Barrio Gigante
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Rocavarancolia Rol
16 participantes
- Rocavarancolia Rol
Barrio Gigante
04/04/14, 01:24 am
Recuerdo del primer mensaje :
Los mayores edificios de Rocavarancolia se encuentran aquí. Acomodada a su talla, fue el hogar de la mayoría de los transformados en gigante o de aquellos que necesitasen de recintos de grandes dimensiones.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Barrio Gigante
11/04/18, 02:33 pm
Una enorme sacudida, un pequeño temblor de tierra azotó el barrio gigante aquella noche. Un coloso había caído.
Momentos antes del estruendo, Kniveth Edgar gritaba en mitad de una pesadilla. Nadie pudo saber qué soñaba que lo aterraba tanto, pues no volvió a despertar. Su corazón falló y el gigantesco caballero se desplomó poniendo fin a su sufrimiento y a su vida.
Fuera, mientras Kniveth gritaba en la distancia, había un pequeño ser que no lo escuchaba. Ergot, el véspido soldado superviviente de la cosecha más reciente sobrevolaba el barrio a considerable altura cuando la falta de sueño y su imprudencia se convirtieron en su perdición. Mientras el coloso caía también lo hizo Ergot: la muerte del repoblador al impactar desde aquella altura fue inmediata.
Momentos antes del estruendo, Kniveth Edgar gritaba en mitad de una pesadilla. Nadie pudo saber qué soñaba que lo aterraba tanto, pues no volvió a despertar. Su corazón falló y el gigantesco caballero se desplomó poniendo fin a su sufrimiento y a su vida.
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Fuera, mientras Kniveth gritaba en la distancia, había un pequeño ser que no lo escuchaba. Ergot, el véspido soldado superviviente de la cosecha más reciente sobrevolaba el barrio a considerable altura cuando la falta de sueño y su imprudencia se convirtieron en su perdición. Mientras el coloso caía también lo hizo Ergot: la muerte del repoblador al impactar desde aquella altura fue inmediata.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Barrio Gigante
27/07/18, 06:25 pm
Un enorme terrón con forma de iceberg bocabajo flota por el barrio de los gigantes. Sobre él, viajan Tersa y sus caracoles de confianza. La niña bruja abraza a Esteban, el mayor de todos, y charla distraída mientras dirige su particular medio de transporte.
—Lo sé, lo sé… A mí tampoco me gustó lo que me han dicho Mónica y Sinceridad, pero es normal, ¿no? Tuétano se ponía igual cuando nos pasaba a nosotros…
Deja de hablar para escuchar al caracol y frunce el ceño.
—¡No, Esteban! Esta feo decir eso de los muertos. Pobre Lebra… Y pobres todos en realidad… ¿Tú crees que Tayron lo superará algún día?
Un segundo silencioso.
—Ya, yo tampoco. Fue muy triste lo que nos contó Tuétano, les ha pasado lo mismo a Tayron y a ella, y aun así… No es bueno que los odie tanto, si les hace algo la van a matar y…
A la bruja de los caracoles se le humedecen los ojos y Esteban se remueve entre sus brazos para darle un par de topecitos con las antenas. Las de Tersa se extienden en un gesto de fuerza.
—No te preocupes, no voy a llorar. Tenemos que hacer algo, Esteban.
Tersa se tumba sobre su terrón y contempla el cielo. En Rocavarancolia no es especialmente bonito, pero ningún cielo es feo del todo para ella. El caracol se acomoda sobre su sudadera.
—¡Ya te vale! —Tersa rie un chiste que solo existe en su cabeza—. No, un caracol con ruedas no tiene sentido. Lo que tenemos que pedirle es un caracol gigante. Así no hará falta traer siempre Villa-Barrosa con nosotros. ¿Qué? —Tersa hace oído—. Si es grande seguro que es rápido, ¡no digas tonterías! Además, así podrá ayudarnos a parar a Tuétano, que ni tu ni yo podemos con ella.
El destino que buscan aparece ante ellos tras un par de vueltas por el barrio. Frente a la puerta del laboratorio, Tersa se siente pequeña, muy pequeña. Baja de Villa-Barrosa, llama con sus nudillos desnudos y, como no sabe si será suficiente, grita:
—¿HOLA? ¿VIVE AQUÍ EL SEÑOR QUE MEJORA LOS ANIMALES? NECESI… —La puerta se abre sola y la bruja se asusta, sus cuernos se achican y el resto de sus palabras se desinflan. Pierden tanto volumen que solo las escucha ella—. Necesito un caracol…
—Hola.
Un lagarto aparece de la nada. Parece un asreniano de esos, pero tiene una especie de collar brillante que enseguida llama la atención de Tersa. Tras él, se abre el laboratorio. Tersa apenas vislumbra el pasillo, pero basta con el tamaño descomunal de aquel lugar para que se asombre. Y para que se olvide de hablar.
—¿Qué querías? Puedes pasar, si prefieres hablar dentro.
Tersa niega efusivamente.
—Secuoya y Tuétano me dicen que es peligroso entrar en casa de desconocidos, lo siento. —Se pasa las manos por la sudadera para limpiarla de babas y alisarla un poco—. ¿Eres Giz?
—Sí, ¿qué quieres?
—¿Tú… Tú me podrías hacer un caracol gigante? Es muy importante.
El genemago la examina con cara de póker, pero Tersa no se asusta. Sabe que sus caracoles hacen lo mismo con él.
—A ver, poder puedo. —Giz se cruza de brazos bajo su poncho azul. Tersa no ha visto muchos asrenianos, pero está segura de que este tiene mala cara—. ¿Tú tienes dinero para pagarme?
—No mucho… —Mira a Esteban con complicidad. No mucho significa nada en esta ocasión—. Pero te puedo ayudar con cualquier cosa, ¡te puedo prestar mis caracoles!
—Tengos caracoles de sobra.
—¡Pero los míos son más majos! Mira. —Tersa recoge a Esteban de Villa-Barrosa y lo levanta para que Giz lo contemple en todo su esplendor—. Esteban, dile hola.
Esteban mueve los cuernos levemente. El genemago resopla.
—Lo siento mucho… ¿Cómo te llamas?
—Tersa.
—Pues lo siento mucho, Tersa, pero no puedo darte lo que quieres. Vuelve cuando tengas dinero.
Giz hace ademán de adentrarse en su laboratorio.
—Espera, por favor —Tersa le había dicho al caracol que no iba a llorar, pero al ver que su plan se le escapa no puede evitarlo—. Puedo… Puedo mandar mensajes a tus clientes en secreto también, se me da muy bien, le puedes preguntar a Seide Manoblanca. Por favor, por favor, por favor… ¡Si no me ayudas van a matar a mi amiga!
Giz frena. El nombre de Seide le suena vagamente. Mira a la niña con cara de pocos amigos (o tal vez aguantando sus propias lágrimas, Tersa no lo sabe bien). Suspira de nuevo y se agacha; se pone a la altura de la niña, dejando un espacio prudencial. Tarda un poco en hablar.
—No sé cómo te va a ayudar un caracol gigante a salvar a tu amiga, pero vamos a hacer una cosa. Tú vas a ir a Ordesta y me vas a traer al caracol más raro que veas. Yo me pondré a trabajar y, cuando vuelvas, te daré al caracol más grande que haya. Cada uno nos quedamos con los caracoles que nos sobren. ¿Te parece?
Tersa se alegra tanto que no logra contener el llanto, Esteban se arruga cuando le caen las primeras lágrimas. Giz se queda varado frente a ella, como si estuviera desubicado o no supiera muy bien qué hacer. Finalmente, desvía su atención al terrón flotante y lo señala.
—Oye, Tersa. Creo que te llama uno de tus caracoles.
La bruja sorbe sus mocos y mira hacia atrás preocupada.
—¿Sabes quién ha sido?
Giz niega. Se encoge de hombros y luego se levanta.
—No soy tan bueno como tú hablando con ellos —el genemago le dedica una sonrisa triste a la bruja—. Yo me voy a trabajar en tu encargo. No vuelvas hasta que tengas el caracol correcto, ¿vale?
Las antenas de Tersa se estiran de nuevo. La niña se limpia las lágrimas con las mangas de la sudadera y asiente. Los portones del laboratorio se cierran frente a ella, que se acerca a Villa-Barrosa y sube junto con Esteban. Los caracoles se arriman a ella a su particular ritmo.
—¿Estáis todos bien? —les pregunta. Da tiempo a que le respondan todos y luego añade—. ¡Muy bien! Entonces manos a la obra, ¡que tenemos mucho que hacer, chicos!
—Lo sé, lo sé… A mí tampoco me gustó lo que me han dicho Mónica y Sinceridad, pero es normal, ¿no? Tuétano se ponía igual cuando nos pasaba a nosotros…
Deja de hablar para escuchar al caracol y frunce el ceño.
—¡No, Esteban! Esta feo decir eso de los muertos. Pobre Lebra… Y pobres todos en realidad… ¿Tú crees que Tayron lo superará algún día?
Un segundo silencioso.
—Ya, yo tampoco. Fue muy triste lo que nos contó Tuétano, les ha pasado lo mismo a Tayron y a ella, y aun así… No es bueno que los odie tanto, si les hace algo la van a matar y…
A la bruja de los caracoles se le humedecen los ojos y Esteban se remueve entre sus brazos para darle un par de topecitos con las antenas. Las de Tersa se extienden en un gesto de fuerza.
—No te preocupes, no voy a llorar. Tenemos que hacer algo, Esteban.
Tersa se tumba sobre su terrón y contempla el cielo. En Rocavarancolia no es especialmente bonito, pero ningún cielo es feo del todo para ella. El caracol se acomoda sobre su sudadera.
—¡Ya te vale! —Tersa rie un chiste que solo existe en su cabeza—. No, un caracol con ruedas no tiene sentido. Lo que tenemos que pedirle es un caracol gigante. Así no hará falta traer siempre Villa-Barrosa con nosotros. ¿Qué? —Tersa hace oído—. Si es grande seguro que es rápido, ¡no digas tonterías! Además, así podrá ayudarnos a parar a Tuétano, que ni tu ni yo podemos con ella.
El destino que buscan aparece ante ellos tras un par de vueltas por el barrio. Frente a la puerta del laboratorio, Tersa se siente pequeña, muy pequeña. Baja de Villa-Barrosa, llama con sus nudillos desnudos y, como no sabe si será suficiente, grita:
—¿HOLA? ¿VIVE AQUÍ EL SEÑOR QUE MEJORA LOS ANIMALES? NECESI… —La puerta se abre sola y la bruja se asusta, sus cuernos se achican y el resto de sus palabras se desinflan. Pierden tanto volumen que solo las escucha ella—. Necesito un caracol…
—Hola.
Un lagarto aparece de la nada. Parece un asreniano de esos, pero tiene una especie de collar brillante que enseguida llama la atención de Tersa. Tras él, se abre el laboratorio. Tersa apenas vislumbra el pasillo, pero basta con el tamaño descomunal de aquel lugar para que se asombre. Y para que se olvide de hablar.
—¿Qué querías? Puedes pasar, si prefieres hablar dentro.
Tersa niega efusivamente.
—Secuoya y Tuétano me dicen que es peligroso entrar en casa de desconocidos, lo siento. —Se pasa las manos por la sudadera para limpiarla de babas y alisarla un poco—. ¿Eres Giz?
—Sí, ¿qué quieres?
—¿Tú… Tú me podrías hacer un caracol gigante? Es muy importante.
El genemago la examina con cara de póker, pero Tersa no se asusta. Sabe que sus caracoles hacen lo mismo con él.
—A ver, poder puedo. —Giz se cruza de brazos bajo su poncho azul. Tersa no ha visto muchos asrenianos, pero está segura de que este tiene mala cara—. ¿Tú tienes dinero para pagarme?
—No mucho… —Mira a Esteban con complicidad. No mucho significa nada en esta ocasión—. Pero te puedo ayudar con cualquier cosa, ¡te puedo prestar mis caracoles!
—Tengos caracoles de sobra.
—¡Pero los míos son más majos! Mira. —Tersa recoge a Esteban de Villa-Barrosa y lo levanta para que Giz lo contemple en todo su esplendor—. Esteban, dile hola.
Esteban mueve los cuernos levemente. El genemago resopla.
—Lo siento mucho… ¿Cómo te llamas?
—Tersa.
—Pues lo siento mucho, Tersa, pero no puedo darte lo que quieres. Vuelve cuando tengas dinero.
Giz hace ademán de adentrarse en su laboratorio.
—Espera, por favor —Tersa le había dicho al caracol que no iba a llorar, pero al ver que su plan se le escapa no puede evitarlo—. Puedo… Puedo mandar mensajes a tus clientes en secreto también, se me da muy bien, le puedes preguntar a Seide Manoblanca. Por favor, por favor, por favor… ¡Si no me ayudas van a matar a mi amiga!
Giz frena. El nombre de Seide le suena vagamente. Mira a la niña con cara de pocos amigos (o tal vez aguantando sus propias lágrimas, Tersa no lo sabe bien). Suspira de nuevo y se agacha; se pone a la altura de la niña, dejando un espacio prudencial. Tarda un poco en hablar.
—No sé cómo te va a ayudar un caracol gigante a salvar a tu amiga, pero vamos a hacer una cosa. Tú vas a ir a Ordesta y me vas a traer al caracol más raro que veas. Yo me pondré a trabajar y, cuando vuelvas, te daré al caracol más grande que haya. Cada uno nos quedamos con los caracoles que nos sobren. ¿Te parece?
Tersa se alegra tanto que no logra contener el llanto, Esteban se arruga cuando le caen las primeras lágrimas. Giz se queda varado frente a ella, como si estuviera desubicado o no supiera muy bien qué hacer. Finalmente, desvía su atención al terrón flotante y lo señala.
—Oye, Tersa. Creo que te llama uno de tus caracoles.
La bruja sorbe sus mocos y mira hacia atrás preocupada.
—¿Sabes quién ha sido?
Giz niega. Se encoge de hombros y luego se levanta.
—No soy tan bueno como tú hablando con ellos —el genemago le dedica una sonrisa triste a la bruja—. Yo me voy a trabajar en tu encargo. No vuelvas hasta que tengas el caracol correcto, ¿vale?
Las antenas de Tersa se estiran de nuevo. La niña se limpia las lágrimas con las mangas de la sudadera y asiente. Los portones del laboratorio se cierran frente a ella, que se acerca a Villa-Barrosa y sube junto con Esteban. Los caracoles se arriman a ella a su particular ritmo.
—¿Estáis todos bien? —les pregunta. Da tiempo a que le respondan todos y luego añade—. ¡Muy bien! Entonces manos a la obra, ¡que tenemos mucho que hacer, chicos!
- InvitadoInvitado
Re: Barrio Gigante
26/04/20, 07:51 pm
Lah Donna le había dado un últimatum hacía poco y estaba claro que su paciencia estaba a punto de agotarse. Debía dejar de descuidar sus responsabilidades. Empezaba a parecer débil delante de los otros sacerdotes y solo era cuestión de tiempo de que incluso la panda de degenerados que tenían por fieles se diesen cuenta también. Nihil estuvo de acuerdo, aquello había ido demasiado lejos. O cuánto se había burlado del luto de dama Puntada cuando perdió a su aprendiz y cuánto le había tentado ir a buscarla y preguntárle cómo sobrevivir al día a día. Por suerte no había caído tan bajo.
Había investigado a la joven mentalista. Era una opción perfecta: no la conocía ni tenía ninguna relación con la Secta, y era evidente que no tenía pensado tenerla. La súcubo no quería que la vieran rondando Serpentaria e invitar a la bruja a su casa estaba fuera de toda cuestión, así que cuando la contactó le propuso que se vieran en un edificio abandonado del barrio gigante. Algo así como terreno neutral. Pactaron el pago y la fecha y todo fue dentro de la normalidad. Cuando llegó el día acordado Nihil estaba decidida. Ni un atisbo de nervios o dudas, estaba harta de ser un saco, hasta de encogerse hasta con la visión de un simple novato, harta de sentir que se hacía pedazos desde dentro a cada paso.
Preparó la sala para que fuera más o menos cómoda. Dentro de la casa era poco más que un cuarto de escobas, pero tendrían espacio suficiente. La limpió con magia, puso algunas protecciones básicas para que nadie las molestase y llevó un diván, una mesa y dos sillas. Era la primera vez que hacía algo así y la verdad es que no sabía qué podría necesitar una mentalista para trabajar.
Había investigado a la joven mentalista. Era una opción perfecta: no la conocía ni tenía ninguna relación con la Secta, y era evidente que no tenía pensado tenerla. La súcubo no quería que la vieran rondando Serpentaria e invitar a la bruja a su casa estaba fuera de toda cuestión, así que cuando la contactó le propuso que se vieran en un edificio abandonado del barrio gigante. Algo así como terreno neutral. Pactaron el pago y la fecha y todo fue dentro de la normalidad. Cuando llegó el día acordado Nihil estaba decidida. Ni un atisbo de nervios o dudas, estaba harta de ser un saco, hasta de encogerse hasta con la visión de un simple novato, harta de sentir que se hacía pedazos desde dentro a cada paso.
Preparó la sala para que fuera más o menos cómoda. Dentro de la casa era poco más que un cuarto de escobas, pero tendrían espacio suficiente. La limpió con magia, puso algunas protecciones básicas para que nadie las molestase y llevó un diván, una mesa y dos sillas. Era la primera vez que hacía algo así y la verdad es que no sabía qué podría necesitar una mentalista para trabajar.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Barrio Gigante
26/04/20, 08:33 pm
Naeleth llegó al lugar indicado cinco minutos antes de la hora acordada y no le fue difícil dar con la súcubo de las pesadillas. La petición no le había extrañado en absoluto: recibía muchas de aquel calibre tras el suceso con la Torre de los Soñadores, ni tampoco conocía tanto la reputación de Nihil como para sorprenderse. Sabía que había sido una de las figuras principales en dar fin a aquella pesadilla y en su opinión la experiencia de haberse adentrado en el núcleo de las pesadillas podría haber sido suficiente para requerir sus servicios. Aquello eran solo suposiciones suyas, por supuesto, porque los detalles los iba a tener que conocer en ese mismo instante.
—Hola, buenas tardes. Soy la bruja Naeleth, la mentalista —anunció su llegada al acceder al edificio donde se encontraba la súcubo—. ¿Puedo pasar?
Vio los muebles que, a juzgar por lo vacía que estaba el resto de la casa, debía haber llevado Nihil hasta allí y sobreentendió que allí era donde quería llevar a cabo la sesión. Normalmente la gente acudía a la Torre o le indicaban que fuese a su casa, pero no era la primera vez que trabajaría en un lugar inusual y no hizo ninguna pregunta.
—Hola, buenas tardes. Soy la bruja Naeleth, la mentalista —anunció su llegada al acceder al edificio donde se encontraba la súcubo—. ¿Puedo pasar?
Vio los muebles que, a juzgar por lo vacía que estaba el resto de la casa, debía haber llevado Nihil hasta allí y sobreentendió que allí era donde quería llevar a cabo la sesión. Normalmente la gente acudía a la Torre o le indicaban que fuese a su casa, pero no era la primera vez que trabajaría en un lugar inusual y no hizo ninguna pregunta.
- InvitadoInvitado
Re: Barrio Gigante
28/04/20, 05:48 pm
La bruja llegó puntual como un reloj. Nihil levantó las protecciones para dejarla pasar y se levantó del diván en el que había estado esperando para recibirla.
-Bienvenida. Soy Nihil -dijo, ofreciéndole la mano para que se la estrechase. No creía necesario añadir más datos que ese -No quería darte detalles por mensajería. Te he llamado porque quiero que reprimas todos mis sentimientos referentes a una persona. Son un estorbo en mi día a día y necesito que desaparezcan.
No iba a pedirle que borrase sus recuerdos sobre Lil' porque eso levantaría sospechas, sería fácil adivinar lo que había tenido que hacer y eso la haría parecer más débil todavía.
-He traído el dinero acordado. ¿Quieres que te haga el pago ahora o después?
-Bienvenida. Soy Nihil -dijo, ofreciéndole la mano para que se la estrechase. No creía necesario añadir más datos que ese -No quería darte detalles por mensajería. Te he llamado porque quiero que reprimas todos mis sentimientos referentes a una persona. Son un estorbo en mi día a día y necesito que desaparezcan.
No iba a pedirle que borrase sus recuerdos sobre Lil' porque eso levantaría sospechas, sería fácil adivinar lo que había tenido que hacer y eso la haría parecer más débil todavía.
-He traído el dinero acordado. ¿Quieres que te haga el pago ahora o después?
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Barrio Gigante
28/04/20, 06:48 pm
La bruja asintió ante la petición de la súcubo.
—Muy bien, con su nombre debería bastar para que pueda localizar los sentimientos que deseas que reprima. ¿Quieres reprimirlos todos, únicamente los sentimientos negativos o...?
Ante el asunto del pago negó con la cabeza.
—Puedes pagarme después, no te preocupes.
Todavía era una novata y no se sentía en posición de exigir. De todas formas no creía que aquella clienta en particular no fuese a pagarle.
—Muy bien, con su nombre debería bastar para que pueda localizar los sentimientos que deseas que reprima. ¿Quieres reprimirlos todos, únicamente los sentimientos negativos o...?
Ante el asunto del pago negó con la cabeza.
—Puedes pagarme después, no te preocupes.
Todavía era una novata y no se sentía en posición de exigir. De todas formas no creía que aquella clienta en particular no fuese a pagarle.
- InvitadoInvitado
Re: Barrio Gigante
28/04/20, 06:56 pm
- Se llama... se llamaba Lil' Zombie -respondió la súcubo. Era un alivio que no tuviera que darle más detalles sobre él. Incluso si se trataba de una profesional era algo de lo que no le gustaba hablar, aún cuando el ghoul estaba vivo. -Quiero que reprimas todos los sentimientos sobre él, da igual de qué tipo. Necesito que me sea totalmente indiferente.
La bruja accedió a dejar el pago para el final y Nihil asintió como respuesta. A ella realmente le daba igual.
-Todo aclarado, pues. ¿Quieres que me tumbe o...? -preguntó.
La bruja accedió a dejar el pago para el final y Nihil asintió como respuesta. A ella realmente le daba igual.
-Todo aclarado, pues. ¿Quieres que me tumbe o...? -preguntó.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Barrio Gigante
28/04/20, 09:38 pm
Naeleth asintió ante el nombre, ya teniendo con qué trabajar.
—De acuerdo, eso haré —le aseguró—. Ponte como estés cómoda, pero tal vez sí sea aconsejable que te tumbes, me va a llevar un rato —le indicó.
Ella acercó la silla al diván y se sentó en ella.
>>¿Lista? —Le preguntaría una vez Nihil se hubiese acomodado—. Cierra los ojos. Si mantienes una imagen clara de Lil' Zombie en tu mente me será mucho más fácil. Imagino que te producirá mucho malestar pensar en ello, pero si los sentimientos están ahí mismo me es mucho más fácil reconocerlos y modificarlos, y mi irrupción en tu mente también será mucho menor.
Comenzó a conjurar y accedió a la parte más superficial de la mente de la súcubo.
—De acuerdo, eso haré —le aseguró—. Ponte como estés cómoda, pero tal vez sí sea aconsejable que te tumbes, me va a llevar un rato —le indicó.
Ella acercó la silla al diván y se sentó en ella.
>>¿Lista? —Le preguntaría una vez Nihil se hubiese acomodado—. Cierra los ojos. Si mantienes una imagen clara de Lil' Zombie en tu mente me será mucho más fácil. Imagino que te producirá mucho malestar pensar en ello, pero si los sentimientos están ahí mismo me es mucho más fácil reconocerlos y modificarlos, y mi irrupción en tu mente también será mucho menor.
Comenzó a conjurar y accedió a la parte más superficial de la mente de la súcubo.
- InvitadoInvitado
Re: Barrio Gigante
29/04/20, 01:07 am
Nihil volvió a asentir e hizo lo que le dijo la bruja. Se recostó en el diván con la cabeza apoyada sobre el reposabrazos, al alcance de Naeleth. Cerró los ojos y colocó las manos sobre su vientre, una sobre la otra. Respiró hondo. Ahí estaba la parte difícil.
Cuando llamó la imagen de Lil' Zombie a su mente sintió cómo se le retorcían las entrañas. Su primera visión fue de él consciente, lleno de sangre de vampiro, con esa sonrisa que hacía que el mundo entero fuese una broma. Resistió las lágrimas, no iba a echarse a llorar delante de la mentalista, ni hablar. Más recuerdos del ghoul irrumpieron en su mente, una tras otra, y la pena, el sufrimiento y el cariño se fueron sucediento también en el alma de la súcubo. También la culpa y los remordimientos. La rabia. La sed de venganza que no se había apagado a pesar de haberse cobrado la vida del perpetrador. La amargura de una victoria vacía.
Cuando llamó la imagen de Lil' Zombie a su mente sintió cómo se le retorcían las entrañas. Su primera visión fue de él consciente, lleno de sangre de vampiro, con esa sonrisa que hacía que el mundo entero fuese una broma. Resistió las lágrimas, no iba a echarse a llorar delante de la mentalista, ni hablar. Más recuerdos del ghoul irrumpieron en su mente, una tras otra, y la pena, el sufrimiento y el cariño se fueron sucediento también en el alma de la súcubo. También la culpa y los remordimientos. La rabia. La sed de venganza que no se había apagado a pesar de haberse cobrado la vida del perpetrador. La amargura de una victoria vacía.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Barrio Gigante
29/04/20, 03:52 pm
Sabiéndose protegida por los hechizos que había puesto la súcubo Naeleth también pudo cerrar los ojos y concentrarse en su tarea. Nihil hizo lo que le había sugerido y su dolor fue claro y punzante en cuanto que accedió a la información que buscaba. La bruja se revolvió, bastante incómoda. Pocas veces había lidiado con sentimientos tan desgarradores como los que tenía la súcubo hacia aquella persona que, sin duda, había muerto. Pero era su trabajo y pensaba realizarlo con profesionalidad por mucho que fuese desagradable. Además, esa era una parte que compartía con su cliente.
Con su hechizo, poco a poco Naeleth fue borrando uno a uno los sentimientos que producían en Nihil el pensamiento de aquella persona. Primero borró los desagradables, aquella tristeza y agonía desgarradoras asociadas al ghoul. Siguió con la culpa y la añoranza y, finalmente, una a una todas las sensaciones agradables asociadas a Lil' zombie también comenzaron a desaparecer.
Al finalizar, Nihil conservaría sus recuerdos sobre él, pero evocarlos tan solo le producirían una única sensación: indiferencia.
—He terminado —anunció la bruja con la voz ligeramente temblorosa. Carraspeó antes de continuar—. Te aconsejo evitar pensar demasiado en... esa persona. Aunque ahora te sientas indiferente podrías desarrollar otros sentimientos mediante los recuerdos. De todas formas si eso ocurre ya sabes donde estoy...
Con su hechizo, poco a poco Naeleth fue borrando uno a uno los sentimientos que producían en Nihil el pensamiento de aquella persona. Primero borró los desagradables, aquella tristeza y agonía desgarradoras asociadas al ghoul. Siguió con la culpa y la añoranza y, finalmente, una a una todas las sensaciones agradables asociadas a Lil' zombie también comenzaron a desaparecer.
Al finalizar, Nihil conservaría sus recuerdos sobre él, pero evocarlos tan solo le producirían una única sensación: indiferencia.
—He terminado —anunció la bruja con la voz ligeramente temblorosa. Carraspeó antes de continuar—. Te aconsejo evitar pensar demasiado en... esa persona. Aunque ahora te sientas indiferente podrías desarrollar otros sentimientos mediante los recuerdos. De todas formas si eso ocurre ya sabes donde estoy...
- InvitadoInvitado
Re: Barrio Gigante
29/04/20, 11:50 pm
Nihil sintió cómo sus sentimientos se esfumaban, cómo los finos hilos de emoción que la unían a los recuerdos de Lil' se iban cortando, uno a uno. El peso en su pecho decrecía, y hubo un momento en el que, una vez destruída toda la amargura, estuvo a punto de pedirle a la mentalista que se detuviera para poder seguir aferrándose al amor que sentía por el ghoul. No lo hizo. Sabía que esos buenos sentimientos no tardarían en contaminarse y convertirse de neuvo en tristeza.
Cuando Naeleth terminó Nihil abrió los ojos y miró hacia las tinieblas que escondían el techo de la habitación. Se sentía extraña, como si hubiese despertado de un largo sueño. Sus acciones de las últimas semanas se le antojaban absurdas, realizadas por una persona que no era ella. No, no podía ser ella, y sin embargo lo había sido. Se incorporó y se llevó la mano a la garganta donde ya no había rastro de angustia.
-De acuerdo -le respondió a la bruja, algo distraída. Sacó una bolsita de terciopelo de la negrura de sus brazos que parecía hecha con su misma piel y se la entregó -Ten, es el precio acordado. Has hecho un buen trabajo.
No la miró a los ojos, aún estaba desconcertada por la sensación de irrealidad, pero notaba cómo las fuerzas le volvían. En cuanto la bruja comprobase que el pago era correcto Nihil le diría que podía marcharse cuando quisiera y que la contactaría en caso de necesitarla. Necesitaba un tiempo a solas, para habituarse, le dijo.
En cuanto Naeleth salió de los confines de sus protecciones, la súcubo estalló en una carcajada histérica. Era libre, su mundo volvía a ser blanco y negro, y ella volvía a ser un monstruo
Cuando Naeleth terminó Nihil abrió los ojos y miró hacia las tinieblas que escondían el techo de la habitación. Se sentía extraña, como si hubiese despertado de un largo sueño. Sus acciones de las últimas semanas se le antojaban absurdas, realizadas por una persona que no era ella. No, no podía ser ella, y sin embargo lo había sido. Se incorporó y se llevó la mano a la garganta donde ya no había rastro de angustia.
-De acuerdo -le respondió a la bruja, algo distraída. Sacó una bolsita de terciopelo de la negrura de sus brazos que parecía hecha con su misma piel y se la entregó -Ten, es el precio acordado. Has hecho un buen trabajo.
No la miró a los ojos, aún estaba desconcertada por la sensación de irrealidad, pero notaba cómo las fuerzas le volvían. En cuanto la bruja comprobase que el pago era correcto Nihil le diría que podía marcharse cuando quisiera y que la contactaría en caso de necesitarla. Necesitaba un tiempo a solas, para habituarse, le dijo.
En cuanto Naeleth salió de los confines de sus protecciones, la súcubo estalló en una carcajada histérica. Era libre, su mundo volvía a ser blanco y negro, y ella volvía a ser un monstruo
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma
Personajes :- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
- Rick: humano, neoyorquino
- Erknest: humano, italiano/inglés Kamaitachi
Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.
Armas :- Rick: Sable y arco
- Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire
Status : The journey never ends
Humor : Cualquier cosa me vale.
- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
Re: Barrio Gigante
28/02/24, 12:40 pm
Habían pasado unas cuantas semanas desde la pequeña aventura en el mercado, pero por fin había llegado el momento. Erknest había estado investigando desde entonces sobre los Dragonfly ahora que tenía más pistas y, si bien le había llevado más de lo que pensaba en parte por lo escasa de algunas informaciones y en parte por torpeza (aunque no lo iría diciendo por ahí), hacía poco consiguió enterarse de dónde tenían su guarida. En el último puesto en el que preguntó, el tendero conocía a una carandela que solía frecuentar el Mesón del Mago Tuerto y que sabía algo más del grupo. El kamaitachi no tardó en pasarse por el local y preguntarle. Al parecer, la carandela conocía a un tipo que su vecino le había contado que conocía a alguien que había visto durante una vuelta a casa con varias copas de más como algunos de esos maleantes entraban a uno de los edificios en ruinas del Barrio Gigante. Y claro está, con una prueba tan sólida que encajaba con todo lo demás que había averiguado, ya solo le quedaba pensar en cómo plantarles cara.
El caballero no tenía forma de saber los movimientos de la banda, así que pedir explicaciones a algún grupito como el anterior para que el plan fuera más fácil quedaba descartado a no ser que tuviera un golpe de suerte. A pesar de lo peligroso de la opción, lo tuvo claro bastante pronto: tendría que hacerles una visita y hablar directamente con el jefe. Otra cosa es que estuviera mentalmente preparado para meterse en la guarida de un grupo de malos, porque no lo estaba. Solo con pensarlo le daban escalofríos pero... si no se arriesgaba él por el bien de la ciudad, sus habitantes y sus amigos, ¿quién lo haría? Después de tanto tiempo por fin tenía la posibilidad real de hacer de su nuevo hogar un lugar mejor, no se perdonaría dejarla pasar y que el peligro siguiera aumentando.
Aún quedaba sin embargo algo más que hacer antes de empezar el camino, aunque le diera bastante apuro. Y es que ya estaba aprendiendo que por más héroe que quisiera ser, no todo se podía hacer solo. Necesitaba a sus amigos a su lado, pero tampoco quería ponerlos en peligro. Aún si no pudieran ir se estaba armando de valor para enfrentarse contra los maleantes, pero se sentiría mucho más seguro con ellos. Les explicó su idea tanto a Adam como a Chromsa y a Amira, con la que en las semanas que estaba pasando en Serpentaria había cogido bastante confianza, y les pidió ayuda, asegurándoles que no se molestaría si no podían. El ochrorio con gusto habría aceptado, pero con el trabajo últimamente tenía complicado cuadrar los horarios y el pegaso, aunque le dolía, no estaba en su mejor momento y rechazó también. Erknest no se lo tuvo en cuenta, la noticia de los desaparecidos había sido un golpe muy duro para el grupo y en concreto el ruso era de los que peor lo llevaba. Por todo ello, que la francesa aceptara fue una sorpresa que recibió con alegría.
Una tarde poco después, el Caballero Ciervo se encontraba caminando por las ruinas de aquel barrio. Llevaba la cabeza bien alta fijándose en los detalles entre los escombros, recordando las indicaciones que le habían dado y temblando por dentro (y aunque intentara ocultarlo a veces se exteriorizaba) por lo que pudiera pasar más adelante. -Si no me equivoco, tenemos que avanzar por aquí hasta llegar a un muro con relieves de hipocampos, luego girar a la izquierda, avanzar hasta llegar a la segunda intersección y acabaríamos delante del sitio- comentó en voz alta para su compañera. De hecho, si se fijaban bien más adelante ya se podía ver el muro que andaban buscando. Estaban muy cerca de los Dragonfly.
El caballero no tenía forma de saber los movimientos de la banda, así que pedir explicaciones a algún grupito como el anterior para que el plan fuera más fácil quedaba descartado a no ser que tuviera un golpe de suerte. A pesar de lo peligroso de la opción, lo tuvo claro bastante pronto: tendría que hacerles una visita y hablar directamente con el jefe. Otra cosa es que estuviera mentalmente preparado para meterse en la guarida de un grupo de malos, porque no lo estaba. Solo con pensarlo le daban escalofríos pero... si no se arriesgaba él por el bien de la ciudad, sus habitantes y sus amigos, ¿quién lo haría? Después de tanto tiempo por fin tenía la posibilidad real de hacer de su nuevo hogar un lugar mejor, no se perdonaría dejarla pasar y que el peligro siguiera aumentando.
Aún quedaba sin embargo algo más que hacer antes de empezar el camino, aunque le diera bastante apuro. Y es que ya estaba aprendiendo que por más héroe que quisiera ser, no todo se podía hacer solo. Necesitaba a sus amigos a su lado, pero tampoco quería ponerlos en peligro. Aún si no pudieran ir se estaba armando de valor para enfrentarse contra los maleantes, pero se sentiría mucho más seguro con ellos. Les explicó su idea tanto a Adam como a Chromsa y a Amira, con la que en las semanas que estaba pasando en Serpentaria había cogido bastante confianza, y les pidió ayuda, asegurándoles que no se molestaría si no podían. El ochrorio con gusto habría aceptado, pero con el trabajo últimamente tenía complicado cuadrar los horarios y el pegaso, aunque le dolía, no estaba en su mejor momento y rechazó también. Erknest no se lo tuvo en cuenta, la noticia de los desaparecidos había sido un golpe muy duro para el grupo y en concreto el ruso era de los que peor lo llevaba. Por todo ello, que la francesa aceptara fue una sorpresa que recibió con alegría.
Una tarde poco después, el Caballero Ciervo se encontraba caminando por las ruinas de aquel barrio. Llevaba la cabeza bien alta fijándose en los detalles entre los escombros, recordando las indicaciones que le habían dado y temblando por dentro (y aunque intentara ocultarlo a veces se exteriorizaba) por lo que pudiera pasar más adelante. -Si no me equivoco, tenemos que avanzar por aquí hasta llegar a un muro con relieves de hipocampos, luego girar a la izquierda, avanzar hasta llegar a la segunda intersección y acabaríamos delante del sitio- comentó en voz alta para su compañera. De hecho, si se fijaban bien más adelante ya se podía ver el muro que andaban buscando. Estaban muy cerca de los Dragonfly.
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Barrio Gigante
28/02/24, 07:23 pm
Las cosas habían ido a peor antes de ir a mejor, pero la vida seguía. Como con la muerte de Qirra y el enfrentamiento con Setenta y siete, los días seguían pasando. Y poco a poco, con la ayuda de una rutina forzada por un trabajo al que estaba agradeciendo poder culpar de no quedarse llorando en la cama, había empezado a dejar de doler. Ya no podía hacer nada. Volver atrás en el tiempo no era posible, así que solo quedaba mejorar y vivir el presente.
Había dejado de encerrarse en sí misma, lo cual había implicado acabar hablando más con Erknest, especialmente después del encontronazo en el mercado. No es que se sintiera especialmente orgullosa de su comportamiento, pero al menos había podido ayudar a que no le hubiera destrozado un oso, o eso se decía. Erknest era…curioso. Raro, con unos ideales que parecían salidos del Quijote, pero con el que en el fondo tenía más en común de lo que parecía. Al fin y al cabo, creían que algo en esa ciudad horrible era mejorable y que se podían hacer cosas buenas, aunque fuera cada uno a su manera.
Por eso había aceptado acompañarle a buscar a los de la banda esa. Si se era sincera, no sabía hasta que punto Erknest sabía dónde se reunían, pero tampoco tenía nada mejor que hacer, así que habiendo cogido su espada se dejó llevar entre ruinas.
Aquel barrio imponía sin estar en las mejores condiciones, y Amira se preguntó como habría sido en sus mejores tiempos. Si ya entre sus compañeros de torreón y con Erknest se sentía pequeña (¡y eso que estaba en la media!), con aquellas casas se sentía aún más diminuta.
Supuestamente no debían estar muy lejos, aunque la francesa no podía estar menos convencida. Esperaba haber encontrado ya algo, algún grafitti o alguna mierda así que les indicase que iban en la buena dirección.
—¿Estás seguro de que la información que te han dado es correcta? —cuestionó, alzando una ceja — Está muy…tranquilo todo.
Ni siquiera se oía aquella música que habían llevado a todo trapo al mercado, y eso que allí no había tanta gente. Al menos el muro estaba ahí, por lo que solo quedaba girar a la izquierda y comprobar si no se habían metido en una trampa en un par de intersecciones.
Había dejado de encerrarse en sí misma, lo cual había implicado acabar hablando más con Erknest, especialmente después del encontronazo en el mercado. No es que se sintiera especialmente orgullosa de su comportamiento, pero al menos había podido ayudar a que no le hubiera destrozado un oso, o eso se decía. Erknest era…curioso. Raro, con unos ideales que parecían salidos del Quijote, pero con el que en el fondo tenía más en común de lo que parecía. Al fin y al cabo, creían que algo en esa ciudad horrible era mejorable y que se podían hacer cosas buenas, aunque fuera cada uno a su manera.
Por eso había aceptado acompañarle a buscar a los de la banda esa. Si se era sincera, no sabía hasta que punto Erknest sabía dónde se reunían, pero tampoco tenía nada mejor que hacer, así que habiendo cogido su espada se dejó llevar entre ruinas.
Aquel barrio imponía sin estar en las mejores condiciones, y Amira se preguntó como habría sido en sus mejores tiempos. Si ya entre sus compañeros de torreón y con Erknest se sentía pequeña (¡y eso que estaba en la media!), con aquellas casas se sentía aún más diminuta.
Supuestamente no debían estar muy lejos, aunque la francesa no podía estar menos convencida. Esperaba haber encontrado ya algo, algún grafitti o alguna mierda así que les indicase que iban en la buena dirección.
—¿Estás seguro de que la información que te han dado es correcta? —cuestionó, alzando una ceja — Está muy…tranquilo todo.
Ni siquiera se oía aquella música que habían llevado a todo trapo al mercado, y eso que allí no había tanta gente. Al menos el muro estaba ahí, por lo que solo quedaba girar a la izquierda y comprobar si no se habían metido en una trampa en un par de intersecciones.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carismaPersonajes :- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
- Rick: humano, neoyorquino
- Erknest: humano, italiano/inglés Kamaitachi
Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.
Armas :- Rick: Sable y arco
- Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire
Status : The journey never ends
Humor : Cualquier cosa me vale.
- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
Re: Barrio Gigante
29/02/24, 12:27 am
Como "veterano" que llevaba un año más que los más nuevos en la ciudad, Erknest ya estaba curtido en contemplar el característico paisaje ruinoso de Rocavarancolia. Los escombros eran lo más común del mundo fuera de las zonas habitadas, aunque sí que tenía que reconocer que nunca había pasado por allí antes. Los restos de templos cerca de su casa podían ser impresionantes pero claro, eran sitios que según la fe de los que lo levantaron querían que fueran grandes, aquellos edificios debían serlo. El chico no había visto ningún gigante, pero viendo el tamaño de lo que debían ser sus hogares agradecía no tener que haberse enfrentado con ninguno.
Si bien la pregunta de la francesa le hizo dudar por un momento (le había pillado pensando en lo poco que le gustaría cruzarse con un gigante con mucha prisa), no tardó en contestar con más confianza de la que debería dándose un par de golpecitos en el pecho: -Por supuesto que lo es. Como buen caballero no he parado la investigación hasta tener pruebas lo más concluyentes posibles de testigos de confianza- Tal vez estuviera exagerando un poquito, pero sí que había creído en la información, aunque tal vez se hubiera dejado llevar por el entusiasmo para ello. -Pero en efecto, hay más silencio de lo esperable- le concedió llevándose una mano al mentón.
La falta de música a todo trapo no lo desanimaba, que el muro estuviera allí era una buena señal. -¡Perfecto! Y ahora si seguimos por aquí...- exclamó animado mientras comenzaba a avanzar por la siguiente calle. Inconscientemente fue aumentando el ritmo de sus pasos, aunque llegando al cruce indicado cayó en la cuenta de que correr hasta una guarida de maleantes no era la mejor idea dentro de las circunstancias. Los últimos pasos antes de llegar los dio con calma, esperando no haberla liado con las prisas.
Ya en el cruce, Erknest buscó a su alrededor dónde se suponía que debía estar y, al mirar hacia una corta callejuela que quedaba a su derecha, se llenó de determinación y algo de alegría al ver lo que había al final de ella. -¡Ajá! Sin duda es aquí. Que se preparen Los Dragonfly para la justicia de Rocavarancolia- declaró triunfal para luego ir acercándose poco a poco.
Delante de los dos se erguía una antigua casa gigante que, aunque no se conservaba nada mal en comparación de las de a su alrededor, podía hacer dudar de primeras que fuera el refugio de un ciudadano, fuera o no de bien, teniendo las ventanas de la fachada tapiadas con madera y la puerta bastante gastada por el tiempo. Pero Erknest recordaba el grafiti en aquel edificio de Luna Alta y los detalles del ursántropo y la carabesa, y en la infinidad de pintadas que podían verse en las paredes de ese edificio reconocía sin problema algunas libélulas. Había llegado a la guarida de ese grupo, por fin podía demostrar que podía marcar una diferencia para bien en el mundo. A su vez, el peso de lo imprudente de su plan empezaba a pesarle sobre los hombros y una inseguridad medianamente visible aparecío en su rostro mientras pensaba cómo podían seguir el plan (si es que lo era) sin que pudiera acabar terriblemente mal. ¿Qué acabaría imponiéndose?
Si bien la pregunta de la francesa le hizo dudar por un momento (le había pillado pensando en lo poco que le gustaría cruzarse con un gigante con mucha prisa), no tardó en contestar con más confianza de la que debería dándose un par de golpecitos en el pecho: -Por supuesto que lo es. Como buen caballero no he parado la investigación hasta tener pruebas lo más concluyentes posibles de testigos de confianza- Tal vez estuviera exagerando un poquito, pero sí que había creído en la información, aunque tal vez se hubiera dejado llevar por el entusiasmo para ello. -Pero en efecto, hay más silencio de lo esperable- le concedió llevándose una mano al mentón.
La falta de música a todo trapo no lo desanimaba, que el muro estuviera allí era una buena señal. -¡Perfecto! Y ahora si seguimos por aquí...- exclamó animado mientras comenzaba a avanzar por la siguiente calle. Inconscientemente fue aumentando el ritmo de sus pasos, aunque llegando al cruce indicado cayó en la cuenta de que correr hasta una guarida de maleantes no era la mejor idea dentro de las circunstancias. Los últimos pasos antes de llegar los dio con calma, esperando no haberla liado con las prisas.
Ya en el cruce, Erknest buscó a su alrededor dónde se suponía que debía estar y, al mirar hacia una corta callejuela que quedaba a su derecha, se llenó de determinación y algo de alegría al ver lo que había al final de ella. -¡Ajá! Sin duda es aquí. Que se preparen Los Dragonfly para la justicia de Rocavarancolia- declaró triunfal para luego ir acercándose poco a poco.
Delante de los dos se erguía una antigua casa gigante que, aunque no se conservaba nada mal en comparación de las de a su alrededor, podía hacer dudar de primeras que fuera el refugio de un ciudadano, fuera o no de bien, teniendo las ventanas de la fachada tapiadas con madera y la puerta bastante gastada por el tiempo. Pero Erknest recordaba el grafiti en aquel edificio de Luna Alta y los detalles del ursántropo y la carabesa, y en la infinidad de pintadas que podían verse en las paredes de ese edificio reconocía sin problema algunas libélulas. Había llegado a la guarida de ese grupo, por fin podía demostrar que podía marcar una diferencia para bien en el mundo. A su vez, el peso de lo imprudente de su plan empezaba a pesarle sobre los hombros y una inseguridad medianamente visible aparecío en su rostro mientras pensaba cómo podían seguir el plan (si es que lo era) sin que pudiera acabar terriblemente mal. ¿Qué acabaría imponiéndose?
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Barrio Gigante
29/02/24, 01:15 pm
No sabía si Erknest dudaba porque le había pillado empanado mirando las casas o porque realmente había aceptado la primera información que había oído como correcta, pero que su respuesta fuese darse golpecitos en el pecho y hablar con tantísima seguridad no estaba haciendo el efecto que quería.
—Yyya —dijo Amira, sin disimular que aquello no le convencía lo más mínimo.
«Mientras tu “testigo de confianza” no sea el primer tío que te has cruzado por ahí y te haya dicho algo…». Bueno, tampoco es que fueran a perder mucho por intentar buscar por ahí, ¿no? No había mucho más que hacer de todas maneras, así que suponía que no estaba tan mal.
Se dedicó a seguirle un par de pasos por detrás, sin subir el ritmo. Lo que sí que estaba subiendo era cierta tensión, porque si realmente estaban en el territorio de la banda esa, ir a toda prisa no parecía la mejor opción. Casi se sentía la guardaespaldas de Erknest, o más bien alguien que está cuidando que un niño pequeño no se meta en una piscina demasiado profunda y se ahogue. Al menos, en cierto punto el kamaitachi pareció darse cuenta de que no era la mejor idea y bajó el ritmo.
Le costó esfuerzo no llevarse la mano a la cara por la vergüenza ajena que le daban los comentarios de Erknest. Sí, era el dichoso Quijote. Solo le faltaba liarse a hostias con unos molinos, y cada vez le veía más capaz. Al menos el lugar parecía el correcto, en cierto modo. Amira no sabía si le recordaba más a una nave industrial abandonada llena de pintadas o a una casa okupa, pero cualquiera de las dos le valdría como “base” de una banda en una ciudad como aquella. Claro que el silencio no era precisamente señal de que allí hubiera nadie.
Se apoyó contra la pared de la casa que tenían más cerca, intercambiando miradas con la supuesta base de los Dragonfly y con Erknest.
—¿Y cuál es el plan? ¿Llamar a la puerta? —al fin y al cabo, la idea había sido de él. Ella solo estaba allí para evitar que le partiesen la cara… y porque en realidad aquella gente había llamado su atención y tenía curiosidad.
»¿Tal vez prefieres que la eche abajo? —añadió, con sarcasmo. Era ridículo que hubiesen llegado hasta allí y ahora no supiera qué iban a hacer.
—Yyya —dijo Amira, sin disimular que aquello no le convencía lo más mínimo.
«Mientras tu “testigo de confianza” no sea el primer tío que te has cruzado por ahí y te haya dicho algo…». Bueno, tampoco es que fueran a perder mucho por intentar buscar por ahí, ¿no? No había mucho más que hacer de todas maneras, así que suponía que no estaba tan mal.
Se dedicó a seguirle un par de pasos por detrás, sin subir el ritmo. Lo que sí que estaba subiendo era cierta tensión, porque si realmente estaban en el territorio de la banda esa, ir a toda prisa no parecía la mejor opción. Casi se sentía la guardaespaldas de Erknest, o más bien alguien que está cuidando que un niño pequeño no se meta en una piscina demasiado profunda y se ahogue. Al menos, en cierto punto el kamaitachi pareció darse cuenta de que no era la mejor idea y bajó el ritmo.
Le costó esfuerzo no llevarse la mano a la cara por la vergüenza ajena que le daban los comentarios de Erknest. Sí, era el dichoso Quijote. Solo le faltaba liarse a hostias con unos molinos, y cada vez le veía más capaz. Al menos el lugar parecía el correcto, en cierto modo. Amira no sabía si le recordaba más a una nave industrial abandonada llena de pintadas o a una casa okupa, pero cualquiera de las dos le valdría como “base” de una banda en una ciudad como aquella. Claro que el silencio no era precisamente señal de que allí hubiera nadie.
Se apoyó contra la pared de la casa que tenían más cerca, intercambiando miradas con la supuesta base de los Dragonfly y con Erknest.
—¿Y cuál es el plan? ¿Llamar a la puerta? —al fin y al cabo, la idea había sido de él. Ella solo estaba allí para evitar que le partiesen la cara… y porque en realidad aquella gente había llamado su atención y tenía curiosidad.
»¿Tal vez prefieres que la eche abajo? —añadió, con sarcasmo. Era ridículo que hubiesen llegado hasta allí y ahora no supiera qué iban a hacer.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carismaPersonajes :- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
- Rick: humano, neoyorquino
- Erknest: humano, italiano/inglés Kamaitachi
Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.
Armas :- Rick: Sable y arco
- Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire
Status : The journey never ends
Humor : Cualquier cosa me vale.
- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
Re: Barrio Gigante
05/03/24, 12:16 pm
Erknest no se había dejado amedrentar con las dudas de Amira sobre sus fuentes (al menos no demasiado), pero ahora que estaba delante del edificio con la mente en blanco, el pánico empezaba a ganar fuerza. -Eh, pues...- titubeó mirando a la francesa, haciendo trabajar a su mente desesperadamente en busca de alguna forma para salir adelante. No les convenía llamar más la atención de lo que, seguramente, ya la habían llamado y lo que podría pasar dentro, así que hacía buscar otro enfoque. Se giró de nuevo hacia el edificio todavía pensando y, cuando ya estaba a punto de darse por rendido, chasqueó los dedos con un triunfal: -¡Lo tengo!- Era una de las pocas veces que al kamaitachi se le ocurría una buena idea. -Dame un momento.-
El chico se acercó un poco más a la edificación y se concentró para recordar bien cómo se hacía. Se había acordado que uno de los hechizos que le habían enseñado Adam y Chromsa era una niebla mágica que permitía ver hasta detrás de las paredes y justo en ese momento les venía que ni pintado. Practicó un par de veces antes de conjurarlo completamente y, al instante, su vista se recubrió en aquella niebla que ya se estaba acercando a la entrada. Tuvo que centrarse en lo que estaba haciendo, aunque la emoción de haber sacado una solución además con sus "nuevos" poderes le hacía especial ilusión.
Su vista se internó en la primera sala de la guarida: una especie de recibidor con columnas que luego se abría a otra sala más amplia con cascotes por el suelo. A los laterales encontraba habitaciones con sus respectivas puertas, en mejor estado que el resto del edificio, y en todas partes podían apreciarse más pintadas y mensajes. Erknest no quiso hacer entrar a la niebla por esas habitaciones por si acaso, aunque antes de volver al exterior se fijó en unas escaleras a los laterales de la entrada. La que estaba a su izquierda subía y la de la derecha bajaba, incluso al acercarse se veía una primera antorcha con fuego mágico para ir iluminando el camino hacia el sótano. Antes de disipar el hechizo, el kamaitachi sacó la niebla al exterior y las movió hasta los laterales, para ver si por suerte alguna ventana no estaba tapiada. No parecía ser el caso.
Ahora que ya tenía una idea de lo que les esperaba, se giró de nuevo a su compañera para informarla. -Me temo que la puerta es la única entrada, aunque no he visto a nadie dentro, al menos en esta planta. Así que si vamos con cuidado no debería haber problema- dijo con ánimo renovado mientras se adelantaba sin hacer ruido hasta el portón. Aún así, no podía negar sentirse nervioso por lo que pudiera pasar en cuanto abrieran. ¿Podrían los dos contra los que fueran, si es que no les habían pillado haciendo compras o algo así y habían dejado el sitio sin nadie? El caballero espero hasta que Amira se acercara también, intentando calmarse para intentar abrir. -Vale, voy a ver si...- dijo algo más bajo luego de tomar aire y puso la mano en el portón para hacer fuerza. En el mismo momento en que hizo el mínimo esfuerzo, contra todo pronóstico, la puerta se fue abriendo sin hacer demasiado ruido, solo el esperable por lo antigua de sus materiales.
Erknest miró perplejo la puerta ya entreabierta, perdiendo por un momento toda la tensión acumulada: -Pues ha sido más fácil de lo que esperaba- No es que fuera a quejarse, claro. Terminaron de abrirla del todo y el kamaitachi no tardó en entrar con cautela para encontrar todo lo que había visto con el hechizo. Ahora solo quedaba seguir investigando y ya antes le había llamado un lugar en concreto para continuar la búsqueda de esos maleantes.
El chico se acercó un poco más a la edificación y se concentró para recordar bien cómo se hacía. Se había acordado que uno de los hechizos que le habían enseñado Adam y Chromsa era una niebla mágica que permitía ver hasta detrás de las paredes y justo en ese momento les venía que ni pintado. Practicó un par de veces antes de conjurarlo completamente y, al instante, su vista se recubrió en aquella niebla que ya se estaba acercando a la entrada. Tuvo que centrarse en lo que estaba haciendo, aunque la emoción de haber sacado una solución además con sus "nuevos" poderes le hacía especial ilusión.
Su vista se internó en la primera sala de la guarida: una especie de recibidor con columnas que luego se abría a otra sala más amplia con cascotes por el suelo. A los laterales encontraba habitaciones con sus respectivas puertas, en mejor estado que el resto del edificio, y en todas partes podían apreciarse más pintadas y mensajes. Erknest no quiso hacer entrar a la niebla por esas habitaciones por si acaso, aunque antes de volver al exterior se fijó en unas escaleras a los laterales de la entrada. La que estaba a su izquierda subía y la de la derecha bajaba, incluso al acercarse se veía una primera antorcha con fuego mágico para ir iluminando el camino hacia el sótano. Antes de disipar el hechizo, el kamaitachi sacó la niebla al exterior y las movió hasta los laterales, para ver si por suerte alguna ventana no estaba tapiada. No parecía ser el caso.
Ahora que ya tenía una idea de lo que les esperaba, se giró de nuevo a su compañera para informarla. -Me temo que la puerta es la única entrada, aunque no he visto a nadie dentro, al menos en esta planta. Así que si vamos con cuidado no debería haber problema- dijo con ánimo renovado mientras se adelantaba sin hacer ruido hasta el portón. Aún así, no podía negar sentirse nervioso por lo que pudiera pasar en cuanto abrieran. ¿Podrían los dos contra los que fueran, si es que no les habían pillado haciendo compras o algo así y habían dejado el sitio sin nadie? El caballero espero hasta que Amira se acercara también, intentando calmarse para intentar abrir. -Vale, voy a ver si...- dijo algo más bajo luego de tomar aire y puso la mano en el portón para hacer fuerza. En el mismo momento en que hizo el mínimo esfuerzo, contra todo pronóstico, la puerta se fue abriendo sin hacer demasiado ruido, solo el esperable por lo antigua de sus materiales.
Erknest miró perplejo la puerta ya entreabierta, perdiendo por un momento toda la tensión acumulada: -Pues ha sido más fácil de lo que esperaba- No es que fuera a quejarse, claro. Terminaron de abrirla del todo y el kamaitachi no tardó en entrar con cautela para encontrar todo lo que había visto con el hechizo. Ahora solo quedaba seguir investigando y ya antes le había llamado un lugar en concreto para continuar la búsqueda de esos maleantes.
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Barrio Gigante
05/03/24, 08:32 pm
Esperó la respuesta de Erknest en silencio, notando el pánico en sus primeras palabras. Ah, genial. No tenía plan. Se había molestado en seguir pistas y testigos (de cuya fiabilidad aún dudaba, pero al menos el sitio podría ser correcto) y ahora no sabía qué coño hacer. Se preguntó si no habría sido un error acompañarle, pero era tarde para echarse atrás.
Al menos parecía que se le había ocurrido una idea, y tras verle realizar algún hechizo que no conocía, y es que aunque aprender cómo se conjuraban podía resultar útil para saber con qué te iban a atacar, no le hacía especial ilusión perder el tiempo en algo que no podía hacer.
Y solo le quedaba esperar. Ella no tenía magia que le diera visión a través de las paredes, así que se quedó en la misma postura, escudriñando el exterior del edificio como si eso fuera a darle una solución por arte de magia y una de esas libélulas pintarrajeadas iba a decirle “sí, Amira, estás en el lugar correcto”.
Como era obvio, aquello no ocurrió.
Al menos el kamaitachi no tardó demasiado en decirle que dentro no había nadie, así que mientras fueran con cuidado no debería pasar nada…si es que no había protecciones en la puerta, o algo. Se lo podía esperar si ahí dentro vivía un grupo grande de gente, desde luego.
«Claro, ¿qué podría salir mal?» pensó con cierta ironía, aunque realmente no se le ocurriera ningún plan mejor que entrar directamente. Bueno, si no había ninguna alarma a lo mejor hasta contaban con cierto efecto sorpresa.
El interior parecía igual de destartalado que el exterior. Pintadas y más pintadas. Reconocía más de las libélulas esas, y tenía toda la pinta de que estaban en el lugar correcto, o al menos en un sitio que la banda parecía frecuentar.
—Si de verdad es aquí, Erknest, necesito saber cuál es tu plan antes de hacer nada. No creo que estemos en condiciones de ponernos a pensar uno si pasa cualquier cosa.
Si ya no había tenido uno para entrar, el de salir no estaba ni en proceso de ser creado. Y no era que la valkyria no creyese en el diálogo, pero Iceberg no se había mostrado precisamente partidario de este y ella no iba a poder enfrentarse a más de uno como él eternamente.
Al menos parecía que se le había ocurrido una idea, y tras verle realizar algún hechizo que no conocía, y es que aunque aprender cómo se conjuraban podía resultar útil para saber con qué te iban a atacar, no le hacía especial ilusión perder el tiempo en algo que no podía hacer.
Y solo le quedaba esperar. Ella no tenía magia que le diera visión a través de las paredes, así que se quedó en la misma postura, escudriñando el exterior del edificio como si eso fuera a darle una solución por arte de magia y una de esas libélulas pintarrajeadas iba a decirle “sí, Amira, estás en el lugar correcto”.
Como era obvio, aquello no ocurrió.
Al menos el kamaitachi no tardó demasiado en decirle que dentro no había nadie, así que mientras fueran con cuidado no debería pasar nada…si es que no había protecciones en la puerta, o algo. Se lo podía esperar si ahí dentro vivía un grupo grande de gente, desde luego.
«Claro, ¿qué podría salir mal?» pensó con cierta ironía, aunque realmente no se le ocurriera ningún plan mejor que entrar directamente. Bueno, si no había ninguna alarma a lo mejor hasta contaban con cierto efecto sorpresa.
El interior parecía igual de destartalado que el exterior. Pintadas y más pintadas. Reconocía más de las libélulas esas, y tenía toda la pinta de que estaban en el lugar correcto, o al menos en un sitio que la banda parecía frecuentar.
—Si de verdad es aquí, Erknest, necesito saber cuál es tu plan antes de hacer nada. No creo que estemos en condiciones de ponernos a pensar uno si pasa cualquier cosa.
Si ya no había tenido uno para entrar, el de salir no estaba ni en proceso de ser creado. Y no era que la valkyria no creyese en el diálogo, pero Iceberg no se había mostrado precisamente partidario de este y ella no iba a poder enfrentarse a más de uno como él eternamente.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
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