Fase 2, Ronda 1: Dama Diurna vs Noel

Tap estaba atendiendo en casi todas las rondas, guardándose los ánimos (y los desánimos) para casos muy concretos. Noel era uno de esos casos. La charla que había tenido con él días atrás le había abierto un poco os ojos, el gigante le había caído bien. El poltergeist lo había animado a voz en grito ya en el combate contra la playa portatil de Matt y no iba a quedarse corto en este.

—¡Deja el flirteo y dale duro, Noel! ¡Esto no es un festival de danzas de apareamiento! —a Tap le importaba tres pimientos qué relación hubiera entre ellos, quería que se pegasen.

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Giz, por su parte, atendía el combate en posición de tensión, saltando con la mirada de Wen a Noel y de Noel a Wen con una expresión de máxima seriedad. De vez en cuando, concentrado, echaba mano a un bote con galletas que se había traído de casa o hacía un amago de reírse con los comentarios del monigote de metal, procurando no distraerse.

Wen dio un salto atrás ante el empuje de Noel, para no perder el equilibrio. Luego de estabilizarse, se colocó de nuevo en guardia a la espera del contraataque del draco, que no tardó en llegar. Aunque pudo evitar que el hacha del sueco se llevara por delante su arma, le fue imposible evitar el corte del brazo, aunque poco profundo. La vouivre siseó.

- Empiezo a pensar que quieres hacerme daño.- comentó la vouivre.- ¿El trato no era que ibas a estarte quieto para que yo ganara gloriosamente?

La británica afianzó su guadaña y comenzó a girar con ella en círculos sobre sí misma y a orbitar a su vez alrededor del draco, con la intención de hacerles cortes limpios alrededor de su cintura. Si conseguía llegar hasta su espalda, cambiaría el ángulo de su arma para que el corte recorriera de arriba abajo la espalda de Noel.

El hacha de Noel golpeó la guadaña pero no logró desarmarla, aunque de todas formas sabía que Wen no se dejaría pillar tan fácilmente. Consiguió, no obstante, herirla levemente en el brazo, cosa que la vouivre no tardó en hacer notar.
—Nada más lejos de la realidad, lo único que hago es no subestimarte —le respondió a su primera apreciación mientras atendía al próximo movimiento de su pareja—. Y por eso ese trato nunca se podría producir, porque sé que estás tan capacitada como pueda estarlo yo para ganar este combate limpiamente. Así que tampoco te voy a poner las cosas fáciles.

Y, tras esbozar una sonrisa maliciosa, lo siguiente que hizo fue tratar de leer las intenciones de la británica mientras interponía ambas armas entre los filos de la guadaña, lo cual no evito que se llevase algún corte muy superficial en un costado y cerca del vientre debido a que bloquear de aquella manera era más complicado y no de la forma a la que estaba acostumbrado.

Al ver que se dirigía hacia su espalda, el sueco decidió no girarse y hacer uso de su cola cuando Wen ya tenía medio cuerpo a sus espaldas. Trató de entorpecer sus piernas y el filo más bajo de la guadaña dando bandazos con la cola manteniéndola a ras del suelo, al tiempo que aleteaba para provocar que el arma fuese rechazada por las plumas de las alas en lugar de clavarse en su espalda. Si conseguía que la guadaña y su ala se repeliesen, se daría la vuelta y trataría de aprovechar la inestabilidad de Wen para descargar un tajo horizontal con su hacha a la altura de su cintura. La espada quedaría relegada a la defensa solamente.

Wen consiguió evitar tropezarse con la cola de Noel dando un salto hacia atrás, pero no pudo seguir con su ataque inicial ya que las alas se lo impedían. En su lugar, extendió la doble guadaña tanto como pudo e hizo un barrido a ras de suelo con el que pretendía cortar tanto cola como tobillos o gemelos. Si Noel intentaba atacarla desde arriba mientras hacía el barrido, ya que el impulso ya estaría dado, dejaría una mano libre para intentar bloquear el ataque con la daga de su cinturón. Si el draco se alejaba de ella, se levantaría y se colocaría en posición defensiva. Otra opción sería rodar hasta donde sus flechas se desparramaban por el suelo. Aun sin el arco, podían ser de utilidad.

—Bonitos movimientos. Hechos con tanta técnica como precisión  —halagó a la vouivre tras su salto y el posterior barrido que realizó con la guadaña mientras le dedicaba una sonrisa jocosa—. Pero no es tan fácil cortarme en esa zona, como bien sabes.

Noel había alzado inmediatamente su cola, endurenciendo las plumas de la misma por si acaso, pero había sido la parte que la británica se había marcado como objetivo que más se había cuidado de mantener lejos del alcance de su arma, girando sobre su guardia si era necesario. El motivo era que su cola estaba mucho más expuesta, al carecer de algo que la cubriese como era el caso de las botas en las piernas, ni tampoco contar con plumas en toda su superficie. Sus gemelos, no obstante, se hallaban cubiertos por ambas cosas y, aunque en menor grado, también sus tobillos.

—Primero Shizel me obligó a quemar mi gabardina, ahora tú me quieres destrozar las botas —se quejó chasqueando la lengua pero sin dejar de sonreír con diversión—. Si es una indirecta para que renueve mi vestuario, no cuela.
Lo cierto era que debido a que el arma se le había clavado en ellas varias veces, presentaban varios cortes aquí y allá. No perdió el tiempo en cuanto vio una abertura por la que colarse y, habiendo aprovechado que la vouivre se concentraba en atacar la parte inferior de su cuerpo para colgar el hacha del cinturón y empuñar la bastarda con ambas manos. Realizaría un veloz movimiento ascendente describiendo una suerte de arco con la espada para tratar de bloquear y desestabilizar la doble guadaña chocando violentamente filo contra filo, el que se encontrase más a mano para la maniobra.

Como vio que la chica echó a rodar como resultado de esta, el draco alzó rápidamente el vuelo de un salto y se colocó justo donde terminaba el movimiento de Wen, blandiendo la espada en su dirección. Le atacaría de frente en cuanto se levantase si no reaccionaba a tiempo.

- ¿Renovar tu vestuario?- le preguntó indignada, como si le hubiera acusado de algo terrible.- No, ya sabes que a mí me gusta muchísimo tu ropa… tirada en el suelo de mi habitación.- terminó susurrando muy bajito, a sabiendas de que el oído de Noel podría captarlo, pero no el de ningún espectador.

Wen esquivó el siguiente movimiento del draco tirándose al suelo con intención de rodar, aunque el arma enemiga sí que chocó con la suya, haciendo que esta perdiera su posición. A penas había comenzado a rodar cuando vio como el sueco la sobrevolaba. Wen había dejado atrás su doble guadaña en aquel momento, ya que rodar con ella resultaría muy peligroso para su integridad física. Cuando pasó por su carcaj abierto se hizo con una flecha, aunque no pudo planear que hacer con ella, pues Noel ya la estaba esperando al otro lado. Sin pensarlo demasiado, le clavó a flecha en la pierna izquierda por encima de la bota y, gracias a la distracción, se levantó y corrió de nuevo en busca de su arma.

No tardó en sentir a su espalda al draco siguiéndola, por lo que, en el último momento, cambió de decisión en cuanto a la forma en la que iba a recoger su arma. En vez de acuclillarse a por ella perdiendo un valioso tiempo, realizó una voltereta hacia adelante tomando como punto de apoyo el mango del arma, que además, si el draco se encontraba lo suficientemente cerca, podría dar como resultado una importante patada en la cara. De esa manera al completar la voltereta, arrastraría el arma consigo y, de espaldas a su oponente, golpearía con el filo trasero hacia atrás antes de enfrentarlo en posición defensiva.

—Eso está bien. Pero solo porque en esas circunstancias la tuya está mezclada con la mía —le había respondido esbozando una sonrisa pícara.

Noel ya había comenzado a blandir el arma en dirección a la vouivre con la intención de alcanzarle en alguna extremidad, pero su movimiento se vio interrumpido por la flecha que le clavó en la pierna. El sueco se vio obligado entonces a emplear el tiempo en arrancársela sin perder de vista a Wen. La vio lanzándose a recuperar su arma y Noel se puso en marcha enseguida, con el proyectil en la izquierda y la bastarda en la derecha. La herida de la pierna le molestaba, pero por suerte faltaba poco de combate y en caso de necesitarlo podía alzar el vuelo. Se apoyó sobre todo en la pierna sana y alcanzó a la vouivre cuando esta iniciaba su voltereta. No había llegado a tiempo para tratar de quitarle el arma, aunque se había inclinado para atacarla mientras se encontraba en el suelo.

El draco vio venir la patada e interpuso su antebrazo izquierdo con un golpe seco para interceptarla, lo cual le dio el empuje necesario para devolverle la jugada y clavar la flecha que llevaba en esa misma mano en la pierna contraria de la británica. Con la diestra, realizó un giro de muñeca para cambiar la posición de la espada, con el filo hacia abajo y el mango hacia delante y lo dirigió hacia el vientre de la vouivre como si estuviera ejecutando un gancho, con la intención de darle un golpe en el estómago y dejarle momentáneamente sin aire. Lo lograse o no, colocaría inmediatamente la bastarda en su posición normal por si acaso. En cuanto estuviesen ambos en pie, volvería a empuñar ambas armas, esta vez el hacha con la zurda.

Wen maldijo al sentir su propia flecha clavarse en su pierna. A pesar del dolor pretendió estabilizarse lo antes posible, pero Noel se lo impidió golpeándole en el pecho cuando esta estaba en cuclillas a punto de levantarse.

La vouivre se dejó caer hacia atrás entre las piernas de Noel, de manera que quedó tumbada de espaldas al suelo, y comenzó a atacar y hacer cortes con su arma a las piernas del draco. Cuando este se quitó de encima, Wen no perdió tiempo en hacer una voltereta a ras de suelo hacia atrás con la que conseguiría estar de frente a su contrincante y quedaría con una rodilla hincada en el suelo y con uno de los filos del arma por delante.

Cuando el draco sintió el primer corte en la pierna decidió que tenía que apartarse, pues solo sumaría más heridas en el mismo sitio y no le convenía en absoluto. Saltó hacia un lado usando la pierna sana como punto de apoyo y aprovechó entonces para descolgar el hacha y empuñarla con la izquierda. Lo siguiente que hizo, al ver la maniobra de Wen, fue sobrevolarla a ras de suelo calculando donde tendría que aterrizar para quedar justo a su espalda y no de frente como pretendía ella. Noel se dejó caer de rodillas y aprisionó el filo trasero de la guadaña empujándolo con la bastarda, mientras que intentaba colar el hacha con un movimiento rápido de su brazo, pasándolo por delante de Wen buscando el otro filo. Antes de que pudiese intentar desarmarla o herirla, sonó el gong.

—No ha estado mal, pero la verdad es que esta no es mi categoría preferida para enfrentarme a ti —dijo componiendo una expresión pícara mientras, tras haber soltado las armas, la ayudaba a incorporarse.

La maniobra no salió como Wen pretendía, ya que Noel alzó el vuelo en cuanto vio su movimiento, lo que hizo que ya estuviera esperándola cuando ella se levantó. La intención de la vouivre era desarmar al draco aprovechando que este intentaba lo mismo con ella, pero no tardó en escuchar el gong.

- Ni tampoco el campo de batalla.- contestó con otra insinuación a la primera del draco, mientras se sacudía el polvo de su ropa.