Torreón Letargo (Archivo III)

Stefan volvió a tomar consciencia de si mismo, preguntándose que demonios había pasado, recordaba haberse mareado y verlo todo negro pero no podía ser ¿verdad?.

<<¿De verdad me he desmayado? Dios mio lo que deben de haber pensado de mi, lo mínimo que soy un inútil y una carga. Joder que bien empiezo>>

Abrió los ojos y lo vio todo muy oscuro, salvo por una inestable luz que entraba por la puerta del patio, no solo entraba luz también un frío de mil demonios. <<¿Quien coño ha sido el que se ha dejado la maldita puerta abierta?>>

Quiso levantarse para cerrar la puerta pero en el momento en que levanto un brazo para incorporarse un cansancio extremo hizo presencia en todo su cuerpo, de pronto se dio cuenta que estaba débil muy débil, así que prefirió pasar un poco de frío, de todas formas no era nadie para echar las culpas al que se la dejara abierta y aparte estaba seguro de que si se levantaba acabaría tirado por el suelo y no quería volver a molestar a nadie.

Giro la cabeza para mirar a su alrededor, y vio a Atol durmiendo en una butaca frente a el con un libro sobre el regazo, quizás fuera cosa de Stefan pero desde luego le veía mucho mas pálido que por la mañana, claramente era de otro mundo, Stefan se dio cuenta entonces de por que lo veía mas pálido, era por que no tenia las gafas puestas, las busco con la mirada y las descubrió sobre la mesa aparentemente intactas.

Al ver a Atol entendió lo mucho que les debía a los que en aquel torreón habitaban y no sabia como iba a pagárselo, pensando en ello comenzó a recapitular que cosas debía y a quien:

<<Veamos obviamente al pequeño le debo la vida y eso no creo que pueda pagárselo pero ya se me ira ocurriendo alguna cosilla.
A Pablo le debo el agua de esta mañana ya le devolveré el favor.
Y Atol.......bueno me cargo hasta aquí y me ha alimentado, he visto como era él el que hacia la comida y supongo que necesitara algo de ayuda en la cocina.>>

También vio sobre la mesa un cubo que probablemente contenía agua y para corroborar su sospecha un vaso a su lado, tenia sed eso estaba claro, pero si caía estaba claro que despertaría a Atol. Prefirió arriesgarse.

Tratando de hacer el menor ruido posible y haciendo que la sed pesara mas que todo su cansancio fue incorporándose y cuando se incorporó del todo y poso el pie herido, que hasta ese momento no le producía molestia alguna, ahogo un grito de dolor cuando una punzada le atravesó el pie haciéndole levantarlo en el aire.

<<Cálmate solo tienes que ir a la pata coja hasta la mesa, ademas es imposible que el bello durmiente se pueda haber despertado por eso ¿no?>>

Craso error pues Atol se había despertado gruñendo, Stefan le dirigió una mirada de disculpa y sonriendo cansadamente le dijo:

-Vaya parece que hemos empezado con mal pie ¿verdad?

Vaya que si pasaron las horas, tanto que acabé durmiéndome con el libro en el regazo... Pero había memorizado información valiosa y, sobre todo, mapas mentales de la ciudad.

Y no me dio tiempo a llegar al sueño profundo ya que un ruido me sacó de la neblina donde estaba. Gruñendo, abro los ojos y miro a la semi-oscuridad hasta ver a Estefan mirándome, de pie y con una mueca de dolor. Le observo sin responder a lo que dice y doy con el problema: la curación fue solo superficial, le ocurre algo más severo <<Hueso, seguramente>>

-Ag... ¿No podías haber dicho que te pasaba algo más que un arañazo? Quizá no lo supieras, vale... ¿Por eso te despertaste, dolor repentino? Como sea hueso roto, vamos a tener que entablillarlo...-mascullo, pensando en cómo <<Habrá que reciclar algo de la armería... o algún mueble que no usemos...>>-Siéntate. No queremos que se agrave.-le digo rápidamente, dejando entrever que se sentará por las buenas o por las malas.

<<Ni tengo ganas de ir a por el libro de magia ni de intentar siquiera reparar el daño. Pero que se va a quedar quietecito está claro>>

-¿Dolor? No, no ha sido eso lo que me ha despertado, mas bien ha sido una combinación entre frío y sed, y el pie no me había molestado hasta que lo he posado en el suelo, siento haberte despertado, y ahora que tengo la oportunidad voy a presentarme como es debido.- Los ojos de Stefan refulgieron en la oscuridad iluminados por un destello de luz procedente de afuera- Mi nombre es Stefan Argento, soy un humano procedente de la Tierra, concretamente de Italia, aunque por supuesto a ti todo esto debe sonarte a chino ¿no?.

Le tendió una mano Atol para estrechársela dándole la oportunidad de presentarse.

Fue escrutando la cara de Atol para ver si había alguna emoción que delatase que sabia algo de todo lo que hablaba Stefan pero o no sabia nada de verdad o era muy bueno ocultando información.

-¿Podrías ser tan amable de pasarme el cubo de agua y el vaso?- preguntó cambiando de tema-. Es que me muero de sed, y era a por lo que iba cuando te desperté y siento haberlo hecho.

Stefan ya había perdido la cuenta de las veces que se había disculpado en las ultimas pero claramente las cosas por las que se había disculpado eran culpa suya, y seguramente tendría que disculparse por mas cosas en los días venideros.

<<Pero eso acabara algún día y sera el día en que me recupere y sean ellos los que me deban favores a mi>>

Volvió a acomodarse en el sofá y le preguntó cosas que le interesaban y había archivado en la memoria, y cuando Atol termino no daba crédito a muchas de las cosas que había oído, tendría que verlas con sus propios ojos para creérselas, una cosa útil que aprendió fue los nombres de todos los habitantes de aquel torreón, así como sus lugares de procedencia y alguna costumbre.

Ahora entendía muchas mas cosas que antes, por ejemplo por que Tap se había enfadado tanto con lo de las plantas y también sabia lo de que casi aplasta una de sus preciosas plantas por lo tanto debía disculparse por eso también, también entendió por que Seon e Yrio se habían marchado para la cama tan cansados.

<<Parece ser que la magia te cansa física y mentalmente, me pregunto si yo podre hacerla ya que parece que hay gente que puede y otra que no. Bueno de todas formas no me preocupare por eso hasta que me haya recuperado, ya que si cansa tanto no tengo ahora mismo energías para hacer nada de magia>>

Y perdido en sus pensamientos se durmió sobre el sofá.

Aunque dudó al principio, Atol enseguida reunió lo que necesitaba para curar la herida de Stefan.
Una vez curada , Atol lo dejó tumbado en un sillón y decidió pasar la noche con él.
Visto que no había nada más que pudiera hacer subí al estudio con el bestiario y estuve leyéndolo hasta que me entró sueño, momento en el que subí al dormitorio a acostarme.

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Me desperté temprano, o eso creía porque todos seguían durmiendo.
Con cuidado de no hacer ruido bajé hasta el salón, donde Atol, Stefan y Tap todavía dormían. Este último debajo de la mesa.
También me fijé en que había un cubo con algo de agua, y una idea maligna se me pasó por la mente.
"¿No me despertó de malas maneras el otro día? Pues ahora le toca sufrir a él."
Procurando no hacer ningún ruido cogí el cubo y me acerqué lo que pude hasta Tap. El repoblador seguía durmiendo inocentemente. "Bueno, todo lo inocente que puede llegar a ser una planta con su carácter"
Había llegado la hora de la venganza.

-!HORA DE LEVANTARSE LEÑO HUECO!- Grité, y le tiré el agua del cubo encima. También lo habría tapado con el cubo pero no había mucho espacio para meterlo bajo la mesa así que me conformé con el chapuzón.

Estaba tan centrado en molestar al repoblador que no me dí cuenta de que mis gritos seguramente habían despertado a todo el torreón.

<<No te despertaría el frío si no durmieras aquí abajo... Pero claro, le dejé yo... ¡Bah! ¿Argento? Qué de nombres, Gran Madre, qué de nombres y cosas raras y nuevas que hay fuera de Libo... Italia, chino... Información innecesaria>> Y luego el gesto de la mano tendida. Le miro curioso, pero me explica lo que es y asiento, aún sin comprender, para al menos corresponder.
-Atol, de Libo. Todo lo demás no necesitas saberlo. Disculpas innecesarias.-respondo, secamente.

Le traigo lo que me pide y vuelvo al sofá para responder, sin que se note el cansancio, al torrente de preguntas e información que sí necesita, sobre todo lo referente a los demás compañeros, así como alguna curiosidad de cada mundo reflejada en cada uno de nosotros.

Cuando acabo, se sume en sus pensamientos y poco a poco le veo cayendo dormido de nuevo. Gruño, mosqueado por tener que estar haciendo de guardia con él y subo, en silencio, a la sala común a por una manta, además de para ver a los demás durmiendo plácidamente. <<Y este panorama, si todos sobreviven, durará un año. Me estoy acostumbrando rápido, a ver cómo estamos en un mes... >> Dirijo una última mirada a todos y vuelvo al salón, tapo a Estefan <<o como se escriba>> con la manta y vuelvo a sentarme, tapándome con mi camiseta y pantalones...

Y ahora sí, el sueño profundo llega, con toda su corte de monstruos y fantasías... Pero los cuentos nunca acaban bien. Este en concreto, acaba de forma demoledora. Pesadilla.
Una voz conocida retumba en mi cabeza, producto del sueño, pero tan real como mi propia imaginación. La voz que me trajo aquí. La voz que ha intentado salvarme de la muerte en el sueño y a la que eludí.

Los ojos abiertos como platos a la luz del día, sin reflejar molestia hasta pasados unos segundos. Todo el cuerpo en tensión, mi ropa tirada por ahí. Estefan sigue durmiendo, denotando que al menos no he gritado <<Menos mal>> La respiración, agitada. Sudor frío y arañazos en los labios por la pura impotencia del sueño.Doy largas bocanadas de aire, buscando relajarme, lográndolo poco a poco, mientras analizo lo que recuerdo. Las imágenes vienen, desordenadas primero, sangrientas y arrolladoras después. Quizá no quiera seguir recordando ahora, quizá mejor será otro momento. Pero ese quizá no obliga a la mente a nada.

De un salto salgo del sofá y sin preocuparme por ir en paños menores, ni por un Pablo gritando, subo las escaleras todo lo rápido que puedo y me encierro en el baño, donde atranco la puerta con un mueble y me siento en el frío suelo con las manos en la cabeza, intentando recobrar la calma. <<Pero qué calma ni qué demonios, ¿quién descansa teniendo esas pesadillas, visiones? ¿Qué tengo en la cabeza para desarrollar semejantes imágenes?>> De pura frustración empiezo a golpear los laterales de la bañera con los nudillos apretados <<Significado está claro que no lo tienen, pues no deseo la muerte a ninguno de los que salen en el sueño y no conozco discordia alguna entre Saren y yo, así que no lo entiendo... Y esa voz...>>

Detengo los golpes, pensativo <<Esa voz... ¿Y si es por culpa de la ciudad, que sueñe eso? O... ¿Y si el sueño tiene razón, en parte? ¿Y si esto es como un castigo por usar la magia? Pero Yrio no ha dicho que le pase nada así... ¿Se lo habrá callado? ¡Maldita sea! No sé ni si es por eso... Este es otro mundo, diablos... >>
-Maldita ciudad...-gruño, retomando los golpes a la bañera. Golpes que se pararán en cuanto amanezca la sangre...

Tap estaba felizmente en uno de esos sueños apacibles que no se suelen recordar al despertarse cuando empezó a llover. Más que llover, dilubiaba. Y tronaba. Y el sonido de los truenos le resultó familiar. Se incorporó bajo la mesa totalmente empapado mientras trataba de discernir donde empezaba y acababa el sueño. La cantidad de agua no era demasiada, la suficiente para mojarlo de arriba a abajo y cabrearlo como no se había cabreado desde... posiblemente nunca. Los truenos eran Pablo.

Tap dio un salto con toda la mala leche y la agilidad que podía a estas alturas de la mañana y mató a Pablo con la mirada varias veces antes de abrir la boca.

-MALDITO GIGANTE MALNACIDO, DESGRACIADO, HIJO DE...-soltó varios chirridos por la espalda. La avispa se había despertado a escasos centímetros de Tap. El repoblador seguía profiriendo insultos-. ...ARAÑA TE VOY A VOLVER A SACAR SUS PATAS, SÍ, PERO PARA METETERLAS DE NUEVO POR EL CULO, GILIPOLLAS-se puso a seis patas, agitó el cuerpo para deshacerse de cuanta agua pudiera y las plumas que le había dado Gordote ayer se soltaron de su diminuto cinturón. Cogió las dos, se acercó a los pies del gigante, respirando hondo varias veces por el camino, y soltó la mayor de las dos-. Y ESTO ES TUYO, DESAGRADECIDO DE MIERDA.

Odiaba que le despertaran, pero porque él cumplía mientras estaba despierto con sus obligaciones y no era un imbecil con aires mariposones que no era ni capaz de defenderse. Se merecía el descanso más que nadie aquí. Dio una patada a la suela de las zapatillas del gigante y acabó mordiéndose la lengua arrepentido, dándose media vuelta, mientras farfullaba cosas que avergonzarían a la fuente que le dio el idioma. No se quejó, aunque cojeaba del daño que se había hecho en los dedos. Saltó torpemente sobre la avispa y dio un par de órdenes claras. Iba a dar una vuelta para no matar a nadie o suicidarse por gilipollez ajena.

<< Dame paciencia, Flora. Dame paciencia o cometo un genocidio >>.

Sigue en la capilla de los nombres.

Como era de esperar, el repoblador se cogió una rabieta de las suyas. Hasta ahí todo bien, pero las cosas se acabaron torciendo, y de qué manera.
Antes de que pudiera hacer nada para impedírselo, Tap se subió a su avispa y salió volando por la puerta del patio. Cogí la pluma que había tirado, sin saber muy bien por qué me la había dado y lo seguí, para ver cómo abandonaba el torreón. "Mierda. Mierda mierda mierda. ¿Pero qué hace?"
Volví corriendo al salón y tras comprobar que todavía tenía los cuchillos me dirigí a la salida.

-Se ha ido. Voy a buscarlo- Le dije a Stefan, el único que se encontraba en el salón en ese momento porque Atol se había esfumado.

Abandoné el torreón, y tras localizar a la avispa eché a correr tras ella, aunque ya se había alejado bastante. "Espero no perderlos de vista"

Salir solo y con un brazo herido, aunque ya no tanto, era una estupidez. Lo sabía. Pero todo lo que había pasado era culpa mía y si avisaba a los demás seguramente no me dejarían salir. "La culpa es mía. Tengo que ser yo quien lo arregle"

Después de seguir corriendo un buen rato, no pude más y tuve que aminorar el paso. Al final la avispa desapareció tras un edificio y no volví a verla. Así que tomé el último camino por el que la había visto y lo seguí, con la esperanza de encontrarla de nuevo.

Sigue en la Capilla de los nombres.

Stefan se encontraba en un lugar entre el sueño y la realidad, durante horas se mantuvo en esa especie de vigilia imaginando cosas. La cosa que mas cabe remarcar era esta:

<<¿Que tipo de cosas pueden hacerse con la magia, es decir cuesta energía pero habrá formas de que no lo haga? Y en caso de ser así ¿cuales son los limites?>>

Con todo lo que le había contado Atol se imagino a si mismo como un mago poderoso, que aprendía muy rápido y un año después como le había prometido Doce Punto volvía a la Tierra y se convertía en conquistador y rey, y todos los que se habían reído de el de un modo u otro acabarían siendo sus esclavos.

Se regodeo mentalmente en esa imagen de mago todopoderoso durante un buen tiempo, y tan ensimismado estaba que no oyó como Pablo bajaba las escaleras, y cuando Pablo le arrojo a Tap el cubo de agua mientras gritaba Stefan se sobresalto tanto que dio con el pie en el suelo y comenzó a gritar de dolor y también le grito a Pablo (en fin que paso de un humor muy bueno a uno muy malo en menos de tres segundos) un par de cosillas sobre las formas de despertar:

¡JODER COMO DUELE!- Y dirigiéndose a Pablo le dijo- ¿Eres imbécil o que? Por dios la próxima vez arrójame el cubo de agua a mi, ya total-anuncio con todo el sarcasmo que fue posible.

Pero su voz quedo ahogada por los chirridos de Tap que tenia un cabreo descomunal, por otra parte normal, aunque a Stefan le hizo gracia como el replantador se sacudió el agua, <<Parece un perro>>, y cuando este llamo a la avispa y salio disparado hacia el patio Stefan no se inmutó, pero cuando vio que Pablo regresaba y le decía que Tap había salido a la ciudad y que el iba a buscarlo si se preocupó y mucho.

<<Malditos idiotas, ¿a donde creen que van solos?>>, se pregunto poniéndose en pie y sin apoyar mucho el otro pie pues ahora le dolía una barbaridad.

Busque a Atol con la vista, y viendo que no estaba y que ya me daba igual despertar a la gente grité:

-¡TODO DIOS A LEVANTARSE Y ATOL APARECE POR AQUÍ QUE DOS IMBÉCILES ACABAN DE AVENTURARSE EN LA CIUDAD ELLOS SOLOS!- si Stefan tenia que despertar incluso a los peores demonios del infierno para ir en busca de aquellos dos idiotas lo haría, no pensaba dejar que murieran aunque solo fuera por la pequeña deuda que tenia con ellos.

Unos gritos venidos del salón me sacan de mis pensamientos, mientras aprieto y relajo los puños, cabreado. A la vez que me levanto, los gritos siguen y escucho mi nombre y algo de dos que se han ido. ¿Ido? ¿Quién demonios?>>

Rápidamente muevo el mueble, abro la puerta y echo a correr hacia el salón, donde encuentro a Stefan señalando la salida.
-¿Quién se ha ido? Pablo estaba aquí...-inquiero, pero me dice que Tap se fue y Pablo le siguió luego.-¿Así, sin más?-me cuenta lo del cabreo de Tap y ato cabos.-Que se jodan. Si se fueron solos, volverán solos.

Y sin más preámbulo, me voy a la puerta y me aseguro de cerrarla, colocando uno de los sofás detrás. Después vuelvo al sofá y señalo al chaval con un dedo ensangrentado
-Más te vale que no se hayan despertado los demás. Hay quien no tiene buenos despertares, ten cuidado.

Dicho esto, sin dejar de gruñir salgo al pozo para lavarme las manos rojas con un cubo y después me visto con la ropa que dejé en mi sofá nocturno. A continuación miro al techo y, suspirando, subo hasta la habitación común, donde me siento en una de las camas a esperar que los demás se despierten, aunque pronto las imágenes del sueño vuelven y me quedo como ausente, mirando al infinito a través de una de las ventanas.

Alder estaba durmiendo por fin. Le había costado aquella noche, y no había podido recibir un poco de amor de Seon, que era como un tronco cuando se quedaba dormida.
Oyó gritos y los quiso ignorar, pero llegaron otros, del nuevo, que la hicieron levantarse de la cama. Yrio ya había tenido palabras en una ocasión por el tema del descanso, pero ahora sería ella quien le cantaría las cuarenta. Luces, ella no paraba de tropezar en sus intentos de relacionarse con los demás, y eso que intentaba ser amable y bromear, y encima tenía que aguantar gritos por la mañana. No se paró a pensar en toda la culpabilidad que sentía por haberlo querido abandonar en la casa el día anterior. Es más, llegó a desear haberlo dejado allí mientras rumiaba maldiciones bajando por las escaleras.
- A ver, Tú, Diurno.- dijo con brusquedad. Se mordió los labios, hizo un ruido de pura frustración a medio camino entre un bufido y un grito. Lo siguiente lo dijo en un tono muy contenido, articulando con precisión.- Seon esta durmiendo. Y Ella y yo somos nocturnas, no se si entiendes ese sencillo concepto.
Nos adaptamos como podemos a vuestros horarios, pero hay un limite. -señaló la claridad exterior. - nada hasta vuestra hora de comer. Y si Pablo vuelve con Tap, lo aplastaré y yo misma lo plantaré en el huerto a ver si aprende algo de los hierbajos y se calla.

Toda ella era un esfuerzo para dejar pasar la rabia inicial. No había gritado, y con suerte, tampoco había hecho o dicho nada catastrófico por lo que Seon tuviera que reñirle después.
Lo peor es que estaba demasiado despierta como para replantearse domir de nuevo.
- Atol, ¿recuerdas que te pedí entrenamiento? Si te ves con ganas... mejor ahora que nunca.

En silencio, veo a Alder despertarse trabajosamente y la sigo con la mirada hasta que se pierde escaleras abajo. Recordé lo que me dijo de los entrenamientos y me estiro, levantándome para volver a bajar, pero me desvío hacia el patio. La escucho hablar y sonrío entre dientes mientras lleno un cubo del pozo y lo meto de nuevo en la cocina, como si fuese a preparar algo de comer.

Pero cuando la chica acaba y se dirige a mí, sonrío y señalo el cubo
-Buenos días. Razón no te falta, así que esto es lo que haremos. Primero un calentamiento en el patio, donde pronto bajará Thras...-dicho y hecho, el mozo ya bajaba alegremente para empezar sus ejercicios.-Ahí lo tienes.-digo riendo después de saludarle.

Cuando doy la espalda a Alder para ir al patio, las imágenes del sueño me arrollan y vuelvo a ver la muerte de su pareja una y otra vez, cosa que temo suceda con cada uno de los soñados en cuanto bajen despiertos. Me quedo parado en el camino, pasándome las manos por la cara y raspando con las uñas, para poder centrarme en eso y no en recordar. Thras dice algo con respecto a que Alder entrene con nosotros y sacudo la cabeza, sonriéndole, agradecido de sacarmede mis pensamientos aunque no sepa nada.
-Sí... Sí, claro. Pero no a tu manera. un calentamiento y luego a subir y bajar escaleras con el cubo a cuestas. Cuando ya no te cueste ni una pizca, congelaremos el agua con un hechizo que leí y pesará más.-y a modo de explicación.-No hay guerrero con musculatura cero. Y luego prepararé un desayuno, almuerzo, lo que sea, para chuparse los dedos. O lo intentaré.-me corrijo, recordando las cestas.

Callado, tomo aire y me quito la camiseta para no enfriarme luego con el sudor. Y por última vez, miro a la chica pero sin atreverme a mirarla a los ojos, atacado por el sueño y el hecho de que le estaba imponiendo qué hacer.
-Eh... No te estoy ordenando nada... ¿no? Sólo sugiero qué hacer... ¿Algo que decir, alguna cosa? ¿Te parece bien?-digo rápidamente, nervioso.

Gritos, porque en ese torreón todo eran gritos y todo el mundo hablaba a gritos. Y él no era una excepción. De haber estado durmiendo habría bajado como un torbellino, por suerte llevaba ya bastantes horas despierto, estudiando y entrenando. La sala era bastante grande, no tenía que preocuparse del sol o del frío porque estaba cubierto, y tenía acceso a la azotea. Además estaba solo. Subió para ver qué ocurría cuando oyó que alguien había salido, y vio a Tap volando, seguido de Pablo. << Ojalá mueran>> pensó.

Había pasado horas ensayando hechizos, marcando o copiando los que le parecían más útiles o interesantes, y anotando lo que tardaba en aprenderlos, los intentos que necesitaba y cúanto tiempo podía mantenerlos. Los datos eran confusos, aleatorios y seguramente no valdrían para nada, pero Yrio podía notar que cada vez se cansaba menos, y aunque tan solo había podido trabajar con una pequeña batería de conjuros, pues requería tiempo de descanso, había descubierto que algunos consumía más anergía que otros. Las anotaciones prácticas las apuntaba sobre los mismos libros, y las de interés y uso personal, en su libreta. Estos eran en su mayoría hechizos que podían causar algún daño o tenían alguna aplicación en combate.

-Probemos una vez más...

Había encontrado un viejo muñeco de entrenamiento entre las cosas desperdigadas por la sala y le lanzaba dagas y cuchillos usando un hechizo de levitación combinado con uno de impulso. Falló estrepitosamente, pues aún no calculaba bien la trayectoria, pero estaba demasiado emocionado con el descubrimiento como para desanimarse.

Abajo Atol y Alder entrenaban. No le gustaba estar enfadado con Alder, y más por tonterías, así que tras mucho pensarlo, y a pesar de llevar ya un tiempo haciendo hechizos, decidió dejar todo y bajar al patio.

-¡Yo también quiero entrenar!- dijo acercándose a sus compañeros con su mejor intento de sonrisa.

Stefan volvió a sentarse después de aquellos gritos y enseguida se arrepintió, pues no hacia ni diez horas que Atol le había explicado cosas y prácticamente se olvido de ellas, pero Stefan había visto a un chico humano salir corriendo detrás de una planta parlante y obviamente se quedo bastante preocupado por el humano.

Un par de minutos de gritar Atol bajo la escaleras a toda prisa pidiéndole explicaciones, cuando el humano termino de explicarse la única reacción del libense fue prácticamente encogerse de hombros y recordándole que en el torreón había gente con malos despertares Atol volvió a subir por las escaleras.

Stefan molesto por aquel comportamiento se quedo pensando que quizás el libense tendría razones de peso para decir eso, el terráqueo llevaba menos de un día en aquel lugar y aun tenia pocos conocimientos para juzgar a nadie.

Volviendo a mirar al suelo lo vio empapado y con el cubo tirado de cualquier manera al salir Pablo en desbandada, al ver el agua Stefan volvió a tener sed, en condiciones normales se preocuparía por beber tantísimo, pero teniendo en cuenta que casi se había muerto deshidratado prefirió dejarlo correr, pero como no había agua tendría que ir el mismo a por ella.

Habiendo recogido el cubo del suelo y comprobado que si iba a la pata coja el pie no le dolía, cruzo el salón y se interno en el patio, en un principio la luz le cegó y rápidamente alzo la mano que tenia libre para ponerse las gafas pero no las llevaba encima, se habían quedado encima de la mesa, desechando la idea de volver a por ellas se acerco al pozo y saco agua teniendo cuidado de no apoyar el pie y le doliera, la vuelta fue mas peliaguda por que iba cargado de un cubo lleno de agua, el cual casi le hace perder el equilibrio un par de veces.

Cuando volvió al salón y hubo bebido un par de vasos de agua vio bajar por el rabillo del ojo una figura con melena verde. Alder bajaba con cara de mala hostia las escaleras, y cuando llego a la altura de Stefan el humano entendió quien le había dicho que tenia mal despertar.

La chica se puso a hablarle con una clara ira mal reprimida (aunque se notaba que intentaba reprimirla lo mejor que podía), diciéndole que ellas eran nocturnas, claramente nada que Stefan no supiera, sin embargo el había pensado que quizás se preocuparían mas por unos compañeros que por unas pocas horas de sueño mas.

<<Veo que la señorita nocturna tiene algunas cosas en común con la gente de nuestra edad en la tierra>>

Mientras recibía esa reprimenda Stefan observo como Atol entraba y salia de patio, cuando la chica termino se encaro a Atol y le pidió entrenamiento.

A Stefan no le hizo falta salir al patio para ver que se traían entre manos, pues la voz de Atol llego al salón aunque estuviera un poco amortiguada, justo cuando empezaba a perder el interés vio una silueta pequeña bajar las escaleras y salir por la puerta del patio, Stefan lo reconoció como Yrio el chico que le había salvado la vida.

Clavando la vista en la mesa y fijándose en sus gafas tomo una decisión, agarrándolas y cojeando salio al patio y dijo con voz clara:

-Yrio, necesito hablar contigo un momento.- Y acercándose al chico le dijo.- Mira me he enterado de que los de tu raza sois nocturnos y veras se me había ocurrido que quizás te gustaría poseer esto- dijo señalando las gafas de sol y explicándole para que servían.- Me has salvado la vida y de momento esto es lo único que puedo darte para agradecerte eso, aunque se que no es suficiente.

Alder aceptó las propuestas de Atol sin rechistar. Yrio se les unió con una sonrisa, y era algo tan raro en él ( y estando ella cerca) en los últimos días, que se la devolvió con especial entusiasmo. Pasó un tiempo en aquel entrenamiento, mientras se iba cansando cada vez más, pero no quiso quejarse. Sin embargo si le preguntó a Yrio entre respiraciones agitadas:
- Se parece... esto.. a practicar magia?
Y entonces vio pasar a Macack por el rabillo del ojo, con un aspecto horrible. Dejó lo que estaba haciendo para preguntar, pero obtuvo la misma respuesta que Erin.
- ¿Y por qué estas así, y tan alterada? ¿que te has encontrado? ¿y hacia donde iban ese par de iluminados?

Yrio no duró apenas en el entrenamiento. Ya había consumido sus energías con el entrenamiento mágico, y hacer ejercicio físico no había sido la mejor idea. Además estaba seguro de que Atol era más duro con él que con Alder.

-No... exactamente- respondió a Alder desplomándose en el suelo- La magia... cansa como... de golpe... Esto te lo ves venir...

La chica se alejó para hablar con Macak, que acababa de llegar de algún sitio. Yrio no la había visto salir << Supongo que Alder ahora me dirá qué ocurre...>> El nuevo se acercó y entre palabras que no comprendió muy bien le regalo unas gafas oscuras de forma extraña para protegerse del sol.

-Oh, gracias- dijo entusiasmado por el regalo, aunque al mirar al chico a los ojos para sonreirle algo en su expresión le hizo encogerse. -Eh... pero no hacía falta, habría sido cruel dejarte morir allí... Igualmente gracias

Se puso las gafas rápidamente, evitando la mirada del chico y la desvió en todas direcciones. Luego se alejó corriendo para preguntarle a Alder por Macak y enseñarle su regalo.

El entrenamiento empezó sin más dilación. Mientras hacía mis ejercicios, imitado por Alder y poco después por un repentino Yrio, evaluaba sus movimientos y su fortaleza, mirando optimista al futuro. <<¿Un año aquí? Veremos qué logra el ejercicio en unos meses...>>

A Yrio se le notaba muy cansado, a Alder al rato también, así que terminamos y sonriendo, les dije:
-Mente sana en cuerpo sano. El ejercicio reactiva el cuerpo, Yrio, por lo que debería resultarte más fácil la magia luego de fortalecerte. Creo.-y cruzado de brazos, añado.-¿No lo notáis? Energía por todo el cuerpo.

Pero algo sucede, ya que oigo a Alder y Erin hablando arriba con alguien que solloza. Preocupado, subo hasta dar con el baño y golpeo suavemente la puerta, preguntando qué sucede, pero no hay respuesta. Espero en la escalera, apoyado en la pared, hasta que salen las chicas y nos cuenta que siguió a Tap y Pablo pero no logró encontrarles. Al menos está bien, sólo se manchó en la carrera. Sana y salva. Y nada similar al sueño... <<Si le llega a pasar algo, habría sido culpa de esos dos estúpidos... Creo que no lamentaré que no vuelva alguno...>>

Tras media hora, cuarenta minutos, ni idea realmente, el salón y la cocina ya huelen a sopa calentita con verduras , carne de segundo y todo está servido en la mesa, cubiertos, vasos, agua, todo listo.

-¡La comida ya está! ¡Bajad cuando podáis, pero que no se os enfríe!-llamo desde la escalera.-Y Estefan, luego te miraré la pierna, a ver qué puedo hacer. Si no podemos curarla con algún hechizo, siempre podemos cortártela y coserte una pata de palo. Creo que había algo de magia para coser...-le digo bastante serio pero al final me tengo que reír. Esto me da una idea-Ah, si escucháis a Pablo o Tap llegando, yo preferiría no dejarles entrar de rositas. Macak les siguió, habría sido culpa de esos dos si le pasa algo peor. Y además, si alguno viene de forma que sirva de abono, al menos será útil...-gruño, para nada de humor.