Torreón Maciel (Archivo IV)
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- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Torreón Maciel (Archivo IV)
10/09/12, 07:00 pm
Recuerdo del primer mensaje :
El paseo terminó frente a un edificio de piedra azulada. En el pasado debía de haber tenido cuatro plantas, pero ahora, el edificio estaba coronado por el esqueleto de algún animal marino. El idrino se quedo mirando la estructura, bastante asombrado. Su mirada se posó en una de las cadenas rotas del puente levadizo, y supuso que si hacían de aquel lugar su refugio, habría que arreglarla de alguna manera. El norteño comprobó la estabilidad del puente, y lo atravesó a paso rápido, llegando hasta las puertas, que para su sorpresa, estaban entreabiertas.
Saren entró en el edificio el primero, y mientras recorría el corredor que daba a la planta baja observando las pintadas de los muros en silencio, sus compañeros entraron detrás de él, cerrando las puertas cuando el último miembro del grupo estuvo dentro. El idrino se encontró en una gran estancia que, debido al aire enrarecido y por la capa de polvo intacta, debía de llevar abandonada varias semanas. Una mesa grande, unas cuantas sillas, y varios sillones bastante raídos, eran el principal mobiliario de aquella planta. A un lado de la estancia había una cocina, con una pequeña encimera, un horno de leña, y varios fogones de hierro, ademas de unos armarios de madera, que supuso llenos de algunos cacharros y bastantes telarañas.
Saren dejo la cesta que llevaba en la encimera, y se encaminó a las escaleras, dispuesto a ver que había arriba. No tardó en recorrer las dos plantas superiores, bajando para informar que en la segunda había una especie de estudio con estanterías vacías y un cuarto con barreños de latón para asearse; y que en la tercera había varios cuartos comunales con unas cuantas camas de aspecto cochambroso. No había subido al piso ocupado por el gran esqueleto, pero informo de que había oído algún que otro aleteo a través del techo de la tercera planta. Había baúles y armarios en as habitaciones, pero no había mirado dentro. Un patio de suelo empedrado, en cuyo centro se alzaba la estatua de un pájaro negro con un gran reloj bastante raro a sus pies, completaba el edificio. En él, había un pozo y al fondo, varios retretes.
-Bueno, yo tengo bastante hambre, así que si adecentáis un poco esa mesa -dijo señalándola, tras informar de sus descubrimientos-, yo me pondré con la cena.
El norteño se acercó a la cocina y busco algo para encender la cocina. Encontró una pila bastante escueta, pero suficiente por el momento, de leños polvorientos, que cogió y colocó en el hueco de piedra bajo los fogones. El norteño sacó un poco de yesca, con la que prendió la madera, paradespués cerrar la pequeña puerta de hierro que protegía el fuego. Mientras la cocina se calentaba, Saren procedió a buscar varios cacharros adecuados para cocinar, y unos cuantos platos y cubiertos que dejo a mano para aquel que pusiera la mesa. Les quitó el polvo, y salió al patio a por un poco de agua.
Saren se quitó los mitones y los guardó en uno de los bolsillos del abrigo, que colgó de un gancho en la pared, para cocinar mas cómodo. Se lavó las manos con un poco del agua que había traído y se arremangó la camisola oscura. Sacó algo de carne cruda y unas verduras de las cestas, y lo limpió todo con el agua del pozo que le quedaba, mientras ponía a calentar un par de cacerolas con un poco de la propia grasilla de la carne, esperando que se derritiera. Cuando tuvo los ingredientes listos, preparó un salteado con las verduras, mientras la carne se tostaba en dados con unas pocas hojas rojizas que había encontrado en la cesta. Apartó las cacerolas del fuego, antes de que la verdura se pasara y la carne se hiciera por el centro, y preparo esta última en una bandeja, para meter el recipiente en la pequeña cavidad al lado del fuego que hacia las veces de horno.
Unos minutos después saco la carne del horno y la puso junto con las verduras en una gran fuente, mientras un sabroso olor se extendía por el edificio. El exterior de la carne estaba algo mas churruscante por el asado. En bastante poco tiempo, Saren, haciendo gala de su talento para la cocina, había preparado un plato delicioso con un aroma casero, que algunos de sus compañeros desconocían, y que venía perfecto para reponer fuerzas. Unas piezas de fruta completaban el menú.
-La cena esta lista-anunció con una sonrisa, siempre le había gustado comer bien.
El paseo terminó frente a un edificio de piedra azulada. En el pasado debía de haber tenido cuatro plantas, pero ahora, el edificio estaba coronado por el esqueleto de algún animal marino. El idrino se quedo mirando la estructura, bastante asombrado. Su mirada se posó en una de las cadenas rotas del puente levadizo, y supuso que si hacían de aquel lugar su refugio, habría que arreglarla de alguna manera. El norteño comprobó la estabilidad del puente, y lo atravesó a paso rápido, llegando hasta las puertas, que para su sorpresa, estaban entreabiertas.
Saren entró en el edificio el primero, y mientras recorría el corredor que daba a la planta baja observando las pintadas de los muros en silencio, sus compañeros entraron detrás de él, cerrando las puertas cuando el último miembro del grupo estuvo dentro. El idrino se encontró en una gran estancia que, debido al aire enrarecido y por la capa de polvo intacta, debía de llevar abandonada varias semanas. Una mesa grande, unas cuantas sillas, y varios sillones bastante raídos, eran el principal mobiliario de aquella planta. A un lado de la estancia había una cocina, con una pequeña encimera, un horno de leña, y varios fogones de hierro, ademas de unos armarios de madera, que supuso llenos de algunos cacharros y bastantes telarañas.
Saren dejo la cesta que llevaba en la encimera, y se encaminó a las escaleras, dispuesto a ver que había arriba. No tardó en recorrer las dos plantas superiores, bajando para informar que en la segunda había una especie de estudio con estanterías vacías y un cuarto con barreños de latón para asearse; y que en la tercera había varios cuartos comunales con unas cuantas camas de aspecto cochambroso. No había subido al piso ocupado por el gran esqueleto, pero informo de que había oído algún que otro aleteo a través del techo de la tercera planta. Había baúles y armarios en as habitaciones, pero no había mirado dentro. Un patio de suelo empedrado, en cuyo centro se alzaba la estatua de un pájaro negro con un gran reloj bastante raro a sus pies, completaba el edificio. En él, había un pozo y al fondo, varios retretes.
-Bueno, yo tengo bastante hambre, así que si adecentáis un poco esa mesa -dijo señalándola, tras informar de sus descubrimientos-, yo me pondré con la cena.
El norteño se acercó a la cocina y busco algo para encender la cocina. Encontró una pila bastante escueta, pero suficiente por el momento, de leños polvorientos, que cogió y colocó en el hueco de piedra bajo los fogones. El norteño sacó un poco de yesca, con la que prendió la madera, paradespués cerrar la pequeña puerta de hierro que protegía el fuego. Mientras la cocina se calentaba, Saren procedió a buscar varios cacharros adecuados para cocinar, y unos cuantos platos y cubiertos que dejo a mano para aquel que pusiera la mesa. Les quitó el polvo, y salió al patio a por un poco de agua.
Saren se quitó los mitones y los guardó en uno de los bolsillos del abrigo, que colgó de un gancho en la pared, para cocinar mas cómodo. Se lavó las manos con un poco del agua que había traído y se arremangó la camisola oscura. Sacó algo de carne cruda y unas verduras de las cestas, y lo limpió todo con el agua del pozo que le quedaba, mientras ponía a calentar un par de cacerolas con un poco de la propia grasilla de la carne, esperando que se derritiera. Cuando tuvo los ingredientes listos, preparó un salteado con las verduras, mientras la carne se tostaba en dados con unas pocas hojas rojizas que había encontrado en la cesta. Apartó las cacerolas del fuego, antes de que la verdura se pasara y la carne se hiciera por el centro, y preparo esta última en una bandeja, para meter el recipiente en la pequeña cavidad al lado del fuego que hacia las veces de horno.
Unos minutos después saco la carne del horno y la puso junto con las verduras en una gran fuente, mientras un sabroso olor se extendía por el edificio. El exterior de la carne estaba algo mas churruscante por el asado. En bastante poco tiempo, Saren, haciendo gala de su talento para la cocina, había preparado un plato delicioso con un aroma casero, que algunos de sus compañeros desconocían, y que venía perfecto para reponer fuerzas. Unas piezas de fruta completaban el menú.
-La cena esta lista-anunció con una sonrisa, siempre le había gustado comer bien.
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
25/02/13, 07:23 am
Me sentí algo avergonzado de la llamada de atención de... Shizel, creo que era. No obstante, pasar de estar con la ropa mojada a seca era una mejoría evidente, por lo que musité un agradecimiento.
Cogí algo de comida de la cesta, intentando acallar el hambre, y me senté observando a Shizel mirar apuntes de lo que parecía ser magia. «Es increíble lo que pueden cambiar las cosas en un solo día», pensé. «Esta mañana estaba con Marina en las mazmorras, y ahora estoy aquí, en uno de los torreones...» Hablando de Marina, llevaba sin verla desde que empecé a curiosear el Torreón. «¿Dónde estará?»
Mientras me preguntaba vagamente sobre la localización de la varmana, me di cuenta de algo. Levantándome, me dirigí hacia donde Shizel miraba los apuntes.
—Oye, ¿qué hechizo recomendarías que intentase hacer? —le pregunté—. No sé si puedo hacer magia, así que quiero intentar alguno a ver si me sale.
Cogí algo de comida de la cesta, intentando acallar el hambre, y me senté observando a Shizel mirar apuntes de lo que parecía ser magia. «Es increíble lo que pueden cambiar las cosas en un solo día», pensé. «Esta mañana estaba con Marina en las mazmorras, y ahora estoy aquí, en uno de los torreones...» Hablando de Marina, llevaba sin verla desde que empecé a curiosear el Torreón. «¿Dónde estará?»
Mientras me preguntaba vagamente sobre la localización de la varmana, me di cuenta de algo. Levantándome, me dirigí hacia donde Shizel miraba los apuntes.
—Oye, ¿qué hechizo recomendarías que intentase hacer? —le pregunté—. No sé si puedo hacer magia, así que quiero intentar alguno a ver si me sale.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
25/02/13, 06:03 pm
Shizel releyó frenéticamente las instrucciones. Por culpa de un equívoco de conceptos había pasado por alto lo que tan inocentemente había señalado DL: "térmico" no iba sólo en una dirección. En su mundo usaban ese término generalmente para prendas o instalaciones relacionadas con el ahorro de calor: para el concepto opuesto solían usar palabras como "congelante" o "frigorífico". Inconscientemente había asumido que en rocavarancolés existía dicha correspondencia.
Oyó la pregunta de Branniel, y como siempre frenó en seco lo que estaba haciendo al llegar a sus oídos la palabra "hechizo". Se preguntó si el nuevo nublino, al contrario que su contrapartida macielera, sería capaz de hacer magia. Se detuvo y se lo pensó un poco.
-Te recomiendo el de levitación, por ahí empezamos casi todos- le aconsejó-. Debería aconsejarte que empezaras con algo inofensivo en lugar de cuchillos y cosas así, pero en este torreón ya se considera declaración de guerra que dispares fruta por accidente, así que da un poco igual- rememoró encogiéndose de hombros, recordando un poco socarrón la reacción de RR ante las primeras, y desafortunadas, prácticas de DL.
Abrió el baúl y empezó a recitar monótonamente las sílabas de una serie de hechizos térmicos encadenados, al constatar que eran necesarias varias aplicaciones para que poco a poco empezara a formarse una fina capa de escarcha...
Oyó la pregunta de Branniel, y como siempre frenó en seco lo que estaba haciendo al llegar a sus oídos la palabra "hechizo". Se preguntó si el nuevo nublino, al contrario que su contrapartida macielera, sería capaz de hacer magia. Se detuvo y se lo pensó un poco.
-Te recomiendo el de levitación, por ahí empezamos casi todos- le aconsejó-. Debería aconsejarte que empezaras con algo inofensivo en lugar de cuchillos y cosas así, pero en este torreón ya se considera declaración de guerra que dispares fruta por accidente, así que da un poco igual- rememoró encogiéndose de hombros, recordando un poco socarrón la reacción de RR ante las primeras, y desafortunadas, prácticas de DL.
Abrió el baúl y empezó a recitar monótonamente las sílabas de una serie de hechizos térmicos encadenados, al constatar que eran necesarias varias aplicaciones para que poco a poco empezara a formarse una fina capa de escarcha...
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
25/02/13, 07:08 pm
Su advertencia ante el hechizo de levitación me dejó perplejo. Por lo poco que había visto me daba la sensación de que el ambiente entre los cosechados del torreón era bueno, aunque claro, siempre hay alguien más malhumorado en algún lugar. «¿Por quién habrá dicho lo de la fruta?»
Miré los apuntes de los libros de magia. Los hechizos que salían allí parecían ser muy interesantes. Por lo menos, algunos. «Y esta magia es la que está alcance de los cosechados. ¿Qué milagros seremos capaz de hacer cuando la Luna Roja saque nuestras esencias a la luz?». Lo cierto es que estaba impaciente por ver las transformaciones de cada uno. Especialmente la mía, claro.
Di con el hechizo de levitación y me fijé bien en los movimientos de las manos. No parecía un conjuro difícil. Fui a las cestas de la comida, cogí una fruta y volví a donde tenía los apuntes, colocando la susodicha delante de mí. Acto seguido, hice los gestos que el libro describía para el hechizo de levitación, apuntando a la fruta.
No pasó nada.
Frunciendo algo el ceño, observé bien la hoja donde aparecía el hechizo. Parecía haberlo hecho todo bien, pero quizás me había equivocado en algo. Volví a repasar el hechizo, asegurándome de saber bien los movimientos. Cuando estuve seguro de conocer a la perfección qué gestos había que hacer y cómo hacerlos, redirigí mi atención hacia la fruta y lo intenté otra vez.
Frustrado, comprobé que la maldita parecía decidida a no moverse ni un milímetro. Parecía que la magia no estaba entre las habilidades que tenía a dominar. «Menudo asco», pensé, mientras me ponía a curiosear el resto de los hechizos.
Miré los apuntes de los libros de magia. Los hechizos que salían allí parecían ser muy interesantes. Por lo menos, algunos. «Y esta magia es la que está alcance de los cosechados. ¿Qué milagros seremos capaz de hacer cuando la Luna Roja saque nuestras esencias a la luz?». Lo cierto es que estaba impaciente por ver las transformaciones de cada uno. Especialmente la mía, claro.
Di con el hechizo de levitación y me fijé bien en los movimientos de las manos. No parecía un conjuro difícil. Fui a las cestas de la comida, cogí una fruta y volví a donde tenía los apuntes, colocando la susodicha delante de mí. Acto seguido, hice los gestos que el libro describía para el hechizo de levitación, apuntando a la fruta.
No pasó nada.
Frunciendo algo el ceño, observé bien la hoja donde aparecía el hechizo. Parecía haberlo hecho todo bien, pero quizás me había equivocado en algo. Volví a repasar el hechizo, asegurándome de saber bien los movimientos. Cuando estuve seguro de conocer a la perfección qué gestos había que hacer y cómo hacerlos, redirigí mi atención hacia la fruta y lo intenté otra vez.
Frustrado, comprobé que la maldita parecía decidida a no moverse ni un milímetro. Parecía que la magia no estaba entre las habilidades que tenía a dominar. «Menudo asco», pensé, mientras me ponía a curiosear el resto de los hechizos.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
25/02/13, 11:08 pm
Ver a Shizel decir que le debía una y marcharse feliz como un crió fue una escena curiosa para DL, que no pensaba hubiese dicho nada de otro mundo y que mereciera una deuda. "Este Shizel, no aprende que no necesita devolver todos los favores sino quiere hacerlo" penso sacudiendo la cabeza, quedándose en el patio para guardar en el saco todo lo que Shizel había traído, encontrándoos con rocas, un algunos cristales y utensilios de cocina sin uso. Todas esas cosas tan diferente sno le daban ninguna explicación de lo que pretendía hacer Shizel, aun así lo guardo todo en la bolsa, así como también las botellas con la sangre ácida y el estomago, al que le realizo un hechizo térmico para enfriarlo y mantenerlo o pronto empezaría apestar y a pudrirse. Tras recoger todo lo de la bolsa y estar mas atento a aquello, echo una ojeada alrededor, recién percatándose que al otro lado del patio, y habiendo pasado desapercibido para el, se encontraba Wintel practicando con su lanza. No tenia anda en contra del nublino, mas bien era él, el que tenia algo en contra de todos ellos por practicar la magia, algo que aun no se conseguía explicar. "No habla con nadie , a excepcion de las estirges y creo que ni siquiera escucho que ha llegado uno nuevo de su mundo"se dijo DL mientras se acercaba a este con la bolsa en la mano, manteniendo eso si, fuera de la linea de tiro de la lanza, que nunca se podía fiar uno de alguien que parecía estar en contra de lo que haces.
-Hey Wintel - lo llamo DL, observándolo detenidamente por primera vez desde hacia unos días, dado que apenas se dejaba ver, tal vez fue la impresión suya de llevar algunos días sin verlo, pero le aprecia incluso mas delgado de lo habitual, que ya era decir siendo que Wintel de por si era flacucho. "Bueno, lo difícil en esta ciudad seria engordar" pensó no dándole muchas vueltas, aunque igual debería fijarse si el otro comía antes de que se les apareciera muerto por cualquier lado por inanición- No se si te enteraste cuando llegamos, pero acabar de llegar dos nuevos cosechados, una chica gato, Marina, y alguien de tu mundo....tal vez te interese hablar con el ya que sois del mismo mundo, se llama Branniel- dijo presentándolo y notando que Wintel aprecia poner mala cara, algo que le resulto curioso, peor supuso que seria cosa de sus mundos o a saber, girándose para volver adentro, aunque parándose en la entrada antes de que se le olvidase-Y haz el favor de comer, joder Wintel...que te estas quedando en los huesos, y si ya te vemos poco, pronto ni existiras como te pongas de perfil...-le llamo la atención, tal vez no tenia trato con el, pero tampoco le hacia especial gracia que se muriera alguno de sus compañeros. Entrando a la sala encontrándose con Shizel y su baúl y Branniel estudiando los apuntes de magia.
-Te dejaste la bolsa afuera, le hice un hechizo térmico al estomago para mantenerlo mientras haces la nevera- dijo sentándose en el sofa y dejando el saco junto a la mesa.
-Hey Wintel - lo llamo DL, observándolo detenidamente por primera vez desde hacia unos días, dado que apenas se dejaba ver, tal vez fue la impresión suya de llevar algunos días sin verlo, pero le aprecia incluso mas delgado de lo habitual, que ya era decir siendo que Wintel de por si era flacucho. "Bueno, lo difícil en esta ciudad seria engordar" pensó no dándole muchas vueltas, aunque igual debería fijarse si el otro comía antes de que se les apareciera muerto por cualquier lado por inanición- No se si te enteraste cuando llegamos, pero acabar de llegar dos nuevos cosechados, una chica gato, Marina, y alguien de tu mundo....tal vez te interese hablar con el ya que sois del mismo mundo, se llama Branniel- dijo presentándolo y notando que Wintel aprecia poner mala cara, algo que le resulto curioso, peor supuso que seria cosa de sus mundos o a saber, girándose para volver adentro, aunque parándose en la entrada antes de que se le olvidase-Y haz el favor de comer, joder Wintel...que te estas quedando en los huesos, y si ya te vemos poco, pronto ni existiras como te pongas de perfil...-le llamo la atención, tal vez no tenia trato con el, pero tampoco le hacia especial gracia que se muriera alguno de sus compañeros. Entrando a la sala encontrándose con Shizel y su baúl y Branniel estudiando los apuntes de magia.
-Te dejaste la bolsa afuera, le hice un hechizo térmico al estomago para mantenerlo mientras haces la nevera- dijo sentándose en el sofa y dejando el saco junto a la mesa.
- Carmesí
Ficha de cosechado
Nombre: Lemus
Especie: Humano
Habilidades: Oído músical, carisma y valor
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
26/02/13, 12:34 am
Hacia tiempo que me sentía exhausto y seguir entrenando era simplemente imposible. Fue entonces cuando llegó DL a avisarme de que teníamos nuevos compañeros.
“Branniel...- el nombre de aquel nublino retumbó en mis oídos acallando todo lo demás que decía DL; Algo de huesos y de comer más-“ No necesitaba saber más para saber de que calaña era, además su nombre era tan semejante a Brinael que tan solo pensarlo me daban arcadas.
Clavé la lanza en el suelo enfurecido pensando en todo lo que aquella bruja había hecho en Nubla y ahora uno de sus marionetas se encontraba en el torreón probablemente sumido en el más grande de los estasis que hubiera podido imaginar.
Dejé la lanza clavada en el suelo, aun vibrante por toda la furia que había dejado en ella y me dirigí furioso y decidido a darle la bienvenida a aquel maldito jonky de rocavarancolia.
Entré en el salón buscando nerviosamente al nuevo inquilino, Incluso adelanté a DL dejándolo atrás. No fue demasiado difícil encontrarlo, se encontraba allí sentado en un sillón junto a Shizel, escondido detrás de un libro que no había que ser muy listo para saber su temática.
“¡Maldito traidor!- grité impulsivamente rompiendo el relativo silencio del salón - ¿Qué hace una alimaña como tú aquí?¿Por qué no te quedaste besando el suelo de cada maldita roca de esta ciudad en ruinas?¿Y a vosotros como se os ocurre dadle un libro de magia a este pérfido engendro?- dije regañando a Shiz y a DL- No sé que patrañas le habrás contado a mis compañeros sucio traidor pero a mi no me engañas-terminé diciendo mirando a Branniel con una expresión de odio marcado-“
Me dolía la garganta de gritar, casi podía saborear sangre…
“Branniel...- el nombre de aquel nublino retumbó en mis oídos acallando todo lo demás que decía DL; Algo de huesos y de comer más-“ No necesitaba saber más para saber de que calaña era, además su nombre era tan semejante a Brinael que tan solo pensarlo me daban arcadas.
Clavé la lanza en el suelo enfurecido pensando en todo lo que aquella bruja había hecho en Nubla y ahora uno de sus marionetas se encontraba en el torreón probablemente sumido en el más grande de los estasis que hubiera podido imaginar.
Dejé la lanza clavada en el suelo, aun vibrante por toda la furia que había dejado en ella y me dirigí furioso y decidido a darle la bienvenida a aquel maldito jonky de rocavarancolia.
Entré en el salón buscando nerviosamente al nuevo inquilino, Incluso adelanté a DL dejándolo atrás. No fue demasiado difícil encontrarlo, se encontraba allí sentado en un sillón junto a Shizel, escondido detrás de un libro que no había que ser muy listo para saber su temática.
“¡Maldito traidor!- grité impulsivamente rompiendo el relativo silencio del salón - ¿Qué hace una alimaña como tú aquí?¿Por qué no te quedaste besando el suelo de cada maldita roca de esta ciudad en ruinas?¿Y a vosotros como se os ocurre dadle un libro de magia a este pérfido engendro?- dije regañando a Shiz y a DL- No sé que patrañas le habrás contado a mis compañeros sucio traidor pero a mi no me engañas-terminé diciendo mirando a Branniel con una expresión de odio marcado-“
Me dolía la garganta de gritar, casi podía saborear sangre…
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Personajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
26/02/13, 12:27 pm
Me sorprendí cuandi vi al otro nublino viniendo tan impulsivamente hacia mí, e insultándome. Por supuesto, rápidamente lo comprendí: era un fuy, uno de los nublinos que despreciaban los dones de Rocavarancolia y vivían apartados del resto del mundo, en el norte. Compuse una mueca con desdén, lo único bueno de aquella clase de nublinos es que apreciaban tanto a Varanublia como yo y mi familia.
—¿Un traídor yo? —Aunque aparentemente estaba tranquilo, en realidad estaba furioso, clavándome las uñas en la palma. Alguien que sólo despreciaba a aquel mundo de portentos no debería estar allí—. ¿Por qué? Creo que no son los míos los que desprecian este mundo —me puse a fingir una actitud pensativa, arto de los insultos que me había dirigido el chico gritón, «Por la Luna Roja, un poco más y me deja sordo»—. De hecho, juraría que son los tuyos los que piensan que Rocavarancolia es el Mal. ¿Qué haces aquí? ¿Te diste cuenta de vuestro error? —en apariencia, yo le miraba infantilmente, esperando la respuesta—. ¿O quizás es que te amargabas tanto que necesitabas estar en un lugar que odiases para darle algo de sentido a tu vida?
Cerré el libro, ignorando al otro nublino, y me levanté, llevando los apuntes de magia a donde descansaban los demás.
—Por cierto —añadí—, si quieres que la transformación de la Luna no te mate, come algo, anda —miré con desdén hacia el fuy—. Aunque quizás la Luna Roja te transforme en esqueleto. No me extrañaría, la verdad.
—¿Un traídor yo? —Aunque aparentemente estaba tranquilo, en realidad estaba furioso, clavándome las uñas en la palma. Alguien que sólo despreciaba a aquel mundo de portentos no debería estar allí—. ¿Por qué? Creo que no son los míos los que desprecian este mundo —me puse a fingir una actitud pensativa, arto de los insultos que me había dirigido el chico gritón, «Por la Luna Roja, un poco más y me deja sordo»—. De hecho, juraría que son los tuyos los que piensan que Rocavarancolia es el Mal. ¿Qué haces aquí? ¿Te diste cuenta de vuestro error? —en apariencia, yo le miraba infantilmente, esperando la respuesta—. ¿O quizás es que te amargabas tanto que necesitabas estar en un lugar que odiases para darle algo de sentido a tu vida?
Cerré el libro, ignorando al otro nublino, y me levanté, llevando los apuntes de magia a donde descansaban los demás.
—Por cierto —añadí—, si quieres que la transformación de la Luna no te mate, come algo, anda —miré con desdén hacia el fuy—. Aunque quizás la Luna Roja te transforme en esqueleto. No me extrañaría, la verdad.
- Carmesí
Ficha de cosechado
Nombre: Lemus
Especie: Humano
Habilidades: Oído músical, carisma y valorPersonajes : Norou, Wintelgy y Lemus
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
26/02/13, 04:12 pm
La respuesta de Branniel cayó sobre mí como un cubo de agua fría, bajándome los humos para hacerme tomar una actitud depresiva; Bajando la cabeza, quedándome mirando al suelo fijamente haciendo que el flequillo desgreñado y pringoso de color cano se corriera como una cortina sobre mi rostro.
Por un momento sentí que toda aquella parafernalia de rituales y supersticiones contra la magia, no servirían de nada ya que acabaría convirtiéndome en un monstruo, como bien decía aquel renegado de su autentica patria.
“¿Qué por qué he venido? ¿Qué por qué? –empecé diciendo como si me costara hablar casi gruñendo pero no gritando, como el susurro de un volcán antes de entrar en erupción- He venido por mi pueblo….por nuestra cultura….he venido para que no roben las estrellas de nuestro cielo…..para que no roben el verde de nuestras praderas… para dejarle bien claro a esos a los que tú llamas dioses que nuestro pueblo no esta dispuesto a ser tratado como ganado – aunque no llegaba a gritar parecía que en cualquier momento iba a romper a hacerlo con el odio que estaba poniendo en cada una de mis palabras- y respecto a ti…. Más te vale que la luna me mate- terminé diciendo lamentado y dolorido, levantando el rostro lentamente para descubrir un rostro lleno de lagrimas y odio- porque si me transformo en un monstruo… juro que te buscaré…..no importará donde te escondas…. te encontraré… y entonces desearas no haber sobrevivido a tu santificada luna… pero no te preocupes porque también pienso visitar a todos los de tu calaña para enseñarle lo que su amada Rocavarancolia puede hacer por vosotros…- terminé con una risa inquietante esbozada por la locura misma en mi rostro”
Sin darme cuenta había estado avanzando hacia Branniel mientras pronunciaba mis últimas palabras. Me limpie las lágrimas con el antebrazo, emborronándome todo de ceniza de los dibujos que me pinte con ellas por la mañana para luego mirar con indiferencia a mis compañeros y salir corriendo de nuevo para el patio.
Cogí la lanza clavada en el suelo y comencé a golpear al aire desquiciado mientras gritaba, gritos de furia, de odio, de dolor…
Por un momento sentí que toda aquella parafernalia de rituales y supersticiones contra la magia, no servirían de nada ya que acabaría convirtiéndome en un monstruo, como bien decía aquel renegado de su autentica patria.
“¿Qué por qué he venido? ¿Qué por qué? –empecé diciendo como si me costara hablar casi gruñendo pero no gritando, como el susurro de un volcán antes de entrar en erupción- He venido por mi pueblo….por nuestra cultura….he venido para que no roben las estrellas de nuestro cielo…..para que no roben el verde de nuestras praderas… para dejarle bien claro a esos a los que tú llamas dioses que nuestro pueblo no esta dispuesto a ser tratado como ganado – aunque no llegaba a gritar parecía que en cualquier momento iba a romper a hacerlo con el odio que estaba poniendo en cada una de mis palabras- y respecto a ti…. Más te vale que la luna me mate- terminé diciendo lamentado y dolorido, levantando el rostro lentamente para descubrir un rostro lleno de lagrimas y odio- porque si me transformo en un monstruo… juro que te buscaré…..no importará donde te escondas…. te encontraré… y entonces desearas no haber sobrevivido a tu santificada luna… pero no te preocupes porque también pienso visitar a todos los de tu calaña para enseñarle lo que su amada Rocavarancolia puede hacer por vosotros…- terminé con una risa inquietante esbozada por la locura misma en mi rostro”
Sin darme cuenta había estado avanzando hacia Branniel mientras pronunciaba mis últimas palabras. Me limpie las lágrimas con el antebrazo, emborronándome todo de ceniza de los dibujos que me pinte con ellas por la mañana para luego mirar con indiferencia a mis compañeros y salir corriendo de nuevo para el patio.
Cogí la lanza clavada en el suelo y comencé a golpear al aire desquiciado mientras gritaba, gritos de furia, de odio, de dolor…
-Tsuki Tsuki Tsuki♥♫♪-
- Dama Elfica
Ficha de cosechado
Nombre: Marina Nara
Especie: Varmana Balera
Habilidades: velocidad natatoria,velocidad,imaginación,
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
26/02/13, 04:22 pm
<<¡AGHHH! pero..¿donde guardan aqui los libros????>>
Aunque no lo parezca, asi estaba todo el rato. Queria tenerlos cerca. Eso algo qque me gusto. Desconocia donde estaba Branniel. Pero tampoco tenai muchas ganas de verle. No me podia enfrentar todavia a lo que dije en el callejon. Si me preguntaba, quedaría como una boba. -Me rindo...y tengo hambre. Mejor lo dejo por ahora -
Bajé a la parte baja, y casi maldecí mi suerte. Allí estaba Branniel. Había alguien mas con el.Le estaba chillando.No supe si iba a saltarsele encima o no, pero dije a voz en grito- ¡Pero tu que haces!? - Espere asi atraer atencion y hacer que el chico lo dejase en paz. Aunque me fijé en que se parecian un poco. - ¿sois familia?
Aunque no lo parezca, asi estaba todo el rato. Queria tenerlos cerca. Eso algo qque me gusto. Desconocia donde estaba Branniel. Pero tampoco tenai muchas ganas de verle. No me podia enfrentar todavia a lo que dije en el callejon. Si me preguntaba, quedaría como una boba. -Me rindo...y tengo hambre. Mejor lo dejo por ahora -
Bajé a la parte baja, y casi maldecí mi suerte. Allí estaba Branniel. Había alguien mas con el.Le estaba chillando.No supe si iba a saltarsele encima o no, pero dije a voz en grito- ¡Pero tu que haces!? - Espere asi atraer atencion y hacer que el chico lo dejase en paz. Aunque me fijé en que se parecian un poco. - ¿sois familia?
"Siempre recordamos mejor lo que nunca sucedio...."
- Spoiler:
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
26/02/13, 06:09 pm
Shizel miró con vago interés los intentos de Branniel de hacer levitar la fruta, para luego volver a lo suyo. Al principio sentía un secreto regocijo interno cada vez que alguno de sus compañeros intentaba hacer un hechizo y no lo conseguía, pero ya no. La progresiva certeza de que la magia no iba a desaparecerle de las manos de un día para otro había borrado con el tiempo aquel pensamiento reflejo tan infantil, sustituido por otra cosa. Al igual que no estaba acostumbrado a sentir vergüenza de sí mismo, tampoco estaba acostumbrado a sentir aquella llamita de orgullo tan reconfortante que salía cuando algún compañero le pedía ayuda con la magia. Nadie le vigilaba en casa, cierto, pero tampoco nadie le había necesitado nunca.
No obstante, en aquellos momentos la práctica de magia no le estaba reportando bienestar alguno. Le costaba cada vez más concentrarse con el griterío que estaba teniendo lugar en salón y se le crispaban los nervios a ojos vista, pero no podía parar o echaría el hechizo al traste. Se le tensaron las manos sobre el arca y tuvo que rechinar los dientes para no levantarse y espetarle a Wintel que se metiera las teorías conspiranoicas por donde le cupieran, y al novato que no se pasara de listo porque aún estaban a tiempo de ponerle de patitas en la calle. Incluso el hecho de que el nublino se había defendido con ciertos recursos que le resultaban familiares de Idris le importaba una mierda: ya podía depender el destino del mundo de esos dos si querían, pero que si iban a matarse que lo hicieran fuera y sin molestar.
"Verás", siseó mentalmente. "Como tenga que volver a empezar o salga mal por su culpa los paralizaré a los dos y verás qué rápido se les va la tontería." El hechizo de inmovilización que hasta el momento sólo había practicado con las moscas del torreón bullía tentadoramente en su mente.
Por suerte el propio Wintel emprendió la retirada al patio y Shizel resopló entre el alivio y la exasperación.
-Gracias- dijo llanamente a DL y empezó a meter el contenido del saco dentro del frigorífico improvisado (que había logrado llevar a buen térmico a pesar de las distracciones) acompañándolo de una nota de advertencia. Cuando terminó dirigió una mirada fría a Branniel, añadiendo:
-Recuerda que estás aquí de invitado- era de locos que uno tuviera que recordarle eso a la gente, era etiqueta elemental...-. Así que menos lobos. Y si pudieras acompañarlo de una explicación creo que varios de los presentes estaríamos bastante agradecidos.
No obstante, en aquellos momentos la práctica de magia no le estaba reportando bienestar alguno. Le costaba cada vez más concentrarse con el griterío que estaba teniendo lugar en salón y se le crispaban los nervios a ojos vista, pero no podía parar o echaría el hechizo al traste. Se le tensaron las manos sobre el arca y tuvo que rechinar los dientes para no levantarse y espetarle a Wintel que se metiera las teorías conspiranoicas por donde le cupieran, y al novato que no se pasara de listo porque aún estaban a tiempo de ponerle de patitas en la calle. Incluso el hecho de que el nublino se había defendido con ciertos recursos que le resultaban familiares de Idris le importaba una mierda: ya podía depender el destino del mundo de esos dos si querían, pero que si iban a matarse que lo hicieran fuera y sin molestar.
"Verás", siseó mentalmente. "Como tenga que volver a empezar o salga mal por su culpa los paralizaré a los dos y verás qué rápido se les va la tontería." El hechizo de inmovilización que hasta el momento sólo había practicado con las moscas del torreón bullía tentadoramente en su mente.
Por suerte el propio Wintel emprendió la retirada al patio y Shizel resopló entre el alivio y la exasperación.
-Gracias- dijo llanamente a DL y empezó a meter el contenido del saco dentro del frigorífico improvisado (que había logrado llevar a buen térmico a pesar de las distracciones) acompañándolo de una nota de advertencia. Cuando terminó dirigió una mirada fría a Branniel, añadiendo:
-Recuerda que estás aquí de invitado- era de locos que uno tuviera que recordarle eso a la gente, era etiqueta elemental...-. Así que menos lobos. Y si pudieras acompañarlo de una explicación creo que varios de los presentes estaríamos bastante agradecidos.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de luchaPersonajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
26/02/13, 06:58 pm
Por un momento me sentí tentado de seguirlo, pero rápidamente deseché la idea. Era absurdo ir a pelear con un chico furioso, conspiranoíco y posiblemente entrenado en el uso de las armas en el tiempo que llevaba viviendo en el Torreón.
—No somos familia —dije a Marina. Me preguntaba dónde había estado desde que llegó—. Sólo del mismo mundo —«Y gracias a la Luna que no somos familia», pensé. Era increíble lo paranoico que era Wintel, y más todavía la locura que se podía adivinar en él. «Sea cual sea su transformación, dudo que vaya a ser agradable»
En ese momento, shizel se acercó a reñirme. Fruncí la boca, no era yo quien se había puesto a gritar dejando medio sordo al torreón entero. De hecho, había mantenido mi volumen de voz relativamente bajo.
—Creo recordar que ha empezado vuestro nublino loco, que se ha puesto a gritarme sin venir a cuento —le dije, aunque añadiendo a continuación una disculpa—. Pero perdón por molestarte, no pretendía hacerlo.
Cuando Shizel temrinó de hablar de volví con renovado interés. Se me había olvidado que los habitantes de otros mundos no sabían el objetivo de la cosecha, detalle que ya me había sorprendido cuando Marina me lo dijo.
—¿No sabes cuál es el objetivo de la Cosecha? —no esperé la respuesta, sobre todo porque cualquier cosa que supiesen o que creyesen saber estaría incompleta en el mejor de los casos—. Debemos sobrevivir solos hasta la Luna Roja, demostrar que somos habitantes capaces de esta ciudad —desvié la mirada, observando el lugar, pensando en las probables muertes que habría en el futuro—. Y cuando la Luna Roja salga, nos convertirá en ciudadanos de Rocavarancolia. Nos transformará, sacará nuestras esencias, nuestra verdadera forma de ser —volví a mirar a Shizel a los ojos, aunque asegurándome que todos los presentes escuchasen—. A algunos, incapaces de hacer ahora magia, les dará poderes. A otros les aumentará sus capacidades físicas: serán más resistentes, más fuertes. Y a otros, los que ahora pueden hacer magia, aumentará sus poderes, sus capacidades innatas para moldear el tejido de la realidad, hasta límites inimaginables —me pregunté cual sería la transformación de Shizel, de Marina, la mía. Si todos nosotros alcanzaríamos a ver la Luna, o sólo algunos —. Ese es el objetivo de la Cosecha, y eso hará la Luna Roja cuando la veamos.
—No somos familia —dije a Marina. Me preguntaba dónde había estado desde que llegó—. Sólo del mismo mundo —«Y gracias a la Luna que no somos familia», pensé. Era increíble lo paranoico que era Wintel, y más todavía la locura que se podía adivinar en él. «Sea cual sea su transformación, dudo que vaya a ser agradable»
En ese momento, shizel se acercó a reñirme. Fruncí la boca, no era yo quien se había puesto a gritar dejando medio sordo al torreón entero. De hecho, había mantenido mi volumen de voz relativamente bajo.
—Creo recordar que ha empezado vuestro nublino loco, que se ha puesto a gritarme sin venir a cuento —le dije, aunque añadiendo a continuación una disculpa—. Pero perdón por molestarte, no pretendía hacerlo.
Cuando Shizel temrinó de hablar de volví con renovado interés. Se me había olvidado que los habitantes de otros mundos no sabían el objetivo de la cosecha, detalle que ya me había sorprendido cuando Marina me lo dijo.
—¿No sabes cuál es el objetivo de la Cosecha? —no esperé la respuesta, sobre todo porque cualquier cosa que supiesen o que creyesen saber estaría incompleta en el mejor de los casos—. Debemos sobrevivir solos hasta la Luna Roja, demostrar que somos habitantes capaces de esta ciudad —desvié la mirada, observando el lugar, pensando en las probables muertes que habría en el futuro—. Y cuando la Luna Roja salga, nos convertirá en ciudadanos de Rocavarancolia. Nos transformará, sacará nuestras esencias, nuestra verdadera forma de ser —volví a mirar a Shizel a los ojos, aunque asegurándome que todos los presentes escuchasen—. A algunos, incapaces de hacer ahora magia, les dará poderes. A otros les aumentará sus capacidades físicas: serán más resistentes, más fuertes. Y a otros, los que ahora pueden hacer magia, aumentará sus poderes, sus capacidades innatas para moldear el tejido de la realidad, hasta límites inimaginables —me pregunté cual sería la transformación de Shizel, de Marina, la mía. Si todos nosotros alcanzaríamos a ver la Luna, o sólo algunos —. Ese es el objetivo de la Cosecha, y eso hará la Luna Roja cuando la veamos.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
26/02/13, 08:20 pm
Shizel asintió, aceptando la disculpa sin hacer más comentarios. Era muy típico idrino el echar tierra sobre un asunto y dejarlo enturbiar sin solucionarlo, y a un nivel subconsciente echaba de menos aquel tipo de soluciones a los conflictos. Si no lo sacabas a la luz incómodamente, no molestaba.
-Es un tanto excéntrico- dijo como contrapartida, excusando a su compañero ausente por cortesía. El pobre chalado era el superlativo de excéntrico, pero aquélla era la forma políticamente correcta de decirlo-. Acostúmbrate o evítale, me temo que no te quedan muchas más posibilidades.
"Ni a ti ni a nadie", pensó con una mueca interna. Wintel le daba pena en ocasiones por su inestabilidad, pero siempre acababa con algún pronto de los suyos que hacía que olvidase ese sentimiento en poco tiempo. Procuraba no darle muchas vueltas al asunto: no era algo en lo que fuese cómodo pensar.
Afinó los oídos ante las palabras de Branniel, y casi oía los engranajes de su mente girar asimilando la nueva información. Los mismos cuentos, la misma base contada por una fuente más fiable que un nublino loco y un humano enrabietado... Quizá ignorar aquel denominador común recurrente fuese un error. En todo caso pensaba contrastar todo aquel sinsentido con datos objetivos, en la biblioteca, cuanto antes. Creyendo a ciegas lo más conveniente no se solucionaba nada.
Casi empezó a salivar al oír lo que aguardaba a aquellos ya capaces de hacer magia. Se obligó a sí mismo a recordar que aquella era una visión poética, embellecida. Miseria también se lo había puesto todo muy bonito cuando le había ofrecido venir a aquel estercolero... De hecho había usado palabras muy parecidas.
El recuerdo le hizo entrecerrar los ojos con desconfianza, aunque corrigió esa expresión casi al instante para no alarmar a Branniel al respecto. Ya le habían tomado el pelo una vez, y también alguien en el que no había podido detectar físicamente ningún trazo de mentira.
-¿Cómo sabes todo eso?- interrogó a Branniel en tono reflexivo. Sacarle información a Wintel era un esfuerzo ingente: con suerte aquel nublino se hallaría más receptivo-. ¿Cómo vamos a cambiar simplemente estando en este lugar? Y si es tan importante que sobrevivamos, ¿por qué nos dejan tirados en una ciudad abandonada llena de monstruos?- a medida que hablaba su voz se teñía de frustración: todas aquellas eran preguntas que llevaban en su cabeza desde el primer día y que nunca habían obtenido respuesta.
-Es un tanto excéntrico- dijo como contrapartida, excusando a su compañero ausente por cortesía. El pobre chalado era el superlativo de excéntrico, pero aquélla era la forma políticamente correcta de decirlo-. Acostúmbrate o evítale, me temo que no te quedan muchas más posibilidades.
"Ni a ti ni a nadie", pensó con una mueca interna. Wintel le daba pena en ocasiones por su inestabilidad, pero siempre acababa con algún pronto de los suyos que hacía que olvidase ese sentimiento en poco tiempo. Procuraba no darle muchas vueltas al asunto: no era algo en lo que fuese cómodo pensar.
Afinó los oídos ante las palabras de Branniel, y casi oía los engranajes de su mente girar asimilando la nueva información. Los mismos cuentos, la misma base contada por una fuente más fiable que un nublino loco y un humano enrabietado... Quizá ignorar aquel denominador común recurrente fuese un error. En todo caso pensaba contrastar todo aquel sinsentido con datos objetivos, en la biblioteca, cuanto antes. Creyendo a ciegas lo más conveniente no se solucionaba nada.
Casi empezó a salivar al oír lo que aguardaba a aquellos ya capaces de hacer magia. Se obligó a sí mismo a recordar que aquella era una visión poética, embellecida. Miseria también se lo había puesto todo muy bonito cuando le había ofrecido venir a aquel estercolero... De hecho había usado palabras muy parecidas.
El recuerdo le hizo entrecerrar los ojos con desconfianza, aunque corrigió esa expresión casi al instante para no alarmar a Branniel al respecto. Ya le habían tomado el pelo una vez, y también alguien en el que no había podido detectar físicamente ningún trazo de mentira.
-¿Cómo sabes todo eso?- interrogó a Branniel en tono reflexivo. Sacarle información a Wintel era un esfuerzo ingente: con suerte aquel nublino se hallaría más receptivo-. ¿Cómo vamos a cambiar simplemente estando en este lugar? Y si es tan importante que sobrevivamos, ¿por qué nos dejan tirados en una ciudad abandonada llena de monstruos?- a medida que hablaba su voz se teñía de frustración: todas aquellas eran preguntas que llevaban en su cabeza desde el primer día y que nunca habían obtenido respuesta.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
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- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Personajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
26/02/13, 08:32 pm
A Karime poco le importó que dejaran atrás la pelea sobre el tejado, bajo la perspectiva de que irían a buscar chatarra. No es que le interesaran demasiado las baratijas, a no ser que dichas baratijas sirvieran como arma, pero las salidas que hacían con ese fin solían terminar en divertidas aventuras para la libense. Estaba a punto de hacer un comentario sobre los bonitos espectáculos con los que la ciudad les amenizaba los días cuando alguien chocó con Alder. En seguida se puso en guardia y apuntó al extraño con su arco, pero lo bajó en cuanto intercambió algunas palabras con el grupo.
- ¿Tú quién eres? ¿Otro amiguito de los pajarracos como Wintel? No pensarás escupirnos en el suelo de nuestro magnifico torreón, ¿verdad?- preguntó con una ceja alzada, esperando que este no fuera como su problemático compañero de torreón.
Le extrañó muchísimo la aparición de DL y Shizel con una chica, pues no se había dado cuenta de su falta, pero el shock le llegó al ver quién acompañaba a los chicos. Una chica alta de pelo violeta y rasgos felinos los seguía desconfiada. Karime no podía creer lo que sus ojos veían. “¡Una diosa! ¡Una autentica diosa felina!” No se lo podía creer. En toda su vida lo más cercano a un dios que había visto habían sido su hermano cuando se convirtió en andrógino y la Reina Madre, no podía creerse que tuviera a una diosa de verdad a un metro. Si estiraba el brazo podría tocarla. “¿Habrá venido para bendecir mi aventura? ¿Para darme algún tipo de poder? ¿Habrá venido para devolverme a Ilol?” eran algunas de las preguntas que rondaban por su cabeza.
A pesar de todas las conversaciones, y para impresión del resto de sus compañeros, Karime estuvo todo el tiempo callada, sin dejar de mirar a la diosa que se había presentado como Marina y preguntándose por qué tomaba sus decisiones de acuerdo a las del nublino Branniel. Las únicas palabras que salieron de su boca fueron dirigidas a RR que, cuando todos se pusieron en marcha, quiso quedarse a seguir explorando y buscando chatarra.
- Sabes de sobra que yo siempre soy la primera en salir de aventura, pero hoy no es el día.- expresó con toda la serenidad y seriedad de la que una mujer libense era capaz de disponer.- Ahora debo volver con el resto y no espero que lo comprendas.
La morena se mantuvo en silencio todo el camino y siguió estándolo en el torreón mucho tiempo más. En su cabeza no dejaban de pelearse la imagen de debilidad y sumisión que presentaba la varmana con su idea de una diosa, hasta que concluyó que no era quien para poner en duda la actitud de una todo poderosa y, finalmente, se acercó con paso solemne hacia ella.
- Mi nombre es Karime, hija de Kirina, estudiante del ejercito de la Capital, sierva incondicional de la Reina Madre de Libo.- se presentó con unos modales tan pulidos que harían llorar a la misma reina. Con agiles movimientos sacó su arco y sus espadas y los puso sobre sus palmas extendidas para luego arrodillarse ante la varmana.- Mis armas y mi persona están a su entera disposición, oh gran Diosa Felina.
"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
- Vlad
Ficha de cosechado
Nombre: Yrfylltabgemesh Ftethvajranotz Graktholontir
Especie: Auro
Habilidades: Nociones de Lucha, Artesanía, Puntería.
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
26/02/13, 09:13 pm
RR atravesó las puertas del torreón con su saco a cuestas, refunfuñando imprecaciones y fórmulas peyorativas áuricas, que en rocavarancolés se volvían desconcertantemente largas. Tendría que retrasar la salida, pero con un poco de suerte podría convencerlos para salir tras comer. Pero antes tendría que esperar un poco a que sus compañeros se aclimataran a los dos recién llegados.
Cuando entró en el torreón, lo primero que hizo fue subir a su habitación a dejar el botín del día y vaciar el saco, sabedor de que nunca se puede saber cuando se va a necesitar espacio sobrante a mano.
Cuando descendió al salón, no sin antes comprobar que todas las trampas estaban adecuadamente colocadas, se encontró de frente con la pintoresca escena que estaba interpretando Karime delante el alfeñique con orejas vistosas. Poniendo los ojos en blanco y retirándose la capucha, las gafas y el pañuelo, lanzó un muy teatral suspiro de exasperación.
-¿Podría decirme alguien por qué todos los zumbados religiosos terminan rezando en mi salón?- inquirió al pasar entre sendas mujeres de camino a la cocina, donde tomó una buena ración de queso y pan, junto con una pieza de fruta, para volver a la estancia anterior, mascando despreocupadamente las viandas.- Entre que uno le tiene miedo a la magia y a la luna, el otro que las idolatra, y la nudista que le lame los pies a una muchacha tartamuda por tener orejas picudas… Si es que se os ve de lejos que os han parido.
Tomó asiento en un sillón y continuó comiendo, mientras que comprobaba que Schrang estaba convenientemente cargada.
-Si convenís en dejar de charlar sobre vuestros amigos imaginarios y demás gilipolleces, yo sugeriría que comiéramos fugralmente y que nos preparáramos para volver a salir. Entiendo que tuviéramos que traer a estos dos muchachos hasta aquí, pero necesitamos más pertrechos. O al menos yo lo veo así, y me gustaría que alguien me acompañara. No puedo fortificar este maldito montón de piedra sin más materiales.
Ciertamente RR estaba un tanto insoportable. Sabía que las reservas de estupefacientes le iban escaseando y muy pronto tendría que afrontar el serio contratiempo de atravesar el mono en abstinencia total. Sobre esta base de mosqueo, el hecho de que se entorpeciera la búsqueda de materiales a las buenas tampoco le hacía especial gracia. No es que tuviera nada contra la supervivencia de los nuevos cosechados. Estaban tan jodidos como todos y no tenían la culpa de estar allí, y por muy borde que pudiera ser el foner, en última instancia defendería a aquellos muchachos de la ciudad como había intentado hacer con el resto. El problema, evidentemente, es que no se sentía especialmente cómodo con la incapacidad que estaba demostrando la nueva… ¿Marina, se podía llamar…? Para afrontar el reto que suponía aquel agujero. Sus gritos, su voz entrecortada, su evidente falta de resolución y de criterio propio, su lentitud de reacción y su imprudencia temeraria, que parecían demostrar a cada segundo de que o no era consciente del peligro mortal que los acechaba en cada esquina o bien lo minusvaloraba enormemente. Y es que estaba claro que había sobrevivido tanto tiempo exclusivamente gracias al nublino que la acompañaba. Se comportaba como si todo aquello le pillara por sorpresa, constantemente, como si no hubiera aprendido en las semanas que de seguro había pasado en las ruinas. La idea de tener que sacrificar la vida por alguien que no la apreciaba lo suficiente como para intentar defenderla le mosqueaba enormemente.
O demostraban en un lapso relativamente corto de tiempo que tenían más cerebro del que aparentaban, o definitivamente iban a estar bien jodidos.
Cuando entró en el torreón, lo primero que hizo fue subir a su habitación a dejar el botín del día y vaciar el saco, sabedor de que nunca se puede saber cuando se va a necesitar espacio sobrante a mano.
Cuando descendió al salón, no sin antes comprobar que todas las trampas estaban adecuadamente colocadas, se encontró de frente con la pintoresca escena que estaba interpretando Karime delante el alfeñique con orejas vistosas. Poniendo los ojos en blanco y retirándose la capucha, las gafas y el pañuelo, lanzó un muy teatral suspiro de exasperación.
-¿Podría decirme alguien por qué todos los zumbados religiosos terminan rezando en mi salón?- inquirió al pasar entre sendas mujeres de camino a la cocina, donde tomó una buena ración de queso y pan, junto con una pieza de fruta, para volver a la estancia anterior, mascando despreocupadamente las viandas.- Entre que uno le tiene miedo a la magia y a la luna, el otro que las idolatra, y la nudista que le lame los pies a una muchacha tartamuda por tener orejas picudas… Si es que se os ve de lejos que os han parido.
Tomó asiento en un sillón y continuó comiendo, mientras que comprobaba que Schrang estaba convenientemente cargada.
-Si convenís en dejar de charlar sobre vuestros amigos imaginarios y demás gilipolleces, yo sugeriría que comiéramos fugralmente y que nos preparáramos para volver a salir. Entiendo que tuviéramos que traer a estos dos muchachos hasta aquí, pero necesitamos más pertrechos. O al menos yo lo veo así, y me gustaría que alguien me acompañara. No puedo fortificar este maldito montón de piedra sin más materiales.
Ciertamente RR estaba un tanto insoportable. Sabía que las reservas de estupefacientes le iban escaseando y muy pronto tendría que afrontar el serio contratiempo de atravesar el mono en abstinencia total. Sobre esta base de mosqueo, el hecho de que se entorpeciera la búsqueda de materiales a las buenas tampoco le hacía especial gracia. No es que tuviera nada contra la supervivencia de los nuevos cosechados. Estaban tan jodidos como todos y no tenían la culpa de estar allí, y por muy borde que pudiera ser el foner, en última instancia defendería a aquellos muchachos de la ciudad como había intentado hacer con el resto. El problema, evidentemente, es que no se sentía especialmente cómodo con la incapacidad que estaba demostrando la nueva… ¿Marina, se podía llamar…? Para afrontar el reto que suponía aquel agujero. Sus gritos, su voz entrecortada, su evidente falta de resolución y de criterio propio, su lentitud de reacción y su imprudencia temeraria, que parecían demostrar a cada segundo de que o no era consciente del peligro mortal que los acechaba en cada esquina o bien lo minusvaloraba enormemente. Y es que estaba claro que había sobrevivido tanto tiempo exclusivamente gracias al nublino que la acompañaba. Se comportaba como si todo aquello le pillara por sorpresa, constantemente, como si no hubiera aprendido en las semanas que de seguro había pasado en las ruinas. La idea de tener que sacrificar la vida por alguien que no la apreciaba lo suficiente como para intentar defenderla le mosqueaba enormemente.
O demostraban en un lapso relativamente corto de tiempo que tenían más cerebro del que aparentaban, o definitivamente iban a estar bien jodidos.
¿Qué es más divertido que matar a un bebé en una batidora?
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Personajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
26/02/13, 11:38 pm
—Para responder a tu pregunta, tengo que contarte cómo es mi mundo —recordé las praderas de Nubla, a mi familia, el pastoreo de linacs, la pacífica vida de mi mundo—. Hace muchísimos años, éramos un mundo sin ningún lazo con ninguno otro, dedicados al estudio de nuestras lunas y a vivir pacíficamente. Entonces llegaron los rocavarancoleses —recordé historias de mis padres sobre rocavarancoleses y cosechados de Nubla, en ocasiones amigos o vecinos de la infancia—. Su magia sorprendió muchísimo a los nublinos de hace siglos, y todavía hoy nos sorprende. Nos rendimos rápidamente a Rocavarancolia, y gustosamente se daban a los chicos cosechables —me pregunté qué pensaría Shizel de aquello, que pensaría de la admiración ciega que sentíamos los naturales de Nubla por aquella ciudad—. Muchos morían, pero, pasada la Luna Roja, algunos volvían a sus casas, visitando a sus familias, convertidos en portentos, milagros, magos, brujos...
Mi voz se perdió entre susurros, mientras mi mirada se perdía en la lejanía.
—¿Qué hace que nos transformemos? No lo sé. Quizás, simplemente tengamos una esencia verdaderamente fuerte, un espíritu distinto a nuestra apariencia, que sólo magia tan moderosa como la de la Luna Roja es capaz de sacar a la luz —y la pregunta que quedaba era la más peliaguda, la única que, secretamente, había estado repitiéndome desde que llegué, la única capaz de convertirme en alguien tan amargado y paranóico como Wintel. «No», me prometí. «Da igual las dudas que me entren, jamás cederé a ellas y a la locura como lo ha hecho ese fay»
—Y da igual cuánto sepamos los nublinos de Rocavarancolia, seguimos sin poder entrar en las mentes del Consejo. ¿Por qué nos dejan solos hasta la Luna? Supongo que como una simple prueba, para ver quién puede sobrevivir sin problemas en Rocavarancolia y desechar a quien es incapaz —compuse una mueca, imaginando la horrible escena de que cualquiera de los presentes se demostrase débil para Rocavarancolia—. Una forma de ver quién es verdaderamente útil para la ciudad. Extrema, pero efectiva.
Esperando que mis respuestas satisfaciesen a Shizel, me giré. Aburrido, no se me ocurría qué hacer, aunque la llegada de una de las chicas con la que me encontré antes solucionó parcialmente el problema.
La presentación de Karime me dejó helado y anclado al suelo. De todas las personas que había dentro del Torreón, si me preguntabas si alguna era un ser divino, jamás habría contestado que Marina era de ellas. No obstante, antes de que nadie pudiese hablar o moverse, llegó otro más del grupo de aquella mañana, interrumpiendo la entretenida escena, y hablando sobre los locos que estábamos Wintel, yo y Karime.
—Perdona, yo no grito a desconocidos por irritación mensual ni adoro a preadolescentes felinas —mascullé, aunque intentando que no se me escuchase. Shizel tenía razón, allí era un invitado: no debería pasarme.
En cuanto RR terminó de hablar, una voz empezó a escucharse en el Torreón, procedente de toda la ciudad. Fruncí el ceño en cuanto escuché el nombre de mi mundo, aunque rápidamente lo sustituí por una sonrisa al escuchar las noticias. Como era previsible, esa vulgar copia impronunciable de Rocavaragálago había fallado, trayendo consigo la caída de los artífices de esa vulgar copa herética de Rocavarancolia. Y como premio, los nublinos iban a recibir la noticia deseada durante más de tres décadas: Rocavarancolia había regresado.
Mi voz se perdió entre susurros, mientras mi mirada se perdía en la lejanía.
—¿Qué hace que nos transformemos? No lo sé. Quizás, simplemente tengamos una esencia verdaderamente fuerte, un espíritu distinto a nuestra apariencia, que sólo magia tan moderosa como la de la Luna Roja es capaz de sacar a la luz —y la pregunta que quedaba era la más peliaguda, la única que, secretamente, había estado repitiéndome desde que llegué, la única capaz de convertirme en alguien tan amargado y paranóico como Wintel. «No», me prometí. «Da igual las dudas que me entren, jamás cederé a ellas y a la locura como lo ha hecho ese fay»
—Y da igual cuánto sepamos los nublinos de Rocavarancolia, seguimos sin poder entrar en las mentes del Consejo. ¿Por qué nos dejan solos hasta la Luna? Supongo que como una simple prueba, para ver quién puede sobrevivir sin problemas en Rocavarancolia y desechar a quien es incapaz —compuse una mueca, imaginando la horrible escena de que cualquiera de los presentes se demostrase débil para Rocavarancolia—. Una forma de ver quién es verdaderamente útil para la ciudad. Extrema, pero efectiva.
Esperando que mis respuestas satisfaciesen a Shizel, me giré. Aburrido, no se me ocurría qué hacer, aunque la llegada de una de las chicas con la que me encontré antes solucionó parcialmente el problema.
La presentación de Karime me dejó helado y anclado al suelo. De todas las personas que había dentro del Torreón, si me preguntabas si alguna era un ser divino, jamás habría contestado que Marina era de ellas. No obstante, antes de que nadie pudiese hablar o moverse, llegó otro más del grupo de aquella mañana, interrumpiendo la entretenida escena, y hablando sobre los locos que estábamos Wintel, yo y Karime.
—Perdona, yo no grito a desconocidos por irritación mensual ni adoro a preadolescentes felinas —mascullé, aunque intentando que no se me escuchase. Shizel tenía razón, allí era un invitado: no debería pasarme.
En cuanto RR terminó de hablar, una voz empezó a escucharse en el Torreón, procedente de toda la ciudad. Fruncí el ceño en cuanto escuché el nombre de mi mundo, aunque rápidamente lo sustituí por una sonrisa al escuchar las noticias. Como era previsible, esa vulgar copia impronunciable de Rocavaragálago había fallado, trayendo consigo la caída de los artífices de esa vulgar copa herética de Rocavarancolia. Y como premio, los nublinos iban a recibir la noticia deseada durante más de tres décadas: Rocavarancolia había regresado.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
27/02/13, 06:38 pm
Shizel habría mirado a K estupefacto de no tener la mente ocupada con otras diez cosas a la vez.
Así que Rocacavarancolia no se limitaba a secuestrar niños en todos los mundos... Aquello explicaba algunos interrogantes pero planteaba una docena de otros nuevos. ¿Por qué en unos mundos y no en otros? ¿Y por qué aún veían los habitantes del mundo de Branniel como un honor ser llevado a aquel secarral de ciudad? Era evidente que si había sido tan majestuosa como el nublino la describía, la gloria se le había ido escurriendo con los siglos... Los demás al menos habían sido engañados de una manera u otra, pero ellos sabían lo que había. ¿Qué excusa tenían?
El poso de veneración que subyacía en la voz de Branniel era una pista fuerte. Shizel se temía que el testimonio fuese tan poco objetivo como el de Wintel sólo que al revés.
-Básicamente aumenta nuestra magia y nos hace más fuertes, ¿es eso?- preguntó para asegurarse con voz neutra, sin dejar traslucir si se lo creía o no. Recordaba términos similares empleados por Miseria, y eso no hacía más que aumentar su suspicacia.
Antes de que pudiera seguir interrogándole, en la distancia una voz familiar empezó a hilvanar una retahíla de nombres y sucesos.
"Otro pregón". Shizel empezaba a sentir el principio de una migraña. Dos nublinos que contaban dos versiones completamente opuestas de una misma historia, un Miseria por ahí afuera al que no podía interrogar, un manojo de datos aleatorios vociferados a todo volumen en forma de pregón y un montón de preguntas aún en la cabeza. Ya sentado de nuevo en el sofá se llevó las manos a las sienes un momento, tratando de asimilar toda la nueva información. No sabía si alegrarse o no por la falta de noticias sobre su mundo, teniendo en cuenta lo poco halagüeñas que habían sido la última vez.
"Estos pregones no son para nosotros", se dio cuenta. "No pueden serlo, no cuando hablan de repartir beneficios." Si algo le habían enseñado horas perdidas de su vida haciendo cuentas en el despacho de su padre, había sido que datos de ese tipo no se repartían alegremente, y desde luego los cosechados no eran los interesados. ¿A quién beneficiaban aquellos impuestos, y dónde se metían?
El pensamiento le recordó sus planes de ir a la biblioteca al día siguiente. El resto de datos los aparcó de momento.
Resopló profundamente desde el sofá, agotado, hasta que escuchó la mención de RR a salir de nuevo.
-Si pasamos por la playa, os sigo- dijo con cierta dosis de exigencia. Ya valía de salidas meramente utilitarias, algo bueno tenía que tener la ciudad por una vez...
Así que Rocacavarancolia no se limitaba a secuestrar niños en todos los mundos... Aquello explicaba algunos interrogantes pero planteaba una docena de otros nuevos. ¿Por qué en unos mundos y no en otros? ¿Y por qué aún veían los habitantes del mundo de Branniel como un honor ser llevado a aquel secarral de ciudad? Era evidente que si había sido tan majestuosa como el nublino la describía, la gloria se le había ido escurriendo con los siglos... Los demás al menos habían sido engañados de una manera u otra, pero ellos sabían lo que había. ¿Qué excusa tenían?
El poso de veneración que subyacía en la voz de Branniel era una pista fuerte. Shizel se temía que el testimonio fuese tan poco objetivo como el de Wintel sólo que al revés.
-Básicamente aumenta nuestra magia y nos hace más fuertes, ¿es eso?- preguntó para asegurarse con voz neutra, sin dejar traslucir si se lo creía o no. Recordaba términos similares empleados por Miseria, y eso no hacía más que aumentar su suspicacia.
Antes de que pudiera seguir interrogándole, en la distancia una voz familiar empezó a hilvanar una retahíla de nombres y sucesos.
"Otro pregón". Shizel empezaba a sentir el principio de una migraña. Dos nublinos que contaban dos versiones completamente opuestas de una misma historia, un Miseria por ahí afuera al que no podía interrogar, un manojo de datos aleatorios vociferados a todo volumen en forma de pregón y un montón de preguntas aún en la cabeza. Ya sentado de nuevo en el sofá se llevó las manos a las sienes un momento, tratando de asimilar toda la nueva información. No sabía si alegrarse o no por la falta de noticias sobre su mundo, teniendo en cuenta lo poco halagüeñas que habían sido la última vez.
"Estos pregones no son para nosotros", se dio cuenta. "No pueden serlo, no cuando hablan de repartir beneficios." Si algo le habían enseñado horas perdidas de su vida haciendo cuentas en el despacho de su padre, había sido que datos de ese tipo no se repartían alegremente, y desde luego los cosechados no eran los interesados. ¿A quién beneficiaban aquellos impuestos, y dónde se metían?
El pensamiento le recordó sus planes de ir a la biblioteca al día siguiente. El resto de datos los aparcó de momento.
Resopló profundamente desde el sofá, agotado, hasta que escuchó la mención de RR a salir de nuevo.
-Si pasamos por la playa, os sigo- dijo con cierta dosis de exigencia. Ya valía de salidas meramente utilitarias, algo bueno tenía que tener la ciudad por una vez...
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
27/02/13, 07:25 pm
Escuchar toda esa conversación, discusiones y conceptos que en esos momentos apenas llegaba a entender aun daban vueltas por la mente de DL. No todos los días ves a uno de tus compañeros lanzarse sobre otro a hablar sobre temas de creencias religiosas, como parecía ser aquello. "Demasiada información para procesar" pensó pasándose las manos por el rostro intentando unir ideas, Branniel había llegado y había empezado a soltar cosas de su mundo y de la propia ciudad donde se encontraban en esos momentos, porque eso de "transformarse" no le resultaba nada halageño, aunque con ello se obtuviera mas magia o fuerza, significaba si era verdad lo que Branniel decía convertirse en otra cosa, fuese lo que fuese y eso seguro conllevaba unos riesgos, como con todo. "Ademas, ¿como va un a "luna", si es tal como me la explicado, ¿transformar a unos críos como nosotros en otra cosa? No somos agua que cambiándonos de recipiente tomamos la forma de ese recipiente..."pensó sin poder encontrar coherencia alguna en la explicación de Branniel, vale había visto a la magia hacer muchas cosas, pero suponía que tendría unos limites y consecuencias si se alcanzaban dichos limites.
Definitivamente no creía del todo las palabras de Branniel, pero de algún modo el hecho de que en ese mundo existiera la magia le daba que pensar de que pudiera ser posible, no al grado de cambiar a otra cosa como si nada pero si tal vez adaptarse, como hacían los animales con el tiempo ante el ecosistema que les rodea. "Esto es todo muy raro...no se, no me convence del todo, pero aun así....mmm la uncia forma que tengo de asegurar esta información que bien podría haber sido dicha por otro loco, es con los libros de la biblioteca. Es el único lugar que tiene información de esta ciudad". Antes de creerse cualquier cosa que le dijeran, preferida documentarse, era lo mejor.Aquello definitivamente había tomado gran parte de su atención, pero cuando consiguió ordenar las ideas, volvió su atención a lo que ocurría, quedándose con evidente expresión de confusión ante el respeto que mostraba K a la nueva casi en signo de traicionándolo.
-Esto es increíble....vienen dos nuevos y se revoluciona todo el torreón...-murmuro para si mismo mas que para el resto, que igual no le harían mucho caso estando cada uno a lo suyo. El personalmente no le veía nada a Marina, como para que se la venerase como si tratara de algún tipo de diosa. "Esto por narices debe ser algo de su mundo...aunque no le veo yo mucho sentido a venerar a alguien por tener orejas de punta" pensó no entendiendo del todo todo eso de la religión, dado que el de por si no creía en nada. Aquello estaba mas tranquilo, después del caos anterior, pero el prefería no meterse en jaleos, solo esperaba que mantuvieran todos la fiesta en paz, dentro de lo posible- Mucha gente...demasiada gente reunida en el jodido salón...esto es agobiante - murmuro empezando a agobiarse un poco ante tanta gente en un mismo espacio, no era demasiado bueno con las multitudes, pues le era algo bastante desconocido dada la practica soledad de donde había vivido, y prefería los grupos pequeños donde pudiera tener frente a su vista a todos.
Tal vez se trataba de una especie de manía por sus años encerrado y observando a través de las cámaras, pero se le hacia costumbre el observar a sus compañeros y siendo ahora tantos allí reunidos en aparente hostilidad le agobiaba, muchas conversaciones, hostilidad, intranquilidad, demasiadas cosas en la cabeza...definitivamente se le empezaba a hacer pequeño el torreón. Por eso, ver la oportunidad de salir de aquel espacio que empezaba estrecharse por momentos a su alrededor, le hizo prácticamente saltar del sofá como si tuviese un resorte en el trasero
-SI por favor, estoy de acuerdo...si a Alder no le importa, me gustaría ver esa playa que dice...seguro es mejor que estar aquí...lo que sea solo salgamos-esperaba como mínimo respirar un poco de aire fresco lejos del torreón, para despejarse. Era irónico que el siendo un foner y acostumbrado a los espacios pequeños y no a los espacios grandes, prefiriera en esos momentos estar en un espacio grande, totalmente irónico a su parecer.
Definitivamente no creía del todo las palabras de Branniel, pero de algún modo el hecho de que en ese mundo existiera la magia le daba que pensar de que pudiera ser posible, no al grado de cambiar a otra cosa como si nada pero si tal vez adaptarse, como hacían los animales con el tiempo ante el ecosistema que les rodea. "Esto es todo muy raro...no se, no me convence del todo, pero aun así....mmm la uncia forma que tengo de asegurar esta información que bien podría haber sido dicha por otro loco, es con los libros de la biblioteca. Es el único lugar que tiene información de esta ciudad". Antes de creerse cualquier cosa que le dijeran, preferida documentarse, era lo mejor.Aquello definitivamente había tomado gran parte de su atención, pero cuando consiguió ordenar las ideas, volvió su atención a lo que ocurría, quedándose con evidente expresión de confusión ante el respeto que mostraba K a la nueva casi en signo de traicionándolo.
-Esto es increíble....vienen dos nuevos y se revoluciona todo el torreón...-murmuro para si mismo mas que para el resto, que igual no le harían mucho caso estando cada uno a lo suyo. El personalmente no le veía nada a Marina, como para que se la venerase como si tratara de algún tipo de diosa. "Esto por narices debe ser algo de su mundo...aunque no le veo yo mucho sentido a venerar a alguien por tener orejas de punta" pensó no entendiendo del todo todo eso de la religión, dado que el de por si no creía en nada. Aquello estaba mas tranquilo, después del caos anterior, pero el prefería no meterse en jaleos, solo esperaba que mantuvieran todos la fiesta en paz, dentro de lo posible- Mucha gente...demasiada gente reunida en el jodido salón...esto es agobiante - murmuro empezando a agobiarse un poco ante tanta gente en un mismo espacio, no era demasiado bueno con las multitudes, pues le era algo bastante desconocido dada la practica soledad de donde había vivido, y prefería los grupos pequeños donde pudiera tener frente a su vista a todos.
Tal vez se trataba de una especie de manía por sus años encerrado y observando a través de las cámaras, pero se le hacia costumbre el observar a sus compañeros y siendo ahora tantos allí reunidos en aparente hostilidad le agobiaba, muchas conversaciones, hostilidad, intranquilidad, demasiadas cosas en la cabeza...definitivamente se le empezaba a hacer pequeño el torreón. Por eso, ver la oportunidad de salir de aquel espacio que empezaba estrecharse por momentos a su alrededor, le hizo prácticamente saltar del sofá como si tuviese un resorte en el trasero
-SI por favor, estoy de acuerdo...si a Alder no le importa, me gustaría ver esa playa que dice...seguro es mejor que estar aquí...lo que sea solo salgamos-esperaba como mínimo respirar un poco de aire fresco lejos del torreón, para despejarse. Era irónico que el siendo un foner y acostumbrado a los espacios pequeños y no a los espacios grandes, prefiriera en esos momentos estar en un espacio grande, totalmente irónico a su parecer.
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Personajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
27/02/13, 08:01 pm
—En sí, aumenta nuestras capacidades, ya sean mágicas o físicas.
La respuesta no tardó en venir en cuanto el pregón terminó. Esperaba que no hubiese transmitido una visión demasiado sumisa de Nubla, demasiado sometida a Rocavarancolia. En contra de lo que pensaba Wintel, ni yo ni los míos habíamos olvidado nuestra sociedad tradicional, ni habíamos dejado de honrarla y de vivir de acuerdo a ella. Simplemente también adorábamos a Rocavarancolia, y nos alegrábamos por los que podían ser bendecidos por la Luna.
—Por cierto, ¿tenéis armas por aquí? —miré las armas de Shizel y DL—. Si voy a quedarme aquí tendré que ayudaros. Y da igual lo que me guste Rocavarancolia, sé perfectamente que la ciudad no es el lugar más indicado para ir tranquilamente desarmado.
La respuesta no tardó en venir en cuanto el pregón terminó. Esperaba que no hubiese transmitido una visión demasiado sumisa de Nubla, demasiado sometida a Rocavarancolia. En contra de lo que pensaba Wintel, ni yo ni los míos habíamos olvidado nuestra sociedad tradicional, ni habíamos dejado de honrarla y de vivir de acuerdo a ella. Simplemente también adorábamos a Rocavarancolia, y nos alegrábamos por los que podían ser bendecidos por la Luna.
—Por cierto, ¿tenéis armas por aquí? —miré las armas de Shizel y DL—. Si voy a quedarme aquí tendré que ayudaros. Y da igual lo que me guste Rocavarancolia, sé perfectamente que la ciudad no es el lugar más indicado para ir tranquilamente desarmado.
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