Torre Serpentaria

Leer sobre el hechizo de invisibilidad es precisamente lo que estaba haciendo el biomecánico cuando oyó aquel impacto por encima de su cabeza. Archime alzó la mirada hacia la cúpula tratando de localizar el origen del estruendo, justo a tiempo para ver como Xalkoth le saludaba mientras resbalaba por la estructura. El ingeniero alzó una mano reluctantemente para devolverle el peculiar saludo y bajó la vista hacia el libro de nuevo, dispuesto a terminar la línea que el accidente de la plaga había interrumpido antes de marcar la página en la que se encontraba y cerrar el grimorio. Ahora ya podía comprobar si el clinger se encontraba bien, por lo que procedió a lanzarse un hechizo de intangibilidad y levitación...

Una vez más, Xalkoth interrumpió sus acciones por lo que finalmente el irrense acabó empleando sus sortilegios recién utilizados para atravesar todas las plantas de la torre, pasando por su propio cuarto, para llegar al portón de entrada cuando el insecto llamó a la puerta. En cuanto le abrió, las intenciones de la plaga quedaron patentes para el ingeniero, ya que había asistido a dicho comportamiento en diversas ocasiones, por lo que tomó las medidas necesarias: conjuró un rápido hechizo de parálisis sobre el clinger, le advirtió de que si pretendía darle un abrazo debía recordar controlar su producción de toxinas urticantes y solo entonces lo desparalizó para recibir y devolver torpemente el efusivo abrazo del clinger.
—¿Te encuentras bien, Xalkoth? —inquirió a continuación, examinando su estado.

Xalkoth quedó paralizado justo con los brazos extendidos, no entendió al principio por qué Archime no aceptaba su cariño, pero todo quedó bien claro en cuanto el Kairós le explicó lo de la urticaria.
–Oh, es cierto –dijo en cuanto el irrense hubo retirado el hechizo. Luego terminó lo que empezó y abrazó al biomecánico, sin causar urticaria por supuesto.

–¿Que si estoy bien? ¡Claro! Más que bien, de hecho. ¡Me han invitado a Dryfus! ¡Voy a visitar mi mundo natal y me dejan traer a gente, así que pensé en invitaros a todos. ¿No es genial? –El insecto no reprimía en absoluto su entusiasmo, y aunque no se movía del sitio en el que estaba había empezado a pegar saltitos. –Y por eso mismo he decidido invitaros a todos, empezando por tí. Ehmmm… ah si, podeis decir que no, por supuesto– Que luego él decidiera seguir insistiendo si decían que no era otra historia.

Quiso corregir al clinger cuando este malinterpretó su pregunta acerca de su estado físico, pero la plaga continuó hablando con un entusiasmo imposible de sobrepasar por los intentos en el habitual tono bajo del biomecánico por hacerse oír. De todos modos, la propuesta que el insecto le presentó a continuación captó su completo interés y no tardó demasiado en darle una respuesta.
—Qué interesante, Xalkoth —dijo de forma que cualquiera que no le conociese pensaría que se trataba de un sarcasmo pasota—. Acepto la invitación. ¿Para cuándo está programada la incursión?
Por supuesto, tratándose del kairós, su interés por visitar un mundo nuevo era genuino.

Negó con la cabeza.
—Es un cliente —una vez que Shizel ya tenía asegurada su posición en la ciudad aquello implicaba un pacto no hablado. Una relación entre iguales en la que ambos salían perjudicados de haber algún imprevisto. Lapis no le haría daño si él no se lo hacía primero.

No obstante, ello no dejaba de significar que el mal presentimiento en la boca de su estómago hubiese desaparecido. Shizel miraría hacia atrás durante más tiempo del necesario cuando emprendieron el camino de vuelta.


Se mantuvo en silencio durante buena parte del trayecto, y solo se unió a la conversación cuando quedó claro que ésta había pasado definitivamente a otro tema. Era cierto que de la tríada de amigos DL había sido el último en abrazar un nombre rocavarancolés.
—¿Y de dónde lo sacaste? —preguntó. La sonrisa no le llegaba a los ojos.

La cara de xalk casi explota de la alegría al escuchar que Archi aceptaba su invitación. Incapaz de contener su entusiasmo empezó a pegar saltos de alegría mientras vitoreaba para luego tras unos cuantos lanzarse de nuevo sobre el biomecánico con otro abrazo.

–¡Genial! Qué ilusión enseñaros mi mundo. La incursión es dentro de tres días. Supongo que bastará con quedar en la explanada de los portales. Ahora solo me queda convencer a Cío, se lo habría ofrecido antes pero me pillaba más a mano Serpentaria. Bueno eso era todo, me marcho ¡Adios!

Dicho esto el clinger salió disparado sin haber ni entrado. No tenía nada más que decirle al Kairós aparte de eso. Ya solo quedaba el otro irrense.

Sigue en la sede de los taumaturgos

No tenia necesidad de leer la mente para notar que Shizel aun estaba un poco tocado por lo ocurrido, algo que veía también normal. La espinita de lo podía haber ocurrido con esos críos seguía clavando en alguna parte de su cerebro y no iba abandonarle fácilmente, aunque intentara obviarla por el momento.

-De algo lo suficientemente estúpido como para no querer mencionarlo. -aseguró, negando con la cabeza-Dejemoslo en que lo saque de la mitología humana- añadió sin querer decirlo pues era un poco ridículo mencionar el origen del nombre-Os lo iba a contar al volver de las cosas, pero ya que se adelanto. añadió se adentraba con ellos a Serpentaria y le dirigía una mirada pensativa a Shizel. Quería hablarle de algo, pero dado todo lo ocurrido no lo veía adecuado.

-Quería hablarte de una cosa-comento finalmente mirando al idrino- Pero creo no es buen momento -añadió dejando un atisbo en su mente, como un mensaje de lo que quería hablarle, simple y sencillo, era sobre el asunto del cambio de nombre. Quería decirle algo. Pero dado como había terminado aquello y el ambiente incomodo no lo veía plausible.

Así que le dejaría a Shizel decidir si quería oírlo o no, total había tiempo, simplemente quería aprovechar que ya sabían lo de su nombre rocavarancoles como hilo de la conversación.

-En efecto existe una leyenda de una persona con ese nombre, según ésta fue un gran arquitecto que construyó un laberinto del que era prácticamente imposible escapar y todo para atrapar dentro al hijo de un rey, que por lo que cuenta esta historia, era un minotauro - les conté bastante más calmado.- Y como siempre estas leyendas me hacen plantearme la cantidad de tiempo que lleva Rocavarancolia influyendo en la tierra.

No dije mucho más durante el camino y finalmente atisbé la torre en la lejanía.

-Bueno, yo os dejo. Tengo que examinar el veneno y hacer más cosas - me excusé y cuando estaba yéndome le dije a DL.- Tú y yo tenemos que ir un día a la casa para empezar con la remodelación.

Dicho eso subí por las escaleras en dirección a mi habitación.

Shizel iba a preguntar los detalles del nuevo nombre, tales como si sustituía por completo al antiguo, pero la conversación en que derivó le distrajo de ello. No obstante obtuvo la oportunidad cuando DL manifestó que tenía la intención de hablarle en privado.

—Cuéntame —le pidió una vez estuvieron a solas. Mientras, le daba vueltas a la historia de Enredo. Había visto minorauros en ocasiones, pero dudaba que un laberinto por sí solo hubiese podido contener a un transformado.

La historia sobre aquel humano con el mismo nombre que el suyo y el minotauro, le intrigo. Se acordaría de buscar algo de mitología humana mas tarde.

Se aseguro de darle el visto bueno a lo de la visita a la casa antes de que Enredo se fuera, dejándolos a solas a ambos en la sala. DL se sentó en unos de lo sillones antes de mirar al skrymir y comenzar a hablar.

-Sobre el cambio de nombre...-comenzó yendo al grano sin querer darle muchas vueltas- Es de cara a la ciudad y con el viene el dejar de tomar mi apariencia foner. Prefiero construir otra identidad distinta para la ciudad- dijo indicando su piel de un verde clarisimo y sus cabellos verdes oscuros algo mas largos que lo suyos propios, junto con los ojos violetas. No iba a quedarse eternamente en esa apariencia pero que iría tomando formas similares.

-Voy a seguir dejando el DLen su totalidad, pero solo mas el circulo mas cercano, al menos para quien no se acostumbre a verme de otra manera todo el tiempo -dijo mirándolo y sonriendo- Así me asegurare de no perderme en el cambio en su totalidad, olvidando quien era. -añadió consciente de que eso era muy posible y era de lo motivos, de manera a inconsciente, por lo que no había terminado de forma otra identidad solo para la ciudad hasta ahora.

—Oh —fue todo lo que dijo al principio. Seguramente se adaptaría más rápido que sus compañeros a la nueva apariencia habitual del foner: pequeños detalles como la postura y las inflexiones de la voz le ayudarían a ello. Pero fue sincero, aun con pesadumbre, cuando añadió—. La voy a echar de menos.

No obstante iba a conservar el nombre, y al skrýmir le agradó oírlo.
—Me alegro —dijo, sonriendo un poco. Dotó de un tono interrogativo cuando quiso asegurarse, más por educación que por duda:—. ¿Y prefieres que yo te llame...?

Comprendía la separación que había hecho. Él mismo la había hecho entre Desidia y Shizel, y entre éste último y Shiz. Para él eran importantes los matices de a quién permitía que le llamase cada cosa.

DL se rió ligeramente al notar el el pesar en su voz, pues no pareció haberle entendido completamente.

-Cuando dije de ser DL para mi circulo mas cercano, incluía apariencia original, en privado al menos, si sienten mas cómodos con esta -respondió un poco divertido por su error. Tal vez no se había explicado bien, pero daba lo mismo.

Y ahí estaba la pregunta que ya esperaba, conociendo lo suficientemente bien al idrino para notar ciertos matices culturales, o en su defecto manías suyas. Era un buen momento para a clarar la sustancial diferencia.

-Fuera de aquí seré Dédalo, así como tu eres Desidia- respondió mirándolo fijamente y sonriendo un poco, legando al punto a su parecer, volvió a hablar- En privado, me da igual si el resto me sigue llamando Dédalo si le es conveniente, pero...- dudo momentáneamente sobre como decirlo, era algo realmente simple pero en cierta forma psicologicamente importante. Como cambiante, la posibilidad de perder su identidad estaba ahí siempre. Era cierto que quería ser alguien en la ciudad pero no quería dejar de recordar en el futuro su apariencia o su nombre original.

Por eso quería asegurase que al menos una persona se encargara de recordarselo, por si en algún momento en el futuro su mente le traicionaba. Y teniendo en cuesta muchas cosas, entre ellas lo que sentía por este, lo que quería y las propia actitud del skrymir, la persona mas idónea para guardar aquello incluso si el resto lo ignoraba era el.

-Pero quiero que  tu me sigas llamando DL en privado, sino te molesta - añadió observandolo, sintiendo inesperadamente incomodo, ya que bien podría negarse. Se sintió momentáneamente como si estuviera entregándole su alma a alguien, algo realmente ridículo.

—Oh —Shizel repasó las implicaciones de aquello—. Bien.
Le gustaba tener algo familiar a lo que aferrarse en su impresión de los demás. Había logrado adaptarse a los estresantes cambios de la Luna porque el grupo, al final, había permanecido unido. Aquello no era diferente.

Parpadeó cuando llegó el final de la frase. Luego esbozó una sonrisa fugaz, sincera.
—Claro —era una muestra de confianza que atesoraría.

Volví a Serpentaria pensando en todo lo que habíamos hablado. Las onyces se reían de mis comentarios en voz alta sobre lo bonito que sería hacer en mis sueños lo que quisiera. No solo se reían sino que me alertaban con lo problemático de dormir y soñar eternamente, pues nada sería real al despertar (si es que despertaba). Decían que quizá con magia y ayuda de algún soñador se podría hacer algo así, pero obviamente no era un plan de futuro muy agradable. Sí que era tentador, pero lo sería aún más si fuera una simple terrícola sin magia y sin haber salido de la Tierra. Pero aquí, pudiendo hacer maravillas estando despierta, ni loca. Aunque sí que tendría mis sueños. Y quizá podrían mejorar, no solo con los soñadores sino con mi propia magia: ¿podría hacer hechizos en los sueños? <<No he soñado con tanto desde que hago magia...>> Pero para eso tenía que hablar con alguien transformado en eso. <<Y que no se te olvide el misterio del sueño aquel, chica, que te veo venir>>

Eso sí, antes de nada había acordado hablar con Dhelian sobre la conversación de la Bahía en cuanto volviera a casa. Así que me dirigí a su habitación y llamé. Seguramente después de hablar con él buscaría a Seon.

—¿Estás ahí, Dhelian? —y cuando abrió, me expliqué—. Es para contarte lo que he hablado con esta gente sobre mi sueño.

-¿Como te fue? ¿Consiguieron decirte de que iba todo eso de haber soñado con ellos?- pregunto Dhelian tras abrirle interesado en lo que fuera a decir, sentándose de nuevo sobre la cama en posición india. Tras volver del burdel había estado lidiando con loas anillas de las estirges de nuevo dándole forma, o intentándolo. Pensaba volver a este en cuanto pudiera para poder entrenar con Sobras.

Sus estirges pululaban por su  jaula entrando y saliendo por la ventanilla, alimentando a las crías que habían nacido.Tarde o temprano Dhelian iba a necesitar mas espacio, peor por el momento se encargaría que el numero no decreciera, luego vería donde meter tanto pájaro cuando no cupieran mas ahí. Necesitaría tenerlas cerca para poder usarlas, al fin de cuentas.

—Pues no, no aclaramos mucho. Solo que no tenían ni idea del sueño y que no fueron ellos... Pero me contaron que hay gente transformada en soñadores que pueden manipular los sueños de la gente asi que quizá ellos sepan algo. Alguno puede haber sido el artífice, de hecho. Y una soñadora vive aquí: Seon. Luego o mañana iré a hablar con ella.

Al entrar me había quedado en mitad del cuarto mirando al daeliciano, pero al acabar de decir aquello me paré a mirar a las estirges y todo el dormitorio. Más que nada porque había pensado en apoyarme en la pared, pero no lo había hecho por miedo a que estuviera sucia por las estirges. No lo comprobé, tampoco, y, en lugar de moverme de sitio, cambié de tema con una idea en la cabeza.

—Oye, ¿has pensado en adecentar algún edificio en ruinas de la zona y usarlo de pajarera? No necesitan mucho lujo, solo sitio para los nidos, ¿no? Podríamos buscar algún edificio más o menos alto... ¿Cómo van los polluelos? —inquirí mientras me acercaba a algunos.

-Me parece una total invasión a la privacidad, ni soñar tranquilo se va a poder -murmuró  frunciendo un poco el ceño- Si quieres puedo ir contigo esta vez- añadió pues quería también saber si al menos había posibilidades de que no invadiera sus sueños así por las buenas sin permiso.

Con el cambio de tema miro a la bruja, también echando un vistazo al espacio de su dormitorio.

-Lo he pensado si, algún edificio de los que están junto al torreón, para tenerlas cerca en el caso de convocarlas.- respondió Dhelian asintiendo, pues sabia que conforme las estirges fueran naciendo y creciendo cada vez tendría menos espacio y no podía dejarlas eternamente aferradas a los muros del torreón y Maciel estaba demasiado lejos para convocarlas de necesitarlas. Las estirges se movían por toda la ciudad y anidaban en varios lugares, peor teniendo un edificio solo para ellas, igual a una pajarera abierta al menos se aseguraría de tener las a buen recaudo de que las matasen. Un refugio de estirges.

-Tengo pensado aumentar su numero y aquí no hay suficiente espacio, me vendría genial la ayuda. Aunque también ando aun liado con las anillas...pero creo eso me llevara mas tiempo -respondió Dhelian pues era que tendría que ir viendo también. Sus cosas por hacer crecían por momentos, pero le agradaba estar ocupado. Sonrió por su pregunta de los polluelos, levantándose de la cama para entrar a la pajarera. La pareja de estirge que tenia los polluelos mas cercana le grazno, pero Dhelian las ignoro, formulando una orden no oral para que ni se le ocurriera picarle, cogiendo uno de los pequeños y medio desplumados polluelos para enseñárselo a Alice- Los pobres son feos con ganas, pero se están acostumbrando a mi desde que salieron del huevo, así que espero sean menos desobedientes que sus padres. 

"Sigue soñando" grazno una estirge sobre una de las ramas.

—Puedes contar conmigo para hacer lo que sea, ¿eh? Que por eso lo decía. Y, oye, serán feos para nosotros, pero para tus estirges tiene que ser de lo más guapo que haya, que para eso es su cría —le respondí con una sonrisa al ver al polluelo—. ¿Si te ven nada más nacer también se acostumbran antes? Qué guay.

Luego fui a sentarme en el borde de la cama, con los brazos extendidos y apoyados hacia atrás y la cabeza colgando hacia atrás brevemente. Miraba al techo, pero realmente veía otra cosa. Ese también en mi frase anterior tenía un sentido terrícola. Devolví la cabeza a su posición más "normal" y busqué al daeliciano con la mirada.

—¡Te cambio el dominio! —exclamé de golpe y luego lo aclaré—. Echo de menos criar a mis bichos en Australia... o sea, en mi mundo. Tenemos que ir en cuanto podamos, de verdad, que os va a encantar. Y te ofrecería ayudarte con tus polluelos... Pero no creo que os convenga... Mejor no, que son tus bichos y contigo y su familia tienen de sobra —añadí mientras negaba con la cabeza, pensativa.

Y después recogí los brazos y me dejé caer de espaldas.

—Ah, oye, lo de los soñadores no me lo contaron como si se colaran en tu cabeza así como así... De hecho no parecían pensar que los que ellos conocen me hicieran tener aquel sueño. Melodes y Seon. Al otro me dijeron que lo podía buscar en la Bodega o algo así.