Torre Serpentaria (Archivo I)

Recuerdo del primer mensaje :

Sepalian Xila se dirigió a los allí congregados y esperó a que se hiciera el silencio.
-Esta es la Torre Serpentaria, una de las más antiguas torres de hechicería de nuestra ciudad. Acogerá a magos, brujos y criaturas con mucha magia -decía desde su máscara sin rasgos pero con raíces cruzadas por todas partes-. Los hechiceros somos pocos pero podemos hacer muchas más cosas que otros. La magia no es sólo un arma que usar en la batalla sino que también puede ayudar a crear y conservar. Y no sólo eso, pues también puede torcer y engañar, ocultar y revelar, y puede hacer cosas para las cuales no existen verbos que las describan. Yo os animo, nuevos ciudadanos, no sólo a que bebáis de las maravillosas fuentes del conocimiento mágico, sino también a que contribuyáis a este noble saber capaz de elevar a quien lo comprende. Dentro de esta torre encontraréis todo lo básico para iniciar vuestro camino por la senda de la magia y estableceros en la ciudad y colaborar en vuestras investigaciones y aprendizajes -a Sepalian le estaba gustando su discurso. Le agradaba la imagen de importancia que debía estar proyectando sobre los recién transformados.
-Este es un lugar serio de trabajo, así que rogaré a los curiosos que os abstengáis de entrar. Por eso también os daré la contraseña para sortear el hechizo de la puerta.
Con un gesto de la mano del brujo, pequeños papiros salieron de un bolsillo de su túnica para ir a manos de los allí presentes.
"Por la puerta trasera he de entrar", podía leerse en ellos.
-¡Memorizadlos! ¡Ya! -exigió Sepalian. Y al momento, cerró la mano en un movimiento enérgico que acompañó de una sílaba distorsionada. Los papiros ardieron con un fogonazo que los hizo desaparecer sin quemar las manos de los hechiceros.
-Sed bienvenidos a la Torre Serpentaria -concluyó.

-Oh, quizá te deje a merced de mis enredaderas violadoras un día de estos, y así luego me cuentas,- dije bromeando, acordándome de la misma situación que él seguramente.- Ooooooom, interesante. ¿Así que por fin te alimentas bien?,- respondí con un destello juguetón en los ojos.- Fiesta, sí, nos los dijo Matt el otro día. Yo pienso ir por supuesto. Nunca he estado en una fiesta y no pienso perdérmela por nada del mundo.- Aquella fiesta prometía diversión y no me sobraba diversión precisamente. Además, Dios sabría cuando sería la próxima fiesta en aquella ciudad.

Cuando acabamos la comida de los platos fui a por la tarta, y enarbolando la espátula para cortarla amenace a DL.

-Si te atreves a decirme que esto es comida para ratas te castigo sin tarta,- pero al final acabó por salírseme la risa tonta. Acabé repartiendo los trozos y esperé un veredicto por parte de los comensales.

- No gracias, no tengo ese tipo de fetiche- respondió con tono de broma al tiempo que terminaba la cena y observaba a Yttria, que parecía estar de bastante buen humor. Apenas había terminado la cena, cuando ya llego Enredo con el postre, con intenciones de seguir cebándolo- Me gustan las cosas dulces, así que no me veras quejándome por ello- respondió antes de probar la tarta  que estaba deliciosa y aquel sabor ya lo había probado antes, cuando aun estaba de cosechado, fue básicamente la primera vez que probo algo dulce en condiciones- No se mucho de dulces pero esta delicioso, tienes buena mano para la cocina- dijo sonriendo antes de terminarse su trozo de tarta y volver a hablar-Uff, estoy lleno, maldito tú, harás que me ponga como un ovillo - añadió exagerando mientra le miraba entretenido al imaginarse a si mismo de aquella forma, no dudaba que fuese posible hacerlo, pero prefería no mostrar su real aspecto, aquel que le dio la luna, lo veía demasiado frágil. Habiendo terminado de cenar y sin mucho mas que hacer decidió jugar un poco-Bueno, estoy con el estomago lleno y de buen humor, así que, puedes pedirme algo Enredo. Escoge bien, eh

-Me alegro de que te guste,- repuse con una sonrisa de oreja a oreja,- Cocinar es fácil y entretenido, y la cara de alguien al que le gusta no tiene precio.- comenté mientras yo también comía.- Na, no creo que engordes mucho. Además, lo tuyo es trampa, siempre puedes parecer delgado.- el siguiente comentario de DL casi hace que me atragante con un trozo de tarta, pero pude resolverlo a tiempo, y dirigiéndole una sonrisa decidí seguirla un poco el juego,- No me tientes foner libidinoso, no me tientes.- dije como una clara invitación a que lo hiciera.

Llegado el fin de la cena saque los regalos mientras iba hablando.

-Bueno, he aquí la otra razón para reuniros en una cena,- dije mientras le tendía un brazalete a Yttria y un collar al foner.- Se tratan de objetos con un dispositivo de alerta. Yo también llevo uno,- les enseñe el brazalete que yo mismo llevaba ya puesto.- Shiz también tiene uno, se lo di antes de que se fuese. Veréis, su uso es bastante sencillo, nuestros cuatro objetos están conectados, y si alguno aprieta esto de aquí sonará una alarma al resto de poseedores, con lo cual sabrán que alguien se encuentra en peligro y esta pidiendo ayuda. Hay mas tonos de llamada dependiendo de cual presionéis,- fui señalando en cada lugar las partes y explicando que tipo de alarma lanzaban.- Y luego está esta parte de aquí, al presionarlo se activará un hechizo de búsqueda automático con el que rastreareis a la persona que ha lanzado la alarma. Por supuesto el objeto en si lleva un montón de magia protectora para que no se rompa o queme fácilmente. El tuyo DL es un collar por que pensé que al transformarte quizás la pulsera se dañase, pero si quieres te lo cambio.- aunque hacerlo me iba a llevar un tiempo.- Tened en cuenta que aunque son muy resistentes no son indestructibles.- les advertí algo serio.

Espere con tranquilidad a que se lo pusieran y les hice una demostración, llamándolos individualmente. Me puse nervioso esperando sus reacciones pues no sabia como se tomarían el regalo.

El comentario de Enredo sobre su delgadez le hizo especial gracia. Este no había visto su forma real, si la llegase a ver sabría lo que era la extrema delgadez.

-Te sorprendería en saber lo delgado que puedo parecer- añadió con una sonrisa divertida al imaginarse la cara de este si lo viese. Seguramente se quedaría tan a cuadros como el mismo cuando se vio la primera vez- Eres mal amigo pretendiendo que traumatice a Yttria. Y eres un pervertido, yo hablaba de algo mas inocente, hombre -respondió haciéndose el malinterpretado encogiéndose sutilmente de hombros y negando con la cabeza ante la forma de mal pensar del otro. Pronto la cena terminó y con ello Enredo llego con una sorpresa mas y el segundo motivo para haberlos invitados. DL tomó el colgante observandolo con atención y escuchando la explicación del otro con atención y a su demostración antes de colocárselo, sonriendo ampliamente ante el detalle no muy acostumbrado a recibir regalos. Realmente a excepción de aquella vez que Karime le llevo dulce a su cuarto y terminaron haciéndolo, no había recibido un regalo en su vida y el recibir algo así repentinamente era bastante sorpresivo y se sentía realmente bien- No hace falta hacer eso,...gracias por el regalo -añadió en un tono bajo, su voz sonando entrecortada por la emoción. Algo estúpido tal vez, pero no podía remediarlo, había muchas cosas que nunca había sentido o vivido, sin que se esperase algo a cambio. Toqueteo el colgante con sus dedos de forma distraída sin dejar de sonreír.

-Sé que no tenía por que hacerlo,- dije levantándome de la silla, observando la reacción en ambos que parecía ser muy buena.- Nunca había tenido amigos para hacer estas cosas y ahora que los tengo.....- me encogí de hombros,- lo único que me ha costado ha sido tiempo y volvería a hacerlo sólo por veros la cara.- observe al foner y me empece a reír.- Oh DL, pareces un niño pequeño esperando los regalos el día de navidad. No va a desaparecer, no te preocupes.- En ese momento en que el foner estaba vulnerable decidí jugársela, o al menos intentarlo.- Pero oye, si quieres devolverme el favor se me ocurren una o dos cosas.

Miré hacia la bruja que parecía encantada con el brazalete, ¿he dicho encantada?, mas bien eufórica ya que me dio un abrazo.

-Bah, no es para tanto,- dije sonrojándome levemente ante aquella muestra de afecto.- ¿En deuda? No no, no lo he hecho para eso, no me debes nada. Eres mi amiga y eso es más que suficiente.- repuse devolviéndole el abrazo. De pronto sentí una presión en el estomago, pero desapareció en segundos, tan rápido que creí habérmela imaginado.

Aparto la mirada del colgante para fijarla en Enredo, notando por tono de voz que intentaba bromearle como el solía hacer. DL solo sonrió esperando que Yttria casi asfixiara al brujo en un abrazo y lo soltara antes de responder a su provocación.

-¿Solo una o dos? Usa un poco mas la imaginación -añadió y aprovechando que este andaba medio despistado por el anterior abrazo de Yttria lo agarro y sin mucho esfuerzo consiguió que se sentara sobre sus piernas, agarrándolo por la cintura con un brazo. Observándolo con distracción, miró a Yttria por encima del hombro de este- Perdón por la escenita de ahora - dijo sonriendo de buen humor segundos antes de agarrar a Enredo por la nuca y besarle de forma bastante intensa. Lo primero que noto tras besarle fue que era diferente, muy diferente cuando al que besaba era a Shizel, no solo porque fuesen personas distintas o el nivel de experiencia, era que se sentía distinto por completo. Obviamente no fue algo que pensara de forma consciente, era una simple sensación. Habiendo conseguido su objetivo se aparto de Enredo mirándolo entretenido por la cara que tenia, pellizcándole una de las mejillas- Te queda mucho que aprender aun para intentar jugármela- añadió riéndose antes de soltarlo y permitir que se levantara para hacer el lo mismo.

Me separe de Yttria momento que aprovechó DL para devolverme la pelota, me reí cuando me sentó sobre sus piernas negando con la cabeza y pensando que el chico no sabia admitir una derrota.

-Mira, se me ocurren muchas más ahora mismo,- <<¿Escenita? ¿Qué escen.....? Oh Dios>> Puse los ojos como platos al comprender lo que iba a hacer decimas antes de que lo hiciese. Mi cuerpo reaccionó de la manera natural a un beso como aquel, oleadas de calor se extendieron hacia cada punto de mi cuerpo, y sin proponérmelo me encontré a mí mismo respondiendo al beso. Cuando me separé del foner tenía la cara roja. DL me pellizcó una mejilla,- T-tú.....Arg-, me levanté y fui hacia el fregadero donde abrí el agua y me mojé la cara para librarme un poco del calor que sentía en ese momento. Cuando levante la cabeza estaba visiblemente menos rojo que antes y traté de quitarle importancia con un comentario y una risilla nerviosa.- Si cada vez que bromee contigo va a pasar esto acabaré acostumbrándome,- mentira y de las gordas, controlarme con chistes y bromas pase, hacerlo con un contacto fisico directo como aquel...... Jodido.

La reacción de Enredo fue bastante entretenida y aunque se había sonrojado, no quitaba el haber podido responderle en un contraataque lo cual decía bastante de él, más teniendo en cuenta que la primera vez por poco se traumatizó.

-Si lo hiciera todo el tiempo ya no te sorprendería, te acostumbrarías como dices y ya no seria igual de entretenido -respondió entretenido cuando lo vio volver de la cocina, guardando el colgante comunicador que le había regalado bajo la ropa para que no se perdiera- Me hace gracia ver como te sonrojas, pero hay otros métodos- dijo mirándolo con detenimiento volviéndose acercar a este para pellizcarle ambas mejillas, dejándolas rojizas- Este método es muy efectivo también -añadió riéndose y apartándose de este para ir hacia la entrada del torreón- Bueno, yo me voy ya, gracias de nuevo por la cena y el regalo -añadió de excelente humor mientras abría el portón del torreón y veía que ya estaban saliendo los murciélagos flamígeros.

Sigue en la Sede de los Taumaturgos.

-Oh, así que te hace gracia ¿eh?,- <<De esta te acuerdas>> recuerdo haber pensado, pero tal como era nunca cumplí mi amenaza mental.- Sí, es un método efectivo, pero es el método que duele,- repuse pasando las manos por las mejillas doloridas.- Adiós DL, te doy una viso mañana para ir a entrenar.

Cuando el foner se fue me volví a Yttria y al mirarla volví a sonrojarme, desvié la mirada y dije:

-Lamento lo de antes, no sé qué se le pasa por la cabeza a este, y..... buenas noches.- y subí a acostarme.

El par de días antes de la fiesta los pase como un manojo de nervios. No sabía que tipo de fiesta era, pero si era de gala obviamente no tenía ropa para ponerme, y ya puestos tampoco dinero para comprarla, y aunque funcionase el trueque en este lugar no tenía nada valioso para cambiar. Al final antes de salir hacia la taberna con la bruja me puse la mejor ropa que poseía esperando que sirviese. Aún con todo tenía la sensación de que ya fuese por ropa o por lo que fuese iba a desentonar y a hacer el ridículo en aquella fiesta. Por dios, si no tenía ni dinero para pagar algo de beber, no sé como se me ocurría ir.

Sigue en la Taberna.

Los días tras el último entrenamiento con el brujo me fueron como poco, improductivos. El control del tiempo se me sigue resistiendo mucho mas de lo que me gustaría admitir. El día de la fiesta llego antes de lo que me hubiese gustado controlar.

Esta misma mañana, me había propuesto terminar de controlar unos pocos trucos sobre el control del flujo del tiempo acotado a mi propio cuerpo y, como era de esperar, el tiempo se me acabo echando encima. Cuando quise volver a la fase temporal del mundo a mi alrededor ya habían pasado mas de siete horas.

Había quedado con los chicos para ir juntos a la taberna pero, como ya era habitual, estaba llegando tarde. Rápidamente levanto el armario de arena del suelo y saco de él la túnica negra con las botas de la fiesta en el palacete. Maldiciéndome a mi mismo me visto lo mas rápido que puedo tropezando y cayendo de culo al enfrascarme la bota derecha.

-¡Vamos Sandy! ¡Vístete coño! ¡Madre mía que no llegamos! ¡Mierda que llegamos super tarde joia desgraciada de mierda! Espabila.- Digo chasqueando los dedos haciendo que la muñeca salga de la arena rápidamente con la túnica marrón ya puesta mientras hago que se peine con las manos el pelo. Salimos los dos casi corriendo cuando caigo en que no he cogido mis guantes negros por lo que parándome en seco salgo a correr hacia el cuarto y haciendo que Sandy baje las escaleras para que me espere en la entrada.

Rebusco entre los montículos de arena hasta sacar los guantes y tras ponérmelos salgo escopeteado bajando las escaleras de tres en tres. Al llegar al rellano, Sandy me estaba esperando con los brazos cruzados en la entrada de la puerta y señalándola mientras paso por su lado salgo de la torre.

-No me mires así que ya nos vamos.- Al salir pude ver a lo lejos a los dos chicos por lo que respiro aliviado al ver que no es tan tarde como me pensaba los alcanzo rápidamente. -Hombre señores. ¿Listos para la fiesta? Os presento a mi acompañante. Sandy. ¡Saluda chiquilla!- Digo haciendo que mi muñeca salude con las manos. -Tu has conocido a su prima el otro día Enredo.- Tras decirle esto, la muñeca se coloca a mi lado y se coloca un mechón de pelo tras la oreja sonriendo al chico.

Sigue en la Taberna.

"¿Dónde está todo el mundo?", fue la pregunta que se planteó Shizel al llegar a Serpentaria. La torre nunca había destacado por su actividad, pero incluso a aquellas horas de la madrugada era altamente probable encontrarse a Matt o RR en la cocina a causa de sus caóticos horarios. Al skrýmir no se le escapó que las luces comunales estaban apagadas, lo que no solía suceder muy a menudo, y de ahí dedujo que el número de gente que faltaba era lo suficientemente grande como para dar por hecho que nadie iba a subir al estudio o hacerse algo en la cocina. Su escudo tampoco había registrado el lanzamiento de ningún hechizo espía para comprobar quién acababa de entrar a esas horas intempestivas de la noche, una práctica que no parecía ser poco común en una residencia de magos.

"Mejor", pensó el idrino mientras desactivaba el hechizo candado que había aplicado a su puerta y lo volvía a activar después de entrar. "Nada de preguntas hasta mañana, entonces."
Su habitación presentaba solo los leves signos de abandono correspondientes a cuatro días sin adecentar, y que Shizel podía solucionar felizmente con una serie de hechizos de limpieza. Mientras desenredaba con calma el cántico de orden de su lengua dejó su macuto en una esquina y se preparó un baño más por costumbre que por necesidad, ya que el trayecto hasta el portal no le había ofrecido grandes oportunidades de ensuciarse con el polvo del camino al haberlo recorrido levitando sobre el mar.

Una vez hubo terminado se desplomó boca arriba en la cama con un gruñido disconforme. Acababa de entrar y ya se sentía constreñido, como si se le hubiesen acabado las cosas que hacer o como si el cuarto, o Rocavarancolia, se le antojasen de repente demasiado pequeños. Por esa razón, y al contrario de lo que solía hacer por pereza, desempaquetó todo su equipaje y lo puso en su sitio. Sin magia la tarea le habría llevado un lapso de tiempo considerablemente mayor, ya que estaba acostumbrado a que fuesen los criados los que hicieran esa clase de tareas por él.
Sin embargo aquella vez lamentó no haberlo hecho a mano, pues eso significaba que se hallaba de nuevo embargado por la sensación de que algo le faltaba. Así pues el idrino se dedicó a leer hasta que el sueño se decidiese a venir a él.

Me desperté tumbado en mi cama. Lo primero que noté fue un dolor palpitante en la cabeza, lo siguiente fue una sequedad inusitada en la garganta. La luz que entraba por la ventana me molestaba y entrecerré los ojos para mirar alrededor. No encontré nada fuera de lo común a excepción de que me había quedado dormido con las ropas puestas.

Me levanté despacio y cuando ya me hube puesto en pie me sobrevinieron el mareo y las náuseas. Resultado el que os podéis imaginar. <<¿Qué coño....? Joder, si hasta pensar duele>>. Recurrí a la magia y limpié el suelo, también traté de eliminar el dolor de cabeza pero lo único que conseguí con lo espeso que estaba fue quitar el mareo y atenuar un poco el dolor.

Volví a levantarme y esta vez me senté en la cama. Traté de recordar lo que había pasado la noche anterior pero solo pude recordar un poco, después de ese punto todo estaba en blanco. No recordaba ni el momento de la llegada a la torre, pero al parecer había llegado ileso.

-Joder, no recuerdo nada,- sentí en ese momento un sentimiento de regocijo y recochineo. Pero ambos sentimientos eran ajenos a mí, no me costó mucho aún teniendo en cuenta el estado en el que estaba.- No, ni se os ocurra reíros,- dije en dirección a las plantas.- Ya tengo bastante con lo mío como para aguantaros. Un solo sentimiento más de burla y no os riego en todo el día.- la amenaza era en vano ya que nunca desatendería mis plantas.- Voy a ver si tomo algo para que se me pase esto.- dije cambiándome de ropa para bajar a la cocina.

Ya en la cocina busqué algo que poder llevarme al estómago que no me dejase peor de lo que estaba, pero cualquier comida que veía me daba más ganas de devolver. Acabé decantándome por los líquidos, así que prepare té. Mientras el té se hacía yo bebía agua, en el momento de verter el líquido escuché unos pasos y me giré para ver quién era.

Alder se despidió con los dos dedos, dejándose arrastrar por la morena hacia la salida. El trayecto a serpentaria después estaría borroso en su cabeza, aunque no así todo lo que siguió a su llegada. Las siguientes horas pasaron entre besos, arañazos pasionales y gemidos. Cuando salió el sol ellas estaban terminando de jadear sobre la cama. Alder seguía desnuda y miraba el techo con una sonrisa traviesa.

- Se ha alargado más de lo que creía. ¿Cenamos? Bueno, en tu caso, desayuno.

Se puso una blusa larga que le llegaba a los muslos y bajó despeinada y con los ojos algo enrojecidos. Con una expresión de pura satisfacción, seguida por Ka, saludó a Enredo.
- Buenos dííiias. – Le pasó una fruta a su amiga y se cogió otra. Había dejado de mirar al brujo por completo para volverse hacia la libense y comentar la noche anterior:- ¿Que era eso que me contabas antes de que dejase de entendérsete?

El cuerpo le pedía dormir hasta bien entrada la tarde, pero Shizel se aplicó un hechizo despejante antes del mediodía para ir acostumbrándose de nuevo al horario de Rocavarancolia.
No tenía aún demasiada hambre, por lo que no bajó a desayunar enseguida. En su lugar se dirigió al salón a poner en práctica una noción a la que había estado dando vueltas aquellos últimos días. La magia era amplia y compleja, y no iba a dominarla aplicando parches sobre sus conocimientos de cosechado. Así pues, y aunque resultase tedioso, pensaba ponerse a trabajar fortaleciendo las partes más básicas. Una frase de cierto compendio mágico se le había quedado grabada, la cual resaltaba la importancia de servirse de sus habilidades sobrenaturales de la misma forma instintiva en la que tenía confianza ciega en sus sentidos.

Un ejemplo era que él, y cualquiera en realidad, abusaba demasiado del sentido de la vista a la hora de levitar. Cualquier estímulo visual que le desconcentrase o le distrajese podía perjudicarle, de modo que el primer ejercicio que llevó a cabo fue sentarse en un sillón del salón y manejarlo levitando a lo largo de la sala con los ojos cerrados, guiándose solo por la percepción mental que tenía de su posición y trabajando para aferrarse únicamente a ella para orientarse. Cuando consideró que lo tenía más o menos dominado hizo descender su trono improvisado escaleras abajo.
"Aparcó" el mueble justo frente a la cocina, y se sorprendió al oír más de una voz dentro.
-Vaya, tenemos visita- dijo al divisar a Karime. No se le escapó cierta complicidad sin identificar entre ella y Alder, pero por educación no fijó la vista tratando de concretarla-. Buenos días a todos. ¿Cuánto hace que has vuelto, Ka?

-Buenos....- dije por pura cortesía, ya que realmente me parecía que aquel día había empezado como una mierda.

Me senté en la mesa con la taza caliente de té y el azucarero al lado, eche azúcar hasta que no me supo amargo y me fui bebiendo poco a poco. Por suerte parecía que el dolor de cabeza estaba remitiendo. Vi a Shiz aparecer por la puerta y me quedé un tanto confuso asimilando la información.

-Hombre Shiz, ¿qué tal tu retiro?,- dije por fin, en parte por interés y en parte por hablar de algo. Discretamente toqué varias veces el botón de DL para que viniese, seguro que quería ver al idrino después de ese tiempo.

Gemidos, jadeos y aullidos fueron saliendo de la habitación durante toda la noche. Al amanecer, la libense se dio por satisfecha y cayó de espaldas a la cama con una sonrisa engreída. Ante la sugerencia de Alder, Karime se estiró como si acabara de despertar cuando, en realidad, aun sentía los efectos del alcohol de la noche anterior.

- Como sabes ganarme.- comentó con una sonrisa.

De entre sus ropas arrugadas, la libense recuperó su cuadernito, el cual volvió a colocar en su lugar original, y siguió a la sinhadre vistiendo únicamente sus pantalones cortos. A la loba le extrañó encontrar a Stefan levantado tan de madrugada después de la noche anterior ya que, aunque era verdad que ella podía aguantar despierta todo lo que quisiera, no era capaz de dormir menos de 12 horas seguidas después de una borrachera. La licántropa saludó al brujo con un guiño provocativo con la intención de que le contentara con un sonrojo avergonzado. Con una sonrisa, cogió la fruta que Alder le ofrecía y se subió de un salto a la encimera de la cocina, desde donde empezó a comer su desayuno.

- ¿Te refieres antes o después del “oh, sí, dame más, nena.”?- preguntó de vuelta la libense en contestación a la cuestión de Alder.

En ese momento, Shizel, al cual le había extrañado no ver en la fiesta el día anterior, se presentó saludándola.

- ¡Pero si es la perlita escarchada! ¿Vuelto dices?- preguntó fingiendo indignación.- pero si nunca me he ido.- La loba sonrió y le dio otro bocado a su pieza de fruta.- ¿Sabes, Cubito de Hielo? Cada vez estoy más cerca de meterme en tus pantalones. Ya hemos compartido cama y lo que no es cama, aunque no al mismo tiempo.- comentó con una amplia sonrisa mientras masticaba otro bocado de su desayuno.- Y hablando un poco de todo, Stefan, ¿tú dónde te has dejado a DL? Ayer por la noche parecía que te lo ibas a comer.

Mientras hablaba, Karime sacó su cuadernito distraídamente de su escote, lo abrió por la primera página e hizo una única línea horizontal sobre el papel, para luego cerrarlo y volverlo a guardar en su sitio.

Alder