Torreón Letargo (Archivo III)

Me desperté sobresaltado de una pesadilla demasiado real para mi gusto. Aún las ultimas palabras de mi alter ego resonaban en mis oídos "Nos vemos tras la Luna espantapájaros", cuando dejó de sonar esa voz que reía y tanto se parecía a la mía sentí el atronador sonido de la sangre corriendo a causa de mi corazón que estaba completamente acelerado, me había visto a mí mismo, un yo totalmente opuesto a mí, repugnante y al que no quería parecerme en nada.

Con asco miré las vendas que cubrían mis brazos y acto seguido saqué uno de mis cuchillos y corté con precipitación las vendas y las dejé caer al suelo con un tintineo de cristales, <<Cristales, joder todo me remite a lo mismo, los sonidos, las sensaciones, hasta el contacto con las cosas, mierda, hasta estoy empapado, aunque es por el sudor y no por la mierda esa de río. Mierda, mierda, mierda, y le reventé la cabeza a Sombra, ¿y de verdad esclavicé a todas las personas de la tierra que me conocían?, no, eso no es posible, ninguno de ellos está en esta maldita ciudad, y nunca tendré el poder para hacerle eso a la gente, si eso es lo que significa tener magia no la usaré más que en ocasiones de emergencia, no quiero acabar loco como aquel tío, eso no era yo>>, <<¿Y si sí eras tu?>> dice una vocecilla en lo más profundos de mi cabeza.

Negando con la cabeza me levanté con rapidez del sillón, olvidándome por culpa del sueño de que aún tenía la pierna herida. Al apoyar el peso sobre esa pierna un latigazo de dolor me recorrió de arriba a abajo, haciéndome soltar un grito que traté de reprimir como pude pero sin conseguirlo del todo, lo peor fue que la pierna me fallase y cayese sobre esa misma pierna, lo que me hizo rodar por el suelo gritando de dolor y soltando improperios a diestro y siniestro.

-Joder, hostia puta, me cago en Dios y en Cristo, maldigo el día en que se descubrió el fuego coño,- y soltando improperios más incomprensibles me levanté como pude y me apoyé contra la mesa.

Todavía seguía tratando de convencerme por encima del dolor de que sólo había sido un sueño. <<¿Y si ha sido más que un sueño?, al fin y al cabo él no dejaba de ser tú>>, volví a escuchar esa voz al fondo de mi cabeza que al fin y al cabo no resultaba ser más que el fruto de mis propias dudas.

No dormí tanto como de costumbre, de hecho fui el primero en despertarme.
Lo primero que hice nada más levantarme fue echarle un vistazo a las quemaduras. Estaba prácticamente curado ya. Seon había hecho un buen trabajo con el hechizo nuevo, y apenas se notaban ya las zonas quemadas. Todavía me dolía un poco de vez en cuando, pero no era nada que no pudiera soportar.

Estaba bajando al salón cuando un estruendo que venía de abajo me sobresaltó, y apunto estuve de caerme por las escaleras otra vez. “Pfew por los pelos”
Había logrado mantener el equilibrio por muy poco. “¿Que está pasando ahí abajo?"
El estruendo había cesado, pero ahora se oían gritos y tacos variados. Por la naturaleza de los mismos no tardé en reconocer la boca de la que salían. “Stefan... ¿qué tripa se le habrá roto?"

Poniendo los ojos en blanco seguí bajando y llegué al salón gruñendo por lo bajo. Me lo encontré apoyándose en una mesa. Por las pintas se había golpeado en la quemadura. “Bueno, podría ser peor”

-¿Qué ha pasado? Por un momento pensé que nos atacaban o algo. Casi me caigo por las escaleras del susto-

Aun no escuchaba a nadie más despierto, pero unos gritos así tenían que haber despertado a más de uno, y no iban a estar de buen humor.

-¿Sabes? Mejor me lo cuentas en el patio. Vayámonos de aquí antes de que el resto termine de despertarse y suframos un ataque de verdad. Te ayudo si hace falta-

Por un momento esperé que nadie se hubiese despertado, obviamente era mucho desear, no iban a tener la decencia ni de dejarme recolocar mis pensamientos. Pablo bajó las escaleras inquiriendo qué había pasado, cuando levanté la mirada y lo vi allí plantado enfrente mía la imagen de él en los establos recogiendo mierda vino a mi mente, velozmente aparté la mirada avergonzado, <<¿Por qué coño me avergüenzo si no fui yo el que le hizo eso?>>, <<Sí, sí fuiste tú aunque no lo quieras reconocer>>, <<CÁLLATE, yo no soy así, ni lo seré nunca>>.

Cuando mi batalla mental hubo terminado por fin pude dirigir mi mirada a Pablo, su voz no estaba teñida de preocupación, lo cual me pareció bastante mal. <<Ya sabes que podrías obligarlo si usaras la forma fácil...>>, la voz era sugerente, <<¿Qué?, ¿acaso eso es fácil?, ni siquiera tengo la magia adecuada. Espera, ¿Por qué cojones me lo estoy planteando siquiera?>>.

Niego con la cabeza para aclarar mis pensamientos y Pablo sugiere que se lo cuente en el patio para no despertar a nadie, accedo y salgo al patio con él, aunque me niego educadamente a su ofrecimiento de ayudarme, voy directo al pozo y saco un cubo de agua y meto la cabeza dentro del cubo para refrescarme y calmarme con el agua fría, unos segundos después saco la cabeza y el pelo me cae por la cara, <<¿Desde cuando llevo el pelo tan largo?>>, apartando el pensamiento me eché el cubo de agua por encima, y cuando el agua terminó de caer lo dejé en el suelo y me eché mano al pelo echándolo todo para atrás.

Ya más calmado respondo a Pablo tratando de esforzarme por mantener las buenas maneras.

-Nada, sólo he tenido una pesadilla espantosa, me desperté de golpe y me caí al suelo sobre la pierna herida, así que sumando ambas pues... no he empezado el día con buen pie,- traté de reírme de mi propio chiste, pero la risa no se reflejó en mis ojos ya que aún estaba preocupado por ese sueño.- Fue tan real... es más juraría que pasó de verdad.

-Tu mismo- Fue lo que le dije cuando rechazó mi ayuda para ir al patio. Una vez fuera eché un vistazo a mis cosas mientras Stefan se refrescaba en el pozo.
Anoche me había olvidado de guardar mis cosas en la armería, así que seguían aquí. Recogí el arco y una flecha mientras pensaba en lo que había pasado en las prácticas de ayer.

-¿Una pesadilla?- Pregunto mientras tenso el arco. -Bueno mejor que te pase algo malo en sueños a que te hubiera pasado de verdad supongo-
Solté la flecha, que aunque no se clavó en el centro de la diana sí que se acercó bastante. “¿otra vez? Esto empieza a ser raro”

-Por cierto deberías pedirle a Seon que te aplique el hechizo de las quemaduras aunque sea una vez. No estás tan grave como serok, pero una quemadura en la pierna es jodida para andar- Hice una pausa mientras recogía otra flecha del suelo -Por cierto, no se si lo has visto pero se está recuperando a una velocidad increíble. Más rápido de lo que me curé yo al menos, aunque cada vez que le aplica Seon el hechizo se queja de que le pica-

Tensé el arco con la flecha que acababa de recoger y la solté. Dio en el centro esta vez. Fruncí el ceño.

-Oye. ¿Sabes si alguien ha tocado la diana o las flechas en algún momento para algo? Últimamente cuando practico los resultados son... raros-

Lentamente voy abriendo los ojos, desorientado, mientras las imágenes que me rodean van tomando forma hasta perfilar los destartalados muebles y el conjunto de armas, así como las paredes y las escaleras <<¿Qué hago en la armería?>> Para colmo, cuando me muevo para levantarme descubro que estoy sentado... Bueno, estaba sentado en un baúl, ahora me caí al suelo entre este y el armario donde descansaba mi espalda.
-Joder...

Logro salir de entre los muebles, me sacudo el polvo y me estiro, descubriendo así en el suelo unas flechas con unas runas dibujadas
-Ah, sí, las flechas de Pablo... Más le vale, nos vale, que sean eficaces...

<<Y hablando de magia, a ver si hoy podemos localizar a Yrio y aclarar todo esto...>> Con esa idea salgo al patio, tras dejar las flechas en la mesa del salón.

Tras un rato de entrenamiento y de mente en blanco, con un Thras puntual como siempre, voy a refrescarme y a darme un baño mientras me mentalizo para buscar y encontrar a Yrio, cueste lo que cueste <<Tenemos todo el día hasta que caiga la noche. Vamos a peinar esa maldita zona y a liquidar lo que se nos cruce. Y hoy sí que nos abren la puerta, a ver quiénes demonios se creen los de ese torreón. ¿Ladrones? Basura>> Pero por algún motivo el agua me produce cierto rechazo y me doy prisa, bufando por esto y también por el recuerdo de lo que nos contó Shizel. Eso indirectamente lleva a la cena y a la noticia de Charlotte, <<Otra estatuilla pendiente... ¿Por qué demonios se empeñan en salir solas y solos? ¿Quién soy yo para protegerlas si no se cuidan por sí mismas?
-Deberían valerse por sí solas, no son niñas inválidas, diablos.-mascullo mientras me seco.-¿Y qué me pasa ahora con el agua?-mascullo al terminar de secarme el pelo con fuerza.-Esto va necesitando un corte...

A continuación subo al cuarto de entrenamiento con la idea de grabar las runas paralizantes en mis cimitarras, pero una vez arriba y dándole vueltas al asunto... <<¿Cómo se activan estas cosas? Presión dice el libro pero... ¿Si las grabo en mis armas... Esto no son flechas de impacto y perforación, son de corte... Creo que paso, no vaya a paralizarse mi presa y yo entero...>> De pronto unos gritos que identifico de Stefan me sobresaltan, pero ni me levanto. Espero a seguir escuchando, alerta, mas no parece ser nada grave así que no le hago más caso. Luego miro unos segundos la de explosión pero la descarto sin pensarlo, si no me la juego con la otra, la explosiva menos...

Desganado con el tema de las runas y pensando que estábamos perdiendo la bonita mañana para buscar a Yrio, bajo al salón y escucho a Pablo y Stefan hablando en el patio. Sin fijarme en la conversación, interrumpo y le paso las flechas al primero.
-Ale, ahí tienes. Más te vale y nos vale que sirvan...-pero me fijo en las dianas y me atraganto.-Vale, disculpa, veo que has mejorado la puntería-entonces escucho a las sinhadres recién despiertas.-Buenos días ~ Voy a preparar el desayuno.

Pero mira tú qué sorpresa: Tap debajo de unas verduras, durmiendo. <<Tengamos el día tranquilo, anda...>> Con cuidado le saco de su improvisado refugio nocturno, cojo lo necesario y vuelvo a dejarlo despacio donde estaba.

Tras desayunar, Seon retomó la lenta tarea de curar las quemaduras mientras yo observaba de pie, por si de pronto daba signos de encontrarse mal, cansada o a punto de desmayarse por el desgaste.
-Eso que hizo Stefan ayer... ¿Lo podrían hacer todos los que no vengan a buscar a Yrio?-sugiero, preocupado por la chica.

Y bingo, la idea resulta, de tal forma que incluso los que no son capaces de hacer magia pueden pasar energía. Primero decidimos quiénes iremos a buscarle y luego, de acuerdo a esto, Seon, yo y Stefan nos pertrechamos con los cristales cargados aunque Stefan además coge unos talismanes <<¿Uh? ¿No son lo mismo acaso?>>
-Nos vamos en cuanto esteis listos.-mascullo ya armado y en la puerta, esperando, deseando salir ya y encontrar a Yrio, y en el peor o mejor de los casos, ver a los de Sendar.

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La respuesta de Pablo carente de toda preocupación me molesta, <<Como se nota que no has tenido un sueño así cabrón, seguro que no me dirías lo mismo de haberlo tenido>>, <<Eso es por que tu eres especial y lo sabes>>.

-Sí, quizás debería pedirle que me echara una mano con la pierna,- su comentario de que era complicado andar así me sacó un sarcasmo de lo más hondo,- Vaya no me digas, yo que tenía la sensación de ir flotando en una nube.

-Sí, es cierto, Serok se recupera con una rapidez impresionante, yo tengo sueños raros y parece que alguien me haya tirado un cubo de miel encima,- digo mientras aplasto un mosquito que tenía en el brazo, ya bastante tenía con el sueño,- a ti te aumenta la puntería por que si...- algo en mi mente hizo click, ¿acaso no le había dicho a Erin que pronto saldría la Luna?, quizás ya nos estuviera afectando, aunque tampoco tenia la certeza de ello,- Quizás sea por la influencia de la Luna.... tendré que investigarlo.

En estas llego Atol y le dio a Pablo unas flechas que llevaban inscritas runas, la cara de Atol cambió a una sonrisa y solo por eso supe que Seon y Alder ya estaban despiertas. Bien, era hora de pedir ayuda a Seon. <<No te gusta pedir ayuda, ¿por qué lo haces?, si te volvieras el otro podrías hacerlo, no entiendo por qué no lo haces...>>. Sacudí la cabeza, <<No, no me gusta pedir ayuda, pero antes que convertirme en un monstruo me arrastraré cuantas veces haga falta>>.

Hablé con Seon y accedió a hacerlo, mientras me curaba sonó un pregón que tuvo mas bien poca importancia para mi. Dijeron de ir a buscar a Yrio y me apunté inmediatamente, le debía algo al pelirrojo y me gustó la idea de empezar a cobrar venganza por algunas cosillas. <<Así me gusta, que empieces a actuar como debes>>, la voz sonaba jocosa, como riéndose de un chiste que sólo ella entendía, <<Me acabaré volviendo loco si esto sigue así, ¿es que ahora oiré mi propia voz como si fuera el otro toda la vida?>>

<<Vaya, parece que les gusto lo del traspaso de energía, a mi que se me ocurrió para que ellos pudieran sobrevivir mejor...>>, nuevas risas por parte de la voz, <<A ninguno de estos incompetentes se les habría ocurrido la idea, enorgullécete por ser quien eres>>.

-¿Cristales?,- dije con reticencia, <<Maldita sea, no quiero usarlos, pero si no los uso y salen heridos por culpa de eso jamás me lo perdonaría, así que tendré que usarlos por esta vez, pero en cuanto llegue los dejo en alguna caja>>. Los cogí y los coloqué como los tenia antes, sin embargo até muy suavemente la tela para que únicamente estuviesen en contacto con la piel. La voz volvió a hacer acto de presencia <<Bien, sabes que es la mejor opción, al fin y al cabo lo haces por su bien>>, sonó con sorna, como queriendo decir algo muy obvio, deseché su comentario y me preparé para partir. Además de eso también pillé unos talismanes.

Erin dijo que no quería venir y tratando de animarla me acerqué a ella y le dije:

-Cuida de la Sala de los Menesteres mientras no estamos, no dejes que entre nadie.- <<Genial, ahora te pones a hablar con la loca>>. <<¿Te quieres callar de una maldita vez?>>.

Y después de esto partimos.

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La respuesta a mala leche de Stefan me molestó. Si tan poco le gustaba la ayuda se iba a quedar sin ella desde ya.
-Vale, yo solo buscaba ayudar, pero veo que tu puedes solito con todo. Que iluso de mí al molestarme en echarte una mano, pues ahí te quedas-
En ese momento entró Atol con las flechas que le había pedido. Su comentario sobre mi puntería no hizo más que descolocarme por completo. “Pero... ¿por qué? Sigo entrenando lo mismo que antes y de repente porque sí empiezo a mejorar de golpe. No entiendo nada”

Con las nuevas flechas acompañé a Atol a la cocina. Me dediqué a examinarlas y a buscar la que ya tenía mientras preparaba el desayuno. Comí con tranquilidad, aunque con un cabreo evidente con Stefan a quien no dirigí la palabra en todo el desayuno. También me fijé en que Erin no desayunaba, y se quedaba leyendo un libro “Ella sabrá”

Tras terminar el desayuno volví al patio a seguir practicando y a comerme la cabeza con el tema de la puntería.

Un rato después alguien me dijo de usar un hechizo de transferencia para que los que no teníamos magia le diéramos energía a los que sí, plan al que accedí sin poner pegas “Total, yo no voy a usarla así que...”

Una vez terminamos llegó la hora de salir a buscar a Yrio. Nadie tenía que preguntarme. Pensaba ir sí o sí, pero tampoco me pusieron pegas así que no tuve que decir nada.
Mientras la gente se preparaba bajé a la armería y me organicé con mis cosas. Además de la espada, el arco y las flechas de siempre busqué y cogí un segundo carcaj, más pequeño y estrecho que el otro. El grande me lo puse a la espalda como siempre, lleno de flechas. El pequeño me lo puse en la cintura, y en él puse las 5 flechas con runas que tenía. También até una pluma de las que me había dado Wintel a la que era explosiva, para distinguirla del resto.

Con todo listo subí a reunirme con el resto y cuando todos estuvieron listos salimos.

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Tap se despertó de un salto, cubierto con sudor y con la respiración entrecortada. No recordaba el lugar en el que se había acabado durmiendo y, por el susto inicial de su sueño y la agitación, se chocó contra el bote de sales y tiró uno de los racimos fuera de la cesta. Su espalda acompañaba su respiración emitiendo unos chirridos agudos de manera inconsciente. El repoblador se asomó de las cestas cual suricato asustado y miró a todos lados. <<La avispa ya estaba muerta>> se dijo varias veces mientras respiraba hondo. Se limpió el sudor con la hoja que había utilizado para arroparse. <<Y yo estoy vivo. En el torreón. Con los gigantes>>. Y por primera vez en mucho tiempo sintió cierta seguridad por ello.

En cuanto se tranquilizó minimamente, cogió una de las piezas de fruta, sin darse cuenta de que había desaparecido comida desde que se fue a dormir, y se la fue comiendo. Intentaba no darle vueltas al sueño, quería olvidar el dolor que había sentido con las quemaduras e ignorar el hecho de que en el fondo su subconsciente tenía razón y la avispa había muerto por su culpa. <<Para>>. Se dijo a sí mismo. <<No sigas por ahí>>.

Consiguió relajarse relativamente y, aunque el recuerdo de ciertas partes del sueño le erizaban hasta el capullo, Tap consiguió no bullir desquiciado igual que el día anterior. <<Solo me faltaba que Metálico volviera a meterme en otra cacerola>>. Suspiró y fue todo el día siguiendo con cierto sigilo al grupo de gigantes. Estuvo taciturno y no dedicó ni un saludo ni ninguna palabra a nadie. Tampoco se acercó al grupo que se había puesto a jugar con magia. Pero no estaba gritando, estaba haciendo caso a lo que habían hablado ayer entre él, el Moscardón y la Inestable. Y bien podían dar gracias a la Flora. Con todo lo que había ocurrido el día anterior y la pesadilla de hoy, su estado de ánimo se encontraba a niveles cercanos al mote de Erin.

Cuando los gigantes comentaron salir, Tap arrugó el gesto y trepó sobre Pablo con todo el dolor de su corazón. <<Hay que dar ejemplo a estos idiotas...>> pensó con poco convencimiento.

-Os acompaño-no comentó nada más para que no le fallara la voz y evitar que se dieran cuenta de lo inmensamente cagado que estaba.

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Cuando Yrio alcanzó Letargo dio un par de vueltas sin decidirse a llamar. Estaba muy cansado, quería dormir en una cama decente y comer una comida decente. Quería un baño y recargar su magia sin necesidad de gastarla por completo segundos después. Miró sus manos sucias llenas de pequeñas heridas y arañazos, y de las marcas de los hilos que sujetaban sus cuchillas. Al fin llamó al portalón y esperó a que alguien le abriese, sin alzar la voz para anunciar su llegada.

Algo le hizo girarse, un sonido de pasos y entrechocar de armas. A lo lejos vio llegar a un grupo, que reconoció de inmediato. Eran casi todos sus compañeros de torreón. Una sonrisa se dibujó en el rostro del niño a pesar del miedo y las dudas, pero se borró de inmediato cuando vio a Seon inconsciente siendo llevada por Alder.

-¡Seon!

Corrió a encontrarse con el grupo, ignorando a Serokrai que ya había abierto la puerta. Todos parecían cansados y traían una expresión sombría.

-¿Qué ha ocurrido?- preguntó, aunque seguramente sus compañeros querrían saber antes de dónde había salido él.- Yo... estoy bien, más o menos. Entremos rápido- pidió en tono casi suplicante

Alder llegó a duras penas a Letargo. Tuvo que hacer un esfuerzo doble para no soltar a Seon cuando vio quien estaba esperando en la puerta. Le cedió a Pablo su carga ( mas bien se la impuso). Y se apresuró a espachurrar entre sus brazos al chico, sin dejarle continuar con preguntas ni explicaciones, y lo cubrió de besos. Se interrumpió para darle un sonoro capón, antes de continuar su abrazo.
- Llevabamos dos días sufriendo y buscándote como para que aparezcas aquí como quien no quiere la cosa. – dijo sin separarse.- si vuelves a hacer algo parecido, te tiro al pozo.
Seon empezó a espabilar más o menos en ese momento, y miró la escena confusa. Cuando por fin entendió lo que sucedía, y quien había vuelto, empezó a llorar con vehemencia. Todo el miedo y la presión de la hora anterior, su angustia de los últimos días, todas las fuerzas que había tenido que usar para ser valiente y decidida, se le cayeron al suelo. Y lloraba tanto que le dolía el pecho, pero al poco también empezó a reírse, de lo absurdo que le resultaba todo. Y trató de decir algo coherente, como que se alegraba de verlo, pero solo salieron balbuceos ininteligibles y más risas ahogadas. Y lo abrazó también sin parar de llorar.

“Estoy cansado. Cansado de todo” Ese mismo pensamiento rondaba por mi cabeza una y otra vez.
Durante el pequeño intercambio de palabras que habíamos tenido después de salir de aquella maldita trampa no había hecho ni dicho nada. No se me había pasado nada por alto, como lo que había dicho Atol pero ya solo quería que todo pasara de una vez.
“¿Me quiere muerto? Que lo intente. Pero luego, que ahora no tengo ganas ni de defenderme”

Cuando todo por fin terminó, marchamos de vuelta al torreón, y mi sorpresa fue mayúscula al ver a Yrio ileso justo en la puerta.

No tuve mucho tiempo para pensar en ello, porque antes de que me diera cuenta Alder me había puesto a Seon encima para que cargara yo con ella. Fue algo repentino y casi me caigo, pero conseguí recuperar el equilibrio tras tambalearme un par de veces.
“Al menos avísame antes ¿no?”
Fui a decir algo, pero en el tiempo mientras me debatía por no caerme Seon había ido recuperándose y al poco empezó a llorar.
¿Cómo describir mi reacción? Pues la verdad ni idea. Confuso podría ser la palabra tal vez. El caso era que la chica estaba llorando y yo sin saber como reaccionar a eso. La cara que se me quedó sin duda debió de ser memorable.

“Ehhmm, oh no. ¿Y ahora que hago? ¿Intento decir algo? ¿lo dejo estar? No sé que hacer. Que alguien me ayude. ¡Socorro!”
Naturalmente nadie iba a escuchar una llamada de auxilio mental, por suerte. No creo que decir eso en voz alta hubiera sido una buena idea. Para mi alivio, al final la sinhadre se unió al abrazo que empezaba a formarse en torno a Yrio y no tuve que preocuparme más.


-Errr bueno... Mejor... entramos ¿no?-  Dije balbuceando, aun alterado por lo de antes. 

"Pero por qué me afecta tanto esto y tan poco otras cosas más preocupantes?"

Al fin vislumbramos el torreón al final del camino y acelero el paso, deseoso de llegar de una maldita vez y encerrarme en la cocina o en la sala de entrenamiento. Por el camino he ido en silencio, vigilante y preocupado por la desmayada Seon. Lo frustrante es que nos encontramos el puente abajo y gruño algo como "siempre igual". Lo inesperado, sin embargo, es ver a Yrio correr sano y salvo al encuentro de las chicas. Envaino la cimitarra y me cruzo de brazos, contemplando la escena sin saber qué decir, aunque un par de comentarios ofensivos pugnan por lanzarse a por el sinhadre <<Dos días buscándole y aparece de pronto, ileso. Más le vale explicarse>> Y tiene que llegar Erin a hablar de lo que no sabe.
-¿Cómo te atreves a sugerir que yo o alguno de nosotros le hemos hecho algo?-le respondo casi susurrando.-No tienes ni puñetera idea de lo que hemos pasado.-luego señalo al grupo con la mano.-¿Ves a Thras con nosotros? No lo volverás a ver.

Sin dejar tiempo a que Seon se recupere, retomo el camino a la entrada, no sin antes decir un par de cosas.
-Bienvenido a casa, Yrio. Nos debes una explicación.-pero una tercera ha de ser añadida.-Os pido una reunión en cuanto comamos algo. Tenemos que contaros lo que ha pasado y hablar de un par de cosas. No podemos seguir conviviendo como si fuésemos enemigos.

Y ahora sí, me alejo del resto y voy derechito a la cocina -Tap se baja en cuanto entramos. Una vez allí me miro las manos y sacudo la cabeza <<¿Por qué demonios no he ido al pozo a lavarme?>>
Al rato, deseando que Seon esté mejor, sirvo los platos -los cuales he tratado de decorarlos vistosamente con verduras- y el syv que llevo reservando para Yrio.
-Que aproveche.-musito.

Cuando estén todos seguiré hablando. Lo primero que hago es contarles lo que acaba de pasarnos, omitiendo mis impresiones sobre el intercambio de gritos y el plan... Callando los detalles de por qué murieron Brina y Thras y cambiando la historia a que por accidente se pulsaron los botones, pero sin callarme lo que pensaba del loco que hubiera diseñado y colocado eso. Luego viene la parte más difícil, donde yo quiero intentar llevarme bien con los demás pero no podré si casi todo el mundo sigue funcionando de forma solitaria. <<Di eso, ¿qué si no?>>

-Mirad... No sé cuánto tiempo queda hasta la Luna ni me importa, pero me gustaría que mejorasen las relaciones hasta entonces. Pero claro, podéis decir que "Atol grita mucho, Atol amenaza, Atol me encierra en cacerolas, Atol esto o Atol lo otro", e igualmente yo puedo decir que hago todo eso porque no somos un grupo, no del todo, es decir, parece que cada cual va a su bola. No todos, ojo. Y frustra mucho intentar que el "grupo" se mantenga vivo con gente saliendo en solitario.-dicho esto sacudo la cabeza.-Voy a ser el Gruñón Obsesionado con las Salidas en Solitario... Hoy casi mueren más de dos compañeros por gente que actúa por su propia cuenta, conscientemente pese a lo que dije antes, y sin pensar en los riesgos. Eso es lo que me cabrea y nadie parece ver.-resoplo y cambio ligeramente el tema, omitiendo deliberadamente echar culpas a nadie.-Pero no es solo eso el problema. Erin sabe de lo que hablo: gritos. Siempre que hablamos, acabamos en gritos. Si pasa algo, le dedicamos más tiempo a echar culpas que a solucionarlo. Pero no voy a hacer un resumen de nuestra estancia aquí, quiero intentar solucionar esto. Tap ha venido subido en mi hombro y ninguno de los dos ha matado al otro. ¿Alguien de aquí piensa sinceramente que intentaría haceros daño, mataros incluso, después del empeño que pongo en protegeros? Venga ya.-luego empiezo a toser, bebo agua y retomo las palabras, sonando cada vez más ronco <<Puñeteros gritos>>.-Mirad, soy... era un aprendiz de bibliotecario, pero sigo siendo cabezón, gruñón y agresivo. Y creo que puedo intentar dejar de gritar y soltar amenazas y cabrearme menos. Puedo prometer que no amenazaré a Tap con encerrarlo ni quemarle ni nada por el estilo, mucho menos hacerlo.-digo mirando al repoblador, luego busco a los chicos con la mirada.-Y también trataros de forma más igualitaria... Estoy empezando a dudar de mi religión... Esto no es Libo, quí no hay diosas, sólo monstruos y trampas...-termino diciendo en un susurro, confuso y sin saber qué más decir.-¿Y bien?

Salimos del agujero y le entrego parte de mi magia a Arafy por que la pobre esta muy cascada, volví a darle las gracias por salvar a Erin y sin darme cuenta partimos hacia nuestro torreón, por el camino recogí un madero de una casa semi derruida que había por el camino para la estatuilla de Thras.

Llegamos en silencio a Letargo para encontrarnos con Yrio plantado en la puerta, mi reacción al verlo fue completamente extraña para mi, no me enfade, no grite, no hice absolutamente nada mas que estarle agradecido al universo y sentirme liberado de un peso.

Me acerque al abrazo colectivo y le alborote el pelo mientras decía:

-Bienvenido a casa pequeño,- y volviéndome a Atol que estaba dirigiendo palabras duras a Erin le dije,- Ahora no Atol, por favor.

Entramos y Atol preparo la comida, comimos y cuando acabamos Atol soltó un discurso, discurso con el que no pude mostrarme mas de acuerdo.

<<Vaya, ¿que habéis tenido que pasar para que alguien lo entendiese? Déjame enumerar, tres muertes de compañeros, haber estado al borde de la muerte por no colaborar y la desaparición y reaparición de otro compañero. Impresionante>>.

-Atol me parece bien todo lo que has dicho, ¿que propones para esto?, quizás debamos hablar largo y tendido del asunto, pero antes tengo algo para ti.

Y dicho eso le pasé el madero.

-Por mi parte y después de escuchar lo que ha dicho Tap, yo me comprometo a dejar de gritar, y sobre todo de buscar líos, quiero que este tiempo que queda hasta la luna transcurra con tranquilidad. No tengo mas que decir, salvo que me voy a la azotea a distanciarme de las cosas, desde que llegué a esta ciudad he estado a punto de morir dos veces, no quiero estar así otra vez.

Subí a la azotea donde me tire sobre el suelo y empece a pensar cosas, un tiempo después me dormí allí arriba.

Tap apenas habló en todo el camino. Se limitó a seguir sentado en el hombro de Metálico hasta que llegaron a la puerta de Letargo. En otras circunstancias, o en otros hombros, incluso se habría recostado y habría intentado descansar. Pero, aunque fuera solo por costumbre, el miedo hacia Atol lo ponía en tensión y se lo impedía.

En la puerta, se encontraron a Yrio. Tap no supo muy bien que hacer y optó por alargar su silencio un rato más. Ver a Seon llorando trajo a Tap una réplica de su curiosidad sobre ese fenómeno de los ojos gigantes, pero ahora que entendía mejor el contexto en el que se producía, prefirió no hacer preguntas. Cuando Atol pasó al lado del sinhadre, abrió la boca por fin, pero se descubrió desanimado todavía.

-Feliz resurrección, Pechito-fue lo único que dijo, sin mucha emoción.

Una vez dentro, en el salón, Tap abandonó el hombro del libense para subirse a la mesa. Permaneció en ella incluso cuando Atol fue llenándola de platos y los gigantes se iban sentando alrededor. El repoblador secuestró una baya de uno de los platos, le dio un mordisquillo y se abrazó a ella casi por instinto. Era la primera vez que estaba presente en las reuniones de comida de los gigantes y volvió a sentirse pequeño. Estaba rodeado de bocas enormes masticando filetes y verduras que bien podrían ser más grandes que él.

El abrazo a la baya a medio comer se volvió si cabe más fuerte cuando Atol se puso a hablar. El Metálico comentó las carencias del grupo sobre las que Tap ya les había advertido tiempo atrás e hizo varias referencias a lo que había pasado frente a Sendar. Habló en general, sin referirse a nadie, pero Tap sabía de sobra qué omisiones y silencios se referían a él. Y se sintió un poco ofendido: Precisamente porque había calculado mal los riesgos había pulsado el botón y no por obviarlos deliberadamente. <<Era imposible saber qué iba a pasar..>>.

Cuando Atol acabó de hablar, Tap tuvo las cosas muy claras. Le sería imposible ver a Atol como a un amigo ni nada parecido, pero tendrían que tragar ambos por su propio bien y el de los demás. <<Podré con ello...>>. Ya lo hacía antes en su colonia.

-Por mi parte igual. Prometo no matar a a nadie-rió con cierta tristeza lo que se suponía que era una broma, hasta que se dio cuenta de lo serio del asunto y volvió a agachar la mirada. <<A nadie más, al menos...>> se corrigió pensando en Macak, Thras, Brina y, quizá un poco menos, en su avispa. Le dio un último bocado a la baya, ya sin apetito; la dejó sobre la mesa y saltó de esta al suelo-. Ya está dicho todo, ¿no?-y, aunque sabía que no, se escabulló hacia el patio. Todo lo que fueran a decir ahora era intuible e innecesario. Tap ya sabía que no debía dar problemas.

Entramos en el torreón, con un Yrio que se había rescatado solo. Debería estar contento, pero no paraba de pensar que todas las salidas que habíamos hecho para buscarle no habían servido para nada. Y encima había muerto gente. Lo que demostraba la utilidad nula de todos los presentes.
Tampoco se le había pasado que su disparo a aquel botón era una de las causas del desastre.
“Siempre apunto mal. Siempre fallo. Y la única vez que necesito fallar...”

Cenó en silencio, algo que empezaba a convertirse en una costumbre. Luego tocó discurso de Atol. También una costumbre ya que solo él los organizaba.
Por lo menos parecía que algo bueno había salido de todo esto. Lo que Atol quería era cooperación y ayuda mutua. Llevarnos bien en general. Y por una vez la gente parecía dispuesta ha aceptarlo. En un momento dado, Stefan le pasó algo a Atol en lo que no me fijé demasiado y se fue a la azotea. Tap también intervino, y para mi sorpresa tampoco se cabreó con nadie.
“Supongo que llega un momento en el que todos estamos hartos de todo, hasta de odiarnos”

No pensaba decir ni hacer nada a menos que alguien me dijera algo directamente, pero parecía que era mi turno de hablar, y tampoco estaba de humor como para que se me echara en cara mi silencio.

Antes de hablar solté un suspiro. -Vale lo pillo. Llevarnos bien. No hace falta que me lo digáis más veces. Ni que fuera por ahí buscando bronca-

Durante unos segundos me quedé a gusto, pero me arrepentí casi al instante de haber dicho eso. Se suponía que el objetivo era llevarse bien, y estaba haciendo justo lo contrario. Solté otro suspiro.

-Lo siento, quizás me he pasado. Estoy cansado y harto de prácticamente todo así que no esperéis cosas inteligentes por mi parte. Pero estoy de acuerdo. Eso seguro-

Había intentado arreglarlo lo mejor que había podido, y esperaba que así se evitara cualquier conflicto.


“Lo estoy haciendo de puta madre. Ya solo me falta dormirme en plena reunión, lo que, visto mi cansancio tampoco descartaría”