Primer sueño de Alice

—¡Mwahahahalloween! ¿Truco o trato?

Esto no era lo acordado. En la puerta, había dicho trato, así que ahora tocaban los caramelos. Pero en su lugar, estaba en una habitación a oscuras, iluminada únicamente por la estática de un televisor. Este estaba un tanto viejo y le daba el toque ideal a la broma en que me creí atrapada.
—Vale, vale, vale. Yo vine a asustar y ahora me queréis asustar, ¿eh? Pues tengo una escoba, así que tened... ¡AH!

Una luz acababa de pasar por debajo de lo que en ese instante parecía una puerta. Con el sobresalto, di un paso hacia atrás con brusquedad, pero el suelo estaba tan mullido que no devolvió sonido alguno. Y eso asustaba más.
—¿Chst, chst? Ya os vale, ¿no? Ya me di el susto con la lucecita de la puerta. ¿Me hacéis el favor de acabar la broma?

<<Malditos haters. Vale que Halloween no sea nada australiano, pero diablos, somos críos y adolescentes jugando un rato. ¡Adultos, siempre igual!>> Como nadie respondía, me acerqué a por el mando del televisor. Estaba claro que me darían otro susto si cambiaba de canal, pero así al menos tendría otra luz que no fuese la actual.
—Os recuerdo que tengo la escoba.—advertí, asiéndola con fuerza.

Luego cambié de canal y me preparé para o bien arrearle a la televisión o a quien se me acercase por detrás.

Di un respingo cuando Gart apareció en pantalla, luego negué con la cabeza y sonreí. Me acerqué a la pantalla y me agaché para ponerme a su altura, olvidándome del sofá.

—¡Feliz Samhain!—le respondí para luego dejarle hablar.

A medida que lo hizo, fui ladeando la cabeza hacia la izquierda y frunciendo el entrecejo. <<Serán... Yo los mato...>> Tenía que buscarles a oscuras en esta mansión totalmente desconocida. Y todos sabemos que en las mansiones viejas y a oscuras hay fantasmas. Y más en pleno Halloween...

—¡Oye, espera! ¡Nada de sustos que... que llevo la escoba y no quiero haceros daño!

Pero Gart no pareció escucharme y desapareció. Casi al momento pude escuchar cómo el resto de gente iba corriendo a esconderse y vi que se apagaba la luz al otro lado de la puerta. Mientras me reincorporaba y me dirigía a la puerta, pensaba <<Va, juega un rato. Se van a reír de lo lindo cuando me asusten, pero ¿y lo que me voy a reír yo cuando les persiga con la escoba? Estos no han escuchado a Alice gritando; como se atrevan, ¡los dejaré sordos!>> Abrí la puerta de un tirón y salí al pasillo con ímpetu. <<¿Izquierda o derecha?>>

—Oh, ¿a dónde iré? ¿Izquierda o derecha? ¡Derecha!—exclamé intencionadamente.

Y hacia la derecha fui, tratando de no hacer ruido, blandiendo la escoba como un arma. Llegué a la primera de las puertas y fui a abrir, pero me lo pensé mejor y alejé la mano. En su lugar, me pegué a la pared opuesta y luego di una zancada hasta la puerta. A continuación, maniobré el pomo y tiré de este al mismo tiempo que desandaba la zancada y "apuntaba" hacia el interior con la parte inferior de la escoba...

En cuanto la puerta terminó de abrirse, pude comprobar que no había ni un alma a la vista. <<¿Tenía que pensar precisamente en almas?>> Tampoco había mucho sitio donde esconderse dentro, realmente. Quizá habría alguien detrás del sofá o tras las cortinas, pero no me acercaría de momento a comprobarlo: si me quedaba en el pasillo, con la espalda en la pared, habría menos oportunidades para asustarme. <<A no ser que haya alguien camuflado como Sherlock estilo camaleón... O como en los teatros, vestidos íntegramente de negro...>> Al pensar eso me pegué aún más a la pared, mirando con nerviosismo en las tres direcciones posibles <<Bah, ¡no son tan listos!>> me dije para poder seguir. <<¿Entro o no? Hay más luz dentro...>> Sí, de candelabros... <<Típica peli de fantasmas...>>

Al final me decidí puesto que si se habían dejado luz era o bien porque en efecto me esperaba una broma o no había nadie y podía recuperar el poco valor ante las bromas con sustos que tenía. Pero cuando entré, pude ver que mis pasos dejaban un rastro de purpurina <<Qué demonios>> Me senté en el sofá e intenté quitarla sacudiendo las botas, frotando las suelas entre sí <<¡Entrad ahora a asustarme, que os tiro una!>> Pero no se iba <<¿Cómo me han pegado esto? Habría mucha en la salita de la tele... Pero mucha, mucha, que no se va>> Volví a levantarme y tras comprobar que, en efecto, no había nadie, volví al pasillo. <<Alfombra roja y yo soltando purpurina... Más que una bruja voy a parecer una maldita hada... Bueno, mirémoslo así: si se han disfrazado para asustarme, soy invencible>>

Pero en el maldito momento en que me decidía a volver a caminar por el pasillo, en ese preciso instante, un fuerte ruido me sobresaltó. Ese verbo nunca ha sido más literal. Llegué a gritar, pero el siguiente sonido me hizo callarme rápidamente. Miré al techo, temblando casi al ritmo en que aquella cosa metálica se movía, y me adentré aún más en el pasillo al oír el tercer golpe. No había sido lo más inteligente, teniendo una habitación con luz justo enfrente y la salida hacia el otro lado.

—Sois todos unos cabrones... Os voy a matar como me deis otro puto susto como ese... Luego me las vais a pagar...—mascullé hablando todo lo rápido que mi respiración agitada me permitía.

Luego intenté tranquilizarme, contando hasta diez y, como no funcionó, veinte luego. <<Eso vino de arriba... Evitaré cualquier escalera. Va, va, sólo es un juego. Además, imagina la de risas que se estarán echando. ¿Lo de arriba? Si eso me asustó tanto, lo demás será coser y cantar>> De nuevo me topé con otra puerta pero ya no hice lo de la otra para entrar. La abrí tan de sopetón y tan cerca que el contorno de esta pasó casi tirándome el sombrero. Lo único que se repetía era la escoba empuñada como arma.

Y, de nuevo, nadie. Esta vez me encuentro con una cocina que le habría parecido claustrofóbica a uno de mis amigos terrícolas. <<Eh... ¿Qué sabe Gart de Halloween? ¿Y por qué no recuerdo con quién más estamos jugando? ¿Sendarios, letarguinos, macieleros, terrícolas? Está claro que me olvido de algo... Y eso solo puede significar algo... Un tanto vergonzoso... No habrán sido capaces de montar una fiesta, dejarme KO bebiendo o con Dios sabe qué y soltarme aquí en medio para jugarme la broma del siglo... ¿O sí? Los mato...>> No puedo estar segura de nada excepto de una cosa: estoy en una casa vieja, a oscuras y tengo que encontrarles. Y para colmo, me asustan.

Volviendo a la cocina... Me niego a entrar, por supuesto, ya que es el sitio ideal para que me cierren la puerta en cuanto entre. Justo cuando me fijo en que hay un televisor colgando del techo, este se enciende mostrándome a Gart, quien sonríe como si nada.

Le dirijo una mirada asesina que se va oscureciendo a cada pregunta suya, pero el mosqueo cambia a confusión cuando menciona el plazo. <<¿Por qué solo hasta media noche? Primero que les busque sin dar detalles más allá del límite, ahora encima me mete prisa... ¿Cómo voy a saber cuánto tiempo me queda sin un maldito reloj? El de antes estaba parado, ¡a saber! ¿De qué va esto?>> Nada más acabar, el televisor se apaga volviendo a dejarme sola. <<Ese no lo encendí yo, así que... ¿Me están grabando? Así se explica que las cosas sucedan justo cuando...>>

Lo que cortó mis pensamientos fue una serie de golpes suaves contra algo. Dentro de la cocina. Me acerqué, quedándome justo en la entrada, buscando el origen y di con él rápidamente <<¿De verdad hay un idiota escondido en el armario? Na, demasiado obvio, seguro que es algún truco para que algo golpee la puerta desde dentro. Si me están grabando, en cuanto vaya a abrirlo el ruido cesará. Es más, puede ser que detrás del armario no haya pared y sea uno de ellos escondido al otro lado... Y el muy listo irá a esconderse cuando lo abra... ¡Todo sea por asustarme! Cabrones>> Pero los ruidos no paraban, así que tenía que decidirme.

—Como haya alguien ahí dentro, os juro que será violado brutalmente por mi amiga la escoba. Y lo mismo si alguien intenta asustarme por detrás, ¿me oís? Fíjate, querida escoba, nunca mejor dicho, por detrás recibirán su castigo—dije en voz alta.

Acto seguido, entré en la cocina y me apretujé contra un rincón. Desde ahí di un paso, alcancé la puerta del armario y la abrí al tiempo que me volvía a pegar a las estanterías.

Lo que me encontré destrozaba todas las teorías: Naeleth encogida dentro del armario, ¿asustada?
—¡Claro que no!—exclamé respecto a la escoba, temiendo que la hubiera asustado eso.

Pero no, lo que la asustaba parecía ser otra cosa, o eso se entendía de sus palabras.
—¿Pero qué... ¿Debería... ¿Quedarte aquí?—fui preguntando según hablaba, hasta que pude unificarlo todo en una pregunta—¿De qué juego se trata, a ver? ¿Qué pasa si no les encuentro antes?—inquirí con los brazos en jarras.

Aquí estaba pasando algo más, no parecía un simple juego. <<Mírala. Dice que tiene que quedarse pero está clarísimo que no le hace ni puta gracia; y ¡encima me urge a que encuentre al resto como si fuese a pasarles algo si no les encuentro! Eso encajaría perfectamente con los ruidos de antes: "tenemos que hacerle creer que si no nos encuentra, algo nos matará". Bonito ambiente, muy de peli de miedo. Sólo falta ver a Gart en triciclo>> Rodé los ojos y me agaché junto a la chica.

—Ya puedes dejar de fingir que va a pasar algo si no encuentro al resto, anda. Ya me di cuenta de la broma. ¿De quién ha sido la idea de meterte ahí, para empezar? Si no querías, ¿por qué lo has hecho? Anda que no hay sitios más grandes para esconderse...—y mirando a la tele, añadí—¡Gart, si me estáis grabando, esto no tiene gracia! La pobre está asustada...

Tuve que acabar la frase mentalmente, pues me di cuenta de algo. ¿Y si...? <<"Asustada de verdad". No me fastidies. ¿Y si la tontería del triciclo no va desencaminada? ¿Y si ya ha llegado la Luna y ha convertido a alguno de los locos en un psicópata y a todos nos ha borrado la memoria y metido en este maldito "juego"? No creo... Osea, es Gart el que habla... Y Gart no enloquecería hasta ese punto... No, no puede ser... ¿Pero entonces? Joder, qué está pasando aquí...>>


NfdR: Sorry por los tacos... Culpad a Alis, not me.

<<El escondite no implica sustos ni esas reglas tan raras. De un "escondite" rocavarancolés sí que me lo imagino, sin embargo>> Luego la chica me explica que Gart también está escondido y al final cede y me cuenta un poco más de este "juego" tan rarito. Cuando acaba, sacudo la cabeza y suspiro.

—Vaaaale, está bien. Tú quietecita ahí que yo voy a buscar al resto... ¿Así, no? De verdad, qué tontería... Arf, quién me manda meterme en esto... Siempre puedes irte a la sala contigua, estarás más cómoda y no me estarás ayudando. Pero como quieras.

Luego, sin esperar respuesta, salgo de la cocina y voy directamente hasta la siguiente puerta, sin pararme a pensar hasta que llego. Me planté frente a esta e inspiré hondo; me esperaba cualquier tontería al abrir. Mientras asía el pomo y lo accionaba, pensaba... <<Quiero acabar con esta tontería de una vez por todas, ¿qué es eso de meter a la pobre chica en un armario? ¿Y los golpes de antes? Oh, tendría que haberle preguntado...>> Pero la puerta terminó de abrirse...