Torre Serpentaria (Archivo I)

Recuerdo del primer mensaje :

Sepalian Xila se dirigió a los allí congregados y esperó a que se hiciera el silencio.
-Esta es la Torre Serpentaria, una de las más antiguas torres de hechicería de nuestra ciudad. Acogerá a magos, brujos y criaturas con mucha magia -decía desde su máscara sin rasgos pero con raíces cruzadas por todas partes-. Los hechiceros somos pocos pero podemos hacer muchas más cosas que otros. La magia no es sólo un arma que usar en la batalla sino que también puede ayudar a crear y conservar. Y no sólo eso, pues también puede torcer y engañar, ocultar y revelar, y puede hacer cosas para las cuales no existen verbos que las describan. Yo os animo, nuevos ciudadanos, no sólo a que bebáis de las maravillosas fuentes del conocimiento mágico, sino también a que contribuyáis a este noble saber capaz de elevar a quien lo comprende. Dentro de esta torre encontraréis todo lo básico para iniciar vuestro camino por la senda de la magia y estableceros en la ciudad y colaborar en vuestras investigaciones y aprendizajes -a Sepalian le estaba gustando su discurso. Le agradaba la imagen de importancia que debía estar proyectando sobre los recién transformados.
-Este es un lugar serio de trabajo, así que rogaré a los curiosos que os abstengáis de entrar. Por eso también os daré la contraseña para sortear el hechizo de la puerta.
Con un gesto de la mano del brujo, pequeños papiros salieron de un bolsillo de su túnica para ir a manos de los allí presentes.
"Por la puerta trasera he de entrar", podía leerse en ellos.
-¡Memorizadlos! ¡Ya! -exigió Sepalian. Y al momento, cerró la mano en un movimiento enérgico que acompañó de una sílaba distorsionada. Los papiros ardieron con un fogonazo que los hizo desaparecer sin quemar las manos de los hechiceros.
-Sed bienvenidos a la Torre Serpentaria -concluyó.

Alguien cargado de olores había entrado recientemente, por lo que deduje que ya había gente despierta tanto en la Sede como aquí. Y eso implicaba dolores de cabeza que compensaban el no poder beber.

-¿Hay alguien despierto que me abra, porfa?-pregunté a voz en grito.

Tsusu se encargó de la puerta y, tras excusarme por no haber avisado, pasé al interior. Había una especie de reunión en la cocina, así que allí me dirigí. El plan era pasar, dejar la poción, explicar y largarme, pero al ver a K y Alder se torció la cosa. <<Porras, pensaba que estarían en la Sede...>> Pero el cambio de plan no era tan malo, aunque implicaría estar más tiempo.

Me apoyé en el marco de la puerta y di unos golpecitos en la pared mientras esbozaba una sonrisa.
-¿Toc, toc, se puede? ¡Buenos días! ¿Cómo van esas cabezas, bien?-inquirí bromeando.-He traído una poción para estas ocasiones, os la dejo en la encimera.

No me paré a pensar en que estaba en su casa ni antes ni después de hablar. Tras decir eso, saqué una de las botellas de mi bolsa y la dejé donde dije. Además, saqué un trozo de pergamino y escribí la receta con letra clara.
-Listo. Para que luego digáis de mí, ¿eh?-dije, ya sin tono de broma aunque me estuviera divirtiendo de lo lindo.

Mientras decía eso, volví a apoyarme en el marco de la puerta, reacio a irme tan rápido. <<Unos minutos, va>>

Shizel escuchó en silencio los distintos recuentos de lo que había pasado en la taberna sin hacer ningún comentario, cosa rara en él. Aunque estaba manteniendo una fachada impecable, escuchando atentamente con una sonrisa en los labios, de haberse reflejado su estado de ánimo en su rostro éste habría sido una máscara de hielo.

Sentirse prescindible no era algo a lo que Shizel estuviese acostumbrado, y sentía un mordisquito, pequeño pero punzante, de rencor a medida que los demás iban turnándose para narrar los eventos de la noche pasada. No, por supuesto que no le habían echado de menos. Se lo habían pasado igual de bien sin él.
-Por lo visto no os habéis aburrido, me alegro- dijo de forma perfectamente creíble y perfectamente hipócrita. No se alegraba ni un poco.

Automáticamente su mente fragmentó su malestar, y viéndolo desde esa perspectiva fría Shizel se dio cuenta de que molestarse por algo así era una tontería. ¿Qué importaría dentro de unos meses? Nada.
"Te vas", fue el pensamiento que mantuvo a flote mientras posaba la mirada en los distintos presentes en la sala. "Recuérdalo."
En mitad de aquel comedor lleno de gente Shizel sintió que en lugar de ponerle al día aquel reencuentro le distanciaba de los demás. Había sido una buena llamada de atención para recordarle que evitase encariñarse demasiado.

Salió de su ensimismamiento ante el numerito que protagonizaron tanto Karime como Alder y que le hizo fruncir el ceño. Él no le había comentado a nadie en ningún momento los tejemanejes que se traía tanto con la sinhadre como con DL. No le había hecho gracia saber en su momento que la primera se lo había comentado a su amiga con pelos y señales, ¿pero cómo se había enterado también de eso?
Si lo sabía, a Shizel le parecía de muy mal gusto hacer bromas así al respecto. Ahora sí disparó a Karime una mirada claramente molesta, que mutó a una sonrisa educada cuando se giró a saludar a un recién llegado Branniel.
-No creo, parece que lo habéis pasado de maravilla- "sin mí", añadió mentalmente. Aprovechó para dar un sorbo de prueba a la infusión que Jack había traído, por si surtía algún efecto sobre el desajuste horario que estaba arrastrando.

-Enredo ha subido hace un momento-respondió sucintamente a DL. Observando los cambios que se habían dado sobre el foner recordó que el amarillo era su color natural de pelo, por lo que no era un experimento al azar-. Felicidades, ahora eres un poco más exótico.
>>Tengo que pasarme por el mercado de todas formas- dijo mientras se levantaba de la mesa y se despedía de los demás-. Cuéntamelo por el camino.
Normalmente no habría usado el imperativo, aunque lo hubiese hecho con un tono de voz normal, pero esa mañana se le habían quitado las ganas de pensar en otras personas.

Sigue en el Antiguo Mercado.

Realmente serpentaria era un lugar de reunión, el ultimo en parece fue Jack trayendo una bebida para paliar los males de la noche anterior y que DL realmente agradeció. Escuchar que Enredo se había ido momentos antes de que el llegar ale extraño un poco  y se recordó a si mismo que cuando volvieran ya se acercaría a ver que era lo que le ocurría. Tras eso se despidió de los demás antes de ponerse en camino al mercado un tanto curioso de lo que tuviera que hacer Shizel en aquel lugar, de todos modos aprovecharía la salida, se preguntaba donde había estado durante ese tiempo, pues en la ciudad obviamente no se le había visto el pelo. Ya cuando salieron de Serpentaria comenzó a hablar

-Como quieras, así también puedes contarme que tal te fue tu aventura- comento de buen humor, en verdad interesado de lo que pudiera haber estado haciendo durante aquel tiempo- Ah, si, no se si lo sabrás, pero Saren y tu no sois los únicos idrinos de la ciudad. Ayer conocimos a una idrina, Vivía, trabaja en el burdel con Mephis...-comento iniciando con eso la conversación para ya poder comentarle lo ocurrido en su ausencia con bastante detalle para que estuviera bien al tanto igual que si hubiese estado presente.

Sigue en el Antiguo Mercado.

Alder se rió mientras Karime le mordisqueaba la oreja. Apenas vio a Enredo escabullirse y pasó totalmente por alto la mirada molesta de Shizel. Saludó a los recién llegados distraída, excepto a Jack, a quien dedicó una amplia sonrisa.

- No necesito tus potingues, vampirito, pero acepto un paseo.  Ya que todo el mundo parece querer dar uno.- dijo bajándose de la silla. Se giró hacia su amiga cuando supo el destino de su cosechador.- ¿Te vas al hogar, Ka, o le has pillado cariño a mi cama?


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Seon abrió varias puertas más, colándose en los sueños torturados y dándoles forma. Buscaba en el fondo de las mentes los recuerdos felices, los sentimientos más afortunados, y se los devolvía a sus dueños. A veces tejía historias que le eran agradables, aunque estas implicaran cosas inmorales o más macabras. Al final, dibujaba siempre la misma habitación. Una sala amplía de paredes oscuras cuyo suelo, un mosaico de cristales coloreados, cada vez tenía unas tonalidades distintas. Se despedía allí, acompañada de alguna de sus fieles creaciones, presentándose y dejando caer donde podrían encontrarla en la vida real. Bien aconsejada por su mentor, obtuvo respuestas alentadoras y cuando cruzó la última puerta, hacia su propia mente, sonreía ampliamente.

La soñadora se desperezó horas más tarde. El sol salía timidamente por su ventana y Alder no estaba. Pasó un buen tiempo ocupada en comer, leer y dibujar. Haciendo caso a su edeel, decidió mover las piernas. Así, salió a dar un paseo después de despedirse brevemente de todo el que se cruzó con ella.

Sigue en el Jardin de la Memoria.

La libense rió alegremente luego de su representación. Ignoró deliberadamente las reacciones que podían llegar a desagradarle y se quedó con las que le divertían. Todavía estaba algo ida y era palpable que necesitaba descanso urgente, pero en ningún momento borró la sonrisa de su cara. La licántropa saludó a los recién llegados con una sonrisa, pero no añadió mucho ya que el sueño estaba haciendo mella en ella.

- Alder, te mentiría si te dijera que no me gustaría que nos encerráramos en tu habitación y no saliéramos hasta la próxima luna, pero, aunque soy claramente sublime, no soy capaz de sobrevivir sin dormir debidamente, así que me temo que he de despedirme.- contestó a su amiga alegremente.

La fiesta había terminado y ya llevaba el suficiente tiempo de transformada como para que pusiera en marcha los planes que tenía, que no eran pocos ni excesivamente aplazables.


Sigue en la Sede de los Taumaturgos.

<<Ni palabra del asunto... Malditas>> Las fulminé con la mirada cuando Alder habló y rodé los ojos con las palabras de la libense. <<Mírala, tan tierna recién despierta, resacosa además; la presa perfecta. Otro día mejor, sin embargo...>> En lugar de perpetrar nada semejante, bromeé un poco.

-¿Un paseo? Ahora tenía pensado ir a la Sede, ¿os venís? La cosa es que pensaba hacer el camino en diez segundos, pero con vosotras y vuestra resaca... tardaré diez veces más como mínimo...-luego miré a Alder y hacia el techo, aspirando los aromas de la torre en busca de uno en concreto.-Parece que Seon sigue dormida... Bueno, si quieres le dices luego que vine a visitaros. ¿Nos vamos?

Sigue en la Sede de los Taumaturgos.

Me acabé sentando entre las enredaderas buscando un apoyo que las plantas no podían darme. Estaba melancólico y echaba de menos algo. Pronto me di cuenta de qué era lo que me faltaba, cuando estaba en ese estado en la Tierra Sombra se me acercaba y se ponía en mi regazo para darme mimos y levantarme la moral. Ahora no tenia gato ni ningún tipo de animal y lo cierto es que lo echaba de menos. Decidí preguntarle a algún veterano si podría hacerme con algún animal medio dócil en la ciudad o en un mundo vinculado.

Sondeé la torre con un hechizo de niebla mágica y el único veterano que vi fue Tsusu, y lo cierto es que eso me venia de perlas ya que además tenía preguntas sobre su mundo que hacerle. Lo vi practicando magia que no conocía y cuando miré el libro lo que leí me sonó a chino. En la cocina ya no había nadie y parecía que se habían ido.

Bajé las escaleras y entré al salón donde estaba el repoblador.

-Oye Tsusu, ¿te apetece comer algo?,- lo cierto es que ahora me encontraba mucho y tenía un hambre atroz.

-Sí, me vendrá bien un descanso, esta magia es agotadora,- asintió ante mi propuesta y fue volando hasta la cocina.

-¿Qué quieres? ¿Verdura? ¿Fruta?,- le pregunté mientras entraba en la despensa.

-Un poco de ambas,- su voz me llegó desde la cocina y yo recogí lo que necesitaría para mi y comida para él.

-Dame un segundo,- dije mientras ponía lo mio a calentar, lavé su comida y se la puse en un plato. Prepare lo mio y me senté frente al drake.- Lo cierto es que necesitaba hablar contigo de algunas cosas.- el repoblador asintió invitándome a hacerle preguntas.- Verás, me gustaría tener un animal de compañía, la cosa es que no creo que los de la ciudad sean muy adecuados y salvo tu mundo un poco el resto los desconozco, y por eso quería saber si hay alguna manera de conseguir uno.

-Humm,- Tsusu pareció meditar su respuesta unos instantes,- pues lo cierto es que conseguirlo en algún mundo vinculado podría ser tu mejor opción. Sin embargo si tienes dinero..... podrías acudir a Giz,- fruncí el ceño tratando de ubicar el nombre, y al verlo el drake decidió echarme una mano.- Giz es el genemago del castillo, es amigo de Matt y los del cuchitril.- entonces caí en quien era.

<<Así que ése es el famoso genemago. Sí, debería ir a visitarle, pero sin más dinero que el que me dio Jack.... Debería conseguir antes dinero para ello, lo que me lleva a mis otras cuestiones>>.

-Bien, ahora me gustaría saber cosas de tu mundo si no tienes inconveniente. Lo cierto es que estaba pensando en ir a pasar unos días para hacer cosas allí.- comenté.

-¿Pasar unos días allí?,- replico un poco sorprendido,- Ten mucho cuidado brujo, mi mundo es un lugar salvaje y peligroso, pero si estás decidido a ir mejor que te advierta de lo que puedes encontrarte allí.- dijo con voz grave, comenzó una explicación sobre las cosas más peligrosas que podía encontrarme, desde plantas venenosas a otras que podrían comerme literalmente, también de los asentamientos y como evitarlos, animales extraños y demás cosas, cuando terminó añadió.- Oh, y si vas pronto ten cuidado con los Ronchahuesos, es época de cría y no creo que te quieras encontrar con una hembra.

<<¿Ronchahuesos? ¿Qué demonios será eso?>> Aunque algo me decía que lo sabría de encontrarme con uno.

-Gracias por la información Tsusu, permite que te lo agradezca aunque no sea mucho,- alargué la mano y toqué el pecho del drake, en cuanto hice contacto empecé a transmitirle energía y después de unos instantes retiré la mano.

-Ha sido un placer brujo Enredo, no mucha gente está interesada en mi mundo y lo cierto es que hablar de ello con alguien es refrescante.- respondió mientras comenzaba a batir las alas para irse.

Lo dejé marchar y limpié los platos usados, subí agua para las plantas y después baje con mis libros de magia para practicar hechizos que me vendrían bien en aquel lugar. Me senté en el salón vacío dejándole el otro al drake para que practicase tranquilo.

El abrazo fue totalmente inesperado, pero respondí lo mejor que pude con un par de palmaditas. Luego nos despedimos de Jack y nos encaminamos a Serpentaria. No tenía ni puñetera idea de qué narices había pasado, ni qué cosas de sinhadres serían tan graves como para intentar matar a una compañera de cosecha. <<Y menos Zmey, quien suponía amigo de las chicas>>

Como la única fuente de información era Alder, tendría que ser ella quien contase qué había pasado. Si quería. Pero si no quería... <<Quiera o no, tengo que enterarme, tengo a un asesino en potencia viviendo en mi refugio, joder>> ¿Pero y si no es un tema agradable? <<Claro que no lo es, ¡ha intentado matarla! Más motivo para que yo me entere>> Pero son cosas de sinhadres... ¿Y si no me incumbe?

-Gah... Oye... Mira, no sé cómo va esto. ¿Es contable lo que ha pasado?

- Si lo puedo contar...- dijo Alder, apretando los puños.- claro. Yrio es un...- pero recapacitó pronto y tomó aire. Todo el enfado que no dejo translucir al hablar de forma coherente se tradujo a un susurro peligroso bajo sus palabras. Una especie de tensión, como una cuerda muy fina.- ¿Eres consciente de que clase de relación nos une a Seon y a mi? No te hablo de que nos queramos o no. Te hablo de lo que somos.- Se detuvo para mirarle a los ojos descoloridos.- Si tomaras como esclavo a tu padre, o a tu hermano... y ellos solo comparten sangre contigo.- clavó las uñas sobre sus muslos – Un aurva y un edeel son la parte clara y oscura de lo mismo, para siempre. Al margen de lo que suceda. No es algo que se pueda limpiar con un hechizo, ni cambiar sin más. Puedes no creer que sois la misma persona. Yo no soy una gran seguidora del “Yo” como Seon. El Gran Alma me da igual. Pero eso no cambia que nos pertenecemos mutuamente, es asi como se vive en Sinhdro. No se puede excusar en una unión reciente. Es como si después de un año yo me plantease esclavizar a cualquiera de vosotros. Es peor.- La voz le temblaba.- Yrio cree que esta dejando su vida atrás, pero solo la ha traido de nuevo, para algun tipo de demostración macabra y podrida. Ha raptado a su puto edeel... y lo tiene de esclavo, acojonado en un rincón. Se ha cambiado los ojos y quiere hacerse llamar edeel...
>>Yo quería a ese gilipollas.- Las lágrimas habían empezado a correr por la cara de Alder.- Seon lo quería. Hemos pasado malos ratos cuando ha estado en peligro. Para que nos restriegue en la cara que esa amistad valía una mierda. PARA QUE SE RÍA EN MI CARA DE LO DIVERTIDO QUE SERÍA QUEMAR SINHDRO. Ese puto mocoso degenerado... quien coño le ha dado poder a alguien que no sabe usarlo. – Alder empezó a llorar mas fuerte. Atol había comenzado un abrazo que se ocupó ella de terminar, gritando de frustración contra su pecho como quien grita contra una almohada.

Hala, ahí tenía lo que quería, información de golpe y porrazo con el añadido de Alder llorando. Algo sabía de la relación de ambas por los libros de la biblioteca, pero no había profundizado en la ideología de Sinhdro tanto como para hacerme una idea de lo que podría haber pasado. Ahora lo entendía, más o menos, aunque no comprendía el enfado de la chica... Bueno, en parte: la amistad que tenían con Yrio. Pero... <<Salgo de una conversación sobre ideología y me choco con otra el mismo día...>> No era nada que tuviera que comprender, realmente. Cuando se echó a llorar, me quedé un poco sin saber qué hacer hasta que recordé el abrazo de antes. <<No es tan difícil, joder>> Pero el intento fue un poco cutre... Y menos mal que lo acabó ella <<Gah, si lo llego a saber... No, mentira>>

-Eh, eh, tranquila. Grita todo lo que quieras, golpea si te calma, no te preocupes...

Y ahí me corté, porque no tenía ni idea de qué decirle. Eso sí, la abracé con más fuerza que la idiotez de abrazo que había iniciado <<Quizá... La ciudad ya le dará su escarmiento... Pero eso no le va a servir para tranquilizarse, mírala... Y en mitad de la calle, menos mal que aún no atardeció...>>

- ¿Y porque iba a pegarte a ti?-dijo con los ojos inundados en lágrimas, respirando irregular. Parpadeó para despejar la vista.-  A él en cambio... miento, no sería capaz. Tampoco puedo.- dijo frotándose la cara.- puta debilidad.

Se separó con dificultad, apretando los labios en una línea. Tenía la cara enrojecida y empapada. El cumulo de sentimientos que había provocado aquello le apretaba la garganta como si quisiese ahogarla.  

- Lo cabreé, Atol.- dijo más calmada, y cerca de la entrada de la torre.- Tanto como para que quisiese matarme.  Eso es todo lo que puedo hacer: hacerlo rabiar como al luminoso niñato que es.  Y no es que pueda llevarme a su edeel de allí, sin más. Lo haría, me encantaría decir que lo protegeré, pero apenas puedo protegerme a mi misma.  No me atrevo a hacer cosas sin más. - Confesar que le daba miedo le daba tanto asco que lo dejó escapar entre los labios con dificultad, cerrando los ojos un momento, para poder odiarlo todo al mismo tiempo: a Yrio, a la luna roja  y a sí misma. – Y Seon.... no la quiero ver ahora mismo. No quiero explicarle esto. Ojala lo viera en sueños. Ojala lo supiera sin más.

No sabía que haría la peliazul. Todos los escenarios que se dibujaba en la  cabeza no le gustaban nada. Hubo un silencio que siguió a aquello, antes de que Alder pronunciara la contraseña de serpentaria y pidiera que le abriesen.  Besó en la mejilla a Atol y bajó la voz al hablar.

- No voy a mentir, no estoy bien. Pero  lo estaré, gracias por todo.

Se internó en la Torre pero buscó una habitación distinta a la habitual. Se desplomó en la cama, dejándose consumir por la angustia antes de caer dormida. Despertó un par de veces en las siguientes horas, pero se forzó a dormir de nuevo. Tenía todavía algo desagradable que afrontar. Y luego habría que tomar una decisión juntas. Comió poco y de manera furtiva. Apenas les dedicó dos palabras a los que se cruzaron con ella.  Y Seon seguía dormida, y ella no quería despertarla.  Especialmente porque sonreía.

-
Había sido una mala casualidad, pero Seon había salido de la Torre justo cuando Alder volvía de la biblioteca. Ariv había querido acompañarla cuando anunció que se marchaba. No había podido mirarla a los ojos en todo el camino, pero había fingido la cordialidad con todas sus fuerzas. Y era escasa la que le quedaba. Ella y la niña tenían una relación medianamente buena. Nunca habían hablado mucho, pero le resultaba muy simpática. Yrio le había dicho que su muerte no le importaría, porque era una desechada. Pero realmente eso sería solo la excusa interna que se daría si tuviera que enterrar otro cadáver, y uno tan pequeñito. Aceptar algo no quiere decir que te de realmente igual. Y en Rocavarancolia, que más daba ser impura. Aquel lugar no tenía alma.   “Bonita ironía la de la ciudad. Alguien que no debería estar viviendo al mando de aquellos que deberían estar muertos” pensó con acidez en la biblioteca, observando la conversación de la niña con uno de sus fantasmas.  

Ya había postergado de más la conversación con Seon. La esperó en el salón, sin variar mucho de posición hasta que apareció. La soñadora saludó ajena a los problemas de la vida real. Cargaba semillas en su blusa, que dejó en un cuenco con mimo antes de preguntar con inocencia:
-¿Ocurre algo?

-Yrio ha raptado a su edeel, de Sinhdro. Se ha cambiado el color de ojos y  pretende ser el oscuro de la pareja, mientras lo esclaviza, porque esta “cambiando papeles”.-Hizo una pausa en la que cruzaron miradas. Alder no tenía ninguna chispa en los ojos. Hilaba las palabras de forma monocorde.- discutimos, y sigo aquí porque Jack detuvo la llamarada que me lanzó escaleras abajo. Jack fue quien lo acompañó a por Yoel a Sinhdro, pero sinceramente, quiero creer que no se imaginaba que estuviera tan pirado.

-¿Qué?- fue lo único que se le escapó a Seon de los labios.

- Lo que oyes.- dijo Alder, arañando el forro del sofá y dejando entrever lo que realmente le producía aquella situación.- Y no, no quiere nuestra amistad. Ahora es un monstruo como todos los de esta ciudad, y  no necesita “aprobación a medias”.

-Y te atacó. Con fuego.- Seon se sentó a digerir lo que le decía su pareja. Hacia tiempo que la incredulidad no se pintaba en el rostro de la chica, y esta vez no era para bien. Su mente quería buscar un reducto con el que escapar de aquello. Algo que disculpase a Yrio. Porque seguro que lo había. Y si todo era realmente así, quería oírlo en persona. Y Yoel... la perspectiva de que aquel chico esclavizado y asustado le daba mucho, muchísimo miedo. No era una maldad que le fuese ajena, ni de la desentenderse. Alder hundió la cara entre las manos, aliviada de no tener que decir nada más, pero aun asustada por lo que sucedería a continuación. Seon puso las manos en sus rodillas.- Voy a irme a dormir. A verle. A verlos a ambos. –cortó las posibles replicas.- Lo necesito, y es la mejor manera  posible. Cuando termine, hablaremos nosotras dos. Eh,- dijo acariciándole una mejilla.- saldrá bien.
La besó en la frente, sin poder saber que su edeel respondía mentalmente “No, no saldrá bien. Ya ha ido jodidamente mal.”

Sigue en la Sede de los Taumaturgos. (concretamente en Yrio)

<<¿Golpearme? Pues para desahogarte. Total, ni me voy a dar cuenta>> Pero me callé. <<¿No? Pues yo sí, ¿cómo se atreve? Torturar y matar a gente inferior a él no lo pone por encima de nadie. Siempre se le puede ignorar de por vida>> No se me ocurría qué decir, y no pensaba poner lo anterior en palabras.

-Para lo que sea, tenéis el portal. Salúdala de mi parte y que vaya todo bien con Seon, anda.-me despedí, tras quedarme algo traspuesto tras el gesto inesperado.

Luego me encaminé de vuelta a la Sede, pensando en lo que me había contado. En un principio no asimilé bien lo que me decía, dadas las... Circunstancias. Pero... Por el camino fui entendiendo el por qué de su odio: Zmey había esclavizado a alguien que estaba un escalón por encima de lo que estaría un familiar. Y por razones incomprensibles. <<¿Locura, quizá? ¿O se le subió del todo a la cabeza su nuevo poder?>> No me incumbía, claro, pero... Si su estado podía llevar a una mala convivencia con él... Entonces sí me incumbía. <<Menos mal que salí pasado el puto hechizo de fuego... Porque mis uñas se las come>>

¿Y ahora? ¿Qué estaría pasando? Pablo también salió y, por lo que dice Jack, a ellos el fuego les afecta el doble... <<Vaya que si me incumbe que Zmey esté loco, joder que si nos incumbe>>

Sigue en la Sede de los Taumaturgos.

Alder llevó mal la espera. Se paseaba alrededor de la cama, se sentaba a un lado a leer sin prestar ninguna atención a las palabras que tenía por delante, y en algun momento se fue a hacer ejercicio físico para calmarse.  Cuando Seon se despertó, la edeel bebía syv con rostro serio en el sofá, resignada ya después de varias horas.  La explicación que siguió tuvo pocas interrupciones, pero no parecía satisfacerla en absoluto. A decir verdad, no satisfacía a ninguna.

-Yo no he dado mi palabra en ningun momento de dejar a Yoel ahí.- cortó con sequedad en un momento.- Aun no he caído tan bajo.

- ¿No te das cuenta de que Yrio solo empeoraría? ¿Cuánto tiempo crees que podemos retener con nosotros a Yoel? ¿O devolverlo a Sinhdro antes de que Yrio se presente de nuevo a por él?

- Claro, pues que le escupa y le chamusque las cejas si eso le hace feliz. ¿Eso dices?

-Confío en que...

- ¡Confías! Ese es el maldito problema, Seon. Que Yrio no es digno de confianza. ¿Tiene una explicación toda esta chaladura? Vale, pero no lo hace menos malo, ni a él menos loco de atar.  Y tu quieres involucrarte, pero sin poner soluciones. Te vas a sentar de día a mirar a Yoel sufrir y darle palmaditas en la espalda como si un sueño agradable fuera todo lo que el mundo necesita.

- Es toda la paz que puedo darle.- dijo Seon con un gesto dolido.

- Si, debe ser una paz tremenda, levantarte por las mañanas y saber que tu vida es la misma mierda de siempre, y que lo único que te hace feliz es mentira. ¿No vas a tocar este tema en la vida real? Dejate de altruismos que solo te van a hacer más daño.

- Mientras la decisión recaiga sobre mi, esto es lo que creo correcto.- replicó con frialdad.  Estaban de pie, aunque no recordaban haberse levantado.

- No creo que haya nada correcto.

-No, es posible que no. No es más fácil para mi, Alder.

- Todo es más fácil para todo el mundo, desde la luna dichosa. Estoy muy lejos de poder plantarle cara a ningun habitante de esta ciudad de mierda. Ni siquiera a los luminosos “novatos”.  Yoel y yo tenemos la misma capacidad de defendernos de un abuso.  Dime si eso lo hace más fácil.

- Eso va a cambiar.- dijo en un murmullo.

- Bien, a lo mejor solo necesitaba dos lunas en vez de una. Quizas espere otro año. Total, no pensabas irte, ¿verdad?

- ¿Es esta conversación todavía sobre Yrio y Yoel? Voy a acostarme un rato. No tengo respuesta a todo lo que te preocupa Alder, pero por favor no confundas unos temas con otros. Hago  lo que puedo.

- Yo también. Excepto que no puedo hacer gran cosa.

Y como había prometido, la soñadora se marchó a su cama. Agradecía dormirse casi de inmediato, de esa manera el nudo de su garganta y el horrible malestar quedaban en otra parte, tras una puerta.


Sigue en el Burdel de Dama Espasmo. (varias horas después, en un sueño de Jack)

-Enredo subía a su habitación la última vez que le vi, pero es posible que ya no esté allí- advirtió Shizel a DL una vez llegaron a Serpentaria.
Se despidió del foner en el pasillo alegando que les dejaba solos para que discutiesen lo que fuera, y en su lugar torció por uno distinto. Aunque su destino final era su habitación para poner a buen recaudo sus nuevas ganancias, a medio camino había decidido hacer una parada en un cuarto diferente.

Antes de su primera incursión a Idris, mientras buscaba información, se había encontrado con una sorpresa extremadamente desagradable: el hechizo de memoria que se aplicaba al cosechar.
Una parte de él, la más infantil, se negaba a creer que tuviera que lidiar de verdad con ese problema. No quería admitir que pudieran olvidarle con tanta facilidad, y aun en caso de poder, confiaba ciegamente en que por la razón que fuese Miseria no había aplicado ese hechizo cuando le cosechó.
La otra, más fría y racional, le urgía que no dejase ese aspecto sin cubrir; y era ignorada sistemáticamente por la mentalidad del idrino, que no aceptaba la existencia de lo que le resultaba desagradable hasta que lo tenía delante.

No obstante eso no le impedía darse cuenta de que incluso si las mentes de quienes le conocían estaban intactos, él iba a tener que implantarles un recuerdo falso de todos modos. Era ese supuesto bajo el que estaba trabajando, y tenía en común con el otro el que necesitaba conocimientos de mentalismo. El skrýmir era consciente de que era una disciplina mucho más complicada de practicar que otras, y también de que nadie iba a ofrecerse a hacerle de cobaya sin que él pudiese ofrecerle un mínimo de garantías.

Así pues golpeó tres veces la puerta de RR. Lo había estado pensando, y el foner tenía acceso a una solución a su problema.

Estuvo conversando con Shizel en la vuelta de excelente humor hasta que llegaron a Serpentaria donde finalmente se separaron y se dispuso a subir a buscar a Enredo, tal y como Shizel le había indicado. Quería preguntarle que había ocurrido esa mañana, pero finalmente se quedo medio camino ya que vio al susodicho con la cabeza metida en un libro en el salón. Curioso se le acerco y se sentó a su lado en el sofá.

-Bien, a ver , ¿que paso esta mañana? Luego de que vine con tu llamada insistente tu no estabas- dijo DL con tranquilidad mientras concentraba parte de sus atención en sus manos y se entretenía cambiando el color de la piel y la forma de los dedos para convertirlos en garras retráctiles- Si es por lo de la fiesta, porque no se me ocurre que otra cosa puede ser, no te hagas mucho lío. No me enoje ni nada, tal vez debí comentártelo esta mañana pero tenia cosas que hacer- respondió pensativo e inmerso en sus pensamientos, cuando esa conversación que tenia pendiente terminara debía volver a la Sede, debía empezar a organizarse un poco para sus días de pruebas en  el burdel "Uff, se me están acumulando cosas por hacer a una velocidad impresionante, esto me pasa por intentar abarcar tanto" pensó rascándose la nuca debería tomárselo con mas calma, pero era complicado cuando veía al nivel que todos los de su alrededor avanzaba y conseguían poco a pocos sus objetivos y el seguía medio atascado. "Debería hacer lo que me aconsejo Yip también, preguntar al bibliotecario por libros que me sirvan"  pensó, aunque eso ya lo dejaría par a los próximos días. Lo principal ahora era concentrarse en Mephis que ya de por si iba a ser un reto duro de roer.

Tras los tres golpes de Shizel, pasaron unos instantes de extraño silencio, que no consistía en simple ausencia de sonido sino más bien en una suerte de expectación y sorpresa ultrasónica que, sin tener una frecuencia audible, sí llenaba el aire y el tiempo, haciéndolo ligeramente más espeso. Seguidamente se escuchó un resorte, como un chasquido siseante que, de haber sido el visitante procedente de un mundo algo más avanzado, habría identificado sin dificultad y, a continuación, unos pasos apresurados hacia la entrada.

De sopetón, la puerta se abrió de un golpe precedido de un agudo y agónico chirrido de los viejos, herrumbrosos y ennegrecidos goznes, mostrando tras de esta a un RR ataviado con sus casi harapientos efectos personales típicos, aderezados por un a todas luces discordante delantal blanco, que apuntaba al idrino con su escopeta y con un brillo amenazador en sus ojos de desquiciado que se dejaban adivinar bajo las gafas protectoras. Sobre su hombro, Hmox contemplaba al visitante, erguido sobre sus cuartos traseros, blandiendo una mirada cargada con toda la hostilidad e intimidación que una rata más bien grande podía reunir tras unas lentes protectoras hechas a medida, que a decir verdad no ayudaban demasiado. Pero el pobre lo intentaba.

Tras ese efímero pero endiabladamente intenso instante, tanto el foner como el roedor relajaron su gesto y su postura, bajando el arma lentamente y permitiendo que otra buena cantidad de animalejos asomaran de entre los bordes del delantal.

-Sh... Shizel...-tartamudeó RR, con un tono que se deslizaba imperceptiblemente fuera de la categoría de “Sorprendido” y se colaba por debajo de la puerta en la de “Atónito”.- demonios, no te esperaba. Qué susto me has dado, coñó... y pensar que casi te vuelo la p... bueno, pasa pasa...

Mientras decía esto, dejó que el muchacho accediera al caótico habitáculo, mientras el foner corría a la otra punta de este, en dirección a un pequeño hornillo sobre el que una sartén humeaba en silencio. El brujo se pasó la escopeta a la mano derecha, mientras que con la izquierda empuñaba el mango del utensilio de cocina, para luego verter su contenido con suma cautela en el interior de una cazuela metálica y llena de agua que, al contacto con la sustancia, que terminó por ser plomo, comenzó a evaporarse con violencia. Tras esto, dejó la sartén a un lado y tomó asiento con aire cansado en la silla del escritorio, dejando su arma sobre este y permitiendo que buena parte de las ratas que lo acompañaban pasaran al suelo y a los muebles de la habitación.

-Siento que... en fin, que todo esté tan desordenado. Como te imaginarás, no esperaba visitas.-comentó el foner con una voz que se confundía fácilmente con un suspiro de cansancio.

En efecto, costaba creer que en tan poco espacio cupiera tanta mierda. Los trozos de pared que estaban cubiertas por caminos y pasarelas de madera para ratas o por papeles con las más diversas anotaciones, planos o gráficos, se desvelaban partes de un entramado bastante complejo de runas y hechizos defensivos. El suelo estaba cubierto por trozos de tela, pedacitos de comida, restos pegajosos e inidentificados de líquidos de diversa índole, trozos de tela y basura varia. Toda superficie susceptible de ser cubierta estaba tapada por papeles y libros que se apilaban hasta desafiar la gravedad, platos, tazas y cubertería varia que o pugnaban por un espacio marginal o coronaban las torres anteriores, botellas, plumeros y artefactos inidentificados o partes inacabadas de estos, así como herramientas varias. La cama estaba deshecha, y se intuía que llevaba así desde hacía tanto tiempo que posiblemente hubiera desarrollado en las manchas de café que la cubrían una vida lo suficientemente inteligente como para sindicarse y ir a huelga en masa ante la más mínima tentativa de rehacerla. Un arma de fuego bastante más tosca que la que blandía el foner aparecía apoyada en ella.

Realmente no se podía decir que la habitación oliera mal. Simplemente se podía afirmar que no olía a habitación. De hecho, si había un aroma equivalente, debía de ser el de bar: El sudor y la suciedad estaban enmascarados con el perfume de la comida variada y variopinta, el café, la cerveza y el tabaco.

-Bueno... y... eh...- comenzó a vacilar el foner, retirándose las gafas hasta la cabeza y rascándose el cogote, dejando ver sus ojos enormes y carmesíes, que ahora temblaban como exquisitas y finas obras de vidrio bailando en frágil equilibrio al borde de un estante, dejando ver la mezcla de timidez y desequilibrio mental severo. Su media sonrisa insegura y su mirada hacia la esquina superior derecha del cuarto, que fingía de forma horrenda un interés repentino por este punto para disimular sus pocas ganas de mirar a su invitado a los ojos, no ayudaban en absoluto a contradecir la impresión de adolescente en apuros que rebosaba por los cuatro costados.- ¿Qué te ha... traído por aquí?

La puerta se cerró tras sus palabras con un sonoro golpe que, sin ser estrepitoso, sonó excesivamente contundente y dramático para el gusto de RR, que ya bastante abochornado estaba de por sí con la situación. No le había cogido en buen momento, desde luego. Aunque no le sorprendía tanto el hecho de tener visita, ya de por sí brutalmente inusual, como que fuera precisamente Shizel el que lo buscara. Quizá fuera casualidad, pero en aquellos momentos anteriores había estado pensando en él...

Muy fuerte.

El brujo se sonrojó ligeramente y deseó con vehemencia que su pelo escondiera este hecho. O que conjuntara, a ser posible.

A pesar del reconocible chasquido al otro lado de la puerta, la nueva sangre fría de Shizel no le impidió dar un respingo al encontrarse el cañón de una escopeta frente a sus narices. En respuesta instintiva a su alarma la escarcha sobre su piel empezó a solidificarse, y ya había cubierto la mitad de su cuerpo en los escasos segundos que tardó RR en abandonar su postura de amenaza.

Tuvo que reprimir un resoplido a medias de incredulidad y alivio cuando pasó al interior. Murmuró un hechizo térmico para derretir de nuevo la capa de hielo, costumbre que había adquirido para evitar ir dejando esquirlas por el suelo siempre que la fragmentaba.
-Tienes que dejar de hacer eso- no pudo evitar recriminarle a RR-. Si alguna vez vengo a intentar asesinarte, descuida que no llamaré a la puerta.

>>No pasa nada- contestó cuando el otro hizo referencia al desorden general.
Sí, sí que pasaba. El habitáculo necesitaba una limpieza con tanta urgencia que Shizel tenía ganas de gritar, pero no estaba en su lugar recalcarlo. De nuevo había sentido la tentación de caminar levitando ligeramente sobre el suelo, pero al contrario que en el faro el ocupante de la habitación no estaba loco y se daría cuenta. Así pues el idrino avanzó hacia el centro y ahí se quedó con los brazos cruzados y un cierto aire incómodo, dirigiendo una discreta mirada circular mientras RR preparaba sus cosas y dando gracias al reflejo de que existiesen cosas como los criados y los hechizos de limpieza.

"¿Por qué todo el mundo aquí sabe cocin...? Ah", se corrigió sobre la marcha al ver lo que en realidad trajinaba el foner con la sartén. Aunque seguía dejándose alimentar descaradamente, un año entero fuera de su mansión había dado sus frutos y el skrýmir ahora sentía un desagradable cosquilleo al fondo de su mente cuando veía a alguien cocinando y recordaba que en eso él no sabía apañárselas.

La incomodidad del foner era tan evidente que empezaba a contagiársele sin saber por qué. De forma subyacente la actitud de RR le recordaba un poco a DL desde hacía un tiempo para allá. "¿Es que tengo algo en la cara últimamente?", se preguntó Shizel.
-Espero no haber llegado en mal momento... Tengo que pedirte un favor- dijo, volviendo al tema que le había traído allí-. ¿Me prestarías algunas de tus ratas?