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Torre Serpentaria

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Rocavarancolia Rol
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Torre Serpentaria - Página 75 Empty Torre Serpentaria

02/08/11, 06:42 pm
Recuerdo del primer mensaje :

Refugio para neotransformados de cinco plantas. La torre culmina en una cúpula. Está situada junto a la plaza de la fuente y su puerta protegida por un hechizo que solo pueden desactivar los inquilinos. En las plantas inferiores se encuentran las habitaciones, dos salas comunes con dos chimeneas centrales interconectadas y una cocina comedor. En la planta superior, bajo la cúpula, hay una sala de entrenamiento mágico que cuenta con medidas de seguridad para no dañar el edificio. A esta planta se accede mediante una runa de presión que abre una trampilla en el techo yy de la que descienden escaleras. La mayoría de los muebles están hechizados y a algunos les gusta gastar bromas.

Los pomos de las puertas de los cuartos ocupados se vuelven de color rojo y una placa con el nombre de la o las personas que lo ocupan aparece en medio de la puerta.

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Torre Serpentaria - Página 75 Empty Re: Torre Serpentaria

16/03/24, 09:16 pm
Cuánto agradecía que no se hubiera tomado a mal su comienzo, todo aquello le parecía un poco abrumador y mentiría si no dijera que tenía el cuerpo cortado -su bocata de cacahuete a medio comer daba buena fe de ello- pero lo último que deseaba era juzgarle en un momento tan íntimo.

Se le partió el corazón de verle así, creía fervientemente que si el ruso continuaba mirando la mesa de esa forma acabaría por abrir un agujero en ella, y otro más abajo en el suelo. La vergüenza que trasmitía le hacía sentir ternura, pues cuando el joven no pudo aguantar más y se deshizo en lágrimas Fleur no supo donde meterse.

No me agradezcas nada, por favor —le aclaró con delicadeza—. Me alegro de que confíes en mí para decirme lo que te ocurre, ya sabes que puedes contarme cualquier cosa —y era cierto, pero por Dios, en el fondo esperaba que todo el asunto tuviera su fin allí. No sabía cómo mirar a la cara a Chromsa sin pensar en ese tal Mijail y eso que ni siquiera sabía los detalles de su rostro.

Con la exhalación del pegaso antes de abrirse en canal la francesa también dejó escapar un suspiro, era difícil mantener el tipo cuando una persona a la que apreciaba estaba tocando fondo así que Fleur tuvo que hacer acopio de toda su voluntad para no llorar también.

Adam... —los ojos celestes de la siwani se tambalearon pero con una mueca de la boca y un débil parpadeo logró recomponerse—. Tú también eres un buenazo —afirmó, con un bufido espontáneo y una sonrisa dulce que trataba de calmar sus dudas. Durante un segundo se vio tentada de usar su poder, sería tan fácil trasmitirle la quietud de un lago... sin ondas ni perturbaciones en su superficie... pero... mejor no—. Chromsa te escuchará y tratará de comprenderlo —si algo sabía del brujo es que le parecía razonable—. Entiendo que te fustigues... pero no has matado a nadie —en aquel punto pasó su brazo por encima de los robustos hombros de Adam y le abrazó con calidez y brevedad, no quería agobiarlo—. Ya has llegado a la conclusión de que quieres hablar con él... ¿no? Vale, pues ahora puedes reposar la idea. Deja que todo esto pase, las muertes a nuestro alrededor, la impotencia... todo... deja que se vaya, porque quizás tengas mucho ruido a tu alrededor ahora, ya tendrás tiempo de saber qué es lo que quieres —la única voz que tenía que escuchar ahora Adam era la suya.
Isma

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16/03/24, 10:31 pm
En su vorágine de sentimientos ahí se encontraba el pegaso, mal y avergonzado de todo. De tener que decir algo a su pareja, de estar llorando como una magdalena delante de Fleur, de haber contado lo que sentía. Sus pensamientos intrusivos no tardaron en llegar, sintiéndose como una auténtica mierda.

No era un buenazo como estaba diciendo Fleur y Adam no paraba de suspirar, asqueado de sí mismo. En aquel momento lo malo crecía mas en sus adentros que en lo bueno pues se sentía horrible. La mesa era su único refugio, mirándola sin apartar la vista.

Y Fleur de pronto lo abrazó pero Adam, muy lejos de estar calmado por ese gesto tan afectivo, sintió un pinchazo en su pecho, luego otro y otro, pesados golpes le acosaban. “Pero no has matado a nadie”, era eso lo que le dejó con un agobio interno, una enorme herida fue la que abrió la francesa sin quererlo y cuando ella lo soltó, Adam dejó de llorar. Ni siquiera las lágrimas se libraban del tremendo choque emocional que tuvo.

Asintió con lentitud, mirando a nada en particular.

Te haré caso, hablaré con el cuando se calmen las aguas —afirmó con la voz rasposa, una respuesta corta para reflejar su deseo de finalizar cuanto antes con la conversación que, en primer lugar, él abrió. No quería seguir pero no podía verbalizarlo, se veía patético.

Qué aguas iban a calmarse si él tenía una tormenta dentro.
Aes

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18/03/24, 09:03 am
La preocupación aumentó en cuanto cesó el abrazo, pudo comprobar que su llanto había acabado pero lo terrorífico fue su expresión neutra mientras miraba a la nada. Fleur sabía que era mucho mejor expulsar la tristeza o la ira de manera descontrolada que regresar a una especie de cascarón vacío de indiferencia.

Se retiró con lentitud y cautela percibiendo las palabras de Adam como lo que eran, el broche final a una conversación que ya no deseaba continuar. Y no sería ella la que lo forzara por mucho que el asunto oliera a aguas estancadas.

Vale, ya me contarás si te apetece —comentó con menos énfasis del que debía. Sus gestos, en cambio, denotaban todo lo contrario, ya que antes de regresar a su sitio arrastrando la silla le dedicó una caricia al chico en la mano y una sonrisa inquieta.

Después dejó de observarle y pasó a juguetear con su propia servilleta de cocina. El pegaso se encontraba tan avergonzado que le resultaba incómodo a niveles que la misma francesa deseaba surcar por vientos más favorables.

Bueno, en realidad yo también quería contarte algo, es uno de los motivos por los que quería verte hoy... —rompió a hablar, apresurada por romper el silencio. Aunque no estaba mintiendo, algo premeditado que no solo se trataba de su angustia por el pesar de Adam la había llevado hasta su puerta—. Voy a ver a Vesalio... —soltó—. No va a pasar nada, si hubiera querido hacerme daño pudo matarme entonces, es solo que... creo que le debo un favor, y he pensado que quizás te apetecía venir —las comisuras de sus labios se alzaron en un gesto calmado que indicaban que podía quedarse tranquilo si rechazaba su oferta—. Me salvó la vida y... me siento en deuda.
Isma

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30/03/24, 02:10 pm
La culpa, el remordimiento, las manos de una persona a la que todo se le arrebató apretaron más fuerte que nunca el cuello del ruso. De nuevo se sintió ahogado, muy lejos de sentirse bien consigo mismo se volvió a odiar. No era culpa de Fleur, ella no sabía nada ni debería saberlo, un turbio pasado lleno de decisiones de mierda lo marcaría por siempre con aquella decisión final.

…pero no has matado a nadie

Esa frase resonaba una y otra vez, atacándolo y dañándolo de formas terribles dentro de su pecho. A Adam le pitaban los oídos, no estaba para nada preparado como para de nuevo afrontar ningún ataque de ansiedad. Sus oídos pitaban y sus ojos, momentos previos llenos de emoción y tristeza por temer dañar a una persona que aprecia mucho, ahora se encuentran vacíos, inertes, cargando con un quiebre emocional que ni siquiera el propio Adam sabía si eso dejaría de preseguirle.

Miró brevemente a la francesa cuando ella contestó sintiendo la leve caricia. Ella estaba haciendo lo posible para dar ánimos, hasta le regaló una sonrisa para reforzar positividad. Pero no le trasmitía nada, absolutamente nada. Sus emociones se encontraban adormecidas como si su propia cabeza luchase por mantenerlo de una pieza y no romperse en mil pedazos, como si temiese siquiera recibir cualquier sentimiento si seguía así, aunque fuese positivo.

Chromsa… Mijail… Kolja… Culpa… Añoranza… Muerte…

Era demasiado, tenia que lidiar con todo y solo quería volver a la nada, a la ignorancia. Deseaba estar en libertad, lejos de sus problemas y sus fantasmas. Ahora tenía más, más muerte, más recuerdos de su pasado, más pruebas de que eso no lo dejaría jamás.

Ante lo que Fleur le propuso, Adam suspiró por la naiz y mirándola con apatía pero con cierta cosa por lo que iba a decir.

Dile de mi parte… que no ando muy allá —respondió con sinceridad, dando a entender que aquel no era el mejor de los momentos ni de coña para estar en la clínica de Vesalio. No quería enfrentar sus comentarios ácidos, poco le importaba aunque haya hecho un enorme favor a Fleur. Ella se hirió mucho y entendía que ella estuviese con la espina clavada, al fin y al cabo le salvó la vida. Adam estaba siendo egoísta con su decisión y no se echaría atrás, convencido de que estaba haciendo lo correcto para sí mismo—. Perdona pero… desearía estar solo un rato. Ya me contarás como te fue con él.

Luchó por dejar una sonrisa amable antes de levantarse y marchar de vuelta a encerrarse tanto literal como figuradamente. Un patético intento de una mueca de amabilidad le salió justo antes de despedirse con una tímida mano al aire y voltear escaleras arriba para intentar no pensar en nada.

Pero los pensamientos no lo dejarían dormir.
Aes

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06/04/24, 10:32 am
Fleur parpadeó perpleja durante unos segundos haciendo gala de sus sendas pestañas en un claro gesto de desconcierto. Hacía un momento escuchaba a su amigo con interés y ahora la situación viraba de tal forma que la presencia de Adam parecía escurrirse como agua entre los dedos.

No era tonta, su transformación no la dotaba de facilidades para reconocer el lenguaje corporal de las personas, pero el uso de su poder lograba que se fijara aún más si cabía en cómo se comportaba la gente de su alrededor. Por suerte estaba aprendiendo a reconocer ciertos patrones. La postura de los hombros, un ceño fruncido, a dónde apuntaban los pies... todas eran señales de emociones entremezcladas o quizás contenidas. En el caso del ruso ya se imaginaba que declinaría su oferta de acompañarla a la clínica casi desde el momento en que observó el estado de su habitación, pero eso no significaba esperarse que la dejara con la palabra en la boca.

Si reaccionó a destiempo fue porque no supo interpretar la mueca amable del chico antes de desaparecer. Le devolvió una sonrisa amable por pura cortesía antes de sentirse un poco estúpida por quedarse allí sola con el único acompañamiento de su bocata de cacahuete.

Ya te contaré... sí —murmuró para nadie, dando un último sorbo a su vaso de zumo. Después se encogió de hombros, su lado racional la instaba a comprender los sentimientos de su amigo y decirle algo antes de que volviera a encerrarse en su pozo de autocompasión.

Pero guardó silencio, porque los silencios eran poderosos y contenían salvaguardas y connotaciones de todo tipo. Ella lo sabía bien, al fin y al cabo había pasado toda la vida callada. No pasaba nada por rescatar algún resquicio de su pasado en el convento de vez en cuando, el tiempo le había enseñado que no todo había sido oscuridad si no que había aprendido cosas valiosas.

Y sin embargo podía girar de dirección cada vez que fuera necesario, así que con un suspiro cansado y más disciplina que otra cosa la siwani se levantó, con todos sus libros orbitando sobre su cabeza. No le necesitaba, estaba más que claro que podía hacer las cosas por su cuenta.
Isma
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Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.

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24/04/24, 01:59 pm
Un caballo blanco se encontraba en su habitación, rodeado por sus alas y sentado en el suelo. Tenía la cabeza apoyada en la cama, dentro de ella se encontraban escenarios, momentos que lamentaba profundamente. Se reproducía una y otra vez aquella charla con Fleur y, joder, se sentía horrible por haberse ido así pero... El caballo frunció el ceño, o al menos lo intentó en su aquella forma. ¿Por qué seguía poniendo excusas de su actuar? Quería aislarse pero a la vez lamentaba esa forma de ser, huidiza en su autocompasión una y otra vez. Dejó a la francesa con lo que tenía que decir, plantada en su plan de incluirlo y ni siquiera la escuchó. Fue egoísta, lo hacía por su propio bien, se decía todo el trato, pero no sabía si merecía la pena tener las espinas clavadas por huir atravesando un zarzal que le parecía seguro, si conseguía lastimarse él mismo junto a los de su alrededor.

Volvió a su forma humana, suspirando y con la mirada perdida. No sabía cuantos días pasaron desde ese momento con la francesa. Sus palabras hicieron mella en Adam, quien seguía pensando en ello mientras se tumbaba en la cama comiendo techo. Giró la cabeza, donde antes habían apuntes y papeles organizados quedaban restos de comida y platos de la cocina que no recogía, acumulados. Dejó ir un suspiro de fastidio, cada vez quedaba menos de aquellos libros que se dignaba a estudiar y leer. ¿Qué estaba haciendo aquella semana? ¿Un triste papel genérico de chico deprimido con problemas encima? ¿Otra excusa para no solucionar nada? ¿Otro motivo para encerrarse y esconder lo que tenía que hacer bajo la alfombra?

Nada de eso valía una mierda si se encontraba desconsolado todo el maldito rato. Se levantó de la cama agarrando el único libro que quedaba en su cuarto y se dispuso a querer llevarlo arriba. Miró la tapadera, era de anatomía básica de una modesta cantidad de transformaciones. Joder, era el primero que empezó a estudiar. Eso le hizo fruncir el ceño, percatándose de la gran cantidad de tiempo que estuvo sin hincar codo ni tan siquiera hacer magia. No sabía si quería hacer eso realmente pero sería mejor que estar pillando polvo.

Iba con lo más parecido a un pijama que encontró: ropa cómoda y holgada con unas chanclas que bien combinaban horrible pero se juntaban sus ganas de no querer comerse la cabeza junto a su escaso gusto por la ropa. Así fue por el pasillo, dirección a las escaleras. Ni siquiera se dignó a peinar su pelo, hecho una maraña ya crecida que recordaba mucho a sus primeros días en la ciudad.

Con la mirada algo perdida fue a subir hasta arriba para llegar a alcanzar uno de los estantes más escondidos. Con suerte no habría nadie, dejaría su libro y para abajo de nuevo. Fue a paso tranquilo a dejar su libro cuando una presencia familiar se asomó en el rabillo de su ojo.

Era Chromsa, justo en un ángulo ciego detrás de otra estantería que no vio hasta dejar el libro. La mirada sorpresiva de Adam lo delataba mucho, no se lo esperó para nada ahí. Llevaba días, muchos días sin verlo ni visitarlo una sola vez. Aunque esperó que el fauno también fuese a verlo, tampoco lo podía culpar pero la tensión estaba ahí, siempre presente.

Ah... Eh... Hola Chromsa —un saludo como quien recién conoce de nuevo a alguien le salió, incómodo pero haciendo el intento de que no transmitiese ese sentimiento que, por el contrario, lo multiplicó.

Dejó con la mano algo temblorosa el libro en su lugar, con la cara tensa y la mirada esquiva. Se prometió a sí mismo que hablaría con su pareja para dejar claro lo que habló con Fleur pero... ¿Tenía que ser justo ahí, en aquel instante? Maldijo todo, quería estar preparado o tomarse un momento para pensar, ni que fuese un día de antelación. No quería quedar de raro tampoco, si ya estaba siéndolo de base, pero en esos momentos que vio su cara de nuevo, esas facciones... Una creciente ansiedad lo estaba ahogando.

¿Como... te va? —si ya no podía ser más incómodo joder, no podía quedarse calladito y dejarlo ir teniendo que preguntar con un intento de sonrisa malísima que le temblaba y todo. Podría haberse ahorrado la cortesía pero tampoco quería estar en mutis con quien se supone que es su maldito novio.

Ni eso lo tenía claro.
Harek
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25/04/24, 02:24 pm
-Yyyy con esto ya estáis todas perfectamente- dijo el ochrorio terminando de regar una de sus macetas, una orquídea de hojas rojas de Ormivas. Con lo que estaba ganando en las plantaciones, había decidido comprar algunas plantas para ir reforzando sus dotes de jardinería probando con especies de distintos mundos. Además le daba un poco más de vida a su habitación, que exceptuando la comodidad que le transmitía su dominio no contaba con nada de decoración.

Satisfecho con la buena salud de las plantas, salió de su habitación para ir a la biblioteca del torreón. Aquel día no tenia trabajo, así que el fauno decidió aprovechar para estudiar un poco sobre magia enfocada al cuidado de la vegetación. Unos días antes había encontrado algunos volúmenes relacionados con el tema allí arriba y ahora que tenía tiempo quería ojearlos para aprender un poquito más.

No tardó en subir, vestido con un jersey color crema sin su habitual capa al no tener pensado salir de su hogar por el momento, y dirigirse a una de las estanterías más alejadas en busca de los tomos concretos. Mientras iba pasando la mirada concentrado entre las baldas, no le pasó inadvertido que alguien más entró allí poco después. Aunque no se giró, sí que hizo que sus hojas se acercaran al brujo para no molestar a su compañero de torreón. -(¡Ah, ahí está!)- alargó el brazo para coger el primero de los libros de la parte superior de la estantería, justo a tiempo para que la voz que sonó a continuación no le hiciera caerlo de la sorpresa.

-¡Oh! Hola Adam- se giró al instante hacia el ruso. Entre lo inesperado del encuentro, había un comienzo de felicidad que por poco evolucionó a una agradable sonrisa de no ser porque antes se fijó en el aspecto del pegaso y entonces viró a la preocupación. Seguía tan desmejorado como las semanas anteriores, desde que supieron del destino de los desaparecidos. Al principio el ochrorio había hecho lo posible para ayudar a todos sus compañeros después de la tragedia, pero a medida que pasaban los días y el ruso no mejoraba, Chromsa se alejó un poco más por miedo de empeorar el ánimo del chico. Tal vez necesitase tiempo para levantar cabeza y muchas veces le había dicho que podía contar con él cuando hiciera falta, pero ese momento parecía que nunca llegaba. Le preocupaba mucho todo aquello, pero por su inexperiencia no terminaba de saber qué podía hacer ni tenía claro con quién podía consultar sus dudas.

El ochrorio dejó el libro en la mesa más cercana sin quitarle la vista de encima a Adam, algo extrañado por su lenguaje corporal. -Bien, en los viñedos todo marcha a buen ritmo y estoy aprendiendo bastante- respondió en un tono agradable. Con una pizca de inquietud, reflejada en el movimiento de su dominio, calló unos instantes antes de preguntar: -Y tú... ¿cómo estás?- Intuía la respuesta, aunque en el fondo esperaba que, aunque fuera solo un poco, ya se encontrara mejor. Viéndolo así tenía más claro que nunca que tal vez no era mala idea hablarle de la clínica de Naeleth. Lo había pensado otras veces, pero nunca había encontrado el momento y tampoco sabía si aquel lo era.
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25/04/24, 08:57 pm
Sostener de nuevo un simple saludo se sentía tan pesado en su cuerpo, como si lo que estaba arrastrando de culpabilidad por aquella escabrosa charla con la francesa hiciese acto de presencia dentro de sí. No lo miró del todo pero su presencia, aunque anteriormente escasa, al fin la tenía delante. ¿Entonces no debería de sentirse al menos, un poco feliz? En lugar de ello había tensión, aderezado con remordimiento y una pizca de angustia que amenazaba con envenenarlo poco a poco.

Pasó su mirada por aquel libro entre esas manos familiares, dejado en la mesa a la vez que Adam se atrevió a subir hacia los ojos del ochrorio, preocupados. Como no podía estarlo, tenía un aspecto horrible cosa que él mismo podría admitir y no estaba pasando por la mejor racha. Tensó los párpados inferiores un poco al escucharlo, Chromsa parecía aprender cosas nuevas y sonaba tan agradable que de nuevo apartó la mirada con el ceño levemente arrugado, tratando de ocultar sus pensamientos como si aun tuviese telepatía en su forma humana. Parecía ser que los demás avanzaban, aprendían, un sentimiento ponzoñoso de no querer escuchar eso lo atrapaba y Adam no era lo suficientemente huidizo en aquel momento.

Se maldijo a sí mismo, si pudiese chasquear la lengua sin ser obvio lo habría hecho. ¿Por qué estaba tan desagradable? ¿Era por su ausencia? ¿O la suya propia? ¿Acaso era…? “No es justo”, esas palabras de Fleur resonaban en su cabeza y no se las podía quitar de encima. La pregunta clave vino, irónicamente siendo justo por devolver la que él hizo y Adam empezó con un suspiro, apoyado en la estantería.

Tirando con todo, ya… sabes —dijo con la voz ronca, levantando las cejas pero con los párpados aun caídos. Una parte de él deseaba decir egoístamente que no todos tenían las mismas ganas de aprender, las mismas ganas de progresar. Se mordió la lengua, eso no era justo—. No estoy bien, no… Todo me da vueltas es… raro y... agobiante.

Negó con la cabeza, admitiendo en una leve dosis como se encontraba en aquel momento. Estaba confundido, claro que todo le daba vueltas. Un reflejo asomaba detrás de los cabellos del fauno, quizás en su mirada inquieta, posiblemente en aquellos labios adornados con unos bigotes que antaño otra persona no tenía. Un torrente de ansiedad lo atacó de nuevo, apagando su mirada. En su ausencia no recordaba lo mucho que se parecía quien tenía enfrente, una persona de otro mundo, un alienígena; a quien añoraba. ¿Pero era a un ochrorio o a un humano lo que de verdad echaba de menos?

E-Es una mala racha, la verdad. Se le echa de menos por aquí todavía —mintió apresuradamente al darse cuenta de su silencio por sobrepensar tanto.

Que cualquier ente superior, Dios, La Acromía, La Luna Roja; lo perdonase por usar la memoria de su fallecido amigo como una triste excusa pues eso, muy a su pesar, era lo que menos le estaba partiendo el alma sino la memoria de otro amigo. Uno a quien antaño no fue un loco de la ciudad arrebató su vida, fue un loco ciego por la avaricia y por la ira.

Tomando aire se acercó hacia el libro e, indirectamente, hacia Chromsa. Pasó su mano por la tapadera del libro, un bufido nasal nostálgico se le escapó al ver que trataba sobre magia orientada a la vegetación y su cuidado, el ochrorio no cambiaría nunca su especialidad.

Veo que le sigues dando al tema de las plantas —estiró la boca, en un agarrado intento por sonreír hacia el fauno que le duró un poco antes de volver a mirar el libro y hojearlo pero no estaba siquiera atento a su contenido—. Chromsa... ¿Has ido a algún... sitio interesante todo este tiempo? Puedes... contarme, hace tiempo que no te veo —orientó el foco al fauno, evasivo consigo mismo pero con unas curiosas ganas de hablar.

Quizás no era tarde, intentó decirse. Tomó en cuenta su propio consejo a la otra pareja, podría ser que les faltaba comunicación tal y como la de ojos oceánicos hizo para mejorar las tensiones con la chica rodeada de mística arena. Eso le dio unas esperanzas, un rescoldo de unas cenizas que brillaban brevemente.

Adam no sabía que esas cenizas debían volar antes de provocar un incendio en aquellas hojas.
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26/04/24, 12:12 am
La primera respuesta, sumada a la expresión del ruso, hizo que el ochrorio se cuestionara si estaba siendo sincero del todo. De su duda interna solo se reflejaría un ligero ladeo de cabeza, que paró en cuanto Adam siguió hablando. Eso cuadraba más con lo que parecía, aunque solo daba más peso a su preocupación por su novio. Entendía el dolor de aquella pérdida, tan cruel como la primera que habían sufrido hacía tantos meses, pero a la que se habían sumado los matices del elevado número de compañeros y las tensas semanas de búsqueda sin éxito.

Se agarró el otro brazo un poquito tenso con el silencio del chico, intentando imaginar en la vorágine de sentimientos por la que debía estar pasando. Que estuviera sacando parte de ellos le aliviaba mucho, aunque la angustia acumulada también le afectaba. Con una tímida sonrisa tintada por la nostalgia, el fauno dijo: -Sí, mucho. Aún puedo recordarlo como si siguiera por aquí o todos los días en Silente- Había tenido algunos roces con Kolja, pero Chromsa siempre había apreciado a todos y cada uno de sus compañeros. No podía negar que la suya, sin embargo, era algo más dolorosa. Con los brazos en jarra y tras un ligero suspiro, añadió: -Creo... que alguna vez te he contado que fue con la primera persona con la que hablé cuando llegué. Es... se hace tan raro que ahora...- que ahora solo fuera un recuerdo, eso intentaba decir. Apartó la idea rápido, no era su intención empeorar la situación. -Entiendo lo duro que está siendo todo, Adam- concluyó con lo que estaba tratando de transmitirle.

El brujo se fijó en como su compañero se acercaba al libro que había ido a buscar, todavía pendiente de cómo se encontraba. -Sí. Con el trabajo no tengo tantas clases con Edén, pero sigo aprendiendo todo lo que puedo- sonrió con la cara iluminada al ver la suya por breve y pequeña que fuera. Después de tanto tiempo casi aislado, verlo fuera de su habitación era todo un milagro de la Acromía, solo mejorado por el hecho de que tuvieran tiempo para hablar.

La pregunta le pilló un poco por sorpresa, aunque era más que bienvenida. -Oh, pues... Realmente no he estado en ningún sitio nuevo últimamente quitando El Macetero, claro. Aparte de los estudios y la plantación, he estado por los lugares de siempre aunque conociendo gente nueva. Seguro que te caerían bien.- fue explicando con tranquilidad. -Erknest me ha estado contando que está avanzando con su investigación y he intentado ayudarle un poquito cuando he podido. Rezo para que no sea nada peligroso como lo del mercado.- El caballero le había puesto al corriente de lo sucedido con la banda y daba gracias de que aquel encontronazo no hubiera escalado a más. Tenía que reconocer que todos sus amigos habían sido valientes como para pararles los pies. -Y bueno, no me olvido de la fe, aunque últimamente no he avanzado casi nada en las teorías. Y quiero encontrar el momento para volver de visita a casa- terminó rascándose la nuca, todavía inocente ante la cruda realidad que le aguardaba cuando llegara ese viaje. Esas metas seguían grabadas entre sus prioridades, pero con todo lo ocurrido había tenido que apartarlas hasta que se asentara su ánimo.

-¿Has podido avanzar con la medicina?- preguntó con algo más de soltura que su anterior cuestión. Al fin y al cabo, el pegaso no era el único que quería saber qué había estado haciendo el otro.
Isma
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05/07/24, 04:32 pm
El duelo de haber perdido a un amigo es compartido, tal y como salía de las palabras del fauno. Adam entrecerró los ojos ante el intento de Chromsa de entenderlo, quizás podría pero el pegaso entrenaba con Kolja todos los días, compartían muchas veces el mismo lado de la mesa o hablaban muchas noches largo y tendido. Era egoísta, de nuevo, pensando que aunque las intenciones eran buenas nadie podría entender cómo pudieron arrebatar esa parte de él, ese colega que pocas veces tuvo en su vida y le hacía olvidar lo de Mijaíl.

Al contrario que Chromsa.

Puede que Adam solicitase hablar con su pareja un rato, incluso le preguntó como iba con su vida. Al fin y al cabo sintió que debía hacer mella en eso, estar más informados el uno del otro… Nada más lejos de la realidad, escuchar como el fauno hacía vida y seguía adelante le hizo bajar esa falsa sonrisa por momentos y tensar la boca. Hablaba con Erknest, conoció gente nueva, incluso estuvo con su investigación de nincho autodescubriéndose con su fe. Casi que tenía ganas de reír, ya por sentirse como una absoluta mierda por estar todo el día encerrado, abandonándolo todo y hasta pasando días enteros en su otra forma acurrucado en un cuarto hecho unos zorros. ¿Chromsa acaso se preocupaba más por seguir con lo suyo a ayudarlo? Joder, que pensamiento mas inoportuno lleno de intrusiones dolorosas. ¿No es él el que también ha mandado todo a la mierda?

Torció el gesto, incorporándose cuando Chromsa le preguntó por sus estudios, ese sueño infantil.

No... No, no pude tocar un solo libro —incluso los devolvió arriba, explicándolo con cansancio en su mirada—. Últimamente no he hecho otra cosa que… estar en el cuarto sin hacer nada —suspiró—. No sé si debería dejarlo, dejar de perder el tiempo con algo tan complicado. Lo intentaré pero no estoy como para retomarlo… ni de coña.

Y ahí se acabó lo que hizo, una respuesta la mar de corta en la que arrastró cada palabra como si de plomos se tratase. Por lo menos el fauno tuvo esa curiosidad de saber que hacía el otro, sorpresa para nadie fue en vano, solo un caballo anclado en su propia tristeza incapaz de echar al vuelo.

¿Y por qué? ¿Por qué quería tener las conversaciones lo mas breve posible con Chromsa? Lo atribuyó a la ausencia, todo se tornó incómodo desde que ambos se distanciaron y volver a hablar era jugar a la patata caliente por su parte. Pero ese rostro, esa visión fugaz de su amigo yendo detrás de él muchas veces, preocupado… Mijaíl tenía sus propias metas pero aun así le seguía y Adam, en correspondencia, hacía lo mismo. ¿Acaso no era un ciclo? Tuvo miedo por momentos, reflejado en un repentino pavor en su mirada directa a los ojos de Chromsa.

¿Por qué estuvo con él?

¿Por qué se sintieron bien todos esos momentos?

¿Por qué estar a su lado le daba “tranquilidad”?

Si Chromsa intentara tocarlo de una forma u otra, por muy leve que fuese, Adam reaccionaría sobresaltado y sin ninguna intención de tener contacto físico. Joder, todo se había retorcido de una manera… horrible. Una cara familiar y amable, un engaño culposo y agradable, pero peligroso. Una parte de Adam quería abrazarlo, volver a estar como antes.

No… No…

No… Esto… está mal Chromsa... Esto no funciona.

Inició sus palabras temblorosas, llenas de culpa pero había que hacerlo, tenía que decirlo. Adam daba pasos enfrente de Chromsa en un mismo lugar, se merecía saber como se sentía al respecto. Le contó todo sobre como su mera existencia le recordaba a Mijaíl, como sentía que toda su relación era algo erróneo, como lo estaba arrastrando a algo que él, egoístamente, intentó tener como remplazo y que no debía continuar bajo ningún concepto o excusa. Le partía el alma porque no supo a qué grado Chromsa iba a tomar esa repentina ruptura, una decisión que por mucho que el fauno diese algún motivo para seguirla el pegaso no daría brazo a torcer. La decisión estuvo tomada y el daño ya estaba hecho, mejor ahora que nunca, mejor vivir con esa herida a tener a alguien ajeno a Mijaíl pagando un destino ficticio.

Adam no se permitió soltar una sola lágrima, con el ceño arrugado y negándose a mirarlo. Respondería de forma monótona a lo que hiciese falta pero en cuanto la situación se amoldase, se dispondría a bajar en silencio. De nuevo estaba escapando, cobarde y sin dedicar una mirada que, en una última instancia, fue a los ojos de Chromsa.

Mijaíl le devolvió la mirada.
Harek
Harek

Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma
Personajes :

Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.

Armas :

  • Rick: Sable y arco
  • Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire

Status : The journey never ends

Humor : Cualquier cosa me vale.

Torre Serpentaria - Página 75 Empty Re: Torre Serpentaria

11/07/24, 01:08 am
Al ochrorio no le había pasado por alto la tensión que estaba teniendo el pegaso. Por desgracia no sabía los motivos exactos y, por temor de haber molestado de alguna forma, se le contagió parte de la incomodidad del ruso, sintiéndose algo culpable por algo que no sabía concretar.

-Oh... entiendo- dijo con una leve preocupación en un principio a la respuesta de Adam. Si se encontraba tan mal no le extrañaba que no hubiera hecho avances en sus estudios; no por ello dejaba de dolerle que la muerte de Kolja le estuviera afectando tanto. -(Podría proponerle dar una vuelta... o tal vez ir a algún sitio para que pueda despejarse, pero...)- iba pensando el fauno sin tener nada claro que fuera a aceptar el plan en primer lugar ni si le vendría bien del todo. Desde luego que siguiera más tiempo encerrado no le parecía lo mejor, pero ya no se le ocurría cómo animarlo.

Su idea de dejar los estudios le hizo saltar las alarmas internas, dejando a Chromsa visiblemente apenado, hasta sus hojas flotaban con cierta urgencia a su alrededor. El miedo que apareció en la mirada del ruso solo empeoró aquello, pues la preocupación y el temor fueron creciendo en su interior. -Bueno, si te hace falta tiempo no pasa nada, no hay prisa. Se que puedes con ello, no se me ocurre nadie...- intentó ser fuerte por los dos, acercándose mientras iba animándole con cierto deje tenso en su optimismo amable. Chromsa levantó una mano para llevarla al hombro de su pareja, buscando dar peso a sus esfuerzos por apoyarle, pero la reacción del ruso fue totalmente inesperada. -¿A-Adam?- preguntó desconcertado y temeroso a partes iguales mientras bajaba la mano que no había llegado a tocarle. Sus recuerdos lo estaban llevando de vuelta a Silente y al recelo que había sentido el pegaso durante un tiempo al contacto, pero ahora... Había algo distinto, algo que no estaba entendiendo y le estaba dando más miedo por momentos. ¿Qué le estaba pasando a su querido compañero?

El fauno lo miró con más extrañeza si cabía. -¿Qué? ¿Qué está mal? No... no te estoy entendiendo, Adam- cada interrogante iba aumentando sus inseguridades, empezaba a notar cómo su instinto se activaba sin motivo aparente. ¿Qué es lo que le acechaba entre la maleza mental de su pareja que lo estaba alertando tanto? Y, aún así, no estuvo preparado para lo que saltó a continuación.

El tiempo se hizo eterno allí arriba, con un Chromsa inmóvil escuchando la confesión del pegaso mientras las hojas flotaban sin emoción en los confines de la sala. El ochrorio tardó un rato en procesar todo lo que le iba revelando su... amigo, pesando cada palabra en su inconsciente para más tarde, cuando pudiera comprender bien la escala de lo que estaba ocurriendo. Alguna vez le había mencionado que se parecía a su antiguo amigo, sí, pero no tenía ni idea de nada de aquello. No estaba entendiendo todos los matices de esa historia, o tal vez se estaba convenciendo de no hacerlo, pero aún así sabía que había algo muy mal. El brujo no consiguió articular casi nada, pero los pocos intentos con la voz rota de buscar esperanza para arreglar todo se esfumaban al instante, no había nada que pudiera cambiar la decisión del ruso.

Se había bloqueado, incapaz de nada mientras empezaba a faltarle el aire y su ánimo se venía abajo. La mirada perdida del chico seguía clavada en Adam hasta el momento en que se acercó a las escaleras para irse. Esa última mirada la sintió tan amarga, tan triste...

Cuando se quedó solo, Chromsa se quedó de pie unos momentos más hasta que se acercó mecánicamente a la silla más cercana. Luego cayó sentado en ella, junto a las primeras lágrimas que no habían podido salir hasta ahora y a todas sus hojas, que descansaban sin fuerza en el suelo y las mesas.

El ochrorio acababa de aprender que el amor, al igual que sus hojas, podía marchitarse. Y por la Acromía, que dura y difícil estaba siendo aquella lección.
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