Torreón Letargo (Archivo III)

Tap abandonó el sano arte de desmenuzar hojas para escuchar a Metálico, que había decidido tomarse la molestia de seguirlo al huerto por alguna razón. Los escasos minutos que había pasado solo lo habían relajado lo suficiente como para no gritar sin ton ni son. Se le quedó mirando y evaluó si habría cambiado de opinión y vendría a darle la razón, pero fuera lo que fuese lo que el repoblador tuvo en cuenta para su examen, Atol lo suspendió. <<No es de gigantes darme la razón cuando la tengo>>.

Y no se equivocaba. Atol vino a hacer lo que mejor sabía: molestar. Y lo hizo de la peor de las maneras. Tras decir las primeras frases de su típico sermón, le lanzó un hechizo paralizador. La poca histeria que había desparecido antes volvió triplicada. Tras varios intentos de moverse fallidos, Tap intentó gritar y hacer ruido. No podía hacer otra cosa que respirar y malamente. Intentó relajarse de nuevo, pero no podía. La idiotez de los gigantes pesaba mucho más que la escasa paciencia del repoblador. Tap estaba harto de que en su momento nadie quisiera ni escucharle hablar acerca de la Flora y a Metálico le consintieran sus estúpidas creencias de que las hembras eran mejores que los machos durante tanto tiempo.

<<Si yo tuviera vagina, ahora me estarías regando, gilipollas>> pensó a falta de poder escupírselo a la cara directamente. <<Eres capaz de dejar tus creencias a un lado para impedir a una loca que cometa un asesinato, pero otra loca dice que va a suicidarse y la acompañas. ¿Qué puto sentido tiene eso?>>. Y encima lo había malentendido del todo. Aunque llevaran razón con lo del fuego, aunque Yrio hubiera sido raptado y no estuviera muerto y consumido, cosa que a Tap le costaba no creer. ¿Qué sentido tenía que los gigantes fueran primero a "rescatarlo" en lugar de a curar a aquellos cuya presencia era segura? <<Estúpido gigante. Tienes suerte de ser tan grande y tener magia>>. También tenía suerte de que Tap no tuviera venenos mortales. porque esto lo estaba sacando de quicio completamente. <<Más cobarde serás tú, que has tenido que hechizar a un bicho que mide menos que tu dedo más pequeño>>.

Cuando vio que lo agarró y lo metió dentro de la cacerola, Tap estaba hirviendo por dentro. La inquina que estaba cogiendo al gigante era mayor de lo que había sentido nunca por nadie. <<Les estaba aconsejando>>. Que ellos no entendieran lo que significaba el fuego y fueran de rositas con la quemadura era de locos, que Tap se había puesto histérico era obvio, sí, pero también normal. Y, aún gritando, solo les estaba ayudando a poner en orden las ideas. ¿Y así se lo pagaban? <<¿Me paralizan y me meten en una cacerola por decirles la verdad?>>. Tap no era capaz de imaginar qué caminos recorría el escaso intelecto de los gigantes, pero lo que tenía claro es que habían perdido definitivamente su gratitud.

Esos y otros pensamientos parecidos fueron forjándose en su cabeza durante su estancia en la cacerola hasta que Stefan lo sacó de ahí. <<No sé qué esperas conseguir con eso, Moscardón>>. Si esperaba que le diera las gracias por ayudarle ahora, después de haberle dado la razón descerebradamente a Atol y compañía antes, e incluso la magia, es que Stefan estaba de tonto.

Su estancia en el tresillo siguió la misma tónica que en la olla-prisión, todo pensamientos negros e insultos hacia los gigantes. Y, cuando por fin el hechizo paralizante desapareció y liberó sus músculos, Tap salió corriendo al patio, sin cruzar una palabra con absolutamente nadie. <<Ojalá vuelvan, pero con una chica menos>>.

Hasta que Tap se desparalizó yo me encontraba cargando mis cristales que se habían descargado con los hechizos del día, ya había cargado dos cuando el repoblador comenzó a moverse de nuevo y sin una palabra salió al patio, imaginé lo que estaría pasando por la cabeza del pequeño en esos momentos así que decidí salir al patio a hablar con él, sin embargo para mi descontento no lo encontré por ningún lado, pero sabía que estaba por allí observándome así que decidí ser el primero en hablar:

-Tap sólo quiero hablar, soy consciente de que podrías dispararme un dardo y dejarme dormido o paralizado, pero únicamente quiero hablar, además, estoy indefenso, no traigo ningún tipo de arma y ahora mismo estoy sin magia,- y cogiendo aire para seguir hablando me fui girando en todas direcciones para que mi voz se escuchase bien.- ¿Cómo estás Tap?, te habría desparalizado pero yo no sé como hacer esa magia, eso mismo le dije a Pablo cuando se paralizó el otro día, ni sé ni tengo magia suficiente para hacerlo en caso de que pudiera, y.... bueno, lo que hizo Atol me pareció una crueldad, por eso decidí sacarte de esa olla.

<<Ni siquiera sé si me estará escuchando, ¿para qué sigo?>>, pero aunque no me estuviera escuchando debía intentar hablar con él.

-Mira, es como tu dijiste antes de que nos fuéramos, que primábamos el egoísmo por encima todo, supongo que ahora se han ido a buscar a Yrio por que aunque no tengan la seguridad de encontrarlo desean saber que un compañero está a salvo, ¿no hacíais lo mismo en tu colonia?. También sé que el fuego te puso histérico, no te lo reprocho, mírame a mí con las alturas, les tengo fobia, lo mismo que tú al fuego,- trataba de no repetirme pero a veces era imposible,- bueno, no he venido a reprocharte nada, sólo vine a hablar, y no sé, si quieres decirme algo, si quieres gritarme para sentirte mejor eres libre de hacerlo, como a veces dices somos unos "estúpidos gigantes",- dije con una sonrisa triste,- y tienes razón , muchas veces me comporto como un estúpido pero quiero cambiar, quiero ser mejor, dejar atrás el egoísmo, y ese es el motivo por la que les entregué mi magia a los otros, y sí, ya sé que esto no debe interesarte nada, pero bueno eso, que si quieres hablar puedes hablar conmigo.

Dicho todo esto me dispuse a salir del patio para volver al salón a cargar los cristales.

Tap no tenía intención de prestar atención, ni casi de responder. Sin embargo parte de su discurso se filtró por sus oídos y se vio tentado a asomar la cabeza entre las enredaderas.

-Si de verdad te parecía una crueldad, ¿por qué no se lo has dicho a Metálico?, ¿y por qué no me has sacado antes de que se fuera?-por el tono de voz, se podría deducir que Tap iba a arrancar a llorar de un momento a otro, o lo haría, si tuviera glándulas lacrimales-. ¡Lameculos! ¡Eso es lo que eres!-cogió aire para seguir gritando-¡Y claro que sois unos estúpidos gigantes! ¡Gracias por reconocerlo por una vez!

Dicho eso, se volvió a perder entre la planta que cubría las paredes con intención de no volver a asomarse.

Antes de que saliera por la puerta hacia el salón la voz de Tap por encima mio me detuvo, escuche atentamente lo que me dijo y algunas de sus palabras se marcaron en mi, pero lo único que dije antes de entrar fue:

-Lo siento.

Una vez dentro me senté pesadamente en el sillón y empece a darle vueltas a las palabras del pequeño repoblador, <<Tiene razón, ¿por que no se lo dije a Atol?, ¿y por que no lo saque antes de que se fueran?, ¿de que tengo miedo?>>, después de un rato debatiendo conmigo mismo al fin llegue a una conclusión, <<Tap tiene razón, me he portado como un lameculos, es cierto, Atol me atrae físicamente, pero con la devoción que siente por las mujeres nunca me haría caso, y si lo se ¿por que demonios le hago la pelota?>>.

Profundicé en mis pensamientos y acabé llegando a una conclusión y un plan que llevaría a cabo al día siguiente.

<<Es hora de que las cosas cambien>>.

Al cabo de un tiempo se oyó una voz fuera, le dije a Thras que fuera a bajar el puente y cuando estuvo bajado entreabrí la puerta, la cual abrí de par en par cuando me fije en que era Erin. La canadiense dejo sus cosas de mala manera en un sillón cercano, cosa que no pudo evitar hacerme pensar que aun seguía enfadada por lo de la mañana. Pero cuando la vi sentarse en una esquina y ponerse a llorar me derrumbe por completo y acudí cojeando hasta donde ella se encontraba, me arrodille a su lado y le alce la cara para mirarla a los ojos.

-Erin, Erin, ¿que te pasa?, ¿es por lo de esta mañana?, si es por eso lo siento, no creí que fuera a afectarte tanto,- tenia a una chica llorando a uno palmos de mi, no tenia ni idea de como podía consolarla, pero lo intente, la abrace tan fuerte como pude a la vez que decía,- Ya paso, ya paso, todo ira bien a partir de ahora.


P.D.: GM's y lectores varios, siento si este post os parece un mierda, pero acabo de llegar de una noche loca y tengo demasiado sueño, me echare cuando vuelva del medico a dormir y ya si eso cuando me despierte, que dios sabra que hora sera, ya corrijo y etc etc, muchas graZZZ

Tap había conseguido calmar en las almenas parte de su histeria y ahora, a pesar del sentimiento de rabia hacia Atol y el nivel de inteligencia del resto de gigantes, respiraba con la seguridad de que no vomitaría el corazón por culpa de algún espasmo involuntario. No tardó mucho en escuchar ruidos provenientes del exterior y reconocer la voz. Era Erin y, aunque parecía volver sana, también parecía tocada del ala. <<Se lo merece>> fue lo primero que pensó. La última vez que él salió solo volvió sin su avispa y... justo al pensar en cómo se sintió aquella vez, se arrepintió de haber pensado que se lo merecía. <<Ella no te ha hecho nada. Nisiquiera estaba>> se dijo. <<Ha sido Metálico, sobretodo Metálico>>.

Debido al cargo de conciencia y -por qué no- a cierta preocupación, descendió por la enredadera hasta la ventana del primer piso. Se coló en la habitación y corrió hacia las escaleras. Paró su carrera en el último escalón y llegó justo a tiempo para ver a Erin agazapada en un rincón como un animalillo herido y al Moscardón intentando consolarla insultando al intelecto de la giganta.

-Estúpido mentiroso...-masculló desde su "escondite". <<Sabes de sobra que nada irá bien a partir de ahora. Va a seguir todo igual de mal..>>. Se acercó, dirigiendo una mirada seca a a Stefan por el camino, y escaló una de las piernas de Erin hasta posarse en la rodilla.

Entonces hizo lo único que se le ocurrió en ese momento: lo que nadie le había hecho a él un rato antes, cuando le había hecho falta. Le acarició a un lado de la cabeza y le dio un par de palmadas que intentaban ser reconfortantes. Después bajó un poco por su pierna y, puesto bocabajo, coló su diminuta cabeza frente a la cara de la muchacha. Se fijó en que salía agua de sus ojos y, antes de hablar, dedicó un par de segundos de curiosidad a ese fenómeno tan raro, para preguntarse mentalmente si los gigantes también orinaban por los ojos o si sería sudor simplemente. <<Tap, deja eso ahora>>.

-Va, Erin... Va.-intentó calmarla acariciándole en la frente. Era así como se pedía tranquilidad en el bosque, al menos en su antigua colonia. <<Pensar con la cabeza>> significaba-. Relájate y respira hondo. Tranquilízate. Estamos aquí-y entonces dirigió una mirada a Stefan que podría interpretarse claramente como "Cállate y no la cagues". Tap había lidiado con avispas que, a ratos, podían ser más peligrosas que los gigantes y sabía que no era un buen momento para atosigar a la muchacha.

-¿Entonces por qué lloras?,- le pregunte con la voz cargada de preocupación cuando negó que fuera por la discusión.

Vi llegar a Tap por el rabillo del ojo, se subió a Erin y trató de consolarla también, y cuando ella no estaba mirando me echó una mirada que interpreté por "no la cagues ahora".

Erin encontró fuerzas para decirnos lo que había pasado, la realidad me golpeó en la cara como un guantazo, <<Otra a la que no he podido proteger, dios, esto va de mal en peor, espero poder hacer algo para cambiar la situación en todo el torreón o de verdad que lo llevamos claro>>.

Esta vez seguí el consejo de Tap y respiré hondo, le di tres segundos a la desesperación y traté de no cargarla esta vez.

-Erin, mírame, lamento profundamente lo de Charlotte, pero ya no podemos hacer nada por ella, en cambio me alegro de que tu estés bien, y por ti sí que puedo hacer algo. Dime ¿tienes hambre?,- no hizo falta que la chica contestase, sus tripas lo hicieron por ella,- Bien, ¿qué te parece si te preparo algo de comer y luego hablamos con más calma?, dicen que la comida ayuda a pasar los malos tragos, te daría algo de chocolate pero.... aquí no hay,- dije con una sonrisa tratando de animarla.

La ayudé a incorporarse y la acompañé hasta la mesa, después me fui a la cocina y calenté algo de syv para Erin, lo había probado una vez y era como el té terrestre, seguro que no le haría daño tomar algo caliente. Le llevé la taza y le dije:

-Bien, tómatelo mientras preparo la comida, yo también tengo cosas que contarte y quiero que tengas el estomago lleno antes.- dicho esto volví a la cocina y tomé unas rajas de carne de las cestas y las freí en una sartén, yo no era tan experto en esto como Atol,pero mejor yo que nadie, mientras hacia la comida no dejaba de pensar en Charlotte, Atol se pondría furioso o se deprimiría cuando se lo contásemos, pero ahora tenía otra preocupación en la cabeza, y era una niña de catorce años, bajita y con gafas, que había estado llorando.

Cuando la comida estuvo hecha se la llevé, cogiendo también tres piezas de fruta de la cesta, una se la di a Tap para que él también comiese algo, cogí un plato de más y me senté a la mesa mientras dejaba que Erin comiese. Con las otras dos piezas piezas de fruta, concretamente dos manzanas, hice figuras de animales, ratones para ser más exacto, y las fui poniendo encima del plato para que luego Erin se las comiera.

-Bien, esto de postre,- le dije a Erin señalando los trozos de manzana con forma de ratón, le sonreí y le dije,- Sombra, mi gato, se volvía loco cuando hacia esto, jugaba a cazar los trozos de manzana como si fueran ratones de verdad, era muy gracioso.

Cuando la canadiense terminó de comérselo todo, le referí lo que había pasado, con pelos y señales.

-Y bueno, creo que las cosas deben cambiar en este torreón, no dejamos de pelearnos unos con otros, y me parece que ya tenemos bastante con esta ciudad como para encima andar discutiendo entre nosotros, si dejamos de lado algunas de nuestras diferencias podríamos trabajar más eficientemente, y seguro que llevarnos mejor es sólo cuestión de proponérnoslo. Y además lo hago por una cuestión de egoísmo también, prefiero ver a la gente riendo a llorando. Oh, y por cierto, no diremos nada de lo de antes, ¿verdad Tap?, aquí nadie sabrá que has estado llorando, por lo que respecta a los otros nunca ha pasado nada.- le sonreí con verdadero afecto mientras esperaba la respuesta de los dos.

Tap tardó varios segundos en recordar de qué Charlotte hablaban, hasta que finalmente, por descarte, cayó en la chica que vivía encerrada en las habitaciones. Apenas había cruzado palabras con ella, ni buenas ni malas, y no podría decirse que le diera pena. Pero el hecho de que hubiera muerto le produjo un escalofrío. Inmediatamente después recordó lo que había pensado de que Atol volviera sin alguna chica y se le cayó el alma al suelo. <<No es culpa mía>> se repitió varias veces, hasta que se lo acabó creyendo. Todavía le pesaban la avispa y Macak, pero Tap sabía de sobra que no era lo tan importante como para que sus pensamientos mataran.

Mientras Stefan cocinaba, Tap se quedó acompañando a Erin. Se le subió al hombro y no hizo un solo ruido. Conocía su gusto por el silencio y, por esta vez, se lo concedió del todo. Por lo que dijo Stefan, Tap entendió que cuando escupían por los párpados, debían de estar llorando. <<Será una reacción alérgica a las dificultades...>>. Volvió a palmear el hombro de la chica y no emitió un solo ruido hasta que Stefan llegó con la comida. Cogió la fruta y comió en el mismo silencio, ignorando los comentarios sobre la sombra del Moscardón.

Pero igual que le había pasado en el patio antes, al final acabó necesitando intervenir.

-Aunque llevas razón, no es tan sencillo. Por poder, podemos decir que tenemos que ser felices mariposas pero, si nos tiramos por la ventana, nos pegamos todos una hostia del copón-hostia que, en según en qué gigantes, no le importaría ver-. Y con este grupo pasa igual-sentenció serio. Tap se la tenía demasiado jurada a Atol ahora mismo como para asimilar que eran parte de una misma colonia. Seon y Alder también le habían decepcionado hoy. Además le escocía en las raíces que el Moscardón le estuviera diciendo ahora lo que él llevaba tanto tiempo intentando dar a entender a la panda de chotas esta. <<Paciencia, Tap>>. Por desgracia, la panda de chotas era necesaria para él y, después de enterarse de lo de... <<¿Charotte?>>, lo tenía más claro. La ciudad estaba hecha para matar gigantes y Tap era poco más que una mosca cojonera.

-Sí, tengo un gato,- sonreí,- pues lo de que no pudieras tener uno es una pena, el mío es súper cariñoso,- saqué la cartera y mostré la foto del gato,- Mira, este es Sombra, era muy divertido estar con él, fue mi único amigo durante toda mi vida, y lo único que me apenó fue dejarlo en la Tierra, tu viniste por una aventura me habías dicho, bien, yo vine por que me prometieron amigos, y aún espero hacerlos.- comenté lanzándoles una mirada significativa a Erin y TAp.

Cuando Erin me dio las gracias enrojecí levemente y sentí unas ganas locas de volver a abrazarla para demostrarle cuanto apreciaba aquel gesto, sin embargo me contuve y le dije:

-Nunca... nunca nadie me había dado las gracias, no sé como responder a eso, yo.... bueno, de nada supongo, he hecho lo que cualquiera haría.- Contesté con una sonrisa mientras me encogía de hombros como muestra de humildad.

Tap habló, y tenía razón, pero cuando le hablé mi convicción era firme:

-Tap, yo hasta ahora estaba ciego, no veía mas que egoísmo, toda mi vida la gente se ha estado aprovechando de mí y maltratándome, me pongo a la defensiva fácilmente, pero ya te lo dije antes, quiero cambiar, y si yo consigo cambiar ¿por qué no habrían de intentarlo los demás?, si tienen interés todos podríamos llevarnos mejor, y si conseguimos formar un verdadero equipo tendremos más probabilidades de sobrevivir. Ése es mi punto de vista, quizás pienses que soy un iluso, pero por intentarlo no perdemos nada.

Fue entonces cuando Erin comenzó a hablar sobre el abismo y como éste te afectaba a la mente, recuerdos dolorosos volvieron a mi mente.

-Sí, sé que quieres decir, yo también estuve allí, si no me tiré fue únicamente por el pánico absoluto que le tengo a las alturas, pero entiendo como afecta, si es ese lugar entonces aún menos culpa tenemos los demás, ese lugar es terrible, aunque cuando fui pensaba que era una persona hablándome a la mente y no un sitio, es increíble lo que la magia puede llegar a hacer. De todas formas habrá que decirle a la gente que no se acerque a ese sitio, no queremos que haya más gente que muera por no saber esas cosas.- dije con pesar.

Había algo en la historia de Erin que no me acababa de cuadrar, y después de unos instantes pensando me di cuenta.

-¿Has dicho que alguien te salvo?, ¿quién?, ¿a quién debo darle las gracias por que hayas vuelto sana y salva?

Tap permanecía un poco ausente, apenas intervino cuando fue estrictametne necesario o cuando el Moscardón se dirigió a él en concreto. <<Cuánto zumba, por la Flora...>>. Pensó refiriéndose a lo muchísimo que hablaba Stefan.

-Lo siento, pero eres un iluso-le confirmó al Moscardón-. Por intentarlo también podemos perder cosas. A estas alturas... Intentar socializar con Metálico podría acabar conmigo cocinado o empalado o vete a saber. Mira la afición que tiene a meterme en cestas y cacerolas-negó con la cabeza y trató de adoptar un tono serio, para evitar que se notara que se sentía dolido por esas cosas. Antes Tap era una persona olvidadiza, pero ahora recordaba demasiadas cosas con rencor-. Y por decir la verdad, encima-resopló, se recostó un poco sobre Erin y perdió la mirada en el techo. Mirando sin mirar.

Tap reconoció estas como una de las pocas conversaciones sosegadas en las que tenía la suerte o la desgracia de participar, dentro del panal, y decidió no darle más vueltas al tema, para no sulfurarse. Siguió escuchando, hasta que mencionaron al abismo. O como él lo conocía, la grieta. Él había estado ahí, con su avispa. Y rememoraba ese viaje con amargura. Amargura porque la avispa ya no estaba con él y porque ahora, tantos meses después de haber ido, sentía que no le estaba mintiendo tanto. "Pero te equivocaste, repoblador. No hay nada aquí. Ninguna vida, ninguna esperanza que salvar. Un mundo muerto... Y así acabaréis todos, muertos uno tras otro...". Se estremeció al recordarlo y volvió a pensar en Macak, Yrio y Charlotte. <<No es culpa mía>>. Se repitió por enésima vez.

-Yo también estuve allí-confesó en voz tan baja que probablemente solo Erin lo oyó-. Y le escupí...-una sonrisa triste y el deje de la voz dejaban claro que no estaba presumiendo. Estaba arrepentido. De haber ido siquiera. <<Ahora moriría>> supo. <<Me tiraría de cabeza sin que me lo pidiera...>>-"Todos son más grandes que tú, pero Rocavarancolia es mayor que todos vosotros... Os aplastará, a gigantes y repobladores por igual."-conforme fue citando las palabras del abismo, su voz fue disminuyendo gradualmente hasta cortarse del todo, por causas ajenas a él. Tap tosió como acto reflejo para recuperarla-. Y recuerdo más. Lo peor de todo es esto, que sabe lo que te dice-remover estos recuerdos desanimó de nuevo al repoblador, que hoy se sentía como si estuviera haciendo trapecismo entre lianas.

Decidió que ya no le apetecía hablar más, se hizo un reguño sobre el hombro de Erin y simplemente escuchó el resto de la conversación.

PD: Sorry la especial cutrez de este post.
PDD: Créditos a Naer por las partes citadas de su post del abismo. *le manda un abrazo croquetero*

Tardaron un rato considerable en llegar a Letargo, ya que dieron un rodeo a propósito para evitar el barrio de los callejones. Shizel no pretendía que la ausencia del grupo se alargase más de lo necesario, y eso incluía evitar encontronazos no deseados. De igual forma el hechizo que habían usado para conservar la comida no duraría eternamente, y se encontró inconscientemente acelerando el paso.

Tocó enérgicamente a la puerta de Letargo. Mientras esperaba a que abrieran estuvo jugueteando con las enredaderas que jalonaban el muro, pensativo. Lo segundo que más echaba de menos de su ciudad, aparte de los canales, era algo de verde.

-Tap, en ningún momento pretendí que fueras tú quien hablara con Atol, eso es cosa mía, si lo consigo convencer será una buena baza para ganar al resto del torreón,- dije bastante convencido,- además, no volveré a permitir que te haga algo, tendrá que pasar por encima de mí. Es cierto que la verdad duele, pero no es para usar sobre ti un hechizo de parálisis y meterte en una olla. Ahí se ha pasado, además sin ningún fundamento, por que estabas muy calmado, lo único que ha conseguido es hacerte enfadar, pero voy a intentar darle solución a esto, tienes mi palabra.

Las palabras de Erin me sacaron una sonrisa.

-Sí, parecemos una familia que se lleve mal, y precisamente eso ha de cambiar, llevarnos mejor, parece un ideal inalcanzable pero... yo pienso intentarlo, por cierto Erin, trataré de levantar la voz lo menos posible, así podrás leer tranquila.- lo que dijo de los del otro torreón me sorprendió,- Sabía que no estábamos solos, pero no creí que fueran tan amables, tendré que darles las gracias,- dije más para mí mismo que para los otros dos.- ¿Has oído Tap?, hay uno de tu mundo,- le dije tratando de animarlo. Cuando Erin me preguntó por la luna le respondí animado.- Según mis cálculos debería salir en unos dos meses, por supuesto tengo un margen de error, pero muy desencaminado no debo ir. Y respecto a las transformaciones.... no podría decírtelo aunque quisiera Erin,- dije con una sonrisa,- cada uno se transformará en una cosa, se supone que la Luna saca a relucir lo que llevas en tu interior, pero hay tantas variables que no podría hacer una suposición, así que tendremos que esperar a la Luna para saberlo.

Momentos después oí unos golpes en la puerta y antes de levantarme miré a Erin y le dije:

-Vaya parece que ya han vuelto, ¿qué te parece si sales al patio y te aseas un poco?, parece que hayas estado llorando, y no queremos que se enteren,- le guiñé el ojo antes de levantarme, me moví hasta la puerta y esperé a que la canadiense hubiera salido al patio para abrir, cual fue mi sorpresa al no encontrar allí a mis compañeros de torreón si no a los del torreón Maciel,- Vaya, que agradable sorpresa, no pensé que fuerais vosotros, pero no os quedéis ahí fuera, pasad, pasad y sentaos.- Cuando dije eso yo mismo fui hasta una silla cojeando y me senté en ella.

Seon y Alder consiguieron encontrar un par de hechizos útiles para encontrar a Yrio, y aquello le subió la moral durante el breve espacio de tiempo en el que no se encontraron con los demás y nadie le pidió hacer magia sobre sus compañeros. Seon ya no tenía pesadillas ni pensaba mucho en Macack, pero se había vuelto muy reacia a usar la magia sobre personas vivas, incluso cuando sabía que no hacia nada malo.
-No me hago responsable de las consecuencias.- dijo con voz apagada. Y lo intentó. No surtió efecto las primeras veces, pero insistió por cabezonería, y terminó por funcionar. Cuando le dijeron que tendría que repetirlo cada cierto tiempo con todos no le hizo ninguna gracia.
Seon llegó a Letargo y se encontró con que tenían visita. Tuvo una primera reacción de rechazo, que quiso culparles por los sucedido con Yrio. Sorprendida y molesta consigo misma, se forzó a mirarlos con la amabilidad acostumbrada, aunque era evidente que estaba seria y cansada. Alder también estaba bastante silenciosa. En otro momento habría mostrado más interés en el grupo, y puede que hubiese bromeado. También era obvio que ellos no estaban de muy buen humor, y quizás es lo que contribuyó a que Seon relajase la mirada.
- ¿A que debemos la visita?- preguntó Alder. Sonó tan neutra, que en ella, resultó seco.
-Venis un día un poco....un mal día. Pero si necesitabais algo, servíos. Lo unico que no os puedo prometer es mucha atención.- dijo Seon. Se volvió para atender a Serok, pero primero recordó que había algo que decirles a los de Maciel.- Es muy probable que encontremos a RR pronto. Este donde....- le costó pronunciar lo siguiente.- Este donde este, se ha llevado a Yrio con él. Y quizás no este lejos del tercer torreón. ¿Hay algo que sepais vosotros?Algo que pueda servir si...
Pero no dijo nada más. Bajó la mirada al suelo y terminó: Ya veis que tenemos heridos. Tengo que atenderlos, lo siento.
Estuvo con Serok el primero, y le dedicó gran parte de sus energías, luego se ocupó de los demás.
Era evidente que tendrían que esperar a la mañana siguiente, por cuestión de prudencia. Alder se ofreció a cargarle amuletos. ya lo había hecho otras veces y Seon aceptó con una mueca.