Torre Serpentaria (Archivo I)

Recuerdo del primer mensaje :

Sepalian Xila se dirigió a los allí congregados y esperó a que se hiciera el silencio.
-Esta es la Torre Serpentaria, una de las más antiguas torres de hechicería de nuestra ciudad. Acogerá a magos, brujos y criaturas con mucha magia -decía desde su máscara sin rasgos pero con raíces cruzadas por todas partes-. Los hechiceros somos pocos pero podemos hacer muchas más cosas que otros. La magia no es sólo un arma que usar en la batalla sino que también puede ayudar a crear y conservar. Y no sólo eso, pues también puede torcer y engañar, ocultar y revelar, y puede hacer cosas para las cuales no existen verbos que las describan. Yo os animo, nuevos ciudadanos, no sólo a que bebáis de las maravillosas fuentes del conocimiento mágico, sino también a que contribuyáis a este noble saber capaz de elevar a quien lo comprende. Dentro de esta torre encontraréis todo lo básico para iniciar vuestro camino por la senda de la magia y estableceros en la ciudad y colaborar en vuestras investigaciones y aprendizajes -a Sepalian le estaba gustando su discurso. Le agradaba la imagen de importancia que debía estar proyectando sobre los recién transformados.
-Este es un lugar serio de trabajo, así que rogaré a los curiosos que os abstengáis de entrar. Por eso también os daré la contraseña para sortear el hechizo de la puerta.
Con un gesto de la mano del brujo, pequeños papiros salieron de un bolsillo de su túnica para ir a manos de los allí presentes.
"Por la puerta trasera he de entrar", podía leerse en ellos.
-¡Memorizadlos! ¡Ya! -exigió Sepalian. Y al momento, cerró la mano en un movimiento enérgico que acompañó de una sílaba distorsionada. Los papiros ardieron con un fogonazo que los hizo desaparecer sin quemar las manos de los hechiceros.
-Sed bienvenidos a la Torre Serpentaria -concluyó.

- Pues más o menos lo que tu quieras.- la mesa onduló como la superficie del agua al caer una piedra. Y al poco salió, flotando, una burbuja con un estampado de madera cortada que al principio le daba un aspecto macizo, pero que resbaló dando vueltas ingrávido mientras las lineas oscuras dibujaban patrones en la pompa. Otras mas pequeñas le siguieron y al alcanzar la altura  de sus rostros explotaron con un pequeño plop. Del lugar que antes ocupaban salieron pequeños caballos, que descendieron por unas escaleras diminutas, de mármol, quizás. "Es un sueño" Aclaró una voz con un ligero eco, algo que no se sabía muy bien si era Brina o Seon, o quizás Zarim en falsete. Los caballitos llegaron a un trampolín a pocos centimetros de la superficie, donde la madera, de textura de agua, daba ahora olas embravecidas marcadas sus curvas con las vetas naturales del mueble. Tomando impulso, saltaron.  Las pequeñas figuritas, hundidas en la superficie, reaparecieron como sirenas de piel de cristal. Estas estaban muy comodas en su mar antinatural y agitado, y saludaron con sus dedos y risitas que sonaba a vidrio roto.
Una de ellas, de rizos esculpidos como una estatua barroca, creció hasta ocupar gran parte de la mesa. Pestañeó con suavidad en dirección al hado, sonriendo sin abrir los labios.
Alargó una mano delicada y transparente hacia su mejilla, vacilante, y al poco lo agarró, arrastrandolo a lo profundo sin que se pudiese hacer nada por evitarlo.
Y después, la oscuridad.
En torno a Vacuum había poco más que negro, aunque su silueta aparecía con un leve resplandor blanco, y de intentar hablar, vería que sus palabras salían acompañadas de burbujas resplandecientes, de agua nacarada. Y así vería a Seon, que estaba ahora como una sirena. Sus piernas desaparecían en en una cola con escamas de un color ambiguo y centelleante, que cambiaban de verdes a violetas y azules según el ángulo. Por la piel lechosa, al descubierto, de su torso trepaban algas que se enredaban para tapar su pecho. El pelo flotaba arremolinandose en torno a su cara, bajo la cual, a ambos lados del cuello, habían aparecido sendas agallas.  Sus ojos estaban también ligeramente distintos, atravesados por pupilas verticales. Al sonreir, unos dientes afilados y puntiagudos se mostraron al hado.
"Pide lo que quieras" De nuevo, la risa que sonaba a copa rota. "Porque todo es posible en un sueño. Y mi trabajo es lo imposible"

En vez de responder, Seon se deshizo en una llama azul que se extinguió poco después, iluminando la negrura sin mostrar nada nuevo por unos segundos. El humo resultante formó espirales que tejieron una nube en torno al hado. Se le metió en los pulmones: olía a frambuesa y a madera mojada.
Luego vendría una calidez en la punta de sus dedos, poco más que un hormigueo. En cada uno de ellos una pequeña llamita titilante, roja como la sangre recien derramada. De mover la mano, vería que dejaban en la negrura un rastro de fuego, como un dibujo que no quemaba.
Otra risa de vidrio roto.  En torno al primer esbozo, llegó de la negrura una sirena de cristal. La chica saludó languidamente al hado, más interesada en los patrones llameantes de sus manos. Con índice y pulgar retiró de las lineas una mota rojiza y se la colocó detrás de la oreja, sobre el pelo esculpido. La llama floreció como un pequeño jazmín. Repitió el movimiento, y cuando tres florecillas estuvieron adornando a la muchacha, esta alzó la vista al fin hacia su espectador, que aun tenía los dedos encendidos pero que ya no podía dibujar con ellos.
Había otra sirena detrás de Vac, y nadó a su alrededor, cogiendole una mano sin previo aviso y llevandosela a la boca. Si parecía que iba a besarsela, nada más alejado puesto que se la mordió. No fue particularmente doloroso,pero se llevó con ella la luz, que ahora bailaba dentro de ella.
La primera sirena se tapó el rostro, moviendo la cola como si se riera.  Una tercera dió un beso en la mejilla al hado, y sin que se diera cuenta, apagó la otra mano.  
Las tres muchachas, se juntaron frente a él, mudas. Aquella que tenía llamitas como luciernagas en su cuerpo sonrió y señaló hacia arriba. Sopló sobre su palma en aquella dirección y cientos de ascuas salieron, quedando como estrellas sobre el fondo negro durante unos segundos. Los justos para apreciarlas antes de caer fugaces, como nieve que se deshacia en su piel.
Más risitas.
La que tenía flores en el pelo dio una voltereta  en el agua negra. Se llevó las manos a la garganta y cantó: Su voz eran notas mojadas en una copa de agua. Pequeñas chispas se encendían en el aire, y como antes habían hecho sobre el pelo de la sirena, se abrían en petalos las lenguas de fuego al ritmo de lo que se oía, difuminandose poco después.
Entre las flores que iban y venian, bailaban dos figuras esculpidas en el dorado de una llama: una joven con un largo vestido de cola, y la silueta de un chico con chaqué.  Se desplazaban por el aire elegantes, concetrados en un ambiente imaginario del que el resto no eran partícipes. Él la hacia girar a ella en la pista de baile, y cuando la musica tocaba a su fin, la atraía hacia sí, deshaciendose en humo al juntar los rostros.
La última de las sirenas resplandecía como lo había hecho la soñadora, con una luz propia y distinta.
Ahuecó las manos y el dibujo de fuego anterior fue arrastrado hacia ellas, llenandolas con una unica llama, ahora azul. El latir de un corazón, un martilleo constante y profundo, resonó en el vacío. La jovencita transparente le tendió el contenido de sus manos y el fulgor se hizo, por unos momentos, demasiado intenso para aguantar la mirada.

Y así, Vacuum atravesó la puerta a la realidad.

Y Seon, despertó, habiendo cumplido su contrato.
***

La soñadora sentía la pesadez de la realidad, ciñiendose en torno a ella como otra prenda más. A veces esta sensación iba y venía y todo parecía otro escenario de su mente. Seon se llevó las manos al final de su pelo, enredando los mechones en sus dedos pensativa. A su llegada a Rocavarancolia este flotaba sobre sus hombros y ahora ya había alcanzado su pecho. Comenzó a trenzarlo frente al espejo que había comprado para su habitación. Lo recogió atrás en la nuca y lo prendió con horquillas con cuidado. Después se volvió a frotar los ojos y jugó a imaginarse a Brina sentada en su cama, haciendole compañía.
- Buena claridad!- dijo una vez en la cocina besando fugazmente a su edeel.
- ¿Que oscuridad ha caido, que te despiertas a estas horas?
- He terminado mi trabajo con Vac. Pensaba dar un paseo por la ciudad.

Alder tendió su tenedor hacia ella, con un pedazo de fruta fresca que desapareció pronto.

- No, quedate con el tenedor también. Yo salgo ya.
- Apenas has probado el plato, Alder.
- Esto es algo que hice porque me quedé con hambre, pero debería irme ya. Alguien debe traer dinero a casa, ya sabes.- bromeó. Tuvo un último gesto cariñoso con ella y desapareció por la puerta. Seon comió un poco más, con bastante parsimonia a pesar del hambre y luego salió por el mismo lugar.


Sigue en el Jardin de la Memoria.

Alder se quedó mirando al chico-cosa-árbol de su puerta un momento antes de reaccionar, por lo absurdo de la escena. Su pareja estaba metida en un nido de ramas, dormida apaciblemente. Él no le sonaba de nada, pero no podía ser menos de amigo, porque la traía protegida.
- Errr. Hola. ¿Funciona el servicio a domicilio hasta su cuarto, o prefieres que la cargue yo? Creo que con que la dejes en el sofa, nos vale.

Dirke había llamado a la puerta con un pie, todavía cubierto de madera y con Seon a la espalda. La chica no habia despertado en todo el camino. En cuanto se abrió la puerta, reconoció a Alder. No estaba seguro de si lo recordaría de la vez que estuvo frente a Maciel o si le conocía si quiera, por lo que decidió responder de la manera más educada y llevó a Seon hasta el sofá. Una vez la coloco, sus brazos volvieron a ser brazos, y su piel retomó su aspecto normal. Tendió una mano a la peliverde y se presentó:

—Soy Ramas, encantado. ¿Tú eres Alder, no?—no sabía qué más decir. Estaba desnudo y acababa de traer a Seon durmiendo. Él sabia que no era ningún tipo de violador y que la soñadora no había sido intoxicada con cloroformo, pero prefería no decir nada hasta saber si la sinhadre despierta coincidía con él.

Alder tomó la mano que le ofrecían, pero su vista se había desviado lejos del rostro de su interlocutor.
-¡ Un chico desnudo en mi hogar! Que honor, ultimamente nadie me alegra la vista. Solo tengo dos preguntas:¿Por qué no me he enterado de esto? Y ¿Qué tal ha ido?- Lo dijo a medias burlona a medias pícara, dejando claro el sentido. Esta vez mirandolo a los ojos.- Ah, si, sí soy yo. Alder. Pero volvamos a lo de la ausencia de tu ropa. Tengo que decirle a Seon que dormirse después está feo.

Dirke malinterpretó a la sinhadre por varios puntos, o más bien pasó por alto ciertas insinuaciones.

—Si te molesta puedo taparme—ofreció ante la mención a su desnudez. De haber tenido sangre y no savia, se habría percibido cierto rubor en sus mejillas. Dirke no le daba ninguna importancia a su desnudez, hasta que otros se la daban. Aún así, no le afectaba de la misma manera que hace unos años, sino más como un resquicio de su vieja vergüenza—. No sé por qué no te has enterado, Seon no me ha dicho nada al respectivo—recuperó su tono despreocupado—. Y ha estado bien, subimos un colchón a un tejado cerca de Maciel, para espiar a los cosechados y eso. Es que le hablé de que cosecho en Varmania y acabamos yendo a buscar a Marsi—no era consciente de que estaba dando demasiada información de golpe y podría estar confundiendo a la chica.

-Pues el examen por así llamarlo lo tengo con dama Urticaria, ya sabes, la chica ulterana que tiene una botica. No es nada secreto, simplemente ha sido repentino, de un día para otro. De forma literal por desgracia.- le expliqué al foner mientras buscaba en un diccionario un par de palabras que no tenía muy claras.- Aprendería alquimia por mi cuenta pero.... es complicado. El seguir una receta escrita en un libro no te hace alquimista y yo necesito improvisar para algunos antídotos. En resumidas cuentas tardaré mucho menos tiempo con un maestro, en caso de no poder aprender con ella supongo que me tendré que especializar en magia de curación.- dije un poco resignado.

<<¿Y eso sería realmente malo?>> pensé <<Ayudar a las personas como un médico o un curandero no estaría mal. ¿Habrá alguno en esta ciudad? Mi tío a veces decía que no hay mayor satisfacción que salvarle a alguien la vida, me pregunto si yo valdría para ello. Podría intentarlo, es mucho tiempo de estudio, pero quién algo quiere algo le cuesta, y así podría ayudar a mis amigos y curarlos si alguna vez tienen un accidente. Sí, ¿por qué no iba a poder? Un nuevo comienzo Enredo, todo es posible ahora>>. Las últimas palabras del foner me sacaron de mis pensamientos y lo miré frunciendo el ceño tratando de discernir el significado de estas.

-¿Qué quieres decir? ¿Te ha pasado algo?- pregunto con preocupación.

Sabia de quien le hablaba, no tenia mucha opinión real de ella pues no podía decir que la conociera demasiado.Si es que algún novato podía conocer bien a otros transformados que no fuesen de su generación, claro. Agradeciendo sin palabras la ayuda que pudiera recibir en la traducción, las runas le eran un poco complicadas pues llevaba bastante tiempo teniéndolas apartadas de su mente. No dijo mucho mas centrado en los dibujos de las runas que intentaba realizar y el entender adecuadamente el libro que tenia abierto delante suya mientras escucha lo que tenia pensado Enredo.

-Te diría que pierdes el tiempo dado lo que aprendí recientemente- respondió con una media sonrisa tras escucharle hablar de como aprendería mas rápidamente alquimia con un maestro que por  su cuenta- Pero claro, yo fui a por una de las transformadas mas complicadas de la ciudad y no de buenas maneras, precisamente. No jugué bien mis cartas y salí perdiendo, escaldado y con bastantes cosas en las que pensar- añadió frunciendo un poco el ceño concentrado en una de las runas que se le había emborronado, teniendo que volver a comenzar- Tal vez Dama Urticaria sea diferente, quien sabe. Pero intenta no hacerte muchas ilusiones....lo aprendí a las malas y por cabezoneria. Nadie en esta ciudad da nada gratis - continuo mirando al brujo con el trozo de carbón con forma de lapicero, entre sus dedos- Somos novatos para todos ellos Enredo, no hay nada que vayan a necesitar de nosotros, pero bueno...tu tienes algo que ofrecer con  el tema de los venenos, tienes un punto a tu favor, supongo. Así que te deseo suerte - finalizo volviendo su atención al libro y al papel donde andaba dibujando la runa para practicarla, hasta que no pudiera hacer el circuito correctamente en el papel no intentaría hacerlo en algún objeto que llevaría posteriormente encima, para cuando pudiera darle magia, activarlo en cualquier momento. Dado que la magia tendría que anclarla alguien de mas nivel que el, solo seria de un uso, pero esperaba que fuese suficiente para lo que pretendía hacer en F.O.N.E.R.A. No veía necesidad en responder su ultima pregunta, en lo anterior mente dicho creía haber dejado mas o menos claro lo que le había ocurrido y tampoco tenia muchas ganas de ponerse a dar detalles, ya era bastante patético el saberlo el mismo, gracias.

- ¡Noo! ¿Que en mi sonrisa e insinuaciones te ha dado a entender que no me gustas así?- Alder le sacó la lengua bromista, mientras se sentaba en el reposabrazos del sofa.- Que aburridos los dos. Nunca una frase que incluya desnudos y un colchón tendría que terminar de esa manera. Y con Seon. -era sin duda un agravante- Lo penaria la ley, si la hubiese.
Cruzó las piernas, apoyada con el codo en el respaldo y le dedicó una sonrisa con todos los dientes.
- ¿Un té? ¿un poco de iniciativa, quizás? ¿O con agua y sol te vale?

No pude evitar soltar una risa despectiva con el comentario del foner, pero no dirigida a DL, si no a su comentario. <<De las transformadas más complicadas.... lo dudo>> pensé, <<A este no lo han envenenado>>.

-Bueno, aún puedes ir a hablar con.... como se llama este.... bueno, el otro cambiante.- se me había olvidado el nombre, y lo cierto es que tenía mucho que leer como para ponerme a recordarlo.- No me interesan tanto los venenos como sus antídotos, tengo un par de enredaderas que podrían dar problemas y necesito los antídotos. Bueno, no es que los necesite pero sería recomendable,- comenté haciendo una mueca.

Después de eso me sumí en silencio hasta que el foner me necesitase, planeaba pasar allí toda la noche aprendiendo y cuando se hiciese de día me iba a ir a la biblioteca para averiguar mas cosas. Pensaba exprimir el tiempo lo mas posible hasta mi cita con la alquimista.

El libro de runas era un pequeño dolor de cabeza. Había perdido practica dibujándolas y el mas pequeño fallo mandaba a la mierda el circuito. Suspirando tomo el libro de runas y el de hechizos que había encontrado y que había medio traducido, al menos lo que le interesaban gracias a un diccionario.

-Se llama Yip -le recordó al ver que no se acordaba del nombre tan simple mientras recogía lo que había estado usando devolviéndolo a sus estanterías- Ya fui a hablar con el, es majo pero confunde solo verlo - añadió terminando de recoger y metiendo todos los apuntes que había tomado de los libros, tanto las runas como los hechizos que había logrado traducir, guardándolos en la bolsa- No se como va eso, pero para obtener antídotos debes saber primero las características del veneno y en muchos caso dicho antídoto se saca del veneno en si, evidentemente tienes que tratarlo antes o te estarás metiendo doble dosis - añadido encogiéndose de hombros viendo a Enredo concentrado en lo que hacia yendo hacia donde debería estar la entrada, inexistente ya que solo se podía entrar con intangibilidad- La alquimia no debe diferenciarse mucho de la química, quitando el componente mágico, claro. Así que, si quieres buscar la vacuna o antídoto de tus enredaderas...busca todo lo que haya sobre el veneno primero. No puedes aprender a hacer antídotos sino sabes  a que te enfrentas antes, aunque bueno veo que estas en ello - añadió con un poco de pereza y un poco entretenido al ver que leía libros sobre plantas medicinales, echándose a si mismo el hechizo intangible- Suerte con tu aprendizaje y con Dama Urticaria, volveré por aquí si necesito volver a mirar ese condenado libro de runas- añadió como despedida hacia el brujo antes de atravesar la pared de la biblioteca y bajar a la primera planta, deshaciéndose del hechizo en la primera planta para ya salir del torreón.

Sigue en la Sede de los Taumaturgos.

Dirke empezaba a sentir cierta incomodidad gracias a los comentarios de Alder. Se acercó al sofá y se sentó tratando de restarle importancia.

—Fue divertido de verdad—se quejó de broma a Alder. Realmente se lo había pasado bien aquella tarde—. Té mejor no, pero un vaso de agua estaría bien. Me sabe mejor sola—añadió a título informativo, a pesar de que resultara de cajón.

Saludó a Atol con la mano y un "hola" alegre y se interesó por la última del repoblador. Gracias a dios que no solía parar por la sede más de lo necesario, o probablemente se acabaría desquiciado. Aquel poltergeist era un experto minador de paciencias y ver los efectos que causaba en la gente, hacían dudar a Dirke de que la suya propia fuera infinita.

Conversó durante un rato con con Alder y Atol y no fue hasta que su cuerpo empezó a brillar tenuemente que decidió volver a la sede. Salvo excepciones, al hombre árbol le gustaba presumir de mantener un horario de sueño propio de las plantas. Eso y que realmente se agotaba si trasnochaba. Así, se despidió asegurando que volvería otro día.

Con las energías renovadas y la barriga bien llena, sin rastro del malhumor que llevaba al salir, llegué a Serpentaria. Tan de buen humor iba que le di las gracias de forma exagerada a Tsusu cuando me abrió. Dentro, en unos sofás y para sorpresa mía, me encontré con Dirke charlando con Alder y con Seon dormida.

—¡Hola! Qué envidia de compañía que tienes, Dirke. Pasaba a saludar, que Tap me ha echado de la Sede, y para echar un rato en la biblioteca—acompañé mis palabras del dedo índice señalando hacia arriba—. ¿Todo bien por aquí? O... ¿interrumpo algo?—inquirí finalmente entre risas.

Luego le respondí a lo que preguntó de Tap y seguimos hablando un rato. Cuando se marchó, yo volví a lo mío y me dirigí al estudio.

Estuve buscando nuevos hechizos de todo tipo pero sobre todo de más fuerza que los que usé en las pruebas. Tendría que haber hecho esta visita antes, maldita sea, porque había algunos ofensivos que... O los defensivos... <<"Reversión de entropía": blablabla... ¿Cómo afectaría a un poltergueist tramposo?>> pensé con diversión al recordar el golpetazo contra la puerta. Buscando y encontrando hechizos, información, de vez en cuando afloraba una sonrisita que no me gustaba ni un pelo: todos esos hechizos podría hacerlos algún día, y no eran precisamente suaves. Nunca me había parado a pensar en el poder de mi transformación tanto como en esas horas. Pero era un soldado, había entrado al ejército y el abanico de hechizos a mi alcance era... devastador. <<Qué demonios hago aquí entonces... Sorteando las trampas de Tap e ignorando sus tonterías... He tenido que comer fuera, incluso>> Los pensamientos sobre el repoblador no hacían buena mezcla con los delirios de grandeza. No, en absoluto.


Aún faltaban un par de horas para amanecer cuando la incomodidad de la silla acabó despertándome. En silencio, salí de la torre hacia la Sede de los Taumaturgos.

El olor a frambuesa y a madera mojada inundo sus pulmones justo antes de que en la punta de sus dedos se encendieran unas llamitas de color rojo sangre. El griego probo a agitar sus manos, y sus yemas ardientes dejaron un rastro incandescente en la negrura que le rodeaba. Una ligera sonrisa se extendió por el rostro del muchacho y empezó a dibujar, pero no había echo mas que un par de trazos cuando una nueva sirena de cristal apareció frente a él, precedida por su risa de vidrio roto. La criatura observaba las lineas encendidas con atención, y tras unos instantes de inmovilidad, alargó su mano y retiró una mota brillante de uno de los trazos, llevándosela detrás de la oreja y prendiéndola en su pelo esculpido. La chispa floreció como un pequeño jazmín, y la muchacha repitió la operación dos veces mas, mirándole a los ojos por fin en cuanto terminó.

Antes de que pudiera decir nada otra sirena se unió a la primera, pero esta le cogió de la mano e hizo el amago de besársela. Fue un mordisco lo que recibió en cambio, y con una pequeña mueca el hado retiró la mano, ahora apagada. No había sido especialmente doloroso, pero si inesperado, por eso el beso de la tercera criatura le pillo desprevenido. Apenas si se dio cuenta de que la muchacha había apagado su otra mano, por lo que simplemente se limitó a observar la extraña función. La sirena que tenía llamitas bailando en su interior señalo hacia arriba, y soplando sobre la palma de su mano, llenó la negrura de estrellas que permanecieron inmóviles un instante antes de caer con la misma languidez de la nieve. La muchacha de las flores en el pelo empezó a cantar con una voz de cristal mientras las chispas que les rodeaban empezaban a florecer. Dos figuras esculpidas en fuego danzaban entre las flores, y el movimiento del conjunto tenía atrapados los sentidos del chico.

La tercera y última criatura empezó a brillar con luz propia, al igual que lo había hecho Seon, y ahuecando las manos atrajo el dibujo hacia su interior, trasformándolo en una única llama azul. El latido de un corazón reverbero en el vacío, haciendo vibrar el cuerpo del griego. Vac no sabía si era su propio pulso el que escuchaba, pero le daba igual, solo tenía ojos para lo que la sirena le tendía. No llegó a distinguir que era, pues su fuerte fulgor le cegaba, y para cuando se dio cuenta...

... ya había despertado. La sensación de haberse quedado a solo un paso de encontrar algo importante que suele acompañar a los sueños conclusos llenaba el pecho del hado, pero a pesar de ello había podido descansar toda la noche. Una ligera sonrisa cortaba su rostro, y antes de ponerse en pie agradeció en silencio aquella paz onírica a la soñadora. Sin lugar a dudas, aquel iba a ser un buen día.

Alder aflojó el lazo con Dirke, sonriendo de forma menos sugerente y sirviendole un vaso de agua con completa normalidad. El helión entró cuando la chica iba a hacer un comentario, pero al quedarse con la palabra en la boca, se olvidó.
- ¿Que vas a interrumpir? Soy un alma inocente y llena de virtud.- bromeó.

La conversación continuó un rato más, hasta que dirke se marchó. Era un muchacho agradable y guapo, lo suficiente como para que sintiera no haber llevado más razón en sus bromas. Seón estaba haciendo amigos, lo sabía cuando hablaba con ella por las tardes o en las noches claras. Se quedó con un regusto amargo, pensando en como ahora era muy sociable pero estaba alejandose de los lazos de verdad.

Escucho al foner a medias y al final lo veo irse. Me centro en la lectura, el tiempo pasa y yo sigo almacenando información sobre plantas, fundamentos alquímicos y cosas por el estilo. Cuando me entra hambre bajo a por algo de comer a pesar de que son las tantas de la madrugada, así mismo cuando me empiezo a notar cansado uso un par de hechizos para despertarme. Necesitaba exprimir el tiempo tanto como pudiese, es posible que no consiguiese pasar la prueba pero al menos que no dijeran que ni lo intenté.

Avanzada ya la mañana y a pesar de que me quedan aún cosas por leer decido ir a la biblioteca, lo del libro mudo aún me escama y quiero ver que tienen de ello en la biblioteca. Es posible que ni siquiera sea un libro humano, si no ulterano y que este perdiendo el tiempo, pero tengo que asegurarme.

El lugar como siempre silencioso, y los libros por supuesto desordenados y los más interesantes escondidos, desde luego Biblios debía aburrirse mucho para cambiar los libros de sitio prácticamente todos los días. Me lleva un tiempo bastante largo encontrar el libro que busco y cuando lo encuentro me sorprendo bastante. No es un libro precisamente grande, pero lo mas interesante es el interior, pocas palabras hay, y las que hay están dentro de dibujos. Intento leer algunas palabras y por supuesto no puedo. <<Los misterios del libro mudo ¿eh? Que interesante>>.

Sigo leyendo mas cosas y cuando ya empieza a atardecer salgo hacia la botica.

Sigue en la Botica de la náyade.