Torreón Maciel (Archivo IV)
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Alicia
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Administración
Xana
Muffie
Viktor Olbricht
Carmesí
Álvar
Vlad
Evanna
Naeryan
Red
23 participantes
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Torreón Maciel (Archivo IV)
10/09/12, 07:00 pm
Recuerdo del primer mensaje :
El paseo terminó frente a un edificio de piedra azulada. En el pasado debía de haber tenido cuatro plantas, pero ahora, el edificio estaba coronado por el esqueleto de algún animal marino. El idrino se quedo mirando la estructura, bastante asombrado. Su mirada se posó en una de las cadenas rotas del puente levadizo, y supuso que si hacían de aquel lugar su refugio, habría que arreglarla de alguna manera. El norteño comprobó la estabilidad del puente, y lo atravesó a paso rápido, llegando hasta las puertas, que para su sorpresa, estaban entreabiertas.
Saren entró en el edificio el primero, y mientras recorría el corredor que daba a la planta baja observando las pintadas de los muros en silencio, sus compañeros entraron detrás de él, cerrando las puertas cuando el último miembro del grupo estuvo dentro. El idrino se encontró en una gran estancia que, debido al aire enrarecido y por la capa de polvo intacta, debía de llevar abandonada varias semanas. Una mesa grande, unas cuantas sillas, y varios sillones bastante raídos, eran el principal mobiliario de aquella planta. A un lado de la estancia había una cocina, con una pequeña encimera, un horno de leña, y varios fogones de hierro, ademas de unos armarios de madera, que supuso llenos de algunos cacharros y bastantes telarañas.
Saren dejo la cesta que llevaba en la encimera, y se encaminó a las escaleras, dispuesto a ver que había arriba. No tardó en recorrer las dos plantas superiores, bajando para informar que en la segunda había una especie de estudio con estanterías vacías y un cuarto con barreños de latón para asearse; y que en la tercera había varios cuartos comunales con unas cuantas camas de aspecto cochambroso. No había subido al piso ocupado por el gran esqueleto, pero informo de que había oído algún que otro aleteo a través del techo de la tercera planta. Había baúles y armarios en as habitaciones, pero no había mirado dentro. Un patio de suelo empedrado, en cuyo centro se alzaba la estatua de un pájaro negro con un gran reloj bastante raro a sus pies, completaba el edificio. En él, había un pozo y al fondo, varios retretes.
-Bueno, yo tengo bastante hambre, así que si adecentáis un poco esa mesa -dijo señalándola, tras informar de sus descubrimientos-, yo me pondré con la cena.
El norteño se acercó a la cocina y busco algo para encender la cocina. Encontró una pila bastante escueta, pero suficiente por el momento, de leños polvorientos, que cogió y colocó en el hueco de piedra bajo los fogones. El norteño sacó un poco de yesca, con la que prendió la madera, paradespués cerrar la pequeña puerta de hierro que protegía el fuego. Mientras la cocina se calentaba, Saren procedió a buscar varios cacharros adecuados para cocinar, y unos cuantos platos y cubiertos que dejo a mano para aquel que pusiera la mesa. Les quitó el polvo, y salió al patio a por un poco de agua.
Saren se quitó los mitones y los guardó en uno de los bolsillos del abrigo, que colgó de un gancho en la pared, para cocinar mas cómodo. Se lavó las manos con un poco del agua que había traído y se arremangó la camisola oscura. Sacó algo de carne cruda y unas verduras de las cestas, y lo limpió todo con el agua del pozo que le quedaba, mientras ponía a calentar un par de cacerolas con un poco de la propia grasilla de la carne, esperando que se derritiera. Cuando tuvo los ingredientes listos, preparó un salteado con las verduras, mientras la carne se tostaba en dados con unas pocas hojas rojizas que había encontrado en la cesta. Apartó las cacerolas del fuego, antes de que la verdura se pasara y la carne se hiciera por el centro, y preparo esta última en una bandeja, para meter el recipiente en la pequeña cavidad al lado del fuego que hacia las veces de horno.
Unos minutos después saco la carne del horno y la puso junto con las verduras en una gran fuente, mientras un sabroso olor se extendía por el edificio. El exterior de la carne estaba algo mas churruscante por el asado. En bastante poco tiempo, Saren, haciendo gala de su talento para la cocina, había preparado un plato delicioso con un aroma casero, que algunos de sus compañeros desconocían, y que venía perfecto para reponer fuerzas. Unas piezas de fruta completaban el menú.
-La cena esta lista-anunció con una sonrisa, siempre le había gustado comer bien.
El paseo terminó frente a un edificio de piedra azulada. En el pasado debía de haber tenido cuatro plantas, pero ahora, el edificio estaba coronado por el esqueleto de algún animal marino. El idrino se quedo mirando la estructura, bastante asombrado. Su mirada se posó en una de las cadenas rotas del puente levadizo, y supuso que si hacían de aquel lugar su refugio, habría que arreglarla de alguna manera. El norteño comprobó la estabilidad del puente, y lo atravesó a paso rápido, llegando hasta las puertas, que para su sorpresa, estaban entreabiertas.
Saren entró en el edificio el primero, y mientras recorría el corredor que daba a la planta baja observando las pintadas de los muros en silencio, sus compañeros entraron detrás de él, cerrando las puertas cuando el último miembro del grupo estuvo dentro. El idrino se encontró en una gran estancia que, debido al aire enrarecido y por la capa de polvo intacta, debía de llevar abandonada varias semanas. Una mesa grande, unas cuantas sillas, y varios sillones bastante raídos, eran el principal mobiliario de aquella planta. A un lado de la estancia había una cocina, con una pequeña encimera, un horno de leña, y varios fogones de hierro, ademas de unos armarios de madera, que supuso llenos de algunos cacharros y bastantes telarañas.
Saren dejo la cesta que llevaba en la encimera, y se encaminó a las escaleras, dispuesto a ver que había arriba. No tardó en recorrer las dos plantas superiores, bajando para informar que en la segunda había una especie de estudio con estanterías vacías y un cuarto con barreños de latón para asearse; y que en la tercera había varios cuartos comunales con unas cuantas camas de aspecto cochambroso. No había subido al piso ocupado por el gran esqueleto, pero informo de que había oído algún que otro aleteo a través del techo de la tercera planta. Había baúles y armarios en as habitaciones, pero no había mirado dentro. Un patio de suelo empedrado, en cuyo centro se alzaba la estatua de un pájaro negro con un gran reloj bastante raro a sus pies, completaba el edificio. En él, había un pozo y al fondo, varios retretes.
-Bueno, yo tengo bastante hambre, así que si adecentáis un poco esa mesa -dijo señalándola, tras informar de sus descubrimientos-, yo me pondré con la cena.
El norteño se acercó a la cocina y busco algo para encender la cocina. Encontró una pila bastante escueta, pero suficiente por el momento, de leños polvorientos, que cogió y colocó en el hueco de piedra bajo los fogones. El norteño sacó un poco de yesca, con la que prendió la madera, paradespués cerrar la pequeña puerta de hierro que protegía el fuego. Mientras la cocina se calentaba, Saren procedió a buscar varios cacharros adecuados para cocinar, y unos cuantos platos y cubiertos que dejo a mano para aquel que pusiera la mesa. Les quitó el polvo, y salió al patio a por un poco de agua.
Saren se quitó los mitones y los guardó en uno de los bolsillos del abrigo, que colgó de un gancho en la pared, para cocinar mas cómodo. Se lavó las manos con un poco del agua que había traído y se arremangó la camisola oscura. Sacó algo de carne cruda y unas verduras de las cestas, y lo limpió todo con el agua del pozo que le quedaba, mientras ponía a calentar un par de cacerolas con un poco de la propia grasilla de la carne, esperando que se derritiera. Cuando tuvo los ingredientes listos, preparó un salteado con las verduras, mientras la carne se tostaba en dados con unas pocas hojas rojizas que había encontrado en la cesta. Apartó las cacerolas del fuego, antes de que la verdura se pasara y la carne se hiciera por el centro, y preparo esta última en una bandeja, para meter el recipiente en la pequeña cavidad al lado del fuego que hacia las veces de horno.
Unos minutos después saco la carne del horno y la puso junto con las verduras en una gran fuente, mientras un sabroso olor se extendía por el edificio. El exterior de la carne estaba algo mas churruscante por el asado. En bastante poco tiempo, Saren, haciendo gala de su talento para la cocina, había preparado un plato delicioso con un aroma casero, que algunos de sus compañeros desconocían, y que venía perfecto para reponer fuerzas. Unas piezas de fruta completaban el menú.
-La cena esta lista-anunció con una sonrisa, siempre le había gustado comer bien.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
20/09/12, 05:05 am
Saren emergió del agua cuando notó la presencia de alguien en la habitación. El norteño se topo de frente con un chica a la que no había visto nunca, y que, sobresaltada, se puso a replicarle algo sobre avisar de su presencia y quitarse la ropa. La chica se presentó como Karime y salió muy altanera por la puerta, no sin antes repasarle de arriba abajo con la mirada. Saren se había quedado a cuadros, no entendía nada, pero el apodo de Burbujita despertó sus ganas de replicar.
-La que debería llamar a la puerta antes de entrar, Alfiletero -dijo replicándole con el apodo más original que se le ocurrió en el momento, haciendo referencia a todos los pendientes que agujereaban su cuerpo-, eres tú.
La chica dejaba la estancia mientras el idrino salía de la bañera, aun algo pasmado por la entrada de la tal K. Saren, que se acababa de percatar de que no había cogido ninguna toalla, salto unas cuantas veces, sacudiéndose la mayor parte del agua. Mientras el norteño se vestía, los gritos de RR atravesaron todos los muros del torreón, perforando los oídos de Saren como si de ácido se trataran. El chico estaba asombrado ante semejante muestra de enfado, expuesta de forma tan clara y directa que golpeaba como un muro. Entre los idrinos semejante exposición no era habitual.
Cuando Saren salió al pasillo llegó a oir las últimas palabras de K, que se perdía escaleras abajo, y previendo un nuevo estallido del foner, el chico se acercó, apartando la ballesta con cuidado, y le pasó un brazo por los hombros, palmeándole con la mano libre en el pecho.
-Tranquilízate camarada, o te saldrán arrugas –bromeó el norteño conciliador-. Ha sido muy brusca, estoy de acuerdo, pero creo que podemos arreglarlo.
El piel plateada bajo las escaleras de dos en dos, atendiendo a las palabras que se decían en el piso de abajo, Al llegar notó la tensión de Shiz, y supuso que estaba alcanzando su límite, así que se acercó para ayudarle a subir al tullido. Mientras levantaba al cojo con ayuda del lacustre, Saren se dirigió a las dos chicas.
-No creo que haya problema en que os quedéis, mientras no se te suba a la cabeza, Alfiletero -le dijo a K, devolviéndole el guiño pícaro del baño-. En cualquier caso, mi nombre es Saren, encantado.
Tras decir esto subió junto con Shiz hasta la segunda planta, entrando en el estudio y dejando al tullido sobre la mesa. Los idrinos pidieron ayuda a RR, y entre los tres sacaron una cama libre de una de las habitaciones, llevándola hasta el estudio y adecentándola para acomodar al peliblanco inconsciente. En pocos minutos la estancia estuvo preparada y antes de salir Saren le pidió a DL que vigilara al cojo.
El piel plateada bajo al salón de nuevo, sentándose en uno de los sillones y abriendo el libro que se había traído de la biblioteca, enfrascándose en su lectura. En un principio el chico no entendía nada de lo que Leia, pero poco a poco iba desentramando el significado del libro.
-La que debería llamar a la puerta antes de entrar, Alfiletero -dijo replicándole con el apodo más original que se le ocurrió en el momento, haciendo referencia a todos los pendientes que agujereaban su cuerpo-, eres tú.
La chica dejaba la estancia mientras el idrino salía de la bañera, aun algo pasmado por la entrada de la tal K. Saren, que se acababa de percatar de que no había cogido ninguna toalla, salto unas cuantas veces, sacudiéndose la mayor parte del agua. Mientras el norteño se vestía, los gritos de RR atravesaron todos los muros del torreón, perforando los oídos de Saren como si de ácido se trataran. El chico estaba asombrado ante semejante muestra de enfado, expuesta de forma tan clara y directa que golpeaba como un muro. Entre los idrinos semejante exposición no era habitual.
Cuando Saren salió al pasillo llegó a oir las últimas palabras de K, que se perdía escaleras abajo, y previendo un nuevo estallido del foner, el chico se acercó, apartando la ballesta con cuidado, y le pasó un brazo por los hombros, palmeándole con la mano libre en el pecho.
-Tranquilízate camarada, o te saldrán arrugas –bromeó el norteño conciliador-. Ha sido muy brusca, estoy de acuerdo, pero creo que podemos arreglarlo.
El piel plateada bajo las escaleras de dos en dos, atendiendo a las palabras que se decían en el piso de abajo, Al llegar notó la tensión de Shiz, y supuso que estaba alcanzando su límite, así que se acercó para ayudarle a subir al tullido. Mientras levantaba al cojo con ayuda del lacustre, Saren se dirigió a las dos chicas.
-No creo que haya problema en que os quedéis, mientras no se te suba a la cabeza, Alfiletero -le dijo a K, devolviéndole el guiño pícaro del baño-. En cualquier caso, mi nombre es Saren, encantado.
Tras decir esto subió junto con Shiz hasta la segunda planta, entrando en el estudio y dejando al tullido sobre la mesa. Los idrinos pidieron ayuda a RR, y entre los tres sacaron una cama libre de una de las habitaciones, llevándola hasta el estudio y adecentándola para acomodar al peliblanco inconsciente. En pocos minutos la estancia estuvo preparada y antes de salir Saren le pidió a DL que vigilara al cojo.
El piel plateada bajo al salón de nuevo, sentándose en uno de los sillones y abriendo el libro que se había traído de la biblioteca, enfrascándose en su lectura. En un principio el chico no entendía nada de lo que Leia, pero poco a poco iba desentramando el significado del libro.
- Vlad
Ficha de cosechado
Nombre: Yrfylltabgemesh Ftethvajranotz Graktholontir
Especie: Auro
Habilidades: Nociones de Lucha, Artesanía, Puntería.
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
20/09/12, 04:50 pm
RR había estado a punto de meterle el flechazo en la cara a la señorita. De veras que lo habría hecho. De hecho, lo estaba deseando con mucha fuerza. Pero Saren llegó a tiempo, y le detuvo. No le gustaba en absoluto que alguien tocara su arma cuando estaba apuntándole. Y lo consideraba una razón de peso para meterle a ese alguien un tiro en la geta. Quizás el mono fue lo que hizo que no disparara a tiempo y que el idrino se adelantara. Fuera como fuere, se dejó consolar por el muchacho, llevándose la mano a la cara.
-Quiero mis drogas… ¿Sabes? Creí que no echaría a nadie de menos cuando estuviera en esta puta ciudad. De donde yo vengo, ser un capullo integral es algo así como una condición sine qua non para que te dejen vivir allí. Y lo llevaba bien. Juro que lo llevaba bien… Pero, ¿sabes? Había alguien. Una persona que no me intentaba apuñalar por la espalda. Era alguien en quien yo podía confiar, y no confío en casi nadie… de hecho, creo que sólo en ella. Era amable, siempre atenta y dispuesta a ayudarte cuando las cosas iban mal, y parecía que siempre estaba ahí cuando estaban a punto de volarme el culo. Nunca me echó la bronca, nunca me juzgó, nunca me produjo un cabreo… Y aún recuerdo su suave tacto en mis dedos…
Se hurgó en el bolsillo interno de su chaqueta, buscando algo con desgana. Al poco tiempo, extrajo entre dos dedos una vieja foto carcomida de su libreta, y se la enseñó a Saren.
-¿Bonita, verdad?- dijo con tono tristón mientras sostenía ante el muchacho una foto de una escopeta corredera de metal negro recortada.- Es una R.M.G.N de sistema corredera, calibre 20. Ligera, fácil de usar, intuitiva y polivalente, dinámica. La podrías meter en una cloaca durante una hora y después podría seguir disparando. Es recia cómo ella sola.
Se la puso delante y la miró con nostalgia, haciendo un silencio dramático.
-Se llama Grind.- afirmó finalmente.
Después de aquello, descendió a las cocinas en busca de las nuevas y escuchó lo que tenían que decir. Un poco más tranquilo, les contestó.
-Evidentemente no hay problema en que os quedéis si seguís nuestras normas. Y creo que las primera y más importante, así como la más violada, es que hay que preguntar antes de abrir una puerta. Nos vendría bien recordarlo a todos.- añadió, mirando a su alrededor en busca de cierto muchacho al que apuñalar con la mirada. Después, se acercó al saco de comida.- Os quedáis con la habitación libre, supongo.
Sacó unas raciones considerables de queso y pan y se las tendió a las muchachas.
-Luego se cocinará algo más consistente, espero que esto os valga por el momento. Y, por cierto, K, me llamo RR. RR. Ni flechitas ni pollas en vinagre. Y hablando de flechas, te interesará saber que la próxima vez que toques mi arma cuando te apunte a ti o a cualquier otro, te juro por lo que más quieras que te pongo un piercing en el jodido cerebro. Y en mi habitación entráis llamando o no salís, os lo aseguro. Espero estar expresándome con claridad. ¿Sí? Bien, entonces me retiro.
Sin más dilación, el muchacho se encaminó hacia su cuarto, deteniéndose únicamente en la puerta de la cocina para dirigirse a Saren.
-Camarada, si tienes la bondad, dale mi ración de carne al herido a partir de ahora. Al menos hasta que se recupere. Si es mucha molestia, le subiré yo la comida.
Y sin más, tomó la madera de la mesa rota y se retiró a su habitación, donde se puso a ojear su libro antes de empezar a trabajar.
-Quiero mis drogas… ¿Sabes? Creí que no echaría a nadie de menos cuando estuviera en esta puta ciudad. De donde yo vengo, ser un capullo integral es algo así como una condición sine qua non para que te dejen vivir allí. Y lo llevaba bien. Juro que lo llevaba bien… Pero, ¿sabes? Había alguien. Una persona que no me intentaba apuñalar por la espalda. Era alguien en quien yo podía confiar, y no confío en casi nadie… de hecho, creo que sólo en ella. Era amable, siempre atenta y dispuesta a ayudarte cuando las cosas iban mal, y parecía que siempre estaba ahí cuando estaban a punto de volarme el culo. Nunca me echó la bronca, nunca me juzgó, nunca me produjo un cabreo… Y aún recuerdo su suave tacto en mis dedos…
Se hurgó en el bolsillo interno de su chaqueta, buscando algo con desgana. Al poco tiempo, extrajo entre dos dedos una vieja foto carcomida de su libreta, y se la enseñó a Saren.
-¿Bonita, verdad?- dijo con tono tristón mientras sostenía ante el muchacho una foto de una escopeta corredera de metal negro recortada.- Es una R.M.G.N de sistema corredera, calibre 20. Ligera, fácil de usar, intuitiva y polivalente, dinámica. La podrías meter en una cloaca durante una hora y después podría seguir disparando. Es recia cómo ella sola.
Se la puso delante y la miró con nostalgia, haciendo un silencio dramático.
-Se llama Grind.- afirmó finalmente.
Después de aquello, descendió a las cocinas en busca de las nuevas y escuchó lo que tenían que decir. Un poco más tranquilo, les contestó.
-Evidentemente no hay problema en que os quedéis si seguís nuestras normas. Y creo que las primera y más importante, así como la más violada, es que hay que preguntar antes de abrir una puerta. Nos vendría bien recordarlo a todos.- añadió, mirando a su alrededor en busca de cierto muchacho al que apuñalar con la mirada. Después, se acercó al saco de comida.- Os quedáis con la habitación libre, supongo.
Sacó unas raciones considerables de queso y pan y se las tendió a las muchachas.
-Luego se cocinará algo más consistente, espero que esto os valga por el momento. Y, por cierto, K, me llamo RR. RR. Ni flechitas ni pollas en vinagre. Y hablando de flechas, te interesará saber que la próxima vez que toques mi arma cuando te apunte a ti o a cualquier otro, te juro por lo que más quieras que te pongo un piercing en el jodido cerebro. Y en mi habitación entráis llamando o no salís, os lo aseguro. Espero estar expresándome con claridad. ¿Sí? Bien, entonces me retiro.
Sin más dilación, el muchacho se encaminó hacia su cuarto, deteniéndose únicamente en la puerta de la cocina para dirigirse a Saren.
-Camarada, si tienes la bondad, dale mi ración de carne al herido a partir de ahora. Al menos hasta que se recupere. Si es mucha molestia, le subiré yo la comida.
Y sin más, tomó la madera de la mesa rota y se retiró a su habitación, donde se puso a ojear su libro antes de empezar a trabajar.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
20/09/12, 07:35 pm
Cuando bajaron tras llevar a YR al piso superior Shizel suspiró aliviado. Los ánimos parecían haber vuelto a su cauce fuera como fuese, y algunos ya habían subido a sus habitaciones o desaparecido escaleras abajo. Los que quedaban estaban ya más calmados, e incluso había buen ambiente por parte de Saren y "Alfiletero"; Shizel sonrió cuando oyó dicha mención.
Adoptó una postura relajada en el sofá y sacó un par de canicas de su bolsillo, haciéndolas girar y desaparecer entre sus dedos con la destreza que le daba la práctica. En los estrictos términos idrinos en los que se había criado habrían mirado mal incluso el sarcasmo controlado que se había permitido utilizar, pero ventilarse de aquella manera le había sentado sorprendentemente bien. Se preguntó si haber hecho lo mismo a gritos le habría sentado aún mejor.
"No más", se recordó. Sentía una extraña mezcla de culpabilidad y satisfacción.
Contempló a las recién llegadas con más calma ahora. La más pequeña parecía asustada y decidió tranquilizarla ahora que el tema del alojamiento se había solucionado.
-Ya habéis oído al colorado- dijo perezosamente-. Si filtráis el sarcasmo y los insultos, os habréis dado cuenta de que no hay problema con que os quedéis si colaboráis- alzó la vista de las canicas y sonrió. La visión de la segunda chica, Karime, era algo digno de verse a ojos de un idrino. Sus ademanes y posturas eran muy expresivos: era como un libro abierto y no parecía importarle, ya que decía exactamente lo que pensaba. Shizel se echó a reír cuando les hizo una exagerada reverencia.
-Shizel, encantado. Vas a tener que acostumbrarte: me temo que aquí somos todo chicos, pero nos portaremos bien- bromeó con picardía.
Su ánimo volvió a ensombrecerse cuando alguien comentó el tema de las habitaciones. No tuvo ni que echar cuentas para hacerse cargo de que se le había acabado la tranquilidad de un dormitorio individual, y que muy probablemente se vería obligado a dormir en comunidad. Su yo de siete años interior empezó a patalear enrabietado.
-Por mí no os preocupéis esta noche, yo voy a relevar a DL- se apresuró a decir. Echó una última mirada melancólica a los fogones de la cocina, trágicamente no utilizados ese día, y se conformó con subir parte del contenido de la cesta al piso de arriba tras despedirse de los presentes.
Adoptó una postura relajada en el sofá y sacó un par de canicas de su bolsillo, haciéndolas girar y desaparecer entre sus dedos con la destreza que le daba la práctica. En los estrictos términos idrinos en los que se había criado habrían mirado mal incluso el sarcasmo controlado que se había permitido utilizar, pero ventilarse de aquella manera le había sentado sorprendentemente bien. Se preguntó si haber hecho lo mismo a gritos le habría sentado aún mejor.
"No más", se recordó. Sentía una extraña mezcla de culpabilidad y satisfacción.
Contempló a las recién llegadas con más calma ahora. La más pequeña parecía asustada y decidió tranquilizarla ahora que el tema del alojamiento se había solucionado.
-Ya habéis oído al colorado- dijo perezosamente-. Si filtráis el sarcasmo y los insultos, os habréis dado cuenta de que no hay problema con que os quedéis si colaboráis- alzó la vista de las canicas y sonrió. La visión de la segunda chica, Karime, era algo digno de verse a ojos de un idrino. Sus ademanes y posturas eran muy expresivos: era como un libro abierto y no parecía importarle, ya que decía exactamente lo que pensaba. Shizel se echó a reír cuando les hizo una exagerada reverencia.
-Shizel, encantado. Vas a tener que acostumbrarte: me temo que aquí somos todo chicos, pero nos portaremos bien- bromeó con picardía.
Su ánimo volvió a ensombrecerse cuando alguien comentó el tema de las habitaciones. No tuvo ni que echar cuentas para hacerse cargo de que se le había acabado la tranquilidad de un dormitorio individual, y que muy probablemente se vería obligado a dormir en comunidad. Su yo de siete años interior empezó a patalear enrabietado.
-Por mí no os preocupéis esta noche, yo voy a relevar a DL- se apresuró a decir. Echó una última mirada melancólica a los fogones de la cocina, trágicamente no utilizados ese día, y se conformó con subir parte del contenido de la cesta al piso de arriba tras despedirse de los presentes.
- Xana
Ficha de cosechado
Nombre: Ariv
Especie: Sinhadre
Habilidades: Memoria, reflejos, orientación.
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
20/09/12, 09:08 pm
Ariv esperó la respuesta de los muchachos con impaciencia. Mientras lo hacía, Karime regresó junto a ella y les pidió a los demás que la acogieran, aunque a ella la echaran del torreón por su comportamiento. Ariv la miró, muy seria, y frunció el ceño.
- O las dos, o ninguna – le dijo en voz baja. No estaba dispuesta a quedarse allí sin su amiga. Se sentiría mal pensando que ella estaba cómoda en un lugar que, por lo poco que había visto, parecía acogedor mientras Karime se las arreglaba en la ciudad, sola. De eso, ni hablar.
Finalmente, el chico que se había puesto a discutir con Karime les trajo un poco de comida y explicó que podían quedarse mientras respetaran las normas del torreón. Parecía más tranquilo, y Ariv se alegró por ello. Ya no se sentía tan abrumada por las circunstancias. Una vez ambas se presentaron y expusieron los motivos por los que estaban allí, todos empezaron a mostrarse más amables con ellas. La niña sonrió, feliz.
- ¡Muchas gracias! – exclamó. Enseguida empezó a comer los pedazos de pan y queso que RR les había entregado. Realmente estaba hambrienta. Mientras comía, observó a los muchachos, intentando memorizar sus nombres. DL, RR, Saren, Shizel, Aleksei, Wintel… Y luego estaban el chico herido y otro muchacho. Bueno, no estaba mal. Se los repitió varias veces en voz baja y, cuando creyó que se le habían quedado todos, se detuvo y miró a Karime. Le dedicó una gran sonrisa.
- ¿Has oído, K? – musitó. - ¡Podemos quedarnos!
Lo único que debían hacer era obedecer las normas impuestas. Aunque a veces le costaba atenerse a las reglas, Ariv estaba dispuesta a hacerlo con tal de que no tuvieran que salir de allí y buscar un nuevo refugio.
A partir de ahora, las cosas les irían mucho mejor a ambas, seguro.
- O las dos, o ninguna – le dijo en voz baja. No estaba dispuesta a quedarse allí sin su amiga. Se sentiría mal pensando que ella estaba cómoda en un lugar que, por lo poco que había visto, parecía acogedor mientras Karime se las arreglaba en la ciudad, sola. De eso, ni hablar.
Finalmente, el chico que se había puesto a discutir con Karime les trajo un poco de comida y explicó que podían quedarse mientras respetaran las normas del torreón. Parecía más tranquilo, y Ariv se alegró por ello. Ya no se sentía tan abrumada por las circunstancias. Una vez ambas se presentaron y expusieron los motivos por los que estaban allí, todos empezaron a mostrarse más amables con ellas. La niña sonrió, feliz.
- ¡Muchas gracias! – exclamó. Enseguida empezó a comer los pedazos de pan y queso que RR les había entregado. Realmente estaba hambrienta. Mientras comía, observó a los muchachos, intentando memorizar sus nombres. DL, RR, Saren, Shizel, Aleksei, Wintel… Y luego estaban el chico herido y otro muchacho. Bueno, no estaba mal. Se los repitió varias veces en voz baja y, cuando creyó que se le habían quedado todos, se detuvo y miró a Karime. Le dedicó una gran sonrisa.
- ¿Has oído, K? – musitó. - ¡Podemos quedarnos!
Lo único que debían hacer era obedecer las normas impuestas. Aunque a veces le costaba atenerse a las reglas, Ariv estaba dispuesta a hacerlo con tal de que no tuvieran que salir de allí y buscar un nuevo refugio.
A partir de ahora, las cosas les irían mucho mejor a ambas, seguro.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
21/09/12, 03:28 am
Al oir las reacciones de los chicos del torreón, K sonrió con picardía. El sarcasmo de los dos chicos de piel plateada y la irritación en las palabras del pelirrojo divertían en sobremanera a Karime, la cual se había cruzado pocas veces en su vida con chicos que le contestaran o le replicaran de esa manera. “Me va a gustar convivir con estos chicos.” Pensó divertida por la perspectiva.
- Me gustan estos chicos. ¡Nos los quedamos!- exclamó divertida.
Sonrió ante la emoción de Ariv y se alegró de las hubieran dejado quedarse. No hubiera tenido ningún problema de que la echaran, se veía completamente capaz de sobrevivir por su cuenta en aquella ciudad, pero le había cogido mucho cariño a la pequeña morena y nunca se hubiera perdonado que la echaran por su culpa.
- Ariv.- la llamó en un tono más bajo y mucho más serio del que había utilizado anteriormente.- No habría permitido que te echaran por mi culpa.
Mientras miraba seriamente a Ariv, verificando sus palabras, recordó el estado de su maquillaje y soltó una carcajada divertida.
- No me acordaba del maquillaje. Espero que no te haya asustado ni nada.- rió alegremente.
Karime salió al patio donde cogió un cubo de agua del pozo y entró con él de nuevo al torreón. Con una sonrisa de oreja a oreja, cogió un trozo de queso que se metió en la boca sin miramientos. Miró a Ariv, que parecía ya satisfecha con lo que había comido.
- Vamos Ariv, busquemos nuestra habitación.- le dijo a la morena, mientras se quitaba la chaqueta y la camiseta y cogía el cubo de agua.- ¡Buenas noches, compañeros! Prometemos ser buenas.
Ya en la habitación que les habían asignado para las dos, se terminó de desvestir, como hacía todas las noches, y procedió a limpiarse el maquillaje con el agua del cubo. Cuando se vió reflejada en el agua, vió su imagen real, sin una gota de maquillaje. No le gustó. Se veía menos líbense, como si solamente fuera una niña morena muy competitiva y que amaba chinchar a los chicos y no una orgullosa soldado amante de las aventuras con un estupendo linaje. La frustración le hizo dar un manotazo al cubo de agua, que se tambaleó salpicando los alrededores. Bufando molesta, apartó el cubo de su lado y se tiró en uno de los colchones, tapándose un poco con una manta por el frio.
- Buenas noches, Ariv. Espero que estés contenta con el lugar en el que hemos acabado.- le deseó, con una de sus sonrisas más sinceras, y se dejó caer en los brazos de Morfeo.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Personajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
21/09/12, 04:57 pm
Saren aun daba vueltas a las palabras de RR sobre su escopeta “Grind”. Por lo que había deducido, era un tipo de arma de fuego, aunque al idrino le resultaba bastante extraño el diseño. En Idris había armas de fuego, pero su aspecto y funcionamiento distaban bastante del arma del pelirrojo. Si no había entendido mal, la mayor diferencia radicaba en la velocidad de recarga. La escopeta del pelirrojo, con el sistema corredera, acortaba el cambio de proyectil a apenas un segundo, a diferencia de las armas idrinas, que tardaban bastante mas en recargarse. Que además resistiera el contacto prolongado con el agua resultaba increíble.
Saren asintió hacia RR cuando este subió por las escaleras. El norteño se levantó un momento y preparo algo de carne seca, un poco de fruta y un trozo de pan, guardandolo todo en un trapo que le cedió a Shiz antes de que subiera con el tullido, por si se despertaba. Luego se sentó en el sillón de nuevo, apoyando los pies en una mesa baja, y continuando con la lectura. Sus compañeros fueron retirándose poco a poco, mientras el norteño les despedía con saludos vagos. Poco a poco iba desentrañando lo básico del libro, pero había algo que se le escapaba, y no sabía el que. Había intentado un par de veces realizar los símbolos que venían dibujados en las paginas con las manos, pero no había pasado nada, y tenia la sensación de que había algo que pasaba por alto. El libro hacia varias referencias a una o varias “fuentes de energía” adicional, pero el piel plateada no se aclaraba en ese punto.
Saren, cada vez más somnoliento, fue cayendo en la inconsciencia, dejándose arrastrar por el sueño, arrebujándose en el sillón y apagando la vela justo antes de dormirse.
Saren asintió hacia RR cuando este subió por las escaleras. El norteño se levantó un momento y preparo algo de carne seca, un poco de fruta y un trozo de pan, guardandolo todo en un trapo que le cedió a Shiz antes de que subiera con el tullido, por si se despertaba. Luego se sentó en el sillón de nuevo, apoyando los pies en una mesa baja, y continuando con la lectura. Sus compañeros fueron retirándose poco a poco, mientras el norteño les despedía con saludos vagos. Poco a poco iba desentrañando lo básico del libro, pero había algo que se le escapaba, y no sabía el que. Había intentado un par de veces realizar los símbolos que venían dibujados en las paginas con las manos, pero no había pasado nada, y tenia la sensación de que había algo que pasaba por alto. El libro hacia varias referencias a una o varias “fuentes de energía” adicional, pero el piel plateada no se aclaraba en ese punto.
Saren, cada vez más somnoliento, fue cayendo en la inconsciencia, dejándose arrastrar por el sueño, arrebujándose en el sillón y apagando la vela justo antes de dormirse.
- Carmesí
Ficha de cosechado
Nombre: Lemus
Especie: Humano
Habilidades: Oído músical, carisma y valorPersonajes : Norou, Wintelgy y Lemus
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
22/09/12, 01:59 pm
Wintelgy
La mirada que me echo Karime después de que comentara su cara manchada fue temible pero más temible aun fue cuando el pelirrojo bajo echo una furia arremetiendo con el piel rosada Aleksei por haber abierto la puerta a un par de desconocidas.Después de un rato, que me pareció eterno, de tensión todo se arregló; Las chicas nuevas se quedaban con nosotros. No me importaba que se quedaran con nosotros lo que si me hacia sentir un poco inseguro era el hecho de que la comida era un recurso limitado en estos momentos y ahora contábamos con dos nuevas bocas que alimentar y un herido por si fuera poco.
Al ver como subían al chico herido arriba, me entristecí un poco pensando que podría ser Pablo, o que incluso Pablo podría estar incluso mucho peor…
Al cabo del rato poco a poco los demás se fueron yendo a dormir, yo seguí el mismo camino hasta acabar en mi cuarto. Allí en el la habitación me sente en la cama desilusionado no había tenido la oportunidad de preguntar que habían encontrado en la expedición, además ninguno se había percatado de que las habitaciones estaban ahora limpias y adecentadas o si lo habían hecho no le dieron importancia, claro yo no había encontrado un mapa, ni había ido a por comida ni si quiera había ayudado con el herido.
Jugueteé un poco con la lanza sentado en la cama que era bastante pesada, era diferente a las que había visto en Nubla, las de allí estaban hecha con madera y eran mas livianas. Después de estar un tiempo con la lanza me acordé de las plumas de aquellas aves, eran completamente negras y solo cuando la luz reflejaba en ella resplandecían de un verde realmente ponzoñoso. Me resultaban tremendamente hermosas casi hipnóticas. Con aires de tristeza fui colocando una a una cada una de ellas, como pude, adornando mi anorak.
Ojala fuera una de aquellas aves y tuviera una gran familia con la que volar, este fue el último pensamiento que tuvo Wintel antes de caer dormido mirando una de aquellas plumas.
-Tsuki Tsuki Tsuki♥♫♪-
- Xana
Ficha de cosechado
Nombre: Ariv
Especie: Sinhadre
Habilidades: Memoria, reflejos, orientación.
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
22/09/12, 09:35 pm
Ariv aguardó a que Karime regresara del patio. Traía consigo un cubo de agua para lavarse la cara. La estirge había destrozado su maquillaje, así que tendría que quitárselo y retocarlo cuando pudiese… Si es que podía hacerlo de alguna forma. Después de que la chica comiera el queso y el pan, ambas se despidieron de los demás y empezaron a subir las escaleras.
No les costó mucho encontrar el cuarto que les había sido asignado. Cuando entraron, Ariv sonrió, contenta. No podía creerse que de verdad fueran a dormir allí después de haber pasado un par de días en un edificio en ruinas. Por fin un sitio seguro y cómodo… Mientras ella contemplaba la habitación, Karime no perdió el tiempo y empezó a limpiarse la cara. Hubo algo que, al parecer, no le gustó, puesto que dio un manotazo al agua. Ariv la miró, sorprendida.
- ¿Qué pasa? – inquirió a media voz. Se le hacía raro ver a su amiga sin maquillaje, pero no importaba. - ¡Si así estás guapa! – dijo para que se le pasara el enfado, y le dedicó una gran sonrisa.
Karime ya se había desvestido y terminó por tirarse en un colchón. A Ariv aún seguía llamándole la atención aquella costumbre, pero no le dio muchas vueltas en ese momento. Se limitó a dejarse caer en el otro colchón y a taparse con una manta. De pronto, tenía tanto sueño…
Lo último que escuchó fueron las palabras de su compañera deseándole buenas noches. Antes de dormirse, tuvo tiempo de responderle.
- Que duermas bien K – musitó. – Estoy muy contenta… Me encanta este torreón.
A pesar de todo, realmente pensaba que no podrían haber encontrado un lugar mejor.
No les costó mucho encontrar el cuarto que les había sido asignado. Cuando entraron, Ariv sonrió, contenta. No podía creerse que de verdad fueran a dormir allí después de haber pasado un par de días en un edificio en ruinas. Por fin un sitio seguro y cómodo… Mientras ella contemplaba la habitación, Karime no perdió el tiempo y empezó a limpiarse la cara. Hubo algo que, al parecer, no le gustó, puesto que dio un manotazo al agua. Ariv la miró, sorprendida.
- ¿Qué pasa? – inquirió a media voz. Se le hacía raro ver a su amiga sin maquillaje, pero no importaba. - ¡Si así estás guapa! – dijo para que se le pasara el enfado, y le dedicó una gran sonrisa.
Karime ya se había desvestido y terminó por tirarse en un colchón. A Ariv aún seguía llamándole la atención aquella costumbre, pero no le dio muchas vueltas en ese momento. Se limitó a dejarse caer en el otro colchón y a taparse con una manta. De pronto, tenía tanto sueño…
Lo último que escuchó fueron las palabras de su compañera deseándole buenas noches. Antes de dormirse, tuvo tiempo de responderle.
- Que duermas bien K – musitó. – Estoy muy contenta… Me encanta este torreón.
A pesar de todo, realmente pensaba que no podrían haber encontrado un lugar mejor.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
23/09/12, 09:41 pm
Shizel se despertó al día siguiente con el dolor de espalda más atroz que había sufrido en su vida. Lo cual no era decir mucho, pero en aquel momento le pareció como si los huesos se le estuvieran descoyuntando. Por el puro capricho de no compartir habitación se había ofrecido a pasar la noche vigilando al herido, y la dureza de la silla donde se había pasado toda la noche no perdonaba.
-Me muero- se quejó el idrino por vicio al oír el crujido de sus huesos al desentumecerse. YR no había despertado en toda la noche, y tampoco parecía dar muestras de ir a hacerlo pronto. Shizel se había encargado de que al menos bebiera algo humedeciéndole regularmente los labios con un trapo, pero no había estado muy seguro exactamente de qué debía hacer si algo iba mal durante la noche. Si dejaba de respirar de repente, ¿qué? ¿Le sacudía? ¿Gritaba? ¿Le hacía el boca a boca?
Por fortuna no había sido necesario llegar a tales menesteres, y la noche se había arrastrado lentamente sin incidentes, siendo el sonido de las páginas de su libro al arrastrarse el único ruido que perturbaba la calma. Una vez más había dejado la ventana abierta, pero la oscuridad total del firmamento había acabado por ponerle de mal humor. ¿Qué clase de mundo era aquel donde no había luna ni estrellas, sólo ese solezuelo miserable que apenas daba calor? Nunca había creído en aquellas poéticas leyendas sobre el Reflejo, según las cuales había tantas personas en un mundo como estrellas en su cielo, pero lo lúgubre y abandonado de Rocavarancolia, cielo y tierra, era descorazonador. ¿Reflejaba la desnudez del cielo rocavarancolés lo muerto de la ciudad a sus pies?
Al final había acabado quedándose dormido de madrugada con el libro abierto, una vez la respiración de YR por fin se hubo regularizado. Medio sopa aún se deslizó al cuarto de baño con la intención de irse despertando poco a poco con un baño, para recordar de nuevo que no había agua si él no la subía, y menos caliente. Maldiciendo para sus adentros optó por refrescarse en su lugar con agua del pozo.
Bajó sigilosamente escaleras abajo, no sin antes dirigir una mirada rencorosa a la habitación de las chicas, antes la suya, y a la de RR, que había sido el más rápido de todos y se había asegurado su fortín propio. En el salón Saren dormía a pierna suelta, con un libro abierto en el regazo. Shizel sintió la tentación de echar un vistazo, pero al final decidió pedirle al norteño un intercambio en cuanto se despertara.
Miró con desconfianza a las sartenes y ollas que había utilizado su compañero el día anterior para preparar la comida pero no las tocó: en su lugar se hizo con cierta torpeza un bocadillo con un par de cosas que rapiñó de las cestas. Sí notó, sin embargo, que el torreón estaba incluso más limpio que el día anterior y asintió complacido, imaginando que alguno de los que se habían quedado había sido el que continuó con la limpieza. Ni se le pasó por la cabeza agradecérselo: era algo que había que tener hecho, y punto.
Descendió a la armería. En una de las celdas había un saco que no estaba allí el día anterior, pero la puerta estaba cerrada y no se dejó manipular. Encogiéndose de hombros procedió a iniciar sus prácticas diarias contra un muñeco de prácticas para despejarse. Montar el muñeco con lo que había encontrado por ahí había sido entretenido; sin embargo una vez hubo practicado unas cuantas fintas pronto empezó a aburrirse. Hasta el momento no se había dado cuenta de lo tediosa que podía ser la esgrima sin otra persona a la que enfrentarse.
Volvió a subir al salón y se sentó enfurruñado en otro sofá, sintiéndose como un gato enjaulado. Podría volver a dormir, pero sería una tontería dado que aquella gente se despertaba a horarios ridículamente tempranos. Tampoco podía salir al exterior solo: la pierna ausente de YR era un buen recordatorio de ello. Se había dejado el libro arriba, y si ninguno de sus compañeros se despertaba en los próximos minutos, no tendría más remedio que volver a subir a vigilar al herido. Pasó el tiempo limpiando los restos de sangre que habían quedado sobre la mesa el día anterior, con más malhumor que ganas.
"Me aburro", maulló interiormente, como un niño. "Despertaos ya."
-Friega que te friega- canturreó, para dar la estudiada impresión a los que bajaran de que estaba de buen humor.
-Me muero- se quejó el idrino por vicio al oír el crujido de sus huesos al desentumecerse. YR no había despertado en toda la noche, y tampoco parecía dar muestras de ir a hacerlo pronto. Shizel se había encargado de que al menos bebiera algo humedeciéndole regularmente los labios con un trapo, pero no había estado muy seguro exactamente de qué debía hacer si algo iba mal durante la noche. Si dejaba de respirar de repente, ¿qué? ¿Le sacudía? ¿Gritaba? ¿Le hacía el boca a boca?
Por fortuna no había sido necesario llegar a tales menesteres, y la noche se había arrastrado lentamente sin incidentes, siendo el sonido de las páginas de su libro al arrastrarse el único ruido que perturbaba la calma. Una vez más había dejado la ventana abierta, pero la oscuridad total del firmamento había acabado por ponerle de mal humor. ¿Qué clase de mundo era aquel donde no había luna ni estrellas, sólo ese solezuelo miserable que apenas daba calor? Nunca había creído en aquellas poéticas leyendas sobre el Reflejo, según las cuales había tantas personas en un mundo como estrellas en su cielo, pero lo lúgubre y abandonado de Rocavarancolia, cielo y tierra, era descorazonador. ¿Reflejaba la desnudez del cielo rocavarancolés lo muerto de la ciudad a sus pies?
Al final había acabado quedándose dormido de madrugada con el libro abierto, una vez la respiración de YR por fin se hubo regularizado. Medio sopa aún se deslizó al cuarto de baño con la intención de irse despertando poco a poco con un baño, para recordar de nuevo que no había agua si él no la subía, y menos caliente. Maldiciendo para sus adentros optó por refrescarse en su lugar con agua del pozo.
Bajó sigilosamente escaleras abajo, no sin antes dirigir una mirada rencorosa a la habitación de las chicas, antes la suya, y a la de RR, que había sido el más rápido de todos y se había asegurado su fortín propio. En el salón Saren dormía a pierna suelta, con un libro abierto en el regazo. Shizel sintió la tentación de echar un vistazo, pero al final decidió pedirle al norteño un intercambio en cuanto se despertara.
Miró con desconfianza a las sartenes y ollas que había utilizado su compañero el día anterior para preparar la comida pero no las tocó: en su lugar se hizo con cierta torpeza un bocadillo con un par de cosas que rapiñó de las cestas. Sí notó, sin embargo, que el torreón estaba incluso más limpio que el día anterior y asintió complacido, imaginando que alguno de los que se habían quedado había sido el que continuó con la limpieza. Ni se le pasó por la cabeza agradecérselo: era algo que había que tener hecho, y punto.
Descendió a la armería. En una de las celdas había un saco que no estaba allí el día anterior, pero la puerta estaba cerrada y no se dejó manipular. Encogiéndose de hombros procedió a iniciar sus prácticas diarias contra un muñeco de prácticas para despejarse. Montar el muñeco con lo que había encontrado por ahí había sido entretenido; sin embargo una vez hubo practicado unas cuantas fintas pronto empezó a aburrirse. Hasta el momento no se había dado cuenta de lo tediosa que podía ser la esgrima sin otra persona a la que enfrentarse.
Volvió a subir al salón y se sentó enfurruñado en otro sofá, sintiéndose como un gato enjaulado. Podría volver a dormir, pero sería una tontería dado que aquella gente se despertaba a horarios ridículamente tempranos. Tampoco podía salir al exterior solo: la pierna ausente de YR era un buen recordatorio de ello. Se había dejado el libro arriba, y si ninguno de sus compañeros se despertaba en los próximos minutos, no tendría más remedio que volver a subir a vigilar al herido. Pasó el tiempo limpiando los restos de sangre que habían quedado sobre la mesa el día anterior, con más malhumor que ganas.
"Me aburro", maulló interiormente, como un niño. "Despertaos ya."
-Friega que te friega- canturreó, para dar la estudiada impresión a los que bajaran de que estaba de buen humor.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
24/09/12, 07:04 pm
No presto mucha atención a lo que paso después de que hablara y se presentara con esa tal Karime, no era alguien que le gustaran ni las peleas ni las discusiones sin sentido, por sobretodo se sentía cansado y solo quería descansar o como mucho ponerse a leer el libro que tomo de la biblioteca. "No sabemos si los bichos que estaban atacando a YR son venenosos o algo así, debería ver si aparecen en el libro..." pendo DL mientras suspiraba, viendo de reojo toda la escenita que ocurría a un lado entre la chica, RR y el recién salido del baño. Tras eso finalmente simplemente se quedo cuidando a YR en cuanto lo subieron al segundo piso y le hicieron una cama improvisada, ya allí estuvo cuidándolo asegurándose de mojarle los labios de vez en cuando y de cubrirlo bien con lo que había tomado de los baúles de la habitación. Eso hasta que horas después apareció Shizel para revelarlo de supuesto, cosa que agradeció y volvió a su cuarto para así poder por fin empezar a leerse un poco el libro en busca de la criatura que había atacado a YR en el rió
-Si la mayoría delas criaturas que aparecen en este libro, realmente habitan en esta ciudad, dudo que vayamos a sobrevivir mucho tiempo sino conseguimos algo mas que espadas o flechas...dudo mucho que una flecha pueda hacer gran cosa en la piel de alguno de estos bichos- murmuro para si mismo sorprendido por algunas de las criaturas que se leía por encima en el bestiario. Pronto el sueño de todo lo acontecido ese día pudo mas que su curiosidad por investigar y prácticamente aprenderse el libro de memoria.
Despertó con mas sueño de lo esperado, seguramente por haberse dormido tan tarde, viendo que aun mantenía el libro abierto sobre su regazo, cerrándolo y guardándolo cuidadosamente bajo su almohada para leerlo mas tarde, tomando su katana del lugar junto ala cama y bajando abajo en dirección al patio dispuesto a entrenar un poco con su katana...necesitaba conseguir manejarla, pulirla y afilarla. No era la primera vez que usaba un arma similar, pero practicar siempre era lo mejor para familiarizarse. Al llegar abajo, se encontró con Shizel, ya despierto, que limpiaba a conciencia la mesa donde habían hecho la curación de emergencia de YR.
-Si que te levantas temprano- comento mirándole curiosamente, no sabia que había pasado el día anterior con las chicas, pero suponía que se habían quedado definitivamente en aquel torreón, dudaba mucho que las echaran, pese a todo. Los nervios fueron los que dominaron la mayoría del tiempo el día anterior- Voy a comer algo...- menciono para si mismo, entrando a la cocina para coger algo de fruta y frutos secos, para luego dirigirse al patio por agua. Posicionándose en una zona con sombra, y sacando su katana, sopensandola primero antes de dar algunos mandobles para sentir su estabilidad- mmm...necesito familiarizarme y afilarla antes de poder atacar con ella -susurro ya que eso le llevaría algo de tiempo, comenzando con una serie de golpes, fintas y mandobles para acostumbrarse a su peso su maniobravilidad. Practicando únicamente con el aire concentrándose completamente en su entrenamiento. Estuvo bastante tiempo practicando, cuando ya esa esfera en el cielo se encontraba mas alta decidió parar,...no era bueno agotarse excesivamente cuando nos e sabia que podía pasar después.
-De todos modos...necesito buscar una forma de pulirla adecuadamente- se dijo antes de ir al pozo con el cubo para coger agua y poder subirlo a la bañera- Estoy por decirle a RR que se invente un jodido sistema de poleas o algo similar para subir los cubos de agua la bañera, esto de tener que subir mil veces se vuelve increíblemente aburrido...y hasta perdida de tiempo -se quejo DL sin poder evitarlo, no es que le importara tener que subirlo, pero desde luego sis e encontraba una mejor forma de aligerar la cosa siempre era mucho mejor. ligeramente pasando por el lado de Shizel para subir.
-Si la mayoría delas criaturas que aparecen en este libro, realmente habitan en esta ciudad, dudo que vayamos a sobrevivir mucho tiempo sino conseguimos algo mas que espadas o flechas...dudo mucho que una flecha pueda hacer gran cosa en la piel de alguno de estos bichos- murmuro para si mismo sorprendido por algunas de las criaturas que se leía por encima en el bestiario. Pronto el sueño de todo lo acontecido ese día pudo mas que su curiosidad por investigar y prácticamente aprenderse el libro de memoria.
Despertó con mas sueño de lo esperado, seguramente por haberse dormido tan tarde, viendo que aun mantenía el libro abierto sobre su regazo, cerrándolo y guardándolo cuidadosamente bajo su almohada para leerlo mas tarde, tomando su katana del lugar junto ala cama y bajando abajo en dirección al patio dispuesto a entrenar un poco con su katana...necesitaba conseguir manejarla, pulirla y afilarla. No era la primera vez que usaba un arma similar, pero practicar siempre era lo mejor para familiarizarse. Al llegar abajo, se encontró con Shizel, ya despierto, que limpiaba a conciencia la mesa donde habían hecho la curación de emergencia de YR.
-Si que te levantas temprano- comento mirándole curiosamente, no sabia que había pasado el día anterior con las chicas, pero suponía que se habían quedado definitivamente en aquel torreón, dudaba mucho que las echaran, pese a todo. Los nervios fueron los que dominaron la mayoría del tiempo el día anterior- Voy a comer algo...- menciono para si mismo, entrando a la cocina para coger algo de fruta y frutos secos, para luego dirigirse al patio por agua. Posicionándose en una zona con sombra, y sacando su katana, sopensandola primero antes de dar algunos mandobles para sentir su estabilidad- mmm...necesito familiarizarme y afilarla antes de poder atacar con ella -susurro ya que eso le llevaría algo de tiempo, comenzando con una serie de golpes, fintas y mandobles para acostumbrarse a su peso su maniobravilidad. Practicando únicamente con el aire concentrándose completamente en su entrenamiento. Estuvo bastante tiempo practicando, cuando ya esa esfera en el cielo se encontraba mas alta decidió parar,...no era bueno agotarse excesivamente cuando nos e sabia que podía pasar después.
-De todos modos...necesito buscar una forma de pulirla adecuadamente- se dijo antes de ir al pozo con el cubo para coger agua y poder subirlo a la bañera- Estoy por decirle a RR que se invente un jodido sistema de poleas o algo similar para subir los cubos de agua la bañera, esto de tener que subir mil veces se vuelve increíblemente aburrido...y hasta perdida de tiempo -se quejo DL sin poder evitarlo, no es que le importara tener que subirlo, pero desde luego sis e encontraba una mejor forma de aligerar la cosa siempre era mucho mejor. ligeramente pasando por el lado de Shizel para subir.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Personajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
26/09/12, 01:52 am
Karime parpadeó confusa al no notar la incomodidad bajo ella. En seguida recordó que ya no se encontraba en la destartalada casa de la avenida laberíntica. Vió a Ariv a su lado, pero no la despertó. “Se merece dormir después de las últimas dos noches horribles.” Pensó mirándola. Era agradable haber hecho una amiga con la que poder vivir esa aventura que acababa de comenzar.
Vistiéndose solo con su pantalón corto y su chaleco, bajó al piso de abajo, donde encontró a los dos chicos de piel plateada, uno de ellos dormido.
- Buenos días, Burbujita adormilada y pariente.- saludó haciendo una exagerada reverencia.- Vine con unas barras de hierro, pero no me parece una forma demasiado elegante de defenderse y he visto que vosotros tenéis armas. Si no les importa a sus majestades, iré en busca de ellas.- comentó con una sonrisa burlona y otra reverencia exagerada.- Tengo que entrenar, llevo muchos días sin hacerlo y tal y como se presenta la ciudad...- comentó mirando de reojo a la sangre que todavía no había limpiado el chico de piel plateada.- Mejor estar preparados.
Recordando como el día anterior había recorrido toda la parte superior del torreón, decidió bajar al sótano, donde encontró la armería que iba buscando, a la que entró emocionada como una niña en una tienda de caramelos. Un gemido de decepción salió de entre sus labios al ver la mala calidad de las armas que ahí había. “Es lógico. ¿Quién con dos dedos de frente dejaría su mejor armamento en un torreón habitado por niños?” Se dijo resignada ante lo obvio.
Tras una exhaustiva, pero pequeña, selección de armas, eligió finalmente las que a su parecer eran de mejor calidad: un par de espadas gemelas y un arco con su carcaj. Encontró un cinturón del que pudo colgarse las gemelas y se puso el carcaj y el arco al cuello. Más satisfecha con el resultado de lo que esperaba, subió al piso de arriba de nuevo emocionada.
- Si alguien me busca, estaré dándole a las armas en el patio.- le dijo de pasada a los que estaban en el salón, tan emocionada que ni se fijó si algún habitante más del torreón se había despertado.
En el patio, dio algún saltito mientras movía entre sus manos sus nuevas armas, emocionada con la perspectiva de usarlas, pero sin querer comenzar enseguida para prolongar el momento.
"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
- Vlad
Ficha de cosechado
Nombre: Yrfylltabgemesh Ftethvajranotz Graktholontir
Especie: Auro
Habilidades: Nociones de Lucha, Artesanía, Puntería.
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
26/09/12, 05:56 pm
RR había pasado parte de la noche, nada más encerrarse en su habitación, preparando una nueva trampa para la puerta. Había tomado los maderos y los clavos de la mesa que había desmontado y había unido las patas en forma de cruz de cuatro brazos. Era la primera parte del trabajo, y a la mañana siguiente tendrían que terminar lo demás. Antes de echarse a dormir le echó una ojeada a su libro que había tomado de la biblioteca. Magia… Curioso. Durante unos largos minutos pensó en la posibilidad de que aquellas chorradas fueran posibles, aunque tampoco le dio muchas vueltas. Tenía cosas prácticas que hacer, y si se daba la insólita y poco creíble posibilidad de que llegase a estar seguro al cien por cien, podría ponerse a cavilar sobre tales quimeras. Así que simplemente se echó a dormir, intentando que el creciente síndrome de abstinencia no lo desvelara.
A la mañana siguiente se levantó con las primeras luces del alba, con lo que salió a buena velocidad de su habitación para ir a tomar un poco de queso y pan y, aun masticándolo por el camino, se dirigió a la armería. Allí tomó unos cuantos cuchillos de carácter homogéneo de la aparentemente inagotable reserva de cacharros medio oxidados y poco afilados de los sótanos, junto con una piedra de afiliar. De paso, se dedicó a destornillar una de las puertas de los calabozos. Se llevó los goznes y dejó el resto allí, casi seguro de que no se los robarían. Tras salir de allí, rápidamente se dirigió al patio, dónde descolgó la cuerda que había tendida entre la estatua del ave y una de las enormes vértebras y se la subió a su habitación.
Una vez a salvo de nuevo en su particular madriguera, RR se dedicó a clavar los cuchillos la cruz, de tal manera que los filos sobresalieran de forma amenazadora por una de sus caras. Poco después, unió con uno de los goznes que había tomado prestados el cuerpo de la cruz con la parte de arriba del marco de la puerta. Seguidamente clavó a los lados de este un par de escarpias de las que había traído, además de otras dos en lo alto de las paredes de al lado. Pasó entonces la cuerda entre todas, de tal forma que las de las paredes sustentaran la trampa llena de cuchillos contra el techo, hasta que alguien abriera la puerta, tirara del extremo sujeto en el marco y la fuerza de la gravedad hiciera el resto.
Tras esto, salió del habitáculo y bajó al salón, dónde se puso a afilar su cuchillo principal con aire distraído, clavando la mirada en el infinito, pensativo.
A la mañana siguiente se levantó con las primeras luces del alba, con lo que salió a buena velocidad de su habitación para ir a tomar un poco de queso y pan y, aun masticándolo por el camino, se dirigió a la armería. Allí tomó unos cuantos cuchillos de carácter homogéneo de la aparentemente inagotable reserva de cacharros medio oxidados y poco afilados de los sótanos, junto con una piedra de afiliar. De paso, se dedicó a destornillar una de las puertas de los calabozos. Se llevó los goznes y dejó el resto allí, casi seguro de que no se los robarían. Tras salir de allí, rápidamente se dirigió al patio, dónde descolgó la cuerda que había tendida entre la estatua del ave y una de las enormes vértebras y se la subió a su habitación.
Una vez a salvo de nuevo en su particular madriguera, RR se dedicó a clavar los cuchillos la cruz, de tal manera que los filos sobresalieran de forma amenazadora por una de sus caras. Poco después, unió con uno de los goznes que había tomado prestados el cuerpo de la cruz con la parte de arriba del marco de la puerta. Seguidamente clavó a los lados de este un par de escarpias de las que había traído, además de otras dos en lo alto de las paredes de al lado. Pasó entonces la cuerda entre todas, de tal forma que las de las paredes sustentaran la trampa llena de cuchillos contra el techo, hasta que alguien abriera la puerta, tirara del extremo sujeto en el marco y la fuerza de la gravedad hiciera el resto.
Tras esto, salió del habitáculo y bajó al salón, dónde se puso a afilar su cuchillo principal con aire distraído, clavando la mirada en el infinito, pensativo.
¿Qué es más divertido que matar a un bebé en una batidora?
- Álvar
Ficha de cosechado
Nombre: Timothy “Timmy” O’ Connors
Especie: Humano
Habilidades: Habilidad mental, astucia, planificación
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
26/09/12, 06:02 pm
Timmy se despertó de mala manera y con un dolor bastante fuerte en la espalda. Hacía rato que, pese a estar sumido en un profundo sueño, había percibido ruidos en la estancia en la que se encontraba, seguramente porque alguno de los otros había bajado a coger algo a la armería.
Se encontraba en el suelo tirado tras unas cajas, por lo que seguramente nadie le hubiera visto al pasar. Había dormido en el suelo, y no recordaba como había llegado allí. Lo que si tenía claro es que no era un lugar idóneo para dormir.
Se dispuso a levantarse, aún un poco aturdido, y subió las escaleras de vuelta al salón principal. Allí se encontró a Shizel fregando la sala.
-Buenos días-Dijo entre bostezos.
El joven le respondió de la misma manera, dejando patente al pronunciar ese caracter tan propio de él.
-¿Podría darme un baño? Estoy sucio y me siento incómodo, por lo que quisiera lavarme y cambiarme de ropa. Además tengo molida la espalda y el agua me sentará bien.
El joven le respondió, no sin desgana, que tendría que ponerse a la cola, pues DL se le había adelantado y ya estaba subiendo cubos de agua para darse él un baño. Respecto a la ropa, le indicó que tendría que esperar a que el resto se levantara para preguntarles si había ropa de sobra en alguna de las habitaciones.
Así pues, Timmy decidió esperar su turno sentado en uno de los sillones. Cuando se hubo situado, sacó de su zurrón el libro que había tomado prestado en la biblioteca y comenzó a ojearlo, sin comprender muy bien por que aquella otra voz tenía tanto interés en él.
Se encontraba en el suelo tirado tras unas cajas, por lo que seguramente nadie le hubiera visto al pasar. Había dormido en el suelo, y no recordaba como había llegado allí. Lo que si tenía claro es que no era un lugar idóneo para dormir.
Se dispuso a levantarse, aún un poco aturdido, y subió las escaleras de vuelta al salón principal. Allí se encontró a Shizel fregando la sala.
-Buenos días-Dijo entre bostezos.
El joven le respondió de la misma manera, dejando patente al pronunciar ese caracter tan propio de él.
-¿Podría darme un baño? Estoy sucio y me siento incómodo, por lo que quisiera lavarme y cambiarme de ropa. Además tengo molida la espalda y el agua me sentará bien.
El joven le respondió, no sin desgana, que tendría que ponerse a la cola, pues DL se le había adelantado y ya estaba subiendo cubos de agua para darse él un baño. Respecto a la ropa, le indicó que tendría que esperar a que el resto se levantara para preguntarles si había ropa de sobra en alguna de las habitaciones.
Así pues, Timmy decidió esperar su turno sentado en uno de los sillones. Cuando se hubo situado, sacó de su zurrón el libro que había tomado prestado en la biblioteca y comenzó a ojearlo, sin comprender muy bien por que aquella otra voz tenía tanto interés en él.
Piensa en verde: pon un Duende en tu vida
O, en su defecto, deja que uno te la arrebate
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
26/09/12, 08:35 pm
Poco a poco la gente fue bajando. Shizel se había aburrido de limpiar y había mirado disimuladamente por el rabillo del ojo a DL cuando iba a prepararse el desayuno, pero para su decepción se había limitado a coger un par de cosas de la cesta más cercana sin hacer el menor amago de manejar los fogones. El idrino esperaba que Saren hiciera uso de su magia culinaria todos los días, o al menos captar un destello fugaz de cómo se hacía, o se vería obligado a escurrir el bulto cada vez que tocara preparar la cena para que nadie se diera cuenta de que él no sabría ni por dónde empezar.
-Di que sí- dijo distraídamente en respuesta al comentario del foner. Cocinar, limpiar, subir un cubo de agua fría tras otro... Nunca había tenido que preocuparse de esas cosas antes: siempre estaban hechas, dejándole a él vía libre para dedicarse a sus intereses. Sin embargo, ahora estaba comprobando en sus carnes la ingente cantidad de tiempo que gastaban inútilmente.
"¿Y éste dónde ha dormido?", se preguntó Shizel al ver subir a Timmy desde las mazmorras, pero correspondió a su saludo con desenfado. Le informó acerca de la ropa y el baño, sin ocultar un poso de fastidio. Según había leído en el libro aquella cosa de la cosecha llevaba siglos teniendo lugar, ¿por qué en todo aquel tiempo a nadie se le había ocurrido habilitarles una vivienda decente?
Mientras Saren seguía muerto para el mundo en el sofá, más gente fue saliendo de sus escondrijos y se fueron reuniendo en el salón. Entre ellos se hallaba Karime, cuya característica más reseñable era que sólo llevaba puestos unos pantalones cortos, unas botas y un chaleco que cumplía un magnífico papel en su cometido de no ocultar absolutamente nada.
-¿Te acuerdas de ponerte las botas y no una camiseta?- bromeó cuando ella cruzó por donde se encontraba él. A su parecer él no tenía nada por lo que avergonzarse o desviar la mirada: la gente mostraba lo que estaba dispuesta a enseñar, y si la chica quería ir alegrándoles la vista por el torreón él desde luego no se iba a quejar.
Dándole vueltas estaba a las posibles diferencias culturales al respecto que pudiera haber entre todos los habitantes del torreón cuando la chica volvió a subir de la armería, cargada con diversas armas y entre ellas espadas.
"Sabe del tema", se dio cuenta en cuanto la vio subir. El cinturón estaba equilibradamente situado, y las espadas que sobresalían de él parecían estar bien elegidas para alguien de las dimensiones de Karime: no había ido a por los espadones directamente. Sonrió cuando la chica les invitó a salir al patio si la buscaban, y salió tras ella.
-Coincidirás conmigo en que practicar solo es un asco- anunció en voz alta, de un humor inmejorable-. ¿Te importa que nos utilicemos mutuamente como muñeco de prácticas?
-Di que sí- dijo distraídamente en respuesta al comentario del foner. Cocinar, limpiar, subir un cubo de agua fría tras otro... Nunca había tenido que preocuparse de esas cosas antes: siempre estaban hechas, dejándole a él vía libre para dedicarse a sus intereses. Sin embargo, ahora estaba comprobando en sus carnes la ingente cantidad de tiempo que gastaban inútilmente.
"¿Y éste dónde ha dormido?", se preguntó Shizel al ver subir a Timmy desde las mazmorras, pero correspondió a su saludo con desenfado. Le informó acerca de la ropa y el baño, sin ocultar un poso de fastidio. Según había leído en el libro aquella cosa de la cosecha llevaba siglos teniendo lugar, ¿por qué en todo aquel tiempo a nadie se le había ocurrido habilitarles una vivienda decente?
Mientras Saren seguía muerto para el mundo en el sofá, más gente fue saliendo de sus escondrijos y se fueron reuniendo en el salón. Entre ellos se hallaba Karime, cuya característica más reseñable era que sólo llevaba puestos unos pantalones cortos, unas botas y un chaleco que cumplía un magnífico papel en su cometido de no ocultar absolutamente nada.
-¿Te acuerdas de ponerte las botas y no una camiseta?- bromeó cuando ella cruzó por donde se encontraba él. A su parecer él no tenía nada por lo que avergonzarse o desviar la mirada: la gente mostraba lo que estaba dispuesta a enseñar, y si la chica quería ir alegrándoles la vista por el torreón él desde luego no se iba a quejar.
Dándole vueltas estaba a las posibles diferencias culturales al respecto que pudiera haber entre todos los habitantes del torreón cuando la chica volvió a subir de la armería, cargada con diversas armas y entre ellas espadas.
"Sabe del tema", se dio cuenta en cuanto la vio subir. El cinturón estaba equilibradamente situado, y las espadas que sobresalían de él parecían estar bien elegidas para alguien de las dimensiones de Karime: no había ido a por los espadones directamente. Sonrió cuando la chica les invitó a salir al patio si la buscaban, y salió tras ella.
-Coincidirás conmigo en que practicar solo es un asco- anunció en voz alta, de un humor inmejorable-. ¿Te importa que nos utilicemos mutuamente como muñeco de prácticas?
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
26/09/12, 09:08 pm
Tuvo que hacer el recorrido con los cubos en varias ocasiones, pero finalmente la bañera estaba llena y dado que era lo único que tenía, no penaba quejarse, le bastaba con poder bañarse. Se hizo con el jabón, desnudándose y pensando seriamente en buscarse algo de ropa en los baúles.
“La ropa no va durar limpia y entra eternamente, tocara lavarla “pensó cansino para sí mismo mientras se metía en la bañera a lavarse a conciencia temblando ligeramente por el frio del agua a lo que se tendría que acostumbrar- ¡Joder!...Espero que en un futuro encontremos formas de calentar el agua, porque como haya época a de frio aquí vamos a morir congelados- gruño hastiado bañándose rápidamente, enjabonándose para poder salir rápido, limpio fresco. Secándose con una toalla que encontró que aprecia más o menos en buen estado, vistiéndose luego y bajando abajo encontrándose a Timmy allí leyendo y a RR en su mundo paralelo afilando su cuchillo con una piedra de afilar que llamo su atención.
-El baño ya está desocupado, por si quieres usarlo- dijo simplemente, pasando por su lado para bajar a la armería, necesitaba hacerse con un arma extra aparte de la katana. Estuvo buscando entre los escudos maltrechos y armaduras, encontrando una kusarigama, una especie de hoz que se utilizaba para segar el campo según uno de los libros que leyó tiempo atrás, unida a una cadena de hierro. DL la cogió pesándola y pasando un dedo por la cuchilla algo desafilada sopesándola- No está mal…serviría para alcance medio….aunque tengo que practicar…y necesito algo para hacerlo sin cortarme…-murmuro para sí mismo buscando en la armería una funda de espada corta o de daga, encontrando al más o menos similar y colocándosela a la zona cortante de la kusarigama, enrollando la cadena fina a su alrededor y colocándosela en un cinturón que se puso en la cintura, volviendo arriba acercándose a RR.
-RR, ¿me dejarías la piedra de afilar? Tengo que hacer algo para afilar esto -pidio mostrándole la katana y apartando un poco la funda de su nueva arma para mostrárselo- Son buenas armas, pero sin filo son algo inútiles…- añadió viendo extrañado lo que hacía, más bien se la pasaba haciendo cosas extrañas- Por cierto…¿Qué demonios estas haciendo ahora? –pregunto con duda cogiendo su cuchillo con filo para poder diseñar una funda rudimentaria para su nueva arma o se cortaría cada vez que practicara con ella. No era un manitas, pero esperaba que al menos poder hacer algo simple.
“La ropa no va durar limpia y entra eternamente, tocara lavarla “pensó cansino para sí mismo mientras se metía en la bañera a lavarse a conciencia temblando ligeramente por el frio del agua a lo que se tendría que acostumbrar- ¡Joder!...Espero que en un futuro encontremos formas de calentar el agua, porque como haya época a de frio aquí vamos a morir congelados- gruño hastiado bañándose rápidamente, enjabonándose para poder salir rápido, limpio fresco. Secándose con una toalla que encontró que aprecia más o menos en buen estado, vistiéndose luego y bajando abajo encontrándose a Timmy allí leyendo y a RR en su mundo paralelo afilando su cuchillo con una piedra de afilar que llamo su atención.
-El baño ya está desocupado, por si quieres usarlo- dijo simplemente, pasando por su lado para bajar a la armería, necesitaba hacerse con un arma extra aparte de la katana. Estuvo buscando entre los escudos maltrechos y armaduras, encontrando una kusarigama, una especie de hoz que se utilizaba para segar el campo según uno de los libros que leyó tiempo atrás, unida a una cadena de hierro. DL la cogió pesándola y pasando un dedo por la cuchilla algo desafilada sopesándola- No está mal…serviría para alcance medio….aunque tengo que practicar…y necesito algo para hacerlo sin cortarme…-murmuro para sí mismo buscando en la armería una funda de espada corta o de daga, encontrando al más o menos similar y colocándosela a la zona cortante de la kusarigama, enrollando la cadena fina a su alrededor y colocándosela en un cinturón que se puso en la cintura, volviendo arriba acercándose a RR.
-RR, ¿me dejarías la piedra de afilar? Tengo que hacer algo para afilar esto -pidio mostrándole la katana y apartando un poco la funda de su nueva arma para mostrárselo- Son buenas armas, pero sin filo son algo inútiles…- añadió viendo extrañado lo que hacía, más bien se la pasaba haciendo cosas extrañas- Por cierto…¿Qué demonios estas haciendo ahora? –pregunto con duda cogiendo su cuchillo con filo para poder diseñar una funda rudimentaria para su nueva arma o se cortaría cada vez que practicara con ella. No era un manitas, pero esperaba que al menos poder hacer algo simple.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- Viktor Olbricht
Ficha de cosechado
Nombre: Aleksei Dorne
Especie:
Habilidades: Habilidad manual, artesanía, motivación.
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
26/09/12, 09:53 pm
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<div style="opacity:0.5; font-family: lucida pro; font-size: 30px; text-transform: uppercase; text-shadow: 1px 1px 1px 1px black; letter-spacing:1px;">
Post: 7
</div><div style="opacity:0.7; font-family: Edwardian Script ITC,adorable, trajan pro; font-size: 35px; text-shadow: 1px 1px 1px 1px black; letter-spacing:1px;">Realidad inhumana.
</div>Música de fondo.
<object width="340" height="20"><param name="movie" value="https://www.youtube.com/v/mScjrqbVCKw"></param><param name="allowFullScreen" value="true"></param><param name="allowscriptaccess" value="always"></param><embed src="https://www.youtube.com/v/mScjrqbVCKw" type="application/x-shockwave-flash" allowscriptaccess="always" allowfullscreen="true" width="340" height="20"></embed></object>
Mis ojos se cerraron, de nuevo azotado por alguien por culpa de ayudar, puede que tuviera razón aquel pelirrojo pero no tenía por qué tratarme de esa manera. Ya había sufrido suficiente en mi mundo como para que un alienígena viniera y me tratara como basura, incluso con aquellos insultos. Yo sabía muy bien a lo que olía, pues más de una vez tuvimos que cicatrizar heridas en el taller de mi padre, pero no quise siquiera acercarme o saber más diversos motivos. Tirado en el suelo después de recibir ese vocerío en mi contra, con los ojos ahora abiertos sentía cómo mi corazón iba a salirse del pecho, tenía ganas de levantarme y arrearle con todas mis fuerzas, de estrangularlo y dejarlo frío entre mis manos. Sacudí la cabeza y me comencé a levantar, viendo cómo todo se dirigía a las plantas superiores. Aquellos pensamientos no eran buenos, no debía de rebajarme a poner mano encima a nadie, eso no era de personas buenas. Además, de todos los que allí estábamos, seguro que no era el más apropiado para pelear, sabiendo cómo aquellos alienígenas seguramente estarían mucho más evolucionados en ese aspecto. Suspiré y me arreglé el cuello de la camisa, miré hacia las escaleras para escuchar gritos de aquel mismo que me había agarrado minutos antes, y en mi mente se forjó un juramento propio capaz de disolver el más fuerte metal.- Será mejor que me despeje. -Susurré para mí mismo, sabiendo que nadie me escucharía. No me iba a disculpar ante aquel tipo, yo sólo trataba de ayudar y por mucho mundo peligroso en el que estuviéramos, parecía más peligroso aún aquel violento ser.
En cuanto pisé de nuevo la armería me dirigí hacia la celda que antes había cerrado con sabiduría, pues viendo la actitud de algunos que allí se encontraban era lo mejor. Entré en la celda y, como estaba anocheciendo no pensaba que nadie volviera. Nadie me prestaba real atención, pero cuando hacía algo malo, bien que me la prestaban. Tenía ganas de suicidarme, bien como dijo aquel pelirrojo violento y estúpido, pero no le daría el gusto. Abrí el saco y reconté los materiales, seguidamente me dirigí a la armería de nuevo a coger algunas tiras de cuero que había visto en algunas armaduras rotas y empuñaduras de espadas. Y tras coger aquellas cintas de cuero, me fijé en una pequeña daga, la cogí y me la metí en el bolsillo de la chaqueta, para así volver a la celda de antes y guardarlo todo. Tenía que pensarlo bien, recordar aquellos inventos que mi padre hacía con pocas cosas, y apoyando contra la pared de la celda, cansado y hambriento, me dormí.
El ruido de alguien entrando en la armería me despertó de un sueño extraño, que no conseguía terminar de recordar. Parpadeé, y me estiré en aquel pequeño cubículo, recordando que la puerta la había cerrado al entrar, busqué la llave en mi bolsillo. Suspiré aliviado al verla y saber que podría salir de allí sin problema. Había sido una chica, una de las chicas que había entrado el día anterior por culpa mía, pero eso no me importaba, sólo no quería hacer ver que yo estaba allí. Esperé para salir cuando el último chico bajó haciendo algo de estruendo entre las armas del lugar y decidí ponerme manos a la obra con una idea que me surgió hacía unos minutos. Agarré una pechera de cuero y tras darle algunas vueltas para observarla mejor comencé a hacerle seis agujeros en cada lateral con la daga que cogí. Seguidamente corté el jubón en dos mitades exactas en sentido vertical de hombro a hombro, quedando la protección delantera con doce agujeros en una mano y la posterior en otra con otros doce agujeros. Aquel cuero era duro, estaba bien curado y parecía incluso reforzado con tachones de hierro, pero no pesaba demasiado. Saqué aquellas cintas de cuero y conté dieciséis, me sobraban cuatro tiras que usaría más tarde con seguridad, así que las guardé. Comencé a meter con cuidado y esfuerzo tira por tira en los "agujeros" que había hecho, dejando entre la parte posterior y anterior algo más de veinticinco centímetros, dos palmos. Ladeé la cabeza al ver cómo había quedado, con las tiras anudadas para no salirse y me lo probé, quedando algo suelto en mi pecho, pero esa era la intención. Sonreí al ver que podía hacer cosas como mi padre, y eso me dio fuerzas para seguir. Metí aquel "prototipo" de armadura en la bolsa, me guardé la daga y con la misma mano saqué la llave para abrir la celda y cerrarla tras de mí.
Subí lentamente, algo cansado y dolorido en el cuello por las malas posturas y decidí darme un baño en el piso superior si no recordaba mal. Subiendo las escaleras se escuchaban ruidos de choque entre piedra y metal. Suspiré al ver que había dos de los habitantes del torreón en esa sala y sonreí, viendo como otro llegaba avisando de la operatividad del baño.- Oh, genial. Si me permitís lo usaré, no quiero acabar atrayendo a bestias por el olor. -Dije soltando una risita ahogada, y subiendo al baño para darme un buen remojón que me bajara todas las ideas que habían surgido.
En cuanto pisé de nuevo la armería me dirigí hacia la celda que antes había cerrado con sabiduría, pues viendo la actitud de algunos que allí se encontraban era lo mejor. Entré en la celda y, como estaba anocheciendo no pensaba que nadie volviera. Nadie me prestaba real atención, pero cuando hacía algo malo, bien que me la prestaban. Tenía ganas de suicidarme, bien como dijo aquel pelirrojo violento y estúpido, pero no le daría el gusto. Abrí el saco y reconté los materiales, seguidamente me dirigí a la armería de nuevo a coger algunas tiras de cuero que había visto en algunas armaduras rotas y empuñaduras de espadas. Y tras coger aquellas cintas de cuero, me fijé en una pequeña daga, la cogí y me la metí en el bolsillo de la chaqueta, para así volver a la celda de antes y guardarlo todo. Tenía que pensarlo bien, recordar aquellos inventos que mi padre hacía con pocas cosas, y apoyando contra la pared de la celda, cansado y hambriento, me dormí.
El ruido de alguien entrando en la armería me despertó de un sueño extraño, que no conseguía terminar de recordar. Parpadeé, y me estiré en aquel pequeño cubículo, recordando que la puerta la había cerrado al entrar, busqué la llave en mi bolsillo. Suspiré aliviado al verla y saber que podría salir de allí sin problema. Había sido una chica, una de las chicas que había entrado el día anterior por culpa mía, pero eso no me importaba, sólo no quería hacer ver que yo estaba allí. Esperé para salir cuando el último chico bajó haciendo algo de estruendo entre las armas del lugar y decidí ponerme manos a la obra con una idea que me surgió hacía unos minutos. Agarré una pechera de cuero y tras darle algunas vueltas para observarla mejor comencé a hacerle seis agujeros en cada lateral con la daga que cogí. Seguidamente corté el jubón en dos mitades exactas en sentido vertical de hombro a hombro, quedando la protección delantera con doce agujeros en una mano y la posterior en otra con otros doce agujeros. Aquel cuero era duro, estaba bien curado y parecía incluso reforzado con tachones de hierro, pero no pesaba demasiado. Saqué aquellas cintas de cuero y conté dieciséis, me sobraban cuatro tiras que usaría más tarde con seguridad, así que las guardé. Comencé a meter con cuidado y esfuerzo tira por tira en los "agujeros" que había hecho, dejando entre la parte posterior y anterior algo más de veinticinco centímetros, dos palmos. Ladeé la cabeza al ver cómo había quedado, con las tiras anudadas para no salirse y me lo probé, quedando algo suelto en mi pecho, pero esa era la intención. Sonreí al ver que podía hacer cosas como mi padre, y eso me dio fuerzas para seguir. Metí aquel "prototipo" de armadura en la bolsa, me guardé la daga y con la misma mano saqué la llave para abrir la celda y cerrarla tras de mí.
Subí lentamente, algo cansado y dolorido en el cuello por las malas posturas y decidí darme un baño en el piso superior si no recordaba mal. Subiendo las escaleras se escuchaban ruidos de choque entre piedra y metal. Suspiré al ver que había dos de los habitantes del torreón en esa sala y sonreí, viendo como otro llegaba avisando de la operatividad del baño.- Oh, genial. Si me permitís lo usaré, no quiero acabar atrayendo a bestias por el olor. -Dije soltando una risita ahogada, y subiendo al baño para darme un buen remojón que me bajara todas las ideas que habían surgido.
<center><br><table><tr><td><div style="margin-right:10px;margin-top:50px;border-radius:100%;width:200px;height:200px;background-image:url(https://i.imgur.com/12Pg1.png);top:10px;border:2px solid #B45F04;position:relative;"></div></td><td><div style="margin-left:-35px;margin-top:-50px;border-radius:100%;width:150px;height:150px;background-image:url(https://i.imgur.com/BsZXL.png);top:10px;border:2px solid #B45F04;"></div></td></tr></table>
<object width="340" height="20"><param name="movie" value="https://www.youtube.com/v/3ptg3T5S0ck&feature"></param><param name="allowFullScreen" value="true"></param><param name="allowscriptaccess" value="always"></param><embed src="https://www.youtube.com/v/3ptg3T5S0ck&feature" type="application/x-shockwave-flash" allowscriptaccess="always" allowfullscreen="true" width="340" height="20"></embed></object></div>
</center>
- Xana
Ficha de cosechado
Nombre: Ariv
Especie: Sinhadre
Habilidades: Memoria, reflejos, orientación.
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
26/09/12, 10:19 pm
Ariv se despertó, aunque apenas tenía ganas de salir de la cama. Estaba tan cómoda allí… Sonrió, contenta, y se dio la vuelta, dispuesta a seguir durmiendo, pero pronto empezó a oír ruidos abajo. Parecía que los demás habitantes del torreón ya estaban despiertos y habían empezado el día con ganas.
La niña se giró para ver si su compañera seguía durmiendo, pero no la encontró allí. Su colchón estaba vacío. Ariv se rascó la cabeza y, a pesar de que le apetecía quedarse en su habitación, descansando, decidió que debía levantarse y ponerse en marcha. No quería que los demás se lo reprocharan. En circunstancias normales, habría sido la primera en empezar a hacer cosas, pero, después de dos días vagando por la ciudad, quería quedarse un rato más…
Sacudió la cabeza y se obligó a ponerse en pie. Salió del cuarto y bajó las escaleras hasta llegar al salón. Allí estaban algunos de lo chicos que había conocido el día anterior. Los miró fijamente. ¿Recordaba sus nombres? Rebuscó en su memoria y sí, sí se acordaba. Con una sonrisa satisfecha, se acercó a ellos.
- ¡Buenos días! – los saludó, alegremente.
Llevaban armas en la mano, y uno de ellos parecía afilar la suya con cierto aire ausente. Ariv los miró con curiosidad.
- ¿Qué hacéis? – inquirió a continuación. Vale, había armas en el torreón. La niña se alegró por ello. Así, ya no tendría que salir indefensa… La dificultad estaba en aprender a utilizarlas. Se propuso ponerse a ello enseguida, en cuanto pudiera. Tenía ganas de ser capaz de defenderse por sí misma.
Mientras esperaba la respuesta de los chicos, buscó a Karime con la mirada. No estaba allí. Se preguntó dónde se encontraría su amiga.
La niña se giró para ver si su compañera seguía durmiendo, pero no la encontró allí. Su colchón estaba vacío. Ariv se rascó la cabeza y, a pesar de que le apetecía quedarse en su habitación, descansando, decidió que debía levantarse y ponerse en marcha. No quería que los demás se lo reprocharan. En circunstancias normales, habría sido la primera en empezar a hacer cosas, pero, después de dos días vagando por la ciudad, quería quedarse un rato más…
Sacudió la cabeza y se obligó a ponerse en pie. Salió del cuarto y bajó las escaleras hasta llegar al salón. Allí estaban algunos de lo chicos que había conocido el día anterior. Los miró fijamente. ¿Recordaba sus nombres? Rebuscó en su memoria y sí, sí se acordaba. Con una sonrisa satisfecha, se acercó a ellos.
- ¡Buenos días! – los saludó, alegremente.
Llevaban armas en la mano, y uno de ellos parecía afilar la suya con cierto aire ausente. Ariv los miró con curiosidad.
- ¿Qué hacéis? – inquirió a continuación. Vale, había armas en el torreón. La niña se alegró por ello. Así, ya no tendría que salir indefensa… La dificultad estaba en aprender a utilizarlas. Se propuso ponerse a ello enseguida, en cuanto pudiera. Tenía ganas de ser capaz de defenderse por sí misma.
Mientras esperaba la respuesta de los chicos, buscó a Karime con la mirada. No estaba allí. Se preguntó dónde se encontraría su amiga.
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