Torre Serpentaria (Archivo I)

Recuerdo del primer mensaje :

Sepalian Xila se dirigió a los allí congregados y esperó a que se hiciera el silencio.
-Esta es la Torre Serpentaria, una de las más antiguas torres de hechicería de nuestra ciudad. Acogerá a magos, brujos y criaturas con mucha magia -decía desde su máscara sin rasgos pero con raíces cruzadas por todas partes-. Los hechiceros somos pocos pero podemos hacer muchas más cosas que otros. La magia no es sólo un arma que usar en la batalla sino que también puede ayudar a crear y conservar. Y no sólo eso, pues también puede torcer y engañar, ocultar y revelar, y puede hacer cosas para las cuales no existen verbos que las describan. Yo os animo, nuevos ciudadanos, no sólo a que bebáis de las maravillosas fuentes del conocimiento mágico, sino también a que contribuyáis a este noble saber capaz de elevar a quien lo comprende. Dentro de esta torre encontraréis todo lo básico para iniciar vuestro camino por la senda de la magia y estableceros en la ciudad y colaborar en vuestras investigaciones y aprendizajes -a Sepalian le estaba gustando su discurso. Le agradaba la imagen de importancia que debía estar proyectando sobre los recién transformados.
-Este es un lugar serio de trabajo, así que rogaré a los curiosos que os abstengáis de entrar. Por eso también os daré la contraseña para sortear el hechizo de la puerta.
Con un gesto de la mano del brujo, pequeños papiros salieron de un bolsillo de su túnica para ir a manos de los allí presentes.
"Por la puerta trasera he de entrar", podía leerse en ellos.
-¡Memorizadlos! ¡Ya! -exigió Sepalian. Y al momento, cerró la mano en un movimiento enérgico que acompañó de una sílaba distorsionada. Los papiros ardieron con un fogonazo que los hizo desaparecer sin quemar las manos de los hechiceros.
-Sed bienvenidos a la Torre Serpentaria -concluyó.

Me desperté tumbado en mi cama. Lo primero que noté fue un dolor palpitante en la cabeza, lo siguiente fue una sequedad inusitada en la garganta. La luz que entraba por la ventana me molestaba y entrecerré los ojos para mirar alrededor. No encontré nada fuera de lo común a excepción de que me había quedado dormido con las ropas puestas.

Me levanté despacio y cuando ya me hube puesto en pie me sobrevinieron el mareo y las náuseas. Resultado el que os podéis imaginar. <<¿Qué coño....? Joder, si hasta pensar duele>>. Recurrí a la magia y limpié el suelo, también traté de eliminar el dolor de cabeza pero lo único que conseguí con lo espeso que estaba fue quitar el mareo y atenuar un poco el dolor.

Volví a levantarme y esta vez me senté en la cama. Traté de recordar lo que había pasado la noche anterior pero solo pude recordar un poco, después de ese punto todo estaba en blanco. No recordaba ni el momento de la llegada a la torre, pero al parecer había llegado ileso.

-Joder, no recuerdo nada,- sentí en ese momento un sentimiento de regocijo y recochineo. Pero ambos sentimientos eran ajenos a mí, no me costó mucho aún teniendo en cuenta el estado en el que estaba.- No, ni se os ocurra reíros,- dije en dirección a las plantas.- Ya tengo bastante con lo mío como para aguantaros. Un solo sentimiento más de burla y no os riego en todo el día.- la amenaza era en vano ya que nunca desatendería mis plantas.- Voy a ver si tomo algo para que se me pase esto.- dije cambiándome de ropa para bajar a la cocina.

Ya en la cocina busqué algo que poder llevarme al estómago que no me dejase peor de lo que estaba, pero cualquier comida que veía me daba más ganas de devolver. Acabé decantándome por los líquidos, así que prepare té. Mientras el té se hacía yo bebía agua, en el momento de verter el líquido escuché unos pasos y me giré para ver quién era.

Alder se despidió con los dos dedos, dejándose arrastrar por la morena hacia la salida. El trayecto a serpentaria después estaría borroso en su cabeza, aunque no así todo lo que siguió a su llegada. Las siguientes horas pasaron entre besos, arañazos pasionales y gemidos. Cuando salió el sol ellas estaban terminando de jadear sobre la cama. Alder seguía desnuda y miraba el techo con una sonrisa traviesa.

- Se ha alargado más de lo que creía. ¿Cenamos? Bueno, en tu caso, desayuno.

Se puso una blusa larga que le llegaba a los muslos y bajó despeinada y con los ojos algo enrojecidos. Con una expresión de pura satisfacción, seguida por Ka, saludó a Enredo.
- Buenos dííiias. – Le pasó una fruta a su amiga y se cogió otra. Había dejado de mirar al brujo por completo para volverse hacia la libense y comentar la noche anterior:- ¿Que era eso que me contabas antes de que dejase de entendérsete?

El cuerpo le pedía dormir hasta bien entrada la tarde, pero Shizel se aplicó un hechizo despejante antes del mediodía para ir acostumbrándose de nuevo al horario de Rocavarancolia.
No tenía aún demasiada hambre, por lo que no bajó a desayunar enseguida. En su lugar se dirigió al salón a poner en práctica una noción a la que había estado dando vueltas aquellos últimos días. La magia era amplia y compleja, y no iba a dominarla aplicando parches sobre sus conocimientos de cosechado. Así pues, y aunque resultase tedioso, pensaba ponerse a trabajar fortaleciendo las partes más básicas. Una frase de cierto compendio mágico se le había quedado grabada, la cual resaltaba la importancia de servirse de sus habilidades sobrenaturales de la misma forma instintiva en la que tenía confianza ciega en sus sentidos.

Un ejemplo era que él, y cualquiera en realidad, abusaba demasiado del sentido de la vista a la hora de levitar. Cualquier estímulo visual que le desconcentrase o le distrajese podía perjudicarle, de modo que el primer ejercicio que llevó a cabo fue sentarse en un sillón del salón y manejarlo levitando a lo largo de la sala con los ojos cerrados, guiándose solo por la percepción mental que tenía de su posición y trabajando para aferrarse únicamente a ella para orientarse. Cuando consideró que lo tenía más o menos dominado hizo descender su trono improvisado escaleras abajo.
"Aparcó" el mueble justo frente a la cocina, y se sorprendió al oír más de una voz dentro.
-Vaya, tenemos visita- dijo al divisar a Karime. No se le escapó cierta complicidad sin identificar entre ella y Alder, pero por educación no fijó la vista tratando de concretarla-. Buenos días a todos. ¿Cuánto hace que has vuelto, Ka?

-Buenos....- dije por pura cortesía, ya que realmente me parecía que aquel día había empezado como una mierda.

Me senté en la mesa con la taza caliente de té y el azucarero al lado, eche azúcar hasta que no me supo amargo y me fui bebiendo poco a poco. Por suerte parecía que el dolor de cabeza estaba remitiendo. Vi a Shiz aparecer por la puerta y me quedé un tanto confuso asimilando la información.

-Hombre Shiz, ¿qué tal tu retiro?,- dije por fin, en parte por interés y en parte por hablar de algo. Discretamente toqué varias veces el botón de DL para que viniese, seguro que quería ver al idrino después de ese tiempo.

Gemidos, jadeos y aullidos fueron saliendo de la habitación durante toda la noche. Al amanecer, la libense se dio por satisfecha y cayó de espaldas a la cama con una sonrisa engreída. Ante la sugerencia de Alder, Karime se estiró como si acabara de despertar cuando, en realidad, aun sentía los efectos del alcohol de la noche anterior.

- Como sabes ganarme.- comentó con una sonrisa.

De entre sus ropas arrugadas, la libense recuperó su cuadernito, el cual volvió a colocar en su lugar original, y siguió a la sinhadre vistiendo únicamente sus pantalones cortos. A la loba le extrañó encontrar a Stefan levantado tan de madrugada después de la noche anterior ya que, aunque era verdad que ella podía aguantar despierta todo lo que quisiera, no era capaz de dormir menos de 12 horas seguidas después de una borrachera. La licántropa saludó al brujo con un guiño provocativo con la intención de que le contentara con un sonrojo avergonzado. Con una sonrisa, cogió la fruta que Alder le ofrecía y se subió de un salto a la encimera de la cocina, desde donde empezó a comer su desayuno.

- ¿Te refieres antes o después del “oh, sí, dame más, nena.”?- preguntó de vuelta la libense en contestación a la cuestión de Alder.

En ese momento, Shizel, al cual le había extrañado no ver en la fiesta el día anterior, se presentó saludándola.

- ¡Pero si es la perlita escarchada! ¿Vuelto dices?- preguntó fingiendo indignación.- pero si nunca me he ido.- La loba sonrió y le dio otro bocado a su pieza de fruta.- ¿Sabes, Cubito de Hielo? Cada vez estoy más cerca de meterme en tus pantalones. Ya hemos compartido cama y lo que no es cama, aunque no al mismo tiempo.- comentó con una amplia sonrisa mientras masticaba otro bocado de su desayuno.- Y hablando un poco de todo, Stefan, ¿tú dónde te has dejado a DL? Ayer por la noche parecía que te lo ibas a comer.

Mientras hablaba, Karime sacó su cuadernito distraídamente de su escote, lo abrió por la primera página e hizo una única línea horizontal sobre el papel, para luego cerrarlo y volverlo a guardar en su sitio.

Alder

-Bastante bien- contestó a Enredo, dejando traslucir visiblemente el buen humor que le proporcionaba el pensamiento-. Me atrevería a decir que pronto va a acabarse vivir de las rentas del Consejo.

Shizel tomó asiento en torno a la mesa sirviéndose algo de lo que hubiera de desayuno, y soltó una risa suave al oír el comentario de Karime. Para tratarse de la libense la indirecta sobre Alder había sido incluso sutil, de modo que como solía suceder con ella obvió la molestia que le producía que se hiciesen referencias a su vida privada.
-No me digas- se limitó a decir en su lugar con cierta diversión. Karime no lo sabía, pero desde que Shizel se había enterado del asunto de la libreta las insinuaciones de la libense ahora caían en oídos de alguien que se haría mucho más de rogar. El orgullo del idrino le prohibía terminantemente ser un nombre más a tachar entre muchos otros.

Seguidamente el skrýmir dirigió su atención a Enredo enarcando una ceja.
-¿Estás seguro de que te puedes permitir su tarifa?- apuntó dando un sorbo a la infusión que había preparado el brujo. Lamentó no haber traído pastelillos idrinos para acompañarlos: se había malacostumbrado a comerlos-. Hablando de ayer por la noche, cuando llegué ni siquiera había luz en la cocina- señaló ya más en serio, mirando inquisitivamente a los otros tres-. ¿Dónde estaban todos?

- Antes, antes.- dijo Alder riéndose.  La distrajo la llegada de Shiz, y sonrió con malicia a los comentarios de Ka sobre su cama. Al igual que la libense permanecía algo achispada  y tenía un bonito rubor en ambas mejillas.- Lo bueno de las camas grandes es que siempre hay sitio para más.
- Ah, si, no es que pasara desapercibido.-dijo respecto a Enredo. Aunque le daba bastante igual el resultado, le divertía la situación. Ante la pregunta del idrino, esbozo una expresión socarrona- Eso es porque estábamos todos entre alcohol y furcias, literalmente. Saren trato de ligar con una. Una distinta a la nuestra, entiéndase. Nos invitaron a una fiesta en la taberna los antiguos transformados.

-Enredo,- corregí a la licántropa. Fruncí el ceño ante las palabras de las chicas, <<¿Será de lo que no recuerdo? Lo mejor va a ser preguntar directamente>>.- ¿De qué habláis? ¿Qué se supone que ha pasado con DL? -inquirí,- No recuerdo mucho después de beber los chupitos esos.- expliqué para que me entendiesen. Sin embargo, al ponerme a pensar en el foner por mi mente empezaron a pasar imágenes y trozos de conversaciones inconexas, traté de unirlas como si fuesen piezas de un puzzle pero acabé dejándolo estar pues al forzar mi mente el dolor de cabeza volvía a la carga.

Me serví otra taza de té mientras esperaba una contestación por parte de alguna de las chicas. Fui a contestar a Shiz pero Alder se me adelantó así que me quedé callado.

La libense ignoró deliberadamente la corrección del nombre del brujo y lo miró con picardía.

- ¿En serio no lo recuerdas?- preguntó con una sonrisa perversa que hubiera asustado a cualquiera que la conociera lo suficiente.- ¿Te ayudo a hacer memoria?- preguntó, esta vez con una expresión entre tenebrosa y perversa.

Sin dejar que el brujo de las enredaderas contestara, la loba se tiró al cuello de Alder, abrazándola y mordiéndolo junto a su oreja como si no hubiera mañana.

- DL, llévame a la cama.- comenzó a imitar la voz del terrestre con un deje de suplica.- Fonercito, por favor, hazme eso que tanto te gustaría hacerle a Shizel.

Fue el propio hambre (y probablemente cierto dolor de cabeza) el que me despertó a la mañana siguiente. Lo poco que había bebido me bastaba para molestarme, aunque al menos no iba más allá. Quizás también fue cierto malhumor postfiestil el que me hizo ser especialmente cruel con mi desayuno. Cuando acabé ya se me había pasado el sueño, así que decidí hacer caso a cierta parte de mí que se moría de curiosidad por saber qué tal estaban otros cosechados. Especialmente uno en concreto, que estaba seguro que ya estaba lamentando su actuación de la noche anterior.

Durante el camino pude ver, por el sol, que el día ya estaba algo avanzado. Durante el camino me asaltó la duda de qué estarían haciendo los cosechados, especialmente los de Maciel. Tenía curiosidad por saber cómo se habían configurado los grupos, aunque de momento no demasiada. Sería mucho más interesante vigilarlos varios meses después, cuando empezasen a mostrar síntomas sobre las maravillas y espantos que surgirían en la próxima Luna.

Me abrió Tsusu, que me indicó la dirección de la mayoría de de antiguos compañeros, aunque las voces  ya guiaban al lugar donde se había formado la "reunión". Llegué a tiempo de escuchar las palabras de Karime, que me sacaron una sonrisa. A juzgar por las caras, preguntar qué estaba haciendo era una redundancia.

—¿Esto qué es? ¿Reunión de novatos para hacer un informe de la fiesta? —pregunté con la mayor expresión de inocencia que pude poner. No parecía de buena educación soltar un "te lo dije" a Enredo estando de visita, aunque ya vería qué diría cuando no pareciese ser un muerto viviente—. ¡Shizel! No te había visto. Te echamos de menos en la fiesta, fue bastante completa. Desde gigantones multiojos que no sabían andar sin chocarse hasta foners cambiantes que encogían al negociar el sueldo de una profesora, pasando por el himno oficial de Rocavarancolia y cantantes un poco... Agresivos al dar consejos fueron algunas de las cosas que se pudieron ver —al hacer el resumen decidí ignorar lo que hizo Enredo, que probablemente ya se estaba muriendo ante las palabras de la libense.

No tardo mucho en llegar finalmente a Serpentaria y en llamar siendo Tsusu el encargado de abrirle la puerta. Apenas había atravesado la entrada cuando escuchar un pequeño coro de conversaciones, al entrar ala cocina se sorprendió un poco de ver allí a Karime y Branniel, no era común el verlo por allí, también pudo ver a Shizel que finalmente había vuelto de donde fuera que se había ido, evidente se alegro de verlo por allí tras la ausencia de días y no dudo mucho en acercarse.

-Ya se te daba por perdido, me alegro de tenerte ve vuelta de donde sea que te desapareciste- dijo mirándolo sonriendo mejorando ciertamente su humor el verlo de regreso y entero- Supongo ya te habrán informado de las nuevas por aquí, pero igual luego quiero hablar contigo sobre algo- añadió de buen humor, al fin de cuentas el idrino sabia de sus intenciones con Mephis y ademas tenia en plan proponerle algo ahora que había vuelto. Tras decirle aquello presto un poco mas de atención a su alrededor fijando en que Enredo brillaba por su ausencia "¿Pero que? ¿Me despierta y se desaparece?" pensó confundido porque le hubiese metido tan prisa par ir con aquella llamad ay ahora ni siquiera estuviera presente.

-Veo que hay reunión tras lo de ayer, ¿donde esta Enredo? Tanta prisa por despertarme y ahora no se aparece, le debo una muerte por devolverme el dolor de cabeza de anoche -añadió ciertamente curioso por la ausencia, observando atentamente a sus compañeros.

Ante la demostración de la libense me puse como un tomate.

-¿Que qué?,- <<Será una broma, tiene que ser una broma, por dios que sea una broma>>. Por desgracia no era una broma, mi mente incluyó aquella escena en mis recuerdos pero cambiando los protagonistas y sí que realmente había pasado. Miré a Brann que había entrado en la cocina y no respondí. En ese momento recordé el mensaje que le había mandado al foner y mi cara pasó del rojo al blanco en segundos.- Mierda,- me levanté como movido por un resorte y salí de la cocina mientras murmuraba esa palabra. No planeaba quedarme en aquel lugar a que llegase DL y yo me muriese de la vergüenza. En la cocina se oyó un portazo cuando cerré la puerta de mi habitación.

Me tiré en la cama y escondí la cara bajo las mantas, esperaba que con un poco de suerte DL se olvidase de mi cuando se encontrase con Shiz. Aunque en el fondo sabía que sólo era una medida temporal, al fin y al cabo en algún momento tendría que salir de la habitación.

Alguien cargado de olores había entrado recientemente, por lo que deduje que ya había gente despierta tanto en la Sede como aquí. Y eso implicaba dolores de cabeza que compensaban el no poder beber.

-¿Hay alguien despierto que me abra, porfa?-pregunté a voz en grito.

Tsusu se encargó de la puerta y, tras excusarme por no haber avisado, pasé al interior. Había una especie de reunión en la cocina, así que allí me dirigí. El plan era pasar, dejar la poción, explicar y largarme, pero al ver a K y Alder se torció la cosa. <<Porras, pensaba que estarían en la Sede...>> Pero el cambio de plan no era tan malo, aunque implicaría estar más tiempo.

Me apoyé en el marco de la puerta y di unos golpecitos en la pared mientras esbozaba una sonrisa.
-¿Toc, toc, se puede? ¡Buenos días! ¿Cómo van esas cabezas, bien?-inquirí bromeando.-He traído una poción para estas ocasiones, os la dejo en la encimera.

No me paré a pensar en que estaba en su casa ni antes ni después de hablar. Tras decir eso, saqué una de las botellas de mi bolsa y la dejé donde dije. Además, saqué un trozo de pergamino y escribí la receta con letra clara.
-Listo. Para que luego digáis de mí, ¿eh?-dije, ya sin tono de broma aunque me estuviera divirtiendo de lo lindo.

Mientras decía eso, volví a apoyarme en el marco de la puerta, reacio a irme tan rápido. <<Unos minutos, va>>

Shizel escuchó en silencio los distintos recuentos de lo que había pasado en la taberna sin hacer ningún comentario, cosa rara en él. Aunque estaba manteniendo una fachada impecable, escuchando atentamente con una sonrisa en los labios, de haberse reflejado su estado de ánimo en su rostro éste habría sido una máscara de hielo.

Sentirse prescindible no era algo a lo que Shizel estuviese acostumbrado, y sentía un mordisquito, pequeño pero punzante, de rencor a medida que los demás iban turnándose para narrar los eventos de la noche pasada. No, por supuesto que no le habían echado de menos. Se lo habían pasado igual de bien sin él.
-Por lo visto no os habéis aburrido, me alegro- dijo de forma perfectamente creíble y perfectamente hipócrita. No se alegraba ni un poco.

Automáticamente su mente fragmentó su malestar, y viéndolo desde esa perspectiva fría Shizel se dio cuenta de que molestarse por algo así era una tontería. ¿Qué importaría dentro de unos meses? Nada.
"Te vas", fue el pensamiento que mantuvo a flote mientras posaba la mirada en los distintos presentes en la sala. "Recuérdalo."
En mitad de aquel comedor lleno de gente Shizel sintió que en lugar de ponerle al día aquel reencuentro le distanciaba de los demás. Había sido una buena llamada de atención para recordarle que evitase encariñarse demasiado.

Salió de su ensimismamiento ante el numerito que protagonizaron tanto Karime como Alder y que le hizo fruncir el ceño. Él no le había comentado a nadie en ningún momento los tejemanejes que se traía tanto con la sinhadre como con DL. No le había hecho gracia saber en su momento que la primera se lo había comentado a su amiga con pelos y señales, ¿pero cómo se había enterado también de eso?
Si lo sabía, a Shizel le parecía de muy mal gusto hacer bromas así al respecto. Ahora sí disparó a Karime una mirada claramente molesta, que mutó a una sonrisa educada cuando se giró a saludar a un recién llegado Branniel.
-No creo, parece que lo habéis pasado de maravilla- "sin mí", añadió mentalmente. Aprovechó para dar un sorbo de prueba a la infusión que Jack había traído, por si surtía algún efecto sobre el desajuste horario que estaba arrastrando.

-Enredo ha subido hace un momento-respondió sucintamente a DL. Observando los cambios que se habían dado sobre el foner recordó que el amarillo era su color natural de pelo, por lo que no era un experimento al azar-. Felicidades, ahora eres un poco más exótico.
>>Tengo que pasarme por el mercado de todas formas- dijo mientras se levantaba de la mesa y se despedía de los demás-. Cuéntamelo por el camino.
Normalmente no habría usado el imperativo, aunque lo hubiese hecho con un tono de voz normal, pero esa mañana se le habían quitado las ganas de pensar en otras personas.

Sigue en el Antiguo Mercado.

Realmente serpentaria era un lugar de reunión, el ultimo en parece fue Jack trayendo una bebida para paliar los males de la noche anterior y que DL realmente agradeció. Escuchar que Enredo se había ido momentos antes de que el llegar ale extraño un poco  y se recordó a si mismo que cuando volvieran ya se acercaría a ver que era lo que le ocurría. Tras eso se despidió de los demás antes de ponerse en camino al mercado un tanto curioso de lo que tuviera que hacer Shizel en aquel lugar, de todos modos aprovecharía la salida, se preguntaba donde había estado durante ese tiempo, pues en la ciudad obviamente no se le había visto el pelo. Ya cuando salieron de Serpentaria comenzó a hablar

-Como quieras, así también puedes contarme que tal te fue tu aventura- comento de buen humor, en verdad interesado de lo que pudiera haber estado haciendo durante aquel tiempo- Ah, si, no se si lo sabrás, pero Saren y tu no sois los únicos idrinos de la ciudad. Ayer conocimos a una idrina, Vivía, trabaja en el burdel con Mephis...-comento iniciando con eso la conversación para ya poder comentarle lo ocurrido en su ausencia con bastante detalle para que estuviera bien al tanto igual que si hubiese estado presente.

Sigue en el Antiguo Mercado.

Alder se rió mientras Karime le mordisqueaba la oreja. Apenas vio a Enredo escabullirse y pasó totalmente por alto la mirada molesta de Shizel. Saludó a los recién llegados distraída, excepto a Jack, a quien dedicó una amplia sonrisa.

- No necesito tus potingues, vampirito, pero acepto un paseo.  Ya que todo el mundo parece querer dar uno.- dijo bajándose de la silla. Se giró hacia su amiga cuando supo el destino de su cosechador.- ¿Te vas al hogar, Ka, o le has pillado cariño a mi cama?


-----

Seon abrió varias puertas más, colándose en los sueños torturados y dándoles forma. Buscaba en el fondo de las mentes los recuerdos felices, los sentimientos más afortunados, y se los devolvía a sus dueños. A veces tejía historias que le eran agradables, aunque estas implicaran cosas inmorales o más macabras. Al final, dibujaba siempre la misma habitación. Una sala amplía de paredes oscuras cuyo suelo, un mosaico de cristales coloreados, cada vez tenía unas tonalidades distintas. Se despedía allí, acompañada de alguna de sus fieles creaciones, presentándose y dejando caer donde podrían encontrarla en la vida real. Bien aconsejada por su mentor, obtuvo respuestas alentadoras y cuando cruzó la última puerta, hacia su propia mente, sonreía ampliamente.

La soñadora se desperezó horas más tarde. El sol salía timidamente por su ventana y Alder no estaba. Pasó un buen tiempo ocupada en comer, leer y dibujar. Haciendo caso a su edeel, decidió mover las piernas. Así, salió a dar un paseo después de despedirse brevemente de todo el que se cruzó con ella.

Sigue en el Jardin de la Memoria.

La libense rió alegremente luego de su representación. Ignoró deliberadamente las reacciones que podían llegar a desagradarle y se quedó con las que le divertían. Todavía estaba algo ida y era palpable que necesitaba descanso urgente, pero en ningún momento borró la sonrisa de su cara. La licántropa saludó a los recién llegados con una sonrisa, pero no añadió mucho ya que el sueño estaba haciendo mella en ella.

- Alder, te mentiría si te dijera que no me gustaría que nos encerráramos en tu habitación y no saliéramos hasta la próxima luna, pero, aunque soy claramente sublime, no soy capaz de sobrevivir sin dormir debidamente, así que me temo que he de despedirme.- contestó a su amiga alegremente.

La fiesta había terminado y ya llevaba el suficiente tiempo de transformada como para que pusiera en marcha los planes que tenía, que no eran pocos ni excesivamente aplazables.


Sigue en la Sede de los Taumaturgos.