Torreón Maciel (Archivo IV)
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23 participantes
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Torreón Maciel (Archivo IV)
10/09/12, 07:00 pm
Recuerdo del primer mensaje :
El paseo terminó frente a un edificio de piedra azulada. En el pasado debía de haber tenido cuatro plantas, pero ahora, el edificio estaba coronado por el esqueleto de algún animal marino. El idrino se quedo mirando la estructura, bastante asombrado. Su mirada se posó en una de las cadenas rotas del puente levadizo, y supuso que si hacían de aquel lugar su refugio, habría que arreglarla de alguna manera. El norteño comprobó la estabilidad del puente, y lo atravesó a paso rápido, llegando hasta las puertas, que para su sorpresa, estaban entreabiertas.
Saren entró en el edificio el primero, y mientras recorría el corredor que daba a la planta baja observando las pintadas de los muros en silencio, sus compañeros entraron detrás de él, cerrando las puertas cuando el último miembro del grupo estuvo dentro. El idrino se encontró en una gran estancia que, debido al aire enrarecido y por la capa de polvo intacta, debía de llevar abandonada varias semanas. Una mesa grande, unas cuantas sillas, y varios sillones bastante raídos, eran el principal mobiliario de aquella planta. A un lado de la estancia había una cocina, con una pequeña encimera, un horno de leña, y varios fogones de hierro, ademas de unos armarios de madera, que supuso llenos de algunos cacharros y bastantes telarañas.
Saren dejo la cesta que llevaba en la encimera, y se encaminó a las escaleras, dispuesto a ver que había arriba. No tardó en recorrer las dos plantas superiores, bajando para informar que en la segunda había una especie de estudio con estanterías vacías y un cuarto con barreños de latón para asearse; y que en la tercera había varios cuartos comunales con unas cuantas camas de aspecto cochambroso. No había subido al piso ocupado por el gran esqueleto, pero informo de que había oído algún que otro aleteo a través del techo de la tercera planta. Había baúles y armarios en as habitaciones, pero no había mirado dentro. Un patio de suelo empedrado, en cuyo centro se alzaba la estatua de un pájaro negro con un gran reloj bastante raro a sus pies, completaba el edificio. En él, había un pozo y al fondo, varios retretes.
-Bueno, yo tengo bastante hambre, así que si adecentáis un poco esa mesa -dijo señalándola, tras informar de sus descubrimientos-, yo me pondré con la cena.
El norteño se acercó a la cocina y busco algo para encender la cocina. Encontró una pila bastante escueta, pero suficiente por el momento, de leños polvorientos, que cogió y colocó en el hueco de piedra bajo los fogones. El norteño sacó un poco de yesca, con la que prendió la madera, paradespués cerrar la pequeña puerta de hierro que protegía el fuego. Mientras la cocina se calentaba, Saren procedió a buscar varios cacharros adecuados para cocinar, y unos cuantos platos y cubiertos que dejo a mano para aquel que pusiera la mesa. Les quitó el polvo, y salió al patio a por un poco de agua.
Saren se quitó los mitones y los guardó en uno de los bolsillos del abrigo, que colgó de un gancho en la pared, para cocinar mas cómodo. Se lavó las manos con un poco del agua que había traído y se arremangó la camisola oscura. Sacó algo de carne cruda y unas verduras de las cestas, y lo limpió todo con el agua del pozo que le quedaba, mientras ponía a calentar un par de cacerolas con un poco de la propia grasilla de la carne, esperando que se derritiera. Cuando tuvo los ingredientes listos, preparó un salteado con las verduras, mientras la carne se tostaba en dados con unas pocas hojas rojizas que había encontrado en la cesta. Apartó las cacerolas del fuego, antes de que la verdura se pasara y la carne se hiciera por el centro, y preparo esta última en una bandeja, para meter el recipiente en la pequeña cavidad al lado del fuego que hacia las veces de horno.
Unos minutos después saco la carne del horno y la puso junto con las verduras en una gran fuente, mientras un sabroso olor se extendía por el edificio. El exterior de la carne estaba algo mas churruscante por el asado. En bastante poco tiempo, Saren, haciendo gala de su talento para la cocina, había preparado un plato delicioso con un aroma casero, que algunos de sus compañeros desconocían, y que venía perfecto para reponer fuerzas. Unas piezas de fruta completaban el menú.
-La cena esta lista-anunció con una sonrisa, siempre le había gustado comer bien.
El paseo terminó frente a un edificio de piedra azulada. En el pasado debía de haber tenido cuatro plantas, pero ahora, el edificio estaba coronado por el esqueleto de algún animal marino. El idrino se quedo mirando la estructura, bastante asombrado. Su mirada se posó en una de las cadenas rotas del puente levadizo, y supuso que si hacían de aquel lugar su refugio, habría que arreglarla de alguna manera. El norteño comprobó la estabilidad del puente, y lo atravesó a paso rápido, llegando hasta las puertas, que para su sorpresa, estaban entreabiertas.
Saren entró en el edificio el primero, y mientras recorría el corredor que daba a la planta baja observando las pintadas de los muros en silencio, sus compañeros entraron detrás de él, cerrando las puertas cuando el último miembro del grupo estuvo dentro. El idrino se encontró en una gran estancia que, debido al aire enrarecido y por la capa de polvo intacta, debía de llevar abandonada varias semanas. Una mesa grande, unas cuantas sillas, y varios sillones bastante raídos, eran el principal mobiliario de aquella planta. A un lado de la estancia había una cocina, con una pequeña encimera, un horno de leña, y varios fogones de hierro, ademas de unos armarios de madera, que supuso llenos de algunos cacharros y bastantes telarañas.
Saren dejo la cesta que llevaba en la encimera, y se encaminó a las escaleras, dispuesto a ver que había arriba. No tardó en recorrer las dos plantas superiores, bajando para informar que en la segunda había una especie de estudio con estanterías vacías y un cuarto con barreños de latón para asearse; y que en la tercera había varios cuartos comunales con unas cuantas camas de aspecto cochambroso. No había subido al piso ocupado por el gran esqueleto, pero informo de que había oído algún que otro aleteo a través del techo de la tercera planta. Había baúles y armarios en as habitaciones, pero no había mirado dentro. Un patio de suelo empedrado, en cuyo centro se alzaba la estatua de un pájaro negro con un gran reloj bastante raro a sus pies, completaba el edificio. En él, había un pozo y al fondo, varios retretes.
-Bueno, yo tengo bastante hambre, así que si adecentáis un poco esa mesa -dijo señalándola, tras informar de sus descubrimientos-, yo me pondré con la cena.
El norteño se acercó a la cocina y busco algo para encender la cocina. Encontró una pila bastante escueta, pero suficiente por el momento, de leños polvorientos, que cogió y colocó en el hueco de piedra bajo los fogones. El norteño sacó un poco de yesca, con la que prendió la madera, paradespués cerrar la pequeña puerta de hierro que protegía el fuego. Mientras la cocina se calentaba, Saren procedió a buscar varios cacharros adecuados para cocinar, y unos cuantos platos y cubiertos que dejo a mano para aquel que pusiera la mesa. Les quitó el polvo, y salió al patio a por un poco de agua.
Saren se quitó los mitones y los guardó en uno de los bolsillos del abrigo, que colgó de un gancho en la pared, para cocinar mas cómodo. Se lavó las manos con un poco del agua que había traído y se arremangó la camisola oscura. Sacó algo de carne cruda y unas verduras de las cestas, y lo limpió todo con el agua del pozo que le quedaba, mientras ponía a calentar un par de cacerolas con un poco de la propia grasilla de la carne, esperando que se derritiera. Cuando tuvo los ingredientes listos, preparó un salteado con las verduras, mientras la carne se tostaba en dados con unas pocas hojas rojizas que había encontrado en la cesta. Apartó las cacerolas del fuego, antes de que la verdura se pasara y la carne se hiciera por el centro, y preparo esta última en una bandeja, para meter el recipiente en la pequeña cavidad al lado del fuego que hacia las veces de horno.
Unos minutos después saco la carne del horno y la puso junto con las verduras en una gran fuente, mientras un sabroso olor se extendía por el edificio. El exterior de la carne estaba algo mas churruscante por el asado. En bastante poco tiempo, Saren, haciendo gala de su talento para la cocina, había preparado un plato delicioso con un aroma casero, que algunos de sus compañeros desconocían, y que venía perfecto para reponer fuerzas. Unas piezas de fruta completaban el menú.
-La cena esta lista-anunció con una sonrisa, siempre le había gustado comer bien.
- Vlad
Ficha de cosechado
Nombre: Yrfylltabgemesh Ftethvajranotz Graktholontir
Especie: Auro
Habilidades: Nociones de Lucha, Artesanía, Puntería.
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
26/02/13, 09:13 pm
RR atravesó las puertas del torreón con su saco a cuestas, refunfuñando imprecaciones y fórmulas peyorativas áuricas, que en rocavarancolés se volvían desconcertantemente largas. Tendría que retrasar la salida, pero con un poco de suerte podría convencerlos para salir tras comer. Pero antes tendría que esperar un poco a que sus compañeros se aclimataran a los dos recién llegados.
Cuando entró en el torreón, lo primero que hizo fue subir a su habitación a dejar el botín del día y vaciar el saco, sabedor de que nunca se puede saber cuando se va a necesitar espacio sobrante a mano.
Cuando descendió al salón, no sin antes comprobar que todas las trampas estaban adecuadamente colocadas, se encontró de frente con la pintoresca escena que estaba interpretando Karime delante el alfeñique con orejas vistosas. Poniendo los ojos en blanco y retirándose la capucha, las gafas y el pañuelo, lanzó un muy teatral suspiro de exasperación.
-¿Podría decirme alguien por qué todos los zumbados religiosos terminan rezando en mi salón?- inquirió al pasar entre sendas mujeres de camino a la cocina, donde tomó una buena ración de queso y pan, junto con una pieza de fruta, para volver a la estancia anterior, mascando despreocupadamente las viandas.- Entre que uno le tiene miedo a la magia y a la luna, el otro que las idolatra, y la nudista que le lame los pies a una muchacha tartamuda por tener orejas picudas… Si es que se os ve de lejos que os han parido.
Tomó asiento en un sillón y continuó comiendo, mientras que comprobaba que Schrang estaba convenientemente cargada.
-Si convenís en dejar de charlar sobre vuestros amigos imaginarios y demás gilipolleces, yo sugeriría que comiéramos fugralmente y que nos preparáramos para volver a salir. Entiendo que tuviéramos que traer a estos dos muchachos hasta aquí, pero necesitamos más pertrechos. O al menos yo lo veo así, y me gustaría que alguien me acompañara. No puedo fortificar este maldito montón de piedra sin más materiales.
Ciertamente RR estaba un tanto insoportable. Sabía que las reservas de estupefacientes le iban escaseando y muy pronto tendría que afrontar el serio contratiempo de atravesar el mono en abstinencia total. Sobre esta base de mosqueo, el hecho de que se entorpeciera la búsqueda de materiales a las buenas tampoco le hacía especial gracia. No es que tuviera nada contra la supervivencia de los nuevos cosechados. Estaban tan jodidos como todos y no tenían la culpa de estar allí, y por muy borde que pudiera ser el foner, en última instancia defendería a aquellos muchachos de la ciudad como había intentado hacer con el resto. El problema, evidentemente, es que no se sentía especialmente cómodo con la incapacidad que estaba demostrando la nueva… ¿Marina, se podía llamar…? Para afrontar el reto que suponía aquel agujero. Sus gritos, su voz entrecortada, su evidente falta de resolución y de criterio propio, su lentitud de reacción y su imprudencia temeraria, que parecían demostrar a cada segundo de que o no era consciente del peligro mortal que los acechaba en cada esquina o bien lo minusvaloraba enormemente. Y es que estaba claro que había sobrevivido tanto tiempo exclusivamente gracias al nublino que la acompañaba. Se comportaba como si todo aquello le pillara por sorpresa, constantemente, como si no hubiera aprendido en las semanas que de seguro había pasado en las ruinas. La idea de tener que sacrificar la vida por alguien que no la apreciaba lo suficiente como para intentar defenderla le mosqueaba enormemente.
O demostraban en un lapso relativamente corto de tiempo que tenían más cerebro del que aparentaban, o definitivamente iban a estar bien jodidos.
Cuando entró en el torreón, lo primero que hizo fue subir a su habitación a dejar el botín del día y vaciar el saco, sabedor de que nunca se puede saber cuando se va a necesitar espacio sobrante a mano.
Cuando descendió al salón, no sin antes comprobar que todas las trampas estaban adecuadamente colocadas, se encontró de frente con la pintoresca escena que estaba interpretando Karime delante el alfeñique con orejas vistosas. Poniendo los ojos en blanco y retirándose la capucha, las gafas y el pañuelo, lanzó un muy teatral suspiro de exasperación.
-¿Podría decirme alguien por qué todos los zumbados religiosos terminan rezando en mi salón?- inquirió al pasar entre sendas mujeres de camino a la cocina, donde tomó una buena ración de queso y pan, junto con una pieza de fruta, para volver a la estancia anterior, mascando despreocupadamente las viandas.- Entre que uno le tiene miedo a la magia y a la luna, el otro que las idolatra, y la nudista que le lame los pies a una muchacha tartamuda por tener orejas picudas… Si es que se os ve de lejos que os han parido.
Tomó asiento en un sillón y continuó comiendo, mientras que comprobaba que Schrang estaba convenientemente cargada.
-Si convenís en dejar de charlar sobre vuestros amigos imaginarios y demás gilipolleces, yo sugeriría que comiéramos fugralmente y que nos preparáramos para volver a salir. Entiendo que tuviéramos que traer a estos dos muchachos hasta aquí, pero necesitamos más pertrechos. O al menos yo lo veo así, y me gustaría que alguien me acompañara. No puedo fortificar este maldito montón de piedra sin más materiales.
Ciertamente RR estaba un tanto insoportable. Sabía que las reservas de estupefacientes le iban escaseando y muy pronto tendría que afrontar el serio contratiempo de atravesar el mono en abstinencia total. Sobre esta base de mosqueo, el hecho de que se entorpeciera la búsqueda de materiales a las buenas tampoco le hacía especial gracia. No es que tuviera nada contra la supervivencia de los nuevos cosechados. Estaban tan jodidos como todos y no tenían la culpa de estar allí, y por muy borde que pudiera ser el foner, en última instancia defendería a aquellos muchachos de la ciudad como había intentado hacer con el resto. El problema, evidentemente, es que no se sentía especialmente cómodo con la incapacidad que estaba demostrando la nueva… ¿Marina, se podía llamar…? Para afrontar el reto que suponía aquel agujero. Sus gritos, su voz entrecortada, su evidente falta de resolución y de criterio propio, su lentitud de reacción y su imprudencia temeraria, que parecían demostrar a cada segundo de que o no era consciente del peligro mortal que los acechaba en cada esquina o bien lo minusvaloraba enormemente. Y es que estaba claro que había sobrevivido tanto tiempo exclusivamente gracias al nublino que la acompañaba. Se comportaba como si todo aquello le pillara por sorpresa, constantemente, como si no hubiera aprendido en las semanas que de seguro había pasado en las ruinas. La idea de tener que sacrificar la vida por alguien que no la apreciaba lo suficiente como para intentar defenderla le mosqueaba enormemente.
O demostraban en un lapso relativamente corto de tiempo que tenían más cerebro del que aparentaban, o definitivamente iban a estar bien jodidos.
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
26/02/13, 11:38 pm
—Para responder a tu pregunta, tengo que contarte cómo es mi mundo —recordé las praderas de Nubla, a mi familia, el pastoreo de linacs, la pacífica vida de mi mundo—. Hace muchísimos años, éramos un mundo sin ningún lazo con ninguno otro, dedicados al estudio de nuestras lunas y a vivir pacíficamente. Entonces llegaron los rocavarancoleses —recordé historias de mis padres sobre rocavarancoleses y cosechados de Nubla, en ocasiones amigos o vecinos de la infancia—. Su magia sorprendió muchísimo a los nublinos de hace siglos, y todavía hoy nos sorprende. Nos rendimos rápidamente a Rocavarancolia, y gustosamente se daban a los chicos cosechables —me pregunté qué pensaría Shizel de aquello, que pensaría de la admiración ciega que sentíamos los naturales de Nubla por aquella ciudad—. Muchos morían, pero, pasada la Luna Roja, algunos volvían a sus casas, visitando a sus familias, convertidos en portentos, milagros, magos, brujos...
Mi voz se perdió entre susurros, mientras mi mirada se perdía en la lejanía.
—¿Qué hace que nos transformemos? No lo sé. Quizás, simplemente tengamos una esencia verdaderamente fuerte, un espíritu distinto a nuestra apariencia, que sólo magia tan moderosa como la de la Luna Roja es capaz de sacar a la luz —y la pregunta que quedaba era la más peliaguda, la única que, secretamente, había estado repitiéndome desde que llegué, la única capaz de convertirme en alguien tan amargado y paranóico como Wintel. «No», me prometí. «Da igual las dudas que me entren, jamás cederé a ellas y a la locura como lo ha hecho ese fay»
—Y da igual cuánto sepamos los nublinos de Rocavarancolia, seguimos sin poder entrar en las mentes del Consejo. ¿Por qué nos dejan solos hasta la Luna? Supongo que como una simple prueba, para ver quién puede sobrevivir sin problemas en Rocavarancolia y desechar a quien es incapaz —compuse una mueca, imaginando la horrible escena de que cualquiera de los presentes se demostrase débil para Rocavarancolia—. Una forma de ver quién es verdaderamente útil para la ciudad. Extrema, pero efectiva.
Esperando que mis respuestas satisfaciesen a Shizel, me giré. Aburrido, no se me ocurría qué hacer, aunque la llegada de una de las chicas con la que me encontré antes solucionó parcialmente el problema.
La presentación de Karime me dejó helado y anclado al suelo. De todas las personas que había dentro del Torreón, si me preguntabas si alguna era un ser divino, jamás habría contestado que Marina era de ellas. No obstante, antes de que nadie pudiese hablar o moverse, llegó otro más del grupo de aquella mañana, interrumpiendo la entretenida escena, y hablando sobre los locos que estábamos Wintel, yo y Karime.
—Perdona, yo no grito a desconocidos por irritación mensual ni adoro a preadolescentes felinas —mascullé, aunque intentando que no se me escuchase. Shizel tenía razón, allí era un invitado: no debería pasarme.
En cuanto RR terminó de hablar, una voz empezó a escucharse en el Torreón, procedente de toda la ciudad. Fruncí el ceño en cuanto escuché el nombre de mi mundo, aunque rápidamente lo sustituí por una sonrisa al escuchar las noticias. Como era previsible, esa vulgar copia impronunciable de Rocavaragálago había fallado, trayendo consigo la caída de los artífices de esa vulgar copa herética de Rocavarancolia. Y como premio, los nublinos iban a recibir la noticia deseada durante más de tres décadas: Rocavarancolia había regresado.
Mi voz se perdió entre susurros, mientras mi mirada se perdía en la lejanía.
—¿Qué hace que nos transformemos? No lo sé. Quizás, simplemente tengamos una esencia verdaderamente fuerte, un espíritu distinto a nuestra apariencia, que sólo magia tan moderosa como la de la Luna Roja es capaz de sacar a la luz —y la pregunta que quedaba era la más peliaguda, la única que, secretamente, había estado repitiéndome desde que llegué, la única capaz de convertirme en alguien tan amargado y paranóico como Wintel. «No», me prometí. «Da igual las dudas que me entren, jamás cederé a ellas y a la locura como lo ha hecho ese fay»
—Y da igual cuánto sepamos los nublinos de Rocavarancolia, seguimos sin poder entrar en las mentes del Consejo. ¿Por qué nos dejan solos hasta la Luna? Supongo que como una simple prueba, para ver quién puede sobrevivir sin problemas en Rocavarancolia y desechar a quien es incapaz —compuse una mueca, imaginando la horrible escena de que cualquiera de los presentes se demostrase débil para Rocavarancolia—. Una forma de ver quién es verdaderamente útil para la ciudad. Extrema, pero efectiva.
Esperando que mis respuestas satisfaciesen a Shizel, me giré. Aburrido, no se me ocurría qué hacer, aunque la llegada de una de las chicas con la que me encontré antes solucionó parcialmente el problema.
La presentación de Karime me dejó helado y anclado al suelo. De todas las personas que había dentro del Torreón, si me preguntabas si alguna era un ser divino, jamás habría contestado que Marina era de ellas. No obstante, antes de que nadie pudiese hablar o moverse, llegó otro más del grupo de aquella mañana, interrumpiendo la entretenida escena, y hablando sobre los locos que estábamos Wintel, yo y Karime.
—Perdona, yo no grito a desconocidos por irritación mensual ni adoro a preadolescentes felinas —mascullé, aunque intentando que no se me escuchase. Shizel tenía razón, allí era un invitado: no debería pasarme.
En cuanto RR terminó de hablar, una voz empezó a escucharse en el Torreón, procedente de toda la ciudad. Fruncí el ceño en cuanto escuché el nombre de mi mundo, aunque rápidamente lo sustituí por una sonrisa al escuchar las noticias. Como era previsible, esa vulgar copia impronunciable de Rocavaragálago había fallado, trayendo consigo la caída de los artífices de esa vulgar copa herética de Rocavarancolia. Y como premio, los nublinos iban a recibir la noticia deseada durante más de tres décadas: Rocavarancolia había regresado.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
27/02/13, 06:38 pm
Shizel habría mirado a K estupefacto de no tener la mente ocupada con otras diez cosas a la vez.
Así que Rocacavarancolia no se limitaba a secuestrar niños en todos los mundos... Aquello explicaba algunos interrogantes pero planteaba una docena de otros nuevos. ¿Por qué en unos mundos y no en otros? ¿Y por qué aún veían los habitantes del mundo de Branniel como un honor ser llevado a aquel secarral de ciudad? Era evidente que si había sido tan majestuosa como el nublino la describía, la gloria se le había ido escurriendo con los siglos... Los demás al menos habían sido engañados de una manera u otra, pero ellos sabían lo que había. ¿Qué excusa tenían?
El poso de veneración que subyacía en la voz de Branniel era una pista fuerte. Shizel se temía que el testimonio fuese tan poco objetivo como el de Wintel sólo que al revés.
-Básicamente aumenta nuestra magia y nos hace más fuertes, ¿es eso?- preguntó para asegurarse con voz neutra, sin dejar traslucir si se lo creía o no. Recordaba términos similares empleados por Miseria, y eso no hacía más que aumentar su suspicacia.
Antes de que pudiera seguir interrogándole, en la distancia una voz familiar empezó a hilvanar una retahíla de nombres y sucesos.
"Otro pregón". Shizel empezaba a sentir el principio de una migraña. Dos nublinos que contaban dos versiones completamente opuestas de una misma historia, un Miseria por ahí afuera al que no podía interrogar, un manojo de datos aleatorios vociferados a todo volumen en forma de pregón y un montón de preguntas aún en la cabeza. Ya sentado de nuevo en el sofá se llevó las manos a las sienes un momento, tratando de asimilar toda la nueva información. No sabía si alegrarse o no por la falta de noticias sobre su mundo, teniendo en cuenta lo poco halagüeñas que habían sido la última vez.
"Estos pregones no son para nosotros", se dio cuenta. "No pueden serlo, no cuando hablan de repartir beneficios." Si algo le habían enseñado horas perdidas de su vida haciendo cuentas en el despacho de su padre, había sido que datos de ese tipo no se repartían alegremente, y desde luego los cosechados no eran los interesados. ¿A quién beneficiaban aquellos impuestos, y dónde se metían?
El pensamiento le recordó sus planes de ir a la biblioteca al día siguiente. El resto de datos los aparcó de momento.
Resopló profundamente desde el sofá, agotado, hasta que escuchó la mención de RR a salir de nuevo.
-Si pasamos por la playa, os sigo- dijo con cierta dosis de exigencia. Ya valía de salidas meramente utilitarias, algo bueno tenía que tener la ciudad por una vez...
Así que Rocacavarancolia no se limitaba a secuestrar niños en todos los mundos... Aquello explicaba algunos interrogantes pero planteaba una docena de otros nuevos. ¿Por qué en unos mundos y no en otros? ¿Y por qué aún veían los habitantes del mundo de Branniel como un honor ser llevado a aquel secarral de ciudad? Era evidente que si había sido tan majestuosa como el nublino la describía, la gloria se le había ido escurriendo con los siglos... Los demás al menos habían sido engañados de una manera u otra, pero ellos sabían lo que había. ¿Qué excusa tenían?
El poso de veneración que subyacía en la voz de Branniel era una pista fuerte. Shizel se temía que el testimonio fuese tan poco objetivo como el de Wintel sólo que al revés.
-Básicamente aumenta nuestra magia y nos hace más fuertes, ¿es eso?- preguntó para asegurarse con voz neutra, sin dejar traslucir si se lo creía o no. Recordaba términos similares empleados por Miseria, y eso no hacía más que aumentar su suspicacia.
Antes de que pudiera seguir interrogándole, en la distancia una voz familiar empezó a hilvanar una retahíla de nombres y sucesos.
"Otro pregón". Shizel empezaba a sentir el principio de una migraña. Dos nublinos que contaban dos versiones completamente opuestas de una misma historia, un Miseria por ahí afuera al que no podía interrogar, un manojo de datos aleatorios vociferados a todo volumen en forma de pregón y un montón de preguntas aún en la cabeza. Ya sentado de nuevo en el sofá se llevó las manos a las sienes un momento, tratando de asimilar toda la nueva información. No sabía si alegrarse o no por la falta de noticias sobre su mundo, teniendo en cuenta lo poco halagüeñas que habían sido la última vez.
"Estos pregones no son para nosotros", se dio cuenta. "No pueden serlo, no cuando hablan de repartir beneficios." Si algo le habían enseñado horas perdidas de su vida haciendo cuentas en el despacho de su padre, había sido que datos de ese tipo no se repartían alegremente, y desde luego los cosechados no eran los interesados. ¿A quién beneficiaban aquellos impuestos, y dónde se metían?
El pensamiento le recordó sus planes de ir a la biblioteca al día siguiente. El resto de datos los aparcó de momento.
Resopló profundamente desde el sofá, agotado, hasta que escuchó la mención de RR a salir de nuevo.
-Si pasamos por la playa, os sigo- dijo con cierta dosis de exigencia. Ya valía de salidas meramente utilitarias, algo bueno tenía que tener la ciudad por una vez...
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
27/02/13, 07:25 pm
Escuchar toda esa conversación, discusiones y conceptos que en esos momentos apenas llegaba a entender aun daban vueltas por la mente de DL. No todos los días ves a uno de tus compañeros lanzarse sobre otro a hablar sobre temas de creencias religiosas, como parecía ser aquello. "Demasiada información para procesar" pensó pasándose las manos por el rostro intentando unir ideas, Branniel había llegado y había empezado a soltar cosas de su mundo y de la propia ciudad donde se encontraban en esos momentos, porque eso de "transformarse" no le resultaba nada halageño, aunque con ello se obtuviera mas magia o fuerza, significaba si era verdad lo que Branniel decía convertirse en otra cosa, fuese lo que fuese y eso seguro conllevaba unos riesgos, como con todo. "Ademas, ¿como va un a "luna", si es tal como me la explicado, ¿transformar a unos críos como nosotros en otra cosa? No somos agua que cambiándonos de recipiente tomamos la forma de ese recipiente..."pensó sin poder encontrar coherencia alguna en la explicación de Branniel, vale había visto a la magia hacer muchas cosas, pero suponía que tendría unos limites y consecuencias si se alcanzaban dichos limites.
Definitivamente no creía del todo las palabras de Branniel, pero de algún modo el hecho de que en ese mundo existiera la magia le daba que pensar de que pudiera ser posible, no al grado de cambiar a otra cosa como si nada pero si tal vez adaptarse, como hacían los animales con el tiempo ante el ecosistema que les rodea. "Esto es todo muy raro...no se, no me convence del todo, pero aun así....mmm la uncia forma que tengo de asegurar esta información que bien podría haber sido dicha por otro loco, es con los libros de la biblioteca. Es el único lugar que tiene información de esta ciudad". Antes de creerse cualquier cosa que le dijeran, preferida documentarse, era lo mejor.Aquello definitivamente había tomado gran parte de su atención, pero cuando consiguió ordenar las ideas, volvió su atención a lo que ocurría, quedándose con evidente expresión de confusión ante el respeto que mostraba K a la nueva casi en signo de traicionándolo.
-Esto es increíble....vienen dos nuevos y se revoluciona todo el torreón...-murmuro para si mismo mas que para el resto, que igual no le harían mucho caso estando cada uno a lo suyo. El personalmente no le veía nada a Marina, como para que se la venerase como si tratara de algún tipo de diosa. "Esto por narices debe ser algo de su mundo...aunque no le veo yo mucho sentido a venerar a alguien por tener orejas de punta" pensó no entendiendo del todo todo eso de la religión, dado que el de por si no creía en nada. Aquello estaba mas tranquilo, después del caos anterior, pero el prefería no meterse en jaleos, solo esperaba que mantuvieran todos la fiesta en paz, dentro de lo posible- Mucha gente...demasiada gente reunida en el jodido salón...esto es agobiante - murmuro empezando a agobiarse un poco ante tanta gente en un mismo espacio, no era demasiado bueno con las multitudes, pues le era algo bastante desconocido dada la practica soledad de donde había vivido, y prefería los grupos pequeños donde pudiera tener frente a su vista a todos.
Tal vez se trataba de una especie de manía por sus años encerrado y observando a través de las cámaras, pero se le hacia costumbre el observar a sus compañeros y siendo ahora tantos allí reunidos en aparente hostilidad le agobiaba, muchas conversaciones, hostilidad, intranquilidad, demasiadas cosas en la cabeza...definitivamente se le empezaba a hacer pequeño el torreón. Por eso, ver la oportunidad de salir de aquel espacio que empezaba estrecharse por momentos a su alrededor, le hizo prácticamente saltar del sofá como si tuviese un resorte en el trasero
-SI por favor, estoy de acuerdo...si a Alder no le importa, me gustaría ver esa playa que dice...seguro es mejor que estar aquí...lo que sea solo salgamos-esperaba como mínimo respirar un poco de aire fresco lejos del torreón, para despejarse. Era irónico que el siendo un foner y acostumbrado a los espacios pequeños y no a los espacios grandes, prefiriera en esos momentos estar en un espacio grande, totalmente irónico a su parecer.
Definitivamente no creía del todo las palabras de Branniel, pero de algún modo el hecho de que en ese mundo existiera la magia le daba que pensar de que pudiera ser posible, no al grado de cambiar a otra cosa como si nada pero si tal vez adaptarse, como hacían los animales con el tiempo ante el ecosistema que les rodea. "Esto es todo muy raro...no se, no me convence del todo, pero aun así....mmm la uncia forma que tengo de asegurar esta información que bien podría haber sido dicha por otro loco, es con los libros de la biblioteca. Es el único lugar que tiene información de esta ciudad". Antes de creerse cualquier cosa que le dijeran, preferida documentarse, era lo mejor.Aquello definitivamente había tomado gran parte de su atención, pero cuando consiguió ordenar las ideas, volvió su atención a lo que ocurría, quedándose con evidente expresión de confusión ante el respeto que mostraba K a la nueva casi en signo de traicionándolo.
-Esto es increíble....vienen dos nuevos y se revoluciona todo el torreón...-murmuro para si mismo mas que para el resto, que igual no le harían mucho caso estando cada uno a lo suyo. El personalmente no le veía nada a Marina, como para que se la venerase como si tratara de algún tipo de diosa. "Esto por narices debe ser algo de su mundo...aunque no le veo yo mucho sentido a venerar a alguien por tener orejas de punta" pensó no entendiendo del todo todo eso de la religión, dado que el de por si no creía en nada. Aquello estaba mas tranquilo, después del caos anterior, pero el prefería no meterse en jaleos, solo esperaba que mantuvieran todos la fiesta en paz, dentro de lo posible- Mucha gente...demasiada gente reunida en el jodido salón...esto es agobiante - murmuro empezando a agobiarse un poco ante tanta gente en un mismo espacio, no era demasiado bueno con las multitudes, pues le era algo bastante desconocido dada la practica soledad de donde había vivido, y prefería los grupos pequeños donde pudiera tener frente a su vista a todos.
Tal vez se trataba de una especie de manía por sus años encerrado y observando a través de las cámaras, pero se le hacia costumbre el observar a sus compañeros y siendo ahora tantos allí reunidos en aparente hostilidad le agobiaba, muchas conversaciones, hostilidad, intranquilidad, demasiadas cosas en la cabeza...definitivamente se le empezaba a hacer pequeño el torreón. Por eso, ver la oportunidad de salir de aquel espacio que empezaba estrecharse por momentos a su alrededor, le hizo prácticamente saltar del sofá como si tuviese un resorte en el trasero
-SI por favor, estoy de acuerdo...si a Alder no le importa, me gustaría ver esa playa que dice...seguro es mejor que estar aquí...lo que sea solo salgamos-esperaba como mínimo respirar un poco de aire fresco lejos del torreón, para despejarse. Era irónico que el siendo un foner y acostumbrado a los espacios pequeños y no a los espacios grandes, prefiriera en esos momentos estar en un espacio grande, totalmente irónico a su parecer.
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
27/02/13, 08:01 pm
—En sí, aumenta nuestras capacidades, ya sean mágicas o físicas.
La respuesta no tardó en venir en cuanto el pregón terminó. Esperaba que no hubiese transmitido una visión demasiado sumisa de Nubla, demasiado sometida a Rocavarancolia. En contra de lo que pensaba Wintel, ni yo ni los míos habíamos olvidado nuestra sociedad tradicional, ni habíamos dejado de honrarla y de vivir de acuerdo a ella. Simplemente también adorábamos a Rocavarancolia, y nos alegrábamos por los que podían ser bendecidos por la Luna.
—Por cierto, ¿tenéis armas por aquí? —miré las armas de Shizel y DL—. Si voy a quedarme aquí tendré que ayudaros. Y da igual lo que me guste Rocavarancolia, sé perfectamente que la ciudad no es el lugar más indicado para ir tranquilamente desarmado.
La respuesta no tardó en venir en cuanto el pregón terminó. Esperaba que no hubiese transmitido una visión demasiado sumisa de Nubla, demasiado sometida a Rocavarancolia. En contra de lo que pensaba Wintel, ni yo ni los míos habíamos olvidado nuestra sociedad tradicional, ni habíamos dejado de honrarla y de vivir de acuerdo a ella. Simplemente también adorábamos a Rocavarancolia, y nos alegrábamos por los que podían ser bendecidos por la Luna.
—Por cierto, ¿tenéis armas por aquí? —miré las armas de Shizel y DL—. Si voy a quedarme aquí tendré que ayudaros. Y da igual lo que me guste Rocavarancolia, sé perfectamente que la ciudad no es el lugar más indicado para ir tranquilamente desarmado.
- Vlad
Ficha de cosechado
Nombre: Yrfylltabgemesh Ftethvajranotz Graktholontir
Especie: Auro
Habilidades: Nociones de Lucha, Artesanía, Puntería.
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
28/02/13, 06:19 pm
RR miró al nuevo muchacho. Parecía desde luego un tipo lógico, aun con todo. La verdad es que toda aquella gente con la que había tratado desde que había llegado a la ciudad, aun siendo vivíparos (cosa que aún le producía cierto repeluzno), eran gentes bastante lógica. No es que se considerara un tipo racista, pero de dónde él venía el único referente de especie vivípara y con creencias religiosas eran los auros, y aun llevándose bien con un porcentaje importante de cuantos conocía, había de reconocer que poseían una cultura digna de recelar y de temer. También había que hacerles una concesión a aquellos tipos: Sus creencias eran bastante menos intimidatorias que las de los auros. Y es que incluso para un foner subcupular, con una educación que le hacía aceptar el hecho de la muerte como algo natural e, incluso, digno de ser objeto de broma, encontraba los cuentos infantiles áuricos repulsivos e inapropiados. En parte, aquel referente era el que hacía a los foner sentir adversión por aquellos rasgos culturales. RR sabía que, de haber tenido infancia, no le habría gustado que le hubieran contado “Shazarnath y el Chupador de Médulas” antes de dormir.
-Lo de que nos potenciará está por ver.- comentó distraídamente mientras limpiaba su escopeta, sin levantar la mirada del arma.- También nos dijeron que este mundo sería un lugar maravilloso, y es un jodido estercolero. Si de veras llega a pasarnos algo, no creo que sea bueno.
Tras cargar de nuevo a su rudimentaria compañera, cerciorado ya de que iba a funcionar correctamente, se puso en pié, dando a entender que estaba preparado para el viaje.
-Bien, chaval, la armería está ahí abajo. Ponte las botas de cachivaches prehistóricos, que nos sobran. Pero eso sí, si quieres algo que haga pupa de verdad…-comentó mientras daba un par de toquecitos a los cañones de Schrang contra su hombro.- Pídemelo y hablaremos del tema con tranquilidad. Ahora, quien se quiera venir a ese “mar”, que venga conmigo. Pero pasaremos por la cicatriz si no os importa, tengo un par de cosas que coger…
Y tras decir esto, se dirigió a la puerta, dispuesto a volver a sumirse en las calles de la ciudad muerta…
Sigue en la Cicatriz de Arax.
-Lo de que nos potenciará está por ver.- comentó distraídamente mientras limpiaba su escopeta, sin levantar la mirada del arma.- También nos dijeron que este mundo sería un lugar maravilloso, y es un jodido estercolero. Si de veras llega a pasarnos algo, no creo que sea bueno.
Tras cargar de nuevo a su rudimentaria compañera, cerciorado ya de que iba a funcionar correctamente, se puso en pié, dando a entender que estaba preparado para el viaje.
-Bien, chaval, la armería está ahí abajo. Ponte las botas de cachivaches prehistóricos, que nos sobran. Pero eso sí, si quieres algo que haga pupa de verdad…-comentó mientras daba un par de toquecitos a los cañones de Schrang contra su hombro.- Pídemelo y hablaremos del tema con tranquilidad. Ahora, quien se quiera venir a ese “mar”, que venga conmigo. Pero pasaremos por la cicatriz si no os importa, tengo un par de cosas que coger…
Y tras decir esto, se dirigió a la puerta, dispuesto a volver a sumirse en las calles de la ciudad muerta…
Sigue en la Cicatriz de Arax.
¿Qué es más divertido que matar a un bebé en una batidora?
- Dama Elfica
Ficha de cosechado
Nombre: Marina Nara
Especie: Varmana Balera
Habilidades: velocidad natatoria,velocidad,imaginación,
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
28/02/13, 06:54 pm
- ¿estará bien ese.....ehh.........el? -
No se que fue mas sorprendente: Que esa chica me llamase Diosa, o que de repente ese chico se pusiese tan agresivo.
- Bueno...encantada de conocerte Karime. Yo soy Marina. - Por un momento fugaz pensé << ¿ejercito? Igual... >>
- mm.....perdona Karime si te molesto pero......¿podrias enseñarme a manejarme con el arco? Soy un desastre. - Luego mire a Branniel. Le sonreí llena de gratitud. Al fin y al cabo fue idea suya venir aqui ¿o no?
<< Todos me miran raro..o soy yo? >>
Me alegre de haber venido
No se que fue mas sorprendente: Que esa chica me llamase Diosa, o que de repente ese chico se pusiese tan agresivo.
- Bueno...encantada de conocerte Karime. Yo soy Marina. - Por un momento fugaz pensé << ¿ejercito? Igual... >>
- mm.....perdona Karime si te molesto pero......¿podrias enseñarme a manejarme con el arco? Soy un desastre. - Luego mire a Branniel. Le sonreí llena de gratitud. Al fin y al cabo fue idea suya venir aqui ¿o no?
<< Todos me miran raro..o soy yo? >>
Me alegre de haber venido
"Siempre recordamos mejor lo que nunca sucedio...."
- Spoiler:
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
28/02/13, 08:11 pm
Shizel se tranquilizó un poco ante la aclaración de Branniel. Fuese o no verdad, la llegada de la Luna Roja sólo traería cambios que ya estaban teniendo lugar de todas formas con el paso del tiempo. Quizá fuese una metáfora rara: al fin y al cabo ninguno de ellos hacía magia antes de venir a Rocavarancolia, y ahora sí.
"Quizá sí sea este lugar..."
Le gustó que los nuevos se hubieran hecho ya a la idea de que no iban a vivir de gorra. Eso hacía las cosas mucho más sencillas y civilizadas.
-Poneos cómodos, o venid si os apetece- se encogió de hombros y llamó a Alder para avisarla de que iban a necesitar su guía después. Tras coger sus armas, más por costumbre que por otra cosa, también salió de Maciel dando vueltas con más tranquilidad a lo que acababa de oír en el pregón.
Sigue en la Cicatriz de Arax.
"Quizá sí sea este lugar..."
Le gustó que los nuevos se hubieran hecho ya a la idea de que no iban a vivir de gorra. Eso hacía las cosas mucho más sencillas y civilizadas.
-Poneos cómodos, o venid si os apetece- se encogió de hombros y llamó a Alder para avisarla de que iban a necesitar su guía después. Tras coger sus armas, más por costumbre que por otra cosa, también salió de Maciel dando vueltas con más tranquilidad a lo que acababa de oír en el pregón.
Sigue en la Cicatriz de Arax.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de luchaPersonajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
28/02/13, 08:56 pm
—Voy con vosotros, esperad un momento.
Fui por donde había dicho RR que estaba la armería. La idea de usar un arma como la suya no me llamaba exactamente la atención: parecía complicado, además de ser sumamente extraño. Así pues, preferí hacerme con algún arma en la armería.
En cuanto entré, observé una espada de mediano tamaño. Sin embargo, era un arma no muy recomendable de usar si no sabía usarla y quería evitar matarme a mí o a alguno de mis compañeros. Así, pues, haciéndome una anotación mental para preguntarle a la estudiante del ejército (¿Karime, se llamaba?) si podía enseñarme a usar la espada, preferí rebuscar un poco, hasta dar con un puñal relativamente largo metido en su funda. Rogando para que no sucediese nada extraño durante la salida que convirtiese a los puñales en armas inservibles, me lo colgué y decidí subir ya.
Me dirigí a la puerta del torreón, camino de Shizel y RR, con una pequeña sonrisa en los labios. Ahoras que éramos tantos, en un torreón, las cosas serían más fáciles, seguro. Incluso con un nublino loco, paranóico y violento que me odiaba viviendo a escasos metros de mí.
Sigue en la Cicatriz de Arax.
Fui por donde había dicho RR que estaba la armería. La idea de usar un arma como la suya no me llamaba exactamente la atención: parecía complicado, además de ser sumamente extraño. Así pues, preferí hacerme con algún arma en la armería.
En cuanto entré, observé una espada de mediano tamaño. Sin embargo, era un arma no muy recomendable de usar si no sabía usarla y quería evitar matarme a mí o a alguno de mis compañeros. Así, pues, haciéndome una anotación mental para preguntarle a la estudiante del ejército (¿Karime, se llamaba?) si podía enseñarme a usar la espada, preferí rebuscar un poco, hasta dar con un puñal relativamente largo metido en su funda. Rogando para que no sucediese nada extraño durante la salida que convirtiese a los puñales en armas inservibles, me lo colgué y decidí subir ya.
Me dirigí a la puerta del torreón, camino de Shizel y RR, con una pequeña sonrisa en los labios. Ahoras que éramos tantos, en un torreón, las cosas serían más fáciles, seguro. Incluso con un nublino loco, paranóico y violento que me odiaba viviendo a escasos metros de mí.
Sigue en la Cicatriz de Arax.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
28/02/13, 10:17 pm
No lo pensó mucho en realidad, solo quería salir un rato de allí y despejar un poco la mente y el exceso de información recibida, tan poco tranquilizadora. Por ello en cuanto vio salir a Shizel, RR y Branniel, no dudo demasiado en seguirlos, no pudiendo evita recordar ciertos habitantes de la cicatriz ala que pensaba ir. "Por el bien de RR, que demonios, por el bien de todos... espero que no se ponga a meter tiros a lo que sea que haya en ese cementerio de huesos de la cicatriz...que no tiene pinta alguno de ser pequeño" pensó DL suspirando, acomodándose las armas para seguir al resto, preguntándose a su vez que pensaba buscar el foner rojo en aquel lugar. "En ese lugar solo hay huesos y las criaturas esas....y armas y escudos, según creo recordar" se dijo no muy seguro, seria mejor fijarse cuando llegasen.
Sigue en la Cicatriz de Arax.
Sigue en la Cicatriz de Arax.
- Carmesí
Ficha de cosechado
Nombre: Lemus
Especie: Humano
Habilidades: Oído músical, carisma y valorPersonajes : Norou, Wintelgy y Lemus
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
06/03/13, 08:54 pm
Después de estar un rato golpeando y gritando al aire como un desquiciado caigo rendido al suelo con una dificultad al respirar y el llanto atragantado. Poco a poco fuí relajándome mientras tanto veía como volaban las estirges en lo alto, en el cielo.
Una voz anunciaba en la lejanía, pregonando al aire noticias extrarocavarancolenses. Entre ellas de Nubla…
La blasfemia de Varanubliagálago había resultado ser un desastre y como consecuencia de ello aquel maldito brujo y su perrita faldera habían sido prendados pero aquel fracaso no había sido lo suficiente estrepitoso como para abrirle los ojos a los nublinos, seguían sumidos en su fanatismo rocavarancoles.
Se me dibujo una sonrisa al pensar en que Varanubliagálago debió explotar borrando del mapa a todos aquellos nobles y a su sequito de un plumazo, enseñando al resto lo que Rocavarancolia podía hacer por ellos, pero simplemente no fue así..
Me hubiera enfadado aun mas si pudiera al enterarme de que el pueblo nublino seguía ciego y adorando a sus propios esclavizadores…
Por lo visto existían mundos más fuertes que Rocavarancolia y que podían hacerle frente, ¿por qué no podía ser Nubla así? ¿Es qué acaso estaba destinado a ser un criadero de esclavos? ¿De sirvientes? Todo aquello más lo que anteriormente había pasado con el traidor de Branniel me estaba poniendo enfermo, necesitaba despejarme y solo conocía un lugar donde podría hacerlo.
Pasé por el salón un poco preocupado de cruzarme con el traidor pero para mi alivio no estaba allí, ni algunos otros de mis compañeros.
Subí las escaleras pesadamente hasta llegar al piso de las estirges y me senté contra la pared como era costumbre, gusano acudió a mi rápido; Pero no había traído comida y después de picotearme un rato para pedírmela y ver que no lo hacia caso se marcho a rebuscar algunas sobras de sus congéneres.
Los graznidos y el olor de las estirges me tranquilizaban pero no era suficiente para apaciguar la furia que hervía dentro de mí, que me hacia apretar los puños inconscientemente…
Una voz anunciaba en la lejanía, pregonando al aire noticias extrarocavarancolenses. Entre ellas de Nubla…
La blasfemia de Varanubliagálago había resultado ser un desastre y como consecuencia de ello aquel maldito brujo y su perrita faldera habían sido prendados pero aquel fracaso no había sido lo suficiente estrepitoso como para abrirle los ojos a los nublinos, seguían sumidos en su fanatismo rocavarancoles.
Se me dibujo una sonrisa al pensar en que Varanubliagálago debió explotar borrando del mapa a todos aquellos nobles y a su sequito de un plumazo, enseñando al resto lo que Rocavarancolia podía hacer por ellos, pero simplemente no fue así..
Me hubiera enfadado aun mas si pudiera al enterarme de que el pueblo nublino seguía ciego y adorando a sus propios esclavizadores…
Por lo visto existían mundos más fuertes que Rocavarancolia y que podían hacerle frente, ¿por qué no podía ser Nubla así? ¿Es qué acaso estaba destinado a ser un criadero de esclavos? ¿De sirvientes? Todo aquello más lo que anteriormente había pasado con el traidor de Branniel me estaba poniendo enfermo, necesitaba despejarme y solo conocía un lugar donde podría hacerlo.
Pasé por el salón un poco preocupado de cruzarme con el traidor pero para mi alivio no estaba allí, ni algunos otros de mis compañeros.
Subí las escaleras pesadamente hasta llegar al piso de las estirges y me senté contra la pared como era costumbre, gusano acudió a mi rápido; Pero no había traído comida y después de picotearme un rato para pedírmela y ver que no lo hacia caso se marcho a rebuscar algunas sobras de sus congéneres.
Los graznidos y el olor de las estirges me tranquilizaban pero no era suficiente para apaciguar la furia que hervía dentro de mí, que me hacia apretar los puños inconscientemente…
-Tsuki Tsuki Tsuki♥♫♪-
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
23/03/13, 10:36 pm
El trayecto de vuelta a través del túnel no fue mucho mejor que el de ida, a pesar de que el idrino lo había recorrido en tiempo récord. Al llegar al otro lado Shizel sentía sudor frío y la garganta seca, y tuvo que aclarársela un par de veces antes sonreír sin ganas a DL y contestar algo entre las líneas de que era sólo el ejercicio que había tenido que hacer dentro del barco. Por una vez la deprimente vista de la ciudad en ruinas fue una bendición por el mero hecho de ser un espacio abierto.
Cuando por fin llegaron a Maciel el torreón estaba silencioso. Los inquilinos que se habían quedado ya habían cenado los restos de la tarde, y Wintel andaba probablemente por ahí haciendo sus cosas. Shizel agradeció aquella última circunstancia: no se sentía con fuerzas para lidiar con la situación si los dos nublinos volvían a la gresca.
Se despidió de los demás y subió las escaleras arrastrando los pies, para luego desplomarse en la cama sin molestarse en desvestirse siquiera. Tenía planes para el día siguiente, y por una vez esos planes no incluían dejarse la magia practicando hasta altas horas de la madrugada. Tenía que dormirse cuanto antes para levantarse lo más temprano posible.
El episodio de los callejones se lo había dejado claro a todos. Había hechizos capaces de arrancar extremidades de cuajo, ensalmos capaces de derretir un cuerpo en cuestión de segundos. Ahora sabía que existían, y Shizel supo con claridad meridiana que había llegado la hora de dejar de jugar a las casitas con los libros de DL y Saren. Cuando había querido librarse de los tentáculos lo único remotamente útil que se le había venido a la mente había sido el hechizo de parálisis, y aquello era muy significativo. Necesitaban hechizos de combate.
No más excursiones con la guardia en alto, no más llevar armas que apenas sabían usar por pura paranoia. Por fin podrían ir con la ofensiva por delante.
Justo antes de dormirse, Shizel creyó entender lo que había sentido RR cuando lo había secuestrado escaleras arriba.
Cuando por fin llegaron a Maciel el torreón estaba silencioso. Los inquilinos que se habían quedado ya habían cenado los restos de la tarde, y Wintel andaba probablemente por ahí haciendo sus cosas. Shizel agradeció aquella última circunstancia: no se sentía con fuerzas para lidiar con la situación si los dos nublinos volvían a la gresca.
Se despidió de los demás y subió las escaleras arrastrando los pies, para luego desplomarse en la cama sin molestarse en desvestirse siquiera. Tenía planes para el día siguiente, y por una vez esos planes no incluían dejarse la magia practicando hasta altas horas de la madrugada. Tenía que dormirse cuanto antes para levantarse lo más temprano posible.
El episodio de los callejones se lo había dejado claro a todos. Había hechizos capaces de arrancar extremidades de cuajo, ensalmos capaces de derretir un cuerpo en cuestión de segundos. Ahora sabía que existían, y Shizel supo con claridad meridiana que había llegado la hora de dejar de jugar a las casitas con los libros de DL y Saren. Cuando había querido librarse de los tentáculos lo único remotamente útil que se le había venido a la mente había sido el hechizo de parálisis, y aquello era muy significativo. Necesitaban hechizos de combate.
No más excursiones con la guardia en alto, no más llevar armas que apenas sabían usar por pura paranoia. Por fin podrían ir con la ofensiva por delante.
Justo antes de dormirse, Shizel creyó entender lo que había sentido RR cuando lo había secuestrado escaleras arriba.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
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- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
24/03/13, 10:01 pm
Nunca pensó que el ver el torreón de piedra rodeándolo le fuese a ser tan tranquilizador, teniendo en cuenta que irónicamente le agobiaba los espacio excesivamente pequeños y que había decidido salir precisamente pero el bullicio que había en el torreón. "Soy bipolar, últimamente ni yo me entiendo" pensó cansado, dejando la bolsa con los cangrejos en la cocina y saliendo al patio cubos de agua, necesitaba un baño para relajarse un poco y allí fue subiendo cubo por cubo tras calentar el agua en la cocina, ya que como bien sabia le era imposible calentar todo el agua de bañera. Tras tenerla llena se desvistió y se hundió en el agua caliente, no estuvo mucho rato, en cuanto sintió el agua enfriarse salio y se seco para colocarse ropa limpia, observando distraído su reflejo en el agua tocándose con los dedos los mechones de cabello mientras se secaba.
-Dentro de nada empezara a notarse el color original -murmuro para si mismo con distracción, no es que le diera ya mucha importancia al hecho de que su pelo se volviera rubio, su color natural, dado que e ese mundo eso no importaba demasiado. Pero le resultaba curioso que aun no se le fuera, dado el tiempo que llevaba allí le parecía extraño no notar las raíces rubias teniendo en cuenta que su pelo estaba un poco mas largo de cuando llego- Mmmm mañana si eso ya me fijo...-se dijo finalmente tras bostezar habían sido dos salidas en un día y tenia sueño. Cuando ya estuvo vestido se dirigió a su cuarto, tumbándose en la cama tras dejar sus armas junto a esta no tardando mucho tiempo en dormirse tras el baño de minutos antes.
-Dentro de nada empezara a notarse el color original -murmuro para si mismo con distracción, no es que le diera ya mucha importancia al hecho de que su pelo se volviera rubio, su color natural, dado que e ese mundo eso no importaba demasiado. Pero le resultaba curioso que aun no se le fuera, dado el tiempo que llevaba allí le parecía extraño no notar las raíces rubias teniendo en cuenta que su pelo estaba un poco mas largo de cuando llego- Mmmm mañana si eso ya me fijo...-se dijo finalmente tras bostezar habían sido dos salidas en un día y tenia sueño. Cuando ya estuvo vestido se dirigió a su cuarto, tumbándose en la cama tras dejar sus armas junto a esta no tardando mucho tiempo en dormirse tras el baño de minutos antes.
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Personajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
25/03/13, 09:09 am
- ¿Qué manía le teneis los diurnos? Yo camino de día constantemente. - dijo muy divertida por la idea.
A partir de la plaza el camino fue facil. En cierto modo, intuyó que habían tenido la tremenda suerte de caminar en la dirección correcta, porque lo que quedaba era casi una línea recta.
Alder estaba cansada pero de muy buen humor, el cual mejoró cuando le abrió aquel chico extraño que siempre abría a la gente y del que no se había aprendido su nombre, porque solo lo veía barrer de vez en cuando. (En lo que a ella respectaba, se llamaba Escobita, pero no lo usaba en voz alta.) Muchos estaban en los dormitorios, y nadie más estaba para descubrir sus camisas llenas de dulces. Alder sacó un pedazo de bizcocho y se lo entregó a Escobita con una sonrisa.
- Toma, y guardame el secreto de que traemos esto, mañana tengo una sorpresa que dar.
El chico cogió el bizcocho como si temiese que fuese explosivo, lo que provocó una mirada extrañada de Alder, y que K se encogiese de hombros como explicación. Pero la respuesta que vino después fue positiva, asi que dejaron a Escobita feliz con su bizcocho y se despidieron al pie de la escalera.
- Tengo experimentos culinarios que hacer. Además, la noche es mi elemento.
Alder se fue primero a echar agua en la cara y manos.
Los primeros minutos los paso ordenando ingredientes y clasificando los que no conocía. No morirse en el proceso le pareció la prueba definitiva de que no estaban envenenados, porque fue probando de aqui y de alla. Tampoco Escobita había muerto, y ocupaba el sofa roncando. Alder no era Saren ni Atol en la cocina, pero era espabilada y sabía moverse por ella, especialmente porque siempre había sido muy comilona. Había aprendido de su hermano mayor, que era capaz de transformar dos piedras con un poco de caldo en algo digno de reyes.
Había bizcocho en trozos relativamente grandes, porque se había preocupado de ello. Se dedico a recortarlos con cuchillo, para darles un aspecto presentable. Optó por formas rectangulares u ovaladas, para no desperdiciarlo.
Derritió algo que olía y sabía parecido al cacao sinhadre, con cuidado y paciencia, y lo extendió por encima de varios bizcochos con un cuchillo. Luego pensó en que probablemente se endurecería con las horas, pero no podía hacer nada al respecto, así que continuó cocinando. Usó para decorar cosas blanditas de colores que sabían a azucar y Alder pensaba que eran frutos de algun arbusto que ella no conocía pero que como cualquier humano le hubiese explicado, eran gominolas.
Otras las cubrió con frutas de las cestas. Siguió usando con creatividad lo que pudo, y todo aquello que descartó bien porque no sabía que hacer con ello, bien porque el sabor no le parecía que pegase, lo dejó presentado con todo su ingenio en platos y cuencos. Había gominolas, galletas, frutas cubiertas de chocolate, y caramelos de diferentes formas y tamaños.
La mesa que quedó para el desayuno diurno, era tan colorida que Alder quisó besarse a si misma. Cosa que era imposible, porque alli no estaba Seon.
Habían pasado bastantes horas desde que había llegado, pero aun quedaban unas pocas para que amaneciese. Tapó con la restante y variopinta vajilla todos los platos, hasta que fuese el momento y de los recortes de bizcocho, y el chocolate pegado en la olla, dio buena cuenta ella mientras hacía todo lo demás. Había un trozo que no había tocado e iba a reservar para su aurva. Utilizó el tiempo restante para cambiarse ropa y darse un rapido baño frío del que salió tiritando, pero que la dejó totalmente despejada. Probablemente pasaría parte de la mañana junto al resto.
Se sentó en una silla de la cocina y cogió un libro. Cuando notó la primera claridad del día, empezó a destapar su obra.
Hizo bien, porque se escucharon pasos por la escalera.
- Tará~!- saludó al recien llegado.
NfR: Sed buenos y cededle el honor a Nare. Que ya podreis desayunar todos felices. Yo me conectaré sobre la una y media de nuevo por si tengo que postear. Notese que de todas formas, el final de mi posto esta abierto.
A partir de la plaza el camino fue facil. En cierto modo, intuyó que habían tenido la tremenda suerte de caminar en la dirección correcta, porque lo que quedaba era casi una línea recta.
Alder estaba cansada pero de muy buen humor, el cual mejoró cuando le abrió aquel chico extraño que siempre abría a la gente y del que no se había aprendido su nombre, porque solo lo veía barrer de vez en cuando. (En lo que a ella respectaba, se llamaba Escobita, pero no lo usaba en voz alta.) Muchos estaban en los dormitorios, y nadie más estaba para descubrir sus camisas llenas de dulces. Alder sacó un pedazo de bizcocho y se lo entregó a Escobita con una sonrisa.
- Toma, y guardame el secreto de que traemos esto, mañana tengo una sorpresa que dar.
El chico cogió el bizcocho como si temiese que fuese explosivo, lo que provocó una mirada extrañada de Alder, y que K se encogiese de hombros como explicación. Pero la respuesta que vino después fue positiva, asi que dejaron a Escobita feliz con su bizcocho y se despidieron al pie de la escalera.
- Tengo experimentos culinarios que hacer. Además, la noche es mi elemento.
Alder se fue primero a echar agua en la cara y manos.
Los primeros minutos los paso ordenando ingredientes y clasificando los que no conocía. No morirse en el proceso le pareció la prueba definitiva de que no estaban envenenados, porque fue probando de aqui y de alla. Tampoco Escobita había muerto, y ocupaba el sofa roncando. Alder no era Saren ni Atol en la cocina, pero era espabilada y sabía moverse por ella, especialmente porque siempre había sido muy comilona. Había aprendido de su hermano mayor, que era capaz de transformar dos piedras con un poco de caldo en algo digno de reyes.
Había bizcocho en trozos relativamente grandes, porque se había preocupado de ello. Se dedico a recortarlos con cuchillo, para darles un aspecto presentable. Optó por formas rectangulares u ovaladas, para no desperdiciarlo.
Derritió algo que olía y sabía parecido al cacao sinhadre, con cuidado y paciencia, y lo extendió por encima de varios bizcochos con un cuchillo. Luego pensó en que probablemente se endurecería con las horas, pero no podía hacer nada al respecto, así que continuó cocinando. Usó para decorar cosas blanditas de colores que sabían a azucar y Alder pensaba que eran frutos de algun arbusto que ella no conocía pero que como cualquier humano le hubiese explicado, eran gominolas.
Otras las cubrió con frutas de las cestas. Siguió usando con creatividad lo que pudo, y todo aquello que descartó bien porque no sabía que hacer con ello, bien porque el sabor no le parecía que pegase, lo dejó presentado con todo su ingenio en platos y cuencos. Había gominolas, galletas, frutas cubiertas de chocolate, y caramelos de diferentes formas y tamaños.
La mesa que quedó para el desayuno diurno, era tan colorida que Alder quisó besarse a si misma. Cosa que era imposible, porque alli no estaba Seon.
Habían pasado bastantes horas desde que había llegado, pero aun quedaban unas pocas para que amaneciese. Tapó con la restante y variopinta vajilla todos los platos, hasta que fuese el momento y de los recortes de bizcocho, y el chocolate pegado en la olla, dio buena cuenta ella mientras hacía todo lo demás. Había un trozo que no había tocado e iba a reservar para su aurva. Utilizó el tiempo restante para cambiarse ropa y darse un rapido baño frío del que salió tiritando, pero que la dejó totalmente despejada. Probablemente pasaría parte de la mañana junto al resto.
Se sentó en una silla de la cocina y cogió un libro. Cuando notó la primera claridad del día, empezó a destapar su obra.
Hizo bien, porque se escucharon pasos por la escalera.
- Tará~!- saludó al recien llegado.
NfR: Sed buenos y cededle el honor a Nare. Que ya podreis desayunar todos felices. Yo me conectaré sobre la una y media de nuevo por si tengo que postear. Notese que de todas formas, el final de mi posto esta abierto.
-
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Personajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
25/03/13, 01:22 pm
El día había sido largo, y mientras preguntaba por alguna cama libre, estuve pensando en todo lo que había cambiado en unas horas. Por la mañana me había levantado en una sucia mazmorra, teniendo miedo y con cuidado de no alertar a ninguna alimaña, con la única compañía de Marina. Y esta noche ya estaba en un Torreón lleno de gente, con personas que podían enseñarme a luchar y a defenderme. Ciertamente, las perspectivas de sobrevivir tanto mías como de Marina habían mejorado bastante en ese día.
- Carmesí
Ficha de cosechado
Nombre: Lemus
Especie: Humano
Habilidades: Oído músical, carisma y valorPersonajes : Norou, Wintelgy y Lemus
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
26/03/13, 02:47 pm
Desperté como si algo me sobresaltara, dando un pequeño brinco. Era la primera noche que pasaba afuera y se notaba el cambio de un colchón mullido al de unas mantas y trapos sobre la tierra. Los primero rayos de sol travesaban las rendijas del improvisado toldo que hacia de techo y una brisa de aire casi imperceptible mecían los móviles de plumas que inundaban toda la madriguera.
Casi no había podido pegar ojo pensando en todo lo que ocurrió el día anterior, ese sucio traidor, el pregón y todas aquellas ideas locas en mi cabeza. Necesitaba hablarlo con alguien pero en el torreón no había nadie con el que tuviera tanta confianza, solo se me ocurría una persona: Pablo.
Sabía que no era bien recibido en aquel lugar pero ¿en qué lugar lo era? Eso no me iba a echar para atrás, además de que ya había ido un par de veces y me conocía el camino. Estaba decidido.
Me quité las mantas de encima, cogí la lanza y mi bolsa llena de plumas y demás abalorios para Salir de la madriguera. Una vez fuera me sacudí el polvo de encima y me fui a la cocina a por algo de comida, con un poco de suerte no habría nadie despierto.
El torreón estaba inundado de un extraño olor dulce, para mi sorpresa la chica invitada del torreón estaba cocinando algo extraño y que era a lo que olía todo el salón.
Cogí un par de frutas, pan y un trozo de queso que guardé en la bolsa y bebí bastante agua. La chica se percató de mi presencia y le di los buenos días, pero nada más.
Parecia que no había nadie despierto, lo más seguro que ni se percatarían de que me había marchado, incluso pasarían días en que se percataran si acababa muerto por ahí afuera en algun lugar de aquella fetida ciudad.
Continua en la cicatriz de Arax
Casi no había podido pegar ojo pensando en todo lo que ocurrió el día anterior, ese sucio traidor, el pregón y todas aquellas ideas locas en mi cabeza. Necesitaba hablarlo con alguien pero en el torreón no había nadie con el que tuviera tanta confianza, solo se me ocurría una persona: Pablo.
Sabía que no era bien recibido en aquel lugar pero ¿en qué lugar lo era? Eso no me iba a echar para atrás, además de que ya había ido un par de veces y me conocía el camino. Estaba decidido.
Me quité las mantas de encima, cogí la lanza y mi bolsa llena de plumas y demás abalorios para Salir de la madriguera. Una vez fuera me sacudí el polvo de encima y me fui a la cocina a por algo de comida, con un poco de suerte no habría nadie despierto.
El torreón estaba inundado de un extraño olor dulce, para mi sorpresa la chica invitada del torreón estaba cocinando algo extraño y que era a lo que olía todo el salón.
Cogí un par de frutas, pan y un trozo de queso que guardé en la bolsa y bebí bastante agua. La chica se percató de mi presencia y le di los buenos días, pero nada más.
Parecia que no había nadie despierto, lo más seguro que ni se percatarían de que me había marchado, incluso pasarían días en que se percataran si acababa muerto por ahí afuera en algun lugar de aquella fetida ciudad.
Continua en la cicatriz de Arax
-Tsuki Tsuki Tsuki♥♫♪-
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
26/03/13, 11:18 pm
Shizel se despertó aquella mañana con unas energías visiblemente mayores que en aquellas últimas semanas. Tardó un poco en darse cuenta de que la noche anterior se había ido a dormir sin haber apurado su magia hasta el final, y probablemente era aquello lo que había marcado la diferencia.
Aprovechando sus energías renovadas se vistió lo más silenciosa y rápidamente que pudo y bajó las escaleras: esperaba coger algo ligero para desayunar por el camino, dejar una nota y marcharse a la Biblioteca sin armar mucho follón. Sin embargo un trajín abajo frustró sus planes, y recordó demasiado tarde que tener a una inquilina nocturna en Maciel no facilitaba aquella clase de escapadas.
El neutro saludo que iba a dedicar a Alder se detuvo en seco en cuanto sus ojos registraron todo lo que había encima de la mesa. Se quedó a medias en las escaleras, resistiendo el impulso de frotarse los ojos y conformándose con abrirlos como platos.
Pasteles, bizcocho, barquillo, dulces decorados con colores... ¿Aquello era cacao?
"No puede ser... ¿De dónde ha sacado todo esto?"
Se le hizo la boca agua. El escenario le recordó inmediatamente a cuando tenía siete años y se dio la casualidad de que en su cumpleaños sus dos padres estaban de viaje de negocios: ese día había obligado a los criados a servirle dulces para el desayuno, almuerzo y cena. Se había puesto malísimo, eso era cierto, pero aquello era secundario.
-No puedes hacerme esto- protestó en tono lastimero mientras bajaba definitivamente las escaleras. La queja perdía bastante fuerza teniendo en cuenta que estaba sonriendo tan ampliamente como un crío el día de Navidad-. No ahora que me estoy acostumbrando a vivir a pan y agua...
En algún oculto lugar de su cabeza apareció la tímida idea de avisar a los demás, pero fue rápidamente desechada. "Haber bajado antes", pensó el idrino con regocijo. Empezaba a hacerse una idea de las ventajas que confería madrugar.
-¿Cuánto tengo que pagarte para que te quedes?- preguntó con entusiasmo, cogiendo un poco de todo lo que encontraba y acumulándolo en una creciente montaña en su plato. No eran filigranas de confitería, no era algo que vería en la mesa de una recepción. Pero no dejaba de ser dulce, un capricho, y un capricho era algo que Shizel inconscientemente había echado muchísimo de menos.
Decidió aplazar la visita a la Biblioteca unos minutos dado que la ocasión lo merecía. Una vez estuvo satisfecho con el botín se sentó a la mesa y empezó a dar buena cuenta de él.
-No sé qué magia rara has usado para traer todo esto aquí- dijo mientras comía a dos carrillos, señalando a Alder acusatoriamente con la cuchara-, pero exijo que me la enseñes.
No era una pregunta directa sobre de dónde demonios había sacado todo aquello, pero se acercaba lo suficiente. Su capacidad de concentración en aquellos momentos no le dejaba elaborar mucho más.
No era muy consciente de que parecía un niño pequeño. De hecho, la única diferencia apreciable en aquellos momentos entre un Shizel de siete años y uno de diecisiete era que el segundo estaba teniendo en cuenta que lamerse los dedos era de mala educación.
Aprovechando sus energías renovadas se vistió lo más silenciosa y rápidamente que pudo y bajó las escaleras: esperaba coger algo ligero para desayunar por el camino, dejar una nota y marcharse a la Biblioteca sin armar mucho follón. Sin embargo un trajín abajo frustró sus planes, y recordó demasiado tarde que tener a una inquilina nocturna en Maciel no facilitaba aquella clase de escapadas.
El neutro saludo que iba a dedicar a Alder se detuvo en seco en cuanto sus ojos registraron todo lo que había encima de la mesa. Se quedó a medias en las escaleras, resistiendo el impulso de frotarse los ojos y conformándose con abrirlos como platos.
Pasteles, bizcocho, barquillo, dulces decorados con colores... ¿Aquello era cacao?
"No puede ser... ¿De dónde ha sacado todo esto?"
Se le hizo la boca agua. El escenario le recordó inmediatamente a cuando tenía siete años y se dio la casualidad de que en su cumpleaños sus dos padres estaban de viaje de negocios: ese día había obligado a los criados a servirle dulces para el desayuno, almuerzo y cena. Se había puesto malísimo, eso era cierto, pero aquello era secundario.
-No puedes hacerme esto- protestó en tono lastimero mientras bajaba definitivamente las escaleras. La queja perdía bastante fuerza teniendo en cuenta que estaba sonriendo tan ampliamente como un crío el día de Navidad-. No ahora que me estoy acostumbrando a vivir a pan y agua...
En algún oculto lugar de su cabeza apareció la tímida idea de avisar a los demás, pero fue rápidamente desechada. "Haber bajado antes", pensó el idrino con regocijo. Empezaba a hacerse una idea de las ventajas que confería madrugar.
-¿Cuánto tengo que pagarte para que te quedes?- preguntó con entusiasmo, cogiendo un poco de todo lo que encontraba y acumulándolo en una creciente montaña en su plato. No eran filigranas de confitería, no era algo que vería en la mesa de una recepción. Pero no dejaba de ser dulce, un capricho, y un capricho era algo que Shizel inconscientemente había echado muchísimo de menos.
Decidió aplazar la visita a la Biblioteca unos minutos dado que la ocasión lo merecía. Una vez estuvo satisfecho con el botín se sentó a la mesa y empezó a dar buena cuenta de él.
-No sé qué magia rara has usado para traer todo esto aquí- dijo mientras comía a dos carrillos, señalando a Alder acusatoriamente con la cuchara-, pero exijo que me la enseñes.
No era una pregunta directa sobre de dónde demonios había sacado todo aquello, pero se acercaba lo suficiente. Su capacidad de concentración en aquellos momentos no le dejaba elaborar mucho más.
No era muy consciente de que parecía un niño pequeño. De hecho, la única diferencia apreciable en aquellos momentos entre un Shizel de siete años y uno de diecisiete era que el segundo estaba teniendo en cuenta que lamerse los dedos era de mala educación.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
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