Torreón Maciel (Archivo II)
+10
HurzaComeojos
Soñador
Yber
Vlad
Giniroryu
Alicia
Shylver
Martalar
Caillech
Sevent
14 participantes
- Sevent
Ficha de cosechado
Nombre: Abel
Especie: Humano español
Habilidades: Intuición, imaginación y velocidadPersonajes :
Abel: humano español (1,90m)
Unidades mágicas : 5/5
Armas :
Abel: su arrolladora personalidad
Torreón Maciel (Archivo II)
05/11/11, 11:42 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Llegue al torreon seguido de Hannah que extrañamente parecia preocupada por mi, pero eso ya daba igual esto era ridiculo, estaba encerrado en una pesadilla de la que no podia despertar, asi que ¿Que mas daba si me mataban o no? Asi despertaria no? JAJAJAJAJAJJAJAJA
-Asi que este es el torreon......
Entre dentro de este, estaba en un estado bastante malo, no queria imaginarme que habia pasado ahi y menos lo que iba pasar, pero que mas daba total esto era ridiculo, no podia estar pasando...o si?
-HAANNAH! Lo hemos encontrado-dije
Llegue al torreon seguido de Hannah que extrañamente parecia preocupada por mi, pero eso ya daba igual esto era ridiculo, estaba encerrado en una pesadilla de la que no podia despertar, asi que ¿Que mas daba si me mataban o no? Asi despertaria no? JAJAJAJAJAJJAJAJA
-Asi que este es el torreon......
Entre dentro de este, estaba en un estado bastante malo, no queria imaginarme que habia pasado ahi y menos lo que iba pasar, pero que mas daba total esto era ridiculo, no podia estar pasando...o si?
-HAANNAH! Lo hemos encontrado-dije
Ven conmigo,Ven conmigo por la ciudad,ven conmigo, desatemos un vendaval, esta noche, no me importa lo que dirán
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
23/11/11, 04:02 pm
En mi cara se puede entrever la preocupación, o al menos, otro asreniano la habría visto nada más preguntarme Alicia si era normal lo que hacían. En la tribu lo más parecido a la violencia era un tipo de danza que más que para pelear se utilizaba para fardar un poco, y las únicas armas que utilizábamos eran las dagas de piedra para hacernos ropa con la piel y cortar la carne. Sin embargo, Sezk es un Ranta, violentos y desequilibrados por naturaleza, y Cail ha tenido que aprender a sobrevivir en el desierto. << Puede que para ellos sí que sea normal. Puede que ellos sí que sepan pelear y controlen >> ¿A quien quiero engañar? Ni yo mismo me creo mis propios pensamientos.
-No lo sé, Alicia. No lo sé...-le digo dubitativo-. En fin, voy a acercarme, no sea que tenga que intervenir...- << Además, que yo esto no me lo pierdo >> una sonrisa divertida se esfuerza por salir a la luz. Me acerco hasta el lugar donde está Noel observando y le saludo levantando la mano-. Parece que soy el único lagarto que no sabe hacer todas esas cosas-comento con aire desenfadado para romper el silencio a la vez que señalo a Sezk y Caillech. Por un momento, prefiero olvidar la preocupación, para dejarme llevar por la emoción del enfrentamiento-. Hum... apostaría una cucaracha por Cail-suelto de repente-. Tiene cola-y solo ese hecho ya me parece ventajoso para ella, aunque realmente no sé cuánto podría influír.
-No lo sé, Alicia. No lo sé...-le digo dubitativo-. En fin, voy a acercarme, no sea que tenga que intervenir...- << Además, que yo esto no me lo pierdo >> una sonrisa divertida se esfuerza por salir a la luz. Me acerco hasta el lugar donde está Noel observando y le saludo levantando la mano-. Parece que soy el único lagarto que no sabe hacer todas esas cosas-comento con aire desenfadado para romper el silencio a la vez que señalo a Sezk y Caillech. Por un momento, prefiero olvidar la preocupación, para dejarme llevar por la emoción del enfrentamiento-. Hum... apostaría una cucaracha por Cail-suelto de repente-. Tiene cola-y solo ese hecho ya me parece ventajoso para ella, aunque realmente no sé cuánto podría influír.
- Vlad
Ficha de cosechado
Nombre: Yrfylltabgemesh Ftethvajranotz Graktholontir
Especie: Auro
Habilidades: Nociones de Lucha, Artesanía, Puntería.
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
23/11/11, 05:01 pm
Vladimir se mantuvo cruzado de brazos mientras observaba con ligero interés pasajero el combate entre los dos reptiles. Tenía la sensación de que Caillech iba a ganar. Ya no solo porque midiera medio metro más que el otro y tuviera un apéndice más que utilizar en el combate. Notaba una fuerza interior en ella muy peculiar, que irradiaba con gran intensidad. Parecía decidida a seguir viva, y cómo si cada mínima parte de su cuerpo la secundara.
Notó que los alumnos se preguntaban si hacía falta intervenir. Parecía que algunos le miraban a él. Realmente le era indiferente que se hicieran rodajas entre ellos, pero no era plan que los demás se metieran en medio y acabaran igual. En cierto modo, era capaz de comprender las ventajas del grupo. Igual que una cebra viaja con otras veinte para que haya menos posibilidades de que el león decida comérsela a ella.
Sin variar un ápice ni su posición ni su expresión de desdén y sin levantar la vista de los contrincantes, contestó. Estaba hablándole a Alicia, pero realmente era una explicación para todo el grupo.
-No nos metamos.- sentenció con tono seguro.- ¿Saben ustedes lo que es el choque entre culturas, señoras y caballeros?- preguntó con ese tono tan melosamente educado que indicaba que no hacía falta que contestasen, porque de decir las cosas coherentes ya se encargaba él- consiste en, en medio de un combate entre dos individuos de una especie y cultura ajena y milenaria, con todo un folklore y costumbres forjadas a través de los siglos incitándoles a un combate étnico a causa de una serie de razones históricas que les empujan al odio intergeneracional, y decirles que se perdonen mutuamente y sugerirles que se tomen un té. ¿Y saben cual es el dato que no deben olvidar de los choques culturales, señoras y caballeros?- inquirió tras la explicación llena de amargo sarcasmo, acompañado de ese tono suyo que indicaba cierto deje de desprecio hacia el resto de seres vivos que existieran en el mismo universo que él. Tras tomar aire de nuevo y sin haber perdido su seria compostura ni un solo segundo, prosiguió para concluir:- Que no debe darse entre ustedes y dos depredadores naturales forjados a través de milenios de evolución en un entorno hostil, disgustados y con armas naturales cómo colmillos y garras, por no hablar de las espadas y las lanzas.
Todo aquello significaba, a grandes rasgos: Yo que vosotros no lo haría si no queréis que nos desguacen aquí mismo. Además, no es asunto nuestro” Pero su educación le impedía hacer intervenciones habladas más reducidas. Además de que le estaba volviendo a coger el gustillo al sarcasmo. Había tenido que dejarlo de lado bastante tiempo, pues no era demasiado educado ni correcto utilizarlo de forma tan vulgar. Pero supuso que sus padres no hubieran tenido inconveniente en que lo hubiera usado de forma más refinada. Por suerte para Vlad, sus padres quedaban muy lejos de allí. De no ser así, se hubiera ganado un poco agradable castigo que le producía escalofríos incluso ahora, aunque tenía mucha práctica en disimularlos, cómo en aquel momento.
No quedaba más que esperar a que solucionaran sus diferencias entre ellos. Y, si era posible, disfrutar del combate entre tanto. Ciertamente era un espectáculo más que interesante, por no hablar de instructivo.
-Tomad nota de cómo se mueven. –dijo para que todos los humanos que le rodeaban se enteraran bien- Si os parecen feroces, pensad que en este mundo hay cosas mejor preparadas para el combate. Somos el último eslabón en la cadena alimenticia en este lugar. Puede que su técnica de combate no esté muy desarrollada, pero ese es el espíritu combativo que debéis obtener. No lo olvidéis.
Desde luego era un magnífico combate.
Notó que los alumnos se preguntaban si hacía falta intervenir. Parecía que algunos le miraban a él. Realmente le era indiferente que se hicieran rodajas entre ellos, pero no era plan que los demás se metieran en medio y acabaran igual. En cierto modo, era capaz de comprender las ventajas del grupo. Igual que una cebra viaja con otras veinte para que haya menos posibilidades de que el león decida comérsela a ella.
Sin variar un ápice ni su posición ni su expresión de desdén y sin levantar la vista de los contrincantes, contestó. Estaba hablándole a Alicia, pero realmente era una explicación para todo el grupo.
-No nos metamos.- sentenció con tono seguro.- ¿Saben ustedes lo que es el choque entre culturas, señoras y caballeros?- preguntó con ese tono tan melosamente educado que indicaba que no hacía falta que contestasen, porque de decir las cosas coherentes ya se encargaba él- consiste en, en medio de un combate entre dos individuos de una especie y cultura ajena y milenaria, con todo un folklore y costumbres forjadas a través de los siglos incitándoles a un combate étnico a causa de una serie de razones históricas que les empujan al odio intergeneracional, y decirles que se perdonen mutuamente y sugerirles que se tomen un té. ¿Y saben cual es el dato que no deben olvidar de los choques culturales, señoras y caballeros?- inquirió tras la explicación llena de amargo sarcasmo, acompañado de ese tono suyo que indicaba cierto deje de desprecio hacia el resto de seres vivos que existieran en el mismo universo que él. Tras tomar aire de nuevo y sin haber perdido su seria compostura ni un solo segundo, prosiguió para concluir:- Que no debe darse entre ustedes y dos depredadores naturales forjados a través de milenios de evolución en un entorno hostil, disgustados y con armas naturales cómo colmillos y garras, por no hablar de las espadas y las lanzas.
Todo aquello significaba, a grandes rasgos: Yo que vosotros no lo haría si no queréis que nos desguacen aquí mismo. Además, no es asunto nuestro” Pero su educación le impedía hacer intervenciones habladas más reducidas. Además de que le estaba volviendo a coger el gustillo al sarcasmo. Había tenido que dejarlo de lado bastante tiempo, pues no era demasiado educado ni correcto utilizarlo de forma tan vulgar. Pero supuso que sus padres no hubieran tenido inconveniente en que lo hubiera usado de forma más refinada. Por suerte para Vlad, sus padres quedaban muy lejos de allí. De no ser así, se hubiera ganado un poco agradable castigo que le producía escalofríos incluso ahora, aunque tenía mucha práctica en disimularlos, cómo en aquel momento.
No quedaba más que esperar a que solucionaran sus diferencias entre ellos. Y, si era posible, disfrutar del combate entre tanto. Ciertamente era un espectáculo más que interesante, por no hablar de instructivo.
-Tomad nota de cómo se mueven. –dijo para que todos los humanos que le rodeaban se enteraran bien- Si os parecen feroces, pensad que en este mundo hay cosas mejor preparadas para el combate. Somos el último eslabón en la cadena alimenticia en este lugar. Puede que su técnica de combate no esté muy desarrollada, pero ese es el espíritu combativo que debéis obtener. No lo olvidéis.
Desde luego era un magnífico combate.
- HurzaComeojos
Ficha de cosechado
Nombre: Kromen Pietro (antes, Sezk)
Especie:
Habilidades: Salto, memoria y agilidad.
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
23/11/11, 08:46 pm
La miré desde le suelo. La cola le daba ventaja, aunque muy poca. Lo bueno de estar loco a momentos era que no había un patrón que se repitiera en tu modo de lucha , era casi imposible que adivinasen tu próximo movimiento. Pero parecía que ella sabía perfectamente eso y no se iba a dejar engañar. Iba a ser un reto difícil.
Mi parte loca decidió ir a por todas. ¿Aguantaría la madera de la lanza un impacto contra un hueso?
Me levanté impulsándome con las piernas y me acuclillé.Cogí la lanza, me impulsé con las piernas hacia arriba, pegando un salto de casi tres metros de altura y, cuando caía por detrás de Caillech, partí la lanza rompiéndola contra su columna. El resultado fueron dos partes, un palo inútil y la punta y su correspondiente parte de madera, ésta la más corta. Sonreí. Estaba acostumbrado a usar un cuchillo casi tan largo como ese trozo, así que no creo que hubiese problemas al usarlo.
La locura se removió en mi interior. Pugnaba por salir totalmente, pero no se lo iba a permitir. Ya había sido suficiente con dejarla provocarme así. No iba a salir. Pero ante todo esta era una lucha casi a muerte. ¿Y si me hacía falta un poco de ayuda extra? No. Daba igual que me rajase el cuello. Si la locura llegaba a salir, podría matar a alguien "sin querer". Pero, ¿quién demonios me iba a creer?
Siseé y me giré rápidamente. Levanté el trozo de lanza y, antes de que Caillech se girase, lo hice.
-Lo siento, Cai.
Clavé la punta de lo que quedaba de la lanza en el final de la cola de Caillech. La retiré tan rápido cómo la había clavado, intentando que le hiciera el menor daño posible.
-Como has dicho antes, soy un loco y sucio ranta. Y los locos y sucios ranta no juegan limpio.
Luego, en un arrebato de locura, pasé la lengua por la punta de la lanza.
-Así que, si no te importa, apunta uno a mi puntuación.
Mi parte loca decidió ir a por todas. ¿Aguantaría la madera de la lanza un impacto contra un hueso?
Me levanté impulsándome con las piernas y me acuclillé.Cogí la lanza, me impulsé con las piernas hacia arriba, pegando un salto de casi tres metros de altura y, cuando caía por detrás de Caillech, partí la lanza rompiéndola contra su columna. El resultado fueron dos partes, un palo inútil y la punta y su correspondiente parte de madera, ésta la más corta. Sonreí. Estaba acostumbrado a usar un cuchillo casi tan largo como ese trozo, así que no creo que hubiese problemas al usarlo.
La locura se removió en mi interior. Pugnaba por salir totalmente, pero no se lo iba a permitir. Ya había sido suficiente con dejarla provocarme así. No iba a salir. Pero ante todo esta era una lucha casi a muerte. ¿Y si me hacía falta un poco de ayuda extra? No. Daba igual que me rajase el cuello. Si la locura llegaba a salir, podría matar a alguien "sin querer". Pero, ¿quién demonios me iba a creer?
Siseé y me giré rápidamente. Levanté el trozo de lanza y, antes de que Caillech se girase, lo hice.
-Lo siento, Cai.
Clavé la punta de lo que quedaba de la lanza en el final de la cola de Caillech. La retiré tan rápido cómo la había clavado, intentando que le hiciera el menor daño posible.
-Como has dicho antes, soy un loco y sucio ranta. Y los locos y sucios ranta no juegan limpio.
Luego, en un arrebato de locura, pasé la lengua por la punta de la lanza.
-Así que, si no te importa, apunta uno a mi puntuación.
- Caillech
Ficha de cosechado
Nombre: Dama Gula, antes conocida como Caillech (Cail o Cai)
Especie:
Habilidades: Conocimiento de técnicas de supervivencia, olfato muy fino y agilidad (cosas indispensables para una nómada)
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
23/11/11, 09:46 pm
Estaba loco, y de un loco no se podía esperar nada bueno. Yo preveía que tras la caida que había venido de ser tirada al suelo por mi cola su hombría se hubiese herido y su ímpetu en la lucha hubiese menguado un poco. No fue así. Por el contrario se podría decir que sus ganas de vencerme se incrementaron.
Vi asombrada como saltaba a una altura más que considerable, una hazaña que había visto a muy pocos lograr y de la que yo no era capaz pese a mis muchas cualidades, y sentir como se posaba detras de mí. El dolor. Eso fue lo próximo que senti, un dolor en mi espalda. Se oyó la madera astillarse contra mis duras escamas, pero su dureza no me impidió sentir dolor por la violencia que había empleado para llevar a cabo ese golpe. Por la fuerza y el golpe di un paso adelante sin poder impedirlo. Aún así no grité, yo era mejor que eso, no mostraría ningún signo de debilidad hacia mi rival. Ni ahora, ni nunca.
Me preparaba para darme la vuelta y ensartarlo con mi espada cuando un dolor breve pero lo suficientemente agudo me informó que el muy canalla me había herido en la cola con la punta de la lanza. Maldito... Apreté los dientes reprimiendo el grititó que pugnó por salir al sentir como me clavaba la lanza en la cola. Se podría decir que no era una sensación agradable.
Puede que antes no hubiese deseado su muerte, solo darle una buena paliza para demostrarle cual era su sitio aquí, pero se había pasado. Si deseaba una lucha de verdad, una lucha a muerte lo tendría. Yo no tenía los reparos que tienen los Mirie Kitade para emplear la violencia siempre que fuera por sobrevivir. Y esto se acababa de convertir en algo a vida o muerte. Esto se acababa de convertir en algo personal.
- Y más que lo sentirás, Sezk, y más que lo sentiras... - me volví veloz para llegar a ver como relamía mi sangre de la punta de su lanza.
Movida por el enfado y las ganas de sobrevivir a este enfrentamiento letal levanté mi daga y, en un movimiento ágil ganado tras años de práctica y perfeccionamiento, se lo clavé en la mano que empuñaba para a contuinuación darle un puñetazo en el plexo torácico con todas mis fuerzas. Empleé el tiempo que me proporciono el lapsus de tiempo que empleaba recuperar el aire para situarme detras suyo. Puse la daga en su espalda, pinchándolo como advertencia, y la espada sobre su garganta, esta también pinchándolo aunque esta si que le hizo una pequeña herida en señal de advertencia de lo que ocurría si intentaba cualquier tontería. A duras penas me contení las ganas de degollarlo ahí mismo, pero yo era mejor que él, era mejor que un Ranta, pues yo no era un Ranta.
- Rindete o te mataré y tu alma se perdera en este mundo, sin llegar jamás al Nasandra - le aconsejé presionando un poco más los filos de mi espada para que supiera lo que sucedería -. Aunque a los de vuestra calaña no os importa, ¿no? ¿Una muerte más que más da aunque sea la tuya? Tu alma hace mucho que se marchitó y murió, el mismo día perdiste la pizca de cordura que tenías. ¿No es así? - le pregunté, mi odio hacia los Ranta no tenía límites. Era superior al de otro Asreniano, puede que fuera porque yo había sido acusada por ser una. Si no hubiesen existido yo aún estaría con los míos y jamás hubiese sufrido todo lo que sufrí. En mi cara se podía apreciar el rictus de rabia y asco - Os desprecio con toda mi alma, sucio Ranta, ojala no hubieseis existido. No se como pude dejarte entrar en esta torre, no lo se francamente...
Vi asombrada como saltaba a una altura más que considerable, una hazaña que había visto a muy pocos lograr y de la que yo no era capaz pese a mis muchas cualidades, y sentir como se posaba detras de mí. El dolor. Eso fue lo próximo que senti, un dolor en mi espalda. Se oyó la madera astillarse contra mis duras escamas, pero su dureza no me impidió sentir dolor por la violencia que había empleado para llevar a cabo ese golpe. Por la fuerza y el golpe di un paso adelante sin poder impedirlo. Aún así no grité, yo era mejor que eso, no mostraría ningún signo de debilidad hacia mi rival. Ni ahora, ni nunca.
Me preparaba para darme la vuelta y ensartarlo con mi espada cuando un dolor breve pero lo suficientemente agudo me informó que el muy canalla me había herido en la cola con la punta de la lanza. Maldito... Apreté los dientes reprimiendo el grititó que pugnó por salir al sentir como me clavaba la lanza en la cola. Se podría decir que no era una sensación agradable.
Puede que antes no hubiese deseado su muerte, solo darle una buena paliza para demostrarle cual era su sitio aquí, pero se había pasado. Si deseaba una lucha de verdad, una lucha a muerte lo tendría. Yo no tenía los reparos que tienen los Mirie Kitade para emplear la violencia siempre que fuera por sobrevivir. Y esto se acababa de convertir en algo a vida o muerte. Esto se acababa de convertir en algo personal.
- Y más que lo sentirás, Sezk, y más que lo sentiras... - me volví veloz para llegar a ver como relamía mi sangre de la punta de su lanza.
Movida por el enfado y las ganas de sobrevivir a este enfrentamiento letal levanté mi daga y, en un movimiento ágil ganado tras años de práctica y perfeccionamiento, se lo clavé en la mano que empuñaba para a contuinuación darle un puñetazo en el plexo torácico con todas mis fuerzas. Empleé el tiempo que me proporciono el lapsus de tiempo que empleaba recuperar el aire para situarme detras suyo. Puse la daga en su espalda, pinchándolo como advertencia, y la espada sobre su garganta, esta también pinchándolo aunque esta si que le hizo una pequeña herida en señal de advertencia de lo que ocurría si intentaba cualquier tontería. A duras penas me contení las ganas de degollarlo ahí mismo, pero yo era mejor que él, era mejor que un Ranta, pues yo no era un Ranta.
- Rindete o te mataré y tu alma se perdera en este mundo, sin llegar jamás al Nasandra - le aconsejé presionando un poco más los filos de mi espada para que supiera lo que sucedería -. Aunque a los de vuestra calaña no os importa, ¿no? ¿Una muerte más que más da aunque sea la tuya? Tu alma hace mucho que se marchitó y murió, el mismo día perdiste la pizca de cordura que tenías. ¿No es así? - le pregunté, mi odio hacia los Ranta no tenía límites. Era superior al de otro Asreniano, puede que fuera porque yo había sido acusada por ser una. Si no hubiesen existido yo aún estaría con los míos y jamás hubiese sufrido todo lo que sufrí. En mi cara se podía apreciar el rictus de rabia y asco - Os desprecio con toda mi alma, sucio Ranta, ojala no hubieseis existido. No se como pude dejarte entrar en esta torre, no lo se francamente...
- Vlad
Ficha de cosechado
Nombre: Yrfylltabgemesh Ftethvajranotz Graktholontir
Especie: Auro
Habilidades: Nociones de Lucha, Artesanía, Puntería.
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
23/11/11, 10:10 pm
Vladimir observó estoico, a la espera de que el combate acabara con la caída del pequeño reptil. Pero algo inesperado sucede en el transcurso de la batalla. El lagarto de la lanza salta de forma impresionante para situarse a la espalda de Cail y, antes de que ella pueda hacer nada, le golpea con todas sus fuerzas en la espalda, destrozando la lanza, dejando a la chica en el suelo.
Aunque Caillech se recupera rápidamente y reduce a su adversario. Era de esperar, supuso.
Sin mutar su expresión ni un ápice, dejó las armas en el suelo y se quitó la chaqueta, dejándola encima de sus efectos personales. Se aproximó a paso tranquilo hacia Cail y el tal Sezk, que en aquel momento no podía moverse demasiado, mientras se remangaba las mangas de la camisa. Cuando estuvo justo ante ellos, miró a la señorita, clavándole la mirada en la suya.
-Suéltelo, por favor.- Pidió con su tono típico de las peticiones. Ese tan aterciopelado y educado, que no es si no una máscara que oculta un imperativo.
Cuando al fin soltó al reptil a regañadientes, le dedicó una mirada educada y superficial, con una ligera sonrisa (o el fantasma de lo que podría haber sido una. Vladimir no tenía costumbre de sonreír si no era estrictamente necesario)
-Disculpe, caballero…-comenzó a decir con tono de voz educado pero superficial, banal. El que usa un camarero cuando quiere llamar la atención a un cliente, para saber lo que quiere tomar. Pero Vlad, cómo ya se ha podido notar, no tiene costumbre de escuchar las contestaciones de sus preguntas, porque da por sentado que son las que él quiere. Así que decidió al momento que el Ranta querría el menú del día. Era plato único.
Era bocata de nudillos.
Le había asestado un puñetazo limpiamente en la cara con la mano izquierda. La fuerza del golpe, sumada al echo de que Vladimir le sacaba unos cuarenta centímetros, calculando por la bajo, hicieron que el reptil cayera de espaldas al suelo. Sin muchas contemplaciones, le dio un buen pisotón en el estómago. Era donde, según tenía entendido, la mayoría de los lagartos tenían su punto débil. Su espalda debía de tener unas escamas mucho más gruesas. Debía de ser una de las razones por las que Cail no se había quedado sin columna vertebral bajo tal golpe.
Se arrodilló a horcajadas en su pecho, colocando las rodillas sobre sus antebrazos para evitar que le pudiera alcanzar con las garras de sus manos. Cuando estuvo bien colocado, comenzó a asestarle puñetazos en la cara, haciendo uso de toda su fuerza y sin variar su expresión más que para fruncir un poco la parte inferior de su rostro en una pequeña mueca de esfuerzo físico.
No tenía nada contra los desequilibrados homicidas. Si fuera así, tendría un serio problema de identidad, pensó. Lo que ciertamente le molestaba, lo que realmente le reventaba, eran los maleducados.
Y, mandando a tomar aire fresco al choque entre culturas, fueras rumano, americano, africano o chino, mamífero o reptil, Vladimir tenía claro que existían ciertos límites infranqueables en todo ser pensante. Y era la caballerosidad. Y no concebía de ninguna forma que un caballero pudiera pegarle a una señorita. Y mucho menos podía permitir que aquel acto de vileza y malos modales quedara impune. A fin de cuentas, él podía tener todos los defectos del mundo, pero seguía siendo un caballero.
-Quería decirle…- continuó a diciendo, interrumpiéndose con un puñetazo con la izquierda- …que de donde yo vengo…- golpe diestro-… no aprobamos…-leñazo de parte de la siniestra-… que agredan…- otro a cuenta de la derecha- a las señoritas.
El último golpe, de nuevo con su mano hábil, dejó inconsciente al reptil.
Se levantó y se limpió las manos distraídamente. Se había despellejado ligeramente los nudillos.
-¿Qué hacemos con él?- Preguntó sin dejar de mirar al lagarto tendido en el suelo.
Aunque Caillech se recupera rápidamente y reduce a su adversario. Era de esperar, supuso.
Sin mutar su expresión ni un ápice, dejó las armas en el suelo y se quitó la chaqueta, dejándola encima de sus efectos personales. Se aproximó a paso tranquilo hacia Cail y el tal Sezk, que en aquel momento no podía moverse demasiado, mientras se remangaba las mangas de la camisa. Cuando estuvo justo ante ellos, miró a la señorita, clavándole la mirada en la suya.
-Suéltelo, por favor.- Pidió con su tono típico de las peticiones. Ese tan aterciopelado y educado, que no es si no una máscara que oculta un imperativo.
Cuando al fin soltó al reptil a regañadientes, le dedicó una mirada educada y superficial, con una ligera sonrisa (o el fantasma de lo que podría haber sido una. Vladimir no tenía costumbre de sonreír si no era estrictamente necesario)
-Disculpe, caballero…-comenzó a decir con tono de voz educado pero superficial, banal. El que usa un camarero cuando quiere llamar la atención a un cliente, para saber lo que quiere tomar. Pero Vlad, cómo ya se ha podido notar, no tiene costumbre de escuchar las contestaciones de sus preguntas, porque da por sentado que son las que él quiere. Así que decidió al momento que el Ranta querría el menú del día. Era plato único.
Era bocata de nudillos.
Le había asestado un puñetazo limpiamente en la cara con la mano izquierda. La fuerza del golpe, sumada al echo de que Vladimir le sacaba unos cuarenta centímetros, calculando por la bajo, hicieron que el reptil cayera de espaldas al suelo. Sin muchas contemplaciones, le dio un buen pisotón en el estómago. Era donde, según tenía entendido, la mayoría de los lagartos tenían su punto débil. Su espalda debía de tener unas escamas mucho más gruesas. Debía de ser una de las razones por las que Cail no se había quedado sin columna vertebral bajo tal golpe.
Se arrodilló a horcajadas en su pecho, colocando las rodillas sobre sus antebrazos para evitar que le pudiera alcanzar con las garras de sus manos. Cuando estuvo bien colocado, comenzó a asestarle puñetazos en la cara, haciendo uso de toda su fuerza y sin variar su expresión más que para fruncir un poco la parte inferior de su rostro en una pequeña mueca de esfuerzo físico.
No tenía nada contra los desequilibrados homicidas. Si fuera así, tendría un serio problema de identidad, pensó. Lo que ciertamente le molestaba, lo que realmente le reventaba, eran los maleducados.
Y, mandando a tomar aire fresco al choque entre culturas, fueras rumano, americano, africano o chino, mamífero o reptil, Vladimir tenía claro que existían ciertos límites infranqueables en todo ser pensante. Y era la caballerosidad. Y no concebía de ninguna forma que un caballero pudiera pegarle a una señorita. Y mucho menos podía permitir que aquel acto de vileza y malos modales quedara impune. A fin de cuentas, él podía tener todos los defectos del mundo, pero seguía siendo un caballero.
-Quería decirle…- continuó a diciendo, interrumpiéndose con un puñetazo con la izquierda- …que de donde yo vengo…- golpe diestro-… no aprobamos…-leñazo de parte de la siniestra-… que agredan…- otro a cuenta de la derecha- a las señoritas.
El último golpe, de nuevo con su mano hábil, dejó inconsciente al reptil.
Se levantó y se limpió las manos distraídamente. Se había despellejado ligeramente los nudillos.
-¿Qué hacemos con él?- Preguntó sin dejar de mirar al lagarto tendido en el suelo.
- Caillech
Ficha de cosechado
Nombre: Dama Gula, antes conocida como Caillech (Cail o Cai)
Especie:
Habilidades: Conocimiento de técnicas de supervivencia, olfato muy fino y agilidad (cosas indispensables para una nómada)
Personajes : Caillech: Suele tener mal caracter y un humor peor, normalmente a causa del hambre que la irrita. Es muy impulsiba y a veces se deja de llevar por sus impulsos sin pensar. Aun así si consigues su amistad la tendrás para siempre, cosa que pocos son los afortunados que logran.
Alexandra: es una buena amiga, siempre que puedas tratar con su gran pereza y su extraña fascinación hacia la sangre.
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
23/11/11, 10:32 pm
Pese a estar tan enfrascada en la lucha, en el odio hacia su tribu y en reprimir mis ganas de eliminar la amenaza que suponía el Ranta, ya se sabía enemigo muerto enemigo que no podrá matarte, pude oir la petición del Conde Vlad pidiendome que lo dejase en libertad. ¿Debería hacerlo? ¿Debía confiar en que de dejarle en libertad no intentaría matarme? ¿Me atacaría el conte si no hacía lo que me pedía? Eran muchas preguntas y la respuesta debía ser dicha cuanto antes.
Por fin me decidí por dejarlo libre, no del todo contenta, aunque sabiendo de que si se lanzaba contra mí estaría preparada y que era posible que los demás me ayudasen a eliminar tal amenaza. Lo cierto es que me vendría muy bien eso para demostrar mi punto sobre lo beneficioso que sería eliminarlo. Aún así dejar a alguien que ponía peligro mi vida...
Entonces vi como el conde se lanzaba hacia él, puños en alto, y empezaba a darle unos buenos golpes. Parecía que quería hacerle una nueva cara. Jamás me hubiera imaginado tal ataque y tal saña por parte de ese humano. Me sorprendí, la verdad sea dicha. Aunque lo cierto es qe disfruté mucho con aquel espectáculo, no pude reprimir la sonrisa que afloró en mi rostro al ver aquello. Eso de ver como le daban lo suyo a Sezk era mejor que cualquier cosa.
Por fin terminó de darle lo suyo, cuando vio que lo había dejado incosciente, y se volvió a nosotros mientras se limpiaba los nudillos preguntándonos lo que haríamos con él.
- Yo solo veo dos opciones en esta situación. Matarlo o irme. No pienso estar bajo el mismo techo que él. Quien sabe las barbaridades que me podría hacer mientras duermo placidamente a la noche. Si no pensais matarlo, se de un sitio en el que me podía alojarme junto con aquellos que piensen igual que yo respecto a esta situación, pero yo no me quedo aqui con él. No confio en los suyos y menos en él. Y yo no acostumbro a estar con alguien en quien no confie, no es así como he sobrevivido tanto tiempo en el desierto - dije mientras meneaba la cabeza para espantar la idea de mi muerte a manos de Sezk y la posibilidad de estar mucho más tiempo con el Ranta.
Por fin me decidí por dejarlo libre, no del todo contenta, aunque sabiendo de que si se lanzaba contra mí estaría preparada y que era posible que los demás me ayudasen a eliminar tal amenaza. Lo cierto es que me vendría muy bien eso para demostrar mi punto sobre lo beneficioso que sería eliminarlo. Aún así dejar a alguien que ponía peligro mi vida...
Entonces vi como el conde se lanzaba hacia él, puños en alto, y empezaba a darle unos buenos golpes. Parecía que quería hacerle una nueva cara. Jamás me hubiera imaginado tal ataque y tal saña por parte de ese humano. Me sorprendí, la verdad sea dicha. Aunque lo cierto es qe disfruté mucho con aquel espectáculo, no pude reprimir la sonrisa que afloró en mi rostro al ver aquello. Eso de ver como le daban lo suyo a Sezk era mejor que cualquier cosa.
Por fin terminó de darle lo suyo, cuando vio que lo había dejado incosciente, y se volvió a nosotros mientras se limpiaba los nudillos preguntándonos lo que haríamos con él.
- Yo solo veo dos opciones en esta situación. Matarlo o irme. No pienso estar bajo el mismo techo que él. Quien sabe las barbaridades que me podría hacer mientras duermo placidamente a la noche. Si no pensais matarlo, se de un sitio en el que me podía alojarme junto con aquellos que piensen igual que yo respecto a esta situación, pero yo no me quedo aqui con él. No confio en los suyos y menos en él. Y yo no acostumbro a estar con alguien en quien no confie, no es así como he sobrevivido tanto tiempo en el desierto - dije mientras meneaba la cabeza para espantar la idea de mi muerte a manos de Sezk y la posibilidad de estar mucho más tiempo con el Ranta.
Al principio lloré,
pero tiempo después
el hambre y el dolor me hizo cambiar
teniendo que matar y de carne alimentar.
Si tu olor golpea mi nariz, siento tu carne
y así el hambre aflora.
No, nolo puedo evitar, no creas que esta mal
es que yo soy asi
pues el pasado he de olvidar
pero tiempo después
el hambre y el dolor me hizo cambiar
teniendo que matar y de carne alimentar.
Si tu olor golpea mi nariz, siento tu carne
y así el hambre aflora.
No, nolo puedo evitar, no creas que esta mal
es que yo soy asi
pues el pasado he de olvidar
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
23/11/11, 10:37 pm
Giz se acerca a mí, interesado por la pelea y realiza algunos comentarios. Sonrío al escuchar lo de la cucaracha.
-Yo si quieres apuesto otra cucaracha pero te las regalo a ti en cuanto Cai se alze con la victoria -comento.
Continúamos observando el fiero combate... Fiero especialmente por parte de Sezk, que de pronto parece enloquecer todavía más y arremete con furia. De repente pega un salto impresionante y se coloca a la espalda de Cai. Con una sacudida seca, parte su arma en la columna de Caillech. No puedo reprimir una exclamación.
-¡Cai! -grito mientras me llevo las manos a la boca.
La preocupación se hace patente en los presentes, aunque Cai no parece haber sufrido daños graves. Todo sucede muy rápido. Cai agarra a Sezk del cuello y lo tiene atrapado. Pero de pronto el conde se entromete. Con su habitual calma y su frialdad se acerca a los lagartos e insta a Cai a soltar a su contrincante. Entonces comienza a propinarle varios puñetazos acompañados de una "lección" acerca de caballerosidad. En ese momento no pude sino aplaudir, aunque para mis adentros, la intervención del conde. No me había gustado nada lo sucio que había sido el ranta con Cai. La observo a ella y veo que una sonrisa aflora en su rostro, sin duda también está satisfecha con lo acontecido.
-Bueno, Giz, creo que ya no es necesario que intervengas... -le comento con expresión consternada.
El reptil enseguida cae inconsciente tras la brutal intervención de Vladimir y el conde nos pregunta que hacer con él. Caillech se apresura a contestar. Sabía a que lugar se refería... Movido por un impuslo, me apresuro a intervenir.
-¿Te refieres al otro torreón donde pasamos ayer la noche, verdad? -me acerco a Cai mientras hablo-. Yo tengo interés en explorar un edificio que hay allí cerca, lo vi esta mañana. Te acompañaré, y si te vas a quedar allí a vivir creo que yo me voy contigo.
Caillech era una de las personas del grupo con las que más había congeniado hasta el momento, además no podía evitar que tanto ella como Giz me resultasen muy interesantes y simpáticos... Faltaba ver qué tendría que decir Giz al respecto, pero dado lo que había presenciado esta mañana en la puerta del torreón, me imaginaba cuál sería su posición.
-Yo si quieres apuesto otra cucaracha pero te las regalo a ti en cuanto Cai se alze con la victoria -comento.
Continúamos observando el fiero combate... Fiero especialmente por parte de Sezk, que de pronto parece enloquecer todavía más y arremete con furia. De repente pega un salto impresionante y se coloca a la espalda de Cai. Con una sacudida seca, parte su arma en la columna de Caillech. No puedo reprimir una exclamación.
-¡Cai! -grito mientras me llevo las manos a la boca.
La preocupación se hace patente en los presentes, aunque Cai no parece haber sufrido daños graves. Todo sucede muy rápido. Cai agarra a Sezk del cuello y lo tiene atrapado. Pero de pronto el conde se entromete. Con su habitual calma y su frialdad se acerca a los lagartos e insta a Cai a soltar a su contrincante. Entonces comienza a propinarle varios puñetazos acompañados de una "lección" acerca de caballerosidad. En ese momento no pude sino aplaudir, aunque para mis adentros, la intervención del conde. No me había gustado nada lo sucio que había sido el ranta con Cai. La observo a ella y veo que una sonrisa aflora en su rostro, sin duda también está satisfecha con lo acontecido.
-Bueno, Giz, creo que ya no es necesario que intervengas... -le comento con expresión consternada.
El reptil enseguida cae inconsciente tras la brutal intervención de Vladimir y el conde nos pregunta que hacer con él. Caillech se apresura a contestar. Sabía a que lugar se refería... Movido por un impuslo, me apresuro a intervenir.
-¿Te refieres al otro torreón donde pasamos ayer la noche, verdad? -me acerco a Cai mientras hablo-. Yo tengo interés en explorar un edificio que hay allí cerca, lo vi esta mañana. Te acompañaré, y si te vas a quedar allí a vivir creo que yo me voy contigo.
Caillech era una de las personas del grupo con las que más había congeniado hasta el momento, además no podía evitar que tanto ella como Giz me resultasen muy interesantes y simpáticos... Faltaba ver qué tendría que decir Giz al respecto, pero dado lo que había presenciado esta mañana en la puerta del torreón, me imaginaba cuál sería su posición.
- Fundador
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
23/11/11, 10:54 pm
-¡¡Para!! ¡¡Lo vas a matar!! ¡¡Mal, mal, todo mal!!
Aunque ya había dejado de golpear a Sezk, Deianira se lanzó sobre Vlad y se le echó encima, aporreándole la cabeza con una mano y sujetándose a él con la otra. Entonces reparó en que ya hacía rato que el agredido tendía inmóvil en el suelo y que el conde estaba a punto de darle la espalda.
Dee se bajó de él y se agachó para examinar el cuerpo. Le tocó la cola como si se sorprendiera de que tuviese una. Todos aguardaban expectantes a que llorase o hiciese algo por el estilo. Dee se levantó y le dió un empujón. El lagarto ni se inmutó.
-Jo... Creo que habría que sacarlo de aquí.
Sin esperar replica alguna, comenzó a arrastrar con esfuerzo al ser fuera del edificio. Era más fuerte de lo que parecía. Al pasar junto a Vlad, abandonó momentáneamente su pose infantil y le susurró brevemente.
-Estás haciendo mal tu papel. No te rebajes a su nivel, Don Asesino.
Recuperada la sonrisa amistosa, hizo un gesto gracioso y continuó arrastrando el cuerpo.
Aunque ya había dejado de golpear a Sezk, Deianira se lanzó sobre Vlad y se le echó encima, aporreándole la cabeza con una mano y sujetándose a él con la otra. Entonces reparó en que ya hacía rato que el agredido tendía inmóvil en el suelo y que el conde estaba a punto de darle la espalda.
Dee se bajó de él y se agachó para examinar el cuerpo. Le tocó la cola como si se sorprendiera de que tuviese una. Todos aguardaban expectantes a que llorase o hiciese algo por el estilo. Dee se levantó y le dió un empujón. El lagarto ni se inmutó.
-Jo... Creo que habría que sacarlo de aquí.
Sin esperar replica alguna, comenzó a arrastrar con esfuerzo al ser fuera del edificio. Era más fuerte de lo que parecía. Al pasar junto a Vlad, abandonó momentáneamente su pose infantil y le susurró brevemente.
-Estás haciendo mal tu papel. No te rebajes a su nivel, Don Asesino.
Recuperada la sonrisa amistosa, hizo un gesto gracioso y continuó arrastrando el cuerpo.
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Personajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
23/11/11, 11:19 pm
Alicia presenció semi-horrorizada como la violencia iba en aumento, mordiendose el labio con fueza, y soltando una exclamación ahogada cuando el sin cola golpeó a Cail en la espalda y la derribó. No contento con eso, le apuñaló en la cola. Cail se recuperó y lo inmovilizó.
Alicia apartó la mirada cuando Vlad empezó a darle puñetazos al lagarto. Simplemente, se hartó de seguir mirando. « ¿por qué te sorprendes, estúpida? Estás aquí, aceptaste venir. Es Rocavarancolia, la violencia y la crueldad parecen escritas en sus paredes, en cada grieta, en ese depósito de cadáveres que has visto en tu última salida. Y ahora lloras, ¿estás llorando?» se preguntó mentalmente a sí misma incrédula. «Yo no lloro» Se pasó la mano por la cara distraída. Oía a Dee diciendo cosas raras como de costumbres. ¿había llamado Don Asesino a Vlad? Aquello le sacó una sonrisa por lo absurdamente acertado. Una lágrima se deslizó por su mejilla, y se apresuró a quitarla. Caillech hablaba de irse al otro torreón y Noel le secundaba. ¿Que haría ella? Pero aquello solo era un pensamiento secundario. Ahora estaba en plena crisis. Que le diesen al torreón.
- Yo.. no.. lloro- susurró colérica. Parpadeó. Miró hacia delante con una expresión en el rostro indescifrable, poco neutral para lo que solía ser, muy tensa, pero era imposible ponerle un nombre exacto. Habló con la voz ronca:- Vlad, quien sea, llevaoslo abajo, a la mazamorra. Atadlo con lo que se os ocurra.
No había sido una opinión como de costumbre, ni una sugerencia, su voz sonaba bastante autoritaria y, a la vez, tremendamente dolida. Noel se le acercó en un gesto de preocupación. Alicia negó fuertemente con la cabeza y se dio la vuelta justo a tiempo de derrumbarse y arrancar a llorar.
Antes de que pudiera preguntar le enseñó las llaves de su casa, se la sacó del pantalón y de espaldas la alzó a lo que creyó que era la cara de Noel.
- las llaves, ves?- hipó y le entró una risa que era también un sollozo.- ¿te lo imaginas? Mis padres tuvieron que volverse locos buscandolas. Tendrían que llamar a un cerrajero y todo.
Alicia, en su primera crisis emocional desde hacía años, hablaba sin ningún filtro, sin darse cuenta de que les hablaba de ella y de su vida. A la pregunta de si le pasaba algo respondió:
- No, no son las llaves. No es eso, joder. Es todo ¿entiendes? Es todo...- se dió la vuelta- mi vida estaba bien. Me gustaba. Pero soy una imbecil que creía soñar. Que creía que esto era mentira. Al revés. Que creyó que de verdad era una maravilla. No son las llaves, joder.
Alicia se abrazó a Noel sin darse cuenta y le lloró un rato encima al pobre chico sorprendido. Hasta que se calmó. Y tuvo tiempo para arrepentirse de aquel brote. Miró al suelo avergonzada y terminó de decir:
- encerradlo. Vlad... mañana... más vale que me despiertes para... eso. Y olvidad esto. Yo... buenas noches.- su “buenas noches” sonó brusco y hostil, y el resto apagado y sin fuerzas.
Subió por las escaleras con el interior revuelto. Y se tiró a dormir, envuelta en una manta. Con su ropa todavia mojada en el baño. Y con ganas de soñar y olvidarlo todo.
Alicia apartó la mirada cuando Vlad empezó a darle puñetazos al lagarto. Simplemente, se hartó de seguir mirando. « ¿por qué te sorprendes, estúpida? Estás aquí, aceptaste venir. Es Rocavarancolia, la violencia y la crueldad parecen escritas en sus paredes, en cada grieta, en ese depósito de cadáveres que has visto en tu última salida. Y ahora lloras, ¿estás llorando?» se preguntó mentalmente a sí misma incrédula. «Yo no lloro» Se pasó la mano por la cara distraída. Oía a Dee diciendo cosas raras como de costumbres. ¿había llamado Don Asesino a Vlad? Aquello le sacó una sonrisa por lo absurdamente acertado. Una lágrima se deslizó por su mejilla, y se apresuró a quitarla. Caillech hablaba de irse al otro torreón y Noel le secundaba. ¿Que haría ella? Pero aquello solo era un pensamiento secundario. Ahora estaba en plena crisis. Que le diesen al torreón.
- Yo.. no.. lloro- susurró colérica. Parpadeó. Miró hacia delante con una expresión en el rostro indescifrable, poco neutral para lo que solía ser, muy tensa, pero era imposible ponerle un nombre exacto. Habló con la voz ronca:- Vlad, quien sea, llevaoslo abajo, a la mazamorra. Atadlo con lo que se os ocurra.
No había sido una opinión como de costumbre, ni una sugerencia, su voz sonaba bastante autoritaria y, a la vez, tremendamente dolida. Noel se le acercó en un gesto de preocupación. Alicia negó fuertemente con la cabeza y se dio la vuelta justo a tiempo de derrumbarse y arrancar a llorar.
Antes de que pudiera preguntar le enseñó las llaves de su casa, se la sacó del pantalón y de espaldas la alzó a lo que creyó que era la cara de Noel.
- las llaves, ves?- hipó y le entró una risa que era también un sollozo.- ¿te lo imaginas? Mis padres tuvieron que volverse locos buscandolas. Tendrían que llamar a un cerrajero y todo.
Alicia, en su primera crisis emocional desde hacía años, hablaba sin ningún filtro, sin darse cuenta de que les hablaba de ella y de su vida. A la pregunta de si le pasaba algo respondió:
- No, no son las llaves. No es eso, joder. Es todo ¿entiendes? Es todo...- se dió la vuelta- mi vida estaba bien. Me gustaba. Pero soy una imbecil que creía soñar. Que creía que esto era mentira. Al revés. Que creyó que de verdad era una maravilla. No son las llaves, joder.
Alicia se abrazó a Noel sin darse cuenta y le lloró un rato encima al pobre chico sorprendido. Hasta que se calmó. Y tuvo tiempo para arrepentirse de aquel brote. Miró al suelo avergonzada y terminó de decir:
- encerradlo. Vlad... mañana... más vale que me despiertes para... eso. Y olvidad esto. Yo... buenas noches.- su “buenas noches” sonó brusco y hostil, y el resto apagado y sin fuerzas.
Subió por las escaleras con el interior revuelto. Y se tiró a dormir, envuelta en una manta. Con su ropa todavia mojada en el baño. Y con ganas de soñar y olvidarlo todo.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
23/11/11, 11:46 pm
Dee entra en escena y actúa de forma extraña. Ya no me parecía raro viniendo de ella pero aún así no puedo evitar observar con antención lo que hace. Arrastra a Sezk con bastante facilidad, pese a parecer una niña bastante frágil. Al pasar junto a Vlad le susurra algo. Sus palabras me parecen un tanto enigmáticas, cuanto menos. Sin embargo, pronto mi atención pasa de Dee a Alicia, pues la chica había empezado a hablar de forma bastante histérica. Las lágrimas asomaban en sus ojos. Sin duda lo que acabábamos de presenciar no había sido agradable pero la reacción de Alicia me sorprende bastante. Me acerco a la chica con cara de preocupación.
-Alicia... tranquila.
Ella me enseña unas llaves y dice algo que no tiene mucho que ver con lo que está sucediendo.
-¿Te ocurre algo? -no logro comprender qué es lo que le pasa exactamente.
Me responde. Lo que puedo entender de lo que dice es que está asustada. No era de extrañar, estábamos en una ciudad desconocida y llena de peligros. De repente Alicia se abraza a mí y llora sobre mi hombro. Yo no sé cómo reaccionar y al principio me quedo rígido e inmovil. Cautelosamente coloco un brazo sobre su hombro intentando parecer consolador.
-Tranquila, Alicia... No nos pasará nada... seguro... -mi voz no suena muy convincente, nunca he sabido como lidiar con una situación semejante y me encuentro perdido.
Ella no parece hacer demasiado caso de lo que digo. Cuando por fin se calma un poco se aparta de mí y mira hacia el suelo, avergonzada. Finalmente anuncia que se va a dormir, vacilante. Mi propio "buenas noches" suena casi inaudible. Observo como desaparece en el interior del torreón y miro hacia el resto de mis compañeros que aún se encuentran en el patio. Carraspeo.
-Esto... Yo creo que me voy a dar un baño y acostarme también.
Me acerco al pozo y comienzo a llenar un cubo con aire distraído. Habían sucedido muchas cosas en tan solo dos días. Un zombi obeso nos había perseguido a lo largo de una ciudad desconocida en ruinas. Habíamos conocido a unos reptiles provenientes de otro planeta distinto a la Tierra... Bien, sin duda tampoco nos encontrábamos en la Tierra ahora mismo. Un lagarto loco había aparecido hoy y había puesto nerviosos a Giz y Cai. Para colmo, el ranta había hecho daño a Cai durante lo que sólo debería haber sido un entrenamiento. Eso nos puso furiosos a todos, incluso a Vladimir. Yo no podía soportar que hiriesen a mis amigos y, por extraño que pareciese, ya consideraba a Cai como a una amiga. Me asombraba lo rápido que había ganado afecto por algunas de las personas del grupo. Cai, Mark, Giz, Alicia... Alicia lo había pasado muy mal, sin duda. Y yo había pasado bastante apuro. Mientras divagaba en mis pensamientos había ido viajando del pozo al cuarto donde se encontraba una bañera que habíamos descubierto por la tarde. Las ropas de Alicia todavía se encontraban allí, sin duda ni se había acordado de ellas. Una vez hube llevado el agua necesaria comencé a lavarme lo mejor que pude. Antes de nada me dirigí a una de las habitaciones en las que habíamos visto arcones con ropa esta tarde y elegí unos pantalones de color azul largos y una camiseta del mismo color. Me llevé la ropa al baño y allí me quite la mia propia y la dejé amontonada sobre una silla, poniendo especial cuidado con mi chaqueta. Había jabón, algo roñoso pero jabón al fin y al cabo. Me lavé el pelo como mejor pude, utilizando un poco de ese mismo jabón ya que la esperanza de encontrar champú en Rocavarancolia lo único que consiguió fue arrancarme una breve carcajada.
Una vez consideré estar todo lo limpio que podía dada la situación, me envolví con una áspera toalla que había encontrado en un mueble dentro del cuarto. Tras secarme cogí el vestuario que había adquirido antes de bañarme y me lo puse. Me venía un poco grande pero tendría que servir. Salí del baño con mi propia ropa en la mano y nada más hacerlo comencé a tiritar de frío. Obviamente me había tenido que bañar con agua fría y, aunque en Suecia hacía bastante frío por lo que estaba acostumbrado al frío, eso sumado a que tenía el pelo aún bastante mojado no resultaba agradable. Volví a la habitación con ropa para buscar algo más con que abrigarme. Saqué una túnica negra. Sonreí pensando en que parecería una especie de mago con ella puesta y me la puse. No estaba seguro de si tenía aspecto imponente o ridículo, pero no me importó. Una vez completado mi atuendo provisional bajé al patio de nuevo y llené uno de los barreños que había allí con más agua del pozo. Deje mi ropa encima de la estatua que representaba a "nuestros anfitriones" y, pastilla de jabón en mano, comencé a intentar lavarlas una a una lo mejor que podía.
Nota fdr para Yber: si quieres acompañarme lavando la ropa podemos mantener una conversación pero puedes seguir el post entero hasta que te vas a dormir mañana, por ejemplo, yo lo haré en mi siguiente post, te responderé, me iré a dormir y me despertaré xD Pero sólo si quieres, sino ya editaré este.
-Alicia... tranquila.
Ella me enseña unas llaves y dice algo que no tiene mucho que ver con lo que está sucediendo.
-¿Te ocurre algo? -no logro comprender qué es lo que le pasa exactamente.
Me responde. Lo que puedo entender de lo que dice es que está asustada. No era de extrañar, estábamos en una ciudad desconocida y llena de peligros. De repente Alicia se abraza a mí y llora sobre mi hombro. Yo no sé cómo reaccionar y al principio me quedo rígido e inmovil. Cautelosamente coloco un brazo sobre su hombro intentando parecer consolador.
-Tranquila, Alicia... No nos pasará nada... seguro... -mi voz no suena muy convincente, nunca he sabido como lidiar con una situación semejante y me encuentro perdido.
Ella no parece hacer demasiado caso de lo que digo. Cuando por fin se calma un poco se aparta de mí y mira hacia el suelo, avergonzada. Finalmente anuncia que se va a dormir, vacilante. Mi propio "buenas noches" suena casi inaudible. Observo como desaparece en el interior del torreón y miro hacia el resto de mis compañeros que aún se encuentran en el patio. Carraspeo.
-Esto... Yo creo que me voy a dar un baño y acostarme también.
Me acerco al pozo y comienzo a llenar un cubo con aire distraído. Habían sucedido muchas cosas en tan solo dos días. Un zombi obeso nos había perseguido a lo largo de una ciudad desconocida en ruinas. Habíamos conocido a unos reptiles provenientes de otro planeta distinto a la Tierra... Bien, sin duda tampoco nos encontrábamos en la Tierra ahora mismo. Un lagarto loco había aparecido hoy y había puesto nerviosos a Giz y Cai. Para colmo, el ranta había hecho daño a Cai durante lo que sólo debería haber sido un entrenamiento. Eso nos puso furiosos a todos, incluso a Vladimir. Yo no podía soportar que hiriesen a mis amigos y, por extraño que pareciese, ya consideraba a Cai como a una amiga. Me asombraba lo rápido que había ganado afecto por algunas de las personas del grupo. Cai, Mark, Giz, Alicia... Alicia lo había pasado muy mal, sin duda. Y yo había pasado bastante apuro. Mientras divagaba en mis pensamientos había ido viajando del pozo al cuarto donde se encontraba una bañera que habíamos descubierto por la tarde. Las ropas de Alicia todavía se encontraban allí, sin duda ni se había acordado de ellas. Una vez hube llevado el agua necesaria comencé a lavarme lo mejor que pude. Antes de nada me dirigí a una de las habitaciones en las que habíamos visto arcones con ropa esta tarde y elegí unos pantalones de color azul largos y una camiseta del mismo color. Me llevé la ropa al baño y allí me quite la mia propia y la dejé amontonada sobre una silla, poniendo especial cuidado con mi chaqueta. Había jabón, algo roñoso pero jabón al fin y al cabo. Me lavé el pelo como mejor pude, utilizando un poco de ese mismo jabón ya que la esperanza de encontrar champú en Rocavarancolia lo único que consiguió fue arrancarme una breve carcajada.
Una vez consideré estar todo lo limpio que podía dada la situación, me envolví con una áspera toalla que había encontrado en un mueble dentro del cuarto. Tras secarme cogí el vestuario que había adquirido antes de bañarme y me lo puse. Me venía un poco grande pero tendría que servir. Salí del baño con mi propia ropa en la mano y nada más hacerlo comencé a tiritar de frío. Obviamente me había tenido que bañar con agua fría y, aunque en Suecia hacía bastante frío por lo que estaba acostumbrado al frío, eso sumado a que tenía el pelo aún bastante mojado no resultaba agradable. Volví a la habitación con ropa para buscar algo más con que abrigarme. Saqué una túnica negra. Sonreí pensando en que parecería una especie de mago con ella puesta y me la puse. No estaba seguro de si tenía aspecto imponente o ridículo, pero no me importó. Una vez completado mi atuendo provisional bajé al patio de nuevo y llené uno de los barreños que había allí con más agua del pozo. Deje mi ropa encima de la estatua que representaba a "nuestros anfitriones" y, pastilla de jabón en mano, comencé a intentar lavarlas una a una lo mejor que podía.
Nota fdr para Yber: si quieres acompañarme lavando la ropa podemos mantener una conversación pero puedes seguir el post entero hasta que te vas a dormir mañana, por ejemplo, yo lo haré en mi siguiente post, te responderé, me iré a dormir y me despertaré xD Pero sólo si quieres, sino ya editaré este.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
24/11/11, 01:58 am
-Vaya, con lo deliciosas que son...-digo en respuesta al comentario de Noel, que ha continuado mi broma de la apuesta. Esbozo una sonrisa, pero apenas dura unos instantes. De repente, lo que había comenzado con un entrenamiento se estaba tornando en una pelea a muerte. Sezk parece cabreado ante el ataque de Caillech, salta tras ella y parte la lanza contra su espalda. Una mueca de dolor se dibuja en mi cara y se acentúa en el momento en que el Ranta hiere a Cail en la cola.
Lo siguiente ocurre muy rápido, o mi cerebro conecta ideas de forma tan lenta que apenas consigo reaccionar a tiempo real. Veo primero a Vlad golpeando a Sezk con casi más ferocidad que el propio Ranta, lo cual hace añicos todos los esquemas que tenía en relación a él. Sin embargo, pese a que sé que la violencia en el seno de un grupo no puede generar nada bueno, no hago por detenerle. Es más, a pesar de encontrarme paralizado por la situación, me da tiempo a sentirme ocioso con cada uno de los golpes con los que arremete contra el asreniano. Pronto aparece Dee y sube a la chepa de Vlad, pero no es necesario detenerle ya. Sezk está inconsciente en el suelo. Alicia habla de encerrarlo y Caillech de irse del lugar. Idea que me parece bien incluso a mí. Noel se aleja, Alicia también. Y yo sigo en el sitio, con la sorpresa dibujada con precisión en el rostro ajeno a todos ellos.
Cuando por fin me recupero del shock, me acerco a Cai cabizbajo, con el estómago hecho un guiñapo. Todo lo que había pasado me ha hecho sentir fatal. Desde que llegué estoy intentando pensar en lo mejor para el grupo y he sido precisamente el que ha consentido que pase lo peor. Primero dejando que el Ranta entrara sin más y segundo no intentando pararle los pies a ese desagradecido.
-Cai, ¿estás bien?-pregunto colocando mi mano sobre su hombro-. Yo... eh... Mira...-las palabras se me atragantan a media garganta y no consigo pronunciarlas-. Que... que lo siento de veras. Siento haberte fallado. Pero... que cuentas conmigo-suelto su hombro-. Te acompañaré mañana-sentencio.
Tras eso me alejo hacia el centro del patio y me siento sobre la base de la estatua. Me ha costado entenderlo, pero creo que he descubierto la razón por la que me siento tan mal por Cai. Y es que puede que ella ya no sea una Mirie Kitade, pero yo tampoco lo soy ya. La tribu de Asrena poco importa aquí. Noel, el conde, Alicia, Cai... Esta es mi nueva tribu y parece que todos se han dado cuenta de ello antes que yo. << Y no he estado a la altura... >> pienso mientras paseo la vista por el patio. Entonces veo a Noel lavando la ropa en unos barreños, que pronto se acerca a la estatua para tender la ropa y limpiarlas como mejor podía con algo que no alcanzo a distinguir y que parece deshacerse con el agua.
-¿Sabes? Ahora mismo vas vestido de forma parecida a cómo solemos vestirnos nosotros-le informo a la vez que me levanto de la base para no molestarle mientras lava. Entonces, movido por cómo me llevo sintiendo desde la pelea, me pongo a hablar de forma precipitada-. Siento que hayas tenido que ver esa pelea...-comienzo-. Yo... La culpa es mía. Sezk es un Ranta, unos seres desalmados que se dedican a atacar a los asrenianos de las tribus pacíficas y que suelen perder la cordura por comerse unos insectos sagrados... -le explico-. No debí haberle dejado entrar sin más, debí haberme dado cuenta de que su promesa no valía una mierda. Debería haber sido yo quien sugiriera encerrarlo, y mucho antes...-siento como los ojos se me humedecen y me veo incapaz de seguir hablando. Me giro y me los enjuago con el poncho. No me gusta mostrar debilidad, y es justo lo que estaba haciendo ahora-. Perdona...-le digo a Noel-. No debería darte la brasa con todo esto...-y dicho eso, me alejo de la estatua y me dirijo a la parte más alejada para descansar. Me siento recostándome sobre la pared y cierro los ojos. Después de contarle a Noel lo que me había pululado por la cabeza me sentía algo mejor, más desahogado, y eso me ayuda en parte a conciliar el sueño.
Lo siguiente ocurre muy rápido, o mi cerebro conecta ideas de forma tan lenta que apenas consigo reaccionar a tiempo real. Veo primero a Vlad golpeando a Sezk con casi más ferocidad que el propio Ranta, lo cual hace añicos todos los esquemas que tenía en relación a él. Sin embargo, pese a que sé que la violencia en el seno de un grupo no puede generar nada bueno, no hago por detenerle. Es más, a pesar de encontrarme paralizado por la situación, me da tiempo a sentirme ocioso con cada uno de los golpes con los que arremete contra el asreniano. Pronto aparece Dee y sube a la chepa de Vlad, pero no es necesario detenerle ya. Sezk está inconsciente en el suelo. Alicia habla de encerrarlo y Caillech de irse del lugar. Idea que me parece bien incluso a mí. Noel se aleja, Alicia también. Y yo sigo en el sitio, con la sorpresa dibujada con precisión en el rostro ajeno a todos ellos.
Cuando por fin me recupero del shock, me acerco a Cai cabizbajo, con el estómago hecho un guiñapo. Todo lo que había pasado me ha hecho sentir fatal. Desde que llegué estoy intentando pensar en lo mejor para el grupo y he sido precisamente el que ha consentido que pase lo peor. Primero dejando que el Ranta entrara sin más y segundo no intentando pararle los pies a ese desagradecido.
-Cai, ¿estás bien?-pregunto colocando mi mano sobre su hombro-. Yo... eh... Mira...-las palabras se me atragantan a media garganta y no consigo pronunciarlas-. Que... que lo siento de veras. Siento haberte fallado. Pero... que cuentas conmigo-suelto su hombro-. Te acompañaré mañana-sentencio.
Tras eso me alejo hacia el centro del patio y me siento sobre la base de la estatua. Me ha costado entenderlo, pero creo que he descubierto la razón por la que me siento tan mal por Cai. Y es que puede que ella ya no sea una Mirie Kitade, pero yo tampoco lo soy ya. La tribu de Asrena poco importa aquí. Noel, el conde, Alicia, Cai... Esta es mi nueva tribu y parece que todos se han dado cuenta de ello antes que yo. << Y no he estado a la altura... >> pienso mientras paseo la vista por el patio. Entonces veo a Noel lavando la ropa en unos barreños, que pronto se acerca a la estatua para tender la ropa y limpiarlas como mejor podía con algo que no alcanzo a distinguir y que parece deshacerse con el agua.
-¿Sabes? Ahora mismo vas vestido de forma parecida a cómo solemos vestirnos nosotros-le informo a la vez que me levanto de la base para no molestarle mientras lava. Entonces, movido por cómo me llevo sintiendo desde la pelea, me pongo a hablar de forma precipitada-. Siento que hayas tenido que ver esa pelea...-comienzo-. Yo... La culpa es mía. Sezk es un Ranta, unos seres desalmados que se dedican a atacar a los asrenianos de las tribus pacíficas y que suelen perder la cordura por comerse unos insectos sagrados... -le explico-. No debí haberle dejado entrar sin más, debí haberme dado cuenta de que su promesa no valía una mierda. Debería haber sido yo quien sugiriera encerrarlo, y mucho antes...-siento como los ojos se me humedecen y me veo incapaz de seguir hablando. Me giro y me los enjuago con el poncho. No me gusta mostrar debilidad, y es justo lo que estaba haciendo ahora-. Perdona...-le digo a Noel-. No debería darte la brasa con todo esto...-y dicho eso, me alejo de la estatua y me dirijo a la parte más alejada para descansar. Me siento recostándome sobre la pared y cierro los ojos. Después de contarle a Noel lo que me había pululado por la cabeza me sentía algo mejor, más desahogado, y eso me ayuda en parte a conciliar el sueño.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
24/11/11, 02:23 am
Mientras estoy enfrascado en la dura tarea de intentar arrancar la suciedad de mi camiseta como puedo, veo que Giz se me acerca, cabizbajo. Le saludo con la mano y se aceca. Comienza a hablarme y comenta acerca de mi indumentaria.
-Tienes razón -comento mirando su ropa y sonrío.
Acto seguido continúa hablando acerca de lo ocurrido hace escasamente una hora. Giz parece muy afligido y eso se nota en sus palabras y sus gestos. Puede que me cueste leer las expresiones de una cara de reptil como la suya, pero era evidente que estaba muy afectado. Le escucho atentamente con expresión seria. Desde que había llegado, salvo mis primeros instantes en la ciudad, esta era la primera vez que no tenía ganas de reír. Giz se echa la culpa sobre lo ocurrido. No le corto mientras habla pues habla bastante precipitadamente, pero en cuanto finaliza su discurso, disculpándose por ello, sé que es mi turno.
-La verdad es que he presenciado la llegada de Sezk esta mañana y por vuestra conversación y reacciones pude comprender a grandes rasgos la situación. Con la pelea me quedó aún más claro. En ningún caso es culpa tuya, Giz -hago una pausa y miro al lagarto a los ojos, sus ojos tienen el brillo de quien está a punto de echarse a llorar y trato de consolarle como puedo-. Estamos en una situación muy difícil todos, seguro que te apiadaste de Sezk porque no deja de ser un ser... bueno, un lagarto como vosotros, quiero decir. Creo que yo haría lo mismo por otro humano por muy mal que me haya hecho -le pongo una mano mojada en el hombro y le sonrío-. No te tortures por esto, mañana Cai, tú y yo nos iremos de aquí y no tendréis que convivir más con él.
Digo esto último tratando de imprimir consuelo en mis palabras. Últimamente parece que tenía que hacerlo muy a menudo y no es algo que se me hubiese dado muy bien nunca... Sin embargo veo que ha merecido la pena cuando Giz me sonríe y me lo agradece. No podía evitarlo: los Mirie Kitade despertaban en mí una gran simpatía.
Suspiro mientras Giz se aleja para ponerse a descansar. Yo debería hacer lo mismo. Ya casi había terminado de lavar la ropa, al menos como pude. Deje mi ropa secando colgada de la estatua y deseé buenas noches a Giz. Entre en el torreón y busco una habitación vacía. Entro en una de las que había entrado esta tarde con Mark y en la que recordaba había un camastro. Me acuesto vestido con mi nuevo "pijama" y me arropo con una manta roñosa pensando nuevamente en los hechos del día. Sin embargo el cansancio por el entrenamiento se hace patente y pronto concilio el sueño.
-Tienes razón -comento mirando su ropa y sonrío.
Acto seguido continúa hablando acerca de lo ocurrido hace escasamente una hora. Giz parece muy afligido y eso se nota en sus palabras y sus gestos. Puede que me cueste leer las expresiones de una cara de reptil como la suya, pero era evidente que estaba muy afectado. Le escucho atentamente con expresión seria. Desde que había llegado, salvo mis primeros instantes en la ciudad, esta era la primera vez que no tenía ganas de reír. Giz se echa la culpa sobre lo ocurrido. No le corto mientras habla pues habla bastante precipitadamente, pero en cuanto finaliza su discurso, disculpándose por ello, sé que es mi turno.
-La verdad es que he presenciado la llegada de Sezk esta mañana y por vuestra conversación y reacciones pude comprender a grandes rasgos la situación. Con la pelea me quedó aún más claro. En ningún caso es culpa tuya, Giz -hago una pausa y miro al lagarto a los ojos, sus ojos tienen el brillo de quien está a punto de echarse a llorar y trato de consolarle como puedo-. Estamos en una situación muy difícil todos, seguro que te apiadaste de Sezk porque no deja de ser un ser... bueno, un lagarto como vosotros, quiero decir. Creo que yo haría lo mismo por otro humano por muy mal que me haya hecho -le pongo una mano mojada en el hombro y le sonrío-. No te tortures por esto, mañana Cai, tú y yo nos iremos de aquí y no tendréis que convivir más con él.
Digo esto último tratando de imprimir consuelo en mis palabras. Últimamente parece que tenía que hacerlo muy a menudo y no es algo que se me hubiese dado muy bien nunca... Sin embargo veo que ha merecido la pena cuando Giz me sonríe y me lo agradece. No podía evitarlo: los Mirie Kitade despertaban en mí una gran simpatía.
Suspiro mientras Giz se aleja para ponerse a descansar. Yo debería hacer lo mismo. Ya casi había terminado de lavar la ropa, al menos como pude. Deje mi ropa secando colgada de la estatua y deseé buenas noches a Giz. Entre en el torreón y busco una habitación vacía. Entro en una de las que había entrado esta tarde con Mark y en la que recordaba había un camastro. Me acuesto vestido con mi nuevo "pijama" y me arropo con una manta roñosa pensando nuevamente en los hechos del día. Sin embargo el cansancio por el entrenamiento se hace patente y pronto concilio el sueño.
- Caillech
Ficha de cosechado
Nombre: Dama Gula, antes conocida como Caillech (Cail o Cai)
Especie:
Habilidades: Conocimiento de técnicas de supervivencia, olfato muy fino y agilidad (cosas indispensables para una nómada)Personajes : Caillech: Suele tener mal caracter y un humor peor, normalmente a causa del hambre que la irrita. Es muy impulsiba y a veces se deja de llevar por sus impulsos sin pensar. Aun así si consigues su amistad la tendrás para siempre, cosa que pocos son los afortunados que logran.
Alexandra: es una buena amiga, siempre que puedas tratar con su gran pereza y su extraña fascinación hacia la sangre.
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
24/11/11, 07:15 am
Mi espalda. Me llevo disimuladamente la mano a ella y después a la cola. Puede que no lo muestre pero aún dolían las malditas heridas. Debería vendarmelo o algo por el estilo.
Intentando olvidar en dolor, haciendole oidos sordos, presté atención de lo que la gente opinaba sobre lo que debíamos hacer. Ninguno quería matarlo, a lo sumo encerrarlo. Esa solución no me agradaba completamente. ¿Y si lograba escaparse? ¿O conseguía engañar a alguno de los humanos para que lo sacasen de allí? ¿Qué haría yo entonces? No podía mantenerme siempre despierta, eso aparte de ser antinatural era malo para la supervivencia. Sin sueño tu mente no funciona de la misma manera y si no funciona bien mueres en las garras de algún horrible ser, como lo es un Ranta.
Por todas esas razones no me pensaba quedar aqui y, para mi fortuna, había quienes me secundaban, quienes pensaban irse conmigo. Noel y Giz. El humano que había llegado a agradarme y todo y el Mirie Kitade que hasta hace poco no confiaba en mi. Parecía que después de mucho tiempo no estaría sola. Eso era una idea muy bonita, un sueño que siempre había tenido. Ser aceptada. Algo que comenzaba a sentir, algo que hacía alejar mi malestar por no poder pertenecer nunca más a mi antigua tribu.
Vi como la pequeña humana llevaba a Sezk hacia el sótano y como Alicia tenía una crisis. Eso último me sorprendió más que la fuerza de la niña, nunca hubiese imaginado. Entonces vino Giz, pidiendome perdón, preguntandome como me encontraba y asegurándome que él estaría a mi lado.
- Tranquilo, se necesita algo más que un Ranta para vencerme - me encogí de hombros quitandole hierro al asunto, lo que me causó dolor en la espalda, algo que solo se dejó de entrever por apenas un segundo antes de poder esconderlo -. Además, no es culpa de nadie la locura de Sezk. Tu no podías saber que fuese tan impredecible o peligroso como lo es en realidad, porque eres bueno, Giz, como todos los Mirie Kitade, y algunas veces os cuesta ver la maldad por ello - sonreí - Pero... gracias por el apoyo.
Dicho todo lo que debía decir entré en la casa, cogí un mantel, me quité la capa y me levanté la camiseta, y envolví el mantel alrededor de la herida de mi cola, para que dejase de sangrar, y alrededor de donde había recibido el golpe con la lanza, para que con la presión disminuyera el dolor. Luego volví a poner en su sitio todo mi atuendo, tapándome las heridas.
Estaba cansada, ahora que la adrenalita si había ido, necesitaba un poco de descanso. Entré en una de las habitaciones y, colocándome en la esquina más alejada con las armas en las manos, me dispuse a hechar una cabezadita apoyada a la pared, de forma distinta a los humanos quienes se tumbaban en el suelo algo mollido. Ahora debía descansar, mañana sería un día muy largo.
Cerré los ojos a la espera de los sueños...
Intentando olvidar en dolor, haciendole oidos sordos, presté atención de lo que la gente opinaba sobre lo que debíamos hacer. Ninguno quería matarlo, a lo sumo encerrarlo. Esa solución no me agradaba completamente. ¿Y si lograba escaparse? ¿O conseguía engañar a alguno de los humanos para que lo sacasen de allí? ¿Qué haría yo entonces? No podía mantenerme siempre despierta, eso aparte de ser antinatural era malo para la supervivencia. Sin sueño tu mente no funciona de la misma manera y si no funciona bien mueres en las garras de algún horrible ser, como lo es un Ranta.
Por todas esas razones no me pensaba quedar aqui y, para mi fortuna, había quienes me secundaban, quienes pensaban irse conmigo. Noel y Giz. El humano que había llegado a agradarme y todo y el Mirie Kitade que hasta hace poco no confiaba en mi. Parecía que después de mucho tiempo no estaría sola. Eso era una idea muy bonita, un sueño que siempre había tenido. Ser aceptada. Algo que comenzaba a sentir, algo que hacía alejar mi malestar por no poder pertenecer nunca más a mi antigua tribu.
Vi como la pequeña humana llevaba a Sezk hacia el sótano y como Alicia tenía una crisis. Eso último me sorprendió más que la fuerza de la niña, nunca hubiese imaginado. Entonces vino Giz, pidiendome perdón, preguntandome como me encontraba y asegurándome que él estaría a mi lado.
- Tranquilo, se necesita algo más que un Ranta para vencerme - me encogí de hombros quitandole hierro al asunto, lo que me causó dolor en la espalda, algo que solo se dejó de entrever por apenas un segundo antes de poder esconderlo -. Además, no es culpa de nadie la locura de Sezk. Tu no podías saber que fuese tan impredecible o peligroso como lo es en realidad, porque eres bueno, Giz, como todos los Mirie Kitade, y algunas veces os cuesta ver la maldad por ello - sonreí - Pero... gracias por el apoyo.
Dicho todo lo que debía decir entré en la casa, cogí un mantel, me quité la capa y me levanté la camiseta, y envolví el mantel alrededor de la herida de mi cola, para que dejase de sangrar, y alrededor de donde había recibido el golpe con la lanza, para que con la presión disminuyera el dolor. Luego volví a poner en su sitio todo mi atuendo, tapándome las heridas.
Estaba cansada, ahora que la adrenalita si había ido, necesitaba un poco de descanso. Entré en una de las habitaciones y, colocándome en la esquina más alejada con las armas en las manos, me dispuse a hechar una cabezadita apoyada a la pared, de forma distinta a los humanos quienes se tumbaban en el suelo algo mollido. Ahora debía descansar, mañana sería un día muy largo.
Cerré los ojos a la espera de los sueños...
Al principio lloré,
pero tiempo después
el hambre y el dolor me hizo cambiar
teniendo que matar y de carne alimentar.
Si tu olor golpea mi nariz, siento tu carne
y así el hambre aflora.
No, nolo puedo evitar, no creas que esta mal
es que yo soy asi
pues el pasado he de olvidar
pero tiempo después
el hambre y el dolor me hizo cambiar
teniendo que matar y de carne alimentar.
Si tu olor golpea mi nariz, siento tu carne
y así el hambre aflora.
No, nolo puedo evitar, no creas que esta mal
es que yo soy asi
pues el pasado he de olvidar
- Sevent
Ficha de cosechado
Nombre: Abel
Especie: Humano español
Habilidades: Intuición, imaginación y velocidad
Personajes :
Abel: humano español (1,90m)
Unidades mágicas : 5/5
Armas :
Abel: su arrolladora personalidad
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
24/11/11, 02:41 pm
Estaba tranquilo observando maravillado el cristal de Alicia. Cuando de repente dos de los lagartos empezaron a enfrentarse, como es natural yo apoyaba a Cai, pero no me hacia ninguna gracia que se enfrentaran, luego de un rato el enfrentamiento se volvio mas peligroso, el otro lagarto ataco a Caillech, casi comienzo a gritar cuando Vlad se acerco a ellos y acabo la disputa de una forma bstante admirable, incluso Noel lo aplaudio por ello.
Una vez acabado el enfrentamiento yo me dirigi a mi habitacion, algunos se quedaron arreglando el desastre, yo me subi a dormir, tenia mucho sueño y mucho de lo que pensar, despues de acostarme comence a pensar sobre la situacion, Cai y Noel se iban al otro torreon, eso significa que yo me tendria que quedar aqui con hannah, que pesadilla,bueno, bueno, ya cambiaria
Suspire y me puse a dormir:
«Me desperte, estaba en mi pupitre, me habia dormido en el cambio de clase, todos estaban hablando los unos con los otros, yo comence los deberes que habian puesto en la clase anterior, sin previo aviso oi una voz que ultimamente se me habia hecho familiar
-Que haces haciendo los deberes ahora?Estamos en el cambio de clase, relajate un poco
Me gire para comprobar quien era, sorprendentemente habia acertado, era Noel, pero que hacia alli?el no debia estar alli, tenia que estar en su pais o en Rocavarancolia, pero yo tambien deberia estar en Rocavarancolia asi que tampoco era tan extraño, pero....extraño era su uniforme, no era el que llevabamos todos, era rojo. Completamente, en contraste con el uniforme azul que llevabamos todos los demas
- Tienes razon-susurre- Pero una cosan Por que llevas ese uniforme??si t ven llevando un uniforme de otra escuela te diran algo
-Pero, que dices? Todos llevamos este uniforme, no gastes esas bromas
Me calle, no era asi, pero si no lo veia supongo que la profesora ya le diria algo. La campana sono avisandonos de que la clase iba a empexar
-Buenos dias, Mi nombre es Alicia y soy vuestra nueva profesora, encantada de conoceros
Una version mas adulta de Alicia entro por la puerta con un maletin y vestida de forma bastante extraña, unas gafas adornaban sus ojos que nos miraban fijamente, decia ser nuestra nueva profesora, esto si que era extraño, bueno.... Ahora habria que esperar a que pasara algo....
-Bueno hoy os voy a enseñar el ciclo vital de los reptiles-dijo
Mientras ella como por arte de magia saco del maletin una jaula con un pequeño reptil hembra, en la jaula. Habia un pequeño cartel en el que ponia Caillech,debajo habia un cartelito que ponia: Especie en peligro de extincion
Llamaron a la puerta
-Oh, ya estan aqui -dijo Alicia abriendo la puerta
Entrando por la puerta aparecieron una figura altiva que vestia ropa elegante, era Vlad, junto a el se encontraba un perro que ladraba estruendosamente, estaba amarrado a una correa que cogia Vlad
-Shh, Hannah no ladres eso es de mala educacion-le dijo Vlad a Hannah
Poco despues me fijo que un petirrojo revoloteaba alrededor de estos, que era esto... Un zoo?
- Alphonse ven aqui-dijo Vlad llamando al petirrojo y susurrandole algo al oido, hablar con animales, eso si que era nuevo
De repente me di cuenta de que tos los alumnos estaban levantados, todos excepto Noel y yo.
-Saludad al director -nos dijo Alicia mientras miraba a Vlad
Y asi lo hicimos
Despues de eso Vlad saco una nueva jaula de su abirgo, como cabe una jaula en un abrigo? Dentro habia otro lagarto, en la etiqueta de la jaula ponia: Giz, especie en peligro de extincion. No esta en epoca reproductiva
-Hoy vais a estudirar el ciclo reproductivo de los reptiles, para ello nuestro querido director nos a traido un reptil de la misma especie-dijo Alicia
Todos empezaron a aplaudir de repente, es que estaban tontos o que? No veian que ese lagarto no estaba en epoca reproductiva, entonces esos dos reptiles se pelearian.
De repente detras del director Vlad aparecio un reptil de diferente color y tamaño, y de repente una luz roja rodeo la habitacion, un cartel sustituyo a la pizarra: Sucesion ecologica en proceso, nueva especie introducida en el ecosistema. PELIGRO
Que estaba pasando? Esto era muy raro....de repente senti un vacio bajo mis pies, mire abajo, no habia suelo, todos caimos hacia el vacio»
Me desperte sudoroso, Que habia sido ese sueño tan raro????????
Me comence a cambiar
(Siento las faltas escribo desde la bb)
Una vez acabado el enfrentamiento yo me dirigi a mi habitacion, algunos se quedaron arreglando el desastre, yo me subi a dormir, tenia mucho sueño y mucho de lo que pensar, despues de acostarme comence a pensar sobre la situacion, Cai y Noel se iban al otro torreon, eso significa que yo me tendria que quedar aqui con hannah, que pesadilla,bueno, bueno, ya cambiaria
Suspire y me puse a dormir:
«Me desperte, estaba en mi pupitre, me habia dormido en el cambio de clase, todos estaban hablando los unos con los otros, yo comence los deberes que habian puesto en la clase anterior, sin previo aviso oi una voz que ultimamente se me habia hecho familiar
-Que haces haciendo los deberes ahora?Estamos en el cambio de clase, relajate un poco
Me gire para comprobar quien era, sorprendentemente habia acertado, era Noel, pero que hacia alli?el no debia estar alli, tenia que estar en su pais o en Rocavarancolia, pero yo tambien deberia estar en Rocavarancolia asi que tampoco era tan extraño, pero....extraño era su uniforme, no era el que llevabamos todos, era rojo. Completamente, en contraste con el uniforme azul que llevabamos todos los demas
- Tienes razon-susurre- Pero una cosan Por que llevas ese uniforme??si t ven llevando un uniforme de otra escuela te diran algo
-Pero, que dices? Todos llevamos este uniforme, no gastes esas bromas
Me calle, no era asi, pero si no lo veia supongo que la profesora ya le diria algo. La campana sono avisandonos de que la clase iba a empexar
-Buenos dias, Mi nombre es Alicia y soy vuestra nueva profesora, encantada de conoceros
Una version mas adulta de Alicia entro por la puerta con un maletin y vestida de forma bastante extraña, unas gafas adornaban sus ojos que nos miraban fijamente, decia ser nuestra nueva profesora, esto si que era extraño, bueno.... Ahora habria que esperar a que pasara algo....
-Bueno hoy os voy a enseñar el ciclo vital de los reptiles-dijo
Mientras ella como por arte de magia saco del maletin una jaula con un pequeño reptil hembra, en la jaula. Habia un pequeño cartel en el que ponia Caillech,debajo habia un cartelito que ponia: Especie en peligro de extincion
Llamaron a la puerta
-Oh, ya estan aqui -dijo Alicia abriendo la puerta
Entrando por la puerta aparecieron una figura altiva que vestia ropa elegante, era Vlad, junto a el se encontraba un perro que ladraba estruendosamente, estaba amarrado a una correa que cogia Vlad
-Shh, Hannah no ladres eso es de mala educacion-le dijo Vlad a Hannah
Poco despues me fijo que un petirrojo revoloteaba alrededor de estos, que era esto... Un zoo?
- Alphonse ven aqui-dijo Vlad llamando al petirrojo y susurrandole algo al oido, hablar con animales, eso si que era nuevo
De repente me di cuenta de que tos los alumnos estaban levantados, todos excepto Noel y yo.
-Saludad al director -nos dijo Alicia mientras miraba a Vlad
Y asi lo hicimos
Despues de eso Vlad saco una nueva jaula de su abirgo, como cabe una jaula en un abrigo? Dentro habia otro lagarto, en la etiqueta de la jaula ponia: Giz, especie en peligro de extincion. No esta en epoca reproductiva
-Hoy vais a estudirar el ciclo reproductivo de los reptiles, para ello nuestro querido director nos a traido un reptil de la misma especie-dijo Alicia
Todos empezaron a aplaudir de repente, es que estaban tontos o que? No veian que ese lagarto no estaba en epoca reproductiva, entonces esos dos reptiles se pelearian.
De repente detras del director Vlad aparecio un reptil de diferente color y tamaño, y de repente una luz roja rodeo la habitacion, un cartel sustituyo a la pizarra: Sucesion ecologica en proceso, nueva especie introducida en el ecosistema. PELIGRO
Que estaba pasando? Esto era muy raro....de repente senti un vacio bajo mis pies, mire abajo, no habia suelo, todos caimos hacia el vacio»
Me desperte sudoroso, Que habia sido ese sueño tan raro????????
Me comence a cambiar
(Siento las faltas escribo desde la bb)
Ven conmigo,Ven conmigo por la ciudad,ven conmigo, desatemos un vendaval, esta noche, no me importa lo que dirán
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
24/11/11, 04:56 pm
El sol matinal me golpea la cara y me hace abrir los ojos para apartarlos acto seguido. Me levanto medio atontado por el frío de la noche y me coloco en la zona donde más da el sol de todo el patio. Noto como mi cuerpo va entrando en calor y voy recuperando las energías poco a poco. Estiro los brazos sobre mi cabeza y flexiono las piernas varias veces. << Parece que hoy va a hacer buen día, lástima que lo que sucedió a ayer lo empañe >> Cuando noto que mi cuerpo está totalmente caldeado entro al interior del Torreón. No habíamos estado nada más que dos días, pero habían sido suficientes para que lo tuviéramos que abandonar por discusiones internas. Tomo las escaleras y las sigo hasta el último piso, donde están los pájaros. Por el camino había cojido dos insectos cuyo nombre no sabría afirmar. Uno de ellos me lo echo a la boca y al segundo le arranco una pata antes de lanzarlo hacia el nido. No me quería ir sin echarles algo de comer << A saber si los que se queden les alimentarán... >> Pienso mientras utilizo la pata que le había arrancado al segundo para limpiarme los restos de los dientes y tirarla también al nido.
Tras eso bajo hasta el sótano y entro a la armería en primer lugar. Echo un vistazo, pero no encuentro nada que nos pueda servir. Total, ya llevo la espada curva y tampoco servirá de mucho si la empuño yo. El problema radica en mi inexperiencia. Sigo mi camino y me adentro en las mazmorras, donde se encuetra encerrado Sezk. Está dormido y con el fresco que hace aquí abajo, dudo que pueda mantener su cuerpo a una temperatura que le permita estar ni al 75% de sus facultades. Sonrío << Se lo merece >> ¿O no? Doy un golpazo a uno de los barrotes con la cola.
Finalmente regreso a la entrada y me siento a esperar fuera, al sol. No sé quienes vendrán aparte de Noel y Cail, pero lo que sí sé es que sin ellos no sabríamos llegar hasta ese otro torreón. Además, que tampoco sería prudente por mi parte dirigirme solo antes que el grupo. Entonces recuerdo el cristal que había cogido Alicia y que tanta curiosidad me había producido, pero no considero un buen gesto llevarme uno de esos. << Son para los de este Torreón... >> me convenzo a mí mismo.
Tras eso bajo hasta el sótano y entro a la armería en primer lugar. Echo un vistazo, pero no encuentro nada que nos pueda servir. Total, ya llevo la espada curva y tampoco servirá de mucho si la empuño yo. El problema radica en mi inexperiencia. Sigo mi camino y me adentro en las mazmorras, donde se encuetra encerrado Sezk. Está dormido y con el fresco que hace aquí abajo, dudo que pueda mantener su cuerpo a una temperatura que le permita estar ni al 75% de sus facultades. Sonrío << Se lo merece >> ¿O no? Doy un golpazo a uno de los barrotes con la cola.
Finalmente regreso a la entrada y me siento a esperar fuera, al sol. No sé quienes vendrán aparte de Noel y Cail, pero lo que sí sé es que sin ellos no sabríamos llegar hasta ese otro torreón. Además, que tampoco sería prudente por mi parte dirigirme solo antes que el grupo. Entonces recuerdo el cristal que había cogido Alicia y que tanta curiosidad me había producido, pero no considero un buen gesto llevarme uno de esos. << Son para los de este Torreón... >> me convenzo a mí mismo.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Vlad
Ficha de cosechado
Nombre: Yrfylltabgemesh Ftethvajranotz Graktholontir
Especie: Auro
Habilidades: Nociones de Lucha, Artesanía, Puntería.
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
24/11/11, 08:13 pm
Vlad miró a la muchacha que se le había subido a la chepa mientras se alejaba con el cuerpo del lagarto a rastras. Arqueó una ceja cuando cambió su tono infantil para hablarle de forma seria. Que se le subiera encima y le intentara pegar lo entendía en una niña, pero aquello le resultaba de lo más sospechoso, aunque, a decir verdad, era de la que más recelaba desde que llegó. Era más que evidente que ocultaba algo. Y Vladimir tenía claro que iba a averiguar qué era. No le gustaba que conspiraran a sus espaldas. Aunque tenía la sensación de que siempre lo estaban haciendo.
Cail habló de irse y muchos la apoyaron y le prometieron acompañarla.
-Yo opino…-comenzó a decir mientras se limpiaba los nudillos con un pañuelo con tono algo cansado. Cosa comprensible. Dar una paliza de tamaña magnitud debe de desgastar.- que lo matemos. Le cortamos la cabeza y listos. No podemos permitirnos tener a un psicópata por ahí suelto. Ya se ha demostrado holgadamente que no puede contenerse.
Usaba un tono muy sereno. Hablaba de decapitar a un semejante cómo quien habla del tiempo que hace. Era un muchacho práctico. Hay quién hubiera dicho que pragmático. Aunque él no lo veía de forma tan horrible. Simplemente se concentraba en sobrevivir. Y no era una buena idea vivir junto con un homicida descontrolado.
-Y yo no me voy de aquí.- sentenció además. No dio más razones para su decisión. No lo consideró necesario. Simplemente aquel sitio no le producía demasiada tranquilidad, pero tenía muy claro que el otro lugar, cubierto de aquellas extrañas plantas, no le gustaba ni un pelo. Se había perdido alguna vez en el bosque. No se fiaba de lo que pudiera haber tras la maleza. Y menos en Rocavarancolia.
Alicia parecía haber sufrido un ataque de nervios. No le dijo nada, simplemente le permitió pasar con delicadeza. No pretendía ponerla más nerviosa. Habría sido poco caballeroso. Pero perfectamente podría haberle dicho que no se preocupara. No solía olvidarse de sus citas y había aprendido a base de palos, cómo casi todo lo que sabía, a ser mortalmente puntual.
Se fue a la armería, pues no tenía ya nada que decir. La noche estaba cerrada sobre los cielos de la ciudad en ruinas. Pronto tendría que irse a dormir. Pero antes quería darle una vuelta al material que tenían a su disposición.
Mientras paseaba por la habitación, pensativo, comprobó si había algún tipo de arma exótica que le llamara la atención. Vlad era un aficionado a las armas, al fuego y a todo lo que pudiera hacerle daño a otro, a grandes rasgos. Veía su estancia en Rocavarancolia cómo una posibilidad de poner todo lo que sabía en la teoría en práctica.
Al fin encontró algunas de su agrado. Una curiosa guadaña de metal negro forjada en una sola pieza para evitar desprendimientos en el combate y con un filo preparado para segar miembros. Se imaginó portando aquel chisme, ataviado con una capa negra. Le resultó de lo más teatral.
Otros dos objetos llamaron la atención del rumano. Eran dos grandes hoces de hojas que debían de tener un diámetro semejante al brazo de Vlad. Tenían empuñaduras pequeñas y eran ligeras, para su tamaño, con lo que supuso que aquellas armas gemelas se empuñaban al unísono. Estaban brutalmente afiladas. Se le ocurrieron unos usos prácticos muy interesantes y divertidos con aquellas armas. Ese tipo de cosas divertidas que suelen darle miedo al común de los mortales.
Una espada larga también llamó su atención. Se le ocurrió que blandir una de aquellas cosas quedaba muy chapado a la antigua por su parte. De nuevo reconoció que la idea del caballero con armadura espada y escudo, tan teatral, le volvió a engatusar. Su mente parecía ser un cliché literario o cinematográfico.
Por último, desvió su atención a una cimitarra. La tomó con curiosidad. Casi todos se habían armado con una. Se preguntó por qué. Había leído en algún sitio que eran muy usadas por los verdugos orientales para decapitar a los reos de muerte. Pensó en su amigo el de las escamas y otra sonrisa macabra se dibujó en su rostro.
Tomó aquellas armas, junto con las que ya llevaba encima y las dejó a parte. Cail había tomado medio arsenal con ella, y ahora él hacía lo mismo, amontonando todas sus armas en una manta y enrollándolas. Miró al resto de herramientas de muerte. Se asombró. Debían de haber cogido ya innumerables, pero aquel arsenal seguía abarrotado de ellas. Aquello le hacía sospechar. ¿Cuántas cosas nos esperan ahí fuera para que sea necesaria tanta protección? Prefirió no planteárselo.
Cansado, subió las escaleras con el morral a la espalda, pasando primero por el salón para luego llegar a las habitaciones. Antes de ello, asomó al estudio, donde estaba Alphonse, y le saludó con un ligero ademán con la cabeza y la mano, muy cortés, cómo no.
-Me retiro a dormir.- dijo sin fijarse mucho en su interlocutor. Estaba bastante cansado.- Le recomiendo que haga lo mismo en breves. Mañana será un día duro.- cómo todos los que siguen, se le ocurrió añadir. Pero su sentido del sarcasmo fatalista estaba también bastante tocado por el sueño.- Por la mañana intentaré echarle una ojeada a esos libros. Espero que pueda decirme algo útil que haya descubierto al respecto.
Y, cómo de costumbre, sin esperar contestación, Vladimir cerró con cuidado la puerta y entró sigilosamente en las habitaciones, tomando una cama cercana a la puerta. Dejó el morral con cuidado en el suelo, procurando no hacer ruido. Se quitó los zapatos y la chaqueta. Los primeros los dejó en el suelo y la segunda colgada de la cabecera de su cama. Por último, extrajo el puñal de parada y lo metió bajo su almohada.
Se tumbó boca arriba, con una mano bajo la cabeza, sujetando el cuchillo. Era una posición óptima para dormir si querías que no te pillaran desprevenido mientras duermes. Pero Vladimir no dormía. Simplemente entró en una leve vigilia.
Él descansaba cómo toda persona que no se fía de despertarse de una pieza, o que confía en que le despierte una sorpresa poco agradable durante la noche. El conde ya tenía bastante práctica. Sus padres eran unos expertos en castigos, tanto físicos cómo mentales. Y aquella era una táctica de guerra psicológica de manual: No dejes al enemigo dormir. Cuando no pueda hacerlo, simplemente siéntate y espera a que pierda la cabeza.
Pero se había resistido a aquello con todas sus fuerzas de voluntad durante toda su vida. Se la llegó a plantear cómo un pulso mental entre sus progenitores y él. Una carrera de resistencia. Si sobrevivía a todo lo que le hicieran, llegaría el momento en el que podría huir. Y, por qué no soñar, que llegara el día en que pudiera devolvérsela a sus padres. Había planeado toda su vida cómo hacerlo. Y curiosamente, de la noche a la mañana, ya no era su hijo. Había conseguido huir. Ahora otras preocupaciones ocupaban su mente. Muy probablemente aquella noche tendría pesadillas.
Pero, para bien o para mal, el conde Vladimir Ibrahimovich hacía tiempo que no soñaba.
Se despertó un poco antes de que amaneciera. No le costó mucho levantarse y ponerse en pié, aunque seguía cansado por la ligera falta de sueño. Pero estaba acostumbrado.
Se dirigió hacia la cama dónde Alicia yacía dormida. No la tocó ni se acercó. Se mantuvo de pié al pie de la cama, cruzado de brazos y con su típica mirada de estoica frialdad.
-Señorita. Es la hora.- susurró, lo suficientemente bajo cómo para no despertar a los otros, lo suficientemente fuerte cómo para despertarla. Además, la voz de Vladimir podía adquirir un matiz perforante que se te clavaba en los oídos. No era tanto que lo dijera fuerte, si no que su tono adquiría las cualidades de un clavo de nueve pulgadas que penetraba frío en el cerebro del que lo oía. Algo bastante escalofriante de escuchar. Pero el conde era un maestro de lo escalofriante.
Tuvo la certeza de que la había despertado. Dio media vuelta, tomó su morral y bajó las escaleras hacia el patio, frío y solitario, iluminado por las estrellas que jamás había visto, que parecían brillar con más intensidad antes del alba, y esperó a que su alumna bajara.
Preparó su estoque y su daga, y fue a buscar otra para Alicia. Es probable que estuviera deseoso de aprender a usar sus nuevos juguetes, pero ahora tenía la responsabilidad de transmitirle a otro lo que sabía. Y, sin lugar a dudas, lo que mejor sabía enseñar, tanto práctica cómo técnicamente, era la esgrima tradicional.
Cuando todo estuvo dispuesto, simplemente esperó.
Cail habló de irse y muchos la apoyaron y le prometieron acompañarla.
-Yo opino…-comenzó a decir mientras se limpiaba los nudillos con un pañuelo con tono algo cansado. Cosa comprensible. Dar una paliza de tamaña magnitud debe de desgastar.- que lo matemos. Le cortamos la cabeza y listos. No podemos permitirnos tener a un psicópata por ahí suelto. Ya se ha demostrado holgadamente que no puede contenerse.
Usaba un tono muy sereno. Hablaba de decapitar a un semejante cómo quien habla del tiempo que hace. Era un muchacho práctico. Hay quién hubiera dicho que pragmático. Aunque él no lo veía de forma tan horrible. Simplemente se concentraba en sobrevivir. Y no era una buena idea vivir junto con un homicida descontrolado.
-Y yo no me voy de aquí.- sentenció además. No dio más razones para su decisión. No lo consideró necesario. Simplemente aquel sitio no le producía demasiada tranquilidad, pero tenía muy claro que el otro lugar, cubierto de aquellas extrañas plantas, no le gustaba ni un pelo. Se había perdido alguna vez en el bosque. No se fiaba de lo que pudiera haber tras la maleza. Y menos en Rocavarancolia.
Alicia parecía haber sufrido un ataque de nervios. No le dijo nada, simplemente le permitió pasar con delicadeza. No pretendía ponerla más nerviosa. Habría sido poco caballeroso. Pero perfectamente podría haberle dicho que no se preocupara. No solía olvidarse de sus citas y había aprendido a base de palos, cómo casi todo lo que sabía, a ser mortalmente puntual.
Se fue a la armería, pues no tenía ya nada que decir. La noche estaba cerrada sobre los cielos de la ciudad en ruinas. Pronto tendría que irse a dormir. Pero antes quería darle una vuelta al material que tenían a su disposición.
Mientras paseaba por la habitación, pensativo, comprobó si había algún tipo de arma exótica que le llamara la atención. Vlad era un aficionado a las armas, al fuego y a todo lo que pudiera hacerle daño a otro, a grandes rasgos. Veía su estancia en Rocavarancolia cómo una posibilidad de poner todo lo que sabía en la teoría en práctica.
Al fin encontró algunas de su agrado. Una curiosa guadaña de metal negro forjada en una sola pieza para evitar desprendimientos en el combate y con un filo preparado para segar miembros. Se imaginó portando aquel chisme, ataviado con una capa negra. Le resultó de lo más teatral.
Otros dos objetos llamaron la atención del rumano. Eran dos grandes hoces de hojas que debían de tener un diámetro semejante al brazo de Vlad. Tenían empuñaduras pequeñas y eran ligeras, para su tamaño, con lo que supuso que aquellas armas gemelas se empuñaban al unísono. Estaban brutalmente afiladas. Se le ocurrieron unos usos prácticos muy interesantes y divertidos con aquellas armas. Ese tipo de cosas divertidas que suelen darle miedo al común de los mortales.
Una espada larga también llamó su atención. Se le ocurrió que blandir una de aquellas cosas quedaba muy chapado a la antigua por su parte. De nuevo reconoció que la idea del caballero con armadura espada y escudo, tan teatral, le volvió a engatusar. Su mente parecía ser un cliché literario o cinematográfico.
Por último, desvió su atención a una cimitarra. La tomó con curiosidad. Casi todos se habían armado con una. Se preguntó por qué. Había leído en algún sitio que eran muy usadas por los verdugos orientales para decapitar a los reos de muerte. Pensó en su amigo el de las escamas y otra sonrisa macabra se dibujó en su rostro.
Tomó aquellas armas, junto con las que ya llevaba encima y las dejó a parte. Cail había tomado medio arsenal con ella, y ahora él hacía lo mismo, amontonando todas sus armas en una manta y enrollándolas. Miró al resto de herramientas de muerte. Se asombró. Debían de haber cogido ya innumerables, pero aquel arsenal seguía abarrotado de ellas. Aquello le hacía sospechar. ¿Cuántas cosas nos esperan ahí fuera para que sea necesaria tanta protección? Prefirió no planteárselo.
Cansado, subió las escaleras con el morral a la espalda, pasando primero por el salón para luego llegar a las habitaciones. Antes de ello, asomó al estudio, donde estaba Alphonse, y le saludó con un ligero ademán con la cabeza y la mano, muy cortés, cómo no.
-Me retiro a dormir.- dijo sin fijarse mucho en su interlocutor. Estaba bastante cansado.- Le recomiendo que haga lo mismo en breves. Mañana será un día duro.- cómo todos los que siguen, se le ocurrió añadir. Pero su sentido del sarcasmo fatalista estaba también bastante tocado por el sueño.- Por la mañana intentaré echarle una ojeada a esos libros. Espero que pueda decirme algo útil que haya descubierto al respecto.
Y, cómo de costumbre, sin esperar contestación, Vladimir cerró con cuidado la puerta y entró sigilosamente en las habitaciones, tomando una cama cercana a la puerta. Dejó el morral con cuidado en el suelo, procurando no hacer ruido. Se quitó los zapatos y la chaqueta. Los primeros los dejó en el suelo y la segunda colgada de la cabecera de su cama. Por último, extrajo el puñal de parada y lo metió bajo su almohada.
Se tumbó boca arriba, con una mano bajo la cabeza, sujetando el cuchillo. Era una posición óptima para dormir si querías que no te pillaran desprevenido mientras duermes. Pero Vladimir no dormía. Simplemente entró en una leve vigilia.
Él descansaba cómo toda persona que no se fía de despertarse de una pieza, o que confía en que le despierte una sorpresa poco agradable durante la noche. El conde ya tenía bastante práctica. Sus padres eran unos expertos en castigos, tanto físicos cómo mentales. Y aquella era una táctica de guerra psicológica de manual: No dejes al enemigo dormir. Cuando no pueda hacerlo, simplemente siéntate y espera a que pierda la cabeza.
Pero se había resistido a aquello con todas sus fuerzas de voluntad durante toda su vida. Se la llegó a plantear cómo un pulso mental entre sus progenitores y él. Una carrera de resistencia. Si sobrevivía a todo lo que le hicieran, llegaría el momento en el que podría huir. Y, por qué no soñar, que llegara el día en que pudiera devolvérsela a sus padres. Había planeado toda su vida cómo hacerlo. Y curiosamente, de la noche a la mañana, ya no era su hijo. Había conseguido huir. Ahora otras preocupaciones ocupaban su mente. Muy probablemente aquella noche tendría pesadillas.
Pero, para bien o para mal, el conde Vladimir Ibrahimovich hacía tiempo que no soñaba.
…
Se despertó un poco antes de que amaneciera. No le costó mucho levantarse y ponerse en pié, aunque seguía cansado por la ligera falta de sueño. Pero estaba acostumbrado.
Se dirigió hacia la cama dónde Alicia yacía dormida. No la tocó ni se acercó. Se mantuvo de pié al pie de la cama, cruzado de brazos y con su típica mirada de estoica frialdad.
-Señorita. Es la hora.- susurró, lo suficientemente bajo cómo para no despertar a los otros, lo suficientemente fuerte cómo para despertarla. Además, la voz de Vladimir podía adquirir un matiz perforante que se te clavaba en los oídos. No era tanto que lo dijera fuerte, si no que su tono adquiría las cualidades de un clavo de nueve pulgadas que penetraba frío en el cerebro del que lo oía. Algo bastante escalofriante de escuchar. Pero el conde era un maestro de lo escalofriante.
Tuvo la certeza de que la había despertado. Dio media vuelta, tomó su morral y bajó las escaleras hacia el patio, frío y solitario, iluminado por las estrellas que jamás había visto, que parecían brillar con más intensidad antes del alba, y esperó a que su alumna bajara.
Preparó su estoque y su daga, y fue a buscar otra para Alicia. Es probable que estuviera deseoso de aprender a usar sus nuevos juguetes, pero ahora tenía la responsabilidad de transmitirle a otro lo que sabía. Y, sin lugar a dudas, lo que mejor sabía enseñar, tanto práctica cómo técnicamente, era la esgrima tradicional.
Cuando todo estuvo dispuesto, simplemente esperó.
¿Qué es más divertido que matar a un bebé en una batidora?
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Personajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
24/11/11, 08:51 pm
Alicia despertó con la voz de Vlad diciéndole que era la hora. No se le ocurría una forma más desagradable de despertar, la voz del conde era igual que un hielo cayendo por la espalda cuando estas agradablemente abrigado. Como un escalofrío.
La noche no había sido buena. Y todavía estaban sus recientes perdidas de papeles frente a los demás. Se incorporó decidida a aprovechar aquella clase.
Y bajó los escalones sigilosa como un gato, para no despertar a nadie, pero todo lo rápido que pudo. En el patio corría algo de viento frío, y el sol no había terminado de salir.
Recuperó de un rincón los tablones que había usado el día anterior contra Giz y se lo tendió al conde.
- como ya le dije a Giz, por ahora, prefiero los moratones. Y agradecería, que en vez de darme una paliza y contarme en que fallo, me dijeses los fallos mientras los cometo, para poder corregirlos. O intentarlo.- Alicia habló con tanta frialdad como podría haberlo hecho el conde. De pie uno frente a otro, eran estatuas de hielo. Pero la frialdad de Alicia solo era tensión contenida y la firme intención de sacar algo de provecho de aquello.
La noche no había sido buena. Y todavía estaban sus recientes perdidas de papeles frente a los demás. Se incorporó decidida a aprovechar aquella clase.
Y bajó los escalones sigilosa como un gato, para no despertar a nadie, pero todo lo rápido que pudo. En el patio corría algo de viento frío, y el sol no había terminado de salir.
Recuperó de un rincón los tablones que había usado el día anterior contra Giz y se lo tendió al conde.
- como ya le dije a Giz, por ahora, prefiero los moratones. Y agradecería, que en vez de darme una paliza y contarme en que fallo, me dijeses los fallos mientras los cometo, para poder corregirlos. O intentarlo.- Alicia habló con tanta frialdad como podría haberlo hecho el conde. De pie uno frente a otro, eran estatuas de hielo. Pero la frialdad de Alicia solo era tensión contenida y la firme intención de sacar algo de provecho de aquello.
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