethan se llevaba más de su atención. No le gustaba el tono de ninguno, pero Nohlem no había dicho demasiado y estaba de acuerdo con Connor en que daba igual lo que hiciera, no se quitaría la diana del otro grupo. Además, el británico estaba pasando una línea que no iba a tolerar. -(Por mucho que te esfuerces en hacer, ni se te ocurra pensar que eres nuestro líder para hablar así)- eso diría la mirada fría que le devolvía si pudiera expresar aún más lo que estaba pensando. Sabía responsabilizarse de las consecuencias de sus acciones y por eso mismo se aseguraría de evitar que estas llevaran a más perdidas en el grupo. Ese juramento podía llevarse a cabo sin necesidad de las medidas que estaban proponiendo, a su parecer, y no iba a dejar que las críticas por no seguir lo que veía como una búsqueda de venganza le hicieran flaquear. -Pero que no se diga que no aprecio la preocupación- terminó diciendo con cierta acidez luego de unos segundos tensos levantando las manos momentáneamente. -Me quedaré algo alejado de todo si lo preferís, lo justo para no separarme demasiado pero daros espacio. Al menos me servirá para familiarizarme con la zona y no solo verla por el mapa- Ya vería qué haría cuando estuvieran cerca, al fin y al cabo iban a tener un buen camino en el que pensar en ello.
Luego de aquella tensión, Rick se limitaría a caminar en silencio cerca de la retaguardia del grupo. La posición le ayudaría a estar atento a los alrededores y, de paso, no dar más cuerda al conflicto. Acababa de empezar el día, pero ya se sentía cansado. Menos mal que comprobar las calles que había rellenado el resto en las zonas en las que no había estado, sumado a la vigilancia, le permitía que buena parte de su mente se distrajese. El camino se le hizo largo igual, pero al menos la ocasional corrección en el mapa o ir fijándose en los detalles entre las ruinas lo aliviaba un poco.
En cuanto pusieron el primer pie en el "bosque", el neoyorquino no pudo evitar mirar a todas partes, tan asombrado como intranquilo. La vegetación tenía las características correctas y esperables de árboles y arbustos, excepto por el significativo detalle de que podía ver a través de todo como si de cristal se tratase. El olor de la hierba, el sonido de unas hojas espectrales al mecerse por el viento, el tacto de la corteza... Todo parecía muy real salvo por esa excepción y eso era lo que más intranquilo le dejaba. -(¿Qué clase de magia puede hacer algo así?)- se preguntó, descartando sin pruebas que hubiera plantas reales así.
El chico cogió su arco antes de seguir adelante siguiendo al grupo. Si bien volteó los ojos con algunos comentarios del resto, estaba de acuerdo en que lo mejor era mantenerse en silencio por lo que pudiera esperarles allí dentro. Además de los alrededores, Rick siguió el consejo de Connor y vigiló también el suelo por si acaso. Al menos, que la hierba fuera translúcida puede que le ayudara a fijarse en cualquier signo de alguna trampa cercana.
Las palabras que siguieron solo afianzaron más aquella idea en la cabeza del neoyorquino. Pero la frustración y la angustia por la falta de entendimiento entre ambos que en otro momento habría imperado, viró a un camino bastante más distinto con la actitud y el tono de sus compañeros. -Creo que no me he explicado- empezó serio, sin apartar una mirada tan desafiante como la de ellos Voy a por comida como siempre he hecho porque, hasta donde sé, las cestas no son de nadie en primer lugar aunque estén en un sitio u otro; es cosa vuestra hacer otra cosa con ella. Y aparte, creo que se os está olvidando de lo que son capaces. Dudo mucho que esto sea un gran problema para ellos- Con "Karin" pudiendo flotar en el aire y tal vez más conocimiento de la ciudad que ellos ahora mismo, era lo más probable desde su punto de vista.
Si bien su foco cambiaba entre los tres mientras hablaba, Ethan se llevaba más de su atención. No le gustaba el tono de ninguno, pero Nohlem no había dicho demasiado y estaba de acuerdo con Connor en que daba igual lo que hiciera, no se quitaría la diana del otro grupo. Además, el británico estaba pasando una línea que no iba a tolerar. -(Por mucho que te esfuerces en hacer, ni se te ocurra pensar que eres nuestro líder para hablar así)- eso diría la mirada fría que le devolvía si pudiera expresar aún más lo que estaba pensando. Sabía responsabilizarse de las consecuencias de sus acciones y por eso mismo se aseguraría de evitar que estas llevaran a más perdidas en el grupo. Ese juramento podía llevarse a cabo sin necesidad de las medidas que estaban proponiendo, a su parecer, y no iba a dejar que las críticas por no seguir lo que veía como una búsqueda de venganza le hicieran flaquear. -Pero que no se diga que no aprecio la preocupación- terminó diciendo con cierta acidez luego de unos segundos tensos levantando las manos momentáneamente. -Me quedaré algo alejado de todo si lo preferís, lo justo para no separarme demasiado pero daros espacio. Al menos me servirá para familiarizarme con la zona y no solo verla por el mapa- Ya vería qué haría cuando estuvieran cerca, al fin y al cabo iban a tener un buen camino en el que pensar en ello.
Luego de aquella tensión, Rick se limitaría a caminar en silencio cerca de la retaguardia del grupo. La posición le ayudaría a estar atento a los alrededores y, de paso, no dar más cuerda al conflicto. Acababa de empezar el día, pero ya se sentía cansado. Menos mal que comprobar las calles que había rellenado el resto en las zonas en las que no había estado, sumado a la vigilancia, le permitía que buena parte de su mente se distrajese. El camino se le hizo largo igual, pero al menos la ocasional corrección en el mapa o ir fijándose en los detalles entre las ruinas lo aliviaba un poco.
En cuanto pusieron el primer pie en el "bosque", el neoyorquino no pudo evitar mirar a todas partes, tan asombrado como intranquilo. La vegetación tenía las características correctas y esperables de árboles y arbustos, excepto por el significativo detalle de que podía ver a través de todo como si de cristal se tratase. El olor de la hierba, el sonido de unas hojas espectrales al mecerse por el viento, el tacto de la corteza... Todo parecía muy real salvo por esa excepción y eso era lo que más intranquilo le dejaba. -(¿Qué clase de magia puede hacer algo así?)- se preguntó, descartando sin pruebas que hubiera plantas reales así.
El chico cogió su arco antes de seguir adelante siguiendo al grupo. Si bien volteó los ojos con algunos comentarios del resto, estaba de acuerdo en que lo mejor era mantenerse en silencio por lo que pudiera esperarles allí dentro. Además de los alrededores, Rick siguió el consejo de Connor y vigiló también el suelo por si acaso. Al menos, que la hierba fuera translúcida puede que le ayudara a fijarse en cualquier signo de alguna trampa cercana.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Bosque Fantasma
18/07/24, 01:42 pm
El viaje al Norte no fue mucho más animado para Airi. Tenías los nervios a flor de piel, y no necesitaba las tensiones en el grupo para añadir más leña al fuego. Sin saber qué hacer al respecto, se quedó en la retaguardia, vigilando a la vez que aprovechaba su paso un poco más rezagado. Se sentía desprotegide, pero se obligaba a dar un paso tras otro y tras otro. Al menos el puente que utilizaban para cruzar la grieta más al Oeste no tenía ratas espinosas esperándolos al otro lado.
La nueva zona que exploraban esos días era un poco diferente de lo que estaban acostumbrados. Tal vez era porque se veían más casas enteras, algunas bien cerradas e incluso en buen estado. A Airi eso le daba un poco más de miedo, como si pudiesen salir más grupos asesinos de cualquiera de ellas. ¿Acaso era seguro que solo hubiese uno?
No tardarían en ampliar su mapa con más de la zona al Norte, pero por el momento ese día se estaban limitando a ir en línea recta por la trayectoria que seguiría el barco volador que zarparía en breves. Airi se preguntaba si ese sería el día que les estarían esperando. Se lo preguntaba siempre. Sus enemigos también podían abastecerse en cualquier otro lugar, pero conociendo su agresividad… Cada vez que lo pensaba solo quería volver sobre sus pasos, vivir unos pocos días más. Por mucho que intentase convencerse de lo contrario, aquello tampoco se podía definir como morir peleando.
Cuando quiso darse cuenta ya estaba ante el espejismo del bosque. Airi nunca había visto uno, salvo en ilustraciones, y la sensación de internarse era más tétrica si cabía. Aquel verdor translúcido opacaba la luz del sol y les impedía ver bien a su alrededor. Incluso las arboledas que sí conocía permitían ver el horizonte, estar pendientes de los peligros del entorno. A le sanaí todavía le gustaría ver un bosque de verdad, pero en aquellas circunstancias solo podía aborrecer aquella imitación tenebrosa.
Agradeció que Ethan mandase callar a Damian y puso la vara en posición defensiva, lista para golpear a cualquier cosa que se acercase entre el follaje. Sus oído estaban alerta y su mirada danzaba en todas direcciones. Sus ojos se empañaban de puro miedo, y ver difuminado a través de las lágrimas no era algo que se pudiese permitir, por lo que las reprimió con fuerza.
La bañera se había ido acercando a ellos hasta que los adelantó en el bosque, cantando, imperturbable, su retahíla de platos innombrables.
—¡Vértebra de mula en salsa de caracol! ¡Ojos de sapo marinados!
Detenida sobre el punto de abastecimiento, comenzó a bajar las cestas, a tan solo un pequeño trecho por delante del grupo. Entonces, los cánticos se ahogaron en una explosión.
Fue solo una, seguida de un gemido lastimero y un golpetazo contra el suelo. Las patas de algún tipo de animal resonaron por el bosque, alejándose a toda prisa de allí.
Solo un poco más adelante, los cosechados podrían ver un pequeño boquete quemado en el suelo y, al lado, un animal similar a un coyote cornudo muerto. Sus patas estaban carbonizadas, dos de ellas desprendidas de su cuerpo. Su torso y cara tenían quemaduras humeantes que dejaban un olor intenso a pelo y carne quemados en el aire. Unas huellas más pequeñas se marcaban en la tierra a su lado, dejando el rastro de lo que había sido su cría huyendo al sentir la explosión.
Mientras tanto, el espantapájaros continuó cantando como si nada hubiese ocurrido y el navío comenzó a retirarse. Las cestas les esperaban un poco más delante de aquel espectáculo estremecedor.
La nueva zona que exploraban esos días era un poco diferente de lo que estaban acostumbrados. Tal vez era porque se veían más casas enteras, algunas bien cerradas e incluso en buen estado. A Airi eso le daba un poco más de miedo, como si pudiesen salir más grupos asesinos de cualquiera de ellas. ¿Acaso era seguro que solo hubiese uno?
No tardarían en ampliar su mapa con más de la zona al Norte, pero por el momento ese día se estaban limitando a ir en línea recta por la trayectoria que seguiría el barco volador que zarparía en breves. Airi se preguntaba si ese sería el día que les estarían esperando. Se lo preguntaba siempre. Sus enemigos también podían abastecerse en cualquier otro lugar, pero conociendo su agresividad… Cada vez que lo pensaba solo quería volver sobre sus pasos, vivir unos pocos días más. Por mucho que intentase convencerse de lo contrario, aquello tampoco se podía definir como morir peleando.
Cuando quiso darse cuenta ya estaba ante el espejismo del bosque. Airi nunca había visto uno, salvo en ilustraciones, y la sensación de internarse era más tétrica si cabía. Aquel verdor translúcido opacaba la luz del sol y les impedía ver bien a su alrededor. Incluso las arboledas que sí conocía permitían ver el horizonte, estar pendientes de los peligros del entorno. A le sanaí todavía le gustaría ver un bosque de verdad, pero en aquellas circunstancias solo podía aborrecer aquella imitación tenebrosa.
Agradeció que Ethan mandase callar a Damian y puso la vara en posición defensiva, lista para golpear a cualquier cosa que se acercase entre el follaje. Sus oído estaban alerta y su mirada danzaba en todas direcciones. Sus ojos se empañaban de puro miedo, y ver difuminado a través de las lágrimas no era algo que se pudiese permitir, por lo que las reprimió con fuerza.
La bañera se había ido acercando a ellos hasta que los adelantó en el bosque, cantando, imperturbable, su retahíla de platos innombrables.
—¡Vértebra de mula en salsa de caracol! ¡Ojos de sapo marinados!
Detenida sobre el punto de abastecimiento, comenzó a bajar las cestas, a tan solo un pequeño trecho por delante del grupo. Entonces, los cánticos se ahogaron en una explosión.
Fue solo una, seguida de un gemido lastimero y un golpetazo contra el suelo. Las patas de algún tipo de animal resonaron por el bosque, alejándose a toda prisa de allí.
Solo un poco más adelante, los cosechados podrían ver un pequeño boquete quemado en el suelo y, al lado, un animal similar a un coyote cornudo muerto. Sus patas estaban carbonizadas, dos de ellas desprendidas de su cuerpo. Su torso y cara tenían quemaduras humeantes que dejaban un olor intenso a pelo y carne quemados en el aire. Unas huellas más pequeñas se marcaban en la tierra a su lado, dejando el rastro de lo que había sido su cría huyendo al sentir la explosión.
Mientras tanto, el espantapájaros continuó cantando como si nada hubiese ocurrido y el navío comenzó a retirarse. Las cestas les esperaban un poco más delante de aquel espectáculo estremecedor.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidadPersonajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Bosque Fantasma
18/07/24, 09:41 pm
Si por Damian fuese, estaría comentando cada árbol, cada hoja falsa que habría por ahí a su alrededor o si eso cada rayito de luz porque estaba para nada centrado en lo que tenían que hacer, incluso menos de lo acostumbrado. Gracias a la intervención de Ethan, sin embargo, echaron frenos al niño y su vena indiscreta callando la boca de forma abrupta.
—A-… Vale, perdona —un poquillo apurado acató las órdenes de su colega soldado con susurros igual de bajos.
Meneando la cabeza se intentó aplicar el cuento, era verdad que estaban ahí por una misión muy importante. Un bufido silencioso fue exhalado por su nariz y, mientras escuchaba a Connor, sacó de la funda la daga que llevaba encima, arma con la que estaba más familiarizado y por acto reflejo preparó primero, prefiriendo no sacar el arco aún. Es verdad que estaban en la puta boca del león y que esos cabrones podrían estar en cualquier rincón. Miró al suelo un par de veces cuando el pelirrosa lo mencionó, tragando saliva al recordar la despeñada que casi se lo lleva a otro mundo.
Apretó un poco los dientes al ver la bañera adelantándolos dentro del bosque, escuchando como cantaba la cosa esa que la llevaba. Cantaba en soledad, eso le añadía una tensión gradual a todo el escenario y Damian miró hacia los lados justo antes de que las cestas comenzasen a bajar.
Estaban cerca, ¿y si se acer-?
Aunque la explosión fuese pequeña, el ruido espontaneo logró desestabilizar al chiquillo y caer en el suelo. Oyó una especie de gemido, algo cayó además de él. En el momento en que se dio cuenta, ya había una boquete quemado delante suya y el corazón le iba a mil, mirando esa cosa. Estaba quemado y el latigazo repugnante le azotó en la cara, olía horrible y eso… parecían patas sueltas.
Era un animal. Muerto. Quemado.
En mitad de incorporarse vio al espantapájaros subir y subir. Bajó la mirada y ahí seguía, ese espectáculo orgánico, una visión repugnante que le hizo apartar la vista y ver a Connor, a Rick, Nohlem, Ethan, Rag, a Airi, a su mejor amigo. ¿Qué estaba pasando?
—Ha reventado —no había otra forma de que lo dijera, hubo una explosión que se llevó por delante ese bicho—. ¿Qué…? ¿Qué hacemos? —los miró de nuevo con preocupación—. No va a… reventar más, ¿no? Ya ha… reventado y ya, ¿podemos hacer el sabotaje? —lo mismo ya había acabado todo, solo ha sido un susto, ¿no?
Damian dio un paso leve y lento hacia delante. Si no lo detenían quizás su propia cobardía le terminaría parando los pies pero en ese breve instante veía las cosas distintas, quería ser valiente y eso le llevó a caminar lentamente y sin pensar a por las cestas.
—A-… Vale, perdona —un poquillo apurado acató las órdenes de su colega soldado con susurros igual de bajos.
Meneando la cabeza se intentó aplicar el cuento, era verdad que estaban ahí por una misión muy importante. Un bufido silencioso fue exhalado por su nariz y, mientras escuchaba a Connor, sacó de la funda la daga que llevaba encima, arma con la que estaba más familiarizado y por acto reflejo preparó primero, prefiriendo no sacar el arco aún. Es verdad que estaban en la puta boca del león y que esos cabrones podrían estar en cualquier rincón. Miró al suelo un par de veces cuando el pelirrosa lo mencionó, tragando saliva al recordar la despeñada que casi se lo lleva a otro mundo.
Apretó un poco los dientes al ver la bañera adelantándolos dentro del bosque, escuchando como cantaba la cosa esa que la llevaba. Cantaba en soledad, eso le añadía una tensión gradual a todo el escenario y Damian miró hacia los lados justo antes de que las cestas comenzasen a bajar.
Estaban cerca, ¿y si se acer-?
Aunque la explosión fuese pequeña, el ruido espontaneo logró desestabilizar al chiquillo y caer en el suelo. Oyó una especie de gemido, algo cayó además de él. En el momento en que se dio cuenta, ya había una boquete quemado delante suya y el corazón le iba a mil, mirando esa cosa. Estaba quemado y el latigazo repugnante le azotó en la cara, olía horrible y eso… parecían patas sueltas.
Era un animal. Muerto. Quemado.
En mitad de incorporarse vio al espantapájaros subir y subir. Bajó la mirada y ahí seguía, ese espectáculo orgánico, una visión repugnante que le hizo apartar la vista y ver a Connor, a Rick, Nohlem, Ethan, Rag, a Airi, a su mejor amigo. ¿Qué estaba pasando?
—Ha reventado —no había otra forma de que lo dijera, hubo una explosión que se llevó por delante ese bicho—. ¿Qué…? ¿Qué hacemos? —los miró de nuevo con preocupación—. No va a… reventar más, ¿no? Ya ha… reventado y ya, ¿podemos hacer el sabotaje? —lo mismo ya había acabado todo, solo ha sido un susto, ¿no?
Damian dio un paso leve y lento hacia delante. Si no lo detenían quizás su propia cobardía le terminaría parando los pies pero en ese breve instante veía las cosas distintas, quería ser valiente y eso le llevó a caminar lentamente y sin pensar a por las cestas.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Bosque Fantasma
20/07/24, 12:23 am
Aquel lugar mareaba. No tenía claro si era magia o alguna clase de plantas muy extrañas nativas de aquel lugar, pero desde luego si era lo primero era un hechizo extremadamente elaborado para el que no veía propósito alguno. Ver tantas capas traslúcidas de aquella vegetación envuelta en una extraña luz no era agradable a la vista, ni entendía qué utilidad podía tener. ¿Ver posibles amenazas sin que pudiesen ocultarse? No tenía muy claro que ante tanta contaminación visual fuese a resultar efectivo. Mucho menos si por reflejo miraba hacia el suelo parara evitar marearse. Había muchos sonidos repentinos, además, que aumentaban su nerviosismo, aunque era cierto que nunca habían visto ningún ser vivo que no fuese una planta (si es que lo eran) hasta entonces…
En el fondo, solo estaba dándole vueltas a todo aquello mientras trataba de evadirse de pensar en el propósito de su visita a aquel lugar tan tétrico. Hasta que la potente voz del espantapájaros y la sombra de su barreño flotante sobre ellos lo sacó bruscamente del ensimismamiento y le hizo mirar hacia arriba, a través de la maraña de hojas y ramas traslúcidas. Había llegado el momento.
No es que el mjörní hubiese sido precisamente el primero en reaccionar en circustancias normales, pero desde luego aquel sonido lo dejó todavía más paralizado en el sitio. Una explosión, que resonó más fuerte en sus oídos de lo que debería no solo por su sensibilidad, sino por el recuerdo de lo vivido hacía escasas semanas. Damian estableció en voz alta lo que era evidente una vez se echaba la vista hacia allí, cosa de la que Räg fue incapaz hasta que las propias palabras del italiano volvieron a devolverlo al presente.
“Reventado”.
Sin duda, no había otra forma de describir lo que tenían ante sí. El animal de aspecto lupino se encontraba completamente inmóvil, y a veces conseguía ver el humo que emanaba de lo que a todas luces era su cadáver. La lástima que sentía por la criatura, se vio eclipsada enseguida al afianzarse la certeza de que, una vez más, esa explosión iba dirigida a ellos.
Ante las preguntas de Damian miró a varios de sus demás compañeros e inspiró con fuerza mientras se acercaba fijándose con mucho cuidado en el suelo. Empuñó su bo para tratar de apartar la tierra por si estuviese ocultando símbolos inscritos en algo más duro…
—Es lo que parece otro circuito rúnico… —dijo con la voz estrangulada, una vez cerca y fijándose en el círculo mortal al que había entrado la desdichada criatura por error.
Ya habían visto aquellos grabados que al mjörní le recordaban decidamente a runas, aunque le era imposible descifrarlas. Gracias a eso habían podido evitar otras trampas similares en aquellas semanas y quería creer que hubiesen visto aquella antes de convertirse ellos en las víctimas, pero…
Con un ligero barrido, arrastró una piedra del suelo que no era traslúcida hacia el interior del círculo comprobando que no sucedía nada. No lo esperaba, pero quería asegurarse.
>>Debería… ser seguro. Pero hay que tener mucho cuidado al acercarse.
Rägjynn seguiría buscando alrededor en busca de otras posibles runas. Era necesario, se decía. Pero también lo hacía para distraerse una vez más.
En el fondo, solo estaba dándole vueltas a todo aquello mientras trataba de evadirse de pensar en el propósito de su visita a aquel lugar tan tétrico. Hasta que la potente voz del espantapájaros y la sombra de su barreño flotante sobre ellos lo sacó bruscamente del ensimismamiento y le hizo mirar hacia arriba, a través de la maraña de hojas y ramas traslúcidas. Había llegado el momento.
No es que el mjörní hubiese sido precisamente el primero en reaccionar en circustancias normales, pero desde luego aquel sonido lo dejó todavía más paralizado en el sitio. Una explosión, que resonó más fuerte en sus oídos de lo que debería no solo por su sensibilidad, sino por el recuerdo de lo vivido hacía escasas semanas. Damian estableció en voz alta lo que era evidente una vez se echaba la vista hacia allí, cosa de la que Räg fue incapaz hasta que las propias palabras del italiano volvieron a devolverlo al presente.
“Reventado”.
Sin duda, no había otra forma de describir lo que tenían ante sí. El animal de aspecto lupino se encontraba completamente inmóvil, y a veces conseguía ver el humo que emanaba de lo que a todas luces era su cadáver. La lástima que sentía por la criatura, se vio eclipsada enseguida al afianzarse la certeza de que, una vez más, esa explosión iba dirigida a ellos.
Ante las preguntas de Damian miró a varios de sus demás compañeros e inspiró con fuerza mientras se acercaba fijándose con mucho cuidado en el suelo. Empuñó su bo para tratar de apartar la tierra por si estuviese ocultando símbolos inscritos en algo más duro…
—Es lo que parece otro circuito rúnico… —dijo con la voz estrangulada, una vez cerca y fijándose en el círculo mortal al que había entrado la desdichada criatura por error.
Ya habían visto aquellos grabados que al mjörní le recordaban decidamente a runas, aunque le era imposible descifrarlas. Gracias a eso habían podido evitar otras trampas similares en aquellas semanas y quería creer que hubiesen visto aquella antes de convertirse ellos en las víctimas, pero…
Con un ligero barrido, arrastró una piedra del suelo que no era traslúcida hacia el interior del círculo comprobando que no sucedía nada. No lo esperaba, pero quería asegurarse.
>>Debería… ser seguro. Pero hay que tener mucho cuidado al acercarse.
Rägjynn seguiría buscando alrededor en busca de otras posibles runas. Era necesario, se decía. Pero también lo hacía para distraerse una vez más.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Bosque Fantasma
20/07/24, 05:40 pm
La respuesta de Rick le habría hecho gracia si hubiera sido, en sí, un mal chiste, por desgracia la sinceridad de sus palabras consiguieron que se encogiera de hombros. Que cada cual durmiese como pudiese, si le pesaba menos en la consciencia crear esa elaborada historieta, que lo hiciera. Nada borraría el hecho de que cómplice sería, como el resto.
-Rick, no he sido yo quien lleva generando discusiones estas dos semanas por, precisamente, esas cestas. Tu veras lo que haces, yo te digo lo que hay.
Que el cambio de opinión le hubiera costado días era solo una evidencia de que ni él mismo se debía de creer aquel cuento, porque para empezar, si hubiera sido así, no habría habido un debate inicial. Pero que más daba, fuera de ese torreón eran todos igual de víctimas y serían tarde o temprano igual de verdugos. Ese era el juego de aquella ciudad, uno donde solo cabían las desgracias. Ninguno de ellos era quien había llegado, como un puzzle que se despedaza a cada acto, cada muerte y cada encuentro. Algo de Ethan había muerto en las celdas, algo se había despedido tras las ratas, algo se había enterrado tras ver a Serena irse ante sus ojos y definitivamente algo se había ahogado tras caer al vacío junto a las personas que más quería.
No era el mismo que había llegado, ni en mentalidad, ni en ética. Aquella aventura era una montaña rusa sin frenos, con una única caída a un abismo y si para sobrevivir a ello debian de ser otras personas, así sería. Ya no era tan inocente como para pensar que esconderse serviría, ni para creer que podría defender a los niños manteniéndolos al margen. Si querían volver a casa habría que hacer todo lo posible para ello porque siendo pasivos solo habían sufrido bajas injustas.
La explosión solo hizo que asintiera en silencio. Se trago el susto inicial asumiendo que la muerte de aquel animal era en verdad, lo mejor que les podría haber pasado. Efectivamente, no servía con solo recoger su comida, ni con estar en el torreón tranquilos, no servía con simplemente dejarlo pasar. Fueran quienes fueran los del otro grupo desde luego les querían muertos y harían todo lo que estuviera en su mano para conseguirlo. No iba a ser peor por atacar antes de que los atacasen pues se les había colado una serpiente en su madriguera y suficiente tenían con haber perdido a dos de su manada. No les perdonaba ninguna muerte y desde luego no permitiría que esos monstruos regresarán junto a sus familias con las manos manchadas de la sangre de su propia tribu.
-Perfecto, cuando no vuelan, pueden explotar cosas, como no. - Mascullo para si, un tanto frustrado porque de alguna manera fueran mejor que ellos en "todo" -Rag porfa ve con cuidado.
Respondió a su amigo yendo detrás de él para comprobar la trampa mágica. Confiaba ciegamente en sus conocimientos como para pisar donde había pisado el lagarto, pues honestamente, más allá de ver un círculo dibujado, no entendía nada. Viendo el suelo, tanteo para imitarle, tomando las piedras que si llegaba a palpar para lanzarlas a una distancia prudencial del grupo, por si acaso les tenían otra sorpresita similar preparada.
-Sigo sin entenderlo, ¿Como han aprendido todo esto? Algo nos estamos perdiendo, porque se supone que partimos de lo mismo y ehm. -Desvío la mirada hacia el cadaver quemado, acercándose para levantar una cesta de aquel círculo ya desactivado. -En nuestro libro de cocina desde luego que no salía como poner minas mágicas. Pero bueno, sea lo que sea cogemos las cestas y nos piramos, estad atentos a cualquier "bicho". Dudo que cometan el mismo error de no comprobar si estamos muertos tantas veces.
Hablaba en un tono bajo, sin llegar a susurrar pero si murmurando para que más allá del grupo principal fuera difícil discernir todo lo que decía. Estaba agotado de ser siempre los observados, los que iban detrás con muchos menos recursos y los que tenían mucha menos iniciativa. No poseian ese poder mágico, no contaban con las mismas armas y desde luego no retenian ni un ápice de información sobre ellos.
-Rick, no he sido yo quien lleva generando discusiones estas dos semanas por, precisamente, esas cestas. Tu veras lo que haces, yo te digo lo que hay.
Que el cambio de opinión le hubiera costado días era solo una evidencia de que ni él mismo se debía de creer aquel cuento, porque para empezar, si hubiera sido así, no habría habido un debate inicial. Pero que más daba, fuera de ese torreón eran todos igual de víctimas y serían tarde o temprano igual de verdugos. Ese era el juego de aquella ciudad, uno donde solo cabían las desgracias. Ninguno de ellos era quien había llegado, como un puzzle que se despedaza a cada acto, cada muerte y cada encuentro. Algo de Ethan había muerto en las celdas, algo se había despedido tras las ratas, algo se había enterrado tras ver a Serena irse ante sus ojos y definitivamente algo se había ahogado tras caer al vacío junto a las personas que más quería.
No era el mismo que había llegado, ni en mentalidad, ni en ética. Aquella aventura era una montaña rusa sin frenos, con una única caída a un abismo y si para sobrevivir a ello debian de ser otras personas, así sería. Ya no era tan inocente como para pensar que esconderse serviría, ni para creer que podría defender a los niños manteniéndolos al margen. Si querían volver a casa habría que hacer todo lo posible para ello porque siendo pasivos solo habían sufrido bajas injustas.
La explosión solo hizo que asintiera en silencio. Se trago el susto inicial asumiendo que la muerte de aquel animal era en verdad, lo mejor que les podría haber pasado. Efectivamente, no servía con solo recoger su comida, ni con estar en el torreón tranquilos, no servía con simplemente dejarlo pasar. Fueran quienes fueran los del otro grupo desde luego les querían muertos y harían todo lo que estuviera en su mano para conseguirlo. No iba a ser peor por atacar antes de que los atacasen pues se les había colado una serpiente en su madriguera y suficiente tenían con haber perdido a dos de su manada. No les perdonaba ninguna muerte y desde luego no permitiría que esos monstruos regresarán junto a sus familias con las manos manchadas de la sangre de su propia tribu.
-Perfecto, cuando no vuelan, pueden explotar cosas, como no. - Mascullo para si, un tanto frustrado porque de alguna manera fueran mejor que ellos en "todo" -Rag porfa ve con cuidado.
Respondió a su amigo yendo detrás de él para comprobar la trampa mágica. Confiaba ciegamente en sus conocimientos como para pisar donde había pisado el lagarto, pues honestamente, más allá de ver un círculo dibujado, no entendía nada. Viendo el suelo, tanteo para imitarle, tomando las piedras que si llegaba a palpar para lanzarlas a una distancia prudencial del grupo, por si acaso les tenían otra sorpresita similar preparada.
-Sigo sin entenderlo, ¿Como han aprendido todo esto? Algo nos estamos perdiendo, porque se supone que partimos de lo mismo y ehm. -Desvío la mirada hacia el cadaver quemado, acercándose para levantar una cesta de aquel círculo ya desactivado. -En nuestro libro de cocina desde luego que no salía como poner minas mágicas. Pero bueno, sea lo que sea cogemos las cestas y nos piramos, estad atentos a cualquier "bicho". Dudo que cometan el mismo error de no comprobar si estamos muertos tantas veces.
Hablaba en un tono bajo, sin llegar a susurrar pero si murmurando para que más allá del grupo principal fuera difícil discernir todo lo que decía. Estaba agotado de ser siempre los observados, los que iban detrás con muchos menos recursos y los que tenían mucha menos iniciativa. No poseian ese poder mágico, no contaban con las mismas armas y desde luego no retenian ni un ápice de información sobre ellos.
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