Torre Serpentaria (Archivo I)

Recuerdo del primer mensaje :

Sepalian Xila se dirigió a los allí congregados y esperó a que se hiciera el silencio.
-Esta es la Torre Serpentaria, una de las más antiguas torres de hechicería de nuestra ciudad. Acogerá a magos, brujos y criaturas con mucha magia -decía desde su máscara sin rasgos pero con raíces cruzadas por todas partes-. Los hechiceros somos pocos pero podemos hacer muchas más cosas que otros. La magia no es sólo un arma que usar en la batalla sino que también puede ayudar a crear y conservar. Y no sólo eso, pues también puede torcer y engañar, ocultar y revelar, y puede hacer cosas para las cuales no existen verbos que las describan. Yo os animo, nuevos ciudadanos, no sólo a que bebáis de las maravillosas fuentes del conocimiento mágico, sino también a que contribuyáis a este noble saber capaz de elevar a quien lo comprende. Dentro de esta torre encontraréis todo lo básico para iniciar vuestro camino por la senda de la magia y estableceros en la ciudad y colaborar en vuestras investigaciones y aprendizajes -a Sepalian le estaba gustando su discurso. Le agradaba la imagen de importancia que debía estar proyectando sobre los recién transformados.
-Este es un lugar serio de trabajo, así que rogaré a los curiosos que os abstengáis de entrar. Por eso también os daré la contraseña para sortear el hechizo de la puerta.
Con un gesto de la mano del brujo, pequeños papiros salieron de un bolsillo de su túnica para ir a manos de los allí presentes.
"Por la puerta trasera he de entrar", podía leerse en ellos.
-¡Memorizadlos! ¡Ya! -exigió Sepalian. Y al momento, cerró la mano en un movimiento enérgico que acompañó de una sílaba distorsionada. Los papiros ardieron con un fogonazo que los hizo desaparecer sin quemar las manos de los hechiceros.
-Sed bienvenidos a la Torre Serpentaria -concluyó.

Al principio tardamos un buen rato en decidirnos cómo hacer la letra de la canción, pero en cuanto recordé que de pequeño había modificado la canción de la intro de Digmon 02 enseguida nos vino la inspiración. La letra que escribíamos nos hizo soltar varias carcajadas. Cuando acabamos copio la letra en otro trozo de pergamino. A Gael le digo que quería tener una copia "por si acaso". En realidad planeaba aprendérmela de memoria yo también.
-Si no les gusta es que no tienen buen criterio musical, está clarísimo -comento jocoso-. Por cierto -digo recordando de pronto- Tú tienes ese espejo para poder hablar con Siloco, ¿verdad? No podemos dejarlo fuera de todo esto, ¿no crees?
Gael me pregunta si realmente es necesario con tono de desesperación, pero le digo que por supuesto que lo era mientras me río. Así que hablamos con Siloco, quien aceptó de buena gana a la invitación.

El resto del día lo pasamos tranquilamente en la torre estudiando magia y haciendo el tonto en general. Hablamos con los demás acerca de la excursión al desierto que quería hacer Matt y decidimos que iríamos dos días después.
Me fui a dormir pensando en lo divertido que iba a ser el día siguiente. Odín se subió a la cama como todas las noches y lo cogí en brazos.
-Es una pena que no puedas venir, te vas a perder toda la diversión -le digo al gato mientras este se revuelve.
Inmediatamente Odín me responde con un zarpazo.
-¡Au! Bueno, bueno, no te pongas así, que si no te llevo es para que no te maten, desagradecido. Buenas noches. -digo con fingida indignación mientras lo coloco en su sitio de siempre.

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El día siguiente transcurrió con relativa normalidad hasta la noche, salvo por el evidente nerviosismo que sentíamos algunos, entre los que me incluyo. Llegó la hora de irse y salimos de Serpentaria dejándola medio vacía.
-Ya ha llegado la hora, espero que te hayas aprendido bien la letra, ¿eh? -le dgo jocosamente a Gael.
<< Yo también me la sé perfectamente >>, pienso divertido.

Sigue en la Taberna.

Antes de llegar a Serpentaria volando, el hado y la vouivre se pasaron por el mercado, donde Vac compro algunas cosas para el desayuno. Luego continuaron su camino y aterrizaron a las puertas de la torre de hechicería. El griego dijo la contraseña en voz alta y ambos entraron en silencio. El edificio entero parecía dormir, así que sin hacer ruido empezaron a explorar la planta baja, cuidándose de no tocar nada que pudiera ser peligroso, buscando la cocina. Cuando la encontraron el chico, tras dejar la compra en la encimera, se puso a buscar lo necesario para preparar una infusión de ortigas en grandes cantidades.

Una vez lista la infusión, el chico fue hasta el vestíbulo y se puso a cantar la canción que Gael y Noel habían presentado en la taberna a todo pulmón, haciendo las veces de alarma de despertador. Vac no podía aguantar la risa, y cuando acabo de cantar, rompió en carcajadas jocosas, llenando el edificio con su risa. Sin duda sus amigos se habían despertado, así que alzó la voz y les llamo a la cocina.

-Arriba dormilones, la primera resaca siempre es la mas divertida -exclamó en tono jovial-. Bajad rápido, que os he traído mas bebida -dijo sin parar de reír.

Entró con Wen en la cocina y se atrinchero tras la encimera, con las tazas llenas de infusión delante de si, esperando a los muchachos.

NFdR: La siguiente en postear es Gini. Conteneos, jabrones (?).

Llegamos a Serpentaria agotados por lo que apenas intercambiamos unas palabras de buenas noches y cada uno nos vamos a nuestro cuarto. Me pongo el pantalón de pijama mientras se me cierran los ojos del sueño y me meto inmediatamente en la cama. Odín se sube como de costumbre.
-¿Vienes a reprocharme que esté borracho? –pregunto entre bostezos con voz somnolienta.
Sin embargo el gato no parece tener ganas de guerra esta vez y tan sólo se acurruca a los pies de la cama para ponerse a dormir.
-Buen chi…
Antes de que pueda terminar la frase ya me he quedado dormido.

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Me despierto de golpe con una fuerte jaqueca. Lo que ha provocado que me despierte de forma brusca es un sonido infernal que me taladra los oídos y la cabeza.
-¿Pero qué cojones… ? –exclamo mientras salto de la cama y me dirijo hacia la puerta automáticamente, haciendo que Odín salte asustado de sopetón.
Según la abro logro distinguir de qué se trata. Es Vac. Vac cantando a voz en grito nuestra canción de ayer. Salgo de la habitación bruscamente y bajo las escaleras más volando que caminando para aterrizar cerca de la puerta de la cocina que es de donde provenía su voz.
-¡Serás cabronazo! ¡Cómo no te calles mi cabeza no será la única que estalle! –digo alzando considerablemente la voz mientras entro en la cocina.
Me acerco rápidamente a Vac con los ojos entornados por el sueño y la molestia de la claridad en ellos y le propino un puñetazo en el hombro con poca fuerza.
-¿Se puede saber a qué viene esto malnac…?
Mientras seguía despotricando contra Vac capté por el rabillo del ojo que había alguien más en la cocina.
-Ah… buenos días, Wen, no te había visto antes –la saludo- Como iba diciendo… -me dirijo de nuevo a Vac- ¡Malnacido! ¿Te parece gracioso venir a taladrarnos la cabeza de esa manera? ¿Y has traído a Wen contigo para que sea testigo de la humillación? Encima vas a conseguir que coja un resfriado. ¿Te parece bonito, desgraciado? –digo cuando caigo en la cuenta de que obviamente aún no me había vestido y tan sólo llevaba puesto el pantalón con el que dormía.
A estas alturas ya no puedo evitar echarme a reír levemente, todo lo que mi estado me permite.
-Te voy a matar, pero primero voy a vestirme y tal –digo en tono jocoso mientras salgo de la cocina.

Me visto y paso por el baño para lavarme la cara un poco. Después vuelvo a la cocina, en la que ya había entrado Odín, quien ya estaba curioseando a los desconocidos para él. Observa primero a Wen durante unos instantes y se frota contra sus piernas. Después se planta delante de Vac y también se queda observándolo. Mientras tanto me siento en una silla y apoyo la cara contra la mesa.
-Ahora mismo soy más zombi que Panchito –digo con una sonrisa cansada- Pero…
Me corto a media frase, ya que Odín hace algo inesperado. Le había echado la zarpa a Vac. Debido a la dureza de la piel de este no consigue arañarlo, por lo que decide retroceder y quedarse bufándole.
-Ey, eso es nuevo… Jamás le había hecho daño a nadie más a parte de a mí. A mí me acribilla pero es la primera vez que lo intenta con otra persona –digo francamente sorprendido-. ¿Le daremos rabia la gente con alas? No, espera, a Tsusu tampoco le hace daño aunque lo persiga… Y creo que mejor me callo ya porque estoy divag… ¡Aay!
Mientras hablaba Odín se había subido a la mesa y me araña en ambos carrillos… y después se acurruca al lado de mi cabeza ronroneando.
-Maldito gato psicópata con trastorno bipolar. Eso ha sido por la frustración de no haber podido con Vac, ¿no? Pues muchas gracias por preocuparte tanto por mi apariencia pero no necesitaba ponerme tan “guapo” –digo con tono de voz de fastidio.
Acto seguido bostezo sonoramente mientras levanto la cara de la mesa y le acaricio la cabeza Odín distraídamente.
-Bueno, Vac, ¿me vas a decir si has venido sólo por hacer la gracia o hay algo que que debas alegar en tu defensa antes de que te mate? –le pregunto con mi mejor sonrisa maliciosa.

Siguiendo los deseos de Vac y con no demasiadas ganas, siguió al hado hacia el mercado y luego a Serpentaria donde, tras decir la contraseña, entraron para, definitivamente, conseguir que les mataran. Tras hacer la infusión y mientras el griego cantaba, la vouivre se dedicó a untar tostaditas, comiéndose una de cada tres que preparaba, y esperó a que su compañero terminara de firmar su sentencia de muerte.

- Da gracias de que eres fuerte y ellos te consideran su amigo, sino tendría que devolverte al torreón por fascículos. - comentó la británica seriamente mientras se hacía con otra taza de infusión.

El primero en bajar fue Noel, solo con unos pantalones y considerablemente enfadado. Wen se limitó a sonreir sutilmente, levantando la taza de infusión hacia Noel a modo de saludo cuando este se percató de su presencia, disfrutando del espectáculo que un draco medio desnudo y gritón le daba. “A pesar de que yo también quiero matarlo, al final su idea no ha sido tan mala. Creo que me voy a divertir.” Pensó al ver como el draco terminaba riéndose.

- Me parece que si tu intención era que Noel te torturara, te ha faltado. Creo que no es tan fácil enfadar de verdad a ese draco. - le dijo a su compañero cuando el mencionado ya se había ido.

De repente, la británica notó algo suave restregándose contra su pierna desnuda, lo que resultó ser Odín, el gato de Noel. Wen se agachó a acariciar el lomo del animal, recordando las muchas veces que, tontamente, había compartido su comida con gatos callejeros por el simple hecho de poder verlos de cerca. Siempre los había preferido a los perros.

Mientras Wen le acercaba un par de tostadas y una infusión a Noel, Odín había intentando arañar a Vac y lo había conseguido con su dueño, el cual ahora acariciaba distraídamente su cabeza.

- No te quejes, que no eres el único al que ha despertado. En compensación nos ha hecho remedio contra la resaca. Toma, hay de sobra para repetir. - el dijo mientras le dejaba la taza y el plato al lado suyo y acariciaba la cabeza de Odín de nuevo, antes de volver a su sitio de antes.

Después de perderme un rato por Gamides me encuentro de camino a la torre bastante cansadito y para que negarlo... algo borrachín. Al entrar en serpentaria todos se van a la cama sin intercambiar casi palabras por lo que decido tomar ejemplo e irme a mi cuarto.

-Puta escalera...- Digo mientras asciendo por los escalones. Los grados de alcohol en sangre hacen que la subida sea algo mas que una simple escalada. "Tienes que dejar de beber señor hombre." Al llegar a mi cuarto no puedo mas que quedarme boquiabierto al ver el socabon que se encuentra en el lugar que debería estar la cama que tanto odio. -¿Y mi cama?- Digo mientras me acerco al borde del hoyo. "Podría llenarlo de arena... así seria como estar en el desierto... me gusta esa idea."

Mientras miro por encima el agujero del suelo la silla se acerca a mi y se pone a refregarse contra mi pantalón. -Ai hola enana.- Digo mientras le acaricio el respaldo como si de un perro se tratase. La silla se revuelve un poco y vuelve a su sitio. -Bueno pues Matt... hay que buscar algún sitio donde dormir.- Al cabo de un rato dando vueltas por Serpentaria doy con una habitación vacía con un camastro en el que me tiro dejando que el sueño termine de inundar mi cuerpo durmiendo profundamente.
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Al día siguiente unas voces provenientes del piso de abajo me hacen despertarme de golpe--¿Pero quien coño se supone que es el imbécil que se pone a berrear así por que si por la mañana temprano?- Digo bastante enfadado. Nunca tuve un buen despertar y esto ni mi estancia en rocavarancolia ha podido cambiarlo. -Bah.. paso... ya se cansará de berrear.- Tras decir esto me doy media vuelta y continuo intentando dormir un poco mas. La cabeza me molesta un poco por la resaca pero nada que no pueda soportar. Nunca fui de esas personas propensas a tener resaca. Siempre era el chico que aunque hubiese tenido la mayor fiesta del mundo hace un par de horas siempre tenia buen aspecto.

Después de un rato los cánticos se frenan y comienzo a escuchar a Noel hablando cuando de pronto creo reconocer la voz de Wedn. -¿Que hace ella aquí?- Me incorporo de la cama y recojo los granos de arena desperdigados volviéndolos a unir a mi cuerpo. "Que poco me cuesta ya hacer estas tonterias con la arena." Digo mientras la arena fluye por mis dedos colocándose de manera consistente al encontrar su sitio.

Me fijo en que en la habitación donde he pasado la noche hay un baúl bastante grande que debido a la influencia del alcohol para mi ayer pasaba total y absolutamente desapercibido.-Pues para que fuese un bicho en vez de un baúl Matt.. Te podría haber merendado y no te habrías ni enterado desgraciado.- De pronto me fijo en la palma de mis grumosas manos y no puedo evitar soltar una pequeña risotada. -Aunque últimamente muy apetecible, lo que se dice muy apetecible no eres en este estado señor hombre... Esto de estar siempre grumoso no parece ser my apetecible para alguien que tenga hambruna- Niego con la cabeza para desechar esos pensamientos y me encamino hacia el baúl para ver que hay dentro.

Al abrirlo me decepciono un poco al ver solo mantas viejas y unos pantalones feisimos con un roto en la parte trasera bastante considerable. -Bueno mira... tiene... manera de ventilar si te tiras un pedo.- Vuelvo a dejarla en su sitio y cojo la manta.-¿Como?- Digo de manera incrédula a ver lo que se esconde debajo de la manta.

Una túnica marrón clara con capucha con una abertura en la parte delantera que deja entre ver un poco del pecho esta escondida en el baúl. -Ostias que puta suerte... no es fea... a ver si me vale.- Me quito la ropa y en su lugar me pongo la túnica que me queda un pelin ancha pero es justa y perfecta para mi. -Ostias... mola- Digo mirando el vuelo que tiene. -Es anchita.. Me la quedo... Aunque necesito buscar algún calzado nuevo- Digo al ver mis desgastadas zapatillas negras. "Dios.. cuando vine estas zapatillas estaban nuevas.. y entre los kilómetros recorridos con las mismas zapatillas y que los dos meses en el desierto no sientan bien al calzado.. están un poco echas una mierda."

Después de recolocarme bien y adecentarme un poco voy al lugar de donde proceden los ruiditos y las voces que resulta ser la cocina. El movimiento de la túnica me resulta bastante confortable al contacto con mi piel y la capucha me resultará muy útil para taparme la cara. "Siempre me gusto esto de llevar capuchas."

Al llegar a la cocina veo a Wed, Vac y Noel hablando entre ellos. -Buenos días señores. ¿Que tal llevan sus resacas?- Digo bromeando. -Bueno ¿Que os parece mi nuevo look?- Digo mientras doy una vuelta rápida sobre mi mismo.-Lo he encontrado en un baúl.¿Puedo quedármelo? Se que está un poco grande pero bueno.. siempre me gusto la ropa algo anchita en ocasiones.- Olfateo un poco el ambiente y miro hacia Wedn. -¿Habéis echo té?- Me acerco y me echo una taza. -Oye has sido un buen despertador pero te advierto que no se me conoce por tener un buen despertar.- Digo bromeando mientras de un sorbo me bebo toda la taza de té.

-Mm.. No está malejo.. últimamente me levanto algo... seco. No se si me comprendéis.- Digo bromeando. Me fijo en Noel y le hablo. -Bueno señor hombre.. ¿Que plan hay para hoy?¿Os hace una visita guiada por el desierto? Tengo que ir a recoger arena por que mi cama se ha dado a la fuga y me ha dejado un boquete enorme en el suelo que me gustaría llenar. Así que quien me quiera acompañar será gratamente bienvenido.- Digo mientras me dejo caer en una silla. -¿Otra copita?- Digo alzando la taza hacia Wedn sonriendole.

-Bueno contadme... ¿Que se os ha perdido hoy por aqui? Venís a hacerme compañía en mi excursión?- Digo señalando a Vac y a Wedn.

Me estaba revolviendo en sueños, recordando cosas extrañas sin ton ni son. Soñaba que era una chica, soñaba con pechos y con una voz aguda que era la mía y entonaba aún peor cantando que la habitual. Y precisamente una canción fue lo que me hizo volver a ser consciente de donde estaba y de que todo había sido un sueño, aunque uno bastante real. La voz de Vac cantando nuestra canción me hace recordar poco a poco todo lo que pasó anoche, y aún tardo en preguntarme por qué exactamente le estoy oyendo si estoy en mi habitación de Serpentaria. En realidad ni siquiera me encuentro muy capacitado para pensar. Parpadeo lentamente al notar el mundo borroso, seguramente por tener los ojos llenos de legañas y abro y cierro la boca al notarla seca y pastosa. Debo de parecer gilipollas pero no soy capaz de pensar mejor con las sienes martilleando.

Emito un gruñido mientras me yergo con los ojos todavía entrecerrados, y aun sin ser capaz de ir derecho del todo me dirijo a la puerta maldiciendo para mis adentros mientras escucho al hado partirse de risa él solo. Antes de llegar a salir de la habitación noto un golpe punzante en el dedo meñique del pie y abro los ojos de golpe mientras agarro el pie con las manos y empiezo a soltar bufidos y después insultos dirigidos a la mesita.
–Justo hoy tenías que hacer el imbécil, ¿justo hoy? Tienes un detector de estados de ánimo, ¿verdad? –Fulmino a la mesita de noche con la mirada mientras con el otro pie le doy algunos empujones para alejarla.
Le doy la espalda con desdén y salgo de la habitación. De la cocina escucho venir algunos gritos, de Noel al parecer. «Se lo merece» pienso, «y más por reírse de esa manera». Entonces me doy cuenta de que todavía no he arreglado ni un poco mi aspecto, y me cuelo en la habitación donde guardo los cadáveres para hacer un hechizo de limpieza sobre mi ropa y frotarme los ojos hasta parecer, al menos, una persona. El problema es que cuando me quise dar cuenta me había quedado con las manos sobre los ojos, adormilado por la oscuridad. Emito un quejido al darme cuenta de que estoy atontado e intento bajar por fin a la cocina. Por las escaleras todavía llevo los ojos entrecerrados, y a cada poco me he desviado tanto de mi trayectoria que me golpeo la cabeza contra las paredes y los pies contra las barandillas.

Ya delante de la puerta de la cocina me froto los ojos una vez más e, intentando tenerlos abiertos, entro para encontrarme con Vac, Wen, Noel y Matt.
–Mñsdías. –Wen me tiende una bebida y unas tostadas y parpadeo lentamente mientras las cojo y pongo sobre la mesa. Me meto una tostada directamente en la boca y luego huelo la taza–. ¿Y efto es…?

Mientras mascaba con pasmo las tostadas, acompañadas de tragos de infusión, me voy enterando de que hablan de lo del desierto. Pero no le quito la mirada a Vac de encima, y cuando se da cuenta de que lo estoy mirando fijamente le sonrío torvamente.
–Te escuché decir hace un rato algo de “sufriremos juntos otra vez”. Yo estoy sufriendo, Noel está sufriendo –añado al verle la cara–. Y ahora mismo también me gustaría verte sufrir… por si no había quedado claro. –Me termino la taza de un trago–. ¿Se te ocurre algún castigo, Noel?
Miro al draco sonriendo con malicia, intentando ignorar el malestar que todavía me aturde.

Por fin llego al torreón de hechicería, corriendo a toda velocidad y sin pausa, llegando a la puerta que casi me la como, recuerdo la contraseña y me cuelo sin pensarlo por el primer hueco que encuentro, convertido en humo. Pero me doy cuenta de algo y la nubecilla vuelve a salir del torreón, vuelvo al sol y, si pudiera, exclamaría algo << ¡Eureka! ¡Sirve incluso así! ¡Guay! >>

Vuelvo a entrar y, como escucho voces en la planta de la cocina, voy para allá. La pega es que, por los reflejos que veo, ahora se me ve más fácilmente por la oscuridad que me envuelve, pero bueno. Y lo curioso es que huele a Vac? ¿Y Wen? ¿Pero no vinieron con nosotros anoche? ¿Y si lo he soñado?

Hasta que les oigo hablar: Matt, Noel, Wen y Vac, ¿y un gato? Todos con ropa de andar por casa, recién despiertos por las pintas y ahí llega Gael también, más vivo que muerto << Pobres jaja >> ¿Y yo? Pegado al techo, escuchando las conversaciones y pensando en cuándo aparecer sin interrumpir. La pega es que el gato parece olerme o por instinto puro desde la puerta. Me río internamente con la reacción de Gael y cuando dice lo del castigo, de haber estado sólido mi sonrisa no habría cabido en el torreón.

Así pues bajé del techo apareciendo como una exhalación en el umbral de la puerta, sólido, asustando quizás al gato y sin perder la sonrisa.
-¿Llamaban a alguien para provocar dolor? Jack es experto en eso.-anuncio como si fuera algo de publicidad de la tele, y descubro los colmillos, mientras señalo a Vac con un dedo acusador.-En realidad, este vampiro se aburría y vino a ver a los pobres resacosos.-digo rematando con un gesto de la mano y un buenos días.

Wen me acerca una tostada y una taza con algún tipo de infusión que por lo visto había preparado Vac.
-Gracias -le digo a la vouivre con voz cansada-. Pero creo que sí tengo derecho a quejarme. A ti no te doy las gracias aunque hayas sido tú quien preparó esto -fulmino a Vac con la mirada mientras le doy un trago a la infusión.
Mientras empezaba a comer la tostada el brujo de la arena llega a la cocina preguntando por su aspecto. Odín baja de la mesa y se acerca a él, atrapando rápidamente un grano de arena.
-Si quieres parecer un saco de arena de verdad vas por buen camino -bromeo.
Matt no parece estar tan mosqueado por la forma de despertarnos de Vac y comienza a contar que se encontró un foso donde anteriormente estaba su cama. Frunzo el ceño sorprendido mientras habla. Me cuesta bastante centrarme en lo que está diciendo. A mitad de la conversación entra Gael en la cocina. Al contrario que Matt, el fuego fatuo parece encontrarse en un estado muy similar al mío. Lo saludo alzando la mano torpemente.
-Así que tu cama se ha dado a la fuga -le digo a Matt siguiendo con la conversación-. Ya nada me sorprende referido a los muebles de este lugar- le doy un largo trago a la infusión mientras escucho el resto de lo que Matt tiene que decir-. Entiendo que quieras ir cuanto antes al desierto y te dije que iría... Pero ya veremos en que estado nos encontramos más tarde. Como salga así de casa acabaré en lo más profundo de la Cicatriz -le respondo con voz somnolienta.

Mientras tanto Gael se había dedicado a observar a Vac fijamente para, finalmente, hablarle. Suelto una risilla al oír lo que dice.
-Matarlo -respondo con tranquilidad a la pregunta de Gael y doy otro sorbo a la bebida-. De forma lenta y muy dolorosa -pongo mi particular sonrisa sádica-. Cantándole la canción directamente al oído usando un hechizo de amplificación de voz... Y todo lo que se te ocurra, yo estoy abierto a sugerencias, que mi cabeza hoy temo que no da para mucho más. Sea como sea hoy no sales vivo de aquí -lo señalo con el brazo completamente extendido-. Señaladle todos por tocahuevos -finalizo divertido.

Observo como Odín se acerca cautelosamente a la puerta mientras hablaba. Entonces de pronto aparece alguien rodeado de sombras. Odín se sobresalta y da un saltito hacia atrás. Por mi parte ya estoy acostumbrado a las sigilosas apariciones de Jack, por lo que no me sorprende ver al vampiro como si tal cosa entrar en la cocina. Parece que se había decidido a probar un hechizo para mantenerse en penumbra y poder salir durante el día.
-Buenos días, Jack -digo mientras bajo por fin el brazo-. Gracias por tu ofrecimiento pero creo que preferimos matarlo personalmente los afectados.
Odín se acerca entonces a Jack con cautela, debido al susto que se llevó al verlo aparecer. Pero no le hace daño sino que tan sólo se pone a dos patas sobre sus piernas.

Para cuando terminamos de saludar a Jack ya había terminado la infusión. Lo cierto es que me sentía mucho mejor que hacía escasos minutos, pero no pensaba decírselo a Vac por el momento. A pesar de todo agradecía que hubiesen venido a vernos, pintaba un día bastante aburrido de otra manera. Al contrario que la noche anterior que fue probablemente el día que más me había divertido desde que estoy en la ciudad.
-Por cierto, tenemos que planear más veces una juerga como la de ayer -digo sonriendo con la cabeza apoyada nuevamente en la mesa-. Y no me arrepiento de nada de lo que hice -digo alzando el brazo- ...O eso creo. Estoy casi seguro de no haber hecho nada malo. Oh, sí, una vez amenacé a un tipo por reírse -digo soltando una pequeña carcajada-. Si envian un sicario a intentar matarme ya sabéis por qué es.
Miro a todos los presentes divertido y cuando me fijo en Wen recuerdo otra cosa que preferiría no haber hecho. Desvío rápidamente la mirada de ella. << Estoy siendo demasiado paranoico, no fue para tanto... Creo. ¿Por qué le doy tantas vueltas? >> Intento apartar el pensamiento por el momento y sigo rememorando cosas de la noche anterior.

El problema es que había sido uno de los mejores días y al mismo tiempo también uno de los peores. A veces me sorprendía mucho lo paradójicos que podían llegar a ser mis estados de ánimo en poco tiempo. Suspiro sumido en mis pensamientos, recordando el ataque de ira que había sufrido la noche anterior mientras me quedo mirando a un punto en el vacío.

Vac observo divertido al draco, aceptando el ligero puñetazo con una sonrisa. El griego dejo que Noel despotricara a gusto sin decir nada, hasta que el sueco decidio ir a vestirse antes de iniciar el ataque. Vac rió por lo bajo ante el comentario de la vouivre, y aun en silencio espero la llegada del resto. Poco antes de que Noel regresara, un pequeño gato entro en la cocina. El hado supuso que era Odin, el minino del draco, del que ya había oido hablar con anterioridad. Hacía años que Vac no veía un gato, pero contuvo sus ganas de acariciarlo, observando atentamente como se frotaba entre los tobillos de Wen.

Noel regreso a la cocina, ya vestido, y mientras la británica le pasaba una taza de infusión, Odin se acercó a Vac lentamente. El griego extendió la mano con cuidado para rascarle tras las orejas, pero las zarpas del gato trataron de abrir su piel. Odin reculo bufando al fracasar su intento, y el chico observó con curiosidad como iba a desquitarse con su dueño, escuchando con atención sus palabras.

-Tal vez no le gustara la canción -sugirió Vac sonriente.

El griego permaneció en silencio después de la parca frase, observando como el resto de habitantes del torreón iban llegando. Matt iba vestido con una túnica amplia, con capucha, y preguntaba que como le quedaba. El griego izo un gesto positivo sin decir nada y al poco llego Gael, saludando entre bostezos. Wen ofrecía tostadas con la infusión, y el hado siguió esperando que se la bebieran todos. No tardaría en hacerles efecto y podría preparar un desayuno en condiciones, empezaba a tener hambre. Cuando miró a Gael a los ojos, después de sentir su mirada en él, el muchacho expresó su descontento, preguntando después a Noel que cual sería el mejor castigo. El draco sugirió algunos, a los que se apuntó un Jack polvoriento que cayó desde el techo. Noel propuso que todos le señalaran, y cuando los dedos le apuntaron el griego sonrió con suficiencia.

-Vamos, aquí os espero, todos a una, no os cortéis -les desafió Vac, su sonrisa se había afilado y sus ojos se habían oscurecido peligrosamente, trasmitiendo una sensación algo siniestra.

El chico estalló en carcajadas mentales, en deferencia al draco, que sonaron suaves en la mente de los presentes, no quería agravar sus dolores de cabeza. Sus ojos volvían a estar tan claros como siempre, y sus sonrisa era pícara. La provocación solo había sido una respuesta en broma a las amenazas en broma. Negó con la cabeza y miró a Odin de nuevo, tratando de acariciarlo. El gato lanzó dos zarpazos de nuevo, haciendo resbalar las uñas por la piel del hado, pero al final se dejó acariciar, aunque bufaba de vez en cuando. Odín termino por alejarse, buscando otras atenciones mas deseadas, acercándose a Nia, que estaba en la puerta.

-Tomaos la dichosa infusión ya, os hará bien, y en apenas unos minutos no me guardareis rencor por la broma -les aconsejo el hado con una sonrisa ladeada, procediendo a sacar el contenido de las bolsas-. En cualquier caso había venido a prepararos el desayuno, así que haced el favor de esperar un poco si queréis que os de una paliza -sonrió de nuevo divertido.

Sin mas el chico se puso a preparar un sustancioso desayuno, utilizando los ingredientes que había adquirido en el mercado. Preparó salchichas, beicon, huevos y puré de patatas. También hizo una ensalada de lechuga, tomate y atún, y preparó además un poco de pescado y patatas fritas, en deferencia a la británica (fish&chips, por si alguien no lo pilla xD). Para Nia hizo un plato ulterano que InSensa le había enseñado, pero también le propuso que probara los platos terrícolas. Por último preparo unos batidos de fruta frescos, para acompañar la comilona.

-Espero que os guste -comentó Vac cuando estuvo todo listo, las cocina se había llenado de aromas deliciosos.

Nia

La ulterana salio del cuarto bostezando, apenas habia dormido, con lo cargada de energia de la noche y la expectación de poder finalmente enseñarle a Gael aquello hicieron que abandonara la idea de acostarse pronto. Pero no perdio el tiempo. La chica se pasó la noche refinando, en un calderete, una especie de mejunge nuevo, de color como el tabaco, de olor mil veces peor, pero parecio dar sus resultados. Dividio la caldera en doce viales más pequeños y los guardó en lo que parecia una riñonera cosida a mano con algas y pieles curtidas toscamente. Finalmente, se fue a domir, con el cansancio sobre sus hombros. Una voz la despertó, una voz que no esperaba: La de Vacuum. A través de la escalera se escuchaba como canturreaba el griego la misma canción que habian cantado Gael y Noel la noche anterior. Para cuando espabiló y asomó la cabeza fuera del agua. La voz de un Noel cabreado tronó en respuesta, claramente de resaca y Nia no pudo evitar echarse una risa que no tardó en acallar, pues el siguiente que hablaba era Gael, tambien molesto con el ruido. Suerte que habia invertido su tiempo de aquella noche en hacer aquellas pócimas que, si su resultado habia salido bien, eliminarian las toxinas del alcohol en cuestión de media hora o menos.

Se miró rápidamente al espejo antes de salir. La ulterana que le devolvio la mirada estaba positivamente alegre y contenta, casi expectante y curiosa, justo como habia llegado a la ciudad. Sintio nostalgia de aquellos tiempos pero salio de su ensimismamiento cuando detectó una sombra bajo sus ojos. Ojeras. Chasqueó la lengua y frotó su pulgar contra la piel, esperando que fuera una especie de mancha y no ojeras. Sin embargo, su pálida piel no cambio y seguia destacando aquellas monstruosidades en su cara. Fruncio el entrecejo y se maldijo por no tener algo apropiado con el que esconder aquello. Finalmente, salio del cuarto y bajó, levitando, por las escaleras.
En la cocina estaban todos reunidos, o al menos la mayoria del torreón y Vacuum, Jack y la chica serpiente, a quien Nia recordaba como Wen. Les saludó con un bostezo continuado de una sonrisa y se fijó que Vacuum habia estado preparando algo en la cocina. No tardó en distinguir el que se trataba. Lentamente, sin que nadie se diese cuenta, escondio la riñonera del otro día y procedio a quedarse callada mientras todos charlaban alegremente, aun a pesar de la resaca y mañana que estaban teniendo.

La pequeña criatura que habian llamado Odin, de una especie terricola de mamiferos felinos se acercó con cara de no muy buenas intenciones hacia la niña. O al menos eso fue lo que entendio de la curiosidad característica de los gatos. Se puso a la defensiva, pensaba saldar cuentas con el gato ahi y ahora, por haberle asustado cuando lo vio por primera vez. Frunciendo el ceño y muy concentrada, sacó algo del morrrón a toda prisa y se lo acercó al gato, agachandose mientras levitaba en el aire, los tentaculos moviendose nerviosamente. Aquello era un cubito de pescado azul fresco, conservado por pequeños hechizos térmicos, aún conservaba su calidad como desde el primer dia.

-¿Odín era?-le preguntó aparentemente al gato al con el gesto serio, con la mirada ultra concentrada.-No pareces peligroso, no... Al menos no para mi pero para Noel y Vac... -comentó con una risilla antes de relajar el rostro.-¿Quieres ser mi amigo?-le dijo al gato con una sonrisa.

Wen se dedicó a repartir tostadas e infusiones a todo el que entraba en la cocina, como si fuera la anfitriona. El primero en aparecer tras Noel fue Matt, invitándolos a ir con él al desierto a por arena. “Nunca he estado en el desierto, quizás sea divertido. ” Se dijo antes de asentir con la cabeza al ofrecimiento de Matt.

El siguiente en entrar fue Gael, el cual cogió la comida que Wen le ofreció como si fuera un zombie, casi sin saber que estaba comiendo.

- Es una infusión. Un remedio contra la resaca que aquí el amigo Vacuum se ha sacado de la manga. Tranquilo, funciona. Si no lo hiciera esta tarde tendríamos barbacoa de hado. - contestó la vouivre a la pregunta del fuego fatuo. Ante la proposición de Gael de hacer sufrir al hado, Wen no dudó en unirse.- Me apunto. El cabrón me ha despertado abriendo las cortinas de par en par. - Comentó con el mismo tono monótono que llevaba usando toda la mañana, debido a la somnolencia.

Cuando Noel dijo de señalarlo acusadoramente, Wen le apuntó con el dedo, pero siguió mirando su taza de infusión como si fuera lo más interesante del mundo. Ni siquiera se inmutó ante la aparición de Jack, acostumbrada ya a sus especiales entradas. “Lo que hace la convivencia.” E hizo un amago de acercarle una taza y una tostada, con los mismos movimientos mecánicos que había hecho con el resto, pero al darse cuenta de la estupidez, retrocedió.

- No, ¿verdad? - le preguntó con media sonrisa burlona, volviendo a dejar la taza y las tostadas sobre la mesa.

Finalmente, cuando Nia llegó, Wen le ofreció infusión y tostadas antes de sentarse definitivamente a la mesa, con el resto. Vac se había puesto a cocinar el verdadero desayuno. Wen todavía se encontraba medio dormida. “El desayuno y después agua por la cara, eso es lo que necesito.” Se dijo.

- No es por fardar, pero no creo que un sicario se atreviera a enfrentarse a nosotros. - contestó la británica al comentario sobre la noche anterior del sueco.

Las palabras del draco le hicieron recordar la noche anterior y su precipitada salida de la taberna y como había vuelto. En ese momento Noel no había querido decir nada, pero quizás con un buen desayuno delante podría decirles que le había pasado.

- Noel, ¿Por qué volviste a la taberna lleno de sangre? - preguntó la morena mientras se llevaba un trozo de pescado con patatas a la boca de la comida que Vac acababa de servir. Aunque en el tiempo que llevaba allí había mejorado su trato con las personas, seguía prefiriendo ser clara con las cuestiones incomodas, directa y precisa.

La siguiente en entrar en la cocina es Nia. Odín abandona rápidamente a Jack y se acerca a la náyade. Observo la escena desde mi asiento, pues Nia se había asustado la primera vez que lo vio. Sin embargo, esta vez ya no parece tenerle miedo y le ofrece comida. El gato olisquea con cuidado el pescado y unos segundos después empieza a comérselo. Al terminar su desayuno se relame y decide quedarse al lado de Nia ronroneando.
-Un día de estos me abandonará por cualquiera de vosotros, os quiere más que a mí. Bueno, a Vac no, pero eso es lógico. -comento divertido mientras finalizo la infusión.

El desayuno que comienza a preparar Vac hace que mire cada plato que va colocando sobre la mesa con expresión incrédula. Aquello parecía un banquete más que un simple desayuno. Y lo cierto es que el estómago me pedía que lo llenase con urgencia. Los estragos de la resaca habían desaparecido en gran medida y ahora lo que necesitaba era comer.
-Esto tiene demasiada buena pinta, ¿no nos habrás envenenado la comida, verdad? -le digo a Vac con suspicacia mientras empiezo a comer unas salchichas.

Al poco de empezar a comer Wen me hace una pregunta de repente que no me esperaba y la miro a los ojos con expresión seria. Como no me habían preguntado nada más la noche anterior pensaba que habían decidido dejarlo correr. Pero era lógico que me lo preguntasen, mi comportamiento había sido de todo menos normal.
-Supongo que os debo una explicación... -comienzo a decir, vacilante-. Estoy seguro de que todos os imaginais, sin equivocación, por qué salí tan bruscamente de la taberna después de la actuación. Había... había demasiado. Demasiado de todo. Demasiada gente y demasiados estallidos de carcajadas. Yo... me puse furioso -digo apretando ligeramente los puños y sin mirar a nadie en concreto-. No me entendáis mal, no me puse furioso porque os estuvieseis riendo, sino por el hecho de que lo único que pudiera sentir en ese momento fuese dolor. La culpa es sólo mía, estaba ahí porque quería, sabiendo de antemano lo que iba a suceder. Debería haberme quedado en la burbuja de silencio o fuera de la taberna esperando a que el ambiente se relajase, pero no fui capaz. Me descontrolé por completo y me tuve que ir. Volé sin rumbo hacia ninguna parte en concreto, buscando desahogarme como fuese. Acabé en el Barrio Derruído por puro azar y... -hago una pausa pensando en cómo poner en palabras lo que sucedió-. Un extraño ser que salió de los subterráneos fue el que se llevó la peor parte. Por eso estaba cubierto de sangre cuando volví -finalizo mirando a Wen, ya que era ella quien me había hecho directamente la pregunta.
Había decidido ahorrar dar demasiados detalles de lo sucedido en el Barrio Derruído. Con lo que había contado ya era suficiente para sobreentender que me había vuelto completamente ciego de ira. Durante la última parte de la historia había apretado inconscientemente más los puños en un gesto nervioso, por lo que trato de relajarme lentamente para volver a coger los cubiertos.
Los miro a todos rápidamente antes de seguir comiendo con algo menos de ganas que antes.
-Lo siento, os he debido de preocupar... -comento con tono desanimado.
Yo también estaba preocupado. Rememorándolo una vez ya había pasado me doy cuenta de que sentía miedo. Miedo de mí mismo por haberme descontrolado de aquella forma. ¿Y si me volvía a suceder lo mismo pero de forma aún más descontrolada? La noche anterior ni siquiera había intentando controlarme y eso es lo que más me asusta. No me atrevo a expresar ese temor en voz alta.

-Totalmente de acuerdo –respondo a Noel cuando sugiere matar a Vac. Y cuando posteriormente sugiere señalarlo dejo todo lo que tengo en las manos y lo señalo con ambas. Incluso me alzo sobre la silla y extiendo el dedo gordo del pie que no se estrelló contra la mesita en dirección a la cara de Vac.

Poco después, y sin previo aviso, Jack se materializa en la cocina. Me quedo sorprendido hasta que me doy cuenta de que es él, y trato de disimular para que no pueda regocijarse.
-Le recordamos al señor Jack que existe la posibilidad de llamar a la puerta –murmuro poniendo voz de teleoperador a modo de saludo, mientras vuelvo a lo que queda de mi última tostada. El entrante me ha abierto el apetito, porque las cosas que Vac empieza a preparar desprenden un olor delicioso que hace que mi estómago grite pidiendo más comida. Ahora que lo recuerdo, ayer por culpa de los nervios cené muy poco.

La mesa empieza a llenarse de comida, que miro con los ojos como platos.
-Vac, ¿no te estarás pasando? ¿O es que celebramos algo y no me he enterado? –Me sirvo un poco de puré de patatas con huevo, cosa que no solía ocurrírseme desayunar, y escucho a Noel bromeando-. Si está envenenado, bienvenido sea igualmente –suelto antes de empezar a comer a dos carrillos-. Fe confde que no me quejo de que sea mucha cobida, folo ef raro.
Trago haciendo bastante ruido y sigo picando cosas de aquí y de allá sin decir nada. Últimamente se me está olvidando eso de tener educación en la mesa… ¡Pero es comida de Vac! Hacía milenios que no la comía. Nia también entra mientras Vac acaba de cocinar algunos platos y la saludo con la mano sin dejar de masticar.

La comida poco a poco va desapareciendo de la mesa, y mi estómago deja de protestar. Mientras envolvía un par de patatas fritas en un pedazo de panceta, escucho una pregunta de Wen que me hace levantar la cabeza del plato para mirarla primero a ella y después al aludido. No había vuelto a pensar en esa parte de la noche, quizá porque no quería que Noel se sintiera molesto por preguntar, quizá porque no sabía ni cómo abordarlo. Pero sí estaba preocupado, y en parte me alegró que fuera otra persona la que sacara el tema, aunque quizá de forma algo brusca.

Lo que Noel cuenta es más o menos lo que me esperaba, pero por cómo lo dice parece que le aflige bastante. Veo normal que pierda los estribos pero no sé cómo decírselo. Entiendo que tuvo que alejarse de todo aquel ruido, y aunque sí es cierto que nos preocupó, no creo que tenga que disculparse.
-Creo que todos lo entendemos, Noel –digo después de un rato-. No te preocupes, eso… es normal. Y estás bien, que es lo que importa. Eh, todos sabíamos que sabías cuidarte solo perfectamente. Si te reprocho algo, que sea que no me hayas traído algún resto del animal para mis experimentos –termino sonriéndole estúpidamente y me llevo un vaso a la boca para esconderme detrás.
Si intentaba quitar hierro al asunto, creo que he sonado como un cenutrio. «Y precisamente por eso no intenté sacar el tema» me reprocho.

El minino se me acercó a curiosear, pero luego se fue para los chavales mientras Wen me ofrecía el desayuno reconstituyente. Respondí con una media sonrisa, mosqueado por no poder probar lo que Vac cocina y la chica se dio cuenta a tiempo.
-No te preocupes, da igual.-y añado.-Huele que alimenta, suficiente.-finalizando con la sonrisa entera, aunque no sea del todo cierto.

La chica también le pregunta a Noel por su desaparición la noche anterior y este nos lo cuenta, aunque sin mucho detalle, pero lo suficiente. En parte me recuerda a mí al principio, pero él sigue pagando cara su transformación... << Risas... No había otra cosa que le hiciera daño, no, las risas... >>
-Nos preocupaste pero lo entendemos, claro que sí. Parece que no pero es un precio muy alto por la magia...

Matt luego salió a medir cuanta arena necesitaba y yo caí en que aún no terminé el encargo de Ourthal, así que aprovechando que Nia había bajado, le pregunto:
-Hey, Nia, oye... ¿Recuerdas lo de venirte de incursión a Libo para buscar unas plantas? ¿Te viene bien hoy?

Vac observó complacido como los presentes disfrutaban del desayuno, saboreando los platos satisfechos, al menos los que podían comer comida normal. A algunos les extraño el repentino banquete, incluso Noel pregunto si estaba envenenado, pero Vac no respondió, se limito a sonreír sin más. Llevaban un rato comiendo cuando Wen pregunto a Noel sobre lo sucedido la noche anterior, en el intervalo de tiempo en el que el draco estuvo desaparecido. Noel se puso serio, meditando su respuesta, y un momento después empezó, algo vacilante al principio, a contar lo que le había pasado. Al hado no le extraño que las risas del público y la enorme cantidad de gente hubieran sido los culpables, pero no comentó nada sobre si el chico debería haberse aislado o no, eso había sido decisión suya, y el no le iba juzgar por ello. No dio muchos detalles sobre lo sucedido en el barrio derruido, pero no hacían falta, todos podían intuir que había pasado.

-Bueno, es agua pasada -dijo el hado, quitándole hierro al asunto mientras lamía una cuchara llena de puré de patata-. Al menos usaste bien esa maravilla de hacha -sonrió complacido-, estoy orgulloso -le dijo riendo en su mente.

Wen se había apuntado al viaje al desierto, pero el griego aun no había dicho si iría aun, se lo estaba pensando. Otro día ni siquiera se lo pensaría, pero había recordado que tenía unos asuntos pendientes, unos asuntos que no admitían demora. Aun sin decir nada termino de desayunar, empezando a retirar platos de la mesa pensativo, algo ausente de la conversación. Odin se le volvió a acercar, frotándose con las piernas de los que aun continuaban sentado a la mesa, para saltar luego a la encimera y quedársele mirando fijamente. Vac le devolvió la mirada expectante, y le lanzó un trozo de pescado. El gato lo atrapó y se lo comió complacido, pero cuando terminó se puso a bufar de nuevo al griego, saltando hacia su mano y tratando de arañarla furioso, sin resultado apreciable.

-Me pregunto que le he hecho yo al gato este –comentó, acariciándole tras las orejas cuando se calmó un poco, haciéndole ronronear un poco antes de que se alejara-, ¿es bipolar o algo? –preguntó con curiosidad-. En cualquier caso, no voy a poder acompañaros a la excursión de las arenas, tengo algunos asuntos pendientes –anunció cuando terminó de poner en orden la cocina-, solo vine a daros los buenos días –dijo con una sonrisa divertida-. Cuando salgáis para el desierto yo iré a resolver esos asuntos.

El paseo entre la Sede y Serpentaria duró un poco más de lo previsto, pues Giz no se encontraba para andar a la carrera. La cabeza se le abotargaba a ratos sí y a ratos casi también. De hecho, tuvo que cerrar la gola para evitar sobrecargarse con demasiada información de golpe. Se sabía el camino y no creía que nadie hubiese puesto algún hechizo trampa justamente ahora. << Pero y si... >>. Abrió la gola un par de veces, en mitad del camino, solo para cerciorarse de que estaba en lo cierto.

Había ido caminando cabizbajo, pues sentía un ligero malestar mezcla de los síntomas recurrentes de la resaca y cierta incomodidad que no acababa de entender. Pero tenía que ver con Nasher, o eso creía. << No me entiendo... >>. Se pasó la mano por la frente y luego se encogió cuanto pudo en el interior de su poncho hasta que llegaron a la torre.

Entró sin llamar ni dar señales a los de dentro de que había llegado, dejó tiempo a que Nasher pasara antes de cerrar y abrió su gola para ocultar las marcas del cuello. No le apetecía tener que andar dando explicaciones y esa le pareció una buna manera. Buscó a sus compañeros, que resultaron esta bastante bien acompañados en la cocina, y se unió, tras un simple buenos días, a escuchar la conversación que mantenían como si siempre hubiera estado allí. << Asíque al desierto... >>. Se encogió de hombros y se recostó contra una de las paredes, aprovechando para evitar así algun posible tropezón. Su vista saltaba semiausente de baldosa en baldosa, de mueble en mueble, mientras pensaba en lo raro que era que le costara tanto alzar la mirada por si se cruzaba con la de Nasher. << Es solo que hace tiempo que no hablaba con un asreniano normal, que no fuera ranta, chiflado o estúpido. Es solo eso. Nada más >> se autoconvenció.

Giz parecía nervioso, y Nasher podía notarlo. Esperaba no haberse pasado y que fuese por su culpa... Estuvo todo el camino pendiente del chico por si se tropezaba o se hacía daño, observando con curiosidad cada vez que decidía abrir la gola. Aquel chisme le, llamaba mucho la atención.

Tras un camino de incómodo silencio y cambios de piel aleatorios por puro entretenimiento llegaron a Serpentaria. Nasher entró primero y anunció su llegada con un fervoroso Buenos Días, colándose en lo que recordaba que era la cocina, donde parecía estar todo el mundo reunido. Y ese todo el mundo incluía a Wen y Matt

-¡Joder que bien huele eso!- exclamó acercándose a la mesa para admirar mejor el banquete. Sin pedir permiso cogió una salchicha y se la comió de un bocado mientras sus ojos paseaban glotones por el resto de platos- ¿Teneis algo para él?- preguntó señalando a Giz y mordiendo una tostada- No tiene buena cara y ha estado raro todo el camino...

Se encaramó en un banco y movió la cola tratando de atraer la atención del minino al que había visto por ahi rondando. Desviando de cuando en cuando l mirada hacia Giz, preocupado. Sobreoyó la idea de ir al desierto y se apuntó en seguida. Desierto... sería como volver a casa...