Clínica Luna Roja

-Dividir el espacio fue lo mas dificil de lograr. No queriamos que nuestros invitados tuvieran que encontrarse con los pacientes de la clinica. Por ello hay zonas de la casa que solo personas con nuestro permiso expreso pueden cruzar, como la cocina, el sotano o la segunda planta.- añadio el cambiante con una sonrisa, guiandola hacia la escaleras al sotano que la frivy pudo pasar si problemas, dejando claro con eso que tenia el permiso del cambiante para ello.

Se podría pensar que el sótano de la casa, estaría escasamente iluminado, recordando tal vez a unas posibles mazmorras, pero aquello estaba lejos de la realidad.

Apenas entrasen al sótano y abierta su puerta, lo primero que veía sería una pared donde una serie de macetas a diferentes niveles dejaban ver sus amplias hojas como si fuera enredaderas . Entre las hojas pequeñas flores blancas que permitían una leve luz iluminarían toda la pared, como si fuera pequeñas luciernagas. Luces colgantes iluminaban el lugar, metidas en linternas de cristal traslucido y faroles, dando un ambiente cálido y relajado al sotano, que estaba bastante lejos de parecer uno. Lo siguieron que se verían serían unas mamparas de mimbre y madera que darían privacidad al salón, del que solo se avistarían algunos cojines y telas, y una amplia alfombra de diferentes tonos de azul azules, verdes y grises. El resto del salón estaría cubierto por aquellas mamparas y un muro.

En aire habia un suave aroma floral  probablemente a causa de las macetas y plantas que podian verse por el lugar. No era un aroma cargado, ni tenia ningun olor especifico, pero si que hacia que el aire se sintiera mucho mas limpio y menos viciado.

Dédalo sonrió, girándose para mirar hacia Dama Isis.

-Tengo un catálogo de los productos que poseo en mi oficina y algunas muestras preparadas. Puedo enseñarte luego lo que tengo en el almacenaje. -ofreció Dédalo indicando que le siguiera con un leve gesto de su mano por un pasillo, hacia una puerta oscura al fondo pasando el salón, nna vez alli abrió la puerta dejando visiblemente su despacho. Una estantería inmensa a espalda de un cómodo sillón, donde había una había cantidad de libros bastante decentes, así como algunas pequeñas piezas de joyería y artesanales de variados mundos.

El despacho no estaba especialmente lleno de cosas, Dédalo era bastante sobrio en cuanto a su espacio de trabajo. El sillon del cambiante dos comodos sillones para las visitas y el escritorio. Lo que más llamaba la atención era una ventana hechizada para poder permitir ver el exterior, que en ese momento daba la imagen de un cielo claro y calmado, dando asi una sensacio de espacio y no de clautrofobia, y un amplio aparador de madera. Al igual que en el resto del sotano, los faroles colgantes iluminaban el lugar.

-Por favor, toma asiento- ofreció uno de los cómodos asientos frente al escritorio- Te traeré lo prometido- indico Dédalo con suavidad antes de acercarse al aparador que abrió con magia. De este saco una amplia libreta con recortes de imágenes y dibujos catalogados e n una lista de los productos que poseía actualmente. Lo dejo en la mesa cuidadosamente frente a Dama Isis antes de volver al parador y sacar una caja de madera y un cofre tallado que colocó también en el escritorio. Con cuidado abrió primero la caja de madera, dejando ver una serie de compartimentos. Una veintena de pequeñas botellitas de perfume de muestras, etiquetadas con el mundo del que provenían.

-Estos son muestras de perfumes, telas y algunas joyas provenientes de Sihndro, Idris, Libo y Daelicia, son con los que más trabajo actualmente -explicó con calma, sin apresurarse mientras le dejaba tomarse su tiempo- Igualmente, de no poseerlo ahora mismo en el catálogo, traerlo no es mayor problema. -añadió Dédalo con una expresión calmada, sonriendo ligeramente, mientras habría el cofre. Este poseía varios compartimentos escalonados de diferentes tamaños. Una vez abierto frente a Dama Isis podría verse retazos de telas perfectamente cortadas en tiradas que no estropeaban los acabados, con diferentes patrones y texturas, así como algunas pequeñas joyas engastadas en pulseras y finos collares.

Dama Isis no tenía mucha experiencia con sótanos, ya que en Frivowaldany eran más dados a construir hacia arriba que hacia abajo, pero no se esperaba que la estancia resultase tan acogedora. Curioseó con disimulo la decoración, tratando de identificar las influencias del estilo. Le gustó el toque de las plantas de interior, debía preguntarle qué planta era aquella y dónde conseguirla.

Siguió al cambiante hasta su despacho, bastante más sobrio pero igualmente cuidado y tomó asiento como le había pedido. Los libros de las estanterías no tenían para ella mayor interés, sin embargo sus ojos se clavaron inmediatamente en el catálogo y las dos cajas que Dédalo le presentó.

-Por el momento no quiero hacerle un pedido demasiado grande, todavía no he abierto y no sé qué me irá pidiendo la clientela -respondió, y tomando el catálogo en primer lugar añadió: -Con permiso.

Sacó su móvil del bolso y con mucho cuidado fue pasando las hojas del catálogo y tomando fotos de los artículos que le interesaban.

-Espero que no le moleste que me tome mi tiempo.

Enredo oyó el timbre que resonó por toda la casa pero lo ignoró. Su amigo le había dicho que iba a tener una cliente esa tarde. Se levantó de su hamaca hecha de enredaderas, momento que Wyck aprovechó para apoderarse de ella. Se acercó a la puerta de Irdil y picó suavemente, a aquellas horas el idrino solía dormir una siesta.

-Irdil, voy a preparar algo de té, ¿quieres una taza? - preguntó cuando abrió un poco la puerta. Un gruñido le respondió afirmativamente.- Te lo dejo en la cocina - otro gruñido de respuesta.

Enredo sonrió abiertamente, cerró la puerta y fue escaleras abajo. Preparó una gran tetera y dejó una humeante taza en la mesa de la cocina con unas pastas para el idrino. Irdil tenía un despertar difícil y se ponía de muy mal humor si lo despertaban de malas maneras, por suerte Enredo ya había comenzado a ver cómo tratarlo y una taza de té solía despejarlo bien.

Puso en una bandeja tres tazas, la tetera y un plato con pastas caseras, hizo levitar la bandeja y bajó al sótano. Para el brujo las reglas de cortesía eran importantes, y ofrecerle algo a un invitado prácticamente sagrado. Picó a la puerta del despacho de su amigo y cuando le dieron el visto bueno entró.

-Hola - saludó a los presentes. Dejó la bandeja sobre la mesa y miró por primera vez a la invitada de Dédalo. Enredo inspiró de golpe y se quedó medio embobado mirando para la mujer. Era preciosa más allá de las palabras, el brujo dudaba que nunca ninguna oración llegase a los pies a la belleza de la frivy, y estaba seguro de que ningún pintor a todo lo largo del tiempo y el espacio pudiera hacer una obra que captase todos los matices de aquella mujer. Ella sí merecía el término "dama". Rápidamente una entrada de uno de sus libros lleno su mente, Veela. Se obligó a apartar la mirada a algún lugar de la mesa.- ¿Puedo ofrecerle algo de beber, dama Isis? ¿Té, café? ¿O quizás algo más dulce como zumo de frutas o chocolate?

Observó no sin algo curiosidad como sacaba un móvil tras tomar el catalogo, no podía evitar mirarla, era preciosa, sus gestos y expresiones los de un autentica dama tal como decía su nombre. Le era un poco aturdido aquella sensación.

- No se preocupe, puede tomarse el tiempo que necesite–no tenía prisa y sabía que estas cosas llevaban su tiempo, especialmente si en este caso era algo de importancia para la apertura de su tienda.

Un golpe en su puerta logró que apartase por fin la vista de la mujer e imaginando que se trataría de Enredo, Irdil no le tenía aun suficiente confianza como para bajar a buscarle, le dio el pase, viéndolo entrar con aquella bandeja.

Vio a su amigo observar a la mujer con casi la expresión admirativa que el había tenido un segundo antes. Bueno al menos ya no era el único.

-Gracias -en más de un sentido se lo agradecía, porque le había sacado momentáneamente de dejar de mirar a Dama Isis como un idiota, especialmente cuando la mujer estaba toda concentrada en el catálogo- Dama Isis, el es mi amigo y compañero de casa, Enredo, es el doctor que lleva la clinica- lo presentó con una sonrisa tranquila, ya que no lo habia hehco hasta el momento.

A esas alturas dama Isis estaba más que acostumbrada a que la gente se le quedase mirando. No le molestaba, sabía que era inevitable aún cuando tenía su aura bajo mínimos, y tampoco tenía problemas en realizar ninguna tarea bajo la atenta mirada de alguien. Se concentró en las fotos de los productos y el pasar de las páginas, tanto que el suave golpe en la puerta la sobresaltó un poco. La veela había entendido que su cita era solo con Dédalo. Lo primero que pensó cuando vio a aquel hombre altísimo con la bandeja era que quizás se tratase de un sirviente, hasta que el cambiante lo presentó como su compañero doctor.

-Oh, es un placer -dijo con una sonrisa cortés -No quisiera ser una molestia pero un té sería ideal. Nunca había conocido a ningún doctor.

No era verdad, había conocido a la cirujana plástica de su jefa, pero ella era de esos doctores de los que nunca se habla.

-Ninguna molestia - respondió con tranquilidad mientras servía un té de color azul en las tazas, dejó una delante de la veela, otra para Dédalo y otra más para sí mismo. Puso el plato con pastas en el medio de la mesa invitando a que cualquiera cogiese de allí y también un azucarero por si alguien lo necesitaba.- Bueno, suele decirse que para todo hay una primera vez. Y desde luego es agradable tener una invitada que no requiera de mis servicios sino los de mi compañero - le dirigió una sonrisa tratando con todas sus fuerzas no quedarse tonto mirando a la frivy.

El brujo carraspeó cuando dama Isis hizo una pausa, sentía curiosidad por el negocio que iba a regentar la mujer.

-Mi compañero me ha comentado que planea abrir una boutique de moda. Creo que es buen negocio, a mucha gente de la ciudad seguro que le interesa ropa de buena factura - dijo con admiración.- Si bien yo nunca he sido un fan de estas cosas me consta que mi ayudante sí, así que es muy probable que nos veamos allí alguna vez.

Se digirió luego a Dédalo casi agradecido de poder dejar de mirar a la mujer. Le dejó espacio a la frivy para que siguiese mirando el catálogo.

-Les he echado un ojo a las enredaderas de la que pasaba - dijo refiriéndose a las que estaban fuera.- Necesitan un poco de agua, luego me ocuparé de ellas.

Dédalo aceptó la taza de buen grado, al ver como Enredo servía para los tres. El cambiante no dudo en echarse azúcar en el suyo, mientras escuchaba el intercambio de palabras entre el brujo y Dama Isis con toda tranquilidad.

Esta parecía centrada en el catálogo, a pesar de responder a Enredo, no pareciera realmente que el hecho que la mirase le importunara, aunque el cambiante intento prestarle mayormente atención a Enredo cuando este comento sobre las macetas que tenía por el sótano. Alzo una ceja ante eso, ciertamente él no era experto en plantas, por algo era el brujo quien se hacía cargo de ellas, era eso o que lo regañase por su descuido.

-Espero que no sea porque las enredaderas se “quejaron” de mi mal cuidado sobre ellas –  bromeo sonriendo de forma entretenida, como simple broma, pues sabía que el brujo no se podía comunicar con ellas como si fuera algún tipo de criatura pensante. Aunque sí que estaba en sintonía con ellas- Gracias, ciertamente nunca atino con la cantidad de agua y no me gustaría que se murieran. –admitió, pues, aunque la decoración de interiores no era su fuerte especialmente, había puesto bastante cuidado en cada detalle de aquel sótano intentando que se viera lo menos sótano posible. Y le había costado lo suyo. Pero lo había hecho así ya que era la vez su lugar de trabajo y un sitio solo suyo donde recibir visitas, aparte de su habitación.

Dudaba un poco que esa conversación le fuera de interés a Dama Isis, pero no quería simplemente interrumpirla en su inspección a fondo del catálogo, sabía que esas cosas llevaban tiempo.

-¿No tienes pacientes hoy en la clinica, Enredo? ¿O andas esperando que Irdil se despierte? -pregunto curioso, no lo estaba echando ni nada simplemente el brujo siempre era bastante puntual con sus trabajo. Asi que debia ser cosa del idrino que tenía como ayudante, al que habia notado se le pegaba horriblemente las sabanas.

Dama Isis aceptó la taza de té dándole las gracias a Enredo y la dejó en la mesa para que se enfriase. Tomó de nuevo el catálogo y recolocó la silla para poder mirarlo tranquilamente y al mismo tiempo tener acceso fácil a la taza y a sus anfitriones.

-Mucha gente de esta ciudad necesita ropa de buena factura. Cada vez que voy a un sitio público me entran ganas de llorar -comentó, abriendo el catálogo por la página en la que se había quedado. Hasta entonces les había concedido que la gente estaba ocupada y que no tenían tiempo para irse de compras a los mundos vinculados, pero cuando su negocio abriera no tendrían excusas. -Estoy segura de que su ayudante quedará satisfecho. Me aseguraré de enviaros invitaciones para la inauguración.

Continuó pasando páginas y haciendo fotos a los productos, hasta que el brujo mencionó las enredaderas.

-¿Puedo saber qué tipo de planta es? -preguntó -Me llamaron la atención antes, son muy decorativas.

Sus conocimientos de plantas ya eran limitados en Frivo. Normalmente las escogía por sus colores y tenía un maniquí programado para cuidarlas (o directamente las compraba artificiales). No llegó a interpretar el comentario de Dédalo como una prueba de que Enredo era un brujo.

Enredo bebió de su té mientras aún humeaba, si bien estaba bueno tanto frío como caliente al brujo le gustaba más así. También comió una de las pastas.

-¿Humm? No, no se han quejado de ti - respondió un poco distraído.- Están bastante contentas contigo de hecho, ha sido solo una ligera sensación de sed. Puedo darte unas pautas luego para cuidarlas mejor pero no son plantas débiles. No se morirán mientras yo esté por aquí, de eso puedes estar seguro.

>>En principio no tengo nada para hoy - respondió todavía tomando té,- salvo que me venga algún tipo de urgencia claro. Cosa que en una ciudad como ésta es bastante factible. Mañana sí que tengo algo - miró el reloj de su muñeca.- No, Irdil ya debe estar levantado y merendando. Tiene tarea ya puesta para estudiar así que no tengo prisa - pensó entonces que quizá podía estar molestando a su compañero y su clienta.- Pero si os molesto o algo puedo irme sin problema - dijo apresuradamente.

-Muchas gracias por ello - respondió a la veela.- Estaré encantado de asistir al evento - no todos los días invitaban al brujo a un evento social de aquel calibre y por eso ya empezaba a pensar en qué podría ponerse. No deseaba quedar mal ante la dueña de una boutique de moda. Además estaba seguro a ciencia cierta de que ese evento Irdil no se lo perdería por nada del mundo.

>>Es un tipo de enredadera bioluminiscente. Suele vivir en entornos oscuros y algo húmedos - respondió a la duda de Isis casi de forma automática. Hablar de su dominio era algo que siempre gustaba a los brujos.- En general las enredaderas son fáciles de cuidar y son resistentes. Y bueno, cuando las tienes como dominio más fácil aún - se rio.- Decoran mucho y dan color. En mi casa de la Tierra había unas hiedras que trepaban por la pared y subían hasta mi habitación, era la única parte del jardín donde crecían. Ahora resulta obvio por qué - le dirigió una sonrisa a la frivy.

Le daba bastante curiosidad como sería la inauguración de la tienda, nunca había estado en ningún evento de ese tipo, donde claramente habría que ir bien vestido, especialmente si hablaban de la apertura de una boutique. Así que cuando Dama Isis dijo que les mandaría un invitación sonrió.

-Gracias Dama Isis, tengo mucha curiosidad por la apertura, nunca he ido a ningún evento parecido.  ¿Supongo que realizara un pase de modelo o una demsotracion sobre su colección, no es así? –no tenía muy claro como funcionaria la cosa exactamente, pero desde luego sonaba como algo interesante. Miro a Enredo ya imaginándose que este andaría pensando en que narices se pondría para tal evento, porque el estaba un poco igual.

-Creo que tú y yo vamos a tener que documentarnos bien sobre cómo vestir elegantes, Enredo.-rio ante eso, porque aunque el había empezado a cogerle cierto gusto a ir bien vestido, tampoco tenía muy claro que se llevaba en esas ocasiones. <<Bueno a unas malas puedo preguntarle a Karime, tal vez ella sepa algo por Libo >> también podría preguntarle sin más a la mujer frente a él, pero se le hacía un poco incómodo. No existía tanta confianza.

<< ”Y no moletas Enredo, solo era curiosidad. Aunque me alegra que las enredaderas este bien, los tips me vendría genial. Con eso de que estoy a mil cosas a veces me olvido de que son seres vivos que necesitan agua” >> le hablo por ese canal telepático que Enredo siempre mantenía activo con él, para dado el caso que él le hablase el pudiera captar su pensamiento.

Dédalo tomo un poco de su té mirando curiosos a ambos cuando Dama Isis pregunto por las enredaderas de la entrada y Enredo, tan el con su dominio, se enfrasco en una explicación al respecto. ¿Todos los brujos eran así? En su experiencia, si, los brujos solían hablar con bastante emoción sobre sus dominios. Al menos aquellos que llevaban bien estos al menos, pues no todos estaban muy felices con lo que les había dado la Luna. Pero, bueno, eso pasaba con otras trasformaciones también.

- Cuando me habló de ellas le pedí que plantases alguna en el sótano, quería darle un poco de color y vida al lugar, que luciera más como el exterior y no como si estuviera bajo tierra. - explicño vagamente tomando un pococ mas de te antes de que se ocurriera algo-  Igual imagino que podrían ponerse en la fachada por fuera ¿no? ¿O no crecería bien por el ambiente? – pregunto Dédalo con algo de curiosidad, tras escuchar su anécdota de la tierra. ¿El habría tenido algo similar cuando estaba en Fonera? ¿Señales de lo que era en el fondo? Sinceramente no tenía idea. No es como si su transformación pudiera traer señales externas, ya que se basaba en su propio cuerpo. Aunque era interesante lo dicho por el brujo. Nunca se lo había planteado.

-Oh, no, no habrá desfile aún. Es simplemente la inauguración de la tienda y será un evento informal así que no es necesario ir de etiqueta -explicó. -Quiero hacer un desfile en el futuro así que prometo teneros al corriente.

Dama Isis necesitaba recuperar al menos parte de la inversión de la tienda antes de ponerse a pensar en alta costura. Dejando de lado el trabajo de los preparativos y el estado mental tan diferente que se necesitaba en comparación al de crear ropa de diario, no sentía que fuera a tener tanto público o apreciación como a ella le gustaría. Había poca gente, la mayoría de mundos en los que el concepto de moda no estaba tan desarrollado como en el suyo. << Pasito a pasito>> se dijo. Enseñar a los rocavarancoleses a vestir como los dioses que eran era parte de su misión.

Atendió a las explicaciones del brujo y luego los comentarios de Dédalo. Le había estado dando vueltas al diseño de su fachada y sabía que necesitaba unas notas de color, pero ninguna de las plantas que conocía podrían sobrevivir en Rocavarancolia. Se había resignado a usar artificiales, pero a lo mejor aún podía conseguir algo mejor.

-¿Sería posible que me consiguiérais alguna enredadera para la fachada de mi tienda? -preguntó. Ya había acabado con el primer catálogo así que lo cerró, lo dejó en la mesa y buscó en su movil fotos de la fachada para que pudieran verla -He hecho algunas pruebas de pintura pero las que me convencen quedan demasiado sobrias y un mural quedaría demasiado recargado. Había pensado en algo de inspiración europea, como esto -dijo mostrándoles a continuación fotos que había tomado de distintas boutiques de Londres.

Enredo tomó un sorbo de su té con la mirada un poco perdida. Por supuesto el canal telepático que tenía abierto con Dédalo estaba siempre presente en su mente y por eso no se perdió el comentario de su amigo. No hizo ningún comentario ni ningún gesto que delatase aquello, le parecía que mantener una conversación privada delante de la gente era útil pero de malos modales, por eso prefería que nadie notase aquello.

<<No te preocupes, luego te enseño>> fue su respuesta. No es que las enredaderas fuesen difíciles de criar, como había dicho él eran plantas fuertes y resistentes.

-Algo creo que tengo para ponerme - respondió con media sonrisa pensando en lo pequeño que era su armario.

Su sonrisa se hizo completamente abierta cuando dama Isis preguntó si sería posible que le consiguiesen enredaderas para la fachada de su tienda.

-Por supuesto, poner algo más de verde en la ciudad siempre es un placer - respondió mirando las fotos que le enseñaba Isis.- Puedo conseguirte cualquier flor que quieras y del color que quieras. Tú me dices que colores quieres para tu fachada y yo lo hago.

>>Esas enredaderas pueden crecer en una fachada sí, puedo obligarlas y la humedad que necesiten la obtendrán de la tierra en que estén plantadas - comentó pensativo.- Incluso puedo poner distintos tipos en tu fachada. Si quieres esas que brillan pueden ir con otras distintas, así de noche tu fachada se iluminará como un árbol de navidad.

La respuesta de Dama Isis no tardó en llegar, desde luego pensaba ir a la apertura, tenía mucha curiosidad sobre cómo sería. Generalmente los negocios que se abrían en la ciudad no deban tanta importancia a las aperturas a simple vista, solía ser algo más discreto, mas pasado de boca en boca o con tarjetas mágicas, asi que le era algo llamativo el cambio que haría la frivy y que tal vez le daría posibles ideas cuando abriera el suyo propio.

Sonrió ante la respuesta de Enredo a su comentario, tanto mental como en voz alta, y escuchó curioso el interés de Dama Isis por aquellas enredaderas. Observó atentamente la foto que les mostró.<<Mm la verdad es que si quiere algo similar, sería algo vistoso en una ciudad tan gris como esta>> no había mucho verde en la ciudad, ni colores en general, asi que algo así definitivamente destacaría más el escaparate. Era una forma de vender y atraer a la gente.

El cambiante bebió de su té, mientras veía como su amigo se ilusionaba de inmediato al hablar sobre su dominio y no pudo evitar que le hiciera algo de gracia la situación. Últimamente, aunque fuera indirectamente, no dejaba de encontrarle clientela a este, de una u otra forma. <<Aunque bueno es más difícil que él me consiga a mi posibles contratantes a que yo le consiga a él personas interesadas por lo que hace>> ya fuese por su dominio o por sus habilidades como médico.

Los brujos con dominios como el suyo, plantas, madera, piedras…dominios no vivos; o si vivos pero manejables, eran bastante cotizados a la hora de realizar obras de cualquier tipo. No era ni tan raro.

Dédalo se mantuvo relajadamente en silencio, escuchándoles con curiosidad, cómodo, sin intervenir. Su conocimiento sobre el tema era bastante vago, sabia de plantas venenosas, aromáticas para especias o que servían para crear cremas, había tenido que ir aprendiendo poco a poco de tanto que viajaba y buscaba productos para vender, y seguía aún aprendiendo. Pero estaba lejos de saber tanto del tema como Enredo sabía sobre su dominio.

- Va a ser un interesante cambio. No solo el ya no tener que ir a otros mundos si se quiere cierta ropa confeccionada a las caracteristicas de cada cual, que es siempre lo mas fastidioso, sino que encontrar un edificio atrayecte a la vista sin connotaciones oscuras, suena increible- comento sonriendo, porque sí habia edificios muy espectaculares en la ciudad, pero generalmente contra mas lo eran mas inquietantes tambien. Que hubiese una tienda llamativa, sin que fuera un lugar de muerte para variar, era un alivio. Iba a tener que que informase bastante bien al respecto sobre como hacerlo con su fachada, para cuando abriera su propia tienda.

-Preferiría que no fuera muy llamativo, no quiero quitarle protagonismo a los escaparates -explicó. Le enseñó el tono de verde y el tipo de hoja que le gustaría para que pudiese hacerse a la idea -Aunque las flores luminosas son tan bonitas, me gustaría añadirlas al escaparate.

Dama Isis recibió con gratitud no solo que les hiciera ilusión la apertura de su negocio si no que apreciaran el cuidado que estaba poniendo en el diseño del edificio.

-Ya veréis cuando esté terminado, he contratado a un artesano libense para el frontal de la fachada principal y los muebles son todos restaurados -dijo con ilusión.

Una vez resuelto el tema de las enredaderas (que pensaba pagar, no aceptaría que el brujo le hiciese ningún favor) cogió la cajita con las muestras de perfume.

-No he podido investigar mucho sobre qué fragancias usan en la ciudad -dijo, sacando los botecitos uno a uno para mirar las etiquetas -Estoy buscando algo ligero y fresco que se pueda usar de diario y luego otro más suntuoso para la noche. ¿Qué me recomiendas? -le preguntó a Dédalo.

En la Tierra y en Libo además había visto que separaban los perfumes por género, cosa que no parecía tener relevancia en la ciudad aunque no lo sabía con seguridad. Esperaba que no, porque no tenía ni idea de qué criterios había que seguir para algo así.

Enredo asintió a las palabras de su amigo. Ciertamente el hecho de tener un lugar decente donde comprar ropa iba a cambiar la perspectiva de muchos. Si bien estaba seguro de que unos cuantos seguiría robándola en mundo vinculados, el hecho de haber un lugar con reputación en buena costura podía ser una muy buena forma de mostrar estatus. Y por otra parte estaba bastante seguro de que Irdil pensaba gastarse el dinero en ropa, no es que hubiera tenido mucho en qué gastar desde que estaba allí.

Por supuesto que el brujo le pagaba, no era un gran suma de momento, pero iba aumentando a medida que el conocimiento y la ayuda que le daba crecía. Había enseñado al idrino a hacer fórmulas básicas de alquimia para poder ayudarle, anatomía y medicina. Además el chico tenía buena memoria cosa que Enredo agradecía.

-Entiendo - dijo mirando las fotos que le enseñaba la veela.- Si te parece me paso un día por tu local con distintos tipos de enredaderas con flores parecidas y vemos cuál te gusta más.

No quiso decir que en realidad tenía poca idea de combinar y que seguramente la mujer fuese a elegir mejor que él en casi el noventa por ciento de los casos. Al fin y al cabo ella era modista.

No dijo nada respecto a los perfumes, no tenía mucha idea con aquello tampoco y era el trabajo de Dédalo aconsejar con aquello y saber vender el producto. Ciertamente Enredo no usaba cosas así, desde que la Luna lo habían bendecido usaba magia para restaurar la limpieza de sus ropas y la de su cuerpo a veces, salvo cuando necesitaba un baño. A pesar de ello al brujo siempre lo acompañaba un olor a tierra húmeda y a flores, muy ligero y fácilmente pasable por alto salvo que se pusiera cerca.

Escuchar toda la ilusión impregnada en la voz de Dama Isis al hablar de su tienda se le estaba contagiando y haciéndole darse cuenta también de lo mucho que aún le quedaba por hacer. El cuidado y mimo que estaba poniéndole a cada detalle desde luego iba a hacer una enorme diferencia.

<<Creo que voy a preguntarle luego quien está ayudándole con los muebles>> pensó sonriendo para sí, porque eso desde luego sí que iba a necesitarlo teniendo en cuenta la cantidad de mercancía distinta que poseía.

Dédalo la miro de vuelta, cuando vio a la frivy observando cada una de las botellitas de muestras, el cambiante se quedó unos instantes pensativos ante su petición. Bueno eso era un tanto generalizado, pero estaba bien con ello, aunque en la ciudad contaba mucho también el gusto de cada cual.

-Bueno, los maestros de los aromas son los daelicianos. No todos los olores que crean son súper dulces o asfixiantes, como se puede creer. Pretenden agradar al sentido, no matarlo- añadió pues cuando se hablaba de daelicianos se tendía a pensar en que todo era excesivamente exagerado, sacando un par de botecitos de muestra, uno con un contenido de un rosado apagado y el otro de un azul oscuro- Estos son bastante ligeros, se suaviza con el pasar de los minutos y dejan un aroma bastante perdurable durante el día, sutil. Y no dejan manchas, a pesar de lo coloridos que son - añadió con una sonrisa relajada  y confiadaantes de revisar un poco más los botes, intentando hacer memoria, antes de sacar otro par más para que ella pudiera también olerlos si le apetecía.

- Este es de libo, los aromas de allá suelen ser fuertes, atrapantes y con ese toque medio exótico, o bueno así los percibo yo. Es usado mayormente por las mujeres libenses de clase alta. Son mas de aromas florales, no pasan desapercibidas - rebusco entre los perfumes pensativo, hasta dar con uno mas que coloco junto al botecito libense- Tengo tambien esta muestra de alguno que suele usar los hombres libenses alla. Ellos son mas de aroma de especias y aderezos, como los que se echan en la comida -añadió porque era una más descripción y perspectiva propia, aunque lo de que si eran más llamativos sí que lo eran. Tener libenses perfumadas cerca era como esta en un prado de flores y con los hombres,  a la larga terminaba dandole hambre. A el al menos. Tras eso mostró el segundo botecito que saco.

- Y este es sinhadre, no es tan contundente como el de libo, pero es bastante suntuoso, como dijiste, mas elegante -añadió con una relajada expresión pensativo antes de continuar- Es aromatizante y agradable porque se queda en el olfato sin mucho esfuerzo. Tiene ese aroma inconfundible a madera y bosque. - añadió sonriendo de forma ligera, dejando las cinco botelltias frente a ella apra que lo comprobase por si misma, siendo solo alguno de los ejemplos. Eran aromas, que ademas que no podian encontrarse normalmente en la ciudad, no sin magia al menos, ya que las plantas, arboles y flores, brillaban por su ausencia en gran parte de la ciudad.

-¡Sería ideal! Muchísimas gracias -le respondió a Enredo. -Aguarda que te escribo la dirección.

Sacó del bolso un taco de post-its con forma de langosta y su bolígrafo de Pusheen y anotó las indicaciones para llegar a su local y el horario en el que podía encontrarla allí, luego le pasó la nota al brujo.

-No es muy profesional pero todavía no me han llegado las tarjetas de visita -se disculpó.

La verdad es que parecía que todavía no había mucha costumbre de tarjetas de visita en la ciudad, aunque sabía de algunos negocios que las usaban. Supuso que con todo el tema de las calles no tenían nombres y las direcciones podían volverse largas y enrevesadas era algo más complicado.

Dédalo le hizo una breve explicación de sus recomendaciones, y según hablaba la veela iba probando los perfumes. Algunos eran cercanos a los olores a los que estaba acostumbrada en Frivo, otros eran algo completamente nuevo para ella, exóticos y mágicos. Le encantaron todos.

-Me parece una selección maravillosa. Me los quedo todos -concluyó con una sonrisa después de dejar el último frasquito de vuelta en su hueco -Puede que en el futuro te pida más variedad pero creo que es un buen comienzo, ¿no crees? Veamos qué falta…

Devolvió la caja al escritorio, ya solo quedaba el cofre con las últimas muestras. Miró su té, que se había quedado frío, junto al primer catálogo. Dama Isis tendía a centrarse en su trabajo y olvidarse de todo lo demás, pero tampoco era plan de no terminarlo ya que se habían tomado la molestia de preparárselo. Lo calentó con magia y lo apuró en un par de sorbos antes de abrir el cofre.

-Vaya… -murmuró, admirada, según fue sacando joyas y retales del cofre y colocándolos con cuidado donde pudieran verse bien. Le gustaba el sentido del dramatismo que tenían tanto Libo como Daelicia y que se reflejaba tan bien en su vestimenta. Quería eso en la ciudad.

Como antes, hizo las fotos pertinentes, añadiendo esta vez algunas anotaciones a cada archivo sobre el tacto y el peso.

-Te mandaré un dosier con el pedido completo en un par de días -le dijo a Dédalo una vez hubo terminado. Tenía que decidir las cantidades y eso le iba a llevar algo de tiempo.