Torre Serpentaria

Dhelian y sus reacciones me recordaron a mí en la Tierra cuando tuve las primeras "charlas" paternas sobre el tema del sexo y cuando mis compañeros y amistades empezaron a sacar el tema en las clases y quedadas... a veces con demasiada insistencia. Aunque en un principio mis primeros acercamientos habían sido tímidos mí me gustaba hablar, sí, pero con mis amistades más cercanas y sin montar el típico espectáculo de los chicos, aunque también había algunas chicas que no se quedaban muy atrás.

<<No están mal vistas... pues qué suerte>> Si a que no me gustaran las tonterías de dar la nota con cosas relacionadas con el sexo sumábamos mi orientación aún dudosa y un país para nada abierto al respecto... Todo lo que tratase del asunto lo llevaba en privado y solo con mis amistades más íntimas.

—No sabéis la suerte que tenéis. En mi mundo hay sitios donde todo lo contrario a ser hetero está castigado por ley —le dije con una mueca de desagrado—. Un motivo más para no volver.

Pero al decir eso caí en algo. <<Uh... Con estos no ha salido nunca el tema, ¿no? ¿Se olerán algo? Marsi al menos... Bueno, espero sinceramente que ella sí... O quizá...>> Tragué saliva y seguí pensando en ello <<¿Pero los demás? O... ¿La gente aquí usará eso de "salir del armario"? ¿O la gente pasará del asunto? Bah, seguramente pasan, como si no tuvieran cosas más importantes por las que preocuparse>> Y mis amigos no habían dado muestras de que cojearan del lado del "odio" así que la "preocupación" se esfumó tan rápido como vino.

—Eh, eso no es ser raro. Mis compañeros de clase estaban todo el día con el temita del sexo y yo pasaba. Bueno, unos cuantos y yo. A los pervertidos que molestan, ni caso.

<<Bueno, llamarles pervertidos ahora mientras me planteo ir a ese burdel... en una ciudad de monstruos... No sé yo si tengo derecho a llamarles así>> pensé con diversión. Acto seguido me senté a la mesa con el vaso de leche caliente y mis tostadas.

—Pues a tus hermanas ni caso tampoco, que manda narices. Habrá quien te vea atractivo y habrá quien no, y no hay más.

Eso disparó algo. Dhelian era el menor del grupo y, para colmo, lo aparentaba. En una ciudad de monstruos... quizá pasasen de la orientación, pero ¿y si alguien quería algo físico con otro alguien y se negaba? O... Si en la Tierra había pederastas, ¿por qué no aquí? <<Eh... La forma fácil sería ir "de caza" a algún mundo vinculado... ¿Pero quizá para eso hay normas?>> Ni idea. Lo que estaba claro era que teníamos que aprender a defendernos cada día mejor. Con lo último empecé a reírme. ¿Cómo iba a haber ido a alguno siendo menor? <<A ver, que no saben lo de la mayoría de edad... ¡Pero aun así!>> Lo siguiente que dije lo hice a la vez que comía, pues estaba hambrienta.

—Sí, en mi mundo hay. En donde yo vivía están prohibidos, creo, pero ya sabes que lo prohibido luego en la práctica... Y no, no, nunca, jamás. Ni nadie que conociera... Pero allí los hay desde que mi especie existe... bueno, no tan temprano, que vivíamos en cuevas, pero vamos, se suele decir que es el oficio más viejo que existe. Siempre he tenido curiosidad... o quizá cierto morbo... Así que yo de ti iría. Total, solo vamos a preguntar por la ghoul y nos vamos, no será ni una hora y, por lo que sé, esos sitios suelen funcionar de noche, así que si vamos de día quizá te sientas más cómodo...
—Eh, eh. ¿Pero no íbamos a ir de caza?—dijo la onyce serpiente en el idioma común.
—Sí, claro, pero podemos hacer varias cosas. No vamos a estar todo el día de caza.
—Pues vaya aburrimiento.
—A la caza te puedes venir, chico. Había pensado en visitar a esas ratas lanza púas otra vez. Y vaya, Dhelian, que si no te apetece, voy yo sola a ese burdel, que a mí no me importa —rematé mientras le guiñaba un ojo.

Eso sí, algo de vergüenza, cosa a medias entre vergüenza, miedo y cierto respeto me daba, porque no tenía ni idea de qué podía esperar ni qué acabaría encontrando. <<Bueno, por lo pronto no sabemos dónde está, así que primero lo primero. Aunque al ser un burdel... Tiene que ser fácilmente reconocible... Vamos, en el Fable 1 lo era bastante>> Recordar eso me hizo sonrojarme un poco con el recuerdo de cuando descubrí aquel lugar en el juego. ¿Porque quién se iba a esperar un burdel en mitad de un bosque lleno de enemigos? <<Bueno, relax. Ya veremos qué pasa cuando esté delante de la puerta>>

Escucharle hablar de su mundo le tranquilizo un poco y le dio un poco de tiempo para recuperarse de la vergüenza que sentía para poder escucharla con atención. Lo de que castigaran a cualquiera con gustos diferentes que no fuesen la pareja de hombre y mujer le desconcierto un poco. Suponía que estaba bien en el ámbito de la reproducción, si querias reproducirte claro, pero por lo demás no le veía mucho sentido. Al margen de los bebes te puede gustar quien quiera ¿no? No es como si en su mundo no se prefiriese a aquellos que alcanzaban la máxima expresión de lo sentidos por sobre los mas corrientes, independientemente del genero.

-En Daelicia se tiene muy en cuenta la reproducción y la responsabilidad de los hijos, pero por lo demás puedes hacer lo que quieras y tener las parejas que quieras. Yo tengo dos madres y un padre, hermanas de una madre o de otra, también sobrinas. -dijo no sabiendo como explicarse del todo, se rasco la mejilla- Bueno, básicamente si tienes hijos eres responsable da igual si tienes pareja. -añadió encogiéndose un poco de hombros no muy seguro de si estaba claro lo que quería decir, por lo que no ahondo mucho mas a no ser que Alice se interesara.

Sonrió un poco aliviado cuando ella dijo que su comportamiento no era ser raro. Tal vez en su mundo no, pero en el suyo que todo estaba ambientado a satisfacer todos los sentidos se veía como algo extraño. No es como sino no hubiese pensado en el sexo, solo era demasiado introvertido en Daelicia. Ahora era mayoritariamente tímido y vergonzoso con el tema, algo era algo. No comento anda sobre lo que dijo Alice de sus hermanas, en Daelicia tal vez eso fuese poco probable pero habiendo tantos mundos, quien sabe.

Lo que si es que ahora también existía el pequeño detalle e inconveniente de que era un ghoul. Jack había comentado de trabajar en el burdel por ejemplo, pero sus tipos de muertes eran un poco diferente. El vampiro lucia un poco mas vivo que el, que literalmente se podía pudrir de pasarseles las comidas. Sacudió la mano sobre su cabeza como si espantara a una molesta mosca, mejor no era pensar mucho en ello, estaba bien con lo que era: Un niño eterno.

-Me pregunto si en todos los mundos los hay -murmuro Dhelian ante la descripción de Alice de los burdeles en la Tierra, desconcertandole por un momento inicial lo de vivir en cuevas, aunque se olvido rápido captando su atención las palabras siguientes de Alice. Sus mejillas volvieron a colorearse un poco, pero no era mentira lo que decía, aunque le diera vergüenza si sentía curiosidad, o morbo como ella lo llamaba, lo que si era es que no tenía muy claro como actuar en esa situación.

-Si me gustaría ir, aunque no se muy bien como actuar pero no consigo nada asustándome por todo - admitió jugando con la taza de leche en sus manos, dándole vueltas antes de mirarle sonriendo- También quiero cazar, quiero mejorar y esquivar púas es mejor que nada. -y pensando en lo de cazar, añadió tras terminarse la leche- Debo enterarme sobre como puedo cazar en los mundos vinculados, ya me entiendes, porque creo que no podíamos ir sin un acompañante que lleve aquí mas tiempo. - añadió pensativo viendo a su estirge en el suelo. << Espero que no haya problemas en ese caso de que las lleve, aunque resaltan un poco, tendría que tener cuidado o al menos asegurarme que hay animales similares en dichos lugares. O encontrar un sitio sin mucha gente...>> empezó a darle algunas vueltas pero lo dejo relegado para otro momento, luego lo consultaría con Tsusu o con alguno de los transformados que llevase mas tiempo y con los que se hablara, que no eran demasiados.

>>Esperó a que Alice terminara de desayunar para volver a hablar.

-Entonces ¿vamos? Aun debemos averiguar donde esta el burdel, ya sea que vayamos antes de la colaespinas o después -añadió tal vez luciendo un poco ansioso a pesar de estar muerto de los nervios. Lo admitía, quería conocer el burdel aunque le diera un poco de apuro, y sobretodo a la ghoul que parecía trabajar allí. No sabia bien que iba a decirle, solo quería verla, tal vez para a asegurarse cuan diferente podía ser a el. Realmente su mente estaba un poco en blanco en esos momentos, ghoul o no seguía siendo un veterana.

Siguen en Plaza de las colaespinas

-Sí, cuantos más seamos más seguro será, aunque no creo que tengamos muchos problemas - sonreí, al fin y al cabo la casa a la que íbamos en principio la conocía de oídas y tenía acceso a buenos hechizos y antídotos.

-Oh por cierto, otra cosa que te quería decir - dije.- Voy a necesitar que me eches una mano por que quiero mejorar mis tarjetas, quiero incorporar algo para que puedan atravesar hechizos de ocultación por si acaso a algún cliente le pasa algo. ¿Qué te parece la idea? - pregunté dudoso.

Shizel se tomó un tiempo, masticando la posibilidad.

—Tendrías que almacenar una cantidad de energía considerable antes de repartirlas, y nada te garantiza que no se agoten demasiado pronto. Y puede que haya gente que prefiera ocultarse voluntariamente y acudir a la cita bajo sus propias condiciones —negó con la cabeza. A aquellas alturas sabía que estaba listando aquellos inconvenientes más como un ejercicio intelectual que para convencer a su amigo. Si Enredo quería quedarse seco en favor de no causar inconvenientes, nada de lo que dijese él podría persuadirle de lo contrario—. Pero si sigues convencido, te echaré una mano.


Unos pocos días de preparación más tarde, brujo y skrýmir se reunieron en la planta de abajo y fueron de camino a la cacareada avenida. DL se reuniría con ellos allí.

Sigue en la Calle de las trampas.

El helión había olvidado casi por completo el incidente con el fantasma. Olvidado o no, pasó a un plano muy recóndito de su memoria pues tenía cosas más importantes que hacer. Una de ellas, por ejemplo, comprar dos amuletos de camuflaje pues desconocía si los irrenses de la última cosecha tenían alguno, y de paso podrían servir como pago por su ayuda. No es que los necesitara para sí mismo, pues conocía y manejaba el hechizo de camuflaje, pero ante la duda mejor ir preparados. No quería tener que retrasar la incursión. Con ese detalle resuelto y otros relativos a su propio negocio de herrería, volvió a Serpentaria y se fue directo al dormitorio de Krono, donde llamó a la puerta con los nudillos.

—Soy Skarog. Es para hablar de negocios y de Irraria.

Había regresado a su habitación dos horas después del amanecer, tras asegurarse de que Kudryavka se encontraba en buenas condiciones y sin haber dormido en toda la noche gracias a los hechizos de vela. Había estudiado tan a fondo como le dio tiempo la telepatía, pero comprendía que para llegar a dominarla iba a necesitar algún compañero de prácticas. Sabía que Shizel hacía uso de ella, por lo que tal vez podría proponerle añadir aquel sortilegio a sus prácticas con el teletransporte, pero el biomecánico dudaba si sería una propuesta adecuada teniendo en cuenta que en aquello el idrino no partía de cero y tal vez fuese una pérdida de tiempo para él.

No esperaba que nadie llamase a su puerta aquella mañana, aunque lo primero que pensó fue que tal vez se trataba de alguno de los presentes en la botica la noche anterior para inquirir acerca del vánara. Es por ello que le desconcertó especialmente reconocer la voz del helión. El desconcierto no duró demasiado, no obstante, pues Skarog enseguida hizo saber el motivo de su visita. Archime abrió la puerta y dirigió una mirada parpadeante al libense desde su umbral.
—¿De qué se trata?

La puerta se abrió y el irrense preguntó. Al helión le gustó, pues al parecer la conversación iba a ir directa al grano.

—Soy herrero. He oído y contrastado que en Irraria tenéis metales de buena calidad. Necesitaré guía y había pensado en ir contigo y Kin. Puedo realizar yo mismo los hechizos de camuflaje necesarios para que entréis y daros dos amuletos de camuflaje a cambio de guiarme, aunque cualquier otro tipo de pago es negociable. ¿Qué me dices?

Y, dicho eso, aguardó. Había sido lo más directo y claro posible. Si había omitido algún detalle fue porque lo consideraría demasiado obvio.

El ingeniero también encontró satisfactorio el hecho de que la conversación fuese directa al asunto en cuestión ya que la charla intrascendental era un fenómeno social que lo ponía nervioso debido a que lo sentía como terreno ajeno por el cual no sabía moverse. Escuchó atentamente la propuesta de Skarog y no necesitó pensar demasiado su respuesta.
—Desconozco la opinión de Kin al respecto, pero personalmente planeaba regresar a Irraria a corto plazo para atender asuntos propios. Requiero de la asistencia de alguien más experimentado y con conocimiento de ciertos hechizos, por lo que creo que sería idóneo ayudarnos mutuamente para beneficio de ambos sin necesidad de ninguna remuneración a mayores. ¿Tienes una propuesta de fecha o deberíamos establecer una ahora mismo?
El irrense hubiese optado por solicitar ayuda a Saren o a Giz ya que le habían acompañado a su planeta de origen en otra ocasión, aunque sabía que el idrino no disponía de demasiado capital y el asreniano solía estar ocupado con sus propios asuntos por lo que la propuesta del helión resolvía la problemática y por ello había tenido claro desde el principio aceptarla.

En cuanto el irrense respondió, Skarog marcó como "irrelevante" el detalle sobre qué pensaría Kin al respecto, pues ya tenía pensado de antemano ir luego a preguntarle. El siguiente punto de la respuesta sí que le interesaba, pues era ideal.

—Perfecto. A Kin le preguntaremos después. No tenía fecha pensada, pero sí que sea lo antes posible. Yo no necesito mayor preparación, ya dependería de vosotros —y luego dudó, pues aunque contaba con tener que ir a preguntar a Kin, no había decidido cómo—. En cuanto me digas cómo anda tu agenda, bajo a enviar un mensaje a tu amigo... o me puedo acercar o incluso acercarnos los dos por si un mensaje escrito no es convincente.

—Tengo disponibilidad para llevarlo a cabo a partir de mañana —informó—. Salvo que prefieras hablar personalmente con Kin, yo mismo puedo comunicarle tu propuesta debido a que voy a ir de cualquier forma a la Sede de los Taumaturgos sobre la hora de comer. Te informaré cuando regrese a la Torre Serpentaria… —El biomecánico permaneció cinco segundos en silencio con la vista clavada en el suelo antes de volver a alzarla hacia su interlocutor—. ¿Cuál es la ubicación de tu cuarto?
El ingeniero tan solo sabía con seguridad cuáles eran las habitaciones en las que se alojaban sus compañeros de cosecha y, aunque hubiese podido buscar al helión mediante el uso de la niebla mágica, resultaba una invasión de la privacidad que prefería evitar.

El helión esperó a que el irrense terminase de hablar y resumió todo lo que podría responderle en una palabra. No tenía motivos para añadir nada más.

—Perfecto.

Seguidamente le indicó cuál era su dormitorio y a continuación se despidió. Aún tenía más de medio día por delante, por lo bajó a la cocina, se hizo un buen bocadillo de carne y se fue al trabajo.

Podría decirse que, en el hipotético caso de que el cielo pudiera sentir, ahora estaría estremeciéndose, ya que en estos momentos un moscardón venenoso de metro y algo de envergadura y sus treinta o cuarenta kilos de peso se encontraba surcando el pobre firmamento previamente mencionado.
Xalk había conseguido trabajo… bueno, algo parecido. El caso es que por este mismo trabajo ahora iba a poder visitar su mundo natal y tras insistir repetidamente al pobre vampiro que le había contratado este había accedido de mala gana a que el insecto invitara a gente. Esa era la razón por la que el insecto volaba hacia serpentaria a toda velocidad, la razón por la que estaba tan emocionado… Además el estar emocionado era a su vez la razón por la que el clinger se olvidó de que la torre tenía un sistema de defensa anti-vuelo, y también se olvidó de que la biblioteca tenía un cristal y no podía atravesarlo. De hecho ni siquiera se sabrá nunca en qué orden se olvidó de las dos últimas cosas, pero como el orden de las pérdidas de memoria aquí no altera el resultado final del accidente… pues este fue el esperado:

De forma parecida a cuando un mosquito se estampa contra un parabrisas, Xalkoth chocó de cara y sin ninguna elegancia contra la cúpula de la torre, quedándose en una postura bastante cómica, pero que le dejaba ver a través del cristal la biblioteca, y a su víctima: Archi. El kairós naturalmente avistó al plaga en cuanto este impactó. Xalk, aunque seguía estampado,ya iba resbalando hacia abajo lentamente pero se las ingenió para saludar con un brazo en el proceso al biomecánico, al menos hasta que terminó de despegarse del cristal y cayó a plomo torre abajo, de nuevo sin elegancia alguna y rompiendo las baldosas que tuvieron la mala suerte de encontrarse debajo. Xalk se quedó parado boca arriba unos segundos como asimilando donde se encontraba. Miró a un lado, luego al otro y por último se levantó se quitó el polvo del suelo con las manos y tan tranquilamente avanzó a la puerta y llamó, dejando el boquete atrás sin ningún tipo de vergüenza. Naturalmente su intención era abrazar al que le abriera.

Leer sobre el hechizo de invisibilidad es precisamente lo que estaba haciendo el biomecánico cuando oyó aquel impacto por encima de su cabeza. Archime alzó la mirada hacia la cúpula tratando de localizar el origen del estruendo, justo a tiempo para ver como Xalkoth le saludaba mientras resbalaba por la estructura. El ingeniero alzó una mano reluctantemente para devolverle el peculiar saludo y bajó la vista hacia el libro de nuevo, dispuesto a terminar la línea que el accidente de la plaga había interrumpido antes de marcar la página en la que se encontraba y cerrar el grimorio. Ahora ya podía comprobar si el clinger se encontraba bien, por lo que procedió a lanzarse un hechizo de intangibilidad y levitación...

Una vez más, Xalkoth interrumpió sus acciones por lo que finalmente el irrense acabó empleando sus sortilegios recién utilizados para atravesar todas las plantas de la torre, pasando por su propio cuarto, para llegar al portón de entrada cuando el insecto llamó a la puerta. En cuanto le abrió, las intenciones de la plaga quedaron patentes para el ingeniero, ya que había asistido a dicho comportamiento en diversas ocasiones, por lo que tomó las medidas necesarias: conjuró un rápido hechizo de parálisis sobre el clinger, le advirtió de que si pretendía darle un abrazo debía recordar controlar su producción de toxinas urticantes y solo entonces lo desparalizó para recibir y devolver torpemente el efusivo abrazo del clinger.
—¿Te encuentras bien, Xalkoth? —inquirió a continuación, examinando su estado.

Xalkoth quedó paralizado justo con los brazos extendidos, no entendió al principio por qué Archime no aceptaba su cariño, pero todo quedó bien claro en cuanto el Kairós le explicó lo de la urticaria.
–Oh, es cierto –dijo en cuanto el irrense hubo retirado el hechizo. Luego terminó lo que empezó y abrazó al biomecánico, sin causar urticaria por supuesto.

–¿Que si estoy bien? ¡Claro! Más que bien, de hecho. ¡Me han invitado a Dryfus! ¡Voy a visitar mi mundo natal y me dejan traer a gente, así que pensé en invitaros a todos. ¿No es genial? –El insecto no reprimía en absoluto su entusiasmo, y aunque no se movía del sitio en el que estaba había empezado a pegar saltitos. –Y por eso mismo he decidido invitaros a todos, empezando por tí. Ehmmm… ah si, podeis decir que no, por supuesto– Que luego él decidiera seguir insistiendo si decían que no era otra historia.

Quiso corregir al clinger cuando este malinterpretó su pregunta acerca de su estado físico, pero la plaga continuó hablando con un entusiasmo imposible de sobrepasar por los intentos en el habitual tono bajo del biomecánico por hacerse oír. De todos modos, la propuesta que el insecto le presentó a continuación captó su completo interés y no tardó demasiado en darle una respuesta.
—Qué interesante, Xalkoth —dijo de forma que cualquiera que no le conociese pensaría que se trataba de un sarcasmo pasota—. Acepto la invitación. ¿Para cuándo está programada la incursión?
Por supuesto, tratándose del kairós, su interés por visitar un mundo nuevo era genuino.

Negó con la cabeza.
—Es un cliente —una vez que Shizel ya tenía asegurada su posición en la ciudad aquello implicaba un pacto no hablado. Una relación entre iguales en la que ambos salían perjudicados de haber algún imprevisto. Lapis no le haría daño si él no se lo hacía primero.

No obstante, ello no dejaba de significar que el mal presentimiento en la boca de su estómago hubiese desaparecido. Shizel miraría hacia atrás durante más tiempo del necesario cuando emprendieron el camino de vuelta.


Se mantuvo en silencio durante buena parte del trayecto, y solo se unió a la conversación cuando quedó claro que ésta había pasado definitivamente a otro tema. Era cierto que de la tríada de amigos DL había sido el último en abrazar un nombre rocavarancolés.
—¿Y de dónde lo sacaste? —preguntó. La sonrisa no le llegaba a los ojos.

La cara de xalk casi explota de la alegría al escuchar que Archi aceptaba su invitación. Incapaz de contener su entusiasmo empezó a pegar saltos de alegría mientras vitoreaba para luego tras unos cuantos lanzarse de nuevo sobre el biomecánico con otro abrazo.

–¡Genial! Qué ilusión enseñaros mi mundo. La incursión es dentro de tres días. Supongo que bastará con quedar en la explanada de los portales. Ahora solo me queda convencer a Cío, se lo habría ofrecido antes pero me pillaba más a mano Serpentaria. Bueno eso era todo, me marcho ¡Adios!

Dicho esto el clinger salió disparado sin haber ni entrado. No tenía nada más que decirle al Kairós aparte de eso. Ya solo quedaba el otro irrense.

Sigue en la sede de los taumaturgos