Torreón Maciel (Archivo VI)

Recuerdo del primer mensaje :

Archime no pudo hacer otra cosa que dejarse arrastrar hasta Maciel una vez más. Como aquella ocasión en la bahía. En realidad había más paralelismos de los que parecía a simple vista, pues en aquella ocasión también habían rescatado a Taro -aunque no solo a él- y el biomecánico también había agotado sus energías. El camino transcurrió si que el biomecánico fuese apenas consciente de lo que lo rodeaba, centrado en todo momento en controlar su respiración. No había llegado a darle un ataque de asma, pero si se sobreesforzaba sin duda le ocurriría.

Se aposentó en el sillón de siempre, todavía recuperando el aliento y habló tras Anriel.
—Debemos... curarlo... —musitó con la respiración agitada para después intentar llevar a cabo un hechizo de restauración.
No pudo. Probablemente todavía conservaba cierta reserva de energía mágica, pero el cansancio del uso continuado de hechizos exigentes fue superior a él. Se agitó ligeramente cuando recibió la palmada de Shaco y dejó en sus manos la tarea de curar al carabés mientras se recostaba en el sillón completamente agotado. Posiblemente debían repetir los sortilegios sanadores durante los próximos días para que Taro se recuperase correctamente, pero Archime les dio su visto bueno internamente a los que aplicó el humano a modo de primeros auxilios, dejando de preocuparse por aquel asunto en concreto.

—No deberías realizar... movimientos bruscos. Es preferible que... pidas ayuda para lo que necesites, por ahora —advirtió al carabés poco después cuando este hizo ademán de moverse.

El miembro 'Leonart' ha efectuado la acción siguiente: Número Aleatorio

'Dado de 100 caras' : 22

Los naranjitos supieron aprovechar el pase que habían interceptado, y tras una serie rápida de movimientos, Cío marcó para su equipo. Kud, en ese momento, decidió lucirse y empezó a hacer aspavientos mientras gritaba tonterías.
—Este es tonto —le comentó a su equipo con una media sonrisa, atendiendo al nuevo curso de acción y posicionándose para llevarlo a cabo.

Era una jugada arriesgada, pero contarían con el elemento sorpresa, y si les salía bien, volverían a sacarles ventaja a sus rivales. La ulterana se preparó para el saque, y apuntando directamente a Taro, él cual se había escurrido entre la defensa del otro equipo, mandó el esférico al otro lado del campo de un patadón. Con un movimiento fluido el carabés atrapó el pase y marcó un tanto, poniéndolos por delante en el marcador.

La pelirroja lo celebro con sus compañeros y volvió al ruedo, presionando a sus contrincantes y buscando la oportunidad de recuperar el balón. El pase de Cío a Kud falló por muy poco, pero el partido se detuvo en cuanto oyeron una voz en la puerta.

Fue Archi el que les confirmó que eran quien decían ser y necesitaban ayuda con el conjuro de niebla mágica, lo que les ahorro un debate sobre si abrir o no. Nero fue a las mazmorras a bajar el puente, y la ulterana echó a correr hacia la puerta, saliendo al exterior para echar una mano mientras el biomecánico preparaba las inclusiones en el hechizo de guardia y el cordón de alarma. Durante un segundo la pelirroja se quedó paralizada, sin poder creer la escena que tenía delante: si no se lo hubiera confirmado el irrense previamente, la chica creería que aquello era otra de sus alucinaciones grotescas. No conocía a la asreniana, pues un rápido vistazo le confirmó que no era Arza.
—Deja que te ayude —dijo con voz apremiante, echándose al hombro la figura inerte que era Krunchy's y tirando de la chica para ponerla en pie. De no contar con su bonus de fuerza por raza no habría podido hacerlo.

Apestaban a carnicería y no lucían mucho mejor, pero la ibolense se guardó las preguntas que bullían en su cabeza para cuando estuvieran a salvo dentro del edificio. Ofreció apoyo a la lagarta para cruzar el puente, y en cuanto Archi le dio el visto bueno, los metió en el torreón mientras cerraban la puerta tras ellos. Dejó a Gres sentada en un sillón y tendió al chico frivy en la mesa, comprobando si seguía vivo. Su respiración era débil, pero aun estaba con ellos.
—Necesitamos agua, trapos y magia —enumeró, pidiendo ayuda a sus compañeros y poniéndose en movimiento.

Ri y ella salieron al patio a por unos cubos de agua, Cío y Taro se encargaron de reunir trapos limpios, y mientras tanto Lara se ocupó de estabilizarlos con dos sortilegios vigorizantes. Los mágicos tenían que ahorrar fuerzas para la curación, y por ese motivo la pelirroja se ocupó de limpiarles las heridas una vez hubieron reunido lo necesario. No era remilgada y había visto demasiadas cosas en su cabeza, por eso no le amedrentó la cantidad de sangre seca, jirones de piel y trozos de carne que les cubría.
—A él lo conocemos —le dijo a la asreniana, escurriendo un trapo en el agua rosada—, ¿pero quien eres tu y qué os ha pasado? —se le notaba la preocupación en la voz, pero allí arremangada y cubierta de sangre seguía concentrada en su tarea. Cuanto antes terminara, antes podían ser atendidos por los magos del torreón.

La ulterana limpió la comisura de la boca del chico con cuidado y les cedió el turno a los magos, dejando que lo curaran. Con un puñado de trapos limpios y otro cubo de agua se acercó a la asreniana y se arrodillo a su lado, pidiéndole permiso con la mirada antes de proceder a limpiar sus heridas.
—No molestáis para nada —le aclaró a Gres mientras le pasaba un trapo por la frente—, y seguro que hay magia de sobra para los dos, no te preocupes por eso. Si tienes la culpa de algo es de que siga vivo, así que no continúes por ahí; corriste tras él y por ese motivo esta aquí para contarlo, conociéndole seguro que ahora eres su heroína o algo así —dijo, tratando de distraerla. Recordaba la visita de los sendarios y la obsesión del muchacho con las historias de héroes.

Era una suerte que aquel día los macieleros no hubieran programado una salida, habrían tenido dificultades para ayudarles si solo se hubieran quedado unos pocos guardando el fuerte.
—¿Qué ha pasado con tus demás compañeros? —preguntó, haciéndose con un nuevo trapo y humedeciéndole con agua limpia—, ¿ellos están bien? —Keiria estaba dispuesta a salir en busca de algún herido mas si era necesario.

Lara se lo había pasado tan ignorantemente bien que el estado en el que vio a Gres traer a Krunchy's la golpeó con aún más crudeza de lo que habría sido en otro momento. Su cuerpo era una proyección crecida del de Rica y Randa y Lara no necesitaba ningún don para ver que la muerte abrazaba al muchacho. Cuando vinieron de visita hacía ya tiempo, el frivy le había recordado a ella, con tantos pájaros en la cabeza por culpa de cuentos fantásticos, y ahora volvía a hacerlo, de una manera más dolorosa: él tenía el cuerpo roto y ella, el alma. Mientras Keiria lo limpiaba, Lara se acercó en silencio y le acarició las mejillas. <<Pobre niño>>. El labio inferior le temblaba y tuvo que mordérselo.

La ulterana acabó de limpiar y la caricia de Lara bajó hasta las vendas que cubrían el vientre del muchacho con la delicadeza de una madre que acaricia a sus hijos. <<Tenemos que curarle>> y para eso tenían que retirar los vendajes.  Lara llevó sus manos a ellos y los destapó con sumo cuidado.  Su expresión se constriñó ante lo que había debajo y su primer impulso fue el de vomitar el desayuno. Tuvo que hacer acopio de todas sus fuerzas para no echarlo y todo lo que fue capaz de hacer fue pedir socorro a Archi con la mirada, negándole con la cabeza para hacerle saber que no había manera de salvarlo. Lo que fuera que se lo hubiera llevado ya había dado cuenta de las tripas del niño, no era necesario asegurar que tenía las piernas rotas para diagnosticarle lo que ya se había visto venir desde el principio.

La ordesa apretó los dientes contra el labio con tanta fuerza que se hizo sangre y, una vez perdió toda la entereza, solo pudo retirar la mirada de su vientre destrozado. Curarlo estaba fuera de sus capacidades y para la madre solo quedaba una cosa que hacer por el alma de ese pobre niño. Se sentó junto a él y, con la mirada perdida, le acarició la cabeza y entonó una nana en un hilo trémulo de voz, apenas audible. Lo único que quedaba en manos de Lara era asegurarle que, al morir, descansaría en paz. Entre los arrullos se colaron los cánticos del hechizo de sueño.

En cuanto se escuchó la voz que solicitaba ayuda Archime había empleado la niebla mágica para asegurarse de que no se trataba de ningún engaño. Enfocó la cara del reptil, describiéndosela a los demás por si se trataba de Arza, la que los había amenazado en el barrio de los callejones sin salida. Debido a ello, determinaron que se trataría de aquella otra asreniana habitante del torreón Sendar que los visitantes de dicho torreón habían mencionado en aquella ocasión. Además, llevaba a su espalda a un terriblemente malherido Krunchy’s, el cual le llevó unos instantes reconocer al ingeniero debido a su estado.

Mientras Nero se encargaba de bajar el puente, el biomecánico ya se acercó a la puerta del torreón tras devolver la cesta a Lara, preparándose para añadir a la asreniana a las excepciones, cosa que hizo en cuanto se abrió la puerta.

El estado de ambos ya había hecho saltar las alarmas de Archime. Lara se le adelantó para examinar al frivy y en cuanto lo vio por sí mismo comprobó lo evidente. Aquel chico se moriría sin remedio. La ordesa se le adelantó en lo que hubiese hecho él mismo, durmiéndolo con el hechizo de inducción al sueño. El biomecánico se giró entonces hacia la asreniana.
—No es posible mantenerlo con vida. Aplicarle hechizos de curación obtendría como resultado prolongar su agonía únicamente —le dijo sin rodeos—. Pero tú te encuentras en mejores condiciones, permíteme que te cure antes de que tus lesiones empeoren.

Si la asreniana seguía negándose, ya vería qué medidas tomaría al respecto. Pero estaba claro que no iba a permitir que ella también se muriese teniendo en su mano el evitarlo.

Era la primera vez que veía muerte en Rocavarancolia, y más de aquella manera tan gráfica. El denso olor a sangre le golpeó como un puñetazo en el estómago, y las piernas rotas del frivy desencadenaron un dejá vù que igualó una sacudida mental igual de intensa. Antes incluso de ver el estado de su vientre, Taro ya sabía que Krunchy's estaba perdido.

El carabés hizo lo que se le encargó, como un autómata, hasta que dejaron de pedirse más cubos de agua o vendas limpias, pero no hizo ningún comentario y en su fuero interno veía más útil tratar a Gres. La magia no había salvado a Renen y tampoco haría milagros con ese chico, que estaba en un estado similar. Se limitó a asentir en silencio cuando los demás también llegaron a esa conclusión y se quitó de en medio para que los magos pudieran hacer su trabajo.

Sin que nadie lo advirtiera salió al patio con la excusa de buscar más agua, más vendas, lo que fuera (no recordaría si alguien le había preguntado ni qué excusa puso de ser así), y simplemente no volvió a entrar. Sin siquiera sentarse, se apoyó de espaldas contra el muro al lado de la puerta, haciendo un esfuerzo por tranquilizarse.

Ahí dentro no hacía ninguna falta, y los demás que sí podían hacer algo estarían ocupados. Nadie se daría cuenta de su ausencia, y realmente necesitaba aquellos minutos.

Con los ojos cerrados, inspiró hondo. Una, dos veces.

El tanto marcado le hizo hacer un breve gesto de victoria cerrando el puño, que no fue nada comparado con la reacción de Kud. El irrense sonrió, divertido, pero terminó por decirle que ya les había quedado claro a todos que habían marcado, entre risas, cuando su celebración se prolongó en exceso. El partido se reanudó y de nuevo la suerte se fue de su lado. Cío empezó a esforzarse más, animado por la competitividad, pero tuvo un golpe de mala pata al cargarse la estrategia de Kud. Estaba más que dispuesto a darlo todo para compensar ese fallo, cuando el juego fue interrumpido por visitantes inesperados.

Pronto se formó un pequeño revuelo en el torreón. De los que habían llegado solo conocía al chico, y en ese momento en poco se parecía a lo que había sido. Nunca se había involucrado mucho con la gente de los otros torreones, pero cuando sus compañeros empezaron a moverse para colaborar, él no fue menos, comenzando a reunir ropa limpia que usar como vendas. No sabía ser de utilidad en mucho más, a fin de cuentas. Aunque aquellos dos no fuesen ni de lejos sus amigos podía empatizar con el sufrimiento que la ciudad les había causado y con sus heridas en general. La reptil contó una historia en la que probablemente faltaban muchos detalles. Cío no creía que hubiesen vagado por ahí fuera dos personas solas, y estaba preparado para recibir todavía más malas noticias. No tan preparado para ver lo que había bajo las vendas del frivy, sin embargo. Sin darse cuenta terminó mordiéndose el puño, cerrado con fuerza, sin ser capaz de apartar la mirada de aquel estropicio. No iba a sobrevivir de ningún modo, y si él estuvira en su lugar tal vez estaría pidiendo una muerte rápida. No entendió el gesto de Lara con él al principio, hasta que vio que iba cerrando los ojos, cayendo en el sueño. Había dado unos pasos vacilantes hacia ella, preguntándose hasta que punto se estaría forzando para guardar la entereza. El irrense volvió a tapar aquel estropicio de sangre y carne con los vendajes sucios, ya que Archi había confirmado lo evidente, y se quedó cerca de Lara, con una rodilla hincada en el suelo. Tal vez no era un gran apoyo moral, pero tampoco estaría en medio, molestando a los que trataban de ayudar a la lagarta.

Kudryavka

El ruso se retorció de rabia, molesto por no poder recuperar el punto. Minutos más tarde desearia no haberselo tomado así. Lo que pasó a continuación, fue el tan brutal y directo recordatorio de la ciudad que seguia ahí fuera, lejos de los muros, donde nadie estaba a salvo, si es que alguien lo estuviese entre aquellos.

Contemplaba la escena, al chico con las tripas asomando, a la chica-lagarto que se desmoronaba por momentos, en un intenso estado de negación, uno de los pasos hasta la aceptación, con ojos vidriosos. El olor de la herida ya habia delatado la gravedad de la misma. Un olor que ya era familiar para el chico. El sonido le llegaba como apagado, las palabras en la voz, sin embargo, eran claras como el día. El ruso detuvo a la asreniana, poniendo una mano sobre el hombro de la asreniana y sacudió la cabeza en negación, aunandose a lo dicho por los demás.
-No... No podemos hacer nada por los muertos. Pero podemos... intentar ayudar a los vivos.-logró decir, con la voz seca. Su cuerpo, su mente, su pensamiento... Estaban carentes de cualquier emoción. Casi podia parecer un robot de no ser por imperceptibles temblores que le recorrian el cuerpo y se acentuaban en sus manos.

La asreniana se encontraba en shock y todavia no sabia como podria reaccionar. Taro habia abandonado la escena y apenas podia mirar a los demás macieleros. Algunos lidiaban con aquello como podian. Buscó a Ri con la mirada, para intentar leerla. Queria saber si seguia pensando que él no traia la muerte a los demás. Otros intentaban prestar su ayuda en la medida que pudiera. Él solo podia hacer una cosa para ayudar. Respiró hondo, y volvió a enfrentar a la asreniana en shock.
-¿Dónde quedaron los demás? ¿Estan a salvo?-la presionó a contestar lo que necesitaban saber, aunque Keiria ya lo hubiese intentado. El tiempo seria vital y no podian permitir enlentecerse por nada

Permaneció en silencio sin moverse de su posición ante la reacción de Gres, mientras escuchaba sus ilógicas peticiones. Kudryavka insistió en lo mismo que él ya había dicho, pero el biomecánico consideró que tal vez era necesario explicarse más a fondo ya que, a su modo de ver, lo que la asreniana pedía era una locura.
—En tus condiciones si ya has agotado tu magia solo conseguirás perder el conocimiento si vuelves a realizarla —le explicó sin alterarse en lo más mínimo avanzando hasta colocarse a su altura—. Krunchy’s tiene varios órganos vitales completamente dañados, probablemente si intentamos aplicarle magia curativa solo lograremos provocarle más sufrimiento. El hechizo de recomposición es complicado de utilizar y probablemente solo alguien con una pericia extraordinaria podría lograr algún resultado. Y aun así no serviría para salvarlo. Debes comprenderlo y permitir que te ayudemos —finalizó subiéndose el puente de las gafas.

El Archime que llevaba meses viviendo en aquel torreón podía sentir cierta empatía hacia la asreniana, pero de todas formas al ingeniero todavía le costaba comprender por qué no siempre podía hacer imperar la lógica cuando los hechos evidenciaban lo que había trasladado a palabras.

La nana de la ordesa se prolongó en el tiempo hasta que el niño dejó de respirar. Sus compañeros habían convencido a la asreniana de que lo mejor que podía hacer era descansar, el sino de Krunchy's estaba sellado. Había perdido mucha sangre y la mejor perspectiva para él, era la muerte. La sensación al dejar de cantar resultó extraña a la madre, la dejaba como vacía por dentro, pero cómoda de alguna manera. Lara estaba absolutamente convencida de que acababa de hacerle un favor al pobre moribundo, acompañándolo en sus últimos minutos, y probablemente era aquello lo que la reconfortaba ligeramente y le proporcionaba calidez a su nada particular. También tenía que ver la lejanía sentimental: le recordaba a sus niños, porque también murieron, pero conforme cantaba se había dado cuenta de que su pesar por él era bastante más suave. Lara le revolvió el pelo al muerto y se puso en pie.

—Ya está —anunció con un tono dulce que contrastaba con la situación.

Llegamos al torreón cargando con la comida del otro grupo y llamamos para que nos abran. Entramos y no puedo evitar fijarme en el cuerpo envuelto que está en el suelo, entre eso y sus caras no tardo mucho en deducir que alguien ha muerto.

-¿Qué ha pasado? - pregunto sin mucha ceremonia.

Los de Maciel nos cuentan lo que ha pasado y nosotros completamos con nuestra parte y diciendo que tenemos al resto de sus compañeros acogidos en nuestro torreón. Para Naeleth van a ser unas noticias agridulces. Decidimos dejar a Gres dormir un poco y en mi opinión tiene muy merecidas esas horas de descanso. Al final no consiguió salvar a su compañero pero merece todos mis respetos por al menos intentarlo.

-Y bueno, ¿cómo lleváis lo de la luna? ¿Estáis nerviosos por lo de transformaros? - con todo el ajetreo que tuvimos recientemente se olvida por completo que nunca les dijimos nada. Mierda, ¿cómo se nos pudo pasar algo tan importante?. Cuando preguntan trato de explicarme lo mejor posible.- Pues veréis recibimos la visita de un ser bastante pequeño que nos aseguró que a la salida de la luna nuestro cuerpo cambiaría y se amoldaría a nuestro verdadero ser o algo así. También dijo que saldrían las estrellas y luego vendría la luna, también mencionó que somos intocables hasta ella - explico tratando de recordar la visita de Tap con la mayor claridad posible.- Después hablando con la gente de Sendar nos contaron más cosas, la chica que actualmente está viviendo con nosotros nos dijo que nos traían para convertirnos en dioses - bufo con sorna ante la declaración.- Luego lo que dijo tuvo más sentido. Al parecer la gente que vive aquí pasó por nuestro mismo proceso y los que sobrevivieron se "transforman" u obtienen poder sobre la naturaleza. Quizá alguno de mis compañeros pueda arrojar más luz sobre el asunto, yo no me acuerdo de todo.

Kudryavka

Al oir que estaban en el torreón más o menos a salvo, le alivió. Sin embargo no pudo evitar sentirse afectado por todo lo habia visto. Como destellos, luces se iluminaron sobre determinados momentos de su pasado, diferentes personas de las que no pudo despedirse y las que nunca querria haberlo hecho.
Podian apreciar en el ruso un tic constante, mientras se paseaba con una mirada consternada por Maciel. Se frotaba la nariz con el índice para después de cruzarse de brazos y quedarse quieto, pensando, por unos instantes antes de volver a dejar los brazos colgando y volver a pasearse por las habitaciones, como un animal encerrado. No podia evitar echar la mirada hacia atrás y ver ese patrón que le acosaba.

No fue diferente cuando los letarguinos decidieron aparecer a hacer una visita sorpresa. Hubo que explicarles que habia pasado. El ruso no se introdujo con su nuevo nombre ni mencionó nada de como sus memorias habian vuelto. No era el momento ni el lugar para compartir aquellas noticias, no cuando otra persona hubiera muerto por su culpa.
Volvió a hacer su tic en cuanto escuchó las palabras de la ulterana. Se la quedó mirando perpleja unos instantes y se mordió el labio, como conteniendo lo que iba a decir.
-No es el momento para una broma, sinceramente.-dijo, frunciendo el ceño.-¿De que pelicula o serie lo has sacado? ¿Sabes que? No importa. No es el lugar ni el momento para debatir estos temas sin sensibilidad alguna. Asi que porque no os-
La voz del ruso murió entonces, mientras otra la sustituia.

Detective

-Así son las cosas al parecer.-dijo suspirando y se cruzó de brazos.-Mi investigación de esta ciudad me ha llevado a un punto muerto parecido.-dijo, girandose hacia los macieleros.-Quisiera no creerlo, como el otro, pero me temo que es la verdad, aunque mi investigación no estaba completa, pensaba esperar un poco más antes de deciroslo. Porque, como os dije antes, pensaba volver a presentarme ante vosotros. Pero está visto que aqui la mujer esta piensa con lo que le cuelga del pecho antes de otra cosa, y os ha hecho todo el spoiler... Qué más da ya cuando os entereis, ¿verdad? No va a cambiar los hechos...-

Se rascó la barbilla unos instantes.
-Volviendo a lo dicho por ella, lo suyo más bien suena como los delirios de una persona bajo el efecto de la droga, puede que sea cierto. Os ayudaré a que lo confirmeis vosotros mismos... Eh...-palmeó entre sus bolsillos y finalmente se rindió, no encontrando lo que buscaba, con un gruñido derrotado.-Tú.-dijo señalando a Keiria.-Si ajustamos la teoria esta al libro ese que tienes pegado las veinticuatro horas a la cara, todo cobra un macabro sentido, ¿verdad?-

Kudryavka

A diferencia de en otras ocasiones, el detective dejó que el ruso fuera consciente mientras él tomase el control. Era una experiencia de lo más bizarra, el escuchar otra voz salir de su garganta y manipular su cuerpo, pero lo que más le chocó fue cuando confirmó lo que decia la ulterana, pues sabia que el detective nunca bromearia con nada. Logró decir algo en su propia voz, interrumpiendo al detective.
-No... No puede ser...-su voz sonaba frágil.

Detective

-Y sin embargo lo es. Un cruel destino y un cruel final.-se acarició la mandíbula, pensativo.-Hay cosas que no me cuadran. Si ellos se han enterado porque el susodicho ser pequeño se lo dijo, ya que es imposible que lo hayan encontrado por el mismo método que yo, admitamoslo.-dijo con una breve risa seca.-No me cuadra lo que ha dicho de que "seamos intocables".-
Se aclaró la voz.
-Si por lo que estamos pasado se considera "ser intocable", significa que otra gran amenaza aparecerá en cuanto la Luna salga y nos transforme. O eso, o que seremos asesinados, al ya no ser más útiles para los gobernantes de este agujero infernal. Ambas opciones bien pueden significar la muerte para nosotros...-dijo, mientras se tiraba a un sillón y cruzaba las piernas.-¿Opiniones al respecto?-voceó.

Quien iba a pensar que al llegar a Maciel se encontrarían como semejante situación. Dhelian sintió que se ahogaba en cuanto vio aquella sabana cubriendo un cuerpo y por un segundo horrorizado, paseo su mirada por todos los los que vivían en el torreón, buscando la cara faltante.

La respuesta no tardo en llegar por parte de los macieleros. Lo improbable había pasado: Gres seguía viva y aquel cuerpo...era e Krunchy's, que no lo había conseguido pese a los esfuerzos de su compañera. Dhelian fue incapaz de sentirse feliz pese a todo, la asreniana estaba viva y eso debía agradecerse pero....en esa ciudad ningún final podía ser completamente feliz.Dhelian se mantuvo en silencio mientras Surasara se tomaba la albor de explicar lo ocurrido en Sendar, recibiendo también la explicación de lo que había pasado con Gres, que se encontraba descansado a la parecer y Dhelian decidió no despertarla, necesitaba dormir tras esa pesadilla.

La conversación termino tomando toros derroteros gracias a Surasara cuando empezó a hablar de la luna y la repentina intromisión de el aprendiz, le dejaron descolocado. Sobretodo cuando vio, frente a sus ojos, como la postura, la voz, la forma de hablar...todo en general, cambiaba de un momento a otro en el pelinaranja. La forma de hablar era directa, seca y añadiendo datos a los que ellos ya tenían.

-Los monstruos de esta ciudad, los habitantes me refiero no los que atacan sin ton ni son, debieron ser como nosotros antes y ellos están vivos ¿porque nos matarían a nosotros entonces?-pregunto Dhelian confundido, era posible, claro que lo era, pero no veía una razón de ser para ello. Tenerlos un año entero malviviendo en torreones, a merced de los bichos y trampas de la ciudad, ¿para matarlos cuando se volviesen monstruos como ellos? Era la mar de extraño. Ademas estaba lo que ese...¿aprendiz? no sabría decir si era el, sabia de tema de las personalidades del chico así que eso le sonaba mas a otra personalidad desconocido que al aprendiz que había conocido la ultima vez que fue a Maciel- Nos hemos topados con varios habitantes de la ciudad, en situaciones varias, en un par de ellas si nos hubieran atacado habría sido casi algo normal...y no lo hicieron. Nos llaman cosechados...uhm...como si nos cultivaran, si un "niño" estropea la cosecha sus padres lo castigarían ¿no? Al menos pensando desde el punto de vista de un "agricultor" como los que nos trajeron aquí - dijo intentando hacerte entender aunque no supiera bien como, suspiro desalentado y viendo el cuerpo del frivy cubierto apretó los ojos, desviando la mirada.

-Y ese libro que mencionaste ¿puedo echarle un vistazo?- añadió mirando a Keiria.