Torreón Maciel (Archivo IV)

Recuerdo del primer mensaje :

El paseo terminó frente a un edificio de piedra azulada. En el pasado debía de haber tenido cuatro plantas, pero ahora, el edificio estaba coronado por el esqueleto de algún animal marino. El idrino se quedo mirando la estructura, bastante asombrado. Su mirada se posó en una de las cadenas rotas del puente levadizo, y supuso que si hacían de aquel lugar su refugio, habría que arreglarla de alguna manera. El norteño comprobó la estabilidad del puente, y lo atravesó a paso rápido, llegando hasta las puertas, que para su sorpresa, estaban entreabiertas.

Saren entró en el edificio el primero, y mientras recorría el corredor que daba a la planta baja observando las pintadas de los muros en silencio, sus compañeros entraron detrás de él, cerrando las puertas cuando el último miembro del grupo estuvo dentro. El idrino se encontró en una gran estancia que, debido al aire enrarecido y por la capa de polvo intacta, debía de llevar abandonada varias semanas. Una mesa grande, unas cuantas sillas, y varios sillones bastante raídos, eran el principal mobiliario de aquella planta. A un lado de la estancia había una cocina, con una pequeña encimera, un horno de leña, y varios fogones de hierro, ademas de unos armarios de madera, que supuso llenos de algunos cacharros y bastantes telarañas.

Saren dejo la cesta que llevaba en la encimera, y se encaminó a las escaleras, dispuesto a ver que había arriba. No tardó en recorrer las dos plantas superiores, bajando para informar que en la segunda había una especie de estudio con estanterías vacías y un cuarto con barreños de latón para asearse; y que en la tercera había varios cuartos comunales con unas cuantas camas de aspecto cochambroso. No había subido al piso ocupado por el gran esqueleto, pero informo de que había oído algún que otro aleteo a través del techo de la tercera planta. Había baúles y armarios en as habitaciones, pero no había mirado dentro. Un patio de suelo empedrado, en cuyo centro se alzaba la estatua de un pájaro negro con un gran reloj bastante raro a sus pies, completaba el edificio. En él, había un pozo y al fondo, varios retretes.

-Bueno, yo tengo bastante hambre, así que si adecentáis un poco esa mesa -dijo señalándola, tras informar de sus descubrimientos-, yo me pondré con la cena.

El norteño se acercó a la cocina y busco algo para encender la cocina. Encontró una pila bastante escueta, pero suficiente por el momento, de leños polvorientos, que cogió y colocó en el hueco de piedra bajo los fogones. El norteño sacó un poco de yesca, con la que prendió la madera, paradespués cerrar la pequeña puerta de hierro que protegía el fuego. Mientras la cocina se calentaba, Saren procedió a buscar varios cacharros adecuados para cocinar, y unos cuantos platos y cubiertos que dejo a mano para aquel que pusiera la mesa. Les quitó el polvo, y salió al patio a por un poco de agua.

Saren se quitó los mitones y los guardó en uno de los bolsillos del abrigo, que colgó de un gancho en la pared, para cocinar mas cómodo. Se lavó las manos con un poco del agua que había traído y se arremangó la camisola oscura. Sacó algo de carne cruda y unas verduras de las cestas, y lo limpió todo con el agua del pozo que le quedaba, mientras ponía a calentar un par de cacerolas con un poco de la propia grasilla de la carne, esperando que se derritiera. Cuando tuvo los ingredientes listos, preparó un salteado con las verduras, mientras la carne se tostaba en dados con unas pocas hojas rojizas que había encontrado en la cesta. Apartó las cacerolas del fuego, antes de que la verdura se pasara y la carne se hiciera por el centro, y preparo esta última en una bandeja, para meter el recipiente en la pequeña cavidad al lado del fuego que hacia las veces de horno.

Unos minutos después saco la carne del horno y la puso junto con las verduras en una gran fuente, mientras un sabroso olor se extendía por el edificio. El exterior de la carne estaba algo mas churruscante por el asado. En bastante poco tiempo, Saren, haciendo gala de su talento para la cocina, había preparado un plato delicioso con un aroma casero, que algunos de sus compañeros desconocían, y que venía perfecto para reponer fuerzas. Unas piezas de fruta completaban el menú.

-La cena esta lista-anunció con una sonrisa, siempre le había gustado comer bien.

Escuchar a Shizel lo relajo y le hizo plantearse mejor las cosas. “Solo tengo que practicar mas y dejad de complicarme, es estúpido darme ya por caso perdido porque no me salga bien a la primera…” protesto en su mente por su actitud de berrinche de niño que no le sale algo bien a la primera. Su atención fue tomada nuevamente por Shizel cuando respondió a su pregunta sobre la existencia de magia en su mundo, olvidándose por completo de sus complicaciones atendió al idrino con mirada expectante y curiosa.

-Así que tenéis cierto avance científico en tu mundo también- comento al escuchar lo de que la magia se fabricaba, pensando en ello tal vez la “magia” en Idris era para DL algo cotidiano, dado los avances en FONERA-Eso es interesante, esa magia que mencionas me suena…a algo que leí una vez ¿cómo era?¡ah sí, alquimia!... No sé si en Idris se definiría así- añadió mirando al Idrino totalmente interesado, definitivamente sus mundos eran opuestos, pues a pesar de lo que decía Shizel de que esa variante parecía ser de una zona que él no conocía, implicaba que existía de una forma que DL solo había conocido en libros.

-En FONERA la única magia que existe, y no tengo comprobado realmente, solo son rumores, proviene de los Auros, son como roedores más grandes que una persona - añadió mirando a Shizel pues era extraño de explicar- Hacen sacrificios a su Dios y nigromancia…o eso se dice al menos- añadió encogiéndose de hombros pues no sabía eso a ciencia cierta. Las siguientes preguntas de Shizel, todas una detrás de otras hicieron reír a DL, que le puso un alto entretenido.

-Eres muy curioso, te pareces a mi- rio mirándolo, aunque no como queja más bien le resultaba relajante eso, ya que el también era así- Te diré donde vivo, es una ciudad que ocupa un continente, cubierta por una cúpula que impide ver eso que llamáis cielo…afuera solo hay radiación y contaminación no se puede vivir allí, salvo algunas plantas- dijo encogiéndose de hombros, estaba acostumbrado a ello y no había indagado mucho en el tema- La ciudad está dividida por castas según el color de cabello y ojos, es una diferencia de status, en la zonas más bajas viven los Auros, los Blattas, que son esos insectos que vimos cuando llegamos pero dos veces más grande que una persona, los adultos al menos; y los Saurios que son reptiles. Hay mas variantes, pero yo solo conozco personalmente a estas tres- dijo DL mirándole risueñamente entretenido con su explicación, seguramente sonaba muy rara a oídos de cualquiera, pero era su mundo- RR y yo provenimos de castas diferentes, YR también y debió pasar una vida bastante dura, no lo tengo claro. En fin esto donde yo vivo, pues fuera de la cúpula no se si hay mas vida- respondió algo avergonzado pues no se le daba muy bien explicar esas cosas, era más de mantenerlas en su mente y darle vueltas a decirlas en voz alta al menos referente a su mundo, dada su contrariedad contra la forma elitista que existía y a que no le veía mucha importancia dada la situación, pero intento explicarse lo mejor posible-Seguramente nuestros mundos no se parezcan en nada, solo hay que ver nuestro aspecto- añadió observando interesado las aletas que tenia donde supuestamente debían ir las orejas- Espero que no te resulte insultante….¿pero para que sirven exactamente?¿puedo?- pregunto refiriéndose a tocarlas observándolo atentamente todo curioso en realidad pero si atreverse hacerlo sin pedir permiso antes no fuera a ser de algún modo un insulto en su mundo lo cual no era su intención.

-Pregón-

Ariv ladeó la cabeza cuando escuchó la pregunta de DL.
- Sí, bueno… Tenemos magia en Sinhdro – respondió, refiriéndose a la multitud de rituales que había en su mundo. Realmente no estaba segura de en qué consistían muchos de ellos, pero sabía de su existencia. – Aunque no tienen nada que ver con esto.
Shizel enseguida tomó la palabra y expuso sus dudas sobre las limitaciones que tenía la magia. Por lo pronto, parecía que la capacidad de hacerla o no dependía de otros factores que nada tenían que ver con la procedencia de cada uno de ellos. Suspiró, aliviada. Si las cosas fueran así, quizás estaría privada de ello, y eso la desilusionaría sobremanera. Después, mientras RR, K, Wintel y Timmy se marchaban de expedición – Ariv no entendía por qué tenían tantas ganas de arriesgarse otra vez después de lo sucedido en los últimos días – los demás se pusieron a hablar sobre sus respectivos mundos. La niña no quiso dar muchos más detalles, así que se limitó a escuchar con curiosidad, y después cogió el libro de hechizos. Lo hojeó, fascinada. Aquello era tan increíble que le parecía imposible que existiera de verdad.
Escogió uno de los hechizos, uno que parecía sencillo. No sabía exactamente lo que debía hacer, pero no estaba dispuesta a abandonar hasta que algo sucediese. Se concentró y trató de leerlo en voz alta. Esperaba que funcionase. No obstante, nada ocurrió. Ariv frunció el ceño. ¿Qué demonios pasaba? Se suponía que, si tenía capacidad para la magia, ésta debía surgir de inmediato. ¡Tenía que ser así de sencillo!
“Pues parece que no”, pensó, resignada. Volvió a leer el hechizo y a realizar los gestos pertinentes, tal y como venía en el libro, pero tampoco ocurrió nada la segunda vez. Tuvo que intentarlo unas cuantas más antes de que comenzara a surgir una pequeña lucecita, una llamita que ni quemaba ni daba calor, que tan sólo iluminaba. Ariv empezaba a notarse cansada después de lograr aquello, pero continuó pronunciando el hechizo para ver hasta dónde podía llegar.
Entonces algo la interrumpió. Empezó a oír algo, una especie de pregón que parecía proceder de ninguna parte, y su lucecita desapareció tan rápido que apenas fue consciente de haber conseguido su propósito. Había perdido la concentración, y eso hizo que se enfadara. ¿Quién se había atrevido a molestarla con aquellas cosas que no le interesaban lo más mínimo?
Fue en ese momento cuando oyó que mencionaban su mundo… Una noticia sobre las expediciones del rey. Ariv pasó del enfado a la sorpresa enseguida. Sintió un pequeño ramalazo de nostalgia. Era extraño: a veces no quería ni oír hablar de Sinhdro y otras veces lo echaba de menos. En esta ocasión, le ocurría lo segundo.
- ¿Ha… habéis escuchado eso? – les preguntó a los demás. A lo mejor sólo había sonado en su cabeza. Tal vez lo había imaginado. - ¿Qué es?
El único resto que quedaba de su intento era ese cansancio que ahora la dominaba. No era excesivo, pero se notaba más débil que antes… La magia tenía un precio.

El idrino escuchó las palabras de DL con avidez. A cada frase una nueva pregunta parecía surgir en su cabeza.
-No exactamente... La alquimia de la que hablas me suena a mezclar botes de cosas a ver qué pasa... En los laboratorios se miden todas las condiciones que se pueden, es algo más sistemático- se rascó la cabeza un poco avergonzado cuando DL le señaló su curiosidad-. Por el norte y la costa se supone que los hechizos esos se guardan por saber popular y esas cosas, pero por lo general se niegan a soltarnos prenda a los demás- volvió a echar una mirada envidiosa a Saren, arrepintiéndose de haber descartado tan pronto las creencias que habían resultado tener un fondo de verdad. ¿Qué clase de cosas habría visto?

Frunció un poco el ceño cuando el foner habló de la magia que conocía. ¿Sacrificios a un dios? ¿Y aquel concepto tan primitivo funcionaba? Primero insectos gigantes, luego roedores... Aquel mundo debía ser diametralmente distinto de Idris. La mente del idrino daba vueltas, saturada de nueva información. Le era completamente imposible imaginarse un mundo completamente contaminado, no ver el cielo por las mañanas, el aire sucio, que toda el agua tuviera que ser filtrada...
"¿Por eso ni él ni RR querían salir de las mazmorras? ¿Tenían miedo del exterior?"

Cuando DL le habló del sistema de castas Shizel no se lo podía creer.
-¿Me estás tomando el pelo?- protestó-. ¿Por el color del pelo y de los ojos? Eso es completamente arbitrario... ¿En qué os basáis para aceptar eso sin más?
Se dio cuenta inmediatamente después de que lo había dicho podía ser insensible culturalmente, pero la falta de sentido de aquello no le entraba en la cabeza. Además DL había mencionado que YR había tenido una vida dura... ¿Significaba eso que el pelo blanco era la casta más baja? A raíz de aquello otra cosa le llamó la atención.
-YR y tú tenéis el pelo blanco...- señaló-. Pero sois de castas distintas, dices...- le miró interrogante.

Asintió en respuesta a la petición de DL. Tres habían sido las personas que le habían interrogado acerca de sus orejas, pero ésta había sido la primera en pedirle permiso.
-Pues sirven para proteger los oídos... Como esos rebordes redondos que tenéis los demás, imagino- pidió permiso con la mirada para curiosearlos cuando DL hubo terminado, y ante el asentimiento del foner se acercó a verlos más de cerca. Rozó dicho reborde con los dedos con curiosidad. Eran más blanditos y parecía llegar más sangre que a sus propias orejas.
-Qué raro- comentó volviendo a su sitio-. También tenéis la piel muy clarita, como si fuerais bebés- dijo sonriendo con diversión.

-Bueno, parece que tenemos otro mago- comentó reclinándose con despreocupación en el sofá cuando vio los resultados de Ariv-. Felicidades.
Fue entonces cuando por las ventanas retumbó el pregón de la plaza. Shizel saltó del sofá como impulsado por un resorte y se asomó a la ventana a todo correr.
-¡Joder, es Miseria!
El sonido de aquellas mil voces a la vez era inconfundible, y parecía provenir de algún lugar no muy lejano. Shizel sintió una excitación creciente.
Tenía que salir y preguntarle, tenía que encontrar una explicación a qué hacían todos allí, algo más allá del críptico discurso que les habían dado hacía unos días... Echarle en cara que les había engañado a él y a Saren, y quién sabe a quién más, con promesas falsas.
-¿Qué hacéis ahí parados?- preguntó a los demás, muy agitado-. ¡Tenemos que seguirle! ¡Es un cosechador, tiene que tener respuestas!

Karime rió sin tapujos ante el comentario de Alder. “Esta chica es de las mías.” Pensó.

- Tranquila, Der. No estoy en contra del intercambio de género.- bromeó.

Cuando los invitados decidieron irse, Karime los despidió alegremente asegurando que la próxima “fiesta loca” sería en su torreón. Cuando el idrino comenzó a hablar, Karime se acercó a él esperando la diversión que le ofrecía una posible batalla de pullas y, al principio, Saren no la decepcionó, pero la descolocó un poco con el comentario del maquillaje y el gesto del pelo. “Otro mundo, otra cultura. En mi mundo, sin maquillaje, solo soy una niña.” Se dijo. Aunque no le gustaba verse sin maquillaje y nunca lo reconocería, su rostro limpio era una imagen bastante agradable y diferente para ella y, en el fondo, le gustaba.

- Tranquilo, Burbujita, mi ego y yo somos flexibles y versátiles. Cabemos donde haga falta.- contestó Karime a las últimas palabras de Saren con una sonrisa picara y una clara insinuación.

Tras guiñarle el ojo descaradamente, se dio la vuelta hacia RR, que llegaba con una proposición para ella.

- ¡oh, Pelirrojo, tienes celos! Tranquilo, te regalo una tarde en mi compañía para que no te sientas desbancado por la Burbujita.- comentó exageradamente emocionada.- Vamos, doble R, no hagamos esperar a las bestias y monstruos que allá afuera nos esperan.- dijo teatralmente la libense mientras le hacía una reverencia al foner y le seguía fuera del torreón.

Ya afuera, y al ver que Timmy les acompañaba, rodeó sus hombros con un brazo y le revolvió fuertemente el pelo.

- Vamos, enano, a ver qué tal te dé da esta vez.- le dijo alegremente.- Pero no me acabes como la ultima vez, ¿eh? No querría tener que acabar viendo como salen de tu cuerpo cosas que deberían mantenerse dentro, no es agradable.

Sigue en el Anfiteatro.

Escuchar decir a Ariv que existía magia en su mundo le causo curiosidad, pero no añadió mucho más que eso, asique DL supuso que tal vez había ciertas reservas o no sabía mucho del tema, asique prefirió no cuestionarle, no era nadie para imponer que se lo dijeran. Lo que sí estuvo atento a sus avances con los hechizos, mientras escuchaba las respuestas de Shizel a sus palabras, grabando la información en su mente “Mas que alquimia entonces es ciencia, similar a la que realizan en los laboratorios de FONERA, seguramente” pensó asintiendo para sí mimo.

-No, para nada- respondió cuando le explico sobre las castas en su mundo y Shizel respondió incrédulamente- Pienso igual que tu y eso que soy de allí, no es algo en lo que este tampoco de acuerdo realmente-respondió DL sonriéndoy dándole la razón con ello no sintiéndose para nada insultado al respecto, más bien se rio y se relajo al notar que no solo él veía aquello como algo absurdo- Veras, tal vez esto no exista en Idris, no lo tengo claro pero… diciéndotelo sencillamente somos creados así- respondió rascándose la nuca pues era algo complicado de explicar para alguien ajeno a aquello- Genéticamente los bebes nacen de una madre y un padre ¿no? En fonera esto no existe, los foner somos realmente clones y somos estériles, bueno nos hacen estériles, no tenemos “madres”, nos crean en probetas y son los científicos los que nos dan los colores para pertenecer a una casta u otra antes de nacer, también nos asignan un trabajo y tenemos niveles de estudios diferentes dependiendo de la casta…injusto a mi parecer, no hay libertad- explico lo mas sencillamente con un leve suspiro al pensar en ello, mirándole curiosamente cuando pregunto lo de YR y el, aquello le hizo ruborizarse un poco rascándose la nuca- La casta más alta en FONERA es la blanca, yo realmente soy rubio, así que estoy en la amarilla que es una alta también, pero como estoy en contra de todo eso de las castas, me tinte el cabello de blanco y me puse ropa de las castas más bajas, esto último es algo que no está muy bien visto socialmente- explico intentando darse a entender. Tras explicar eso sonrió acercándose a Shizel para tocarles aquellas aletas que le causaban curiosidad pues era la primera vez que veía algo similar, el tacto era suave y membranoso por tanto tuvo cuidado al tocarlas, aceptando que Shizel hiciera lo mismo con las propias, era lo que menos, mirándole entretenido por su comentario, iba a decir algo al respecto pero su atención la tomo Ariv cuando logro crear en sus manos una llamita.

-Estupendo, si que aprendió rápido- se dijo sorprendido en cierta forma, pues a él le había llevado mucho rato y aunque a ella también tardó un tiempo lo hizo relativamente rápido comparándolo con el- tal vez todos los que practican magia que provengan de Shindro, tiene mas facilidades que los de otro mundos- pensó en voz alta, teniendo en cuenta lo visto hasta ahora y lo que le habían contado que Seon e Yrio habían hecho en el otro torreón. Estaba pensado sobre ese tema cuando de la nada se escucho un vocerío, que lo dejo confundido por un momento mirando en todas direcciones extrañado ”¿Qué demonios es eso?” , creyó imaginarlo hasta que vio que Ariv también parecía sorprendida de escuchar aquello y no solo eso, lo que más le sorprendió fue la reacción de Shizel.

-¡Espera Shizel!… ¿Miseria? ¿De qué hablas?- se levanto rápidamente intentando frenar un poco a un Shizel medio de los nervios, aunque cuando escucho lo que decía de que era un cosechador entendió mejor su ansiedad, aun así lo veía peligroso ir corriendo contra algo que le era desconocido- ¡Shiz, no cometas locuras!, no parece que este cerca...hay posibilidades que ni llegues a tiempo- le aviso intentándole hacerle entrar en razón no era muy seguro salir por la ciudad a lo loco, ya lo había descubierto en anteriores excursiónes y eso que únicamente fueron por la comida.

Mientras DL hablaba Shizel había ido a todo correr a por su espada, asomándose nerviosamente a las ventanas para asegurarse de que la fuente del sonido no se alejaba. Aunque al principio había sido una cacofonía que parecía provenir de todas partes a la vez, ahora creía ser capaz de localizarla en algún punto no muy al este de donde se encontraban.

Las palabras del foner estuvieron a punto de convencerle, y se quedó un momento parado, su sentido común luchando contra la frustración que llevaba sintiendo desde que llegó allí ante la falta de respuestas. DL había utilizado el único argumento que tenía posibilidades de pararle los pies: puede que no llegase a tiempo.
"Pero puede que sí; no puedo saberlo hasta que no lo intente."

Suspiró. Sabía que tenía razón, que ir solo no era una buena idea por aquella ciudad, que aquella espada le serviría más bien de peso muerto si llegaba a encontrarse con algo remotamente parecido a lo del día anterior, pero...
-Se nos va a escapar, ¿no os dais cuenta?- inquirió con urgencia. Miró al exterior con angustia-. Ahora es pleno día, nunca vamos a tener una oportunidad mejor que ésta... ¿Y la próxima vez es noche cerrada y no podemos salir, o si nunca vuelve a suceder?- el idrino aún no tenía interiorizado el peligro que podía ser Rocavarancolia incluso de día; y en aquel momento menos aún.

Contuvo su impaciencia a duras penas. Cada segundo que pasaba era vital, mientras malgastaba el tiempo en explicaciones Miseria podía estar esfumándose junto con la respuesta a sus preguntas.
Miró a Saren, dudando sobre despertarle o no. Sin embargo desistió, pues pasado el tiempo necesario tras despertarle, que éste se despabilase y explicarle la situación hacía tiempo que el ominario podía habérseles escapado.

-Me voy a arriesgar -anunció, tratando de aunar determinación para espantar las dudas-. Si no queréis venir, al menos estad atentos a la puerta.
Dicho esto emprendió el camino calle abajo en la dirección de la que aún oía retumbar el sonido.

Sigue en la Plaza del Estandarte.

Parecía que nada de lo que dijera haría desistir a Shizel de salir corriendo en busca del la criatura propietaria de esa voz. Shizel estaba totalmente hiperactivo y nervioso, demasiado "Va a cometer una locura" pensó ya que no había forma de tranquilizarlo, parecía no pensar en las consecuencias de sus acciones si salia como loco por la ciudad.

-Espera...no ¡Shizel!- lo llamo DL sorprendido cuando lo escucho decir repentinamente que saldría de todos modos "¿¡Esta loco o que!?" pensó al verlo salir disparado- Espe....maldita sea, ¡lo mato! Ariv, vigila la puerta y avisa al resto si llegan antes que nosotros -pidió a la chica, cogiendo su katana que había dejado junto al sofá para salir corriendo tras el loco suicida de su compañero "¡Demonios! Me volví loco yo también, quien me manda a mi meterme en estos líos" pensó frustrado casi perdiéndolo de vista en uno de las calles, guiándose por el sonido que aun podía escuchar del pregón para poder encontrarlo. Era un suicidio casi asegurado salir solo por la ciudad, DL estaba seguro de ello y aunque era mas seguro quedarse en el torreón su estúpida conciencia no le dejaba tranquilo como para dejar a Shizel solo por la ciudad. Ademas, le debía una.

Sigue en la Plaza del Estandarte.

Todo sucedió muy rápido. La desconcentración, el final del hechizo, el pregón… Y, de pronto, Shizel pareció volverse loco. Empezó a gritar no sé qué de Miseria, de que era una cosechadora y les daría las respuestas que buscaban. Ariv no entendía nada. Estaba confundida.
- ¿Qué? – fue lo único que acertó a decir. Sacudió la cabeza. En ese instante, Shizel salió muy deprisa del torreón, seguido por DL, que se negaba a dejarlo solo. El foner le encargó a la niña que vigilara el torreón mientras ellos estaban fuera y se marchó tan rápido como su compañero.
- ¡Esperadme! – exclamó Ariv después de unos instantes, y traspuso también la puerta del edificio. Sin embargo, al salir al exterior se dio cuenta de que tanto el idrino como el foner se perdían en la distancia, y no se veía capaz de seguirlos. Podría intentarlo, pero enseguida se encontraría sola… Y no tener compañía en una ciudad como Rocavarancolia significaba la muerte, si no algo peor.
Se resignó y volvió a entrar. Tendría que ejercer de guardiana. Aún quedaban dentro Saren y Aleksei, además de YR, pero no estaba segura de que le fueran de mucha ayuda si sucedía algo. Suspiró y se cruzó de brazos, con el ceño fruncido, y esperó.
Odiaba quedarse al margen, pero no le había quedado más remedio esta vez. Para matar el tiempo, cogió el libro de hechizos y se puso a hojearlo distraídamente.

Para cuando llegaron a Maciel la concienzuda conciencia de clase que le habían inculcado a Shizel se había encargado de eliminar aquellos preocupantes pensamientos de su mente, o al menos apartarlos a un lugar de su cabeza donde no molestaran a su conciencia.
El nacer en una posición más o menos acomodada era cuestión de suerte, y él había nacido con suerte. Eso era todo. Además, ahora estaban todos juntos allí, ¿no? Igualdad de condiciones. No iba a sentirse inferior ni culpable con aquella gente, estaba por encima de eso.
-¡Ah del torreón!- llamó de buen humor. Aunque desde el punto de vista de obtener información la salida hubiese sido un fracaso, habían vuelto ilesos y con comida: en aquellos escasos días Shizel ya había aprendido que eso era mucho-. Venimos vivos y no como fantasmas, así que si no os importa abrid la puerta para que podamos pasar.
Aleksei fue lo suficientemente amable como para hacerlo. Shizel le pasó la cestita sin miramientos para que la pusiese junto a las demás. La disposición servicial del chico hacía que le confundiese constantemente con un criado.

-Estoy cansado, así que con permiso necesito un baño- se despidió mientras subía al piso de arriba, tras un saludo preliminar a Ariv que estudiaba concentrada en el sofá-. Que alguien haga algo rico mientras, porfa- encargó sin ocurrírsele pensar que igual nadie tenía ganas de hacer la cena.

El idrino empezaba a mosquearse seriamente porque no hubiese canales ni fuentes en Rocavarancolia: siempre que volvía de una excursión lo hacía con la piel seca. Además las carreras y la suciedad general de la ciudad no le estaban haciendo ningún bien a su aspecto; frunció el ceño con desaprobación al verse reflejado en el espejo.

Tras el baño miró con desagrado la ropa sucia. Por lo visto aún había bastantes prendas viejas de recambio en el torreón, pero visto que nadie más se encargaba de ello en algún momento tendría que empezar a lavar él mismo las suyas. Decidió no pensar en ello ahora y emprendió el regreso al piso de abajo.

-Décadas de cosechas- anunció teatralmente a sus compañeros mientras bajaba las escaleras-. Siglos trayendo gente de otros mundos y almacenándolas en este cuchitril, ¿y a nadie se le ocurre poner un maldito sistema de agua corriente? ¿Me lo explica alguien?

Finalmente llegaron al torreón, DL miro entretenido el animo de su compañero cuando llevaban al portón, definitivamente anda como estar en casa, por llamarla de alguna forma. En cuanto entro dejo la cesta junto alas otras que habían traído la ocasión anterior, observando a Ariv a la cual habían dejado sola.

-¿Paso algo en nuestra ausencia? Perdona que tardásemos tanto, tuvimos ciertos problemillas allá afuera-se disculpo DL escuchando el comentario de Shizel de que cocinasen algo mientras el se iba frescamente a bañarse- No te tardes, que también quiero bañarme- le advirtió, pues el idrino parecía tomarse su tiempo en el agua disfrutándola...aunque estuviera heladisima, al menos estaba limpia y eso ya era relajante. Estaba muerto, pero tras pensarlo un poco decidió entrar en la cocina haber si conseguía preparar algo comestible y caliente, que dada la carrera que se habían tenido que dar seria mas que bienvenido.

-Ariv, ¿me podrías ayudar en la cocina?- le preguntó algo avergonzado de estar pidiéndole ayuda a alguien menor que el, pero prefería eso a incendiar la cocina. La otra vez salio medianamente bien, pero dudaba que fuera tener la misma suerte de nuevo- Pero no le digas a K que te dije que me ayudaras a cocinar, que me echa de comer a los vecinos del tejado o algo así- añadió DL conociendo como la protegía la libense, mas valía prevenir. Estaba allí intentando cocinar algo medianamente decente con sus pocas artes culinarias, cuando apareció de nuevo por allí Shizel protestando, aunque una protesta mas que valida.

-La ciudad esta medio derruida, ¿porque iban a poner un sistema de agua corriente si acabaría probablemente, igual que el resto de la ciudad?- pregunto DL como si anda cortando algunas verduras con total atención para que a estas no acabaran con acompañamiento de dedos- Cargar algunos cubos no cuesta tanto, croe que tardaríamos mas en crear una polea para subirlo que en subirlo nosotros mismos....eso si el tema del agua fría ya no se- respondió echando las verduras picadas en olla que encontró y uso tras lavarla bien, viendo a Ariv a aun lado intentando no molestarla- Aunque en el libro de Saren hay algo sobre un hechizo térmico, tal vez funcione con el agua si lo aprendemos a usar...yo me lo aprendí, su pronunciación al menos, pero aun no he probado a realizarlo, no me fió -añadió recordando sus malas experiencias con el hechizo de levitación.

Ariv estaba concentrada en el libro cuando Aleksei se dirigió a abrir la puerta. La niña levantó la cabeza, preocupada. ¿Serían sus compañeros? ¿Habrían llegado sanos y salvos? Poco después, tanto Shiz como DL entraron en el torreón. Sonrió, aliviada. El idrino la saludó y después se fue escaleras arriba para tomar un baño.
- No, no ha pasado nada – le respondió a DL. – Pero… ¡No volváis a hacer eso! ¡No volváis a marcharos tan rápido! – dijo a continuación con cierto tono de reproche. Todo había sido tan repentino que se había puesto un poco nerviosa.
Dejó el libro en el sofá y se marchó a al cocina con el foner para ayudarlo. Rió, divertida, al escuchar su petición de no chivarse a K.
- ¡Pero si K no es mala! – exclamó, aún riendo. – No te haría daño. Además… No me estás poniendo en peligro ni nada.
Ariv no tenía mucha experiencia cocinando, pero le apetecía ayudar a su compañero. Lo hizo lo mejor que pudo, fijándose en DL e imitando algunos de sus movimientos. Esperaba que a Shizel le gustara la comida, y si no… ¡Bueno, que la hubiera preparado él!
- Lo vi antes en el libro – dijo cuando el foner habló sobre el hechizo térmico. – No sé… No sé si es muy difícil. ¡Hacer magia es raro! Después de intentarlo estaba cansada… ¡Yo no sabía que eso te quitara las fuerzas!
Aún tenía mucho que aprender al respecto. Supuso que, cuanta más práctica tuviera, menos energía le robarían los conjuros. Le dedicó una sonrisa.
- No pienses así. ¡Seguro que eres capaz! – exclamó para animarlo. Hizo una pequeña pausa antes de continuar. Tenía ganas de saber qué era lo que se habían encontrado fuera, pero no estaba segura de que su amigo quisiera hablar de ello. – Oye… DL… ¿Cómo ha ido todo? ¿Habéis tenido muchos problemas?

Saren había dormido varias horas seguidas, recuperando fuerzas y eliminando el agotamiento de su cuerpo y mente. No se había percatado de la salida de Shiz y DL, ya que si hubiera estado despierto les habría comentado lo tontos que eran. Cuando los chicos habían regresado, el ruido había empezado a despertar al norteño, pero su mente aun se aferraba al sueño, perezosa, queriendo descansar cinco minutos mas. Apenas era consciente de los sonidos a su alrededor, pero al cabo de un rato le llego el olor de la comida. Su tripa rugió, reclamando alimento, y el idrino termino por despertarse, parpadeando confuso.

Mientras se frotaba los ojos algo atontado, acertó a identificar la voz de Shiz, la de DL y la de Ari, que venían de la cocina. No sabían de que hablaban, pero el recuerdo del olor de la ultima comida de DL, le espabilo de golpe, y trastabillando, se puso en pie y corrió hacia la cocina todo lo rápido que pudo. El chico se apoyó en el marco de la puerta y observo aliviado que la cena aun no estaba preparado, solo habían empezado a hacerla.

-Buenos dias… o tardes, o lo que sea –saludo el chico sonriente-. Y mejor dejarme a mi lo de cocinar –les dijo, medio quitándoles los cuchillos, sin falta de educación-, os preparare algo realmente nutritivo –afirmo.

Saren se había levantado rebosante de energía, y poco le faltaba para andar dando saltos, pero supo disimularlo bien. Dejo su abrigo a un lado y se arremango la camisa, lavándose las manos y agarrando el cuchillo con mano experta. Giro el utensilio entre sus dedos con habilidad y continúo pelando y troceando la verdura con rapidez, el sonido de la hoja contra la encimera era rítmico y veloz. Luego limpió unos trozos de carne y después de freírlos a fuego intenso unos segundos para dejar el interior crudo, comenzó a preparar un estofado a fuego lento, echando los ingredientes poco a poco en la olla.

Mientras esperaba, el norteño paso los dedos por la piel de sus brazos, donde se empezaba a apreciar una sequedad incipiente. No era muy destacable, pero si un lacustre o un costero hubiera pasado el mismo tiempo que el sin darse un baño, ahora parecería un fruto seco. Mientras el olor de la comida empezaba a llenar la cocina, el chico mordisqueaba una pieza de fruta distraído.

Allí estaba intentando picar algunas verduras sonriendo ante los ánimos de Ariv escuchando por ahí de fondo a Shizel, aunque su atención la tuviera en esos momentos la chica que le ayudaba.

-Se que no es mala- comento entretenido refiriéndose a Karime y mirandole cuando pregunto sobre lo que paso allá afuera parando de cortar antes de quedarse sin dedos por no prestar la debida atención- Bastantes, llegamos a una plaza no muy lejos de aquí, donde solo pueden verse estatuas de piedra en posturas extrañas y algunas derruidas, como si representaran una masacre en piedra- respondió intentando que la chica lo visualizara, había dicho no mucho rato antes mientras venían que esperaría a que estuvieran todos, pero definitivamente tenia que contar eso porque sino empezaría a pensar que todo ese día tan extraño fue fruto de su imaginación- Estábamos allí cuando aparecieron crías de Blattas, ehhh insectos, muchísimos insectos y una criatura a cuatro patas, con las orejas cosidas, delgaducha, salimos corriendo hacia los callejones, la criatura nos siguió y apareció también el pergamino del otro día- respondió rascándose la nuca por no saber explicarse adecuadamente, aunque teniendo en cuenta la de cosas que les habían pasado a Shizel y a el era medio normal que no se acordara de todos los detalles-Salimos huyendo de nuevo, pero no podíamos volver porque nos cortaban el paso...-explico pensativamente recordando aquel edificio difícil de identificar o mejor dicho de creer- Y esto puede que te suene a locura, pero nos topamos con un edificio hecho de carne.... allí en medio y sonaba como si tuviera un enorme corazón, es difícil de explicar, hay que verlo - añadió observándola sabiendo que sonaba como si estuviera loco, por suerte las cosas en esa ciudad era bastante extrañas normalmente- Gracias a el la criatura extraña nos dejo en paz y pudimos volver con algo de comida...-Apenas terminó de contar aquello cuando apareció un rapidísimo Saren sobresaltandolo ya que no se esperaba que el bello durmiente decidiera por fin despertar, alzo una ceja viéndolo.

-Porfin te dignas a permanecer entre los vivos - respondió con cierto tono acusador por pasársela durmiendo, aunque tal vez estaba realmente agotado por eso solo suspiro dejandole la cocina con gusto, total su conocimientos culinarios eran casi nulos. Prefería poder comer algo caliente y rico- Yo voy a cargar cubos para darme un baño...aunque sea de agua fría -añadió sus pensamientos en voz alta saliendo al patio para comenzar con la ardua tarea que le esperaba para poder bañarse. En esos momentos cuando te habías pasado corriendo gran parte del día no apetecía lo mas mínimo cargar cubos- Voy a terminar proponiendo que nos bañemos de dos en dos y así nos ahorramos cargar agua tantas veces...que ademas dudo que este pozo tenga agua eterna....-añadió al echar un vistazo al pozo meditando aquello ultimo, estaban tomando agua como si nada, para bañarse o cocinar, sin tener en cuenta que el pozo podría vaciarse.

Shizel bufó internamente. "Si les dejo cargarían con cubos de agua fría hasta el día del juicio."
Bueno, ése no era su caso. Tenía que haber una manera, y si no la había removería cielo y tierra hasta encontrarla de todas formas. El agua fría tenía gracia cuando uno volvía acalorado de una excursión, pero él tenía que remojarse más veces al día, algo que ellos no habían tenido en cuenta.

Contempló estupefacto las evoluciones de Saren en la cocina; el norteño iba a toda mecha, manejando los utensilios con una rapidez y una soltura que eran completamente alienígenas para el idrino.
-¿Cómo lo haces?- preguntó perplejo. Trató de memorizar los pasos, pero al rato desistió. Lavar, pelar, trocear, pasar por agua, hervir... ¿De verdad toda esa parafernalia era necesaria?
"Tiene que ser fácil", se dijo muy convencido. "Saren lo está haciendo como si nada."

Se sentó en uno de los sofás, esperando ansiosamente a que la comida estuviese lista. Sentado sobre uno de los brazos escuchó el breve resumen de su salida que había hecho DL.

-Miseria no estaba...- añadió meditabundo-. ¿Saren, te dijo cuando te cosechó algo acerca de toda la parafernalia de la Luna Roja? ¿Cualquier cosa sobre qué tenemos que hacer hasta que salga?

Frunció el ceño desconcertado cuando DL mencionó que era posible que el pozo no durase para siempre. Se le hacía raro que algo tan común como el agua corriente pudiese contaminarse o acabarse siquiera, pero supuso que tenía razón. Aquella ruina de torreón ni siquiera tenía tuberías...

"El puente levadizo no funciona, el segundo y tercer piso siguen patas arriba... Deberíamos hacer este lugar habitable", pensó. "Echaré un vistazo a ver si encuentro la sala de mandos, por algo se empieza."
Se había aburrido de limpiar en su día, y prefería hacer algo más entretenido. Era altamente improbable que él pudiese arreglar algo incluso en caso de encontrar los mandos, pero no le entraba en la cabeza lo despreocupado que parecía todo el mundo al estar viviendo en un edificio prácticamente abandonado.
"Se supone que vamos a estar aquí un año y les da igual que esté lleno de cochambre. Y luego dicen que les dan miedo las cucarachas...", sonrió con cierto tinte burlón ante la ironía. "Apañados están." No descartó usarlo como argumento chantajista.

Hizo varias bajadas y subidas con los dichosos cubos llenando la bañera, cogiendo la ropa que había dejado secando en su habitación y volviendo para bañarse lo más rápido posible, el agua parecía aun mas helada o al menos era su impresión "Debemos aprender pronto a realizar ese hechizo térmico o vamos a terminar enfermandonos con tanto baño de agua fría". Tras bañarse lo más rápido posible, se vistió sintiéndose un poco más a gusto y limpio, aunque empezaba sentirse medio incomodo por el tema de la ropa "Va a llegar un momento que vamos a parecer salvajes" pensó meditando aquello bajando al primer piso a ver si estaba la comida lista, con un Saren preparándola de forma magistral. "Increíble, que rápido" pensó algo sorprendido en realidad, notando que Shizel seguía aun allí sentado en el sofá, observo sus ropas recordando lo que había pensado hacer mientras se bañaba.

- Shiz...- le llamo para atraer su atención- ¿Me ayudarías a clasificar al ropa de los baúles que hay en los cuartos? Tal vez podríamos lavarla y aprovechar algunas de esas prendas...las que tenemos no nos van a durar eternamente y no podemos ir por la vida con ropa con tres kilos de mugre encima, si no atraen a los bichos la comida de las cestas, les atraeremos nosotros - añadió pensativamente observando al idrino con atención y recordando los estados no solo de la ropa, si no también lo del tema de los cubos y la higiene en general del torreón, queriendo evitar coger alguna que otra enfermad rara de esa ciudad. Debían pensar un poco en ello, aunque hasta ahora realmente no le había dado mucha importancia, pero teniendo en cuenta que iban pasar mucho tiempo allí, según recordaba un año, más o menos, mínimo que no murieran por culpa de la falta de higiene- Luego si eso cuando comamos limpiamos...definitivamente nos quedamos cortos la primera vez - dijo viendo tantas capas de polvo y mugre alrededor que daba escalofríos verlo, los cuartos eran un desastre el cuarto donde tenían a YR mas de lo mismo y mínimo este debería tener un cuarto limpio en condiciones o se le infectaría la pierna y ni decir del lugar donde dormían o donde comían- Cuando vengan el resto que nos ayuden-añadió pensando que sería bueno empezar cuando comieran algo o caerían muertos de cansancio- Y propongo empezar por la sala de abajo e ir subiendo…- añadió mientras se ponía en camino a las habitaciones para ver que ropa podrían utilizar y cuales no.

Mientras DL y Ariv cocinaban, apareció Saren. La niña lo saludó con un gesto y siguió con lo suyo, pero de inmediato el idrino los relevó a los dos. Sorprendida, dejó que el muchacho preparara todo. Bueno, mejor así: ya no tendría que trabajar en algo que no le llamaba demasiado la atención, a pesar de que había accedido a ayudar al foner.
También Shiz hizo acto de presencia. Después de bañarse, entró en la cocina y le planteó una pregunta a Saren, algo sobre la Luna Roja y lo que tenían que hacer exactamente. Sobrevivir… Eso era lo que le habían dicho a ella, pero no sabía nada más. Tampoco se había parado mucho a pensar cuando le propusieron ir a la ciudad.
— ¿Qué crees que tenemos que hacer? — le preguntó a Shiz. Aunque no supiera nada, quizás tendría alguna idea, una intuición, lo que fuera. En cuanto a ella… estaba completamente en blanco.
Después, DL aseveró que había que revisar la ropa que había en el torreón y limpiarlo todo. Ariv bufó. Ese era el tipo de cosas que odiaba hacer.
— Yo… Humm… Creo que me dedicaré a intentar aprender el hechizo ese que dijo DL antes… - anunció como quien no quiere la cosa. Quizás, de ese modo, podría escaquearse, al menos por un tiempo, aunque estaba segura de que tarde o temprano tendría que poner algo de su parte.