Torre Serpentaria (Archivo I)

Recuerdo del primer mensaje :

Sepalian Xila se dirigió a los allí congregados y esperó a que se hiciera el silencio.
-Esta es la Torre Serpentaria, una de las más antiguas torres de hechicería de nuestra ciudad. Acogerá a magos, brujos y criaturas con mucha magia -decía desde su máscara sin rasgos pero con raíces cruzadas por todas partes-. Los hechiceros somos pocos pero podemos hacer muchas más cosas que otros. La magia no es sólo un arma que usar en la batalla sino que también puede ayudar a crear y conservar. Y no sólo eso, pues también puede torcer y engañar, ocultar y revelar, y puede hacer cosas para las cuales no existen verbos que las describan. Yo os animo, nuevos ciudadanos, no sólo a que bebáis de las maravillosas fuentes del conocimiento mágico, sino también a que contribuyáis a este noble saber capaz de elevar a quien lo comprende. Dentro de esta torre encontraréis todo lo básico para iniciar vuestro camino por la senda de la magia y estableceros en la ciudad y colaborar en vuestras investigaciones y aprendizajes -a Sepalian le estaba gustando su discurso. Le agradaba la imagen de importancia que debía estar proyectando sobre los recién transformados.
-Este es un lugar serio de trabajo, así que rogaré a los curiosos que os abstengáis de entrar. Por eso también os daré la contraseña para sortear el hechizo de la puerta.
Con un gesto de la mano del brujo, pequeños papiros salieron de un bolsillo de su túnica para ir a manos de los allí presentes.
"Por la puerta trasera he de entrar", podía leerse en ellos.
-¡Memorizadlos! ¡Ya! -exigió Sepalian. Y al momento, cerró la mano en un movimiento enérgico que acompañó de una sílaba distorsionada. Los papiros ardieron con un fogonazo que los hizo desaparecer sin quemar las manos de los hechiceros.
-Sed bienvenidos a la Torre Serpentaria -concluyó.

Mientras todos se parten de risa al final a mí también se me contagia y empiezo a reír e hipar simultáneamente mientras recojo los pedazos de plato. A duras penas consigo hacer un hechizo para limpiar el suelo y todo lo que he manchado y recomponer el plato después. Y parece que el hipo solo se me pasa cuando he acabado de recitar hechizos, pero como todavía tengo un poco de risa floja me da igual. Intento prestar atención a Giz cuando empieza a hablar. En cuanto dice las palabras "relación distinta" siento como me sube la sangre a las mejillas, pero después menciona a los nublinos y a sus dueños y suelto una risita... ¿Qué cree que son ellos...? Bueno, igual tiene razón. Porque no creo que piense que uno es esclavo del otro. Pero enseguida bombardea con más preguntas. ¿Parejas de procrear? Me vuelvo a reír al darme cuenta de que Jack y Elunin son hombres, pero luego me doy cuenta de que Nia y yo estábamos en la ecuación. Cuando me giro hacia ella justamente la pillo mirándome y los dos apartamos la vista como un resorte.
-Eh... ¡eh! No es eso... er... -Mejor aprovecho su cambio de tema-. No, por suerte no pueden... supongo... que no hay magia para eso... sería ridículo.
Enseguida se me pega la risa de Giz de nuevo y oigo más risas a mi alrededor. Una voz también trae algunos insultos para nosotros, y por algún motivo también me hace gracia, hasta que veo a Noel por los suelos partiéndose y me doy cuenta de que le estamos haciendo daño.
-Oh... joder -digo mientras intento tomar aire-, lo siento... pffff...

Cuando aún no se me había pasado el ataque de risa por haberme visto la barba a Gael se le antojo que la comida estaba demasiado fría y se puso el plato en la cabeza mientras afirmaba ser "un hornillo". Mis carcajadas aumentaron mientras contemplaba el "espectáculo" que terminó con Gael condimentado con la comida de arriba abajo. También comentaron todos acerca de mi barba.
-No tengo ni idea de como afeitarme esto, pero tampoco lo puedo dejar crecer hasta el infinito -digo cuando la risa me lo permite.
Azura parece haberse contagiado del ánimo general pues se la ve más animada que de costumbre dando palmadas en la mesa y riéndose. Cuando creía que la risa iba a remitir, Giz empezó a hacer preguntas. Unas preguntas muy "interesantes". Observé la reacción de Nia y Gael y me seguí partiendo. Ya tenía que doblarme por la mitad pues me dolía el abdomen de tanto reír. En algún momento terminé tirado en el suelo.
-Cabrones... eso duele... -logré articular mientras todavía me reía a carcajadas.
Me dolían los oídos como nunca, pero no podía parar de reír y me daba igual. Gael pareció darse cuenta pues se contuvo más en reírse y conseguí levantarme del suelo todavía agarrándome la barriga con los brazos.
-Giz... No creo que Jack y Toima tengan "ese tipo" de relación con Tania y Elunin -le dije entre accesos de risa-. Además me gustaría saber como pueden "procrear" dos hombres -me reí más fuerte-. Respecto a esos dos... -señalé a Gael y a Nia y sonreí ampliamente-. Lo mejor es que te lo aclaren ellos.
Me volví a reír mientras notaba su evidente incomodidad. No creía que fuesen pareja ni nada parecido, pero me pareció divertido incomodarlos aún más. Conseguí calmarme y dejar de reírme tanto y volví a hablar.
-No sé que nos pasa hoy. Gael, ¿nos has echado licor en la comida cuando no mirábamos?- bromee riéndome nuevamente-. Bueno, ¿nos vamos a Nubla ya?

Ver a Noel en el suelo, maldiciendo y riendo al mismo tiempo me sacó de mi curiosidad durante un breve instante y me hizo cuestionarme si debería hacer alguna burbuja de silencio. << Si la hago no me escucharán... >> y las respuestas de Nia y Gael me desconciertan demasiado como para callarme, es cómo si les diese vergüenza hablar de eso. Noel me explica también que los hombres no pueden reproducirse entre sí.

-¡Anda, como en Asrena!-comento inconscientemente, quizá en un tono algo infantil-. Es que no estaba seguro de si procreábais de la misma manera o con huevos o... no sé... no se me ocurría ninguna otra explicación...-vuelvo a encararme a Nia y Gael-. Entonces... si no es para reproduciros (menos mal)-comento riendo en voz baja, para no molestar demasiado a Noel- ¿qué sentis para estar juntos? Porque es lo que parece... ¿algún sentimiento en especial? ¿Una amistad íntima? ¿Es solo por placer?- cojo aire y al soltarlo sale junto con un hilillo de risas-. ¿Y cómo os reproducis los humanos? ¿Y los ulteranos? ¿Y para qué sirven las tetas que les crecen a las mujeres? - La chica que ahora es una loba me explicó hace tiempo que eran cosa de las hembras y que no debía tocarlas, porque era algo así como un tabú. Por eso no las mostraban. Sin embargo, todavía no tenía clara la función-. ¿Son para cortejaros? ¿Y cómo os gustan? - otra pausa para respirar. Al ser consciente de la cantidad de preguntas que he hecho, me tapo la boca con una mano << Qué pesado soy >>. No soy capaz de adivinar por qué razón tengo la lengua tan suelta hoy, pero verme tan extrovertido me resulta gracioso. Acabo de preguntar y les explico lo típico en Asrena, para tratar de restarle agobio al tema-. En Asrena triunfan las mujeres altas y preferimos los colores azules y rojos, pero no hay tetas. Tampoco nos parece embarazoso hablar sobre estas cosas, no sé si a vosotros sí- se encoje de hombros en actitud divertida y espera la respuesta de sus compañeros antes de subir arriba a por lo necesario para la incursión a Nubla.

Nia

La cara de Nia se torcia a cada palabra que proferia el arseno. Entre la situacion que le parecia demasiado graciosa a los demás, Nia se lo tomaba muy en serio, y ya hacia tiempo que habia perdido el tono pálido de su piel y un sudor frio le recorria la cara. Sacó la lengua de asco cuando mencionó que los arsenos nacian de huevos.
-¿Huevos?-comento con disgusto.-Ya es bastante molesto de serie como para ponerse a poner huevos...-
Pero el chico no cedio territorio y siguio acribillandoles con sus pregutnas. ¿es que nadie la habia contado eso antes? ¿Porque tenia que sufrir ella con todo esto? Nia se exasperaba a medida que Giz les avasallaba a más y más preguntas que, por sociedad, eran tabú y a Nia le afectaban mucho, pues, apenas habia hablado con nadie de nada parecido y aquel cambio le asustaba. No queria cambiar. No queria que nadie cambiara.
-¡PARA! ¡PARA! ¡PARA!-gritaba Nia, pero las risas de los demas casi la tapaban y roja como un tomate subio escaleras arriba y se encerró en su cuarto. Corrio hacia el tanque y se metio de cabeza en el agua fria. Casi se podia apreciar como salia humillo del cuerpo de la ulterana. Las dos morenas se acercaron a la chica, haciendole caricias con el hocico porque la veian preocupada y muy avergonzada. Nia las abrazó bajo el agua mientras lloriqueaba.
-He quedado como una niña pequeña y estupida...-murmuraba, algo iracunda por que se sentia estúpida.-¿se habran enfadado conmigo? Espero que no se hallan enfadado... Tanto hablar de huevos, cortejos y de te...-suspiró. No se atrevia ni a decir la palabra-...pechos... era más de lo que podia soportar.-murmuró recobrando el color rojizo.
Pegó la cabeza a la pared del tanque. Habia cambiado, sin que ella pudiera hacer nada, y asi iban a ser las cosas a partir de ahora. Estaban entrando en una edad de cambios y Nia se sentia que iba a entrar dando palos de ciego. Suspiró una vez más y enterró la cabeza entre los brazos, esperando a que la llamaran para salir hacia nubla mientras las morenas intentaban animar a la chica.

-¡Ey! Me habéis visto prepararla -le respondo a Noel cuando pregunta por la comida-. O nos drogaron los que dejan la comida o lo único diferente que he hechado ha sido esa alga rica.
Por otro lado, Giz seguía todavía cavilando sobre el tema después de que Noel la aclarara algunas cosas más. Se vuelve hacia Nia y yo y sigue haciendo preguntas que hacen que desvíe la mirada, y que agradezca que por mi naturaleza no puedan saber si me sonrojo, aunque diría que estoy llameando con más intensidad de la que quisiera.
-No es lo que... arg... -en cuanto oigo la palabra placer siento un escalofrío- ¡O... oye! ¿Q... qué dices Giz? Nia tiene doce años... y yo catorce... -termino en un susurro. Además, las risas de Noel de fondo no ayudan a quitarme la vergüenza. Y eso que Giz está muy serio hablando, no pretende burlarse ni nada parecido-. ¡Vas muy deprisa, Giz! -exclamo ya un poco alterado, en la voz se me cuela hasta un deje angustiado. Cuando finalmente da algunos datos de su propio mundo estoy tan desarmado que no sé ni por dónde empezar. Y justo veo a Nia desapareciendo escaleras arriba con no muy buen aspecto.
-Esto... son muchas preguntas, Giz -digo un poco más calmado, mirando las escaleras con el rabillo del ojo-. Creo que la has incomodado, cuando llegó aquí era muy pequeña, para los humanos y también en Ulterania es un tema un tanto tabú... como lo que dijiste antes -me sueno estúpido hasta a mí mismo porque iba a decir "lo de las tetas" y al final he decidido no hacerlo. Aunque Giz parece totalmente desinhibido, Noel y Azura siguen aquí-. Er... las... glándulas mamarias, ya sabes... en los mamíferos sirven para dar leche para las crías. -Miro de nuevo las escaleras y veo en ellas una vía de escape-. Creo que debería ir tras ella, seguro que ya está montándose un drama. Ahora vengo. Noel, Azura, explicádselo vosotros. -Al alcanzar las escaleras veloz como un rayo me giro un instante mirando a Noel y le dedico una sonrisa victoriosa que quería decir algo como "todo tuyo". Ojalá tuviera telepatía para poder hacer ese tipo de cosas.

Al llegar ante la habitación de Nia toco rápidamente tres veces en los nudillos, sin darme cuenta justo como lo hacía Vac.
-O... oye, ¿estás ahí? ¿Por qué has salido corriendo? No te preocupes, es que la gente de Asrena habla de eso sin problemas. ¿Vas a venir a Nubla, verdad? Ya nos vamos a preparar para salir.
Le hubiera dicho que me preocupaba que actuase de ese modo, pero sabía cómo era ella. Además seguro que se le pasaba enseguida, así que pisasemos Nubla ya nos olvidaríamos de la vergüenza que nos habían hecho pasar. Aunque por otro lado me daba rabia ser tan niño para estas cosas, seguro que quedé como un completo idiota, pero mejor no pensar en ello.

Después de mis "indirectas" estando tirado en el suelo muriéndome de risa y dolor, parecieron cortarse más. Aunque en ese momento no me importaba, la verdad. << Curioso, hace no mucho me estaba quejando por lo mismo. ¿Qué rayos me pasa? >>, pensé sin perder el buen humor. Pero Giz no nos dio cuartelillo y siguió haciendo preguntas incómodas una tras otra. Nia no pudo soportar más la situación y salió corriendo escaleras arriba. Gael no tardó en seguirla, tras intentar responder a algunas de las preguntas con evidente vergüenza. Yo me rei, aunque ahora me tocaba responder a mí. Devolví la mirada a Gael con una sonrisa como diciendo "no creas que me molesta tanto". Y me dirigí a Giz.
-Giz, Nia es demasiado pequeña para que le hagas esas preguntas. La has asustado -me reí nuevamente-. Ahora que se han ido los dos... Creo que sólo son amigos, pero me pareció divertido meterme con ellos -sonreí-. A ver, por donde empiezo... Para vosotros los asrenianos no debe ser algo fácil de entender. Los humanos, y parece que también los ulteranos, solemos formar pareja con otra persona. No sólo para procear, simplemente porque se quieren. No sé como explicártelo, para nosotros es algo tan corriente que no solemos buscarle las vueltas de esta manera -me quedé pensativo-. Es como... como querer a un amigo pero más profundo. No se me dan bien estas cosas -me volví a reír-. Y bueno, también está lo de la atracción y eso... -miré hacia otro lado incómodo-. Lo de las tetas... Gael empezó a explicártelo -cambié de tema súbditamente-. Ya se lo tuve que explicar a Caillech hace tiempo, no me importa repetirlo. Son glándulas que tienen las mujeres de nuestra especie. Todos los mamíferos, en realidad, y sirven para alimentar a las crías. Aunque sí tienes algo de razón en lo otro... -me sonrojé visiblemente al decir eso y volví a cambiar de tema. Hice una pausa antes de seguir, pensando en el resto de sus preguntas-. Y no nos reproducimos por huevos, es... bueno, se llama reproducción sexual -volví a sonrojarme-. Y como ya habrás supuesto para nosotros sí es embarazoso hablar de esto en púlico, pero creo que he satisfecho bastante tu curiosidad.

Me levanté, incómodo. No pensaba seguir hablando más de eso. Y menos con Azura al lado, todavía me daba más vergüenza. Sobre todo porque la conversación me había recordado a cierto suceso en Letargo... miré a Azura con expresión culpable aunque ella no sabía nada de eso antes de salir de la sala con paso más apresurado del que me gustaría y muy avergonzado. Lo mejor sería que me centrase en prepararme para irme a Nubla.

Giz quiso insistir en sus preguntas y Noel le explico como pudo y se levantó apresudaradamente y le echó una mirada culpable. Azura no entendió eso: ¿había comprendido que no quería a Nia en Nubla y por eso se sentía culpable? Imposible, lo había propuesto el fuego fatuo. ¿entonces? ¿era por hablar de esos temas con ella delante? Pero si no estaban diciendo nada especialmente comprometedor...
Alicia también se incorporó.
- Nos vamos ¿entonces? Pero... no me queda claro ¿sabeis donde esta la entrada? ¿lo sabe ella?- dijo al aire, sin dirigirse concretamente a Nia.- O quizás debamos ir a la sede y preguntar a Jack o a ... Toima.
Estaba muy inquieta, y comenzó a abrir la puerta de la Torre según hablaba.

[Sigue en... donde siga]

Nia

La chica suspiró mientras acarciaba a Floatfred en el dorso de su aleta. Suspiraba y las burbujas subian a la superficie. Se quedó embobada mirandolo y, antes de que se diera cuenta, habia sacado su cajita de música y la habia accionado. Se puso a cantar esta vez una canción muy diferente, algo triste. Las morenas escuchaban mientras ella cantaba y nadaba en su tanque, arreglando y recogiendo cosas, al igual que poniendo todos sus nuevos trofeos y cosas en su lugar.

Una mañana triste
Yo iba tranquilamente nadando
Por los arrecifes de coral
Ahí es donde encontré a un marinero singular.

Escuchándole hablar consigo mismo
Me di cuenta que estaba en dolor
Diciendo palabras dulces, marinero
¿cuando te irás?
Temo que nunca jamás regreses

Mi corazón se halla indefenso
Renegando de todas las montañas de oro
Nada puede consolarme,
salvo mi pequeño marino azul.

Su pelo oscuro cae por su cabeza
Rareza la de su longitud
Sus ojos, antes marrones
Brillan con fulgor azul
Mi felicidad marcha,
Allá por donde valla él

Desde una punta del océano hasta la playa
Erraré, con llanto y lágrimas
Todas para mi marinero azul
Hasta que vuelva a verme con él

Mi corazón se halla indefenso
Renegando de todas las montañas de oro
Nada puede consolarme,
salvo mi pequeño marino azul.

Ni en la mayor de las glorias me encontré
Y la verdad no ocultaré
Ni en la gran ciudad maldita,
En la opulencia viví.

Mi fortuna no consta salvo de sal y conchas
Mi oro brillante tan solo es mi cabello
Oro de una doncella,
Que ama a su marinero azul.

Un deseo para su vida
Su riqueza y gloria
Bien puede rechazar
El amor ha grabado mi corazón,
Dadme a mi marino azul.

Mi corazón se halla indefenso
Renegando de todas las montañas de oro
Nada puede consolarme,
salvo mi pequeño marino azul.

Escuchó la voz de Gael al otro lado de la puerta y se calló de golpe, pensando que no hubiera escuchado aquella canción tan embarazosa. Se apresuró a contestarle.
-Eh... S-si. ¡Ya voy!-se apresuró a contestar, mientras cerraba la cajita de música y su melodia moria.-¡N-no entres! ¡Ya salgo!-
Recogio las cosas que iba a necesitar, sobretodo cristales y saquitos para transportar muestras y, tras coger su cuaderno y carboncillo salio de la habitación, renovando el hechizo de humedad y el de levitación. Se despidio de sus dos amigas y salio del cuarto algo más alegre y nerviosa que de constumbre. Se habia olvidado por completo de la verguenza que habia pasado antes y ahora estaba ensimismada canturreando en una voz muy baja aquella canción.

Mi corazón se halla indefenso
Renegando de todas las montañas de oro
Nada puede consolarme,
salvo mi pequeño marino azul.

Todavía con la cara roja de vergüenza me dirigí a mi cuarto. Me sacudí el pensamiento de la cabeza de nuevo mientras subía las escaleras medio corriendo. No lo hacía porque tuviera tanta prisa por desaparecer, simplemente me sentía más enérgico de lo normal y mi cuerpo me pedía que corriese. Entre como una exhalación en la habitación. Veamos, ¿que tenía que coger? Ya me había vestido y calzado. Sólo me faltaba coger un arma. Saqué del armario la espada bastarda que llevé a los subterráneos y contemplé mi reflejo en ella unos instantes. Esa espada se había teñido con la sangre de los hombres bestia hacia tan solo dos días. Con un suspiro y, sin embargo, con una media sonrisa en los labios, la volví a guardar en su funda y me la colgué del cinto. No es que creyera que en Nubla fuese a necesitar la espada, pero nunca se sabe lo que puede pasar. Ya sólo por el camino podríamos ser atacados, Rocavarancolia era impredecible.

Volví a bajar junto a Giz y a Azura. Esta última preguntó acerca del portal. Me quedé pensativo un momento pero entonces recordé las palabras de Jack.
-Ya sabemos donde está, Jack nos lo contó una vez, ¿os acordais? También mencionó algo de un guardián del portal y que tenemos que anotarnos o algo así antes de entrar... En cualquier caso salgamos ya.
A continuación salí por la puerta con premura. Tuve que reprimir un impulso de echar a volar para llegar antes. La emoción me incitaba a llegar lo más pronto posible. O al menos creía que era la emoción por visitar un mundo nuevo.

Yber, el 30 de mayo, escribió:Las reacciones me dejan un poco descolocado. Para empezar, Nia huye horrorizada y gritando, como si hubiese hablado de algo que no debía. Noel y Gael me explican que tanto en Ulterania como en la Tierra estos temas son tabús y luego me contestan a algunas preguntas, no sin cierto reparo. Al final acaban yéndose todos, excepto azura, que permanece callada, y no puedo evitar sentirme un poco mal por haberlos espantado. << Deberías atarte la lengua, Giz >> me replico a mí mismo. Todavía tengo más preguntas, pero ya tendré tiempo de formularlas.

En poco tiempo, va bajando el resto, preparados para la incursión a Nubla. Todavía me inspiran curiosidad los portales y cómo con tan solo un par de pasos vamos a cambiar de planeta. El vaivén nervioso de mi cola exterioriza dicha curiosidad, a pesar de que trato por todos mis medios de estarme quieto. En cuanto estamos todos, nos dirijimos a la zona del portal.


(Sigue en Nubla).

(Vuelve de Nubla).

Después del reparto de la pócima de Dama Liviana, nuestro grupo no se demora más en el mundo vínculado y tomamos el portal rápidamente de vuelta a casa. << ¿A Casa? >> Pensar en Rocavarancolia como un hogar se me hace extraño. Antes de llegar aquí no tenía un concepto de hogar como ahora. Vivía en una tribu nómada y cambiábamos de ubicación en el desierto con tanta frecuencia que no me daba tiempo a tomar cariño o a ligar recuerdos fuertes a un punto concreto en un mapa. Ahora en cambio, sí. La ciudad primero, Serpentaria después. A pesar de que también había vivido buenos momentos en el torreón Letargo, este lo veo más como un paso intermedio, como unas escaleras entre distintos pisos.

Entro al torreón con ese pensamiento en la cabeza, interfiriendo una segunda idea que me pide dormir y descansar, a pesar de que esté amaneciendo justo ahora. Me dirijo a la cocina, dónde pesco lo primero que pillo para llevarme a la boca, y decido obedecer a esa segunda idea que ha ido cogiendo más intensidad mientras desayuno.

—Creo que voy a dormir un poco, que estoy muerto—les digo a mis compañeros antes de tomar el camino hacia mi habitación.

Lo primero que hago al llegar es regar las plantas que salpican los distintos muebles del cuarto con un hechizo sencillo y finalmente me apoyo contra la pared. No tardo mucho en conciliar el sueño.

Azura se arrastró hasta la torre con pocas ganas. Yloh, a su lado, si hubiera sido un perro estaría agitando la cola tanto que habría comenzado a volar. Era un manojo de nervios mal contenidos, de curiosidad no sofocada. Pero la chica a la que le debía lealtad no tenía interés en explicarle nada aún, y se tuvo que contentar con seguirla hasta su nuevo hogar entre exclamaciones ahogadas. Como se detuvieron en la puerta, y los compañeros de la chica fueron entrando, Yloh no se reprimió más y preguntó:
- ¿esta es su casa? ¿voy yo a vivir aquí con usted o...- La mirada de Azura fue como un golpe en el hocico con el periodico. Yloh cerró la boca.
- Sí, Yloh.- Azura sonrió y el chico le devolvió la sonrisa con una cara radiante. Aunque estaba cansada, no podía evitar estar feliz. Yloh apestaba a lealtad. Una lealtad que por una vez no estaba dividida entre ella y Pyro.
Giz se marchó a dormir, e indecisa, Azura indicó a Yloh que la siguiera.
- Nosotros vamos al dormitorio también.
- Buenas noches, Noel, Gael.- añadió Yloh. Miró de reojo a Azura, pero empezaba a entender que los dioses no le prestaban mucha cuenta a que les hablase por propia iniciativa.

Subieron y Azura desapareció unos segundos para regresar con una camisón blanco. Se había limpiado el maquillaje de los ojos, y como si sintiese miedo de perder su identidad, llevaba una cinta de tela azul en el pelo, haciendo de diadema.
-Bueno, tienes tres preguntas. Luego te explicaré algo importante, y después querré dormir. - dijo escueta. Suavizó su expresión y añadió- ha sido un día largo.
Yloh quedó mudo ante la oportunidad. Luego eligió las que más le reconcomían.
-¿me quieres solo para robar algo?- pues claro que sí, estúpido; se respondió a si mismo. Y sintió miedo de haber desaprovechado la pregunta. Lo que realmente quería haber dicho, ¿que querrás de mí después de que lo robe?
- No, quiero tu lealtad y tus servicios. La idea es que te quedes conmigo.- acabó dubitativa. Azura iba perdiendo su pose autoritaria. Yloh se dio cuenta, pero no la miró de otro modo.
-ah.- Yloh tenía otras muchas dudas, pero se resumían en una sola:- ¿de verdad sois dioses?
Azura pareció sorprendida. primero solo era sorpresa, pero luego pareció que le agradaba la pregunta. Aquello solo confundió más a su recién adquirido vasallo.
- No.- dijo complacida.- no lo somos. ¿te supone un problema?
- Pero haceis magia.
- Sí, pero no somos dioses excepto para tu pueblo. Me eres menos leal ahora que no soy un dios?
- Sigues siendo superior a mí. Y sigues teniendo mi respeto y lealtad. - las palabras de Yloh fueron con aplomo.
- De acuerdo.- Azura no parecía convencida. Sin embargo, estaba satisfecha de que él hubiera llegado tan rápido a esa pregunta. Y se alegraba de no tener que mantener ninguna pantomima. - Lo siguiente que te voy a explicar es importante. La persona a la que tendrás que robar más adelante es exactamente iigual a mi. Ni un solo rasgo distinto. Mismo pelo, mismos ojos. Podrás pensar que soy yo. Pero cuando llegue el momento no puedes confundir lealtades. Ella se hace llamar Pyro, y no la confundirás porque donde yo llevo azul ella va siempre de rojo. Nunca..jamás le dirijas una palabra amable. Bajo ningun concepto le hables. Bajo ningun concepto le obedezcas. Y no te acerques a ella de ninguna forma hasta que sea el momento. ¿comprendido?- la fiereza de las palabras de su señora le asustó por un momento. Yloh asintió con gravedad.
azura se tumbó en la cama.
- Puedes dormir conmigo.- Yloh miró la cama y luego a Azura. y viceversa. Hacía años que no dormía sobre blando. hacia años que no dormía bajo techo. ni bajo sabanas. Aquel, de todos los gestos de Azura, fue el que terminó de ganarlo por completo.- Se puede saber que haces?- azura se rió, divertida- me refiero a mi lado, no en mis pies.
- Aquí hay sitio de sobra. Y me siento más comodo.
No dijeron nada más. Y ambos tardaron en conciliar el sueño perdidos en sus reflexiones.

Al día siguiente de volver de Nubla fuimos al entrenamiento por la mañana como de costumbre y volvimos al torreón para la hora de comer. Durante el entrenamiento habíamos comentado nuestra intención de ir a espiar a los cosechados. Adara manifestó su intención de acompañarnos así que decidimos que vendría en cuanto pudiera y saldríamos desde Serpentaria hasta Letargo. El torreón Letargo estaba mucho más lejos que Maciel, pero todos teníamos más ganas de ir allí, ya que había sido nuestro hogar. De todos modos terminar con Maciel también era conveniente, pues así estábamos cerca de los refugios para volver luego.

Pronto oímos como alguien llama a la puerta de la torre.
-¡Es la maestra, voy a abrir! -digo con una gran sonrisa mientas corro a abrir el portón-. Hola, maestra, ¿has traído el equipo de espionaje de alto nivel? Nosotros estamos listos... creo.

Esta mañana Noel, Gael y los demás que vinieron al entrenamiento me dijeron que querían ir a echar un vistacito a los nuevos cosechados. ¿Por qué no, acaso hago alguna otra cosa en todo el día? Acepto su propuesta sin dudar un instante.

Más tarde, me dirijo por aire hacia la residencia de los magos. Por el camino, observo Rocavarancolia. Cada edificio, cada una de las callejas es totalmente distinta a cualquier otra. Esa no era mi sensación al llegar a la ciudad, para mí toda era más de lo mismo, descontando los lugares más peculiares que me servían de punto de referencia. El hecho de haber estado casi dos años sobrevolando la ciudad hace que tenga un mapa mental de ella casi perfecto, distinguiendo casi cualquier lugar sólo con un vistazo desde el aire. No me arrepiento de haber venido aquí, no tenía ya nada en la Tierra. Tampoco echo de menos la que era antes de ser transformada.

Cuando llego a Serpentaria, desciendo dando círculos alrededor de la torre mágica, contemplando el alto edificio a medida que bajo los niveles. Cuando llego abajo, me abre la puerta Noel.

-¿Equipo de espionaje? Lástima, sólo tengo un traje negro y unas alas, la próxima vez traeré para vosotros.

Estoy apunto de entrar por la puerta cuando recuerdo que no puedo. Eeepa, más vale que ni lo intente o me tuesta viva.

-Por cierto, ¿anda Nia por aquí? ¡Tengo que saludarla, hace casi un año que no la veo!

Nia

La ulterana se dirigio derrotada y cabizbaja hacia su cuarto. Alisando nerviosamente el mechón de pelo en zig zag, se introdujo en el agua, suspirando. Las dos morenas pronto se acercaron a ella, haciendola arrumacos y caricias con el morro. Nia sonrio y les acarició la cabeza gentilmente.
-Floatfred, fue horrible... Estuve por la ciudad, probando mis remedios y me encontré con un bebé... Los pintan mejor en las ilustraciones.-comenzó explicando.-Y Jetfred, aunque las pruebas fueron un éxito, luego nos encontramos con un miembro del consejo. Hablaba de la alquimia que tanto mencionan los libros...-le explicó al otro, mordiendose un pulgar de rabia.-Quedé como una estúpida... No sabia de que me hablaba, usaba nombres muy raros y diferentes a los mios... Queria pedirle ayuda para que me ayudara con mis estudios. ¡Un tutor! ¿Sabes lo increible que seria eso? A lo mejor a este paso podria encontrar un método para...-
Una de las morenas ladeó la cabeza y boqueó. Algo que parecia una respuesta para la nayade. Nia se agarró las faldas de su vestido.
-Lo se, es imposible agarrar fuego sin apagarlo y sin quemarse... Pero... ¿no era imposible hasta hace poco todo lo que ocurria en esta ciudad? Tiene que haber una solución...-dijo mientras su voz se rompia en un mero murmuro. Se apoyó en el bordillo, descansando su cabeza en sus brazos y cerró los ojos y siguio canturreando la misma canción de horas antes. Al oir su voz, las morenas se enrollaron a su espalda y cerraron tambien sus ojos, apreciando la melodia.
Algo le sacó de su ensimismamiento. La voz del fuego fatuo detrás de la puerta quien le ofrecia ir a unos entrenamientos. Nia dio un respingo y le contestó.
-No va a poder ser, Gael. Hoy estoy algo liada, desempaquetando y eso... Además tengo que preparar un par de cosas que más tarde quiero enseñaros...-dijo riendo nerviosamente. Cuando el chico se fue con los demás, la ulterana suspiró más relajada.
-Supongo que esto significa que debemos ponernos manos a la obra...-
Con un hechizo, atrajo su bolsa y repasó sus apuntes, murmurando entre lineas lo que leia, repasando lo que habia aprendido ese dia.

[...]

Nia jugueteaba con unas conchas con tallas, todas portaban un símbolo mágico, mientras repasaba una lista de cosas, frustrandose a cada entrada de ella.
-¿¡Dónde voy a conseguir todo esto!?-dijo llevandose las manos a la cabeza.-Además, tengo que ir al burdeos para saludar a todos, y ¡oh! a la Sede tambien. Hay viejos y nuevos amigos que quiero saludar. ¿Se acordarán de mi? Tambien...-dijo terminando en silencio como callandose algo. Las morenas parecian entenderla, o eso, o fingian entenderla. La hilera de dientes que se asomaba tras sus labios se contorsionaba en una aterradora sonrisa que cualquiera podria decir que parecian planear algo avieso. Nia siempre las miraba con una sonrisa de oreja a oreja. Las queria con locura, sus dos compañeras que siempre la escuchaban. En otra de sus charlas con ellas, más bien monólogos, la ulterana se dio cuenta de como se habia vuelto más ruidoso todo en la torre.
Se despidio de las morenas con una caricia y una sonrisa y salio por la puerta levitando. Bajo por las escaleras y se encontró cara a cara con el nigromante, que habia salido de la nada para la ulterana. Esta se quedó quieta, como congelada y sus labios murmuraron algo en ulterano, que fue más bien parecido como un discreto chascarrillo.
-...T-Tiznaark...-
La nayade se pegó contra la pared para dejarle pasar. Se habia encontrado con monstruos terribles, habia visto como su vida estaba apunto de desaparecer algunas veces, terribles y oscuras cosas nadaban por los mares de rocavarancolia y, aún así, no podia evitar temer a ciertas personas. No le gustaba mucho que siguiera tras el fuego fatuo, pero comprendia que eso le ayudaba, como tutor. Aun así, le daba mala espina aquel hombre. Tardó un rato en darse cuenta de la presencia de la angel negro. Su cara recobró algo de color y se dirigio a ella discretamente, sin darle la espalda al nigromante.
-H-hola Adara... ¿Q-qué tal?-dijo sin pensar mucho.

Sin haber dormido mucho esta noche fuimos a los entrenamientos, aunque por eso mismo rendimos más bien poco. Nia no quiso venir, aunque me extrañó, ya que podría ver a Adara y a los demás allí. De todas formas en el entrenamiento decidimos volver a vernos por la tarde para ir hasta Maciel a echar un vistazo sin llamar la atención. Ojalá se encuentre allí alguno de los muchachos de Asrena que vinieron conmigo, me gustaría saber cómo les va.

Después de comer Adara llamó a la puerta de Serpentaria y todos fuimos a saludarla.
-Creo que Nia está en su habitación, iré a llamarla -le digo a Adara en cuanto pregunta por la ulterana.
Pero justo cuando me disponía a subir las escaleras no solo veo que Nia ya bajaba, sino que a mis espaldas escucho una voz que hacía tiempo que no oía, y al girarme veo a Siloco apartando a Adara y entrando en la torre como si no existiera ningún hechizo protegiendo la puerta. Vuelvo a toda prisa mientras le escucho divagar y hasta hablar con Noel.
-¡Estoy aquí! ¡Cuánto tiempo sin vernos! -le digo sonriendo-. Tengo... ¡tengo que devolverte tu libro! Ya lo he mirado de cabo a rabo... pensaba pasarme algún día por el cementerio, la verdad... no sé por dónde se me fue el tiempo -añado con tono de disculpa.

Mientras saludaba a Adara en la puerta un extraño personaje entró como Pedro por su casa en la torre, esquivándonos a la maestra y a mí sin miramientos. Su aspecto era ciertamente estrafalario, pero lo que más me llamó la atención fue la facilidad con la que entró sin sufrir daño alguno a pesar de no haber dicho la contraseña. En cuanto empezó a hablar, entré en la torre tras él lanzándole una mirada de desconcierto a Adara antes de desaparecer de su vista. De pronto recordé de quien se trataba, no había duda por su aspecto y los comentarios que estaba haciendo.
-Tú debes de ser Siloco, ¿verdad? -le dije al recién llegado con una sonrisa-. Yo no soy ningún pollo, soy un Draco de Estínfalo y me llamo Noel. Lo de los pollos se lo dejamos a Gael mejor, ¿verdad? -me reí brevemente recordando que había sido este estrafalario individuo quien había enseñado a Gael a utilizar los cadáveres y, por lo tanto, a bailar con pollos-. Y creo que he visto a Gael, sí, vivo aquí con él al fin y al cabo -contesté divertido a su última pregunta-. Voy a... -justo en ese momento Gael apareció en las escaleras-. Bien, ya no hace falta que vaya a buscarle. Así da gusto, se buscan ellos solos -finalizo con una amplia sonrisa.