Torreón Letargo (Archivo III)

No sabia cuanto tiempo llevaba atrapado por las lianas pero estaba empezando a ponerme de mal humor, las enredaderas no me hacían daño, pero aun así estaba muy incomodo en aquella postura, tenia los brazos doloridos de estar en aquella posición y por si fuera poco me estaban entrando unas ganas terribles de ir al baño, así que cuando ya no pude aguantar mas comencé a vociferar.

-¿Pero cuanto tiempo me vais a tener aquí encerrado?, soltadme de una puta vez,- y empece a forcejear con las plantas, para mi suerte parecía que no les gustaba que me resistiese, y lentamente se fueron apartando, las que me tenían agarrado por los brazos me depositaron suavemente sobre el puente,- Bien, así me gusta, no era tan difícil ¿no?.

Sin embargo la vejiga se encargo de recordarme que tenia cosas mas importantes que discutir con unas plantas. Abrí la puerta del torreón de sopetón y pase por el salón como una exhalación a la vez que decía en voz alta:

-Bañobañobañobañobaño,- salí al patio y me fui hasta una letrina, después de hacer mis necesidades y ya mucho mas relajado volví al patio, mire al cielo y la luna roja lo cubría todo con su resplandor rojizo, respire profundamente, hacia que me sintiera vivo, mas vivo de lo que había estado nunca.

Volví a entrar en el salón y los vi a todos bastante alicaídos, Erin aun seguía atada, cosa que me encargue de solucionar pues parecía bastante tranquila actualmente.

-Supongo que os sorprende verme vivo, la verdad es que a mi también me sorprende, creí que me iban a matar pero.... no me hicieron nada, y no lo entiendo.

Alder tenía miedo y seguía con el corazón latiéndole demasiado rápido. Fue probablemente la que más gritó al ver desaparecer a Stefan, porque estaba convencida de que esa había sido la siguiente muerte. Especialmente cuando dejaron de oírse sus gritos. Erin seguía perdiendo la cabeza, y Tap desvaneciéndose. Solo Atol, o un extraño sucedáneo de él, estaba en buenas condiciones. Yrio, al  que estaba vigilando, se levantó de pronto y empezó a hablar de cosas sin sentido, demasiado entusiasmado, demasiado contento. Y se fue. 
Se empezó a  acurrucar allí mismo, encogiéndose. Solo la luz que lanzó Atol desde sus uñas como espejos la hizo levantar la cabeza asustada. Y entonces llegó su cosechador. De todas las cosas que podían haber llegado a saludar, llegó él, insultantemente tranquilo.  Mientras Atol lo echaba, ella misma se levantó temblando de rabia.
- ¿Como te atreves a venir aquí? ME DA IGUAL QUIEN SEAS SI SE MUERE ES TU CULPA. TU NOS HAS TRAÍDO AQUÍ, HIJO DE PUTA. ASÍ SE TE COMA EL SOL...!- Pero ya se había ido, y Alder empezó a llorar.- cabrón mentiroso. 
Y entonces se le ocurrió mirar a Atol y comenzó a llorar más fuerte.
- Atol, has perdido tu alma.- sollozó. los ojos del libense habían perdido el color, y prácticamente la pupila también.
Lo único que interrumpió su llanto, y lo hizo de forma brusca, fue la aparición de Stefan. Por que estaba vivo, pero miró a Seon, y ella seguía quieta. Libero a Erin, que estaba como envarada, pero también parecía casi contenta. Todos parecían distintos en cierta medida, pero ella se sentía igual, y lejos  de sentirse bien, estaba completamente inestable y asustada.

El panorama era de locos: Erin delirando del todo e incluso vibrando, una silla de pronto cae al suelo por arte de magia <<¿Ese malnacido sigue aquí, invisible acaso?>> Stefan vuelve como si nada, va al patio y vuelve a decirnos que está vivo, Tap no aparece, Alder está cada vez más encogida sobre sí misma, Pablo intacto, Erin se va al patio... y Seon...

-¡Alder! ¡Mira! Seon está sonriendo, debe de estar mejorando.-exclamo al fijarme, saltando en la silla y acercándome a las chicas...

Pero una repentina presencia me detiene. Es más, es su voz la que me hace pararme y girarme lentamente. <<Es la voz que me trajo a la ciudad... ¿Es ella?>>
-¡Tú! Tú me trajiste aquí... Bueno, acepté... ¿Unos pantalones?

Casi me mato con las uñas al subir corriendo al dormitorio y bajar casi a saltos con unos pantalones, los primeros que encontré, y dárselos.
-Espera, ¿toda la ciudad? Osea, que va a despertar... ¿Pero por qué iba a irse? Primero tendrá que comer, ha echado lo indecible. Y luego ya veremos, que ya se ha ido uno de los nuestros y otro ha desaparecido, de aquí no se va nadie.-mascullo, harto, pero con un claro deje de duda en la voz.

Sin embargo rápidamente me arrepiento de haber hablado, incluso de haber bajado los pantalones <<No puedo hacer nada contra ella... Si ya nos hemos transformado... No se considerará intervención nada de esto... Y pueden matarnos, incluso, si les da por ahí... Joder... ¿Qué podríamos hacer nosotros contra ella? Nada, obviamente nada. Pero no vamos a morir el primer día de transformados, ¿no? Menos aún sin luchar, maldita sea. ¡Y los dos como si estuvieran en su casa! Ojalá no venga nadie más, joder ya...>> Y quizá en un acto suicida me acerco a las chicas, a Pablo me costará sin que se note, mientras voy preparando hechizos mentalmente.

Mientras tanto, escondido en forma de humo en el techo...
<<Ay... qué sarta de insultos... Lo siento, Alder, pero es lo que hay... Ya se le pasará esa bordería cuando Seon despierte, ya verá, desagradecida... Pero pobrecilla... ¿Qué? No, ¿tú aquí? ¿Qué hace ella precisamente aquí? No ha venido a visitar en otras ocasiones... que sepamos... ¿Por qué de pronto le importa tanto ese terrícola si ella no cosecha allí?>>

Erin se fue al patio y los demás nos quedamos en el salón, observe el cuerpo inerte de Pablo y luego pase a Seon.
La voz de la nueva llegada me sobresalto, era una mujer bastante guapa, y nos exigió unos pantalones para vestir a Pablo.

-Esta muerto, ¿acaso no podremos darle el entierro que se merece? y mas importante, ¿quien eres tu?,- en ese momento el pelo me cayo por la cara y por primera vez me fije en que se había ondulado, <<Pero si yo siempre he tenido el pelo liso, que raro....>>.

Me posicione junto a Pablo y lance otra pregunta a la desconocida.

-¿Para que quieres su cuerpo?.

Después de varios meses desde la última vez, en estos momentos la extinción de los gigantes se le hacía de nuevo un espectáculo precioso al repoblador. <<Que estoy aquí, so capullo!>>. El cabreo que se estaba fraguando se veía alimentado por el hecho de no poder gritarle cuatro cosas a Atol. Ni susurrarlas. Lo que fuera que había transformado a Atol en un... eso, había dejado a Tap sin voz.

Cuando vio a la giganta que vino de visita con intención de llevarse a Pablo, se puso en tensión y se llevó la mano inconscientemente a la cintura. <<No me ven, pero todavía puedo lanzarle un dardo a la tipa esta>> pensó. Sin embargo, en el mismo momento que había perdido la solidez, Tap también había perdido su cinturón. <<Puta mierda>>. Mientras la mujer bailaba con Pablo, o algo por el estilo, el repoblador entendió que no le quedaba de otra cosa que correr y acoplarse en el gigante.

Sin embargo, cuando saltó pretendiendo agarrarse a los pantalones de Pablo, el acoplamiento ocurrió de forma diferente. <<Otra vez no...>>. Miró alrededor para asegurarse de que la situación era tan absurda y triste como le parecía y volvió a sentir el mismo pánico inicial que había sentido siendo una silla. <<Soy un pantalón...>>. Respiró hondo-o pensó en hacer el equivalente a respirar dentro de unos pantalones- y trató de relajarse. <<Antes conseguí mover la silla.  Seguro que ahora puedo mover los pantalones. Solo tengo que... ¿menearme mucho? ¿Y si intento tirar de los pantalones para atrás? ¿Y cómo cardos lo hago... ?>>. Igual que la vez anterior, Tap pensó en moverse hacia atrás y, de alguna manera, los pantalones parecieron hacerle caso. Más o meno. Estos empezaron a agitarse en ninguna dirección en concreto, como si simplemente hiciera aire dentro del salón y se colara dentro de ellos. Los nervios que sentía el repoblador chocaban con lo absúrdamente divertida que le parecía la escena, quedando un poco apaciguados.

Su respuesta llega... Y lo que dice es sorprendente <<¿Que no necesitará comer? Todo organismo vivo necesita nutri... ¿Sólo beberá, entonces?>> Luego la observo hacer, impotente, organizando algún plan pero sabiendo que en cuanto ataque estoy muerto. Stefan vuelve a hablar entonces y lo que dice me envara del todo, por lo que me lanzo un hechizo de protección básica y rápidamente bloqueo el paso a la puerta, donde desenvaino una de las cimitarras
-¿No dices que tienen que disfrutar de la Luna? ¿Por qué no dejas que Pablo despierte y la disfrute como le de la gana? Suéltalo entonces, deja que disfrute de la Luna. ¿Quién eres tú para imperdírselo? Ese título no te da derecho a nada.-y a Stefan.-Serok está como loco en las celdas, si me mata sácalo y que te ayude, pero pon antes a salvo a las chicas.-le ordeno casi como despidiéndome.

-Y una porra. Aquí no va a morir nadie, libense.-vuelvo a escuchar esa voz a mi espalda esta vez.-Buenas noches, Señora de las Pesadillas-me giro a mirarle y hace una inclinación de cabeza <<Joder... ¿No podíamos transformarnos en paz?>>-¿Puedo interesarme en tu interés por ese joven vampiro? ¿No sería más normal que yo, vampiro, le entrenase? Dando por hecho que es eso lo que quieres, aunque no sé cómo lo harías. ¿O acaso lo ha elegido Ewa? No suelta bilis negra, sin embargo, por lo que no entiendo tu interés.-remata, sonriendo. <<¿Por qué tanta educación y sonrisas? ¡Al cuerno!>>

-¿Qué mierda? No me importa quiénes seáis, ¡largaos!  ¡Largaos los dos de aquí y dejad a Pablo en paz!-grito entonces, harto de tanta cháchara sin sentido aparente, pero envalentonado <<Al menos el otro cosechó a las chicas, no nos hará daño...>>.-Tiene que haber más vampiros, ¡dejadnos en paz, joder! ¡Tienes a ese, llévatelo!-escupo de improviso, cansado.

<<Eso, Atol, amenaza al único que se opone a tu muerte, bravo>> me arrepiento inmediatamente. De lo que también me arrepentiré es del hechizo de invocar llamas que estoy preparando concentrado en mi cimitarra... <<Hay que joderse... Nihil me trae de Libo y Nihil puede acabar matándome en la misma noche de mi transformación... Bravo>>

La tal Nihil parecía dispuesta a llevarse a Pablo, no importaba cuanto dijéramos nosotros, Atol se puso en modo agresivo y me dijo que si el moría buscase a Serok.

-Ja, ¿de verdad piensas que te dejare enfrentarte solo a esto?, vas listo,- dirigí una mirada a Alder y le dije en un tono que no admitía replica,- Alder lleva a Seon a los pisos superiores.- volví de nuevo hacia la desconocida,- Atol, ha sido un placer luchar a tu lado, y sera un placer morir a tu lado, es un buen día para morir,- saque las dagas de mis botas y me puse en posición de combate.

En ese momento una voz llego desde el techo y vi al muchacho humano de la otra vez reaparecer de entre el humo y cayendo al suelo. <<¿Vampiros?, por eso no se mueve, los vampiros son no muertos, y claro que se lo ha hecho encima, como que ya no tolera la comida normal, solo sangre>>.

-¿Vas a ayudarnos?, la luna ya ha salido, no tienes motivos para no hacerlo, ya puedes intervenir a tu gusto. Si es así ayúdanos a salvar a nuestro amigo, por favor.

Alder comprobó que lo que decía era verdad. Seon ya no parecía atrapada en una pesadilla. La zarandeo, pero no consiguió nada, excepto un murmullo adormilado. 
Aquello la alivió lo justo para mirar atónita la escena que sucedía delante de sus ojos. Se enfadó por todo aquello. Pero la intervención del vampiro terminó de hacerle hervir la sangre.

- NO, Stefan, voy a quedarme aquí a ver como os moris, dado que la Luna no terminó de mataros.-dijo rabiosa.- Y mientras dejaré que alguien más llegue y decida que le apetece quedarse a Seon de souvenir. Quizas el cabron que nos cosechó. QUE OS JODAN A TODOS.
Se echó a Seon sobre el hombro, y se fue escaleras arriba, tan rápido como podía sin dar muestras de cansancio.
Ya arriba volvió a llorar de pura frustración. 
"Panda de imbeciles, dejadme sola del todo, enfrentaos a todo lo que venga por un cadaver. Eso es justo lo que necesitaba en este momento. Y echadme, claro, porque todos sabemos que no valgo para estas cosas."