Fase 3, Ronda 2: Atol vs Giz

Otro duelo más. Pasara lo que pasara, me iría satisfecho de haber llegado hasta aquí. Así que al lío. ¿Giz, eh? ¿Qué sabemos de este? Que le hizo el gato a Jack, que es mago y poco más. De mí sabemos que le cuido el minino al vampiro y también soy mago. ¡Tampoco hay tanta diferencia! Así que salí a la Arena, bastante animado. Saludé a mi contrincante mientras me fijaba en cierto detalle del que tendría que ocuparme cuanto antes.

—Hey, buena suerte.

En cuanto sonó el gong, conjuré un hechizo de levitación y cuando parecía que lo iba a dirigir contra mí mismo, lo dirigí contra la prenda desconocida de ropa que llevaba. Quería quitársela para poder ver sus manos, pero también de paso entorpecerle la vista o lo que hiciera tras sonar el gong si lograba liársela en la cabeza.

Giz sonrió levemente al helión. Le había robado pelos el día de la luna, como al resto, y había estudiado su transformación para dar buena cuenta de su código genético. Sabía qué tenía que hacer contra él o, al menos, cuál sería el transcurso de acción más lógico para enfrentarlo.


—Lo mismo digo.

Sonó el gong y Giz abrió la gola. De sus manos nació un hechizo de defensas mixtas, débil, y al mismo tiempo la gola le avisó de lo que le ocurría a su poncho, aunque no hacía falta realmente. El poncho echó a flotar y se quedó enganchado en la gola, tapándole la cara al asreniano. Giz plegó la gorguera un segundo y se despidió por el momento de su prenda, saliendo de debajo de ella al tiempo que preparaba un hechizo de invisibilidad sobre sí mismo.  

Una vez desapareció de las retinas del helión, corrió varios metros hacia la izquierda y conjuró por el camino un hechizo de impacto potenciado, que salió disparado a las manos de Skarog en cuanto el goliat echó el freno. Giz esperaba que le alcanzase de lleno y rompiera tantos huesos de la mano como fueran posibles.

Nunca había visto, o no recordaba haberlo hecho, que su gola se pudiera plegar, y tampoco sabía para qué servía. No me preocupé por ese detalle y, en cuanto la prenda le tapó la cara, solté el hechizo y levanté un escudo mágico a mi alrededor. Había empezado a cargar uñas cuando de pronto el otro desapareció de mi vista. <<¡Otro como Tap! ¿Localización o rastreo?>> pensé casi en segundo plano, o incluso tercero, sin distraerme. Seguramente haría el primero, por ser al que más habituado estaba y tener un menor gasto. Si no surtía efecto, recurriría al otro.

Pero primero lo primero: tenía que cubrirme más. Siempre recurría al escudo mágico porque los hechizos físicos confiaba en aguantarlos, pero no si venían de alguien invisible. No pude protegerme, sin embargo, ya que de la maldita nada me llegó un hechizo que me destrozó algunos huesos de la mano que había estado cargando: la derecha. Me sorprendió que no apuntase a las uñas pero no le di más importancia y me apresuré a recomponer los huesos fracturados. En el mismo acto de curarme, me disparé una protección física. Ya le buscaría luego.

Giz utilizó sobre si mismo un hechizo de levitación, para evitar que la arena que se levantaba con sus pisadas pudiera delatarlo y flotó a ras del suelo, continuando la marcha en círculos para dificultar la tarea de búsqueda al helión. Mientras este se curaba la mano rota, tardaría más cuantos más huesos hubiera que soldar, el goliat conjuró una barrera de inercia a su alrededor, tomando su posición como punto central. Acto seguido, alfombró el área de la barrera con una red de relámpagos negro y plata.

Si el novato trataba de localizarlo, ofuscaría sus planes con un sortilegio de interferencia.

O se había quedado quieto o había levitado o se había hecho intangible. Detestaba a los que huían del combate directo. Y más en pleno Torneo, que se suponía que era un espectáculo..., y que lo hiciera con un novato... Solo podía significar una cosa que expresé en voz alta.  

—¡Menudo cobarde! ¡Déjate ver, lagarto!

No me pasó por alto su conjurar de una barrera de inercia, pero tenía que curarme y lo acabé haciendo. Iba a conjurar el de localización cuando unos rayos negros y plateados impactaron contra el suelo a mis pies. La protección mágica aguantó unos segundos y cuando cayó, empecé a notar los calambrazos que, aunque no dolían, me hicieron apartar los pies del suelo con rapidez, al principio. En cuanto noté el efecto de la barrera, ralenticé los movimientos hasta conseguir salir caminando de la zona electrificada. Con medio cuerpo fuera de la barrera de inercia, terminé de conjurar el hechizo de localización. Pude ver a Giz echando a correr en zig zag. En cuanto le vi, disparé dos lanzazos: uno hacia delante, en la dirección en que le vi corriendo, y otro a la misma altura pero por detrás, por si se daba la vuelta. Bufé cuando conjuró algo que bloqueó la localización. Me fastidiaba mucho que alguien se hiciera invisible, más aún cuando el que más detestaba que lo "hacía" —aunque sabía que era por su transformación, eso no mejoraba el asunto— era Tap.

Giz aprovechó la lucha del helión por escapar de su trampa para reforzar sus defensas mixtas y colocarle otra barrera de inercia justo por donde estaba escapando de la primera. La gola le informó de que le había localizado y levitó en zig zag, a la máxima velocidad que le permitía el hechizo. Esquivó el primer lanzazo y dejó que el segundo le acertara de lleno para disipar su rastreo con un sortilegio de interferencia.

Entonces dio un quiebro en el aire y cambió de dirección para evitar seguir cualquier rumbo lógico y calculable. Aprovechando que el Skarog volvía a necesitar tiempo para localizarle, Giz dispararía un hechizo de parálisis sobre él. En caso de que el helión se hubiera llegado a conjurar las protecciones adecuadas, el goliat optaría por una ofensiva directa mediante un hechizo de inyección.

Claro que lo esquivó, y claro que el segundo no le hizo nada. Rápidamente volví a protegerme con un escudo mágico y entonces recibí un hechizo de inyección por la espalda. <<Jodidos invisibles traicioneros...>> Una cosa tenía clara: tenía que aprender, si era posible, a conjurar hechizos con una mano o a recargar uñas mientras disparase otras. Necesitaba ser más rápido con la magia. Así, ahora podría llenar la Arena de hechizos de área como explosiones y alguno acertaría...

Ahora, por supuesto, no sabía. Así que reparé la barrera física y luego conjuré y lancé, en direcciones aleatorias, varias bolas de luz a las que añadí una cláusula de explosión cronometrada. Algunas explotarían antes que otras.

Giz se alzó en el aire para evitar las bolas de luz, alcanzando el máximo de altura que les permitían. Le costaba creer que al helión no se le hubiera ocurrido otra cosa que atacar a ciegas, sin salir siquiera de la nueva barrera de inercia. <<Espero que le apetezca repetir>>. Pensó al tiempo que conjuraba una nueva red de relámpagos a los pies del helión.

En esta ocasión no le iba a dejar escapar de la barrera con tanta facilidad como la anterior. Si trataba de salir como antes, andando, Giz convocaría una racha de viento y la dirigiría en bucle contra él para frenar aún más sus movimientos y maximizar los daños. Si por el contrario decidía hacerse intangible y salir bajo tierra, el goliat lo recibiría en la supericie con otra barrera de inercia para que Skarog no se aburriera.

Sabía de buena mano que los heliones no eran rápidos de por sí.

No solo no acertó ninguna sino que incluso volvió a recluirme como antes. Me olí la misma estratagema así que volví a intentar salir mientras cargaba más uñas, pero una ráfaga de viento me lo impedía. <<Si él se hace invisible, yo intangible>> gruñí mentalmente. Si no había honor en esta ciudad, no lo tendría yo.

No obstante, no iba a ponerle en bandeja que me enterrara, así que primero me lancé el hechizo de levitación (su barrera de inercia me impidió separarme del suelo) y luego me hice intangible. El viento me arrastró mínimamente al principio y luego me atravesó como si nada, así que pude salir. Mientras, dos hechizos de curación salieron de dos uñas de los pies, chocando con el pie opuesto. Inmediatamente después, convoqué una barrera mística potenciada y disparé dos uñas (dos hechizos de rastreo) contra esta para que rebotasen cargados <<De poco servirá si vuelve a bloquearlos. Pero de poco sirve también gastar magia a ciegas. Maldita invisibilidad>> Luego me puse detrás de la cortina, aunque serviría más bien de poco con el maldito levitando. Si me daba tiempo, volvería a cubrirme con un escudo mágico.

Mientras Atol salía de la siguiente barrera de inercia y cargaba sus uñas, Giz había tenido tiempo de reforzar un poco más sus ya no tan endebles defensas mixtas y lanzarse un hechizo de dispersión reforzado, advertido por los escasos residuos mágicos que desprendían los hechizos de rastreo que se había guardado Skarog en las uñas. El gasto mágico que estaba realizando el helión estaba alimentando su gola, que no tardó en avisarle de su torpe hechizo de levitación, la siguiente intangibilidad y la posteriór barrera mística, por si no era lo suficientemente clara a la vista. Estando desde arriba, aquello no le daría mucho problema.

Al tiempo que Skarog disparaba los hechizos sobre su propia barrera, Giz disparó a su cabeza un hechizo de desmayo. De llegar después que la barrera mágica o en caso de que fuera desviado, Giz le devolvería la jugada de las bolas de luz. Apuntando al objetivo en su caso, sin embargo.

La idea era ponerme a cubierto tras la cortina y levantar de nuevo barreras mágicas y físicas. Tendría que haberlo hecho antes y haberme evitado lo que fuera que me alcanzó directo a la cabeza. Por la naturaleza de sus efectos, habría pensado que era un hechizo de desmayo, pero ya era demasiado tarde como para pensar o siquiera reaccionar contra ello. Solo me dio tiempo a pensar ¿y ahora qué?