Primer sueño de Yrio

09/12/12, 11:12 pm

Recuerdo del primer mensaje :

La repentina claridad al principio ciega a Yrio, para luego descender a una acogedora penumbra.
El sinhadre se encuentra en el interior de una inmensa torre blanca, de piso embaldosado como un tablero de ajedrez. Si mira hacia arriba sólo puede ver claridad, sin rastro de que haya techo por alguna parte.
Hay una puerta de madera de doble hoja a sus espaldas, y también unas colosales escaleras de caracol que ascienden pegadas a las paredes de la torre.
El silencio no es pesado, sino de alguna manera etéreo como el resto del ambiente. De alguna parte parece llegar una risa juguetona, mezclada con una voz indeterminada que habla en tono monocorde.

12/12/12, 11:27 pm

Yrio niega con la cabeza. En realidad se había esperado algo así viniendo del repoblador y solo lo sentía por el pobre Pablo (un poquito, tampoco había que pasarse). Seguia haciendo trampa, y ya que empezaba a cogerle el truco, no pensaba dejar que ese bicho le ganase. Miró hacia arriba, a la puerta por la que había caído, y la vio cerrarse. << Bueno, ya no me queda otra...>>

Empezó a saltar de baldosa en baldosa de forma mucho más segura, ascendiendo más rápidamente. Cuando se percataba de lo ágil que se había vuelto de pronto recordaba las baldosas y se frenaba un poco, lo justo para girarse y ver a Pablo detrás suya. Luego continuaba.

13/12/12, 11:56 pm

El tintineo cristalino se ha hecho más y más repetitivo a medida que pasa el tiempo. Como un metrónomo que cada vez va a mayor velocidad, ahora se repite a un ritmo de una vez cada cinco segundos aproximadamente.
Y a esa misma velocidad, las baldosas van desapareciendo.

Empezando desde la misma base de la torre, muy por debajo de por donde salió Yrio, poco a poco el desvanecimiento va a ascendiendo sin prisa pero sin pausa torre arriba. Ahora por fin han alcanzado la altura a la que se encuentran los cosechados, y está a punto de llegar a la baldosa sobre la que están Pablo y Tap, de nuevo detenidos tras haber intentado con todas sus fuerzas seguir a Yrio.

-¡Corre, dotado inútil!- le espolea el repoblador. Ambos se hallan de espaldas y no se dan cuenta de la amenaza acercándose por detrás.
-¡No soy dotado, joder!- Pablo por fin se ha hartado y trata de quitárselo de encima. Ambos forcejean, parados sobre una baldosa especular. En ella, por unos segundos, Yrio puede ver un reflejo extraño. Desde lejos no es posible distinguir los rasgos individuales de cada figura, pero una de ellas, la más pequeña, tras unos momentos de frenéticos movimientos, se queda repentinamente inmóvil. La segunda parece desconcertada, para luego imitar a su compañero. La figura más pequeña, que descansa sobre la parte superior de la mayor, desaparece como un rayo de la imagen como en una especie de salto. La segunda trata de seguirla como en una torpe imitación del movimiento, para luego expandirse y ocupar toda la imagen.
Ahora que el reflejo se halla ampliado, Yrio puede ver claramente que se trata del rostro aterrorizado de Pablo. La imagen luego desaparece, dejando la pulida superficie del espejo reflejando nada más que el cielo azul.

La baldosa tras ellos se desvanece. Cinco segundos, quizá menos. En ellos muchas cosas suceden.

Tap por fin se ha dado cuenta de lo que está pasando y mira con ojos desorbitados al camino inexistente, permaneciendo unos segundos completamente inmóvil. No hace ningún movimiento para avisar a su compañero.
Pablo trata entonces de seguir avanzando, y se da cuenta de que ahora, por mucho que corra, no avanza ni un solo milímetro sobre la baldosa. Es entonces cuando se gira y ve la desaparición del camino a sus espaldas.
El repoblador se da impulso desde la cabeza del joven y logra aferrarse desesperadamente a la siguiente baldosa, mascullando improperios.

Pablo, por el contrario, salta.

Y cae.

17/12/12, 10:21 pm

Yrio sube cada vez más rápido, riendo por lo bajo al oir las quejas y maldiciones de los otros dos. Pero el tintineo que les persigue es molesto. Se gira para ver de donde viene y su rostro pierde todo rastro de color al darse cuenta de como van desapareciendo las baldosas. Se queda paralizado en el sitio, y atiende impotente a como sus compañeros se ven incapaces de avanzar. Yrio vuelve sobre sus pasos, hacia ellos. Y Pablo cae.

-¡No!- grita, desesperado.

Aparta rápidamente la mirada para no ver al otro caer, pero agarra a Tap y vuelve a saltar de baldosa en baldosa. No se lo carga al hombro, sino que lo lleva colgando de una mano, bamboleándose mientras su portador trata de avanzar.

17/12/12, 11:59 pm

El recorrido de baldosas es cada vez más intrincado: las vueltas son tantas que Yrio pierde cualquier tipo de orientación espacial. Una gota de agua golpea su mejilla, pero no viene de arriba sino de abajo, ascendiendo en contra de la gravedad.
El ritmo del sinhadre se ralentiza a causa de la presencia de Tap; aunque éste trata por todos los medios de hacerse pequeñito y no pesar, pronto queda claro que los retrasa demasiado. Su cara se abotarga, sus ojos se hinchan fuera de sus órbitas, trata de emitir sonidos pero no le llega el aire. Es obvio que se está asfixiando, aplastado por la fuerza invisible que le impedía avanzar antes. La nueva velocidad de Yrio, mucho mayor que la de Pablo, le está haciendo trizas a causa de la presión. El repoblador está tan deformado que su cara apenas es reconocible.
Al cabo de unos minutos, cuando no puede soportarlo más, sube con el último resquicio de sus fuerzas a la coronilla de Yrio, y allí le da un tirón de pelo, señalando al abismo blanco bajo sus pies. El mensaje es claro.
"Déjame caer." Sus ojos suplicantes añaden lo que falta: "Por favor."
En algún lugar frente a ellos resuena un grito indefinido de auxilio. Es Alder.
Mientras, a sus espaldas aún suena el repiqueteo, aún más acelerado.

18/12/12, 09:24 pm

La cabeza de Yyrio da vueltas, así como su estómago. Algo había en aquellas baldosas que había empezado a desorientarle, y la presión del tintineo tras sus pasos solo hacía aumentar su angustia. Algo estaba aplastanto a Tap, lo mismo que ralentizaba su marcha, era como un viento que te viene de frente. Yrio se detiene y se limpia la gota de agua de la mejilla, Tap le pide que le suelte, que le deje caer, aquel amasijo verde y grotesco que antes fue su compañero.

-No puedo- le dijo angustiado- no puedo dejarte caer...

Era un lastre, era una molestia, le odiaba y había planeado su asesinato muchas veces, pero siempre en tono jocoso, nunca se había planteado seriamente el matar a alguien, a sangre fría, con conciencia, aunque fuese por petición del otro. Un grito le hizo girar la cabeza bruscamente, parecía Alder. Miró al ser grotesco en el que se había convertido Tap.

-Voy a lanzarte ¿vale? Intentaré lanzarte hacia la siguente baldosa y luego ya tu te apañas. Si te quieres caer te tiras, pero eso ya es cosa tuya- le dijo aceleradamente

A continuación, lanzó al repoblador con todas sus fuerzas hacia una baldosa más arriba y siguió él su camino, saltando a la siguiente, buscando a Alder con la mirada.

22/12/12, 05:12 pm

El repoblador surca el aire, indefenso. Estira los brazos todo lo que puede para alcanzar el rectángulo negro hacia el cual le ha lanzado Yrio.

Y falla, por unos centímetros tan escasos que el resultado parece haber sido amañado por una fuerza invisible. Un observador atento se habría dado cuenta de que al contrario que con Yrio, la baldosa parece repelerle cuando se halla solo y no a lomos de otra montura.
Su avispa, salida de la nada, vira en picado tratando desesperadamente de aferrarlo en el aire, y a partir de ahí Yrio no puede ver nada más.

A los pies del sinhadre ya no hay nubes: ahora sólo hay cielo azul. La destrucción de las baldosas le pisa los talones, aún a unos metros de él pero siempre a la vuelta de la esquina. El repiqueteo ahora es penetrante como el sonido de un taladro y ha perdido toda musicalidad. Si mira hacia atrás, Yrio puede ver cómo el etéreo decorado a su alrededor se desmorona a paso constante.

Alder está atrapada contra el muro de la torre, subida a una baldosa ahora aislada de las demás, a una distancia insalvable de un salto.
-Yrio, ayúdame- su voz apenas pasa de un susurro. Le tiemblan las piernas al mirar el enorme vacío azul a sus pies-. Seon no está, ella...
Se interrumpe bruscamente. Se muerde los labios, sudando profusamente.
-Se cayó- dice muy lentamente, cada palabra ocultando una verdad mucho peor.

Bajo sus pies, al igual que sucedió con Pablo y Tap, la baldosa especular muestra una escena sucedida o por suceder. En ella, dos figuras señalan con evidente pánico la destrucción del camino de baldosas por el que han llegado. La primera se niega a moverse, paralizada de pánico, mientras que la segunda trata de saltar, pero sin la compañía de la otra las baldosas ya no se alinean bajo sus pies. A punto de caer y presa del pánico, la segunda figura empuja a su compañera fuera de la baldosa, y logra volver a su punto de partida. La primera cae a plomo en dirección al suelo, y al instante las demás baldosas que rodean a la segunda se dispersan, como asqueadas por su egoísmo.

A tan corta distancia es posible reconocer con toda claridad que las figuras son, respectivamente, Seon y Alder.

Alder se da cuenta de lo que están mostrando las imágenes bajo sus pies.
-Yrio, no las creas- su voz ahora está teñida de urgencia, de una súplica nada común en ella-. Sin magia no puedo subir el camino...No puedes dejarme aquí, no puedes, no puedes...

Yrio ha recorrido aproximadamente tres cuartas partes de la torre ahora mismo. La última baldosa desvanecida se asoma ahora por la esquina que ha doblado hace unos segundos, como un recordatorio de que el tiempo se acaba poco a poco.

22/12/12, 08:34 pm

Yrio cerró los ojos para no ver caer a Tap y al oír el sonido ahogado de su avispa deseó que llegase a tiempo. Siguió subiendo los más rápido que pudo, con el desagradable ruido de las baldosas haciéndose añicos a su espalda, taladrándole los oídos y creándole un nudo en el estómago << Ya queda menos>> pensó. Al ver a Alder su boca se curvó en una sonrisa, pero Seon no estaba con ella. << No...>>

-¿Donde está...?

El chico se puso pálido cuando Alder respondió. No podía ser, no podía haberse caído. Miró hacia abajo, y una de las baldosas le mostró la verdad. Muy lentamente alzó la cabeza hacia la chica, que seguía pidiéndole ayuda. << No...>> Aquello era impensable. Seon no estaba, Alder la había tirado. Lla había empujado al vacío. << ¿ Y si están mintiendo?>> le dijo una parte de su mente en referencia a la imagen de las plataformas << ¿Y si dicen la verdad?>> Todo su cuerpo temblaba de forma incontrolable y sentía que tenía ganas de vomitar. A su alrededor las plataformas se tambaleaban, pero hizo todo lo posible para no perder el equilibrio. Tenia que tomar una decisión; a quien creer, a quién ayudar... Tomó aire varias veces, expulsándolo lentamente. Y respondió:

-Buena suerte.

Volvió a retomar la marcha, saltando de baldosa en baldosa. Seguiría solo, hasta donde pudiese llegar, y trataría de salvarse a sí mismo. << Nada de ayudar, si ayudo caeré yo también>> se repetía.

23/12/12, 02:23 am

Los chillidos desesperados de Alder a sus espaldas se hacen cada vez más histéricos, hasta que se convierten en un largo grito ininterrumpido que se apaga poco a poco. Después, silencio.

Las baldosas van ahora al ritmo de Yrio: apenas hay una separación de más que de cinco baldosas incluso si corre a toda la velocidad que le permiten sus piernas. Si no llega pronto a la cima, le alcanzarán.

Cuando la nada prácticamente le pisa los talones por fin ve el final de la torre: una plataforma en forma de anillo que conforma el tope y techo de la inmensa construcción; se puede ver el inmenso hueco redondo que dejan las escaleras de caracol del interior y que le dota de esa forma. Ahora sólo hay un camino lineal que lleva a ella, como una escalera de baldosas: como influidas por sus congéneres que desaparecen a sus espaldas, ahora ya no se ajustan a donde Yrio desea que se desplacen.

Encima de la parte de la plataforma que conecta con las baldosas hay una nueva persona que bloquea por completo el paso. A la potente luz blanca que parece provenir de alguna parte al fondo de la torre, Yrio puede reconocer que se trata de su edeel.

-De aquí no pasas- le dice con un familiar sonsonete de burla. Extiende los brazos en cruz para que su aurva no pueda pasar sin que él se lo permita.

Quedan tres baldosas y una decisión rápida.

23/12/12, 05:08 pm

Yrio está solo. Seon ha caído, Alder ha caído, Pablo y Tap han caído. Ahora solo queda él. Han caído para que él pueda seguir subiendo. Tiene que conseguirlo. << Estoy solo. Estoy solo...>> Ya falta poco. Le arden las mejillas y el aire que entra en sus pulmones parece estás formado por agujas de hiejo, las mismas que le pinchan los músculos y le taladran la cabeza. Está agotado, su cuerpo se desmorona pero no puede dejar de correr, no puede dejar de saltar. Ahora no se puede permitir ser torpe, no se puede permitir ser cobarde, o caerá él tambien. La adrenalina le nubla la visión pero sigue viendo perfectamente las baldosas ante él. Lo tiene todo tan claro, ahora está completamente solo. << Puedo conseguirlo, ahí está, veo el final>> El final de la subida, el final de todo. Pronto se acabará ese estúpido juego.

-De aquí no pasas

¿Por qué? ¿Por qué él de todas las personas? Cuando creía que ya no quedaba nadie, nadie en su camino y nadie a su lado. No, no podía permitirse caer. << Estoy tan cerca>> Ya no iba a dejar que nadie le detuviese, no permitiría que nadie se metiese en su camino. Nni siquiera él mismo.

-¡Quita de en medio!- gritó, lanzándole un puñetazo a su edeel en la nariz y tirándolo de la plataforma para seguir subiendo.

Ya casi estoy.

23/12/12, 08:02 pm

Su edeel palidece mortalmente y se derrumba escaleras abajo, en un patético pero acertado reflejo de lo que sucedió una semana atrás en Sinhdro. Manotea en el aire tratando de llevarse a Yrio consigo, pero sólo logra hacerle un profundo desgarrón en la mejilla izquierda.

Apenas éste pone un pie en la segura plataforma el mundo se vuelve del revés, y el sinhadre se da cuenta de que la inmensa superficie azul a sus pies no era más que el cielo. Cabeza abajo sobre la cúspide anillada de la torre, que desde su perspectiva parece brotar del mismo cielo, la gravedad empieza a tirar de él y pronto no siente ningún apoyo bajo sus pies.
Las baldosas caen a plomo, y también lo hace Yrio.

En su corto pero agónico recorrido hacia abajo se cruza con los cadáveres inertes de los compañeros a los que ha dejado atrás. El de Seon está derrumbado sobre un sector de baldosas en forma de escalera, en una imagen desagradablemente familiar. El de Alder le señala con una mueca burlona. Tap y su abeja han caído con tanta dureza que ahora son un amasijo irreconocible.

Desde las alturas, en las escaleras que llevan a lo alto de la torre invertida, el cuerpo desmadejado del edeel de Yrio se transforma lentamente en la imagen de Jack. Éste contempla la caída de su cosechado en silencio.
-Lo que pasó quedará arreglado- dice simplemente, y luego se desvanece.

Yrio despierta sintiendo cómo un millar de espejos en forma de baldosa se rompen al impactar contra su cuerpo, y la risa vengativa de su edeel resonando en sus oídos.

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