Torreón Maciel (Archivo VI)
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Leonart
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Tak
Naeryan
Yber
Alicia
Giniroryu
14 participantes
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- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguasPersonajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Torreón Maciel (Archivo VI)
20/04/14, 07:13 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Archime no pudo hacer otra cosa que dejarse arrastrar hasta Maciel una vez más. Como aquella ocasión en la bahía. En realidad había más paralelismos de los que parecía a simple vista, pues en aquella ocasión también habían rescatado a Taro -aunque no solo a él- y el biomecánico también había agotado sus energías. El camino transcurrió si que el biomecánico fuese apenas consciente de lo que lo rodeaba, centrado en todo momento en controlar su respiración. No había llegado a darle un ataque de asma, pero si se sobreesforzaba sin duda le ocurriría.
Se aposentó en el sillón de siempre, todavía recuperando el aliento y habló tras Anriel.
—Debemos... curarlo... —musitó con la respiración agitada para después intentar llevar a cabo un hechizo de restauración.
No pudo. Probablemente todavía conservaba cierta reserva de energía mágica, pero el cansancio del uso continuado de hechizos exigentes fue superior a él. Se agitó ligeramente cuando recibió la palmada de Shaco y dejó en sus manos la tarea de curar al carabés mientras se recostaba en el sillón completamente agotado. Posiblemente debían repetir los sortilegios sanadores durante los próximos días para que Taro se recuperase correctamente, pero Archime les dio su visto bueno internamente a los que aplicó el humano a modo de primeros auxilios, dejando de preocuparse por aquel asunto en concreto.
—No deberías realizar... movimientos bruscos. Es preferible que... pidas ayuda para lo que necesites, por ahora —advirtió al carabés poco después cuando este hizo ademán de moverse.
Archime no pudo hacer otra cosa que dejarse arrastrar hasta Maciel una vez más. Como aquella ocasión en la bahía. En realidad había más paralelismos de los que parecía a simple vista, pues en aquella ocasión también habían rescatado a Taro -aunque no solo a él- y el biomecánico también había agotado sus energías. El camino transcurrió si que el biomecánico fuese apenas consciente de lo que lo rodeaba, centrado en todo momento en controlar su respiración. No había llegado a darle un ataque de asma, pero si se sobreesforzaba sin duda le ocurriría.
Se aposentó en el sillón de siempre, todavía recuperando el aliento y habló tras Anriel.
—Debemos... curarlo... —musitó con la respiración agitada para después intentar llevar a cabo un hechizo de restauración.
No pudo. Probablemente todavía conservaba cierta reserva de energía mágica, pero el cansancio del uso continuado de hechizos exigentes fue superior a él. Se agitó ligeramente cuando recibió la palmada de Shaco y dejó en sus manos la tarea de curar al carabés mientras se recostaba en el sillón completamente agotado. Posiblemente debían repetir los sortilegios sanadores durante los próximos días para que Taro se recuperase correctamente, pero Archime les dio su visto bueno internamente a los que aplicó el humano a modo de primeros auxilios, dejando de preocuparse por aquel asunto en concreto.
—No deberías realizar... movimientos bruscos. Es preferible que... pidas ayuda para lo que necesites, por ahora —advirtió al carabés poco después cuando este hizo ademán de moverse.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Torreón Maciel (Archivo VI)
31/07/14, 04:05 am
Mientras esperaban el regreso de los ausentes el tiempo comenzó a pasar más lentamente si cabía, y el silencio no ayudaba en absoluto. Un par de espasmos más acosaron al irrense y miró alrededor para ver si había algo en lo que volver a descargar aquella corriente sin encontrar ninguna idea que pareciese buena. Tendría que lidiar con ello.
Acabaron al poco en movimiento de nuevo gracias a una idea de Archi que tal vez podría devolverle uno de los brazos. El izquierdo había estado desconectado, y por tanto aislado de su propia corriente, en el momento del incidente y gracias a ello podría conservar más piezas intactas que el derecho. No perdían nada por comprobarlo. Con ambos desconectados se podía trabajar sin demasiados riesgos, y Keiria se acercó tanto a curiosear como a ayudar en lo que estuviera en su mano.
Se notaba que Archi trabajaba con más lentitud de la habitual, más desconcentrado, pero tenían toda la noche por delante. Les llevó un tiempo extraer las piezas y probarlas, pero fue cuando aún empezaban con aquel trabajo cuando regresaron al torreón, pero solamente dos. Lara se encerró en una de las habitaciones y pidió que la dejaran sola. No esperaba una actitud mejor por su parte, pero estaba igualmente aliviado por su regreso. En cambio, se enfadó con Kud al escuchar de Xalk el motivo por el cual no había vuelto con ellos «ese imbécil tiene la cabeza llena de virutas». Seguían sin poder salir a buscar a Taro y ahora tenían que preocuparse por otro compañero más. En ese momento Cío recordó a los letarguinos y se preguntó en qué se habrían convertido, cuántos seguirían vivos, o en paradero conocido.
Archi le dio un rayo de esperanza tras examinar las piezas, y enseguida comenzó a asegurar las de un brazo en el otro, poniendo todas las quemadas del mismo lado. No era una tarea sencilla y se tomó su tiempo para hacerlo con lo que tenía a mano. Entre tanto Cío lidiaba con el dolor y se distrajo preguntándole a Keiria qué le había salido en la cabeza. Cuernos, tal y como parecían. Ovinos. Alcanzaba a ver algo por el rabillo del ojo, pero no podía asegurar el aspecto del conjunto solo por eso. «No quiero cuernos. No quiero».
Al cabo de un tiempo seguían sin tener noticias de Taro o de Kud, pero Cío se aferraba a una pequeña alegría, podía mover el brazo derecho después de tanto trabajo por parte de Archi. Se juró a sí mismo que tarde o temprano encontraría el modo de compensar por todas las molestias que había causado, pero por el momento se limitó a agradecer todo lo efusivamente que pudo el esfuerzo de sus amigos.
Acabaron al poco en movimiento de nuevo gracias a una idea de Archi que tal vez podría devolverle uno de los brazos. El izquierdo había estado desconectado, y por tanto aislado de su propia corriente, en el momento del incidente y gracias a ello podría conservar más piezas intactas que el derecho. No perdían nada por comprobarlo. Con ambos desconectados se podía trabajar sin demasiados riesgos, y Keiria se acercó tanto a curiosear como a ayudar en lo que estuviera en su mano.
Se notaba que Archi trabajaba con más lentitud de la habitual, más desconcentrado, pero tenían toda la noche por delante. Les llevó un tiempo extraer las piezas y probarlas, pero fue cuando aún empezaban con aquel trabajo cuando regresaron al torreón, pero solamente dos. Lara se encerró en una de las habitaciones y pidió que la dejaran sola. No esperaba una actitud mejor por su parte, pero estaba igualmente aliviado por su regreso. En cambio, se enfadó con Kud al escuchar de Xalk el motivo por el cual no había vuelto con ellos «ese imbécil tiene la cabeza llena de virutas». Seguían sin poder salir a buscar a Taro y ahora tenían que preocuparse por otro compañero más. En ese momento Cío recordó a los letarguinos y se preguntó en qué se habrían convertido, cuántos seguirían vivos, o en paradero conocido.
Archi le dio un rayo de esperanza tras examinar las piezas, y enseguida comenzó a asegurar las de un brazo en el otro, poniendo todas las quemadas del mismo lado. No era una tarea sencilla y se tomó su tiempo para hacerlo con lo que tenía a mano. Entre tanto Cío lidiaba con el dolor y se distrajo preguntándole a Keiria qué le había salido en la cabeza. Cuernos, tal y como parecían. Ovinos. Alcanzaba a ver algo por el rabillo del ojo, pero no podía asegurar el aspecto del conjunto solo por eso. «No quiero cuernos. No quiero».
Al cabo de un tiempo seguían sin tener noticias de Taro o de Kud, pero Cío se aferraba a una pequeña alegría, podía mover el brazo derecho después de tanto trabajo por parte de Archi. Se juró a sí mismo que tarde o temprano encontraría el modo de compensar por todas las molestias que había causado, pero por el momento se limitó a agradecer todo lo efusivamente que pudo el esfuerzo de sus amigos.
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Re: Torreón Maciel (Archivo VI)
31/07/14, 05:09 pm
- Y por eso mismo preguntaba- dijo Nero- No veo la diferencia que suponen dos en vez de uno en esta ciudad. Vagabundear Anriel y yo es igual de peligroso que Taro andando solo. No vamos a salir, no hoy.
Dijo lo ultimo mirandola a ella. Anriel asintió. Acabó por sentarse a esperar; eso era todo lo que les quedaba. Volvió Lara, pero no Kud. La ira la quemó unos segundos. Después de la frustración quedaron posos amargos, y eso fue lo que la acompañó en las lentas horas siguientes. Había un bamboleo constante de emociones que no sabía controlar. El futuro se presentaba peor o mejor según estas venían o se iban, pero siempre quedaba la incertidumbre. Nero la miraba a ella, y ella lo miraba a él ¿en qué eran distintos ahora? Todo era más vivido, todas las sensaciones eran afiladas. Podía ser algo más que la alerta, más que la luna roja; ella no lo sabía. Y quizás...¿Nero estaba igual? No, por algun motivo, sabía que era mentira. Que su interés había pasado al aburrimiento, después de las emociones iniciales. Es posible que a algo de decepción. No tenían que hablar para que ella lo supiera.
Dijo lo ultimo mirandola a ella. Anriel asintió. Acabó por sentarse a esperar; eso era todo lo que les quedaba. Volvió Lara, pero no Kud. La ira la quemó unos segundos. Después de la frustración quedaron posos amargos, y eso fue lo que la acompañó en las lentas horas siguientes. Había un bamboleo constante de emociones que no sabía controlar. El futuro se presentaba peor o mejor según estas venían o se iban, pero siempre quedaba la incertidumbre. Nero la miraba a ella, y ella lo miraba a él ¿en qué eran distintos ahora? Todo era más vivido, todas las sensaciones eran afiladas. Podía ser algo más que la alerta, más que la luna roja; ella no lo sabía. Y quizás...¿Nero estaba igual? No, por algun motivo, sabía que era mentira. Que su interés había pasado al aburrimiento, después de las emociones iniciales. Es posible que a algo de decepción. No tenían que hablar para que ella lo supiera.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Re: Torreón Maciel (Archivo VI)
31/07/14, 06:49 pm
Kudryavka
El vánara saltó el muro del patio y aterrizó en este, haciendose daño en un pie. Esta herida habia sido la última de una larga lista de ellas de toda índole, causadas todas por malos aterrizajes y una serie de desafortunadas desdichas causadas por la mala suerte que habia anclado la ordesa a él. Se habia curado tanto como habia podido, hasta quedarse sin magia. En las dos horas escasas en las que habia vagado, habia visto una gran columna de humo provenir al norte, pero, al ir a averiguar que era, se habia topado con los dos grupos de transformados destrozandose. Pero sus problemas tan solo habian empezado entonces pues se habia visto con alimañas de la ciudad y estas no le perdonaron ni una. Habia caido en una pequeña seccion de los subterraneos y la mala suerte habia querido que cayese en un grupo de criaturas para nada amables.
El viaje de vuelta, le habia granjeado aún más heridas y, en resumen, al cruzar la puerta que llevaba al interior del torreón podian apreciarsele, aparte del bõ lleno de sangre y de que le faltaban las gafas y la camiseta, las siguientes heridas:
La primera en cortarle el paso fue Ri, quien no tardó en lanzarle una acusación para hacerle sentir mal. El ruso jadeaba, de dolor y de cansancio y miró con ojos de derrota a la sinhadre mientras Archi procedia a curarle laboriosamente. Con el alivio, le llegó cierta fuerza y pudo musitar una respuesta.
-Sobre... Sobreviví...-fue lo que consiguió decir, mientras los demás se acercaron. Tenia cansancio y dolor pero entonces el dolor fue desapareciendo. Y el cansancio se fue haciendo cada vez más obvio en él, manteniendose en pie por fuerza de voluntad tan solo.-¿Dónde... ¿Dónde estan Lara y Xalk?-
El vánara saltó el muro del patio y aterrizó en este, haciendose daño en un pie. Esta herida habia sido la última de una larga lista de ellas de toda índole, causadas todas por malos aterrizajes y una serie de desafortunadas desdichas causadas por la mala suerte que habia anclado la ordesa a él. Se habia curado tanto como habia podido, hasta quedarse sin magia. En las dos horas escasas en las que habia vagado, habia visto una gran columna de humo provenir al norte, pero, al ir a averiguar que era, se habia topado con los dos grupos de transformados destrozandose. Pero sus problemas tan solo habian empezado entonces pues se habia visto con alimañas de la ciudad y estas no le perdonaron ni una. Habia caido en una pequeña seccion de los subterraneos y la mala suerte habia querido que cayese en un grupo de criaturas para nada amables.
El viaje de vuelta, le habia granjeado aún más heridas y, en resumen, al cruzar la puerta que llevaba al interior del torreón podian apreciarsele, aparte del bõ lleno de sangre y de que le faltaban las gafas y la camiseta, las siguientes heridas:
- Heridas:
-Una ceja hinchada con un corte relativamente pequeño.
-Dos dedos de la mano derecha, el corazón y el anular, con contusiones y fracturas por varios puntos.
-Un corte profundo en el labio, cerca de la comisura izquierda.
-Un mordisco de alguna criatura a la altura del antebrazo izquierdo.
-Una espina clavada en la espalda, al cual no llega con las manos.
-Parte de la corona de un premolar quebrada; le talta un trozo de diente.
-El tabique de la nariz ha sido dañado por algun tipo de objeto contundente pero las protecciones que llevó encima impidió que se lo quebrasen.
-Le falta un pequeño trozo de oreja izquierda, fruto de algun ser pequeño con unos dientes muy afilados.
-Tiene un tajo de arma de filo en la pierna izquierda y en el antebrazo derecho.
-Tiene el codo derecho hecho añicos y lleva el brazo recogido.
-Cartilagos de la rodilla derecha dañados.
-Planta del pie izquierdo dañada tras el aterrizaje en el patio.
-Y sobretodo, tiene una serie de heridas, arañazos, cortes y pequeños mordiscos por todo el cuerpo.
La primera en cortarle el paso fue Ri, quien no tardó en lanzarle una acusación para hacerle sentir mal. El ruso jadeaba, de dolor y de cansancio y miró con ojos de derrota a la sinhadre mientras Archi procedia a curarle laboriosamente. Con el alivio, le llegó cierta fuerza y pudo musitar una respuesta.
-Sobre... Sobreviví...-fue lo que consiguió decir, mientras los demás se acercaron. Tenia cansancio y dolor pero entonces el dolor fue desapareciendo. Y el cansancio se fue haciendo cada vez más obvio en él, manteniendose en pie por fuerza de voluntad tan solo.-¿Dónde... ¿Dónde estan Lara y Xalk?-
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Re: Torreón Maciel (Archivo VI)
31/07/14, 07:12 pm
Se despertó en el momentó en que Kud pisó el torreón e interrumpió su camino escaleras arriba. Estaba horrible, magullado por todas partes. Y notaba su cansacio. Daba igual, ella estaba cansada también.
- Pensé que después de todo este tiempo eras más responsable.
Archi se encargó de sus heridas, disminuyendo, al mismo tiempo, la culpabilidad que pudiera darle dirigirse al humano.
- Aqui- dijo cortante. Cerró los ojos y cogió aire. En ese tiempo, pensó en si merecía la pena hablar. Si necesitaba realmente decirle aquello. Podía escoger no hacerlo, no estaba perdiendo los papeles. Y precisamente por eso, porque no era una pataleta, sino una elección, siguió:- ¿Crees que basta con sobrevivir? ¿Sabes lo hipocrita que es ir a buscar a Lara porque esta sola y es peligroso y después desaparecer tú? Taro se ha ido también y no quiere que le busquen. No Kud, no me basta con que sobrevivas. No era la mejor noche para demostrar el doble rasero que tienes sobre la palabra amistad. Ninguno de los dos me permite ser una amiga. LLevas siete meses poniendote en peligro, preocupandome, siete meses huyendo cada vez que te sentias mal contigo mismo o con el mundo. Aprende esto, imbecil: no eres invulnerable. Deja de hacer las cosas que nos censuras a los demás. Y la proxima vez, llora en una esquina o pega a algun monigote de madera en vez de ir a buscar que te maten.
- Pensé que después de todo este tiempo eras más responsable.
Archi se encargó de sus heridas, disminuyendo, al mismo tiempo, la culpabilidad que pudiera darle dirigirse al humano.
- Aqui- dijo cortante. Cerró los ojos y cogió aire. En ese tiempo, pensó en si merecía la pena hablar. Si necesitaba realmente decirle aquello. Podía escoger no hacerlo, no estaba perdiendo los papeles. Y precisamente por eso, porque no era una pataleta, sino una elección, siguió:- ¿Crees que basta con sobrevivir? ¿Sabes lo hipocrita que es ir a buscar a Lara porque esta sola y es peligroso y después desaparecer tú? Taro se ha ido también y no quiere que le busquen. No Kud, no me basta con que sobrevivas. No era la mejor noche para demostrar el doble rasero que tienes sobre la palabra amistad. Ninguno de los dos me permite ser una amiga. LLevas siete meses poniendote en peligro, preocupandome, siete meses huyendo cada vez que te sentias mal contigo mismo o con el mundo. Aprende esto, imbecil: no eres invulnerable. Deja de hacer las cosas que nos censuras a los demás. Y la proxima vez, llora en una esquina o pega a algun monigote de madera en vez de ir a buscar que te maten.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Re: Torreón Maciel (Archivo VI)
31/07/14, 11:42 pm
El tiempo no pasaba exactamente deprisa, y la espera empezó a hacerse tediosa. Los tres que habían salido no acababan de llegar, y mientras tanto los demás tenían que permanecer allí, observando el techo sin ganas de hacer nada. Al final fue una idea de Archi la que devolvió el movimiento al salón, y aunque trató de evitarlo, al final Keiria se acercó a echar un vistazo. La curiosidad siempre le superaba, y con la excusa de echar una mano, la ulterana se quedó a mirar.
La muchacha se aplicó en su tarea, y sin perder detalle del proceso, ayudó al biomecánico a sustituir la piezas quemadas por otras intactas de la otra prótesis, que estaba desactivada y aislada cuando el chico había empezado a soltar chispazos. Era una tarea complicada, pero con paciencia fueron haciendo progresos, y si todo salía bien, Cío recuperaría la movilidad de uno de sus brazos. Durante el proceso, Xalk y Lara regresaron al torreón, pero venían sin Kud. Tuvo que ser el clinger el explicará lo sucedido, pues la ordesa anunció que no quería que nadie la siguiera y se encerró en una habitación, y los pensamientos de la pelirroja hacia el vánara fueron de todo menos buenos. ¿Por qué se empeñaba en ser tan imprudente?
Archi siguió trabajando en las prótesis, y mientras tanto el otro irrense le preguntó a la mestiza que le había salido en la cabeza. Keiria observó los cuernos del muchacho en silencio unos segundos, antes de responderle con sinceridad. No parecía contenta con la respuesta, y trató de consolarlo señalandole sus nuevas orejas. Eran extrañas, e inconscientemente se las tocaba de vez en cuando, pasando los dedos por el suave pelo que las cubría y haciéndose a la idea de que no lo podía mover, al igual que el que cubría sus nueve colas.
Cuando terminaron, Cío podía mover de nuevo el brazo derecho, y parecía algo mas animado, pero la llegado del Kud ensombreció los ánimos del torreón de nuevo. Ri le salió al paso, y mientras Archi lo curaba, la sinhadre le recriminó su imprudencia y lo tildó de imbécil, informándole de lo difícil que se le hacía el ser su amiga. La albina tenía parte de razón, pero como ya le estaba echando la bronca ella, la kitsune se mantuvo al margen junto al raigaurum, observando la escena en silencio.
La muchacha se aplicó en su tarea, y sin perder detalle del proceso, ayudó al biomecánico a sustituir la piezas quemadas por otras intactas de la otra prótesis, que estaba desactivada y aislada cuando el chico había empezado a soltar chispazos. Era una tarea complicada, pero con paciencia fueron haciendo progresos, y si todo salía bien, Cío recuperaría la movilidad de uno de sus brazos. Durante el proceso, Xalk y Lara regresaron al torreón, pero venían sin Kud. Tuvo que ser el clinger el explicará lo sucedido, pues la ordesa anunció que no quería que nadie la siguiera y se encerró en una habitación, y los pensamientos de la pelirroja hacia el vánara fueron de todo menos buenos. ¿Por qué se empeñaba en ser tan imprudente?
Archi siguió trabajando en las prótesis, y mientras tanto el otro irrense le preguntó a la mestiza que le había salido en la cabeza. Keiria observó los cuernos del muchacho en silencio unos segundos, antes de responderle con sinceridad. No parecía contenta con la respuesta, y trató de consolarlo señalandole sus nuevas orejas. Eran extrañas, e inconscientemente se las tocaba de vez en cuando, pasando los dedos por el suave pelo que las cubría y haciéndose a la idea de que no lo podía mover, al igual que el que cubría sus nueve colas.
Cuando terminaron, Cío podía mover de nuevo el brazo derecho, y parecía algo mas animado, pero la llegado del Kud ensombreció los ánimos del torreón de nuevo. Ri le salió al paso, y mientras Archi lo curaba, la sinhadre le recriminó su imprudencia y lo tildó de imbécil, informándole de lo difícil que se le hacía el ser su amiga. La albina tenía parte de razón, pero como ya le estaba echando la bronca ella, la kitsune se mantuvo al margen junto al raigaurum, observando la escena en silencio.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Personajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Torreón Maciel (Archivo VI)
01/08/14, 03:17 am
Kudryavka
Notaba la curación haciendo efecto casi en el momento y, se le hacia algo incómodo tener que pasar automaticamente a explciarse. En otras situaciones se hubiera reido, como en cualquier otra. En esta no.
-Discutí con Lara...-dijo, con derrotismo, para corregirse al poco.-Bueno no, no tanto como discusión es solo...-miró por encima del hombro a los presentes, buscando a la ordesa.-Solo intentaba ayudarla, la dije que no podia entender lo que era perder a sus hijos pero que yo tambien habia pasado por pérdidas y que podia contar conmigo para que le apoyase, y le dije que no se culpase y tal. Estaba convenciendola para que volviese... No se... Lara comenzó a ponerse histérica y lo que dijo...-puso una mirada amarga. El ruso retrocedió un par de pasos, como buscando espacio personal.-Solo intentaba ayudar pero... debi de cagarla y... Lara se enfadó conmigo y lo que me dijo entonces me hirió. Nunca me habia cabreado tanto, n-no se explicarlo mejor... Senti... Senti que si me quedaba ahí, la cosa iba a llegar a más y Lara ya habia accedido a volver asi que...-inclinó la cabeza hacia adelante.
-Necesitaba despejarme.-terminó aclarando, alzando la mirada.
El ruso sin embargo, no comentó sobre los poderes de la ordesa, poderes que él mismo habia sufrido de primera mano. No queria que los macieleros uniesen puntos y acabaran echandole más encima a la ordesa, ya de por si sobrecargada. Sin embargo, Kud por dentro tuvo que reconocerle a la mala sombra una cosa, algo tan abstracto como la mala suerte, era un poder temible con lo que lidiar.
Notaba la curación haciendo efecto casi en el momento y, se le hacia algo incómodo tener que pasar automaticamente a explciarse. En otras situaciones se hubiera reido, como en cualquier otra. En esta no.
-Discutí con Lara...-dijo, con derrotismo, para corregirse al poco.-Bueno no, no tanto como discusión es solo...-miró por encima del hombro a los presentes, buscando a la ordesa.-Solo intentaba ayudarla, la dije que no podia entender lo que era perder a sus hijos pero que yo tambien habia pasado por pérdidas y que podia contar conmigo para que le apoyase, y le dije que no se culpase y tal. Estaba convenciendola para que volviese... No se... Lara comenzó a ponerse histérica y lo que dijo...-puso una mirada amarga. El ruso retrocedió un par de pasos, como buscando espacio personal.-Solo intentaba ayudar pero... debi de cagarla y... Lara se enfadó conmigo y lo que me dijo entonces me hirió. Nunca me habia cabreado tanto, n-no se explicarlo mejor... Senti... Senti que si me quedaba ahí, la cosa iba a llegar a más y Lara ya habia accedido a volver asi que...-inclinó la cabeza hacia adelante.
-Necesitaba despejarme.-terminó aclarando, alzando la mirada.
El ruso sin embargo, no comentó sobre los poderes de la ordesa, poderes que él mismo habia sufrido de primera mano. No queria que los macieleros uniesen puntos y acabaran echandole más encima a la ordesa, ya de por si sobrecargada. Sin embargo, Kud por dentro tuvo que reconocerle a la mala sombra una cosa, algo tan abstracto como la mala suerte, era un poder temible con lo que lidiar.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Personajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Torreón Maciel (Archivo VI)
01/08/14, 08:06 am
- Estoy...- dijo, con el derrotismo contagiado de Kud- Aún no lo entiendes, ¿verdad?
Le miró a los ojos, con aire apagado. "Me hartas, Kud. Porque me importas".
- Da igual. Vete a dormir.
Nero se estiró en el sillón, se dio la vuelta y respiró hondo para recuperar el sueño. Entre los párpados casi cerrados, miró a su aurva volver a su lado. Movió los labios en un silencioso "olvídalo". Por una vez, Ri estuvo de acuerdo.
Le miró a los ojos, con aire apagado. "Me hartas, Kud. Porque me importas".
- Da igual. Vete a dormir.
Nero se estiró en el sillón, se dio la vuelta y respiró hondo para recuperar el sueño. Entre los párpados casi cerrados, miró a su aurva volver a su lado. Movió los labios en un silencioso "olvídalo". Por una vez, Ri estuvo de acuerdo.
-
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Torreón Maciel (Archivo VI)
02/08/14, 01:26 am
No fue una conversación larga, y justo después de que Kud tratara de justificarse, Ri puso fin al intercambio de palabras y le envió a dormir. El humano se perdió escaleras arriba en cuanto Archi terminó de curarle, y el silencio se volvió a extender por el salón, aunque ya no había nada por lo que esperar. No duro mucho, sin embargo, pues era muy tarde, y antes de que se acostaran tenían que asegurar la puerta de entrada. Cío ya podía moverse un poco, y entre el biomecánico, él y la propia ulterana, se encargaron de reparar el mecanismo que accionaba el puente levadizo para poder cerrarlo, en un tiempo bastante corto gracias al trabajo en equipo.
Una vez solucionado el problema de la seguridad, no quedaba mucho más que hacer, y de mutuo acuerdo se subieron a las habitaciones con intención de dormir. Lara se había encerrado en la habitación que normalmente compartía con el kairós y con la kitsune, por lo que estos se vieron obligados a invadir la de sus compañeros. No hubo problema, pues había bastantes camas vacías, pero aquello que dejaba un regusto amargo en los pensamientos de la pelirroja. El cansancio pudo con ella, sin embargo, y apenas le dio tiempo a darle un par de vueltas a los sucesos del día antes de caer profundamente dormida, abrazada a sus nueve colas.
Keiria despertó pronto, con un ligero dolor de cabeza, y tratando de no despertar a nadie, salió de la habitación para bajar a la cocina. Se había acostumbrado al peso de sus colas un poco, y apenas se tambaleaba al andar, pero las llevaba arrastrando por el suelo debido al cansancio, y hasta que no se limpió la cara con agua, no despertó del todo. Era muy pronto, pero no se sentía con ganas de regresar a la cama, y mientras se preparaba algo de desayunar, Cío apareció por el salón.
—Buenos días —le saludó la pelirroja con una sonrisa apagada. Aquel día no tenía pinta de ir a ser bueno para nada.
Una vez solucionado el problema de la seguridad, no quedaba mucho más que hacer, y de mutuo acuerdo se subieron a las habitaciones con intención de dormir. Lara se había encerrado en la habitación que normalmente compartía con el kairós y con la kitsune, por lo que estos se vieron obligados a invadir la de sus compañeros. No hubo problema, pues había bastantes camas vacías, pero aquello que dejaba un regusto amargo en los pensamientos de la pelirroja. El cansancio pudo con ella, sin embargo, y apenas le dio tiempo a darle un par de vueltas a los sucesos del día antes de caer profundamente dormida, abrazada a sus nueve colas.
Keiria despertó pronto, con un ligero dolor de cabeza, y tratando de no despertar a nadie, salió de la habitación para bajar a la cocina. Se había acostumbrado al peso de sus colas un poco, y apenas se tambaleaba al andar, pero las llevaba arrastrando por el suelo debido al cansancio, y hasta que no se limpió la cara con agua, no despertó del todo. Era muy pronto, pero no se sentía con ganas de regresar a la cama, y mientras se preparaba algo de desayunar, Cío apareció por el salón.
—Buenos días —le saludó la pelirroja con una sonrisa apagada. Aquel día no tenía pinta de ir a ser bueno para nada.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Maciel (Archivo VI)
02/08/14, 03:41 am
No tardaría en aparecer Kud, hecho un trapo, por lo que los primeros auxilios fueron antes que los reproches. Cío quería evitar exaltarse, porque de otro modo no sabía cómo habría llegado a reaccionar. A fin de cuentas Ri le dijo lo que necesitaba saber. No era fácil cambiar a ese cabezahueca, por mucho que supiera cómo funcionaban las cosas seguiría haciendo lo primero que se le pasara por la cabeza. Por otro lado estaba bien si la gente comenzaba a intentar descansar, y aunque él mismo lo ansiaba, el dolor era incómodo y no se veía capaz de ello. Seguía de mal humor, eso sí, y se limitó a dar respuestas escuetas allá donde interviniese.
Terminó colaborando en la reparación del puente, en vistas a evitar peligros mayores durante la noche, y terminó agotado, aún más de lo que ya estaba antes de comenzar. Se dirigió a su cama y cada uno se acomodó donde pudo por culpa de la ocupación por parte de Lara del cuarto contiguo. El irrense durmió al principio. Fue gracias al terrible agotamiento por todo lo vivido, cayó dormido sin tiempo a meditar acerca de todo lo que había pasado en una sola noche, sin importar demasiado el dolor y habiéndose calmado un poco la sensación de asfixia.
No duró demasiado, tampoco. Se despertó y movió varias veces en la noche. No podía acomodar la cabeza por culpa de los cuernos. Los toqueteó, así como los dientes, meditó, se volvió a enfurecer y terminó encogido sobre sí mismo al borde de la rendición. Cuando se hacía de día los espasmos eran ya demasiado frecuentes. Estaba encorvado en la cama, agarrotado y dolorido. Aún tenía sueño, pero no era capaz de dormir más.
Se levantó, viendo de reojo alguna cama vacía, y al llegar abajo se topó con Keiria. Se tomó con calma la bajada por las escaleras, y se lo mismo haría con cualquier actividad en general, y sin embargo lo último de lo que tenía ganas era de ser cuidadoso.
―Ojalá ―le respondió a la ulterana. Luego siguió descendiendo, hasta el sótano. Comenzó a bajar el puente, pero no era para ir a ningún lado, sino porque necesitaba un lugar que sirviera como toma de tierra. El suelo seguía húmedo allá afuera y ahora ya habían entendido cómo funcionaba lo suyo. «Ojalá entender cómo funciona tuviese algo que ver con entender qué cojones pasa». Solo sabía que no quería ser así. Cuando trataba de echar un vistazo hacia el futuro solo encontraba incertidumbre.
La ulterana bajó al poco tiempo de empezar a mover el mecanismo del puente, preguntando por qué hacía eso. El irrense le referió su idea, pero después siguió hablando.
―No lo aguanto más… No se va, en vez de… ―no sabía explicarlo correctamente―. No es como siempre. La electricidad. La que genero se queda en mí, pero sale por el táser. Cuanto más tiempo pasa… o más se acumula, lo que sea, más duele.
Subió las escaleras al terminar de mover el mecanismo, de nuevo con calma y de nuevo parando al sufrir un corto espasmo, y salió al exterior del torreón. La Luna seguía en el cielo, pero solo le dedicó una mirada. Tras la lluvia, el ambiente era fresco y húmedo, diferente de lo habitual. Retiró las falangetas y hundió los dedos en la tierra.
Terminó colaborando en la reparación del puente, en vistas a evitar peligros mayores durante la noche, y terminó agotado, aún más de lo que ya estaba antes de comenzar. Se dirigió a su cama y cada uno se acomodó donde pudo por culpa de la ocupación por parte de Lara del cuarto contiguo. El irrense durmió al principio. Fue gracias al terrible agotamiento por todo lo vivido, cayó dormido sin tiempo a meditar acerca de todo lo que había pasado en una sola noche, sin importar demasiado el dolor y habiéndose calmado un poco la sensación de asfixia.
No duró demasiado, tampoco. Se despertó y movió varias veces en la noche. No podía acomodar la cabeza por culpa de los cuernos. Los toqueteó, así como los dientes, meditó, se volvió a enfurecer y terminó encogido sobre sí mismo al borde de la rendición. Cuando se hacía de día los espasmos eran ya demasiado frecuentes. Estaba encorvado en la cama, agarrotado y dolorido. Aún tenía sueño, pero no era capaz de dormir más.
Se levantó, viendo de reojo alguna cama vacía, y al llegar abajo se topó con Keiria. Se tomó con calma la bajada por las escaleras, y se lo mismo haría con cualquier actividad en general, y sin embargo lo último de lo que tenía ganas era de ser cuidadoso.
―Ojalá ―le respondió a la ulterana. Luego siguió descendiendo, hasta el sótano. Comenzó a bajar el puente, pero no era para ir a ningún lado, sino porque necesitaba un lugar que sirviera como toma de tierra. El suelo seguía húmedo allá afuera y ahora ya habían entendido cómo funcionaba lo suyo. «Ojalá entender cómo funciona tuviese algo que ver con entender qué cojones pasa». Solo sabía que no quería ser así. Cuando trataba de echar un vistazo hacia el futuro solo encontraba incertidumbre.
La ulterana bajó al poco tiempo de empezar a mover el mecanismo del puente, preguntando por qué hacía eso. El irrense le referió su idea, pero después siguió hablando.
―No lo aguanto más… No se va, en vez de… ―no sabía explicarlo correctamente―. No es como siempre. La electricidad. La que genero se queda en mí, pero sale por el táser. Cuanto más tiempo pasa… o más se acumula, lo que sea, más duele.
Subió las escaleras al terminar de mover el mecanismo, de nuevo con calma y de nuevo parando al sufrir un corto espasmo, y salió al exterior del torreón. La Luna seguía en el cielo, pero solo le dedicó una mirada. Tras la lluvia, el ambiente era fresco y húmedo, diferente de lo habitual. Retiró las falangetas y hundió los dedos en la tierra.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Torreón Maciel (Archivo VI)
02/08/14, 04:57 pm
Kudryavka
Suspiró agotado con la respuesta final de la sinhadre.
-Vale.-dijo sin más.
No queria discutir, no queria que le entendiesen. Estaba harto de aquello. Por un momento, deseó volver a cuando era amnesico. No le necesitaban tal y como estaba ahora y él sin duda no estaba muy feliz por descubrir las respuestas a sus preguntas sobre si mismo. Con este y otros pensamientos, el ruso se fue a la cama.
A la mañana siguiente, más tarde de lo que solia levantarse, saltó de la cama, con nuevas energias pero no con el optimismo que solia acarrear. Fue hacia la cocina, sin cruzar miradas con nadie, rebuscó en la cesta un rató y sacó un plátano, saliendo al salón. Ahí escuchó voces. Las siguió. Eran Keiria y Cio. Habló entonces, cuando vió un hueco en la conversación que estaban teniendo los dos que ocupaban el lugar, entró al lio.
-Voy a ir a visitar Letargo hoy, antes de la hora de la comida. Quise haber ido ayer, pero, por razones obvias no pude.-hablaba mientras pelaba su plátano.-Solo quiero ver que estén todos bien y... contarles lo de Ippon y lo de Lara. Puedo ir solo pero si alguno quiere venir conmigo esta más que bien recibido.-dijo sin más y comenzó a comer. Dirigió la mirada al suelo y salió al patio, sin darles tiempo a contestar, pues el ruso pensaba que les molestaba.
Una vez en el patio, se acabó el plátano y se sumió en sus ejercicios.
Suspiró agotado con la respuesta final de la sinhadre.
-Vale.-dijo sin más.
No queria discutir, no queria que le entendiesen. Estaba harto de aquello. Por un momento, deseó volver a cuando era amnesico. No le necesitaban tal y como estaba ahora y él sin duda no estaba muy feliz por descubrir las respuestas a sus preguntas sobre si mismo. Con este y otros pensamientos, el ruso se fue a la cama.
A la mañana siguiente, más tarde de lo que solia levantarse, saltó de la cama, con nuevas energias pero no con el optimismo que solia acarrear. Fue hacia la cocina, sin cruzar miradas con nadie, rebuscó en la cesta un rató y sacó un plátano, saliendo al salón. Ahí escuchó voces. Las siguió. Eran Keiria y Cio. Habló entonces, cuando vió un hueco en la conversación que estaban teniendo los dos que ocupaban el lugar, entró al lio.
-Voy a ir a visitar Letargo hoy, antes de la hora de la comida. Quise haber ido ayer, pero, por razones obvias no pude.-hablaba mientras pelaba su plátano.-Solo quiero ver que estén todos bien y... contarles lo de Ippon y lo de Lara. Puedo ir solo pero si alguno quiere venir conmigo esta más que bien recibido.-dijo sin más y comenzó a comer. Dirigió la mirada al suelo y salió al patio, sin darles tiempo a contestar, pues el ruso pensaba que les molestaba.
Una vez en el patio, se acabó el plátano y se sumió en sus ejercicios.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Torreón Maciel (Archivo VI)
04/08/14, 03:39 am
Keiria siguió a Cío al sótano cuando oyó bajar el puente, buscándole para preguntarle que estaba haciendo. Al parecer necesitaba el nivel eléctrico que había en su cuerpo, y como el patio del torreón era de cemento, tenía que encontrar algo de tierra, húmeda por la lluvia reciente. La pelirroja le hizo compañía en el proceso, por si se acercaba alguna alimaña, y una vez el el irrense estuvo descargado, volvieron al interior del torreón, cerrando la puerta tras de si.
Acaban de empezar a conversar, y Cío estaba comentando que se encontraba mucho mejor, cuando Kud apareció por el salón, cogiendo algo de comida en la cocina y anunciándoles que iba a ir a ver dentro de un rato como estaban en Letargo. No les dio tiempo a opinar sobre el tema, pues la voz del pregonero se alzó por toda la ciudad anunciando la mudanza a los nuevos refugios. Keiria escuchó en silencio, y en cuanto el ominario calló, cruzó la mirada con el raigaurum y se pusieron en movimiento.
—Creo que voy a cambiarme de ropa, no me gustaría dejar la que me traje aquí tirada... y no podemos dejar los libros de la biblioteca aquí, hay que devolverlos —le dijo al irrense, subiendo las escaleras y recuperando su ropa.
Una vez vestida se dedicó a reunir los distintos tomos que habían recogido los macieleros, juntándolos en la mesa del salón para recogerlos una vez partieran. Le dijo a Kud que ir a Letargo era una mala idea dada la situación, pues era posible que para cuando llegaran los letarguinos ya se habrían puesto en marcha hacia los refugios. Le pidió ayuda al humano para echar un vistazo a la comida, pues era buena idea dejar en la calle la que no fueran a comer para que no se pudriera en el torreón, y una vez hecho esto, se dedicó a colocar un poco el salón mientras esperaba a que los demás bajaran. Era un acto reflejo, una manía tal vez, pero no le gustaba la idea de dejar todo hecho un desastre una vez se hubieran marchado.
Acaban de empezar a conversar, y Cío estaba comentando que se encontraba mucho mejor, cuando Kud apareció por el salón, cogiendo algo de comida en la cocina y anunciándoles que iba a ir a ver dentro de un rato como estaban en Letargo. No les dio tiempo a opinar sobre el tema, pues la voz del pregonero se alzó por toda la ciudad anunciando la mudanza a los nuevos refugios. Keiria escuchó en silencio, y en cuanto el ominario calló, cruzó la mirada con el raigaurum y se pusieron en movimiento.
—Creo que voy a cambiarme de ropa, no me gustaría dejar la que me traje aquí tirada... y no podemos dejar los libros de la biblioteca aquí, hay que devolverlos —le dijo al irrense, subiendo las escaleras y recuperando su ropa.
Una vez vestida se dedicó a reunir los distintos tomos que habían recogido los macieleros, juntándolos en la mesa del salón para recogerlos una vez partieran. Le dijo a Kud que ir a Letargo era una mala idea dada la situación, pues era posible que para cuando llegaran los letarguinos ya se habrían puesto en marcha hacia los refugios. Le pidió ayuda al humano para echar un vistazo a la comida, pues era buena idea dejar en la calle la que no fueran a comer para que no se pudriera en el torreón, y una vez hecho esto, se dedicó a colocar un poco el salón mientras esperaba a que los demás bajaran. Era un acto reflejo, una manía tal vez, pero no le gustaba la idea de dejar todo hecho un desastre una vez se hubieran marchado.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Maciel (Archivo VI)
04/08/14, 06:21 am
Se encontraba mejor cuando entró en el torreón. Apenas había entablado una conversación con Keiria nuevamente cuando apareció Kud. Su idea era buena, y aunque él no debería acompañarle esperaba que alguien fuese con él, para que no se repitiera de nuevo lo de la noche anterior.
Mientras comenzaba a desayunar, verdaderamente muerto de hambre, volvió a escucharse un pregón como el de hacía tantos meses. Había pasado una eternidad desde entonces aparentemente, pero no había olvidado ese coro de voces. Y esta vez iba dirigido a ellos. Frunció el ceño, desconfiado a más no poder por aquel repentino trato como si fuesen personas. No habían dado nada por ellos en siete meses y de pronto amablemente los dirigían a refugios gratuitos como si fueran ganado –ni siquiera los dirigían en persona «nada nuevo bajo el sol»–. Era incluso ofensivo. No obstante tampoco parecían tener mucha opción. Ya no creía en las mismas milongas que antaño, pero tal vez ahora sí empezase la verdadera fase de aprendizaje, tras la criba. Quizá era como siempre había pensado, solo que ignorando que únicamente llegarían a ello los más “fuertes” o, mejor dicho, los que habían tenido más suerte.
Se formó un pequeño revuelo en el torreón entonces. El irrense hizo lo mismo que Keiria y se vistió con la ropa que había traído a la ciudad, no queriendo cambiarlas por otras. No le hacía gracia salir a la calle sin su alfanje, ni siquiera salir tal y como estaba, pero al menos sí pudo irse con el reloj que había encontrado. No había más recuerdos que atesorar de allí. Las pertenencias de los compañeros muertos no tenía caso sacarlas del torreón.
Era una suerte que al menos se moviesen en grupo. Cío tenía muy claro que entre una torre de lucha y una de magia, la suya sería la primera. Lo que no le gustaba era que todo aquello implicaba la ruptura del grupo. Archi, por ejemplo, estaba claro que iría tras la hechicería. Solo con un libro bajo el brazo y un peso en los bolsillos se disponía salir a la calle con los demás. Pidió también que no se avanzara muy rápido, aun sintiéndolo por sus compañeros, debido a que no quería forzarse demasiado. Sin embargo, mientras se preparaban, vieron que faltaba alguien por aparecer.
Mientras comenzaba a desayunar, verdaderamente muerto de hambre, volvió a escucharse un pregón como el de hacía tantos meses. Había pasado una eternidad desde entonces aparentemente, pero no había olvidado ese coro de voces. Y esta vez iba dirigido a ellos. Frunció el ceño, desconfiado a más no poder por aquel repentino trato como si fuesen personas. No habían dado nada por ellos en siete meses y de pronto amablemente los dirigían a refugios gratuitos como si fueran ganado –ni siquiera los dirigían en persona «nada nuevo bajo el sol»–. Era incluso ofensivo. No obstante tampoco parecían tener mucha opción. Ya no creía en las mismas milongas que antaño, pero tal vez ahora sí empezase la verdadera fase de aprendizaje, tras la criba. Quizá era como siempre había pensado, solo que ignorando que únicamente llegarían a ello los más “fuertes” o, mejor dicho, los que habían tenido más suerte.
Se formó un pequeño revuelo en el torreón entonces. El irrense hizo lo mismo que Keiria y se vistió con la ropa que había traído a la ciudad, no queriendo cambiarlas por otras. No le hacía gracia salir a la calle sin su alfanje, ni siquiera salir tal y como estaba, pero al menos sí pudo irse con el reloj que había encontrado. No había más recuerdos que atesorar de allí. Las pertenencias de los compañeros muertos no tenía caso sacarlas del torreón.
Era una suerte que al menos se moviesen en grupo. Cío tenía muy claro que entre una torre de lucha y una de magia, la suya sería la primera. Lo que no le gustaba era que todo aquello implicaba la ruptura del grupo. Archi, por ejemplo, estaba claro que iría tras la hechicería. Solo con un libro bajo el brazo y un peso en los bolsillos se disponía salir a la calle con los demás. Pidió también que no se avanzara muy rápido, aun sintiéndolo por sus compañeros, debido a que no quería forzarse demasiado. Sin embargo, mientras se preparaban, vieron que faltaba alguien por aparecer.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Maciel (Archivo VI)
04/08/14, 08:21 pm
Lara entró como un huracán al torreón y avisó a todo el mundo de que no se le acercaran lo más mínimo. Subió las escaleras subiendo de varios intentos, pues no pudo evitar tropezarse, y se encerró en su habitación, que por razones que desconocía se había convertido en un espanto. Los muebles y las camas habían sido corridos y apilados junto a la puerta y había manchas de sangre y hollín salpicando el suelo y las paredes que había dibujado el pequeño Ippon, antes de que quién sabe qué lo hubiera matado esta noche. Lara fue directa hacia una de las camas y tiró de las sábanas para llevárselas a un rincón, en el cual se arroparía y se aovillaría.
La muerte de sus tres últimos hijos había provocado la pérdida de cualquier razón de ser para la ordesa. Poco a poco sus sentimientos habían ido abandonándola y del enfado con el que había llegado, pasó la pena y al arrepentimiento… Así hasta que Lara se quedó vacía y, su mirada, perdida en la pared. Poco a poco lo había ido perdiendo todo hasta que no fue más que un reguño de ropa y pelo y nada más. La mala suerte había vuelto a la normalidad poco a poco, aunque la ordesa lo desconociera, y las cifras que la rodeaban permanecían quietas, como guardándole el luto a la madre, a su manera.
Permaneció en aquel rincón durante horas, siendo menos que los muebles que ocupaban la habitación. Mecida por un cansancio múltiple: físico, mágico y emocional; Lara había necesitado todo aquel tiempo para decidirse a ponerse en pie. El asentamiento de su transformación y el conocimiento de Lara de forma básica y escueta de la maldición que cargaba ayudaron a que sus ojos se olvidaran de gafarlo todo. Y de alguna manera Lara lo sintió y lo agradeció. Con la desgana y aquel vacío existencial que sentía marcados en el rostro, la ordesa lanzó sobre sí misma el hechizo de amplitud sensorial, una vez avanzada la noche.
Para su sorpresa, oyó más que ninguna otra vez. De forma subconsciente ya imaginaba que la Luna había roto los límites de su magia, pero la Lara consciente y muerta en vida solo sabía que tenía dos cuerpos que quemar y que quería estar sola. Se acercó a la puerta y afinó el oído para asegurarse de que no escuchaba a nadie despierto. Una vez que supo que todos (los que hubieran sobrevivido) dormían, viajó hasta el sótano para cargar con magia el macuto en el que yacían sus dos últimos hijos y algo de leña.
Apenas unos minutos más tarde, la habitación volvió a ver llamas y, dónde hacía horas había ardido Taro, ardieron también dos bebés decapitados y lo poco que quedaba de Lara. La ordesa no evitó mirar el fuego. Al contrario, quedó obnubilada con sus bailes siniestros y su crepitar, buscando entre sus formas pasajeras el rostro de sus hijos o cualquier otra cosa. Gracias a un apaño con los muebles y un hechizo de tapón, el humo escapaba por la ventana, por lo que aquella pequeña hoguera no se convirtió en nada más grave. Pasaron las horas y la misma ordesa que lo había iniciado, lo apagó y volvió a su rincón, donde gastó el resto de sus energías en fabricar dos sacos a partir de las sábanas y cantar nanas hasta dormirse.
El pregón de Miseria la despertó, aunque no a tiempo para que entendiera nada de lo que decía. La ordesa tragó saliva y apoyó la cabeza contra la pared con apatía, clavando sus nuevos ojos en un ladrillo concreto. Lara no quería existir, pero existía. Y le dolía. Y le cansaba.
La muerte de sus tres últimos hijos había provocado la pérdida de cualquier razón de ser para la ordesa. Poco a poco sus sentimientos habían ido abandonándola y del enfado con el que había llegado, pasó la pena y al arrepentimiento… Así hasta que Lara se quedó vacía y, su mirada, perdida en la pared. Poco a poco lo había ido perdiendo todo hasta que no fue más que un reguño de ropa y pelo y nada más. La mala suerte había vuelto a la normalidad poco a poco, aunque la ordesa lo desconociera, y las cifras que la rodeaban permanecían quietas, como guardándole el luto a la madre, a su manera.
Permaneció en aquel rincón durante horas, siendo menos que los muebles que ocupaban la habitación. Mecida por un cansancio múltiple: físico, mágico y emocional; Lara había necesitado todo aquel tiempo para decidirse a ponerse en pie. El asentamiento de su transformación y el conocimiento de Lara de forma básica y escueta de la maldición que cargaba ayudaron a que sus ojos se olvidaran de gafarlo todo. Y de alguna manera Lara lo sintió y lo agradeció. Con la desgana y aquel vacío existencial que sentía marcados en el rostro, la ordesa lanzó sobre sí misma el hechizo de amplitud sensorial, una vez avanzada la noche.
Para su sorpresa, oyó más que ninguna otra vez. De forma subconsciente ya imaginaba que la Luna había roto los límites de su magia, pero la Lara consciente y muerta en vida solo sabía que tenía dos cuerpos que quemar y que quería estar sola. Se acercó a la puerta y afinó el oído para asegurarse de que no escuchaba a nadie despierto. Una vez que supo que todos (los que hubieran sobrevivido) dormían, viajó hasta el sótano para cargar con magia el macuto en el que yacían sus dos últimos hijos y algo de leña.
Apenas unos minutos más tarde, la habitación volvió a ver llamas y, dónde hacía horas había ardido Taro, ardieron también dos bebés decapitados y lo poco que quedaba de Lara. La ordesa no evitó mirar el fuego. Al contrario, quedó obnubilada con sus bailes siniestros y su crepitar, buscando entre sus formas pasajeras el rostro de sus hijos o cualquier otra cosa. Gracias a un apaño con los muebles y un hechizo de tapón, el humo escapaba por la ventana, por lo que aquella pequeña hoguera no se convirtió en nada más grave. Pasaron las horas y la misma ordesa que lo había iniciado, lo apagó y volvió a su rincón, donde gastó el resto de sus energías en fabricar dos sacos a partir de las sábanas y cantar nanas hasta dormirse.
El pregón de Miseria la despertó, aunque no a tiempo para que entendiera nada de lo que decía. La ordesa tragó saliva y apoyó la cabeza contra la pared con apatía, clavando sus nuevos ojos en un ladrillo concreto. Lara no quería existir, pero existía. Y le dolía. Y le cansaba.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Torreón Maciel (Archivo VI)
05/08/14, 09:40 pm
Una vez estuvo todo listo y adecentado a ojos de la ulterana, el grupo se dispuso a partir, pero antes de abandonar el edificio se percataron de que Lara aun no había bajado. Nadie la había visto desde que la noche anterior se encerrara en su cuarto, y no había aparecido por la planta baja después del pregón.
—Hmm... tal vez debería ir a buscarla, no vaya a ser que se haya quedado dormida o algo —comentó la pelirroja, encaminándose hacia las escaleras y subiendo hasta la segunda planta.
Keiria subió los escalones de dos en dos, llegando en un periquete hasta la habitación que había compartido con la ordesa a lo largo de la cosecha. Llamó con suavidad, evitando entrar sin avisar para no molestar, y habló en voz alta.
—Lara, ¿estás ahí? Tenemos que ponernos en marcha ya... ¿necesitas ayuda para llevar alguna cosa? —la ibolense titubeaba con la mano en el picaporte de la puerta.
—Hmm... tal vez debería ir a buscarla, no vaya a ser que se haya quedado dormida o algo —comentó la pelirroja, encaminándose hacia las escaleras y subiendo hasta la segunda planta.
Keiria subió los escalones de dos en dos, llegando en un periquete hasta la habitación que había compartido con la ordesa a lo largo de la cosecha. Llamó con suavidad, evitando entrar sin avisar para no molestar, y habló en voz alta.
—Lara, ¿estás ahí? Tenemos que ponernos en marcha ya... ¿necesitas ayuda para llevar alguna cosa? —la ibolense titubeaba con la mano en el picaporte de la puerta.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Maciel (Archivo VI)
06/08/14, 01:52 am
Lara oyó a la ulterana poco antes de que llamara, pero estaba tan ausente del mundo que se podría decir que la pilló de sorpresa. La ordesa agitó las nuevas orejas (que aún no sabía que tenía) y se sobresaltó levemente antes de enfocar la puerta con sus ojos gastados.
—Eh, ¿qué? —emitió en un susurro. Lara peleaba consigo misma por no salir de su embotamiento, le resultaba cómodo. Sin embargo su cuerpo fue incapaz concederle aquel deseo y se despejó lo suficiente como para recordarle lo que había dicho Keiria sin necesidad de que esta se lo repitiera. <<El aviso ese...>>. Suspiró y se llevó las manos al marsupio con expresión dolida. Ahí iban sus bebés, o lo que quedaba de ellos dentro de cinco saquitos— No, no. Salgo enseguida...
No sabía rememorar el nombre del lugar al que la llevaban, pero sí que recordaba de forma lejana el aviso de las pertenencias. Lara se quitó toda la ropa y se quedó únicamente con el tocado con forma de molinillo. No sabía en qué momento se había deshecho de sus armas, pero ni su 1010 ni su 115 andaban cerca. Sin guardar nada, dejándolo todo por el suelo, Lara abandonó la habitación y siguió a la ulterana de nueve colas hacia la salida. Tenía pocas cosas claras ahora mismo, pero sabía afirmar con una rotundidad que dolía que no iba a echar Maciel de menos.
La ordesa había entrado allí por primera vez ilusionada, deseando ser una afin del aire o algo grandioso, y lo abandonaba siendo poco más que un alma en pena, encogida y rota.
Sigue en la Sede de los Taumaturgos.
—Eh, ¿qué? —emitió en un susurro. Lara peleaba consigo misma por no salir de su embotamiento, le resultaba cómodo. Sin embargo su cuerpo fue incapaz concederle aquel deseo y se despejó lo suficiente como para recordarle lo que había dicho Keiria sin necesidad de que esta se lo repitiera. <<El aviso ese...>>. Suspiró y se llevó las manos al marsupio con expresión dolida. Ahí iban sus bebés, o lo que quedaba de ellos dentro de cinco saquitos— No, no. Salgo enseguida...
No sabía rememorar el nombre del lugar al que la llevaban, pero sí que recordaba de forma lejana el aviso de las pertenencias. Lara se quitó toda la ropa y se quedó únicamente con el tocado con forma de molinillo. No sabía en qué momento se había deshecho de sus armas, pero ni su 1010 ni su 115 andaban cerca. Sin guardar nada, dejándolo todo por el suelo, Lara abandonó la habitación y siguió a la ulterana de nueve colas hacia la salida. Tenía pocas cosas claras ahora mismo, pero sabía afirmar con una rotundidad que dolía que no iba a echar Maciel de menos.
La ordesa había entrado allí por primera vez ilusionada, deseando ser una afin del aire o algo grandioso, y lo abandonaba siendo poco más que un alma en pena, encogida y rota.
Sigue en la Sede de los Taumaturgos.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Maciel (Archivo VI)
06/08/14, 02:15 pm
La espera lo había estado carcomiendo. El biomecánico no estaba acostumbrado a aquella inactividad a la que se había visto forzado debido al infernal tic-tac que como una garrapata se había agarrado a un rincón de su mente y no parecía tener intención de abandonarlo hasta haber succionado hasta el último rastro de su concentración, hasta que incluso con su ausencia, la cual cada minuto que pasaba, y el ingeniero sabía ahora con total precisión cuando sucedía esto, le recordaba con una insistencia que se le antojaba repelente, como un niño caprichoso, que no podría volver a gozar de la quietud habitualmente instalada en su cabeza.
Por ello agradeció que Cío le diese algo con lo que trabajar, incluso en aquellas condiciones. Se trataba de algo importante, al fin y al cabo, por lo que daba igual que no fuese el momento adecuado: debía hacerlo. Entregó su atención al mecanismo de los implantes, al traslado de piezas y al uso de unas herramientas que conocía muy bien. Aun así le costó, le costó mucho más de lo que le había costado nunca. Tenía que poner sus cinco sentidos en algo que normalmente hacía de forma mecánica y sin dificultad alguna, y resultaba frustrante. En alguna ocasión se filtró algún leve resoplido que denotaba cierta exasperación, impropio de la perpetua calma que reinaba en el lenguaje corporal de Archime.
Apenas había prestado atención, especialmente porque debía volcar toda la que tenía en su trabajo, pero le bastó con comprobar que sus compañeros habían regresado ilesos... Aunque no fue así con Kudryavka, quien volvió el último y visiblemente herido. Archime, quien nada supo sobre broncas ni recriminaciones, se apresuró a atender al humano poniendo ahora toda su concentración en recitar aquellos sortilegios que hasta aquella noche no le habían supuesto ningún problema llevar a cabo.
Y para cuando anunció que bajaría a arreglar el mecanismo del puente, el ingeniero ya había relegado tras el tic-tac la noción lógica que dictaminaba que no era el momento adecuado. Necesitaba ocupar su mente en aquello, la mecánica era su vida, no, ya no lo era, pero lo había sido y seguía ocupando un lugar importante y amplio en su mente. Con ello trataba de ganarle terreno al tic-tac que amenazaba con desbordarla, aunque resultaba mucho más sencillo concebirlo en su cerebro que hacerlo. No obstante, durante la reparación de la cadena, el ingeniero notó algo. Sus movimientos eran más precisos ya que se movía siempre al ritmo que marcaba su cabeza. Lo había estado haciendo desde hacía un buen rato, pero la falta de concentración le había impedido notarlo. El ingeniero permaneció exactamente seis segundos con la mirada fija en el mecanismo del puente recién reparado mientras parpadeaba cada dos, cavilando si en el fondo aquel tic-tac infernal podría no serlo tanto.
No obstante, en la presente noche tuvo que recurrir al sortilegio inductor de sueño. No podía solicitar a otro capacitado para la magia el que lo llevase a cabo y probablemente no sería tan eficaz si se lo aplicaba a sí mismo, pero confiaba en continuar durmiendo debido a lo exhausto que se encontraba una vez el sortilegio le hubiese ayudado a conciliar el sueño. Normalmente, una excusa para permanecer la noche en vela habría sido recibida con los brazos abiertos por Archime, pero no aquella noche. No en aquellas condiciones y no con el recuerdo de todo lo que había sucedido y que no había podido impedir tan fresco en su cabeza. Con cada tic-tac recordaba una muerte, una herida, un problema, una pregunta sin respuesta... Suficiente.
El pregón que esta vez sí se dirigía a ellos hizo al ingeniero ponerse en marcha como un resorte. Probablemente dicha descripción fuese bastante precisa teniendo en cuenta la naturaleza de aquello que le había otorgado la Luna, aunque desconocía hasta que punto era así. Dicha ignorancia le impulsaba a desear visitar la biblioteca cuanto antes, pero ya que sus compañeros parecían decididos a dirigirse directamente a los refugios mencionados, no les contrarió. Además, tal vez la Torre Serpentaria estuviese equipada con su propia biblioteca, ya que si se trababa de un edificio acondicionado para el aprendizaje de magia le parecía lo más lógico. Así pues, Archime permaneció junto al resto en la puerta mientras Keiria había ido a buscar a Lara. No dejó atrás ninguna de sus herramientas y por supuesto llevaba su omnipresente bata. Aunque la ropa que vestía bajo esta no era con la que había llegado, a excepción del calzado, pues le servía cualquier prenda con tal de que resultase cómoda. Una vez hubiesen salido todos, el ingeniero entraría intangible a Maciel para volver a subir el puente y salir de nuevo a través de la pared. Echaría un último vistazo, de exactamente diez segundos, a aquel salón en el que había echo vida durante aquellos siete meses, puede que incluso se sentase por última vez en el sillón que había reclamado silenciosamente como suyo durante aquel tiempo. La nostalgia era un sentimiento extraño para el ingeniero.
Sigue en la Sede de los Taumaturgos.
Por ello agradeció que Cío le diese algo con lo que trabajar, incluso en aquellas condiciones. Se trataba de algo importante, al fin y al cabo, por lo que daba igual que no fuese el momento adecuado: debía hacerlo. Entregó su atención al mecanismo de los implantes, al traslado de piezas y al uso de unas herramientas que conocía muy bien. Aun así le costó, le costó mucho más de lo que le había costado nunca. Tenía que poner sus cinco sentidos en algo que normalmente hacía de forma mecánica y sin dificultad alguna, y resultaba frustrante. En alguna ocasión se filtró algún leve resoplido que denotaba cierta exasperación, impropio de la perpetua calma que reinaba en el lenguaje corporal de Archime.
Apenas había prestado atención, especialmente porque debía volcar toda la que tenía en su trabajo, pero le bastó con comprobar que sus compañeros habían regresado ilesos... Aunque no fue así con Kudryavka, quien volvió el último y visiblemente herido. Archime, quien nada supo sobre broncas ni recriminaciones, se apresuró a atender al humano poniendo ahora toda su concentración en recitar aquellos sortilegios que hasta aquella noche no le habían supuesto ningún problema llevar a cabo.
Y para cuando anunció que bajaría a arreglar el mecanismo del puente, el ingeniero ya había relegado tras el tic-tac la noción lógica que dictaminaba que no era el momento adecuado. Necesitaba ocupar su mente en aquello, la mecánica era su vida, no, ya no lo era, pero lo había sido y seguía ocupando un lugar importante y amplio en su mente. Con ello trataba de ganarle terreno al tic-tac que amenazaba con desbordarla, aunque resultaba mucho más sencillo concebirlo en su cerebro que hacerlo. No obstante, durante la reparación de la cadena, el ingeniero notó algo. Sus movimientos eran más precisos ya que se movía siempre al ritmo que marcaba su cabeza. Lo había estado haciendo desde hacía un buen rato, pero la falta de concentración le había impedido notarlo. El ingeniero permaneció exactamente seis segundos con la mirada fija en el mecanismo del puente recién reparado mientras parpadeaba cada dos, cavilando si en el fondo aquel tic-tac infernal podría no serlo tanto.
No obstante, en la presente noche tuvo que recurrir al sortilegio inductor de sueño. No podía solicitar a otro capacitado para la magia el que lo llevase a cabo y probablemente no sería tan eficaz si se lo aplicaba a sí mismo, pero confiaba en continuar durmiendo debido a lo exhausto que se encontraba una vez el sortilegio le hubiese ayudado a conciliar el sueño. Normalmente, una excusa para permanecer la noche en vela habría sido recibida con los brazos abiertos por Archime, pero no aquella noche. No en aquellas condiciones y no con el recuerdo de todo lo que había sucedido y que no había podido impedir tan fresco en su cabeza. Con cada tic-tac recordaba una muerte, una herida, un problema, una pregunta sin respuesta... Suficiente.
El pregón que esta vez sí se dirigía a ellos hizo al ingeniero ponerse en marcha como un resorte. Probablemente dicha descripción fuese bastante precisa teniendo en cuenta la naturaleza de aquello que le había otorgado la Luna, aunque desconocía hasta que punto era así. Dicha ignorancia le impulsaba a desear visitar la biblioteca cuanto antes, pero ya que sus compañeros parecían decididos a dirigirse directamente a los refugios mencionados, no les contrarió. Además, tal vez la Torre Serpentaria estuviese equipada con su propia biblioteca, ya que si se trababa de un edificio acondicionado para el aprendizaje de magia le parecía lo más lógico. Así pues, Archime permaneció junto al resto en la puerta mientras Keiria había ido a buscar a Lara. No dejó atrás ninguna de sus herramientas y por supuesto llevaba su omnipresente bata. Aunque la ropa que vestía bajo esta no era con la que había llegado, a excepción del calzado, pues le servía cualquier prenda con tal de que resultase cómoda. Una vez hubiesen salido todos, el ingeniero entraría intangible a Maciel para volver a subir el puente y salir de nuevo a través de la pared. Echaría un último vistazo, de exactamente diez segundos, a aquel salón en el que había echo vida durante aquellos siete meses, puede que incluso se sentase por última vez en el sillón que había reclamado silenciosamente como suyo durante aquel tiempo. La nostalgia era un sentimiento extraño para el ingeniero.
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