Torreón Maciel (Archivo IV)

Recuerdo del primer mensaje :

El paseo terminó frente a un edificio de piedra azulada. En el pasado debía de haber tenido cuatro plantas, pero ahora, el edificio estaba coronado por el esqueleto de algún animal marino. El idrino se quedo mirando la estructura, bastante asombrado. Su mirada se posó en una de las cadenas rotas del puente levadizo, y supuso que si hacían de aquel lugar su refugio, habría que arreglarla de alguna manera. El norteño comprobó la estabilidad del puente, y lo atravesó a paso rápido, llegando hasta las puertas, que para su sorpresa, estaban entreabiertas.

Saren entró en el edificio el primero, y mientras recorría el corredor que daba a la planta baja observando las pintadas de los muros en silencio, sus compañeros entraron detrás de él, cerrando las puertas cuando el último miembro del grupo estuvo dentro. El idrino se encontró en una gran estancia que, debido al aire enrarecido y por la capa de polvo intacta, debía de llevar abandonada varias semanas. Una mesa grande, unas cuantas sillas, y varios sillones bastante raídos, eran el principal mobiliario de aquella planta. A un lado de la estancia había una cocina, con una pequeña encimera, un horno de leña, y varios fogones de hierro, ademas de unos armarios de madera, que supuso llenos de algunos cacharros y bastantes telarañas.

Saren dejo la cesta que llevaba en la encimera, y se encaminó a las escaleras, dispuesto a ver que había arriba. No tardó en recorrer las dos plantas superiores, bajando para informar que en la segunda había una especie de estudio con estanterías vacías y un cuarto con barreños de latón para asearse; y que en la tercera había varios cuartos comunales con unas cuantas camas de aspecto cochambroso. No había subido al piso ocupado por el gran esqueleto, pero informo de que había oído algún que otro aleteo a través del techo de la tercera planta. Había baúles y armarios en as habitaciones, pero no había mirado dentro. Un patio de suelo empedrado, en cuyo centro se alzaba la estatua de un pájaro negro con un gran reloj bastante raro a sus pies, completaba el edificio. En él, había un pozo y al fondo, varios retretes.

-Bueno, yo tengo bastante hambre, así que si adecentáis un poco esa mesa -dijo señalándola, tras informar de sus descubrimientos-, yo me pondré con la cena.

El norteño se acercó a la cocina y busco algo para encender la cocina. Encontró una pila bastante escueta, pero suficiente por el momento, de leños polvorientos, que cogió y colocó en el hueco de piedra bajo los fogones. El norteño sacó un poco de yesca, con la que prendió la madera, paradespués cerrar la pequeña puerta de hierro que protegía el fuego. Mientras la cocina se calentaba, Saren procedió a buscar varios cacharros adecuados para cocinar, y unos cuantos platos y cubiertos que dejo a mano para aquel que pusiera la mesa. Les quitó el polvo, y salió al patio a por un poco de agua.

Saren se quitó los mitones y los guardó en uno de los bolsillos del abrigo, que colgó de un gancho en la pared, para cocinar mas cómodo. Se lavó las manos con un poco del agua que había traído y se arremangó la camisola oscura. Sacó algo de carne cruda y unas verduras de las cestas, y lo limpió todo con el agua del pozo que le quedaba, mientras ponía a calentar un par de cacerolas con un poco de la propia grasilla de la carne, esperando que se derritiera. Cuando tuvo los ingredientes listos, preparó un salteado con las verduras, mientras la carne se tostaba en dados con unas pocas hojas rojizas que había encontrado en la cesta. Apartó las cacerolas del fuego, antes de que la verdura se pasara y la carne se hiciera por el centro, y preparo esta última en una bandeja, para meter el recipiente en la pequeña cavidad al lado del fuego que hacia las veces de horno.

Unos minutos después saco la carne del horno y la puso junto con las verduras en una gran fuente, mientras un sabroso olor se extendía por el edificio. El exterior de la carne estaba algo mas churruscante por el asado. En bastante poco tiempo, Saren, haciendo gala de su talento para la cocina, había preparado un plato delicioso con un aroma casero, que algunos de sus compañeros desconocían, y que venía perfecto para reponer fuerzas. Unas piezas de fruta completaban el menú.

-La cena esta lista-anunció con una sonrisa, siempre le había gustado comer bien.

Cuando llegaron al torreón, fue Shiz el que llamo a la puerta con insistencia, informando de que eran ellos y traían un remedio para RR. El norteño pasaba el asa de la olla de una mano a la otra, nervioso, esperando que se abriera la puerta y poder probar el cataplasma de una vez. K fue la que abrió, y a Saren no se le paso por alto la postura extraña de su brazo, pero decidió esperar a haber aplicado el cataplasma al pelirrojo. El idrino entro a paso apresurado, sin fijarse en nadie, dejando la olla en la cocina y corriendo a por un cubo de agua del pozo. Entro de nuevo, metiéndose en la cocina y encendiendo el fuego con ayuda del mechero, revolviendo luego en los armarios mientras el agua se calentaba.

Cuando tuvo todo preparado, Saren dejo su abrigo colgado de un clavo en la pared y le pidió el libro a Wintel, abriéndolo sobre la encimera y concentrándose en su tarea, dejandoles las explicaciones a los otros dos. El chico saco unos ciempiés y un poco de musgo y lo empezó a machacar todo en un mortero. Cuando el agua estuvo caliente, el norteño la añadió poco a poco al contenido del recipiente, mezclandolo todo bien hasta obtener una pasta de un color morado feo. Saren cogió su abrigo, el libro y el recipiente con la pasta y se acercó a donde estaba postrado el pelirrojo, dejando el abrigo en el respaldo de una sillla y acercándola hasta la mesa. Tras observar la herida sin decir nada, el idrino la volvió a limpiar con agua y extendió la pasta con cuidado, cubriendo los cortes, observando fijamente la herida cuando termino, como esperando algo.

-¡Si! -suspiro para si cuando la herida comenzó a supurar, expulsando poco a poco el veneno del cuerpo del foner-. Hay que ponerte este cataplasma cada dos horas y te pondrás bien en poco tiempo -explico con tono relajado, pasándose las manos por la cara con gesto cansado y relajándose sobre la silla.

Fue un alivio bastante grande escuchar la llamada de Shizel, sobretodo porque ya se estaba haciendo tarde. Por eso cuando K abrió la puerta a los chicos que parecían haber tenido suerte en su búsqueda del antídoto, dejo rápidamente a Saren hacer su trabajo de curar a RR, aunque atento a todo lo que hacía mientras preguntaba los otros dos.

"Veo que conseguisteis un libro de remedios" penso viendo el título del libro que traía Wintel, y que en esos momentos estaba usando ya Saren para poder hacer un cataplasma con…ciempiés minúsculos, que le resultaba por sobretodo extraño, acostumbrado a miriópodos inmensos y un musgo azulado- Fíjate RR, esta va a ser una pequeña venganza a los miriapodos de FONERA –bromeó DL no sin cierta ironía al ver a los minúsculos ciempiés, en comparación. El por suerte no había visto nunca ninguno cara a cara, pero había escuchado sobre ellos y definitivamente esos eran minúsculos en comparación- ¿Dónde encontrasteis lo necesario? Dudo mucho que sea simple encontrar ciempiés en esta ciudad-pregunto viendo la pastosidad que creaba Saren para poder curar a RR. Fue bastante sorpresivo para DL, ver que el remedio del libro funcionaba, algo lento si, pero funcionaba y eso ya era decir mucho teniendo en cuenta que la perspectiva sobre la sobrevivencia del pelirrojo habían sido escasas hasta ese momento-¡Eres un puto genio, Saren!…-añadió DL viendo curioso como la herida supuraba gracias a aquel mejunje, observo el libro atento y todo curioso-Este libro nos va ayudar muchísimo, dado que en mi bestiario no venia nada sobre esa criatura….creo que es un libro antiguo-añadió común chasqueo de la lengua y cierta molestia. Suspiro cansado viendo que los tres parecían agotados, a saber cuánto habían tenido que armar para conseguir lo necesario para crear el remedio. Fue a la cocina trayendo comida, no tenían muchas pero esperaban poder salir al siguiente por mas, con suerte no se toparían con nada.

-Comer algo, lleváis todo el día correteando la ciudad- dijo dándoles algo de queso pan y frutas, la carne tendrían que cocinarla y era preferible no abusar de ella. También le dio algo de comer a K, mirándola atentamente, peor no dijo anda la chica parecía ser del tipo testaruda, así que solo negó con la cabeza poniéndole el trozo de queso y una fruta en la mano. DL miro a los chicos volviendo junto a RR, observando el libro que seguía en la mesa-Por cierto Saren…acabas de decir que tenemos que ponerle cataplasma cada dos horas, ¿Alguna idea de cuándo comenzara a recuperar la movilidad y poder comer?-pregunto curioso ya que tener a RR allí postrado definitivamente no era algo muy tranquilizador, con lo inquieto que era y que cada vez habían mas heridos en el torreón,. Suspirando echó un vistazo alrededor, el día se les había pasado rápido entre los nervios, la preocupación y la inquietud. El mismo se encontraba cansado- Me siento inútil-bufo molesto consigo mismo, no había servido de gran ayuda y eso le fastidiaba, lo único que había podido hacer era esperar y decir tonterías. Lo que mas ironía le causaba de todo aquel asunto era su predisposición a ayudar, esa ciudad te hacia cambiar incluso en tu forma de pensar y actuar.

RR estaba perdiendo el conocimiento poco a poco, sumiéndose lentamente en el nebuloso y sedoso mundo de los sueños narcóticos. Pero el estruendo de la quietud rota en el mundo exterior lo sacó de su paulatino trance. Le costó comprender lo que pasó en tan poco tiempo, adormilado como estaba. Para cuando se quiso dar cuenta, los rostros de los compañeros que habían marchado a la biblioteca estaban desfilando ante él, y un nuevo vendaje, untado en una extraña cataplasma, había reemplazado el antiguo. Se esforzó por recuperar la conciencia y tomar el hilo de la conversación, mientras notaba aliviado cómo la ponzoña iba siendo expulsada de su cuerpo.

-Muchas gracias, camaradas-comentó con voz cortada, como esforzándose en hablar.- ¿Cuándo podré volver a moverme con normalidad? Hay muchas cosas por hacer y… Joder, esperad. ¿Esto está hecho de artrópodos? Espero que la madre este muerta. ¿Habéis vuelto todos vivos? ¿Ningún herido? Ha podido seguiros y…

Tomó la ballesta e intentó alzarse, pero al poco tiempo cayó rendido de nuevo sobre la mesa, sujetando aun el arma sobre su regazo.

-Si viene, estaremos jodidos…-agregó entre resoplidos, aparentemente extenuado.

El entusiasta saludo de K hizo que Shizel soltara una risotada, en la que sintió que se disipaba parte de su tensión. Una parte de él había estado esperando que les abrieran la puerta para decirles que RR había muerto de una infección mientras tanto.
-Anda, la superviviente ha regresado a nosotros- la saludó mientras pasaba al interior-. Haz el favor de no volverte a perder, guapa- dijo en respuesta al mote que parecía repartir a todos por igual-. Y ese brazo que te cuelga diluye tu belleza, ¿podrías volver a ponerlo en su sitio? Gracias- cansado física y mentalmente, la verdad es que era un alivio tener un sitio al que volver, aunque no fuese precisamente un palacio. Shizel sintió cómo su humor habitual iba regresando.

Dio un rodeo a la mesa para comprobar el estado de RR y se mantuvo apartado mientras Saren hacía su trabajo, aunque observando el proceso con curiosidad.
-Qué tranquilito está, ¿verdad?- comentó pensativo-. Dan ganas de dejarlo así.
No obstante, le sorprendió cuando el pelirrojo les agradeció la ayuda con un tono sosegado que no le había oído hasta el momento. Igual RR era así cuando no estaba amenazando a gente de muerte: era demasiado pronto para saberlo pero era un cambio a mejor.
-Estate quieto, hombre- dijo alarmado cuando le vio intentar levantarse-. Tal y como estás no vas ni a la esquina, y nosotros tampoco nos vamos a ninguna parte.

>>No ha habido ningún problema- tranquilizó a los presentes que habían preguntado al respecto-. Fuimos al torreón de los otros que nos encontramos en la Biblioteca, y por suerte tenían lo que necesitábamos. La cosa ha salido mejor de lo esperado, teniendo en cuenta que K ha vuelto solita- dirigió una sonrisa en dirección a la libense.

DL expresó en voz alta algo que él mismo estaba pensando, y que le ensombreció un poco el ánimo. Siempre que ocurría un accidente la figura central era Saren: aunque dudaba que fuese un curandero en su tierra, los conocimientos que poseyera, básicos o no, eran lo único que tenían. No le gustaba que tuvieran que depender de una sola persona si alguien resultaba herido, y le frustraba aún más verse obligado a corretear frenéticamente alrededor de la escena del accidente sin ser capaz de hacer cosas menos banales que traer cubos y recoger ciempiés. Se sentía inútil y frustrado: y aquellas no eran emociones con las que estuviera acostumbrado a lidiar.

Aceptó la comida que les ofreció DL, aunque en realidad añorando un plato caliente.
-Deberíamos tomarnos con calma lo de salir estos días- opinó-. Somos menos y disminuyendo cada vez que salimos... Con la comida que tenemos deberíamos podérnoslas apañar, al menos hasta que RR o K estén más recuperados. Podríamos aprovechar para hacer este sitio más seguro o al menos más habitable; el puente está roto y por lo general el torreón está bastante dejado...

Bostezó discretamente mientras esperaba a la respuesta que le habían planteado a Saren. Normalmente habría dicho de hacer la guardia él solo para los dos heridos, de nuevo para evitar tener que dormir en compañía, pero estaba que se caía y aquel sofá tenía una pinta muy tentadora.
-¿Subimos ya a RR al estudio o a donde sea y nos vamos a dormir? Yo hago el primer turno si queréis, pero luego alguien va a tener que relevarme.

- Hola a ti también, Burbujita, yo también me alegro de verte.- comentó sarcásticamente al ver como Saren entraba con pasos rápidos en el torreón.- ¿Acaso te creías que una simple lagartija iba a poder conmigo, Plateadito? Que poca fe tienes puesta en mí.- rió ante los comentarios de Shizel, ignorando la alusión a su brazo.

Mientras Saren hacia el cataplasma, Ka se dedicó a mordisquear lo que le había dado DL. Aunque se moría del hambre, prefirió los mordiscos pequeños a los grandes, engañando de esta manera a su estomago. “No queda demasiada comida.” Se recordó. Por mucho que le pesara al grupo, si querían sobrevivir debían salir al día siguiente, para el cual Karime ya había trazado un plan. No le pasó por alto las palabras del idrino sobre unos “los otros”.

- ¿Hay otros?- preguntó en voz alta, aunque no le extrañó demasiado. “No íbamos a ser los únicos nosotros.”- Un día de estos les haremos una visita para conocerlos, ¿eh, Riv? A lo mejor encontramos personas de nuestros mundos.- le preguntó a su amiga con una sonrisa.

Se imaginó los distintos mundos de sus compañeros y la posibilidad de otros muchos más. Se vió a ella misma visitándolos todos y viviendo aventuras. Estaba en su ensañamiento, cuando oyó su nombre en boca del idrino al lado de la palabra “recuperados”.

- ¿Yo? ¿Recuperarme de qué? Solo necesito dormir y mañana estaré como nueva, nada de ungüentos y cataplasmas para mí, por favor.- pidió, levantándose ya de la silla.- Bueno, creo que me he ganado un sueño. No es por escaquearme de cuidar a los enfermitos, pero, comprendedme, correr delante de un lagartijo durante horas cansa lo suyo.- Ni siquiera había dado un paso cuando Saren le dijo lo de recolocarle el brazo.- ¡Pero qué obsesión con mi brazo! ¿qué pasa, que me discrimináis por no tener bien el brazo? ¡Si esto en es nada, es una tontería! ¡Ni que me hubieran ensartado con tres espadas!- dijo mientras hacía aspavientos con los brazos. Dándose la vuelta, se dispuso finalmente a subir a la habitación, cuando sintió un rápido tirón en el brazo dislocado. Saren, con un movimiento rápido y seco, acababa de recolocarle el brazo.- ¡Ey! Devuélveme mi brazo, que es mío.- se quejó la libense.- ¡oh, gracias a los cielos! ¿Qué habría sido de mi sin este acto bondadoso?- gesticuló exageradamente, para luego echarse a reir.- ¿Ya estas contento, Burbujita? ¿Puedo irme a dormir ya?

Tras esperar a la contestación de su interlocutor, hizo una exagerada reverencia y, finalmente, subió a la habitación donde, tras desnudarse y acostarse, se quedó dormida al instante, culpa del exceso de cansancio del día.

Ariv asintió con energía cuando K le propuso enseñarle a usar las dagas. Tenía ganas de sentirse un poco útil, de poder luchar contra los monstruos junto a sus compañeros. Desde que había llegado al torreón, tenía la sensación de que apenas había hecho nada de provecho, y odiaba pensar que era una carga. Cierto, sí, había estado cuidando de RR junto con DL, pero lo primero que hizo cuando se les presentaron problemas había sido huir… y dejar a su amiga atrás. Y luego no había podido acompañar a los demás a la biblioteca.
Hasta entonces no se había fijado, pero era cierto que el brazo de K no tenía muy buena pinta. Esperaba no haberle hecho daño al abrazarla… Justo cuando DL se disponía a echarle un vistazo, alguien llamó a la puerta. Saren, Shizel y Wintel habían regresado. ¡Y parecían ilesos!
Nada más entrar en el torreón, Saren se puso a trabajar y le aplicó una cataplasma a RR. Ariv lo contemplaba con atención. Estaba segura de que el libro que habían conseguido en la biblioteca les sería muy útil de ahora en adelante. De hecho, parecía que el foner se encontraba un poco mejor después de que el idrino le hubiera puesto la cataplasma. Fue entonces cuando se mencionó la existencia de más gente que, al parecer, vivía en otro lugar de la ciudad.
- ¡Claro! – le respondió a K cuando le propuso que hicieran una visita. ¿Habría más sinhadres allí? ¿Encontraría a más como ella o estaría sola en Rocavarancolia? La niña no pudo evitar hacerse estas preguntas… Si hubiera alguien más de su mundo, no sabría cómo reaccionaría. Pensar en su casa le traía malos recuerdos.
A continuación, Shizel indicó que debían salir menos en unos días. Ariv asintió en silencio, aunque no sabía exactamente cuánta comida les quedaba. No obstante, en la situación en la que se encontraban era mejor así. Mejor pasar un poco de hambre que ponerse en peligro por estar heridos.
- K… - musitó después. – Tienen razón… Tienes que recuperarte.
A pesar de que la libense parecía estar en plena forma, su brazo no estaba bien, y tenía moratones por todo el cuerpo. Al menos, se había librado del veneno. RR no tuvo tanta suerte…
- Sí, será mejor que lo subamos arriba – le indicó a Shizel. – Tiene que descansar. Yo…
Iba a ofrecerse para relevar al idrino, pero no estaba segura de si dejarían que lo hiciera. Optó por permanecer en silencio. Se despidió de K, que subió a su habitación, y esperó a los demás para ayudarlos a transportar a RR.

Saren acepto la comida que le acercó DL y se la tomo en silencio, escuchando las palabras de los demás. RR se había recuperado lo suficiente como para que le sobreviniera otro de sus arranques paranoicos, pero el norteño le puso una mano el hombro tranquilizándolo, diciendo que no iba a venir ninguna madre enfurruñada. Miro al foner peliblanco barajando la respuesta, no muy seguro de si era la acertada.

-Supongo que estará bien en un par de días -dedujo, calculando mentalmente el tiempo que tardaría el organismo del pelirrojo en purgarse-. En cualquier caso cuando el veneno haya desaparecido del todo, aun tendrá que descansar unos días mas, para recuperarse del entumecimiento. Podría hacer algo de ejercicio para acelerar las cosas.

En ese momento recordó el hombro dislocado de la libense y se acercó a ella, preguntándole si quería que se lo colocase. K le restó importancia y se dio la vuelta, dispuesta a subirse a dormir con el brazo inutilizado. Saren bufó y antes de que la chica se alejara agarró su muñeca y, posicionando los pies firmemente en el suelo, dio un tirón rápido y seco, colocando la articulación en su sitio. La muchacha no dio muestras de sentir dolor a pesar de que la recolocación de una articulación no era precisamente una caricia y, tras agradecérselo con una exagerada reverencia, se subió a dormir a su cuarto. Saren negó con la cabeza y se giro hacia el resto, exponiendo su opinión.

-No creo que haga falta subirlo arriba, si lo acomodamos mejor en esta mesa estará mas cerca de la cocina, y así podremos cambiarle el cataplasma mas fácilmente. Si añadimos un colchón y un par de mantas a la almohada que DL le ha traído, estará bien cómodo. ¿Quién me ayuda?.

Saren subió al tercer piso con Shiz, y entre los dos bajaron un colchón sin dueño y unas mantas. Habrían cogido los del propio RR, pero no les apetecía probar en sus carnes las paranoias del pelirrojo. Una vez abajo, el norteño colocó el colchón sobre la mesa, moviendo a RR con ayuda de los demás, y tapándole con las mantas.

-Si quieres la hago yo -le dijo a Shiz, refiriéndose a la primera guardia-, de todos modos tengo que preparar mas cataplasma, y puedo aprovechar para vigilare -comentó, señalando al foner postrado-. De todos modos, alguien debería estar pendiente del tullido, también... -comentó, el no podía estar en dos sitios a la vez, así que tendría que ocuparse otro.

Mientras los demás se ponían de acuerdo, el idrino se dedicó a su tarea, silbando suavemente, en un tono apenas audible, mientras el tiempo pasaba. Dejo preparada la suficiente pasta para una próxima cura en unas dos horas. Arrastró un sillón hasta la mesa donde descansaba RR y se sentó a vigilarlo, leyendo para matar el tiempo, pero atento por si el foner le decía algo.

No se tardo mucho en que todos se pusieran de acuerdo al menos en cuanto a lo de que debía acomodar a RR y dormir, y ya verían que hacer al día siguiente en cuanto a la comida. Había sido un día agotado tanto física como psicológicamente y necesitaban descansar.

-Primero dormir, ya mañana pensamos en la comida –murmuro DL entretenido aunque cansado ante el comentario de Shizel de que era mejor con RR tranquilito. Vio curioso como K se decidía a irse después de comer lentamente y soltó un dolor agudo al escuchar el chasquido proveniente de la recolocación del brazo en su sitio que tan repentinamente lo hizo Saren. La vio irse de vuelta arriba extrañado- Como es posible que no sienta dolor…-comento confundido aunque seguramente era porque era alguien entre con entrenamiento, ya había visto como luchaba, aun así le parecía curioso. No espero respuesta realmente, así que cuando los demás decidieron ponerse con el tema de acomodar a RR, fue arriba por un colchón ayudado de Saren y Shizel, ya abajo con cierto esfuerzo pues todos estaban molidos, acomodaron a RR en este tapándolo y poniéndolo cómodo en su almohada.

-Agradezcamos que no pesas tanto -comento DL masajeándose el cuello, era la segunda vez que lo cargaba ese día, aunque por suerte en esta ocasión fue ayudado por otras manos- ¿Se va hacer costumbre tener que cargarte?-pregunto DL alzando una ceja divertido, un poco más tranquilo al ver que al menos ya todo estaban bien y seguros dentro del torrean calmando un poco sus nervios. Ya tendrían el día siguiente para preocuparse en el tema de la comida, o como menciono Shizel, en asegurar el torreón o arreglar el puente. DL vio como se ponía de acuerdo en cuidar tanto de RR como de YR.

-Saren, estoy muerto, pero tú tienes que estar aun peor que yo…en unas horas bajare a relevarte si quieres - dijo DL mirándolo y añadiendo- Así de paso me puedes explicar cómo hacer ese mejunje, para que no tengas que estar tu solo como alma samaritana curándonos….no tengo mucha idea de medicina, pero si se algo de biología y botánica, no es mucho, pero bueno-se encogió de hombros ofreciéndole su ayuda antes de escuchar su respuesta y finalmente volviendo arriba deseoso de tumbarse un rato. No tendría problemas en levantarse algunas horas después, tenía el sueño ligero, por ahora necesitaba descansar un poco la mente y los músculos hasta que le tocara relevar a Saren.

Wintelgy

Realmente fue un día extenuante, primero el ataque de la bestia verde, luego la búsqueda en del libro e ingredientes y finalmente la vuelta a casa.


Me lleve una grata sorpresa al ver que Karime había vuelto al torreón aunque algo magullada, pero viva.


En cuanto llegamos Saren con ayuda de mi libro realizo el ungüento, que pareció surtir efecto casi al instante cuando se lo aplicó a RR.


Estaba realmente cansado y hambriento, no había comido nada en todo el día. Llene una jarra de agua y busque algunas sobras de alguna de las comidas.


Mientras comia y bebía agua, mayormente, sentado en un sillón de la sala principal ojeaba un poco el libro de remedios y recetas, hasta con las repugnantes recetas en el libro recogidas de bichos con porquerías se me hacía la boca agua del hambre que tenia.


A parte del hambre, me alegraba de que todos estuvieran a salvo y además me había sentido útil por una vez.


Poco a poco y sin darme cuenta, el sillón pareció tragarme poco a poco y las letras del libro se emborronaban hasta que finalmente me quede dormido mientras los demás planeaban las guardias para velar por los heridos.

La mañana le dio la bienvenida a Shizel con un soberbio crujido de espalda.
El idrino recordó con nostalgia el sofá que se había quedado abajo. Una fuerza sobrenatural que escapaba a su entendimiento estaba empeñada en que no volviese a dormir en una cama en condiciones en lo que durase de su estancia en Rocavarancolia, estaba seguro. Por supuesto, Shizel sabía que había camas libres en los dormitorios ya ocupados pero eligió ignorar elegantemente aquella circunstancia.

A pesar de los inconvenientes de pasar la noche en una silla, de alguna manera era relajante hacer las guardias de YR. Ahora que no se hallaba en peligro inmediato ningún compañero veía necesario subir a relevarle o comprobar su estado, y era agradable no tener que darle conversación a nadie. No era como si sus nuevos compañeros estuviesen ansiosos por socializar, pero Shizel aún acusaba los efectos de mantener 24 horas al día la misma fachada sociable en Idris y agradecía el descanso.

La noche anterior había aprovechado para estudiar con más tranquilidad su libro, pero sólo le había servido para confirmar que le costaría sacar nada en claro de ahí. Se saltaba siglos y reinados alegremente, haciendo una breve mención de la mayoría de ellos. Dado su moderado volumen, Shizel sospechaba que se había llevado más bien una cronología, en lugar de un verdadero tratado sobre las costumbres del reino. Eso o bien alguien había intercambiado las tapas de aquel libro por otro por el puro y simple placer de amargar, lo cual no le habría extrañado nada en un lugar donde aparentemente había gobernado alguien llamado Rabidinarantoré el Quince Veces Asesinado.

Hacía demasiado frío para darse un baño, así que el idrino bajó directamente a desayunar.
-Buenos días- saludó a media voz a Saren y RR al bajar las escaleras. El idrino seguía dormido como un tronco en (SU) sofá, pero el revoltijo de ropa de cama donde asomaba una cabeza pelirroja pareció removerse inquieto-. Espero que no haya que darte de comer con cucharita- comentó en su dirección, sin saber si estaba realmente despierto o no.
"A quien habrá que dar de comer a la fuerza va a ser a mí como la gente esta siga sin cocinar algo en condiciones", se lamentó mentalmente al ver la poco elaborada despensa de la que disponían. Estaba harto de pan y harto de fruta comida a toda prisa. Mordisqueó medio adormilado el queso más familiar que encontró, un sucedáneo que le supo soso comparado a lo que comía en casa. Acariciando el pensamiento de aprovechar que no iban a salir para echarse una siesta por la tarde, empezó practicando un truco de magia básico para entretenerse: hizo desaparecer una canica de su mano izquierda, deslizó otra distinta en su lugar para que pareciese que había cambiado de color y volvió a repetir el proceso sucesivamente, cada vez más rápido. Los movimientos repetitivos fueron despejándole poco a poco.

[Ya que Vlad no estaba en el xat para preguntarle y como él iba a ser el siguiente en postear, he supuesto que RR tenía el sueño ligero]

RR despertó de su sueño, removiéndose, al oír los pasos descendiendo. Al darse cuenta de que le costaba incorporarse horrores, apuntó durante unos segundos de forma casi maquinal hacia la escalera. Poco después, le dio un pinchazo en la herida y le comenzó a doler la cabeza. Las drogas ya habían salido de su cuerpo, y le hacían notar su ausencia.

-Buen ciclo, joder.- comentó con voz un poco cascada, llevándose la mano a la frente, aun entumecido.- Joder, necesito un trago

Se movió con lentitud casi reumática para bajar de la mesa y al menos sentarse. No sabía si debía, pero lo que sí tenía claro era que si no lo intentaba, iba a terminar disparándole a alguien. Así que se incorporó, débilmente, apoyándose sobre la mesa e intentando mantenerse en pie, más preocupado por el mareo y las nauseas que por el veneno.

-¿Qué hay por ahí para comer?- inquirió antes de sentarse. Se sentía brutalmente inútil, y tenía que ponerle solución.

Ariv se despertó. A pesar de que no había dormido mal, se sentía cansada aún. Suspiró. Otro día comenzaba en Rocavarancolia, la ciudad de las pesadillas, pero esperaba que no fuera tan movido como el anterior. Aunque ella no se había arriesgado ni había sufrido tanto como otros, necesitaba un poco de tranquilidad. Miró a K para ver si estaba también despierta, pero continuaba durmiendo. Esbozó una media sonrisa, se levantó sin apenas hacer ruido para no despertarla y salió de la habitación con cuidado.
Tras estirarse, comenzó a bajar las escaleras. Oía voces abajo, tenues, así que supuso que algunos de sus compañeros se habrían levantado ya. Se preguntó si RR, durante la noche, habría mejorado. Esperaba que se encontrara bastante más recuperado.
Y, en efecto, había gente despierta. Shizel y RR, para más señas. El foner parecía encontrarse mejor, y eso alegró a Ariv, que le dedicó una sonrisa alegre.
- ¡Buenos días! – los saludó. Se dirigió a RR. - ¿Cómo estás?
Tras preguntarle, buscó con la mirada algo de comer. Se moría de hambre.

Al final no pudo levantarse en la noche para sustituir a Saren, demasiado agotado como estaba por el estrés del día anterior. Se dio cuenta cuando llego finalmente el día y se encontró aun en su cama, suspirando con pesadez se levanto cogiendo sus armas y bajando directamente a por algo de agua al pozo encontrándose a Shizel ya abajo, junto a un RR despierto pidiendo comida y a Ariv.

-Buenos días- dijo de pasada, acercándose al pozo para despejarse con el agua que saco y bebiendo un poco antes de volver adentro con otro cubo lleno de agua poniéndoselo al lado al recién despierto así podrían beber quien quisiera, los de encontrándoselos a todos hambrientos- No hay mucha comida, aunque Wintel consiguió traer algo de carne- añadió acercándose a la cocina para ver la comida que tenían hasta que pudieran salir, tendría que racionarla peor aun tenia suficiente para una comida sencillita y mas o menos decente- Mmm…no soy chef ni nada similar, pero creo que podría intentar hacer algo sin incendiar nada, no prometo nada con el sabor…sería bueno tener algo caliente para variar, aunque sea para darnos energías o subirnos un poco el animo- añadió DL que no quería despertar a Saren que llevaba toda la noche encargando de RR y ademas no podían depender siempre de él para todo. Se quedo mirando los alimentos algo pensativamente por unos momentos- Solo es cocinar, no tiene mucha ciencia…¡hey¡...RR si aun tienes tu mechero, déjamelo para encender el fuego, voy a intentar cocinar…no prometo milagros ni comida tan deliciosa como la de Saren pero al menos estará caliente- pidió desde la entrada de la cocina tras coger la carne algunos frutos secos y algo de queso, iba a improvisar esperaba como mínimo no incendiar nada.

Cogiendo uno de los cuchillos y un planto grande cortando la carne en trozos más pequeños, no teniendo mucha idea de lo que hacía pero dejándose llevar simplemente por puro sentido común, trozos más pequeños, trozos más fáciles de cocinar y mas posibilidades de que todos coman. No se corto con el cuchillo por puro milagro, ni idea de cómo darle sabor a la comida sino tenían nada así que siguiendo una loca simplemente corto queso en tiras finas, cogiendo una sarten mas o menos en buen estado, colocándole en donde encendería el fuego pinchando la carne intentando ablandarla un poco ya que si no iban a quedarse sin dientes, enrollando los trozos de carne en varias tiras de queso como si hiciera rollitos extraños. Definitivamente era un desastre pero ya, al menos lo intentaba, colocando los rollitos en la sarten esperando recibir el mechero.

RR levantó la mirada para echarle una ojeada a Ariv, que le preguntaba amablemente sobre su estado, y procuró no resultar muy hiriente al contestar. Agradecía de veras el interés.

-Como si me hubieran atropellado varias veces con una apisonadora y le volaría los sesos a alguien ahora mismo por un buen trago. Gracias por preguntar… Y por cierto, ¿qué cojones es un día?

Antes de obtener respuesta, escuchó la pregunta de DL y, sin tan siquiera girarse, sacó el mechero de su bolsillo y se lo lanzó.

-Procura que me vuelva de una pieza, anda…- dijo, mientras se levantaba con cuidado, apoyándose en su ballesta en dirección a la armería. Tenía la sensación de que si no se ponía ha hacer algo enseguida, explotaría de forma muy poco higiénica.

Cuando finalmente se halló abajo, rebuscó entre la chatarra, sabedor de lo que necesitaba. Se le había ocurrido la idea antes de que aquel enorme lagarto le mordiera en los callejones, y en aquel momento no supo si iba a poder ponerlo en práctica por falta de tiempo. Ahora sabía que disponía de una buena cantidad de él.

Entre la chatarra, encontró un escudo pavés de madera, de buen tamaño pero poco pesado por el material del que estaba echo. Era completamente triangular y los ángulos estaban remachados con metal sucio y medio herrumbroso. Se lo echó al hombro y subió de nuevo hasta el salón, donde volvió a sentarse pesadamente, esta vez en el suelo.

En La parte superior del escudo dibujó una línea discontinua con un bolígrafo negro que llevaba en uno de los bolsillos de la chupa, que volvió a guardar seguidamente, formando una hendidura semejante a un mordisco liso en este. Poco después, tomó un cuchillo de cubertería con el que se suponía que debía de comer y comenzó a cortar lentamente la parte de la pieza del escudo. Aquella era sólo la primera parte, y parecía que le iba a llevar un buen rato; pero estaba claro que le iba a sobrar tiempo.

La mañana llegó y Timmy se sorprendió así mismo despertandose en la bañera. No recordaba como había llegado allí, pero desde luego era un sitio más cómodo que el suelo de la armería. Desde que había llegado a Rocavarancolia no había pasado una sola noche sobre una cama de verdad. Cada día se despertaba en un sitio diferente y cada vez más extravagante. Comenzaba a convertirse en una costumbre de lo más extraña.

Una vez se hubo desperezado, bajó a la sala principal. Allí se encontró con varios de sus compañeros.
-Buenos días-Dijo con voz algo temblorosa, debido a su timidez.

Vio como Shizel estaba jugando con una canica mientras D.L. trataba de preparar algo de comida caliente. Al ver que también Ariv se encontraba allí, Timmy se puso algo nervioso. Le sonrió de forma algo tonta y desvió rápidamente la mirada hacia el cuarto de los presentes. R.R., a pesar de estar notablemente débil, parecía recuperarse más o menos bien. La imagen del pelirrojo recordó a Timmy en qué circunstancias lo habían traído el día anterior. Si alguien tan fuerte e inteligente como R.R. había acabado así, tenía claro que alguien como él no tendría ninguna oportunidad en aquella ciudad.
En aquel momento el irlandés tomó una decisión cargada de determinación: se haría más fuerte. No sabía cuanto tiempo iba a llevarle ni como iba a hacerlo exactamente, pero lo haría. No quiso esperar a que D.L. acabara de cocinar, así que cogió una pieza de fruta que se puso en la boca, cogió otra más con la mano y salió apresuradamente hacia el patio.

Tras comerse su desayuno, observó lo que tenía ante sí. Vió un trozo de madera cuadrado tirado en un rincón. Tras observarlo, confirmó que era lo que estaba buscando. Lo cogió y lo apoyó contra una pared. Se alejó a una distancia que consideró suficiente y procedió a sacar de su zurrón algunos de los cuchillos que había cogido de la armería. Se colocó en posición, apuntó y lanzó el primero contra la tabla. El cuchillo no solo acabó desviado a la derecha, sino que ni siquiera cubrió la distancia que lo separaba de la tabla. Era patético y lo sabía, pero eso no iba a desanimarle. Cogió el siguiente cuchillo y lo lanzó con identico resultado. Tras lanzar los seis que componian el juego, fue a recogerlos uno por uno. Tras hacerlo, volvió al mismo punto en el que se había situado la primera vez y volvió a intentarlo.
-Bien, bien, pequeño Timmy. No negaré que es algo inesperado que de pronto hayas decidido ponernos las cosas más fáciles, pero... que demonios, cualquier cosa que haga más letal a ese escuchimizado cuerpo tuyo es bienvenida... jiajiajia

Un gran bostezo salió de la boca de Karime al despertarse. “Hace mucho tiempo que no dormía tan bien.” Se dijo mientras parpadeaba despertándose. La habitación se encontraba vacía y la luz entraba de lleno por la ventana. “Y tanto.” Añadió a su anterior pensamiento al darse cuenta de lo tarde que era respecto a las horas a las que se solía despertar.

Al irse a vestir, se dio cuenta del estado en el que se encontraba su ropa, sucia y un poco maltrecha por los sucesos del día anterior, al igual que ella misma, por lo que Karime decidió que ambas iban a darse un merecido baño. Rebuscando entre los baúles encontró unos calzones cortos grises. La simple imagen de dicha prenda hizo que en la cara de Karime se dibujara una mueca. “Feos.” Pero, al no encontrar nada mejor, decidió ponérselo, completando su atuendo con un trozo de sabana que cortó con una de sus espadas y se colocó bajo los pechos y al cuello a modo de sujetador, dejando a la vista todos sus tatuajes y pircings.

- ¡Buenos días, mis valientes! Mmm,… huele bien, ¿Estas cocinando?- le preguntó a DL después de entrar con su alegría habitual a la cocina.- ¡uy! ¿Y el pelirrojo? ¿Ha salido a la aventura a ver si tenía suerte y le ensartaba una de sus queridas flechas al lagartijo?- preguntó al no ver a RR en donde lo había dejado la noche anterior.- Supongo que se sentirá mejor, eso es una buena señal. Por cierto, he pensado que hoy podríamos salir a por comida otra vez.- comentó mientras se llevaba una pieza de fruta a la boca, como si lo que había pasado el día anterior para ella hubiera sido cosa del día a día.- Ya sé lo que me vais a decir, pero, tranquilos, tengo un plan.- siguió diciendo al ver las caras de sus compañeros.- Y ahora no me molestéis que me voy a bañar.- terminó diciendo a la vez que salía por la puerta del patio.

Antes de llegar al pozo, divisó a un muchacho que lanzaba cuchillos contra una tabla. Karime creía haberlo visto de pasada por el torreón y sabía que los que conocía no eran los únicos que vivían en él, pero nunca había intercambiado palabras con el pequeño.

- ¡Hola, guapo! Creo que no nos han presentado. Yo soy Karime, de Libo. ¿Y tu cómo te llamas, Ricitos?- le preguntó la libense alegremente mientras con una mano le revolvía el pelo. Cuando el pequeño le contestó, ella miró sus cuchillos y chasqueó la lengua.- ¡Vaya! Parece que no se te da muy bien. Bueno, ya que voy a enseñar a Ariv a usarlos también te puedo enseñar a ti si quieres, no es difícil. Pero si mi alumna favorita es ella no me juzgues, ¿eh? Es la educación que me han dado.- bromeó mientras cogía un cubo de agua y volvía a entrar al torreón.

"Nada", fue la lacónica respuesta que acudió a la mente de Shizel al oír la pregunta de RR. Casi se puso a aplaudir de contento cuando DL anunció sus intenciones de cocinar. "Dale el mechero, dáselo, dáselo", pensó impaciente. Siguió jugueteando con las canicas como si nada, aparentemente concentrado pero sin perder ripio de los pasos que seguía el foner. Saludó a Ariv y Timmy distraídamente cuando los vio bajar. No se le escapó la mirada de reojo que dirigió el segundo a la primera, pero el chaval era asustadizo y pronto se retiró así que no le dio más importancia. El inquebrantable buen humor de Karime le hizo esbozar una sonrisa pero escuchó con escepticismo el anuncio de la libense acerca de un plan para salir. Estaba bien que fuese optimista, pero salir con un contingente reducido era un riesgo.
Suspiró. Para qué engañarse, si no salían a por comida ese día se verían obligados a ello al siguiente, y dudaba que para entonces la situación hubiese sufrido un cambio radical. Si de verdad iban a quedarse durante un año entero en aquel torreón ruinoso, y empezaba a hacerse a la idea de ello, cuanto antes empezaran a hacer acopio mejor.
-Te escuchamos cuando vuelvas, superviviente- dijo en tono divertido cuando ésta volvió del patio-. Pero ten en cuenta que la mitad de la tropa está dormida y la otra mitad no está para muchos trotes, así que espero que no tengas en mente más que una excursión relámpago.

Su subida al piso de arriba le recordó algo a Shizel.
-Por cierto, como el señor de arriba no despierte y coma pronto vamos a tener un problema- señaló mientras estudiaba disimuladamente las evoluciones de DL entre los fogones. “Luego se nos muere y las culpas me caen a mí por no cuidarlo bien”, pensó-. Ni se ha movido estas dos noches, y no vamos a alimentarle a base de agua eternamente. Una sopa igual estaría bien...- propuso, ya en tono más dubitativo.

Se percató de que RR trasteaba con algo en una esquina, pero no alcanzó a distinguir qué era.
"A ver si cuando termine con el bricolaje apaña una trampa de las suyas para la puerta o algo", se le ocurrió. Durante toda la vuelta de Letargo el día anterior no le había abandonado la paranoia de que algo no dejaba de seguirles, y teniendo en cuenta que el puente estaba roto cada vez se le antojaba algo menos superfluo.
-¿Os parece si hoy vamos haciendo habitable este torreón?- preguntó en general-. Habitable de verdad, quiero decir, por dentro y por fuera y sin limitarnos a quitar el polvo por donde vamos a pasar. Pensad que vamos a vivir aquí durante una temporada y no es algo provisional: y lo siento pero tal y como está esto parece un trastero. Saren se encontró el otro día con una caja de trastos donde debería haber armas...- hizo un gesto de cabeza hacia el idrino felizmente dormido en (de nuevo, SU) sofá-. Igual hay cosas útiles que vale la pena saber que tenemos, y asegurar este sitio contra lo que nos pueda venir nunca está de más- se encogió de hombros. Se refería concretamente al malhadado puente levadizo, cuyos mandos sospechaba que se hallaban en alguna parte del torreón. No era ingeniero y tampoco creía que los demás lo fuesen, pero de momento se daba por contento con empezar a poner aquel lugar en funcionamiento.