Torreón Letargo (Archivo III)
+20
Evanna
Xana
Muffie
Tak
Giniroryu
Leonart
Lops
Dal
Carmesí
Red
Reisha
Naeryan
Administración
LEC
Serokrai
Jack
Alicia
Yber
Poblo
Elliot
24 participantes
- Elliot
Ficha de cosechado
Nombre: Neith
Especie: Humana
Habilidades: Carisma, Agilidad e ImaginaciónPersonajes : Elliot es una Dullahan bastante fácil de cabrear y con quien es mejor no llevarse mal (aun que ésto sea dificil) Conoce el manejo del casi todas las armas, y tiene un Dragón llamado Deatach que es quien le instruye y ayuda.
Ennakhai es un Daeliciana de 13 años convertida en Demiurga y a cargo de Dama Puntada.
Thrasmy's es un Frivy de 17 años. Es un CoMo y ha vivido toda su vida rodeado de lujos y cámaras.
Torreón Letargo (Archivo III)
09/09/12, 11:32 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Tras mucho andar, los chicos habían acabado dando con un enorme torreón de piedra cubierto casi completamente con enredaderas. Era el edificio mas aceptable que habían visto desde que habían llegado y, que tuviese algo vivo en él, les daba un poco de tranquilidad. Era lo unico verde que habían visto desde que llegaron a Rocavarancolia.
Empezaron a rodear el torreón y tardaron un buen rato en encontrar la puerta, puesto que la hiedra la había tapado casi completamente. Cuando consiguieron apartar las ramas, aun tuvieron que conseguir abrir aquel portón de madera vieja. Estaba atascada por lo que obviamente pudieron deducir que llevaba mucho tiempo sin usarse.
Cuando entraron se encontraron con una imagen que, a los ojos de Thras, era desoladora. Se encontraron con un enorme salón con una mesa y varias sillas. También había una especie de cocina con trastos tirados por medio y todo lleno de una gruesa capa de polvo. Thras avanzó en silencio y dejó la cesta sobre aquella mesa. - Pero... ¿megaseguro que queréis así como dormir aquí? - preguntó. No le gustaba. Estaba muy sucio, olía a polvo y a cerrado, era feo y estaba oscuro. No tenía nada de diseño... no le gustaba nada... pero le gustaba mas que las mazmorras o que las calles... o que aquellas casas con lengua.
-Tendremos que superllamar al servicio de limpiecy's para que hiperadecenten esto. - Dijo pasando un dedo por la mesa, dejando tras el un caminito y después sacudiéndose el polvo del dedo. Vio unas escaleras que subían y otras que bajaban, pero decidió no aventurarse solo... aun tenia demasiado reciente el discurso que le habían dado y la visión de aquellas casas.
Tras mucho andar, los chicos habían acabado dando con un enorme torreón de piedra cubierto casi completamente con enredaderas. Era el edificio mas aceptable que habían visto desde que habían llegado y, que tuviese algo vivo en él, les daba un poco de tranquilidad. Era lo unico verde que habían visto desde que llegaron a Rocavarancolia.
Empezaron a rodear el torreón y tardaron un buen rato en encontrar la puerta, puesto que la hiedra la había tapado casi completamente. Cuando consiguieron apartar las ramas, aun tuvieron que conseguir abrir aquel portón de madera vieja. Estaba atascada por lo que obviamente pudieron deducir que llevaba mucho tiempo sin usarse.
Cuando entraron se encontraron con una imagen que, a los ojos de Thras, era desoladora. Se encontraron con un enorme salón con una mesa y varias sillas. También había una especie de cocina con trastos tirados por medio y todo lleno de una gruesa capa de polvo. Thras avanzó en silencio y dejó la cesta sobre aquella mesa. - Pero... ¿megaseguro que queréis así como dormir aquí? - preguntó. No le gustaba. Estaba muy sucio, olía a polvo y a cerrado, era feo y estaba oscuro. No tenía nada de diseño... no le gustaba nada... pero le gustaba mas que las mazmorras o que las calles... o que aquellas casas con lengua.
-Tendremos que superllamar al servicio de limpiecy's para que hiperadecenten esto. - Dijo pasando un dedo por la mesa, dejando tras el un caminito y después sacudiéndose el polvo del dedo. Vio unas escaleras que subían y otras que bajaban, pero decidió no aventurarse solo... aun tenia demasiado reciente el discurso que le habían dado y la visión de aquellas casas.
Me haré una cama con tus huesos, Invitado, Muajajaj!
Taceant Colloquia.
Effugiat risus.
Hic locus est ubi mors gaudet succurrere vitae.
Taceant Colloquia.
Effugiat risus.
Hic locus est ubi mors gaudet succurrere vitae.
¡Superpor la aceptación, la integración y los derechy'x Frivy's!
- Spoiler:
Click en la imagen para ver el esquema de relaciones entre los Cosechados del Rol
- Poblo
Ficha de cosechado
Nombre: Alyssa
Especie: Humana
Habilidades: Orientación, memoria y reflejos.
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
04/03/13, 09:47 pm
Tras recoger lo que necesitaba de la armería volví al patio y me uní al entrenamiento. Atol, que había sustituido su escudo por otra espada, se enfrentó con Stefan y conmigo a la vez, y a pesar de ser un dos contra uno no le costaba rechazarnos. Durante un rato centró la mayoría de los ataques en mí, mientras volvía a interrogarme sobre lo de Macak.
-¿Y cómo quieres que lo sepa? ni que pudiera decidir cuando alguien enferma-
Pase casi todo el tiempo luchando a la defensiva, lo que por un lado sirvió para que me llevara muchos menos golpes que Stefan, pero por el otro acerté muchos menos golpes que él.
En pleno combate sonó un pregón, lo que decía no significaba mucho para mí, pero sin duda sorprendió a Atol, al que no dudamos en apalear en cuanto bajó la guardia. Una jugada rastrera quizás, pero tras estar siempre perdiendo...
Sin embargo no estaba tan despistado como para no contraatacar, y confiado como estaba no pude desviar una estocada que me habría dado en la cabeza de no ser por Stefan, que logró desviarla a tiempo.
-Gracias-
Y así seguimos, hasta que ocurrió algo que no me esperaba para nada, pero para lo que tendría que haber estado preparado dados los últimos sucesos. Macak murió.
Ni siquiera murió por lo que tenía, sino por una caída. Tuvo la mala suerte de darse en la cabeza al caer, y ya no volvió a levantarse.
Los tres pudimos oír el golpe mientras entrenábamos. Atol fue el primero en reaccionar, Stefan le siguió un instante después y los dos la examinaron confirmando lo que todos temíamos.
Yo... yo no hice nada. Me quedé ahí plantado mirándolos mientras ellos lo hacían todo. Lo peor, parecía como si su muerte no me hubiera afectado. No lloraba, no gritaba, simplemente estaba ahí parado, mirando.
No fue hasta que me gritaron que avisara al resto cuando reaccioné. Eché a correr hacia el interior del torreón, pero aminoré el paso una vez dentro.
"¿Para qué correr? Ni que hubiera prisa. Ya está muerta, correr no ayudará"
Y seguí andando mientras buscaba a los demás hasta que los iba encontrando.
-Macak ha muerto. Está en el patio-
Una vez lo decía seguía hasta encontrar al siguiente y repetía lo mismo.
Mientras tanto, en mi mente nada tenía sentido. No entendía lo que estaba haciendo, ni por qué no lloraba o me horrorizaba como los otros, y tampoco estaba seguro de si me importaba. ¿Acaso no estaba triste? Sí, lo estaba, más triste de lo que había estado nunca, al menos desde... desde la otra muerte.
Cuando terminé de contarles a todos la noticia volví al salón y me senté en uno de los sillones.
"Esto podía haberse evitado. No estaba bien, lo sabía. Tenía que haber dejado el entrenamiento para otro momento y haberla vigilado. Así podría haber evitado esto, pero no lo hice. Y ahora Macak esta muerta, muerta..."
-¿Y cómo quieres que lo sepa? ni que pudiera decidir cuando alguien enferma-
Pase casi todo el tiempo luchando a la defensiva, lo que por un lado sirvió para que me llevara muchos menos golpes que Stefan, pero por el otro acerté muchos menos golpes que él.
En pleno combate sonó un pregón, lo que decía no significaba mucho para mí, pero sin duda sorprendió a Atol, al que no dudamos en apalear en cuanto bajó la guardia. Una jugada rastrera quizás, pero tras estar siempre perdiendo...
Sin embargo no estaba tan despistado como para no contraatacar, y confiado como estaba no pude desviar una estocada que me habría dado en la cabeza de no ser por Stefan, que logró desviarla a tiempo.
-Gracias-
Y así seguimos, hasta que ocurrió algo que no me esperaba para nada, pero para lo que tendría que haber estado preparado dados los últimos sucesos. Macak murió.
Ni siquiera murió por lo que tenía, sino por una caída. Tuvo la mala suerte de darse en la cabeza al caer, y ya no volvió a levantarse.
Los tres pudimos oír el golpe mientras entrenábamos. Atol fue el primero en reaccionar, Stefan le siguió un instante después y los dos la examinaron confirmando lo que todos temíamos.
Yo... yo no hice nada. Me quedé ahí plantado mirándolos mientras ellos lo hacían todo. Lo peor, parecía como si su muerte no me hubiera afectado. No lloraba, no gritaba, simplemente estaba ahí parado, mirando.
No fue hasta que me gritaron que avisara al resto cuando reaccioné. Eché a correr hacia el interior del torreón, pero aminoré el paso una vez dentro.
"¿Para qué correr? Ni que hubiera prisa. Ya está muerta, correr no ayudará"
Y seguí andando mientras buscaba a los demás hasta que los iba encontrando.
-Macak ha muerto. Está en el patio-
Una vez lo decía seguía hasta encontrar al siguiente y repetía lo mismo.
Mientras tanto, en mi mente nada tenía sentido. No entendía lo que estaba haciendo, ni por qué no lloraba o me horrorizaba como los otros, y tampoco estaba seguro de si me importaba. ¿Acaso no estaba triste? Sí, lo estaba, más triste de lo que había estado nunca, al menos desde... desde la otra muerte.
Cuando terminé de contarles a todos la noticia volví al salón y me senté en uno de los sillones.
"Esto podía haberse evitado. No estaba bien, lo sabía. Tenía que haber dejado el entrenamiento para otro momento y haberla vigilado. Así podría haber evitado esto, pero no lo hice. Y ahora Macak esta muerta, muerta..."
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
05/03/13, 09:51 pm
Después de que Yrio les relevase, Erin se fue a dormir. No tenía mucho sueño, pero quería volver a la biblioteca por la mañana y necesitaría estar descansada. Quería apuntar más hechizos y buscar algo para ayudar a Macack. Así, entre planes para el día siguiente se durmió.
Cuando despertó ya era por la mañana y había bastante actividad en el torreón. << Mierda. Mierdamierdamierda. Seguro que se han ido a la biblioteca sin mi >>, pensó, enfadada con el mundo desde primera hora. Bajó al salón y tras sentarse en el suelo sacó sus apuntes de magia y los cristales que llevaba en el bolsillo. Ya que se habían ido a la biblioteca sin ella, practicaría magia. Eligió uno de los hechizos y empezó a pronunciarlo una y otra vez sin ningún resultado. No podía concentrarse en lo que decía por mucho esfuerzo que hiciese. Entonces oyó la voz del nuevo pidiéndole que le dejase sus apuntes y los cristales. << ¿Pero este quién se cree que es? ¡Que le pida el libro a otro! >>, pensó antes de decir nada. Pero viendo que el chico no pensaba irse sin los apuntes, se los dejó a regañadientes. –Estúpidos muggles…No es normal que la magia les atraiga tanto –dijo en voz baja, aunque lo suficientemente alto para que él la oyese.
Siguió sentada en el suelo a falta de algo que hacer. Podría ir al patio a practicar con el arco, pues su puntería seguía siendo pésima, pero aún así se quedó en el salón pensando en la Tierra. Sin duda alguna, si en Rocavarancolia pudiese leer los libros que leía en la tierra se quería a vivir allí. << Es una aventura. Y en las aventuras… ¡¿POR QUÉ COJONES NO SE PARAN CON EL RUIDITO ESE?! >>. Hacía unos segundos que escuchaba un molesto ruido que perturbaba sus pensamientos. Miró alrededor con el ceño fruncido solo para descubrir que el ruido provenía de su mano derecha. Sin darse cuenta había empezado a tamborilear con los dedos. Paró de hacer aquel sonido y volvió a perderse en sus pensamientos, pero el ruido volvió a aparecer. Lo odiaba. Lo había odiado siempre y no iba a dejar de odiarlo en ese momento.
Al rato, el nuevo le devolvió sus apuntes y los cristales dándole las gracias. La canadiense se encogió de hombros. Poco la importaba que aquello le hubiese ayudado. Lo que de verdad la importaba era que podía hacer magia. –Pufff…Un Hufflepuff –murmuró. Probablemente, si el enrevesado sistema que tenía para meter a cada persona en una casa de Hogwarts hubiese colocado al nuevo en Slytherin o en Gryffindor -Ravenclaw era solo para contadas personas- ya habría salido a contárselo a todos. Pero no iba a levantarse por un Hufflepuff, no merecía la pena. Continuó practicando hechizos un rato más, sin poder concentrarse, hasta que se dio cuenta que solo era capaz de concentrarse con el sonido de sus dedos tamborileando en el suelo. ¡Era absurdo! ¿Desde cuándo podía concentrarse solo con un ruido que odiaba de fondo? << A lo mejor los cristales son como el anillo único y te corrompen y hacen que hagas cosas raras. Como Gollum >>.
Tal vez debería subir a ver a la chica-gato, pero cuando la vio bajar y subir al patio se encogió de hombros. Parecía estar mejor; aunque Erin seguía pensando que estaría mejor muerta. << Es como Gollum. Muerta estaría mejor, pero guardamos la esperanza de que sobreviva y vuelva a ser como antes >>, pensó. Poco a poco se iba acostumbrando al sonido de sus dedos tamborileando sobre el suelo, aunque el ruido le seguía pareciendo molesto. –Me he convertido en el tipo de persona que más odio, los que hacen ruido con las manos –pensó en voz alta mientras guardaba los apuntes y los cristales en el bolsillo. No todo era magia en Rocavarancolia; también necesitaba usar armas. Y ya que los demás estaban entrenando, era una buena oportunidad para “socializar”, que, desde el punto de vista de Erin, era conocer personas que te traicionarían por la espalda.
Antes de ir a la armería, se oyó un mensaje, como la otra vez, en el que contaban cosas de diversos mundos, aunque no de la Tierra << Normal, estarían horas contando todo lo que pasa en la Tierra… >>, pensaba. Bajó a la armería a por el arco que solía usar y subió las escaleras con tranquilidad… hasta que oyó un grito. En ese momento empezó a correr. En cuanto llegó al salón, se encontró con Pablo, quien le dijo que Macack estaba muerta. Dejó el arco y el carcaj en el suelo con poco cuidado y salió al patio.
La escena que se encontró no fue para nada lo que esperaba. Se había imaginado a la chica-gato con una herida provocada por un error en el entrenamiento,. -¿Qué…Qué ha pasado? –preguntó a nadie en particular. << Pero es normal en la arena… Mueren todos salvo uno. Y yo voy a ganar >>, se dijo. No sabía que decir ni hacer. No se le daba bien consolar a la gente; ni siquiera se le daban bien las relaciones sociales. Y se veía en el mismo estado que la chica-gato si se atrevía a expresar su opinión. Todos se autoculpaban, pero Erin creía que la culpa era en parte de todos. << Sufría. Tendríamos que haberla matado antes, aunque fuese difícil. No habría sufrido más durante ese tiempo y nos habríamos ahorrado este disgusto >>. –Ninguno tiene la culpa. Ha sido un accidente –dijo cuando le contaron que se había golpeado la cabeza con una piedra. Probablemente se hubiese desmayado. Estaba débil, todos lo sabían. Pero ellos no tenían la culpa de que Macack fuese tan irracional para salir al patio.
Se quedó quieta unos segundos. No sabía cómo reaccionar. ¿Cómo se sentía exactamente? No sentía alivio totalmente, pero tampoco sentía una tristeza plena… Estaba confusa. Nunca había vivido una muerte. Confundía las ideas en su mente y sentía como las piernas le temblaban tanto que tuvo que sentarse en el suelo. –Yo…yo… -empezó diciendo, pero se vio incapaz de seguir. << Estaba mejor muerta. Estaba mejor muerta. Estaba mejor muerta. Estaba… >>, se repitió una y otra vez mentalmente. Necesitaba convencerse de aquello, necesitaba sentir el alivio que habría sentido si la hubiesen matado ellos. Sin darse cuenta, había vuelto a empezar a tamborilear con los dedos.
Cuando despertó ya era por la mañana y había bastante actividad en el torreón. << Mierda. Mierdamierdamierda. Seguro que se han ido a la biblioteca sin mi >>, pensó, enfadada con el mundo desde primera hora. Bajó al salón y tras sentarse en el suelo sacó sus apuntes de magia y los cristales que llevaba en el bolsillo. Ya que se habían ido a la biblioteca sin ella, practicaría magia. Eligió uno de los hechizos y empezó a pronunciarlo una y otra vez sin ningún resultado. No podía concentrarse en lo que decía por mucho esfuerzo que hiciese. Entonces oyó la voz del nuevo pidiéndole que le dejase sus apuntes y los cristales. << ¿Pero este quién se cree que es? ¡Que le pida el libro a otro! >>, pensó antes de decir nada. Pero viendo que el chico no pensaba irse sin los apuntes, se los dejó a regañadientes. –Estúpidos muggles…No es normal que la magia les atraiga tanto –dijo en voz baja, aunque lo suficientemente alto para que él la oyese.
Siguió sentada en el suelo a falta de algo que hacer. Podría ir al patio a practicar con el arco, pues su puntería seguía siendo pésima, pero aún así se quedó en el salón pensando en la Tierra. Sin duda alguna, si en Rocavarancolia pudiese leer los libros que leía en la tierra se quería a vivir allí. << Es una aventura. Y en las aventuras… ¡¿POR QUÉ COJONES NO SE PARAN CON EL RUIDITO ESE?! >>. Hacía unos segundos que escuchaba un molesto ruido que perturbaba sus pensamientos. Miró alrededor con el ceño fruncido solo para descubrir que el ruido provenía de su mano derecha. Sin darse cuenta había empezado a tamborilear con los dedos. Paró de hacer aquel sonido y volvió a perderse en sus pensamientos, pero el ruido volvió a aparecer. Lo odiaba. Lo había odiado siempre y no iba a dejar de odiarlo en ese momento.
Al rato, el nuevo le devolvió sus apuntes y los cristales dándole las gracias. La canadiense se encogió de hombros. Poco la importaba que aquello le hubiese ayudado. Lo que de verdad la importaba era que podía hacer magia. –Pufff…Un Hufflepuff –murmuró. Probablemente, si el enrevesado sistema que tenía para meter a cada persona en una casa de Hogwarts hubiese colocado al nuevo en Slytherin o en Gryffindor -Ravenclaw era solo para contadas personas- ya habría salido a contárselo a todos. Pero no iba a levantarse por un Hufflepuff, no merecía la pena. Continuó practicando hechizos un rato más, sin poder concentrarse, hasta que se dio cuenta que solo era capaz de concentrarse con el sonido de sus dedos tamborileando en el suelo. ¡Era absurdo! ¿Desde cuándo podía concentrarse solo con un ruido que odiaba de fondo? << A lo mejor los cristales son como el anillo único y te corrompen y hacen que hagas cosas raras. Como Gollum >>.
Tal vez debería subir a ver a la chica-gato, pero cuando la vio bajar y subir al patio se encogió de hombros. Parecía estar mejor; aunque Erin seguía pensando que estaría mejor muerta. << Es como Gollum. Muerta estaría mejor, pero guardamos la esperanza de que sobreviva y vuelva a ser como antes >>, pensó. Poco a poco se iba acostumbrando al sonido de sus dedos tamborileando sobre el suelo, aunque el ruido le seguía pareciendo molesto. –Me he convertido en el tipo de persona que más odio, los que hacen ruido con las manos –pensó en voz alta mientras guardaba los apuntes y los cristales en el bolsillo. No todo era magia en Rocavarancolia; también necesitaba usar armas. Y ya que los demás estaban entrenando, era una buena oportunidad para “socializar”, que, desde el punto de vista de Erin, era conocer personas que te traicionarían por la espalda.
Antes de ir a la armería, se oyó un mensaje, como la otra vez, en el que contaban cosas de diversos mundos, aunque no de la Tierra << Normal, estarían horas contando todo lo que pasa en la Tierra… >>, pensaba. Bajó a la armería a por el arco que solía usar y subió las escaleras con tranquilidad… hasta que oyó un grito. En ese momento empezó a correr. En cuanto llegó al salón, se encontró con Pablo, quien le dijo que Macack estaba muerta. Dejó el arco y el carcaj en el suelo con poco cuidado y salió al patio.
La escena que se encontró no fue para nada lo que esperaba. Se había imaginado a la chica-gato con una herida provocada por un error en el entrenamiento,. -¿Qué…Qué ha pasado? –preguntó a nadie en particular. << Pero es normal en la arena… Mueren todos salvo uno. Y yo voy a ganar >>, se dijo. No sabía que decir ni hacer. No se le daba bien consolar a la gente; ni siquiera se le daban bien las relaciones sociales. Y se veía en el mismo estado que la chica-gato si se atrevía a expresar su opinión. Todos se autoculpaban, pero Erin creía que la culpa era en parte de todos. << Sufría. Tendríamos que haberla matado antes, aunque fuese difícil. No habría sufrido más durante ese tiempo y nos habríamos ahorrado este disgusto >>. –Ninguno tiene la culpa. Ha sido un accidente –dijo cuando le contaron que se había golpeado la cabeza con una piedra. Probablemente se hubiese desmayado. Estaba débil, todos lo sabían. Pero ellos no tenían la culpa de que Macack fuese tan irracional para salir al patio.
Se quedó quieta unos segundos. No sabía cómo reaccionar. ¿Cómo se sentía exactamente? No sentía alivio totalmente, pero tampoco sentía una tristeza plena… Estaba confusa. Nunca había vivido una muerte. Confundía las ideas en su mente y sentía como las piernas le temblaban tanto que tuvo que sentarse en el suelo. –Yo…yo… -empezó diciendo, pero se vio incapaz de seguir. << Estaba mejor muerta. Estaba mejor muerta. Estaba mejor muerta. Estaba… >>, se repitió una y otra vez mentalmente. Necesitaba convencerse de aquello, necesitaba sentir el alivio que habría sentido si la hubiesen matado ellos. Sin darse cuenta, había vuelto a empezar a tamborilear con los dedos.
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
07/03/13, 04:30 pm
Seon asintió sombría a la petición de Tap de no revelar su posición. A ella misma le hubiera gustado esconderse de nuevo en un rincón, especialmente cuando Yrio fue a buscarla para practicar con " su plan". Tuvo un momento de ansiedad, de rechazo instintivo, pero acabo por dejarse arrastrar. Ya estaba cuidando de Macack. Necesitaban practicar. Si daba resultado podrían proteger a los demás...
Seon arrastró los pies hasta la playa. Estaba insegura y la idea de usar magia le causaba cierto temor. Pero cuando comenzaron, fue como hacer click en la mente. Eran cosas que habían repasado mucho, y que entendía. No había resultados imprevistos. No había sorpresas desagradables. Era un juego, un reto. LLegó a sonreir mientras detenía los intentos del aurva. Cuando descansaron, la realidad caló de nuevo poco a poco, y se hizo el silencio. Tirada sobre la arena, la claridad, tranquila sobre sus cabezas, casi parecía un mal presagio. Un recuerdo de que sus vidas estaban iluminadas en aquella ciudad.
Durante el regreso, sonó un nuevo pregón, noticias sobre otros mundos. Al contrario de lo que habría sucedido normalmente, Seon apenas les prestó atención.
Y dentro, solo esperaban malas noticias. Como en los cuentos, las desgracias sucedían a luz del Sol.
Después no recordaría como empezó. Si alguien le avisó, o vio directamente la sangre y el cuerpo.
Solo que el primer choque, no le arrancó un grito, ni una palabra. Que solo se dejó caer de rodillas y empezó a llorar.
Había matado a una persona.
Y Alder no estaba allí para servir de refugio.
Seon arrastró los pies hasta la playa. Estaba insegura y la idea de usar magia le causaba cierto temor. Pero cuando comenzaron, fue como hacer click en la mente. Eran cosas que habían repasado mucho, y que entendía. No había resultados imprevistos. No había sorpresas desagradables. Era un juego, un reto. LLegó a sonreir mientras detenía los intentos del aurva. Cuando descansaron, la realidad caló de nuevo poco a poco, y se hizo el silencio. Tirada sobre la arena, la claridad, tranquila sobre sus cabezas, casi parecía un mal presagio. Un recuerdo de que sus vidas estaban iluminadas en aquella ciudad.
Durante el regreso, sonó un nuevo pregón, noticias sobre otros mundos. Al contrario de lo que habría sucedido normalmente, Seon apenas les prestó atención.
Y dentro, solo esperaban malas noticias. Como en los cuentos, las desgracias sucedían a luz del Sol.
Después no recordaría como empezó. Si alguien le avisó, o vio directamente la sangre y el cuerpo.
Solo que el primer choque, no le arrancó un grito, ni una palabra. Que solo se dejó caer de rodillas y empezó a llorar.
Había matado a una persona.
Y Alder no estaba allí para servir de refugio.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
08/03/13, 06:59 pm
El camino hacia el torreón fue tan tranquilo que casi pareció que la ciudad les estaba gastando una broma pesada. Uno de esos chistes macabros que no te esperas y que lejos de hacerte reír te dejan con un sabor amargo en la boca y un desagradable nudo en el estómago. La noticia les golpeó nada más poner un pie en Letargo, y fue Pablo quien la trajo.
-¿Como?- quiso preguntar, pero la voz se le cortó a media palabra, convirtiéndose en un gemido estrangulado.
Atol había movido el cuerpo, pero la sangre seguía ahí. Seon n o tardó en desplomarse, e Yrio se arrodilló junto a ella y la rodeó con los brazos. No iba a ayudar como Alder, eso lo sabía, pero era mejor que nada. También sabía lo que estaría pensando la chica en ese momento. Probablemente se estaría culpando por haber salido del torreón dejándola sola, o creería que ella lo había causado con su hechizo. Yrio se sintió realmente mal por habérsela llevado a entrenar, pero en ese momento había varios sentimientos por encima de la culpa. Primero la incredulidad ¿Cómo podía haber muerto de aquella forma absurda? Habían estado cuidándola y haciendo guardia para que si moría al menos que fuese calmada, o puede que incluso encontrasen una forma de curarla si aguantaba lo suficiente.
-¿Qué hacía fuera?
Luego estaba la rabia y la impotencia. La habían cuidado y acondicionado la habitación, habían estado pendientes de ella, ¿cómo se había tenido ese descuido?
-¿Por qué la dejasteis fuera?- gritó poniéndose en pie. Tenía los ojos empañados de lágrimas así que no veía muy bien a quien estaba gritando, tan solo mantuvo la mano firme sobre Seon- ¿Como ha podido pasar esto? La teníamos vigilada, habíamos logrado calmarla ¿Cómo ha podido morir de esta forma tan estúpida?
Era absurdo. Era la broma macabra que la ciudad les había gastado. Se habían comportado como idiotas, eran todos una panda de idiotas y habían estado haciendo el idiota desde el día en que llegaron. Daba igual lo mucho que lo intentasen, eran una pena de grupo, eran una panda de niñatos sin conocimientos de supervivencia, ni medicina, sin el menor sentido común que no eran capaces ni de velar por la seguridad de una compañera cuando claramente se estaba muriendo. Yrio maldijo una y mil veces su estúpido proyecto y sus estúpiudas ilusiones. Él querido que Macak viviese, por eso tendría que haberse quedado con ella, no dejarla en manos de los demás. << ¿Por qué de esta forma? ¿Qué vamos a hacer ahora?>> Fue hacia uno de los escudos que habían usado en los entrenamientos y empezó a darle patadas hasta que lo quebró. Entró en el torreón y derribó sillas, volcó cestas, rompió platos y luego se desplomó en el suelo para llorar como el niño pequeño quie era.
-¿Como?- quiso preguntar, pero la voz se le cortó a media palabra, convirtiéndose en un gemido estrangulado.
Atol había movido el cuerpo, pero la sangre seguía ahí. Seon n o tardó en desplomarse, e Yrio se arrodilló junto a ella y la rodeó con los brazos. No iba a ayudar como Alder, eso lo sabía, pero era mejor que nada. También sabía lo que estaría pensando la chica en ese momento. Probablemente se estaría culpando por haber salido del torreón dejándola sola, o creería que ella lo había causado con su hechizo. Yrio se sintió realmente mal por habérsela llevado a entrenar, pero en ese momento había varios sentimientos por encima de la culpa. Primero la incredulidad ¿Cómo podía haber muerto de aquella forma absurda? Habían estado cuidándola y haciendo guardia para que si moría al menos que fuese calmada, o puede que incluso encontrasen una forma de curarla si aguantaba lo suficiente.
-¿Qué hacía fuera?
Luego estaba la rabia y la impotencia. La habían cuidado y acondicionado la habitación, habían estado pendientes de ella, ¿cómo se había tenido ese descuido?
-¿Por qué la dejasteis fuera?- gritó poniéndose en pie. Tenía los ojos empañados de lágrimas así que no veía muy bien a quien estaba gritando, tan solo mantuvo la mano firme sobre Seon- ¿Como ha podido pasar esto? La teníamos vigilada, habíamos logrado calmarla ¿Cómo ha podido morir de esta forma tan estúpida?
Era absurdo. Era la broma macabra que la ciudad les había gastado. Se habían comportado como idiotas, eran todos una panda de idiotas y habían estado haciendo el idiota desde el día en que llegaron. Daba igual lo mucho que lo intentasen, eran una pena de grupo, eran una panda de niñatos sin conocimientos de supervivencia, ni medicina, sin el menor sentido común que no eran capaces ni de velar por la seguridad de una compañera cuando claramente se estaba muriendo. Yrio maldijo una y mil veces su estúpido proyecto y sus estúpiudas ilusiones. Él querido que Macak viviese, por eso tendría que haberse quedado con ella, no dejarla en manos de los demás. << ¿Por qué de esta forma? ¿Qué vamos a hacer ahora?>> Fue hacia uno de los escudos que habían usado en los entrenamientos y empezó a darle patadas hasta que lo quebró. Entró en el torreón y derribó sillas, volcó cestas, rompió platos y luego se desplomó en el suelo para llorar como el niño pequeño quie era.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
09/03/13, 08:46 pm
Los demás empiezan a llegar al aviso de Pablo y Stefan intenta convencerme de patrañas. <<Me confié, sencillamente. E igual de sencilla ha sido su muerte... Y estúpida. Y estúpido yo>> Erin vuelve a lo mismo, a que no es culpa de nadie <<¿En qué quedamos?>> Necesito alejarme de quienes hablan, así que voy a la cocina a por un paño y luego limpio la sangre tanto de su cuerpo como del suelo con esmero, intentando distraerme para pensar, mudo.
Al poco, demasiado poco ya que aún queda sangre, Seon e Yrio vuelven. La primera se desploma ante la visión y antes de que yo pueda reaccionar, Yrio toma la iniciativa, para estallar a continuación. Tiene razón, así que sigo limpiando sin responderle, con la cabeza gacha y evitando su mirada. Pero lo de empezar a romper cosas y gritar sin sentido...
-Eso no sirve de nada, igual que tampoco echarnos la culpa o llorar. No ahora, luego quizá.-pienso en voz alta, levantándome mirando fijamente el paño y luego la negrura de la piel de la varmana.-Maldición... No toquéis la sangre... Aunque yo ya la he tocado pero como era responsabilidad mía...-<<Lo que suceda, me lo merezco>>
Busco a Yrio con la mirada y lo veo, también en el suelo, llorando. Después de lavarme me acerco a él y, sin agacharme, le digo:
-¿Tienes en tu cuaderno los ritos fúnebres exactos de Varmania? No podemos dejarla ahí. Recuerdo que había que sacarle los ojos pero...-musito, mirando el cuerpo inerte, dudando, pero sé que no podría ni podré.-Que se encargue otro, suficiente daño he hecho ya... -susurro, imaginando que lo hago mal y mirando al infinito unos segundos para luego recuperarme.-Podemos enterrarla en el patio luego... Y le haré alguna estatuilla de madera...-finalizo, pensando en voz alta.
Luego bajo lentamente a la armería y vuelvo con un par de palas para empezar a cavar el agujero. Dejo el par en el patio y empiezo a hincar la pala en el suelo, pensando fugazmente en Tap
-Si volviste y estás por ahí, Tap, ten cuidado, nadie quiere tener enterrar otro cadáver hoy.-gruño, para luego sacar más tierra y dedicar una mirada significativa a los chavales sin decir nada.
Al poco, demasiado poco ya que aún queda sangre, Seon e Yrio vuelven. La primera se desploma ante la visión y antes de que yo pueda reaccionar, Yrio toma la iniciativa, para estallar a continuación. Tiene razón, así que sigo limpiando sin responderle, con la cabeza gacha y evitando su mirada. Pero lo de empezar a romper cosas y gritar sin sentido...
-Eso no sirve de nada, igual que tampoco echarnos la culpa o llorar. No ahora, luego quizá.-pienso en voz alta, levantándome mirando fijamente el paño y luego la negrura de la piel de la varmana.-Maldición... No toquéis la sangre... Aunque yo ya la he tocado pero como era responsabilidad mía...-<<Lo que suceda, me lo merezco>>
Busco a Yrio con la mirada y lo veo, también en el suelo, llorando. Después de lavarme me acerco a él y, sin agacharme, le digo:
-¿Tienes en tu cuaderno los ritos fúnebres exactos de Varmania? No podemos dejarla ahí. Recuerdo que había que sacarle los ojos pero...-musito, mirando el cuerpo inerte, dudando, pero sé que no podría ni podré.-Que se encargue otro, suficiente daño he hecho ya... -susurro, imaginando que lo hago mal y mirando al infinito unos segundos para luego recuperarme.-Podemos enterrarla en el patio luego... Y le haré alguna estatuilla de madera...-finalizo, pensando en voz alta.
Luego bajo lentamente a la armería y vuelvo con un par de palas para empezar a cavar el agujero. Dejo el par en el patio y empiezo a hincar la pala en el suelo, pensando fugazmente en Tap
-Si volviste y estás por ahí, Tap, ten cuidado, nadie quiere tener enterrar otro cadáver hoy.-gruño, para luego sacar más tierra y dedicar una mirada significativa a los chavales sin decir nada.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
10/03/13, 02:21 am
Yrio alza la cabeza. Tarda en comprnder al principio las palabras de Atol, pues le duele la cabeza de la rabieta, pero en cuanto capta su petición corre a por su libreta de apuntes. La lee con detenimiento, aunque él prácticamente se los sabe de memoria, al menos los de Varmania. Le habían parecido bonitos, a excepción de la parte de los ojos.
-Sí, hay que sacárselos...- confirmó con una mueca- Pero no se quien podría...- Serokrai se ofrece a hacerlo, prometiendo tener cuidado y asegurando que él tiene estómago para esas cosas- Bueno, luego los llevaremos a los acantilados. Hay que dejarlos caer por una catarata para liberar el alma, y eso es lo más parecido que tenemos... Luego el cuerpo se entierra y se planta un árbol justo donde está la cabeza del difunto. Una vida por otra...-leyó. Eso era lo que le había parecido bonito de los ritos varmanos.
No le parecieron tan bonitos cuando asistió a Sserokrai en la extracción. Fue algo realmente desagradable; ver el cuerpo, el estar usando una punta de flecha y una cuchara para realizar la operación parecía casi un insulto, y el sonido que hicieron los ojos al salir de sus cuencas, la visión del nervio colgando y como eran cercenados, la sangre negra supurando por as heridas. Yrio acabó vomitando en un cubo, y aun así no se libró de limpiar todo el estropicio. El olor de la sangre se le quedó en las fosas nasales, y sabía que no desaparecería del todo hasta muchos días después. Ambos se lavaron bien, metieon los ojos en un frasco que cerraron con cuidado y se prepararon para ir a los acantilados.
-Volveremos cuanto antes, no tardaremos nada. Recuerda que tienes que plantar algo sobre su cabeza...- le dijo a Atol cuando se despidieron,
Quiso abrazar a Seon para econfortarla, pero apestaba a muerte aun habiendose lavado y no quería ni tocarla. No quería acercarse a ella. Cuando volviese se daría un baño de tres horas.
Sigue en losAcantilados.
-Sí, hay que sacárselos...- confirmó con una mueca- Pero no se quien podría...- Serokrai se ofrece a hacerlo, prometiendo tener cuidado y asegurando que él tiene estómago para esas cosas- Bueno, luego los llevaremos a los acantilados. Hay que dejarlos caer por una catarata para liberar el alma, y eso es lo más parecido que tenemos... Luego el cuerpo se entierra y se planta un árbol justo donde está la cabeza del difunto. Una vida por otra...-leyó. Eso era lo que le había parecido bonito de los ritos varmanos.
No le parecieron tan bonitos cuando asistió a Sserokrai en la extracción. Fue algo realmente desagradable; ver el cuerpo, el estar usando una punta de flecha y una cuchara para realizar la operación parecía casi un insulto, y el sonido que hicieron los ojos al salir de sus cuencas, la visión del nervio colgando y como eran cercenados, la sangre negra supurando por as heridas. Yrio acabó vomitando en un cubo, y aun así no se libró de limpiar todo el estropicio. El olor de la sangre se le quedó en las fosas nasales, y sabía que no desaparecería del todo hasta muchos días después. Ambos se lavaron bien, metieon los ojos en un frasco que cerraron con cuidado y se prepararon para ir a los acantilados.
-Volveremos cuanto antes, no tardaremos nada. Recuerda que tienes que plantar algo sobre su cabeza...- le dijo a Atol cuando se despidieron,
Quiso abrazar a Seon para econfortarla, pero apestaba a muerte aun habiendose lavado y no quería ni tocarla. No quería acercarse a ella. Cuando volviese se daría un baño de tres horas.
Sigue en losAcantilados.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
10/03/13, 02:44 pm
Las imágenes se repetían una y otra vez frente a mis ojos, sin embargo iban perdiendo intensidad mientras mi mente trataba de encerrarlas. Poco a poco comencé a oír mas cosas aparte del recuerdo, oía a gente llorando y ruidos de cosas rotas, al poco rato mi vista se fue aclarando. Comencé a ver a la gente que iba y venia, vi como Yrio se iba con Serok a algún lugar, vi a Seon sentada llorando y vi a Atol desapareciendo en el interior del torreón.
Al final mis sentidos volvieron a ser solo míos, empuje el recuerdo a un rincón de mi mente y lo retuve allí, sabia que debía armarme de valor para todo lo que había que hacer.
Cuando había acabado de mentalizarme Atol ya estaba con una pala en la mano cavando en el patio. Vi otra pala en el suelo y fui a recogerla para ayudarlo, alargue la mano para agarrar la pala y la vi aun llena de sangre, me fije bien y vi motas negras entre la sangre. Fui a lavarme antes de ayudar a Atol y me limpie la mano en agua sacada del pozo. En mi mente encajaron un par de piezas y abrí mucho los ojos. Debía detener a Atol, o si no estaríamos todos en peligro.
Me dirigí a el y le dije:
-Atol,- no respondió-,Atol,- seguía sin dar señales de escucharme.- ¡Atol!.- le medio grite mientras le zarandeaba del hombro.- Para, tienes que parar, no puedes enterrar aquí a Macack, no sabemos que clase de enfermedad tenia, si la entierras aquí cabe la posibilidad de que el pozo de agua se infecte de lo que ella tenia, y entonces todos estaremos igual. No podemos correr ese riesgo.- toda esta perorata estaba dirigida a su sentido común.
-En los mapas de la ciudad aparecía algo parecido a un cementerio, allí podríamos enterrarla, pero eso tendrá que ser un poco mas tarde, de momento hay que salir por comida, no veo que estés por la labor así que iremos otras personas, quédate aquí y si vuelve Yrio antes que nosotros dile que espere, y cuando hayamos vuelto iremos todos a enterrarla, ¿de acuerdo?- pregunte como esperando su permiso.
Después de eso elegí a un par de personas para que me acompañaran y me acerque a Pablo que parecía estar completamente ido, tuve que repetir varias veces su nombre, cuando me canse de repetirlo y ver que no me hacia ni caso le cogí la barbilla y le alcé la cabeza para que me mirase, aquí pareció dar mas señales de vida así que le dije:
-Vamos a salir por comida, necesito a mas personas y tu pareces necesitar salir de aquí así que....¿vienes?,- cuando respondió bajé a la armería a por mis cosas y luego junto a Thras y Charlotte salimos a por comida.
Sigue en la Avenida de las Casas Carnivoras.
Al final mis sentidos volvieron a ser solo míos, empuje el recuerdo a un rincón de mi mente y lo retuve allí, sabia que debía armarme de valor para todo lo que había que hacer.
Cuando había acabado de mentalizarme Atol ya estaba con una pala en la mano cavando en el patio. Vi otra pala en el suelo y fui a recogerla para ayudarlo, alargue la mano para agarrar la pala y la vi aun llena de sangre, me fije bien y vi motas negras entre la sangre. Fui a lavarme antes de ayudar a Atol y me limpie la mano en agua sacada del pozo. En mi mente encajaron un par de piezas y abrí mucho los ojos. Debía detener a Atol, o si no estaríamos todos en peligro.
Me dirigí a el y le dije:
-Atol,- no respondió-,Atol,- seguía sin dar señales de escucharme.- ¡Atol!.- le medio grite mientras le zarandeaba del hombro.- Para, tienes que parar, no puedes enterrar aquí a Macack, no sabemos que clase de enfermedad tenia, si la entierras aquí cabe la posibilidad de que el pozo de agua se infecte de lo que ella tenia, y entonces todos estaremos igual. No podemos correr ese riesgo.- toda esta perorata estaba dirigida a su sentido común.
-En los mapas de la ciudad aparecía algo parecido a un cementerio, allí podríamos enterrarla, pero eso tendrá que ser un poco mas tarde, de momento hay que salir por comida, no veo que estés por la labor así que iremos otras personas, quédate aquí y si vuelve Yrio antes que nosotros dile que espere, y cuando hayamos vuelto iremos todos a enterrarla, ¿de acuerdo?- pregunte como esperando su permiso.
Después de eso elegí a un par de personas para que me acompañaran y me acerque a Pablo que parecía estar completamente ido, tuve que repetir varias veces su nombre, cuando me canse de repetirlo y ver que no me hacia ni caso le cogí la barbilla y le alcé la cabeza para que me mirase, aquí pareció dar mas señales de vida así que le dije:
-Vamos a salir por comida, necesito a mas personas y tu pareces necesitar salir de aquí así que....¿vienes?,- cuando respondió bajé a la armería a por mis cosas y luego junto a Thras y Charlotte salimos a por comida.
Sigue en la Avenida de las Casas Carnivoras.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
10/03/13, 11:32 pm
¿Cuánto tiempo llevaba sentado en el sillón? No sabría decirlo. Había perdido la noción del tiempo, ¿pero acaso importaba? ¿Importaba una mierda todo lo que había hecho hasta ahora?
¿Desde que estaban en el torreón qué había logrado? Solo había ido cabreando poco a poco a todos y cada uno de los que estaban en el torreón. Especialmente a Atol, que se desvivía por que todo marchara de la forma más normal posible.
Apenas me fijé en las veces que Atol pasó por allí, y no hice nada por parar a Yrio cuando empezó a destrozarlo todo. Despues de todo ¿quién era yo para decirle lo que debe o no debe hacer? Despues de todo él ayudaba con su magia cuando hacía falta. ¿Yo que había hecho? Nada.
Espera. Sí que había hecho algo. Le había tirado un cubo de agua a Tap, que había hecho que abandonara el torreón y que yo fuera tras él, lo que había provocado que Macak nos siguiera y... ¡Vaya! Había cogido algo que al final la había matado.
Puede que no la hubiera matado, pero era mi culpa que estubiera muerta.
Noté que alguien me hablaba. Era Stefan.
Al parecer llevaba un rato intentando que lo escuchara. Quería que lo acompañara a por las cestas. Sin prestarle mucha atención acepté. En ese momento me daba igual estar aquí que fuera, así que cogí mis cosas y salimos.
Sigue en la Avenida de las Casas Carnivoras.
¿Desde que estaban en el torreón qué había logrado? Solo había ido cabreando poco a poco a todos y cada uno de los que estaban en el torreón. Especialmente a Atol, que se desvivía por que todo marchara de la forma más normal posible.
Apenas me fijé en las veces que Atol pasó por allí, y no hice nada por parar a Yrio cuando empezó a destrozarlo todo. Despues de todo ¿quién era yo para decirle lo que debe o no debe hacer? Despues de todo él ayudaba con su magia cuando hacía falta. ¿Yo que había hecho? Nada.
Espera. Sí que había hecho algo. Le había tirado un cubo de agua a Tap, que había hecho que abandonara el torreón y que yo fuera tras él, lo que había provocado que Macak nos siguiera y... ¡Vaya! Había cogido algo que al final la había matado.
Puede que no la hubiera matado, pero era mi culpa que estubiera muerta.
Noté que alguien me hablaba. Era Stefan.
Al parecer llevaba un rato intentando que lo escuchara. Quería que lo acompañara a por las cestas. Sin prestarle mucha atención acepté. En ese momento me daba igual estar aquí que fuera, así que cogí mis cosas y salimos.
Sigue en la Avenida de las Casas Carnivoras.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
13/03/13, 06:21 pm
Salimos de la avenida y tan sólo entonces mi cuerpo se relajó un poco, aunque no demasiado ya que aún no estábamos fuera de peligro. Al poco rato le contesté a Pablo:
-Me alegro de contar con tu ayuda, y respecto a que pretendo conseguir...., quiero que nos llevemos mejor todos, o a este paso no nos va a matar la ciudad, nos mataremos entre nosotros. Y no pienso permitirlo, no somos tantos como para permitirnos discusiones sin sentido, quizás si no discutimos podamos evitar que pasen cosas como las de Macack.- Un tono triste se adueñó de mi voz, pero cuando repasé las palabras que acababa de decir y me volví de nuevo hacia Pablo.- No creas que esto es una bronca, nada mas lejos de mi intención.- Dije tratando de disculparme, como no encontré una disculpa aceptable a lo que había dicho me sumí en un silencio arrepentido.
El viaje hasta el torreón fue sin problemas y en cuanto estuvimos frente a su puerta toda la tensión de mi cuerpo se desvaneció.
Thras golpeó la puerta y alguien abrió, aunque no me fijé mucho en quién. Posé una cesta en la cocina y después bajé a la armería para dejar mis cosas. <<Hemos llegado todos a salvo>>, ese pensamiento invadió mi mente, y la verdad es que tenía serias dudas de que consiguiéramos llegar todos ilesos pero lo habíamos hecho. Por eso a pesar de todo lo que había pasado y lo que aún tenía que pasar en mi boca se formó media sonrisa.
Salí al patio y no vi ni rastro de la sangre que había antes, así como tampoco el cuerpo de Macack, en este momento no tenía nada que decirle a nadie así que fui a por mi libro me senté sobre un sillón y continué descifrando.
Ya tenía media idea de cuando saldría la Luna, pero aún me costaba concretarlo todo, aun así estaba empeñado en descifrar aquel libro.
No quise practicar magia delante de nadie, me había visto Erin pero no quería que los demás se enterasen, <<Si se enteran quizás me presionen para aprender, y yo nunca he trabajado bien bajo presión.>>
-Me alegro de contar con tu ayuda, y respecto a que pretendo conseguir...., quiero que nos llevemos mejor todos, o a este paso no nos va a matar la ciudad, nos mataremos entre nosotros. Y no pienso permitirlo, no somos tantos como para permitirnos discusiones sin sentido, quizás si no discutimos podamos evitar que pasen cosas como las de Macack.- Un tono triste se adueñó de mi voz, pero cuando repasé las palabras que acababa de decir y me volví de nuevo hacia Pablo.- No creas que esto es una bronca, nada mas lejos de mi intención.- Dije tratando de disculparme, como no encontré una disculpa aceptable a lo que había dicho me sumí en un silencio arrepentido.
El viaje hasta el torreón fue sin problemas y en cuanto estuvimos frente a su puerta toda la tensión de mi cuerpo se desvaneció.
Thras golpeó la puerta y alguien abrió, aunque no me fijé mucho en quién. Posé una cesta en la cocina y después bajé a la armería para dejar mis cosas. <<Hemos llegado todos a salvo>>, ese pensamiento invadió mi mente, y la verdad es que tenía serias dudas de que consiguiéramos llegar todos ilesos pero lo habíamos hecho. Por eso a pesar de todo lo que había pasado y lo que aún tenía que pasar en mi boca se formó media sonrisa.
Salí al patio y no vi ni rastro de la sangre que había antes, así como tampoco el cuerpo de Macack, en este momento no tenía nada que decirle a nadie así que fui a por mi libro me senté sobre un sillón y continué descifrando.
Ya tenía media idea de cuando saldría la Luna, pero aún me costaba concretarlo todo, aun así estaba empeñado en descifrar aquel libro.
No quise practicar magia delante de nadie, me había visto Erin pero no quería que los demás se enterasen, <<Si se enteran quizás me presionen para aprender, y yo nunca he trabajado bien bajo presión.>>
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
14/03/13, 09:57 am
Hecho el agujero, con el hueco para la planta, empecé a excavar alrededor de una mata del patio, con cuidado, buscando llegar al fondo y poder transplantarla. Mientras noté que alguien me hablaba, pero no le presté atención pues lo importante era esto. ¡Pero incluso me sacudía del hombro! Al final me giré y escuché a Stefan mirando de reojo al suelo. Sin embargo sus palabras calaron hondo: la enfermedad. ¿Tendría razón? <<La tenga o no... tiene razón en no arriesgarnos>> Mosqueado, clavé la pala con fuerza en el suelo y escuché lo último que decía.
-Joder... Todo tiene que salir mal siempre... Volved ilesos.-le gruño, tanto en forma de amenaza como de orden, y cierta súplica que costará admitir.
Luego vuelvo junto al cuerpo de la varmana y miro al torreón, al patio y el muro, pensativo. <<¿Y ahora dónde la dejo? Si un lagarto vino a por fruta no quiero saber qué vendrá a por carne muerta. Y a los demás no les veo pasando un día tan cerca de un cadáver... No, aquí no puede quedarse ¿Pero entonces qué? Si tuviésemos una cámara frigorífica... O...>> Miro de reojo el cuerpo, centrándome en la negrura de la piel y mi mirada se torna recelosa <<¿Cómo sabemos que no nos infectará después de muerta?>>
Para cuando los demás volvieron yo ya había terminado en la armería, donde había quitado las baldas de un armario, que ahora estaba tumbado en el suelo, y dejado el cuerpo dentro, con el añadido de un hechizo térmico para evitar su descomposición. También había bajado y dejado dentro sus posesiones. <<Será una Diosa o una hija de, pero por algún motivo enfermó y no sabemos qué puede pasar con la enfermedad ni su funcionamiento, así que mejor lejos del grupo hasta el entierro>> pienso mientras me doy un baño con agua casi hirviendo para desinfectarme, recordando el miedo a que me saliese mal el anterior y que echase a arder el cuerpo de Macak. Cuando oí llegar a los demás...
-¡Más os vale volver todos en perfecto estado! ¡Macak está en la armería en un armario en el suelo! ¡Estoy en el baño, ahora bajo!-les grito desde la puerta para luego volver a la bañera.
-Joder... Todo tiene que salir mal siempre... Volved ilesos.-le gruño, tanto en forma de amenaza como de orden, y cierta súplica que costará admitir.
Luego vuelvo junto al cuerpo de la varmana y miro al torreón, al patio y el muro, pensativo. <<¿Y ahora dónde la dejo? Si un lagarto vino a por fruta no quiero saber qué vendrá a por carne muerta. Y a los demás no les veo pasando un día tan cerca de un cadáver... No, aquí no puede quedarse ¿Pero entonces qué? Si tuviésemos una cámara frigorífica... O...>> Miro de reojo el cuerpo, centrándome en la negrura de la piel y mi mirada se torna recelosa <<¿Cómo sabemos que no nos infectará después de muerta?>>
Para cuando los demás volvieron yo ya había terminado en la armería, donde había quitado las baldas de un armario, que ahora estaba tumbado en el suelo, y dejado el cuerpo dentro, con el añadido de un hechizo térmico para evitar su descomposición. También había bajado y dejado dentro sus posesiones. <<Será una Diosa o una hija de, pero por algún motivo enfermó y no sabemos qué puede pasar con la enfermedad ni su funcionamiento, así que mejor lejos del grupo hasta el entierro>> pienso mientras me doy un baño con agua casi hirviendo para desinfectarme, recordando el miedo a que me saliese mal el anterior y que echase a arder el cuerpo de Macak. Cuando oí llegar a los demás...
-¡Más os vale volver todos en perfecto estado! ¡Macak está en la armería en un armario en el suelo! ¡Estoy en el baño, ahora bajo!-les grito desde la puerta para luego volver a la bañera.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
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Re: Torreón Letargo (Archivo III)
14/03/13, 08:51 pm
El viaje de vuelta transcurrió sin ninguna complicación. Por el camino apenas habló nadie, cada uno sumido en sus propios pensamientos, y ni siquiera al entrar cesó el silencio, al menos por nuestra parte. Las voces de Atol no tardaron en hacerse oír, viniendo del baño.
-Estamos bien. No ha habido complicaciones-
Dejé las cestas donde siempre, mientras Stefan salía al patio y los demás seguían cada uno por su lado. En cuanto a mí, solo quería meterme en algún sitio en el que estar solo, y como el libense no tardaría en bajar, la cocina no era una opción. Atol había dicho que Macak estaba en la armería. La idea de bajar allí no era agradable, pero tampoco quería estar cerca de él, y menos a solas con lo que había pasado, así que después de ver a Stefan subir a leer me acabé decidiendo y bajé a la armería
Desde luego Atol se había cuidado de dejar el cadáver lo mejor posible. Había un armario tumbado sobre el suelo, cerrado. El cadáver de Macak tenía que estar dentro.
Tras estar un rato quieto mirándolo al final me acerqué. Toqué la madera con la mano, estaba fría, más de lo normal.
“Un hechizo térmico. ¿Pretende conservar el cuerpo?”
Pasé otro rato frente el armario sin atreverme a abrirlo. Quería decirle a Macak que lo sentía, que había sido mi culpa pero que no había querido nada de esto.
Pero no podía oírme, porque estaba muerta. Y hablarle a un cuerpo muerto era inútil.
Y así al final, tarde y mal, me eché a llorar. Lloré todo lo que tendría que haber llorado en su momento, pero que por alguna razón no lo había hecho.
-Estamos bien. No ha habido complicaciones-
Dejé las cestas donde siempre, mientras Stefan salía al patio y los demás seguían cada uno por su lado. En cuanto a mí, solo quería meterme en algún sitio en el que estar solo, y como el libense no tardaría en bajar, la cocina no era una opción. Atol había dicho que Macak estaba en la armería. La idea de bajar allí no era agradable, pero tampoco quería estar cerca de él, y menos a solas con lo que había pasado, así que después de ver a Stefan subir a leer me acabé decidiendo y bajé a la armería
Desde luego Atol se había cuidado de dejar el cadáver lo mejor posible. Había un armario tumbado sobre el suelo, cerrado. El cadáver de Macak tenía que estar dentro.
Tras estar un rato quieto mirándolo al final me acerqué. Toqué la madera con la mano, estaba fría, más de lo normal.
“Un hechizo térmico. ¿Pretende conservar el cuerpo?”
Pasé otro rato frente el armario sin atreverme a abrirlo. Quería decirle a Macak que lo sentía, que había sido mi culpa pero que no había querido nada de esto.
Pero no podía oírme, porque estaba muerta. Y hablarle a un cuerpo muerto era inútil.
Y así al final, tarde y mal, me eché a llorar. Lloré todo lo que tendría que haber llorado en su momento, pero que por alguna razón no lo había hecho.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
14/03/13, 09:32 pm
Yrio acabó tirando el brazo por el camino, con bastante asco, y se enrolló las cuerdas de las cuchillas en los brazos, escondiéndolas bajo las mangas de la blusa. No respondió a las escasas preguntas de Serok, y pasaron todo el camino en silencio. Llegaron al torreón a paso ligero pues Yrio tenía retortijones de tripa. Acabó entrando a la carrera sin saludar a nadie y se metio en una de las letrinas del patio, casi cayéndose en el hoyo que había hecho Atol en el patio. Salió al rato con la cara un poco verde y un hambre horrible, pero no se atrevía a comer nada. Se fue al salón y se dejó caer en el sofá, desde donde informó sobre el viaje a los acantilados.
-No tuvimos problemas, no nos atacó nada y pudimos lanzar los ojos. Espero que haya servido... - se percató entonces de la falta del cuerpo de Macak, a pesar de que fuera seguía el agujero vacío. Al preguntar le dijeron que Atol lo había llevado a la armería- Ya veo... ¿Entonces mañana iremos a enterrarla?
Ir a un cementerio. Se preguntaba cómo sería el cementerio en aquella ciudad, y vistos los ritos funerarios de sus compañeros de criba, podía esperarse cualquier cosa. Los retortijones volvieron y se llevó las manos al estómago. << Me mueroooo>> Reunió fuerzas para calentarse un vaso de syv y coger una fruta de las cestas, e inmediatamente después volvió a tirarse en el sofá.
-No pienso moverme de aquí hasta mañana- anunció. Tenía las letrinas cerca, el pozo y también las cestas por si las náuseas se le pasaban y podía comer algo.- Avisadme cuando vayais a salir...
De pronto un miedo le sobrevino. Aquellas náuseas repentinas podrían ser causadas por la enfermedad de Macak. Tal vez el hecho de tocar los ojos de la chica le hubiese hecho infectarse con lo que fuera que tuviera. << Pero Serokrai tambien tocó los ojos...>> Tal vez el fantasma, fuera lo que fuese eso, le había hecho enfermar. Se le humedecieron los ojos y comenzó a temblar levemente, pero se sacó esos pensamientos de la cabeza como pudo. Serían los nervios. El día antes de que le presentasen a su edeel tambien vomitó. << Mañana me pondré bien. Me levantaré como una rosa y desayunaré en condiciones>> sse animó. Buscó una manta a tientas y se hizo un ovillo en el sofá, todavía con la ropa puesta y las armas y talismanes escondidos.
-No tuvimos problemas, no nos atacó nada y pudimos lanzar los ojos. Espero que haya servido... - se percató entonces de la falta del cuerpo de Macak, a pesar de que fuera seguía el agujero vacío. Al preguntar le dijeron que Atol lo había llevado a la armería- Ya veo... ¿Entonces mañana iremos a enterrarla?
Ir a un cementerio. Se preguntaba cómo sería el cementerio en aquella ciudad, y vistos los ritos funerarios de sus compañeros de criba, podía esperarse cualquier cosa. Los retortijones volvieron y se llevó las manos al estómago. << Me mueroooo>> Reunió fuerzas para calentarse un vaso de syv y coger una fruta de las cestas, e inmediatamente después volvió a tirarse en el sofá.
-No pienso moverme de aquí hasta mañana- anunció. Tenía las letrinas cerca, el pozo y también las cestas por si las náuseas se le pasaban y podía comer algo.- Avisadme cuando vayais a salir...
De pronto un miedo le sobrevino. Aquellas náuseas repentinas podrían ser causadas por la enfermedad de Macak. Tal vez el hecho de tocar los ojos de la chica le hubiese hecho infectarse con lo que fuera que tuviera. << Pero Serokrai tambien tocó los ojos...>> Tal vez el fantasma, fuera lo que fuese eso, le había hecho enfermar. Se le humedecieron los ojos y comenzó a temblar levemente, pero se sacó esos pensamientos de la cabeza como pudo. Serían los nervios. El día antes de que le presentasen a su edeel tambien vomitó. << Mañana me pondré bien. Me levantaré como una rosa y desayunaré en condiciones>> sse animó. Buscó una manta a tientas y se hizo un ovillo en el sofá, todavía con la ropa puesta y las armas y talismanes escondidos.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
15/03/13, 10:52 am
Cuando la voz de Atol y su pregunta alcanzaron mi mente me levanté con el libro en las manos y subí las escaleras hasta el baño. Atol estaba en la bañera a punto de salir y cuando fijé mi vista en él la desvié algo incómodo, <<Creí que ya se estaría vistiendo>>.
Abrí la boca para contarle lo sucedido, es decir nada importante, pero Pablo se me adelantó desde abajo. Con un suspiro miré a Atol a la cara y me sonrojé levemente mientras le decía:
-Estamos todos bien, ya lo has oído, no hay nada por lo que preocuparse. Te hemos dejado las cestas en la cocina, si no tienes ánimos para cocinar dímelo y ya haremos algo.- mientras decía esto no sabía donde mirar, aunque de refilón tenía buen aspecto. El enrojecimiento fue en aumento mientras pensaba que me estaba comportando como un crío.- Bueno, baja cuando puedas, estamos casi todos en el salón.
Sin nada mas que añadir bajé de nuevo al salón sólo para ver como Yrio pasaba como una centella hacia el patio. Al poco rato volvió y se sentó en un sillón con una taza de syv en la mano, pude ver claramente el gesto de su cara y el movimiento de su mano hasta el estómago.
-¿Te duele el estómago Yrio?.- Pregunté con curiosidad, aunque la respuesta era claramente visible.- Y sí, mañana enterraremos a Macack, se supone que hay un cementerio no muy lejos de aquí, pero bueno, mejor esperar a mañana que no sabemos cuánto tiempo nos llevara.
-Por cierto y cambiando de tema, se me ha ocurrido una forma de que puedas usar las gafas de sol que te di, podrías pasar una cinta alrededor de la cabeza y así no se te caerían, ¿qué te parece?.
Seguí traduciendo el libro mientras veía por el rabillo del ojo como la gente iba y venía, sin embargo otra parte de mi mente estaba ocupada pensando en como ocultar los catalizadores mágicos que había en el torreón para usarlos, aunque tendría que esperar a que todos se fueran a dormir para obtenerlos sin que se dieran cuenta.
Abrí la boca para contarle lo sucedido, es decir nada importante, pero Pablo se me adelantó desde abajo. Con un suspiro miré a Atol a la cara y me sonrojé levemente mientras le decía:
-Estamos todos bien, ya lo has oído, no hay nada por lo que preocuparse. Te hemos dejado las cestas en la cocina, si no tienes ánimos para cocinar dímelo y ya haremos algo.- mientras decía esto no sabía donde mirar, aunque de refilón tenía buen aspecto. El enrojecimiento fue en aumento mientras pensaba que me estaba comportando como un crío.- Bueno, baja cuando puedas, estamos casi todos en el salón.
Sin nada mas que añadir bajé de nuevo al salón sólo para ver como Yrio pasaba como una centella hacia el patio. Al poco rato volvió y se sentó en un sillón con una taza de syv en la mano, pude ver claramente el gesto de su cara y el movimiento de su mano hasta el estómago.
-¿Te duele el estómago Yrio?.- Pregunté con curiosidad, aunque la respuesta era claramente visible.- Y sí, mañana enterraremos a Macack, se supone que hay un cementerio no muy lejos de aquí, pero bueno, mejor esperar a mañana que no sabemos cuánto tiempo nos llevara.
-Por cierto y cambiando de tema, se me ha ocurrido una forma de que puedas usar las gafas de sol que te di, podrías pasar una cinta alrededor de la cabeza y así no se te caerían, ¿qué te parece?.
Seguí traduciendo el libro mientras veía por el rabillo del ojo como la gente iba y venía, sin embargo otra parte de mi mente estaba ocupada pensando en como ocultar los catalizadores mágicos que había en el torreón para usarlos, aunque tendría que esperar a que todos se fueran a dormir para obtenerlos sin que se dieran cuenta.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
16/03/13, 11:33 pm
Al parecer habían vuelto sin problemas, así que pude terminar de lavarme. Lo que no esperaba era que apareciese Stefan por la puerta mientras me estaba secando, pero fue divertido. Él tampoco se esperaba verme desnudo? <<¿Qué espera, entrando sin llamar? ¿Acaso en su mundo son tabú los desnudos y por eso llevan tanta ropa siempre? Por poder... Mundos locos...>>
Le escuché tardando más de lo necesario en secarme ya que no tenía prisa y necesitaba reírme un poco, aunque fuese mentalmente. Ya me reiría más tarde de sus sonrojos. <<A la porra los tabúes y manías raras de esta gente>> No lo pensaba en serio, pero en este caso era algo suave.
-De acuerdo, ahora bajo.-respondí mientras ajustaba, casi diría apretaba, los arneses, buscando que al quitarlos dejen marca.
Tenía un mal presentimiento sobre la enfermedad de Macak, así que decidí hacer guardia en la armería esta noche y bajar vestido en contra de lo que planeaba. Cuando bajé y saludé, fui directo a la cocina para tener algo con lo que entretenerme: calenté la carne acompañada de algo de verdura y de postre fruta variada picada, repartiendo el nuevo syv para todos <<Mal no hace, si sirve como dijeron Yrio y Seon, mejor, y si no, lo dicho, mal no hace>> Al acabar lo sirvo todo en la mesa del salón y tras esperar un momento, me senté en una postura muy rígida.
-Plan de mañana. Vamos a ir al cementerio, puede venir quien quiera. Enterraremos a Macak y volvemos, sencillo.-luego lanzo uno de los cristales al techo y lo vuelvo a recoger.-Respecto a la magia...-dicho eso me incorporo y me voy a donde Seon, hablando mientras tanto.-Los hechizos pueden salir bien o mal, pero no ha de ser culpa nuestra. No sabemos todas las variantes de los hechizos que hacemos y ni siquiera sabemos cómo funcionan así que...-y reverencial y suplicando casi.-Mi Señora, no sois culpable de su muerte. No penséis en eso, no más, por favor.
Le doy un rato para responder* y luego vuelvo a mi sitio para comer en silencio. ¿Después? Después pasaré un rato practicando los hechizos que Seon hiciera, los que pueda que no requieran heridas graves. <<Necesito energías para mañana, a la vuelta seguiré con el experimento>> Y cuando caiga la noche me iré a la armería, a sentarme en los escalones con mis cimitarras y garras, a hacer guardia e intentar no sucumbir al sueño, pero sin mucho éxito...
*NfdR: "le doy un rato para responder" o no, dependiendo de Blue, ya editaré en consecuencia.
Le escuché tardando más de lo necesario en secarme ya que no tenía prisa y necesitaba reírme un poco, aunque fuese mentalmente. Ya me reiría más tarde de sus sonrojos. <<A la porra los tabúes y manías raras de esta gente>> No lo pensaba en serio, pero en este caso era algo suave.
-De acuerdo, ahora bajo.-respondí mientras ajustaba, casi diría apretaba, los arneses, buscando que al quitarlos dejen marca.
Tenía un mal presentimiento sobre la enfermedad de Macak, así que decidí hacer guardia en la armería esta noche y bajar vestido en contra de lo que planeaba. Cuando bajé y saludé, fui directo a la cocina para tener algo con lo que entretenerme: calenté la carne acompañada de algo de verdura y de postre fruta variada picada, repartiendo el nuevo syv para todos <<Mal no hace, si sirve como dijeron Yrio y Seon, mejor, y si no, lo dicho, mal no hace>> Al acabar lo sirvo todo en la mesa del salón y tras esperar un momento, me senté en una postura muy rígida.
-Plan de mañana. Vamos a ir al cementerio, puede venir quien quiera. Enterraremos a Macak y volvemos, sencillo.-luego lanzo uno de los cristales al techo y lo vuelvo a recoger.-Respecto a la magia...-dicho eso me incorporo y me voy a donde Seon, hablando mientras tanto.-Los hechizos pueden salir bien o mal, pero no ha de ser culpa nuestra. No sabemos todas las variantes de los hechizos que hacemos y ni siquiera sabemos cómo funcionan así que...-y reverencial y suplicando casi.-Mi Señora, no sois culpable de su muerte. No penséis en eso, no más, por favor.
Le doy un rato para responder* y luego vuelvo a mi sitio para comer en silencio. ¿Después? Después pasaré un rato practicando los hechizos que Seon hiciera, los que pueda que no requieran heridas graves. <<Necesito energías para mañana, a la vuelta seguiré con el experimento>> Y cuando caiga la noche me iré a la armería, a sentarme en los escalones con mis cimitarras y garras, a hacer guardia e intentar no sucumbir al sueño, pero sin mucho éxito...
*NfdR: "le doy un rato para responder" o no, dependiendo de Blue, ya editaré en consecuencia.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Ola ke ase, soi un pos de madruga o ke ase
17/03/13, 02:50 am
La noche había tardado en llegar más de tres semanas. O eso le había parecido a Tap, que llevaba en estado de shock desde que había decidido subir a las almenas. Tenía las palmas de los pies y las manos igual o peor que ayer, desolladas; le dolían horrores. Además, tenía agujetas por todo el cuerpo. Porque a pesar del dolor, la histeria, los nervios, el miedo y otros tantos sentimientos que se sucedían de forma aleatoria en su cabeza, no se permitió un solo respiro. Había recorrido las almenas de un lado a otro, varias veces y unas pocas más.
Esperaba que el cansancio lo aliviara, pero el cansancio no alivia la culpa y, a cada paso del repoblador, la muerte de Macak y la de su propia avispa le pesaban más. El estómago tampoco se lo puso fácil, pues parecía no contentarse con las hojas que había arrancado de las plantas del huerto (y no sin motivo, pues no eran lo que se dice agradables al paladar). Al final, llegó un momento en el que Tap no pudo echar el muerto fuera de su panal. Sentía la necesidad de hablar, de hacer ruido, de desahogarse. << Tengo que bajar. Tengo que bajar y hablar con alguien. Con Pablo. Tengo que hablar con Pablo. Sí >>. Nadie se le antojaba capaz de entenderle mejor que Pablo. Y no sabía muy bien por qué, pues Pablo no era tampoco la joya de la colonia.
Y aún así bajó en cuanto vio que no había cangrejos en la costa. Cargó con un par de semillas del huerto y entró sigilosamente al torreón. Lo primero que hizo fue esquivar la zona del sofá, donde dormía un Yrio enfermo, y probar un par de bayas de las cestas de comida. Trepar por la mesa le costó horrores, pero darse el festín apenas le llevó un par de minutos. Comió con avidez hasta que no quedó huella de su tentempié nocturno y volvió la marcha.
Lo siguiente que hizo fue bajar por el desnivel que llevaba hasta la habitación de las armas. Había oído que habían metido el cadáver de Orejones por ahí y sentía que tenía que acercarse. Metálico vigilaba el mueble en el que la habían encerrado, si es que se puede llamar vigilancia a dormir a pierna suelta. Tap se coló como pudo hasta que se puso frente al cajón y pasó la mano menos maltratada por la superficie. Ahora, con su cercanía, tenía claro que la había matado él, de alguna manera, y necesitaba pedir perdón aunque fuera a su cuerpo muerto y enlatado.
<<Lo siento, Orejo...>> negó con la cabeza, interrumpiendo su propio hilo de pensamientos. <<Tiene nombre>> se dijo. <<Tiene nombre>> e hizo memoria hasta que "Macak" le resonó en un recuerdo cercano, en el que la varmana se le había presentado y le había ofrecido su ayuda. <<Lo siento, Macak>>. Y lo que en un principio debía hacerle sentir ligeramente mejor, solo le hizo sentir peor todavía. <<¿Qué he hecho? ¿Qué he hecho? ¿Qué he hecho?>> casi no era consciente de que se estaba haciendo savia en los labios, ni de que estaba trepepando por el mueble, a pesar de las quejas que escalaban por los nervios de sus manos en carne viva.
Por una parte le hubiera gustado poder abrir el cajón para colocar las semillas que había traído en las manos de la propia Macak, pero le asustaba verla. Verla y que se convirtiera en uno de esos flotantes y le atormentara hasta que el propio Tap se marchitara de miedo o se volviera totalmente loco. Pero había oído las tradiciones de la varmana y, aunque no era lo mismo, Tap acabó soltando el par de semillas sobre la madera. Eran pequeñas y ni siquiera estaba seguro de que Atol las fuera a ver para llevárselas al cementerio ese, pero también eran un símbolo de que Tap se arrepentía de verdad de haber disparado cierto dardo a su tobillo. Y ahí se quedaron.
Finalmente, el repoblador desandó el camino, volviendo a esquivar al somnoliento Metálico, y subió hasta donde dormían todos para asegurarse de que, efectivamente, dormían. Buscó la cama de Pablo, la cual resultaba más difícil de localizar desde el suelo que a lomos de su avispa, y la escaló hasta colocarse sobre la almohada, junto a la cara del gigante. Dedicó un instante a disfrutar de la blanda superficie sobre la que pisaba, respiró hondo y subió sobre su cabeza, para pegarse a su oído.
-Pablooooo-susurró-Pabloooo, despiertaaaaa.
En vistas de que no lo hacía, Tap puso toda su fuerza en las mandíbulas y le pegó un buen mordisco en el lóbulo de la oreja. Rápidamente utilizó la cara del gigante para impulsarse y saltó hacia la cabecera de la cama, descolgándose por detrás para que no lo viera y le diera por gritar o algo. No se fiaba de las luces de Pablo para mantener el silencio por la noche y el buen despertar era una cualidad escasa en el panal. Sabía que estaba haciendo la mayor gilipollez en toda su vida, aparte de matar sin querer a Macak y a su avispa, pero por alguna razón, a pesar de todo, confiaba en que el gigante le escucharía.
Esperaba que el cansancio lo aliviara, pero el cansancio no alivia la culpa y, a cada paso del repoblador, la muerte de Macak y la de su propia avispa le pesaban más. El estómago tampoco se lo puso fácil, pues parecía no contentarse con las hojas que había arrancado de las plantas del huerto (y no sin motivo, pues no eran lo que se dice agradables al paladar). Al final, llegó un momento en el que Tap no pudo echar el muerto fuera de su panal. Sentía la necesidad de hablar, de hacer ruido, de desahogarse. << Tengo que bajar. Tengo que bajar y hablar con alguien. Con Pablo. Tengo que hablar con Pablo. Sí >>. Nadie se le antojaba capaz de entenderle mejor que Pablo. Y no sabía muy bien por qué, pues Pablo no era tampoco la joya de la colonia.
Y aún así bajó en cuanto vio que no había cangrejos en la costa. Cargó con un par de semillas del huerto y entró sigilosamente al torreón. Lo primero que hizo fue esquivar la zona del sofá, donde dormía un Yrio enfermo, y probar un par de bayas de las cestas de comida. Trepar por la mesa le costó horrores, pero darse el festín apenas le llevó un par de minutos. Comió con avidez hasta que no quedó huella de su tentempié nocturno y volvió la marcha.
Lo siguiente que hizo fue bajar por el desnivel que llevaba hasta la habitación de las armas. Había oído que habían metido el cadáver de Orejones por ahí y sentía que tenía que acercarse. Metálico vigilaba el mueble en el que la habían encerrado, si es que se puede llamar vigilancia a dormir a pierna suelta. Tap se coló como pudo hasta que se puso frente al cajón y pasó la mano menos maltratada por la superficie. Ahora, con su cercanía, tenía claro que la había matado él, de alguna manera, y necesitaba pedir perdón aunque fuera a su cuerpo muerto y enlatado.
<<Lo siento, Orejo...>> negó con la cabeza, interrumpiendo su propio hilo de pensamientos. <<Tiene nombre>> se dijo. <<Tiene nombre>> e hizo memoria hasta que "Macak" le resonó en un recuerdo cercano, en el que la varmana se le había presentado y le había ofrecido su ayuda. <<Lo siento, Macak>>. Y lo que en un principio debía hacerle sentir ligeramente mejor, solo le hizo sentir peor todavía. <<¿Qué he hecho? ¿Qué he hecho? ¿Qué he hecho?>> casi no era consciente de que se estaba haciendo savia en los labios, ni de que estaba trepepando por el mueble, a pesar de las quejas que escalaban por los nervios de sus manos en carne viva.
Por una parte le hubiera gustado poder abrir el cajón para colocar las semillas que había traído en las manos de la propia Macak, pero le asustaba verla. Verla y que se convirtiera en uno de esos flotantes y le atormentara hasta que el propio Tap se marchitara de miedo o se volviera totalmente loco. Pero había oído las tradiciones de la varmana y, aunque no era lo mismo, Tap acabó soltando el par de semillas sobre la madera. Eran pequeñas y ni siquiera estaba seguro de que Atol las fuera a ver para llevárselas al cementerio ese, pero también eran un símbolo de que Tap se arrepentía de verdad de haber disparado cierto dardo a su tobillo. Y ahí se quedaron.
Finalmente, el repoblador desandó el camino, volviendo a esquivar al somnoliento Metálico, y subió hasta donde dormían todos para asegurarse de que, efectivamente, dormían. Buscó la cama de Pablo, la cual resultaba más difícil de localizar desde el suelo que a lomos de su avispa, y la escaló hasta colocarse sobre la almohada, junto a la cara del gigante. Dedicó un instante a disfrutar de la blanda superficie sobre la que pisaba, respiró hondo y subió sobre su cabeza, para pegarse a su oído.
-Pablooooo-susurró-Pabloooo, despiertaaaaa.
En vistas de que no lo hacía, Tap puso toda su fuerza en las mandíbulas y le pegó un buen mordisco en el lóbulo de la oreja. Rápidamente utilizó la cara del gigante para impulsarse y saltó hacia la cabecera de la cama, descolgándose por detrás para que no lo viera y le diera por gritar o algo. No se fiaba de las luces de Pablo para mantener el silencio por la noche y el buen despertar era una cualidad escasa en el panal. Sabía que estaba haciendo la mayor gilipollez en toda su vida, aparte de matar sin querer a Macak y a su avispa, pero por alguna razón, a pesar de todo, confiaba en que el gigante le escucharía.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
17/03/13, 06:51 pm
Pasé el resto del día evitando a Atol, asegurándome de que no coincidiéramos en la misma habitación. Solo nos vimos durante la cena, donde nos expuso sus planes para el día siguiente.
“El cementerio... ¿Debería ir, o sería mejor que no?”
Continué pensando en mis cosas hasta que acabó la cena. Planeaba ponerme a leer algún libro, pero un sueño y un cansancio algo inesperados me hicieron cambiar de opinión.
“Curioso, no creo que haya entrenado tanto como para estar así de cansado”
Al final le resté importancia. Habían pasado demasiadas cosas, así que estar cansado tampoco era tan extraño. Una vez en el dormitorio, me acosté esperando poder dormir mejor que la noche anterior.
El sueño me vino enseguida, pero no duró tanto como me hubiera gustado, y el despertar tampoco fue tranquilito precisamente.
-¡Ay!- Fue lo único que dije. Venía seguido por una serie de insultos, pero no llegué a decirlos, en parte porque no era buena idea despertar (y cabrear) a los demás, pero sobre todo por la sorpresa de quién había sido el responsable de mi despertar.
Sí, lo cierto es que no era tan raro que fuera Tap el responsable, pero se suponía que aun no había vuelto. Lo que sí era raro era la pinta que tenía, y más aun, su silencio.
-¿Q.. qué? ¿Cuándo has vuelto?-
“El cementerio... ¿Debería ir, o sería mejor que no?”
Continué pensando en mis cosas hasta que acabó la cena. Planeaba ponerme a leer algún libro, pero un sueño y un cansancio algo inesperados me hicieron cambiar de opinión.
“Curioso, no creo que haya entrenado tanto como para estar así de cansado”
Al final le resté importancia. Habían pasado demasiadas cosas, así que estar cansado tampoco era tan extraño. Una vez en el dormitorio, me acosté esperando poder dormir mejor que la noche anterior.
El sueño me vino enseguida, pero no duró tanto como me hubiera gustado, y el despertar tampoco fue tranquilito precisamente.
-¡Ay!- Fue lo único que dije. Venía seguido por una serie de insultos, pero no llegué a decirlos, en parte porque no era buena idea despertar (y cabrear) a los demás, pero sobre todo por la sorpresa de quién había sido el responsable de mi despertar.
Sí, lo cierto es que no era tan raro que fuera Tap el responsable, pero se suponía que aun no había vuelto. Lo que sí era raro era la pinta que tenía, y más aun, su silencio.
-¿Q.. qué? ¿Cuándo has vuelto?-
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
17/03/13, 07:30 pm
-SHHHHH-¿No podía guardarse las preguntas?-. Vamos al patio.
Tap saltó sobre su hombro, feliz de no tener que recorrer el camino hacia abajo por sí mismo, y ambos bajaron y salieron fuera. Tap le pidió que no se quedara cerca de la puerta, pues Yrio estaba lo suficientemente cerca como para oírles si hablaban demasiado alto. Cogió aire y comenzó a hablar.
-Ayer... cuando me fui, encontré un sitio con un montón de flores y bajé allí con la avispa para olvidarme del estúpido metálico y sus fueguecitos. Pero no había nada que cojer, eran plantas inútiles, de adornopero también había voces, muchas; era como si el suelo hablara y... me distraje-cogió aire y siguió hablando con la voz entrecortada-. Fue solo un segundo, de verdad. Un segundo solo... Y apareció uno como vosotros, un gigante, pero con cuatro brazos y pintas de lagartijón. Me agarró y me sacudió y...-recordarlo le revolvía las tripas. Inconscientemente, agarró la camiseta de Pablo por una arruga que se había formado en el hombro y tiró de ella apretándola con fuerza-. Se la comió. Se comió a la avispa y se olvidó de mí de milagro. Me escapé de pura suerte... y corrí tan rápido como pude.
>>Tardé una eternidad en llegar al panal y otra en treparlo para colarme dentro y escuché lo que pasó con Macak y a Atol hablando de ti y de mi y me asusté. ¡Me había amenazado con fuego!-como no iba a darle miedo, ese comportamiento era de locos-. Me escondí y pasé la noche entre el huerto y las enredaderas y llegó el día y estabais todos aquí en el patio y...-se le quebró la voz y lo siguiente fueron lloros-. ¡Te prometo que no quería que muriera! Pero yo también estaba mal y quería comer y pensé que si se desmayaba de sueño nadie sospecharía nada y podría colarme... No quería que muriera, no quería... No tenía que pasar así...-el repoblador dejó de hablar y comenzó a golpear el hombro de Pablo con impotencia.
Tap saltó sobre su hombro, feliz de no tener que recorrer el camino hacia abajo por sí mismo, y ambos bajaron y salieron fuera. Tap le pidió que no se quedara cerca de la puerta, pues Yrio estaba lo suficientemente cerca como para oírles si hablaban demasiado alto. Cogió aire y comenzó a hablar.
-Ayer... cuando me fui, encontré un sitio con un montón de flores y bajé allí con la avispa para olvidarme del estúpido metálico y sus fueguecitos. Pero no había nada que cojer, eran plantas inútiles, de adornopero también había voces, muchas; era como si el suelo hablara y... me distraje-cogió aire y siguió hablando con la voz entrecortada-. Fue solo un segundo, de verdad. Un segundo solo... Y apareció uno como vosotros, un gigante, pero con cuatro brazos y pintas de lagartijón. Me agarró y me sacudió y...-recordarlo le revolvía las tripas. Inconscientemente, agarró la camiseta de Pablo por una arruga que se había formado en el hombro y tiró de ella apretándola con fuerza-. Se la comió. Se comió a la avispa y se olvidó de mí de milagro. Me escapé de pura suerte... y corrí tan rápido como pude.
>>Tardé una eternidad en llegar al panal y otra en treparlo para colarme dentro y escuché lo que pasó con Macak y a Atol hablando de ti y de mi y me asusté. ¡Me había amenazado con fuego!-como no iba a darle miedo, ese comportamiento era de locos-. Me escondí y pasé la noche entre el huerto y las enredaderas y llegó el día y estabais todos aquí en el patio y...-se le quebró la voz y lo siguiente fueron lloros-. ¡Te prometo que no quería que muriera! Pero yo también estaba mal y quería comer y pensé que si se desmayaba de sueño nadie sospecharía nada y podría colarme... No quería que muriera, no quería... No tenía que pasar así...-el repoblador dejó de hablar y comenzó a golpear el hombro de Pablo con impotencia.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
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