Barrio Gigante
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Rocavarancolia Rol
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- Rocavarancolia Rol
Barrio Gigante
04/04/14, 01:24 am
Recuerdo del primer mensaje :
Los mayores edificios de Rocavarancolia se encuentran aquí. Acomodada a su talla, fue el hogar de la mayoría de los transformados en gigante o de aquellos que necesitasen de recintos de grandes dimensiones.
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Re: Barrio Gigante
28/02/24, 07:23 pm
Las cosas habían ido a peor antes de ir a mejor, pero la vida seguía. Como con la muerte de Qirra y el enfrentamiento con Setenta y siete, los días seguían pasando. Y poco a poco, con la ayuda de una rutina forzada por un trabajo al que estaba agradeciendo poder culpar de no quedarse llorando en la cama, había empezado a dejar de doler. Ya no podía hacer nada. Volver atrás en el tiempo no era posible, así que solo quedaba mejorar y vivir el presente.
Había dejado de encerrarse en sí misma, lo cual había implicado acabar hablando más con Erknest, especialmente después del encontronazo en el mercado. No es que se sintiera especialmente orgullosa de su comportamiento, pero al menos había podido ayudar a que no le hubiera destrozado un oso, o eso se decía. Erknest era…curioso. Raro, con unos ideales que parecían salidos del Quijote, pero con el que en el fondo tenía más en común de lo que parecía. Al fin y al cabo, creían que algo en esa ciudad horrible era mejorable y que se podían hacer cosas buenas, aunque fuera cada uno a su manera.
Por eso había aceptado acompañarle a buscar a los de la banda esa. Si se era sincera, no sabía hasta que punto Erknest sabía dónde se reunían, pero tampoco tenía nada mejor que hacer, así que habiendo cogido su espada se dejó llevar entre ruinas.
Aquel barrio imponía sin estar en las mejores condiciones, y Amira se preguntó como habría sido en sus mejores tiempos. Si ya entre sus compañeros de torreón y con Erknest se sentía pequeña (¡y eso que estaba en la media!), con aquellas casas se sentía aún más diminuta.
Supuestamente no debían estar muy lejos, aunque la francesa no podía estar menos convencida. Esperaba haber encontrado ya algo, algún grafitti o alguna mierda así que les indicase que iban en la buena dirección.
—¿Estás seguro de que la información que te han dado es correcta? —cuestionó, alzando una ceja — Está muy…tranquilo todo.
Ni siquiera se oía aquella música que habían llevado a todo trapo al mercado, y eso que allí no había tanta gente. Al menos el muro estaba ahí, por lo que solo quedaba girar a la izquierda y comprobar si no se habían metido en una trampa en un par de intersecciones.
Había dejado de encerrarse en sí misma, lo cual había implicado acabar hablando más con Erknest, especialmente después del encontronazo en el mercado. No es que se sintiera especialmente orgullosa de su comportamiento, pero al menos había podido ayudar a que no le hubiera destrozado un oso, o eso se decía. Erknest era…curioso. Raro, con unos ideales que parecían salidos del Quijote, pero con el que en el fondo tenía más en común de lo que parecía. Al fin y al cabo, creían que algo en esa ciudad horrible era mejorable y que se podían hacer cosas buenas, aunque fuera cada uno a su manera.
Por eso había aceptado acompañarle a buscar a los de la banda esa. Si se era sincera, no sabía hasta que punto Erknest sabía dónde se reunían, pero tampoco tenía nada mejor que hacer, así que habiendo cogido su espada se dejó llevar entre ruinas.
Aquel barrio imponía sin estar en las mejores condiciones, y Amira se preguntó como habría sido en sus mejores tiempos. Si ya entre sus compañeros de torreón y con Erknest se sentía pequeña (¡y eso que estaba en la media!), con aquellas casas se sentía aún más diminuta.
Supuestamente no debían estar muy lejos, aunque la francesa no podía estar menos convencida. Esperaba haber encontrado ya algo, algún grafitti o alguna mierda así que les indicase que iban en la buena dirección.
—¿Estás seguro de que la información que te han dado es correcta? —cuestionó, alzando una ceja — Está muy…tranquilo todo.
Ni siquiera se oía aquella música que habían llevado a todo trapo al mercado, y eso que allí no había tanta gente. Al menos el muro estaba ahí, por lo que solo quedaba girar a la izquierda y comprobar si no se habían metido en una trampa en un par de intersecciones.
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma
Re: Barrio Gigante
29/02/24, 12:27 am
Como "veterano" que llevaba un año más que los más nuevos en la ciudad, Erknest ya estaba curtido en contemplar el característico paisaje ruinoso de Rocavarancolia. Los escombros eran lo más común del mundo fuera de las zonas habitadas, aunque sí que tenía que reconocer que nunca había pasado por allí antes. Los restos de templos cerca de su casa podían ser impresionantes pero claro, eran sitios que según la fe de los que lo levantaron querían que fueran grandes, aquellos edificios debían serlo. El chico no había visto ningún gigante, pero viendo el tamaño de lo que debían ser sus hogares agradecía no tener que haberse enfrentado con ninguno.
Si bien la pregunta de la francesa le hizo dudar por un momento (le había pillado pensando en lo poco que le gustaría cruzarse con un gigante con mucha prisa), no tardó en contestar con más confianza de la que debería dándose un par de golpecitos en el pecho: -Por supuesto que lo es. Como buen caballero no he parado la investigación hasta tener pruebas lo más concluyentes posibles de testigos de confianza- Tal vez estuviera exagerando un poquito, pero sí que había creído en la información, aunque tal vez se hubiera dejado llevar por el entusiasmo para ello. -Pero en efecto, hay más silencio de lo esperable- le concedió llevándose una mano al mentón.
La falta de música a todo trapo no lo desanimaba, que el muro estuviera allí era una buena señal. -¡Perfecto! Y ahora si seguimos por aquí...- exclamó animado mientras comenzaba a avanzar por la siguiente calle. Inconscientemente fue aumentando el ritmo de sus pasos, aunque llegando al cruce indicado cayó en la cuenta de que correr hasta una guarida de maleantes no era la mejor idea dentro de las circunstancias. Los últimos pasos antes de llegar los dio con calma, esperando no haberla liado con las prisas.
Ya en el cruce, Erknest buscó a su alrededor dónde se suponía que debía estar y, al mirar hacia una corta callejuela que quedaba a su derecha, se llenó de determinación y algo de alegría al ver lo que había al final de ella. -¡Ajá! Sin duda es aquí. Que se preparen Los Dragonfly para la justicia de Rocavarancolia- declaró triunfal para luego ir acercándose poco a poco.
Delante de los dos se erguía una antigua casa gigante que, aunque no se conservaba nada mal en comparación de las de a su alrededor, podía hacer dudar de primeras que fuera el refugio de un ciudadano, fuera o no de bien, teniendo las ventanas de la fachada tapiadas con madera y la puerta bastante gastada por el tiempo. Pero Erknest recordaba el grafiti en aquel edificio de Luna Alta y los detalles del ursántropo y la carabesa, y en la infinidad de pintadas que podían verse en las paredes de ese edificio reconocía sin problema algunas libélulas. Había llegado a la guarida de ese grupo, por fin podía demostrar que podía marcar una diferencia para bien en el mundo. A su vez, el peso de lo imprudente de su plan empezaba a pesarle sobre los hombros y una inseguridad medianamente visible aparecío en su rostro mientras pensaba cómo podían seguir el plan (si es que lo era) sin que pudiera acabar terriblemente mal. ¿Qué acabaría imponiéndose?
Si bien la pregunta de la francesa le hizo dudar por un momento (le había pillado pensando en lo poco que le gustaría cruzarse con un gigante con mucha prisa), no tardó en contestar con más confianza de la que debería dándose un par de golpecitos en el pecho: -Por supuesto que lo es. Como buen caballero no he parado la investigación hasta tener pruebas lo más concluyentes posibles de testigos de confianza- Tal vez estuviera exagerando un poquito, pero sí que había creído en la información, aunque tal vez se hubiera dejado llevar por el entusiasmo para ello. -Pero en efecto, hay más silencio de lo esperable- le concedió llevándose una mano al mentón.
La falta de música a todo trapo no lo desanimaba, que el muro estuviera allí era una buena señal. -¡Perfecto! Y ahora si seguimos por aquí...- exclamó animado mientras comenzaba a avanzar por la siguiente calle. Inconscientemente fue aumentando el ritmo de sus pasos, aunque llegando al cruce indicado cayó en la cuenta de que correr hasta una guarida de maleantes no era la mejor idea dentro de las circunstancias. Los últimos pasos antes de llegar los dio con calma, esperando no haberla liado con las prisas.
Ya en el cruce, Erknest buscó a su alrededor dónde se suponía que debía estar y, al mirar hacia una corta callejuela que quedaba a su derecha, se llenó de determinación y algo de alegría al ver lo que había al final de ella. -¡Ajá! Sin duda es aquí. Que se preparen Los Dragonfly para la justicia de Rocavarancolia- declaró triunfal para luego ir acercándose poco a poco.
Delante de los dos se erguía una antigua casa gigante que, aunque no se conservaba nada mal en comparación de las de a su alrededor, podía hacer dudar de primeras que fuera el refugio de un ciudadano, fuera o no de bien, teniendo las ventanas de la fachada tapiadas con madera y la puerta bastante gastada por el tiempo. Pero Erknest recordaba el grafiti en aquel edificio de Luna Alta y los detalles del ursántropo y la carabesa, y en la infinidad de pintadas que podían verse en las paredes de ese edificio reconocía sin problema algunas libélulas. Había llegado a la guarida de ese grupo, por fin podía demostrar que podía marcar una diferencia para bien en el mundo. A su vez, el peso de lo imprudente de su plan empezaba a pesarle sobre los hombros y una inseguridad medianamente visible aparecío en su rostro mientras pensaba cómo podían seguir el plan (si es que lo era) sin que pudiera acabar terriblemente mal. ¿Qué acabaría imponiéndose?
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Re: Barrio Gigante
29/02/24, 01:15 pm
No sabía si Erknest dudaba porque le había pillado empanado mirando las casas o porque realmente había aceptado la primera información que había oído como correcta, pero que su respuesta fuese darse golpecitos en el pecho y hablar con tantísima seguridad no estaba haciendo el efecto que quería.
—Yyya —dijo Amira, sin disimular que aquello no le convencía lo más mínimo.
«Mientras tu “testigo de confianza” no sea el primer tío que te has cruzado por ahí y te haya dicho algo…». Bueno, tampoco es que fueran a perder mucho por intentar buscar por ahí, ¿no? No había mucho más que hacer de todas maneras, así que suponía que no estaba tan mal.
Se dedicó a seguirle un par de pasos por detrás, sin subir el ritmo. Lo que sí que estaba subiendo era cierta tensión, porque si realmente estaban en el territorio de la banda esa, ir a toda prisa no parecía la mejor opción. Casi se sentía la guardaespaldas de Erknest, o más bien alguien que está cuidando que un niño pequeño no se meta en una piscina demasiado profunda y se ahogue. Al menos, en cierto punto el kamaitachi pareció darse cuenta de que no era la mejor idea y bajó el ritmo.
Le costó esfuerzo no llevarse la mano a la cara por la vergüenza ajena que le daban los comentarios de Erknest. Sí, era el dichoso Quijote. Solo le faltaba liarse a hostias con unos molinos, y cada vez le veía más capaz. Al menos el lugar parecía el correcto, en cierto modo. Amira no sabía si le recordaba más a una nave industrial abandonada llena de pintadas o a una casa okupa, pero cualquiera de las dos le valdría como “base” de una banda en una ciudad como aquella. Claro que el silencio no era precisamente señal de que allí hubiera nadie.
Se apoyó contra la pared de la casa que tenían más cerca, intercambiando miradas con la supuesta base de los Dragonfly y con Erknest.
—¿Y cuál es el plan? ¿Llamar a la puerta? —al fin y al cabo, la idea había sido de él. Ella solo estaba allí para evitar que le partiesen la cara… y porque en realidad aquella gente había llamado su atención y tenía curiosidad.
»¿Tal vez prefieres que la eche abajo? —añadió, con sarcasmo. Era ridículo que hubiesen llegado hasta allí y ahora no supiera qué iban a hacer.
—Yyya —dijo Amira, sin disimular que aquello no le convencía lo más mínimo.
«Mientras tu “testigo de confianza” no sea el primer tío que te has cruzado por ahí y te haya dicho algo…». Bueno, tampoco es que fueran a perder mucho por intentar buscar por ahí, ¿no? No había mucho más que hacer de todas maneras, así que suponía que no estaba tan mal.
Se dedicó a seguirle un par de pasos por detrás, sin subir el ritmo. Lo que sí que estaba subiendo era cierta tensión, porque si realmente estaban en el territorio de la banda esa, ir a toda prisa no parecía la mejor opción. Casi se sentía la guardaespaldas de Erknest, o más bien alguien que está cuidando que un niño pequeño no se meta en una piscina demasiado profunda y se ahogue. Al menos, en cierto punto el kamaitachi pareció darse cuenta de que no era la mejor idea y bajó el ritmo.
Le costó esfuerzo no llevarse la mano a la cara por la vergüenza ajena que le daban los comentarios de Erknest. Sí, era el dichoso Quijote. Solo le faltaba liarse a hostias con unos molinos, y cada vez le veía más capaz. Al menos el lugar parecía el correcto, en cierto modo. Amira no sabía si le recordaba más a una nave industrial abandonada llena de pintadas o a una casa okupa, pero cualquiera de las dos le valdría como “base” de una banda en una ciudad como aquella. Claro que el silencio no era precisamente señal de que allí hubiera nadie.
Se apoyó contra la pared de la casa que tenían más cerca, intercambiando miradas con la supuesta base de los Dragonfly y con Erknest.
—¿Y cuál es el plan? ¿Llamar a la puerta? —al fin y al cabo, la idea había sido de él. Ella solo estaba allí para evitar que le partiesen la cara… y porque en realidad aquella gente había llamado su atención y tenía curiosidad.
»¿Tal vez prefieres que la eche abajo? —añadió, con sarcasmo. Era ridículo que hubiesen llegado hasta allí y ahora no supiera qué iban a hacer.
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma
Re: Barrio Gigante
05/03/24, 12:16 pm
Erknest no se había dejado amedrentar con las dudas de Amira sobre sus fuentes (al menos no demasiado), pero ahora que estaba delante del edificio con la mente en blanco, el pánico empezaba a ganar fuerza. -Eh, pues...- titubeó mirando a la francesa, haciendo trabajar a su mente desesperadamente en busca de alguna forma para salir adelante. No les convenía llamar más la atención de lo que, seguramente, ya la habían llamado y lo que podría pasar dentro, así que hacía buscar otro enfoque. Se giró de nuevo hacia el edificio todavía pensando y, cuando ya estaba a punto de darse por rendido, chasqueó los dedos con un triunfal: -¡Lo tengo!- Era una de las pocas veces que al kamaitachi se le ocurría una buena idea. -Dame un momento.-
El chico se acercó un poco más a la edificación y se concentró para recordar bien cómo se hacía. Se había acordado que uno de los hechizos que le habían enseñado Adam y Chromsa era una niebla mágica que permitía ver hasta detrás de las paredes y justo en ese momento les venía que ni pintado. Practicó un par de veces antes de conjurarlo completamente y, al instante, su vista se recubrió en aquella niebla que ya se estaba acercando a la entrada. Tuvo que centrarse en lo que estaba haciendo, aunque la emoción de haber sacado una solución además con sus "nuevos" poderes le hacía especial ilusión.
Su vista se internó en la primera sala de la guarida: una especie de recibidor con columnas que luego se abría a otra sala más amplia con cascotes por el suelo. A los laterales encontraba habitaciones con sus respectivas puertas, en mejor estado que el resto del edificio, y en todas partes podían apreciarse más pintadas y mensajes. Erknest no quiso hacer entrar a la niebla por esas habitaciones por si acaso, aunque antes de volver al exterior se fijó en unas escaleras a los laterales de la entrada. La que estaba a su izquierda subía y la de la derecha bajaba, incluso al acercarse se veía una primera antorcha con fuego mágico para ir iluminando el camino hacia el sótano. Antes de disipar el hechizo, el kamaitachi sacó la niebla al exterior y las movió hasta los laterales, para ver si por suerte alguna ventana no estaba tapiada. No parecía ser el caso.
Ahora que ya tenía una idea de lo que les esperaba, se giró de nuevo a su compañera para informarla. -Me temo que la puerta es la única entrada, aunque no he visto a nadie dentro, al menos en esta planta. Así que si vamos con cuidado no debería haber problema- dijo con ánimo renovado mientras se adelantaba sin hacer ruido hasta el portón. Aún así, no podía negar sentirse nervioso por lo que pudiera pasar en cuanto abrieran. ¿Podrían los dos contra los que fueran, si es que no les habían pillado haciendo compras o algo así y habían dejado el sitio sin nadie? El caballero espero hasta que Amira se acercara también, intentando calmarse para intentar abrir. -Vale, voy a ver si...- dijo algo más bajo luego de tomar aire y puso la mano en el portón para hacer fuerza. En el mismo momento en que hizo el mínimo esfuerzo, contra todo pronóstico, la puerta se fue abriendo sin hacer demasiado ruido, solo el esperable por lo antigua de sus materiales.
Erknest miró perplejo la puerta ya entreabierta, perdiendo por un momento toda la tensión acumulada: -Pues ha sido más fácil de lo que esperaba- No es que fuera a quejarse, claro. Terminaron de abrirla del todo y el kamaitachi no tardó en entrar con cautela para encontrar todo lo que había visto con el hechizo. Ahora solo quedaba seguir investigando y ya antes le había llamado un lugar en concreto para continuar la búsqueda de esos maleantes.
El chico se acercó un poco más a la edificación y se concentró para recordar bien cómo se hacía. Se había acordado que uno de los hechizos que le habían enseñado Adam y Chromsa era una niebla mágica que permitía ver hasta detrás de las paredes y justo en ese momento les venía que ni pintado. Practicó un par de veces antes de conjurarlo completamente y, al instante, su vista se recubrió en aquella niebla que ya se estaba acercando a la entrada. Tuvo que centrarse en lo que estaba haciendo, aunque la emoción de haber sacado una solución además con sus "nuevos" poderes le hacía especial ilusión.
Su vista se internó en la primera sala de la guarida: una especie de recibidor con columnas que luego se abría a otra sala más amplia con cascotes por el suelo. A los laterales encontraba habitaciones con sus respectivas puertas, en mejor estado que el resto del edificio, y en todas partes podían apreciarse más pintadas y mensajes. Erknest no quiso hacer entrar a la niebla por esas habitaciones por si acaso, aunque antes de volver al exterior se fijó en unas escaleras a los laterales de la entrada. La que estaba a su izquierda subía y la de la derecha bajaba, incluso al acercarse se veía una primera antorcha con fuego mágico para ir iluminando el camino hacia el sótano. Antes de disipar el hechizo, el kamaitachi sacó la niebla al exterior y las movió hasta los laterales, para ver si por suerte alguna ventana no estaba tapiada. No parecía ser el caso.
Ahora que ya tenía una idea de lo que les esperaba, se giró de nuevo a su compañera para informarla. -Me temo que la puerta es la única entrada, aunque no he visto a nadie dentro, al menos en esta planta. Así que si vamos con cuidado no debería haber problema- dijo con ánimo renovado mientras se adelantaba sin hacer ruido hasta el portón. Aún así, no podía negar sentirse nervioso por lo que pudiera pasar en cuanto abrieran. ¿Podrían los dos contra los que fueran, si es que no les habían pillado haciendo compras o algo así y habían dejado el sitio sin nadie? El caballero espero hasta que Amira se acercara también, intentando calmarse para intentar abrir. -Vale, voy a ver si...- dijo algo más bajo luego de tomar aire y puso la mano en el portón para hacer fuerza. En el mismo momento en que hizo el mínimo esfuerzo, contra todo pronóstico, la puerta se fue abriendo sin hacer demasiado ruido, solo el esperable por lo antigua de sus materiales.
Erknest miró perplejo la puerta ya entreabierta, perdiendo por un momento toda la tensión acumulada: -Pues ha sido más fácil de lo que esperaba- No es que fuera a quejarse, claro. Terminaron de abrirla del todo y el kamaitachi no tardó en entrar con cautela para encontrar todo lo que había visto con el hechizo. Ahora solo quedaba seguir investigando y ya antes le había llamado un lugar en concreto para continuar la búsqueda de esos maleantes.
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Re: Barrio Gigante
05/03/24, 08:32 pm
Esperó la respuesta de Erknest en silencio, notando el pánico en sus primeras palabras. Ah, genial. No tenía plan. Se había molestado en seguir pistas y testigos (de cuya fiabilidad aún dudaba, pero al menos el sitio podría ser correcto) y ahora no sabía qué coño hacer. Se preguntó si no habría sido un error acompañarle, pero era tarde para echarse atrás.
Al menos parecía que se le había ocurrido una idea, y tras verle realizar algún hechizo que no conocía, y es que aunque aprender cómo se conjuraban podía resultar útil para saber con qué te iban a atacar, no le hacía especial ilusión perder el tiempo en algo que no podía hacer.
Y solo le quedaba esperar. Ella no tenía magia que le diera visión a través de las paredes, así que se quedó en la misma postura, escudriñando el exterior del edificio como si eso fuera a darle una solución por arte de magia y una de esas libélulas pintarrajeadas iba a decirle “sí, Amira, estás en el lugar correcto”.
Como era obvio, aquello no ocurrió.
Al menos el kamaitachi no tardó demasiado en decirle que dentro no había nadie, así que mientras fueran con cuidado no debería pasar nada…si es que no había protecciones en la puerta, o algo. Se lo podía esperar si ahí dentro vivía un grupo grande de gente, desde luego.
«Claro, ¿qué podría salir mal?» pensó con cierta ironía, aunque realmente no se le ocurriera ningún plan mejor que entrar directamente. Bueno, si no había ninguna alarma a lo mejor hasta contaban con cierto efecto sorpresa.
El interior parecía igual de destartalado que el exterior. Pintadas y más pintadas. Reconocía más de las libélulas esas, y tenía toda la pinta de que estaban en el lugar correcto, o al menos en un sitio que la banda parecía frecuentar.
—Si de verdad es aquí, Erknest, necesito saber cuál es tu plan antes de hacer nada. No creo que estemos en condiciones de ponernos a pensar uno si pasa cualquier cosa.
Si ya no había tenido uno para entrar, el de salir no estaba ni en proceso de ser creado. Y no era que la valkyria no creyese en el diálogo, pero Iceberg no se había mostrado precisamente partidario de este y ella no iba a poder enfrentarse a más de uno como él eternamente.
Al menos parecía que se le había ocurrido una idea, y tras verle realizar algún hechizo que no conocía, y es que aunque aprender cómo se conjuraban podía resultar útil para saber con qué te iban a atacar, no le hacía especial ilusión perder el tiempo en algo que no podía hacer.
Y solo le quedaba esperar. Ella no tenía magia que le diera visión a través de las paredes, así que se quedó en la misma postura, escudriñando el exterior del edificio como si eso fuera a darle una solución por arte de magia y una de esas libélulas pintarrajeadas iba a decirle “sí, Amira, estás en el lugar correcto”.
Como era obvio, aquello no ocurrió.
Al menos el kamaitachi no tardó demasiado en decirle que dentro no había nadie, así que mientras fueran con cuidado no debería pasar nada…si es que no había protecciones en la puerta, o algo. Se lo podía esperar si ahí dentro vivía un grupo grande de gente, desde luego.
«Claro, ¿qué podría salir mal?» pensó con cierta ironía, aunque realmente no se le ocurriera ningún plan mejor que entrar directamente. Bueno, si no había ninguna alarma a lo mejor hasta contaban con cierto efecto sorpresa.
El interior parecía igual de destartalado que el exterior. Pintadas y más pintadas. Reconocía más de las libélulas esas, y tenía toda la pinta de que estaban en el lugar correcto, o al menos en un sitio que la banda parecía frecuentar.
—Si de verdad es aquí, Erknest, necesito saber cuál es tu plan antes de hacer nada. No creo que estemos en condiciones de ponernos a pensar uno si pasa cualquier cosa.
Si ya no había tenido uno para entrar, el de salir no estaba ni en proceso de ser creado. Y no era que la valkyria no creyese en el diálogo, pero Iceberg no se había mostrado precisamente partidario de este y ella no iba a poder enfrentarse a más de uno como él eternamente.
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma
Personajes :- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
- Rick: humano, neoyorquino
- Erknest: humano, italiano/inglés Kamaitachi
Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.
Armas :- Rick: Sable y arco
- Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire
Status : The journey never ends
Humor : Cualquier cosa me vale.
- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
Re: Barrio Gigante
06/03/24, 12:55 am
Erknest miraba a su alrededor atento en busca de indicios de los maleantes y con algo de desagrado. Aquel sitio le parecía un desastre incluso para los estándares tan bajos que tenía en su cabeza para la guarida de un grupo de delincuentes. Tanto caos, escombros y pintadas se le hacían muy poco hogareños. Claro que, en su infinita sabiduría, estaba olvidando que su casa le daría un ataque a cualquiera con un mínimo de idea en decoración de interiores o el más simple sentido del gusto y el orden.
Ahora que ya estaban dentro, la pregunta de la valkyria se la esperaba y, aunque llegaba tarde, más o menos tenía un intento de plan con sus intenciones y algunos recursos. -Pues... la idea es encontrar a alguno de esos pandilleros y que nos lleve a hablar con su jefe- empezó a explicar de brazos cruzados. -Si tenemos suerte hasta puede que nos encontremos directamente con él, pero en cualquier caso el plan es dialogar con él para hacerle entender que el camino del crimen no es una opción. Espero que no sea tan duro como aquel oso y tenga más sentido cívico. No dudo de nuestras capacidades, pero una pelea sin saber a cuántos nos enfrentaríamos no es lo mejor.- En el fondo tenía la sospecha de que estaba pecando de optimista, pero intentaba confiar en que tendrían más suerte esta vez. Que con una buena charla (que podía llegar tal vez a alguna acalorada discusión que rezaba porque no avanzara a nada más) podrían convencerle y todos tan contentos. -Aunque si todo saliera terriblemente mal y ni siquiera defenderse sería posible, he estado practicando el hechizo de intangibilización por si en alguna ocasión necesitaba una retirada táctica y no había viento para impulsarme. Lo usaré en los dos y saldremos lo más rápido posible de aquí.- terminó con un tono que, aún con la exageración habitual, sonaba más convincente que el resto del plan. Y es que, aunque no era algo que le gustara reconocer, se le daba mejor pensar en formas de escapar que de enfrentarse a los problemas.
Dio un par de pasos hacia las escaleras de la derecha, las que bajaban, todavía más cerca de la entrada que de allí aunque lo suficiente para ver la luz que acompañaba a los peldaños en el descenso. -Podríamos empezar por ahí- aventuró aún con la atención puesta en el hueco por si escuchaba algo que viniera de allí. Pero, por más que esperara, lo único que había en todo el lugar era silencio. ¿Dónde se supone que estaba todo el grupo? ¿De verdad habían tenido tan mala suerte para ir cuando no había nadie en casa?
Ahora que ya estaban dentro, la pregunta de la valkyria se la esperaba y, aunque llegaba tarde, más o menos tenía un intento de plan con sus intenciones y algunos recursos. -Pues... la idea es encontrar a alguno de esos pandilleros y que nos lleve a hablar con su jefe- empezó a explicar de brazos cruzados. -Si tenemos suerte hasta puede que nos encontremos directamente con él, pero en cualquier caso el plan es dialogar con él para hacerle entender que el camino del crimen no es una opción. Espero que no sea tan duro como aquel oso y tenga más sentido cívico. No dudo de nuestras capacidades, pero una pelea sin saber a cuántos nos enfrentaríamos no es lo mejor.- En el fondo tenía la sospecha de que estaba pecando de optimista, pero intentaba confiar en que tendrían más suerte esta vez. Que con una buena charla (que podía llegar tal vez a alguna acalorada discusión que rezaba porque no avanzara a nada más) podrían convencerle y todos tan contentos. -Aunque si todo saliera terriblemente mal y ni siquiera defenderse sería posible, he estado practicando el hechizo de intangibilización por si en alguna ocasión necesitaba una retirada táctica y no había viento para impulsarme. Lo usaré en los dos y saldremos lo más rápido posible de aquí.- terminó con un tono que, aún con la exageración habitual, sonaba más convincente que el resto del plan. Y es que, aunque no era algo que le gustara reconocer, se le daba mejor pensar en formas de escapar que de enfrentarse a los problemas.
Dio un par de pasos hacia las escaleras de la derecha, las que bajaban, todavía más cerca de la entrada que de allí aunque lo suficiente para ver la luz que acompañaba a los peldaños en el descenso. -Podríamos empezar por ahí- aventuró aún con la atención puesta en el hueco por si escuchaba algo que viniera de allí. Pero, por más que esperara, lo único que había en todo el lugar era silencio. ¿Dónde se supone que estaba todo el grupo? ¿De verdad habían tenido tan mala suerte para ir cuando no había nadie en casa?
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Barrio Gigante
06/03/24, 01:09 pm
Amira no sabía si le tranquilizaba más que hubiera plan a que no lo hubiera habido, viendo cual estaba siendo. La incredulidad pasó rápidamente a exasperación en su rostro a medida que Erknest hablaba. «Me cago en todo, ¿de verdad que cree que va a solucionarlo hablando?». Como si ya la idea de dialogar con el líder de la banda no fuera lo bastante mala, encima había tenido la grandísima idea de hacerlo en su casa. Ya ni siquiera en un espacio neutral o algo, no, en lo que supuestamente era la base de una banda que iba atracando a gente con violencia. Se estaban metiendo en la boca del lobo para mantener un diálogo civilizado. Era tarde para disimular que aquel plan le parecía una absoluta gilipollez, pero al menos podía evitar abrir la boca y decirlo en alto.
Al menos no había sonado ninguna alarma, e igual eso era buena señal de que allí no había nadie y no iban a meterse en el fregado más grande en meses. Oía a Lethe llamándoles merluzos en su cabeza, y solo podía darle toda la razón y más. Lo único que competía con el más puro arrepentimiento de haber seguido aquella locura en la cabeza de Amira era el saber que si no estuviera, Erknest no iba a salir de allí entero. Era Rocavarancolia, y él quería solucionar las cosas como si fuera un puto capítulo de My Little Pony.
Al menos el plan de huida estaba bien pensado, al menos por parte de él. Por la de ella… bueno, podía salir horriblemente mal. A lo mejor tenía que haber llevado al pegaso para que la rescatase, viendo el panorama.
—Te recuerdo que es posible que la magia no funcione del todo bien conmigo —¿Cómo se podía haber olvidado de aquello? Se lo había dejado claro antes, por lo que pudiera pasar.
Esperaba que no llegase a la necesidad de usar ese hechizo, porque acabar estampada contra la pared que intentaba atravesar quedaba muy gracioso como sketch cómico en una serie infantil y muy penoso en la realidad.
Observó el sitio por el que el kamaitachi quería empezar a investigar. Podría ser tan bueno o malo como cualquier otro, de no ser por aquella luz que parecía el único signo de que allí había alguien. Le pareció bien, y no tardó en seguirle escaleras abajo. Las luces parecían seguir a medida que descendían, aunque según llegaban al final esta parecía acabar. No había notado la bajada en intensidad, pero el contraste fue repentino. Amira se tensó, la mano en la empuñadura de la espada. Aquello casi parecía una trampa.
Al menos no había sonado ninguna alarma, e igual eso era buena señal de que allí no había nadie y no iban a meterse en el fregado más grande en meses. Oía a Lethe llamándoles merluzos en su cabeza, y solo podía darle toda la razón y más. Lo único que competía con el más puro arrepentimiento de haber seguido aquella locura en la cabeza de Amira era el saber que si no estuviera, Erknest no iba a salir de allí entero. Era Rocavarancolia, y él quería solucionar las cosas como si fuera un puto capítulo de My Little Pony.
Al menos el plan de huida estaba bien pensado, al menos por parte de él. Por la de ella… bueno, podía salir horriblemente mal. A lo mejor tenía que haber llevado al pegaso para que la rescatase, viendo el panorama.
—Te recuerdo que es posible que la magia no funcione del todo bien conmigo —¿Cómo se podía haber olvidado de aquello? Se lo había dejado claro antes, por lo que pudiera pasar.
Esperaba que no llegase a la necesidad de usar ese hechizo, porque acabar estampada contra la pared que intentaba atravesar quedaba muy gracioso como sketch cómico en una serie infantil y muy penoso en la realidad.
Observó el sitio por el que el kamaitachi quería empezar a investigar. Podría ser tan bueno o malo como cualquier otro, de no ser por aquella luz que parecía el único signo de que allí había alguien. Le pareció bien, y no tardó en seguirle escaleras abajo. Las luces parecían seguir a medida que descendían, aunque según llegaban al final esta parecía acabar. No había notado la bajada en intensidad, pero el contraste fue repentino. Amira se tensó, la mano en la empuñadura de la espada. Aquello casi parecía una trampa.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carismaPersonajes :- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
- Rick: humano, neoyorquino
- Erknest: humano, italiano/inglés Kamaitachi
Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.
Armas :- Rick: Sable y arco
- Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire
Status : The journey never ends
Humor : Cualquier cosa me vale.
- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
Re: Barrio Gigante
07/03/24, 11:52 am
-(Para ser algo improvisado, es un plan sin fisuras)- pensaba inocentemente el caballero luego de haber expuesto su método de escape con un intento de acción en medio. No es que hubiera probado demasiado ese hechizo en situaciones de peligro, pero confiaba en que les daría la suficiente ventaja para luego salir corriendo si se deshacía antes de lo previsto. Con el pecho lleno de pasajero orgullo, estaba a punto de soltar alguna heroica frase motivacional cuando las palabras de Amira lo desinflaron al instante. -Ah... cierto...- sintió un sudor frío en la nuca al olvidarse de algo tan importante. Más le valía que no fallara entonces, como si no hubiera ya suficiente presión con todo lo demás. -(Nota mental si salimos de esta: tengo que darle un par de vueltas a los planes)- apuntó mentalmente en algún rincón de su cabeza, uno que seguramente olvidaría sin querer hasta que fuera demasiado tarde y volviera a pasar lo mismo.
Al menos en ese momento no quedaba otra que seguir con lo poco que tenía pensado. Erknest asintió en cuanto la francesa estuvo de acuerdo en bajar las escaleras y no tardó en encabezar la marcha. Bajo la luz de las antorchas mágicas y pasando por un camino que le recordaba a la entrada a unas mazmorras, dentro del kamaitachi luchaban por imponerse la determinación de seguir adelante como justiciero de Rocavarancolia y el pánico para salir escaleras arriba y olvidarse de todo aquello. En otras circunstancias hacía rato que no estaría ahí, pero se había propuesto mejorar por todo en lo que creía. Debía enfrentarse al peligro si no quería que más gente sufriera. A cada paso, tomaba más aire para calmarse y dar el siguiente paso con más seguridad.
Estaba tan concentrado en ello que solamente cuando avanzó un poco más por un tramo donde ya no notaba más peldaños se dio cuenta de la negrura que reinaba en el lugar. El camino había estado iluminado, pero no se había fijado en qué momento había dejado de estarlo. Que raro... -Oye, ¿esto no estaba tan oscuro...?- se giró para decirle en voz baja a su compañera, o al menos en la dirección donde creía que estaba porque no se veía absolutamente nada. Eso le estaba dando muy mala espina, pero fue entonces cuando...
-Vaya, no esperábamos visita.- Una voz calmada, pero con el deje desenfadado de quién se sabe en control de la situación, llegó de algún punto delante de los dos y Erknest no tardó en girarse en completa tensión. En la oscuridad aparecieron dos orbes verdes brillantes, enfocados tanto en él como en la valkyria. Luego, a los lados de esos ojos, a cierta distancia, fueron apareciendo más y más miradas similares clavadas en ellos. -¿Qué os trae por aquí? Estamos muy ocupados, ¿sabéis?- preguntó el par de ojos central. El tono dejaba claro que les daría tiempo a explicarse, pero los "invitaba" con sorprendente cordialidad a marcharse en cuanto acabara el interrogatorio.
Además de aquella voz, en la negrura se pudo escuchar el repiqueteo metálico de la armadura de Erknest, que como valeroso caballero que era estaba temblando del miedo. De ello se dieron cuenta algunos ojos de los laterales, cuyos dueños soltaron alguna risita baja que solo ponía más nervioso al kamaitachi. ¿Cómo no se había dado cuenta de que se estaban acercando a una trampa? ¿Podrían salir ilesos de ella? Desde luego, muerto de miedo no iba a ir a ningún sitio, así que reuniendo la poca fuerza que tenía en esos momentos consiguió decir: -So-Soy Erknest. He venido a hablar c-con vuestro jefe.-
Al menos en ese momento no quedaba otra que seguir con lo poco que tenía pensado. Erknest asintió en cuanto la francesa estuvo de acuerdo en bajar las escaleras y no tardó en encabezar la marcha. Bajo la luz de las antorchas mágicas y pasando por un camino que le recordaba a la entrada a unas mazmorras, dentro del kamaitachi luchaban por imponerse la determinación de seguir adelante como justiciero de Rocavarancolia y el pánico para salir escaleras arriba y olvidarse de todo aquello. En otras circunstancias hacía rato que no estaría ahí, pero se había propuesto mejorar por todo en lo que creía. Debía enfrentarse al peligro si no quería que más gente sufriera. A cada paso, tomaba más aire para calmarse y dar el siguiente paso con más seguridad.
Estaba tan concentrado en ello que solamente cuando avanzó un poco más por un tramo donde ya no notaba más peldaños se dio cuenta de la negrura que reinaba en el lugar. El camino había estado iluminado, pero no se había fijado en qué momento había dejado de estarlo. Que raro... -Oye, ¿esto no estaba tan oscuro...?- se giró para decirle en voz baja a su compañera, o al menos en la dirección donde creía que estaba porque no se veía absolutamente nada. Eso le estaba dando muy mala espina, pero fue entonces cuando...
-Vaya, no esperábamos visita.- Una voz calmada, pero con el deje desenfadado de quién se sabe en control de la situación, llegó de algún punto delante de los dos y Erknest no tardó en girarse en completa tensión. En la oscuridad aparecieron dos orbes verdes brillantes, enfocados tanto en él como en la valkyria. Luego, a los lados de esos ojos, a cierta distancia, fueron apareciendo más y más miradas similares clavadas en ellos. -¿Qué os trae por aquí? Estamos muy ocupados, ¿sabéis?- preguntó el par de ojos central. El tono dejaba claro que les daría tiempo a explicarse, pero los "invitaba" con sorprendente cordialidad a marcharse en cuanto acabara el interrogatorio.
Además de aquella voz, en la negrura se pudo escuchar el repiqueteo metálico de la armadura de Erknest, que como valeroso caballero que era estaba temblando del miedo. De ello se dieron cuenta algunos ojos de los laterales, cuyos dueños soltaron alguna risita baja que solo ponía más nervioso al kamaitachi. ¿Cómo no se había dado cuenta de que se estaban acercando a una trampa? ¿Podrían salir ilesos de ella? Desde luego, muerto de miedo no iba a ir a ningún sitio, así que reuniendo la poca fuerza que tenía en esos momentos consiguió decir: -So-Soy Erknest. He venido a hablar c-con vuestro jefe.-
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Barrio Gigante
07/03/24, 12:32 pm
No le dio tiempo a responder a Erknest con algún comentario sobre lo obvio que era que antes no estaba tan oscuro, porque lo que casi parecía una trampa había resultado ser una trampa. ¿Cómo habían podido ser tan idiotas y confiados? Maldijo por lo bajo, tratando de encontrar una salida rápida. Las escaleras estaban detrás, y se preguntó si podría agarrar a Erknest y arrastrarle lo bastante lejos como para estar a salvo.
El problema fue que no solo había una persona, la dueña de una voz que tenía un tono que no le gustaba nada. Ahí había más gente, y seguro que alguno podría correr tanto o más que ella y cortarles la salida. «Si salimos vivos de aquí te voy a matar», pensó. Su mano siguió en la empuñadura del arma, sin llegar a sacarla. Reconocía la oportunidad de salir de allí sin meterse en una batalla que estaba perdida antes de empezar y no iba a desaprovecharla. “Oh, no, disculpas, ha sido un error, ya nos íbamos” o algo del estilo, salir corriendo y no volver. Al menos hasta que Erknest tuviera un plan mejor o algo.
A diferencia de este, Amira no temblaba. Solo miraba a los ojos verdes, fijamente, como tratando de intuir cuál iba a ser su siguiente movimiento. Les estaba concediendo la gracilidad de la retirada, pero eso no implicaba que no fuese a atacarles por la espalda. Y entonces el kamaitachi tuvo que abrir la boca. «Pero será imbécil». No hacía falta luz para reconocer el sonido de un inevitable facepalm, tras el que la valkyria suspiró con cansancio. Ahora no iba a valer decirles que se iban a ir.
—Me cago en Dios, Erknest, no estás en condiones de pedir nada —masculló entre dientes, aunque teniendo en cuenta la ausencia de ruido no iba a ser imposible que la oyesen.
Se había sacado totalmente de esa parte del plan. No pensaba abandonarle para que le pegasen una paliza, pero no iba a dejar que nadie pensase que había tenido parte en esa idea absurda y que muy posiblemente fuese a salir aún peor de lo que había imaginado en un inicio.
El problema fue que no solo había una persona, la dueña de una voz que tenía un tono que no le gustaba nada. Ahí había más gente, y seguro que alguno podría correr tanto o más que ella y cortarles la salida. «Si salimos vivos de aquí te voy a matar», pensó. Su mano siguió en la empuñadura del arma, sin llegar a sacarla. Reconocía la oportunidad de salir de allí sin meterse en una batalla que estaba perdida antes de empezar y no iba a desaprovecharla. “Oh, no, disculpas, ha sido un error, ya nos íbamos” o algo del estilo, salir corriendo y no volver. Al menos hasta que Erknest tuviera un plan mejor o algo.
A diferencia de este, Amira no temblaba. Solo miraba a los ojos verdes, fijamente, como tratando de intuir cuál iba a ser su siguiente movimiento. Les estaba concediendo la gracilidad de la retirada, pero eso no implicaba que no fuese a atacarles por la espalda. Y entonces el kamaitachi tuvo que abrir la boca. «Pero será imbécil». No hacía falta luz para reconocer el sonido de un inevitable facepalm, tras el que la valkyria suspiró con cansancio. Ahora no iba a valer decirles que se iban a ir.
—Me cago en Dios, Erknest, no estás en condiones de pedir nada —masculló entre dientes, aunque teniendo en cuenta la ausencia de ruido no iba a ser imposible que la oyesen.
Se había sacado totalmente de esa parte del plan. No pensaba abandonarle para que le pegasen una paliza, pero no iba a dejar que nadie pensase que había tenido parte en esa idea absurda y que muy posiblemente fuese a salir aún peor de lo que había imaginado en un inicio.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carismaPersonajes :- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
- Rick: humano, neoyorquino
- Erknest: humano, italiano/inglés Kamaitachi
Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.
Armas :- Rick: Sable y arco
- Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire
Status : The journey never ends
Humor : Cualquier cosa me vale.
- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
Re: Barrio Gigante
09/03/24, 12:21 am
En la oscuridad, muriéndose de miedo, Erknest intentaba erguirse con todo el porte posible. A pesar de la adversidad, como futuro héroe justiciero debía mantenerse como un estandarte del bien, aunque dicho estandarte metafórico estuviera muy suelto y al mínimo roce fuera a caerse. La queja de Amira lo puso más nervioso de lo que ya estaba y se pudo escuchar un sonoro "glup" cuando el chico tragó saliva, manteniendo el tipo muy a duras penas.
Quitando alguna carcajada por lo bajo, los ojos de los laterales contemplaban en silencio la escena. El primer par rio brevemente con la escena que tenía delante. -En eso estamos de acuerdo- respondió a las palabras de la francesa acallando sus últimas carcajadas. -Tenemos ventaja numérica y a nadie le apetecería desenvainar y liarla.- siguió con calma marcando sutilmente lo último, dejando claro que veía dónde tenía la mano la valkyria -¿Por qué tendría que molestarse en escucharte?-
Una nueva pregunta que amenazaba por tumbar toda la fuerza del caballero. Daba gracias de que al menos no le estuvieran gritando, aunque tanta confianza y calma no le ayudaban a tranquilizarse igualmente. -(Tengo que convencerlo. Si no lo conseguimos se acabó, no puedo rendirme ahora que estoy tan cerca)- pensó con decisión en un momento en que el miedo aminoraba. Tomó aire y se llevó un puño al pecho, sonando el golpe metálico de la pieza de armadura en no muy buen estado. Bien, había servido para parar el tembleque al menos. -Como caballero de... Rocavarancolia, es mi deber... proteger el bien y la justicia en la ciudad. No puedo permitir que... continuéis haciendo fechorías. Quiero hacérselo llegar a... vuestro jefe- consiguió decir lleno de inseguridad, pero con una pizca de firmeza que meses atrás no hubiera existido en la misma situación.
Las esferas verdes no se movieron, pero aún así Erknest sintió como lo miraban de arriba a abajo. -¿Está...?- empezó a preguntar con total incredulidad aparentemente a Amira, aunque no tardó en corregirse -¿Estás de coña, no? ¿Y de qué se nos acusa exactamente?- Fuera por lo surrealista del chico que tenía delante o genuina curiosidad por los cargos que fueran a atribuirles, estaban consiguiendo que los Dragonfly les escucharan.
Quitando alguna carcajada por lo bajo, los ojos de los laterales contemplaban en silencio la escena. El primer par rio brevemente con la escena que tenía delante. -En eso estamos de acuerdo- respondió a las palabras de la francesa acallando sus últimas carcajadas. -Tenemos ventaja numérica y a nadie le apetecería desenvainar y liarla.- siguió con calma marcando sutilmente lo último, dejando claro que veía dónde tenía la mano la valkyria -¿Por qué tendría que molestarse en escucharte?-
Una nueva pregunta que amenazaba por tumbar toda la fuerza del caballero. Daba gracias de que al menos no le estuvieran gritando, aunque tanta confianza y calma no le ayudaban a tranquilizarse igualmente. -(Tengo que convencerlo. Si no lo conseguimos se acabó, no puedo rendirme ahora que estoy tan cerca)- pensó con decisión en un momento en que el miedo aminoraba. Tomó aire y se llevó un puño al pecho, sonando el golpe metálico de la pieza de armadura en no muy buen estado. Bien, había servido para parar el tembleque al menos. -Como caballero de... Rocavarancolia, es mi deber... proteger el bien y la justicia en la ciudad. No puedo permitir que... continuéis haciendo fechorías. Quiero hacérselo llegar a... vuestro jefe- consiguió decir lleno de inseguridad, pero con una pizca de firmeza que meses atrás no hubiera existido en la misma situación.
Las esferas verdes no se movieron, pero aún así Erknest sintió como lo miraban de arriba a abajo. -¿Está...?- empezó a preguntar con total incredulidad aparentemente a Amira, aunque no tardó en corregirse -¿Estás de coña, no? ¿Y de qué se nos acusa exactamente?- Fuera por lo surrealista del chico que tenía delante o genuina curiosidad por los cargos que fueran a atribuirles, estaban consiguiendo que los Dragonfly les escucharan.
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Barrio Gigante
09/03/24, 12:55 am
No creía posible que Erknest pudiera ser tan tonto o tan inconsciente como para no haber caído hasta su regañina en que estaban en minoría y en una oscuridad absoluta, pero parecía ser que así era. Sus ojos marrones barrieron las miradas de los que suponía eran los dueños de las risas, porque sinceramente vista desde fuera la escena tenía que ser una absoluta maravilla de la comedia.
Se tensó de golpe con las palabras del desconocido, soltando la empuñadura de la espada al saberse pillada «¿Cómo sabe…?». Supuestamente no se veía nada, ¿no? Amira pensó un par de segundos, decidiendo comprobar si aquella persona podía ver algo en la oscuridad usando lo que era, a todas luces, una completa gilipollez. Aprovechando que ahora su brazo no estaba en la espada y caía a un lado, la francesa formó un círculo con el índice y el pulgar, como en aquel juego tonto en el que si lo veías te llevabas un puñetazo. Qué el que tenía enfrente podía no ser humano y, por tanto, no conocerlo ni provocarle reacción no se le había ni pasado por la cabeza: habría tenido que pensar más para ello.
Dio gracias a la oscuridad de que Erknest no viese su cara de exasperación con sus ideas rarísimas, especialmente porque la palabra fechorías sonaba tanto a novela antigua que le generaba rechazo automático. Una cosa era creer que el mundo podía ser justo, y otra la exageración a la que lo llevaba el kamaitachi.
—No lo está —le respondió a su interlocutor, sin pasar por alto que esa pregunta iba dirigida a ella—. Y no tiene pinta de que vaya a cambiar de idea, así que si tan ocupados estáis yo le dejaría hablar con vuestro jefe y que esto acabase cuanto antes —¿tenía ganas de estar allí? Cada vez menos. ¿Era buena idea ir provocando al usar su queja de estar liados? Seguramente no. Pero podían pasar dos cosas apoyando a Erknest: que les hicieran caso o que les atacasen y al kamaitachi le entrase en la cabeza que tenían que irse, y cualquiera de las dos era mejor que estar en un impasse eterno.
»Yo tengo todo el día, no sé tú.
Se tensó de golpe con las palabras del desconocido, soltando la empuñadura de la espada al saberse pillada «¿Cómo sabe…?». Supuestamente no se veía nada, ¿no? Amira pensó un par de segundos, decidiendo comprobar si aquella persona podía ver algo en la oscuridad usando lo que era, a todas luces, una completa gilipollez. Aprovechando que ahora su brazo no estaba en la espada y caía a un lado, la francesa formó un círculo con el índice y el pulgar, como en aquel juego tonto en el que si lo veías te llevabas un puñetazo. Qué el que tenía enfrente podía no ser humano y, por tanto, no conocerlo ni provocarle reacción no se le había ni pasado por la cabeza: habría tenido que pensar más para ello.
Dio gracias a la oscuridad de que Erknest no viese su cara de exasperación con sus ideas rarísimas, especialmente porque la palabra fechorías sonaba tanto a novela antigua que le generaba rechazo automático. Una cosa era creer que el mundo podía ser justo, y otra la exageración a la que lo llevaba el kamaitachi.
—No lo está —le respondió a su interlocutor, sin pasar por alto que esa pregunta iba dirigida a ella—. Y no tiene pinta de que vaya a cambiar de idea, así que si tan ocupados estáis yo le dejaría hablar con vuestro jefe y que esto acabase cuanto antes —¿tenía ganas de estar allí? Cada vez menos. ¿Era buena idea ir provocando al usar su queja de estar liados? Seguramente no. Pero podían pasar dos cosas apoyando a Erknest: que les hicieran caso o que les atacasen y al kamaitachi le entrase en la cabeza que tenían que irse, y cualquiera de las dos era mejor que estar en un impasse eterno.
»Yo tengo todo el día, no sé tú.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carismaPersonajes :- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
- Rick: humano, neoyorquino
- Erknest: humano, italiano/inglés Kamaitachi
Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.
Armas :- Rick: Sable y arco
- Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire
Status : The journey never ends
Humor : Cualquier cosa me vale.
- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
Re: Barrio Gigante
10/03/24, 12:23 am
Erknest asintió con seguridad de acuerdo con lo que había dicho su compañera, al menos con lo último porque justo después cayó visiblemente en lo que implicaba todo lo demás, pero ya era tarde para matizar el gesto. Igualmente, el apoyo de la valkyria mostrando valor le ayudaba a seguir plantando cara a aquel miembro de los Dragonfly. -Tengo pruebas y testimonios de que alteráis el orden público molestando a los ciudadanos, además de amenazas y robos. Yo mismo presencié uno de esos actos tan deleznables de... vuestra banda de maleantes, aunque pudimos evitar que... os salierais con la vuestra- dijo alzando la voz con los ánimos ganados, aunque hacia el final le pudo la presión de la situación y su tono se hizo más bajo.
En la sala se hizo el silencio durante unos segundos, hasta que en los laterales empezaron a escucharse algunos cuchicheos. El "dueño" del par de ojos central, aunque no era algo que pudieran comprobar, estaba perplejo con lo que estaba pasando. En cuanto había saltado la alarma, se había reunido allí con la mayoría del grupo para espantar (y si no quedaba otra, luchar) contra quien fuera que se había colado. En ningún momento esperaba que fueran un chiflado con complejo de héroe y la que parecía su guardaespaldas que... ¿le había hecho un achante en la oscuridad? Cuando te pasabas las noches en los antros de la ciudad podías llegar a ver gente muy rara, pero desde luego aquello no se quedaba corto.
De nuevo se hizo el silencio por unos momentos. Erknest luchaba por no ponerse a temblar de nuevo, temiéndose lo que se estuviera tramando en las tinieblas y atento por ello a cualquier sonido. Finalmente, un silbido de la voz principal hizo que unos pasos se alejaran desde el lateral izquierdo y entonces... se hizo la luz. El Caballero Ciervo se llevó las manos a los ojos con el cambio de claridad repentina, pestañeando un par de veces hasta que se acostumbró y pudo ver dónde estaban. La estancia recordaba a una sala del trono venida a menos, con una iluminación mágica que se asemejaba a los tubos fluorescentes. Los dos se encontraban en mitad de un pasillo central algo amplio que avanzaba hasta un sofá bastante elegante, pero que perdía mucho por el desgaste. A los lados, entre las columnas que terminaban en arcos sencillos, un buen puñado de transformados los miraban con atención. El kamaitachi no se había fijado todavía, pero entre ellos, un poco más escondidos, se encontraban el ursántropo polar y la bruja del mercado.
Y es que su atención se había quedado en la persona que había hablado todo ese tiempo, que estaba entre ellos y el "trono". El chico, que quitando algunos detalles importantes podría haber parecido un cercano, se estaba terminando de ajustar unas largas plumas que le nacían en el cuello, aprovechando de paso para hacer lo mismo con la sudadera abierta negra con detalles en verde eléctrico que llevaba, a juego con unos bombachos y unos cascos. En cuanto acabó, los miró y con una sonrisa pícara dijo: -Bueno, bienvenidos a nuestra guarida. El jefe no tardará en venir, podéis acomodaros mientras.- A excepción del suelo no es que tuvieran muchas más opciones para ello, claro. El joven dio se acercó un par de pasos, poniendo los brazos en jarra. -Normalmente estaríais ya de patitas en la calle por haber entrado sin llamar, peeero... los tenéis bien puestos los dos- bromeó con calma mirando tanto al kamaitachi como a la francesa, endureciendo un poquito la expresión con la segunda dando a entender que, a su pesar, lo había visto. -Es algo que apreciamos por aquí, así que por una vez podemos hacer una excepción. No me hago responsable de lo que decida el jefe, eso sí.-
En la sala se hizo el silencio durante unos segundos, hasta que en los laterales empezaron a escucharse algunos cuchicheos. El "dueño" del par de ojos central, aunque no era algo que pudieran comprobar, estaba perplejo con lo que estaba pasando. En cuanto había saltado la alarma, se había reunido allí con la mayoría del grupo para espantar (y si no quedaba otra, luchar) contra quien fuera que se había colado. En ningún momento esperaba que fueran un chiflado con complejo de héroe y la que parecía su guardaespaldas que... ¿le había hecho un achante en la oscuridad? Cuando te pasabas las noches en los antros de la ciudad podías llegar a ver gente muy rara, pero desde luego aquello no se quedaba corto.
De nuevo se hizo el silencio por unos momentos. Erknest luchaba por no ponerse a temblar de nuevo, temiéndose lo que se estuviera tramando en las tinieblas y atento por ello a cualquier sonido. Finalmente, un silbido de la voz principal hizo que unos pasos se alejaran desde el lateral izquierdo y entonces... se hizo la luz. El Caballero Ciervo se llevó las manos a los ojos con el cambio de claridad repentina, pestañeando un par de veces hasta que se acostumbró y pudo ver dónde estaban. La estancia recordaba a una sala del trono venida a menos, con una iluminación mágica que se asemejaba a los tubos fluorescentes. Los dos se encontraban en mitad de un pasillo central algo amplio que avanzaba hasta un sofá bastante elegante, pero que perdía mucho por el desgaste. A los lados, entre las columnas que terminaban en arcos sencillos, un buen puñado de transformados los miraban con atención. El kamaitachi no se había fijado todavía, pero entre ellos, un poco más escondidos, se encontraban el ursántropo polar y la bruja del mercado.
Y es que su atención se había quedado en la persona que había hablado todo ese tiempo, que estaba entre ellos y el "trono". El chico, que quitando algunos detalles importantes podría haber parecido un cercano, se estaba terminando de ajustar unas largas plumas que le nacían en el cuello, aprovechando de paso para hacer lo mismo con la sudadera abierta negra con detalles en verde eléctrico que llevaba, a juego con unos bombachos y unos cascos. En cuanto acabó, los miró y con una sonrisa pícara dijo: -Bueno, bienvenidos a nuestra guarida. El jefe no tardará en venir, podéis acomodaros mientras.- A excepción del suelo no es que tuvieran muchas más opciones para ello, claro. El joven dio se acercó un par de pasos, poniendo los brazos en jarra. -Normalmente estaríais ya de patitas en la calle por haber entrado sin llamar, peeero... los tenéis bien puestos los dos- bromeó con calma mirando tanto al kamaitachi como a la francesa, endureciendo un poquito la expresión con la segunda dando a entender que, a su pesar, lo había visto. -Es algo que apreciamos por aquí, así que por una vez podemos hacer una excepción. No me hago responsable de lo que decida el jefe, eso sí.-
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Barrio Gigante
10/03/24, 10:43 am
A lo mejor ser tan directa había sido un completo error, pero Amira no era ni Kahlo ni Fleur y no se le daba bien eso de ir con segundas, disimular inocencia y demás. Al menos parecía haber animado a Erknest lo bastante como para que terminase de hablar de una vez. Muy probablemente iban a tener que salir corriendo, pero era mejor que seguir en aquella oscuridad ante la que no podían hacer mucho.
No le gustaba el silencio ni los cuchicheos, y escudriñó las zonas donde supuso que había gente como si fuese a descubrir en medio de la oscuridad donde estaban y si iban armados. Todo le gritaba que tenían que irse, especialmente cuando llegó el silbido y unos pasos. Llevó la mano al arma de nuevo, esperándose un ataque, pero ni siquiera llegó a rozar la empuñadura antes de que la cegase la luz. «Mierda», pensó, cerrando los ojos con brusquedad y luego parpadeando con rapidez para acostumbrarse lo más rápidamente posible a la nueva iluminación de la sala. Al menos nadie parecía haberles atacado en aquel momento de vulnerabilidad, y eso era buena señal.
Lo primero que vio fue al ser emplumado con el que habían estado hablando. Además de las plumas, a Amira le llamó la atención el hecho de que también tuviera una prótesis como la de Kahlo, o eso le pareció por la mano metálica. ¿Habría perdido el brazo también en su criba? Al menos ahora sabía dónde situarle en aquella escala que iba llenando poco a poco, y aunque no estaba por encima de ella el posible hecho de que pudiera ver en la oscuridad le daba una ventaja que tenía que tener en cuenta.
La sala no podía importarle menos. Se dedicó a mirar a todos los presentes, deteniéndose un par de segundos de más en ciertas caras conocidas del mercado antes de volver al de los ojos verdes. Soltó un bufido de risa cuando dijo que se acomodasen, viendo la falta de muebles en los que sentarse. Al menos Erknest no había sido tan tonto de hacerlo en el suelo, porque se veía dándole una colleja para que no acabase en una posición tan vulnerable cuando seguían en desventaja. Caerle medianamente en gracia a alguien por ir de cara no significaba que ese trato fuera a mantenerse.
Le dedicó una sonrisa llena de satisfacción con su mirada, una que significaba claramente “así que te lo has comido”, pero no iba a decirle que le debía una hostia porque ya había jugado bastante con fuego. Eso y que había comprobado que veía en la oscuridad, lo cual era útil.
Se quedó en silencio, cruzada de brazos, esperando. No es que le gustase la incomodidad de estar callada, pero no tenía nada que decir, y al menos mientras a Erknest no le diera por seguir hablando y pareciendo una parodia de un caballero andante podía simplemente mirar al tío (que ni se había presentado) fijamente con seriedad por si intentaba algo.
No le gustaba el silencio ni los cuchicheos, y escudriñó las zonas donde supuso que había gente como si fuese a descubrir en medio de la oscuridad donde estaban y si iban armados. Todo le gritaba que tenían que irse, especialmente cuando llegó el silbido y unos pasos. Llevó la mano al arma de nuevo, esperándose un ataque, pero ni siquiera llegó a rozar la empuñadura antes de que la cegase la luz. «Mierda», pensó, cerrando los ojos con brusquedad y luego parpadeando con rapidez para acostumbrarse lo más rápidamente posible a la nueva iluminación de la sala. Al menos nadie parecía haberles atacado en aquel momento de vulnerabilidad, y eso era buena señal.
Lo primero que vio fue al ser emplumado con el que habían estado hablando. Además de las plumas, a Amira le llamó la atención el hecho de que también tuviera una prótesis como la de Kahlo, o eso le pareció por la mano metálica. ¿Habría perdido el brazo también en su criba? Al menos ahora sabía dónde situarle en aquella escala que iba llenando poco a poco, y aunque no estaba por encima de ella el posible hecho de que pudiera ver en la oscuridad le daba una ventaja que tenía que tener en cuenta.
La sala no podía importarle menos. Se dedicó a mirar a todos los presentes, deteniéndose un par de segundos de más en ciertas caras conocidas del mercado antes de volver al de los ojos verdes. Soltó un bufido de risa cuando dijo que se acomodasen, viendo la falta de muebles en los que sentarse. Al menos Erknest no había sido tan tonto de hacerlo en el suelo, porque se veía dándole una colleja para que no acabase en una posición tan vulnerable cuando seguían en desventaja. Caerle medianamente en gracia a alguien por ir de cara no significaba que ese trato fuera a mantenerse.
Le dedicó una sonrisa llena de satisfacción con su mirada, una que significaba claramente “así que te lo has comido”, pero no iba a decirle que le debía una hostia porque ya había jugado bastante con fuego. Eso y que había comprobado que veía en la oscuridad, lo cual era útil.
Se quedó en silencio, cruzada de brazos, esperando. No es que le gustase la incomodidad de estar callada, pero no tenía nada que decir, y al menos mientras a Erknest no le diera por seguir hablando y pareciendo una parodia de un caballero andante podía simplemente mirar al tío (que ni se había presentado) fijamente con seriedad por si intentaba algo.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carismaPersonajes :- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
- Rick: humano, neoyorquino
- Erknest: humano, italiano/inglés Kamaitachi
Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.
Armas :- Rick: Sable y arco
- Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire
Status : The journey never ends
Humor : Cualquier cosa me vale.
- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
Re: Barrio Gigante
12/03/24, 12:50 pm
En la sala, los demás miembros de los Dragonfly comentaban en voz lo suficientemente baja para no opacar al ave de medianoche mientras observaban curiosos a los recién llegados. Los dos reclutas más nuevos sabían quienes eran, pero no habían dicho nada al respecto para no meterse en más líos por culpa de los aires de Iceberg. En cuanto la valkyria los miró, Nari se escondió tras la columna más cercana y el ursántropo, aunque aguantó un poco más, la siguió con la misma cara de circunstancia y preocupación por su bienestar.
Luego de haber acusado justamente al grupo allí mismo, Erknest temía que, como delincuentes que eran, le hicieran arrepentirse de haberse acercado a su guarida para algo así. Y aunque que alrededor de una treintena de personas los vigilara no es que lo ayudara a destensarse, al menos que el que parecía un cabecilla de la banda les estuviera dando una pequeña tregua era suficiente para que el kamaitachi confiara en que no iba a morir en un futuro muy cercano. -Oh... Eh, muchas gracias- respondió dubitativo tanto a la " muestra de hospitalidad" como al "cumplido". Si bien no lo mostró por la situación, por dentro le sentó un poquito bien aquello. No lo esperaba en absoluto, pero si hasta alguien como él reconocía su valentía y la de su compañera era un logro que no iba a pasar por alto. Ya que se sentía algo mejor, el caballero se lanzó más preguntando tímidamente: -¿Es... complicado hablar con él? Espero que podamos llegar a algún entendimiento-
El chico medio pájaro se cruzó de brazos con una sonrisa divertida. -Bueno, todo depende de cuanto cuidéis vuestras palabras, pero no es imposible. Desde luego es quien mejor os puede explicar lo que hacemos, pero entre vosotros y yo- fue explicando, echándose hacia adelante con lo último como si fuera a contarles un secreto, incluso bajando la voz -no os conviene que se enfade. Es buen tío, pero si de verdad venís a aclarar algo mejor que lo tengáis en cuenta.- Ya se podía imaginar que no le iba a hacer gracia saber que aquellos dos hubieran entrado en la guarida pidiendo verle, pero confiaba completamente en Kelgan y esperaba que no la liara. Simplemente allí había un malentendido, nada más, y podía arreglarse.
-Y-Ya veo- contestó Erknest mientras notaba como la cara se le iba poniendo pálida. Las pocas esperanzas que había recuperado se empezaban a tirar por la borda con rapidez con lo que iba contando. ¿Sería otro grandullón malhumorado como el oso del mercado o incluso peor? ¿Cuánto debían tener cuidado con lo que decían exactamente? De nuevo se estaba arrepintiendo de estar allí, pero ya era demasiado tarde para huir. Solo le quedaba seguir adelante con valentía por el bien de la ciudad.
-¡Ah, se me olvidaba! Soy Klaas- se presentó llevándose la mano metálica al pecho. Ya que iba a tener que hacer de anfitrión hasta que Kelgan llegara, al menos que supieran su nombre. No era un problema cuando tal vez podían encontrarlo de casualidad en algún concierto y, aunque el listón no es que estuviera muy alto, esperaba que no fueran tan tontos como para intentar nada raro con esa información. -Tú eras Erknest y... ¿tú?- miró primero al kamaitachi y luego a la francesa, extendiendo la presentación si la aceptaba.
Luego de haber acusado justamente al grupo allí mismo, Erknest temía que, como delincuentes que eran, le hicieran arrepentirse de haberse acercado a su guarida para algo así. Y aunque que alrededor de una treintena de personas los vigilara no es que lo ayudara a destensarse, al menos que el que parecía un cabecilla de la banda les estuviera dando una pequeña tregua era suficiente para que el kamaitachi confiara en que no iba a morir en un futuro muy cercano. -Oh... Eh, muchas gracias- respondió dubitativo tanto a la " muestra de hospitalidad" como al "cumplido". Si bien no lo mostró por la situación, por dentro le sentó un poquito bien aquello. No lo esperaba en absoluto, pero si hasta alguien como él reconocía su valentía y la de su compañera era un logro que no iba a pasar por alto. Ya que se sentía algo mejor, el caballero se lanzó más preguntando tímidamente: -¿Es... complicado hablar con él? Espero que podamos llegar a algún entendimiento-
El chico medio pájaro se cruzó de brazos con una sonrisa divertida. -Bueno, todo depende de cuanto cuidéis vuestras palabras, pero no es imposible. Desde luego es quien mejor os puede explicar lo que hacemos, pero entre vosotros y yo- fue explicando, echándose hacia adelante con lo último como si fuera a contarles un secreto, incluso bajando la voz -no os conviene que se enfade. Es buen tío, pero si de verdad venís a aclarar algo mejor que lo tengáis en cuenta.- Ya se podía imaginar que no le iba a hacer gracia saber que aquellos dos hubieran entrado en la guarida pidiendo verle, pero confiaba completamente en Kelgan y esperaba que no la liara. Simplemente allí había un malentendido, nada más, y podía arreglarse.
-Y-Ya veo- contestó Erknest mientras notaba como la cara se le iba poniendo pálida. Las pocas esperanzas que había recuperado se empezaban a tirar por la borda con rapidez con lo que iba contando. ¿Sería otro grandullón malhumorado como el oso del mercado o incluso peor? ¿Cuánto debían tener cuidado con lo que decían exactamente? De nuevo se estaba arrepintiendo de estar allí, pero ya era demasiado tarde para huir. Solo le quedaba seguir adelante con valentía por el bien de la ciudad.
-¡Ah, se me olvidaba! Soy Klaas- se presentó llevándose la mano metálica al pecho. Ya que iba a tener que hacer de anfitrión hasta que Kelgan llegara, al menos que supieran su nombre. No era un problema cuando tal vez podían encontrarlo de casualidad en algún concierto y, aunque el listón no es que estuviera muy alto, esperaba que no fueran tan tontos como para intentar nada raro con esa información. -Tú eras Erknest y... ¿tú?- miró primero al kamaitachi y luego a la francesa, extendiendo la presentación si la aceptaba.
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Barrio Gigante
12/03/24, 05:04 pm
De Nari, que le había parecido más tímida, podía haber esperado que se escondiese, pero que Iceberg la imitase resultaba extraño en cierto modo. Ella no le tenía miedo a él, y no esperaba que él se lo tuviese a ella, y menos rodeado de compañeros suyos. Le daba miedo admitirlo, y sentía fuertes remordimientos por ello, pero sentirse temida no le había disgustado del todo.
Alzó la ceja ante las palabras del desconocido, curiosa. Amira sabía de sobra que era mejor no ir provocando, pero no podía evitar buscar cuestionar cualquier autoridad, aunque esta fuera la de un tío que no tenía ningún poder cercano al del gobierno de la ciudad. No le tenía miedo a las amenazas veladas de no dejar que se enfadase, y aunque no pensaba arriesgarse a pinchar a un oso (metafóricamente, esperaba que no fuese otro ursántropo) por diversión, tampoco pensaba mantener la boca cerrada solo por que estuviera tranquilo.
Que, para variar, Erknest demostrase el miedo que le daba todo no es que ayudase a sus argumentos, pero contra eso no podía hacer nada más que mirar al de los ojos verdes para dejarle claro que a ella no iba a asustarla. Al menos que pareciera que uno de los dos tenía un mínimo de presencia. Ni siquiera tenía que fingir, ninguno de ellos iba ser peor que Setenta y siete.
Por fin el tal Klaas se había dignado a presentarse. Ella no pensaba hacerlo hasta que él lo hiciera o diese muestras de querer hacerlo, por reciprocidad pura.
—Cálamo —respondió, con una seriedad impropia. Era raro usarlo delante de gente por primera vez, y solo lo había practicado frente al espejo.
No había querido perder su nombre, ni cambiárselo, y las tradiciones rocavarancolesas no podían importarle menos, pero después de saber que a alguno de sus compañeros les habían secuestrado y matado había pensado al respecto. Tras el encuentro en el mercado solo podía pensar en que toda información que pudiera vincularla con Lethe o Adam podía ponerles en peligro, por el riesgo de sus transformaciones, y no quería jugar con ello. Era un nombre que no pensaba usar con nadie de su cosecha, o en quien tuviera bastante confianza, pero precisamente en momentos como aquel resultaba extremadamente útil.
Alzó la ceja ante las palabras del desconocido, curiosa. Amira sabía de sobra que era mejor no ir provocando, pero no podía evitar buscar cuestionar cualquier autoridad, aunque esta fuera la de un tío que no tenía ningún poder cercano al del gobierno de la ciudad. No le tenía miedo a las amenazas veladas de no dejar que se enfadase, y aunque no pensaba arriesgarse a pinchar a un oso (metafóricamente, esperaba que no fuese otro ursántropo) por diversión, tampoco pensaba mantener la boca cerrada solo por que estuviera tranquilo.
Que, para variar, Erknest demostrase el miedo que le daba todo no es que ayudase a sus argumentos, pero contra eso no podía hacer nada más que mirar al de los ojos verdes para dejarle claro que a ella no iba a asustarla. Al menos que pareciera que uno de los dos tenía un mínimo de presencia. Ni siquiera tenía que fingir, ninguno de ellos iba ser peor que Setenta y siete.
Por fin el tal Klaas se había dignado a presentarse. Ella no pensaba hacerlo hasta que él lo hiciera o diese muestras de querer hacerlo, por reciprocidad pura.
—Cálamo —respondió, con una seriedad impropia. Era raro usarlo delante de gente por primera vez, y solo lo había practicado frente al espejo.
No había querido perder su nombre, ni cambiárselo, y las tradiciones rocavarancolesas no podían importarle menos, pero después de saber que a alguno de sus compañeros les habían secuestrado y matado había pensado al respecto. Tras el encuentro en el mercado solo podía pensar en que toda información que pudiera vincularla con Lethe o Adam podía ponerles en peligro, por el riesgo de sus transformaciones, y no quería jugar con ello. Era un nombre que no pensaba usar con nadie de su cosecha, o en quien tuviera bastante confianza, pero precisamente en momentos como aquel resultaba extremadamente útil.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carismaPersonajes :- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
- Rick: humano, neoyorquino
- Erknest: humano, italiano/inglés Kamaitachi
Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.
Armas :- Rick: Sable y arco
- Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire
Status : The journey never ends
Humor : Cualquier cosa me vale.
- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
Re: Barrio Gigante
18/03/24, 02:11 pm
Erknest miró de reojo a la francesa ligeramente extrañado con su respuesta. ¿Desde cuándo Amira se llamaba Cálamo? Habría avisado algo tan importante, ¿no? -(Ahora que lo pienso, creo que alguna vez mencionó que estaba considerándolo)- empezó a unir puntos en su mente. Claro que eso no duró mucho, pues no recordaba si de verdad lo había dicho o se lo estaba imaginando, incluso si ya le había dicho ese nuevo nombre ya o no. En cualquier caso, menos mal que no había tenido que presentarla o la confusión podría haber sido muy incómoda.
Klaas se percató de la expresión del kamaitachi, aunque sin ello ya se podía imaginar que aquel no era el nombre original de la chica, o al menos no se le ocurría ningún lugar de La Tierra donde fueran similares a ese. -Me lo apunto- asintió con firmeza. Luego, el ave de medianoche se cruzó de brazos con una sonrisilla. -¿Sabes? En los Dragonfly damos la bienvenida a quien quiera unirse y compartir nuestros ideales. Creo que tienes madera, por si quieres pensártelo- dijo más desenfadadamente, aunque no por ello menos enserio. Seguían siendo una banda pequeña y nunca venía mal ganar más apoyos, pero además por lo que había ido viendo, Cálamo podría encajar bastante bien allí. La invitación era sobre todo para ella.
Otra cosa es que Erknest también se diera por aludido y, mientras que lo anterior había sido un cumplido inesperado, esto no se lo tomó tan bien. -¡No puedo aceptar tal propuesta! ¿Cómo va a unirse un héroe a una panda de ladrones? ¡Habrase visto!- soltó en alto sin pesar en las implicaciones ni el lugar en el que lo estaba diciendo, con una indignación algo exagerada que podía llegar a quitarle peso a lo ofendido que estaba según el observador. De hecho, las reacciones del improvisado público pasaban por los cuchicheos, las risas por lo bajini y los "uuu" propios del que se espera una respuesta contundente a semejante cagada.
-Eh, eh. Menos lobos, cervatillo.- contestó bromeando el ave de medianoche con las manos al frente en señal de calma -Aquí no se obliga a nadie. Además, va a ser mejor que te guardes esas ideas un ratito y escuches más. Sin diálogo no hay entendimiento, ¿no?- Las acusaciones del chico más que molestarle le estaban divirtiendo por lo surrealista que era, pero aún en ese tono le servía para recordarles el consejo anterior. Mejor que lo tuvieran en cuenta cuanto antes.
Erknest fue a abrir la boca indignado para responder, pero no encontraba las palabras para rebatirle. Simplemente se cruzó de brazos apartando la vista, con el mosqueo propio de un niño que infla los mofletes un poquito.
Klaas se percató de la expresión del kamaitachi, aunque sin ello ya se podía imaginar que aquel no era el nombre original de la chica, o al menos no se le ocurría ningún lugar de La Tierra donde fueran similares a ese. -Me lo apunto- asintió con firmeza. Luego, el ave de medianoche se cruzó de brazos con una sonrisilla. -¿Sabes? En los Dragonfly damos la bienvenida a quien quiera unirse y compartir nuestros ideales. Creo que tienes madera, por si quieres pensártelo- dijo más desenfadadamente, aunque no por ello menos enserio. Seguían siendo una banda pequeña y nunca venía mal ganar más apoyos, pero además por lo que había ido viendo, Cálamo podría encajar bastante bien allí. La invitación era sobre todo para ella.
Otra cosa es que Erknest también se diera por aludido y, mientras que lo anterior había sido un cumplido inesperado, esto no se lo tomó tan bien. -¡No puedo aceptar tal propuesta! ¿Cómo va a unirse un héroe a una panda de ladrones? ¡Habrase visto!- soltó en alto sin pesar en las implicaciones ni el lugar en el que lo estaba diciendo, con una indignación algo exagerada que podía llegar a quitarle peso a lo ofendido que estaba según el observador. De hecho, las reacciones del improvisado público pasaban por los cuchicheos, las risas por lo bajini y los "uuu" propios del que se espera una respuesta contundente a semejante cagada.
-Eh, eh. Menos lobos, cervatillo.- contestó bromeando el ave de medianoche con las manos al frente en señal de calma -Aquí no se obliga a nadie. Además, va a ser mejor que te guardes esas ideas un ratito y escuches más. Sin diálogo no hay entendimiento, ¿no?- Las acusaciones del chico más que molestarle le estaban divirtiendo por lo surrealista que era, pero aún en ese tono le servía para recordarles el consejo anterior. Mejor que lo tuvieran en cuenta cuanto antes.
Erknest fue a abrir la boca indignado para responder, pero no encontraba las palabras para rebatirle. Simplemente se cruzó de brazos apartando la vista, con el mosqueo propio de un niño que infla los mofletes un poquito.
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Barrio Gigante
18/03/24, 08:25 pm
Solo la mirada de Erkenest le hizo caer en que no le había dicho su nombre nuevo. Le había comentado, como al resto de sus amigos, la idea de ponerse uno nuevo, pero su aislamiento no había ayudado a poder decirle que ya lo tenía decidido. Al menos no había dicho su nombre real antes, porque hubiera tenido que corregirle y hubiera sido aún más caótico que la imagen que iban dando.
Las palabras de Klaas, por otro lado, la hicieron entrecerrar los ojos y escudriñarle, tratando de averiguar si había algo más de fondo en todo aquello. Parecía un..¿cumplido?, si es que podía llamarse así, sincero, pero no sabía exactamente en qué lo basaba. Si era en su apariencia de seriedad…bueno, no es que ella precisamente fuera así, pero le costaba hablar sin hacer de menos a Erknest y por eso no estaba abriendo la boca. Si tenía otros motivos, tenía curiosidad por saberlo.
Iba a responder cuando el kamaitachi se adelantó, demasiado ofendido para la situación en la que estaban. Amira quiso ser capaz de tener telepatía para cantarle las cuarenta, pero se conformó con dirigirle una mirada de advertencia. Era la segunda vez que la jodía, y a la tercera se lo pensaba llevar de allí a rastras. Podía con él, estaba segura.
—Eso. Se supone que has venido a hablar —reforzó las palabras del chico. Demasiada gracia les había concedido ya Klaas, y no podían vivir eternamente de que Erknest diera más gracia que miedo y de que ella no se acobardase.
Que Erknest se pillase una pataleta propia de un niño pequeño no ayudaba lo más mínimo. «Lo que tengo que aguantar». Al menos ahora podía responderle a Klaas, cuya oferta no había olvidado.
—Ni siquiera sé cuáles son esos ideales vuestros —quería saber más, desde luego. Su mirada buscó a cierto ursántropo detrás de cierta columna —. Además, no creo que a Iceberg le haga demasiada gracia —dijo, con una sonrisita. Llevaba demasiado tiempo sin soltar una coña, y aquella había sido demasiado fácil.
Ya se lo había dicho a Erknest, ella no era ninguna heroína. No iba a cerrarse tan en banda a escuchar a los Dragonfly, ya que estaban allí.
Las palabras de Klaas, por otro lado, la hicieron entrecerrar los ojos y escudriñarle, tratando de averiguar si había algo más de fondo en todo aquello. Parecía un..¿cumplido?, si es que podía llamarse así, sincero, pero no sabía exactamente en qué lo basaba. Si era en su apariencia de seriedad…bueno, no es que ella precisamente fuera así, pero le costaba hablar sin hacer de menos a Erknest y por eso no estaba abriendo la boca. Si tenía otros motivos, tenía curiosidad por saberlo.
Iba a responder cuando el kamaitachi se adelantó, demasiado ofendido para la situación en la que estaban. Amira quiso ser capaz de tener telepatía para cantarle las cuarenta, pero se conformó con dirigirle una mirada de advertencia. Era la segunda vez que la jodía, y a la tercera se lo pensaba llevar de allí a rastras. Podía con él, estaba segura.
—Eso. Se supone que has venido a hablar —reforzó las palabras del chico. Demasiada gracia les había concedido ya Klaas, y no podían vivir eternamente de que Erknest diera más gracia que miedo y de que ella no se acobardase.
Que Erknest se pillase una pataleta propia de un niño pequeño no ayudaba lo más mínimo. «Lo que tengo que aguantar». Al menos ahora podía responderle a Klaas, cuya oferta no había olvidado.
—Ni siquiera sé cuáles son esos ideales vuestros —quería saber más, desde luego. Su mirada buscó a cierto ursántropo detrás de cierta columna —. Además, no creo que a Iceberg le haga demasiada gracia —dijo, con una sonrisita. Llevaba demasiado tiempo sin soltar una coña, y aquella había sido demasiado fácil.
Ya se lo había dicho a Erknest, ella no era ninguna heroína. No iba a cerrarse tan en banda a escuchar a los Dragonfly, ya que estaban allí.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
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