Torreón Letargo (Archivo III)
+20
Evanna
Xana
Muffie
Tak
Giniroryu
Leonart
Lops
Dal
Carmesí
Red
Reisha
Naeryan
Administración
LEC
Serokrai
Jack
Alicia
Yber
Poblo
Elliot
24 participantes
- Elliot
Ficha de cosechado
Nombre: Neith
Especie: Humana
Habilidades: Carisma, Agilidad e ImaginaciónPersonajes : Elliot es una Dullahan bastante fácil de cabrear y con quien es mejor no llevarse mal (aun que ésto sea dificil) Conoce el manejo del casi todas las armas, y tiene un Dragón llamado Deatach que es quien le instruye y ayuda.
Ennakhai es un Daeliciana de 13 años convertida en Demiurga y a cargo de Dama Puntada.
Thrasmy's es un Frivy de 17 años. Es un CoMo y ha vivido toda su vida rodeado de lujos y cámaras.
Torreón Letargo (Archivo III)
09/09/12, 11:32 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Tras mucho andar, los chicos habían acabado dando con un enorme torreón de piedra cubierto casi completamente con enredaderas. Era el edificio mas aceptable que habían visto desde que habían llegado y, que tuviese algo vivo en él, les daba un poco de tranquilidad. Era lo unico verde que habían visto desde que llegaron a Rocavarancolia.
Empezaron a rodear el torreón y tardaron un buen rato en encontrar la puerta, puesto que la hiedra la había tapado casi completamente. Cuando consiguieron apartar las ramas, aun tuvieron que conseguir abrir aquel portón de madera vieja. Estaba atascada por lo que obviamente pudieron deducir que llevaba mucho tiempo sin usarse.
Cuando entraron se encontraron con una imagen que, a los ojos de Thras, era desoladora. Se encontraron con un enorme salón con una mesa y varias sillas. También había una especie de cocina con trastos tirados por medio y todo lleno de una gruesa capa de polvo. Thras avanzó en silencio y dejó la cesta sobre aquella mesa. - Pero... ¿megaseguro que queréis así como dormir aquí? - preguntó. No le gustaba. Estaba muy sucio, olía a polvo y a cerrado, era feo y estaba oscuro. No tenía nada de diseño... no le gustaba nada... pero le gustaba mas que las mazmorras o que las calles... o que aquellas casas con lengua.
-Tendremos que superllamar al servicio de limpiecy's para que hiperadecenten esto. - Dijo pasando un dedo por la mesa, dejando tras el un caminito y después sacudiéndose el polvo del dedo. Vio unas escaleras que subían y otras que bajaban, pero decidió no aventurarse solo... aun tenia demasiado reciente el discurso que le habían dado y la visión de aquellas casas.
Tras mucho andar, los chicos habían acabado dando con un enorme torreón de piedra cubierto casi completamente con enredaderas. Era el edificio mas aceptable que habían visto desde que habían llegado y, que tuviese algo vivo en él, les daba un poco de tranquilidad. Era lo unico verde que habían visto desde que llegaron a Rocavarancolia.
Empezaron a rodear el torreón y tardaron un buen rato en encontrar la puerta, puesto que la hiedra la había tapado casi completamente. Cuando consiguieron apartar las ramas, aun tuvieron que conseguir abrir aquel portón de madera vieja. Estaba atascada por lo que obviamente pudieron deducir que llevaba mucho tiempo sin usarse.
Cuando entraron se encontraron con una imagen que, a los ojos de Thras, era desoladora. Se encontraron con un enorme salón con una mesa y varias sillas. También había una especie de cocina con trastos tirados por medio y todo lleno de una gruesa capa de polvo. Thras avanzó en silencio y dejó la cesta sobre aquella mesa. - Pero... ¿megaseguro que queréis así como dormir aquí? - preguntó. No le gustaba. Estaba muy sucio, olía a polvo y a cerrado, era feo y estaba oscuro. No tenía nada de diseño... no le gustaba nada... pero le gustaba mas que las mazmorras o que las calles... o que aquellas casas con lengua.
-Tendremos que superllamar al servicio de limpiecy's para que hiperadecenten esto. - Dijo pasando un dedo por la mesa, dejando tras el un caminito y después sacudiéndose el polvo del dedo. Vio unas escaleras que subían y otras que bajaban, pero decidió no aventurarse solo... aun tenia demasiado reciente el discurso que le habían dado y la visión de aquellas casas.
Me haré una cama con tus huesos, Invitado, Muajajaj!
Taceant Colloquia.
Effugiat risus.
Hic locus est ubi mors gaudet succurrere vitae.
Taceant Colloquia.
Effugiat risus.
Hic locus est ubi mors gaudet succurrere vitae.
¡Superpor la aceptación, la integración y los derechy'x Frivy's!
- Spoiler:
Click en la imagen para ver el esquema de relaciones entre los Cosechados del Rol
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
20/06/13, 08:59 pm
La broma de Stefan le hizo reír, pero fue una risa amarga y desganada, como si se estuviese riendo por obligación. –Es que tengo las botas empapadas –se encogió de hombros y cogió la daga con una leve inclinación de cabeza, más por educación que por otra cosa. Las palabras de Stefan le recordaron a su madre, que le había prometido no contarle a nadie los motivos que había tenido. De hecho, la escena era bastante parecida. Erin sentada en un sofá, descalza, arremangada y mirándose las cicatrices antes de que su madre le ofreciese una taza de chocolate caliente. Sólo que esta vez no había chocolate caliente y no era su madre la que estaba preocupada.
Clavó la mirada en sus muñecas, buscando la forma de evadir la pregunta. No tenía ganas de hablar y mucho menos de ese tema, porque sabía que acabaría llorando si volvía a contarle a alguien los motivos que había tenido. –Cuando salga la Luna. Cuando deje de ser Erin, la canadiense loca, para pasar a ser alguna criatura portentosa. Entonces te diré por qué intenté suicidarme –dijo, pensativa. Tras un largo silencio incómodo, Erin miró a Stefan y adoptó el papel de su madre de nuevo. –Muy bien, y ahora a la cama. ¡Que estas no son horas de estar despierto! –le regañó en plan broma para animarle, aunque era ella quien quería estar animada.
Cuando se quedó sola, siguió practicando magia y siendo interrumpida por los temblores del suelo que eran producto de su mente. O de la cercanía de la Luna. O de lo que fuese, porque aunque desconocía la causa sabía que le ponían excesivamente nerviosa. Y cuando se ponía nerviosa tamborileaba con los dedos por una manía adquirida en la ciudad que le ayudaba a concentrarse. <<Nada tiene sentido en esta vida…>>, pensó.
Clavó la mirada en sus muñecas, buscando la forma de evadir la pregunta. No tenía ganas de hablar y mucho menos de ese tema, porque sabía que acabaría llorando si volvía a contarle a alguien los motivos que había tenido. –Cuando salga la Luna. Cuando deje de ser Erin, la canadiense loca, para pasar a ser alguna criatura portentosa. Entonces te diré por qué intenté suicidarme –dijo, pensativa. Tras un largo silencio incómodo, Erin miró a Stefan y adoptó el papel de su madre de nuevo. –Muy bien, y ahora a la cama. ¡Que estas no son horas de estar despierto! –le regañó en plan broma para animarle, aunque era ella quien quería estar animada.
Cuando se quedó sola, siguió practicando magia y siendo interrumpida por los temblores del suelo que eran producto de su mente. O de la cercanía de la Luna. O de lo que fuese, porque aunque desconocía la causa sabía que le ponían excesivamente nerviosa. Y cuando se ponía nerviosa tamborileaba con los dedos por una manía adquirida en la ciudad que le ayudaba a concentrarse. <<Nada tiene sentido en esta vida…>>, pensó.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
20/06/13, 09:23 pm
En cuanto la canadiense dijo que no tenia botas que estaban mojadas me quite las mías y se las di para que se las pusiera.
-Yo no siento tanto frío como antes, me he acostumbrado demasiado a este sitio.
Erin promete contármelo todo después de la luna.
-Te tomo la palabra,- le digo serio,- y no estas loca,-le pongo una mano en el pelo y se lo revuelvo un poco,- no vuelvas a decir eso, no estas loca, y quien te lo diga miente.
-Oh, ¿ya me mandas a la cama señorita?, de acuerdo, accedo a tu petición pero antes....,- le cogí la mano y la apreté entre las mías pasándole energía, tanta como me fuera posible.- Para que practiques cuanto puedas,-le sonreí.
Acto seguido subí escaleras arriba y volví a bajar con una manta para dársela.
-Si sientes frío arrópate un poco y ahora que duermas bien hija del norte.
Subí al dormitorio donde todo el mundo estaba durmiendo, me desvestí y me metí en la cama deseando que aquella chiquilla estuviese siempre a salvo y que yo pudiese protegerla.
-Yo no siento tanto frío como antes, me he acostumbrado demasiado a este sitio.
Erin promete contármelo todo después de la luna.
-Te tomo la palabra,- le digo serio,- y no estas loca,-le pongo una mano en el pelo y se lo revuelvo un poco,- no vuelvas a decir eso, no estas loca, y quien te lo diga miente.
-Oh, ¿ya me mandas a la cama señorita?, de acuerdo, accedo a tu petición pero antes....,- le cogí la mano y la apreté entre las mías pasándole energía, tanta como me fuera posible.- Para que practiques cuanto puedas,-le sonreí.
Acto seguido subí escaleras arriba y volví a bajar con una manta para dársela.
-Si sientes frío arrópate un poco y ahora que duermas bien hija del norte.
Subí al dormitorio donde todo el mundo estaba durmiendo, me desvestí y me metí en la cama deseando que aquella chiquilla estuviese siempre a salvo y que yo pudiese protegerla.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
21/06/13, 01:59 am
Con un poco de tiempo y una paciencia complicada de mantener, Tap consiguió comportarse relativamente bien. Al principio, ahogaba los gritos (los pagaba con las plantas) y evitaba emitir sonidos desagradables cuando los gigantes lo frustraban, que solía ser bastante a menudo. Se calló muchos insultos, pero otros tantos empezó a utilizarlos de broma. Si bien todavía le costaba considerar a esos mastodontes como algo parecido a amigos, los roces se habían suavizado un poco y el repoblador ya no los consideraba inútiles. No tanto.
Una de las cosas que más les agradeció fue la visita al jardín de la memoria. Un lugar fascinante, lleno de lo que Tap llamó enseguida "Verde útil", que estaba poblado de algunas estatuas tan enormes que hasta los gigantes parecían repobladores a su lado. Allí pudo abastecerse en condiciones a a varios niveles.
Reservó un par de semillas de unos árboles totalmente inofensivos, según su libro, y las plantó en el patio de letargo, cerca de las tumbas, siguiendo la tradición funeraria de Macak. Los brotes de ambas semillas se convirtieron enseguida en los más privilegiados de Letargo y Tap ponía más esmero en cuidar que crecieran que con el resto de plantas. Sin embargo, no abandonó en absoluto al resto, sino que además plantó nuevas especies. Estaba claro que al huerto todavía le quedaba un buen trago para estar perfecto, pero Tap había conseguido que se notara su intervención en él y, no solo eso, se sentía bastante orgulloso de haberlo hecho por convicción propia, aparcando un poco a un lado a la Flora. Si bien podía ser sagrada en su bosque, aquí su intervención divina era escasa y decadente.
Sin embargo, lo que sí que le agradeció fueron las plantas venenosas que puso a su alcance en los jardines. Gracias a ellas y cierta constancia, Tap pudo fabricarse venenos paralizadores, además de uno que producía fuertes vomiteras y otro que impedía que la sangre coagulara bien. Apenas tuvo ocasiones para usarlos, pero tenerlos a mano le otorgaba cierta seguridad en las salidas.
Hablando de las salidas, Tap procuró mantenerse al margen de buena parte de ellas. Solo acompañaba a los gigantes a veces cuando iban a por comida, sin mucho espíritu aventurero, y apoyándose en el hombro de algún mago, para que sus reservas mágicas fueran de utilidad. Era una de las pocas cosas que había aprendido tras el incidente de Sendar y, después de disculparse con Seon por lo que la había llamado tras lo de la bomba, se acopló siempre que pudo sobre su hombro.
De puertas para adentro tampoco fue mucho más divertido, Tap puso todo su empeño en la fabricación de venenos y el cuidado de las plantas del patio. Su tiempo libre lo malgastaba leyendo los libros de sus compañeros e incluso había probado a realizar alguno de los dones aflorales, sin éxito alguno. Sin embargo, lo que más le preocupaba era lo que aparecía en el libro del Moscardón. Por descontado, el repoblador no entendía ni cardos de lo que había escrito, pero había escuchado las teorías de los gigantes y la idea de convertirse en un monstruo le aterraba. Ya había conocido en la avenida a uno de los que aparecían en el libro, la chica negra con brillantes, y eso solo lo asustaba más; hasta el punto de que Tap no estaba seguro de si quería que la dichosa luna roja llegara.
También disfrutó de sus charlas con Saren, la Tuerta y otros macieleros en alguna que otra visita.
------------------
El número en aumento de estrellas había tenido a Tap en vilo desde hace unos días, pues el repoblador acabó entendiéndolo como una forma de advertirles de que ya quedaba menos para que el astro apareciera en el cielo. Desde entonces, todas las noches trepaba la estatua y miraba hacia arriba con cierta paranoia.
Sin embargo, Tap no necesitó subir esta vez para ver la luna asomando en el cielo. Un escalofrío le recorrió la espina dorsal y la sensación de tener todos sus tallos de punta se volvió constante durante varios minutos. Por el rabillo del ojo pudo ver como los capullos de las enredaderas se abrían, mostrando unas flores como no había visto nunca, aunque no supiera distinguir si era por las propias flores o por el ambiente tétrico que creaba el rojo que desteñía de la luna.
Cuando perdió la vista del astro, las teorías de los gigantes golpearon su recuerdos con brusquedad. El repoblador se palpó el cuerpo y se permitió el gusto de respirar aliviado. <<No me pasa nada>>. El alivio le duró pocos segundos, los mismos que tardó en alzar las manos frente a su cara. Al principio no fue consciente de qué era lo que fallaba, hasta que se dio cuenta de que a través de sus manos se entreveía lo que había detrás.
-No. No. No. No....-empezó a hiperventilar. Volvió a mirar la base de la estatua a través de sus manos-. Esto no está bien...-su tono de voz fue pasando de asustado a histérico, agudizándose. Se acordó de los flotantes y enseguida echó a correr.
Entró en el panal como una exhalación y subió las escaleras con prisa. A pesar de que el contacto físico con los escalones le recordaba que seguía presente, no podía evitar el ataque de pánico que calzaba.
Entró en la habitación grupal gritando, incapaz de dejar de mirarse los brazos.
-¡Estoy desapareciendo!-lloriqueó varias veces-. No quiero desvanecerme. No quiero. No quiero. No quiero...-no se dio cuenta de que no era el único con problemas en Letargo. Estaba demasiado ocupado aterrándose ante la idea de morir de una manera tan triste y la imposibilidad de impedirlo.
Una de las cosas que más les agradeció fue la visita al jardín de la memoria. Un lugar fascinante, lleno de lo que Tap llamó enseguida "Verde útil", que estaba poblado de algunas estatuas tan enormes que hasta los gigantes parecían repobladores a su lado. Allí pudo abastecerse en condiciones a a varios niveles.
Reservó un par de semillas de unos árboles totalmente inofensivos, según su libro, y las plantó en el patio de letargo, cerca de las tumbas, siguiendo la tradición funeraria de Macak. Los brotes de ambas semillas se convirtieron enseguida en los más privilegiados de Letargo y Tap ponía más esmero en cuidar que crecieran que con el resto de plantas. Sin embargo, no abandonó en absoluto al resto, sino que además plantó nuevas especies. Estaba claro que al huerto todavía le quedaba un buen trago para estar perfecto, pero Tap había conseguido que se notara su intervención en él y, no solo eso, se sentía bastante orgulloso de haberlo hecho por convicción propia, aparcando un poco a un lado a la Flora. Si bien podía ser sagrada en su bosque, aquí su intervención divina era escasa y decadente.
Sin embargo, lo que sí que le agradeció fueron las plantas venenosas que puso a su alcance en los jardines. Gracias a ellas y cierta constancia, Tap pudo fabricarse venenos paralizadores, además de uno que producía fuertes vomiteras y otro que impedía que la sangre coagulara bien. Apenas tuvo ocasiones para usarlos, pero tenerlos a mano le otorgaba cierta seguridad en las salidas.
Hablando de las salidas, Tap procuró mantenerse al margen de buena parte de ellas. Solo acompañaba a los gigantes a veces cuando iban a por comida, sin mucho espíritu aventurero, y apoyándose en el hombro de algún mago, para que sus reservas mágicas fueran de utilidad. Era una de las pocas cosas que había aprendido tras el incidente de Sendar y, después de disculparse con Seon por lo que la había llamado tras lo de la bomba, se acopló siempre que pudo sobre su hombro.
De puertas para adentro tampoco fue mucho más divertido, Tap puso todo su empeño en la fabricación de venenos y el cuidado de las plantas del patio. Su tiempo libre lo malgastaba leyendo los libros de sus compañeros e incluso había probado a realizar alguno de los dones aflorales, sin éxito alguno. Sin embargo, lo que más le preocupaba era lo que aparecía en el libro del Moscardón. Por descontado, el repoblador no entendía ni cardos de lo que había escrito, pero había escuchado las teorías de los gigantes y la idea de convertirse en un monstruo le aterraba. Ya había conocido en la avenida a uno de los que aparecían en el libro, la chica negra con brillantes, y eso solo lo asustaba más; hasta el punto de que Tap no estaba seguro de si quería que la dichosa luna roja llegara.
También disfrutó de sus charlas con Saren, la Tuerta y otros macieleros en alguna que otra visita.
------------------
El número en aumento de estrellas había tenido a Tap en vilo desde hace unos días, pues el repoblador acabó entendiéndolo como una forma de advertirles de que ya quedaba menos para que el astro apareciera en el cielo. Desde entonces, todas las noches trepaba la estatua y miraba hacia arriba con cierta paranoia.
Sin embargo, Tap no necesitó subir esta vez para ver la luna asomando en el cielo. Un escalofrío le recorrió la espina dorsal y la sensación de tener todos sus tallos de punta se volvió constante durante varios minutos. Por el rabillo del ojo pudo ver como los capullos de las enredaderas se abrían, mostrando unas flores como no había visto nunca, aunque no supiera distinguir si era por las propias flores o por el ambiente tétrico que creaba el rojo que desteñía de la luna.
Cuando perdió la vista del astro, las teorías de los gigantes golpearon su recuerdos con brusquedad. El repoblador se palpó el cuerpo y se permitió el gusto de respirar aliviado. <<No me pasa nada>>. El alivio le duró pocos segundos, los mismos que tardó en alzar las manos frente a su cara. Al principio no fue consciente de qué era lo que fallaba, hasta que se dio cuenta de que a través de sus manos se entreveía lo que había detrás.
-No. No. No. No....-empezó a hiperventilar. Volvió a mirar la base de la estatua a través de sus manos-. Esto no está bien...-su tono de voz fue pasando de asustado a histérico, agudizándose. Se acordó de los flotantes y enseguida echó a correr.
Entró en el panal como una exhalación y subió las escaleras con prisa. A pesar de que el contacto físico con los escalones le recordaba que seguía presente, no podía evitar el ataque de pánico que calzaba.
Entró en la habitación grupal gritando, incapaz de dejar de mirarse los brazos.
-¡Estoy desapareciendo!-lloriqueó varias veces-. No quiero desvanecerme. No quiero. No quiero. No quiero...-no se dio cuenta de que no era el único con problemas en Letargo. Estaba demasiado ocupado aterrándose ante la idea de morir de una manera tan triste y la imposibilidad de impedirlo.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
21/06/13, 02:33 am
De alguna forma, Yrio recuperó su ritmo de sueño normal. Pasaba la mayor parte del día durmiendo si podía, o sentado al sol leyendo, mirando al infinito por la ventana, y luego toda la noche entrenando, cuando sus compañeros se iban a dormir. Por esa razón, fue el que estuvo más al tanto del aumento de estrellas en el cielo. Le gustaba subirse a la azotea y observarlas largo rato, atento a las que aparecían nuevas, contando las que ya conocía bien. La brisa nocturna era agradable y le refrescaba las ideas, y era el unico momento del día en el que no se sentía como una mierda.
Sus entrenamientos eran duros. Muy duros. El darse cuenta de que ya no era un niño canijo y de aspecto debil le había animado a seguir con el entrenamiento físico, y muchas veces llegaba al extremo de casi desmayarse pues su pulso se aceleraba sin razón o le daban mareos que le volvían la cabeza pesada. Aun con eso, había mejorado notablemente en el manejo de las armas, acabó pillándole el truco a sus cuchillas mágicas, sus picaduras de serpiente, sin más percances que un nuevo tajo en la mejilla y un bonito corte de pelo. Logró aprenderse al fin todos los hechizos que era capaz de conjurar, y algunos de los que no le salían por si la práctica constante hacía que milagrosamente pudiera hacerlos algún día.
Se había torturado mentalmente por ello, por entrenar unas habilidades que solo servían para hacer daño, pues evitaba tanto a sus compañeros que claramente no practicaba con la intención de ayudar en las salidas y protegerlos. De hecho, salía muy poco, lo justo para no parecer un gorrón. Ayudaba cuando se lo pedían, aunque a veces se hacía el dormido para escaquearse, y luego se sentía culpable y se ponía a lavar platos o grabar runas en mitad de la noche como compensación.
Yrio no pensaba, solo entrenaba, comía, escribía, estudiaba, dormía. Hablaba lo justo y pensaba lo mínimo. Si podía no pensar, aun mejor. En eso se había convertido su rutina, pues sabía que si se paraba a pensar demasiadas dudas le asaltarían. Preguntas como ''¿ Qué le habrá pasado a RR? ¿Habré matado a algún sendario sin saberlo? ¿Si hubiese escapado del foner cuando tuve ocasión habría podido evitar alguna muerte? ¿Soy una buena o una mala persona?''
-----------------------------------------------------------
Aquella Yrio había decidido cenar con sus compañeros, incluso salió por la tarde a por las cestas. Pero a mitad de la comida le empezaron las nauseas. Era incapaz de fijar la vista y estaba sudando. Sus compañeros le habían dicho que tenía la cara muy roja y para cuando Tap empezó a gritar por el torreón, Yrio ya llevaba un buen rato metido en una bañera de agua muy fría, con la ropa puesta y creyendo que la voz del repoblador era una alucinación producida por la fiebre. De hecho una gran cajonera de madera que alguien había colocado sobre él le impedía salir de la bañera.
Sus entrenamientos eran duros. Muy duros. El darse cuenta de que ya no era un niño canijo y de aspecto debil le había animado a seguir con el entrenamiento físico, y muchas veces llegaba al extremo de casi desmayarse pues su pulso se aceleraba sin razón o le daban mareos que le volvían la cabeza pesada. Aun con eso, había mejorado notablemente en el manejo de las armas, acabó pillándole el truco a sus cuchillas mágicas, sus picaduras de serpiente, sin más percances que un nuevo tajo en la mejilla y un bonito corte de pelo. Logró aprenderse al fin todos los hechizos que era capaz de conjurar, y algunos de los que no le salían por si la práctica constante hacía que milagrosamente pudiera hacerlos algún día.
Se había torturado mentalmente por ello, por entrenar unas habilidades que solo servían para hacer daño, pues evitaba tanto a sus compañeros que claramente no practicaba con la intención de ayudar en las salidas y protegerlos. De hecho, salía muy poco, lo justo para no parecer un gorrón. Ayudaba cuando se lo pedían, aunque a veces se hacía el dormido para escaquearse, y luego se sentía culpable y se ponía a lavar platos o grabar runas en mitad de la noche como compensación.
Yrio no pensaba, solo entrenaba, comía, escribía, estudiaba, dormía. Hablaba lo justo y pensaba lo mínimo. Si podía no pensar, aun mejor. En eso se había convertido su rutina, pues sabía que si se paraba a pensar demasiadas dudas le asaltarían. Preguntas como ''¿ Qué le habrá pasado a RR? ¿Habré matado a algún sendario sin saberlo? ¿Si hubiese escapado del foner cuando tuve ocasión habría podido evitar alguna muerte? ¿Soy una buena o una mala persona?''
-----------------------------------------------------------
Aquella Yrio había decidido cenar con sus compañeros, incluso salió por la tarde a por las cestas. Pero a mitad de la comida le empezaron las nauseas. Era incapaz de fijar la vista y estaba sudando. Sus compañeros le habían dicho que tenía la cara muy roja y para cuando Tap empezó a gritar por el torreón, Yrio ya llevaba un buen rato metido en una bañera de agua muy fría, con la ropa puesta y creyendo que la voz del repoblador era una alucinación producida por la fiebre. De hecho una gran cajonera de madera que alguien había colocado sobre él le impedía salir de la bañera.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
21/06/13, 10:37 am
Stefan comenzó a socializar cuanto podía siendo consciente de que la luna estaba cada vez mas cerca, eso le decían las estrellas que cada noche eran mas numerosas en el cielo.
Siguió entrenando y mejoro mucho con respecto a su anterior forma de pelear, entreno con Serok y Atol, y mezclo los distintos estilos de ulterania y libo para hacerse uno propio, se invento movimientos y puso en practica otros de la tierra. El resultado fue que ya se acercaba al nivel de Atol, aunque fuese mínimamente.
Respecto a la magia Stefan entreno cuanto pudo, aunque había hechizos que se le salían irremediablemente de lo que el podía hacer.
Se apunto a todas las salidas que pudo y le gusto la de los jardines, lugar donde aprendió mucho sobre la historia de la ciudad.
----------------------------------------------------------------------------------------------
Me encontraba en la azotea, lugar desde el que tenia buena vista, esperando la luna. Estaba nervioso, sabia lo que la luna podía hacer y lo esperaba con impaciencia, el cambio.
Vi en el horizonte un brillo rojizo y contuve el aliento y cuando la luna se alzo caí de rodillas admirando su belleza, sin embargo no sentí nada, ningún chorro de energía por el cuerpo ni nada así. Mi desilusión fue palpable cuando revise mi cuerpo y no encontré nada fuera de lo normal.
<<Nos vemos tras la luna, ¿es posible que a mi no me pase nada hasta después?>>.
Unos gritos de abajo me devuelven a la realidad y bajo a toda velocidad, solo para encontrarme un percal de los buenos, salgo al patio para ver si hay alguien y Pablo esta tirado en el suelo.
-Pablo,- me acerque a el y le tome el pulso, sin encontrárselo, tampoco respiraba,- joder, muerto.
Tampoco tuve mucho tiempo de preocuparme ya que de dentro me llegaron golpes metálicos. Levante a Pablo en vilo y lo lleve al salón. Aparte todo lo que hubiera en la mesa y lo deposite allí. Me di la vuelta para observar la escena.
-¿Pero que cojones esta pasando aquí?,- grite para hacerme oír buscando una explicación.
Siguió entrenando y mejoro mucho con respecto a su anterior forma de pelear, entreno con Serok y Atol, y mezclo los distintos estilos de ulterania y libo para hacerse uno propio, se invento movimientos y puso en practica otros de la tierra. El resultado fue que ya se acercaba al nivel de Atol, aunque fuese mínimamente.
Respecto a la magia Stefan entreno cuanto pudo, aunque había hechizos que se le salían irremediablemente de lo que el podía hacer.
Se apunto a todas las salidas que pudo y le gusto la de los jardines, lugar donde aprendió mucho sobre la historia de la ciudad.
----------------------------------------------------------------------------------------------
Me encontraba en la azotea, lugar desde el que tenia buena vista, esperando la luna. Estaba nervioso, sabia lo que la luna podía hacer y lo esperaba con impaciencia, el cambio.
Vi en el horizonte un brillo rojizo y contuve el aliento y cuando la luna se alzo caí de rodillas admirando su belleza, sin embargo no sentí nada, ningún chorro de energía por el cuerpo ni nada así. Mi desilusión fue palpable cuando revise mi cuerpo y no encontré nada fuera de lo normal.
<<Nos vemos tras la luna, ¿es posible que a mi no me pase nada hasta después?>>.
Unos gritos de abajo me devuelven a la realidad y bajo a toda velocidad, solo para encontrarme un percal de los buenos, salgo al patio para ver si hay alguien y Pablo esta tirado en el suelo.
-Pablo,- me acerque a el y le tome el pulso, sin encontrárselo, tampoco respiraba,- joder, muerto.
Tampoco tuve mucho tiempo de preocuparme ya que de dentro me llegaron golpes metálicos. Levante a Pablo en vilo y lo lleve al salón. Aparte todo lo que hubiera en la mesa y lo deposite allí. Me di la vuelta para observar la escena.
-¿Pero que cojones esta pasando aquí?,- grite para hacerme oír buscando una explicación.
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
21/06/13, 12:17 pm
Durante aquel tiempo, Erin comenzó a dar signos de algo que ella denominó cordura. Comía algo más y mejor, aunque no tuviese hambre, y se esforzaba por no romper la tranquilidad del torreón quejándose de unos temblores imaginarios o de una manía horrible. Se había acostumbrado a la nueva calma de Letargo, pero algo le decía que no duraría mucho. <<Estoy loca, por mucho que aparente estar cuerda no lo estoy realmente>>, se repetía día tras día, buscando explicaciones a todo lo que veía ilógico. Hasta la magia le parecía un delirio suyo imaginado en una habitación de paredes acolchadas.
La canadiense se exigió más en ese tiempo que en el resto de su estancia en la ciudad, como si intentase compensar el tiempo perdido de alguna forma. Sentía que los días se le hacían demasiado cortos y se obligaba a pasar noches enteras despierta, practicando magia. Sabía que no aguantaría mucho durmiendo tan poco y lo compensaba remoloneando hasta bien entrada la mañana ya fuese en la cama o en el sofá. Llevaba unas ojeras continuas y ni aun así se permitía el lujo de dejar de entrenar.
Había mejorado en su uso del arco y aprendido a manejar todo lo bien que se esperaba el hacha, aunque le hubiese costado sudor, lágrimas y alguna que otra herida que se curaba con magia para mejorar con esta de paso. Hubo gente que le repitió mil veces que se exigía demasiado, pero no hizo caso ni dio muestras de querer cambiar su rutina en ninguna ocasión. Como mucho, ese día dormía toda la noche y se levantaba pronto para seguir entrenando.
La visita a los Jardines de la Memoria consiguió abstraerla tanto del mundo que por unos días se olvidó de entrenar, de la magia y de su locura. Aquel lugar no podía haberlo creado dentro de su cabeza, era demasiado perfecto como para que alguien lo idease. <<Tal vez no está tan loca. Tal vez>>, había pensado, mientras se miraba las muñecas que volvía a llevar cubiertas con las pulseras.
Tampoco salió mucho más. Prefería estar en el torreón, entrenando, o intentando descifrar sus libros en inglés si quería descansar un rato. Iba tachando días en un calendario mental que marcaba la fecha estimada de la salida de la Luna, impaciente. Quería que saliese de una vez, aunque no le daba demasiado tiempo a pensar en eso.
----------------------------------------------
Aquella noche, Erin cenó poco y mal. Volvía a tener ojeras y los brazos llenos de moretones, pero parecía feliz. De hecho, lo estaba. La cantidad de estrellas del cielo le ponía de bueno humor y salió al patio sin apenas haber tocado su plato. Una luna roja y enorme cubría el cielo, y Erin casi lloró de la emoción. El tan ansiado día había llegado. Recogió su hacha, que estaba en el suelo y se quedó allí, mirando al cielo, esperando algo que no llegó a pasar.
Y en ese momento se hartó de esperar y bajó a la armería, donde dejó su hacha antes de darle un golpe, enfadada. No quería esperar. Apenas un segundo después, empezó a golpear todas las armas metálicas, sin poder controlarse. <<¡¿Pero qué cojones?!>> , se preguntó, llevándose las manos a los oídos y cerrando los ojos, intentando aislarse del ruido que acababa de formarse. <<Rocavarancolia usó Otra Vez. ¡Es muy efectivo contra la Erin enemiga!>>. Intentaba buscarle una parte cómica a aquello pero el ruido y el no poder controlarse hacían que en aquellos momentos nada le hiciese gracia.
Subió las escaleras rápidamente, intentando evitar cualquier objeto metálico en su camino sin mucho éxito. Cualquier cosa que veía y estuviese hecha de metal se llevaba un golpe. Por suerte ya llevaba puestas sus botas y podía moverse bien con ella sin matarse. Gritó, incapaz de hacer nada más que golpear objetos. Hasta sus gafas se llevaron un puñetazo que le hizo daño a ella. <<Y decían que no era una demente…>>, pensó. -¡Por los siete infiernos, que alguien pare esta locura! –chilló, golpeando un objeto en el que ni siquiera llegó a fijarse y que cayó al suelo con un sonido bastante desagradable para ella.
La canadiense se exigió más en ese tiempo que en el resto de su estancia en la ciudad, como si intentase compensar el tiempo perdido de alguna forma. Sentía que los días se le hacían demasiado cortos y se obligaba a pasar noches enteras despierta, practicando magia. Sabía que no aguantaría mucho durmiendo tan poco y lo compensaba remoloneando hasta bien entrada la mañana ya fuese en la cama o en el sofá. Llevaba unas ojeras continuas y ni aun así se permitía el lujo de dejar de entrenar.
Había mejorado en su uso del arco y aprendido a manejar todo lo bien que se esperaba el hacha, aunque le hubiese costado sudor, lágrimas y alguna que otra herida que se curaba con magia para mejorar con esta de paso. Hubo gente que le repitió mil veces que se exigía demasiado, pero no hizo caso ni dio muestras de querer cambiar su rutina en ninguna ocasión. Como mucho, ese día dormía toda la noche y se levantaba pronto para seguir entrenando.
La visita a los Jardines de la Memoria consiguió abstraerla tanto del mundo que por unos días se olvidó de entrenar, de la magia y de su locura. Aquel lugar no podía haberlo creado dentro de su cabeza, era demasiado perfecto como para que alguien lo idease. <<Tal vez no está tan loca. Tal vez>>, había pensado, mientras se miraba las muñecas que volvía a llevar cubiertas con las pulseras.
Tampoco salió mucho más. Prefería estar en el torreón, entrenando, o intentando descifrar sus libros en inglés si quería descansar un rato. Iba tachando días en un calendario mental que marcaba la fecha estimada de la salida de la Luna, impaciente. Quería que saliese de una vez, aunque no le daba demasiado tiempo a pensar en eso.
----------------------------------------------
Aquella noche, Erin cenó poco y mal. Volvía a tener ojeras y los brazos llenos de moretones, pero parecía feliz. De hecho, lo estaba. La cantidad de estrellas del cielo le ponía de bueno humor y salió al patio sin apenas haber tocado su plato. Una luna roja y enorme cubría el cielo, y Erin casi lloró de la emoción. El tan ansiado día había llegado. Recogió su hacha, que estaba en el suelo y se quedó allí, mirando al cielo, esperando algo que no llegó a pasar.
Y en ese momento se hartó de esperar y bajó a la armería, donde dejó su hacha antes de darle un golpe, enfadada. No quería esperar. Apenas un segundo después, empezó a golpear todas las armas metálicas, sin poder controlarse. <<¡¿Pero qué cojones?!>> , se preguntó, llevándose las manos a los oídos y cerrando los ojos, intentando aislarse del ruido que acababa de formarse. <<Rocavarancolia usó Otra Vez. ¡Es muy efectivo contra la Erin enemiga!>>. Intentaba buscarle una parte cómica a aquello pero el ruido y el no poder controlarse hacían que en aquellos momentos nada le hiciese gracia.
Subió las escaleras rápidamente, intentando evitar cualquier objeto metálico en su camino sin mucho éxito. Cualquier cosa que veía y estuviese hecha de metal se llevaba un golpe. Por suerte ya llevaba puestas sus botas y podía moverse bien con ella sin matarse. Gritó, incapaz de hacer nada más que golpear objetos. Hasta sus gafas se llevaron un puñetazo que le hizo daño a ella. <<Y decían que no era una demente…>>, pensó. -¡Por los siete infiernos, que alguien pare esta locura! –chilló, golpeando un objeto en el que ni siquiera llegó a fijarse y que cayó al suelo con un sonido bastante desagradable para ella.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejosPersonajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
21/06/13, 02:01 pm
Si hubo algo en los días siguientes, fue calma y un optimismo lento y forzado. Seon había regresado a su amabilidad habitual y Alder se mantenía a flote con su sentido del humor. Para cualquiera que las tratase de manera superficial, habían superado el mal momento. Entre ellas sin embargo notaban los pequeños detalles: las sonrisas tristes de Seon cuando trabajaba en el huerto, o que todo lo que dibujara, cada día más vivo, hubiera tomado tintes oscuros en la eleccion de temas. Ambas notaban los silencios pesados, hechos de lo que preferían callar y enterrar lejos. No era fácil olvidar que estaba todo más vacío, que habían pasado miedo, y que ahora estaban más solas.
Alder sinceramente no creía que fuera tanto por el apego que tenía a los difuntos, cuya ausencia no era dolorosa, como por la presencia de la muerte en cada esquina. A Seon desde luego eso la había trastocado un poco; por su parte, a ella le había podido el miedo y la impotencia.
El progreso en los entrenamientos le llevó a reforzarlos, y el resto del tiempo leía. Las dos chicas se distanciaron un poco. Era como un pacto no hablado. Un espacio para solucionar sus propios problemas antes de continuar. Yrio no participaba mucho en la vida del torreón, y no insistieron. También estaba dispuesta a dejarle un espacio a él.
La aurva se dedicó por completó al cuidado del huerto junto con Tap, que se había disculpado con ella, y a sus dibujos. Se dio un descanso y dejó la practica de runas, magias y escudos para otro momento.
La excursión al jardín fue lo que supuso mayor cambio en su animo,y los ultimos dos días, los pasó, por fin, positiva y tranquila.
Esa noche ambas habían salido a la azotea. Seon estaba calentando syv cuando la vieron.
Redonda y roja, como un plato decorativo sobre el cielo que colgase en la nada, rodeada de estrellas.
La chica peliverde la habría estado mirando eternamente, mientras se preguntaba por el escándalo que habían armado por todo aquello, que no dejaba de ser un espectáculo precioso, pero que no la hacía sentir distinto. "Nadie te reventó la historia, Erin, por que no hay historia. Solo un bonito paisaje..."
y entonces comenzaron los ruidos. No distinguía palabras desde arriba, pero la hicieron girarse, y Seon estaba en el suelo en una posición extraña.
En el primer segundo de pánico pensó que estaba muerta. Realmente no supo porque se imaginó algo así. Quizás porque seguía esperando que aquel enorme disco de sangre hiciese algo. Durante ese primer segundo no hizo nada. No había voz con la que llamarla y su cuerpo no le contestaba. Vio el pecho de Seon moverse,y a su aurva encogerse lentamente, y el aire entró por fin en los pulmones, pero estaba cargado de angustia.
- ¿Seon? ¿Que ocurre? ¿Te duele?- la cubrió con el cuerpo mientras la sostenía, intentando apartarla de la luz rojiza, pero su pareja era un peso muerto y no contestaba. ¿se había desmayado? ¿Por qué no despertaba? Su respiración era lenta pero irregular, y había empezado a soltar quejidos amortiguados de vez en cuando. Cuando la situación se prolongó Alder comenzó a asustarse más de lo que recordaba haber estado nunca. La arrastró fuera de la azotea. Quería pedir ayuda. En ese momento quería a quien fuera para que le dijera que eso era normal y que se pasaría pronto. Seon estaba como dormida y atrapada en una pesadilla y de vez en cuando se revolvía un poco. Parecía sufrir, pero no se despertaba, ni siquiera cuando Alder probó a levantarle los parpados. Lo unico que vio fue sus ojos yendo sin rumbo, como le pasa a los dormidos. La dejó sobre la cama, pensando en buscar a Atol, pero a quien vio fue a Tap gritando que desaparecía, y efectivamente, cada vez menos visible. Alder comenzo a hiperventilar y bajó las escaleras como una exhalación. Para añadir algo a su panico el primero al que vio entonces fue a Pablo y creyó que estuviera dormido como su pareja, pero cuando se acercó estaba muerto. A eso le acompañó un desagradable olor, y Alder se retiró de su lado con mareo por la sobrecarga de oxigeno en el cerebro, lo que no contribuyó a calmarla.
La llegada de una Erin desquiciada que golpeaba cosas al azar por el camino, le supuso un alivio raro. Le agarró las manos e impidió que siguiese andando.
- ¿Que luces haces? ¡Erin se estan muriendo todos!- lo dijo histerica. Alder realmente creía que se estaban muriendo de formas diferentes, y uno a uno. Y que Pablo había sido el primero.
Stefan entró más o menos en ese momento.
Alder sinceramente no creía que fuera tanto por el apego que tenía a los difuntos, cuya ausencia no era dolorosa, como por la presencia de la muerte en cada esquina. A Seon desde luego eso la había trastocado un poco; por su parte, a ella le había podido el miedo y la impotencia.
El progreso en los entrenamientos le llevó a reforzarlos, y el resto del tiempo leía. Las dos chicas se distanciaron un poco. Era como un pacto no hablado. Un espacio para solucionar sus propios problemas antes de continuar. Yrio no participaba mucho en la vida del torreón, y no insistieron. También estaba dispuesta a dejarle un espacio a él.
La aurva se dedicó por completó al cuidado del huerto junto con Tap, que se había disculpado con ella, y a sus dibujos. Se dio un descanso y dejó la practica de runas, magias y escudos para otro momento.
La excursión al jardín fue lo que supuso mayor cambio en su animo,y los ultimos dos días, los pasó, por fin, positiva y tranquila.
Esa noche ambas habían salido a la azotea. Seon estaba calentando syv cuando la vieron.
Redonda y roja, como un plato decorativo sobre el cielo que colgase en la nada, rodeada de estrellas.
La chica peliverde la habría estado mirando eternamente, mientras se preguntaba por el escándalo que habían armado por todo aquello, que no dejaba de ser un espectáculo precioso, pero que no la hacía sentir distinto. "Nadie te reventó la historia, Erin, por que no hay historia. Solo un bonito paisaje..."
y entonces comenzaron los ruidos. No distinguía palabras desde arriba, pero la hicieron girarse, y Seon estaba en el suelo en una posición extraña.
En el primer segundo de pánico pensó que estaba muerta. Realmente no supo porque se imaginó algo así. Quizás porque seguía esperando que aquel enorme disco de sangre hiciese algo. Durante ese primer segundo no hizo nada. No había voz con la que llamarla y su cuerpo no le contestaba. Vio el pecho de Seon moverse,y a su aurva encogerse lentamente, y el aire entró por fin en los pulmones, pero estaba cargado de angustia.
- ¿Seon? ¿Que ocurre? ¿Te duele?- la cubrió con el cuerpo mientras la sostenía, intentando apartarla de la luz rojiza, pero su pareja era un peso muerto y no contestaba. ¿se había desmayado? ¿Por qué no despertaba? Su respiración era lenta pero irregular, y había empezado a soltar quejidos amortiguados de vez en cuando. Cuando la situación se prolongó Alder comenzó a asustarse más de lo que recordaba haber estado nunca. La arrastró fuera de la azotea. Quería pedir ayuda. En ese momento quería a quien fuera para que le dijera que eso era normal y que se pasaría pronto. Seon estaba como dormida y atrapada en una pesadilla y de vez en cuando se revolvía un poco. Parecía sufrir, pero no se despertaba, ni siquiera cuando Alder probó a levantarle los parpados. Lo unico que vio fue sus ojos yendo sin rumbo, como le pasa a los dormidos. La dejó sobre la cama, pensando en buscar a Atol, pero a quien vio fue a Tap gritando que desaparecía, y efectivamente, cada vez menos visible. Alder comenzo a hiperventilar y bajó las escaleras como una exhalación. Para añadir algo a su panico el primero al que vio entonces fue a Pablo y creyó que estuviera dormido como su pareja, pero cuando se acercó estaba muerto. A eso le acompañó un desagradable olor, y Alder se retiró de su lado con mareo por la sobrecarga de oxigeno en el cerebro, lo que no contribuyó a calmarla.
La llegada de una Erin desquiciada que golpeaba cosas al azar por el camino, le supuso un alivio raro. Le agarró las manos e impidió que siguiese andando.
- ¿Que luces haces? ¡Erin se estan muriendo todos!- lo dijo histerica. Alder realmente creía que se estaban muriendo de formas diferentes, y uno a uno. Y que Pablo había sido el primero.
Stefan entró más o menos en ese momento.
-
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
21/06/13, 02:38 pm
Tras la visita a los Jardines, los días pasaban y pasaban. Visita harto curiosa pues pudimos admirar las gigantescas estatuas, de las cuales algunas incluso levitaban. Y a Tap se le veía como a un gatito con sus juguetes, recopilando semillas e ingredientes para sus venenos.
Después seguimos saliendo, visitando a los de Maciel y esquivando a los sendarios conscientemente; además de entrenar mientras hacíamos lo posible por llevarnos bien -ignorando aquello que nos molestase de los demás. A eso ayudaba ver los resultados que mis entrenamientos estaban logrando en los demás -cosa que me hacía tratarles con orgullo. Por mi parte, yo me dediqué más a la magia que a lo físico, hasta le pedí a Pablo que me explicara y enseñara lo de las runas. Y por supuesto salí en todas las ocasiones.
Y así pasaron los días hasta una noche en la que no caí rendido como era costumbre. Habíamos cenado tranquilamente y la noche me pilló comprobando las ventanas. <<¿Qué demonios pasa? ¿Eso son estrellas? No he visto estrellas aquí nunca...>> pensé más cansado y confundido que curioso. Acabé de subir al dormitorio y me acosté, intentando conciliar el sueño. Llevaba todo el tiempo durmiéndome a esta hora, estaba acostumbrado. ¿Seguro? No pude dormirme, sólo estuve un buen rato con los ojos cerrados, hasta que los abrí mosqueado <<Nada, no me duermo... Dita sea... ¿Pero no abrí los ojos?>> Es decir, los notaba abiertos, pero no veía nada. Debería haber podido ver al menos el contraste de oscuridad al taparme los ojos con las manos... Cosa que me hizo dar un salto. ¡Esa era la sensación que me impedía dormirme! Mis uñas estaban cambiando, curvándose y endureciéndose. Me senté en la cama a curiosear el cambio y busqué otros, en vano. <<Entonces era cierto... Nos transformaremos en monstruos... ¿Por eso no veo? ¡No puedo ser una criatura ciega!>>
Un repentino grito histérico me sacó de mis pensamientos. No sabía cuánto tiempo llevaba ahí intentando dormir y sentado luego, para más confusión. Era Serok el que gritaba por lo que me puse los pantalones a tientas y de igual forma intenté llegar a su cama aunque mis botas casi me tiraron. Abajo también empezaron a oírse gritos y golpes metálicos en la armería <<¡¿Joder, qué pasa?! Prueba a iluminar e lugar con magia... Quizá no esté ciego...>> No veía de igual forma que K el hecho de perder la vista parcialmente, menos aún para siempre y con mis compañeras en peligro. <<Usé el femenino... ¿No hay ningún género neutro? Ellos usan más a menudo el masculino... ¿Será ese en sus mundos? Maldita sea, ¿qué hago pensando en esto precisamente ahora?>>
Así pues, lancé el hechizo de luz mágica y tras comprobar que iba recuperando la vista <<Menos mal...>> lo anclé a la hebilla de mi cinturón para que sirviera de linterna. Pude comprobar también quién no estaba en su cama, cosa que me dejó sin reacción mental
-¿Soy el único que está en el dormitorio? Pero qué demonios...-exclamé al ver a un Serok un tanto cambiado, aunque me dio tiempo a responder a Tap.-¡No estás desapareciendo, intenta calmarte! ¡No desaparecerás!
Sí, claro, le dije eso, ¿pero con qué fiabilidad? Estaba desapareciendo, pareciéndose cada vez más al fantasma de la Biblioteca. Y Serok... Era imposible que hubiese adquirido tanta musculatura en una noche... Pero a mí me estaban saliendo garras... ¡Ya ves tú, un simple cambio de uña a garra comparado con toda la musculatura! Lo peor no es eso, es que sigue gritando y... De pronto tuve que agacharme o su cama me habría hecho una cara nueva.
-¡Eh, que soy Atol! ¡Espabila!-le grité, esquivando otro lanzamiento de lo primero que pilló. <<Magia, magia, ni de coña le reduzco yo solo>> Así, aproveché cuando buscaba lo siguiente que tirarme y le lancé el hechizo de parálisis, boqueando luego de verle quieto.
-Joder, chaval... ¿Qué hago contigo? Esto no dura mucho... Magia, magia... A la celda contigo, lo siento pero eres peligroso.
Con otro de levitación lo llevé rápidamente a la celda del sótano y allí, aunque me costó, logré fundir la pared de la puerta con la cancela de la celda, así como una protección contra ruptura a la puerta en sí, para que le resultase más difícil salir.
-Vaya despertar... Ahora a buscar a los demás...
Lo primero con que me encontré al salir al salón fue a una Erin desquiciada y Alder histérica. Habría dicho algo pero la chica me corta y casi llorando, aterrada, me explica lo que le pasa a Seon. Rápidamente y con cuidado de mis nuevas garras la abrazo deseando que se tranquilice.
-Eh, tranquila, Seon se pondrá bien, despertará, ya lo verás. No está muriendo nadie, sólo cambiamos. Lo mío son garras, quizá lo de Seon necesite más tiempo y por eso está así. Tranquilízate, anda.-termino separándome de ella, acariciándole el pelo con la palma de la mano, pero no la suelto.-Ahora vamos a juntarnos todos en el salón, menos Serok, y vamos a tranquilizarnos y a intentar pasar esto como mejor podamos, ¿de acuerdo?
Pero claro, al coger a Alder hice que esta soltase a Erin y la terrícola había estado un buen rato, mientras hablaba con Alder, golpeándome, con cierta fijación por mis piercings. Así que ahora la cojo de las manos y le digo:
-Si no puedes controlarte, siempre podemos atarte las manos o paralizarte, pero lo decides tú, mientras no te vuelvas peligrosa.
Sin embargo, al mirar de nuevo al salón y ver a Pablo demasiado rígido... Empiezo a dudar de lo que dije de que nadie está muriendo...
-¡Reunión en el salón!-exclamo entonces, esperando a que Tap e Yrio bajasen. Mentalmente maldecía a la Luna Roja cada vez que la veía por las ventanas, majestuosa sin duda, pero de momento maldita.
Después seguimos saliendo, visitando a los de Maciel y esquivando a los sendarios conscientemente; además de entrenar mientras hacíamos lo posible por llevarnos bien -ignorando aquello que nos molestase de los demás. A eso ayudaba ver los resultados que mis entrenamientos estaban logrando en los demás -cosa que me hacía tratarles con orgullo. Por mi parte, yo me dediqué más a la magia que a lo físico, hasta le pedí a Pablo que me explicara y enseñara lo de las runas. Y por supuesto salí en todas las ocasiones.
Y así pasaron los días hasta una noche en la que no caí rendido como era costumbre. Habíamos cenado tranquilamente y la noche me pilló comprobando las ventanas. <<¿Qué demonios pasa? ¿Eso son estrellas? No he visto estrellas aquí nunca...>> pensé más cansado y confundido que curioso. Acabé de subir al dormitorio y me acosté, intentando conciliar el sueño. Llevaba todo el tiempo durmiéndome a esta hora, estaba acostumbrado. ¿Seguro? No pude dormirme, sólo estuve un buen rato con los ojos cerrados, hasta que los abrí mosqueado <<Nada, no me duermo... Dita sea... ¿Pero no abrí los ojos?>> Es decir, los notaba abiertos, pero no veía nada. Debería haber podido ver al menos el contraste de oscuridad al taparme los ojos con las manos... Cosa que me hizo dar un salto. ¡Esa era la sensación que me impedía dormirme! Mis uñas estaban cambiando, curvándose y endureciéndose. Me senté en la cama a curiosear el cambio y busqué otros, en vano. <<Entonces era cierto... Nos transformaremos en monstruos... ¿Por eso no veo? ¡No puedo ser una criatura ciega!>>
Un repentino grito histérico me sacó de mis pensamientos. No sabía cuánto tiempo llevaba ahí intentando dormir y sentado luego, para más confusión. Era Serok el que gritaba por lo que me puse los pantalones a tientas y de igual forma intenté llegar a su cama aunque mis botas casi me tiraron. Abajo también empezaron a oírse gritos y golpes metálicos en la armería <<¡¿Joder, qué pasa?! Prueba a iluminar e lugar con magia... Quizá no esté ciego...>> No veía de igual forma que K el hecho de perder la vista parcialmente, menos aún para siempre y con mis compañeras en peligro. <<Usé el femenino... ¿No hay ningún género neutro? Ellos usan más a menudo el masculino... ¿Será ese en sus mundos? Maldita sea, ¿qué hago pensando en esto precisamente ahora?>>
Así pues, lancé el hechizo de luz mágica y tras comprobar que iba recuperando la vista <<Menos mal...>> lo anclé a la hebilla de mi cinturón para que sirviera de linterna. Pude comprobar también quién no estaba en su cama, cosa que me dejó sin reacción mental
-¿Soy el único que está en el dormitorio? Pero qué demonios...-exclamé al ver a un Serok un tanto cambiado, aunque me dio tiempo a responder a Tap.-¡No estás desapareciendo, intenta calmarte! ¡No desaparecerás!
Sí, claro, le dije eso, ¿pero con qué fiabilidad? Estaba desapareciendo, pareciéndose cada vez más al fantasma de la Biblioteca. Y Serok... Era imposible que hubiese adquirido tanta musculatura en una noche... Pero a mí me estaban saliendo garras... ¡Ya ves tú, un simple cambio de uña a garra comparado con toda la musculatura! Lo peor no es eso, es que sigue gritando y... De pronto tuve que agacharme o su cama me habría hecho una cara nueva.
-¡Eh, que soy Atol! ¡Espabila!-le grité, esquivando otro lanzamiento de lo primero que pilló. <<Magia, magia, ni de coña le reduzco yo solo>> Así, aproveché cuando buscaba lo siguiente que tirarme y le lancé el hechizo de parálisis, boqueando luego de verle quieto.
-Joder, chaval... ¿Qué hago contigo? Esto no dura mucho... Magia, magia... A la celda contigo, lo siento pero eres peligroso.
Con otro de levitación lo llevé rápidamente a la celda del sótano y allí, aunque me costó, logré fundir la pared de la puerta con la cancela de la celda, así como una protección contra ruptura a la puerta en sí, para que le resultase más difícil salir.
-Vaya despertar... Ahora a buscar a los demás...
Lo primero con que me encontré al salir al salón fue a una Erin desquiciada y Alder histérica. Habría dicho algo pero la chica me corta y casi llorando, aterrada, me explica lo que le pasa a Seon. Rápidamente y con cuidado de mis nuevas garras la abrazo deseando que se tranquilice.
-Eh, tranquila, Seon se pondrá bien, despertará, ya lo verás. No está muriendo nadie, sólo cambiamos. Lo mío son garras, quizá lo de Seon necesite más tiempo y por eso está así. Tranquilízate, anda.-termino separándome de ella, acariciándole el pelo con la palma de la mano, pero no la suelto.-Ahora vamos a juntarnos todos en el salón, menos Serok, y vamos a tranquilizarnos y a intentar pasar esto como mejor podamos, ¿de acuerdo?
Pero claro, al coger a Alder hice que esta soltase a Erin y la terrícola había estado un buen rato, mientras hablaba con Alder, golpeándome, con cierta fijación por mis piercings. Así que ahora la cojo de las manos y le digo:
-Si no puedes controlarte, siempre podemos atarte las manos o paralizarte, pero lo decides tú, mientras no te vuelvas peligrosa.
Sin embargo, al mirar de nuevo al salón y ver a Pablo demasiado rígido... Empiezo a dudar de lo que dije de que nadie está muriendo...
-¡Reunión en el salón!-exclamo entonces, esperando a que Tap e Yrio bajasen. Mentalmente maldecía a la Luna Roja cada vez que la veía por las ventanas, majestuosa sin duda, pero de momento maldita.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejosPersonajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
21/06/13, 02:55 pm
- Que se mueren te digo, Atol.- dijo comenzando a llorar de terror. Apenas le importaba que el tuviese garras. Cualquier cosa que no implicase un descenso de los signos vitales le parecía un alivio. Seon muriéndose era equivalente a partirse por la mitad, a morirse ella o hacerlo a medias. La idea de que sucediese asi, y mientras todo era un caos era demasiado. - Pablo ya lo está. Tap se desvanece... y Seon no despierta.
-
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
21/06/13, 03:27 pm
De haber podido, los ojos de Tap ahora mismo estarían desorbitados. <<Seon muerta. Serok y Erin locos y Atol... se está convirtiendo en una bestia>>. La luna los estaba jodiendo a todos. Volvió a mirar a través de sus palmas y esta vez pudo ver lo que había al otro lado con mayor claridad. Sus pulsaciones aumentaron más todavía y muerto de miedo como estaba, bajó al salón.
Allí se encontró a Pablo muerto también, tumbado sobre una mesa y apestando a culo sucio. El pánico se hizo más evidente en su rostro. Tap dirigió un vistazo rápido a todos sus compañeros y luego a su propio cuerpo y, por consecuencia, a lo que había detrás. Temblaba como un flan.
-Alder lleva razón. Vamos a morir todos. Estamos muriendo. ¡Estamos muriendo!-intentó respirar hondo, pero lo único que surgió de los orificios de su espalda fueron más chillidos. Estaba asustado, la idea de morirse le aterraba tanto como el hecho de que le pudiera pasar algo peor-. No quiero acabar como Pablo y Seon. No quiero...-las muertes que había provocado empezaron a pesarle de repente y Tap habló sin pensar, esperando únicamente que ponerlas en voz alta le devolviera su recién clasificada como valiosa opacidad-. Siento mucho lo de Thras y lo de Brina-empezó a confesar, sollozando-. Y lo de Macak. Yo... Estaba asustado de ti-señaló a Atol con el brazo temblándole y sin tono acusatorio-. Y tenía mucho hambre y mucho miedo y pensé que si se desmayaba os distraería y... Lo siento de verdad. Lo siento mucho... pero no me quiero morir como ellos. No quiero. No quiero. No quiero...-dirigió una nueva mirada a su cuerpo y acabó haciéndose un ovillo sobre la mesa, lloriqueando más y viéndose cada vez menos.
Allí se encontró a Pablo muerto también, tumbado sobre una mesa y apestando a culo sucio. El pánico se hizo más evidente en su rostro. Tap dirigió un vistazo rápido a todos sus compañeros y luego a su propio cuerpo y, por consecuencia, a lo que había detrás. Temblaba como un flan.
-Alder lleva razón. Vamos a morir todos. Estamos muriendo. ¡Estamos muriendo!-intentó respirar hondo, pero lo único que surgió de los orificios de su espalda fueron más chillidos. Estaba asustado, la idea de morirse le aterraba tanto como el hecho de que le pudiera pasar algo peor-. No quiero acabar como Pablo y Seon. No quiero...-las muertes que había provocado empezaron a pesarle de repente y Tap habló sin pensar, esperando únicamente que ponerlas en voz alta le devolviera su recién clasificada como valiosa opacidad-. Siento mucho lo de Thras y lo de Brina-empezó a confesar, sollozando-. Y lo de Macak. Yo... Estaba asustado de ti-señaló a Atol con el brazo temblándole y sin tono acusatorio-. Y tenía mucho hambre y mucho miedo y pensé que si se desmayaba os distraería y... Lo siento de verdad. Lo siento mucho... pero no me quiero morir como ellos. No quiero. No quiero. No quiero...-dirigió una nueva mirada a su cuerpo y acabó haciéndose un ovillo sobre la mesa, lloriqueando más y viéndose cada vez menos.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
21/06/13, 03:53 pm
Vi llegar a Alder con Atol al lado, y Erin que en ese momento estaba jugando con un piercing del pezón de Atol, si hubiera sido en cualquier otro momento y si no estuvieran las cosas tan locas me habría reído a carcajadas, pero no era ni el momento ni el lugar. Una peste desagradable me llego, y cuando localice el lugar de origen no pude mas que quedarme sorprendido, <<¿Se ha cagado encima?, ¿en serio?, espera.... ¿los muertos hacen eso?, yo pensaba que no>>.
Mire a Erin y parecía que lo que hacia no podía evitarlo, cogí una cuerda larga y le dije a Erin:
-Ven,- la lleve hasta un sillón y la ate a el, suavemente, con la suficiente fuera para que no pudiera salir de allí, pero no tanta como para hacerle daño,- Juega con tu colgante y entretente, siento esto, pero visto como esta todo es mejor evitar riesgos,- le dije con voz triste.
Entonces llego Tap, estaba histérico, cosa lógica pues podía ver a través de el, esperaba que no se estuviese volviendo intangible también. Cuando Tap dijo su crimen perdí el color de la cara, no sabia como reaccionaria la gente pero tal como estaban las cosas.... Me agache y lo cogí en la mano, aun se le podía tocar si.
-Relájate Tap, no te estas desvaneciendo, de momento parece que solo te haces invisible, que te parece si te quedas en mi hombro, así no corres el peligro de que te pisen por no verte.
Dicho esto me gire hacia Alder y Atol que parecían nerviosos.
-Atol trata de calmar a Alder, yo voy a..... voy a limpiar a Pablo, que se ha ido por la pata abajo,- y me fui por un cubo y un trapo, me arme de valor y retuve la comida en mi estomago y le baje los pantalones.
Estaba todo lleno de mierda, <<Joder, podrías haber elegido un mejor momento para esto, ¿que te parecería no haber muerto y haberlo hecho en una letrina?, y ahora estas muerto, ¿ya nunca podre ser tu amigo?, ¿acaso todo lo que has sobrevivido no ha servido para nada idiota?>>. Sabia que insultar a un muerto era de pésimo gusto, pero no quería creer en que se había ido, y mientras le limpiaba unas lágrimas surcaron mi rostro, lagrimas de pena y rabia.
Cuando acabe me gire y mire a Atol, buscando algún signo de cambio.
-Atol, ¿que te ha pasado en las manos?
Mire a Erin y parecía que lo que hacia no podía evitarlo, cogí una cuerda larga y le dije a Erin:
-Ven,- la lleve hasta un sillón y la ate a el, suavemente, con la suficiente fuera para que no pudiera salir de allí, pero no tanta como para hacerle daño,- Juega con tu colgante y entretente, siento esto, pero visto como esta todo es mejor evitar riesgos,- le dije con voz triste.
Entonces llego Tap, estaba histérico, cosa lógica pues podía ver a través de el, esperaba que no se estuviese volviendo intangible también. Cuando Tap dijo su crimen perdí el color de la cara, no sabia como reaccionaria la gente pero tal como estaban las cosas.... Me agache y lo cogí en la mano, aun se le podía tocar si.
-Relájate Tap, no te estas desvaneciendo, de momento parece que solo te haces invisible, que te parece si te quedas en mi hombro, así no corres el peligro de que te pisen por no verte.
Dicho esto me gire hacia Alder y Atol que parecían nerviosos.
-Atol trata de calmar a Alder, yo voy a..... voy a limpiar a Pablo, que se ha ido por la pata abajo,- y me fui por un cubo y un trapo, me arme de valor y retuve la comida en mi estomago y le baje los pantalones.
Estaba todo lleno de mierda, <<Joder, podrías haber elegido un mejor momento para esto, ¿que te parecería no haber muerto y haberlo hecho en una letrina?, y ahora estas muerto, ¿ya nunca podre ser tu amigo?, ¿acaso todo lo que has sobrevivido no ha servido para nada idiota?>>. Sabia que insultar a un muerto era de pésimo gusto, pero no quería creer en que se había ido, y mientras le limpiaba unas lágrimas surcaron mi rostro, lagrimas de pena y rabia.
Cuando acabe me gire y mire a Atol, buscando algún signo de cambio.
-Atol, ¿que te ha pasado en las manos?
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
21/06/13, 04:18 pm
Stefan no llegó a poder escuchar la respuesta de Atol si es que la iba a haber. En el mismo instante que pronunciaba la pregunta, un largo tallo proveniente de las enredaderas del muro del torreón había irrumpido bruscamente en el interior de la estancia através de una ventana abierta. Sin tiempo a que nadie reaccionase, la enredadera se enroscó como un látigo produciendo un chasquido en torno al brazo izquierdo del italiano y tiró de él hacia atrás mientras un segundo tallo entraba también por la misma ventana. El segundo se cernió entorno al tobillo derecho del chico y pronto Stefan desapareció por la ventana, impulsado con violencia por las enredaderas.
Se vio atrapado contra el muro exterior de Letargo, entre la marañana de plantas que lo cubrían y que parecían haberse vuelto locas. Rápidamente comenzaron a cubrir al italiano, hundiéndolo entre sus tallos y hojas y cubriendo su cuerpo por completo de modo que desde fuera no se veía ni un solo centímetro del muchacho. Sus gritos también quedaron amortiguados enseguida.
Se vio atrapado contra el muro exterior de Letargo, entre la marañana de plantas que lo cubrían y que parecían haberse vuelto locas. Rápidamente comenzaron a cubrir al italiano, hundiéndolo entre sus tallos y hojas y cubriendo su cuerpo por completo de modo que desde fuera no se veía ni un solo centímetro del muchacho. Sus gritos también quedaron amortiguados enseguida.
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
21/06/13, 04:25 pm
Si no hubiese sido porque Alder la tenía agarrada, Erin ya se habría cargado medio torreón por lo que fuese que la hiciera golpear cosas metálicas. -¿Muertos? ¡Mira tú que bien, ellos se mueren y yo estoy golpeando cosas metálicas sin razón alguna! ¡Vamos a cargarnos Letargo, lo veo venir! –estaba histérica, aunque bastante menso que la peliverde. En cuanto Atol agarro a la chica, Erin quedó libre y se pudo al golpear la cosa metálica que tenía más cerca: los piercings de Atol. –Que conste que no lo estoy haciendo a posta, Atol –se disculpó, por si al líbense le daba por cabrearse. -¡¡Atadme!! ¡Atadme antes de que hiera a alguien! –dijo, descontrolada, y dejó que Stefan la atase al sillón.
En aquel momento se dio cuenta de que tenía algo metálico que golpear al alcance de su mano y, por impulso, empezó a golpear su colgante, sin poder parar. En esos momentos, atada, casi sin forma de moverse, se sentía como Hannibal Lecter, cosa que le hacía gracia. <<Él también estaba loco>>. Siguió golpeando su colgante, mirando a los demás cuando Tap soltó que había matado a Macack. -¡Y yo soy una demente! –exclamó, golpeando su colgante una y otra vez. Las gafas se le habían ido cayendo poco a poco y acabaron en el suelo, aunque por suerte no se rompieron. -¡La Matrix que me parió! ¡No veo nada! –se quejó, intentando enfocar a alguno de sus compañeros- Tú, ponme las gafas - pidió al que más cerca tenía, al que no podía distinguir.
Seguía jugueteando con su colgante, sin parar, pero al menos podía pensar con claridad, aunque en ese momento la racionalidad de Erin brillase por su ausencia. -¡Te dije que estaba loca! ¡Te lo dije! - dijo a Stefan, o a lo que creía que era Stefan, como culpándolo de su locura. Sin embargo, al oír un ruido de algo que no supo reconocer y un grito le hicieron olvidarse de eso. -¿Estáis todos bien? -preguntó, con un tono de voz aún histérico.
En aquel momento se dio cuenta de que tenía algo metálico que golpear al alcance de su mano y, por impulso, empezó a golpear su colgante, sin poder parar. En esos momentos, atada, casi sin forma de moverse, se sentía como Hannibal Lecter, cosa que le hacía gracia. <<Él también estaba loco>>. Siguió golpeando su colgante, mirando a los demás cuando Tap soltó que había matado a Macack. -¡Y yo soy una demente! –exclamó, golpeando su colgante una y otra vez. Las gafas se le habían ido cayendo poco a poco y acabaron en el suelo, aunque por suerte no se rompieron. -¡La Matrix que me parió! ¡No veo nada! –se quejó, intentando enfocar a alguno de sus compañeros- Tú, ponme las gafas - pidió al que más cerca tenía, al que no podía distinguir.
Seguía jugueteando con su colgante, sin parar, pero al menos podía pensar con claridad, aunque en ese momento la racionalidad de Erin brillase por su ausencia. -¡Te dije que estaba loca! ¡Te lo dije! - dijo a Stefan, o a lo que creía que era Stefan, como culpándolo de su locura. Sin embargo, al oír un ruido de algo que no supo reconocer y un grito le hicieron olvidarse de eso. -¿Estáis todos bien? -preguntó, con un tono de voz aún histérico.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
21/06/13, 04:38 pm
Antes de que Atol me respondiese o eso creí sentí como algo se enredaba en mi muñeca, al mirar vi fugazmente un liana, pero antes de poder discernir si lo era o no sentí el tirón, volví a notar otro latigazo pero esta vez en el tobillo derecho, el grito de terror y dolor me salio involuntariamente.
-¡Socorro!¡Soc...!,- no pude completar la palabra pues el golpe contra el muro del torreón me dejo sin aire, boquee para recuperar el aliento.
Mas enredaderas se abatieron sobre mis extremidades, trate de forcejear pero era inútil, las enredaderas me cubrieron por completo, impidiéndome pronto gritar, había una pequeña rendija por la cual veía la luna, tampoco me faltaba el aire. Sentí un olor extraño y vi una flor en las enredaderas, y un polen que comenzó a atontarme...
-¡Socorro!¡Soc...!,- no pude completar la palabra pues el golpe contra el muro del torreón me dejo sin aire, boquee para recuperar el aliento.
Mas enredaderas se abatieron sobre mis extremidades, trate de forcejear pero era inútil, las enredaderas me cubrieron por completo, impidiéndome pronto gritar, había una pequeña rendija por la cual veía la luna, tampoco me faltaba el aire. Sentí un olor extraño y vi una flor en las enredaderas, y un polen que comenzó a atontarme...
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
21/06/13, 06:28 pm
El primero en bajar de los restantes fue Tap, quien se sumó a la histeria general pero empezó a decir ciertas cosas interesantes. Y en muy mal momento.
-¡No te vas a morir, maldita sea, nadie está muriendo! A Yrio lo mataste y volvió ileso, deja de decir chorradas y recomponte.-le suelto, intentando interrumpir sus chillidos y voces, en vano. Hasta que dice lo de Macak.-Espera, ¿qué? ¿Que tú hiciste que se desmayase y por eso se abrió la cabeza? ¿Por miedo? Osea, me estás echando la maldita culpa de su muerte? ¡Rata cobarde!-le grito, alejándome. Ahora tenía garras y no quería estar cerca.-¿Tienes miedo a la muerte? ¿A mí? ¡A mí haces bien, no te quepa duda! Pero si quieres vivir, recomponte. ¿No te das cuenta? Moriste anoche, por eso ahora eres un fantasma. Vivirás como fantasma eternamente. Ya no tienes que tenerme miedo, ¿contento?
Luego le siguió la escenita de Pablo vaciando su cuerpo de forma inconsciente y Erin aún más desquiciada, por lo que acabo marchándome a la cocina. Allí apoyo la cabeza en la pared mientras intento tranquilizarme <<Calma, mantén la calma, la Luna tiene la culpa de que estén así, no están locos, Erin quizá, pero no son ellos. Tranquilízate, busca a Yrio e intenta que los demás se calmen y no se hagan daño. La pregunta de Stefan me hace volver al salón, pero de pronto dos gruesas ramas lo cogen en volandas y se lo llevan, sin más.
-¡¡EH!!
Le sigo a fuera a tiempo de ver cómo la enredadera lo entierra del todo bajo sus ramas, callando sus gritos.
-Joder... ¡Y encima no puedo cortar esa cosa por si descuartizo al otro! ¡Maldita Luna Roja!-aprovecho para gritar con un puño al cielo.
Después vuelvo, deseando encontrar a Yrio, pero antes le pongo las gafas a Erin. El sinhadre aparece en la bañera, con la ropa puesta, y el agua casi congelada.
-¿Qué demonios? Te voy a sacar de ahí...
Presto cojo un par de toallas y ropa seca, le saco de la bañera notando el intenso calor de su fiebre que no hace más que preocuparme el doble. Con delicadeza y cuidado por las garras, le desnudo, le seco, visto de nuevo con la ropa limpia y lo llevo en brazos a la cocina, donde le siento en una silla.
-Te vas a poner bien, tranquilo.-le aseguro y luego le preparo varias toallas con agua fría para la frente y la cabeza.-Estás ardiendo... Pero en la bañera te ibas a resfriar o algo peor a la larga, así mejor... ¡Alder, necesito que vigiles a Yrio un momento!-llamo a la chica.
Entonces y sólo entonces me aseguro de que el estropicio de Pablo esté limpio y alejo su sofá del resto de muebles, a un rincón. Después tumbo a Yrio en otro de los sofás, <<malditas garras...>> y le pongo la toalla fría en la frente. <<Serok...>> Serok ha debido recuperar la movilidad hace rato, porque cuando llego a verle está intentando echar la cancela abajo, así que la bloqueo como puedo con varios baúles y muebles de la armería. <<Seon...>> Averiguo que está en el dormitorio y tras un rato -en el cual me cansé de las garras y las envolví en trapos- deposito a la sinhadre en otro sofá.
-Tiene pesadillas... Ojalá esto fuera una pesadilla como la que tuve en su momento...-mascullo al sentarme por fin en una silla, cansado de la noche.-Pero no lo es. Es real y vamos a sobrevivir, Seon y Tap incluidos. Para qué mentir, Pablo no responde a nada y está cada vez más frío. Y Tap... Necesitaría a un repoblador para buscar a Stefan entre la hiedra si queremos sacarle... Pero no pienso disculparme por lo que te dije.-añado, aún cabreado con él, aunque le necesite.-Esto es de locos...-acabo, para luego ir a por otra toalla para Yrio.
-¡No te vas a morir, maldita sea, nadie está muriendo! A Yrio lo mataste y volvió ileso, deja de decir chorradas y recomponte.-le suelto, intentando interrumpir sus chillidos y voces, en vano. Hasta que dice lo de Macak.-Espera, ¿qué? ¿Que tú hiciste que se desmayase y por eso se abrió la cabeza? ¿Por miedo? Osea, me estás echando la maldita culpa de su muerte? ¡Rata cobarde!-le grito, alejándome. Ahora tenía garras y no quería estar cerca.-¿Tienes miedo a la muerte? ¿A mí? ¡A mí haces bien, no te quepa duda! Pero si quieres vivir, recomponte. ¿No te das cuenta? Moriste anoche, por eso ahora eres un fantasma. Vivirás como fantasma eternamente. Ya no tienes que tenerme miedo, ¿contento?
Luego le siguió la escenita de Pablo vaciando su cuerpo de forma inconsciente y Erin aún más desquiciada, por lo que acabo marchándome a la cocina. Allí apoyo la cabeza en la pared mientras intento tranquilizarme <<Calma, mantén la calma, la Luna tiene la culpa de que estén así, no están locos, Erin quizá, pero no son ellos. Tranquilízate, busca a Yrio e intenta que los demás se calmen y no se hagan daño. La pregunta de Stefan me hace volver al salón, pero de pronto dos gruesas ramas lo cogen en volandas y se lo llevan, sin más.
-¡¡EH!!
Le sigo a fuera a tiempo de ver cómo la enredadera lo entierra del todo bajo sus ramas, callando sus gritos.
-Joder... ¡Y encima no puedo cortar esa cosa por si descuartizo al otro! ¡Maldita Luna Roja!-aprovecho para gritar con un puño al cielo.
Después vuelvo, deseando encontrar a Yrio, pero antes le pongo las gafas a Erin. El sinhadre aparece en la bañera, con la ropa puesta, y el agua casi congelada.
-¿Qué demonios? Te voy a sacar de ahí...
Presto cojo un par de toallas y ropa seca, le saco de la bañera notando el intenso calor de su fiebre que no hace más que preocuparme el doble. Con delicadeza y cuidado por las garras, le desnudo, le seco, visto de nuevo con la ropa limpia y lo llevo en brazos a la cocina, donde le siento en una silla.
-Te vas a poner bien, tranquilo.-le aseguro y luego le preparo varias toallas con agua fría para la frente y la cabeza.-Estás ardiendo... Pero en la bañera te ibas a resfriar o algo peor a la larga, así mejor... ¡Alder, necesito que vigiles a Yrio un momento!-llamo a la chica.
Entonces y sólo entonces me aseguro de que el estropicio de Pablo esté limpio y alejo su sofá del resto de muebles, a un rincón. Después tumbo a Yrio en otro de los sofás, <<malditas garras...>> y le pongo la toalla fría en la frente. <<Serok...>> Serok ha debido recuperar la movilidad hace rato, porque cuando llego a verle está intentando echar la cancela abajo, así que la bloqueo como puedo con varios baúles y muebles de la armería. <<Seon...>> Averiguo que está en el dormitorio y tras un rato -en el cual me cansé de las garras y las envolví en trapos- deposito a la sinhadre en otro sofá.
-Tiene pesadillas... Ojalá esto fuera una pesadilla como la que tuve en su momento...-mascullo al sentarme por fin en una silla, cansado de la noche.-Pero no lo es. Es real y vamos a sobrevivir, Seon y Tap incluidos. Para qué mentir, Pablo no responde a nada y está cada vez más frío. Y Tap... Necesitaría a un repoblador para buscar a Stefan entre la hiedra si queremos sacarle... Pero no pienso disculparme por lo que te dije.-añado, aún cabreado con él, aunque le necesite.-Esto es de locos...-acabo, para luego ir a por otra toalla para Yrio.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
21/06/13, 06:44 pm
No hay mucho que contar de mi vida tras el día de la lluvia. Sobre todo destacó el hecho de que pude ponerme a estudiar y diseñar runas sin mas interrupciones, hasta conseguí el apoyo mágico de Atol a cambio de que le enseñara.
Pasaron otras dos cosas relevantes. La primera fue la visita que hicimos a los jardines de la memoria, esa que había propuesto Erin y que al final habíamos retrasado. La verdad es que el lugar impresionaba bastante, y estaba bien poder visitar algo bonito e interesante sin que nos pasara ninguna catástrofe para variar. A quién más le interesó fue, obviamente, a Tap, quien se había vuelto mucho menos problemático, y también aprovechó la oportunidad para aprovisionarse de distintas semillas y otras cosas en las que no me fijé demasiado.
La segunda fue, o fueron, las visitas y encuentros con nuestros vecinos del otro torreón. Empecé a conocer y a hablar con más gente, entre ellos Saren, uno de los dos idrinos, aunque todavía no sabía si me caía bien o mal.
A medida que avanzaba el tiempo iban apareciendo más estrellas en el cielo, señal de que la luna no tardaría en mostrarse. Todos lo sabíamos pero nadie hablaba de ello. Yo... no sabía como tomármelo y me estaba limitando a ignorarlo y obligarme a no pensar en ello cada vez que surgía en mi mente, pero ignorarlo no evitaría que llegara, tarde o temprano la luna saldría.
Lo que no sabía era que nunca llegaría a verla salir.
---------------------------------------------------------------------------------------------------
Cuando todo ocurrió yo estaba en el salón, planificando algún diseño defensivo con las runas. Fue entonces cuando empecé a encontrarme mal. El estómago empezó a molestarme, habría pensado que era algo que había comido, de no ser porque no había comido nada. Me pareció ver a Tap pasar como una bala hacia los pisos de arriba, pero el malestar iba en aumento y cada vez me costaba más pensar en otra cosa que no fueran las ganas de vomitar.
Con las manos en el estómago salí al patio tan rápido como pude y acabé vomitando en una esquina. Cuando terminé me dí cuenta que el estómago no era lo único anormal que me estaba pasando.
Había empezado a notar un cansancio constante que iba en aumento. No era la primera vez que me cansaba de forma extraña. Desde hacía tiempo parecía que todo me cansaba más de lo normal, pero este cansancio era distinto. No era el fruto de ningún esfuerzo, y descubrí que seguía creciendo incluso si no hacía nada.
Retrocedí torpemente, alejándome del vómito mientras el cansancio seguía creciendo y comenzaba a enturbiar mis sentidos cuando me percaté del resplandor rojizo que parecía envolverlo todo.
La luna ya había salido y yo ni me había enterado. Mi último pensamiento consciente fue el alzar la vista para verla, algo que nunca ocurrió, ya que antes de que mi cerebro pudiera darle la orden a mis músculos el cansancio terminó por apoderarse de mí totalmente.
Y todo quedó envuelto en la oscuridad.
Pasaron otras dos cosas relevantes. La primera fue la visita que hicimos a los jardines de la memoria, esa que había propuesto Erin y que al final habíamos retrasado. La verdad es que el lugar impresionaba bastante, y estaba bien poder visitar algo bonito e interesante sin que nos pasara ninguna catástrofe para variar. A quién más le interesó fue, obviamente, a Tap, quien se había vuelto mucho menos problemático, y también aprovechó la oportunidad para aprovisionarse de distintas semillas y otras cosas en las que no me fijé demasiado.
La segunda fue, o fueron, las visitas y encuentros con nuestros vecinos del otro torreón. Empecé a conocer y a hablar con más gente, entre ellos Saren, uno de los dos idrinos, aunque todavía no sabía si me caía bien o mal.
A medida que avanzaba el tiempo iban apareciendo más estrellas en el cielo, señal de que la luna no tardaría en mostrarse. Todos lo sabíamos pero nadie hablaba de ello. Yo... no sabía como tomármelo y me estaba limitando a ignorarlo y obligarme a no pensar en ello cada vez que surgía en mi mente, pero ignorarlo no evitaría que llegara, tarde o temprano la luna saldría.
Lo que no sabía era que nunca llegaría a verla salir.
---------------------------------------------------------------------------------------------------
Cuando todo ocurrió yo estaba en el salón, planificando algún diseño defensivo con las runas. Fue entonces cuando empecé a encontrarme mal. El estómago empezó a molestarme, habría pensado que era algo que había comido, de no ser porque no había comido nada. Me pareció ver a Tap pasar como una bala hacia los pisos de arriba, pero el malestar iba en aumento y cada vez me costaba más pensar en otra cosa que no fueran las ganas de vomitar.
Con las manos en el estómago salí al patio tan rápido como pude y acabé vomitando en una esquina. Cuando terminé me dí cuenta que el estómago no era lo único anormal que me estaba pasando.
Había empezado a notar un cansancio constante que iba en aumento. No era la primera vez que me cansaba de forma extraña. Desde hacía tiempo parecía que todo me cansaba más de lo normal, pero este cansancio era distinto. No era el fruto de ningún esfuerzo, y descubrí que seguía creciendo incluso si no hacía nada.
Retrocedí torpemente, alejándome del vómito mientras el cansancio seguía creciendo y comenzaba a enturbiar mis sentidos cuando me percaté del resplandor rojizo que parecía envolverlo todo.
La luna ya había salido y yo ni me había enterado. Mi último pensamiento consciente fue el alzar la vista para verla, algo que nunca ocurrió, ya que antes de que mi cerebro pudiera darle la orden a mis músculos el cansancio terminó por apoderarse de mí totalmente.
Y todo quedó envuelto en la oscuridad.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
21/06/13, 06:55 pm
Los gritos le llegaban ahogados por el zumbido de sus oidos. Notaba la cabeza ardiendo, y sudaba a chorro, pero estaba tiritando debido al agua helada de la bañera. Ya no había mueble, o tal vez sí pero podía ver a través de él. El caso es que sus ropas bailaban en el agua. Le gustaban las ropas anchas y ahora recordaba por qué. Trató de moverse pero el cuerpo le pesaba. Tenía los dedos arrugados de estar tanto tiempo en el agua. Se llevó las manos a la cara y se mojó la frente.
Atol entró como un torbellino y lo sacó de la bañera como si no pesase nada. Yrio fue a quejarse, quería seguir dentro, se estaba fresco. Para colmo lo desnudó y eso no le hizo ni pizca de gracia.
-No...- dijo en tono infantil.
Per cuando se vio sentado en la silla se olvido quejarse de nuevo y apretó con fuerza el trapo húmedo contra su frente. Atol lo llevó al piso inferior y de pronto todo se volvió caos y delirio. El torreón se caía a pedazos, todos gritaban y decían cosas extrañas. La luz roja lo llenaba todo y las formas se desdibujaban, incluso Tap estaba transparente. Volvió a quejarse cuando Atol lo dejó tumbado en el sillón pero intentó cerrar los ojos y abandonarse a la fiebre. Sería lo mejor. Su respiración era irregular y tenía una horrible sensación de debilidad, pero estaba convencido de que cuando abriese los ojos en un rato todo habría desaparecido, ya fuera por el fin de la pesadilla o por el de su vida.
Atol entró como un torbellino y lo sacó de la bañera como si no pesase nada. Yrio fue a quejarse, quería seguir dentro, se estaba fresco. Para colmo lo desnudó y eso no le hizo ni pizca de gracia.
-No...- dijo en tono infantil.
Per cuando se vio sentado en la silla se olvido quejarse de nuevo y apretó con fuerza el trapo húmedo contra su frente. Atol lo llevó al piso inferior y de pronto todo se volvió caos y delirio. El torreón se caía a pedazos, todos gritaban y decían cosas extrañas. La luz roja lo llenaba todo y las formas se desdibujaban, incluso Tap estaba transparente. Volvió a quejarse cuando Atol lo dejó tumbado en el sillón pero intentó cerrar los ojos y abandonarse a la fiebre. Sería lo mejor. Su respiración era irregular y tenía una horrible sensación de debilidad, pero estaba convencido de que cuando abriese los ojos en un rato todo habría desaparecido, ya fuera por el fin de la pesadilla o por el de su vida.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.