Torreón Letargo (Archivo III)
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Evanna
Xana
Muffie
Tak
Giniroryu
Leonart
Lops
Dal
Carmesí
Red
Reisha
Naeryan
Administración
LEC
Serokrai
Jack
Alicia
Yber
Poblo
Elliot
24 participantes
- Elliot
Ficha de cosechado
Nombre: Neith
Especie: Humana
Habilidades: Carisma, Agilidad e ImaginaciónPersonajes : Elliot es una Dullahan bastante fácil de cabrear y con quien es mejor no llevarse mal (aun que ésto sea dificil) Conoce el manejo del casi todas las armas, y tiene un Dragón llamado Deatach que es quien le instruye y ayuda.
Ennakhai es un Daeliciana de 13 años convertida en Demiurga y a cargo de Dama Puntada.
Thrasmy's es un Frivy de 17 años. Es un CoMo y ha vivido toda su vida rodeado de lujos y cámaras.
Torreón Letargo (Archivo III)
09/09/12, 11:32 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Tras mucho andar, los chicos habían acabado dando con un enorme torreón de piedra cubierto casi completamente con enredaderas. Era el edificio mas aceptable que habían visto desde que habían llegado y, que tuviese algo vivo en él, les daba un poco de tranquilidad. Era lo unico verde que habían visto desde que llegaron a Rocavarancolia.
Empezaron a rodear el torreón y tardaron un buen rato en encontrar la puerta, puesto que la hiedra la había tapado casi completamente. Cuando consiguieron apartar las ramas, aun tuvieron que conseguir abrir aquel portón de madera vieja. Estaba atascada por lo que obviamente pudieron deducir que llevaba mucho tiempo sin usarse.
Cuando entraron se encontraron con una imagen que, a los ojos de Thras, era desoladora. Se encontraron con un enorme salón con una mesa y varias sillas. También había una especie de cocina con trastos tirados por medio y todo lleno de una gruesa capa de polvo. Thras avanzó en silencio y dejó la cesta sobre aquella mesa. - Pero... ¿megaseguro que queréis así como dormir aquí? - preguntó. No le gustaba. Estaba muy sucio, olía a polvo y a cerrado, era feo y estaba oscuro. No tenía nada de diseño... no le gustaba nada... pero le gustaba mas que las mazmorras o que las calles... o que aquellas casas con lengua.
-Tendremos que superllamar al servicio de limpiecy's para que hiperadecenten esto. - Dijo pasando un dedo por la mesa, dejando tras el un caminito y después sacudiéndose el polvo del dedo. Vio unas escaleras que subían y otras que bajaban, pero decidió no aventurarse solo... aun tenia demasiado reciente el discurso que le habían dado y la visión de aquellas casas.
Tras mucho andar, los chicos habían acabado dando con un enorme torreón de piedra cubierto casi completamente con enredaderas. Era el edificio mas aceptable que habían visto desde que habían llegado y, que tuviese algo vivo en él, les daba un poco de tranquilidad. Era lo unico verde que habían visto desde que llegaron a Rocavarancolia.
Empezaron a rodear el torreón y tardaron un buen rato en encontrar la puerta, puesto que la hiedra la había tapado casi completamente. Cuando consiguieron apartar las ramas, aun tuvieron que conseguir abrir aquel portón de madera vieja. Estaba atascada por lo que obviamente pudieron deducir que llevaba mucho tiempo sin usarse.
Cuando entraron se encontraron con una imagen que, a los ojos de Thras, era desoladora. Se encontraron con un enorme salón con una mesa y varias sillas. También había una especie de cocina con trastos tirados por medio y todo lleno de una gruesa capa de polvo. Thras avanzó en silencio y dejó la cesta sobre aquella mesa. - Pero... ¿megaseguro que queréis así como dormir aquí? - preguntó. No le gustaba. Estaba muy sucio, olía a polvo y a cerrado, era feo y estaba oscuro. No tenía nada de diseño... no le gustaba nada... pero le gustaba mas que las mazmorras o que las calles... o que aquellas casas con lengua.
-Tendremos que superllamar al servicio de limpiecy's para que hiperadecenten esto. - Dijo pasando un dedo por la mesa, dejando tras el un caminito y después sacudiéndose el polvo del dedo. Vio unas escaleras que subían y otras que bajaban, pero decidió no aventurarse solo... aun tenia demasiado reciente el discurso que le habían dado y la visión de aquellas casas.
Me haré una cama con tus huesos, Invitado, Muajajaj!
Taceant Colloquia.
Effugiat risus.
Hic locus est ubi mors gaudet succurrere vitae.
Taceant Colloquia.
Effugiat risus.
Hic locus est ubi mors gaudet succurrere vitae.
¡Superpor la aceptación, la integración y los derechy'x Frivy's!
- Spoiler:
Click en la imagen para ver el esquema de relaciones entre los Cosechados del Rol
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
17/06/13, 01:59 pm
Yrio despertó sin sobresaltos, reconociendo donde se encontraba. Había vuelto a Letargo, pero no se encontraba tan bien como había esperado. El cuerpo le pesaba y tenía la cabeza embotada. Fuera aún llovía, y la habitación se había quedado vacía.
Se levantó con esfuerzo y envuelto en la manta salió del cuarto y se asomó a las escaleras. Estaban todos abajo, charlando tranquilamente y planeando algún tipo de salida. El no quería salir, no pensaba ir a ningún sitio y no tenía ningunas ganas de hablar con ninguno de sus compañeros, así que a pesar del hambre se volvió a la habitación, cerrando la puerta tras él. Aproximó una mesilla para sentarse bajo la ventana y mirar la lluvia, completamente cubierto por la manta. Tenía el cuerpo cortado, y a pesar de la ropa sentía frío. Permaneció un buen rato mirando por la ventana, sin pensar en nada. Creía que tenía que meditar lo que había hecho, las palabras de Seon o las de Alder pero no tenía ganas. Estaba muy cansado. Cansado de pretender ser bueno, cansado de pretender ser malo. No sabía lo que era ni lo que debería ser en aquella ciudad. Deseaba la Luna, quería un cambio que le diese la respuesta. ¿Por qué había sido elegido? ¿Qué tenía él de especial?
Finalmente dejó al ventana y volvió a la cama. Leyó por encima su pequeña libreta, las notas que se sabía practicamente de memoria, y al final volvió a quedarse dormido.
Se levantó con esfuerzo y envuelto en la manta salió del cuarto y se asomó a las escaleras. Estaban todos abajo, charlando tranquilamente y planeando algún tipo de salida. El no quería salir, no pensaba ir a ningún sitio y no tenía ningunas ganas de hablar con ninguno de sus compañeros, así que a pesar del hambre se volvió a la habitación, cerrando la puerta tras él. Aproximó una mesilla para sentarse bajo la ventana y mirar la lluvia, completamente cubierto por la manta. Tenía el cuerpo cortado, y a pesar de la ropa sentía frío. Permaneció un buen rato mirando por la ventana, sin pensar en nada. Creía que tenía que meditar lo que había hecho, las palabras de Seon o las de Alder pero no tenía ganas. Estaba muy cansado. Cansado de pretender ser bueno, cansado de pretender ser malo. No sabía lo que era ni lo que debería ser en aquella ciudad. Deseaba la Luna, quería un cambio que le diese la respuesta. ¿Por qué había sido elegido? ¿Qué tenía él de especial?
Finalmente dejó al ventana y volvió a la cama. Leyó por encima su pequeña libreta, las notas que se sabía practicamente de memoria, y al final volvió a quedarse dormido.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
18/06/13, 04:15 pm
Erin por su parte sugiere que vayamos a los "Jardines de la Memoria", y por el nombre parecería el mejor sitio para ir a plantar semillas sin correr peligro de que algo necrófago nos aparezca de pronto... Pero eso no es todo, sino que, al menos a mí, me sorprende con lo de sentir terremotos... <<¿Qué demonios? El suelo no tiembla...>> Seon, Alder y Stefan le responden y les miro pensativo mientras sonrío por la broma de la sinhadre.
-Eso que decís... Desde hace tiempo no puedo hacer guardia, en cuanto anochece me quedo dormido sin poderlo evitar... Y últimamente me da palo mojarme, como si fuera uno de nuestros gatos... Que no es malo parecerse a un gato, pero no puedo entrenar ni caminar bajo la lluvia, y bañarme mucho menos.-mascullo... aunque rápidamente añado.-Eh, no, ¡puedo bañarme! pero... ¿Habéis bañado alguna vez un gato? Pues eso.-termino riendo.-La cercanía de la Luna? Bah, podemos vivir con esto hasta que llegue la maldita luna.
<<Ahora bien, están los que quieren salir, está Pablo que no quiere y en su lugar me preguntó de entrenar arriba, y está la lluvia y yo... ¿Qué hago? Si salimos y vuelvo empapado... tanto el camino como la llegada estaré mosqueado... Pero los demás quieren salir -excepto Pablo-y... ¿Desde cuándo tengo que decidir yo, a todo esto?>>
-Otra cosa... Sobre la salida...-dejo de tallar y miro a los demás sin distracciones.-¿Por qué tengo que decidir yo? Yo no quiero salir, si salgo será por vosotros, pero el agua me mosquea y casi que prefiero quedarme a entrenar con Pablo. Es más, me niego a decidir el plan: si queréis salir, salgamos. Si no, nos quedamos.
Luego sigo tallando, mirándoles de vez en cuando, un tanto confuso pero en mis trece <<Yo no decidiré nada, diablos>> aunque llevemos meses aquí casi haciendo lo que yo diga, no quiero reconocerlo. <<Que no, que eso era o seguirme o dejar de lado el sentido común, no es ser líder de nada>>
-Eso que decís... Desde hace tiempo no puedo hacer guardia, en cuanto anochece me quedo dormido sin poderlo evitar... Y últimamente me da palo mojarme, como si fuera uno de nuestros gatos... Que no es malo parecerse a un gato, pero no puedo entrenar ni caminar bajo la lluvia, y bañarme mucho menos.-mascullo... aunque rápidamente añado.-Eh, no, ¡puedo bañarme! pero... ¿Habéis bañado alguna vez un gato? Pues eso.-termino riendo.-La cercanía de la Luna? Bah, podemos vivir con esto hasta que llegue la maldita luna.
<<Ahora bien, están los que quieren salir, está Pablo que no quiere y en su lugar me preguntó de entrenar arriba, y está la lluvia y yo... ¿Qué hago? Si salimos y vuelvo empapado... tanto el camino como la llegada estaré mosqueado... Pero los demás quieren salir -excepto Pablo-y... ¿Desde cuándo tengo que decidir yo, a todo esto?>>
-Otra cosa... Sobre la salida...-dejo de tallar y miro a los demás sin distracciones.-¿Por qué tengo que decidir yo? Yo no quiero salir, si salgo será por vosotros, pero el agua me mosquea y casi que prefiero quedarme a entrenar con Pablo. Es más, me niego a decidir el plan: si queréis salir, salgamos. Si no, nos quedamos.
Luego sigo tallando, mirándoles de vez en cuando, un tanto confuso pero en mis trece <<Yo no decidiré nada, diablos>> aunque llevemos meses aquí casi haciendo lo que yo diga, no quiero reconocerlo. <<Que no, que eso era o seguirme o dejar de lado el sentido común, no es ser líder de nada>>
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
18/06/13, 08:00 pm
-Bueno, en este caso y en vistas de que no parece hacerle mucha gracia a la gente aquí reunida no saldremos hoy, ya iremos de excursión un día que no llueva, de todas formas no creo que esta lluvia dure mucho tiempo, como mucho hasta dentro de un par de días.- digo encogiéndome de hombros.
<<Humm, así que Atol no quiere mojarse ¿eh?, esto podría ser divertido jajaja>>.
Cuando oigo lo que Pablo le dice a Atol de entrenar levanto la cabeza y pregunto:
-¿Puedo ir con vosotros?, no me apetece seguir sentado,- ambos respondieron afirmativamente,- id subiendo ya llevo yo las armas.
Baje al sótano y subí con mi escudo las cimitarras de madera de Atol y una espada para Pablo, asi como mi espada de madera. Ambos me esperaban en una sala del tercer piso, era bastante espaciosa y no tendríamos muchos problemas para movernos.
-Bueno, yo creo que lo mas justo es un Pablo y yo contra ti Atol, si te parece bien claro,- ante su respuesta afirmativa comenzó la pelea.
Tirar dado: 1-60 ganador Atol y de 61-100 vencedores Pablo y Stefan
<<Humm, así que Atol no quiere mojarse ¿eh?, esto podría ser divertido jajaja>>.
Cuando oigo lo que Pablo le dice a Atol de entrenar levanto la cabeza y pregunto:
-¿Puedo ir con vosotros?, no me apetece seguir sentado,- ambos respondieron afirmativamente,- id subiendo ya llevo yo las armas.
Baje al sótano y subí con mi escudo las cimitarras de madera de Atol y una espada para Pablo, asi como mi espada de madera. Ambos me esperaban en una sala del tercer piso, era bastante espaciosa y no tendríamos muchos problemas para movernos.
-Bueno, yo creo que lo mas justo es un Pablo y yo contra ti Atol, si te parece bien claro,- ante su respuesta afirmativa comenzó la pelea.
Tirar dado: 1-60 ganador Atol y de 61-100 vencedores Pablo y Stefan
- Rocavarancolia Rol
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
18/06/13, 08:00 pm
El miembro 'Aleazar' ha efectuado la acción siguiente: Número Aleatorio
'Dado de 100 caras' : 100
'Dado de 100 caras' : 100
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
19/06/13, 01:30 am
<<Al final decide Stefan... En fin, si nadie más se pronuncia... Aprovecho>>
Pero una vez subimos los tres, Stefan sugirió un combate de ellos contra mí y ¿cómo negarme?
-¿Qué mejor forma de demostrar lo que sabéis? Vuestro reto, mis condiciones: quien primero caiga al suelo queda fuera mientras el resto sigue.-les propuse.
Y luego empezó la lluvia de golpes de madera, salpicada de fintas, saltos hacia atrás, bloqueos, mandobles...
Aun con la cantidad de golpes recibidos, ambos seguían luchando como el primer segundo, aunque el cansancio empezaba a notarse, salpicados en sudor. En uno de los encontronazos salté hacia la izquierda para, por un lado, esquivar un golpe de Stefan, y por otro, sorprender la embestida de Pablo -quien se estaba recuperando del encontronazo anterior- y acto seguido lancé la empuñadura de madera hacia el humano, encontrando su estómago y derribándole. Rápidamente, aunque desprevenido, grité:
-¡Derribado! ¡Seguimos...!
Pero me corté al ver que Pablo no respondía, momento que Stefan aprovechó para placarme por mi derecha y acabé en el suelo tras liarme con mis piernas. Presto, me recompuse y señalé al otro con la espada -la otra estaba tirada en el suelo- y le dije:
-En la guerra todo vale.-cosa que era más para convencerme a mí mismo y tragarme mi orgullo.
Luego me levanté y le eché un vistazo a Pablo, quien estaba siendo atendido por el terrícola.
-Bah, los moratones deberían recordaros el sufrimiento y el sabor de la victoria.-mascullo al ver la magia.-Bien luchado. El próximo será a primera sangre, para que os haga falta la magia luego.-les amenazo, riendo, medio en serio medio en broma.
Ahora... tendré que ir a la maldita tarea de asearme y luego haré la comida...
Pero una vez subimos los tres, Stefan sugirió un combate de ellos contra mí y ¿cómo negarme?
-¿Qué mejor forma de demostrar lo que sabéis? Vuestro reto, mis condiciones: quien primero caiga al suelo queda fuera mientras el resto sigue.-les propuse.
Y luego empezó la lluvia de golpes de madera, salpicada de fintas, saltos hacia atrás, bloqueos, mandobles...
Aun con la cantidad de golpes recibidos, ambos seguían luchando como el primer segundo, aunque el cansancio empezaba a notarse, salpicados en sudor. En uno de los encontronazos salté hacia la izquierda para, por un lado, esquivar un golpe de Stefan, y por otro, sorprender la embestida de Pablo -quien se estaba recuperando del encontronazo anterior- y acto seguido lancé la empuñadura de madera hacia el humano, encontrando su estómago y derribándole. Rápidamente, aunque desprevenido, grité:
-¡Derribado! ¡Seguimos...!
Pero me corté al ver que Pablo no respondía, momento que Stefan aprovechó para placarme por mi derecha y acabé en el suelo tras liarme con mis piernas. Presto, me recompuse y señalé al otro con la espada -la otra estaba tirada en el suelo- y le dije:
-En la guerra todo vale.-cosa que era más para convencerme a mí mismo y tragarme mi orgullo.
Luego me levanté y le eché un vistazo a Pablo, quien estaba siendo atendido por el terrícola.
-Bah, los moratones deberían recordaros el sufrimiento y el sabor de la victoria.-mascullo al ver la magia.-Bien luchado. El próximo será a primera sangre, para que os haga falta la magia luego.-les amenazo, riendo, medio en serio medio en broma.
Ahora... tendré que ir a la maldita tarea de asearme y luego haré la comida...
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
19/06/13, 12:45 pm
El combate fue encarnizado, ninguno de nosotros quería ceder, pronto se vio que Pablo y yo trabajábamos bien juntos y que igualábamos a Atol, sin embargo el esfuerzo hizo mella en nosotros antes que en el libense, pronto Atol derribo a Pablo dejándolo en el suelo, momento que yo aproveche para empujar a Atol por el flanco y dejarlo en el suelo.
Rápidamente y antes de Atol se recuperase me moví hacia Pablo para darme cuenta de que estaba bastante atontado por el golpe, le busque el pulso y vi que estaba perfectamente, salvo que agotado, observe su cuerpo y vi una buena cantidad de golpes, los mas tremendos le dejarían unos buenos moratones y comencé a tratar esos golpes.
Las palabras de Atol me hincharon el orgullo, aunque las siguientes me preocuparon:
-¿A primera sangre?, supongo que entonces iremos mas suaves ¿no?, no vayamos a tener una desgracia- me reí con ganas,- nada, este esta bien, solo que esta agotado, con descanso se pondrá bien.
Me levante y mire a Atol arrugando la nariz.
-Atol, ¿cuanto hace que no te das un baño?, corre a darte uno, y no quiero excusas,- le sonreí para dejar claro que era una broma,- bueno, yo me ocupo de Pablo, le dejare en una cama.
Atol se fue y yo baje a Pablo, lo deposite sobre una cama para que descansase mejor y luego yo mismo me asee un poco, al menos para no oler mal y luego baje al salón para comer.
Rápidamente y antes de Atol se recuperase me moví hacia Pablo para darme cuenta de que estaba bastante atontado por el golpe, le busque el pulso y vi que estaba perfectamente, salvo que agotado, observe su cuerpo y vi una buena cantidad de golpes, los mas tremendos le dejarían unos buenos moratones y comencé a tratar esos golpes.
Las palabras de Atol me hincharon el orgullo, aunque las siguientes me preocuparon:
-¿A primera sangre?, supongo que entonces iremos mas suaves ¿no?, no vayamos a tener una desgracia- me reí con ganas,- nada, este esta bien, solo que esta agotado, con descanso se pondrá bien.
Me levante y mire a Atol arrugando la nariz.
-Atol, ¿cuanto hace que no te das un baño?, corre a darte uno, y no quiero excusas,- le sonreí para dejar claro que era una broma,- bueno, yo me ocupo de Pablo, le dejare en una cama.
Atol se fue y yo baje a Pablo, lo deposite sobre una cama para que descansase mejor y luego yo mismo me asee un poco, al menos para no oler mal y luego baje al salón para comer.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
19/06/13, 08:28 pm
Erin refunfuñó al oír a Stefan decir que no saldrían. <<Pues me voy sola, mira tú qué problema>>, pensó, para luego recordar que había prometido no salir sola. Soltó un bufido, se levantó y salió al patio, enfadada por tener que quedarse en Letargo. Se quedó allí de pie, mirando al cielo y mojándose hasta que el cuello empezó a dolerle y ya estaba empapada. Se había soltado el pelo otra vez y volvía atenerlo empapado, pero le gustaba demasiado la lluvia como para no mojarse entera.
Entró al torreón cuando sintió otro temblor en el suelo, escurriéndose el pelo antes de entrar. Estaba empapada y la ropa se le pegaba al cuerpo, pero no le dio importancia. Subió corriendo al último piso y se secó con una toalla hasta quedar completamente seca. Después, se vistió, poniéndose unos pantalones vaqueros oscuros, aunque más claros que los que llevaba anteriormente y la sudadera de Star Wars que llevaba cuando la cosecharon y que le seguía quedando grande.
Decidió quitarse las pulseras de cuero que llevaba en ambas muñecas, dejando solo un par de gomas de pelo negras y varias cicatrices que recorrió con las yemas de sus dedos despacio, con suavidad, recordando una parte de su pasado que creía haber olvidado al llegar a Rocavarancolia. Se tapó las muñecas con las mangas con una rapidez pasmosa, dejando que las mangas de su sudadera le cayesen tapándole también las manos. Se llevó una mano al colgante en forma de llave, mucho más oxidado ahora que cuando había llegado.
Bajó las escaleras y vio a Stefan en el salón, a quien se acercó rodeando la mesa y dándose un golpe con la pata de esta en el pie derecho. <<¡Me cago en la puta de oros! ¿Por qué coño me doy golpes solo cuando voy descalza?>> . Sonrió al chico y se sentó en el suelo a un lado de la mesa, con una piedrecita en la mano. - ¿Me echas un tres en raya? Es que me aburro –sonrió levemente, mientras se apartaba el pelo de la cara, que llevaba suelto porque aún estaba húmedo.
Ante el asentimiento del chico, Erin cogió más piedrecitas y se remangó. Unos segundos después, se volvió a tapar las muñecas, recordando que esta vez no había pulseras que ocultasen sus cicatrices. <<Ojalá Stefan no las haya visto>> , deseó, pero era algo improbable. Antes de que el chico dijese nada, colocó la primera piedrecita en el cuadrado central, esperando evitar cualquier conversación sobre su pasado. – Te toca –musitó, nerviosa.
Entró al torreón cuando sintió otro temblor en el suelo, escurriéndose el pelo antes de entrar. Estaba empapada y la ropa se le pegaba al cuerpo, pero no le dio importancia. Subió corriendo al último piso y se secó con una toalla hasta quedar completamente seca. Después, se vistió, poniéndose unos pantalones vaqueros oscuros, aunque más claros que los que llevaba anteriormente y la sudadera de Star Wars que llevaba cuando la cosecharon y que le seguía quedando grande.
Decidió quitarse las pulseras de cuero que llevaba en ambas muñecas, dejando solo un par de gomas de pelo negras y varias cicatrices que recorrió con las yemas de sus dedos despacio, con suavidad, recordando una parte de su pasado que creía haber olvidado al llegar a Rocavarancolia. Se tapó las muñecas con las mangas con una rapidez pasmosa, dejando que las mangas de su sudadera le cayesen tapándole también las manos. Se llevó una mano al colgante en forma de llave, mucho más oxidado ahora que cuando había llegado.
Bajó las escaleras y vio a Stefan en el salón, a quien se acercó rodeando la mesa y dándose un golpe con la pata de esta en el pie derecho. <<¡Me cago en la puta de oros! ¿Por qué coño me doy golpes solo cuando voy descalza?>> . Sonrió al chico y se sentó en el suelo a un lado de la mesa, con una piedrecita en la mano. - ¿Me echas un tres en raya? Es que me aburro –sonrió levemente, mientras se apartaba el pelo de la cara, que llevaba suelto porque aún estaba húmedo.
Ante el asentimiento del chico, Erin cogió más piedrecitas y se remangó. Unos segundos después, se volvió a tapar las muñecas, recordando que esta vez no había pulseras que ocultasen sus cicatrices. <<Ojalá Stefan no las haya visto>> , deseó, pero era algo improbable. Antes de que el chico dijese nada, colocó la primera piedrecita en el cuadrado central, esperando evitar cualquier conversación sobre su pasado. – Te toca –musitó, nerviosa.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
19/06/13, 10:13 pm
Llevaba apenas un par de minutos sentado en el sofá cuando Erin apareció y me pregunto sobre si podría jugar conmigo al tres en raya.
-Claro,- respondí alegremente,- no hay nada mejor que hacer hasta la hora de la comida.
Me dispuse a jugar cuando vi como Erin se arremangaba, al principio algo raro me llamo la atención, no fue hasta que me fije mejor que vi que era por no llevar sus pulseras, pero no solo vi eso, vi el por que las llevaba siempre. Vi su cicatriz y me envare automáticamente, aunque cuando vi que no me miraba a la cara y su voz temblorosa al pedir que moviese me hicieron decantarme, decidí no decirle nada.
<<¿Que le habrá pasado en la vida para que decidiese dar el paso que yo no me atreví a dar?>>.
Yo mismo había estado a punto del suicidio, y había investigado los métodos, rápidamente Erin se cubrió con las mangas, me asegure de que nadie estaba mirando y me quite poco a poco las vendas para dejárselas al lado, aunque Erin no hizo indicio alguno de tocarlas. Seguimos jugando hasta que Atol nos llamo a comer, y en ningún momento hice mención a sus cicatrices.
<<Si quiere decirme algo puede hacerlo ella misma, no voy a forzarla a abrirse, ella sabe que yo lo se, pero no voy a mencionarlo. Cuando este preparada lo dirá>>.
-Claro,- respondí alegremente,- no hay nada mejor que hacer hasta la hora de la comida.
Me dispuse a jugar cuando vi como Erin se arremangaba, al principio algo raro me llamo la atención, no fue hasta que me fije mejor que vi que era por no llevar sus pulseras, pero no solo vi eso, vi el por que las llevaba siempre. Vi su cicatriz y me envare automáticamente, aunque cuando vi que no me miraba a la cara y su voz temblorosa al pedir que moviese me hicieron decantarme, decidí no decirle nada.
<<¿Que le habrá pasado en la vida para que decidiese dar el paso que yo no me atreví a dar?>>.
Yo mismo había estado a punto del suicidio, y había investigado los métodos, rápidamente Erin se cubrió con las mangas, me asegure de que nadie estaba mirando y me quite poco a poco las vendas para dejárselas al lado, aunque Erin no hizo indicio alguno de tocarlas. Seguimos jugando hasta que Atol nos llamo a comer, y en ningún momento hice mención a sus cicatrices.
<<Si quiere decirme algo puede hacerlo ella misma, no voy a forzarla a abrirse, ella sabe que yo lo se, pero no voy a mencionarlo. Cuando este preparada lo dirá>>.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
20/06/13, 12:29 pm
Erin se odiaba a sí misma cada vez que quería disimular su nerviosismo, porque lo único que conseguía era ponerse aún más nerviosa y que se notase más. Le temblaba la voz, tamborileaba con los dedos sobre la mesa unos segundos o se ponía a jugar con su colgante, además de mirar constantemente al tablero rayado en la mesa. La reacción de Stefan la sorprendió, pero no dio muestras de ello, y siguió jugando, intentando no pensar en lo más obvio sin mucho éxito. <<Lo sabe>> , se repetía una y otra vez. – Más te vale no decir nada, Stefan –murmuró, en el tono más serio que fue capaz de poner.
Apenas prestó atención al juego, pues su mente estaba en otra parte, pero la mayoría de las partidas acabaron en empate. Atol llamó enseguida para comer y Erin comió bastante comparado con otras veces, intentando evitar a toda costa hablar con el pretexto de tener la boca llena y buenos modales. Apenas acabó de comer se sentó en un sofá con un libro y se perdió entre sus páginas hasta que se dio cuenta de algo. <<Vaya, ha dejado de llover>> . Habría salido a entrenar en ese momento si no fuese porque el suelo estaba mojado y sus botas seguirían empapadas. Y salir descalza al patio no le hacía gracia.
Se hizo de noche y Erin se odió por no haber hecho nada productivo en todo el día. Ni había estudiado magia ni había entrenado. Pero lo peor de todo fue que Stefan sabía lo de sus cicatrices por un estúpido fallo. Se quedó tumbada en un sofá mirando al techo, sin poder dormir. No tardó mucho en bajar a la armería y coger de esta una daga bastante austera que pesaba poco. Había conseguido aprenderse el conjuro de levitación de memoria y quería probarlo con un arma, a ver si funcionaba bien.
Además, se entretuvo largo rato mirando las hachas, queriendo usar una además de usar el arco, pero la mayoría pesaban demasiado para ella. Sin embargo, había una que podía levantar y que podía llegar a manejar de forma relativamente decente, aun siendo el arma de una mano y teniendo ella que usar las dos. <<Tiembla, Letargo, mañana tendrás a una Jack Torrance armada y más loca que el original>> , pensó, antes de volver a subir al salón y comenzar a practicar el hechizo de levitación hasta que pudo levantar la daga del suelo.
Apenas prestó atención al juego, pues su mente estaba en otra parte, pero la mayoría de las partidas acabaron en empate. Atol llamó enseguida para comer y Erin comió bastante comparado con otras veces, intentando evitar a toda costa hablar con el pretexto de tener la boca llena y buenos modales. Apenas acabó de comer se sentó en un sofá con un libro y se perdió entre sus páginas hasta que se dio cuenta de algo. <<Vaya, ha dejado de llover>> . Habría salido a entrenar en ese momento si no fuese porque el suelo estaba mojado y sus botas seguirían empapadas. Y salir descalza al patio no le hacía gracia.
Se hizo de noche y Erin se odió por no haber hecho nada productivo en todo el día. Ni había estudiado magia ni había entrenado. Pero lo peor de todo fue que Stefan sabía lo de sus cicatrices por un estúpido fallo. Se quedó tumbada en un sofá mirando al techo, sin poder dormir. No tardó mucho en bajar a la armería y coger de esta una daga bastante austera que pesaba poco. Había conseguido aprenderse el conjuro de levitación de memoria y quería probarlo con un arma, a ver si funcionaba bien.
Además, se entretuvo largo rato mirando las hachas, queriendo usar una además de usar el arco, pero la mayoría pesaban demasiado para ella. Sin embargo, había una que podía levantar y que podía llegar a manejar de forma relativamente decente, aun siendo el arma de una mano y teniendo ella que usar las dos. <<Tiembla, Letargo, mañana tendrás a una Jack Torrance armada y más loca que el original>> , pensó, antes de volver a subir al salón y comenzar a practicar el hechizo de levitación hasta que pudo levantar la daga del suelo.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
20/06/13, 01:41 pm
La comida estaba buena como siempre, y en ningún momento le quite el ojo de encima a la canadiense, pues aun se la veía algo nerviosa y yo no quería que cometiese un desliz, pero pese a lo nerviosa que estaba sabia cubrirse perfectamente, con lo cual a la mitad de la comida la deje a su aire.
Durante la tarde me concentre en leer algunas historias de las que aparecían en mi libro, muchas eran interesantes, aunque casi todas acababan con la brutal muerte de su protagonista. Una me llamo la atención, la de un tal Sedalar, un mago que había muerto tratando de devolverle la vida a su esposa.
Me había acostumbrado tanto al repiquetear de la lluvia que cuando paro levante la cabeza sintiendo que faltaba algo, cuando localice la anormalidad y me di cuenta que había parado de llover, cerré el libro y salí al patio, ya no llovía y en el cielo se estaban despejando las nubes, y estaba anocheciendo. Entre las nubes distinguí un resplandor, espere para ver que era y cuando las nubes se retiraron pude ver una estrella que brillaba como un lucero, mire por el cielo y vi mas estrellas, diseminadas por el cielo, y ninguna de ellas brillaba tanto como la otra.
Volví a entrar y cuando la cena estuvo lista comí algo ligero, y seguí leyendo mi libro, antes de darme cuenta los únicos que estábamos en el salón eramos Erin y yo, ella trataba de levantar una daga con magia. Me dedique a mirarla mientras se esforzaba hasta que lo consiguió y la daga se elevo hasta sus ojos, le dirigí una sonrisa alentadora y en ese momento dije:
-Erin ven afuera, quiero enseñarte algo bonito.- dije y salí al patio, cuando la niña estuvo fuera le señale al cielo, ahora se veían mejor las estrellas,- ¿No te parece algo precioso?,- y mirando su camiseta,- ¿Te imaginas que anden por el universo las fuerzas imperiales?.
Y cambiando de tema le dije:
-No voy a decir nada, pero si quieres hablar con alguien de algo aquí tienes un amigo,- le dije con una mirada sincera.
Durante la tarde me concentre en leer algunas historias de las que aparecían en mi libro, muchas eran interesantes, aunque casi todas acababan con la brutal muerte de su protagonista. Una me llamo la atención, la de un tal Sedalar, un mago que había muerto tratando de devolverle la vida a su esposa.
Me había acostumbrado tanto al repiquetear de la lluvia que cuando paro levante la cabeza sintiendo que faltaba algo, cuando localice la anormalidad y me di cuenta que había parado de llover, cerré el libro y salí al patio, ya no llovía y en el cielo se estaban despejando las nubes, y estaba anocheciendo. Entre las nubes distinguí un resplandor, espere para ver que era y cuando las nubes se retiraron pude ver una estrella que brillaba como un lucero, mire por el cielo y vi mas estrellas, diseminadas por el cielo, y ninguna de ellas brillaba tanto como la otra.
Volví a entrar y cuando la cena estuvo lista comí algo ligero, y seguí leyendo mi libro, antes de darme cuenta los únicos que estábamos en el salón eramos Erin y yo, ella trataba de levantar una daga con magia. Me dedique a mirarla mientras se esforzaba hasta que lo consiguió y la daga se elevo hasta sus ojos, le dirigí una sonrisa alentadora y en ese momento dije:
-Erin ven afuera, quiero enseñarte algo bonito.- dije y salí al patio, cuando la niña estuvo fuera le señale al cielo, ahora se veían mejor las estrellas,- ¿No te parece algo precioso?,- y mirando su camiseta,- ¿Te imaginas que anden por el universo las fuerzas imperiales?.
Y cambiando de tema le dije:
-No voy a decir nada, pero si quieres hablar con alguien de algo aquí tienes un amigo,- le dije con una mirada sincera.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
20/06/13, 07:16 pm
La cara de Erin al conseguir hacer levitar la daga fue una de pura felicidad. Hacía tiempo que intentaba aprenderse el hechizo y por fin lo había conseguido. No tardó mucho en parar la levitación y agarró la daga con fuerza, como si Stefan se la fuese a quitar. – Vale, voy - susurró más para ella que para él mientras salí al patio, aun descalza. Lo primero que sintió fue frío. No estaba acostumbrada a ir descalza y no le gustaba, pero el espectáculo de estrellas era demasiado impresionante como para pensar en el frío, cosa que echaba de menos. Echaba de menos el frío de su tierra, la nieve y las estrellas. Y esa noche tenía una en el cielo.
- Es bonito - dijo, sin demasiada emoción, aunque interiormente estaba encantada. La referencia a Star Wars le hizo sonreír, aunque su sonrisa no duró mucho. Con el cambio de tema, Erin se sorprendió tanto que la daga se le cayó al suelo. <<No eres mi amigo. Nadie lo es. Sólo aliados en una arena en la que debemos sobrevivir todos. Ya está. Nada más me une a vosotros, nada>> , pensó, aunque se arrepintió al instante. La imagen de Charlotte suicidándose le hizo recordar que había algo que le ataba a sus compañeros, aunque solo fuese el haber vivido muertes juntos.
Suspiró levemente. – No tendrías que saberlo, Stefan –habló en voz muy baja, con miedo a que alguien más les oyese- . Pero ya que lo sabes, podría decirte los motivos que tuve - <<Sí, cuando los hobbits usen la fuerza y Sauron tenga espada láser>> . Entró al salón y se practicó un hechizo térmico sobre los pies aún fríos y algo húmedos, que no tardaron en entrar en calor. Esa noche tardaría en dormirse, si es que llegaba a hacerlo. Se veía comiéndose la cabeza durante horas por culpa de que alguien sabía que había intentado suicidarse.
- Es bonito - dijo, sin demasiada emoción, aunque interiormente estaba encantada. La referencia a Star Wars le hizo sonreír, aunque su sonrisa no duró mucho. Con el cambio de tema, Erin se sorprendió tanto que la daga se le cayó al suelo. <<No eres mi amigo. Nadie lo es. Sólo aliados en una arena en la que debemos sobrevivir todos. Ya está. Nada más me une a vosotros, nada>> , pensó, aunque se arrepintió al instante. La imagen de Charlotte suicidándose le hizo recordar que había algo que le ataba a sus compañeros, aunque solo fuese el haber vivido muertes juntos.
Suspiró levemente. – No tendrías que saberlo, Stefan –habló en voz muy baja, con miedo a que alguien más les oyese- . Pero ya que lo sabes, podría decirte los motivos que tuve - <<Sí, cuando los hobbits usen la fuerza y Sauron tenga espada láser>> . Entró al salón y se practicó un hechizo térmico sobre los pies aún fríos y algo húmedos, que no tardaron en entrar en calor. Esa noche tardaría en dormirse, si es que llegaba a hacerlo. Se veía comiéndose la cabeza durante horas por culpa de que alguien sabía que había intentado suicidarse.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
20/06/13, 07:35 pm
El repiqueteo contra el suelo de la daga me sobresalta, y me giro hacia Erin para ver que había pasado, tan solo era que parecía asustada y la daga se le había escurrido de las manos.
Use el mismo hechizo que había usado ella para hacer levitar el cuchillo y lo cogí, ella se dio la vuelta y entro en el torreón, comprendía que estuviese algo molesta, aun así la seguí.
Al entrar la vi haciendo un hechizo térmico sobre sus pies, estaba descalza.
-No deberías andar descalza, acabaran poniéndote mala, y no creo que por aquí haya nada contra los resfriados,- le dije como broma.
Le devolví la daga con un florido movimiento a imitación de lo que se hacia en las cortes de la antigüedad, y me entretuve pensando en como decir lo que quería decir.
-Mira Erin, no quiero presionarte, yo también tuve una mala vida, incluso llegue a planteármelo,- dije en voz baja,- de modo que sé lo que es, y si quieres contármelo adelante, juro sobre mi honor y te doy mi palabra de que nunca revelare nada, lo juro sobre los dioses antiguos y los nuevos, si me lo quieres decir soy todo oídos.
Y me prepare para oír su respuesta.
Use el mismo hechizo que había usado ella para hacer levitar el cuchillo y lo cogí, ella se dio la vuelta y entro en el torreón, comprendía que estuviese algo molesta, aun así la seguí.
Al entrar la vi haciendo un hechizo térmico sobre sus pies, estaba descalza.
-No deberías andar descalza, acabaran poniéndote mala, y no creo que por aquí haya nada contra los resfriados,- le dije como broma.
Le devolví la daga con un florido movimiento a imitación de lo que se hacia en las cortes de la antigüedad, y me entretuve pensando en como decir lo que quería decir.
-Mira Erin, no quiero presionarte, yo también tuve una mala vida, incluso llegue a planteármelo,- dije en voz baja,- de modo que sé lo que es, y si quieres contármelo adelante, juro sobre mi honor y te doy mi palabra de que nunca revelare nada, lo juro sobre los dioses antiguos y los nuevos, si me lo quieres decir soy todo oídos.
Y me prepare para oír su respuesta.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
20/06/13, 08:59 pm
La broma de Stefan le hizo reír, pero fue una risa amarga y desganada, como si se estuviese riendo por obligación. –Es que tengo las botas empapadas –se encogió de hombros y cogió la daga con una leve inclinación de cabeza, más por educación que por otra cosa. Las palabras de Stefan le recordaron a su madre, que le había prometido no contarle a nadie los motivos que había tenido. De hecho, la escena era bastante parecida. Erin sentada en un sofá, descalza, arremangada y mirándose las cicatrices antes de que su madre le ofreciese una taza de chocolate caliente. Sólo que esta vez no había chocolate caliente y no era su madre la que estaba preocupada.
Clavó la mirada en sus muñecas, buscando la forma de evadir la pregunta. No tenía ganas de hablar y mucho menos de ese tema, porque sabía que acabaría llorando si volvía a contarle a alguien los motivos que había tenido. –Cuando salga la Luna. Cuando deje de ser Erin, la canadiense loca, para pasar a ser alguna criatura portentosa. Entonces te diré por qué intenté suicidarme –dijo, pensativa. Tras un largo silencio incómodo, Erin miró a Stefan y adoptó el papel de su madre de nuevo. –Muy bien, y ahora a la cama. ¡Que estas no son horas de estar despierto! –le regañó en plan broma para animarle, aunque era ella quien quería estar animada.
Cuando se quedó sola, siguió practicando magia y siendo interrumpida por los temblores del suelo que eran producto de su mente. O de la cercanía de la Luna. O de lo que fuese, porque aunque desconocía la causa sabía que le ponían excesivamente nerviosa. Y cuando se ponía nerviosa tamborileaba con los dedos por una manía adquirida en la ciudad que le ayudaba a concentrarse. <<Nada tiene sentido en esta vida…>>, pensó.
Clavó la mirada en sus muñecas, buscando la forma de evadir la pregunta. No tenía ganas de hablar y mucho menos de ese tema, porque sabía que acabaría llorando si volvía a contarle a alguien los motivos que había tenido. –Cuando salga la Luna. Cuando deje de ser Erin, la canadiense loca, para pasar a ser alguna criatura portentosa. Entonces te diré por qué intenté suicidarme –dijo, pensativa. Tras un largo silencio incómodo, Erin miró a Stefan y adoptó el papel de su madre de nuevo. –Muy bien, y ahora a la cama. ¡Que estas no son horas de estar despierto! –le regañó en plan broma para animarle, aunque era ella quien quería estar animada.
Cuando se quedó sola, siguió practicando magia y siendo interrumpida por los temblores del suelo que eran producto de su mente. O de la cercanía de la Luna. O de lo que fuese, porque aunque desconocía la causa sabía que le ponían excesivamente nerviosa. Y cuando se ponía nerviosa tamborileaba con los dedos por una manía adquirida en la ciudad que le ayudaba a concentrarse. <<Nada tiene sentido en esta vida…>>, pensó.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
20/06/13, 09:23 pm
En cuanto la canadiense dijo que no tenia botas que estaban mojadas me quite las mías y se las di para que se las pusiera.
-Yo no siento tanto frío como antes, me he acostumbrado demasiado a este sitio.
Erin promete contármelo todo después de la luna.
-Te tomo la palabra,- le digo serio,- y no estas loca,-le pongo una mano en el pelo y se lo revuelvo un poco,- no vuelvas a decir eso, no estas loca, y quien te lo diga miente.
-Oh, ¿ya me mandas a la cama señorita?, de acuerdo, accedo a tu petición pero antes....,- le cogí la mano y la apreté entre las mías pasándole energía, tanta como me fuera posible.- Para que practiques cuanto puedas,-le sonreí.
Acto seguido subí escaleras arriba y volví a bajar con una manta para dársela.
-Si sientes frío arrópate un poco y ahora que duermas bien hija del norte.
Subí al dormitorio donde todo el mundo estaba durmiendo, me desvestí y me metí en la cama deseando que aquella chiquilla estuviese siempre a salvo y que yo pudiese protegerla.
-Yo no siento tanto frío como antes, me he acostumbrado demasiado a este sitio.
Erin promete contármelo todo después de la luna.
-Te tomo la palabra,- le digo serio,- y no estas loca,-le pongo una mano en el pelo y se lo revuelvo un poco,- no vuelvas a decir eso, no estas loca, y quien te lo diga miente.
-Oh, ¿ya me mandas a la cama señorita?, de acuerdo, accedo a tu petición pero antes....,- le cogí la mano y la apreté entre las mías pasándole energía, tanta como me fuera posible.- Para que practiques cuanto puedas,-le sonreí.
Acto seguido subí escaleras arriba y volví a bajar con una manta para dársela.
-Si sientes frío arrópate un poco y ahora que duermas bien hija del norte.
Subí al dormitorio donde todo el mundo estaba durmiendo, me desvestí y me metí en la cama deseando que aquella chiquilla estuviese siempre a salvo y que yo pudiese protegerla.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
21/06/13, 01:59 am
Con un poco de tiempo y una paciencia complicada de mantener, Tap consiguió comportarse relativamente bien. Al principio, ahogaba los gritos (los pagaba con las plantas) y evitaba emitir sonidos desagradables cuando los gigantes lo frustraban, que solía ser bastante a menudo. Se calló muchos insultos, pero otros tantos empezó a utilizarlos de broma. Si bien todavía le costaba considerar a esos mastodontes como algo parecido a amigos, los roces se habían suavizado un poco y el repoblador ya no los consideraba inútiles. No tanto.
Una de las cosas que más les agradeció fue la visita al jardín de la memoria. Un lugar fascinante, lleno de lo que Tap llamó enseguida "Verde útil", que estaba poblado de algunas estatuas tan enormes que hasta los gigantes parecían repobladores a su lado. Allí pudo abastecerse en condiciones a a varios niveles.
Reservó un par de semillas de unos árboles totalmente inofensivos, según su libro, y las plantó en el patio de letargo, cerca de las tumbas, siguiendo la tradición funeraria de Macak. Los brotes de ambas semillas se convirtieron enseguida en los más privilegiados de Letargo y Tap ponía más esmero en cuidar que crecieran que con el resto de plantas. Sin embargo, no abandonó en absoluto al resto, sino que además plantó nuevas especies. Estaba claro que al huerto todavía le quedaba un buen trago para estar perfecto, pero Tap había conseguido que se notara su intervención en él y, no solo eso, se sentía bastante orgulloso de haberlo hecho por convicción propia, aparcando un poco a un lado a la Flora. Si bien podía ser sagrada en su bosque, aquí su intervención divina era escasa y decadente.
Sin embargo, lo que sí que le agradeció fueron las plantas venenosas que puso a su alcance en los jardines. Gracias a ellas y cierta constancia, Tap pudo fabricarse venenos paralizadores, además de uno que producía fuertes vomiteras y otro que impedía que la sangre coagulara bien. Apenas tuvo ocasiones para usarlos, pero tenerlos a mano le otorgaba cierta seguridad en las salidas.
Hablando de las salidas, Tap procuró mantenerse al margen de buena parte de ellas. Solo acompañaba a los gigantes a veces cuando iban a por comida, sin mucho espíritu aventurero, y apoyándose en el hombro de algún mago, para que sus reservas mágicas fueran de utilidad. Era una de las pocas cosas que había aprendido tras el incidente de Sendar y, después de disculparse con Seon por lo que la había llamado tras lo de la bomba, se acopló siempre que pudo sobre su hombro.
De puertas para adentro tampoco fue mucho más divertido, Tap puso todo su empeño en la fabricación de venenos y el cuidado de las plantas del patio. Su tiempo libre lo malgastaba leyendo los libros de sus compañeros e incluso había probado a realizar alguno de los dones aflorales, sin éxito alguno. Sin embargo, lo que más le preocupaba era lo que aparecía en el libro del Moscardón. Por descontado, el repoblador no entendía ni cardos de lo que había escrito, pero había escuchado las teorías de los gigantes y la idea de convertirse en un monstruo le aterraba. Ya había conocido en la avenida a uno de los que aparecían en el libro, la chica negra con brillantes, y eso solo lo asustaba más; hasta el punto de que Tap no estaba seguro de si quería que la dichosa luna roja llegara.
También disfrutó de sus charlas con Saren, la Tuerta y otros macieleros en alguna que otra visita.
------------------
El número en aumento de estrellas había tenido a Tap en vilo desde hace unos días, pues el repoblador acabó entendiéndolo como una forma de advertirles de que ya quedaba menos para que el astro apareciera en el cielo. Desde entonces, todas las noches trepaba la estatua y miraba hacia arriba con cierta paranoia.
Sin embargo, Tap no necesitó subir esta vez para ver la luna asomando en el cielo. Un escalofrío le recorrió la espina dorsal y la sensación de tener todos sus tallos de punta se volvió constante durante varios minutos. Por el rabillo del ojo pudo ver como los capullos de las enredaderas se abrían, mostrando unas flores como no había visto nunca, aunque no supiera distinguir si era por las propias flores o por el ambiente tétrico que creaba el rojo que desteñía de la luna.
Cuando perdió la vista del astro, las teorías de los gigantes golpearon su recuerdos con brusquedad. El repoblador se palpó el cuerpo y se permitió el gusto de respirar aliviado. <<No me pasa nada>>. El alivio le duró pocos segundos, los mismos que tardó en alzar las manos frente a su cara. Al principio no fue consciente de qué era lo que fallaba, hasta que se dio cuenta de que a través de sus manos se entreveía lo que había detrás.
-No. No. No. No....-empezó a hiperventilar. Volvió a mirar la base de la estatua a través de sus manos-. Esto no está bien...-su tono de voz fue pasando de asustado a histérico, agudizándose. Se acordó de los flotantes y enseguida echó a correr.
Entró en el panal como una exhalación y subió las escaleras con prisa. A pesar de que el contacto físico con los escalones le recordaba que seguía presente, no podía evitar el ataque de pánico que calzaba.
Entró en la habitación grupal gritando, incapaz de dejar de mirarse los brazos.
-¡Estoy desapareciendo!-lloriqueó varias veces-. No quiero desvanecerme. No quiero. No quiero. No quiero...-no se dio cuenta de que no era el único con problemas en Letargo. Estaba demasiado ocupado aterrándose ante la idea de morir de una manera tan triste y la imposibilidad de impedirlo.
Una de las cosas que más les agradeció fue la visita al jardín de la memoria. Un lugar fascinante, lleno de lo que Tap llamó enseguida "Verde útil", que estaba poblado de algunas estatuas tan enormes que hasta los gigantes parecían repobladores a su lado. Allí pudo abastecerse en condiciones a a varios niveles.
Reservó un par de semillas de unos árboles totalmente inofensivos, según su libro, y las plantó en el patio de letargo, cerca de las tumbas, siguiendo la tradición funeraria de Macak. Los brotes de ambas semillas se convirtieron enseguida en los más privilegiados de Letargo y Tap ponía más esmero en cuidar que crecieran que con el resto de plantas. Sin embargo, no abandonó en absoluto al resto, sino que además plantó nuevas especies. Estaba claro que al huerto todavía le quedaba un buen trago para estar perfecto, pero Tap había conseguido que se notara su intervención en él y, no solo eso, se sentía bastante orgulloso de haberlo hecho por convicción propia, aparcando un poco a un lado a la Flora. Si bien podía ser sagrada en su bosque, aquí su intervención divina era escasa y decadente.
Sin embargo, lo que sí que le agradeció fueron las plantas venenosas que puso a su alcance en los jardines. Gracias a ellas y cierta constancia, Tap pudo fabricarse venenos paralizadores, además de uno que producía fuertes vomiteras y otro que impedía que la sangre coagulara bien. Apenas tuvo ocasiones para usarlos, pero tenerlos a mano le otorgaba cierta seguridad en las salidas.
Hablando de las salidas, Tap procuró mantenerse al margen de buena parte de ellas. Solo acompañaba a los gigantes a veces cuando iban a por comida, sin mucho espíritu aventurero, y apoyándose en el hombro de algún mago, para que sus reservas mágicas fueran de utilidad. Era una de las pocas cosas que había aprendido tras el incidente de Sendar y, después de disculparse con Seon por lo que la había llamado tras lo de la bomba, se acopló siempre que pudo sobre su hombro.
De puertas para adentro tampoco fue mucho más divertido, Tap puso todo su empeño en la fabricación de venenos y el cuidado de las plantas del patio. Su tiempo libre lo malgastaba leyendo los libros de sus compañeros e incluso había probado a realizar alguno de los dones aflorales, sin éxito alguno. Sin embargo, lo que más le preocupaba era lo que aparecía en el libro del Moscardón. Por descontado, el repoblador no entendía ni cardos de lo que había escrito, pero había escuchado las teorías de los gigantes y la idea de convertirse en un monstruo le aterraba. Ya había conocido en la avenida a uno de los que aparecían en el libro, la chica negra con brillantes, y eso solo lo asustaba más; hasta el punto de que Tap no estaba seguro de si quería que la dichosa luna roja llegara.
También disfrutó de sus charlas con Saren, la Tuerta y otros macieleros en alguna que otra visita.
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El número en aumento de estrellas había tenido a Tap en vilo desde hace unos días, pues el repoblador acabó entendiéndolo como una forma de advertirles de que ya quedaba menos para que el astro apareciera en el cielo. Desde entonces, todas las noches trepaba la estatua y miraba hacia arriba con cierta paranoia.
Sin embargo, Tap no necesitó subir esta vez para ver la luna asomando en el cielo. Un escalofrío le recorrió la espina dorsal y la sensación de tener todos sus tallos de punta se volvió constante durante varios minutos. Por el rabillo del ojo pudo ver como los capullos de las enredaderas se abrían, mostrando unas flores como no había visto nunca, aunque no supiera distinguir si era por las propias flores o por el ambiente tétrico que creaba el rojo que desteñía de la luna.
Cuando perdió la vista del astro, las teorías de los gigantes golpearon su recuerdos con brusquedad. El repoblador se palpó el cuerpo y se permitió el gusto de respirar aliviado. <<No me pasa nada>>. El alivio le duró pocos segundos, los mismos que tardó en alzar las manos frente a su cara. Al principio no fue consciente de qué era lo que fallaba, hasta que se dio cuenta de que a través de sus manos se entreveía lo que había detrás.
-No. No. No. No....-empezó a hiperventilar. Volvió a mirar la base de la estatua a través de sus manos-. Esto no está bien...-su tono de voz fue pasando de asustado a histérico, agudizándose. Se acordó de los flotantes y enseguida echó a correr.
Entró en el panal como una exhalación y subió las escaleras con prisa. A pesar de que el contacto físico con los escalones le recordaba que seguía presente, no podía evitar el ataque de pánico que calzaba.
Entró en la habitación grupal gritando, incapaz de dejar de mirarse los brazos.
-¡Estoy desapareciendo!-lloriqueó varias veces-. No quiero desvanecerme. No quiero. No quiero. No quiero...-no se dio cuenta de que no era el único con problemas en Letargo. Estaba demasiado ocupado aterrándose ante la idea de morir de una manera tan triste y la imposibilidad de impedirlo.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
21/06/13, 02:33 am
De alguna forma, Yrio recuperó su ritmo de sueño normal. Pasaba la mayor parte del día durmiendo si podía, o sentado al sol leyendo, mirando al infinito por la ventana, y luego toda la noche entrenando, cuando sus compañeros se iban a dormir. Por esa razón, fue el que estuvo más al tanto del aumento de estrellas en el cielo. Le gustaba subirse a la azotea y observarlas largo rato, atento a las que aparecían nuevas, contando las que ya conocía bien. La brisa nocturna era agradable y le refrescaba las ideas, y era el unico momento del día en el que no se sentía como una mierda.
Sus entrenamientos eran duros. Muy duros. El darse cuenta de que ya no era un niño canijo y de aspecto debil le había animado a seguir con el entrenamiento físico, y muchas veces llegaba al extremo de casi desmayarse pues su pulso se aceleraba sin razón o le daban mareos que le volvían la cabeza pesada. Aun con eso, había mejorado notablemente en el manejo de las armas, acabó pillándole el truco a sus cuchillas mágicas, sus picaduras de serpiente, sin más percances que un nuevo tajo en la mejilla y un bonito corte de pelo. Logró aprenderse al fin todos los hechizos que era capaz de conjurar, y algunos de los que no le salían por si la práctica constante hacía que milagrosamente pudiera hacerlos algún día.
Se había torturado mentalmente por ello, por entrenar unas habilidades que solo servían para hacer daño, pues evitaba tanto a sus compañeros que claramente no practicaba con la intención de ayudar en las salidas y protegerlos. De hecho, salía muy poco, lo justo para no parecer un gorrón. Ayudaba cuando se lo pedían, aunque a veces se hacía el dormido para escaquearse, y luego se sentía culpable y se ponía a lavar platos o grabar runas en mitad de la noche como compensación.
Yrio no pensaba, solo entrenaba, comía, escribía, estudiaba, dormía. Hablaba lo justo y pensaba lo mínimo. Si podía no pensar, aun mejor. En eso se había convertido su rutina, pues sabía que si se paraba a pensar demasiadas dudas le asaltarían. Preguntas como ''¿ Qué le habrá pasado a RR? ¿Habré matado a algún sendario sin saberlo? ¿Si hubiese escapado del foner cuando tuve ocasión habría podido evitar alguna muerte? ¿Soy una buena o una mala persona?''
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Aquella Yrio había decidido cenar con sus compañeros, incluso salió por la tarde a por las cestas. Pero a mitad de la comida le empezaron las nauseas. Era incapaz de fijar la vista y estaba sudando. Sus compañeros le habían dicho que tenía la cara muy roja y para cuando Tap empezó a gritar por el torreón, Yrio ya llevaba un buen rato metido en una bañera de agua muy fría, con la ropa puesta y creyendo que la voz del repoblador era una alucinación producida por la fiebre. De hecho una gran cajonera de madera que alguien había colocado sobre él le impedía salir de la bañera.
Sus entrenamientos eran duros. Muy duros. El darse cuenta de que ya no era un niño canijo y de aspecto debil le había animado a seguir con el entrenamiento físico, y muchas veces llegaba al extremo de casi desmayarse pues su pulso se aceleraba sin razón o le daban mareos que le volvían la cabeza pesada. Aun con eso, había mejorado notablemente en el manejo de las armas, acabó pillándole el truco a sus cuchillas mágicas, sus picaduras de serpiente, sin más percances que un nuevo tajo en la mejilla y un bonito corte de pelo. Logró aprenderse al fin todos los hechizos que era capaz de conjurar, y algunos de los que no le salían por si la práctica constante hacía que milagrosamente pudiera hacerlos algún día.
Se había torturado mentalmente por ello, por entrenar unas habilidades que solo servían para hacer daño, pues evitaba tanto a sus compañeros que claramente no practicaba con la intención de ayudar en las salidas y protegerlos. De hecho, salía muy poco, lo justo para no parecer un gorrón. Ayudaba cuando se lo pedían, aunque a veces se hacía el dormido para escaquearse, y luego se sentía culpable y se ponía a lavar platos o grabar runas en mitad de la noche como compensación.
Yrio no pensaba, solo entrenaba, comía, escribía, estudiaba, dormía. Hablaba lo justo y pensaba lo mínimo. Si podía no pensar, aun mejor. En eso se había convertido su rutina, pues sabía que si se paraba a pensar demasiadas dudas le asaltarían. Preguntas como ''¿ Qué le habrá pasado a RR? ¿Habré matado a algún sendario sin saberlo? ¿Si hubiese escapado del foner cuando tuve ocasión habría podido evitar alguna muerte? ¿Soy una buena o una mala persona?''
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Aquella Yrio había decidido cenar con sus compañeros, incluso salió por la tarde a por las cestas. Pero a mitad de la comida le empezaron las nauseas. Era incapaz de fijar la vista y estaba sudando. Sus compañeros le habían dicho que tenía la cara muy roja y para cuando Tap empezó a gritar por el torreón, Yrio ya llevaba un buen rato metido en una bañera de agua muy fría, con la ropa puesta y creyendo que la voz del repoblador era una alucinación producida por la fiebre. De hecho una gran cajonera de madera que alguien había colocado sobre él le impedía salir de la bañera.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
21/06/13, 10:37 am
Stefan comenzó a socializar cuanto podía siendo consciente de que la luna estaba cada vez mas cerca, eso le decían las estrellas que cada noche eran mas numerosas en el cielo.
Siguió entrenando y mejoro mucho con respecto a su anterior forma de pelear, entreno con Serok y Atol, y mezclo los distintos estilos de ulterania y libo para hacerse uno propio, se invento movimientos y puso en practica otros de la tierra. El resultado fue que ya se acercaba al nivel de Atol, aunque fuese mínimamente.
Respecto a la magia Stefan entreno cuanto pudo, aunque había hechizos que se le salían irremediablemente de lo que el podía hacer.
Se apunto a todas las salidas que pudo y le gusto la de los jardines, lugar donde aprendió mucho sobre la historia de la ciudad.
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Me encontraba en la azotea, lugar desde el que tenia buena vista, esperando la luna. Estaba nervioso, sabia lo que la luna podía hacer y lo esperaba con impaciencia, el cambio.
Vi en el horizonte un brillo rojizo y contuve el aliento y cuando la luna se alzo caí de rodillas admirando su belleza, sin embargo no sentí nada, ningún chorro de energía por el cuerpo ni nada así. Mi desilusión fue palpable cuando revise mi cuerpo y no encontré nada fuera de lo normal.
<<Nos vemos tras la luna, ¿es posible que a mi no me pase nada hasta después?>>.
Unos gritos de abajo me devuelven a la realidad y bajo a toda velocidad, solo para encontrarme un percal de los buenos, salgo al patio para ver si hay alguien y Pablo esta tirado en el suelo.
-Pablo,- me acerque a el y le tome el pulso, sin encontrárselo, tampoco respiraba,- joder, muerto.
Tampoco tuve mucho tiempo de preocuparme ya que de dentro me llegaron golpes metálicos. Levante a Pablo en vilo y lo lleve al salón. Aparte todo lo que hubiera en la mesa y lo deposite allí. Me di la vuelta para observar la escena.
-¿Pero que cojones esta pasando aquí?,- grite para hacerme oír buscando una explicación.
Siguió entrenando y mejoro mucho con respecto a su anterior forma de pelear, entreno con Serok y Atol, y mezclo los distintos estilos de ulterania y libo para hacerse uno propio, se invento movimientos y puso en practica otros de la tierra. El resultado fue que ya se acercaba al nivel de Atol, aunque fuese mínimamente.
Respecto a la magia Stefan entreno cuanto pudo, aunque había hechizos que se le salían irremediablemente de lo que el podía hacer.
Se apunto a todas las salidas que pudo y le gusto la de los jardines, lugar donde aprendió mucho sobre la historia de la ciudad.
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Me encontraba en la azotea, lugar desde el que tenia buena vista, esperando la luna. Estaba nervioso, sabia lo que la luna podía hacer y lo esperaba con impaciencia, el cambio.
Vi en el horizonte un brillo rojizo y contuve el aliento y cuando la luna se alzo caí de rodillas admirando su belleza, sin embargo no sentí nada, ningún chorro de energía por el cuerpo ni nada así. Mi desilusión fue palpable cuando revise mi cuerpo y no encontré nada fuera de lo normal.
<<Nos vemos tras la luna, ¿es posible que a mi no me pase nada hasta después?>>.
Unos gritos de abajo me devuelven a la realidad y bajo a toda velocidad, solo para encontrarme un percal de los buenos, salgo al patio para ver si hay alguien y Pablo esta tirado en el suelo.
-Pablo,- me acerque a el y le tome el pulso, sin encontrárselo, tampoco respiraba,- joder, muerto.
Tampoco tuve mucho tiempo de preocuparme ya que de dentro me llegaron golpes metálicos. Levante a Pablo en vilo y lo lleve al salón. Aparte todo lo que hubiera en la mesa y lo deposite allí. Me di la vuelta para observar la escena.
-¿Pero que cojones esta pasando aquí?,- grite para hacerme oír buscando una explicación.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
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