Fase 1, Ronda 7: dama Puente vs Shizel

Shizel había aparentado estar sereno en todo momento, pero bajo el exterior de calma cada vez le invadían más los nervios. Había practicado como un condenado las semanas anteriores al torneo, pero allí había veteranos que con toda seguridad podrían tumbarle fácilmente. ¿Debería haber esperado a la siguiente edición y haberse presentado como un candidato más preparado en lugar de ir a ponerse en ridículo ahora?
"Ya vale", se censuró al salir a la arena con paso firme. "He entrenado para esto y puedo ganar. No voy a hacer el ridículo."

Oír el nombre de dama Puente por megafonía le produjo sentimientos encontrados. Por una parte se preguntó si la maga habría encontrado en su mente alguna información referente a sus habilidades cuando trasteaba con la logomancia, pero por otra pensó que al ser una maga asentada en una especialización no ofensiva, dentro de lo que cabía dentro de los veteranos había tenido suerte. Cruzó los dedos porque se hubiese vuelto comodona los últimos años.
"Vengo aquí justamente a intentar recuperar el dinero que me sablaste", pensó Shizel indignado ante la mención de los "beneficiosos negocios". Resopló internamente. Todo aquello no venía más que a confirmarle algo que ya había dado por cierto toda su vida: ser pobre le hacía a uno mezquino.
Sin embargo le dedicó una sonrisa de falsa confianza en sí mismo y esperó a que diera comienzo la ronda.

Nada más sonar el gong el idrino no esperó un segundo y convocó un lanzazo potenciado con la intención de cargarse la parte mágica del campo de fuerza doble de la maga. Lo había meditado bien antes de salir a escena, y quería aprovecharse de que su oponente no lo conocía para dar la impresión en un principio de ser un novato impaciente. Empezó a trazar un hechizo de impacto mientras tanto destinado a minar la otra parte.

Se desplazó hacia un lado para esquivar su lanzazo rebotado, cuya trayectoria pudo vigilar desde que lo lanzó. A cambio vio serpentear hacia él un hechizo de enfoque directo, aunque desde aquella distancia era difícil saber cuál. No le quedaba tiempo para esquivarlo como había hecho con el otro y además solían ser fáciles de bloquear de forma frontal, de modo que así lo hizo con un escudo mágico moderado que mantuvo activo después.

Oyó voces conocidas en las gradas cercanas a la arena y sonrió ampliamente, aunque no dio más señales de haberlas reconocido porque prefería concentrarse en el combate. Que le diesen ánimos le hizo ilusión y la adrenalina burbujeó con un tinte más optimista en sus venas.
"Paciencia", se dijo sin embargo. No quería descubrir todas sus cartas, no aún. Aunque pensar en vistas a las siguientes rondas fuese pretencioso por su parte, prefería eso a gastar todas sus balas en los primeros minutos.

Entre dama Puente y él quedaba mucha distancia y eso hacía que esquivar los hechizos fuese más fácil. Shizel caminó para ir acortándola, a paso lento pero seguro. Le interesaba un intercambio de balizas mágicas progresivamente más rápido. Para encubrir sus intenciones a lo largo del camino encadenó el lanzamiento de dos bolas de luz, cada una de un color distinto para acentuar la impresión de que sólo quería lucirse.
"Venga, vamos", la provocó mentalmente. "Soy un novato que se cree muy gallito y no me estoy fijando en qué defensas tengo activas, puedes despacharme rápido..."
Le estaba doliendo un poco aparentar ser tan inepto. Cualquier persona con dos dedos de frente habría intentado seguir minando las protecciones físicas de la logomante en lugar de cambiarse a las mágicas.

"¡Sí!" Aquello era lo que Shizel había estado esperando. Fue preparándose para el momento justo: sabía que su mejor ventaja radicaba en sus reflejos y se había entrenado a conciencia.
Siguió avanzando a paso rápido en dirección al hechizo sombrío, como si confiase en que el escudo débil que llevaba activo lo detuviese. Mientras tanto delineó a sus pies un escudo físico, y casi pudo ver a los hechiceros entre las gradas tirándose de los pelos por la burrada que acababa de hacer.

El embrujo de la maga, como era de esperar, atravesó limpiamente el bloqueo físico e hizo trizas el mágico.
Y rebotó contra el hielo de su piel.
Shizel lo vio impactar devuelto a mitad de potencia contra la propia barrera de dama Puente con una sonrisa de triunfo, y junto a ella dedicó un soberano corte de mangas mental a todo aquel entre el público que lo hubiese subestimado hasta ahora.

No esperó un segundo, dispuesto a no dejar reaccionar a su oponente. Había desvelado una de sus cartas y ya no iba a andarse con chiquitas.
Envolvió el puño en una contundente descarga mágica y golpeó directamente la barrera de la maga, produciendo un tañido semejante el de una campana. Otra vez, y otra, hasta que la energía que había empleado se agotase o dama Puente le obligase a centrarse en otra cosa. El hechizo sombrío había determinado que debía concentrarse en erosionar las defensas mágicas, las cuales eran las que se hallaban más deterioradas ahora mismo a consecuencia del rebote.

En cuanto la maga abandonó su barrera Shizel se puso alerta. No había roto el escudo no sólo por precaución, sino porque cumplía además otro cometido.

El germen de la idea había surgido el mismo día en que se había apuntado al torneo, cuando Giz había hecho uso de un hechizo para arrancarle unas hebras de cabello como muestra. A Shizel le había inquietado que en una ciudad como Rocavarancolia alguien pudiese lanzarle un hechizo por la espalda sin que él se enterase.
Prefiriendo no confiar en algo tan engorroso como aplicarse protecciones mágicas todos los días, con el tiempo había encontrado una solución no perfecta pero sí eficaz: mantener siempre activo el escudo cuando salía a la calle. No sólo con el objetivo de que le protegiese, sino que la recarga de magia que le producía ver reflejado un hechizo en ella le sirviese de aviso antes de que la amenaza llegase. Hasta donde podía ver su transformación no era muy conocida y eso constituía una ventaja extra, pues podía parecer simplemente un brujo con una gran afición a las modificaciones corporales térmicas.
Aquel método no le permitía discernir el tipo de hechizo, aunque sí su potencia dependiendo de la magnitud de la recarga que notaba. Siempre cabía la posibilidad de que aun detectando la amenaza no reaccionase a tiempo, pero desde luego era mucho mejor que nada.

Sus instintos, en consecuencia, le recompensaron antes que sus movimientos. La recarga considerable que le confirió el hechizo de vuelo de la maga le advirtió de que no debía tratarse de una simple levitación, pero la correspondiente al segundo sortilegio le hizo desviar su atención de esos pensamientos.

No obstante, aun con el aviso, desde luego no esperaba que la amenaza viniera de abajo.

La barrera física que había instalado Shizel en torno a sí no englobaba el terreno bajo sus pies, pero esos preciosos instantes que había ganado el skrýmir gracias al aviso le permitieron reaccionar más rápido cuando notó que de repente el suelo se alejaba alarmantemente rápido de él.
Perdió el equilibrio y su primera reacción fue trazar a las prisas una barrera de inercia, extendiéndola con un manotazo ancho pero falto de cálculo. Si caía, lo haría pies por delante. Y si de paso su efecto incluía a la maga, mejor.

Había llegado a duras penas a la primera fila, pero eso no evitaría que animara al idrino en la pelea.Estaba emocionado. Se arrepentía un poco también de no haber entro en la competición, pero otra vez seria, ahora intentaría animar a todos los que pudiera.

-¡Vamos Shizel, tu puedes, hazle saber a ese veterana de lo que están hechos los novatos! -grito emocionado con la pelea y totalmente con sus ojos fijos en el combate animándolo. Shizel era un buen luchador y mucho mas estratégico, aunque peleara con una veterana tenia alguna posibilidad si movía bien sus cartas.