Torre Serpentaria (Archivo I)

Recuerdo del primer mensaje :

Sepalian Xila se dirigió a los allí congregados y esperó a que se hiciera el silencio.
-Esta es la Torre Serpentaria, una de las más antiguas torres de hechicería de nuestra ciudad. Acogerá a magos, brujos y criaturas con mucha magia -decía desde su máscara sin rasgos pero con raíces cruzadas por todas partes-. Los hechiceros somos pocos pero podemos hacer muchas más cosas que otros. La magia no es sólo un arma que usar en la batalla sino que también puede ayudar a crear y conservar. Y no sólo eso, pues también puede torcer y engañar, ocultar y revelar, y puede hacer cosas para las cuales no existen verbos que las describan. Yo os animo, nuevos ciudadanos, no sólo a que bebáis de las maravillosas fuentes del conocimiento mágico, sino también a que contribuyáis a este noble saber capaz de elevar a quien lo comprende. Dentro de esta torre encontraréis todo lo básico para iniciar vuestro camino por la senda de la magia y estableceros en la ciudad y colaborar en vuestras investigaciones y aprendizajes -a Sepalian le estaba gustando su discurso. Le agradaba la imagen de importancia que debía estar proyectando sobre los recién transformados.
-Este es un lugar serio de trabajo, así que rogaré a los curiosos que os abstengáis de entrar. Por eso también os daré la contraseña para sortear el hechizo de la puerta.
Con un gesto de la mano del brujo, pequeños papiros salieron de un bolsillo de su túnica para ir a manos de los allí presentes.
"Por la puerta trasera he de entrar", podía leerse en ellos.
-¡Memorizadlos! ¡Ya! -exigió Sepalian. Y al momento, cerró la mano en un movimiento enérgico que acompañó de una sílaba distorsionada. Los papiros ardieron con un fogonazo que los hizo desaparecer sin quemar las manos de los hechiceros.
-Sed bienvenidos a la Torre Serpentaria -concluyó.

Llegamos a la torre comentando el último evento sucedido en la taberna: el nombre del ulterano. Creo que nos centramos en ese tema para evitar el resto de sucesos desagradables de la noche.
-No puedo esperar a ver su reacción mañana en los entrenamientos -comento sonriendo mientras entramos en Serpentaria.
Nos callamos de pronto al fijarnos en la entrada. No pareciera que hubiese forma de evitar el tema después de todo. Hay algunas cosas tiradas por el suelo, algunas destrozadas. Los tres sabíamos perfectamente a qué se debía el estropicio.
-Parece que todavía seguía muy enfadada... -comenté con desánimo.
Poco después me despido de Giz y Gael y entro en mi habitación. Me desvisto y saco del armario el pantalón que utilizaba como única prenda para dormir. Sin la ayuda de la runa para vestirse era lo más sencillo. Por inercia cierro la puerta del armario aunque ya estaba bastante acostumbrado a verla siempre abierta.

Mientras me meto en cama no puedo evitar pensar en lo sucedido. El día había tenido sus altibajos. Había empezado abrazándolos a todos tras un disgusto, pero luego vinieron las discursiones. Azura... ¿estaría bien? Sabía que estaba en su habitación. Gracias a mi nuevo oído había podido distinguir su respiración al pasar cerca de su puerta. << Bueno, no tiene sentido darle vueltas a eso ahora, supongo >>, pienso suspirando, << mañana será otro día >>. Escucho entonces como la puerta del armario se cierra con un suave golpe.
-Vaya, esta vez has tardado más, vas mejorando -digo en susurros mientras los ojos se me cierran.

La mañana siguiente me desperté a la hora acostumbrada para ir a los entrenamientos. Me sentía bastante cansado por haber trasnochado, pero ya nos habíamos tomado demasiados descansos seguidos últimamente. Salí de la habitación medio adormilado, de hecho ni siquiera recordé vestirme primero como solía hacer, y me dirigí a la cocina. Todavía no había nadie. Entre bostezos empecé a preparar unas tostadas de desayuno para todos mientras canturreaba por lo bajo alguna de las canciones de metal que habíamos escuchado en la taberna para mantenerme despierto. Los demás no tardarían en lenvtarse, seguramente.

Por más que hubieramos querido evitar hablar de ello centrándonos en el nombre del Kaiser, el enfado de Alicia nos acaba recibiendo casi en la misma puerta. El suelo estaba cubierto de objetos desparramados y pedazos de aquellos que habían tenido menos suerte al encontrarse con el suelo. Suspiro al verlo y echo una mirada hacia las escaleras para subir a las habitaciones.

-No es fácil para ella-comento en voz alta, aunque sea algo que todos saben. Para nadie es fácil, pero lo de Alicia es enrevesadamente complicado. << Tener de repente una hermana gemela y odiarse mutuamente a muerte... >> No debe de ser fácil controlar las ganas de atacarse o pensar que te pueden dañar en cualquier momento, aunque en realidad no fuera a pasar y no se tratase más que de una paranoia. << Pero no es imposible tampoco >> O al menos eso quiero creer. Echo de nuevo un vistazo al suelo-. Ya me encargo yo de esto-después de lo de la taberna no me importa recoger unas cuantas cosas más que menos.

Coloco las cosas que se han salvado de la rotura en su sitio, improvisando en algun caso que no estoy seguro del lugar, y luego reuno los fragmentos de mayor tamaño. Las que se habían hecho pedazos pequeños me llevarían más tiempo y, sinceramente, tampoco quería pasarme toda la noche rearmando adornos. Después de unir un par de ellos, guardé el resto de trozos en uno de los muebles más cercanos. << Ya acabaré otro día >> De momento al menos dejo la entrada en orden. Tras eso, subo a mi habitación y no tardo en dormirme, agotado por todo lo que ha pasado hoy y la cantidad de hechizos que he invertido en reparar descargas de ira ajenas.


El sol me despierta como siempre y decido bajar a la cocina a desayunar. Por el camino paro frente a la puerta de Alicia, debería hablar con ella. << Pero no ahora >> me digo. << Mejor cuando estemos todos >> y cuando estuviera seguro de que no la iría a despertar, que no contribuiría al buen humor. En la cocina me encuentro a Noel, lo saludo con un gesto perezoso de mano y me fijo en las tostadas que se está haciendo, cuyo olor venía abriéndome el apetito desde el pasillo.

-Buenos días-digo más alegremente mientras me improviso un bocadillo con pan y queso-. ¿Se sabe algo de Al...-me corrijo sobre la marcha- Azura?- aunque no soy de expresar mucho mis sentimientos o exteriorizarlos de forma efusiva, me preocupa que no se encuentre bien todavía.

Después de conseguir evitar pensar en cosas malas durante un buen rato, al llegar a Serpentaria es inevitable recordar la pelea de las Alicias y lo que pasó después con Azura. Al menos ahora sabemos que vino directa a la torre, porque me preocupaba bastante que llegáramos y ella aún estuviera dando vueltas a saber por donde y sola. Al ver las cosas rotas por el suelo la conversación cesa y Noel y Giz hacen comentarios a los que asiento cabizbajo. Giz se ofrece para arreglar el estropicio, pero entonces recuerdo lo de la taberna y que no llegué a echarle una mano por no darme cuenta de que había buscado él solo las astillas.
-Espera, que te ayudo, que en la taberna al final no ayudé nada.
Intenté arreglar algunas cosas durante un rato, pero Giz me llevaba ventaja. Supuse que a él se le darían muy bien los puzles, porque a mí no es que me gustasen demasiado... Muy tediosos.
-Creo que mañana tendré la cabeza un poco más despejada para buscar donde va cada pieza... Me iré a dormir también. No tardes mucho, que hay que madrugar para el entrenamiento. -Alzo una mano como despedida mientras me dirijo a las escaleras, pero me vuelvo hacia Giz aún una vez más, y al verlo tan abstraído reconstruyendo las cosas rotas le sonrío y le digo una última cosa-. No hagas hoy lo que puedas dejar para mañana.

A la mañana siguiente me desperezo cuando sale el sol, cansado todavía, pero dispuesto a ir al entrenamiento con tantas ganas como siempre. Mientras voy hacia la cocina me pregunto si Azura se habrá levantado ya y qué tal estará hoy de ánimo y humor. Ver que Giz al final dejó todo recogido anoche me lo recuerda. En la cocina escucho una voz, pero al entrar veo que solamente son Noel y Giz, que precisamente estaba preguntando por ella.
-Buenos días. La puerta de su habitación seguía cerrada cuando pasé por allí... -comento. Seguramente aún no se haya levantado, pero no ha de tardar en hacerlo.
El olor a pan tostado me distrae entonces y me acerco hacia las alacenas para hacerme también el desayuno.

Alicia se despertó y caminó por el pasillo en dirección a la cocina, hasta que escuchó ruidos que provenían de ella y aminoró el paso, insegura. Tras unos segundos de duda, entró decidida a hacer como si nada hubiera pasado.
- Buenos días. ¿algo rico para desayunar?
Se sentó, todavía determinada a actuar normal.
- Hoy quiero ir a Nubla. Podéis venir si queréis, pero primero tengo que preguntarle a Jack por donde llegar, ¿o tenéis alguna idea vosotros?

Alicia entra en la habitación y no menciona en ningún momento lo que pasó ayer. << ¿Quiere evitarlo? >> Por una parte lo entiendo, así que me guardo la pregunta que le iba a hacer sobre qué tal estaba y le sonrío, devolviéndole el saludo. Sin decir una palabra, señalo las tostadas, el pan y el queso que nos estamos comiendo que, si bien no son una delicia, se comen bien. A veces hecho de menos comer bichos, como hacía antes de llegar a la ciudad, o incluso mientras estuve en el torreón Letargo, pero me estoy malacostumbrando.

Luego nos habla de Nubla. Dice que quiere ir y más o menos puedo recordar sus intenciones. No estoy de acuerdo en eso de tener esclavos (o ayudantes, o como sea), pero soy consciente de que mi opinión podría levantar ampollas y, aunque estoy en contra, tampoco voy a obligarla a abandonar su idea. Cada uno es libre.

-A mí me gustaría ir, aunque sea solo para ver cómo es ese mundo vinculado, que jamás he salido de la ciudad desde que llegamos y me pica la curiosidad- lo único que sé de mundos vinculados lo he leído o me lo han contado, ahora toca verlo con mis propios ojos. Al menos uno de tantos planetas.

Giz llega a la cocina poco después que yo. Lo saludo con voz de sueño mientras trato de concentrarme en hacer el desayuno. Pregunta por Azura y me giro hacia él.
-Creo que aún no se ha levantado aunque no estoy del todo seguro.
Un sonoro bostezo se me escapa mientras observo como Gael entra también en la cocina. Lo saludo también, bostezante, y de pronto noto un olor fuerte a mi espalda.
-¡Mierda, que se queman!
Saco las tostadas del fuego a toda prisa. Se habían quemado a un poco aunque todavía eran comestibles... o eso esperaba.

Entonces llegó Azura a la cocina también. Nos saludó normalmente y preguntó por el desayuno actuando como siempre. << Quizás haya decidido ignorar lo que sucedió ayer por ahora... >>, pienso mientras le deseo buenos días. Lo mejor será actuar con normalidad. También noté como había empezado a pensar en ella como Azura en lugar de Alicia. Creo que tras lo de anoche supuse que lo mejor sería evitar hacer referencia a cuando ella y Pyro eran una sola...
-Bueno, hay algo exótico. Pan tostado en el mismo infierno. La culpa es del gato, que me distrae mientras cocino, y eso que no tenemos gato -bromeo con un intento de sonrisa en mi cara somnolienta-. Siento el desastre de desayuno.
Esucho la conversación acerca de Nubla. La verdad es que a mi también me picaba la curiosidad.
-Si nos permites acompañarte estaré encantado de ir; cada vez tengo más ganas de viajar a los mundos vinculados, puede ser una buena ocasión para conocer Nubla -digo mientras me siento a desayunar. Un súbito escalofrío me hace temblar-. ¿Hace más frío de lo normal esta mañana, no? No suelo tener frío... -digo. Entonces me fijo por primera vez desde que me levanté que todavía no me había vestido y tan sólo tenía puesto el pantalón que usaba para dormir-. Bien, es decididamente extraño que tenga frío yendo medio desnudo en pleno noviembre -ironizo mientras observo mi pecho-. Si me disculpáis voy a recoger mi cabeza que me la he dejado en el armario junto con mi ropa.
Rápidamente fui a la habitación y activé la runa para vestirme. Antes de volver a la cocina pasé por el lavabo para echarme agua en la cara y tratar de despejarme un poco. Mucho mejor. Volví para ponerme a desayunar al fin junto a mis amigos.

Al poco rato Azura llegó a la cocina y parecía querer hacer como si no hubiese pasado nada. Por mí está bien así... creo que anoche ya dejamos claro lo que opinábamos todos, será mejor olvidar las discusiones. Y parece que nadie quiere meter le dedo en la herida tampoco. Como el ambiente está bastante relajado me rio cuando Noel habla de las tostadas pasadas.
-Están en el punto perfecto para un tipo como yo. Se parecen a mí y todo -comento mientras sigo buscando la mantequilla-. Ey, nada de sentirlo -le digo a Noel cuando se disculpa-, si hubiera que lamentar unas tostadas pasadas a mí ya me habríais matado por los platos que cocino.
Me rio y unto las tostadas mientras escucho a los demás contestando a lo de Nubla.
-Yo también me apunto a la visita, solo he visto un mundo vinculado aparte de la Tierra. ¿Iremos después de los entrenamientos de la mañana? Podemos preguntarle al K... a Toima -corrijo más que nada porque me hace ilusión- por dónde está el portal. Creo que sé dónde está pero mejor nos aseguramos.

Cuando Noel vuelve de abrigarse más terminamos de desayunar mientras hacemos planes para el día y después salimos todos juntos hacia el entrenamiento. Hoy decidí que llevaría los tres cadáveres a la vez, para irme acostumbrando a usar simultáneamente cada vez más, así que al salir de la torre seguí a los demás aleteando con el vlakai y el dragón enano y caminando con el muchacho pecoso.

Nia

Siguieron flotando por la ciudad. Cuando se hubieron alejado lo suficiente de la bahia, Nia anuló el hechizo de invisibilidad sobre ellos, puesto que seria gastar magia a lo tonto. El sol golpeaba fuerte y eso no les gustaba ni a Floatfred ni a Jetfred.

-Oh, ¡ahora os lo arreglo, chicos!-

dijo Nia con una amable sonrisa mientras oscurecia las burbujas hasta que no se veia su contenido. Más tranquilas, las morenas reposaron, deseando llegar cuanto antes a su nuevo hogar.

-Ya en nada llegaremos...-


Cruzaron la ciudad flotando. Todo seguia más o menos en su sitio, las mismas ruinas, el mismo polvo y aquel silencio. Nia suspiraba, habia vuelto. A lo lejos pudo apreciar la punta espejada de la torre serpentaria y, como nadando por el aire, fueron en si dirección. Seguramente habria nuevos vecinos y compañeros, pues, aunque no habia llevado la cuenta del tiempo, estaba bien segura que habia pasado por lo menos un año y, por lo tanto, habria venido una nueva cosecha. Más monstruos. ¿Serian monstruos amables, como lo era aquel chico que se encontró en la playa, Toima? Lo único que sabia era que no eran más ulteranos.
Llegaron a la puerta y Nia pronunció la contraseña para que, a su sorpresa, siguiera siendo válida y las puertas se abrieron. Al cruzar el umbral, se esperaba encontrarse a alguien al otro lado pero no se cruzó con ningún alma. Se enfurruñó y un puchero cruzó su cara.

-Habran salido, imagino...-

Subio escaleras arriba. Floatfred y Jetfred le pidieron ver su nuevo hogar asi que Nia les retiró el hechizo de oscuridad y las morenas se retorcian en sus burbujas, cotilleando aquel nuevo entorno no acuático. Nia pronto entró al que habia sido su cuarto todo aquel tiempo, esperando que no se lo hubieran quitado. Para su alegria se lo encontró exactamente como lo dejó, con las mismas decoraciones y algas, colgadas de la pared. Sonrio feliz, mientras dejaba a las morenas en el enorme tanque, para que encontraran su sitio agusto.
-Este va a ser nuestro nuevo hogar. Espero que no sea muy cerrado para vosotros dos.-
Busco en su mochila lo que parecian ser unos crustáceos pequeños, aún vivos, y se los echó de comer.

-Yo ahora tengo que averiguar donde se han ido todos los demás...-


La monstruosa bañera emitia algún ruido constante y metálico que recordaba al gemido de un perro y derribó a Nia contra el suelo mientras la presionaba suavemente contra este con las garras de león que tenia por patas. La niña rió y le acaricio el costado.

-¡Por supuesto que tampoco me habia olvidado de tí! ¿Te han tratado bien estos brutos? ¿si?-


Parecia como si estuvieran manteniendo una conversación aunque solo era Nia quien hablaba.

Nota: Nia ahora tiene un aspecto más "salvaje" que cuando salio. Además de comenzar a entrar en la edad de la pubertad, el flequillo lo tiene desigual, le han crecido algo las uñas, se ha vuelto más pálida, los colores de su vestido de nayade son rosados con tonalidades azules que es donde crea la bioluz y se puede apreciar que, aparte de su ropa, tiene numerosos abalorios, trofeos y joyas de escaso valor en cuello, brazos y manos, sobretodod los dedos que están repletos de anillos de todo tipo, especialmente el anillo de pulpo que, con el tiempo, envolvio por completo el dedo corazón de Nia formando una especie de punta al final que le conferia aspecto de "garra" a ese dedo. El cierre de este se encuentra en la muñeca, unido por una cadena.

Después de entrenar toda la mañana con el grupo de la sede volvimos para Serpentaria cansados pero animados por la excursión planeada a Nubla. No sé los demás, pero yo vuelvo muerto de hambre. De no estar poseyendo los cadáveres seguramente mi estómago estaría dando un concierto. Pienso en qué podríamos comer con las cosas que vi en las alacenas y enseguida llegamos a la puerta de la torre. Entro junto a los demás pero al pasar la entrada me adelanto para dejar en el cuarto cerrado los tres cadáveres y ponerme cuanto antes con la comida. Cerca del rellano empiezo a escuchar una voz femenina por debajo del aleteo del vlakai, y pienso que tal vez sea Kaila, así que al llegar arriba me asomo para saludarla de paso. Pero quien me encuentro no es Kaila, y quizá fue por la confusión que en un primer momento no la reconocí. Pero era una náyade, y eso no es algo que pasar por alto.
-Nia...
Reaparecí en un instante delante de los tres cuerpos, que se desplomaron a mi espalda sobre las escaleras. No sé ni qué se refleja en mi cara, porque un batiburrillo de pensamientos me cruzan por la mente. No es que sintiera que estuviera viendo un fantasma, sencillamente no me lo esperaba. Sabía que estaba bien, pero no dónde, y todo este tiempo... Ya le había dado muchas vueltas antes, en realidad ya no estaba enfadado, pero tiempo atrás sí lo estuve. Desde que volvía a haber gente en Serpentaria no volví a pensar en ello.
Y además había cambiado, ahora sí era un habitante de Rocavarancolia, idependiente y especial. Había crecido también, supongo que un año no pasa en vano, aunque ni siquiera yo me he fijado en mis propios cambios.
-Apareces tan de pronto como te vas, ¿no? -suelto con tono dolido. No, no puedo seguir por ahí. En realidad lo entiendo, debía hacerlo y lo hizo. Lo gracioso es que lo que siempre me ha fastidiado era su obsesión con avisar cada vez que se salía de la torre, y ella se echa un año fuera sin una triste nota-. No hubiera estado mal que avisases de que te ibas, ¿por qué no lo hiciste? -Termino con un suspiro y trato de sonreir sin demasiado éxito-. Has estado bien, por lo que veo. Hice mal en preocuparme.

Nia

Jugando como estaba con la bañera no vio llegar a los tres cadáveres del fuego fatuo. Se giró al escuchar como golpeaban los cuerpos contra el suelo y se vio cara a cara con el chico. Nia dibujó una amplia y feliz sonrisa mientras se levantaba del suelo, habia esperado reunirse con él hacia más de un año. Pero, cuando se puso a la altura del fuego fatuo, se dio cuenta de que algo no iba bien. Antes de que pudiera decir nada, el chico se adelantó y dolorido habló a Nia. La nayade se quedó de piedra y vaciló mientas su sonrisa se borraba completamente de su rostro.
-Gael... yo...- apartó la mirada. Tenia razón. La decisión de irse al mar fue repentina y egoista pero las siguientes palabras del chico la pillaron aún más por sorpresa. -Yo... ¡mandé una invocación a avisarte! ¡Tenia que irme por un tiempo! -dijo mientras intentaba explicarse, gesticulando con las manos. No obstante, puede que el ineficaz sirviente no hubiera sido capaz de entregar el mensaje. Habia sido demasiado precipitada. Aquella no era la reunion que tanto habia ansiado. -Fue muy dificil tener que separarme de todos por tanto tiempo, sobretodo de ti...- admitio cabizbaja.
Aquello dolia. Nia estaba pagando el precio de actuar sin cabeza. Sus ojos se humedecieron mietntras se mordia el labio.
-No, no he estado bien.-contestó mientras volvia a mirarle a los ojos.-He estado sola. He sido perseguida, me han hecho daño pero todo lo hice para poder volver aquí. Ahora controlo el mar, ese terreno ya no me preocupa y puedo volver a la ciudad, puedo volver a estar con mis amigos...-
Se limpio los ojos con la manga.
-Te... he echado de menos antorchita...-dijo mientras su voz se quebraba al final de la frase.- Os veia a ti y a tus nuevos amigos entrenar y... y no pude reunir el valor para acercarme a saludar y explicarlo todo... Lo siento.-admitio mientras se posaba en el suelo y peleaba por no llorar. Se habia vuelto fuerte en el mar. No iba a llorar. Agarró fuerte de los volantes de su vestido, rabiosa por sentirse tan estúpida.

Volvemos de los entrenamientos, agotados, por la calle de camino a Serpentaria, cuando la gola me pica levemente. Alguien ha debido pasar con hechizos por aquí, pero soy incapaz de saber qué conjuros ha usado, sobretodo por el cansancio. El rastro llega hasta Serpentaria, así que presupongo que será alguno de los habitantes que la pueblan. En cuanto entramos en Serpentaria, me dirijo encamino a mi habitación tras Gael, que iba en cabeza. Arriba se oyen ruidos, a los que se le suman tres golpes sordos al unísono en cuanto el fuego fatuo alcanza el piso de las habitaciones. Me asomo y lo veo frente a una muchacha rubia, de piel húmeda y con un largo vestido. Frente a ella, en el suelo. hay una bañera y no sería muy desacertado pensar que el mueble es de Serpentaria, a juzgar por los ruidos que habíamos oído antes de subir.

En un primer momento me digo de acercarme a saludar, pero Gael parece ponerse a hablar cosas serias con la chica y pronto caigo en algo. << ¿Será la famosa Nia? >> Siempre que Gael nos hablaba de sus compañeros de torre, solía hablar de ella. Decido quedarme varado en la escalera y dirijo una mirada curiosa a Noel y Azura, sin exponer mi teoría en voz alta. Desde que llevaba en la ciudad me había percatado de que algunas personas se unían en parejas de forma independiente a su grupo de amigos, pero no sabía exactamente como funcionaba eso. Tenía la sospecha de que Toima y su ayudanta lo estaban, y probablemente Jack con el suyo y por eso no se sentían esclavos ni querían huír. Y ahora viendo el comportamiento de estos dos, siento las mismas dudas que con los anteriores. << Que ignorante soy >> Seguramente al final solo sean ideas extrañas mías.

Mientras volvíamos del entrenamiento comenzamos a charlar acerca de nuestra visita a Nubla con creciente entusiasmo. Tenía muchas ganas de visitar otros mundos y Nubla era un lugar tan bueno como cualquier otro para empezar. Ya no sentía sueño debido a la emoción. Entramos en la torre y Gael se fue a dejar sus cadáveres mientras los demás nos fuimos a nuestras habitaciones. Me cambié la ropa de entrenamiento por la de siempre y, mientras lo hacía, escuché voces en el pasillo. Al principio pensé que la voz femenina correspondería a Kaila, pero luego me di cuenta de que era una voz que no conocía. Esccuchñe como algo cayó al suelo de golpe y acto seguido a Gael hablando con la desconocida. Salí con curiosidad de la habitación y me dirigí hacia ellos siguiendo el sonido de las voces. Giz había hecho lo mismo que yo y estaba observándolos desde la distancia. Me acerqué a él y observé a la chica. Era una chica rubia de piel pálida. A través de las mangas en sus brazos se podía intuir algo luminiscente. Su largo vestido no dejaba ver nada más, pero supe que se trataba de Nia. Gael nos había hablado de ella en varias ocasiones igual que del resto de compañeros de su cosecha. Hacía más de un año que no la veía por lo que podía recordar y la escena se me antojó un poco tensa. Pero ya estábamos allí.
-Vamos a presentarnos, Giz -le dije en voz baja.
Di unos pasos para acercarme a la nayade y el fuego fatuo y me detuve al lado de este último.
-Esto... hola -me dirigí a la ulterana con una sonrisa-. Me llamo Noel, encantado de conocerte. Tú eres Nia, ¿verdad?

Nia me había mirado con una sonrisa que poco a poco se fue borrando de su rostro. Recuerdo lo vivaracha que era y sé que de ninguna manera haría cosas con tal mala intención, así que al escuchar sus explicaciones lo entiendo todo. Seguramente no supo encontrar el camino, usaría un lacayo grotesco o algo similar... Supongo que no sabía cómo decirlo a la cara, pero aun así fue un tanto súbito.
-Eh, vamos... -le digo tratando de animarla cuando se muerde el labio. Parece arrepentida de verdad-. Si tenías que irte, lo has hecho y ya está. ¿Sabes? Sí estuve enfadado, pero ya no. Lo importante es que estas bien...
Pero entonces dice que no. Que las cosas no fueron fáciles precisamente. Sí, supongo que en un lugar como este nada es fácil, y todo tiene un precio. Pero...
-Pero podrías haber venido antes, tonta. Todos te echamos de menos -digo con tono cariñoso cuando veo que se deja caer al suelo. Me agacho hasta su altura y floto delante de ella casi en horizontal-. ¿Por qué estás triste? Podías haber venido cuando quisieras, pero nunca es tarde... -Escucho como los demás se acercan también a nosotros y me yergo de golpe mirando hacia donde había oído los pasos. Noel se adelanta y se presenta. Giz parece tímido de pronto, así que lo animo a que se presente con una sonrisa-. Les he hablado de ti, por eso te reconocen -le digo a Nia-. Y sí, aquí está, en persona: Nia, la que se fue a por tabaco.
De pronto me siento más animado. Ya estamos todos otra vez, entre los nuevos amigos, que he vuelto a ver a Vac, a Nia... Las dudas se me van en un instante, y disfruto del reencuentro. Cuantos más seamos, mejor.

Nia
Gael intentaba consolar a la ulterana. Una sonrisa se asomó en sus comisuras cuando Gael dijo que ya no estaba enfadado. A la chica se le quitó un peso de encima y se puso a flotar de nuevo.
-¿De verdad que no estás enfadado?-pregunto mientras flotaba alrededor del fuego fatuo. Se alegraba por ello. Reprimio las ganas de abrazarle pero se quedó parada a mitad de la postura pues recordaba que seguian teniendo aquel problema con su contacto. Suspiró. Ahora que la situación con Gael se habia calmado, podria empezar a disfrutar de la compañia del chico, pero, de pronto, los amigos nuevos de Gael se presentaron ante ella. La nayade les sonrío amablemente y cuando Gael dijo que ella se habia ido a por tabaco, ladeó la cabeza, preguntandose que significaba aquello. Ella se habia ido porque necesitaba asegurar su entorno marino y explotar sus poderes.
"Humor de terricolas" Pensó, refunfuñando. Fruncio el ceño pero no le dio tiempo a preguntarle al chico sobre aquello pues pronto se presentaron los dos chicos.
"plumas *¬*" pensó Nia al conocer a Noel, el draco de estínfalo.
-Encantada.-contestó cogiendose la falda del vestido y haciendo una ligera reverencia, ya que, después de todo, era una Dama. Dicho esto se acercó a ellos con aire sospechoso y tramador.- Para los negocios me llamo Dama Urticaria y, tabaco no vendo pero si tengo... pocímas...-miró a ambos lados, como en una pelicula de intriga y rompio a reir. Hacia mucho que no bromeaba con nadie. El otro chico era sin duda de otro mundo vinculado. Debido a su desconocimiento de este, pensó que la gola y todo lo demás de su transformación era idéntico a como se veia y, debido a que se encontraban en serpentaria suponia que era un hechicero como lo era kaila y le hizo un ligero asentimiento de cabeza.
-¿Vosotros tambien sois monstruos buenos? Yo me dedico a la magia. Es un talento que desde pequeña siempre tuve~-mintio, con tono cantarín.- ¿Cómo va Toima a todo esto?-preguntó seguido sin pensar. Acto seguido se llevó las manos a la boca, dandose cuenta del error que habia cometido a pronunciar el nombre del ulterano. Todavia estaba a punto de arreglarlo.-¡Qué cabeza la mia! ¡Me he confundido con otra persona!-dijo poco convincente.-El kaiser, ¿que tal le va todo?-

Noel dice de presentarnos y abandono la escalera, acercándome tras el draco al resto del grupo. Sonrío a la muchacha tras escuchar su presentación.

-Soy Giz-respondo escuetamente, con un tono un poco ausente. << La mano, Giz. Da la mano >> me digo recordándome las costumbres de presentación tipica de los humanos. Sin embargo, cuando he alzado el brazo hacia ella, decido volver a bajarlo repentinamente. << No es humana, quizá no lo entienda... >>. Doy un paso atrás en una situación un poco ridícula aprovechando que la ulterana sigue hablando y le prestan atención a ella. Habla sobre Toima y se corrige rápidamente. Se me escapa media sonrisa y contesto a su pregunta-. No somos demasiados malos y, por el Kaiser, no te preocupes que está perfectamente- << aunque estará mejor cuando le hayan vuelto a salir los dientes >>-. Al tal Toima no sé si lo conozco, pero probablemente no le vaya mal tampoco-soy incapaz de reprimir el comentario.


Tras decir eso, decido bajar a la cocina. No es muy propio en mí, pero hoy los entrenamientos me han dejado hambriento y, si pensamos acabar viajando a Nubla, será mejor que no ande falto de energía.

El comentario de Gael y la reacción de Nia me hacen reír.
-Y si ya es sopechoso cuando el que se va a por tabaco no fuma, imagínate si encima no sabe ni lo que es -bromeo divertido.
Después Nia se acerca a contarnos algo como si fuera una confidencia. Sonrío con su comentario pero entonces ella empieza a reírse. Inmediatamente la expresión de mi cara cambia y me llevo las manos a los oídos. << No debo silenciar a gente que no conozco ni sabe nada sobre mi problema >> ,pienso controlando el impuslo de lanzarle una burbuja de silencio. Odiaba esa parte de mi transformación. Estaba consiguiendo que las risas me irritasen de verdad, mi propia risa me sonaba cada vez más extraña al ser la única que podía escuchar con normalidad. Lo odiaba de verdad y no parecía que pudiera hacer nada por evitarlo. Apreté los puños y los dientes inconscientemente una vez que pude retirar las manos de los oídos. << Cálmate, Noel, no es momento para ponerse furioso >>, pensé recordando qué estaba haciendo.

No estaba seguro de si Nia se había fijado en mi reacción pues Giz se presentó mientras.
-Bueno, depende a quien le preguntes -digo respondiendo a la pregunta de Nia con una inquietante sonrisa-. Si les preguntas a los hombres bestia no creo que te den una opinión muy favorable de mí -finalicé con tono sarcástico.
Una parte de mí se inquietó por la frialdad con la que ya trataba el asunto, incluso jactándome de ello. Me debatía internamente entre el rechazo y la aceptación. No estaba seguro de si era algo bueno malo. ¿Debía preocuparme o no? << No es momento para exámenes de conciencia tampoco >>, bufé mentalmente, << ¿qué me pasa últimamente? >> Volví a centrarme en la conversación al escuchar "Toima". Sonreí cuando Nia intentó "arreglarlo" y me reí brevemente ante el comentario de Giz, quien después bajó a la cocina.
-Así que Toima tarda dos meses en decirnos como se llama pero a ti te lo ha soltado como si nada... -miro a Gael con una sonrisa pícara-. Ya tenemos con que hacerlo rabiar la próxima vez que lo veamos.

Mientras tanto, Azura también se había acercado pero no había pronunciado ni una palabra y parecía ajena a nosotros. ¿Por qué era siempre tan reservada? Tan sólo estábamos conociendo a una amiga de Gael... Estuve a punto de presentarla yo mismo, pero decidí no hacerlo, quizás Azura no se lo tomase bien.