Torreón Maciel (Archivo II)

Recuerdo del primer mensaje :

Llegue al torreon seguido de Hannah que extrañamente parecia preocupada por mi, pero eso ya daba igual esto era ridiculo, estaba encerrado en una pesadilla de la que no podia despertar, asi que ¿Que mas daba si me mataban o no? Asi despertaria no? JAJAJAJAJAJJAJAJA
-Asi que este es el torreon......
Entre dentro de este, estaba en un estado bastante malo, no queria imaginarme que habia pasado ahi y menos lo que iba pasar, pero que mas daba total esto era ridiculo, no podia estar pasando...o si?
-HAANNAH! Lo hemos encontrado-dije

Todos comienzan a acercarse a Vlad, para pedirles que les enseñe a usar las armas. Primero es Alicia la que lo hace y, finalmente, Giz acaba uniéndose al grupo. Yo, sosteniendo mi arco con tanta fuerza que los nudillos se me tiñen de blanco, observo en silencio.
En realidad, tengo la sensación de que puedo intentarlo yo sola. Y, de cualquier forma... Lanzo una rápida mirada a Alphonse, que es una de las personas que, tras arreglar él solo todos los engranajes, ha conseguido para mí ganarse un título de "no inútil", traducido para los demás como alguien en quien -más o menos- me atrevo a confiar. Por las explicaciones que dio a Giz sobre las armas también parece tener idea. Y, si no puede ayudarme con el arco, no hay problema. Probaré con algún tipo de espadas.
Sí, eso será lo mejor... Me acerco a Alphonse lo más silenciosamente que me resulta posible, y me siento junto a él.
- ¿Sabes usar un arco? -pregunto en un susurro.

Alicia sintió horror y alivio a la vez cuando Giz se acercó a Vlad. Hacia fuera, su cara se congeló momentáneamente como si la hubiesen esculpido en cera y perdió algo de color, pero ningún otro síntoma. Por dentro se encontraba dividida entre la vergüenza de que le hubiese escuchado, y el alivio, porque Vlad se había ofrecido a enseñar a más gente y ella no se veía capaz de decirle nada a nadie; (sería otra manera de reconocer que necesitaba ayuda). Ahora Giz podía encargarse de difundir su chachi-noticia al resto del torreón. «Eh, oye, que el desgradable y frío Vlad parece menos desagradable y frío y no le importa enseñarnos a usar armas».
Comprendía que era necesario que no solo ella mejorase en el tema de la autodefensa, pero le espantaba la idea de recibir clases con el resto. Quería hacerlo sola y a parte, y todo lo por su cuenta que fuese posible.
Cuando Giz se apartó porque le Caillech le llamaba a gritos, aprovechó para susurrar rápido a su nuevo profesor, más rápido de lo que ella hablaba jamás porque se encontraba lo suficientemente nerviosa como para que eso le llegase a la voz:
- Escucha, Vlad. No se si entenderás lo que voy a decirte, tampoco importa si no me comprendes. Yo... no puedo, no quiero.... preferiría que el horario de nuestras clases fuera distinto. ¿es mucho pedir? Distinto al horario de los demás. No te pido que sea mucho tiempo. Entiendo que eso sería demasiado pedir. No me importa si sólo es una clase de veinte minutos, yo practicaré después hasta que se me cansen los brazos. Pero no soy así- explicó a punto de hablar de su carácter con una persona en la que hacía menos de un minuto no confiaba en absoluto. Sabía que tenía que hacer ese esfuerzo de confianza si quería que Vlad aceptase.- no soy un “animal social” si quieres decirlo así. No me gustan los grupos grandes y lleva tiempo ganarse mi confianza, la de verdad. De hecho, yo NO hablo de mí apenas. Pero necesito sentirme útil en este estúpido sitio, y no quiero sentirme vulnerable. Y ser vulnerable en frente de otros.... parece hacerte el doble de vulnerable ¿vale?

«Acabas de arrancarme un confesión mayor de lo que conseguirás de mí en mucho tiempo. Que sirva para algo, por favor. Por favor.» rogó hacia sus adentros, mientras miraba a los ojos a Vlad intentado recuperar su “dignidad”. No con una expresión suplicante, nunca. Sino de estoica seriedad.

Por el rabillo del ojo vio que Hannah les observaba, y eso le hizo sentir peor. Y también vio como hablaba con Alphonse. Se imaginó que ella también estaba pensando en coger a un profesor. Alphonse había sido su segunda opción. En realidad se había decantado por Vlad no solo por su aparente superioridad en el tema, sino porque era un persona solitaria, fría, y no muy apreciada por el resto, así que esperaba tener la intimidad suficiente durante sus entrenamientos. Aquello ya se había ido al traste, pero esperaba que Vlad fuese comprensivo (aunque no tuviese aspecto de serlo) y le diese una afirmativa.

Caillech entró poco después al torreón preguntando porque todos tenían arcos en la mano, si habían sido atacados. A pesar del sobresalto incial, Alicia se dio la vuelta despacio.
- No, Cail.- respondió con aparente tranquilidad. No explicó que le había pedido ayuda a Vlad, sino que desvió el tema hacia ella. Era un experta en desviar las preguntas que no quería contestar.- ¿estás bien? ¿pasa algo con Giz?

Enseguida supo que la pregunta- aunque formulada con amabilidad, y sin especial interés - no le haría gracia a la reptil. Porque había notado una especie de tensión la primera vez que ella y Giz subieron juntos al último piso, y ahora ella tenía una expresión curiosa en el rostro. Como aturdida. Confusa, pero como si no decisiese que mostrar hacia fuera. Era dificil ver nada en su piel escamosa, pero tenía unos ojos bastante expresivos.

Nota Fdr: cuidado con Alicia. No confudir lo que pasa por dentro y lo que enseña hacia afuera, porque en general, es poco expresiva, piensa mas que habla, y deberían pareceros raros la mitad de sus comportamientos.

Siguiendo a Alicia me dirigi hacia Vlad, el cual le estaba enseñando a usar el arco, ese hombre era muy raro, debia haberse criado asi...y asi era el, y habia que respetarlo y acostumbrarse a su forma de ser...pero aunque me cueste le pedi que me enseñara a usar la espada

-Vlad...esto...me puedes enseñar esgrima, por favor-dije-Mi punteria es pesima...asi que casi mejor aprender esgrima o algo que no haga falta mucha punteria

Espere la respuesta algo asustado, ese hombre inspiraba temor, y nunca sabias como iba reaccionar cuando hablabas con el

Por otra parte mire a mi alrededor, Hannah estaba practicando con Alphonse, tipico de ella, para llevar la contraria supongo, me alegraba de que se hubiera mejorado

Salí con Mark a explorar el torreón. Los dos lagartos ya habían vuelto y Caillech salió afuera. El otro lagarto se unió a Alicia para explorar por su cuenta. Subimos a los pisos superiores y encontramos varios libros polvorientos escritos en un idioma inidentificable para ambos, ya que Mark me pregunta si yo puedo leerlos, imagino que más que nada por decir algo, a lo que yo niego con la cabeza con una media sonrisa. También hallamos algo de ropa, me sonaba que Cai había comentado algo al respecto... Anoto mentalmente que si encontrábamos forma de lavarnos debería cambiarme de ropa y lavar la mía. Continúamos explorando el torreón y subimos arriba del todo... Se puede ver el esqueleto del enorme ser que de algún modo "aterrizó" en lo alto de la torre. No puedo imaginar que clase de criatura podría ser. Supongo que algún pájaro, pero sus proporciones eran monstruosas. Pero lo que sí eran pájaros... o algo que se le parecía, eran los "anfitriones" que había mencionado el lagarto. Parecían un poco hostiles y nos miraron con una cara que denotaba fastidio... Pero eran pájaros, no creía que pudiera variar mucho su expresión.
-Mmm... hablaré con el lagarto para venir a alimentarlos de vez en cuando -dije con actitud resuelta.
No podía evitarlo, me gustaban los animales aunque fuesen tan extraños como aquellos.
Volvemos a bajar y decidimos explorar el patio. Nos quedamos observando una estatua con un reloj... que parecía representar a una de las aves que anidaban en el esqueleto.
-Que curioso, ¿verdad? -digo mientras la observo con genuino interés.
Seguimos explorando el patio y pronto hacemos descubrimientos interesantes. Había un pozo al fondo del patio.
-Eh, genial, ya no tendremos que ir a buscar agua a la fuente... Y con unos cuantos cubos y barreños podremos lavarnos y lavar cosas -habíamos visto utensilios de limpieza de esa clase en nuestra exploración.
También encontramos unas letrinas cerca de allí. Bien, ambas cosas eran importantes.

Cuando decidimos que ya habíamos explorando bastante decidimos volver a la entrada del torréon donde nos encontramos a Alicia y Giz. Parecían algo sobresaltados y pronto supimos por qué. Alicia nos relató lo que nos habíamos encontrado. Para sorpresa de todos, Mark dijo que eso no le asustaba. Yo acogí la noticia también con bastante indiferencia, después de lo vivido la tarde anterior eso no me sorprendía demasiado.
-En este lugar creo que va a ser mejor que nos acostumbremos a ese tipo de cosas... y que intentamos hacer lo posible por ayudar a Alphonse a arreglar el mecanismo.
Conversamos un rato más hablando sobre los descubrimientos que habíamos hecho. También me enteré por fin del nombre del lagarto macho, se llamaba Giz. Giz... por algún motivo me gustaba como sonaba y me parecía un nombre muy apropiado para él. En otro momento me gustaría conversar más con él. Cuando terminamos de hablar Alicia se aparta. Giz parece que la sigue por inercia y, desde la distancia, veo que hablan con el señor conde. ¿De qué hablarán?

De pronto oímos como Caillech llama a Giz de una forma no demasiado educada pero que inevitablemente me hace reír, al igual que el comentario de Giz al respecto. Sin embargo me preocupa... Cai parecía algo agitada, ¿qué estaría pasando ahí fuera? Sigo a Giz hasta la puerta y, aunque no salgo, observo desde dentro la escena. Ahora comprendía muchas cosas acerca de Caillech, el comportamiento de Giz y el suyo... Y su hostilidad hacia aquel nuevo desconocido que se había presentado como Sezk. La situación era tensa y al mismo tiempo un poco absurda. Giz se reía como un maníaco debido a esto. Observe al recién llegado en el cual ni Giz ni Caillech parecían confiar plenamente. ¿Sería peligroso de verdad? Decidí no despegarme demasiado de la daga por si acaso, aunque si lo que había dicho era cierto no tenía intención de hacernos daño... al menos de momento.

Entro de nuevo en el torreón y veo que todos se están congregando alrededor de Vlad y Alphonse con un arma en la mano.
-Bueno, creo que es pronto para el canibalismo, ¿no creeis? -comento en tono jocoso-. Pero si no es eso... quizás estéis pensando en practicar. En cuyo caso me parece buena idea.
Saco mi daga de su funda en un gesto que pretende decir "estoy preparado".

Me había mantenido al margen de cualquier conversación tras la explicación de la cadena rota del puente, en una esquina de la sala inferior del torreón, mirando al suelo. Pensando.

La gente dice de buscar material y herramientas e intentar arreglar el panel. Eso va a ser un problema. El problema no es precisamente el conseguir los materiales, sino más bien cómo utilizarlos. Puede que sepa de mecánica, pero del tema forja no tengo ni idea. Aun así, estoy completamente seguro de que para forjar algo tendría que tener una forja, y además tendríamos que sacar el panel entero -que parece muy bien anclado a la pared- y tomar medidas, cortar hierro, darle forma y soldarlo al panel. Eso es lo que me preocupa. Soldarlo. ¿Cómo se supone que vamos a poder soldar metal? ¿Con un soplete? No creo que aquí hayan inventado el soplete.
Optimismo, hay que mirarlo con optimismo y lógica. Y la lógica me dice que si el panel estaba entero en algún momento del pasado tuvieron que poder soldar sus distintas partes. Solo tengo que descubrir como lo hicieron.

La voz susurrante de Hannah diciendo no-sé-qué de un arco me saca de mis cavilaciones, además de provocar cierto sobresalto. Algo de saber y arcos. Saber usar un arco. ¿Sé usar un arco?

-Creo... creo que no tengo ni idea de arcos...-respondo, aun con vestigios de mi línea de pensamientos anterior dificultando mi selección de palabras.-Bueno, una vez en un campamento intenté usar uno... pero no obtuve muy buenos resultados...

Concretamente, creo que la flecha se clavó en un árbol que estaba a unos 45º a la izquierda de la diana. Fue un fracaso absoluto. No me permitieron acercarme al arco ni a las flechas durante el resto del verano. Pero eso no es algo que me guste ir contando por ahí.

-Si sé de armas es porque soy un aficionado del tema fantástico. Ya sabes, libros, películas, videojuegos... tengo una ligera idea de para qué sirve cada cosa y cómo hay que sujetarla, pero no mucho más. Lo que mejor manejo es la lanza, y es porque llevo dos días con un palo en la mano.

Puede que no sepa de técnica, pero puedo proporcionar datos básicos. Algo es algo, y tendrán que ser Vladimir y Caillech quien se encarguen del aspecto práctico, cada uno con su estilo propio.

Un lugar para dormir. Perfecto. Sólo espero no tener que irme por intentar cortarle el cuello a cualquier chaval. Sigo a Caillech y a Giz y entro en el torreón. El sitio es bonito; a su manera, claro. Veo que todos están congregados alrededor de un chico bastante alto y de pelo negro; uno de esos humanos. Las entrañas me arden de sólo pensar que hasta la salida de la Luna Roja no veré mi cuchillo. Es cómo una parte de mi alma, gracias a él no me mataron muchas veces en el desierto y ahora... ¿voy y se lo entrego a un Mirie Kitade? Muevo la cabeza hacia los lados. Creo que todavía no me he dado cuenta de lo estúpido que puedo llegar a ser.

Me siento en el suelo, lejos de los demás. Ahora no estoy de humor para darme a conocer. ¿Entonces por qué demonios me quito la cinta roja y me pongo la verde en el brazo? Esos humanos ni siquiera saben qué significa esto, no creo que se vayan a acercar a mí sólo porque tenga una cinta verde en el brazo que parezca decir: acércate a mí, soy muy amigable, principalmente porque estoy loco y nunca sabes si te voy a matar o a abrazar. Pero matar, ¿con qué? Acabo de entregar mi cuchillo a un tío que no conozco. El único consuelo que me queda es que sé pelear más o menos y puedo pegar grandes saltos... qué gran consuelo.

¡Mierda! ¡No tendría que haber hecho esa estupidez! ¡El Giz ese parecía a punto de aceptar con "gusto"! Y ahora estoy sin mi cuchillo, atrapado entre muchos seres sin escamas y con dos de mi mundo. No te preocupes, ya trazarás un plan para recuperar el cuchillo, o un arma cualquiera. Podrías matar a alguien y cuando te echen, coger el cuchillo y...

Suelto una risotada y bajo la cabeza. Mi inteligencia y mi sentido del humor no dejan de sorprenderme.

Deianira parecía pensativa. Acaba de apartarse del montón de armas del cual había cogido con tanto disimulo como pudo unos finos discos con cinco puntas afiladas y dos xtrañas dagas con un asidero circular. También le había llamado la atención una espada con un pomo en la empuñadura, que por desgracia era demasiado grande para ella; aquel artilugio servía para hacer goirar la hoja con una mano en la empuñadura y otra en el pomo inmóvil.

Allí estaba, contemplando fijamente la puerta-puente. Parecía tremendamente pesada y resistente, pero estaba segura de que si contasen con unas buenas cuerdas podían levantarla entre todos. Miró a sua alrededor: no había de donde sacarlas, nisiquiera las mantas servirían. Entonces reparó en la verja. Habían dicho que el mecanismo y las cadenas estaban rotas. La verja estaba allí, en lo alto, atascada. Era de algún metal y a ojo le echaba unos doscientos kilos.

En ese momento se le ocurrió una idea algo infantil pero realista. Se acercó a la persona que más cerca tenía, Alicia, que en aquel momento estaba cerca de la puerta, y le palmeó insistentemente la espalda.
-Ali, Ali, Ali, Ali. Oye, Ali. ¿Puedes apoyarte un momento contra la pared y dejarme subirme a ti?
Antes de que esta pudiera mostrar su desconcierto, adelantó:
-Venga, porfa, hazlo por mi. Quiero subir ahí arriba, quizás pueda hacer algo.

Alicia se había separado del grupo sin decir nada en cuanto se acercó Mark. ya le había soltado una parrafada a Vlad y este le había contestado. No necesita oír nada más.
Había llegado un nuevo reptil, pero no pudo prestarle ninguna atención porque le distrayó Deianira llamándola como una niña pequeña. Alicia, que tenía el humor inestable desde su llegada, le respondió bruscamente:
- No me llames Ali, por favor. - Le molestaba que usase un apelativo cariñoso. luego añadió más amable, dándole la espalda y agachándose:- sube, anda.

No sabía que demonios pretendía hacer, pero no le costaba nada concederle aquello.

Dee se quitó los zapatos y, con todo el cuidado que pudo, se subió encima de Alicia, apoyándose también en la pared, hasta que consiguió llegar a los hombros. los bordes de su falda rozaban la cabece de la de abajo. Al fin, consiguió estabilizarse agarrándose a las hendiduras de la pared. Aún no llegaba a tocar la verja. miró hacia abajo y se sintió algo inquieta por la altura y por lo que estaba a punto de hacer. tenía que ser rápido, o Alicia se cansaría.

Cogió aire, calculó la trayectoria y logro salvar la distancia que los separaba de un salto. Sus manos se agarraron a la verja y quedó colgada a ella. Se balanceó algremente pendiendo de ella mientras se felicitaba interiormente por haberlo logrado. Entonces, algo emitió n sonoro crujido. Su cara cambió repentinamente y su voz se hizo más chillona.

-¡¡Todos los de abajo, APARTAOS!! ¡¡YA, YA, CORREEE...!!

Dicho esto, hubo un chirrido agudísimo y la reja metálica descendió de golpe. Se oyeron otros dos sonidos: el del metal clavándose en la piedra y agrietándola y el de un cuerpo al dar en el suelo desde una altura considerable. Deianira se miró las manos, nuevamente raspadas y sangrantes. Un dedo estaba doblado hacia atrás, pero curiosamente no emitió sonido alguno. Sonrió con lágrimas en la cara, alegre por haber hecho algo útil. Se preguntó por que los demás la miraban con aquellas curiosas caras.

La verja no pesaba lo suficiente como para que no pudieran levantarla entre cuatro personas. Solo que ahora además estaba clavada en el suelo. Con la mano menos herida e ignorando varios moratones, intentó subir la verja. No se movió ni un centímetro.

Alicia notó incómoda la falda de Deinaria, a quien había empezado a acortar el nombre mentalmente en "Dee" a secas, que le daba en la cara y no le dejaba ver. Y los pies de la niña en los hombros poniendose de puntillas era la única pista que tenía de lo que estaba sucediendo. Lo siguiente que supo fue que dejaba de sentir a Dee encima de sus hombros, a lo que seguía un estruendo y un grito. El movimiento de Dee, que aparentemente se había colgado de la verja del torreón la tiró de espaldas sobre el suelo. La verjá se clavó en el suelo frente a ella con un golpe seco, haciendo que su corazón pegase un bote. Si hubiese caido unos cm más cerca, la verja le hubiese rebanado los pies o las piernas. La respiración se le aceleró y se llevó la mano al pecho. La niña se había ciado y tenía un dedo en una posición antinatural, así como feos moratones, y más que aparecerían en los días siguientes. Lloraba y sonreía. Dee intentó subir la verja, pero no se movió ni un poco.
Poco a poco Alicia se dio cuenta de la situación. Dee le había utilizado para alcanzar la verja y la había desatascado, pero ahora, lo había empeorado todo. Estaban atrapados.
- ¿que has hecho?- susurró. No se levantó del suelo, aunque ahora estaba sentada espatarrada mirando aturdida la verja que les encerraba. Se fue levantando mientras la voces de los demas crecían a su alrededor.- ¡¿te das cuenta de lo que has hecho?!- repitió- ¡¡nos has encerrado!!
Alicia gritó a Dee. estaba furiosa, y sentía desesperación. le gritó, y eso que ya había olvidad cuando fue la última vez que había alzado la voz. Aquel lugar le estaba trastornando los nervios. Se llevo una mano a la frente.
- Ya está hecho.- dijo hablando por encima de las otras voces al poco rato.- no podemos cambiar eso. Ahora tenemos que buscar una solución, y como sea. Si hace falta abrimos un agujero en la pared. Pero tiene que haber alguna solución.

Estábamos enfrascados hablando sobre practicar el manejo de las armas cuando Deianira se acerca a Alicia y comienza a insistirle para que la ayude en algo. Alicia accede, aunque parece algo molesta, y veo como la niña se sube a los hombros de Alicia. No logro comprender que se propone hasta que...

Todo sucede muy rápido. Deianira pega un salto y se agarra a la verja atascada. Esta se sacude violentamente y se baja de golpe, produciendo un estruendo. Deianira chilla y cae al suelo junto con la verja. Nos sonríe mientras le caen lágrimas... Contemplo horrorizado la escena, pues parece haberse roto un dedo pero actúa como ni se hubiera dado cuenta. Esa niña era extraá, muy extraña... Pero eso no era lo más preocupante. Estábamos encerrados...

Alicia parece estallar súbitamente. Por un momento parece tener casi tan mal carácter como Hannah, aunque se calma al poco. En dos frases resumen nuestra situación: estábamos encerrados y o hacíamos algo pronto o nos moriríamos de hambre allí dentro.

-Genial -me cruzo de brazos-. ¿Alguno de vosotros tiene fuerza sobrehumana? -miro a todo el grupo enarcando las cejas.

Un enorme estruendo me saca de mi ensimismamiento. No sé las horas que habré pasado observando a los pájaros, pero a pesar de lo extraños que resultan en comparación a los seres de Asrena, me calmaba estudiar su comportamiento. Me producía un extraño efecto relajante, como ya me pasaba en el desierto con todos los animalillos. Me levanto y me sacudo el polvo del poncho antes de bajar a ver qué había pasado ahora. En mi interior, una vocecilla acusaba de antemano al Ranta del ruido y a la vez me insultaba por haberle dejado entrar. <<Puñetera conciencia>> Intento acallarla sin muchos resultados.

Al llegar a la planta baja me los encuentro a todos aparentemente sobresaltados, en pie la mayoría, dirigiendo la vista hacia la puerta, cuyo umbral ahora estaba cruzado por una reja metálica <<¿Será hierro también?>>. Al lado de la puerta están Alicia y la chica en la que me había fijado, la del pelo blanco. Esta última parece tener varias zonas de piel moradas, alguna magulladura en las palmas y un dedo que no parecía apuntar en la misma dirección que el resto.

-¿Qué ha pasado?-pregunto algo preocupado, buscando al Ranta con la vista. Este estaba apartado y no parecía ser responsable de nada, lo cual me aliviaba en parte. La verdad es que tampoco necesito una respuesta a mi pregunta. El estruendo seguramente vendría de la reja metálica y la caída de la niña. Por las caras y lo poco que había podido escuchar por las escaleras, también me imagino algo-¿Estamos encerrados, no?-camino despacio hasta la reja y trato de tirar de ella hacia arriba con fuerza, sin embargo, esta apenas cede un poco. Pesa demasiado para mí-. ¿Alguien me echa una mano? Tal vez entre unos cuantos podamos con ella-les sugiero-. O eso, o tendréis que alimentaros de cucarachas hasta que descubramos otra manera de salir-comento chistoso a pesar de que no es el momento.

Giz baja, posiblemente atraído por el estruendo y enseguida se da cuenta de la situación. Intenta mover la reja pero no puede moverla ni un poco. Como suponía, la fuerza de los lagartos no es muy superior a la nuestra... Sin embargo sugiere que quizás podríamos moverla si lo intentábamos entre varios. Parecía bastante calmado y eso me dio confianza. Bueno, ¿qué perdíamos por intentarlo?
-De acuerdo, yo ayudaré, aunque tengo poca fuerza... Eso si la intentamos levantar entre todos o casi todos, no quiero quedarme sin dedo como Deianira.
Me acerco a Giz y le sonrío. Estudio la verja para buscar algún sitio por el que agarrarla que no esté demasiado oxidado. Afianzo mi mano sobre la verja, esperando que alguien más nos ayude a levantarla.
Poco a poco todos se van acercando y agarran la verja dispuestos a tirar de ella. Alguno parece hacerlo con desgana, pero está claro que nadie quiere quedarse encerrado. Deianira también se acerca a ayudar pero niego con la cabeza.
-Tú no deberías, te has roto un dedo... -me pareció necesario decirlo pues por algún motivo ella actuaba casi como si ni se hubiera dado cuenta-. Bien, ¿estamos listos? ¡A la de tres!
Contamos hasta tres al mismo tiempo y hacemos fuerza para subir la verja. Al principio le cuesta ceder pero una vez logramos desclavarla del suelo podemos subirla con bastante facilidad.
-Menos mal, ¿eh? Sino me parece que no iban a llegar las sabrosas cucarachas que mencionó Giz e íbamos a tener que recurrir al canibalismo de verdad -comento con mi habitual tono divertido.

Una vez estuvo subida la verja, Giz se percató de algo: por mucho que hubiesen logrado abrir la salida, tendrían que volver a sumar sus fuerzas cada vez que quisieran entrar... ¿Y si a alguien le pasaba algo y no podían abrirla? Podían quedarse atrapados dentro o en la calle. Ninguna de las posibilidades le gustaba. Dormir al raso no tenía nada malo a menos que hubiese decenas de criaturas peligrosas acechando.

Estaba dándole vueltas a la cuestión, sin a treverse a soltar aún su parte de la gran reja, cundo reparó en un aro de forma curiosa. A una altura similar había un agujero en la pared.
-¡Rápido, necesito un cuchillo largo y grueso! ¡No soltéis! -advirtió a los demás.
Deianira se acercó corriendo con varios. Uno de ellos llamó su atención: parecía un bastón metálico con un agarre curioso. Al pasarlo por la argolla y meterlo en el agujero, vió que encajaba. No era un bastón metálico. ¡Era un pasador!

Al fin pudo soltar la estructura y todos respiraron aliviados. Más abajo había otro agujero. ¿Sería para mantenerla bajada? Aquello le hizo sentirse extrañamente seguro.

Parecía que los humanos habían decidido a armarse de valor y querían empezar a entrenar en el arte de las armas. Se habían dado cuenta que sin ese conocimiento no era posible sobrevivir en este mundo. Persona desarmada, persona muerta. Así parecía este mundo. Verdaderamente era una buena idea el aprender y entrenar, el conocimiento era la base de la supervivencia. Yo siempre lo decía. Además, a mi tampoco es que me vendría mal un poco de práctica. Si, es verdad, sabía utilizar una daga, lo había hecho durante años y podría decirse que era bastante buena en ello. Aún así no me vendría mal practicar con las otras armas que el torreón nos surtía. Nunca se sabía cuando necesitaras esa sabiduría. Yo por mi parte pensaba entrenar en todas esas artes, aprender a controlar todas las que pudiese, aunque para ello tuviese que arrancarme horas de sueño. Pensaba sobrevivir y si ese era el costo...

Además, eso me impediría pensar en mi propio pesar. Mierda. Lo había vuelto a hacer, había pensado en ello. Oí como Alicia me preguntaba que me pasaba. La miré largo rato. No, no pensaba mostrar debilidad. Puede que no estuviese en mi mejor momento, pero estaba acostumbrada a guardarme todo esos sentimientos negativos para mí. Desde mi vida en solitario en el desierto jamás había necesitado a nadie y no lo haría ahora.

- No es nada, un mal día - dije como si nada, como si lo que me pasara no fuera nada grande mientras enmascaraba mis sentimientos bajo una máscara de indiferencia.

Fue después de eso que vi a una pequeña humana de la que no me había fijado antes. ¿Cómo se llamaría? No me acordaba. Tan pequeña que era y tan callada hasta entonces que no me había fijado en absoluto en ella. Tendría que prestar más atención. Odiaba que se pasasen por alto las cosas. Odia la ignorancia.

La pequeña humana le pidio a Alicia que la subiera a sus hombros, cosa que la otra adopto. Entonces sin aviso saltó y agarró algo que causó que una reja metálica se precipitara a una velocidad pasmosa hacia abajo. Oí a la pequeña gritar de que nos apartáramos. Gracias a mi agilidad tuve tiempo de esquivar la reja con elegancia, de no haber logrado puede que la mía hubiese sido la primera muerte. Además hubiese sido una muerte larga y dolorosa seguramente.

Miré detenidamente. Estábamos atrapados. Si no conseguímos abrirlo nos quedaríamos sin comida y, aunque Sezk, Giz y yo podíamos sobrevivir con poco y además podíamos comer cualquier cosa, algo me decía que los humanos no aguantarían. Su metavolismo no era como el nuestro, como tampoco su apariencia. Si el confinamiento se alargase, ellos serían los primeros en morir.

Pronto algunos de ellos empezaron a intentar levantar aquello con su fuerza y, pese a que no tenía una "superfuerza", puse mi granito de arena, pues odiaba la idea de estar atrapada. Era una nómada, una espítitu libre y estar atrapada iba contra mi naturaleza. Y, por suerte, entre todos logramos levantarlo para que después Giz bloqueara el mecanismo para que no volviera a bajarse nuevamente, si ese no era nuestro deseo. Eso estaba bien, muy bien.

- Parece que no nos quedaremos ecerrados aqui al fin y al cabo - dije tranquilamente. - Y bien, ¿comenzamos los entrenamientos? - dije mientras sacaba mis dos dagas y, con la maestría de quien ha tenido mucho tiempo de practicar, los volteaba en mis manos.

Antes de que pueda continuar con la conversación con Hannah, Deinaira se pone a pegar gritos desde la entrada, y para cuando ya me he levantado y me estoy acercando, la verja cae súbitamente a una velocidad que puede que a ninguno de los presentes sorprenda, pero que, personalmente, me hace abrir los ojos y soltar un sonido indeterminado de exclamación.

¿Cómo ha podido ocurrir eso? ¿Hay algo que se me haya pasado por alto? Quizás me dejé alguna cinta de transmisión sin colocar, dejase algo demasiado suelto, uniese lo que no debía... La reja no debería haber caido así. Sí que estaba atascada por la suciedad y demás, pero un tirón como ese no debería haber provocado esto, solo tendría que haber soltado un poco de polvo y haberse quedado... Claro, cosas como estas requieren de un análisis preliminar de toda la estructura. No puedo ponerme a arreglar cosas si no tengo ni idea de lo que estoy arreglando.
Me apoyo contra la pared de piedra, sintiendo cada uno de sus relieves y muescas marcándose en mi piel. Está fría. ¿Y si la cadena que levanta la reja no estaba unida a la reja? Lo importante es si están todos bien.

Avanzo un poco más hacia la aglomeración de gente de la entrada y observo a las implicadas. Alicia parece en perfecto estado de salud, pero Deinaira se ha hecho daño en la mano al caer. Me gustaría poder hacer algo, pero está fuera de mis posibilidades. Por otra parte, la reja ha caido con tal brusquedad que ha agrietado las baldosas de la entrada y las astas que decoraban su parte inferior han quedado clavadas de mala manera en el suelo. Antes de que proponga utilizar las palancas del sótano para levantarla, recuerdo que es posible que la cadena se haya salido de su sitio. Por suerte, un colectivo de gente se pone de acuerdo para levantarla entre ellos y Giz la fija a la pared con una barra.

Algo me dice que deberíamos manipular las rejas con un poco más de cuidado la próxima vez. Tendremos que dejar de lado los mecanismos del sótano y pasar a lo manual: moverlas nosotros mismos. Esto debe ser mucho más viejo de lo que imaginaba, con su consiguiente deterioro inevitable con el paso del tiempo.

-Giz, ¿has fijado bien las tres?-pregunto, solo por asegurarlo.-Ah, y durante este tiempo he estado pensando... dudo mucho que podamos hacer nada por el puente. Incluso si consiguiéramos reparar la cadena rota, sería necesario cambiarlo todo por seguridad, y no tenemos ni el material, ni las herramientas, ni el tiempo necesario para ello. Creo que deberíamos dejarlo estar, con las rejas será suficiente en caso de que queramos cerrar.

La extraña niña nos habia tirado una verja encima...justo cuando iba a practicar la esgrima junto con los demás,quizás era porque nos había dejado encerrados pero esa niña me daba muy mala espina, primero habia encontrado una rata para nosotros y ahora nos encerraba tirando una verja lo que ha causado que el puente levadizo pueda elevarse y bajarse manualmente otra vez, tramaba algo o ¿quizas era torpe?

-Bueno...-susurre

Intente no mirar mal a Dee...si solamente era torpe, era como yo...y sinceramente no me gustaria que me hicieran eso a mi...
Una vez acabamos de levantar la verja me quede esperando a que los demas me dijeran lo que debia hacer