Torreón Letargo (Archivo III)

Stefan volvió a sentarse después de aquellos gritos y enseguida se arrepintió, pues no hacia ni diez horas que Atol le había explicado cosas y prácticamente se olvido de ellas, pero Stefan había visto a un chico humano salir corriendo detrás de una planta parlante y obviamente se quedo bastante preocupado por el humano.

Un par de minutos de gritar Atol bajo la escaleras a toda prisa pidiéndole explicaciones, cuando el humano termino de explicarse la única reacción del libense fue prácticamente encogerse de hombros y recordándole que en el torreón había gente con malos despertares Atol volvió a subir por las escaleras.

Stefan molesto por aquel comportamiento se quedo pensando que quizás el libense tendría razones de peso para decir eso, el terráqueo llevaba menos de un día en aquel lugar y aun tenia pocos conocimientos para juzgar a nadie.

Volviendo a mirar al suelo lo vio empapado y con el cubo tirado de cualquier manera al salir Pablo en desbandada, al ver el agua Stefan volvió a tener sed, en condiciones normales se preocuparía por beber tantísimo, pero teniendo en cuenta que casi se había muerto deshidratado prefirió dejarlo correr, pero como no había agua tendría que ir el mismo a por ella.

Habiendo recogido el cubo del suelo y comprobado que si iba a la pata coja el pie no le dolía, cruzo el salón y se interno en el patio, en un principio la luz le cegó y rápidamente alzo la mano que tenia libre para ponerse las gafas pero no las llevaba encima, se habían quedado encima de la mesa, desechando la idea de volver a por ellas se acerco al pozo y saco agua teniendo cuidado de no apoyar el pie y le doliera, la vuelta fue mas peliaguda por que iba cargado de un cubo lleno de agua, el cual casi le hace perder el equilibrio un par de veces.

Cuando volvió al salón y hubo bebido un par de vasos de agua vio bajar por el rabillo del ojo una figura con melena verde. Alder bajaba con cara de mala hostia las escaleras, y cuando llego a la altura de Stefan el humano entendió quien le había dicho que tenia mal despertar.

La chica se puso a hablarle con una clara ira mal reprimida (aunque se notaba que intentaba reprimirla lo mejor que podía), diciéndole que ellas eran nocturnas, claramente nada que Stefan no supiera, sin embargo el había pensado que quizás se preocuparían mas por unos compañeros que por unas pocas horas de sueño mas.

<<Veo que la señorita nocturna tiene algunas cosas en común con la gente de nuestra edad en la tierra>>

Mientras recibía esa reprimenda Stefan observo como Atol entraba y salia de patio, cuando la chica termino se encaro a Atol y le pidió entrenamiento.

A Stefan no le hizo falta salir al patio para ver que se traían entre manos, pues la voz de Atol llego al salón aunque estuviera un poco amortiguada, justo cuando empezaba a perder el interés vio una silueta pequeña bajar las escaleras y salir por la puerta del patio, Stefan lo reconoció como Yrio el chico que le había salvado la vida.

Clavando la vista en la mesa y fijándose en sus gafas tomo una decisión, agarrándolas y cojeando salio al patio y dijo con voz clara:

-Yrio, necesito hablar contigo un momento.- Y acercándose al chico le dijo.- Mira me he enterado de que los de tu raza sois nocturnos y veras se me había ocurrido que quizás te gustaría poseer esto- dijo señalando las gafas de sol y explicándole para que servían.- Me has salvado la vida y de momento esto es lo único que puedo darte para agradecerte eso, aunque se que no es suficiente.

Alder aceptó las propuestas de Atol sin rechistar. Yrio se les unió con una sonrisa, y era algo tan raro en él ( y estando ella cerca) en los últimos días, que se la devolvió con especial entusiasmo. Pasó un tiempo en aquel entrenamiento, mientras se iba cansando cada vez más, pero no quiso quejarse. Sin embargo si le preguntó a Yrio entre respiraciones agitadas:
- Se parece... esto.. a practicar magia?
Y entonces vio pasar a Macack por el rabillo del ojo, con un aspecto horrible. Dejó lo que estaba haciendo para preguntar, pero obtuvo la misma respuesta que Erin.
- ¿Y por qué estas así, y tan alterada? ¿que te has encontrado? ¿y hacia donde iban ese par de iluminados?

Yrio no duró apenas en el entrenamiento. Ya había consumido sus energías con el entrenamiento mágico, y hacer ejercicio físico no había sido la mejor idea. Además estaba seguro de que Atol era más duro con él que con Alder.

-No... exactamente- respondió a Alder desplomándose en el suelo- La magia... cansa como... de golpe... Esto te lo ves venir...

La chica se alejó para hablar con Macak, que acababa de llegar de algún sitio. Yrio no la había visto salir << Supongo que Alder ahora me dirá qué ocurre...>> El nuevo se acercó y entre palabras que no comprendió muy bien le regalo unas gafas oscuras de forma extraña para protegerse del sol.

-Oh, gracias- dijo entusiasmado por el regalo, aunque al mirar al chico a los ojos para sonreirle algo en su expresión le hizo encogerse. -Eh... pero no hacía falta, habría sido cruel dejarte morir allí... Igualmente gracias

Se puso las gafas rápidamente, evitando la mirada del chico y la desvió en todas direcciones. Luego se alejó corriendo para preguntarle a Alder por Macak y enseñarle su regalo.

El entrenamiento empezó sin más dilación. Mientras hacía mis ejercicios, imitado por Alder y poco después por un repentino Yrio, evaluaba sus movimientos y su fortaleza, mirando optimista al futuro. <<¿Un año aquí? Veremos qué logra el ejercicio en unos meses...>>

A Yrio se le notaba muy cansado, a Alder al rato también, así que terminamos y sonriendo, les dije:
-Mente sana en cuerpo sano. El ejercicio reactiva el cuerpo, Yrio, por lo que debería resultarte más fácil la magia luego de fortalecerte. Creo.-y cruzado de brazos, añado.-¿No lo notáis? Energía por todo el cuerpo.

Pero algo sucede, ya que oigo a Alder y Erin hablando arriba con alguien que solloza. Preocupado, subo hasta dar con el baño y golpeo suavemente la puerta, preguntando qué sucede, pero no hay respuesta. Espero en la escalera, apoyado en la pared, hasta que salen las chicas y nos cuenta que siguió a Tap y Pablo pero no logró encontrarles. Al menos está bien, sólo se manchó en la carrera. Sana y salva. Y nada similar al sueño... <<Si le llega a pasar algo, habría sido culpa de esos dos estúpidos... Creo que no lamentaré que no vuelva alguno...>>

Tras media hora, cuarenta minutos, ni idea realmente, el salón y la cocina ya huelen a sopa calentita con verduras , carne de segundo y todo está servido en la mesa, cubiertos, vasos, agua, todo listo.

-¡La comida ya está! ¡Bajad cuando podáis, pero que no se os enfríe!-llamo desde la escalera.-Y Estefan, luego te miraré la pierna, a ver qué puedo hacer. Si no podemos curarla con algún hechizo, siempre podemos cortártela y coserte una pata de palo. Creo que había algo de magia para coser...-le digo bastante serio pero al final me tengo que reír. Esto me da una idea-Ah, si escucháis a Pablo o Tap llegando, yo preferiría no dejarles entrar de rositas. Macak les siguió, habría sido culpa de esos dos si le pasa algo peor. Y además, si alguno viene de forma que sirva de abono, al menos será útil...-gruño, para nada de humor.

Yrio le agradeció el regalo pero al mirarlo a los ojos Stefan lo vio encogerse, para que el chico no le temiese le insto a ponerse las gafas mientras sonreía, pero por dentro pensó:

<<Durante un tiempo tendré que evitar mirar a la gente a los ojos, bueno es un precio muy pequeño a pagar a cambio de mi vida>>

Volvió a entrar en el salón y vio como un figura pequeña subía las escaleras a toda prisa, ese hecho no le habría sorprendido lo mas mínimo de haber visto a esa figura antes y de no haberse fijado en aquellas orejas de gato que tenia en la cabeza. Fue solo un vistazo fugaz pero le basto para saber que era otra habitante del torreón y que claramente no era humana.

Vio a Erin a la que saludo con una cortes cabezada, pero no se fijo si ella respondía al saludo pues se quedo sumido en sus pensamientos sentado en el sofá.

Un rico aroma saco a Stefan de su ensueño, era Atol que llegaba de la cocina con la comida, Stefan ni tan siquiera le había visto entrar en ella pero se alegro mucho puesto que estaba hambriento y mucho.

Atol se fue hasta las escaleras y les dijo que bajaran a comer, luego se dio la vuelta y miro a Stefan mientras le decía que quizás tuviera que amputarle la pierna, según fue oyendo estas palabras Stefan se fue poniendo de un color cada vez mas blanco hasta que literalmente se le habría podido confundir con un vampiro, pero cuando vio que Atol se echaba a reír no pudo evitar reírse también, y entre carcajadas le dijo:

-Tío eres un cabrón.- Mientras se seguía riendo se sentó a la mesa para comer.

Comió todo lo que pudo agradeciéndole a Atol aquella comida, cuando termino se levanto y llevo todos sus cubiertos a la cocina donde los poso, y volviendo a la cocina pregunto si había algún libro que pudiera leer ya que ahora mismo no podría serle útil a nadie, pero si podía empaparse con lo que dijera cualquiera de los tomos que hubiese allí podría resultar útil mas adelante.

-¿No te ha parecido emocionante?-preguntó a Pablo conforme llegaban. En algún momento debería darle las gracias, pues fue él quien se lanzó contra el mono y llevó la iniciativa, pero no sería ahora. Más que nada porque Tap necesitaba tiempo para asimilar que tendría que hacerlo y pensar qué le diría. Este tipo de concesiones no eran su punto fuerte.

En cuanto se encontraron frente al edificio, Tap tomó la iniciativa para advertir al resto de gigantes de que abrieran la puerta. Se coló por el patio, zumbando sobre su avispa tan rápido hacia el interior que casi se le pasa saludar a Moscardón, que leía sentado en mitad.

-¡Hey, Moscar... ¿Y tus ojos falsos?!-no esperó la respuesta y se coló dentro al tiempo que emitía un silbido lo bastante fuerte para que los que hubiera le escucharan, pero sin resultar demasiado molesto- ¡Yeeeeeha! Abridle la puerta a Pablo, corred-pidió a nadie en particular-. ¡No os lo váis a creer! ¡Hemos encontrado un Libro gigante y de piedra vigilado por dos seres! Uno era como vosotros y el otro un simio-explicó-, flotaban y no tenían tacto ni nada, eran medio transparentes y totalmente traspasables, pero producen una sensación fea cuando te echan el guante y...-buscó por la habitación, se dio cuenta de algo que había olvidado con la euforia de la excursión-. ¿Dónde está Orejones?-preguntó-. Se fue tan rápido que no nos dejó ni tiempo para saludarla en el Libro.

Su vuelo acabó sobre la mesa de la cocina. La avispa se posó y Tap bajó de un salto. Se acercó a su cara, la acarició con bastante delicadeza para lo que acostumbraba a verse en el trato del repoblador con los gigantes y pegó su frente contra la de su animal, entre ambos ojos.

-Ya está, grandullona, lo has hecho genial-sonaba tan dulce que parecía otro. Y en cierto modo lo era.

La risa fue aún mayor al ver el rostro asustado de Stefan, aunque no supe entender por qué me llamó cabra. <<¡Humanos!>>

Poco después de acabar la comida aparece Tap entrando volando, hablando alegremente sobre su aventurita con Pablo en un ¿Gran libro? y con extraños seres. Para más inri, aterriza sobre la mesa que estoy limpiando, para luego felicitar a su montura. Sin dejar que se vea mi cabreo, le saludo alegremente y miro de refilón una de las cestas vacías y aprovecho para tapar con esta a ambos, rápidamente, para luego ponerle peso encima, asegurándome de que ni se mueva la cesta ni se puedan escapar.
-Ella lo habrá hecho genial, pero no tú, idiota.-le gruño al mimbre.-Quietecitos ahí, tenemos que hablar de salir solos sin avisar a nadie. ¡Que alguien vigile al eufórico repoblador!-pido a los demás.

Después me encamino a la puerta, quito el sillón que la bloquea y pregunto al exterior, sin abrir.
-¿Cómo demuestras quién eres y que nada peligroso te ha seguido? Os fuisteis solos, ¿pero cómo sabemos si volvéis solos?-insisto, visiblemente cabreado. Primero la pesadilla y luego dos locos suicidas. Pues se acabó.-Habla o te aseguro que te quedas fuera.-y finalmente miro a Alder, por si estuviese en contra de todo lo que estoy haciendo.

Al parecer Mmacak estaba asustada por el ataque de unos seres transparentes que la habían amenazado y de los que había logrado huir por los pelos. A Yrio se le erizó el pellejo al tratar de imaginas como serían esos seres de los que hablaba, pero por suerte estaba prácticamente ilesa. Yrio usó un talismán de reserva para curarle los raspones que traía. No preguntó por los otros dos, aunque de todas formas no hizo falta, el molesto zumbido de la avispa de Tap y su estridente voz anunciaron que habían llegado enteros.

Yrio subió al piso superior para comprobar si era verdad que estaba Pablo en la puerta, y así era. Al bajar estalló en carcajadas nada más ver la carcel en la que habían encerrado al repoblador y pensó en lo divertido que sería ensartarlo con muchas espadas como en los espectáculos de ilusionismo.

-Atol, es Pablo, lo he visto desde arriba- le aseguró para que le abriese la puerta.- Vamos a comer ya, que estoy muerto de hambre.

Luego de comer se echaría una siesta, le vendría bien.

-Vengaaaaa- apremió

-Serás...-Tap se calló. No entendía ni zorra de por qué le acababan de encerrar, pero insultar a Metálico no le sacaría de ahí. << Y encima bajo una cesta >>. Resopló varias veces y se acercó a la pata de su avispa, que empezaba a agitar las alas, probablemente asustada-. Shhhh-le palmeó la espalda.

Cuando el animal se calmó, Tap se colgó del techo de la cesta, aferrándose a los diminutos huecos entre las tiras de mimbre de la cesta y trató de hacer fuerza hacia abajo. Era inutil, como esperaba que fuera. Volvió a resoplar, se soltó y dio una patada al borde.

-¿Y esto por qué?-preguntó en voz alta-. ¿Es porque no hemos llamado a la puerta?-bufó en tono desenfadado, lo cual le costó bastante teniendo en cuenta el cabreo que empezaba a acumular-. ¿Acaso os hicimos lo mismo cuando volvíais huyendo de las luciérnagas que quemaban? No, ¿Verdad?-dio otra patada al mimbre, a pesar de que no sirviera de nada-. Entonces, ¿por qué narices sois tan idiotas?-el tono de desenfado había desaparecido ya y a Tap le costaba horrores no ponerse a gritar-. Os abrimos la puerta corriendo y vale, yo a lo mejor os regañé, mucho además- << Porque os lo merecíais >>-, pero estabamos predispuestos a ayudaros aquí dentro, no os hicimos las cosas más difíciles. Asíque dejad las gilipolleces para otro momento, quitadme la cesta de encima y abridle a Pablo la puñetera puerta ¿Va?

Al primero que escuchó intervenir fue a Primero, pidiendo que lo sacaran de ahí porque solo él podía encerrar a su mascotita. Tap se llevó las manos a la cara al oír como se refería a él, pero en el fondo agradeció el gesto. << Al menos todavía queda algo de cordura ahí fuera >>.

Después de haber pedido el libro y que se lo dejaran salio por la puerta del patio y el sol le recibió con calidez, se acerco a la estatua y se sentó en una cara en la que le diera el sol.

Antes de ponerse a leer dirigió su mirada a las plantas del pequeño huerto y se dio cuenta de que la tierra seguía seca.

<<Maldita planta, se va y no riega los brotes, y encima si las riego yo ahora me echara la bronca mejor espero a que llegue....>>

Abrió el libro y se fijo que era un compendio sobre criaturas que había en la ciudad, podía haber sido interesante de no ser por que era ilegible, se fue fijando en las imágenes y pronto escucho un zumbido.

<< Ahí vuelve, y por su bien espero que vuelvan los dos y enteros>>

Pronto vio a la avispa surcar el aire y a un Tap jubiloso sobre su lomo, de lo que supuso que ambos estaban bien y se lleno de alivio. Antes de que Stefan pudiera contestar a la pregunta el repoblador entro en el salón. Emitiendo un suspiro Stefan se puso en pie con cuidado de no dañarse el pie y se dirigió hacia la puerta, pero cuando estaba llegando oyó chirridos, propios de un Tap enfadado.

Curioso Stefan se adentro en el salón y la situación le arranco una sonrisa de la cara. Parecía ser que Atol había encerrado a Tap bajo una cesta y había puesto algo encima para impedir que el replantador saliese.

-Atol déjalo salir, el daño ya ha sido hecho no tiene razón de ser castigarle ahora, siempre y cuando no vuelva a hacerlo mas,- y dicho esto retiro la cesta y le pongo la mano enfrente al replantador mientras digo- Ahora si que las plantas necesitan agua. ¿Te vienes?.- Y dirigiéndose al resto-. Abridle a Pablo anda que se lo va a comer algo a este paso.

-¡Está bien, está bien!-exclamo hacia Yrio y Stefan, harto, y vuelvo a la puerta, donde quito el sillón y abro a Pablo.-Pero volved a iros sin avisar y os tendrán que dar cobijo las libélulas.-mascullo.

Una vez dentro, vuelvoa cerrar y me apoyo contra esta, mirando a Pablo
-¿Y bien? ¿Cómo fue vuestra escapada? ¿No pensasteis en que alguien podría seguiros y que le pasase algo? Pero Macak está bien, menos mal.-digo suspirando, luego retomo la conversación.-Tap dice que os encontrasteis a unos seres raros.

Pero también escucho a Stefan hablando de plantas con Tap y me paso las manos por la cara <<¿Pero es que no me han entendido? Joder...>>

-¡Bah! ¡Haced lo que os de la gana! ¿Que queréis salir corriendo sin avisar? ¡Id! ¿Que alguien os sigue y no hacéis nada por ella? ¡Que se apañe sola! ¡Regad las malditas plantas, no se vayan a morir!-me acerco a Tap y le señalo con un dedo.-Y tú, que vas de líder o de repoblador que todo lo sabe...-pero me callo y hago un gesto de desagrado.-¡Bah! Paso, hablar aquí no sirve, sólo sirven las heridas y golpes. Allá vosotros. Pero si volvéis a salir sin avisar, no volváis.-y a Stefan.-Y tú... Deberías entablillarte esa maldita pierna o no habrá magia que te pueda curar.

Me acerco a la mesa del salón y mientras busco los libros de magia, murmuro
-Mis cisculpas por la escena, pero no he podido evitarlo y he tenido pesadillas demasiado bestias. Si alguien me necesita, estaré entrenando. Y que nadie salga sin avisarme.-añado al final.

Luego y sin dejar de mascullar y gruñir, golpeando los nudillos entre sí, cojo los libros de magia, los amuletos y cristales, para después subir raudo a la sala donde está el muñeco. Atranco la puerta y empiezo a practicar todos los hechizos que ambos manuales permiten entender. Y si hace falta una herida para el de curación, pues se hiere uno. Y si abajo escuchan golpes será por los que le de al muñeco con mis armas, ya sea usándolas yo mismo o lanzándolas con hechizos de levitación combinados con el de impulso, mezcla bastante desgastante.

No contesté a la pregunta de Tap. "¿Emocionante? Si, lo ha sido. Y eso me preocupa." Se suponía que había sido una situación peligrosa. Asustado era como tenía que haber estado, no emocionado. "¿Qué importa? Estamos vivos e ilesos. No necesito nada más"
Tampoco hizo falta responder por otro lado. Apenas llegamos al torreón, el repoblador salió volando y se metió por el patio, a lo que le siguieron sus gritos característicos aunque alegres esta vez. Eso hizo que me olvidara de lo que había pasado y me puso de buen humor. Aunque no impidió que pusiera los ojos en blanco. Con todo lo que había pasado este día tendría que odiar a Tap, pero curiosamente había sucedido todo lo contrario.

Los problemas empezaron cuando Atol se negó a abrirme. Parecía cabreado, pero después de lo que había pasado me negué a perder el buen humor por algo tan tonto como eso.

-¿Demostrar que soy yo? Bueno. Te estoy hablando, y creo que mi voz la reconocerás. Por otro lado ¿Estaría tan tranquilo si hubiera algún monstruo siguiéndome?-

Al final me abre, pero de muy mala leche y casi a la fuerza así que entro lo más deprisa que puedo por si cambia de opinión.

-Vale tranquilo. No digo que lo que hicimos estuviera bien, pero tampoco es para tanto. Y tu mismo has dicho que nadie ha salido herido así que cerremos el tema. Y no te preocupes por si decidimos escaparnos de nuevo, porque no es una experiencia que quiera repetir créeme.-

Y realmente no era para tanto. Su propia disculpa me hace ver que tampoco ha pasado por un buen momento. "¿Pesadillas? ¿Que clase de pesadilla afecta tanto? ¿Tal vez las pesadillas de los libenses son diferentes?"

Como el almuerzo ya había pasado mientras estábamos fuera me acerqué a las cestas y me puse a comer lo que vi y me acerqué sonriendo a Stefan y a Tap.
-Bueno, al final todo ha salido bastante mejor de lo que esperaba. Si alguno de los dos me necesita para algo que me lo pida ahora aprovechando que estoy dispuesto a ayudar en casi todo, que igual luego me niego.-

Todavía sonriente y de tan buen humor que hasta yo mismo empezaba a preocuparme pasé a examinar a Stefan, tanto el pié herido como el detalle de que tenía mi bestiario, aunque realmente no era mío pero en fin...

-Por cierto. Si necesitas guardar reposo y que te entablillen ese pie ¿Qué coño haces moviéndote por todas partes? A mi no es que me importe, pero si luego te pasa algo no digas que no avisé. Y... ah si, el bestiario. Lo quiero guardado en su sitio cuando termines con él que no eres el único que lo lee.-

Yrio atendía a lo absurdo de la escena comiendo sopa. Tap berraba incoherencias para variar y Atol acabó dándose por vencido al ver que, por mucho que hablara, ninguno iba a entender el verdadero motivo de su esfuerzo.

-Trae esa pierna- le dijo a Stefan , un poco harto de tener la amenaza de su cojera sobre sus cabezas todo el rato- A lo mejor puedo hacer algo.

Aparte del hechizo de fuego, los de curación eran los que más había practicado, más pensando en su propia torpeza que en sus compañeros. Tras varios intentos con el conjuro de soldar huesos, acabó dándose por vencido. No había forma de que soldase, pero Yrio estaba convencido de que lo había hecho bien. Probó una vez más, con cierta inseguridad.

-Hmm... deberías preguntarle a Seon o a Atol a ver si ellos pueden, yo no me fío de cerrarte la herida antes que soldar el hueso, así que mejor que prueben ellos primero.

Yrio se imaginó la carne recomponiéndose y llenando las fracturas de forma que ya no puediesen cerrar y se le hizo un nudo en el estómago. No era la persona más habilidosa del mundo y tampoco la más cuidadosa << Seon o Atol lo harán mejor, seguro que sí>> se repitió mentalmente.

Como ambos libros de magia estaban cogidos le pidió prestado a Erin el de mapas. La historia del libro gigante le había llamado la atención, y quería saber dónde había sido, ya fuera para investigarla o para no pasar cerca en un futuro.

-¿Donde decíais que estaba ese edificio?- le preguntó a Ppablo pidiéndole que se lo señalase en el mapa

Entonces se dio cuenta de algo que se le había pasado por completo... El mar. Rocavarancolia estaba cerca del mar, había un enorme mar dibujado en el mapa << Bueno, los mares se supone que tienen que ser como charcos muy grandes...>> pensó estúpidamente. Ppero lo importante es que tenían cerca el mar, y muy cerca de letargo además. << Si prestase más atención seguro que podría verlo desde la azotea...>>

-¡Gente!- anunció de pronto sin mirar a nadie en particular- Tenemos que ir a ver el mar, ¡¡yo nunca he visto un mar!!!

Tap se subió a la mano del Moscardón con lo poco que quedaba ya de su mala uva, todavía sin saber muy bién por qué le habían encerrado de esa manera. Cuando se ofreció de repente a regar las plantas, no pudo evitar soltar un bufido divertido, sin embargo. << ¿Está tonto? Con el pie como lo tiene y quiere cargar con agua... >>.

Por fin abrieron la puerta a Pablo y este se explicó. Saltó sobre su hombro cuando Yrio pidio a Stefan que le diera la pierna, para curársela. Seguía sin apetecerle estar cerca de Yrio, un rato después, le concedió mentalmente que también quería ir a la playa. << Quizá haya palmeras o algo así >>. Era lo único bueno que tenían las playas, porque el agua era como veneno a no ser que fueras un alga.

Cuando Pablo se ofreció a echar un cable, Tap se aprovechó para variar.

-Pues ya que Moscardón está indispuesto, podrías ayudarme a sacar agua del pozo-pidió, aunque tuviera cierto regustillo a orden-. Aunque si piensas volver a echármela por encima, te puedes ir cavando un hoyo ahí fuera-señaló al patio y luego silbó alegre. Salvarse de los flotantes lo había puesto de un extrañísimo buen humor, aunque también estaba seguro de que los gigantes no tardarían en joderlo-. Por cierto, ¿cómo sabías que para salir del Libro ilesos teníamos que lanzarnos contra ese mono?

Yrio intentó soldarle el hueso roto a Stefan, pero tras varios intentos acabó dándose por vencido y le sugirió que preguntara a Seon o a Atol por si ellos podían. Luego tomo un libro prestado a Erin, el de mapas y me pidió que le señalara el lugar donde habíamos estado.
-Pues espera un segundo- Le dije mientras hacía memoria del camino que habíamos seguido y señalaba las calles con el dedo. -Giré por aquí, luego seguí por esta otra calle... Creo que debería estar... ¡aquí!- Y señalé la zona del mapa donde creía que podía estar. -O al menos si no está ahí exactamente estará cerca-

Sin embargo Yrio deja de prestar atención enseguida, mientras grita que quiere ver el mar. "¿El mar? ¡Claro. Si esta ciudad da al mar!" Me di cuenta al ver que estaba dibujado en el mapa.

-¿Nunca lo has visto? Pues creo que te gustará, o eso espero. A mi también me gustaría ir, pero creo que ya he dado demasiados trotes para una temporada y además prefiero no forzar el hombro más de lo necesario-

Hablando del hombro, Tap aprovechó que me había ofrecido a ayudar para subirse al otro y pedirme que lo ayudara sacando agua del pozo.
-¿Que no te la eche encima? Pues no me tientes, que a veces parece que pidas a gritos que te rieguen- Comento alegremente -Pero vale, te ayudo. Vamos a ello-
Salimos al patio y me acerqué al pozo mientras escuchaba otra pregunta.
-Vi al otro atravesar a Macak cuando se tiró sobre ella, y pensé que eso también se aplicaría al mono- Le fui contando mientras sacaba el primer cubo. -Vale que logró golpearla pero tampoco tenía ninguna idea mejor. Era eso o quedarse a esperar que hicieran algo, y viendo como se ponían las cosas pues decidí arriesgarme- Terminé de sacar toda el agua que hacía falta y llevé el cubo hasta el huerto.
-La verdad. No esperaba que todo saliera tan bien. Creo que esta vez hemos tenido mucha suerte-

Tap salto a mi mano y parecía complacido con mi pregunta, al menos eso interprete por los ruidos que emitió por la espalda, le hable algo sobre plantas mientras Atol le abrió la puerta a Pablo.

Atol comenzó a protestar por que nadie le escuchaba, ciertamente yo si entendía por que decía eso, claro que quería caerle bien a todo el mundo y esa era una forma de conseguirlo.

Pablo se acerco a nosotros y parecía bastante contento, le sonreí cuando llegó, ambos me insistieron en que debía curarme el hueso, y era cierto que me dolía, pero justo cuando iba a decirles que eso podía esperar y que no me dolía tanto cuando se acerco Yrio y súbitamente Tap saltó de mi mano al brazo de Pablo.

Yrio me agarro y me dijo que iba a intentar un hechizo de reparación de huesos o algo por el estilo pero después de cuatro o cinco intentos desistió y dijo algo como que no era capaz y que les preguntase a Seon o Atol, pero le noté algo decepcionado así que le dije:

-No te sobre esfuerces, quizás aun no te has recuperado de la cantidad de magia que hiciste ayer, y no te preocupes que enseguida les pregunto a ellos.

Me volví a levantar y pregunte por Seon pero parecía que aún estaba dormida, así que debía buscar a Atol que antes de que me diera cuenta había desaparecido escaleras arriba.

<<Escaleras, justo lo que me faltaba tener que subir a mi>>

Justo cuando iba a hacer caso del ofrecimiento de Pablo para que me ayudase a subir las escaleras Tap se me adelanta y le dice a Pablo que le ayude a sacar agua del pozo, así que tengo que buscar a otra persona que me eche una mano, le pregunto a Thras me ayuda a subir.

En el primer piso veo una especie de bañera y algunas toallas y me apunto mentalmente que si Atol consigue reparar el hueso de la pierna tengo que darme un baño en profundidad,
al subir mas escaleras y llegar al siguiente piso donde veo unas cuantas camas y deduzco que obviamente esa zona de la torre es el dormitorio, observo como Seon duerme y como no veo por ningún lado a Atol supongo que estará en el ultimo piso, volviendo a subir por las escaleras llegamos a otro piso en el que veo una puerta y ruidos salir de allí.

Diciéndole a Thras que me suelte que ya no necesito ayuda, agradeciéndoselo por supuesto y diciéndole que se quede por aquí por si le necesito para bajar me acerco a la puerta y la abro mientras digo:

-Atol me envía Yrio que dice que hay un hechizo en esos libros para curar y huesos y me preguntaba si podrías intentar aplic........- me callo de súbito cuando un arma se clava a unos diez centímetros de la puerta, siento como la sangre se me retira de la cara y tratando de quitarle importancia digo.- Bien mea culpa por no llamar antes, pero tampoco creo que sea como para tirarme armas ¿no?.- Trato de bromear-. Y bueno si no estas excesivamente cansado me preguntaba si podrías intentarlo. Por que entre tu y yo no quiero molestar a Seon, la veo demasiado frágil y no quiero cansarla.