Torre Serpentaria

Estaba dándole los últimos retoques a una de mis tarjetas cuando Tsusu llamó a la puerta diciendo que reclamaban al curandero de Serpentaria y que parecía urgente.

Sin perder un segundo salí de mi habitación con todo lo que necesitaba y cerré la puerta dando un portazo. Bajé las escaleras de dos en dos y cuando vi al herido y cómo lo traían traté de no perder el aplomo.

-Traedlo al salón, no está para subir escaleras - dicho eso me dirigi al salón y dejé mi zurrón sobre un sillón.- Dejadlo en el suelo.

En cuanto lo dejaron allí realicé dos hechizo consecutivos, uno de anestesia al dolor y otro de levitación. Hice levitar al ser y comprobé sus heridas.

-¿Qué es lo que ha pasado? - pregunté mientras buscaba mis gafas.

DL tan solo suspiro largamente cuando Shizel comenzó a hablar, sacando toda la tensión que sentía acabo acuclillando en el suelo, revolviéndose nerviosamente el pelo. Se sentía un poco estúpido, aun mas avergonzado sin razón aparente, pero increíblemente aliviado, sin ese nudo atorado en la boca del estomago.

-Que medio mundo necesite decirte algo para que tu mismo te des cuenta de las cosas, es muy...frustrante. Y frustra aun mas saber que alguien que no conozco ha conseguido lo que ninguno lograba -añadió mas que molesto por eso, curioso por la persona que había logrado abrir un poco la mente de alguien tan tozudo como lo era el skrymir. Debía ser alguien importante de quien el idrino valoraba su opinión o simplemente no habría hecho ni caso y habría hecho lo que quisiera y creía era correcto. Las ultimas palabras del skrymir le tensaron un poco, viéndolo detenidamente se incorporo con lentitud acercándose a este para inspeccionarlo con atención. 

Pues a base de pensar en ello había entendido que Shizel tenia mucho en su mundo que el no podía siquiera soñar tener, la perdida era significativa. El no había dejado ni familia ni amigos en F.O.N.E.R.A por lo que no había anda que lamentar, en el caso de Shizel era difícil y tras la conversación con Enredo y pensar en ello durante esos días, por fin lo había entendido.

-¿Estas bien con eso?- pregunto con suavidad mirándolo detenidamente y se rasco la nuca, un poco avergonzado- Es estúpido preguntar eso a estas alturas, pero he tenido tiempo de sobra para pensar en lo que dijiste y en las cosas que dejabas atrás ¿no las echaras de menos?- pregunto directamente, observandolo y notando que hablaba en serio con el por primera vez en vete a saber cuanto. Sonrió al oírlo.

-¿Un intento de subsanar el que antes fui el ultimo?- pregunto alzando una ceja, aquello era realmente injusto y se maldijo por ser tan débil con el idrino, era frustrante. Con un suspiro, cambio su apariencia para lucir como el DL habitual y poder hacer lo que quería tras aumentar su temperatura corporal. Era algo bastante masoquista teniendo en cuenta que el idrino no se sentía igual pero ya que mas daba, lo abrazo con fuerza, estrujándolo contra el con real afecto y cierta posesividad, siendo que siempre se había restringido con eso- Eres un idiota de primer nivel Shiz, un cabezota, terco y caprichoso...y yo un estúpido blando masoquista por gustarme alguien tan difícil -murmuro con una risa antes de besar las aletitas que tenia por orejas, su forma particular de disculparlo tras la discusión de la vez anterior. Ya no costandole tanto decir esas cosas, o lo asumía o lo asumía, que remedio le quedaba. Total el le ganaba en cabezoneria al idrino.

Transmitiendo tanto su felicidad por que hubiera escogido quedarse, como cierto consuelo por lo que había dejado en idris con ese abrazo. No tenia ideas de si eso estaba bien o no, pero que mas daba, seria impulsivo por una vez y no haría mucho caso de su cabeza. Tan solo quería estar con el y ya.

—Me conocía muy bien —murmuró Shizel—. Y no fue solo ella. Sólo colmó el vaso.

Se cruzó de brazos, inseguro, casi sin darse cuenta, ante la pregunta siguiente. Era una pregunta que le escocía.
—Seguramente —porque sí, apenas había pasado un día desde que había tomado la decisión, y el idrino aún se preguntaba si habría podido trucar las cosas, pensárselo mejor o tomar cualquier otra. Ahora mismo haciendo referencia a Anya no había podido evitar pensar en que podría haberla convencido para cruzar con él al otro lado del portal. Pero en el fondo el skrýmir creía haber hecho lo correcto, aunque algunas preguntas probablemente le persiguieran aunque pasasen años—. Pero no habría podido jugar a dos bandas eternamente. Algo habría salido mal.

Hizo una mueca pequeña ante la recriminación siguiente. DL últimamente había adquirido la incómoda costumbre de sacar a colación cosas contra las que no tenía réplica. En aquella postura defensiva, el abrazo le pilló completamente por sorpresa, más por la fuerza que encerraba que por el gesto en sí. Y sin embargo, de alguna forma, sentirse aprisionado de esa forma no le resultaba desagradable en absoluto.

Sus palabras enviaron un chorro de sangre caliente a su rostro. No se acostumbraba a oírlo de forma tan directa.
DL sencillamente se alegraba de tenerle de vuelta, y Shizel se preguntó, con una punzada de culpabilidad, qué había hecho en una vida anterior para merecerse una lealtad así.

—Qué caro vendes tu perdón —bromeó, dándole un par de palmaditas en la espalda y separándose un poco, lo justo para indicar con delicadeza que el abrazo había terminado.

Se echó a reír a continuación. No sabía que arreglar las cosas iba a disiparle un nudo en el estómago que ni siquiera sabía que tenía, y se sentía ligero.
—Pues ya no sé en qué nos deja esto —comentó—. Yo venía mentalizado para decirte que si aún así no querías verme no pasaba nada. Me he quedado sin planes.


—Cayó desde gran altura. No presencié el accidente —explicó Demoleo. Miró a uno de sus sirvientes y solo entonces este pareció sentirse autorizado a hablar.
—Fue desde lo alto de la Iglesia de los Descreídos, señor —dijo, cambiando nerviosamente la mirada de su amo a Enredo. Al final termina posándola en el brujo, sus rasgos evidentemente humanos brindándole confianza—. Es una zona llena de callejones estrechos y edificios puntiagudos... chocó contra varios salientes caída abajo.
—Se quejaba mientras estaba consciente así que a lo mejor tiene algo roto —aporta un criado muy jovencito, ansioso de colaborar. Sin embargo se acobarda ante una mirada de cejas alzadas de Demoleo, que sin embargo desvía de nuevo su atención a Enredo.
—¿Sabes arreglarlo? —le pregunta sin tapujos—. Sé hechizos de curación estándar, pero no conozco nada sobre reparar alas. Dejé esa parte sin tocar.

Encontré mi gafas y me las puse, atendí a las palabras de los humanos, al parecer el varmano estaba al mando.

-Gracias, sobre todo lo preguntaba por si se habría peleado contra algún monstruo que pudiese haber inyectado veneno - la pregunta del varmano me pilla por sorpresa y no puedo evitar sonreír.- No te preocupes, te devolveré a tu amigo intacto, aunque lo más seguro sea que no pueda volar en un par de días por si acaso.

Activé las gafas y en cuanto el hechizo se puso en marcha pude ver en el interior del ángel.

-En efecto, tiene tres costillas rotas y un par de ellas machacadas. Una ha estado a punto de perforar el pulmón - comenté con traquilidad, dirigí mi vista entonces a sus alas, la sangre me impedía ver bien así que realicé un hechizo de limpieza.- El ala derecha sólo está rota pero el verdadero reto reside en la izquierda, prácticamente está seccionada - toqueteé varias zonas y antes de tocar el ala izquierda lancé un hechizo de raigambre potente para que no se separase mientras la examinaba.- Por curiosidad, ¿cómo se cayó? ¿Lo derribó algo del cielo?

Empiezo a entonar un cántico que devolverá los huesos a su lugar dejándome sólo su ala izquierda para el final.

Mas que notarlo, dado que el había aumentado su calor corporal, pudo verlo. Ver al idrino sonrojarse por mínimo que fuera era una novedad y le hizo sonreír con malicia por la reacción. Conseguir algún tipo de respuesta de Shizel que no fuese controlada siempre era un placer, por las escasas veces que ocurría.

-No te burles de mi, que si fuera mas cabrón ni habría venido. Tienes mucha suerte -comento, notando claramente el momento en el que el idrino indicó que se alejara y lo miro detenidamente dejando de abrazarlo, pero no alejándose. Por lo general su regla principal era no incomodarlo y darle todo el espacio del mundo pero tras la ultima discusión, un poco de esa paciencia suya se había resquebrajado y dudaba que se reparara. Y con ella también parte de esa suavidad al tratarlo.

Sonrió al escucharle reírse, pues al parecer no era el único que se sentía como si le hubiesen quitado kilos de tensión de de encima.

-Para tu mala suerte no es tan fácil que te libres de mi, a no ser que me borres la memoria y no te lo aconsejo -añadió con una media sonrisa divertida pues sabia bien que no se le ocurriría hacerlo, pero se sentía ligero y con ganas de molestarlo, para variar- Profundizar demasiado en la mente de un cambiante puede ser un autentico dolor -añadió señalando su cabeza con un dedo, manteniéndose a escas distancia suya no importándole a esas alturas incomodarlo-Te diría que tomes en serio lo que te dije hace tiempo, pero como me vas a ignorar me lo ahorro....pero si que haré algo que me prohibiste hace un tiempo -añadió DL con una sonrisa juguetona, dejándose llevar por un simple impulso y no por su habitual sentido común, lo agarro por la nuca acercándolo hacía el para besarlo. Al demonio las consecuencias posteriores, que muy posiblemente no serian buenas, llevaba demasiado tiempo queriendo hacer eso.

"La tengo", reconoció el idrino sin dificultad. Asintió meditabundo ante el apunte siguiente del cambiante, recordando la intensa impresión de flexibilidad que había recibido en tanteos mentales anteriores.

Shizel habría puesto los ojos en blanco, pero hacerlo en mitad de un beso quedaba muy poco estético, además de ser maleducado. Con todo no lo rechazó sino que dejó que muriese por sí solo por parte de DL.
En otras circunstancias se habría apartado para mantener límites claros, pero aquello era Rocavarancolia. A la mierda las reglas idrinas. No le habían funcionado allí.
Además, aunque fuese a regañadientes, tenía que admitir que se lo debía.

Se cruzó de brazos al separarse y le dirigió una mirada penetrante que no albergaba enfado.
—No te entiendo —declaró—. Nada de nada.

Resopló, más por exasperación ante dicha falta de entendimiento que por molestia. Hacerlo le recordó que le quedaba algo importante todavía por hacer, aunque la tentación de dejar que DL se dejase llevar por el contento y dejar escurrir esa responsabilidad era grande.
—Escucha... —empezó, en tono que indicaba que no quería que le distrajeran—. Ya sé que seguramente lo sabes y eso, pero quería que quedase claro. Siento haber estado postergando el decírtelo. No estuvo bien.

Se acordó de Anya y sonrió un poquito. Aún le quedaba vida interior.


Crathos gime en sueños, removiéndose. Los huesos rotos vuelven a su lugar por vía del embrujo, pero los movimientos del paciente enlentecen el proceso, los fragmentos sin soldar desplazándose.
—Mal viento, señor —el primer criado se aprieta las manos como conteniendo en ellas la angustia—. Rocavarancolia abunda en ellos. Aúllan y embisten contra quien anida demasiado tiempo en los tejados...
Está claro que cree que hay un componente sobrenatural en dicho viento.

Continué el hechizo concentrándome en los fragmentos de hueso sin soldar, no podía dejarlos sueltos por si provocaban un daño mayor. Los vigilé mientras se movían por el interior del cuerpo del ángel y una vez se soldaron cesé el hechizo.

-Ya veo - dije en respuesta.- Una ráfaga de viento potente en un mal momento podría derribar a cualquiera - no estaba del todo convencido por supuesto, que una ráfaga de viento derribase a un rocavarancolés que contaba con alas y no fuese un novato me parecía bastante improbable, aún así no lo dije en voz alta. No era ingenuo y sabía que un mal comentario dicho a alguien peligroso me podía costar la cabeza, y al varmano no lo conocía de absolutamente nada.

Me acerqué al ala izquierda y la volví a examinar mientras pensaba en el hechizo adecuado para recomponer algo así. Un hechizo de restauración debería ser suficiente, así que me puse a hacer el hechizo en cuestión. Si no serviría siempre podría usar la curación activa, no me hacía mucha gracia por el gasto añadido de energía mágica pero eso era lo que tenía.

Habia sido simplemente impulsivo a pesar de saber de sobra que no iba tener buenos resultados. El que no lo alejara al fin de cuenta no es que fuese algo positivo precisamente, pues tan solo estaba ahí quieto sin responder pero sin alejarlo tampoco, era casi igual que una simple indiferencia. Desde luego el idrino tenia una facilidad asombrosa para lastimar, aunque ni lo pretendiera o eso probablemente era mas sensible a esas tonterías por ser un autentico novato en el tema. Se inclinaba por la segunda. De todos modos tampoco tenia muy claro que esperaba de eso, había sido tan solo una prueba, cuya respuesta sabía desde hacía ya bastante.

Finalmente cuando se aparto y recibió aquella penetrante mirada, se le vino todo encima y pensó que se enojaría, aunque bueno la exasperación casi obvia no se alejaba del todo del desgano.
 
-¿Que no entiendes exactamente? -pregunto alzando una ceja confundido por sus palabras. Tardo unos segundos en recapitular su acción anterior. El sabia por lo que había hecho, ma so menos, pero ¿como se vería desde fuera? Debía referirse a eso, o simplemente algo se le escapaba- ¿Es por el beso? Ha sido en parte un impulso y en parte también por querer averiguar algo -respondió siendo simplemente honesto alejándose de este para sentarse en la silla, apoyando los antebrazos sobre esta.

Escuchó atentamente las siguientes palabras del idrino noto de inmediato que no quería interrupción, así que no dijo ni hizo nada tan solo, de dejo caer sus brazos sobre el espaldar de la silla, donde los tenia apoyados. Aquello le sorprendía un poco, el ya lo había perdonado pero ahí estaba Shizel disculpándose a su manera. No es que el idrino no soliera disculparse, pero ciertamente le costaba bastante admitir sus errores. Suspiró ligeramente.

-No voy a volver a darle vueltas a lo mismo o a recriminarte a estas alturas, así que acepto la disculpa -añadió con tranquilidad osbervandolo detenidamente sintiendo un poco de curiosidad por quien sea que fuese esa persona que había logrado tales milagros en alguien tan cabezota- Me enoje mas de la cuenta, así que también lo siento. Solo...olvidemoslo, fue solo un mal momento para contarlo. Aun así y aunque suene egoísta, me alegro que decidieras quedarte.-añadió con una media sonrisa de buen humor, pensando que seguramente era lo mejor. 

-Se te habría echado mucho en falta, aunque volvieras a veces. Que yo soy horrible actuando...¿te imaginas a mi fingiendo ser un idrino al intentar visitarte? Me pillarían y patearían mi culo de cambiante de vuelta -murmuró incomodo por la imagen.

No hizo preguntas. Si DL quería dejarlo en un impulso pasajero, bien.

Respiró aliviado internamente ante la facilidad con que la disculpa fue aceptada, e hizo un gesto disciplente con la mano.
—Si alguien tiene facilidad para aprender por imitación aquí debéis ser los cambiantes. Mientras no llamaras mucho la atención... Y tampoco os habría dejado llegar a mi casa solos. Habría ido a buscaros al portal.


Los huesos se sueldan obedientemente, a excepción del ala que Enredo ha dejado para el final. El embrujo de restauración hace crecer carne obedientemente en el hueco, pero de forma notablemente lenta al ser una fórmula básica. Un ala es una estructura compleja.

El problema lo constituye Crathos, que según se nota más intacto está más cerca del despertar. Abre los ojos y se incorpora de golpe. Fruto de la inercia el desgarrón en el ala vuelve a abrirse, aunque no hasta el punto de regresar a su estado anterior. Debido a la anestesia el ángel no lo nota y hace esfuerzos por bajarse de la levitación que le han impuesto, sin registrar aún la presencia de gente a su alrededor.

Cometí un error lo tengo que reconocer. Todos los cometemos y más cuando somos novatos en algo, mi error fue no dormir al ángel que se despertó a medias del proceso. No me di cuenta de que se estaba despertando por que estaba con todos los sentidos puestos en que la herida se cerrase correctamente, noté su despertar cuando el desgarrón se hizo más grande.

-Eh, eh - dije para llamar su atención.- No te muevas por amor de dios - una vez logré llamar su atención le hablé.- Mira soy médico y te han traído con un ala y varias costillas rotas y la otra ala prácticamente seccionada del cuerpo. Te agradecería que te estuvieras quieto y me dejaras cerrarte la herida antes de que intentes hacer cualquier cosa ¿vale? - pregunté intentando que estuviese de acuerdo. Sonreí con tranquilidad y levanté las manos esperando que entendiese que no iba a hacerle daño si no todo lo contrario.

Crathos busca la mirada de Demoleo antes que la de ninguna otra, y el brujo se ha adelantado a su encuentro por instinto. El ángel mira a Enredo con los ojos muy abiertos, y una mirada firme por parte de su amo le  basta para ser lo más colaborador posible. Apenas se mueve, como una estatua alada.

Cuando Enredo termine y le dé autorización expresa, Demoleo acudirá al encuentro de su criado, preguntándole en voz baja cómo se encuentra. Los gestos denotan una intimidad discreta.
—Crathos, deberías agradecerle al sanador su labor —petición, no orden. Una diferencia sutil pero importante para un brujo.
—Gracias, señor —murmura el aludido, mirando a Enredo con la mirada cautelosa de a quien le inculcaron a golpes, mucho tiempo atrás, que la bondad hay que ganársela. Cuando mira a Demoleo esa cautela es menor, desgastada con el trato diario y diluida entre una corriente de afecto. Es más bien como una chispa de temor, no al brujo sino a perder lo que hay entre ambos.


Tras un interludio de charla más relajada Shizel quedó en un silencio reflexivo, hasta cierto punto preocupado. Si DL hizo algún ademán de irse, inesperadamente el idrino le detuvo con un repentino "Espera", un agarre de la muñeca si el movimiento había sido lo bastante repentino.

Respiró hondo. Una, dos veces.
—No te lo habría dicho ahora, habría esperado a que las cosas volviesen a la normalidad antes, pero... —pero la entrega de DL le había cogido por sorpresa, desarmándole por completo. Omitió esa explicación y continuó—. Lo que quiero decir... —tuvo que hacer varias pausas para respirar y decir una por una las palabras con calma, no mirándole a los ojos y de hecho cerrando los suyos de vez en cuando para mantener la serenidad— es que... ahora que he vuelto para quedarme... y si aún quieres... podríamos intentarlo. Salir —aclaró con dificultad.

DL nunca llegaría a saber lo que le había costado aquella frase. Shizel aún sentía vértigo y eso que sólo había hablado de ser pareja formal y no de sentimientos que ni siquiera albergaba. Para sentirse con los pies más en tierra puso un "pero" enseguida, y le pidió al foner que terminara de escucharle antes de tomar una decisión.

Le habló del ataque que había sufrido en Serpentaria, del cual había decidido hablarle al resto tras su regreso. Le confesó el miedo que había pasado por sí mismo, pero que se redoblaba en intensidad cuando pensaba en cualquiera de sus seres queridos.  

—No puedo protegerte siempre —dijo al finalizar, y darse cuenta le encogió el corazón. Vivía con el miedo a que alguna vez reaccionase tarde, y solo pudiera enviar al grupo de Daga a vengarse de una muerte que ya no tenía remedio—. Ni a ti ni a ninguno. Irme a Idris tenía el plus de que aunque me persiguieran allí, difícilmente os usarían para amenazarme. Pero ahora estaré aquí a tiempo completo. Y si estás conmigo, quieras o no, sufrirás más riesgo.

No parecía que fuese a tratar ningún tema más que fuese de vital importancia. la cosa se había solucionado más o menos, solo quedaba volver a la situación sin cambios de siempre. Una a la que DL ya sabía en cierta forma como enfrentarse. Por ello que Shizel impidiera que se fuera le desconcertó, aunque no tanto como el inicio de sus palabras. Volvió a tomar asiento esperando a lo que fuera que este quisiera decirle y que estaba costándole bastante. "Me está empezando a poner nervioso" pensó cuando el skrymir empezó a hablar como si cada palabra fuese un mundo. Cualquiera le diría que estaba a punto de contarle que alguien se había muerto.
 
Por ello las palabras de skrymir tardaron un largo instante en ser procesada en su cabeza, que se dirigía a derroteros muy diferentes a ese. Había que darle un poco de mano ancha, siendo como era Shizel lo último que uno podía esperar era que le dijera seriamente lo de intentar salir. Era igual que si de repente se cubriera en una capa de fuego en vez de una de hielo, inverosímil. Tal vez por eso DL no tuvo relación de forma inmediata, dándole tiempo, quisiera o no, para explicarle todo lo ocurrido durante aquellos meses que su relación había sido algo distante. Escuchar todo eso volvió a DL a la realidad que tuvo que dejar por un segundo aparcado el asunto de salir, más preocupado en esos momentos por lo posteriormente contado por el idrino. Escuchar que su vida había peligrado sin que nadie lo supiera le estaba provocando una real ansiedad.
 
Estaba bien, lo veía entero, pero era inevitable el pensar que podría no estarlo, podría no estar bien. Y nadie lo habría sabido, se habrían enterado tarde, cuando ya nadie pudiera hacer nada. Y no es que no supiera que Shizel era fuerte, pero aun así había demasiados peligros en aquella ciudad. Pero no era capaz de culparle por no decirles nada, entendía esa preocupación demasiado bien. Era diferente a lo de no decir que se marchaba, muy diferente.
 
-Espera...necesito un momento, demasiada información para procesar  -murmuro un tanto acongojado acercándose al ventanuco del cuarto para tomar un poco de aire fresco. Sentía miedo, era consciente de eso. No era tan iluso como para creer que Rocavarancolia era un lugar seguro, pero el descubrir hasta qué punto el peligro era cercano y podía haber acabado con el idrino frente a él, le preocupaba más que el hecho mismo de verse involucrado. Había vivido bastantes muertes en poco tiempo, antes de la luna y después de la luna, asesinatos, accidentes y suicidios. Y recordaba todos ellos perfectamente, unos con mas tristeza que otros. El ser tan consciente que podría haber sufrido una muerte mas y de alguien que era especial para el sin saber nada, viviendo totalmente en la ignorancia, le estaba torturando.
 
-Bien...por partes -murmuro tras conseguir calmar un poco el tornado que era en esos momentos sus emociones y pensamientos, tenía bastantes cosas que asimilar de la nada- Entiendo que estés preocupado por la seguridad de todos. Estuve pensando en ello, no desde este punto de vista claro, pero sin en el hecho de que personalmente soy una diana con un foco que me alumbra desde el aire -añadió hablando con suavidad intentando que sus pensamientos no le traicionaran y se desviara mucho de lo que quería decir, el tener una mente tan versátil en situaciones como esas podía ser un problema- RR y yo somos, sino me equivoco, los únicos foner transformados de la ciudad. Nuestro nombres nos delatan, en RR no es mucho problema, pero si en el mío. Puedes hacerte una idea de porque si piensas en mi transformación –continuo no dando más detalles, Shizel era suficientemente listo para entender a donde quería llegar con eso. Un cambiante con un nombre foner en una ciudad donde solo había dos, era muy obvio, necesitaba cubrirse- He estado pensado en cambiar de nombre, aun no decidí cual pero es un hecho que lo haré, al menos de cara a esta ciudad. Quiero alejar al DL que ves ahora, y el que verán nuestros amigos, del que vean el resto de gente en la ciudad. Es una forma de protección conveniente para alguien como yo – añadió mirándolo fijamente, era algo que llevaba algún tiempo rondando su mente, había pensado en ello varias veces pero nunca se había aventurado realmente a hacerlo por un temor paranoico a perder su real yo, algo no muy complicado siendo un cambiante. Pero había encontrado una forma. No necesitaba cambiar totalmente, solo ser como era con quien le interesaba, nada más.
 
Habiendo dicho eso con toda la claridad que pudo dado que su mente seguía dándole vueltas a varias cosas a la vez confundiéndole, pudo centrarse en las otras palabras de idrino, que aunque no eran menos importantes si que no sabía cómo responderlas. Era algo que llevaba esperando desde hacia tiempo y evidente le hacía realmente feliz, pero su intuición le decía que algo faltaba, aunque no supiera el que. Llevaba mucho tiempo tratando con Shizel, observándolo, intentando desentrañar un poco de esa mente suya, como para conocerlo un poco mejor de lo que  este creía. Al menos para ciertas cosas.
 
Que quisiera seriamente salir con él era un avance mayor de lo que podía esperarse de alguien que huía de los compromisos, pero a esas alturas DL estaba ya un poco quemado. Su paciencia parecía haber conseguido por fin frutos, pero también le daba la cruel impresión de estar forzándolo a decir aquello en un intento de no herirlo. “Creo que esto es un poco complejo o yo solo me complico más de la cuenta con algo que tiene una respuesta simple” pensó pasándose la mano por el puente de la nariz. Tenía claro algo, Shizel le apreciaba  ¿pero era de la misma forma que DL lo apreciaba a él? Era esa pregunta la que le mantenía en duda sobre su respuesta.
 
-Sobre lo otro que dijiste, me gustaría preguntarte algo -añadió mirándolo por unos momentos y sonriendo ligeramente en clara actitud tranquila, tranquilizadora- No voy a enfadarme con tu respuesta, tenlo en cuenta, solo quiero saberlo. Dijiste de intentar salir pero... ¿sientes lo mismo que yo siento por ti? -pregunto mirándolo con detenimiento y no dudando al preguntar. Era consciente de lo difícil que podía ser eso, porque el mismo había sufrido con el tema más de lo que nadie podía creer. Pero posiblemente gracias a la versatilidad que le daba esa mente suya no había perdido los estribos y lo agradecía. 

Tener ese tipo de sentimientos era doloroso, te agobiaba, te producía miedo, te sentías fuera de lugar y en su caso, con sus orígenes, como si fuese algo desagradable que debía ser eliminado. Nadie tenía ni la más mínima idea de lo mal que lo había pasado por ello y el que ahora pudiera decirlo sin tapujos ni muestras de asco contra sí mismo por ello, era un logro del que se sentía orgulloso. Por eso, tal vez por esa lucha interna que había mantenido consigo mismo, quería cierta honestidad en su respuesta, fuese cual fuese el resultado. No eliminaría lo que el mismo sentía, pero si le daría la información que necesitaba para decidir.

Sonreí cuando el ángel se quedó quieto y me dejó hacer mi trabajo. Conjuré de nuevo el hechizo y cuidé de no pasarme para evitar malformaciones, en cuanto la herida se cerró suspiré y me estiré un poco.

-Bueno, está, aunque tengo que hacer unas últimas comprobaciones por si acaso. Nada importante - aclaré.- Crathos te llamas ¿no? Voy a retirar el hechizo de anestesia que tienes encima, necesito que me digas si te duele algún otro sitio por si se me ha pasado algo - le expliqué al ángel.- Y no necesitas agradecérmelo, cualquiera habría hecho lo mismo que yo - le sonreí tranquilizador.

Acto seguido anulé el hechizo de anestesia.

Asintió con seriedad.
—Lo entiendo —él mismo había hecho un cambio de nombre similar, aunque más bien por razones personales—. Aunque diría que RR está en más aprietos que tú. Él no puede cambiar de forma.

Sin embargo aquél no había sido el primer asunto que había esperado que tocara el foner, y las cosas volvieron a encajarle cuando éste volvió a sacarlo. La pregunta le hizo vacilar, pero consideró que le debía la verdad.
—No —la rotundidad de aquella sílaba le sonó mal, pero era la correcta—. Pero creo que eso ya lo sabías.



Demoleo toma la iniciativa y antes de las comprobaciones pertinentes que le quedan a Enredo le tiende la bolsa con sus honorarios, como un incentivo a esforzarse más.
—Confío en que sea suficiente.

Recoge la tarjeta que Enredo le tiende, y a cambio deposita en su mano otra moneda, no realmente pretendiendo constituir un pago extra significativo sino más bien como un símbolo. En caso de recibir una mirada inquisitiva o una pregunta, el brujo se encogería de hombros y diría con sencillez:
—Le llamaste Crathos.

El ángel nunca expresa sus preferencias en ese aspecto, pero Demoleo sabe que ha experimentado en sus propias carnes la diferencia entre el que su nombre se use en boca de otro para serle arrebatado, o para confirmar que es suyo.

Pronto el brujo y su comitiva abandonan Serpentaria.

Parpadeé sorprendido cuando Demoleo me puso la bolsa de dinero en la mano.

-Sí, es más que suficiente - lo cierto es que le habría cobrado menos de lo que me había dado, de hecho si me hubiera encontrado a Crathos por ahí lo habría curado sin pedir nada a cambio. Se me daba fatal eso de pedir dinero por mis servicios, así que intentaba cobrar lo mínimo. Terminé de hacer las comprobaciones pertinentes y en cuanto me cercioré de que todo estaba bien se lo dije.- Ah, esperad un segundo - busqué en mi mochila y le di al varmano una de mis nuevas tarjetas.- Si alguna necesitáis mis servicios y os pasa algo por estilo usad la tarjeta y yo iré a donde quiera que sea, de esa forma no tendréis que desplazar al herido.

Demoleo me puso otra moneda en la mano y lo miré sin comprender, iba a decirle que la tarjeta era gratuita pero antes de que pudiera abrir la boca me dio una explicación un tanto críptica. Los despedí y me quedé pensando un poco en lo que había dicho, sólo lo había llamado por su nombre, no me parecía que hubiera hecho gran cosa.

Sacudiendo la cabeza volví a mi habitación con todo, deposité mis cosas en su sitio y me dediqué a estudiar el resto del día.

Un par de días después y mientras estudiaba oí fuertes golpes provinientes de fuera, seguidos de la ristra de improperios más original que había oído en mi vida. Bajé rápido y abrí la puerta para encontrarme una asreniana con cara de malas pulgas.

-¿Necesitas algo? - pregunté dispuesto a dejarla pasar. Me apiadé de la persona a la que fuese a visitar.