Torreón Maciel (Archivo IV)
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Red
23 participantes
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Torreón Maciel (Archivo IV)
10/09/12, 07:00 pm
Recuerdo del primer mensaje :
El paseo terminó frente a un edificio de piedra azulada. En el pasado debía de haber tenido cuatro plantas, pero ahora, el edificio estaba coronado por el esqueleto de algún animal marino. El idrino se quedo mirando la estructura, bastante asombrado. Su mirada se posó en una de las cadenas rotas del puente levadizo, y supuso que si hacían de aquel lugar su refugio, habría que arreglarla de alguna manera. El norteño comprobó la estabilidad del puente, y lo atravesó a paso rápido, llegando hasta las puertas, que para su sorpresa, estaban entreabiertas.
Saren entró en el edificio el primero, y mientras recorría el corredor que daba a la planta baja observando las pintadas de los muros en silencio, sus compañeros entraron detrás de él, cerrando las puertas cuando el último miembro del grupo estuvo dentro. El idrino se encontró en una gran estancia que, debido al aire enrarecido y por la capa de polvo intacta, debía de llevar abandonada varias semanas. Una mesa grande, unas cuantas sillas, y varios sillones bastante raídos, eran el principal mobiliario de aquella planta. A un lado de la estancia había una cocina, con una pequeña encimera, un horno de leña, y varios fogones de hierro, ademas de unos armarios de madera, que supuso llenos de algunos cacharros y bastantes telarañas.
Saren dejo la cesta que llevaba en la encimera, y se encaminó a las escaleras, dispuesto a ver que había arriba. No tardó en recorrer las dos plantas superiores, bajando para informar que en la segunda había una especie de estudio con estanterías vacías y un cuarto con barreños de latón para asearse; y que en la tercera había varios cuartos comunales con unas cuantas camas de aspecto cochambroso. No había subido al piso ocupado por el gran esqueleto, pero informo de que había oído algún que otro aleteo a través del techo de la tercera planta. Había baúles y armarios en as habitaciones, pero no había mirado dentro. Un patio de suelo empedrado, en cuyo centro se alzaba la estatua de un pájaro negro con un gran reloj bastante raro a sus pies, completaba el edificio. En él, había un pozo y al fondo, varios retretes.
-Bueno, yo tengo bastante hambre, así que si adecentáis un poco esa mesa -dijo señalándola, tras informar de sus descubrimientos-, yo me pondré con la cena.
El norteño se acercó a la cocina y busco algo para encender la cocina. Encontró una pila bastante escueta, pero suficiente por el momento, de leños polvorientos, que cogió y colocó en el hueco de piedra bajo los fogones. El norteño sacó un poco de yesca, con la que prendió la madera, paradespués cerrar la pequeña puerta de hierro que protegía el fuego. Mientras la cocina se calentaba, Saren procedió a buscar varios cacharros adecuados para cocinar, y unos cuantos platos y cubiertos que dejo a mano para aquel que pusiera la mesa. Les quitó el polvo, y salió al patio a por un poco de agua.
Saren se quitó los mitones y los guardó en uno de los bolsillos del abrigo, que colgó de un gancho en la pared, para cocinar mas cómodo. Se lavó las manos con un poco del agua que había traído y se arremangó la camisola oscura. Sacó algo de carne cruda y unas verduras de las cestas, y lo limpió todo con el agua del pozo que le quedaba, mientras ponía a calentar un par de cacerolas con un poco de la propia grasilla de la carne, esperando que se derritiera. Cuando tuvo los ingredientes listos, preparó un salteado con las verduras, mientras la carne se tostaba en dados con unas pocas hojas rojizas que había encontrado en la cesta. Apartó las cacerolas del fuego, antes de que la verdura se pasara y la carne se hiciera por el centro, y preparo esta última en una bandeja, para meter el recipiente en la pequeña cavidad al lado del fuego que hacia las veces de horno.
Unos minutos después saco la carne del horno y la puso junto con las verduras en una gran fuente, mientras un sabroso olor se extendía por el edificio. El exterior de la carne estaba algo mas churruscante por el asado. En bastante poco tiempo, Saren, haciendo gala de su talento para la cocina, había preparado un plato delicioso con un aroma casero, que algunos de sus compañeros desconocían, y que venía perfecto para reponer fuerzas. Unas piezas de fruta completaban el menú.
-La cena esta lista-anunció con una sonrisa, siempre le había gustado comer bien.
El paseo terminó frente a un edificio de piedra azulada. En el pasado debía de haber tenido cuatro plantas, pero ahora, el edificio estaba coronado por el esqueleto de algún animal marino. El idrino se quedo mirando la estructura, bastante asombrado. Su mirada se posó en una de las cadenas rotas del puente levadizo, y supuso que si hacían de aquel lugar su refugio, habría que arreglarla de alguna manera. El norteño comprobó la estabilidad del puente, y lo atravesó a paso rápido, llegando hasta las puertas, que para su sorpresa, estaban entreabiertas.
Saren entró en el edificio el primero, y mientras recorría el corredor que daba a la planta baja observando las pintadas de los muros en silencio, sus compañeros entraron detrás de él, cerrando las puertas cuando el último miembro del grupo estuvo dentro. El idrino se encontró en una gran estancia que, debido al aire enrarecido y por la capa de polvo intacta, debía de llevar abandonada varias semanas. Una mesa grande, unas cuantas sillas, y varios sillones bastante raídos, eran el principal mobiliario de aquella planta. A un lado de la estancia había una cocina, con una pequeña encimera, un horno de leña, y varios fogones de hierro, ademas de unos armarios de madera, que supuso llenos de algunos cacharros y bastantes telarañas.
Saren dejo la cesta que llevaba en la encimera, y se encaminó a las escaleras, dispuesto a ver que había arriba. No tardó en recorrer las dos plantas superiores, bajando para informar que en la segunda había una especie de estudio con estanterías vacías y un cuarto con barreños de latón para asearse; y que en la tercera había varios cuartos comunales con unas cuantas camas de aspecto cochambroso. No había subido al piso ocupado por el gran esqueleto, pero informo de que había oído algún que otro aleteo a través del techo de la tercera planta. Había baúles y armarios en as habitaciones, pero no había mirado dentro. Un patio de suelo empedrado, en cuyo centro se alzaba la estatua de un pájaro negro con un gran reloj bastante raro a sus pies, completaba el edificio. En él, había un pozo y al fondo, varios retretes.
-Bueno, yo tengo bastante hambre, así que si adecentáis un poco esa mesa -dijo señalándola, tras informar de sus descubrimientos-, yo me pondré con la cena.
El norteño se acercó a la cocina y busco algo para encender la cocina. Encontró una pila bastante escueta, pero suficiente por el momento, de leños polvorientos, que cogió y colocó en el hueco de piedra bajo los fogones. El norteño sacó un poco de yesca, con la que prendió la madera, paradespués cerrar la pequeña puerta de hierro que protegía el fuego. Mientras la cocina se calentaba, Saren procedió a buscar varios cacharros adecuados para cocinar, y unos cuantos platos y cubiertos que dejo a mano para aquel que pusiera la mesa. Les quitó el polvo, y salió al patio a por un poco de agua.
Saren se quitó los mitones y los guardó en uno de los bolsillos del abrigo, que colgó de un gancho en la pared, para cocinar mas cómodo. Se lavó las manos con un poco del agua que había traído y se arremangó la camisola oscura. Sacó algo de carne cruda y unas verduras de las cestas, y lo limpió todo con el agua del pozo que le quedaba, mientras ponía a calentar un par de cacerolas con un poco de la propia grasilla de la carne, esperando que se derritiera. Cuando tuvo los ingredientes listos, preparó un salteado con las verduras, mientras la carne se tostaba en dados con unas pocas hojas rojizas que había encontrado en la cesta. Apartó las cacerolas del fuego, antes de que la verdura se pasara y la carne se hiciera por el centro, y preparo esta última en una bandeja, para meter el recipiente en la pequeña cavidad al lado del fuego que hacia las veces de horno.
Unos minutos después saco la carne del horno y la puso junto con las verduras en una gran fuente, mientras un sabroso olor se extendía por el edificio. El exterior de la carne estaba algo mas churruscante por el asado. En bastante poco tiempo, Saren, haciendo gala de su talento para la cocina, había preparado un plato delicioso con un aroma casero, que algunos de sus compañeros desconocían, y que venía perfecto para reponer fuerzas. Unas piezas de fruta completaban el menú.
-La cena esta lista-anunció con una sonrisa, siempre le había gustado comer bien.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
18/11/12, 04:19 pm
-Oh, por favor callate ya- le espetó a Pechote tapándose los ojos con la mano- ¿Tu ves razonable insultar al tio que te está apuntando con una puta ballesta?? ¿Qué pasa contigo? Te cuelas en un refugio ajeno y haces enfadar a todo el mundo y cuando se defienden les sueltas el sermón, no entiendo como tu propia avispa te aguanta porque a veces resultas odioso- lo dijo sin apenas alzar la voz, en un tono realmente exasperado.- ¿Recuerdas al lagarto que se nos coló en Letargo? Podrías haber acabado como él, debeías dar gracias a que esta gente parece que piensa antes de atacar, porque a ver qué hacemos nosotros si te matan.- lanzó un largo suspiro, como dándose por vencido.
Desvió su atención a una chica de su edad, y de su mundo. << Jo, todos los de Sinhdro son chicas salvo yo. Curioso>> Era bastante mona, y por un instante pensó el la promesa que le habían hecho sobre encontrar un nuevo edeel en ese mundo... desgraciadamente la chica era una aurva como él. Sentía curiosidad por la razón por la que había decidido ir a Rocavarancolia, pero prefería no preguntar, pues tendría que decir las suyas propias. A quien sí iba a acosar a preguntas era a la tal Karime, ahora que sabía que era el mismo mundo que Atol. Ya estaba sacando su libreta cuando oyó un sonido de arcadas y alguien vomitando. Había un chico más o menos de su edad con una cara horrible, del tono verde de las náuseas y que evidentemente no se encontraba precisamente bien. Se apartó de un salto para dejarle pasar al patio y cuando volvió le ofreció ayuda.
-Eh... conozco un hechizo para el malestar físico, aunque no lo he ensayado mucho... Si te atreves a probar- le propuso algo inseguro, haciendo bailar un amuleto entre sus dedos.
Algo que no sabían sus amigos era que los amuletos eran bastante más prácticos que los cristales, y había muchos escondidos en un sillón de Letargo que luego repartiría entre todos. El chico no respondió pero Yrio probó el hechizo... y falló. Se puso rojo de la vergüenza y probó varias veces hasta que empezó a notar resultados. Le costó menos intentos que los hechizos anteriores, al menos.
Desvió su atención a una chica de su edad, y de su mundo. << Jo, todos los de Sinhdro son chicas salvo yo. Curioso>> Era bastante mona, y por un instante pensó el la promesa que le habían hecho sobre encontrar un nuevo edeel en ese mundo... desgraciadamente la chica era una aurva como él. Sentía curiosidad por la razón por la que había decidido ir a Rocavarancolia, pero prefería no preguntar, pues tendría que decir las suyas propias. A quien sí iba a acosar a preguntas era a la tal Karime, ahora que sabía que era el mismo mundo que Atol. Ya estaba sacando su libreta cuando oyó un sonido de arcadas y alguien vomitando. Había un chico más o menos de su edad con una cara horrible, del tono verde de las náuseas y que evidentemente no se encontraba precisamente bien. Se apartó de un salto para dejarle pasar al patio y cuando volvió le ofreció ayuda.
-Eh... conozco un hechizo para el malestar físico, aunque no lo he ensayado mucho... Si te atreves a probar- le propuso algo inseguro, haciendo bailar un amuleto entre sus dedos.
Algo que no sabían sus amigos era que los amuletos eran bastante más prácticos que los cristales, y había muchos escondidos en un sillón de Letargo que luego repartiría entre todos. El chico no respondió pero Yrio probó el hechizo... y falló. Se puso rojo de la vergüenza y probó varias veces hasta que empezó a notar resultados. Le costó menos intentos que los hechizos anteriores, al menos.
- Vlad
Ficha de cosechado
Nombre: Yrfylltabgemesh Ftethvajranotz Graktholontir
Especie: Auro
Habilidades: Nociones de Lucha, Artesanía, Puntería.
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
18/11/12, 06:32 pm
RR apuntó de un lado a otro, pensándose bien a quién disparar, un tanto desorientado por todas las conversaciones entrecruzadas, en las que muchas veces se le nombraba, normalmente a razón de su falta de vestuario. Cuando el truñete verde comenzó a insultarle descaradamente, ignorando el artefacto peligrosamente cargado que dirigía sugerentemente hacia él, se decidió. Pero, justo antes de que apretara el gatillo y creara un pincho moruno vegetariano, el chavalín que había venido de visita le comenzó a reprochar lo evidente, y se lo pensó mejor. Bajó mínimamente la ballesta y disparó la flecha justo enfrente del tal Pechote.
-Eso, para que la próxima vez que hables te acuerdes del consejo de tu amigo. Y que sepas, primero, que en mi mundo nos enseñan a matar cosas como vosotros desde que nos decantan, y he visto insectos más grandes, más feos y más cabrones que esa mierda con alas que montas, así que deberías saber que, puestos a amenazar, yo llevo las de ganar, enano. Segundo, si no has muerto nada más entrar ha sido porque no lo has hecho por MÍ ventana. Hoy pensaba poner trampas en todas las ventanas, por cierto. -Afirmó de pasada, haciendo la vista gorda ante el farol que acababa de soltar. Igualmente, tomó buena nota de cambiar la alarma de su ventana por algo más letal.- Y no te hemos hecho rodajas una vez aquí porque tus amigos han tenido la amabilidad de salvar tu culo de ensalada antes de que nosotros comenzáramos a filetearte. Aprende de tus compañeros y entra por la puerta, callado y llamando antes. Parece que nadie en esta puta ciudad de mierda ha llegado a comprender el maldito concepto de “Llamar”. En serio, coño, ¡es muy frustrante!
Se tomó unos instantes para retomar el aliento tras soltar toda aquella retahíla, para después continuar, alzando el dedo como quien lanza una advertencia.
-Ahora subiré a mi habitación, me pondré los pantalones, y hablaremos.
Y subió tranquilamente las escaleras, refunfuñando (para variar, y desando tener a mano alguna granada de gas a mano, y se internó en su habitáculo personal.
Mientras se ponía la prenda que le faltaba, recapacitó. Ciertamente, sólo tener una flecha que disparar con tantos blancos como se le presentaban era una gran desventaja. Pensando en cómo solventarlo, cayó en la cuenta. No era tan complejo… Algo aparatoso, sí, pero no complejo.
Cuando finalmente terminó de vestirse, tomó su mochila y descendió rápidamente las escaleras hasta el primer piso y, sin mirar a nadie, retomó su flecha y agarró la silla en la que solía tomar asiento en las comidas. Para cuando los demás se quisieron dar cuenta, había sacado las herramientas y la estaba desguazando.
-Vale, sugiero, aunque supongo que me ignoraréis completamente a razón de alguna extraña alergia que padecen todos los habitantes de este agujero a la lógica, que aligeréis la charla insustancial para cuando no haya cosas que hacer. Yo por ejemplo sugeriría que pusiéramos en común todo lo que sabemos de magia, porque puede que nuestros libros sean distintos y nos estemos perdiendo cosas… Por ejemplo, no he visto en nuestra guía ningún hechizo que haga referencia a la curación, y eso que ha hecho el chavalín… ¿Yrio, quizá? Con Timmy podría sernos de ayuda más adelante. Ah, y puestos a hablar del tema de la magia, nuestros residentes que aún no han probado suerte en el terreno de lo místico, como nuestra amable y estirada croqueta snob, podrían ir haciendo el favor de intentarlo. Necesitamos saber con quién podemos contar para estas cosas.
No tenía muy claro si le estaban escuchando, y la verdad es que suponía que no. Igualmente, no le importaba demasiado. Ya se había sentado en el suelo y comenzaba a tomar todas las piezas de madera y a quitarle los clavos, volviendo a unirlos según su conveniencia. Finalmente, consiguió crear una caja, que unió a su ballesta por la parte superior, sumándole un asidero inferior, semejante al de un sistema de corredera de una escopeta. Este, básicamente, permitía cargar una flecha, previamente introducida en la caja superior, con un movimiento hacia atrás del asidero, que a su vez llevaba la cuerda hacia atrás. Cuando este se soltaba, la flecha era disparada, y sólo era necesario volver a repetir el movimiento para disparar de nuevo. Era un tanto rústico, y el proceso requería de cierta fuerza. Pero, a fin de cuentas, parecía funcionar bastante bien.
Salió al patio y cargó el artefacto con unas cuantas flechas, y probó a disparar contra aquellas tablas que utilizaban de diana. El resultado fue satisfactorio, a su gusto, pero aprovechó para añadir un sistema que permitiera mantener el arma cargada sin necesidad de mantener a la fuerza el asidero en la parte trasera del arma. Y, cuando decía sistema, se refería a un mecanismo rudimentario hecho con un par de tacos de madera extra que se sostenían al gatillo primigenio.
Funcionaba, abultaba, no explotaba. Era un comienzo.
Se echó a la espalda el artefacto y fue a su habitación de nuevo, sólo para recoger su escudo pavés y volver a bajar a la sala común.
-Por cierto –dijo, intentando hacerse oír sin llegar a gritar.- ¿Alguno de los recién llegados tiene mapas a mano? Un plano general estaría bien, y podemos completarnos mutuamente. Tengo material para escribir, a todo esto, así que podemos apuntar aun a las malas los hechizos nuevos y el mapeado y todas esas putas historias…
Tomó aliento durante unos segundos y se masajeó el caballete de la nariz, un tanto exasperado. Demasiadas cosas que hacer. Parecía que se atropellaban en su cabeza. Fue a tomar un poco de pan y de queso a la cocina, y al volver al salón se sentó a la mesa, sacando sus bolígrafos y los panfletos, que estaban en blanco por una de las caras.
-Pasad por aquí y decidme si tengo que transcribir algo.- Comentó, sacando su propio libro de runas para estudiarlo de nuevo. Por último, antes de sumirse por completo en la lectura, llamó la atención de Karime- Lo de la expedición sigue en pie, por si lo habías olvidado. Y dile al tío ese de los piercings que yo no soy de nadie, hazme el favor.
-Eso, para que la próxima vez que hables te acuerdes del consejo de tu amigo. Y que sepas, primero, que en mi mundo nos enseñan a matar cosas como vosotros desde que nos decantan, y he visto insectos más grandes, más feos y más cabrones que esa mierda con alas que montas, así que deberías saber que, puestos a amenazar, yo llevo las de ganar, enano. Segundo, si no has muerto nada más entrar ha sido porque no lo has hecho por MÍ ventana. Hoy pensaba poner trampas en todas las ventanas, por cierto. -Afirmó de pasada, haciendo la vista gorda ante el farol que acababa de soltar. Igualmente, tomó buena nota de cambiar la alarma de su ventana por algo más letal.- Y no te hemos hecho rodajas una vez aquí porque tus amigos han tenido la amabilidad de salvar tu culo de ensalada antes de que nosotros comenzáramos a filetearte. Aprende de tus compañeros y entra por la puerta, callado y llamando antes. Parece que nadie en esta puta ciudad de mierda ha llegado a comprender el maldito concepto de “Llamar”. En serio, coño, ¡es muy frustrante!
Se tomó unos instantes para retomar el aliento tras soltar toda aquella retahíla, para después continuar, alzando el dedo como quien lanza una advertencia.
-Ahora subiré a mi habitación, me pondré los pantalones, y hablaremos.
Y subió tranquilamente las escaleras, refunfuñando (para variar, y desando tener a mano alguna granada de gas a mano, y se internó en su habitáculo personal.
Mientras se ponía la prenda que le faltaba, recapacitó. Ciertamente, sólo tener una flecha que disparar con tantos blancos como se le presentaban era una gran desventaja. Pensando en cómo solventarlo, cayó en la cuenta. No era tan complejo… Algo aparatoso, sí, pero no complejo.
Cuando finalmente terminó de vestirse, tomó su mochila y descendió rápidamente las escaleras hasta el primer piso y, sin mirar a nadie, retomó su flecha y agarró la silla en la que solía tomar asiento en las comidas. Para cuando los demás se quisieron dar cuenta, había sacado las herramientas y la estaba desguazando.
-Vale, sugiero, aunque supongo que me ignoraréis completamente a razón de alguna extraña alergia que padecen todos los habitantes de este agujero a la lógica, que aligeréis la charla insustancial para cuando no haya cosas que hacer. Yo por ejemplo sugeriría que pusiéramos en común todo lo que sabemos de magia, porque puede que nuestros libros sean distintos y nos estemos perdiendo cosas… Por ejemplo, no he visto en nuestra guía ningún hechizo que haga referencia a la curación, y eso que ha hecho el chavalín… ¿Yrio, quizá? Con Timmy podría sernos de ayuda más adelante. Ah, y puestos a hablar del tema de la magia, nuestros residentes que aún no han probado suerte en el terreno de lo místico, como nuestra amable y estirada croqueta snob, podrían ir haciendo el favor de intentarlo. Necesitamos saber con quién podemos contar para estas cosas.
No tenía muy claro si le estaban escuchando, y la verdad es que suponía que no. Igualmente, no le importaba demasiado. Ya se había sentado en el suelo y comenzaba a tomar todas las piezas de madera y a quitarle los clavos, volviendo a unirlos según su conveniencia. Finalmente, consiguió crear una caja, que unió a su ballesta por la parte superior, sumándole un asidero inferior, semejante al de un sistema de corredera de una escopeta. Este, básicamente, permitía cargar una flecha, previamente introducida en la caja superior, con un movimiento hacia atrás del asidero, que a su vez llevaba la cuerda hacia atrás. Cuando este se soltaba, la flecha era disparada, y sólo era necesario volver a repetir el movimiento para disparar de nuevo. Era un tanto rústico, y el proceso requería de cierta fuerza. Pero, a fin de cuentas, parecía funcionar bastante bien.
Salió al patio y cargó el artefacto con unas cuantas flechas, y probó a disparar contra aquellas tablas que utilizaban de diana. El resultado fue satisfactorio, a su gusto, pero aprovechó para añadir un sistema que permitiera mantener el arma cargada sin necesidad de mantener a la fuerza el asidero en la parte trasera del arma. Y, cuando decía sistema, se refería a un mecanismo rudimentario hecho con un par de tacos de madera extra que se sostenían al gatillo primigenio.
Funcionaba, abultaba, no explotaba. Era un comienzo.
Se echó a la espalda el artefacto y fue a su habitación de nuevo, sólo para recoger su escudo pavés y volver a bajar a la sala común.
-Por cierto –dijo, intentando hacerse oír sin llegar a gritar.- ¿Alguno de los recién llegados tiene mapas a mano? Un plano general estaría bien, y podemos completarnos mutuamente. Tengo material para escribir, a todo esto, así que podemos apuntar aun a las malas los hechizos nuevos y el mapeado y todas esas putas historias…
Tomó aliento durante unos segundos y se masajeó el caballete de la nariz, un tanto exasperado. Demasiadas cosas que hacer. Parecía que se atropellaban en su cabeza. Fue a tomar un poco de pan y de queso a la cocina, y al volver al salón se sentó a la mesa, sacando sus bolígrafos y los panfletos, que estaban en blanco por una de las caras.
-Pasad por aquí y decidme si tengo que transcribir algo.- Comentó, sacando su propio libro de runas para estudiarlo de nuevo. Por último, antes de sumirse por completo en la lectura, llamó la atención de Karime- Lo de la expedición sigue en pie, por si lo habías olvidado. Y dile al tío ese de los piercings que yo no soy de nadie, hazme el favor.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
18/11/12, 07:55 pm
Parecía que por fin la cosa comenzaba a tomar buen rumbo, RR bajo su ballesta y subió arriba a ponerse algo de ropa, al tiempo que Timmy al fin despertaba, con un color verdoso bastante inquietante, color que casi obtuvo el en su propio rostro al verlo vomitar causándole ciertas nauseas, viéndolo salir corriendo al patio. Dejar eso ahí en mitad de salón no era muy buena idea, así que entro en la cocina cogiendo un palo que encontró enrollando un trapo en uno de sus extremos y saliendo al patio para mojarlo junto con un pequeño cazo que lleno de agua, haciéndose camino de vuelta al salón, echando el agua del cazo sobre el vomito al tiempo que fregaba con la fregona improvisada. Tardo un poco pero al menos no quedo rastro del vomito luego volvió a la cocina, echando el trapo sucio aparte y volvió al salón al tiempo de ver llegar a Timmy. Yrio se le acerco y sus palabras atrajeron la atención de DL al escucharle murmura su hechizo de curación.
-¿Habéis traído vuestro libro de magia?- pregunto DL de inmediato en cuanto escucho a RR bajar y mencionar lo de transcribir, dándose cuenta que en efecto el libro de Saren no había mención algún a hechizos de curación y eso hacia muchísima falta- Nuestro libro es bastante simple en realidad pero tal vez tengamos algunos hechizos que ustedes no…- añadió mientras se alejaba a la habitación sacando el libro y volviendo a bajar, dejando el libro abierto sobre la mesa
-Me gustaría echarle echarle un vistazo al vuestro….leo bastante rápido aunque probablemente me llevara un poco de tiempo transcribirlo por la pronunciación… - añadió con cierto cansancio, porque sinceramente eso era un dolor de cabeza, esperaba que hubiera algo en ese libro de los de Letargo que los ayudara con ese detalle, mirando los objetos de escritura de RR atentamente- Intentare escribir los hechizos de ambos libros, sin ofender…pero creo que puedo escribir más rápido que tu y además…tengo interés en esas runas que estas estudiando justo ahora, sí luego si hay tiempo puedes decirme un poco de ellas, creo que tengo algo en mente para cuando pudiéramos usarlas, en el caso de ser posible- añadió volviéndose hacia los demás intentando ver cuál de los letarguinos tenía el libro, fijándose que el dueño de este era el propio Yrio- ¿Me dejas el libro cuando termines de tratar a Timmy?- pregunto intentando no desconcentrarlo, si podían unir la información de ambos libros tal vez sacaran algo en claro sobre hechizos que no estaban completos en cada uno, no perdían nada intentándolo
-¿Habéis traído vuestro libro de magia?- pregunto DL de inmediato en cuanto escucho a RR bajar y mencionar lo de transcribir, dándose cuenta que en efecto el libro de Saren no había mención algún a hechizos de curación y eso hacia muchísima falta- Nuestro libro es bastante simple en realidad pero tal vez tengamos algunos hechizos que ustedes no…- añadió mientras se alejaba a la habitación sacando el libro y volviendo a bajar, dejando el libro abierto sobre la mesa
-Me gustaría echarle echarle un vistazo al vuestro….leo bastante rápido aunque probablemente me llevara un poco de tiempo transcribirlo por la pronunciación… - añadió con cierto cansancio, porque sinceramente eso era un dolor de cabeza, esperaba que hubiera algo en ese libro de los de Letargo que los ayudara con ese detalle, mirando los objetos de escritura de RR atentamente- Intentare escribir los hechizos de ambos libros, sin ofender…pero creo que puedo escribir más rápido que tu y además…tengo interés en esas runas que estas estudiando justo ahora, sí luego si hay tiempo puedes decirme un poco de ellas, creo que tengo algo en mente para cuando pudiéramos usarlas, en el caso de ser posible- añadió volviéndose hacia los demás intentando ver cuál de los letarguinos tenía el libro, fijándose que el dueño de este era el propio Yrio- ¿Me dejas el libro cuando termines de tratar a Timmy?- pregunto intentando no desconcentrarlo, si podían unir la información de ambos libros tal vez sacaran algo en claro sobre hechizos que no estaban completos en cada uno, no perdían nada intentándolo
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
18/11/12, 08:21 pm
La gente parecía pelearse por regañar a Tap. Podrían haberte matado, no es normal entrar así y tal y cual y blablablá. Como si Tap no se hubiera dado ya cuenta de ello. De lo que nadie le avisó antes era de que hubiera que seguir algún tipo de instrucciones para entrar a un panal amigo. Y todavía nadie le había explicado por qué había estado tan mal ni aclarado qué habría sido lo correcto. Aunque el repoblador intuía que tenía mucho que ver con algún tipo de cordialidad poco útil para sobrevivir, ligada seguramente al apego suicida de esta raza a dormir más de la cuenta. Lo que peor le sentó fue que le compararan con el lagarto. << El lagarto entró persiguiendo a la avispa, no gritandonos que despertáramos porque venía visita... >>. Sin embargo, entre tanta bronca fuera de lugar, estaba de acuerdo en algo con Pechito: << Qué harían si yo muriera... >>. Negó con la cabeza, la imagen que se había generado en respuesta era bastante humillante para los pobres gigantes (Y para él, por estar muerto).
Luego habló el Tulipán y Tap se sorprendió gratamente. Era el único gigante en todos los torreones que había asegurado el sitio donde dormía. << Por lo menos este no es tan tonto >>. Además tenía buen tino con los apodos insultantes y mejor puntería, aunque en el fondo tuviera alma de perro ladrador. Lo que Tap no entendió del todo fue eso de llamar. Él juraría que los llamó a todos a pleno pulmón en cuanto pasó. Fuera lo que fuera, ya se lo aclararían si fuera algo importante. Otra cosa que le llamó la atención fue lo que dijo de insectos gigantes. Lo primero que pensó fue que él había tratado también con bichos mayores que ellos y lo segundo, que su mundo podría estar bien para hacer una visita. Aunque no tenía ni idea de en qué dirección quedaba ni cómo ir, así que lo dejó estar.
-Os lo pasáis siempre muy bien aquí, ¿no?-preguntó en un tono divertido a Bultos, sobre cuyo hombro seguía montado. Pensó en echar un vistazo al sitio, pero no estarían mucho tiempo y había cosas más importantes que hacer, como por ejemplo... No, la verdad es que no se le ocurría nada mejor. Los gigantes parecían hipnotizados con los libros de dones extraños y aquí no había nada interesante. Salvo la gente-. Así que tú eres del mismo mundo que el Metálico, ¿no?-la interrogó al tiempo que señalaba a Atol-. ¿Y en vuestro mundo todos los machos acosan a las hembras con tanta servicialidad como él? Si tienen todas el mismo desparpajo que tenías tú en el patio, podría entenderlo-rió divertido. Lo cierto es que Bultos y Tulipán parecían a primera vista los más apañados.
Tras charlar un rato con la chica sobre cosas poco importantes, Tap saltó sobre sus pechos y se impulsó en ellos para llegar de otro salto hasta la mesa donde se concentraba todo el mundo. Procuró no acercarse demasiado a los libros, que le provocaban todavía bastante desinterés y se sentó a escuchar lo que decían. Solo hablaban de magia. << Encima de inconscientes, repetitivos hasta aburrir >>. Por suerte, el Colorines era bueno tomando apuntes y no tardaron más de lo necesario (e incluso con eso a Tap se le hizo mucho tiempo).
-Si no está mal visto en las relaciones entre panales, podríais informarles también de los insectos abrasadores o los lagartos con cepas que hemos visto. Si veis que os apetece y tal antes de irnos-comentó con cierta sorna, inconsciente de que podría sentar mal a cualquiera de los que fueron heridos ayer.
Luego habló el Tulipán y Tap se sorprendió gratamente. Era el único gigante en todos los torreones que había asegurado el sitio donde dormía. << Por lo menos este no es tan tonto >>. Además tenía buen tino con los apodos insultantes y mejor puntería, aunque en el fondo tuviera alma de perro ladrador. Lo que Tap no entendió del todo fue eso de llamar. Él juraría que los llamó a todos a pleno pulmón en cuanto pasó. Fuera lo que fuera, ya se lo aclararían si fuera algo importante. Otra cosa que le llamó la atención fue lo que dijo de insectos gigantes. Lo primero que pensó fue que él había tratado también con bichos mayores que ellos y lo segundo, que su mundo podría estar bien para hacer una visita. Aunque no tenía ni idea de en qué dirección quedaba ni cómo ir, así que lo dejó estar.
-Os lo pasáis siempre muy bien aquí, ¿no?-preguntó en un tono divertido a Bultos, sobre cuyo hombro seguía montado. Pensó en echar un vistazo al sitio, pero no estarían mucho tiempo y había cosas más importantes que hacer, como por ejemplo... No, la verdad es que no se le ocurría nada mejor. Los gigantes parecían hipnotizados con los libros de dones extraños y aquí no había nada interesante. Salvo la gente-. Así que tú eres del mismo mundo que el Metálico, ¿no?-la interrogó al tiempo que señalaba a Atol-. ¿Y en vuestro mundo todos los machos acosan a las hembras con tanta servicialidad como él? Si tienen todas el mismo desparpajo que tenías tú en el patio, podría entenderlo-rió divertido. Lo cierto es que Bultos y Tulipán parecían a primera vista los más apañados.
Tras charlar un rato con la chica sobre cosas poco importantes, Tap saltó sobre sus pechos y se impulsó en ellos para llegar de otro salto hasta la mesa donde se concentraba todo el mundo. Procuró no acercarse demasiado a los libros, que le provocaban todavía bastante desinterés y se sentó a escuchar lo que decían. Solo hablaban de magia. << Encima de inconscientes, repetitivos hasta aburrir >>. Por suerte, el Colorines era bueno tomando apuntes y no tardaron más de lo necesario (e incluso con eso a Tap se le hizo mucho tiempo).
-Si no está mal visto en las relaciones entre panales, podríais informarles también de los insectos abrasadores o los lagartos con cepas que hemos visto. Si veis que os apetece y tal antes de irnos-comentó con cierta sorna, inconsciente de que podría sentar mal a cualquiera de los que fueron heridos ayer.
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
18/11/12, 10:54 pm
El pelirrojo bajó al fin la ballesta, lanzando una flecha de aviso que asustó más a Seon que a Tap. Cuando después de quejarse personalmente del repoblador hizo un alto para ir a vestirse, Alder soltó un bufido divertido.
- ¿sabes?- dijo a nadie en particular - encuentro tremendamente entretenido al chico este odia-menciones-de-madres - Sí, no lo había olvidado. Luego pensó que quizás era mejor haber comentado eso en voz alta en el tiempo en el que RR estaba cambiándose, porque a lo mejor solo le habría valido otro cabreo.
La charla se relajó y Ariv les dijo que era del Sur. Así que ella les reconocía como gente de Sinhdro, y también lo era. Un aurva. "otra sin pareja..." pero por cuestiones de tacto Seon no dijo nada. Alder hizo lo mismo, simplemente porque no le apetecía oír que había abandonado a su edeel después de un accidente, y tener que mirar con peores ojos a una niña de aspecto tan dulce. Al final ya casi no pensaba en ello con Yrio, y tampoco es que se lo terminara de echar en cara... pero sí que lo censuró en su momento, y todavía le costaba verlo justificable.
- Somos varinas... de Var-Inel, una ciudad del Norte ¿la conoces?
RR volvió, y consiguió que ambas chicas le prestaran atención. Alder sacudió las manos en un gesto.
- Esta nocturna lleva el cartel de inútil colgado. No puedo ayudar en esto.
Seon por el contrario ayudó en todo lo posible. No se había leído todos los libros, pero participó en su lectura con DL y tomó a su vez apuntes para su torreón. Podría haberlo hecho Yrio, pero como parecía conocer bien el contenido del libro, Seon se ofreció a escribir ella, mientras él explicaba lo que sabía. La letra de Seon, como casi todo lo que ella hacia, era delicada, limpia y suave; fácil de leer.
Alder estaba apartada, pero escuchando cada palabra con suma atención. Y por eso fue la primera en hablar cuando Tap sacó el otro tema. Explicó brevemente ambas cosas, y desvió un segundo la mirada cuando tocó el tema de las luciérnagas hacia su pareja, que no hizo ningún gesto alarmante de culpabilidad o tristeza. Más aliviada lo explicó un poco mejor, y les dijo en que zona había sido.
- ¿sabes?- dijo a nadie en particular - encuentro tremendamente entretenido al chico este odia-menciones-de-madres - Sí, no lo había olvidado. Luego pensó que quizás era mejor haber comentado eso en voz alta en el tiempo en el que RR estaba cambiándose, porque a lo mejor solo le habría valido otro cabreo.
La charla se relajó y Ariv les dijo que era del Sur. Así que ella les reconocía como gente de Sinhdro, y también lo era. Un aurva. "otra sin pareja..." pero por cuestiones de tacto Seon no dijo nada. Alder hizo lo mismo, simplemente porque no le apetecía oír que había abandonado a su edeel después de un accidente, y tener que mirar con peores ojos a una niña de aspecto tan dulce. Al final ya casi no pensaba en ello con Yrio, y tampoco es que se lo terminara de echar en cara... pero sí que lo censuró en su momento, y todavía le costaba verlo justificable.
- Somos varinas... de Var-Inel, una ciudad del Norte ¿la conoces?
RR volvió, y consiguió que ambas chicas le prestaran atención. Alder sacudió las manos en un gesto.
- Esta nocturna lleva el cartel de inútil colgado. No puedo ayudar en esto.
Seon por el contrario ayudó en todo lo posible. No se había leído todos los libros, pero participó en su lectura con DL y tomó a su vez apuntes para su torreón. Podría haberlo hecho Yrio, pero como parecía conocer bien el contenido del libro, Seon se ofreció a escribir ella, mientras él explicaba lo que sabía. La letra de Seon, como casi todo lo que ella hacia, era delicada, limpia y suave; fácil de leer.
Alder estaba apartada, pero escuchando cada palabra con suma atención. Y por eso fue la primera en hablar cuando Tap sacó el otro tema. Explicó brevemente ambas cosas, y desvió un segundo la mirada cuando tocó el tema de las luciérnagas hacia su pareja, que no hizo ningún gesto alarmante de culpabilidad o tristeza. Más aliviada lo explicó un poco mejor, y les dijo en que zona había sido.
- Serokrai
Ficha de cosechado
Nombre: Serokrai
Especie: Ulterano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad y nociones de lucha (especialista en lucha con armas a dos manos, especialmente guadañas y similares).
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
19/11/12, 01:49 pm
Cuando divisamos un torreón que encajaba con la descripción que nos dieron los muchachos del otro grupo en la biblioteca, el hombrecillo sale volando a lomos de su avispa y se cuela por una una ventana, lo cual causa revuelo en los demás, que se apresuran a llegar al torreón para aclarar cualquier posible malentendido.
Una vez allí nos reunimos con los del otro grupo. Distingo a los que nos encontramos la otra vez, aunque hay unos cuantos que no conozco.
- Me llamo Serokrai y soy de Ulterania.- Me presento escuetamente a los desconocidos. No pasa mucho tiempo antes de que se pongan a hablar de magia. Increíble. En aquel torreón también tenían milagros. Observo como comparan sus libros y hablan sobre ellos. Recuerdo que han dicho algo sobre una armería.
- Hombrecillo, ¿te vienes a explorar su armería conmigo?- Le pregunto a Tap, que acepta. Se sube a mi mano y le deposito sobre mi hombro, con cuidado de no hacerle daño con los pinchos de las hombreras. Pido indicaciones a los residentes del torreón sobre como ir a la armería y me encamino hacia allí.
Una vez en la estancia, observo las armas que se apilan en las estanterías. Doy una vuelta con Tap echando un vistazo a todo. Hay toda clase de armas, algunas de unos tamaños que yo casi ni podría levantar. Distingo una estantería donde hay armas en miniatura y se la señalo al repoblador.
- Eh, quizás puedas usar alguna de esas, ¿no crees?-Digo mientras le acerco y le deposito sobre el estante. Dejo al hombrecillo curioseando y sigo observando el lugar. Tras dar un par de vueltas descubro unos objetos que llaman mucho mi atención. Me recuerdan a las armas que usaba uno de mis compañeros de manipula. Siempre quise aprender a manejarlas, pero no tuve tiempo. Cojo una de ellas. Es una cuchilla giratoria. Recuerdo como mi compañero las hacia girar antes de lanzarlas con fuerza y clavarlas a sus enemigos. Ademas también eran útiles en combates a corta distancia.
Sopeso el arma y la muevo varias veces. Es ligera para mi no necesito hacer un gran esfuerzo para hacerla girar. El arma no esta en perfectas condiciones, pero sirve. Necesita un buen afilado, pero aun así parece efectiva. Me pregunto si me dejaran llevármelas. No pierdo nada por preguntar. Recojo a Tap, que parece encantado con lo que creo que es una cerbatana en miniatura.
Volvemos junto a los demás, que siguen absortos hablando de magia. Como no se muy bien a quien preguntarle, lanzo la pregunta al aire.
- El hombrecillo y yo hemos encontrado un par de cosas interesantes en vuestra armería, ¿os importa que nos las llevemos?- Pregunto mientras les muestro las cuchillas.- Desde luego si vosotros queréis algo de nuestra armería podéis cogerlo.- Añado.
Una vez allí nos reunimos con los del otro grupo. Distingo a los que nos encontramos la otra vez, aunque hay unos cuantos que no conozco.
- Me llamo Serokrai y soy de Ulterania.- Me presento escuetamente a los desconocidos. No pasa mucho tiempo antes de que se pongan a hablar de magia. Increíble. En aquel torreón también tenían milagros. Observo como comparan sus libros y hablan sobre ellos. Recuerdo que han dicho algo sobre una armería.
- Hombrecillo, ¿te vienes a explorar su armería conmigo?- Le pregunto a Tap, que acepta. Se sube a mi mano y le deposito sobre mi hombro, con cuidado de no hacerle daño con los pinchos de las hombreras. Pido indicaciones a los residentes del torreón sobre como ir a la armería y me encamino hacia allí.
Una vez en la estancia, observo las armas que se apilan en las estanterías. Doy una vuelta con Tap echando un vistazo a todo. Hay toda clase de armas, algunas de unos tamaños que yo casi ni podría levantar. Distingo una estantería donde hay armas en miniatura y se la señalo al repoblador.
- Eh, quizás puedas usar alguna de esas, ¿no crees?-Digo mientras le acerco y le deposito sobre el estante. Dejo al hombrecillo curioseando y sigo observando el lugar. Tras dar un par de vueltas descubro unos objetos que llaman mucho mi atención. Me recuerdan a las armas que usaba uno de mis compañeros de manipula. Siempre quise aprender a manejarlas, pero no tuve tiempo. Cojo una de ellas. Es una cuchilla giratoria. Recuerdo como mi compañero las hacia girar antes de lanzarlas con fuerza y clavarlas a sus enemigos. Ademas también eran útiles en combates a corta distancia.
Sopeso el arma y la muevo varias veces. Es ligera para mi no necesito hacer un gran esfuerzo para hacerla girar. El arma no esta en perfectas condiciones, pero sirve. Necesita un buen afilado, pero aun así parece efectiva. Me pregunto si me dejaran llevármelas. No pierdo nada por preguntar. Recojo a Tap, que parece encantado con lo que creo que es una cerbatana en miniatura.
Volvemos junto a los demás, que siguen absortos hablando de magia. Como no se muy bien a quien preguntarle, lanzo la pregunta al aire.
- El hombrecillo y yo hemos encontrado un par de cosas interesantes en vuestra armería, ¿os importa que nos las llevemos?- Pregunto mientras les muestro las cuchillas.- Desde luego si vosotros queréis algo de nuestra armería podéis cogerlo.- Añado.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
19/11/12, 07:25 pm
Shizel había permanecido en silencio la mayor parte del tiempo, sólo alzando la voz para hacer alguna aclaración puntual. El único paréntesis lo había constituido la espectacular vuelta a la vida de Timmy; y muy a su pesar el primer pensamiento que acudió a la mente de Shizel no fue "pobrecillo", sino "qué asco" al ver cómo había dejado el suelo. Sintió una punzada de culpabilidad inmediatamente después, pero antes de que pudiera hacer nada por ayudar Yrio ya se había adelantado. Recordó que Timmy había llegado inconsciente al torreón, quizá herido a causa de la explosión: no se había acercado lo suficiente como para distinguir la razón de su desmayo. No había sangre, pero algún proyectil podía haberle dado en la cabeza y haberle provocado una conmoción... Contempló pensativo cómo el color volvía a las mejillas del joven y tomó nota mental de aquel hechizo. Era evidente que les vendría bien a todos compartir impresiones al respecto de la magia.
No obstante una vez dentro las dos o tres personas que habían podido leerse los libros de cabo a rabo tomaron la iniciativa inmediatamente. Relegado a un segundo plano a causa de no haberlos tocado hasta el momento, Shizel sintió un repentino pinchazo de celos: la misma punzada de resentimiento que había sentido al ver el bullicio que reinaba en la plaza de la fuente el primer día. El mezquino sentimiento de que al fin y al cabo él no era tan especial. Había otros.
Se sentía un poco marginado: era una sensación desagradable que no estaba para nada acostumbrado a sentir en sus carnes.
La sensación de inutilidad se vio acrecentada al ver a RR dando vueltas ocupadísimo por todo el torreón, y contuvo el impulso de decirle que se estuviera quieto.
Resopló de hastío, pasándose una mano por el cabello. La culpa no era del foner ni de ninguno de los demás: el único que estaba paralizado de momento era él.
Lo que de verdad quería era echarle el guante al libro de hechizos cuanto antes, pero no podría hacerlo a menos que toda aquella gente se fuera de allí. Luchando consigo mismo logró no alzar la voz más que en momentos casuales y así no hacer notar que él aún no había probado suerte: ni por asomo pensaba hacerlo con un público expectante detrás ansioso por que fracasara.
No obstante alguien sí se había dado cuenta. Se quedó mirando a RR estupefacto.
"¿Croqueta snob? ¿Eso va por mí?"
Aunque bien mirado, comparado con las demás lindezas que le había soltado el pelirrojo aquello era casi como un mote cariñoso.
-Constrúyete una maceta con esa silla, Tulipán- repuso de pasada-, y métete en tus asuntos.
Por suerte el asunto no volvió a salir. Shizel ladeó la cabeza confuso ante la mención de DL. ¿Por qué iba a saber escribir uno mejor que el otro? También se había dado cuenta de que foner parecía haberle cogido apego al libro; aquello podría ser un problema. Aunque el torreón se quedase más despejado debido a la salida, no le serviría de nada si éste seguía pegado al libro de hechizos.
Shizel tenía un concepto muy celoso de la propiedad personal, y no le hizo ninguna gracia que "la cumbre nevada" decidiera apoderarse sin más de utensilios de la armería.
-Te tomamos la palabra- dijo con reticencia al final, rindiéndose ante la evidencia de que aquellas armas no les pertenecían después de todo, y la noción de que si podían llevarse algo de la otra armería a cambio podrían salir beneficiados. "Además, tenemos más iguales abajo."
Aprovechó que había salido el tema de las armas para llevarse a Tap en un aparte. El incidente que había sufrido RR un par de días atrás le había dado una idea.
-Tap, Alder dijo que usaste veneno cuando se os coló ese lagarto en el torreón- le planteó-. Se me ha ocurrido algo en lo que puede sernos útil, pero para eso necesitaría saber si puedes disponer de más fácilmente o si necesitaría buscarlo en otro lado. No tiene por qué ser mucho- le aclaró-. Al menos al principio, de momento me limitaré a hacer pruebas... Y te recomiendo que la próxima vez entres por la ventana de otro, ya has visto que me levanto de bastante mal café...- se rascó la sien pensativo. Era lo más parecido a una disculpa que saldría de su boca-. Por lo demás se puede tratar conmigo, así que sin rencores, ¿te parece?
"No voy a exigirte una disculpa, pero tampoco la esperes de mí", era el mensaje implícito.
No obstante una vez dentro las dos o tres personas que habían podido leerse los libros de cabo a rabo tomaron la iniciativa inmediatamente. Relegado a un segundo plano a causa de no haberlos tocado hasta el momento, Shizel sintió un repentino pinchazo de celos: la misma punzada de resentimiento que había sentido al ver el bullicio que reinaba en la plaza de la fuente el primer día. El mezquino sentimiento de que al fin y al cabo él no era tan especial. Había otros.
Se sentía un poco marginado: era una sensación desagradable que no estaba para nada acostumbrado a sentir en sus carnes.
La sensación de inutilidad se vio acrecentada al ver a RR dando vueltas ocupadísimo por todo el torreón, y contuvo el impulso de decirle que se estuviera quieto.
Resopló de hastío, pasándose una mano por el cabello. La culpa no era del foner ni de ninguno de los demás: el único que estaba paralizado de momento era él.
Lo que de verdad quería era echarle el guante al libro de hechizos cuanto antes, pero no podría hacerlo a menos que toda aquella gente se fuera de allí. Luchando consigo mismo logró no alzar la voz más que en momentos casuales y así no hacer notar que él aún no había probado suerte: ni por asomo pensaba hacerlo con un público expectante detrás ansioso por que fracasara.
No obstante alguien sí se había dado cuenta. Se quedó mirando a RR estupefacto.
"¿Croqueta snob? ¿Eso va por mí?"
Aunque bien mirado, comparado con las demás lindezas que le había soltado el pelirrojo aquello era casi como un mote cariñoso.
-Constrúyete una maceta con esa silla, Tulipán- repuso de pasada-, y métete en tus asuntos.
Por suerte el asunto no volvió a salir. Shizel ladeó la cabeza confuso ante la mención de DL. ¿Por qué iba a saber escribir uno mejor que el otro? También se había dado cuenta de que foner parecía haberle cogido apego al libro; aquello podría ser un problema. Aunque el torreón se quedase más despejado debido a la salida, no le serviría de nada si éste seguía pegado al libro de hechizos.
Shizel tenía un concepto muy celoso de la propiedad personal, y no le hizo ninguna gracia que "la cumbre nevada" decidiera apoderarse sin más de utensilios de la armería.
-Te tomamos la palabra- dijo con reticencia al final, rindiéndose ante la evidencia de que aquellas armas no les pertenecían después de todo, y la noción de que si podían llevarse algo de la otra armería a cambio podrían salir beneficiados. "Además, tenemos más iguales abajo."
Aprovechó que había salido el tema de las armas para llevarse a Tap en un aparte. El incidente que había sufrido RR un par de días atrás le había dado una idea.
-Tap, Alder dijo que usaste veneno cuando se os coló ese lagarto en el torreón- le planteó-. Se me ha ocurrido algo en lo que puede sernos útil, pero para eso necesitaría saber si puedes disponer de más fácilmente o si necesitaría buscarlo en otro lado. No tiene por qué ser mucho- le aclaró-. Al menos al principio, de momento me limitaré a hacer pruebas... Y te recomiendo que la próxima vez entres por la ventana de otro, ya has visto que me levanto de bastante mal café...- se rascó la sien pensativo. Era lo más parecido a una disculpa que saldría de su boca-. Por lo demás se puede tratar conmigo, así que sin rencores, ¿te parece?
"No voy a exigirte una disculpa, pero tampoco la esperes de mí", era el mensaje implícito.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- Carmesí
Ficha de cosechado
Nombre: Lemus
Especie: Humano
Habilidades: Oído músical, carisma y valorPersonajes : Norou, Wintelgy y Lemus
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
19/11/12, 08:15 pm
Wintelgy
Había escuchado bien, mis compañeros y los visitantes hablaban de magia, es más, algunos de ellos hasta afirmaban que podían practicarla ¿pero que clase de broma era esta? ¿Hablarían de la misma magia que condenó a Nubla y la puso bajo un yugo? Sin duda era lo que había venido a buscar: poder. Pero aun así no podía evitar guardarle rencor.
Llevaba ya rato buscando entre los visitantes a Pablo pero no parecía no estar. Decidí preguntarle al pequeño alborotador, que acababa de subir de la armería, ya que se encontraba con él la última vez que hablé con Pablo.
“Hola pequeñajo-le salude mientras jugueteaba felizmente con su nueva adquisición- ¿has montado un buen alboroto eh? Enhorabuena nunca había visto a mis compañeros tan alterados-bromeé-¿Sabes donde está Pablo? No lo veo entre tus compañeros…”
-Tsuki Tsuki Tsuki♥♫♪-
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
19/11/12, 09:29 pm
Tap volvió de la armería más contento de lo que había entrado. Acababa de encontrar una cerbatana a su escala, a juego con sus pequeños saquillos de veneno y los dardos que fabricaría más tarde con astillas de alguna flecha. El resto seguían ilusionados, hablando de magia, pero por suerte Tap no tuvo mucho tiempo de aburrirse. El chico que en la biblioteca le había parecido ser algún tipo de socializador se acercó a preguntarle por venenos y a hacerle una recomendación. << Más muestras de inteligencia >>. Eran vagos, vale, pero Tap debía concederles que aprendían rápido de sus errores. No tardó mucho en instalarse sobre el hombro del muchacho.
-Bien, Malcafé, haces bien en preguntar-dijo mientras hacía colgar de su mano los saquillos-. Esto es todo el veneno que tengo. Es poco, muy poco, pero es concentrado. Con solo una pizca pudimos dormir a Pablo para...-<< no te enrolles >>- bueno, que es un buen veneno. Pero los ingredientes se encuentran en mi bosque, aquí todavía no he visto nada. Las únicas plantas que hay, que yo conozca, están en el huerto de nuestro panal y son fuente de alimentos y poco más. Sin embargo...-Tap le habló de su libro de herbología y de algunas plantas venenosas de las que había leído. No las había visto, pero si estaban en el libro, también debían de estar en la ciudad. Habló mucho, Tap se sentía como pez en su salsa hablando de hierbas y venenos-. Y basicamente eso, poder puede que los haya. Si descubro alguna manera de fabricar algo, te lo haré saber en la próxima visita- le prometió-. Oh y lo de la ventana lo tendré en cuenta para la próxima. Eso y lo de llamar, cuando averigüe a qué se refería el Tulipán-añadió en tono divertido. Realmente no se había visto muy en peligro hoy. No había sido peor que entrar a un panal de avispas nuevo.
Después de eso, Gordote vino preguntándole por Pablo. Tap saltó de Shizel a él, se subió a su cabeza y le contó lo que había pasado ayer, sin escatimar en detalles ni omitiendo aspectos desagradables como podía ser la operación. Incluso hizo cierto incapié en lo raro que le resultaba que la savia de los gigantes fuera roja.
-Bien, Malcafé, haces bien en preguntar-dijo mientras hacía colgar de su mano los saquillos-. Esto es todo el veneno que tengo. Es poco, muy poco, pero es concentrado. Con solo una pizca pudimos dormir a Pablo para...-<< no te enrolles >>- bueno, que es un buen veneno. Pero los ingredientes se encuentran en mi bosque, aquí todavía no he visto nada. Las únicas plantas que hay, que yo conozca, están en el huerto de nuestro panal y son fuente de alimentos y poco más. Sin embargo...-Tap le habló de su libro de herbología y de algunas plantas venenosas de las que había leído. No las había visto, pero si estaban en el libro, también debían de estar en la ciudad. Habló mucho, Tap se sentía como pez en su salsa hablando de hierbas y venenos-. Y basicamente eso, poder puede que los haya. Si descubro alguna manera de fabricar algo, te lo haré saber en la próxima visita- le prometió-. Oh y lo de la ventana lo tendré en cuenta para la próxima. Eso y lo de llamar, cuando averigüe a qué se refería el Tulipán-añadió en tono divertido. Realmente no se había visto muy en peligro hoy. No había sido peor que entrar a un panal de avispas nuevo.
Después de eso, Gordote vino preguntándole por Pablo. Tap saltó de Shizel a él, se subió a su cabeza y le contó lo que había pasado ayer, sin escatimar en detalles ni omitiendo aspectos desagradables como podía ser la operación. Incluso hizo cierto incapié en lo raro que le resultaba que la savia de los gigantes fuera roja.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
19/11/12, 11:28 pm
No se entretuvo en cuanto recibió el libro comenzó a leer y anotar con total exactitud cada palabras de los hechizos en el papel, anotando todo lo que no tuviera y que pudiera serles útil, incluida la guía de pronunciación, teniendo especial cuidado en no confundiré en ninguna palabra y repitiendo a su vez la misma acción en poner los hechizos del libro que tenían ellos en otro trozo de papel para poder entregárselo a los letarguinos cuando se marcharan ayudando a Seon en la transcripción así terminarían ambos pronto, la ayuda de la chica le aligeraba el trabajo. Tuvo que tener bastante cuidado al escribir la pronunciación pues era algo complicada y extraña pero lo consiguió al cabo de un buen rato, no supo cuanto tiempo, junto con los hechizos de curación que eran los que más iban a necesitar y algunos otros más que vio útiles y que faltaban en su propio libro.
Apenas presto atención en su escritura a lo que pasaba a su alrededor, no fue hasta que finalmente escribió la última palabra que levanto al vista algo cansada del libro, llegando a escuchar la pregunta del tal Serokrai con aquella arma que pretendía llevarse, no pudo evitar alzar una ceja ante el “saqueo” pero no dijo nada de todos modos. “Mientras podamos ir a la armería del otro torreón, me vale…” descanso un poco los ojos aún le quedaban un par de hechizos por escribir, cortitos por suerte, así que se puso a ellos tras algunos segundos terminando unos minutos después finalmente con total alivio.
-Ya casi termine...- suspiro ya viendo bailar letras frente a sus ojos, cogiendo las hojas, porque gasto un par de ellas y las metió en el libro cuidando que no se arrugaran, sentándose nuevamente en el sofá releyendo todo lo que había escrito, haciendo anotaciones al final de pagina sobre la pronunciación real de los hechizos de curación como recordaba de los libros, para dejarlo lo más claro posible. Tras terminar eso salió al patio, alejándose un poco de las multitudinarias conversaciones, deseando mejorar su asquerosa puntería con la levitación cogió algunas piedras de pequeño tamaño en su palma, intentando alejarse lo suficiente de los pobres que podrían convertirse en diana, pronunciando el hechizo de levitación en varias ocasiones hasta que finalmente hizo efecto antes de lo imaginado, la roca empezó a levitar.
-Bueno…a ver si por una vez….no choco a nadie, que esto debe doler- dijo viendo la roca flotando, intento pensar en un movimiento circular, la roca obedeció dicha pensamiento Tras algo de duda. Funcionaba pero como solía pasar siempre, en el último segundos justo antes de que pretendiera dejar de hacer levitar el objeto en cuestión, este tomaba velocidad en busca de una víctima….Karime en esta ocasión- ¡Mierda!-consiguió para el flujo de magia a tiempo de no chocar a su compañera haciéndole perder toda su fuerza, pero la piedrecita del tamaño de un guijarro consiguió llegar hasta ella cayendo de lleno entre sus pechos de forma suave rodando por unos segundos sobre este, antes de colarse en su escote, quedándose allí atrapada de forma visible- La magia definitivamente no es lo mío- suspiro pasándose desesperado la mano por el rostro, no había manera de terminar el estúpido hechizo sin que lo que pretendía controlar se escapara de su control- K perdona....este estúpido hechizo no funciona correctamente...¿te hice daño?- pregunto algo preocupado, había parado el flujo de magia pero la piedra había caído en una zona por demás sensible, empezaba pensar seriamente en practicar magia únicamente cuando no hubiera nadie alrededor.
Apenas presto atención en su escritura a lo que pasaba a su alrededor, no fue hasta que finalmente escribió la última palabra que levanto al vista algo cansada del libro, llegando a escuchar la pregunta del tal Serokrai con aquella arma que pretendía llevarse, no pudo evitar alzar una ceja ante el “saqueo” pero no dijo nada de todos modos. “Mientras podamos ir a la armería del otro torreón, me vale…” descanso un poco los ojos aún le quedaban un par de hechizos por escribir, cortitos por suerte, así que se puso a ellos tras algunos segundos terminando unos minutos después finalmente con total alivio.
-Ya casi termine...- suspiro ya viendo bailar letras frente a sus ojos, cogiendo las hojas, porque gasto un par de ellas y las metió en el libro cuidando que no se arrugaran, sentándose nuevamente en el sofá releyendo todo lo que había escrito, haciendo anotaciones al final de pagina sobre la pronunciación real de los hechizos de curación como recordaba de los libros, para dejarlo lo más claro posible. Tras terminar eso salió al patio, alejándose un poco de las multitudinarias conversaciones, deseando mejorar su asquerosa puntería con la levitación cogió algunas piedras de pequeño tamaño en su palma, intentando alejarse lo suficiente de los pobres que podrían convertirse en diana, pronunciando el hechizo de levitación en varias ocasiones hasta que finalmente hizo efecto antes de lo imaginado, la roca empezó a levitar.
-Bueno…a ver si por una vez….no choco a nadie, que esto debe doler- dijo viendo la roca flotando, intento pensar en un movimiento circular, la roca obedeció dicha pensamiento Tras algo de duda. Funcionaba pero como solía pasar siempre, en el último segundos justo antes de que pretendiera dejar de hacer levitar el objeto en cuestión, este tomaba velocidad en busca de una víctima….Karime en esta ocasión- ¡Mierda!-consiguió para el flujo de magia a tiempo de no chocar a su compañera haciéndole perder toda su fuerza, pero la piedrecita del tamaño de un guijarro consiguió llegar hasta ella cayendo de lleno entre sus pechos de forma suave rodando por unos segundos sobre este, antes de colarse en su escote, quedándose allí atrapada de forma visible- La magia definitivamente no es lo mío- suspiro pasándose desesperado la mano por el rostro, no había manera de terminar el estúpido hechizo sin que lo que pretendía controlar se escapara de su control- K perdona....este estúpido hechizo no funciona correctamente...¿te hice daño?- pregunto algo preocupado, había parado el flujo de magia pero la piedra había caído en una zona por demás sensible, empezaba pensar seriamente en practicar magia únicamente cuando no hubiera nadie alrededor.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
19/11/12, 11:50 pm
Yrio pasaba las páginas una y otra vez de su libro y el de Atol, haciendo comentarios de vez en cuando sobre los hechizos que había porbado, los que habían salido, los que no y los que no podía leer. Los problemas mágicos de ambos grupos se fueron solucionando poco a poco y tanto Seon como la furcia estaban tan concentrados que ninguno se dio cuenta de que Yrio se había escabullido. El chico salió al patio en busca de Karime, la chica de Libo, arrastrando también a Atol para hacerles algunas preguntas, libreta en mano. Ya no tenía su pluma, por lo que tenía que apañárselas con una ramita seca que iba mojando en el tintero << Tengo que hacerme con esas plumas tan chulas que tiene Erin... Y estos tambien tienen.>> El sistema de los bolígrafos le había resultado fascinante, aunque el diseño de los artilugios era tirando a feo, en comparación con las plumas que vendían en la tienda de los padres de su edeel.
La historia de Libo sí que era fascinante. Sonaba a mundo de cuento y novela de terror al mismo tiempo, justo como Rocavarancolia, pero sin el tinte de magia que la hacía tan especial. Ambos hablaban maravillas de la Capital de la que venían, e Yrio no pudo sino añadirle elementos de su propia ciudad, plagada de luces en mitad de la noche. En una de estas una piedra voló al escote de Karime y todos se giraron al culpable. << Oh, vamos, es el truco más viejo del mundo...>> pensó Yrio con indignación. Concentró su visión en la piedra, ayudándose del poder de atracción del escote y pronunció el hechizo que ahora sabía conjurar correctamente. La magia fluyó por sus dedos hacuiéndole cosquillas y la piedra se elevó como una pluma. Cada vez le resultaba más sencillo.
-Pues yo creo que funciona correctamente- dijo con una sonrisilla de suficiencia cogiendo la piedra en el aire y lanzándosela de vuelta a DL
La historia de Libo sí que era fascinante. Sonaba a mundo de cuento y novela de terror al mismo tiempo, justo como Rocavarancolia, pero sin el tinte de magia que la hacía tan especial. Ambos hablaban maravillas de la Capital de la que venían, e Yrio no pudo sino añadirle elementos de su propia ciudad, plagada de luces en mitad de la noche. En una de estas una piedra voló al escote de Karime y todos se giraron al culpable. << Oh, vamos, es el truco más viejo del mundo...>> pensó Yrio con indignación. Concentró su visión en la piedra, ayudándose del poder de atracción del escote y pronunció el hechizo que ahora sabía conjurar correctamente. La magia fluyó por sus dedos hacuiéndole cosquillas y la piedra se elevó como una pluma. Cada vez le resultaba más sencillo.
-Pues yo creo que funciona correctamente- dijo con una sonrisilla de suficiencia cogiendo la piedra en el aire y lanzándosela de vuelta a DL
- Carmesí
Ficha de cosechado
Nombre: Lemus
Especie: Humano
Habilidades: Oído músical, carisma y valor
Personajes : Norou, Wintelgy y Lemus
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
20/11/12, 12:23 am
Wintelgy
Lo que me contó el pequeñajo me cogió de improvisto: un monstruo había atacado a Pablo causándole graves heridas, pero gracia a las doce lunas sus compañeros habían conseguido salvarle la vida.
Metí una mano por el cuello del anorak palpando por e pecho rebuscando y saque una pluma de estirge. La otra mano la puse sobre mi cabeza para que el pequeñajo se subiera a ella, pareció que captó el mensaje y subió sin dudarlo.
“¿Me harías un favor Tap?- dije poniéndolo delante de mi cara- ¿podrías llevarle esto a Pablo de mi parte?-pregunté sin esperar una respuesta- le dará suerte si la conserva-dije con algo de tristeza ofreciendole la brillante pluma de stirge-¿quieres una también? tengo una pequeñita por aquí –dije rebuscando en uno de los bolsillos del anorak cuando Tap agarró la pluma mas grande- ¡la encontré!-exclame sacándola del bolsillo-esta es para ti como agradecimiento-termine sonriendo-”
Realmente creía que aquellas plumas daban suerte. Desde que llegué a Rocavarancolia me había vuelto bastante supersticioso…
-Tsuki Tsuki Tsuki♥♫♪-
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Personajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
20/11/12, 06:24 pm
A la libense no le pasó por alto como la mayoría de los chicos encontraban sus pechos interesantes y frunció el ceño. “Sé que puede que en sus mundos no sea algo normal, pero ¡ni qué fuera para tanto!” exclamó en su fuera interno.
Cuando Alder se presentó a ella y a Seon, a Karime le hizo gracia sus diferencias, teniendo en cuenta que eran dos partes de un todo, tal y como le había explicado Ariv.
- Parece divertido, yo también quiero tener una aurva.-comentó con una sonrisa divertida.- ¿Me puedo quedar con Ariv? ¿o para mi tiene que ser un chico? Porque entonces me quedo con el pequeñín que habéis traído.- comentó revolviéndole el pelo a Yrio divertida.
Karime sonrió ampliamente cuando vió al chico libense acercarse a ella. Adoraba fastidiar a los chicos que no se asustaban y se iban corriendo, pero echaba de menos un piropo o unas palabras de admiración de vez en cuando.
- Bienvenido, Atol. Mi nombre es Karime, hija de Kirina, estudiante del ejercito de la capital.- se presentó con aire solemne, como le habían enseñado a hacerlo en el ejercito. Tras unos minutos aguantando la postura, sonrió ampliamente. Tras las últimas palabras de Atol, ella soltó una carcajada.- ¿míos? ¡Ojalá! Estos muchachotes de otros mundos son duros de roer, pero los voy domando poco a poco.- bromeó la libense.- Tranquilízate, Atol, no te voy a morder ni nada.- rió ante la turbación del chico.- ¿Magia? ¿En serio lo crees? Si, les he visto a ellos hacerla.- dijo señalando a sus compañeros de torreón.- Pero no me hace demasiada gracia. ¿Para qué magia pudiendo defenderte con armas?
La conversación de Atol y Karime fue interrumpida por los vómitos de Timmy, el cual acababa de despertarse. A la morena le dio pena el pequeño, por lo que quiso seguirle al patio, pero se dio cuenta de que llevaba a Tap en el hombro y que con él estaba “hablando” RR, así que prefirió quedarse. “Además, puede que le dé vergüenza demostrar debilidad.”
Cuando dejó de mirar hacia la puerta por la que había desaparecido Timmy, vió como RR amenazaba a Tap antes de subir, lo que a Karime le hizo reir. “Este RR… nunca cambiará.” Pensó.
- Tranquilo, está un poco amargado porque le falta sexo, pero no te preocupes.- le dijo a Tap.- A mí el primer día también me apuntó con la ballesta. Y pretendía que me vistiera. ¡Qué me vistiera! ¿te lo puedes creer?- dijo exageradamente mientras se carcajeaba. A la libense le divertía el del macetero, por lo que no le importó contestar a sus preguntas.- En Libo las mujeres están por encima de los hombres en la escala social, se merecen su respeto y su admiración. Eso no quiere decir que no reconozcamos cuando un hombre tiene agallas. De hecho, desde que estoy en este mundo, todavía no he hablado con uno que no las tenga.- rió alegremente.- Oh, sí, las mujeres de Libo no somos nada que afrontar a la ligera.
Karime habló algo de tiempo más con el matojo de hierbas, hasta que este se deslizó por su escote para impulsarse en sus pechos hasta la mesa. “Anda que no es listo, el puñado de hierbas este.” Pensó con sorna.
La libense saltó un bufido con mofa ante las palabras de Serokrai. “Como si lo que quedara en la armería fueran armas profesionales.” Pensó. En seguida, Karime fue abordada por el pequeñín que se había presentado como Yrio y comenzó a hacerle un montón de preguntas sobre su mundo que contestó alegremente después de hacerle prometer que él contestaría las mismas preguntas. En eso estaba cuando notó que algo la golpeaba en el escote y se colaba entre sus pechos. Karime miró a DL que se acercaba pidiéndole perdón por el incidente y luego volvió a mirar la piedra.
- ¿Lo has hecho para tener que meter la mano?- preguntó con una sonrisa picara.- porque para eso solo tenías que pedirlo, guapo.- rió descaradamente. A pesar de que las situaciones así siempre le habían divertido, fue a ponerle fin quitándose la piedra de entre las tetas, cuando vió como Yrio las miraba fijamente. “¿Y este que busca ahora?” se preguntó, pero al instante se respondió al ver como la piedra levitaba hasta su mano. La libense estuvo unos segundos en shock hasta que dio un salto riendo.- ¡Pero mira al pequeñajo, si es un vacilón!- gritó dándole un puñetazo amistoso al chico.- Estos niños, siempre queriendo tocar teta. ¿Verdad, chaval?- bromeó con Yrio rodeando los hombros del chico con un brazo y acercándole peligrosamente a uno de sus pechos.
"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
21/11/12, 10:49 am
Gordote se le acercó tímidamente y le pidió un favor a Tap. El repoblador no solía negarle un favor a nadie y fue por eso que cogió ambas plumas, aunque pensara que era un regalo poco útil. Se las enganchó al cinto y luego dudó durante unos segundos qué decirle al equivocado gigante.
-Ey, Gordote, no sé si lo sabes, pero deberías ser consciente de que una pluma no salva a nadie de nada. Están medio huecas, no hay suerte dentro de ellas-puso el tono más suave que tenía, por una vez en todo el día no quería ser demasiado dañino mientras hablaba. Solo quería explicarle cómo iban las cosas para evitar que depositara su confianza en algo intútil-. Me las voy a llevar y le daré una a Pablo. Y Pablo acabará curándose y estará genial antes de que nos demos cuenta, sobretodo si le da por morirse de la misma manera que cumple con sus obligaciones. Pero no será por la pluma. ¿Entiendes?-le dio una palmada en la cabeza. Por un momento se sentía como en su panal, en mitad del bosque, intentando entrenar a una de sus avispas. Quizá por eso estaba siendo "tan" amable-. Lleva contigo todas las plumas que quieras, pero también algún arma. Una espada, una lanza o algún otro de esos cacharros metálicos gigantes que se abren paso carne adentro. Y nada de morirse, Gordote, que esa es la manera más cutre de escaquearse del trabajo.
Por otro lado, las palabras de Karime habían despertado una idea interesante para ganarse algo de ayuda extra en su panal. Ya tendría tiempo de comprobar si funcionaba.
-Ey, Gordote, no sé si lo sabes, pero deberías ser consciente de que una pluma no salva a nadie de nada. Están medio huecas, no hay suerte dentro de ellas-puso el tono más suave que tenía, por una vez en todo el día no quería ser demasiado dañino mientras hablaba. Solo quería explicarle cómo iban las cosas para evitar que depositara su confianza en algo intútil-. Me las voy a llevar y le daré una a Pablo. Y Pablo acabará curándose y estará genial antes de que nos demos cuenta, sobretodo si le da por morirse de la misma manera que cumple con sus obligaciones. Pero no será por la pluma. ¿Entiendes?-le dio una palmada en la cabeza. Por un momento se sentía como en su panal, en mitad del bosque, intentando entrenar a una de sus avispas. Quizá por eso estaba siendo "tan" amable-. Lleva contigo todas las plumas que quieras, pero también algún arma. Una espada, una lanza o algún otro de esos cacharros metálicos gigantes que se abren paso carne adentro. Y nada de morirse, Gordote, que esa es la manera más cutre de escaquearse del trabajo.
Por otro lado, las palabras de Karime habían despertado una idea interesante para ganarse algo de ayuda extra en su panal. Ya tendría tiempo de comprobar si funcionaba.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejosPersonajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
21/11/12, 06:28 pm
K pidió un aurva para ella pero para Alder solo le devolvió una sonrisa tremendamente divertida.
- Se supone que tenemos que tener la misma edad y provenir del mismo sitio. No se de nunca que eso se incumpla. Te animaría a adoptar a nuestro pequeño escriba, y sospecho que él sería muy feliz, pero privarías al torreón de su encantadora presencia. Y tendríamos una silla llorando por las noches desconsolada. - era un chiste interno que Karime no pillaría, pero que le dedicó al chico de todas maneras.- En fin no te reprocho que quieras uno. Te describiría todas las cosas para las que son útiles, pero hay niños delante~. [:D]
- Alder por el alma del mundo.- dijo Seon mientras las mejillas se le coloreaban mas todavia. La edeel le dio un apretón cariñoso entre risas.
La mencion de magia libró a Seon de tener que mirar a ninguna parte, por lo que se apresuró a ayudar.
>>
Alder había estado dando vueltas sin nada que hacer mientras hablaban de magia, así que en un momento dado se escabulló y comenzó a echar un vistazo al torreón. Recordó que el Tulipán había hablado de trampas, y no entró en ningun sitio que no estuviera abierto. Tampoco le dedicó mas que miradas por encima, solo estaba matando el tiempo. Y entonces al final de unas escaleras, que debían dar ya a la azotea, si se parecía a su torreón, se encontró con Saren sentado y dormido. Se quedó unos segundos pensando en que hacer. Si hubiera sido Seon, quizas le hubiera lamido la cara de la barbilla a la frente y luego corrido por su vida. Y lo mismo si hubiera sido cualquiera de sus hermanos ( y entonces si habría tenido que correr), pero decidió que no era muy prudente y no pegaba. Asi que se sentó todo lo cerca de el que pudo y echó el cuerpo hacia delante, hasta quedar a un suspiro de distantacia, conteniendo el aire en los pulmones para que la respiración no la delatara, y sujetando un mechón de su pelo por el final, comenzó a hacerle cosquillas bajo la nariz.
------
Seon
Seon terminó los apuntes muy satisfecha. Se había enterado de mil cosas que no sabía por la conversación, y la comparación de datos. Al final ni si quiera se había dado cuenta cuando habia desaparecido Yrio. Intercambió una sonrisa con DL, y salió tras él, pero Alder no estaba fuera. Se lo planteó unos segundos y no le dio mas importancia, porque estaba convencida de estar en un sitio seguro.
Karime era el centro de las miradas, y a Seon le recordaba bastante a Alder, una con mucho pecho y exhibicionista, claro, pero le salió una sonrisa tibia al pensarlo.
- Se supone que tenemos que tener la misma edad y provenir del mismo sitio. No se de nunca que eso se incumpla. Te animaría a adoptar a nuestro pequeño escriba, y sospecho que él sería muy feliz, pero privarías al torreón de su encantadora presencia. Y tendríamos una silla llorando por las noches desconsolada. - era un chiste interno que Karime no pillaría, pero que le dedicó al chico de todas maneras.- En fin no te reprocho que quieras uno. Te describiría todas las cosas para las que son útiles, pero hay niños delante~. [:D]
- Alder por el alma del mundo.- dijo Seon mientras las mejillas se le coloreaban mas todavia. La edeel le dio un apretón cariñoso entre risas.
La mencion de magia libró a Seon de tener que mirar a ninguna parte, por lo que se apresuró a ayudar.
>>
Alder había estado dando vueltas sin nada que hacer mientras hablaban de magia, así que en un momento dado se escabulló y comenzó a echar un vistazo al torreón. Recordó que el Tulipán había hablado de trampas, y no entró en ningun sitio que no estuviera abierto. Tampoco le dedicó mas que miradas por encima, solo estaba matando el tiempo. Y entonces al final de unas escaleras, que debían dar ya a la azotea, si se parecía a su torreón, se encontró con Saren sentado y dormido. Se quedó unos segundos pensando en que hacer. Si hubiera sido Seon, quizas le hubiera lamido la cara de la barbilla a la frente y luego corrido por su vida. Y lo mismo si hubiera sido cualquiera de sus hermanos ( y entonces si habría tenido que correr), pero decidió que no era muy prudente y no pegaba. Asi que se sentó todo lo cerca de el que pudo y echó el cuerpo hacia delante, hasta quedar a un suspiro de distantacia, conteniendo el aire en los pulmones para que la respiración no la delatara, y sujetando un mechón de su pelo por el final, comenzó a hacerle cosquillas bajo la nariz.
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Seon
Seon terminó los apuntes muy satisfecha. Se había enterado de mil cosas que no sabía por la conversación, y la comparación de datos. Al final ni si quiera se había dado cuenta cuando habia desaparecido Yrio. Intercambió una sonrisa con DL, y salió tras él, pero Alder no estaba fuera. Se lo planteó unos segundos y no le dio mas importancia, porque estaba convencida de estar en un sitio seguro.
Karime era el centro de las miradas, y a Seon le recordaba bastante a Alder, una con mucho pecho y exhibicionista, claro, pero le salió una sonrisa tibia al pensarlo.
-
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
21/11/12, 07:28 pm
Saren despertó y se puso en pie en silencio, subiendo las escaleras y alejandose del barullo de la planta baja. Apenas recordaba nada de lo sucedido el día anterior, sus recuerdos eran un caos borroso de imágenes descolocadas y difuminadas, su mal humor había nublado su percepción durante todo el día, y a la mañana siguiente simplemente estaba minado, física y mentalmente. El norteño se sentó en un escalón, poco antes de salir a lo que en su día fue la cuarta planta, y observó distraído el movimiento de las aves negras entre los huesos, apoyado contra la pared. El idrino sacó un trozo de pan duro de su bolsillo, un trozo que conservaba del día anterior, y lo desmigó poco a poco con los dedos, arrojando las migas hacia la azotea con cuidado. No tardó en quedarse sin provisiones, y tras sacudirse las migas restantes del abrigo, se cruzo de brazos y continuó con la mirada perdida, pensativo.
Los ojos se le fueron cerrando poco a poco, y el chico no tardó en caer inconsciente arrastrado por el sueño. Saren no soñó nada, simplemente floto en un vació exento de sensaciones y estímulos, un vació reparador que le venía bien. No sabía cuanto tiempo llevaba así cundo algo le sacó del sueño, empujándole de vuelta a la realidad. La mano del idrino se alzó hacia su nariz, tratando de apartar lo que fuera que le estaba haciendo cosquillas, pero su mano no se topo con nada apreciable. El norteño parpadeó confuso, tratando de ver que era lo que le había despertado. Sus ojos gris tormentoso estaban algo empañados por el sueño, y bizquearon un poco al tratar de enfocar la punta de la nariz. Un destello verdoso atrajo su atención, y al final logró ver a Alder a escasos centímetros de su rostro. Los ojos de Saren se abrieron sorprendidos, y se echó un poco hacia atrás, dándose un leve golpe en la cabeza contra la pared.
-¡Auch! –masculló el idrino, llevándose la mano a la coronilla con una mueca dolorida-. Curiosa forma de despertar a alguien –comentó, mirando a la chica a los ojos por primera vez, aun seguía a poca distancia.
El idrino aun estaba atontado por el sueño, y seguía algo desinflado por lo del día anterior, así que apenas sabía lo que hacía. Cogió el mechón de pelo con el que le había hecho cosquillas, y se lo llevó a la nariz distraídamente.
-Hueles increíblemente bien, de verdad, como a... -comentó ausente, sin saber a que le recordaba su aroma-, hmm, a ti, supongo. Eso es, hueles a Alder –afirmó convencido, aun en tono distraído. Luego la volvió a mirar, con algo mas de atención e hizo un comentario obvio-. Vaya, hoy vas mas tapada, una verdadera lastima –rió con suavidad en un tono mas consciente, aunque sus ojos no tardaron en desenfocarse un poco de nuevo y volvió a divagar distraído-. Menta y frambuesas –comentó observando el pelo y los ojos de la muchacha-, al final me vas a dar hambre y todo.
Los ojos se le fueron cerrando poco a poco, y el chico no tardó en caer inconsciente arrastrado por el sueño. Saren no soñó nada, simplemente floto en un vació exento de sensaciones y estímulos, un vació reparador que le venía bien. No sabía cuanto tiempo llevaba así cundo algo le sacó del sueño, empujándole de vuelta a la realidad. La mano del idrino se alzó hacia su nariz, tratando de apartar lo que fuera que le estaba haciendo cosquillas, pero su mano no se topo con nada apreciable. El norteño parpadeó confuso, tratando de ver que era lo que le había despertado. Sus ojos gris tormentoso estaban algo empañados por el sueño, y bizquearon un poco al tratar de enfocar la punta de la nariz. Un destello verdoso atrajo su atención, y al final logró ver a Alder a escasos centímetros de su rostro. Los ojos de Saren se abrieron sorprendidos, y se echó un poco hacia atrás, dándose un leve golpe en la cabeza contra la pared.
-¡Auch! –masculló el idrino, llevándose la mano a la coronilla con una mueca dolorida-. Curiosa forma de despertar a alguien –comentó, mirando a la chica a los ojos por primera vez, aun seguía a poca distancia.
El idrino aun estaba atontado por el sueño, y seguía algo desinflado por lo del día anterior, así que apenas sabía lo que hacía. Cogió el mechón de pelo con el que le había hecho cosquillas, y se lo llevó a la nariz distraídamente.
-Hueles increíblemente bien, de verdad, como a... -comentó ausente, sin saber a que le recordaba su aroma-, hmm, a ti, supongo. Eso es, hueles a Alder –afirmó convencido, aun en tono distraído. Luego la volvió a mirar, con algo mas de atención e hizo un comentario obvio-. Vaya, hoy vas mas tapada, una verdadera lastima –rió con suavidad en un tono mas consciente, aunque sus ojos no tardaron en desenfocarse un poco de nuevo y volvió a divagar distraído-. Menta y frambuesas –comentó observando el pelo y los ojos de la muchacha-, al final me vas a dar hambre y todo.
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Personajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
21/11/12, 07:49 pm
Se le escapó la risa a medias cuando lo vio retroceder y chocar. Luego lo miró sorprendida por el gesto que hizo a continuación.
- Te golpeaste más fuerte de lo que pretendía, vaya, lo siento.- dijo con una sonrisa.- hasta desvarías.
Ya se estaba retirando cuando escuchó el comentario a su ropa, al que siguió uno sobre los colores de su pelo y ojos. Se cogió un mechón y lo miró con aire pensativo. Lo olió, luego se metió la punta en la boca y dijo con una sonrisa divertida:- No le veo nada de especial...
Lo observó con aire crítico antes de añadir:- creo que esperaba otra reacción. Y quizás una pregunta de qué hago aquí.. a la que contestaré: estamos todos abajo. ¿Vienes a saludar o prefieres seguir durmiendo contra la pared? Yo no te lo reprocharé: vosotros los diurnos teneis hábitos muy raros..
- Te golpeaste más fuerte de lo que pretendía, vaya, lo siento.- dijo con una sonrisa.- hasta desvarías.
Ya se estaba retirando cuando escuchó el comentario a su ropa, al que siguió uno sobre los colores de su pelo y ojos. Se cogió un mechón y lo miró con aire pensativo. Lo olió, luego se metió la punta en la boca y dijo con una sonrisa divertida:- No le veo nada de especial...
Lo observó con aire crítico antes de añadir:- creo que esperaba otra reacción. Y quizás una pregunta de qué hago aquí.. a la que contestaré: estamos todos abajo. ¿Vienes a saludar o prefieres seguir durmiendo contra la pared? Yo no te lo reprocharé: vosotros los diurnos teneis hábitos muy raros..
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