Torreón Maciel (Archivo VI)
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Leonart
Evanna
Dal
Jack
Red
Tak
Naeryan
Yber
Alicia
Giniroryu
14 participantes
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguasPersonajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Torreón Maciel (Archivo VI)
20/04/14, 07:13 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Archime no pudo hacer otra cosa que dejarse arrastrar hasta Maciel una vez más. Como aquella ocasión en la bahía. En realidad había más paralelismos de los que parecía a simple vista, pues en aquella ocasión también habían rescatado a Taro -aunque no solo a él- y el biomecánico también había agotado sus energías. El camino transcurrió si que el biomecánico fuese apenas consciente de lo que lo rodeaba, centrado en todo momento en controlar su respiración. No había llegado a darle un ataque de asma, pero si se sobreesforzaba sin duda le ocurriría.
Se aposentó en el sillón de siempre, todavía recuperando el aliento y habló tras Anriel.
—Debemos... curarlo... —musitó con la respiración agitada para después intentar llevar a cabo un hechizo de restauración.
No pudo. Probablemente todavía conservaba cierta reserva de energía mágica, pero el cansancio del uso continuado de hechizos exigentes fue superior a él. Se agitó ligeramente cuando recibió la palmada de Shaco y dejó en sus manos la tarea de curar al carabés mientras se recostaba en el sillón completamente agotado. Posiblemente debían repetir los sortilegios sanadores durante los próximos días para que Taro se recuperase correctamente, pero Archime les dio su visto bueno internamente a los que aplicó el humano a modo de primeros auxilios, dejando de preocuparse por aquel asunto en concreto.
—No deberías realizar... movimientos bruscos. Es preferible que... pidas ayuda para lo que necesites, por ahora —advirtió al carabés poco después cuando este hizo ademán de moverse.
Archime no pudo hacer otra cosa que dejarse arrastrar hasta Maciel una vez más. Como aquella ocasión en la bahía. En realidad había más paralelismos de los que parecía a simple vista, pues en aquella ocasión también habían rescatado a Taro -aunque no solo a él- y el biomecánico también había agotado sus energías. El camino transcurrió si que el biomecánico fuese apenas consciente de lo que lo rodeaba, centrado en todo momento en controlar su respiración. No había llegado a darle un ataque de asma, pero si se sobreesforzaba sin duda le ocurriría.
Se aposentó en el sillón de siempre, todavía recuperando el aliento y habló tras Anriel.
—Debemos... curarlo... —musitó con la respiración agitada para después intentar llevar a cabo un hechizo de restauración.
No pudo. Probablemente todavía conservaba cierta reserva de energía mágica, pero el cansancio del uso continuado de hechizos exigentes fue superior a él. Se agitó ligeramente cuando recibió la palmada de Shaco y dejó en sus manos la tarea de curar al carabés mientras se recostaba en el sillón completamente agotado. Posiblemente debían repetir los sortilegios sanadores durante los próximos días para que Taro se recuperase correctamente, pero Archime les dio su visto bueno internamente a los que aplicó el humano a modo de primeros auxilios, dejando de preocuparse por aquel asunto en concreto.
—No deberías realizar... movimientos bruscos. Es preferible que... pidas ayuda para lo que necesites, por ahora —advirtió al carabés poco después cuando este hizo ademán de moverse.
- Poblo
Ficha de cosechado
Nombre: Alyssa
Especie: Humana
Habilidades: Orientación, memoria y reflejos.
Re: Torreón Maciel (Archivo VI)
12/07/14, 02:08 am
En su condición se vio incapaz de ayudar durante el ataque: apenas pudo moverse, y todos sus intentos de usar magia fallaron. Luego el dolor aumentó, además de empezar a localizarse en más sitios aparte del brazo. Las manos de sus tres extremidades restantes tuvieron su dosis de dolor y su cabeza tampoco se libró. Así, y mientras el clinger chillaba, no pudo sino mirar lo que le iba pasando, hasta que su vista también cambió y el mareo le obligó a cerrar los ojos.
Así se quedó gritando de dolor.
Cuando se atrevió a abrirlos, ya tiempo después, el dolor había remitido pero el mareo no, que volvió inmediatamente y tuvo que cerrarlos otra vez.
Necesitó un tiempo para poder enfocar correctamente sin sufrir más mareos, y entonces pudo ver por fin lo que le había pasado. Cubierto de hemolinfa verde semitransparente (su sangre), su antebrazo izquierdo ahora era una pinza, o al menos algo parecido. La situación era similar en su otra mano y los pies, salvo que esta vez se limitaba a estas últimas y no abarcaban más.
Donde tenían que estar ahora había garras, parecidas a las de ave. Irónicamente las circunstancias catastróficas vinieron bien, porque de lo contrario el insecto se habría puesto eufórico, fascinado y probablemente habría dado saltitos de alegría mientras se las tocaba, para luego fascinarse de que se tocaba a si mismo con lo que quería tocar.
Su exoesqueleto no había vuelto, pero también se podía deber a que aún no había intentado regenerarlo. Intentó levantarse, consiguiendo herirse los pies todavía más. Suma eso al mareo que le dió al mover la cabeza y el resultado es que comenzó a tambalearse en todas direcciones. –¿Eh? ¿Veo? No veo... ¡Mareo! ¡Uahhhhh!
Su primera parada fue la pareja sinhadre, chocando con Nero y propinándole un pisotón en un pie, y añadiendo heridas a su lista de “impactos sobre zonas sin exoesqueleto”
-¡Ayy! Perdón, ¡Uah! aun no veo ¡Uohhh!
La siguiente parada fue Kud, y combinó el impacto con un posterior pisotón en la cola. Para más mala suerte la colisión desvió uno de los hechizos que tiraba, justo hacia Cio. Como colofón final el clinger terminó de caer al suelo usando a su compañero “naranjito” como colchón.
-Lo siento, lo siento, ¡lo siento! ¡Ay! Me duele todo ¿Por qué no veo bien? Todo se acerca más rápido o más despacio de lo que debería, y a veces parece que vea de lado sin girarme.
Así se quedó gritando de dolor.
Cuando se atrevió a abrirlos, ya tiempo después, el dolor había remitido pero el mareo no, que volvió inmediatamente y tuvo que cerrarlos otra vez.
Necesitó un tiempo para poder enfocar correctamente sin sufrir más mareos, y entonces pudo ver por fin lo que le había pasado. Cubierto de hemolinfa verde semitransparente (su sangre), su antebrazo izquierdo ahora era una pinza, o al menos algo parecido. La situación era similar en su otra mano y los pies, salvo que esta vez se limitaba a estas últimas y no abarcaban más.
Donde tenían que estar ahora había garras, parecidas a las de ave. Irónicamente las circunstancias catastróficas vinieron bien, porque de lo contrario el insecto se habría puesto eufórico, fascinado y probablemente habría dado saltitos de alegría mientras se las tocaba, para luego fascinarse de que se tocaba a si mismo con lo que quería tocar.
Su exoesqueleto no había vuelto, pero también se podía deber a que aún no había intentado regenerarlo. Intentó levantarse, consiguiendo herirse los pies todavía más. Suma eso al mareo que le dió al mover la cabeza y el resultado es que comenzó a tambalearse en todas direcciones. –¿Eh? ¿Veo? No veo... ¡Mareo! ¡Uahhhhh!
Su primera parada fue la pareja sinhadre, chocando con Nero y propinándole un pisotón en un pie, y añadiendo heridas a su lista de “impactos sobre zonas sin exoesqueleto”
-¡Ayy! Perdón, ¡Uah! aun no veo ¡Uohhh!
La siguiente parada fue Kud, y combinó el impacto con un posterior pisotón en la cola. Para más mala suerte la colisión desvió uno de los hechizos que tiraba, justo hacia Cio. Como colofón final el clinger terminó de caer al suelo usando a su compañero “naranjito” como colchón.
-Lo siento, lo siento, ¡lo siento! ¡Ay! Me duele todo ¿Por qué no veo bien? Todo se acerca más rápido o más despacio de lo que debería, y a veces parece que vea de lado sin girarme.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Torreón Maciel (Archivo VI)
12/07/14, 02:49 am
Aprovechando el caos que la luna había producido a los cosechados, los dragones le habían roto el cuello Ippon y, tras un par de bocados que les aseguraron la calidad de la carne, lo agarraron entre ambos y echaron a volar. Tan solo uno de los hechizos de Kud salió dirigido en la dirección correcta y le rompió el ala a uno de los dragones, con tan mala suerte que tanto dicho dragón como el cuerpo del irrense cayeron a plomo al foso que rodeaba Maciel. El dragón sano bufó y se alejó volando.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Torreón Maciel (Archivo VI)
12/07/14, 04:28 am
No consiguió nada con el táser, y sintió una frustración enorme y una ira desmedida por su inutilidad en un momento como aquel. A su alrededor los demás forcejeaban, pero no era suficiente. El irrense solo pudo recular algunos pasos antes de caer de rodillas, llevándose la única mano libre a su sien derecha. Dolía horrores, sentía como si algo… realmente había algo ahí, de momento solamente era un bulto, y tenía otro a juego en la sien izquierda. Todo lo que pasó a continuación fue tan rápido que no pudo apenas asimilarlo al tiempo que lidiaba con el dolor. No era exactamente consciente de cómo su cuerpo se iba sobrecargando de electricidad, pero se le nublaba la mente, sentía los músculos en tensión. Frente a él, por más compañeros que llegaban a ayudar, más monstruos aparecían. Sangre. Del mismo color que la luz que comenzaba a bañarlos. Y voces y gritos. Él mismo gemía sin darse cuenta, y en un intento desesperado por ponerse de pie, acalambrado como estaba, le llegó un hechizo de impacto que lo estrelló contra el muro. Prorrumpió en espasmos entonces, encogiéndose sobre sí mismo. Los brazos no parecían responder en absoluto, pero ni aunque lo hubieran hecho habría sido capaz de ponerse en pie. Profirió un grito entrecortado, de dolor y pánico. Tenía una sensación de déjà vu insistente, como si aquello ya lo hubiera vivido, pero era lo último que le podía preocupar en ese momento. Entre convulsiones ni siquiera llegó a ser consciente del momento en que sucedió la muerte de Ippon, pero acusaría su falta entre los presentes, vería el caos de cambios, y prácticamente no sería consciente del suyo propio. Solo quería que parase de una vez, pero no había un interruptor que lo apagase, no podía hacer nada, pero tampoco parecía estar muriéndose. Trató de arrastrarse hacia sus compañeros poco después, los espasmos se habían distanciado en el tiempo y su brazo respondía a duras penas. En su cabeza empezaba a notar un peso extra, pero malamente era consciente de ello.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Torreón Maciel (Archivo VI)
12/07/14, 04:42 am
Mientras todo el caos en el patio ocurría, una criatura más se había acercado atraida por la producción descontrolada de hormonas de Ippon que, una vez este murió, decidió cambiar de objetivo. Se trataba de un milpiés del tamaño de un brazo y que ahora reptaba por el muro del torreón, pasando desaparecibido gracias al caos formado. Se coló por una de las ventanas del salón y, sintiéndose atraido por el ambiente húmedo del sótano, se dirigió hacia allí.
Pero una vez abajo, otra cosa llamó poderosamente la atención al miriápodo. El olor a carne tierna. El milpiés reptó al interior de la celda donde se encontraban los hijos de Lara y se acercó a la cesta con la intención de clavarles sus colmillos de carnívoro. Al principio se encontró la resistencia de los hechizos de protección, pero a base de insistir consiguió atravesarla... El llanto de Zaende Pi enseguida se detuvo cuando el miriápodo le arrancó su cabecita para masticar su carne tierna. La cabeza era lo que más le gustaba al milpiés y por eso decidió continuar con sus otras dos presas, sabiendo ya que si insistía conseguiría lo que quería, antes de ocuparse del cuerpo.
Los bebés de la ordesa habían dejado salir su último llanto.
Pero una vez abajo, otra cosa llamó poderosamente la atención al miriápodo. El olor a carne tierna. El milpiés reptó al interior de la celda donde se encontraban los hijos de Lara y se acercó a la cesta con la intención de clavarles sus colmillos de carnívoro. Al principio se encontró la resistencia de los hechizos de protección, pero a base de insistir consiguió atravesarla... El llanto de Zaende Pi enseguida se detuvo cuando el miriápodo le arrancó su cabecita para masticar su carne tierna. La cabeza era lo que más le gustaba al milpiés y por eso decidió continuar con sus otras dos presas, sabiendo ya que si insistía conseguiría lo que quería, antes de ocuparse del cuerpo.
Los bebés de la ordesa habían dejado salir su último llanto.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Torreón Maciel (Archivo VI)
12/07/14, 03:59 pm
El paso del milpiés pasó desapercibido a ojos de Lara, que seguía tirada en el suelo frente a la marabunta de armas, persiguiendo aquellos números sin sentido. Había notado que, a veces, si los miraba mucho tiempo al lugar en el que surgían, estos aumentaban, pero no era capaz de relacionar el aumento con ningún motivo. Ni los números con nada mejor que la locura. Fueron sus oídos, por tanto, los que la advirtieron de aquel enorme bicharraco. Y Lara no supo hacer nada mejor que llevarse la mano a la boca.
—No. No. Nonononononono —la ordesa no tenía tiempo para asustarse. Pegó un brinco en el suelo e hizo acopio de aquel valor suicida que había nacido durante la criba y que casi la dejó muerta en alguna ocasión—. ¡No toques a mis hijos, monstruo desgraciado!
Lara se hizo levitar a sí misma y atravesó el mar de armas poco después de que el miriápodo se hubiera colado en su celda. No tenía tiempo para abrirla con la llave, así que retiró las mantas que había atado con la intención de paralizar a aquel animal. Al tiempo que formulaba el hechizo el corazón se le cayó a cachos. Dos números habían desaparecido de su vista y un tercero, un cien enorme, se desvaneció al tiempo que aquel ser le rajaba la garganta al que era el último bebé con vida. La parálisis, sin embargo, llegó a buen puerto y emergió vibrante de las manos de Lara para inmovilizar a aquella bestia en una posición asesina.
La ordesa se quedó apagada durante unos instantes, observando la escena tan solo un poco menos muerta que sus cinco hijos. Dos cuerpos estaban bañados en sangre y carecían de cabeza como una muñeca rota. El tercero se había ahogado entre leves convulsiones. Lara se aferró a los barrotes y trató de agitarlos con violencia al tiempo que echaba a llorar.
—¡NO ES JUSTO! ¡NO ES JUSTO! ¡NO ES JUSTO! —gritó, dejándose la garganta—. ¡MIS NIÑOS! ¡NO ES JUSTO, JODER! ¡NO ES JUSTO! ¡NO ES JUSTO!
Se escurrió contra el suelo una vez la desolación y la impotencia acabaron de abrazarla y continuó llorando, incapaz casi de hacer otra nada más. Su mente inmadura, inestable, no era capaz de asimilar aquel golpe y tan solo comenzaba a incubar una idea entre mocos y lágrimas que probablemente marcaría a Lara para siempre: Quería romper patas, dedos, huesos, paredes, ciudades... Quería romperlo todo, hasta el mismísimo mundo. Quería que todos supieran cuanto había sufrido con aquel engaño, quería que sufrieran en sus propias carnes su portento y su milagro.
Aquella convicción a la que se aferró la ayudó a cortar el llanto, aunque el dolor permaneciera, y la ordesa buscó con las manos temblorosas la llave de la celda para abrir la puerta. Apartó la vista de los tres cadáveres tanto como se lo permitía tan poco espacio y desenvainó la Despellejadora para darle por primera vez un uso real. Gritando enrabietada, Lara se acercó a la criatura y clavó y clavó y clavó aquella daga sobre ella, asegurándose de no dejar ni un solo centímetro de su enorme longitud sin cubrir.
Los números seguían ahí, pero Lara los ignoraba, igual que ignoraba la mala suerte con la que la habían maldito aquella noche. Aguantó el dolor cuando activó sin querer la runa de corte y apenas refunfuñó cuando la daga se le escapó de entre las manos. La ordesa simplemente la recogíó del suelo y la volvió a clavar y a clavar y a clavar... manchándose de sangre propia y ajena. Cubriéndose de vísceras.
—No. No. Nonononononono —la ordesa no tenía tiempo para asustarse. Pegó un brinco en el suelo e hizo acopio de aquel valor suicida que había nacido durante la criba y que casi la dejó muerta en alguna ocasión—. ¡No toques a mis hijos, monstruo desgraciado!
Lara se hizo levitar a sí misma y atravesó el mar de armas poco después de que el miriápodo se hubiera colado en su celda. No tenía tiempo para abrirla con la llave, así que retiró las mantas que había atado con la intención de paralizar a aquel animal. Al tiempo que formulaba el hechizo el corazón se le cayó a cachos. Dos números habían desaparecido de su vista y un tercero, un cien enorme, se desvaneció al tiempo que aquel ser le rajaba la garganta al que era el último bebé con vida. La parálisis, sin embargo, llegó a buen puerto y emergió vibrante de las manos de Lara para inmovilizar a aquella bestia en una posición asesina.
La ordesa se quedó apagada durante unos instantes, observando la escena tan solo un poco menos muerta que sus cinco hijos. Dos cuerpos estaban bañados en sangre y carecían de cabeza como una muñeca rota. El tercero se había ahogado entre leves convulsiones. Lara se aferró a los barrotes y trató de agitarlos con violencia al tiempo que echaba a llorar.
—¡NO ES JUSTO! ¡NO ES JUSTO! ¡NO ES JUSTO! —gritó, dejándose la garganta—. ¡MIS NIÑOS! ¡NO ES JUSTO, JODER! ¡NO ES JUSTO! ¡NO ES JUSTO!
Se escurrió contra el suelo una vez la desolación y la impotencia acabaron de abrazarla y continuó llorando, incapaz casi de hacer otra nada más. Su mente inmadura, inestable, no era capaz de asimilar aquel golpe y tan solo comenzaba a incubar una idea entre mocos y lágrimas que probablemente marcaría a Lara para siempre: Quería romper patas, dedos, huesos, paredes, ciudades... Quería romperlo todo, hasta el mismísimo mundo. Quería que todos supieran cuanto había sufrido con aquel engaño, quería que sufrieran en sus propias carnes su portento y su milagro.
Aquella convicción a la que se aferró la ayudó a cortar el llanto, aunque el dolor permaneciera, y la ordesa buscó con las manos temblorosas la llave de la celda para abrir la puerta. Apartó la vista de los tres cadáveres tanto como se lo permitía tan poco espacio y desenvainó la Despellejadora para darle por primera vez un uso real. Gritando enrabietada, Lara se acercó a la criatura y clavó y clavó y clavó aquella daga sobre ella, asegurándose de no dejar ni un solo centímetro de su enorme longitud sin cubrir.
Los números seguían ahí, pero Lara los ignoraba, igual que ignoraba la mala suerte con la que la habían maldito aquella noche. Aguantó el dolor cuando activó sin querer la runa de corte y apenas refunfuñó cuando la daga se le escapó de entre las manos. La ordesa simplemente la recogíó del suelo y la volvió a clavar y a clavar y a clavar... manchándose de sangre propia y ajena. Cubriéndose de vísceras.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Maciel (Archivo VI)
12/07/14, 10:59 pm
El cuerpo desmadejado de Ippon ascendía fuera del foso de Maciel, seguido del dragón con su ala rota. Siloco los hizo girar en el aire para inspeccionarlos, y desechó el cuerpo del dragón, que fue a parar a las fauces de Panchito. La quimera nigromántica lo sacudió entre sus dientes, juguetón, y se dejó levitar por su amo.
Atravesaron el muro del patio sin problema. El nigromante avanzó entre cuerpos y pedruscos como el que camina por su jardín por la mañana, mirando el rocío en la hierba y las flores abriéndose, pero sin prestarles más atención de la necesaria. Panchito echó a correr hacia el interior del torreón y bajó las escaleras de las mazmorras, claramente atraído por la muerte. La oresa que tenía en la boca le resultaba más apetitosa que los cuerpos de los niños, así que simplemente olisqueó el ambiente.
Siloco bajó detrás de él, y su cara compuso una mueca de decepción al ver a los niños de Lara.
-Esos malditos bichos, mira qué destrozo.- se acercó, ignorando a la ordesa deliberadamente, a la que dejó seguir masacrando o lo que quisiera.- O, bueno, hay uno que se puede rescatar. Míralos, son una ricura, qué lástima de los otros dos...
Atravesaron el muro del patio sin problema. El nigromante avanzó entre cuerpos y pedruscos como el que camina por su jardín por la mañana, mirando el rocío en la hierba y las flores abriéndose, pero sin prestarles más atención de la necesaria. Panchito echó a correr hacia el interior del torreón y bajó las escaleras de las mazmorras, claramente atraído por la muerte. La oresa que tenía en la boca le resultaba más apetitosa que los cuerpos de los niños, así que simplemente olisqueó el ambiente.
Siloco bajó detrás de él, y su cara compuso una mueca de decepción al ver a los niños de Lara.
-Esos malditos bichos, mira qué destrozo.- se acercó, ignorando a la ordesa deliberadamente, a la que dejó seguir masacrando o lo que quisiera.- O, bueno, hay uno que se puede rescatar. Míralos, son una ricura, qué lástima de los otros dos...
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Personajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Torreón Maciel (Archivo VI)
12/07/14, 11:36 pm
Ri y Nero hicieron acto de presencia, y el vlakai que la ulterana sujetaba fue agujereado por las dagas de los sinhadres. La muchacha se había llevado unos cuantos arañazos en la cara, pero ignoró el escozor y se adelantó para pisar la cabeza del otro, que a pesar del golpe de Kud seguía arrastrándose hacia Kud. No hubo tiempo para sentirse aliviado, pues un nuevo peligro bajó desde el cielo.
Dos pequeños lagartos alados de color lechoso descendieron buscando a Ippon, y cuando lo alcanzaron clavaron sus dientes en él. La mestiza, horrorizada, vio como sin que pudieran evitarlo se llevaban al pequeño irrense, empezando a devorarlo en el proceso. Los gritos del niño poblarían las pesadillas de la chica durante mucho tiempo, pero la parte racional de su mente se impuso, aun había compañeros por los que podía hacer algo.
La imagen del zorro de nueve colas parpadeo hasta desaparecer, al tiempo que la ulterana, que se estaba enjuagando los ojos volvía a ser visible. Xalk se había intentado levantar, gritando algo sobre que no veía, lo que había provocado una reacción en cadena de golpes y caídas. Kud, que se había dejado llevar por la ira, había empezado a lanzar hechizo de impacto sin ton ni son, apuntando a los dragones lechosos, pero uno de ellos golpeó a Cío y lo lanzó contra una pared.
Keiria hizo de tripas corazón y sujetó la nueva pinza del clinger por la parte que no cortaba, tirando de él para ponerlo en pie. El bicho tenía dos nuevos pares de ojos, lo que posiblemente le suponía un problema a la hora de enfocar, así que le dijo la primera cosa lógica que se le ocurrió.
—Cierra algunos ojos, Xalk, tienes que acostumbrarte a enfocar bien la vista —la voz de la chica estaba tomada, pero no dejaba de ser firme. No podía abandonarse al pánico—. Voy a ayudar a Cío a levantarse y nos vamos a meter todos dentro del torreón, esto es una locura —añadió, apoyando al clinger contra el marco de la puerta antes de encaminarse hacia el irrense.
El chico se estaba arrastrando hacia su posición, y cuando la pelirroja hizo amago de sujetarlo para levantarlo, una potente descarga recorrió su cuerpo. Keiria salió disparada varios metros, chocando de espaldas contra una de las vertebras. Su piel humeaba, y todos sus músculos se habían tensado a causa de la electricidad. Aquella rigidez corporal facilitó la aparición de las nueve colas, y el repentino dolor le arqueó toda la espalda. La chica grito con fuerza, pero no emitió sonido alguno, no tenía aire en los pulmones. Había empezado a llover.
La ulterana trató de levantarse en cuanto recupero el aliento, demasiado preocupada por sus compañeros como para estar pendiente de su estado. Apenas logró dar un par de pasos antes de caer de bruces al suelo, aun mareada por la descarga y completamente desequilibrada por las nueve colas que se agitaban a su espalda. No podía pensar con claridad, pero sus alarmas se dispararon cuando un desconocido aterrizó en el patio. El agua estaba encharcando el suelo.
—¿Quien eres tu? —susurró en un tono de voz apenas audible, arrastrándose hacia el grupo con dificultad.
Dos pequeños lagartos alados de color lechoso descendieron buscando a Ippon, y cuando lo alcanzaron clavaron sus dientes en él. La mestiza, horrorizada, vio como sin que pudieran evitarlo se llevaban al pequeño irrense, empezando a devorarlo en el proceso. Los gritos del niño poblarían las pesadillas de la chica durante mucho tiempo, pero la parte racional de su mente se impuso, aun había compañeros por los que podía hacer algo.
La imagen del zorro de nueve colas parpadeo hasta desaparecer, al tiempo que la ulterana, que se estaba enjuagando los ojos volvía a ser visible. Xalk se había intentado levantar, gritando algo sobre que no veía, lo que había provocado una reacción en cadena de golpes y caídas. Kud, que se había dejado llevar por la ira, había empezado a lanzar hechizo de impacto sin ton ni son, apuntando a los dragones lechosos, pero uno de ellos golpeó a Cío y lo lanzó contra una pared.
Keiria hizo de tripas corazón y sujetó la nueva pinza del clinger por la parte que no cortaba, tirando de él para ponerlo en pie. El bicho tenía dos nuevos pares de ojos, lo que posiblemente le suponía un problema a la hora de enfocar, así que le dijo la primera cosa lógica que se le ocurrió.
—Cierra algunos ojos, Xalk, tienes que acostumbrarte a enfocar bien la vista —la voz de la chica estaba tomada, pero no dejaba de ser firme. No podía abandonarse al pánico—. Voy a ayudar a Cío a levantarse y nos vamos a meter todos dentro del torreón, esto es una locura —añadió, apoyando al clinger contra el marco de la puerta antes de encaminarse hacia el irrense.
El chico se estaba arrastrando hacia su posición, y cuando la pelirroja hizo amago de sujetarlo para levantarlo, una potente descarga recorrió su cuerpo. Keiria salió disparada varios metros, chocando de espaldas contra una de las vertebras. Su piel humeaba, y todos sus músculos se habían tensado a causa de la electricidad. Aquella rigidez corporal facilitó la aparición de las nueve colas, y el repentino dolor le arqueó toda la espalda. La chica grito con fuerza, pero no emitió sonido alguno, no tenía aire en los pulmones. Había empezado a llover.
La ulterana trató de levantarse en cuanto recupero el aliento, demasiado preocupada por sus compañeros como para estar pendiente de su estado. Apenas logró dar un par de pasos antes de caer de bruces al suelo, aun mareada por la descarga y completamente desequilibrada por las nueve colas que se agitaban a su espalda. No podía pensar con claridad, pero sus alarmas se dispararon cuando un desconocido aterrizó en el patio. El agua estaba encharcando el suelo.
—¿Quien eres tu? —susurró en un tono de voz apenas audible, arrastrándose hacia el grupo con dificultad.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Personajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Torreón Maciel (Archivo VI)
13/07/14, 01:11 am
Kudryavka
El grito del ruso fue en aumento cuando, despues de haberle tocado la cola, miembro un tanto sensible en aquel momento que tan solo empeoró el dolor, la criatura en la que se estaba transformando Xalk chocó contra él, provocando una sensación ardiente por donde le habia tocado.
-¡Argh! ¿¡A tí que coño te pasa!?-gritó en mitad del dolor, apartandose de él con la expresión compungida por el ardor del extraño dolor.
Uno de las nuevas criaturas voladoras fue impactado por su hechizo y fue derribada, pero la mala suerte quiso que otro de ellos golpease a Cio contra una pared. Soltando una maldición por lo bajo, hizo ademán por acercarse hacia el irrense que él mismo habia herido, pero vio que Keiria se le adelantaba e hizo de Ippon su objetivo prioritario. Aun en su estado, podia arrastrarse a lo comando sin marearse o simplemente rodar.
>> Venga... Recuerda todas estas horas de pulsar el botón "B" en el mando mientras jugabas al Dark Souls. "Just Roll"
Y así hizo, rodó una distancia considerable hasta que el mareo que le causaba aquello fue mayor que el de intentar ponerse de pie. La maldita cola, además, era un punto de extremo dolor y cada vez que rodaba sobre ella era como si una apisonadora se hubiera estado paseando por la misma. El dolor y el escozor entremezclados con el mareo, no le hizo reaccionar a tiempo cuando aquella bizarra figura saltó por encima del muro, arrastrando a Ippon quien, a pesar de sus heridas, parecia estar vivo y sin notar un ápice el dolor de tan graves heridas.
-¿I-Ippon?-
En el mismo instante en el que eso pasó. escucharon el chasquido de la corriente electrica y el aprendiz se giró a tiempo para ver a Keriia salir despedida, siendo la clara victima de la misma que parecia haberse sucedido por, aparentemente, Cio. El ruso no podia estar más confuso. Demasiadas cosas, demasiado rápido.
Se puso bocarriba, en un intento por ponerse de pie, pero, al sentarse sobre la cola, otro latigazo de dolor le recorrió el cuerpo, y aulló, con la nauseabunda sensación fresca. Jadeando y sudando por su esfuerzo, logró hincar ambas rodillas y agazaparse. Miro a Keiria, que, algo inestable se habia repuesto y habia coincidido con la bizarra (y ahora borrosa) figura que llevaba a Ippon. Keiria, tirada en el suelo, probablemente en estado de confusión. Pudo escucharla hablar, pero no entendia porque, gritó en su dirección, para que cualquiera que le escuchase..
-¡No dejeis... que... se lleve a... Ippon!-exclamó. Pero el ser la ignoró y siguió andando entonces. El dolor del chico se agudizó aquel momento en los pies, que, combinado con su propio y nefasto equilibrio, hizo que cayese de espaldas una vez más se aplastase la cola. Con otro alarido, esta vez con rabia entremezclada, se arrancó las zapatillas y las arrojó lejos-¡Ve... tras él!-le indicó, jadeando a la ulterana.
No sabia si fue entonces que su vista se habia acostumbrado de pronto, pero se dió cuenta de varias cosas. Los cuernos de Cio. Sus pies. Las nueve colas de Keiria así como sus nuevas y peludas orejas. Todo iba tan rápido, sin esperar y edulcorar a los que sufrian los cambios . Él mismo sintió los cambios. Haciendo fuerza con la mandibula junto el esfuerzo de sus piernas, logró ponerse de pie. Una vez ahí, comenzó a tambalearse. No dudó entonces de usar su bõ como apoyo. Y, con él, usandolo de muleta se arrastró hacia Cio.
Parecia estable. Sin embargo, dudaba de que estuviese muy alla.
-¡K-Keiria!-voceó, entre jadeos.-¡Ocupate de Cio y de Archi! Lara esta dentro... Lara esta con sus crias abajo y... ¡Taro! ¡Dios!-
Lentamente, levantaba una pierna y la clavaba a un par de centimetros mas adelante. Resoplando, usó el mismo método, ayudado por su muleta, para entrar dentro del torreón y bajar las escaleras. Para cuando dió con Lara y lo que quedaba de las crias y el supuesto atacante. el nuevo individuo ya habia llegado antes. El aprendiz se quedó paralizado de miedo, observandole más de cerca. Le daba mal rollo. Le helaba la espina dorsal. Y Lara... Lara, sus crias habian muerto. Las habia matado una especie de ciempies. No sabia que hacer o que decir, totalmente paralizado. Se aferró a su bõ y comenzó a temblar.
El grito del ruso fue en aumento cuando, despues de haberle tocado la cola, miembro un tanto sensible en aquel momento que tan solo empeoró el dolor, la criatura en la que se estaba transformando Xalk chocó contra él, provocando una sensación ardiente por donde le habia tocado.
-¡Argh! ¿¡A tí que coño te pasa!?-gritó en mitad del dolor, apartandose de él con la expresión compungida por el ardor del extraño dolor.
Uno de las nuevas criaturas voladoras fue impactado por su hechizo y fue derribada, pero la mala suerte quiso que otro de ellos golpease a Cio contra una pared. Soltando una maldición por lo bajo, hizo ademán por acercarse hacia el irrense que él mismo habia herido, pero vio que Keiria se le adelantaba e hizo de Ippon su objetivo prioritario. Aun en su estado, podia arrastrarse a lo comando sin marearse o simplemente rodar.
>> Venga... Recuerda todas estas horas de pulsar el botón "B" en el mando mientras jugabas al Dark Souls. "Just Roll"
Y así hizo, rodó una distancia considerable hasta que el mareo que le causaba aquello fue mayor que el de intentar ponerse de pie. La maldita cola, además, era un punto de extremo dolor y cada vez que rodaba sobre ella era como si una apisonadora se hubiera estado paseando por la misma. El dolor y el escozor entremezclados con el mareo, no le hizo reaccionar a tiempo cuando aquella bizarra figura saltó por encima del muro, arrastrando a Ippon quien, a pesar de sus heridas, parecia estar vivo y sin notar un ápice el dolor de tan graves heridas.
-¿I-Ippon?-
En el mismo instante en el que eso pasó. escucharon el chasquido de la corriente electrica y el aprendiz se giró a tiempo para ver a Keriia salir despedida, siendo la clara victima de la misma que parecia haberse sucedido por, aparentemente, Cio. El ruso no podia estar más confuso. Demasiadas cosas, demasiado rápido.
Se puso bocarriba, en un intento por ponerse de pie, pero, al sentarse sobre la cola, otro latigazo de dolor le recorrió el cuerpo, y aulló, con la nauseabunda sensación fresca. Jadeando y sudando por su esfuerzo, logró hincar ambas rodillas y agazaparse. Miro a Keiria, que, algo inestable se habia repuesto y habia coincidido con la bizarra (y ahora borrosa) figura que llevaba a Ippon. Keiria, tirada en el suelo, probablemente en estado de confusión. Pudo escucharla hablar, pero no entendia porque, gritó en su dirección, para que cualquiera que le escuchase..
-¡No dejeis... que... se lleve a... Ippon!-exclamó. Pero el ser la ignoró y siguió andando entonces. El dolor del chico se agudizó aquel momento en los pies, que, combinado con su propio y nefasto equilibrio, hizo que cayese de espaldas una vez más se aplastase la cola. Con otro alarido, esta vez con rabia entremezclada, se arrancó las zapatillas y las arrojó lejos-¡Ve... tras él!-le indicó, jadeando a la ulterana.
No sabia si fue entonces que su vista se habia acostumbrado de pronto, pero se dió cuenta de varias cosas. Los cuernos de Cio. Sus pies. Las nueve colas de Keiria así como sus nuevas y peludas orejas. Todo iba tan rápido, sin esperar y edulcorar a los que sufrian los cambios . Él mismo sintió los cambios. Haciendo fuerza con la mandibula junto el esfuerzo de sus piernas, logró ponerse de pie. Una vez ahí, comenzó a tambalearse. No dudó entonces de usar su bõ como apoyo. Y, con él, usandolo de muleta se arrastró hacia Cio.
Parecia estable. Sin embargo, dudaba de que estuviese muy alla.
-¡K-Keiria!-voceó, entre jadeos.-¡Ocupate de Cio y de Archi! Lara esta dentro... Lara esta con sus crias abajo y... ¡Taro! ¡Dios!-
Lentamente, levantaba una pierna y la clavaba a un par de centimetros mas adelante. Resoplando, usó el mismo método, ayudado por su muleta, para entrar dentro del torreón y bajar las escaleras. Para cuando dió con Lara y lo que quedaba de las crias y el supuesto atacante. el nuevo individuo ya habia llegado antes. El aprendiz se quedó paralizado de miedo, observandole más de cerca. Le daba mal rollo. Le helaba la espina dorsal. Y Lara... Lara, sus crias habian muerto. Las habia matado una especie de ciempies. No sabia que hacer o que decir, totalmente paralizado. Se aferró a su bõ y comenzó a temblar.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Personajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Torreón Maciel (Archivo VI)
13/07/14, 02:07 am
Bajo la luz roja, Ri tensó todos los músculos del cuerpo. Sentía la carne contra la daga, al hundirse su filo. Los tendones, el hueso roto. Remató al monstruo, mareada. La arenisca y la piedra bajo su pie estaban frías, y la tela de la ropa rozaba su piel al moverse. Era consciente de todas esas cosas, como si hubiera elegido pensar en ellas o fuesen una novedad especial. La realidad la absorbía, sofocante. Y no terminaba en la punta de su vello, en el sudor o las salpicaduras de sangre oscura. Había más.
Ansiedad y miedo capaz de quitarle el aire. La vida a su alrededor, nítida y palpitante.
Anriel jadeaba, pero no había cambio aparente. Nero estaba tapando su brazo con un siseo, al tiempo que rascaba su pie contra el pantalon. Las ronchas lo reccorrían como dibujando un mapa sobre las partes que había tocado el insecto deforme. Lo había pisado a la entrada. Ahora deseaba además haberle clavado la daga para terminar con la plaga, y haberla retorcido, por el mero placer de hacer sufrir a aquella molestia. Alguien se hizo paso entre ellos, y se llevó lo que quedaba del irrense en volandas. Ri había hecho suya la irritación de Nero, confundiendola con algo propio. Enfadada con su propio caos emocional, que venía en el peor momento posible. Siguió al intruso, apretando la empuñadura de la daga como si quisiera romperla, con los nudillos blancos. Seguían azotandola sentimientos absurdos.
Y entonces, se rompió. No hubo preguntas al extraño ni gritos para que se marchara. La albina se quedó al pie de las escaleras congelada de dolor.
Y Lara apuntaba con una daga al hombre y a su monstruo, y ella era consciente de que intenciones habia en ello,y le daba igual. Le parecía correcto. Era necesario. Ri hervía de rabia y pena.
-¿Como te atreves?- siseó, con todo ardiendole- ¿Que crees que haces metiendote aqui, ahora?
Hizo algo que solo había hecho una vez en toda su vida. Reunió saliva y escupió.
Ansiedad y miedo capaz de quitarle el aire. La vida a su alrededor, nítida y palpitante.
Anriel jadeaba, pero no había cambio aparente. Nero estaba tapando su brazo con un siseo, al tiempo que rascaba su pie contra el pantalon. Las ronchas lo reccorrían como dibujando un mapa sobre las partes que había tocado el insecto deforme. Lo había pisado a la entrada. Ahora deseaba además haberle clavado la daga para terminar con la plaga, y haberla retorcido, por el mero placer de hacer sufrir a aquella molestia. Alguien se hizo paso entre ellos, y se llevó lo que quedaba del irrense en volandas. Ri había hecho suya la irritación de Nero, confundiendola con algo propio. Enfadada con su propio caos emocional, que venía en el peor momento posible. Siguió al intruso, apretando la empuñadura de la daga como si quisiera romperla, con los nudillos blancos. Seguían azotandola sentimientos absurdos.
Y entonces, se rompió. No hubo preguntas al extraño ni gritos para que se marchara. La albina se quedó al pie de las escaleras congelada de dolor.
Y Lara apuntaba con una daga al hombre y a su monstruo, y ella era consciente de que intenciones habia en ello,y le daba igual. Le parecía correcto. Era necesario. Ri hervía de rabia y pena.
-¿Como te atreves?- siseó, con todo ardiendole- ¿Que crees que haces metiendote aqui, ahora?
Hizo algo que solo había hecho una vez en toda su vida. Reunió saliva y escupió.
-
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Maciel (Archivo VI)
13/07/14, 02:29 am
Lara se giró hacia el hombre en cuanto captó a él y a su lagarto por el oído. Dolida y rabiosa, confusa, tardó varios segundos en entender que, quien hablaba, se refería a sus hijos. Junto a aquel asaltacasas surgió un número tan pequeño que casi era despreciable, mientras que a su alrededor las cifras subían como la espuma. Lara sufrió un escalofrío, aunque no supo bien por qué. Entonces vio a Kud, peludo pero vivo, y a Ippon, más muerto que cambiado. Las lágrimas brotaron de nuevo y la ordesa le hizo una seña a Kud para que se alejara. Eran sus bebés. Era su guerra.
Aferró la daga con ambas manos y la alzó temblorosa en dirección al hombre que había hablado, clavando sus ojos amarillos en él.
—¡NO LOS TOQUES! —gritó, poniendo todo su empeño en que su voz sonara intimidante. Las lágrimas, sin embargo, no hacían sino delatarla—. Ya están muertos —decir aquello en voz alta le rompió la voz—. ¡D-Déjalos y v-vete!
Ri apareció entonces y Lara se alegró al verla igual y oírla igual... Hasta que escupió y los números volvieron a ascender. Y tembló aún más fuerte.
Aferró la daga con ambas manos y la alzó temblorosa en dirección al hombre que había hablado, clavando sus ojos amarillos en él.
—¡NO LOS TOQUES! —gritó, poniendo todo su empeño en que su voz sonara intimidante. Las lágrimas, sin embargo, no hacían sino delatarla—. Ya están muertos —decir aquello en voz alta le rompió la voz—. ¡D-Déjalos y v-vete!
Ri apareció entonces y Lara se alegró al verla igual y oírla igual... Hasta que escupió y los números volvieron a ascender. Y tembló aún más fuerte.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Maciel (Archivo VI)
13/07/14, 03:29 am
Llegó gente, nuevos cachorros a medio formar, una de ellas casi tan rabiosa como la madre. El escupitajo no llegó a Siloco, resbaló por la superficie de una barrera y el nigromante lo observó, y luego a Ri, como si ambos fuesen la misma cosa. Panchito se puso en guardia, dejó su presa y desnudó sus colmillos.
-¿Cómo me atrevo?- dijo Siloco con una sonrisa burlona- Ya no estais protegidos por ninguna ley, cachorros, cualquiera puede ''atreverse'' a entrar aquí y mataros a todos si les apetece, pero por supuesto no lo harán mientras yo esté aquí.
Hizo una pausa dramática, adoraba las pausas dramáticas.
-Soy don Siloco, último nigromante de Rocavarancolia y Señor de los Asesinos. No habeis roto ninguna ley, así que no estoy autorizado a ejecutaros, pero no dudeis en que lo haré si haceis alguna estupidez- Miró el arma de Ri, y la de Lara, y aunque sonreía el mensaje implícito en su mirada era claro ''Bajadlas''.
-Tengo por costumbre recoger los cadáveres de los cosechados siempre que me es posible o me interesa, realmente vine a por este jovencito- señaló a Ippon- Pero sentí una muerte cercana y bajé a curiosear, y vi a ese engendro echar a perder a unas ricuras...
Se dispuso a ir a por las crías muertas, pero se detuvo junto a Lara y se acuclilló ante ella. Sus protecciones brillaron ante la mirada de la ordesa. Lanzó un hechizo fulminante contra el cienpiés, que se hizo ceniza al instante.
-Soy nigromante. ¿Sabes lo que es eso? ¿Sabes lo que soy caoaz de hacer? El bicho ha echado a perder dos cuerpos, sin las partes correspondientes no los puedo recomponer, es una pena... Pero el último está casi intacto... Un par de puntadas con el hilo adecuado, algunos retoques con magia.- su sonrisa era dulce, pero su dulzura era la de la carne en descomposición, la de la fruta podrida. No había maldad en sus palabras, al menos no consciente. Le gustaban los niños de Lara, los quería para él. Y pensaba conseguirlos, con el consentimiento de su madre o sin él.
-¿Cómo me atrevo?- dijo Siloco con una sonrisa burlona- Ya no estais protegidos por ninguna ley, cachorros, cualquiera puede ''atreverse'' a entrar aquí y mataros a todos si les apetece, pero por supuesto no lo harán mientras yo esté aquí.
Hizo una pausa dramática, adoraba las pausas dramáticas.
-Soy don Siloco, último nigromante de Rocavarancolia y Señor de los Asesinos. No habeis roto ninguna ley, así que no estoy autorizado a ejecutaros, pero no dudeis en que lo haré si haceis alguna estupidez- Miró el arma de Ri, y la de Lara, y aunque sonreía el mensaje implícito en su mirada era claro ''Bajadlas''.
-Tengo por costumbre recoger los cadáveres de los cosechados siempre que me es posible o me interesa, realmente vine a por este jovencito- señaló a Ippon- Pero sentí una muerte cercana y bajé a curiosear, y vi a ese engendro echar a perder a unas ricuras...
Se dispuso a ir a por las crías muertas, pero se detuvo junto a Lara y se acuclilló ante ella. Sus protecciones brillaron ante la mirada de la ordesa. Lanzó un hechizo fulminante contra el cienpiés, que se hizo ceniza al instante.
-Soy nigromante. ¿Sabes lo que es eso? ¿Sabes lo que soy caoaz de hacer? El bicho ha echado a perder dos cuerpos, sin las partes correspondientes no los puedo recomponer, es una pena... Pero el último está casi intacto... Un par de puntadas con el hilo adecuado, algunos retoques con magia.- su sonrisa era dulce, pero su dulzura era la de la carne en descomposición, la de la fruta podrida. No había maldad en sus palabras, al menos no consciente. Le gustaban los niños de Lara, los quería para él. Y pensaba conseguirlos, con el consentimiento de su madre o sin él.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Maciel (Archivo VI)
13/07/14, 07:56 pm
Lara bajó el arma, pero no aflojó el agarre ni un ápice. Cuando Siloco se agachó e hizo que el insecto se desmoronara, la madre casi se sintió incapaz de mantenerle la mirada, pero finalmente logró enfrentarse a su impulso de ceder y se mantuvo firme. <<No me queda nada. Que me mate si quiere>>. Lo miró a esos ojos grises, saltones, que tenía y por fin se vio a sí misma, reflejada en ellos. <<¡Mis ojos!>>. Los nervios la invadieron momentáneamente, solo para dejar paso a una calma algo confusa. <<Al final sí que soy un monstruo>> se dijo. <<Por esto los números... Claro...>>. Que el cambio se hubiera producido después de que sus hijos murieran la había tranquilizado de alguna manera. Ya no había peligro... o eso pensó hasta que el Señor de los Asesinos le habló de nigromancia. Y los nervios volvieron en estampida y la golpearon con fuerza.
—No. No, por favor... No hagas eso —tiró la daga al suelo y trató de interponerse entre el alto cargo mortífero y sus bebés—. Murieron cinco igual que habrían muerto diez o quince. Este sitio no es para un niño.... ¡No los traigas de vuelta, por favor! Su alma... Su alma ya se ha ido, el cuerpo está vacío y ahora lo que necesitan es descansar y dormir y olvidar todo lo que les he hecho pasar. Necesitan que les canten y les consuelen, no que les fuercen a volver a este lugar; no sufrir de nuevo...
Las cosquillas poderosas la habían vuelto a invadir y las palabras de un hechizo de explosión se contenían en su lengua, esperando ansiosas a un movimiento de Siloco para ser recitadas. Lara creía que si calcinaba allí mismo al tercer bebé, el nigromante no podría provocarle más sufrimiento. Lo que no sabía es que se había gafado a sí misma y, al pronunciarlo, desajustaría el hechizo y la explosión sería poco más que un petardeo.
—No. No, por favor... No hagas eso —tiró la daga al suelo y trató de interponerse entre el alto cargo mortífero y sus bebés—. Murieron cinco igual que habrían muerto diez o quince. Este sitio no es para un niño.... ¡No los traigas de vuelta, por favor! Su alma... Su alma ya se ha ido, el cuerpo está vacío y ahora lo que necesitan es descansar y dormir y olvidar todo lo que les he hecho pasar. Necesitan que les canten y les consuelen, no que les fuercen a volver a este lugar; no sufrir de nuevo...
Las cosquillas poderosas la habían vuelto a invadir y las palabras de un hechizo de explosión se contenían en su lengua, esperando ansiosas a un movimiento de Siloco para ser recitadas. Lara creía que si calcinaba allí mismo al tercer bebé, el nigromante no podría provocarle más sufrimiento. Lo que no sabía es que se había gafado a sí misma y, al pronunciarlo, desajustaría el hechizo y la explosión sería poco más que un petardeo.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Maciel (Archivo VI)
13/07/14, 08:47 pm
Siloco estalló en carcajadas al ver el intento de hechizo de Lara. Rió tanto que se cayó de culo y quedó sentado en el suelo. Panchito se acercó curioso, queriendo averiguar qué había hecho tan feliz a su amo, sin percatarse de que era una risa de burla.
-Qué linda, ojalá mi madre hubiese sido como tú, quieriendo proteger a tus niños incluso después de muertos...- se palmeó la rodilla huesuda un par de veces, y luego se puso en pie de nuevo- He tenido la amabilidad de venir a pedir por favor ese cuerpo, podría haberte matado y habérmelo llevado pero una transformación como la tuya no se ve a menudo, sería un desperdicio- se rascó la barbilla- Vas a empezar tu vida nueva, tus niños están muertos, ¿qué más te da lo que haga con ellos? Entierra a los otros dos, me gustan los de tu especie y eres la primera que viene, no sé cuando volveré a tener la oportunidad de conseguir un cuerpo fresco y entero.
Observó a Lara desde las alturas, atento a sus reacciones.
-Puedes darme permiso y dejarme ir, o no dármelo. El resultado no cambiará mucho. La diferencia es que si me das permiso, me aseguraré de que no vuelvas a ver a ese pequeño nunca más...
-Qué linda, ojalá mi madre hubiese sido como tú, quieriendo proteger a tus niños incluso después de muertos...- se palmeó la rodilla huesuda un par de veces, y luego se puso en pie de nuevo- He tenido la amabilidad de venir a pedir por favor ese cuerpo, podría haberte matado y habérmelo llevado pero una transformación como la tuya no se ve a menudo, sería un desperdicio- se rascó la barbilla- Vas a empezar tu vida nueva, tus niños están muertos, ¿qué más te da lo que haga con ellos? Entierra a los otros dos, me gustan los de tu especie y eres la primera que viene, no sé cuando volveré a tener la oportunidad de conseguir un cuerpo fresco y entero.
Observó a Lara desde las alturas, atento a sus reacciones.
-Puedes darme permiso y dejarme ir, o no dármelo. El resultado no cambiará mucho. La diferencia es que si me das permiso, me aseguraré de que no vuelvas a ver a ese pequeño nunca más...
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Maciel (Archivo VI)
14/07/14, 02:20 am
Lara le devolvió la mirada indignada, tratando de mantenerse firme a pesar de la diferencia de altura. ¿Se estaba riendo de su sufrimiento? Porque era lo que le empezaba a parecer a la ordesa. Las ganas de llorar le iban y venían, alternando con un odio irracional que le pedía que lo matara. Sin embargo, Lara no era tan tonta como para tratar de hacerle nada a él personalmente. <<Señor de los Asesinos...>>. Torció el morro. <<Más bien señor de los engreídos y necroladrón>>. La propuesta de Siloco la revolvió por dentro y la hizo debatirse. No tenía opciones, no tenía oportunidades. Lo sabía incluso sin entender todos los números que revoloteaban a su alrededor.
Evitando dirigir la mirada a los cadáveres y a sus compañeros, Lara agachó la cabeza y se mordió los labios con culpabilidad. Había barajado la opción de un suicidio colectivo ante la idea de que sus bebés se convirtieran en monstruos (y no fue capaz). Pero ahora que estaban muertos de manera irremediable y un monstruo quería convertir a uno de los suyos, sentía remordimientos ante la idea de no volverlo a ver. <<¿Sería mejor verlo convertido o no volver a verlo nunca?>>. No acababa de estar segura... Pero sabía que ambas opciones eran caminos dolorosos.
Respiró hondo, se pasó el antebrazo por los ojos para limpiarse las lágrimas y volvió a clavar su ojos en aquel Don. El aspecto de la madre era asqueroso, con los pelos aplastados y cubiertos de sangre y fluídos de insecto; con el rostro distorsionado por el sufrimiento.
—Puedo... ¿Puedo pedirte algo a cambio de mi permiso? —El labio le temblaba aunque no hablara y su voz era poco menos consistente que la gelatina. Como su ánimo en general. Lara estaba atravesando tantos cambios emocionales en tan poco tiempo que habia perdido la pista de en qué estadio se encontraba— ¿Me podrías dar al menos un hueso suyo, para tener algo de cada uno de mis niños? —aquella pregunta expuso la realidad en la que se encontraba y atrajo de nuevo los llantos de una madre de luto. Llantos que en esta ocasión fueron ruidosos.
La ordesa hizo uso del pañuelo que le ofreció el necromante y se lo echó a la cara para limpiar mocos y lágrimas.
Evitando dirigir la mirada a los cadáveres y a sus compañeros, Lara agachó la cabeza y se mordió los labios con culpabilidad. Había barajado la opción de un suicidio colectivo ante la idea de que sus bebés se convirtieran en monstruos (y no fue capaz). Pero ahora que estaban muertos de manera irremediable y un monstruo quería convertir a uno de los suyos, sentía remordimientos ante la idea de no volverlo a ver. <<¿Sería mejor verlo convertido o no volver a verlo nunca?>>. No acababa de estar segura... Pero sabía que ambas opciones eran caminos dolorosos.
Respiró hondo, se pasó el antebrazo por los ojos para limpiarse las lágrimas y volvió a clavar su ojos en aquel Don. El aspecto de la madre era asqueroso, con los pelos aplastados y cubiertos de sangre y fluídos de insecto; con el rostro distorsionado por el sufrimiento.
—Puedo... ¿Puedo pedirte algo a cambio de mi permiso? —El labio le temblaba aunque no hablara y su voz era poco menos consistente que la gelatina. Como su ánimo en general. Lara estaba atravesando tantos cambios emocionales en tan poco tiempo que habia perdido la pista de en qué estadio se encontraba— ¿Me podrías dar al menos un hueso suyo, para tener algo de cada uno de mis niños? —aquella pregunta expuso la realidad en la que se encontraba y atrajo de nuevo los llantos de una madre de luto. Llantos que en esta ocasión fueron ruidosos.
La ordesa hizo uso del pañuelo que le ofreció el necromante y se lo echó a la cara para limpiar mocos y lágrimas.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Maciel (Archivo VI)
14/07/14, 03:08 am
-Vamos, vamos, sé que es duro. Siempre es duro, incluso para un nigromante- trató Siloco torpemente de consolar a la ordesa.- Me parece justo. ¿Una falange te parece bien? Teneis unos deditos adorables, los ordeses.
Cortó un dedo del bebé, sin que Lara pudiera verlo, y sopló sobre él para limpiarlo completamente y que quedasen solo los huesos, tres diminutos huesos blancos. Ya que iba a llevarse el cuerpo de su último hijo, Siloco le dio también un saquito de tela donde guardarlo, y le realizó un hechizo de limpieza.
-Así, mucho mejor. Ahora voy a llevarme el cuerpo o empezará a estropearse. Os aconsejo que cerreis bien el torreón, o los monstruos de alrededor os matarán, y son mucho menos razonables que yo- dijo envolviendo el bebé muerto en su túnica- Suelo ir por el Pub Muerto, si quieres tomarte algo alguna vez. Suerte con tu Luna...
Y como si hubiese dicho el mejor chiste del mundo, se marchó riéndose, pasando junto a Ri y Kud como si no estuvieran allí. Un dedo por un cadáver era un buen precio. Panchito gruñó a los recién transformados, más por costumbre que por otra cosa, y recogió a su dragón antes de seguir a su amo escaleras arriba.
Cortó un dedo del bebé, sin que Lara pudiera verlo, y sopló sobre él para limpiarlo completamente y que quedasen solo los huesos, tres diminutos huesos blancos. Ya que iba a llevarse el cuerpo de su último hijo, Siloco le dio también un saquito de tela donde guardarlo, y le realizó un hechizo de limpieza.
-Así, mucho mejor. Ahora voy a llevarme el cuerpo o empezará a estropearse. Os aconsejo que cerreis bien el torreón, o los monstruos de alrededor os matarán, y son mucho menos razonables que yo- dijo envolviendo el bebé muerto en su túnica- Suelo ir por el Pub Muerto, si quieres tomarte algo alguna vez. Suerte con tu Luna...
Y como si hubiese dicho el mejor chiste del mundo, se marchó riéndose, pasando junto a Ri y Kud como si no estuvieran allí. Un dedo por un cadáver era un buen precio. Panchito gruñó a los recién transformados, más por costumbre que por otra cosa, y recogió a su dragón antes de seguir a su amo escaleras arriba.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Maciel (Archivo VI)
14/07/14, 04:48 am
No paraba. No fue consciente de nada de lo que sucedió a su alrededor durante todo el tiempo. El tiempo que parecía haberse trasladado a su cabeza. La mente del biomecánico no estallaba gracias a alguna suerte de equilibrio incomprensible que hacía que aquel continuo tic-tac que amenazaba con volverlo loco lo retuviera en el momento justo antes de hacerlo. Pero no paraba.
En el exterior de su mente, Archime era un bulto encogido junto a la estatua del patio, con las manos en los oídos y repitiendo inconscientemente para sí mismo “queparequeparequeparequepare...” No supo del destino de Ippon ni vio los intentos desesperados de sus compañeros por lidiar con la situación. Se vio reducido a un amasijo que, siendo probablemente quien habría podido hacer algo por evitar la situación, en aquel momento era completamente inútil.
Hasta que se fue normalizando. El tic-tac dejó de resultar enloquecedor y al cabo de un tiempo, un tiempo que el ingeniero conocía demasiado bien porque habitaba en el interior de su cabeza, pudo observar. Se levantó de la estatua y observó. Tan solo Cío y Keiria estaban allí. El primero parecía estar sufriendo y la segunda… ya no era un animal. Aunque había adquirido algunas características de este. Jadeando quedamente, Archime observó el estado de ambos, la sangre en las nueve colas de la ulterana y los problemas con los que tenía que lidiar el otro irrense.
—Keiria… Cío… —consiguió encontrar por fin su voz en el interior de su cabeza. El tiempo la había ocupado toda hasta ese momento y todavía amenazaba con reclamar toda su atención—. Necesitáis… tengo que curaros…
Llevándose el brazo izquierdo a la sien, el irrense se acercó a Cío que era quien parecía estar en peores condiciones de los dos. Intentó concentrarse en realizar un sortilegio vigorizante sobre él, pero se desconcentró cuatro veces antes de ser capaz de lanzarlo.
—Necesito que pare —repitió. Ya no era una petición desgarradora, ya no había alzado inesperadamente la voz, pero en su tono monótono se había hecho paso una desesperación que probablemente nunca antes le habían oído.
En el exterior de su mente, Archime era un bulto encogido junto a la estatua del patio, con las manos en los oídos y repitiendo inconscientemente para sí mismo “queparequeparequeparequepare...” No supo del destino de Ippon ni vio los intentos desesperados de sus compañeros por lidiar con la situación. Se vio reducido a un amasijo que, siendo probablemente quien habría podido hacer algo por evitar la situación, en aquel momento era completamente inútil.
Hasta que se fue normalizando. El tic-tac dejó de resultar enloquecedor y al cabo de un tiempo, un tiempo que el ingeniero conocía demasiado bien porque habitaba en el interior de su cabeza, pudo observar. Se levantó de la estatua y observó. Tan solo Cío y Keiria estaban allí. El primero parecía estar sufriendo y la segunda… ya no era un animal. Aunque había adquirido algunas características de este. Jadeando quedamente, Archime observó el estado de ambos, la sangre en las nueve colas de la ulterana y los problemas con los que tenía que lidiar el otro irrense.
—Keiria… Cío… —consiguió encontrar por fin su voz en el interior de su cabeza. El tiempo la había ocupado toda hasta ese momento y todavía amenazaba con reclamar toda su atención—. Necesitáis… tengo que curaros…
Llevándose el brazo izquierdo a la sien, el irrense se acercó a Cío que era quien parecía estar en peores condiciones de los dos. Intentó concentrarse en realizar un sortilegio vigorizante sobre él, pero se desconcentró cuatro veces antes de ser capaz de lanzarlo.
—Necesito que pare —repitió. Ya no era una petición desgarradora, ya no había alzado inesperadamente la voz, pero en su tono monótono se había hecho paso una desesperación que probablemente nunca antes le habían oído.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Maciel (Archivo VI)
14/07/14, 05:12 am
No pudo siquiera agradecer el gesto de Keiria, o advertirla de que algo iba mal –todo iba mal–, cuando esta recibió una potente descarga al acercarse a él. Le hizo ser más consciente que nunca de lo que estaba pasando, pero no lo entendía, él no podía hacer eso, no por sus propios medios. Pero Keiria tampoco podía tener las colas que acababan de salirle delante de sus ojos. Luego, un desconocido colándose en el torreón. Y, en medio de aquel caos, ¿qué podía hacer él? Absolutamente nada. Los brazos no respondían, el irrense se había dado por vencido, pero profirió un gruñido profundo y frustrado que aunaba dolor e ira. Curiosamente, desde que Keiria lo había tocado, el dolor causado por la electricidad había remitido ligeramente, y dejó de convulsionar. Aún sentía que le estaban taladrando la cabeza de parte a parte, pero al menos pudo mirar a sus compañeros y asimilar la escena. Aunque muchos habían desaparecido ya de su vista comprendió lo que había sucedido. Apretó los dientes, y notó algo extraño al hacerlo.
―Parece que… era peor. ―Se refería a la Luna, a sus consecuencias, pero no sabía explicarse mejor. Tampoco hacía falta.
Comenzó a saborear la sangre en su boca, cuando un diente se le cayó al suelo, el primero de todos ellos. El dolor de las encías no era nada sumado a la lista, y pronto notaría que la lluvia que escurría por su cabeza también se teñía de rojo, aunque era difícil de decir con aquella iluminación carmesí. Cío no sabía si reír o llorar, pero de todas formas los sonidos que emitía podrían valer para ambas cosas. Trató de incorporarse una vez más, tarea difícil sin brazos de los que ayudarse, y fue en esas cuando sintió la cercanía de Archi, tratando de ayudarlo.
―No hay nada que hacer… apártate de mí ―murmuró, mientras escupía otro diente.
Fue en ese instante cuando de las nubes oscuras que se arremolinaban sobre ellos surgió un relámpago que golpeó a Cío con una precisión inquietante, alcanzando a ambos irrenses al mismo tiempo, pero no con igual intensidad.
Cío no llegó siquiera a gritar, aquello fue simplemente demasiado. Las convulsiones regresaron con más fuerza que antes y el dolor alcanzó nuevas cuotas. Estaba paralizado, prácticamente en shock. Aunque el relámpago ya había pasado, la carga seguía circulando por su cuerpo, y el irrense no sabía cómo deshacerse de ella. Ni siquiera sabía que podía hacerlo. Al cabo de varios segundos eternos su boca se empezó a mover tratando de vocalizar. Podía no entender nada, podía no estar razonando en ese momento, pero quería a sus amigos lejos de él.
―¡Lar… go! ―bramó con dificultad.
―Parece que… era peor. ―Se refería a la Luna, a sus consecuencias, pero no sabía explicarse mejor. Tampoco hacía falta.
Comenzó a saborear la sangre en su boca, cuando un diente se le cayó al suelo, el primero de todos ellos. El dolor de las encías no era nada sumado a la lista, y pronto notaría que la lluvia que escurría por su cabeza también se teñía de rojo, aunque era difícil de decir con aquella iluminación carmesí. Cío no sabía si reír o llorar, pero de todas formas los sonidos que emitía podrían valer para ambas cosas. Trató de incorporarse una vez más, tarea difícil sin brazos de los que ayudarse, y fue en esas cuando sintió la cercanía de Archi, tratando de ayudarlo.
―No hay nada que hacer… apártate de mí ―murmuró, mientras escupía otro diente.
Fue en ese instante cuando de las nubes oscuras que se arremolinaban sobre ellos surgió un relámpago que golpeó a Cío con una precisión inquietante, alcanzando a ambos irrenses al mismo tiempo, pero no con igual intensidad.
Cío no llegó siquiera a gritar, aquello fue simplemente demasiado. Las convulsiones regresaron con más fuerza que antes y el dolor alcanzó nuevas cuotas. Estaba paralizado, prácticamente en shock. Aunque el relámpago ya había pasado, la carga seguía circulando por su cuerpo, y el irrense no sabía cómo deshacerse de ella. Ni siquiera sabía que podía hacerlo. Al cabo de varios segundos eternos su boca se empezó a mover tratando de vocalizar. Podía no entender nada, podía no estar razonando en ese momento, pero quería a sus amigos lejos de él.
―¡Lar… go! ―bramó con dificultad.
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