Torreón Maciel (Archivo IV)

Recuerdo del primer mensaje :

El paseo terminó frente a un edificio de piedra azulada. En el pasado debía de haber tenido cuatro plantas, pero ahora, el edificio estaba coronado por el esqueleto de algún animal marino. El idrino se quedo mirando la estructura, bastante asombrado. Su mirada se posó en una de las cadenas rotas del puente levadizo, y supuso que si hacían de aquel lugar su refugio, habría que arreglarla de alguna manera. El norteño comprobó la estabilidad del puente, y lo atravesó a paso rápido, llegando hasta las puertas, que para su sorpresa, estaban entreabiertas.

Saren entró en el edificio el primero, y mientras recorría el corredor que daba a la planta baja observando las pintadas de los muros en silencio, sus compañeros entraron detrás de él, cerrando las puertas cuando el último miembro del grupo estuvo dentro. El idrino se encontró en una gran estancia que, debido al aire enrarecido y por la capa de polvo intacta, debía de llevar abandonada varias semanas. Una mesa grande, unas cuantas sillas, y varios sillones bastante raídos, eran el principal mobiliario de aquella planta. A un lado de la estancia había una cocina, con una pequeña encimera, un horno de leña, y varios fogones de hierro, ademas de unos armarios de madera, que supuso llenos de algunos cacharros y bastantes telarañas.

Saren dejo la cesta que llevaba en la encimera, y se encaminó a las escaleras, dispuesto a ver que había arriba. No tardó en recorrer las dos plantas superiores, bajando para informar que en la segunda había una especie de estudio con estanterías vacías y un cuarto con barreños de latón para asearse; y que en la tercera había varios cuartos comunales con unas cuantas camas de aspecto cochambroso. No había subido al piso ocupado por el gran esqueleto, pero informo de que había oído algún que otro aleteo a través del techo de la tercera planta. Había baúles y armarios en as habitaciones, pero no había mirado dentro. Un patio de suelo empedrado, en cuyo centro se alzaba la estatua de un pájaro negro con un gran reloj bastante raro a sus pies, completaba el edificio. En él, había un pozo y al fondo, varios retretes.

-Bueno, yo tengo bastante hambre, así que si adecentáis un poco esa mesa -dijo señalándola, tras informar de sus descubrimientos-, yo me pondré con la cena.

El norteño se acercó a la cocina y busco algo para encender la cocina. Encontró una pila bastante escueta, pero suficiente por el momento, de leños polvorientos, que cogió y colocó en el hueco de piedra bajo los fogones. El norteño sacó un poco de yesca, con la que prendió la madera, paradespués cerrar la pequeña puerta de hierro que protegía el fuego. Mientras la cocina se calentaba, Saren procedió a buscar varios cacharros adecuados para cocinar, y unos cuantos platos y cubiertos que dejo a mano para aquel que pusiera la mesa. Les quitó el polvo, y salió al patio a por un poco de agua.

Saren se quitó los mitones y los guardó en uno de los bolsillos del abrigo, que colgó de un gancho en la pared, para cocinar mas cómodo. Se lavó las manos con un poco del agua que había traído y se arremangó la camisola oscura. Sacó algo de carne cruda y unas verduras de las cestas, y lo limpió todo con el agua del pozo que le quedaba, mientras ponía a calentar un par de cacerolas con un poco de la propia grasilla de la carne, esperando que se derritiera. Cuando tuvo los ingredientes listos, preparó un salteado con las verduras, mientras la carne se tostaba en dados con unas pocas hojas rojizas que había encontrado en la cesta. Apartó las cacerolas del fuego, antes de que la verdura se pasara y la carne se hiciera por el centro, y preparo esta última en una bandeja, para meter el recipiente en la pequeña cavidad al lado del fuego que hacia las veces de horno.

Unos minutos después saco la carne del horno y la puso junto con las verduras en una gran fuente, mientras un sabroso olor se extendía por el edificio. El exterior de la carne estaba algo mas churruscante por el asado. En bastante poco tiempo, Saren, haciendo gala de su talento para la cocina, había preparado un plato delicioso con un aroma casero, que algunos de sus compañeros desconocían, y que venía perfecto para reponer fuerzas. Unas piezas de fruta completaban el menú.

-La cena esta lista-anunció con una sonrisa, siempre le había gustado comer bien.

Una vez que todos salieron del torreón, a Timmy volvió a entrarle cierto sueño. Había estado leyendo el libro que había sacado de la biblioteca, pero lo poco que entendía trataba sobre explosivos cuyos materiales no tenía a mano. No sabía de que podía servirle aquel libro a ese ser que habitaba en su interior, pero en aquel momento le era bastante indiferente. De pronto, perdió durante un segundo la consciencia, y cuando volvió en sí, su semblante había cambiado por completo.
-Ya era hora de que se largaran estos petardos insoportables. En serio, me dan dolor de cabeza- Se dijo para sí.-Este libro es una estafa. Por ahora no me sirve de nada, aunque quizás en el futuro me sea útil. De momento tendré que... reajustar mis planes.

Guardó su libro y comenzó a pasearse por la sala, observando su entorno en busca de algo que le fuera útil. Tras una exhaustiva búsqueda sus ojos se posaron en un candelabro situado en la pared.
-Bingo-Dijo mientras esbozaba una amplia sonrisa.

Se volvió hacia la cocina y empezó a rebuscar hasta que dio con una cacerola grande, la cual dejó junto al fuego. Entonces comenzó a registrar el torreón, cogiendo todas las velas que vio a su paso. Cuando tuvo suficientes, las introdujo en la cacerola. Después buscó el siguiente ingrediente. Necesitaba serrín, pero dudaba que fuera a encontrarlo, por lo que buscó trozos de madera rotos con los que conseguirlo. Encontró un trozo de lo que parecia ser una viga en la armeria, entre restos de desechos. Lo cogió y comenzó a serrarlo con uno de los cuchillos que había conseguido en su primer día en aquella ciudad. Cuando hubo producido una buena cantidad de serrín, lo introdujo en el casco de una armadura que encontró en el lugar, a modo de recipiente.
Cuando tuvo todo lo que necesitaba volvió a la sala principal. Cogió la cacerola con las velas y la puso a calentar al fuego, con cuidado de que no se quemara demasiado. Solo necesitaba que se quedara líquida, no queria que perdiera sus cualidades. Cuando lo hubo conseguido, sacó la pastilla de jabón que guardaba en su zurrón y cortó un trozo considerable, el cual introdujo en la cacerola. Tras removerlo bien la retiró del fuego y añadió el serrín que había conseguido. Acto seguido, bajó con la cacerola en dirección a los calabozos, pues no quería a nadie husmeando cerca. Allí encontró una celda vacía, la cual conservaba su llave en la cerradura. Decidió que era un buen lugar para guardar sus cosas, por lo que se apresuró a entrar. Una vez dentro, dejó la cacerola en el suelo para que la mezcla reposara.
-Es... hermoso. Y más que lo será, jijijiiii.-Admitió mientras admiraba su obra. Aquella mezcla no sería tan potente como la que había visto fabricar a los revolucionarios de Belfast, pero dadas las circunstancias en las que se encontraba, era todo a lo que podía aspirar. Y no era un mal comienzo, desde luego.

-Creo que el resto se sorprenderá bastante cuando vean lo que he hecho. Apenas faltan dos meses para Navidad y supongo que se alegrarán cuando vean las luces de colores que estoy preparando ¡¡¡JIAJIAJIJAAAAAAAAAAAAA!!!

Mientras acababa de cuajar la mezcla, fue a la armería a buscar un componente importante para su plan. Lo encontró sujetando diversos objetos de una pared: cuerda. Una delgada cuerda, desgastada por el tiempo pero en suficiente buen estado. La cogió y volvió a su escondite.
Todo estaba ya preparado. Vertió el contenido de la cacerola en los tarritos cerámicos que había conseguido en su primer día. Una vez llenos, los cerró fuertemente con unas tapitas de madera que traían, a las cuales practicó un agujero por el que introdujo unos trozos cortados de la cuerda que acababa de conseguir.
Todo estaba listo. Tenía preparada una docena de aquellos artefactos, y aún quedaban recipientes de sobra en la armería, así como velas en el torreón, para preparar dos docenas más.
Antes de salir de vuelta a la sala principal quiso comprobar que su mezcla cumpliría su función. Sacó una pequeña caja de cerillas del zurrón, la cual había sido fuente de calor en las duras noches de invierno en las calles de Belfast, y tras encender una la arrojó al interior de la cacerola, donde los restos de aquella mezcla ardieron de golpe, levantando una llamarada que en el primer momento a punto estuvo de rozar el techo de la sala.
-Glorioso, sencillamente glorioso.

Se guardó tres de aquellos artefactos en el zurrón y el resto los dejó en el suelo de la celda, lo más alejados posible de la puerta. Era peligroso llevar tanto explosivo encima, así que por ahora solo portaría aquellos tres por si le era absolutamente necesario recurrir a ellos. El resto los guardaría para el futuro, cuando las necesidades de su plan le llevaran a recurrir a semejante arsenal.
Antes de salir, se detuvo un momento. Metió la mano en el zurrón y sacó su disfraz de halloween perfectamente doblado, junto a la máscara que lo remataba. Un sudor frio, le recorrió el cuello. No sin esfuerzo, consiguió arrojarlo al fondo, cubriendo con él los tarros
Salió de la celda y la cerró con llave. Estaba de los nervios. Aquella máscara lo enloquecía, le hacía dejar de ser lo que era. Era perversa, astuta y malvada.
Le faltaba el aliento, se ahogaba. De pronto se desplomó y, tras permanecer unos segundos tirado en el suelo, volvió a despertar.
Estaba totalmente desorientado. ¿Cómo había acabado en los calabozos? De pronto se sintió solo, muy solo. Apenas llevaba unos días en aquella ciudad y todo seguía pareciendole increiblemente monstruoso y aterrador. De pronto, una imagen le vino a la mente. Aquella chica que había apercido el dia anterior en el torreón, Ariv. ¿Por qué acudía esa imagen a su mente? No lo sabía, pero había algo en aquella chica que le llamaba la atención. Quizás fuera porque parecían tener la misma edad.
De pronto oyó ruidos en el piso superior. Quizás los otros hubieran vuelto ya, por lo que se apresuró a subir. Mientras lo hacía, otra parte de él cayó en la cuenta de que la otra chica, Karime, también le llamaba la atención. No obstante, lo hacía de una forma diferente y distante, como si solo una parte de él estuviera interesada en ella. No quiso darle vueltas al asunto en aquel momento. Ahora solo quería subir arriba y ver que habían encontrado los demás, por lo que subó las escaleras corriendo con una alegre sonrisa en los labios.
Cuando llegó al piso superior, esa sonrisa se apagó por completo. Algo iba mal. El pelirrojo parecía herido y el resto parecían también preocupados por aquella chica, K, la cual parecía haberse quedado atrás.
En aquel momento se quedó paralizado ¿Qué podía hacer él? Trató de apartarse para no molestar al resto mientras su cerebro procesaba la situación.
De pronto aquella voz le habló desde su interior.
-Que se joda el pelirrojo. A ver si hay suerte y palma, aunque no caerá esa breva. En el fondo es mejor, a él le tengo preparado algo especial y... personal, jijijiji.

En aquel momento, Timmy tuvo verdadero miedo de si mismo.

Regresaron al torreón corriendo. Afortunadamente, habían dejado al lagarto atrás y ya no los seguía. Ariv, por esa parte, estaba más tranquila, pero no dejaba de reprocharse haber abandonado a K. Tenía que haberse quedado con ella. Aunque no supiera manejar sus dagas, a lo mejor podría haberla ayudado…
Sacudió la cabeza. De eso nada, habría sido un estorbo. Quizás era mejor así… A pesar de ello, no podía evitar sentirse un poco culpable. Y, aunque no quisiera admitirlo, en el fondo seguía asustada.
Una vez dentro, Saren indicó que debían ir a la biblioteca a buscar un libro donde se explicara cómo neutralizar el veneno que la criatura le había inoculado a RR. Aquello no parecía tan peligroso y, a lo mejor, si salían podían encontrar a K. A Ariv le pareció una buena idea acompañarlos. Además, de esa forma quizás lograría acabar con su miedo… No obstante, sus compañeros le explicaron que no sería prudente que saliera con ellos.
- ¡No es justo! – protestó la niña, enfurruñada. Sin embargo, el tono de voz de Saren indicaba que no iban a dejar que los acompañara bajo ninguna circunstancia.
“Eres demasiado pequeña y no sabes usar tus dagas…”.
Ariv suspiró. En el fondo, ellos tenían razón, pero le costaba admitirlo. Ella seguía empecinada en que debía unirse a la expedición para ayudar a RR. ¡Además, no había pisado la biblioteca y, por tanto, podría coger un libro! Y necesitaba saber que su amiga se encontraba bien…
Al final, tuvo que quedarse en el torreón. Mientras Saren, Shizel y Wintel se dirigían hacia su destino, Ariv cuidó del foner herido lo mejor que pudo. No sabía muy bien lo que tenía que hacer, pero no le quitó el ojo de encima ni un segundo. No quería que empeorase… Ya había perdido a K allí fuera y no quería que sucediera lo mismo por segunda vez. Eso sí, el enfado no se le pasó en todo el tiempo que estuvo esperando noticias de alguno de sus compañeros. No iba a ceder tan fácilmente.
Estar pendiente de RR la ayudó a olvidar por un momento los recuerdos que le habían venido a la cabeza durante el encuentro con la criatura y la huida, y eso le hizo bien.
Lo único que le quedaba era aguardar a que alguno de los que habían salido regresara… Aunque no estaba sola en el torreón, le preocupaba que les pudiera pasar algo malo.

Por fin las puertas se abrieron y a duras penas consiguieron meter a RR dentro, rápidamente, DL con cierta ayuda de Wintel consiguió poner a RR en la mesa donde al momento Saren se puso a intentar curarlo, pero fue evidente para este en cuanto vio al herida que había sido envenenado.

-Nos encontramos un jodido lagarto gigante, quería cenarse a RR, lo hirió y luego RR lo dejo tuerto…K se ha quedado fuera entreteniéndolo- explico rápidamente DL recuperando un poco el aliento después de formidable carrera hacia allí, ayudando a Saren a limpiar la herida o mejor dicho, aquel mejunje viscoso que parecía ser el veneno antes de que entrara aun mas al organismo. Se hizo obvio en apenas minutos que debían buscar una forma de curar ese veneno pues RR cada vez estaba más paralizado. Escucho atentamente la idea de Saren y Shizel sobre salir a la biblioteca- Debéis daros prisa entonces y tened cuidado…no sabemos qué ha pasado con K y si el lagarto ese sigue por ahí fuera…-DL suspiro cansinamente, en apenas días ya tenían dos heridos en el torreón, definitivamente YR se lo había buscado por su imprudencia al irse solo,….aunque el castigo que había recibido había sido demasiado. Pero que el pelirrojo neurótico fuera el siguiente herido…era mara sobresaltarse, ya que era siempre el más previsor cuando salían. En esa ciudad, daba igual lo previsor que seas, puedes caer a manos de un bicho. Vio como Saren, Shizel y Wintel organizaban la expedición a la biblioteca y como impedían que Ariv fuera, hecho obvio, era la más pequeña y no sabía usar las armas.

-Lo hare, mirare si encuentro algo en el libro- asintió DL viéndolos salir yc errando la puerta tras su salida, subiendo a su habitación por el libro para intentar buscar a la criatura que los había atacado, no sin antes pasarse un momento por la habitación donde habían dejado YR para verificar su estado y darle un poco de beber con un pañuelo húmedo, o se deshidrataría, bajando abajo nuevamente donde ya estaba Ariv cuidando de RR, notándola algo preocupada-Si estas preocupada por K, puedes mirar por la ventana y así ves si se acerca y le abrimos la puerta por si viene siendo perseguida por ese animal, yo me quedo vigilando el estado de RR – le dijo DL intentando así darle algo que hacer o acabaría aun más preocupada por K, que había hecho tanto un acto heroico como estúpido enfrentándose sola a esa criatura. Se sento cerca de donde tenia postrado a RR, leyéndose rápidamente el libro intentando buscar algo sobre el reptil y su veneno "Aun si encontramos el antídoto, ¿donde demonios vamos a conseguir los ingredientes? No hay nada en esta ciudad" pensó DL sin poder evitarlo, no había visto plantas algunas desde que llegaron, aunque recordaba haber visto que una de las chicas que estaba en el otro torreón tenia un botiquín "Siempre podemos intentarlo, no se pierde nada...se lo comentare al resto en cuanto lleguen y sepamos que hay que hacer para tratarlo" seria poco probable que hubiera un antídoto en ese botiquín, improbable, no imposible, pero quien sabe tal vez algo de lo que contuviera este podría servir para crear un antídoto.

RR estaba tendido sobre la mesa, notando cómo los miembros le iban fallando cada vez más. Era como si se le estuvieran durmiendo… a un nivel superior. La gente a su alrededor se organizaba muy deprisa, y pronto habían partido para la biblioteca en busca de una cura… pero el veneno avanzaba rápido, y pronto caería inconsciente. Quizás algo peor.

Pero Ariv y DL le estaban remendando y lo mantenían cuidado. Habían parado la hemorragia, y aquello era un comienzo. Además, el dolor no era más que un vago zumbido amortiguado por las drogas, que mantenían su mente en un plano diferente a nivel sensitivo. Aun con todo, estaba adormilándose, lo sabía, y cada segundo se convertía en una batalla más ardua que la anterior contra el sopor.

-Escucha.-dijo con voz algo debilitada, agarrando a DL por el cuello de la camisa con las pocas fuerzas que le quedaban.- De aquí a nada perderé el conocimiento. Y si la palmo antes de que lleguen, dile de mi parte a Aleksei que me cago en su puta vida. Si pide explicaciones… dispárale con esto.

Le mostró su ballesta, que cada vez le costaba más levantar. Finalmente, rendido, la apoyó contra si para no perderla de vista y no tener que hacer esfuerzos para sostenerla. La mezcla de drogas y veneno no le estaban haciendo demasiado bien a su salud mental.

DL y Ariv cuidaban a RR mientras esperaban a que Saren, Shizel y Wintel regresaran de la biblioteca con un remedio para el foner. Tal y como le habían dicho, DL estaba mirando en su libro qué era la criatura que se habían encontrado en el Barrio de los Callejones sin Salida. Ariv esperaba que encontrara un poco de información. De ese modo, quizás sabrían mejor cómo enfrentarse a la situación que se les presentaba.
Poco después, mientras ambos vigilaban a RR, DL le propuso a la niña que, si estaba muy preocupada, fuera a mirar por la ventana, a ver si, con un poco de suerte, veía aparecer a K. Ariv ladeó la cabeza. No estaba muy segura de que eso fuera a tranquilizarla del todo, pero no importaba.
- De acuerdo… - terminó aceptando. Miró a RR antes de marcharse. – Espero que se ponga bien… Si empeora o algo avísame, ¿vale? Estaré arriba.
Después de indicarle aquello a DL, Ariv subió las escaleras y se metió en una de las habitaciones. Acto seguido, se acodó en la ventana y empezó a mirar. Se preguntó cuánto tiempo tendría que estar allí hasta que viera aparecer a alguien. De nuevo, y como venía siendo habitual en los últimos instantes, sólo le quedaba esperar.
“Ojalá les esté yendo bien a los demás en la biblioteca…”, pensó. “Y ojalá K aparezca pronto”.
Había demasiadas cosas que solucionar.

Estuvo intentando descubrir a ese bicho que había visto en el libro, con total detalle pero tras un rato intentando ver si parecía, se rindió. El libro de por si tenía pinta de ser antiguo, y sus contenidos igual…no parecía nada de ese lagarto, ni imagen ni ninguna mención.

-Esto es inútil – murmuro hastiado dejando el libro un momento a un lado, debía seguir buscando, tal vez lo había pasado de largo sin darse cuenta, se acerco a RR para revisar la herida limpiándola de nuevo con un trozo de tela humedecida. La reacción del pelirrojo que aprecio sacar fuerzas de alguna parte para agarrarlo por el cuello de la camisa y soltándole esa amenaza hacia Aleksei lo hizo sonreír sarcásticamente, estaba hecho mierda y su prioridad era ensartar a este con su ballesta- Mi puntería es una mierda, si eso uso mi katana, sería la primera carne que corto con ella…- comento con entretención negando con la cabeza, terminando de limpiarlo y viendo que andaba quedándose inconsciente, suspiro pasándose las manos por el rostro. No es que pudiera hacer mucho de todos modos y desesperarse a esas alturas de poco serviría, solo quedaba esperar que pudieran encontrar un libro y con suerte que los ingredientes no fuesen muy complicados de conseguir. Cansino fue al pozo por agua fresca entrando de nuevo al salón y tomando un poco de agua le levanto la cabeza a RR para darle de beber, apenas podía moverse ya de todos modos, lo que faltaba ya con la que tenía encima era que también se deshidratara. Le miro atentamente no tenía mucha idea sobre personas envenenadas la verdad, pero dudaba mucho que fuese bueno que quedara inconsciente como parecía estar quedando.

-Oye, ni se te ocurra cerrar los ojos y dormirte, no seas cabron…que como te me mueras aquí mientras el resto se está pateando toda la ciudad, juro que busco la forma de revivirte para matarte yo - aviso DL mirándolo fijamente, terminando de darle de beber y tomándole la temperatura, chasqueo la lengua al notar cierta fiebre- Eres un horno, se podría freír comida en tu cabeza….a falta de forma de calentar el agua, te vamos a usar a ti - respondió cogiendo un trapo húmedo y poniéndoselo en la frente, sabía que solo decía gilipolleces, pero al menos buscaba al forma de que este le oyera y con suerte le contestara y no se quedara todo moribundo. Le miro pensativo preguntándose si aun tendría sensibilidad en el cuerpo le pellizco con toda su fuerza en el brazo dejándole marca incluso- ¿Te duele? – pregunto curioso, observándolo pensativamente se le ocurrió algo, recordando las palabras anteriores del pelirrojo contra Aleksei ya que seguía quedándose todo grogui.

-RR…como te duermas a pesar de mis esfuerzos…pienso hacer que Aleksei venga y te cuide el…sin mi supervisión- respondió mirándole atentamente ya sin saber que mas hacer para que reaccionara.

Karime llevaba bastante rato dando vueltas por los callejones sin salida, intentado encontrar el camino. “Estúpida orientación, estúpida.” Se decía en cada vuelta de calle que daba y en la que nunca lograba encontrar el camino correcto. Estaba cansada y hambrienta, había corrido mucho y apenas había probado bocado por la mañana, de hecho, ella no recordaba haber comido.

Cuando por fin encontró la salida, casi llora de la alegría. “Iba a acabar con complejo de ratón.” Se dijo, sonriendo mientras corría con todas las fuerzas que le quedaban hacia el torreón.

- ¡ey, los de dentro, guapísimos! ¡No creáis que os he abandonado por el lagarto! ¡No soy mujer para un lagarto! ¡Pero tranquilos, hemos arreglado nuestras diferencias y lo ha entendido!- gritó en la puerta, sin fuerzas para aporrear la misma.

Esperaba que su trabajo hubiera servido para algo y que hubieran podido mantener a RR con vida, aunque no confiaba mucho en esa última perspectiva. “El veneno no es algo tan fácil de eliminar. Y según que venenos, peor.”

Ariv continuó mirando por la ventana. Poco a poco, iba perdiendo la esperanza de ver aparecer a Karime entre las calles cercanas al torreón. Estaba tardando demasiado, y eso sólo podía significar una cosa…
Suspiró, triste, y resolvió bajar de nuevo para ver cómo se encontraba RR a pesar de que DL no la había llamado –lo cual querría decir que no estaba más grave- cuando, de pronto, vislumbró una figura a lo lejos. La niña abrió mucho los ojos y esperó a que se acercara más para averiguar de quién se trataba. No podía ser…
¡Karime! ¡Sí, era ella! Pronto, la libense se acercó al torreón y empezó a aporrear la puerta, gritando de vez en cuando. Ariv no cabía en sí de la alegría. ¡Su amiga estaba a salvo, a pesar de todo! No tendría que haber desconfiado de ella, aunque aquella ciudad fuera tan peligrosa. Se preguntó si estaría herida…
Ariv bajó corriendo las escaleras. Una vez en el salón, dijo a DL y RR:
- ¡K ha vuelto! ¡Está bien! – Una sonrisa de oreja a oreja le cruzaba la cara. – Voy a abrirle la puerta, ¿de acuerdo?
Previamente, recordando la bronca que se había llevado Aleksei por su falta de prudencia, se había asegurado de que no hubiera ningún peligro que pudiera afectarles. Acto seguido, se dirigió hacia la puerta, la abrió e hizo pasar a la libense con rapidez, por si acaso. Una vez dentro del torreón, Ariv abrazó a su amiga con fuerza.
- ¡No vuelvas a hacer eso! – la regañó. – Estaba preocupada por ti…
Y, ciertamente, le habría dolido mucho perder a su amiga. Ahora todo estaba bien. Ariv tenía la sensación de que, a partir de ese momento, las cosas mejorarían.
- Saren, Shizel y Wintel han ido a la biblioteca a por un libro para curar a RR – explicó a continuación. – DL y yo lo hemos estado cuidando… A mí no me dejaron ir porque dicen que soy muy pequeña y que no sé utilizar mis dagas.
Frunció el ceño, molesta.

RR escuchaba la conversación banal que su compañero le ofrecía, agradecido de que se quedara a su lado. No tenía especial esperanza en sobrevivir a aquel ciclo. Aunque consiguieran el libro adecuado, una receta de contraveneno… ¿Cuánto tardarían en reunir los materiales? ¿Y en prepararlo todo?

Sólo esperaba que volvieran enteros. No se sentiría demasiado bien si por su culpa alguien la palmaba.

Cavilaba en estas cosas, intentando asimilar su propia muerte, que se cernía sobre él a buen paso, cuando notó el pellizco de DL. No fue algo especialmente desagradable, pues el veneno y las drogas lo acallaban con facilidad. Pero se le quedó mirando durante unos largos segundos tras escuchar su pregunta. Tras esto, haciendo uso de las pocas fuerzas que le quedaban, le soltó una colleja.

-¿Y a ti?- preguntó, aparentemente serio y sarcástico, como siempre. Igualmente, no quería resultar especialmente desagradable. Le estaba agradecido al chaval por lo que estaba haciendo por él. – No mucho, que digamos. Al menos no me voy a ir chillando y con las tripas desparramadas por el suelo. Quieras que no, es un consuelo.

Tras decir esto, se acomodó cómo pudo en la mesa.

-Si lo piensas, no ha estado tan mal. He vivido… ¿seis años, siete? No poco, considerando que he estado en las alcantarillas corriendo delante de cosas peores que la que me ha pillado hoy. Y no me solían coger, ¿sabes? Bueno, es evidente, porque si no no estaría aquí. Llegué a pensar que no la palmaría a manos de una cosa de esas… Supuse que lo más factible sería un disparo, sí. Pero bueno, supongo que no se puede burlar a la muerte tanto tiempo, al menos en mi condición. Pero sé optimista, si he aguantado tanto tiempo en un ambiente así, tú puedes aguantar un año. Aunque claro, yo estaba bajo techo… las posibilidades de que te pillen por arriba eran inferiores. Los veías venir, ¿sabes? Odio que me pillen por arriba. Bueh, supongo que ya da un tanto igual…

Cuando Ariv les dio la noticia de que K seguía de una pieza, RR dejó escapar una sonrisa cansada antes de dejarse caer para descansar.

-Parece que nadie ha muerto por mi culpa aún…- dijo con voz cansada y afectada por el avance del veneno.

No era alguien que hablaba por hablar o dijera cosas banales con el fin de simplemente ser escuchado. Por suerte en ese momento, su conversación sin sentido obtuvo el resultado deseado. RR no se dormía sino que le prestaba atención e incluso le obsequio con una colleja en respuesta a su pellizco. DL le miro mal ante esto, aunque no se quejaba.

-Al contrario que tu, no estoy drogado -dejo caer alzando una ceja ante sus palabras cada vez más pesimistas, sinceramente no las tenía todas consigo. Aun tenían que esperar a que llegaran, los que fueron por el antídoto- Estábamos todos allí, si te pillo a ti fue por mala suerte o quién sabe, quizás hueles apetecible a lagartos gigantes- bromeo encogiéndose de hombros, escuchando sus palabras. Ciertamente había sido una sorpresa para todos que el atacado fuese RR, con lo previsor que era con sus trampas y fijándose siempre en todo- No digas gilipolleces, definitivamente el veneno te sienta falta en tu dieta…mientras puedas responder a las idioteces que digo, vivirás…

En ese momento apareció Ariv corriendo, acercándose a la puerta y tras fijarse bien, hizo pasar a Karime que venía algo herida a la que estrujo en un enorme abrazo. DL se la quedo mirando atentamente.

-¿Te mordió, K?- pregunto inmediatamente, porque solo faltaba que también estuviera en proceso de quedarse postrada como RR. No tardo en notar su brazo colgando, puso mala cara sin poder evitarlo, eso debía soler, no se explicaba cómo podía estar tranquila a su parecer- Que mala pinta tiene eso….ven, necesitas ayuda con eso- dijo no muy seguro de poder hacer algo o de que fuera aceptar su ayuda. Suspirando sintiéndose algo agobiado y agradeciendo su paciencia y su saber estar, sino ya habría perdido un poco los estribos. Girándose a ver a RR ale escuchar sus palabras.

-Ahora solo falta que no te mueras tú, así que, habla…- lo dejo un momento subiendo a las habitaciones buscando algo en especifico y cogiéndolo finalmente de su cama, no estaba en muy buen estado pero serviría, volviendo a bajar abajo, y levantándole la cabeza a RR para ponerle debajo una almohada, intentando que estuviese cómodo- ¿Mejor así?...No es una almohada de plumas ni una cama blandita y suave, pero te servirá por el momento -añadió antes de girarse de nuevo hacia K, mirándola atentamente- Bueno…veamos que podemos hacer con tu brazo y esos feos moratones que tienes….

Cuando llegaron a Maciel ya había oscurecido por completo. La ausencia de faroles o cualquier tipo de luces en los edificios aledaños no había hecho más que acrecentar su aprensión, y el grupo había apretado el paso durante las últimas calles.
Los demás habían cargado con la olla y el libro; Shizel había sido inflexible en tener las manos listas para servirse de la espada rápidamente si les salía algo al paso. No había nadie vigilando hasta donde el idrino alcanzaba a ver, ni en las ventanas ni en el cuarto piso. Esperando que aquello no fuese mala señal Shizel llamó enérgicamente a la puerta del torreón.
-¡Los de dentro! -llamó-. ¡Venimos de una pieza, y traemos un remedio y los ingredientes para el colorado!
"Buenas noticias de fuera, por una vez", pensó, esperando que la situación no se hallase invertida en el interior del torreón.

El fuerte abrazo que le dio Ariv al entrar en el torreón, fue para ella un alivio. “A pesar de todo, han llegado bien.” Se dijo.

- Tranquila, pequeña clon, cuando te enseñe a usar los cuchillos, nos enfrentaremos a bestias mano a mano, ¿te hace?- le preguntó con una sonrisa, aunque ambas sabían que nunca permitiría que hirieran a Ariv.- Muy bien, al final estos chicos han resultado ser muy aplicados e inteligentes, estoy impresionada.- bromeó.- ¿Qué tal está el pelirrojo?

Karime se despojó de su cinturón y su arco, dejándolos en una esquina de la habitación, y acercó una silla a donde estaba el pelirrojo.

- ¿Qué tal estas, guapísimo? Tu también me echabas de menos, ¿verdad? No hace falta que digas nada, se te nota.- le habló al foner mientras se sentaba en la silla, bromeando aunque preocupada por su estado.- En nada vendrán los valientes galanes con tu medicina, principito.

Se encontraba cansada y hambrienta, así que cuando DL se refirió a su brazo, bufó como si tenerlo dislocada no fuera nada importante.

- Déjalo, no importa, sobreviviré.- le dijo soltando una risa.- Eso sí, ¿te importaría traerme algo de comer? ¡Me muero de hambre!

La libense se acomodó en la silla mientras miraba a RR. “Como haya tenido que luchar contra ese bicho para que ahora te mueras, te destripo.” Le amenazó mentalmente, aunque sabía que no terminaría por decírselo. Aun no había cogido la mejor postura en la silla, que ya estaba oyendo como tocaban la puerta.

- Debe ser nuestro pedido.- comentó como si la situación fuera la más normal del mundo, y fue a abrir.- .Bienvenidos, guapos, un pelirrojo os aguarda encima de una mesa, es de mala educación hacer esperar.- comentó dejándoles pasar.

Cuando llegaron al torreón, fue Shiz el que llamo a la puerta con insistencia, informando de que eran ellos y traían un remedio para RR. El norteño pasaba el asa de la olla de una mano a la otra, nervioso, esperando que se abriera la puerta y poder probar el cataplasma de una vez. K fue la que abrió, y a Saren no se le paso por alto la postura extraña de su brazo, pero decidió esperar a haber aplicado el cataplasma al pelirrojo. El idrino entro a paso apresurado, sin fijarse en nadie, dejando la olla en la cocina y corriendo a por un cubo de agua del pozo. Entro de nuevo, metiéndose en la cocina y encendiendo el fuego con ayuda del mechero, revolviendo luego en los armarios mientras el agua se calentaba.

Cuando tuvo todo preparado, Saren dejo su abrigo colgado de un clavo en la pared y le pidió el libro a Wintel, abriéndolo sobre la encimera y concentrándose en su tarea, dejandoles las explicaciones a los otros dos. El chico saco unos ciempiés y un poco de musgo y lo empezó a machacar todo en un mortero. Cuando el agua estuvo caliente, el norteño la añadió poco a poco al contenido del recipiente, mezclandolo todo bien hasta obtener una pasta de un color morado feo. Saren cogió su abrigo, el libro y el recipiente con la pasta y se acercó a donde estaba postrado el pelirrojo, dejando el abrigo en el respaldo de una sillla y acercándola hasta la mesa. Tras observar la herida sin decir nada, el idrino la volvió a limpiar con agua y extendió la pasta con cuidado, cubriendo los cortes, observando fijamente la herida cuando termino, como esperando algo.

-¡Si! -suspiro para si cuando la herida comenzó a supurar, expulsando poco a poco el veneno del cuerpo del foner-. Hay que ponerte este cataplasma cada dos horas y te pondrás bien en poco tiempo -explico con tono relajado, pasándose las manos por la cara con gesto cansado y relajándose sobre la silla.

Fue un alivio bastante grande escuchar la llamada de Shizel, sobretodo porque ya se estaba haciendo tarde. Por eso cuando K abrió la puerta a los chicos que parecían haber tenido suerte en su búsqueda del antídoto, dejo rápidamente a Saren hacer su trabajo de curar a RR, aunque atento a todo lo que hacía mientras preguntaba los otros dos.

"Veo que conseguisteis un libro de remedios" penso viendo el título del libro que traía Wintel, y que en esos momentos estaba usando ya Saren para poder hacer un cataplasma con…ciempiés minúsculos, que le resultaba por sobretodo extraño, acostumbrado a miriópodos inmensos y un musgo azulado- Fíjate RR, esta va a ser una pequeña venganza a los miriapodos de FONERA –bromeó DL no sin cierta ironía al ver a los minúsculos ciempiés, en comparación. El por suerte no había visto nunca ninguno cara a cara, pero había escuchado sobre ellos y definitivamente esos eran minúsculos en comparación- ¿Dónde encontrasteis lo necesario? Dudo mucho que sea simple encontrar ciempiés en esta ciudad-pregunto viendo la pastosidad que creaba Saren para poder curar a RR. Fue bastante sorpresivo para DL, ver que el remedio del libro funcionaba, algo lento si, pero funcionaba y eso ya era decir mucho teniendo en cuenta que la perspectiva sobre la sobrevivencia del pelirrojo habían sido escasas hasta ese momento-¡Eres un puto genio, Saren!…-añadió DL viendo curioso como la herida supuraba gracias a aquel mejunje, observo el libro atento y todo curioso-Este libro nos va ayudar muchísimo, dado que en mi bestiario no venia nada sobre esa criatura….creo que es un libro antiguo-añadió común chasqueo de la lengua y cierta molestia. Suspiro cansado viendo que los tres parecían agotados, a saber cuánto habían tenido que armar para conseguir lo necesario para crear el remedio. Fue a la cocina trayendo comida, no tenían muchas pero esperaban poder salir al siguiente por mas, con suerte no se toparían con nada.

-Comer algo, lleváis todo el día correteando la ciudad- dijo dándoles algo de queso pan y frutas, la carne tendrían que cocinarla y era preferible no abusar de ella. También le dio algo de comer a K, mirándola atentamente, peor no dijo anda la chica parecía ser del tipo testaruda, así que solo negó con la cabeza poniéndole el trozo de queso y una fruta en la mano. DL miro a los chicos volviendo junto a RR, observando el libro que seguía en la mesa-Por cierto Saren…acabas de decir que tenemos que ponerle cataplasma cada dos horas, ¿Alguna idea de cuándo comenzara a recuperar la movilidad y poder comer?-pregunto curioso ya que tener a RR allí postrado definitivamente no era algo muy tranquilizador, con lo inquieto que era y que cada vez habían mas heridos en el torreón,. Suspirando echó un vistazo alrededor, el día se les había pasado rápido entre los nervios, la preocupación y la inquietud. El mismo se encontraba cansado- Me siento inútil-bufo molesto consigo mismo, no había servido de gran ayuda y eso le fastidiaba, lo único que había podido hacer era esperar y decir tonterías. Lo que mas ironía le causaba de todo aquel asunto era su predisposición a ayudar, esa ciudad te hacia cambiar incluso en tu forma de pensar y actuar.

RR estaba perdiendo el conocimiento poco a poco, sumiéndose lentamente en el nebuloso y sedoso mundo de los sueños narcóticos. Pero el estruendo de la quietud rota en el mundo exterior lo sacó de su paulatino trance. Le costó comprender lo que pasó en tan poco tiempo, adormilado como estaba. Para cuando se quiso dar cuenta, los rostros de los compañeros que habían marchado a la biblioteca estaban desfilando ante él, y un nuevo vendaje, untado en una extraña cataplasma, había reemplazado el antiguo. Se esforzó por recuperar la conciencia y tomar el hilo de la conversación, mientras notaba aliviado cómo la ponzoña iba siendo expulsada de su cuerpo.

-Muchas gracias, camaradas-comentó con voz cortada, como esforzándose en hablar.- ¿Cuándo podré volver a moverme con normalidad? Hay muchas cosas por hacer y… Joder, esperad. ¿Esto está hecho de artrópodos? Espero que la madre este muerta. ¿Habéis vuelto todos vivos? ¿Ningún herido? Ha podido seguiros y…

Tomó la ballesta e intentó alzarse, pero al poco tiempo cayó rendido de nuevo sobre la mesa, sujetando aun el arma sobre su regazo.

-Si viene, estaremos jodidos…-agregó entre resoplidos, aparentemente extenuado.

El entusiasta saludo de K hizo que Shizel soltara una risotada, en la que sintió que se disipaba parte de su tensión. Una parte de él había estado esperando que les abrieran la puerta para decirles que RR había muerto de una infección mientras tanto.
-Anda, la superviviente ha regresado a nosotros- la saludó mientras pasaba al interior-. Haz el favor de no volverte a perder, guapa- dijo en respuesta al mote que parecía repartir a todos por igual-. Y ese brazo que te cuelga diluye tu belleza, ¿podrías volver a ponerlo en su sitio? Gracias- cansado física y mentalmente, la verdad es que era un alivio tener un sitio al que volver, aunque no fuese precisamente un palacio. Shizel sintió cómo su humor habitual iba regresando.

Dio un rodeo a la mesa para comprobar el estado de RR y se mantuvo apartado mientras Saren hacía su trabajo, aunque observando el proceso con curiosidad.
-Qué tranquilito está, ¿verdad?- comentó pensativo-. Dan ganas de dejarlo así.
No obstante, le sorprendió cuando el pelirrojo les agradeció la ayuda con un tono sosegado que no le había oído hasta el momento. Igual RR era así cuando no estaba amenazando a gente de muerte: era demasiado pronto para saberlo pero era un cambio a mejor.
-Estate quieto, hombre- dijo alarmado cuando le vio intentar levantarse-. Tal y como estás no vas ni a la esquina, y nosotros tampoco nos vamos a ninguna parte.

>>No ha habido ningún problema- tranquilizó a los presentes que habían preguntado al respecto-. Fuimos al torreón de los otros que nos encontramos en la Biblioteca, y por suerte tenían lo que necesitábamos. La cosa ha salido mejor de lo esperado, teniendo en cuenta que K ha vuelto solita- dirigió una sonrisa en dirección a la libense.

DL expresó en voz alta algo que él mismo estaba pensando, y que le ensombreció un poco el ánimo. Siempre que ocurría un accidente la figura central era Saren: aunque dudaba que fuese un curandero en su tierra, los conocimientos que poseyera, básicos o no, eran lo único que tenían. No le gustaba que tuvieran que depender de una sola persona si alguien resultaba herido, y le frustraba aún más verse obligado a corretear frenéticamente alrededor de la escena del accidente sin ser capaz de hacer cosas menos banales que traer cubos y recoger ciempiés. Se sentía inútil y frustrado: y aquellas no eran emociones con las que estuviera acostumbrado a lidiar.

Aceptó la comida que les ofreció DL, aunque en realidad añorando un plato caliente.
-Deberíamos tomarnos con calma lo de salir estos días- opinó-. Somos menos y disminuyendo cada vez que salimos... Con la comida que tenemos deberíamos podérnoslas apañar, al menos hasta que RR o K estén más recuperados. Podríamos aprovechar para hacer este sitio más seguro o al menos más habitable; el puente está roto y por lo general el torreón está bastante dejado...

Bostezó discretamente mientras esperaba a la respuesta que le habían planteado a Saren. Normalmente habría dicho de hacer la guardia él solo para los dos heridos, de nuevo para evitar tener que dormir en compañía, pero estaba que se caía y aquel sofá tenía una pinta muy tentadora.
-¿Subimos ya a RR al estudio o a donde sea y nos vamos a dormir? Yo hago el primer turno si queréis, pero luego alguien va a tener que relevarme.

- Hola a ti también, Burbujita, yo también me alegro de verte.- comentó sarcásticamente al ver como Saren entraba con pasos rápidos en el torreón.- ¿Acaso te creías que una simple lagartija iba a poder conmigo, Plateadito? Que poca fe tienes puesta en mí.- rió ante los comentarios de Shizel, ignorando la alusión a su brazo.

Mientras Saren hacia el cataplasma, Ka se dedicó a mordisquear lo que le había dado DL. Aunque se moría del hambre, prefirió los mordiscos pequeños a los grandes, engañando de esta manera a su estomago. “No queda demasiada comida.” Se recordó. Por mucho que le pesara al grupo, si querían sobrevivir debían salir al día siguiente, para el cual Karime ya había trazado un plan. No le pasó por alto las palabras del idrino sobre unos “los otros”.

- ¿Hay otros?- preguntó en voz alta, aunque no le extrañó demasiado. “No íbamos a ser los únicos nosotros.”- Un día de estos les haremos una visita para conocerlos, ¿eh, Riv? A lo mejor encontramos personas de nuestros mundos.- le preguntó a su amiga con una sonrisa.

Se imaginó los distintos mundos de sus compañeros y la posibilidad de otros muchos más. Se vió a ella misma visitándolos todos y viviendo aventuras. Estaba en su ensañamiento, cuando oyó su nombre en boca del idrino al lado de la palabra “recuperados”.

- ¿Yo? ¿Recuperarme de qué? Solo necesito dormir y mañana estaré como nueva, nada de ungüentos y cataplasmas para mí, por favor.- pidió, levantándose ya de la silla.- Bueno, creo que me he ganado un sueño. No es por escaquearme de cuidar a los enfermitos, pero, comprendedme, correr delante de un lagartijo durante horas cansa lo suyo.- Ni siquiera había dado un paso cuando Saren le dijo lo de recolocarle el brazo.- ¡Pero qué obsesión con mi brazo! ¿qué pasa, que me discrimináis por no tener bien el brazo? ¡Si esto en es nada, es una tontería! ¡Ni que me hubieran ensartado con tres espadas!- dijo mientras hacía aspavientos con los brazos. Dándose la vuelta, se dispuso finalmente a subir a la habitación, cuando sintió un rápido tirón en el brazo dislocado. Saren, con un movimiento rápido y seco, acababa de recolocarle el brazo.- ¡Ey! Devuélveme mi brazo, que es mío.- se quejó la libense.- ¡oh, gracias a los cielos! ¿Qué habría sido de mi sin este acto bondadoso?- gesticuló exageradamente, para luego echarse a reir.- ¿Ya estas contento, Burbujita? ¿Puedo irme a dormir ya?

Tras esperar a la contestación de su interlocutor, hizo una exagerada reverencia y, finalmente, subió a la habitación donde, tras desnudarse y acostarse, se quedó dormida al instante, culpa del exceso de cansancio del día.