Fase 2, Ronda 2: Atol vs dama Umbría

Ni idea de quién y qué era, sólo tenía el nombre "Dama Umbría". Tarde o temprano lo descubriría, por las buenas o por las malas, así que entré a la Arena. Mi contrincante no se hizo esperar y rápidamente busqué cualquier indicio externo de su transformación. Parecía a todas luces una bruja, pero no había que fijarse mucho para ver las uñas largas de helión. Sin embargo, ni tenía los ojos ni el cabello como yo <<¿La transformación varía según el sexo?>> No importaba, realmente, ya que si no me equivocaba, ¡iba a enfrentarme a alguien como yo! Hasta ahora había sido autodidacta con las uñas, con un poco de ayuda de la Biblioteca por supuesto. Pero lo de hoy me vendría genial. <<Y que no se me escape luego, gane quien gane, si realmente es una helión... ¿O sería heliona? ... ¡Céntrate en el duelo!>> A callar. Me acerqué y saludé:

—Si me lo permitís, tenéis unas uñas preciosas, perfectas—bromeé—¡Buen duelo!

En cuanto el gong sonó, teniendo en cuenta lo que había aprendido últimamente de los hechizos, además de la "facilidad" para los hechizos físicos de mi transformación y por si ella pensaba lo mismo, conjuré un escudo mágico inverso sobre ella para que ningún hechizo del tipo que esta barrera anulaba pasara. Mi siguiente movimiento, de poder realizarlo, sería conjurar un campo de fuerza para mí. En cuanto esto acabase, fuera cual fuera el resultado, invitaría a Shiz a una cerveza.

No llegué a reconocer el hechizo abrasivo, pues aunque lo conocía no era uno de los que más había practicado. Pero intuí que había usado este ya que "excavó" en la arena. <<Una trinchera! Tendría que haberlo hecho al revés, el campo de fuerza inverso y que pasara bajo... ¿Se podría?>> No sería este el primer combate donde alguien se metía bajo la arena, así que mejor. Decidí añadir esa cláusula a mi campo de fuerza y lo extendí a mi alrededor, en forma de burbuja, incluyendo el suelo a mis pies.

Luego empecé a cargar mis uñas sin perder de vista a mi rival. Una parte de mí deseaba que nos diera tiempo a ambos a preparar todas... Sería de locos luego, pero sería todo un espectáculo.

Tuve un tiempo precioso antes de su ofensiva. Había cargado una mano entera y casi un pie <<Más que suficiente de momento>> antes de ver movimiento en el borde de su agujero. En concreto, el brillo de sus uñas sobre la arena. Al ver la llamarada y el hechizo de impacto, sucedieron varias cosas. Por un lado, di por hecho que estaba usando niebla mágica pues la dirección de ambos hechizos era certera. El hechizo físico impactó contra el campo de fuerza mientras que la llama intenté apropiármela. Para ello, con el hechizo de esculpido, la dividí en dos partes "cogiéndolas" con las manos a distancia y rompiendo el cuerpo central del hechizo. Su propia energía le haría alcanzarme, pero si se mantenía la separación así, lo haría por los lados y sin rozarme.

Sin embargo, Umbría podría hacer lo mismo, así que en cuanto llegaron a mi altura, convoqué una ráfaga de viento a la par que giraba sobre mí mismo, de forma que arrastrase las lenguas de fuego y con un último gesto lancé el conjunto de vuelta. Lo siguiente sería dirigir y meter el conjunto de lleno en su trinchera.

Mi llamarada fue detenida, pero su escudo no quedó intacto tras esto. Casi estaba pensando en acercarme al agujero cuando un penetrante silbido salió de este. No dolió, al contrario de lo que había imaginado, pero la molestia quedaba ahí. Una cosa era la música fuerte y grave que escuchaba en casa y otra esto tan agudo. En lugar de taparme los oídos, abrí la boca lo máximo que pude hasta que se pasara.

No me quedé quieto mientras tanto, pues disparar sólo requería apuntar. Era un nuevo campo de fuerza, circular grabado con la cláusula de inversión y con un perímetro que rodeara al agujero un par de metros, tanto por arriba como por abajo, tanto a lo ancho como a lo largo. Pretendía negarle la salida en forma intangible con dicha esfera y, si podía y ella lo intentaba, encerrarla bajo la arena. Por tanto, el siguiente disparo fue una barrera de inercia con el mismo perímetro para negarle cualquier salida del agujero levitando. No podía saber si serviría sin acercarme, pero prefería tener espacio.

Dama Umbría tanteó tentativamente la cúpula que la aprisionaba antes de que la inercia la devolviese al suelo. Aunque desde luego era una molestia añadida la nix no había planeado salir del agujero aún, de modo que prefirió terminar su tarea rápidamente antes de que el helión se oliese algo raro. Sin embargo tendría que librarse antes de aquel campo de fuerza inverso tan molesto, por lo que decidió no malgastar recursos: dio dos palmadas y convocó un cúmulo de nubes a las que hizo llover absorbiendo agua del ambiente: era una forma que no gastaba mucha magia ni que requería su atención de desgastarlo. Esperaría el tiempo imprescindible a que cayera recargando sus uñas.

Si todo salía bien el siguiente hechizo de abrasión que lanzase la nix, una vez caído el campo, finalizaría el pequeño túnel, cuyo otro extremo daba al brillo nacarado del campo de fuerza del helión: éste había sido precavido al dibujarlo bajo tierra. La nix procuraría impactarlo desde allí con hechizos físicos, para que Atol no pudiese saber de dónde le venían los golpes y cogerle desprevenido para cuando su campo de fuerza cayera.


El encuentro de Shizel ya había terminado, y el skrýmir sabía que esperar quietecito a que diesen los resultados le iba a convertir en un manojo de nervios. Ver a otra persona en plena refriega le ayudaría a distraerse, y además había coincidido con el combate de Skarog.

Consideraciones de compañerismo aparte, le interesaba asistir dado que no había podido ver en acción las posibilidades de las uñas del libense en un duelo. Lo que no se había esperado es que la oponente del helión guardase los mismos ases bajo la manga, o mejor dicho, en la mano. El idrino no era de los que se desgañitaban a gritar, pero silbaba admirado al ver la velocidad a la que intercambiaban balizas.

¿Estaba tonto? Podía usar la niebla mágica, y eso fue lo que hice al ver las nubes sobre el campo de fuerza: no tenía sentido que siguiera allí abajo por muchas uñas que recargase. Esto sin embargo no me aclaró qué demonios hacía Dama Umbría bajo tierra cavando ese pequeño túnel. La pega era que era una línea recta perfecta bajo mis pies, por lo que no auguraba nada bueno. Así que decidí pasar a la ofensiva con rapidez.

Una uña apuntando en diagonal hacia donde la niebla mágica ubicaba a Umbría, el dedo siguiente listo para disparar. La primera disparó un hechizo de inyección en diagonal, la mitad de ancho de un vaso, creando un túnel directo hacia los pies de Umbría a través de la arena. Al siguiente segundo de haber disparado, otra uña disparó una llamarada bastante cargada a través del túnel, a tiempo de notar el primer impacto en mi campo de fuerza. Con energía de las uñas de los pies mantuve la llamarada un poco más.

Repelió la llamarada pero mantuve el cauce para tirar su defensa. Poco después, sus ataques contra el campo de fuerza lo tiraron, así que corté la llamarada. En ese momento vi a mi contrincante levitar hacia arriba <<Qué manía con volar>>

Con ella arriba, yo era un blanco fácil, por lo que por precaución conjuré una barrera mística dibujando el rectángulo frente a mí con ambas manos y, casi al final del proceso de esta, disparé un hechizo sombrío contra Umbría.