Torreón Maciel (Archivo II)
+10
HurzaComeojos
Soñador
Yber
Vlad
Giniroryu
Alicia
Shylver
Martalar
Caillech
Sevent
14 participantes
- Sevent
Ficha de cosechado
Nombre: Abel
Especie: Humano español
Habilidades: Intuición, imaginación y velocidadPersonajes :
Abel: humano español (1,90m)
Unidades mágicas : 5/5
Armas :
Abel: su arrolladora personalidad
Torreón Maciel (Archivo II)
05/11/11, 11:42 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Llegue al torreon seguido de Hannah que extrañamente parecia preocupada por mi, pero eso ya daba igual esto era ridiculo, estaba encerrado en una pesadilla de la que no podia despertar, asi que ¿Que mas daba si me mataban o no? Asi despertaria no? JAJAJAJAJAJJAJAJA
-Asi que este es el torreon......
Entre dentro de este, estaba en un estado bastante malo, no queria imaginarme que habia pasado ahi y menos lo que iba pasar, pero que mas daba total esto era ridiculo, no podia estar pasando...o si?
-HAANNAH! Lo hemos encontrado-dije
Llegue al torreon seguido de Hannah que extrañamente parecia preocupada por mi, pero eso ya daba igual esto era ridiculo, estaba encerrado en una pesadilla de la que no podia despertar, asi que ¿Que mas daba si me mataban o no? Asi despertaria no? JAJAJAJAJAJJAJAJA
-Asi que este es el torreon......
Entre dentro de este, estaba en un estado bastante malo, no queria imaginarme que habia pasado ahi y menos lo que iba pasar, pero que mas daba total esto era ridiculo, no podia estar pasando...o si?
-HAANNAH! Lo hemos encontrado-dije
Ven conmigo,Ven conmigo por la ciudad,ven conmigo, desatemos un vendaval, esta noche, no me importa lo que dirán
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
21/11/11, 03:57 pm
Después de solucionar el asunto de la verja todos vuelven al plan inicial de pedir ayuda al señor conde para entrenar. Vladimir acepta con su habitual discurso y comienza a realizar unos preparativos. La mayoría ha cogido un arma a distancia para aprender, otros de ambos tipos. Será mejor que realice una visita a la armería nuevamente, pienso. Veo que Mark ha tenido la misma idea, así que lo acompaño al sótano.
-Uhm... veamos... cogeré una espada corta para aprender esgrima.
Apoyada en la pared veo una cimitarra algo desgastada pero todavía en estado aceptable. Tiene el mango negro carente de adornos. ¿Debería coger también un arco? No creía que se me fuese a dar bien, pero la verdad es que sería útil aprender a manejar un arma a distancia. Entonces veo que Mark encuentra una ballesta.
-¡Eh, eso mola más! Si no te importa yo también cogeré una.
Busco otra por la sala. No tengo mucha idea de armas así que escojo una que me parezca en buenas condiciones y que no es muy pesada. Es sencilla, al igual que la cimitarra, sin adornos de ningún tipo.
Una vez estamos satisfechos con nuestras adquisiciones volvemos a subir las escaleras. Ya había comenzado a acercarse gente, entre ellos Giz. Nos acercamos al patio donde Vladimir seguía preparando lo necesario para enseñarnos. Realizo una especie de saludo militar y me pongo firme.
-El soldado Noel espera su instrucción, señor -digo alzando ligeramente la voz, imitando lo que había visto en tantas películas.
Sonrío, divertido, mientras recupero la posición normal y espero las instrucciones de Vladimir.
-Uhm... veamos... cogeré una espada corta para aprender esgrima.
Apoyada en la pared veo una cimitarra algo desgastada pero todavía en estado aceptable. Tiene el mango negro carente de adornos. ¿Debería coger también un arco? No creía que se me fuese a dar bien, pero la verdad es que sería útil aprender a manejar un arma a distancia. Entonces veo que Mark encuentra una ballesta.
-¡Eh, eso mola más! Si no te importa yo también cogeré una.
Busco otra por la sala. No tengo mucha idea de armas así que escojo una que me parezca en buenas condiciones y que no es muy pesada. Es sencilla, al igual que la cimitarra, sin adornos de ningún tipo.
Una vez estamos satisfechos con nuestras adquisiciones volvemos a subir las escaleras. Ya había comenzado a acercarse gente, entre ellos Giz. Nos acercamos al patio donde Vladimir seguía preparando lo necesario para enseñarnos. Realizo una especie de saludo militar y me pongo firme.
-El soldado Noel espera su instrucción, señor -digo alzando ligeramente la voz, imitando lo que había visto en tantas películas.
Sonrío, divertido, mientras recupero la posición normal y espero las instrucciones de Vladimir.
- HurzaComeojos
Ficha de cosechado
Nombre: Kromen Pietro (antes, Sezk)
Especie:
Habilidades: Salto, memoria y agilidad.
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
21/11/11, 04:28 pm
Todos se estaban preparando para entrenar. Yo pasaba, así que subí por las escaleras por las que había bajado Giz antes y llegué hasta el final. Bonitos pájaros, sí es que se le podían llamar así, claro. Me recosté en la pared y me puse a hablarles:
-¿Sabéis? Antes de venir aquí, soñaba con escapar del desierto. Y ahora que lo he conseguido, no puedo sacarme de la cabeza que si muero, nadie me recordará. Exceptuando los dos asrenianos de ahí abajo. "El ranta que vino a pedir ayuda". Más patético, imposible. Pero os estaréis preguntando: ¿por qué demonios nos cuenta cosas que no queremos saber este loco? Ni yo mismo lo sé. Estoy loco, hasta ahí llego. Pero si sobrevivo para ver la Luna Roja puede que eso cambie. Puede que la locura se desvanezca por arte de magia. O que incremente. Lo cual, la verdad, no creo qué esté tan mal, puesto que el hombre de la máscara dijo que este era un reino de locos. A lo mejor hasta me acepten y todo...-suelto una risotada, ¿qué hago contando yo mis cosas a un puñado de sucias criaturas? Me levanto y voy hacia ellas, con la intención de tocarlas. Alargo la mano, cuando recapacito. ¿Y si me arrancaban la mano de un mordisco? Creo que será mejor salir de aquí, puede que los esté molestando. Dicho esto bajo por las escaleras. No paro y sigo bajando, hasta llegar a un lugar en el que hay un montón de armas.
-Un bonito lugar al fin...-sonrío y me acerco a ellas. Puede que la idea de aprender a manejar armas no sea tan mala, al fin y al cabo.
-¿Sabéis? Antes de venir aquí, soñaba con escapar del desierto. Y ahora que lo he conseguido, no puedo sacarme de la cabeza que si muero, nadie me recordará. Exceptuando los dos asrenianos de ahí abajo. "El ranta que vino a pedir ayuda". Más patético, imposible. Pero os estaréis preguntando: ¿por qué demonios nos cuenta cosas que no queremos saber este loco? Ni yo mismo lo sé. Estoy loco, hasta ahí llego. Pero si sobrevivo para ver la Luna Roja puede que eso cambie. Puede que la locura se desvanezca por arte de magia. O que incremente. Lo cual, la verdad, no creo qué esté tan mal, puesto que el hombre de la máscara dijo que este era un reino de locos. A lo mejor hasta me acepten y todo...-suelto una risotada, ¿qué hago contando yo mis cosas a un puñado de sucias criaturas? Me levanto y voy hacia ellas, con la intención de tocarlas. Alargo la mano, cuando recapacito. ¿Y si me arrancaban la mano de un mordisco? Creo que será mejor salir de aquí, puede que los esté molestando. Dicho esto bajo por las escaleras. No paro y sigo bajando, hasta llegar a un lugar en el que hay un montón de armas.
-Un bonito lugar al fin...-sonrío y me acerco a ellas. Puede que la idea de aprender a manejar armas no sea tan mala, al fin y al cabo.
- Shylver
Ficha de cosechado
Nombre: Akasha
Especie: Ochroria
Habilidades: «Agilidad, Motivación, Carisma»
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
21/11/11, 04:50 pm
Me aparto con precaución de la avalancha de gente que me viene encima con motivo del traslado de Vladimir al patio. Que popular se ha vuelto en tan poco tiempo, y pensar que cuando llegamos a la plaza todos le miraban con mala cara con esa mirada despectiva suya. Mirada que hará un día que no veo. Ahora solo es de completa indiferencia. Será que la gente se está dando cuenta que hay que dejar esas cosas de lado y pasar a la colaboración.
Ah, esa energía, esas ganas de ir de un sitio a otro, esas voces...
-Quien pudiera ser joven otra vez.-digo para mí mismo, en tono de broma. Uno ya no está para saltos y alegrías.
Todo el mundo con armas, todo el mundo practicando. Eso me recuerda que mi maravillosa lanza debe haberse quedado en la sala de las máquinas, donde la dejé el día anterior. Cuando dejo la silla que estaba usando en su sitio -siendo el término "sitio" algo muy relativo en este lugar- repaso mentalmente las cosas que han pasado hoy mientras me dirijo a las escaleras, camino por el cual me cruzo con Vladimir, que porta una extraña sonrisa muy inquietante. Le cedo el paso, y cuando entra en la armería continuo recto en mi camino y entro en mi sala favorita del torreón. El olor de aceite y grasa me golpea de nuevo al abrir la puerta.
Observo los paneles de mecanismos de uno en uno, lentamente y con un ligero aire de desprecio.
-¿Creéis que habéis ganado? Esto no ha hecho más que empezar.-les anuncio, dando mi cordura ya por perdida.
Estiro el brazo para alcanzar la lanza cuando me doy cuenta de cierto destello procedente del suelo a la luz de la antorcha. Apoyándome en la lanza, que ya se encuentra en mi mano, me agacho y echo un mejor vistazo. ¡Eh, si son los cristales de antes! Si tan bien guardados estaban en una caja más o menos bien cuidada, algún valor tendrán. Claro que es como tener dinero en una ciudad sin tiendas, frase que al segundo me resulta más literal que al haber venido a mi mente. Alcanzo la caja de madera que ayer estaba sobre la mesita de la entrada y empiezo a, con cuidado, recoger uno a uno los octaedros de cristal repartidos por el suelo y a depositarlos ordenadamente en el interior de la caja. Cierro la misma y me dispongo a volver arriba, la caja en las manos y la lanza mal sujeta entre el brazo izquierdo y el pecho.
Al salir me fijo en que Vlad ya ha debido de salir al patio, y en su lugar se haya el otro lagarto, que ha llegado hoy. Cuanta gente hay últimamente por aquí.
Subo hasta el primer piso buscando un lugar donde poder dejar la caja, y en uno de mis vistazos hallo una sala semicircular, con algunas estanterías, cajones aquí y allí, y un par de escritorios viejos. ¡Un estudio! Maravilloso. Debe ser de aquí de donde han sacado esos libros que dicen haber encontrado. Suelto la caja sobre uno de los escritorios y me acerco a la pequeña ventana, que da la casualidad que da al patio. Sí, así están todos con sus armas, disparando a blancos improvisados o hablando entre ellos sobre cómo se coge cada cosa correctamente.
Creo que me quedaré en esta tranquila habitación, echándole un vistazo a esos libros tan interesantes que han encontrado antes.
Veamos que nos deparan sus páginas.
Ah, esa energía, esas ganas de ir de un sitio a otro, esas voces...
-Quien pudiera ser joven otra vez.-digo para mí mismo, en tono de broma. Uno ya no está para saltos y alegrías.
Todo el mundo con armas, todo el mundo practicando. Eso me recuerda que mi maravillosa lanza debe haberse quedado en la sala de las máquinas, donde la dejé el día anterior. Cuando dejo la silla que estaba usando en su sitio -siendo el término "sitio" algo muy relativo en este lugar- repaso mentalmente las cosas que han pasado hoy mientras me dirijo a las escaleras, camino por el cual me cruzo con Vladimir, que porta una extraña sonrisa muy inquietante. Le cedo el paso, y cuando entra en la armería continuo recto en mi camino y entro en mi sala favorita del torreón. El olor de aceite y grasa me golpea de nuevo al abrir la puerta.
Observo los paneles de mecanismos de uno en uno, lentamente y con un ligero aire de desprecio.
-¿Creéis que habéis ganado? Esto no ha hecho más que empezar.-les anuncio, dando mi cordura ya por perdida.
Estiro el brazo para alcanzar la lanza cuando me doy cuenta de cierto destello procedente del suelo a la luz de la antorcha. Apoyándome en la lanza, que ya se encuentra en mi mano, me agacho y echo un mejor vistazo. ¡Eh, si son los cristales de antes! Si tan bien guardados estaban en una caja más o menos bien cuidada, algún valor tendrán. Claro que es como tener dinero en una ciudad sin tiendas, frase que al segundo me resulta más literal que al haber venido a mi mente. Alcanzo la caja de madera que ayer estaba sobre la mesita de la entrada y empiezo a, con cuidado, recoger uno a uno los octaedros de cristal repartidos por el suelo y a depositarlos ordenadamente en el interior de la caja. Cierro la misma y me dispongo a volver arriba, la caja en las manos y la lanza mal sujeta entre el brazo izquierdo y el pecho.
Al salir me fijo en que Vlad ya ha debido de salir al patio, y en su lugar se haya el otro lagarto, que ha llegado hoy. Cuanta gente hay últimamente por aquí.
Subo hasta el primer piso buscando un lugar donde poder dejar la caja, y en uno de mis vistazos hallo una sala semicircular, con algunas estanterías, cajones aquí y allí, y un par de escritorios viejos. ¡Un estudio! Maravilloso. Debe ser de aquí de donde han sacado esos libros que dicen haber encontrado. Suelto la caja sobre uno de los escritorios y me acerco a la pequeña ventana, que da la casualidad que da al patio. Sí, así están todos con sus armas, disparando a blancos improvisados o hablando entre ellos sobre cómo se coge cada cosa correctamente.
Creo que me quedaré en esta tranquila habitación, echándole un vistazo a esos libros tan interesantes que han encontrado antes.
Veamos que nos deparan sus páginas.
- Martalar
Ficha de cosechado
Nombre: Hannah Lahey
Especie:
Habilidades: Vista de lince, automotivación y resistencia.
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
21/11/11, 04:58 pm
Todo sucede muy rápido. De pronto, soy consciente de que estamos encerrados. Sin embargo, antes de que tenga tiempo para apoyar a Alicia con sus quejas, ya han solucionado el problema.
Aferro el arco con fuerza, y, finalmente, puesto que Alphonse ha declarado que no puede ayudarme demasiado, sigo a Vlad con el arco apretado fuertemente y el carcaj colgado del hombro izquierdo como si fuese el asa de la mochila negra que solía llevar al colegio. En el patio ya ha dispuesto varias dianas.
Alphonse se separa de los demás. Vaya, quizás luego sea interesante comprobar en qué anda metido.
Con movimientos torpes, extraigo una de las flechas y la coloco en el arco, como he visto hacer en tantas películas. El carcaj resbala por mi hombro hasta quedar colgando de mi brazo. Con un suspiro, sujeto tanto el arco como la flecha con la mano derecha, y aprovecho para quitarme el carcaj cargado de flechas, dejándolo en el suelo.
Después de eso, vuelvo a centrar mi atención en el arco. Coloco la flecha y, sin embargo, por algún extraño motivo, no consigo mantenerla recta. Finalmente, tras un bufido, lo logro. El siguiente problema aparece al tratar de tensar la cuerda, puesto que necesito hacer un gran esfuerzo para lograrlo. Intento que cerrar un ojo sirva para apuntar mejor y, sin embargo, el pulso me tiembla terriblemente, en parte por el esfuerzo. Quizás busque un arco más pequeño.
Finalmente, suelto la flecha, sin apenas mirar.
-Espero que no haya nadie en medio -susurro para mí misma con los ojos cerrados, mientras siento como la flecha sale disparada entre mis dedos.
1-20 acierto.
21-100 fallo.
Aferro el arco con fuerza, y, finalmente, puesto que Alphonse ha declarado que no puede ayudarme demasiado, sigo a Vlad con el arco apretado fuertemente y el carcaj colgado del hombro izquierdo como si fuese el asa de la mochila negra que solía llevar al colegio. En el patio ya ha dispuesto varias dianas.
Alphonse se separa de los demás. Vaya, quizás luego sea interesante comprobar en qué anda metido.
Con movimientos torpes, extraigo una de las flechas y la coloco en el arco, como he visto hacer en tantas películas. El carcaj resbala por mi hombro hasta quedar colgando de mi brazo. Con un suspiro, sujeto tanto el arco como la flecha con la mano derecha, y aprovecho para quitarme el carcaj cargado de flechas, dejándolo en el suelo.
Después de eso, vuelvo a centrar mi atención en el arco. Coloco la flecha y, sin embargo, por algún extraño motivo, no consigo mantenerla recta. Finalmente, tras un bufido, lo logro. El siguiente problema aparece al tratar de tensar la cuerda, puesto que necesito hacer un gran esfuerzo para lograrlo. Intento que cerrar un ojo sirva para apuntar mejor y, sin embargo, el pulso me tiembla terriblemente, en parte por el esfuerzo. Quizás busque un arco más pequeño.
Finalmente, suelto la flecha, sin apenas mirar.
-Espero que no haya nadie en medio -susurro para mí misma con los ojos cerrados, mientras siento como la flecha sale disparada entre mis dedos.
1-20 acierto.
21-100 fallo.
- Rocavarancolia Rol
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
21/11/11, 04:58 pm
El miembro 'Martalar' ha efectuado la acción siguiente: Número Aleatorio
'Dado de 100 caras' : 22
'Dado de 100 caras' : 22
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Personajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
21/11/11, 05:10 pm
Aquello se solucionó muy rápido, levantaron entre varios la verja, y pusieron un mecanismo que permitía cerrarla y abrirla cuando les apeteciera. Alicia pudo volver a respirar tranquila y en seguida se arrepintió de su arrebato. Luego comenzó a pensar en Dee. Aunque por fuera volvía a ser una estatua inanimada, con la mirada perdida, aún estaba muy enfadada por lo sucedido. Con ella misma, que debería de haberle preguntado que quería hacer cuando la pequeña le había pedido subirsele encima, y con Dee, a la que mentalmente regañaba por su estupidez. Entonces, en un breve espacio de tiempo en el que volvió a la realidad, se encontró con que Vlad le miraba fijamente. «No me mira a mí», se corrigió,« mira en esta dirección.» Porque por su postura aquel gesto parecía casual, simplemente, él miraba hacia allí y se había encontrado con Alicia como obstaculo. Pero justo en el segundo en el que ella se hacía esa corrección, Vlad guiñó un ojo. Fue un gesto breve. Pero solo hubo que sumar dos y dos: «Me miraba a mi, y me ha guiñado un ojo.»
Alicia se sorprendió, y aquello si se dejó ver. Pegó un leve respingo, y luego se sumió en otra oleada de pensamientos, esta vez, con los sentidos puestos en lo que sucedía a su alrededor.
Vlad, había comenzado a montar unas dianas en el patio. Alicia les había seguido por inercia, mientras por dentro se repetía de nuevo la pregunta de qué esperar del conde.
Ya le había dicho más de lo que le gustaría para que aceptase darle clases a ella en otro momento. Aunque, visto que Mark, y otros ya estaban haciendo piña para comenzar sus clases, hoy ella no podría recibirlas. Así que, a pesar de lo raro que podía resultar aquello para los demás, se sentó en un rincón, apartada, sin decir ni mu, ni explicar nada, pero muy cerca de donde Vlad estaba colocado. Vlad lanzó seis flechas a una diana, de las cuales tres acertaron. Él ya había dicho que no terminaba de dominar el arco, y a pesar de no ser un resultado espectacular, Alicia ya lo consideraba bueno. Se fijó en cada detalle de su postura, tomando apuntes mentales. No quería perderse nada. Entonces Vlad descubrió que Mark llevaba una ballesta y sonrió de manera espeluznante.
Desapareció momentáneamente para volver con una para él. Alicia enseguida decidió que ella usaría un arco de todas formas. No sabía como funcionaban las ballestas, pero por si acaso,no quería nada que pudiese dispararse sin querer. o para probar. Noel, fue a la armería y regresó con una ballesta y una cimitarra. Hizo un saludo militar y realizó un comentario medio en broma. Alicia sonrió un poco mientras le escuchaba. Noel parecía divertirse con todo, y aunque hubiera podido ser irritante dada la situación, a ella le reconfortaba que fuese capaz de verlo con humor.
Incluso el nuevo reptil se les unió. Este carecía de cola y tenía un brillo en la mirada que le desagradaba, un rastro de algo que podía ser locura o maldad a secas.
Alicia confiaba en poder recordar todas las cosas que oía de Vlad, y sus correcciones a los demás aquella noche. Había decidido practicar mientras los demás cenaran, y levantarse aun más temprano (un tremendo sacrificio para ella) para continuar.
Hasta Hannah llegó, y para sorpresa y alarma de Alicia, disparó con los ojos cerrados. La flecha no le dio a nadie, pero falló.
Lo único que le preocupaba, era la esgrima. Necesitaba a un compañero para practicarla. Tendría que aplazarla al día siguiente.
Alphonse era el único que faltaba en la clase improvisada de Vlad. «¿Seguirá con el mecanismo? ¿no dijo que estaba roto y no tenía con que arreglarlo?»
Alicia se quedó allí en su sitio durante el transcurso de toda la clase, como una estatuilla de jardín, y un gesto de concentración en el rostro.
Alicia se sorprendió, y aquello si se dejó ver. Pegó un leve respingo, y luego se sumió en otra oleada de pensamientos, esta vez, con los sentidos puestos en lo que sucedía a su alrededor.
Vlad, había comenzado a montar unas dianas en el patio. Alicia les había seguido por inercia, mientras por dentro se repetía de nuevo la pregunta de qué esperar del conde.
Ya le había dicho más de lo que le gustaría para que aceptase darle clases a ella en otro momento. Aunque, visto que Mark, y otros ya estaban haciendo piña para comenzar sus clases, hoy ella no podría recibirlas. Así que, a pesar de lo raro que podía resultar aquello para los demás, se sentó en un rincón, apartada, sin decir ni mu, ni explicar nada, pero muy cerca de donde Vlad estaba colocado. Vlad lanzó seis flechas a una diana, de las cuales tres acertaron. Él ya había dicho que no terminaba de dominar el arco, y a pesar de no ser un resultado espectacular, Alicia ya lo consideraba bueno. Se fijó en cada detalle de su postura, tomando apuntes mentales. No quería perderse nada. Entonces Vlad descubrió que Mark llevaba una ballesta y sonrió de manera espeluznante.
Desapareció momentáneamente para volver con una para él. Alicia enseguida decidió que ella usaría un arco de todas formas. No sabía como funcionaban las ballestas, pero por si acaso,no quería nada que pudiese dispararse sin querer. o para probar. Noel, fue a la armería y regresó con una ballesta y una cimitarra. Hizo un saludo militar y realizó un comentario medio en broma. Alicia sonrió un poco mientras le escuchaba. Noel parecía divertirse con todo, y aunque hubiera podido ser irritante dada la situación, a ella le reconfortaba que fuese capaz de verlo con humor.
Incluso el nuevo reptil se les unió. Este carecía de cola y tenía un brillo en la mirada que le desagradaba, un rastro de algo que podía ser locura o maldad a secas.
Alicia confiaba en poder recordar todas las cosas que oía de Vlad, y sus correcciones a los demás aquella noche. Había decidido practicar mientras los demás cenaran, y levantarse aun más temprano (un tremendo sacrificio para ella) para continuar.
Hasta Hannah llegó, y para sorpresa y alarma de Alicia, disparó con los ojos cerrados. La flecha no le dio a nadie, pero falló.
Lo único que le preocupaba, era la esgrima. Necesitaba a un compañero para practicarla. Tendría que aplazarla al día siguiente.
Alphonse era el único que faltaba en la clase improvisada de Vlad. «¿Seguirá con el mecanismo? ¿no dijo que estaba roto y no tenía con que arreglarlo?»
Alicia se quedó allí en su sitio durante el transcurso de toda la clase, como una estatuilla de jardín, y un gesto de concentración en el rostro.
- Vlad
Ficha de cosechado
Nombre: Yrfylltabgemesh Ftethvajranotz Graktholontir
Especie: Auro
Habilidades: Nociones de Lucha, Artesanía, Puntería.
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
21/11/11, 08:04 pm
Vlad observó a los que habían asistido a la clase improvisada. Las señoritas Hannah y Cail ya habían probado suerte con el arco, aunque sólo la reptiliana tuvo con éxito. Se dispuso a comenzar, no había tiempo que perder.
-Bien, señores, cojan sus arcos y ballestas y comiencen a disparar a los blancos.- dijo mirándoles con desgana mientras señalaba con el brazo estirado las tablas del fondo del patio.- Vayan haciendo pruebas. Pero antes, atención, por favor.- dijo en tono alto, conciso y muy claro, con aquel tono de corrección absoluta que enmascaraba imperativos con envoltorios bonitos. Aquel al que al narrador le gusta comparar con un cuchillo de terciopelo. Consideró el más oportuno para impartir la clase. Al neos, si deseaba que llegara a término de forma mínimamente satisfactoria. Prosiguió hablando en aquel tono.- Esto que empuñan, señoritas y caballeros, no son juguetes. Son armas mortales que pueden generar trágicos accidentes si se usan de forma correcta y con responsabilidad.- clavó la mirada en Hannah con una intensidad tan penetrante cómo lo era su mirada de indiferencia. Su mensaje no estaba carente de cierto reproche, pero cómo siempre estaba envuelto en las palabras adecuadas. No es que estuviera enfadado. Estaba molesto. Cómo el maestro exigente que observa que un alumno actúa de forma torpe. Con él nunca tuvieron demasiadas contemplaciones cómo alumno. Ninguna, para ser sinceros. Simplemente enseñaba cómo le habían enseñado a él.- Por ello a partir de ahora debéis manteneros todos en la misma línea para disparar. No quiero que haya nadie entre los blancos y vosotros. Todo el mundo se mantendrá tras la línea de tiro en todo momento y no disparará en otro lugar más que en esa línea. Ni más adelante ni más atrás. Presupongo que lo entienden. No tengo intención de repetir esto, caballeros. Coincidirán conmigo en que hay mucho que hacer.
Tomó un poco de aire y desenvainó la espada, manteniéndola en su mano izquierda. Tras indicarles la posición en la que debían disparar, y esperar a que tomaran su lugar, se acercó a Cail.
-Un magnífico disparo, señorita.- dijo, manteniéndose ligeramente tras de ella y a su lado, para poder comprobar cuales eran sus movimientos.- Es evidente que tiene la fuerza y puntería necesarias para esto. Si ve que algún compañero tiene dificultades, asístalo.
No pretendía ser halagador. Vladimir no era de esos que se dedican a dorarle la píldora a los demás. Simplemente describía un hecho de forma objetiva, sin ningún tipo de emoción de por medio: Ni le alegraba ni le disgustaba.
Sin perder más tiempo, se dio la vuelta y fue hacia Hannah.
-Señorita, veo que encuentra ciertas dificultades con el arco.- comentó a su espalda, con su tono tan frío y distante cómo siempre.- Es muy corriente, no se apure. Un arco es muy difícil de tensar las primeras veces y sin mucha práctica resulta complicado de manejar. Necesitará mucha práctica si quiere perfeccionar su técnica. Incluso yo encuentro dificultades. Aunque veo que su mayor impedimento es que no tiene la suficiente fuerza física cómo para tensar el arma tan rápido y fuerte cómo sería necesario en un combate real. Si lo desea, pruebe con una ballesta. Es un arma infinitamente más precisa y con mayor alcance, y requiere mucha menos fuerza física. Es muy probable que encuentre beneficioso el cambio.
Tras su pequeño sermón instructivo, dejó una de las ballestas que habían traído de la armería al lado de la muchacha junto con un carcaj lleno de saetas para esta última. Cuando se disponía a darse media vuelta y marchar a su siguiente tarea, se giró para mirar a Hannah y hacer otro comentario.
-Y, señorita Lahey –dijo con la misma educación, pero en un tono menos comprensivo, quizás algo más autoritario, pero este matiz era poco perceptible en su ya educada y suave voz.- una última observación. No cierre los ojos al apuntar. Disparar no debe ser cómo lanzar una moneda al aire. La precisión es esencial. Cerciorarse de hacer un disparo preciso marcará la diferencia entre acertar o fallar, entre golpear al enemigo o a un compañero. En una situación de combate, ese disparo que ha efectuado tan a la ligera y sin precaución podría significar la diferencia entre la vida y la muerte. Le recomiendo que no se juegue su vida a los dados.
Y tras decir esto, pasó al lado de Mark y Noel. Se paró unos segundos a hablar en voz lo suficientemente alta y clara cómo para que los otros le oyeran.
-Después de esta práctica de tiro, comenzaremos con la esgrima. Se formarán parejas para combatir. Antes os haré una demostración.
Miró a su alrededor. Buscaba alguien con quien hacer un primer combate, de forma que pudiera demostrar lo que debían y no debían hacer. Su vista pasó por encima de Noel, y allí se quedó. Parecía incluso entusiasmado. Comprobaría enseguida hasta que punto se tomaba a broma su vida.
-El señor...- comenzó a decir mientras mantenía su mirada penetrante en la del muchacho de unos catorce años, a la espera de que le contestase a su pregunta silenciosa que inquiría con su mirada. Cuando contestó con su nombre, continuó el pequeño discurso.- Lindström será mi contrincante en el combate. Espero que toméis buena nota de este para reproducir el vuestro, así cómo que tengáis cuidado. No empuñáis juguetes y no es adecuado que mutiléis o asesinéis a vuestros compañeros en un acto de infantilidad. Podéis inflingir algún corte, pero tened en cuenta que ya habrá tiempo de asestar golpes mortales cuando os enfrentéis a lo que os espere ahí fuera. Confío en que seáis cuidadosos en el combate. Siento no poder daros una clase teórica cómo debería, pero mi especialidad es la esgrima con “florete”- la palabra le resultaba demasiado ambigua, en su opinión. Tantas armas podían recibir el nombre…- y no podría aportaros datos técnicos relevantes sobre el uso de otras armas. Pero el combate y la experiencia os enseñarán lo que necesitéis saber sobre el arma que empuñáis. O eso, o morís. Es lo que suelen llamar selección natural, caballeros. Después del combate, procuren estar en el lado de los que respiran.
Tras decir esto, se encaminó hacia Alicia, esperando a que terminasen sus prácticas de tiro y cogiesen sus armas de melé.
Cuando estuvo al lado de la muchacha, se apoyó en la pared, observando a sus alumnos y esperando a que estos se terminaran de preparar. Se apoyó en su espada, cuya punta clavó cuidadosamente entre los ladrillos del suelo para evitar que se dañara su punta y su filo. Desde esta postura y sin girar la cabeza, habló de forma discreta a Alicia, asegurándose de tan sonar claro, frío y maquinal cómo de costumbre.
-Mañana por la mañana os despertaré una hora antes que a los demás. Estad preparada y tomad buena nota de lo que digo aquí.
Sin más tardanza, se dirigió de nuevo hacia dónde los demás esperaban. Se quitó con tranquilidad la chaqueta del traje y se remangó la camisa. Por último, se ajustó la corbata al cuello con la mano derecha libre, para al fin desenfundar la daga de parada y plantarse delante de Noel.
-¿Listo para la clase práctica, señor Lindström?- inquirió el Conde, dando a entender con su tono educado que no le importaba demasiado la respuesta que diera, porque él no la necesitaba.
Hizo una ligera reverencia y alzó la espada ante su rostro, para luego inclinarla hacia el muchacho, en una posición felina a caballo entre lo amenazador y lo defensivo.
-Cuando quiera.
-Bien, señores, cojan sus arcos y ballestas y comiencen a disparar a los blancos.- dijo mirándoles con desgana mientras señalaba con el brazo estirado las tablas del fondo del patio.- Vayan haciendo pruebas. Pero antes, atención, por favor.- dijo en tono alto, conciso y muy claro, con aquel tono de corrección absoluta que enmascaraba imperativos con envoltorios bonitos. Aquel al que al narrador le gusta comparar con un cuchillo de terciopelo. Consideró el más oportuno para impartir la clase. Al neos, si deseaba que llegara a término de forma mínimamente satisfactoria. Prosiguió hablando en aquel tono.- Esto que empuñan, señoritas y caballeros, no son juguetes. Son armas mortales que pueden generar trágicos accidentes si se usan de forma correcta y con responsabilidad.- clavó la mirada en Hannah con una intensidad tan penetrante cómo lo era su mirada de indiferencia. Su mensaje no estaba carente de cierto reproche, pero cómo siempre estaba envuelto en las palabras adecuadas. No es que estuviera enfadado. Estaba molesto. Cómo el maestro exigente que observa que un alumno actúa de forma torpe. Con él nunca tuvieron demasiadas contemplaciones cómo alumno. Ninguna, para ser sinceros. Simplemente enseñaba cómo le habían enseñado a él.- Por ello a partir de ahora debéis manteneros todos en la misma línea para disparar. No quiero que haya nadie entre los blancos y vosotros. Todo el mundo se mantendrá tras la línea de tiro en todo momento y no disparará en otro lugar más que en esa línea. Ni más adelante ni más atrás. Presupongo que lo entienden. No tengo intención de repetir esto, caballeros. Coincidirán conmigo en que hay mucho que hacer.
Tomó un poco de aire y desenvainó la espada, manteniéndola en su mano izquierda. Tras indicarles la posición en la que debían disparar, y esperar a que tomaran su lugar, se acercó a Cail.
-Un magnífico disparo, señorita.- dijo, manteniéndose ligeramente tras de ella y a su lado, para poder comprobar cuales eran sus movimientos.- Es evidente que tiene la fuerza y puntería necesarias para esto. Si ve que algún compañero tiene dificultades, asístalo.
No pretendía ser halagador. Vladimir no era de esos que se dedican a dorarle la píldora a los demás. Simplemente describía un hecho de forma objetiva, sin ningún tipo de emoción de por medio: Ni le alegraba ni le disgustaba.
Sin perder más tiempo, se dio la vuelta y fue hacia Hannah.
-Señorita, veo que encuentra ciertas dificultades con el arco.- comentó a su espalda, con su tono tan frío y distante cómo siempre.- Es muy corriente, no se apure. Un arco es muy difícil de tensar las primeras veces y sin mucha práctica resulta complicado de manejar. Necesitará mucha práctica si quiere perfeccionar su técnica. Incluso yo encuentro dificultades. Aunque veo que su mayor impedimento es que no tiene la suficiente fuerza física cómo para tensar el arma tan rápido y fuerte cómo sería necesario en un combate real. Si lo desea, pruebe con una ballesta. Es un arma infinitamente más precisa y con mayor alcance, y requiere mucha menos fuerza física. Es muy probable que encuentre beneficioso el cambio.
Tras su pequeño sermón instructivo, dejó una de las ballestas que habían traído de la armería al lado de la muchacha junto con un carcaj lleno de saetas para esta última. Cuando se disponía a darse media vuelta y marchar a su siguiente tarea, se giró para mirar a Hannah y hacer otro comentario.
-Y, señorita Lahey –dijo con la misma educación, pero en un tono menos comprensivo, quizás algo más autoritario, pero este matiz era poco perceptible en su ya educada y suave voz.- una última observación. No cierre los ojos al apuntar. Disparar no debe ser cómo lanzar una moneda al aire. La precisión es esencial. Cerciorarse de hacer un disparo preciso marcará la diferencia entre acertar o fallar, entre golpear al enemigo o a un compañero. En una situación de combate, ese disparo que ha efectuado tan a la ligera y sin precaución podría significar la diferencia entre la vida y la muerte. Le recomiendo que no se juegue su vida a los dados.
Y tras decir esto, pasó al lado de Mark y Noel. Se paró unos segundos a hablar en voz lo suficientemente alta y clara cómo para que los otros le oyeran.
-Después de esta práctica de tiro, comenzaremos con la esgrima. Se formarán parejas para combatir. Antes os haré una demostración.
Miró a su alrededor. Buscaba alguien con quien hacer un primer combate, de forma que pudiera demostrar lo que debían y no debían hacer. Su vista pasó por encima de Noel, y allí se quedó. Parecía incluso entusiasmado. Comprobaría enseguida hasta que punto se tomaba a broma su vida.
-El señor...- comenzó a decir mientras mantenía su mirada penetrante en la del muchacho de unos catorce años, a la espera de que le contestase a su pregunta silenciosa que inquiría con su mirada. Cuando contestó con su nombre, continuó el pequeño discurso.- Lindström será mi contrincante en el combate. Espero que toméis buena nota de este para reproducir el vuestro, así cómo que tengáis cuidado. No empuñáis juguetes y no es adecuado que mutiléis o asesinéis a vuestros compañeros en un acto de infantilidad. Podéis inflingir algún corte, pero tened en cuenta que ya habrá tiempo de asestar golpes mortales cuando os enfrentéis a lo que os espere ahí fuera. Confío en que seáis cuidadosos en el combate. Siento no poder daros una clase teórica cómo debería, pero mi especialidad es la esgrima con “florete”- la palabra le resultaba demasiado ambigua, en su opinión. Tantas armas podían recibir el nombre…- y no podría aportaros datos técnicos relevantes sobre el uso de otras armas. Pero el combate y la experiencia os enseñarán lo que necesitéis saber sobre el arma que empuñáis. O eso, o morís. Es lo que suelen llamar selección natural, caballeros. Después del combate, procuren estar en el lado de los que respiran.
Tras decir esto, se encaminó hacia Alicia, esperando a que terminasen sus prácticas de tiro y cogiesen sus armas de melé.
Cuando estuvo al lado de la muchacha, se apoyó en la pared, observando a sus alumnos y esperando a que estos se terminaran de preparar. Se apoyó en su espada, cuya punta clavó cuidadosamente entre los ladrillos del suelo para evitar que se dañara su punta y su filo. Desde esta postura y sin girar la cabeza, habló de forma discreta a Alicia, asegurándose de tan sonar claro, frío y maquinal cómo de costumbre.
-Mañana por la mañana os despertaré una hora antes que a los demás. Estad preparada y tomad buena nota de lo que digo aquí.
Sin más tardanza, se dirigió de nuevo hacia dónde los demás esperaban. Se quitó con tranquilidad la chaqueta del traje y se remangó la camisa. Por último, se ajustó la corbata al cuello con la mano derecha libre, para al fin desenfundar la daga de parada y plantarse delante de Noel.
-¿Listo para la clase práctica, señor Lindström?- inquirió el Conde, dando a entender con su tono educado que no le importaba demasiado la respuesta que diera, porque él no la necesitaba.
Hizo una ligera reverencia y alzó la espada ante su rostro, para luego inclinarla hacia el muchacho, en una posición felina a caballo entre lo amenazador y lo defensivo.
-Cuando quiera.
¿Qué es más divertido que matar a un bebé en una batidora?
- Fundador
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
21/11/11, 08:26 pm
Marta, las reglas del tiro estaban prefijadas en 1-30 acierto. No puedes fallar queriendo; si quieres eso, no tires el dado. Si tiras el dado, no puedes editar tu mensaje pero solo si en él aparecen las reglas del tiro (según tú 1-20).
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
21/11/11, 09:03 pm
Alicia se sentó en una esquina apartada en lugar de ponerse con nosotros. La miré ligeramente extrañado y estuve a punto de acercarme a preguntar, pero el conde ya estaba listo para enseñarnos así que me centré en lo que nos ocupaba. Veo como les da algunas instrucciones a Cai y Hannah. Vaya, parecía que Cai también tenía buena técnica... quizás practicaría tiro con ella en otro momento. Me río para mis adentros con cierta stisfacción cuando el conde le echó una "reprimenda" a Hannah. Había disparado con los ojos cerrados, ¿a quién se le ocurre?
-¿Esta se cree que es cupido o qué? -les comento a Mark y a Giz, aunque este último probablemente no lo entendiese.
Tras felicitar y reprender a Cai y Hannah, respectivamente, Vladimir se acerca a nosotros y su mirada se detiene en mí y comienza a hablar. Vacila antes de decir mi nombre y me doy cuenta de que es mi apellido lo que quiere saber.
-Ah, ¿yo también soy señor? Pues en ese caso soy el señor Lindström -digo cruzándome de brazos con fingidos aires de superioridad.
Pongo cara de póker mientras Vladimir continúa hablando. Así que me había elegido a mí para empezar... Bueno, puede que fuese divertido aunque me pongo un poco nervioso. Sin embargo no era algo malo necesariamente, cuánto antes empezase, mejor. Veo que el conde se quita su chaqueta y de un respingo me quito yo también la mía... Por nada del mundo quisiera que mi preciada chaqueta de cuero resultase dañada. Se la confío a Mark por el momento.
El conde me pregunta si estoy preparado a lo que apenas consigo asentir cuando ya desenfunda su arma y me hace una reverencia. Se pone en posición de combate y me insta a empezar.
Realizo mi propia reverencia y desenfudo la cimitarra que acababa de traer de la armería. Observo la posición en la que se ha colocado y trato de imitarla lo mejor que puedo, aunque tengo la sensación de que probablemente parezca ridículo, pero no me importa demasiado. Vacilante me muevo ligeramente hacia un lado e intento alcanzar a Vladimir blandiendo la espada hacia un lateral. Lo único que yo sabía de combate con armas provenía de películas, libros... así pues se podía decir que no tenía la más mínima idea. Esto quedó patente en cuanto comence a atacar a Vladimir y el conde esquivaba mis intentos con una facilidad pasmosa. No me sorprendió en absoluto, desde luego, era consciente de mi propia torpeza. Me descoordinaba a menudo y mis intentos de cortes laterales o estocadas se quedaban en nada. Comencé a sentir una ligera frustración. Sabía que no podía ser de otra manera con mi total inexperiencia, pero estaba deseoso por aprender. No sólo porque lo veía necesario para sobrevivir, también porque me imaginaba dominando la esgrima como algún protagonista de las historias que tanto me gustaba leer y todavía me motivaba más para querer aprender. Pero por lo de pronto lo único que estaba haciendo era una chapuza enorme.
Me detuve un momento para tomar aliento para volver a intentarlo. Con tal mala suerte que en cuanto inicié el ataque me caí al suelo. No sé muy bien como lo hice, pero creo que fue porque me precipité demasiado.
-Genial, como haga lo mismo contra uno de esos graciosos monstruitos de ahí fuera pronto seré el plato principal de alguno de ellos -comento mientras me levanto y me sacudo un poco de tierra de encima. Miro hacia Vladimir con expresión de inocencia-. Disculpe mi torpeza, señor conde, pero no he tenido la ocasión de recibir instrucción como la suya.
Realizo otra reverencia y vuelvo a colocarme en posición de combate, esperando algún comentario por parte del conde para tratar de corregir algunas de las innumerables cosas que sin duda estaba haciendo mal.
-¿Esta se cree que es cupido o qué? -les comento a Mark y a Giz, aunque este último probablemente no lo entendiese.
Tras felicitar y reprender a Cai y Hannah, respectivamente, Vladimir se acerca a nosotros y su mirada se detiene en mí y comienza a hablar. Vacila antes de decir mi nombre y me doy cuenta de que es mi apellido lo que quiere saber.
-Ah, ¿yo también soy señor? Pues en ese caso soy el señor Lindström -digo cruzándome de brazos con fingidos aires de superioridad.
Pongo cara de póker mientras Vladimir continúa hablando. Así que me había elegido a mí para empezar... Bueno, puede que fuese divertido aunque me pongo un poco nervioso. Sin embargo no era algo malo necesariamente, cuánto antes empezase, mejor. Veo que el conde se quita su chaqueta y de un respingo me quito yo también la mía... Por nada del mundo quisiera que mi preciada chaqueta de cuero resultase dañada. Se la confío a Mark por el momento.
El conde me pregunta si estoy preparado a lo que apenas consigo asentir cuando ya desenfunda su arma y me hace una reverencia. Se pone en posición de combate y me insta a empezar.
Realizo mi propia reverencia y desenfudo la cimitarra que acababa de traer de la armería. Observo la posición en la que se ha colocado y trato de imitarla lo mejor que puedo, aunque tengo la sensación de que probablemente parezca ridículo, pero no me importa demasiado. Vacilante me muevo ligeramente hacia un lado e intento alcanzar a Vladimir blandiendo la espada hacia un lateral. Lo único que yo sabía de combate con armas provenía de películas, libros... así pues se podía decir que no tenía la más mínima idea. Esto quedó patente en cuanto comence a atacar a Vladimir y el conde esquivaba mis intentos con una facilidad pasmosa. No me sorprendió en absoluto, desde luego, era consciente de mi propia torpeza. Me descoordinaba a menudo y mis intentos de cortes laterales o estocadas se quedaban en nada. Comencé a sentir una ligera frustración. Sabía que no podía ser de otra manera con mi total inexperiencia, pero estaba deseoso por aprender. No sólo porque lo veía necesario para sobrevivir, también porque me imaginaba dominando la esgrima como algún protagonista de las historias que tanto me gustaba leer y todavía me motivaba más para querer aprender. Pero por lo de pronto lo único que estaba haciendo era una chapuza enorme.
Me detuve un momento para tomar aliento para volver a intentarlo. Con tal mala suerte que en cuanto inicié el ataque me caí al suelo. No sé muy bien como lo hice, pero creo que fue porque me precipité demasiado.
-Genial, como haga lo mismo contra uno de esos graciosos monstruitos de ahí fuera pronto seré el plato principal de alguno de ellos -comento mientras me levanto y me sacudo un poco de tierra de encima. Miro hacia Vladimir con expresión de inocencia-. Disculpe mi torpeza, señor conde, pero no he tenido la ocasión de recibir instrucción como la suya.
Realizo otra reverencia y vuelvo a colocarme en posición de combate, esperando algún comentario por parte del conde para tratar de corregir algunas de las innumerables cosas que sin duda estaba haciendo mal.
- Martalar
Ficha de cosechado
Nombre: Hannah Lahey
Especie:
Habilidades: Vista de lince, automotivación y resistencia.
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
21/11/11, 09:32 pm
Vaya, evidentemente he fallado. Sin embargo, no ha sido por tanto.
Me encojo de hombros ante la reprimenda de Vlad. Vaya, nunca le había visto como si pudiera sentir... algo.
Asiento cuando me habla de la ballesta. Quizás sea lo mejor.
Escucho el comentario de Noel. Como siempre, intentando sacarme de quicio. Le fulmino con la mirada. "No me tientes o quizás seas tú el próximo que haga de diana", estoy a punto de decir.
Pero entonces, Vlad le llama. Cuando Noel cae al suelo, esta vez soy yo quien no reprime una sonrisa.
-Antes de aprender a usar una espada, aprende a mantenerte de pie -murmuro, más para mí misma que para los demás, con sorna.
Finalmente, me vuelvo. Bah. Quizás Alphonse, el único que ha demostrado no ser un inútil, esté haciendo algo interesante.
Bajo al sótano, pero el único rastro de él que hay allí son unos extraños cristales que hay repartidos sobre el suelo. Encogiéndome de hombros, subo al primer piso.
- Qué harta estoy de ese imbécil de Noel... -murmuro para mí misma, casi canturreando.
Entonces, veo a Alphonse, entretenido con un libro. De cualquier forma, está tan absorto que si me ha escuchado no ha dado muestras de ello. Y, auqneu lo hubiera hecho, lo mismo me da. No es un secreto para nadie que Noel me caiga a matar.
- ¿Qué lees? -pregunto, con sequedad.
Me encojo de hombros ante la reprimenda de Vlad. Vaya, nunca le había visto como si pudiera sentir... algo.
Asiento cuando me habla de la ballesta. Quizás sea lo mejor.
Escucho el comentario de Noel. Como siempre, intentando sacarme de quicio. Le fulmino con la mirada. "No me tientes o quizás seas tú el próximo que haga de diana", estoy a punto de decir.
Pero entonces, Vlad le llama. Cuando Noel cae al suelo, esta vez soy yo quien no reprime una sonrisa.
-Antes de aprender a usar una espada, aprende a mantenerte de pie -murmuro, más para mí misma que para los demás, con sorna.
Finalmente, me vuelvo. Bah. Quizás Alphonse, el único que ha demostrado no ser un inútil, esté haciendo algo interesante.
Bajo al sótano, pero el único rastro de él que hay allí son unos extraños cristales que hay repartidos sobre el suelo. Encogiéndome de hombros, subo al primer piso.
- Qué harta estoy de ese imbécil de Noel... -murmuro para mí misma, casi canturreando.
Entonces, veo a Alphonse, entretenido con un libro. De cualquier forma, está tan absorto que si me ha escuchado no ha dado muestras de ello. Y, auqneu lo hubiera hecho, lo mismo me da. No es un secreto para nadie que Noel me caiga a matar.
- ¿Qué lees? -pregunto, con sequedad.
El descenso hecho de desesperaciones y sin logros realiza un nuevo despertar que es un reverso de la desesperación.
Por lo que no podemos lograr, lo que se niega al amor, lo que hemos perdido en la anticipación... sigue un descenso, infinito e indestructible.
- Vlad
Ficha de cosechado
Nombre: Yrfylltabgemesh Ftethvajranotz Graktholontir
Especie: Auro
Habilidades: Nociones de Lucha, Artesanía, Puntería.
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
21/11/11, 10:31 pm
Vladimir se limitó a esquivar tranquilamente los impulsivos y algo predecibles golpes de su joven contrincante, esperando a que este se cansara. Cuando, finalmente se cayó de bruces al suelo, se mantuvo en la misma posición de combate desganado. Hizo un comentario muy acertado que le ahorró una saliva muy valiosa que podría utilizar para otra reprimenda.
-No os disculpéis, por favor. Es comprensible que falléis ahora, aunque sea de forma estrepitosa, ni siquiera yo se si estoy preparado para lo que espera ahí fuera. Creo que ninguno lo estamos. Levantaos. – no pretendía animarle. Era un simple hecho. Cómo ya se ha dicho, el Conde no era muy dado a mentir ni a tergiversar la verdad si no le beneficiaba a él.
Esperó a que se alzara para proseguir.
-Os falta velocidad, tanto para lanzar ataques encadenados cómo para asestarlos. También debéis adquirir una técnica y una seguridad con el arma. El problema es que la empuñáis cómo algo ajeno a ti. –Aunque no lo demostraba su rostro ni su tono, a Vlad explicar aquellas cosas le costaba bastante. A él simplemente le habían enseñado. Jamás se había planteado que tuviera que cambiar las tornas.- Al igual que un segador usa su hoz cómo una prolongación de su mano, y cómo la avispa blande su aguijón, debéis aprender a usar el arma cómo una prolongación de vuestro cuerpo. Cómo si simplemente hubierais nacido empuñándola. La mano deja de existir más que cómo el hueso y el músculo que os une a ella. Pero, a parte de florituras poéticas… pasemos a lo práctico. Atacad.
El Conde Ibrahimovich se volvió a preparar sus armas frente al muchacho, cómo un lobo prepararía las garras ante el enemigo. Esperó tranquilamente la estocada de su adversario, que le vino desde arriba en forma de corte vertical. Esta vez, en vez de esquivarlo simplemente, alzó la mano derecha con la daga de parada, dejando que su guarda aguantase la fuerza del sablazo. Cuando detuvo del todo la fuerza cinética del golpe, movió bruscamente el arma hacia un lado, haciendo que la cimitarra resbalara de la mano de Noel, desarmándolo. Sin perder un solo segundo ni permitirle a su contrincante ni un instante para comprender lo que había sucedido, lanzó una estocada con la espada hacia el cuello de Noel. El filo quedó a escasa distancia de su piel, aunque se le había ido la mano y un pequeño corte había surgido en su cuello. Pero Vlad estaba educado para que pareciese que tenía todo planeado, y allí dejó la espada, cómo si hubiera deseado hacerle aquella pequeña herida.
-Estás muerto.- sentenció el Conde, clavándole la mirada en los ojos al muchacho.
Tras ese pequeño instante de pura teatralidad arrancada del cliché estándar cinematográfico, retiró el arma y miró a los demás, sin dejar de prestarle atención a Noel con los demás sentidos.
-Nunca he creído en la utilidad de los cuchillos utilizados a solas en combate cara a cara. Cómo ya dije, creo que es poco probable que te puedas acercar lo suficiente al enemigo cómo para usarlos. Pero, cómo veis, cómo arma secundaria, resulta de gran ayuda. Si usáis armas de una mano, os recomiendo que las combinéis con una daga. Y, cómo veis, no se puede bajar la guardia por el hecho de que el contrincante sea el que debe mantenerla alta porque atacáis. Esto es un craso error. Por lo general, es cuando uno ataca cuando más vulnerable es, por el simple hecho de que tiende a olvidar que debe defenderse. No lo olvidéis nunca, y aprovechad este dato a vuestro favor. Ah, y jamás le deis tiempo al enemigo. A nada. Ni a actuar, ni a atacar ni a pensar. Si tomáis la iniciativa, jamás le deis al otro la posibilidad de retomarla. Acosadle. Le daréis la sensación de que vais ganando. Y cuando el enemigo olvida que puede vencer, es que habéis vencido.
Tras decir esto, les dio la espalda y volvió a por su chaqueta, sin dejar de escuchar cada movimiento y cada respiración.
-Haced parejas y luchad. Tened cuidado, no quiero que nadie degüelle a nadie por equivocación. Tiende a salpicar que no veas y luego no hay dios que limpie la sangre de la ropa, sobre todo de la camisa blanca. Y este es un buen traje, ¿sabéis?- Dijo en un tono que podría haber sido de broma, pero que por su tono frío y distante resultaba bastante macabro, dando a entender que lo decía enserio. No tenía costumbre de hablar de aquella manera. Y nunca fue por falta de ganas. Nunca tuvo oportunidad de hacerlo. Si se atrevía, el castigo era mayúsculo. Y daba la desagradable casualidad de que sus padres tenían un sentido del humor de bastante peor gusto que él. Y era decir. Un ligero escalofrío recorrió su columna al recordarlo.
Alguien debería haberle dicho a Vladimir que aquel humor suyo era macabro, cruel y nada agradable. Pero nadie se lo había dicho, porque se lo había tenido que callar toda la vida. Ahora tenía la sensación de que nadie se lo impedía. Ya no tenía que mantener aquella educación absurda por obligación. Si lo hacía, era simplemente porque no sabía que había otra forma de expresarse. Al menos, otra válida. Pero ahora nada encadenaba las profundidades del conde. Y poco a poco comprobaba si podía mostrarla sin repercusiones. No tardarían en darse cuenta de que lo que él consideraba gracioso podía resultar un tanto intimidante para alguna gente con la sensibilidad ligeramente aguda. Digamos que la suya, por el contrario, era roma. Nada de extrañar en una persona para la cual “Empatía” era un sustantivo abstracto femenino, llano, de siete letras y cuatro sílabas.
Resumiendo, que si Vladimir fuera del tipo de personas que gasta bromas, sería del subgénero que ponen minas antipersona bajo cojines para reírse un rato.
Cuando dio la espalda a todos, antes de envainar de nuevo la espada, se percató de que había una gota de sangre, redonda y brillante cómo un rubí carmesí, vibrando en el filo de la hoja. Alzó el arma en posición vertical ante su rostro, cómo acostumbraba, y la gota comenzó a rodar por el filo. Acercó con cuidado la lengua y dejó que la gravedad hiciera al líquido caer sobre ella. Cuando la hubo limpiado de esta forma de forma discreta, la volvió a envainarla y se colocó la chaqueta, supervisando a los alumnos que debían de prepararse para el combate. Si eran impares (cosa que no se había planteado antes comprobar) debería ponerse a combatir con uno de ellos.
A todo esto… ¿dónde estaba la señorita Lahey?
-No os disculpéis, por favor. Es comprensible que falléis ahora, aunque sea de forma estrepitosa, ni siquiera yo se si estoy preparado para lo que espera ahí fuera. Creo que ninguno lo estamos. Levantaos. – no pretendía animarle. Era un simple hecho. Cómo ya se ha dicho, el Conde no era muy dado a mentir ni a tergiversar la verdad si no le beneficiaba a él.
Esperó a que se alzara para proseguir.
-Os falta velocidad, tanto para lanzar ataques encadenados cómo para asestarlos. También debéis adquirir una técnica y una seguridad con el arma. El problema es que la empuñáis cómo algo ajeno a ti. –Aunque no lo demostraba su rostro ni su tono, a Vlad explicar aquellas cosas le costaba bastante. A él simplemente le habían enseñado. Jamás se había planteado que tuviera que cambiar las tornas.- Al igual que un segador usa su hoz cómo una prolongación de su mano, y cómo la avispa blande su aguijón, debéis aprender a usar el arma cómo una prolongación de vuestro cuerpo. Cómo si simplemente hubierais nacido empuñándola. La mano deja de existir más que cómo el hueso y el músculo que os une a ella. Pero, a parte de florituras poéticas… pasemos a lo práctico. Atacad.
El Conde Ibrahimovich se volvió a preparar sus armas frente al muchacho, cómo un lobo prepararía las garras ante el enemigo. Esperó tranquilamente la estocada de su adversario, que le vino desde arriba en forma de corte vertical. Esta vez, en vez de esquivarlo simplemente, alzó la mano derecha con la daga de parada, dejando que su guarda aguantase la fuerza del sablazo. Cuando detuvo del todo la fuerza cinética del golpe, movió bruscamente el arma hacia un lado, haciendo que la cimitarra resbalara de la mano de Noel, desarmándolo. Sin perder un solo segundo ni permitirle a su contrincante ni un instante para comprender lo que había sucedido, lanzó una estocada con la espada hacia el cuello de Noel. El filo quedó a escasa distancia de su piel, aunque se le había ido la mano y un pequeño corte había surgido en su cuello. Pero Vlad estaba educado para que pareciese que tenía todo planeado, y allí dejó la espada, cómo si hubiera deseado hacerle aquella pequeña herida.
-Estás muerto.- sentenció el Conde, clavándole la mirada en los ojos al muchacho.
Tras ese pequeño instante de pura teatralidad arrancada del cliché estándar cinematográfico, retiró el arma y miró a los demás, sin dejar de prestarle atención a Noel con los demás sentidos.
-Nunca he creído en la utilidad de los cuchillos utilizados a solas en combate cara a cara. Cómo ya dije, creo que es poco probable que te puedas acercar lo suficiente al enemigo cómo para usarlos. Pero, cómo veis, cómo arma secundaria, resulta de gran ayuda. Si usáis armas de una mano, os recomiendo que las combinéis con una daga. Y, cómo veis, no se puede bajar la guardia por el hecho de que el contrincante sea el que debe mantenerla alta porque atacáis. Esto es un craso error. Por lo general, es cuando uno ataca cuando más vulnerable es, por el simple hecho de que tiende a olvidar que debe defenderse. No lo olvidéis nunca, y aprovechad este dato a vuestro favor. Ah, y jamás le deis tiempo al enemigo. A nada. Ni a actuar, ni a atacar ni a pensar. Si tomáis la iniciativa, jamás le deis al otro la posibilidad de retomarla. Acosadle. Le daréis la sensación de que vais ganando. Y cuando el enemigo olvida que puede vencer, es que habéis vencido.
Tras decir esto, les dio la espalda y volvió a por su chaqueta, sin dejar de escuchar cada movimiento y cada respiración.
-Haced parejas y luchad. Tened cuidado, no quiero que nadie degüelle a nadie por equivocación. Tiende a salpicar que no veas y luego no hay dios que limpie la sangre de la ropa, sobre todo de la camisa blanca. Y este es un buen traje, ¿sabéis?- Dijo en un tono que podría haber sido de broma, pero que por su tono frío y distante resultaba bastante macabro, dando a entender que lo decía enserio. No tenía costumbre de hablar de aquella manera. Y nunca fue por falta de ganas. Nunca tuvo oportunidad de hacerlo. Si se atrevía, el castigo era mayúsculo. Y daba la desagradable casualidad de que sus padres tenían un sentido del humor de bastante peor gusto que él. Y era decir. Un ligero escalofrío recorrió su columna al recordarlo.
Alguien debería haberle dicho a Vladimir que aquel humor suyo era macabro, cruel y nada agradable. Pero nadie se lo había dicho, porque se lo había tenido que callar toda la vida. Ahora tenía la sensación de que nadie se lo impedía. Ya no tenía que mantener aquella educación absurda por obligación. Si lo hacía, era simplemente porque no sabía que había otra forma de expresarse. Al menos, otra válida. Pero ahora nada encadenaba las profundidades del conde. Y poco a poco comprobaba si podía mostrarla sin repercusiones. No tardarían en darse cuenta de que lo que él consideraba gracioso podía resultar un tanto intimidante para alguna gente con la sensibilidad ligeramente aguda. Digamos que la suya, por el contrario, era roma. Nada de extrañar en una persona para la cual “Empatía” era un sustantivo abstracto femenino, llano, de siete letras y cuatro sílabas.
Resumiendo, que si Vladimir fuera del tipo de personas que gasta bromas, sería del subgénero que ponen minas antipersona bajo cojines para reírse un rato.
Cuando dio la espalda a todos, antes de envainar de nuevo la espada, se percató de que había una gota de sangre, redonda y brillante cómo un rubí carmesí, vibrando en el filo de la hoja. Alzó el arma en posición vertical ante su rostro, cómo acostumbraba, y la gota comenzó a rodar por el filo. Acercó con cuidado la lengua y dejó que la gravedad hiciera al líquido caer sobre ella. Cuando la hubo limpiado de esta forma de forma discreta, la volvió a envainarla y se colocó la chaqueta, supervisando a los alumnos que debían de prepararse para el combate. Si eran impares (cosa que no se había planteado antes comprobar) debería ponerse a combatir con uno de ellos.
A todo esto… ¿dónde estaba la señorita Lahey?
¿Qué es más divertido que matar a un bebé en una batidora?
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
21/11/11, 11:28 pm
Observo atentamente como Cail y Hannah utilizan el arco. Es un arma que jamás había visto en la tribu, ni siquiera se lo habíamos visto a ningún Ranta de los que nos encontramos. Pero Caillech sabía utilizarlo bastante bien... Tanto que casi me asombra. Hannah sin embargo parece hacerlo mal aposta... Puede que tenga algún motivo para hacerlo, pero lo desconozco y tampoco consigo imaginarlo. A Vlad eso parece no gustarle y se lo reprende, lo que Hannah se toma todavía peor. Noel hace un comentario y se hecha a reír, pero no conozco al Cupido del que hablan y prefiero no preguntar para pecar de ignorante.
Entonces, Vlad se acerca a Mark y Noel. Tiene un carácter extraño. Es frío, o eso es lo que me demuestra con lo poco que consigo intuir de sus blandas facciones, pero a lo vez veo que su actitud cambia con el arma en mano y el adversario al frente. << Tal vez los estoy malinterpretando... >> Me digo. Vlad se sitúa frente a Noel y lo elige como primer contrincante. El chico moreno toma la iniciativa y comienza a blandir el arma contra el conde con aleatoriedad. El conde apenas se esfuerza para evitar todas las estocadas antes de que Noel tropiece y caiga al suelo. Escucho a Hannah reír y le dirijo una mirada recriminativa antes de que se aleje del patio algo malhumorada. << Alguien que no es capaz de reírse de sus fallos no puede reírse de los ajenos >> Vuelvo a fijar mi atención hacia Vlad, que nos sugiere utilizar el arma como si fuera un apéndice de nuestro propio cuerpo, una articulación más. Después pone varios ejemplos, todos desconocidos para mí. << La espada debe ser mi segunda cola >> pienso divertido para entre mí, no sin decisión.
Cuando Vlad acaba de entrenar con Noel, nos dice de ponernos en pareja y se retira. Me fijo en que limpia la sangre de su arma con la lengua, pero no le doy importancia << Será alguna costumbre que desconozco >>. En un principio pienso en pedirle al propio Noel que se ponga conmigo, pues es de las personas que mejor lleva lo raro de nuestro aspecto, apenas parece importarle. Pero lo veo algo cansado y decido buscar a otro contrincante. Inconscientemente, mi mirada se para en dirrección a Alicia, que había estado observando la clase a lo lejos. Me acerco a ella con expresión amable, quizá exagerada, y le sonrío.
-¿Estás aquí por el entrenamiento, no?-le pregunto-. Por si querías ponerte de pareja conmigo-saco el arma de la funda y la alzo imitando una pose heróica-. Aunque has de saber que no te lo pondré nada fácil.
Entonces, Vlad se acerca a Mark y Noel. Tiene un carácter extraño. Es frío, o eso es lo que me demuestra con lo poco que consigo intuir de sus blandas facciones, pero a lo vez veo que su actitud cambia con el arma en mano y el adversario al frente. << Tal vez los estoy malinterpretando... >> Me digo. Vlad se sitúa frente a Noel y lo elige como primer contrincante. El chico moreno toma la iniciativa y comienza a blandir el arma contra el conde con aleatoriedad. El conde apenas se esfuerza para evitar todas las estocadas antes de que Noel tropiece y caiga al suelo. Escucho a Hannah reír y le dirijo una mirada recriminativa antes de que se aleje del patio algo malhumorada. << Alguien que no es capaz de reírse de sus fallos no puede reírse de los ajenos >> Vuelvo a fijar mi atención hacia Vlad, que nos sugiere utilizar el arma como si fuera un apéndice de nuestro propio cuerpo, una articulación más. Después pone varios ejemplos, todos desconocidos para mí. << La espada debe ser mi segunda cola >> pienso divertido para entre mí, no sin decisión.
Cuando Vlad acaba de entrenar con Noel, nos dice de ponernos en pareja y se retira. Me fijo en que limpia la sangre de su arma con la lengua, pero no le doy importancia << Será alguna costumbre que desconozco >>. En un principio pienso en pedirle al propio Noel que se ponga conmigo, pues es de las personas que mejor lleva lo raro de nuestro aspecto, apenas parece importarle. Pero lo veo algo cansado y decido buscar a otro contrincante. Inconscientemente, mi mirada se para en dirrección a Alicia, que había estado observando la clase a lo lejos. Me acerco a ella con expresión amable, quizá exagerada, y le sonrío.
-¿Estás aquí por el entrenamiento, no?-le pregunto-. Por si querías ponerte de pareja conmigo-saco el arma de la funda y la alzo imitando una pose heróica-. Aunque has de saber que no te lo pondré nada fácil.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejosPersonajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
22/11/11, 12:11 am
En algún momento, Giz se le acercó y le habló:
- Sí, estoy aquí por los entrenamientos. Y no, no tenía intención de practicar.- respondió llanamente. No sonó brusco, aunque quizás sí borde. A pesar de sus palabras, Alicia se incorporó. No contestó a lo último. “yo tampoco te lo pondré fácil”, hubiese sido una afirmación para alguien con más confianza en sí mismo que la suya. Pero agarró uno de los tablones de madera que había conseguido para lo que inocentemente pensó que sería una clase apartada de otros con Vlad, y le tendió otro a Giz.
- Prefiero los moratones antes que los cortes, aunque supongo que a ti un tablón de madera no te hará nada.- dijo. «me contentaré con parar tus golpes, o intentar que tu no pares los mios.»
Dicho esto se separó metro y medio y sujetó el tablón con ambas manos. Intentó ir a la ofensiva, aunque como había dicho Vlad, se daba cuenta de que dejaba muchas partes desprotegidas a menudo. Tradujo toda la furia que había sentido desde su llegada a la “espada” de madera. No sabría decir si aquello mejoró o empeoró su técnica, pero luchó con ferocidad. No se detuvo con los golpes por dolorosos que fueran, aun cuando, si hubiesen sido espadas de verdad, el reptil le hubiese dejado sin un brazo o una pierna. Aquello no era igual que lo que hacían los demás, que debían poner atención en cada movimiento para no rebanarse unos a otros. No tenía que frenarse a pensar, excepto para intentar corregir sus fallos – algunos eran tan evidentes que hasta ella se regañaba por ellos mentalmente.-
Nadie que hubiese visto a Alicia un minuto antes, calmada y mirando con atención los entrenamientos, con aquella cara que, a veces, de inexpresiva, parecía muerta de aburrimiento, pensaría que aquella y la actual eran la misma Alicia.
Estaba tan cabreada... Consigo misma por venir – lanzó una estocada desde arriba, que Giz detuvo por poco-; con el estúpido chico que le había convencido, - arremetió de nuevo -, y una vez más con ella, por ser inútil – golpeó, y golpeó otra vez -, por estar perdiendo los estribos una y otra vez al hablar – hizo algo chapucero que podría llamarse una finta, golpeó un brazo de Giz, y se esforzó por retroceder antes de recibir un contraataque que le dejase un moratón, ya resollando por el esfuerzo. A penas había notado lo fuerte que empezaba a respirar.- y por qué no? Con el mundo. Solo sentía enfado. La pelea se prolongó unos minutos más.
Después de aquello, con el sudor pegandole el cabello rubio a la piel, y la piel de los brazos ardiendo bajo el jersey, igual que los músculos, se detuvo y dió por acabada la sesión. No tenía ni idea de como lo había hecho. Dio una cabezada como despedida para Giz, y subió las escaleras soplando algo así como “voy a prepararme un baño”. Sin esperar al comentario de Vlad. Ya le diría después lo que el tuviera que decir. Cogió un barreño mientras recuperaba la respiración, e hizo varios paseos al pozo. Le daba igual que el agua estuviera fría. En ese momento ardía por dentro y por fuera. En uno de sus paseos, Noel le dijo que habían encontrado ropa limpia en una habitación y le dio las indicaciones.
Alicia dudaba de lo limpia que pudiese estar la ropa en un sitio así, pero asintió. Los brazos le dolían cuando terminó de subir y bajar pisos cargando agua hasta la bañera.
Había cogido de entre la ropa lo que por talla podía quedarle bien. Era un vestido blanco largo hasta los pies. Era muy poco util si tenían que correr de repente, o simplemente para bajar escaleras y se encargó de quitarle unos pocos palmos de tela con la daga, para dejarlo a la altura de la rodilla. Era provisional, en cualquier caso. Para aquella noche, por que iba a lavar la ropa.
Se dió un baño rápido, por que el agua le hacia tiritar. Había sido muy vaga como para calentar el agua, y ahora tenía que aguantarse. Se mojó el pelo y frotó, a pesar de no tener champú. El agua, incluso así, salió bastante oscura. Salió y se secó con la ropa que llevaba antes, y luego la sumergió y frotó, con la esperanza de que eso bastase. Había una pastilla de jabón, y con eso se las había apañado para su cuerpo y la ropa. Se colocó por encima de la cabeza el vestido. Pero cuando sacaba la ropa lavada, se dio cuenta de que había dejado cosas dentro del bolsillo de su pantalón.
- mierda, joder- dijo bajito. Las llaves, dos gomas del pelo, tres horquillas, la moneda... en el otro bolsillo había un bulto. ¿de qué? Cuando metió la mano para comprobarlo, algo le hizo daño en los dedos. Sacó del bolsillo un cristalito con sangre. Un cristal octogonal que aquella tarde había metido sin darse cuenta en su bolsillo, y que brillaba.
Corrió escaleras abajo, dejando sin tender su ropa mojada, que descansaba en el suelo del baño.
- ¡Mirad!- dijo cuando llego donde estaban todos, con su vestido blanco, el pelo rubio empapado mojando toda su espalda y un cristal manchado de sangre entre los dedos, brillando como una pequeña estrella.
- Sí, estoy aquí por los entrenamientos. Y no, no tenía intención de practicar.- respondió llanamente. No sonó brusco, aunque quizás sí borde. A pesar de sus palabras, Alicia se incorporó. No contestó a lo último. “yo tampoco te lo pondré fácil”, hubiese sido una afirmación para alguien con más confianza en sí mismo que la suya. Pero agarró uno de los tablones de madera que había conseguido para lo que inocentemente pensó que sería una clase apartada de otros con Vlad, y le tendió otro a Giz.
- Prefiero los moratones antes que los cortes, aunque supongo que a ti un tablón de madera no te hará nada.- dijo. «me contentaré con parar tus golpes, o intentar que tu no pares los mios.»
Dicho esto se separó metro y medio y sujetó el tablón con ambas manos. Intentó ir a la ofensiva, aunque como había dicho Vlad, se daba cuenta de que dejaba muchas partes desprotegidas a menudo. Tradujo toda la furia que había sentido desde su llegada a la “espada” de madera. No sabría decir si aquello mejoró o empeoró su técnica, pero luchó con ferocidad. No se detuvo con los golpes por dolorosos que fueran, aun cuando, si hubiesen sido espadas de verdad, el reptil le hubiese dejado sin un brazo o una pierna. Aquello no era igual que lo que hacían los demás, que debían poner atención en cada movimiento para no rebanarse unos a otros. No tenía que frenarse a pensar, excepto para intentar corregir sus fallos – algunos eran tan evidentes que hasta ella se regañaba por ellos mentalmente.-
Nadie que hubiese visto a Alicia un minuto antes, calmada y mirando con atención los entrenamientos, con aquella cara que, a veces, de inexpresiva, parecía muerta de aburrimiento, pensaría que aquella y la actual eran la misma Alicia.
Estaba tan cabreada... Consigo misma por venir – lanzó una estocada desde arriba, que Giz detuvo por poco-; con el estúpido chico que le había convencido, - arremetió de nuevo -, y una vez más con ella, por ser inútil – golpeó, y golpeó otra vez -, por estar perdiendo los estribos una y otra vez al hablar – hizo algo chapucero que podría llamarse una finta, golpeó un brazo de Giz, y se esforzó por retroceder antes de recibir un contraataque que le dejase un moratón, ya resollando por el esfuerzo. A penas había notado lo fuerte que empezaba a respirar.- y por qué no? Con el mundo. Solo sentía enfado. La pelea se prolongó unos minutos más.
Después de aquello, con el sudor pegandole el cabello rubio a la piel, y la piel de los brazos ardiendo bajo el jersey, igual que los músculos, se detuvo y dió por acabada la sesión. No tenía ni idea de como lo había hecho. Dio una cabezada como despedida para Giz, y subió las escaleras soplando algo así como “voy a prepararme un baño”. Sin esperar al comentario de Vlad. Ya le diría después lo que el tuviera que decir. Cogió un barreño mientras recuperaba la respiración, e hizo varios paseos al pozo. Le daba igual que el agua estuviera fría. En ese momento ardía por dentro y por fuera. En uno de sus paseos, Noel le dijo que habían encontrado ropa limpia en una habitación y le dio las indicaciones.
Alicia dudaba de lo limpia que pudiese estar la ropa en un sitio así, pero asintió. Los brazos le dolían cuando terminó de subir y bajar pisos cargando agua hasta la bañera.
Había cogido de entre la ropa lo que por talla podía quedarle bien. Era un vestido blanco largo hasta los pies. Era muy poco util si tenían que correr de repente, o simplemente para bajar escaleras y se encargó de quitarle unos pocos palmos de tela con la daga, para dejarlo a la altura de la rodilla. Era provisional, en cualquier caso. Para aquella noche, por que iba a lavar la ropa.
Se dió un baño rápido, por que el agua le hacia tiritar. Había sido muy vaga como para calentar el agua, y ahora tenía que aguantarse. Se mojó el pelo y frotó, a pesar de no tener champú. El agua, incluso así, salió bastante oscura. Salió y se secó con la ropa que llevaba antes, y luego la sumergió y frotó, con la esperanza de que eso bastase. Había una pastilla de jabón, y con eso se las había apañado para su cuerpo y la ropa. Se colocó por encima de la cabeza el vestido. Pero cuando sacaba la ropa lavada, se dio cuenta de que había dejado cosas dentro del bolsillo de su pantalón.
- mierda, joder- dijo bajito. Las llaves, dos gomas del pelo, tres horquillas, la moneda... en el otro bolsillo había un bulto. ¿de qué? Cuando metió la mano para comprobarlo, algo le hizo daño en los dedos. Sacó del bolsillo un cristalito con sangre. Un cristal octogonal que aquella tarde había metido sin darse cuenta en su bolsillo, y que brillaba.
Corrió escaleras abajo, dejando sin tender su ropa mojada, que descansaba en el suelo del baño.
- ¡Mirad!- dijo cuando llego donde estaban todos, con su vestido blanco, el pelo rubio empapado mojando toda su espalda y un cristal manchado de sangre entre los dedos, brillando como una pequeña estrella.
- Sevent
Ficha de cosechado
Nombre: Abel
Especie: Humano español
Habilidades: Intuición, imaginación y velocidadPersonajes :
Abel: humano español (1,90m)
Unidades mágicas : 5/5
Armas :
Abel: su arrolladora personalidad
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
22/11/11, 02:44 pm
Vlas parecio sorprendido al ver la ballesta,tanto que casi sin mediar palabra se largo a la armeria a coger otra, despues de volver nos realizo un discurso que supongo que nadie entendio, al menos yo no, nos dividio a todos por grupos
A mi me toco con Noel que parecia muy entretenido viendo como Hannah se hacia la chulita disparando a la diana con los ojos cerrados, yo tampoco pude contener una risilla que acabo en una carcajada cuando disparo
Una vez Vlad acabo de entrenar a las arqueras, nos toco el turno, primero le toco a Noel el cual se movia torpemente hacia Vlad, en un movimiento Vlad lo acorralo, habia esperado que Noel ganara aunque fue imposible..
-Lo has hecho bien para ser la primera vez que haces esgrima-le dije yo aunque en realidad no tenia ni idea, solo era para animarle
Vlad nos dijo que nos dividieramos por parejas y que entrenaramos asi que me dirigi a Noel para preguntarla si debiamos entrenar juntos
-Vamos a entrenar?-dije yo
A mi me toco con Noel que parecia muy entretenido viendo como Hannah se hacia la chulita disparando a la diana con los ojos cerrados, yo tampoco pude contener una risilla que acabo en una carcajada cuando disparo
Una vez Vlad acabo de entrenar a las arqueras, nos toco el turno, primero le toco a Noel el cual se movia torpemente hacia Vlad, en un movimiento Vlad lo acorralo, habia esperado que Noel ganara aunque fue imposible..
-Lo has hecho bien para ser la primera vez que haces esgrima-le dije yo aunque en realidad no tenia ni idea, solo era para animarle
Vlad nos dijo que nos dividieramos por parejas y que entrenaramos asi que me dirigi a Noel para preguntarla si debiamos entrenar juntos
-Vamos a entrenar?-dije yo
Ven conmigo,Ven conmigo por la ciudad,ven conmigo, desatemos un vendaval, esta noche, no me importa lo que dirán
- Caillech
Ficha de cosechado
Nombre: Dama Gula, antes conocida como Caillech (Cail o Cai)
Especie:
Habilidades: Conocimiento de técnicas de supervivencia, olfato muy fino y agilidad (cosas indispensables para una nómada)Personajes : Caillech: Suele tener mal caracter y un humor peor, normalmente a causa del hambre que la irrita. Es muy impulsiba y a veces se deja de llevar por sus impulsos sin pensar. Aun así si consigues su amistad la tendrás para siempre, cosa que pocos son los afortunados que logran.
Alexandra: es una buena amiga, siempre que puedas tratar con su gran pereza y su extraña fascinación hacia la sangre.
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
22/11/11, 03:56 pm
Bien, lo conseguí. Había acertado en el blanco la primera vez. Jamás había tenido uno de esos arcos en la mano para ser sinceros, en mi tierra no existía nada así, pero el haber observado al conde, como se colocaba, como respiraba y como calculaba la distancia me había ayudado mucho. Aún así no me pensaba dormir en los laureles. Sabía que me quedaba mucho que aprender si deseaba sobrevivir u olvidar mis penas. No, debía seguir entrenando más y más duramente. Era la única manera de lograrlo.
Vi como Vlad, después de dar unas cuantas indicaciones a los demás para mejorar su técnica en el manejo del arco y imponer unas cuantas reglas para que no nos matáramos entre nosotros, se dispuso a entrenar el grupo en la esgrima. Algo que yo podía a llegar a controlarlo mejor. Al fin y al cabo había sobrevivido en el desierto luchando por mi vida con la única ayuda de mi daga de piedra y aún seguía con vida. Eso debía de significar algo. Además, una espada no era más que una daga grande y un poco más pesada, no debería de tener tantos problemas en su manejo.
El conde decidió utilizar a Noel para darnos un espectáculo. El final de la lucha estaba claro, todos sabíamos quien se impondría por encima de los demás, es por eso que no me extrañé que Vlad ganara sin despeinarse casi. El pobre Noel, pese a poner ganas y empeño no tenía la esperiencia necesaria para hacerle frente.
Al terminar con todo eso nos dijo que nos pusieramos en parejas para entrenar. Alicia con Giz. Mark con Noel. ¿Y yo con quien haría pareja? Se me dibujo una sonrisa en la cara. La persona que tenía en mente podría ayudarme a liberar muchas de las tensiones que me corroían por dentro desde hace demasiado tiempo. Sería todo una liberación luchar contra él.
- ¡Sezk! - le llamé - Trae tu culo sin cola aquí, que necesito a alguien a quien darle una paliza - saqué mis armas mientras decía esto último. En la mano derecha tenía la espada curba y en la mano izquierda la nueva daga. Sonreí maliciosamente. Era la hora de desahogarme. - ¡Sezk!
P.D.(Sezk): Hemos estado comentando que lo mejor sería crear una especie de pelea entre nosotros, que obligue a Giz y a mi irnos del torreón enfadados, algo relacionado sobre nuestra cultura
Vi como Vlad, después de dar unas cuantas indicaciones a los demás para mejorar su técnica en el manejo del arco y imponer unas cuantas reglas para que no nos matáramos entre nosotros, se dispuso a entrenar el grupo en la esgrima. Algo que yo podía a llegar a controlarlo mejor. Al fin y al cabo había sobrevivido en el desierto luchando por mi vida con la única ayuda de mi daga de piedra y aún seguía con vida. Eso debía de significar algo. Además, una espada no era más que una daga grande y un poco más pesada, no debería de tener tantos problemas en su manejo.
El conde decidió utilizar a Noel para darnos un espectáculo. El final de la lucha estaba claro, todos sabíamos quien se impondría por encima de los demás, es por eso que no me extrañé que Vlad ganara sin despeinarse casi. El pobre Noel, pese a poner ganas y empeño no tenía la esperiencia necesaria para hacerle frente.
Al terminar con todo eso nos dijo que nos pusieramos en parejas para entrenar. Alicia con Giz. Mark con Noel. ¿Y yo con quien haría pareja? Se me dibujo una sonrisa en la cara. La persona que tenía en mente podría ayudarme a liberar muchas de las tensiones que me corroían por dentro desde hace demasiado tiempo. Sería todo una liberación luchar contra él.
- ¡Sezk! - le llamé - Trae tu culo sin cola aquí, que necesito a alguien a quien darle una paliza - saqué mis armas mientras decía esto último. En la mano derecha tenía la espada curba y en la mano izquierda la nueva daga. Sonreí maliciosamente. Era la hora de desahogarme. - ¡Sezk!
P.D.(Sezk): Hemos estado comentando que lo mejor sería crear una especie de pelea entre nosotros, que obligue a Giz y a mi irnos del torreón enfadados, algo relacionado sobre nuestra cultura
Al principio lloré,
pero tiempo después
el hambre y el dolor me hizo cambiar
teniendo que matar y de carne alimentar.
Si tu olor golpea mi nariz, siento tu carne
y así el hambre aflora.
No, nolo puedo evitar, no creas que esta mal
es que yo soy asi
pues el pasado he de olvidar
pero tiempo después
el hambre y el dolor me hizo cambiar
teniendo que matar y de carne alimentar.
Si tu olor golpea mi nariz, siento tu carne
y así el hambre aflora.
No, nolo puedo evitar, no creas que esta mal
es que yo soy asi
pues el pasado he de olvidar
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
22/11/11, 07:19 pm
El conde terminó su demostración, pues no podía llamarse combate a aquello, de forma bastante teatral. La típica frase "estás muerto" es acompañada de un corte en mi cuello. Brota un poco de sangre cuando su espada se detiene a unos milímetros de mi cuelo, rozándolo en algún momento y provocando el pequeño corte. Sí que estaban afiladas estas armas, pienso. Cuando había notado la estocada de Vladimir me había puesto bastante nervioso y me eché instintivamente hacia atrás con torpeza, pero eso no impidió la herida. Al menos no me había matado, pienso, pues aparentemente nuestro señor conde no tiene sentimientos ni capacidad para sentir remordimientos. Aunque sabía que eso no era cierto, no podía existir nadie sin sentimientos, no me gustaba el aire de crueldad que destilaba el conde. Habíamos confiado en él para que nos enseñase pero al fin y al cabo era el único que podía hacerlo. Yo no le tenía miedo, pero tampoco se podía decir que me cayese bien. Aunque me resultaba bastante divertida su forma de ser, eso sí, sus padres debían de haberlo educado así. Menudo personaje...
Me limpio con la mano la poca sangre que aún brotaba de mi cuello. Después tendría que lavarme bien las manos... y en realidad todo, pues estaba bastante lleno de sudor y suciedad.
Acto seguido Vladimir nos puso a entrenar en parejas, no sin antes realizar un comentario. Creo que era la primera vez que le escuchaba bromear, o eso creía porque con su tono y sus maneras uno no podía estar seguro de si hablab completamente en serio o realmente era un tipo de humor muy negro. Enarqué las cejas pero no comenté nada.
Giz se acercó a Alicia, que seguía sentada en un rincón, para que practicase con él, así que sólo quedábamos Mark y yo. Me sentí un poco decepcionado pues había pensado en pedirle al lagarto que practicase conmigo, pero ya habría otras ocasiones. Mark hizo un comentario acerca de mi patética actuación. Sonreí.
-Gracias, Mark, pero seguro que lo he hecho muy mal, aunque no me importa... No tengo ni idea, era evidente que lo iba a hacer mal -me encojo de hombros-. Mira, Giz y Alicia están practicando con armas de madera, creo que deberíamos hacer lo mismo... -digo señalando mi cuello a modo de explicación.
Tras un breve intercambio de palabras, fui corriendo al sótano y recogí un par de espadas de madera que había visto en otras ocasiones. Regresé al patio y le tendí una a Mark. Nos batimos en un desordenado duelo propio de inexpertos durante unos minutos, con alguna que otra indicación de Vladimir para corregirnos algunos fundamentos básicos.
Al poco rato Alicia anunció que iba a tomar un baño, aunque la escuchamos casi por casualidad. A veces ella también era algo extraña, pienso. No podía adivinar que le pasaba por la cabeza a aquella chica. Por lo general era amable, al menos conmigo solía serlo, pero otras veces hablaba de forma muy seca y breve. Yo era curioso por naturaleza y por eso me intrigaban las actitudes de alguno de mis compañeros. Sin embargo al mismo tiempo tampoco me gustaba meterme en la vida de la gente, por lo que no era algo que me quitase el sueño.
-Me pido ser el siguiente en bañarme, me noto muy sucio... También quisiera lavar la ropa -comento.
Continúamos practicando un poco más. Observo como Caillech insta a Sezk a practicar con ella. Vaya, esto podría ser interesante después de lo que había oído hacía escasas horas en la puerta del torreón...
Me limpio con la mano la poca sangre que aún brotaba de mi cuello. Después tendría que lavarme bien las manos... y en realidad todo, pues estaba bastante lleno de sudor y suciedad.
Acto seguido Vladimir nos puso a entrenar en parejas, no sin antes realizar un comentario. Creo que era la primera vez que le escuchaba bromear, o eso creía porque con su tono y sus maneras uno no podía estar seguro de si hablab completamente en serio o realmente era un tipo de humor muy negro. Enarqué las cejas pero no comenté nada.
Giz se acercó a Alicia, que seguía sentada en un rincón, para que practicase con él, así que sólo quedábamos Mark y yo. Me sentí un poco decepcionado pues había pensado en pedirle al lagarto que practicase conmigo, pero ya habría otras ocasiones. Mark hizo un comentario acerca de mi patética actuación. Sonreí.
-Gracias, Mark, pero seguro que lo he hecho muy mal, aunque no me importa... No tengo ni idea, era evidente que lo iba a hacer mal -me encojo de hombros-. Mira, Giz y Alicia están practicando con armas de madera, creo que deberíamos hacer lo mismo... -digo señalando mi cuello a modo de explicación.
Tras un breve intercambio de palabras, fui corriendo al sótano y recogí un par de espadas de madera que había visto en otras ocasiones. Regresé al patio y le tendí una a Mark. Nos batimos en un desordenado duelo propio de inexpertos durante unos minutos, con alguna que otra indicación de Vladimir para corregirnos algunos fundamentos básicos.
Al poco rato Alicia anunció que iba a tomar un baño, aunque la escuchamos casi por casualidad. A veces ella también era algo extraña, pienso. No podía adivinar que le pasaba por la cabeza a aquella chica. Por lo general era amable, al menos conmigo solía serlo, pero otras veces hablaba de forma muy seca y breve. Yo era curioso por naturaleza y por eso me intrigaban las actitudes de alguno de mis compañeros. Sin embargo al mismo tiempo tampoco me gustaba meterme en la vida de la gente, por lo que no era algo que me quitase el sueño.
-Me pido ser el siguiente en bañarme, me noto muy sucio... También quisiera lavar la ropa -comento.
Continúamos practicando un poco más. Observo como Caillech insta a Sezk a practicar con ella. Vaya, esto podría ser interesante después de lo que había oído hacía escasas horas en la puerta del torreón...
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
22/11/11, 08:01 pm
Alicia me pasa una espada de madera, la agarro tan rápido como mis reflejos me permiten y comenzamos con el entrenamiento. Al principio parece que la cosa está reñida, consigo asestarle algún golpe fortuito y parar la mayoría de los suyos. Sin embargo, pronto compruebo que estoy en desventaja. Alicia comienza a moverse con de forma fluida, visiblemente encolerizada por algún motivo que yo desconozco y por el cual pronto acabo pagando. A cada segundo, las estocadas y arremetidas de Alicia se vuelven más contundentes y difíciles de parar. La chica no tendrá manejo, al igual que yo, pero en determinación me dobla o me triplica. Al final acabo bastante agitado, con la respiración entrecortada y algo dolorido, pero sonriente. Ni yo mismo lo esperaba, pero me ha gustado y todo.
Tras eso, Alicia entra al Torreón, pues al parecer quería ducharse para quitarse todo ese líquido que emanaba su cuerpo, y del resto de blanditos, y que olía "ligeramente" mal, pensando de manera benevolente. Yo decido sentarme a ver como entrenan el resto, pero al poco escucho a Alicia llamándonos la atención para que viéramos algo. Lleva un cristal que emitía luz propia y parece que tampoco es algo común para ellos, por la expresión que tiene.
-Es increíble...-digo visiblemente asombrado. Intento buscarle alguna explicación, pero lo único que se me ocurre que se parezca son los insectos sagrados, y no creo que estén relacionados con lo del cristal-. ¿Brillaba así cuando lo has encontrado?-pregunto con curiosidad. Sin embargo, no me da tiempo a escuchar la respuesta. Oigo cómo Cail llama a Sezk para entrenar y no acaba de darme buena espina. << Espero que no se líe... >> Y salgo al patio dejando la pregunta en el aire para ver lo que pudiera ocurrir.
Tras eso, Alicia entra al Torreón, pues al parecer quería ducharse para quitarse todo ese líquido que emanaba su cuerpo, y del resto de blanditos, y que olía "ligeramente" mal, pensando de manera benevolente. Yo decido sentarme a ver como entrenan el resto, pero al poco escucho a Alicia llamándonos la atención para que viéramos algo. Lleva un cristal que emitía luz propia y parece que tampoco es algo común para ellos, por la expresión que tiene.
-Es increíble...-digo visiblemente asombrado. Intento buscarle alguna explicación, pero lo único que se me ocurre que se parezca son los insectos sagrados, y no creo que estén relacionados con lo del cristal-. ¿Brillaba así cuando lo has encontrado?-pregunto con curiosidad. Sin embargo, no me da tiempo a escuchar la respuesta. Oigo cómo Cail llama a Sezk para entrenar y no acaba de darme buena espina. << Espero que no se líe... >> Y salgo al patio dejando la pregunta en el aire para ver lo que pudiera ocurrir.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.