Torreón Letargo (Archivo III)
+20
Evanna
Xana
Muffie
Tak
Giniroryu
Leonart
Lops
Dal
Carmesí
Red
Reisha
Naeryan
Administración
LEC
Serokrai
Jack
Alicia
Yber
Poblo
Elliot
24 participantes
- Elliot
Ficha de cosechado
Nombre: Neith
Especie: Humana
Habilidades: Carisma, Agilidad e ImaginaciónPersonajes : Elliot es una Dullahan bastante fácil de cabrear y con quien es mejor no llevarse mal (aun que ésto sea dificil) Conoce el manejo del casi todas las armas, y tiene un Dragón llamado Deatach que es quien le instruye y ayuda.
Ennakhai es un Daeliciana de 13 años convertida en Demiurga y a cargo de Dama Puntada.
Thrasmy's es un Frivy de 17 años. Es un CoMo y ha vivido toda su vida rodeado de lujos y cámaras.
Torreón Letargo (Archivo III)
09/09/12, 11:32 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Tras mucho andar, los chicos habían acabado dando con un enorme torreón de piedra cubierto casi completamente con enredaderas. Era el edificio mas aceptable que habían visto desde que habían llegado y, que tuviese algo vivo en él, les daba un poco de tranquilidad. Era lo unico verde que habían visto desde que llegaron a Rocavarancolia.
Empezaron a rodear el torreón y tardaron un buen rato en encontrar la puerta, puesto que la hiedra la había tapado casi completamente. Cuando consiguieron apartar las ramas, aun tuvieron que conseguir abrir aquel portón de madera vieja. Estaba atascada por lo que obviamente pudieron deducir que llevaba mucho tiempo sin usarse.
Cuando entraron se encontraron con una imagen que, a los ojos de Thras, era desoladora. Se encontraron con un enorme salón con una mesa y varias sillas. También había una especie de cocina con trastos tirados por medio y todo lleno de una gruesa capa de polvo. Thras avanzó en silencio y dejó la cesta sobre aquella mesa. - Pero... ¿megaseguro que queréis así como dormir aquí? - preguntó. No le gustaba. Estaba muy sucio, olía a polvo y a cerrado, era feo y estaba oscuro. No tenía nada de diseño... no le gustaba nada... pero le gustaba mas que las mazmorras o que las calles... o que aquellas casas con lengua.
-Tendremos que superllamar al servicio de limpiecy's para que hiperadecenten esto. - Dijo pasando un dedo por la mesa, dejando tras el un caminito y después sacudiéndose el polvo del dedo. Vio unas escaleras que subían y otras que bajaban, pero decidió no aventurarse solo... aun tenia demasiado reciente el discurso que le habían dado y la visión de aquellas casas.
Tras mucho andar, los chicos habían acabado dando con un enorme torreón de piedra cubierto casi completamente con enredaderas. Era el edificio mas aceptable que habían visto desde que habían llegado y, que tuviese algo vivo en él, les daba un poco de tranquilidad. Era lo unico verde que habían visto desde que llegaron a Rocavarancolia.
Empezaron a rodear el torreón y tardaron un buen rato en encontrar la puerta, puesto que la hiedra la había tapado casi completamente. Cuando consiguieron apartar las ramas, aun tuvieron que conseguir abrir aquel portón de madera vieja. Estaba atascada por lo que obviamente pudieron deducir que llevaba mucho tiempo sin usarse.
Cuando entraron se encontraron con una imagen que, a los ojos de Thras, era desoladora. Se encontraron con un enorme salón con una mesa y varias sillas. También había una especie de cocina con trastos tirados por medio y todo lleno de una gruesa capa de polvo. Thras avanzó en silencio y dejó la cesta sobre aquella mesa. - Pero... ¿megaseguro que queréis así como dormir aquí? - preguntó. No le gustaba. Estaba muy sucio, olía a polvo y a cerrado, era feo y estaba oscuro. No tenía nada de diseño... no le gustaba nada... pero le gustaba mas que las mazmorras o que las calles... o que aquellas casas con lengua.
-Tendremos que superllamar al servicio de limpiecy's para que hiperadecenten esto. - Dijo pasando un dedo por la mesa, dejando tras el un caminito y después sacudiéndose el polvo del dedo. Vio unas escaleras que subían y otras que bajaban, pero decidió no aventurarse solo... aun tenia demasiado reciente el discurso que le habían dado y la visión de aquellas casas.
Me haré una cama con tus huesos, Invitado, Muajajaj!
Taceant Colloquia.
Effugiat risus.
Hic locus est ubi mors gaudet succurrere vitae.
Taceant Colloquia.
Effugiat risus.
Hic locus est ubi mors gaudet succurrere vitae.
¡Superpor la aceptación, la integración y los derechy'x Frivy's!
- Spoiler:
Click en la imagen para ver el esquema de relaciones entre los Cosechados del Rol
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
12/11/12, 06:35 pm
Tap había pasado parte de la tarde tumbado sobre la avispa tomando el sol felizmente, ignorante de todo lo que se estuviera cociendo en el torreón. No tenía ganas de hablar a ninguno de los idiotas que había dentro. No iba a dedicarse a mirar por todos si luego ellos le ninguneaban y le tenían tan en cuenta como a un pedrusco.
-Vienen con quemaduras, les sugiero lo del barro-en algún momento se había puesto a hablarle a la avispa, para poder desahogarse, y había acabado haciendoles burla-. No Tap, mejor nos curamos dos quemaduras con estos dones aflorales que nos hemos encontrado en un libro superfiable, nos quedamos exhaustos hasta quién sabe cuándo y el resto de quemaduras que nos duelan hasta que rabiemos. Vaya tonterías tienes, Tap, solo piensas en ti, Tap, blablabla Tap-soltó un chirrido por la espalda mientras acababa de plantar una semilla en el huerto y luego se acercó al pozo. Necesitaba agua y su orgullo no le dejaba pedirle ayuda a los gigantes.
Lo examinó, si es que se puede llamar examen a un vistazo tan rápido como fue el suyo, y trepó hasta la polea para después descender por el interior del pozo hasta el final de la cuerda. Entraba poca luz, pero la suficiente como para que Tap distinguiera el cubo y pudiera maniobrar. Estaba flotando vacío y más o menos bocarriba. Tap aferró su cola a la cuerda, justo donde se ataba al asa metálica del cubo, y lo inclinó con los brazos. En cuanto el cubo se cargó, la cuerda descendió por el peso extra lo suficiente como para que Tap creyera que se mojaría. Ascendió agilmente un par de palmos para permanecer seco y silbó para que su avispa bajara a por el cubo.
Sin embargo, su idea para sacar agua sin ayuda de gigantes, se vio truncada al ver que su avispa no podía volar con tanto peso extra.
-¡Malditos gigantes y malditos cubos de gigantes y malditos pozos para gigantes!-silbó malhumorado a la avispa, a pesar de que la pobre no tenía ninguna culpa, y se montó en ella para volver arriba con las manos vacías.
En el patio se encontró con que anochecía y Tap sabía perfectamente lo que eso significaba: despertaban los fuegos voladores. Se estremeció solo de pensarlo y se coló en el último piso del torreón por la ventana. Su avispa se colgó del techo y Tap se tumbó a dormir entre este y el abdomen del animal.
-Vienen con quemaduras, les sugiero lo del barro-en algún momento se había puesto a hablarle a la avispa, para poder desahogarse, y había acabado haciendoles burla-. No Tap, mejor nos curamos dos quemaduras con estos dones aflorales que nos hemos encontrado en un libro superfiable, nos quedamos exhaustos hasta quién sabe cuándo y el resto de quemaduras que nos duelan hasta que rabiemos. Vaya tonterías tienes, Tap, solo piensas en ti, Tap, blablabla Tap-soltó un chirrido por la espalda mientras acababa de plantar una semilla en el huerto y luego se acercó al pozo. Necesitaba agua y su orgullo no le dejaba pedirle ayuda a los gigantes.
Lo examinó, si es que se puede llamar examen a un vistazo tan rápido como fue el suyo, y trepó hasta la polea para después descender por el interior del pozo hasta el final de la cuerda. Entraba poca luz, pero la suficiente como para que Tap distinguiera el cubo y pudiera maniobrar. Estaba flotando vacío y más o menos bocarriba. Tap aferró su cola a la cuerda, justo donde se ataba al asa metálica del cubo, y lo inclinó con los brazos. En cuanto el cubo se cargó, la cuerda descendió por el peso extra lo suficiente como para que Tap creyera que se mojaría. Ascendió agilmente un par de palmos para permanecer seco y silbó para que su avispa bajara a por el cubo.
Sin embargo, su idea para sacar agua sin ayuda de gigantes, se vio truncada al ver que su avispa no podía volar con tanto peso extra.
-¡Malditos gigantes y malditos cubos de gigantes y malditos pozos para gigantes!-silbó malhumorado a la avispa, a pesar de que la pobre no tenía ninguna culpa, y se montó en ella para volver arriba con las manos vacías.
En el patio se encontró con que anochecía y Tap sabía perfectamente lo que eso significaba: despertaban los fuegos voladores. Se estremeció solo de pensarlo y se coló en el último piso del torreón por la ventana. Su avispa se colgó del techo y Tap se tumbó a dormir entre este y el abdomen del animal.
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
12/11/12, 06:38 pm
Alder se rió con el comentario de Yrio. Sabía perfectamente quien era "la putita", porque era obvio que todos los de Sinhdro habían llegado a esa conclusión.
- Estoy de acuerdo, no es que pensara salir hoy. Pero a pesar de todos los sustos, creo que no nos vendría mal una visita.
El peliblanco parecía algo más que sorprendido con las habilidades de magia de sus compañeros ("otro como Tap no, por el Alma"). Le resultaba frustrante no poder hacer nada con aquello. Era otra de esas habilidades que escapaban de su alcance, y por las que en ese momento daría lo que fuera, incluso aguantar a Tap chillandole en la oreja que su misión era proteger el huerto y llamandola Dotada para el resto de su vida.
Al poco tomo un decisión, y haciendo un aparte con Atol, le dijo:
- Me gustaría manejar un arma con más soltura. Y ser más fuerte en general. Creo que entiendes por qué.... ¿podrías ayudarme?
Se marchó tras escuchar su respuesta y le deseó que descansara.
Seon ya estaba dormida, y en su brazo ya no quedaban muchas quemaduras, solo dos o tres. Alder se metió a su lado, sin despertarla, aunque pronto notó un brazo que la rodeaba.
Sin más, se quedó dormida, mientras las luces de aquellas luciérnagas bailaban aun detrás de sus parpados.
-----
Alder despertó muy sobresaltada, cogiendo aire como si se ahogara. Sobre todo porque todavía parecía sentirla, la arena, allí en su cama. Como si las sabanas tuvieran un tacto impropio. Se llevó las manos a la cara y al pelo, palpándose, dejándose convencer de que seguía viva. ¿por qué un sueño tan extraño parecía tan vivido? Incluso después de ver a Seon respirar tranquila a su lado, y recuperar el ritmo cardíaco. Debería poder olvidar los detalles, en vez de tenerlo fresco como un recuerdo.
- Estoy de acuerdo, no es que pensara salir hoy. Pero a pesar de todos los sustos, creo que no nos vendría mal una visita.
El peliblanco parecía algo más que sorprendido con las habilidades de magia de sus compañeros ("otro como Tap no, por el Alma"). Le resultaba frustrante no poder hacer nada con aquello. Era otra de esas habilidades que escapaban de su alcance, y por las que en ese momento daría lo que fuera, incluso aguantar a Tap chillandole en la oreja que su misión era proteger el huerto y llamandola Dotada para el resto de su vida.
Al poco tomo un decisión, y haciendo un aparte con Atol, le dijo:
- Me gustaría manejar un arma con más soltura. Y ser más fuerte en general. Creo que entiendes por qué.... ¿podrías ayudarme?
Se marchó tras escuchar su respuesta y le deseó que descansara.
Seon ya estaba dormida, y en su brazo ya no quedaban muchas quemaduras, solo dos o tres. Alder se metió a su lado, sin despertarla, aunque pronto notó un brazo que la rodeaba.
Sin más, se quedó dormida, mientras las luces de aquellas luciérnagas bailaban aun detrás de sus parpados.
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Alder despertó muy sobresaltada, cogiendo aire como si se ahogara. Sobre todo porque todavía parecía sentirla, la arena, allí en su cama. Como si las sabanas tuvieran un tacto impropio. Se llevó las manos a la cara y al pelo, palpándose, dejándose convencer de que seguía viva. ¿por qué un sueño tan extraño parecía tan vivido? Incluso después de ver a Seon respirar tranquila a su lado, y recuperar el ritmo cardíaco. Debería poder olvidar los detalles, en vez de tenerlo fresco como un recuerdo.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
13/11/12, 04:54 pm
Sonreí a Yrio pues tenía razón y luego se marchó con el libro.
-Vale, no dije nada. Mañana.
Mejor, así podría distraerme. Pero no, tiene que aparecer Serok pidiendo explicaciones. Los demás le explican mientras sigo sentado en el sofá y luego, antes de que suba a dormir, Alder se me acerca para pedirme que le enseñe a luchar. Mis ojos brillan con ilusión y sonrío y asiento vigorosamente
-¡Será un honor! Que descanséis.-le deseo igualmente.
Luego recojo todo lo que haya fuera de su sitio de la cocina y el salón, compruebo los cierres de las puertas y subo, con el mapa, a dormir, intentando pensar sólo en los futuros entrenamientos y en la salida de mañana. Todos están en sus camas, menos Tap, que desapareció desde el cabreo << Joder con Tap... Mañana veremos >>Doy un último vistazo a la zona que nos separa de Maciel y finalmente me acuesto...
Al día siguiente me levanto casi a la par que Thras, a quien saludo y con quien bajo a hacer los primeros ejercicios, aunque esta vez el chico se queja de que no ha comido y de que encima no hay comida para desayunar. No puedo prometer nada pero intento animarlo con la salida a por cestas y visitar a los demás. << Mejor salir cuanto antes. Las chicas, Yrio, ya que dijeron algo de una putita, a saber quién es; Serok y Tap >>
Así pues, tras una hora, vuelvo a subir para ir despertándolos:
-Hey, gente, arriba, que hay cos...-pero me paro al ver a Alder despierta, como si hubiese dormido mal.-¿Alder? ¿Mala noche?-inquiero preocupado mientras me acerco aunque no me atrevo a tocarla. Tiene mala cara.-¿Estás bien?
-Vale, no dije nada. Mañana.
Mejor, así podría distraerme. Pero no, tiene que aparecer Serok pidiendo explicaciones. Los demás le explican mientras sigo sentado en el sofá y luego, antes de que suba a dormir, Alder se me acerca para pedirme que le enseñe a luchar. Mis ojos brillan con ilusión y sonrío y asiento vigorosamente
-¡Será un honor! Que descanséis.-le deseo igualmente.
Luego recojo todo lo que haya fuera de su sitio de la cocina y el salón, compruebo los cierres de las puertas y subo, con el mapa, a dormir, intentando pensar sólo en los futuros entrenamientos y en la salida de mañana. Todos están en sus camas, menos Tap, que desapareció desde el cabreo << Joder con Tap... Mañana veremos >>Doy un último vistazo a la zona que nos separa de Maciel y finalmente me acuesto...
Al día siguiente me levanto casi a la par que Thras, a quien saludo y con quien bajo a hacer los primeros ejercicios, aunque esta vez el chico se queja de que no ha comido y de que encima no hay comida para desayunar. No puedo prometer nada pero intento animarlo con la salida a por cestas y visitar a los demás. << Mejor salir cuanto antes. Las chicas, Yrio, ya que dijeron algo de una putita, a saber quién es; Serok y Tap >>
Así pues, tras una hora, vuelvo a subir para ir despertándolos:
-Hey, gente, arriba, que hay cos...-pero me paro al ver a Alder despierta, como si hubiese dormido mal.-¿Alder? ¿Mala noche?-inquiero preocupado mientras me acerco aunque no me atrevo a tocarla. Tiene mala cara.-¿Estás bien?
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
13/11/12, 07:05 pm
- Sí, es decir, no... fresca como una manzana. Querría entrenar cuanto antes Atol, pero he estado pensando, quizás corra más prisa ir a por la comida. Necesitaremos algo con lo que reponer fuerzas cuando terminemos, ¿no?
Alder salió de la cama. Le temblaban un poco las rodillas, y espero que el chico no lo notase.
Era como si aún sintiese vértigo. Seon por fin abrió los ojos y rodó sobre si misma para quedar de cara a Atol.
- Buenos días, Atol.- dijo con los ojos mediocerrados y una sonrisa perezosa. La trenza se le había caido y colgaba a un lado de su cabeza.
Alder salió de la cama. Le temblaban un poco las rodillas, y espero que el chico no lo notase.
Era como si aún sintiese vértigo. Seon por fin abrió los ojos y rodó sobre si misma para quedar de cara a Atol.
- Buenos días, Atol.- dijo con los ojos mediocerrados y una sonrisa perezosa. La trenza se le había caido y colgaba a un lado de su cabeza.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
13/11/12, 11:24 pm
No sé si le pasó algo o no realmente, pero si lo dice como si no, no soy quién para interrogarla más. Seon también se levanta y la saludo sonriente con un buenos días. Luego me acerco a la cama de Serok pero este no está, así como ni rastro de Tap. Decido subir a la terraza a por el peque pero por el camino me cruzo al ulterano en el cuarto del muñeco, entrenando. Se apunta a la salida, desisto de buscar a Tap y cuando vuelvo al cuarto común, Yrio ya está despierto y vistiéndose, hablando con las chicas << Mejor, no la pifie yo sin querer >> Finalmente aviso a los demás de la salida y del recorrido que haremos.
Después bajo a la armerías a por armas, de las que mayormente hay escudos pequeños y espadas cortas, algún arco y alguna lanza y las dejo en el salón para los demás. Yo me ajusto mis cinturones y cimitarras con mis dagas, mientras Serok prepara su equipo y, una vez que estamos todos listos, Yrio además lleva su libro y entre este, Seon y yo algunos cristales, aunque desconfíe de mi propia capacidad de hoy pero bueno, todo se andará. Mientras tanto, Tap llega con su avispa, mucho más reservado y gruñón que de costumbre, pero se apunta como ya hablamos.
-Bien. ¿Todos listos? Pues nos vamos. Al resto, tened cuidado.-digo a los que se quedan.
Abro la puerta y luego echo a andar hacia el sur, siguiendo las indicaciones del mapa.
-Hay que cruzar no sé qué de una Cicatriz de Arax, a ver qué es...-informo al grupo.-Y a la mínima, mejor corred. Todos.-añado, mirando a Serok << No queremos heroicidades suicidas >>
Sigue en la Cicatriz de Arax.
Después bajo a la armerías a por armas, de las que mayormente hay escudos pequeños y espadas cortas, algún arco y alguna lanza y las dejo en el salón para los demás. Yo me ajusto mis cinturones y cimitarras con mis dagas, mientras Serok prepara su equipo y, una vez que estamos todos listos, Yrio además lleva su libro y entre este, Seon y yo algunos cristales, aunque desconfíe de mi propia capacidad de hoy pero bueno, todo se andará. Mientras tanto, Tap llega con su avispa, mucho más reservado y gruñón que de costumbre, pero se apunta como ya hablamos.
-Bien. ¿Todos listos? Pues nos vamos. Al resto, tened cuidado.-digo a los que se quedan.
Abro la puerta y luego echo a andar hacia el sur, siguiendo las indicaciones del mapa.
-Hay que cruzar no sé qué de una Cicatriz de Arax, a ver qué es...-informo al grupo.-Y a la mínima, mejor corred. Todos.-añado, mirando a Serok << No queremos heroicidades suicidas >>
Sigue en la Cicatriz de Arax.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
13/11/12, 11:51 pm
Despertó gritando. Vivo, pero gritando. La araña se había salido con la suya y eso era lo que más le había dolido a Tap. Lo primero que hizo fue llevarse las cuatro manos al vientre para comprobar que no había herida mortal alguna. << Todo ha sido un sueño. Ya está >> se dijo. Sin embargo, lo siguiente que hizo fue mirar alrededor, comprobar el terreno. No había bosque. Estaba sentado sobre el abdomen de la avispa, con el techo a medio brazo de distania, igual que cuando fue a dormirse por la noche. << No ha pasado nada >> respiró aliviado y dio gracias a la Flora por no estar en el bosque, por raro que pudiera parecer. El bosque de su sueño estaba maldito por la presencia de esa tejedora come-Pablitos.
Dio una palmada al animal, aferrándose rápidamente a una pata; la avispa se descolgó del techo y dio un giro de cientoochenta grados en el aire. La fuerza del giro balanceó a Tap y este cayó con gracia sobre el lomo de su montura. La apremió con un par de toques para que volara y le fue indicando la dirección hasta llegar a la planta baja. Ahí estaban todos los gigantes. Pablo volvía a estar herido y a ser de un tamaño razonablemente enorme. Ahora mismo no sabría si alegrarse de que estuviera vivo o si reabrirle la herida por lo mal que le habían hecho pasar sus miniyos en el sueño. También estaba Yrio, al que le costaba mirar en parte por lo que le dijo ayer, de lo cual ni había hecho amago de disculpa, y en parte por la faceta arrogante que mostró en su sueño, cabalgando esa enorme silla voladora. Tap no era de preocuparse por los sueños, pero este le había dejado un mal sabor de boca especial y no podía evitar que el asco se reflejara en su cara a ratos.
No se bajó de la avispa en ningún momento, ni saludó a nadie. Ni a Erin, que volvía a camuflarse con el entorno en un sofá, leyendo cualquier libro; ni a Primero, que seguía particularmente desnudo; ni a Blanco; ni a nadie. Acarició el lomo de su avispa, dándole gracias silenciosas por permanecer con él ahora mismo y añadió escuetamente:
-Podemos irnos.
Dio una palmada al animal, aferrándose rápidamente a una pata; la avispa se descolgó del techo y dio un giro de cientoochenta grados en el aire. La fuerza del giro balanceó a Tap y este cayó con gracia sobre el lomo de su montura. La apremió con un par de toques para que volara y le fue indicando la dirección hasta llegar a la planta baja. Ahí estaban todos los gigantes. Pablo volvía a estar herido y a ser de un tamaño razonablemente enorme. Ahora mismo no sabría si alegrarse de que estuviera vivo o si reabrirle la herida por lo mal que le habían hecho pasar sus miniyos en el sueño. También estaba Yrio, al que le costaba mirar en parte por lo que le dijo ayer, de lo cual ni había hecho amago de disculpa, y en parte por la faceta arrogante que mostró en su sueño, cabalgando esa enorme silla voladora. Tap no era de preocuparse por los sueños, pero este le había dejado un mal sabor de boca especial y no podía evitar que el asco se reflejara en su cara a ratos.
No se bajó de la avispa en ningún momento, ni saludó a nadie. Ni a Erin, que volvía a camuflarse con el entorno en un sofá, leyendo cualquier libro; ni a Primero, que seguía particularmente desnudo; ni a Blanco; ni a nadie. Acarició el lomo de su avispa, dándole gracias silenciosas por permanecer con él ahora mismo y añadió escuetamente:
-Podemos irnos.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Serokrai
Ficha de cosechado
Nombre: Serokrai
Especie: Ulterano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad y nociones de lucha (especialista en lucha con armas a dos manos, especialmente guadañas y similares).
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
17/11/12, 02:11 pm
Me explican lo de los milagros, pero sigo sin poder creerlo. Solo el emperador y su familia cercana pueden obrar milagros. He sido testigo de ello en varias ocasiones, cuando el emperador en persona uso su poder para sanar las heridas de los nobles que resolvían sus disputas. No es algo que pueda hacer cualquiera. Sin embargo, todos los hechos contradicen mi conocimiento. Tendría que reflexionar mas tarde sobre ello.
Como veo que están heridos y cansados decido dejar para mañana lo de las guardias y el puente levadizo y cuando los otros suben a acostarse yo me quedo en la planta baja vigilando y en un estado de duerme vela. La noche transcurre sin mas problema y cuando empieza a amanecer comienzo mi rutina de entrenamiento. Corro un rato por el patio, practico el lanzamiento de cuchillos contra la diana y por ultimo subo a practicar con el muñeco de entrenamiento, teniendo cuidado para no romperlo.
Me encuentro practicando con el cuando llega Atol para informarme de que vamos a salir. Le digo que iré con ellos y me dirijo a la habitación para prepararme. Me cuelgo el cinturón con las dagas y sujeto mis guadañas a la cintura. Compruebo que mi armadura esta bien y que el mecanismo de hoja oculta en mis guanteletes funciona perfectamente. Estoy listo. Bajo a reunirme con el resto, pero antes de salir me dirijo hacia los que se van a quedar en el torreón.
- Tenemos que empezar a usar el puente levadizo. Levantadlo cuando salgamos y no lo bajéis hasta que estemos de vuelta. Uno de vosotros debería subirse a las almenas del patio para vigilar si se acerca algún peligro y para abrirnos la puerta cuando volvamos.
Ya estamos listos pero, antes de salir, Atol añade unas palabras y me mira de una forma que no me gusta, como si estas palabras fueran hacia mi. Entrecierro los ojos. No recuerdo haber hecho nada que me haga merecedor de esa mirada, aunque en general no me gusta como me trata el libense. Hago caso omiso, abro la puerta y salimos del torreón.
Como veo que están heridos y cansados decido dejar para mañana lo de las guardias y el puente levadizo y cuando los otros suben a acostarse yo me quedo en la planta baja vigilando y en un estado de duerme vela. La noche transcurre sin mas problema y cuando empieza a amanecer comienzo mi rutina de entrenamiento. Corro un rato por el patio, practico el lanzamiento de cuchillos contra la diana y por ultimo subo a practicar con el muñeco de entrenamiento, teniendo cuidado para no romperlo.
Me encuentro practicando con el cuando llega Atol para informarme de que vamos a salir. Le digo que iré con ellos y me dirijo a la habitación para prepararme. Me cuelgo el cinturón con las dagas y sujeto mis guadañas a la cintura. Compruebo que mi armadura esta bien y que el mecanismo de hoja oculta en mis guanteletes funciona perfectamente. Estoy listo. Bajo a reunirme con el resto, pero antes de salir me dirijo hacia los que se van a quedar en el torreón.
- Tenemos que empezar a usar el puente levadizo. Levantadlo cuando salgamos y no lo bajéis hasta que estemos de vuelta. Uno de vosotros debería subirse a las almenas del patio para vigilar si se acerca algún peligro y para abrirnos la puerta cuando volvamos.
Ya estamos listos pero, antes de salir, Atol añade unas palabras y me mira de una forma que no me gusta, como si estas palabras fueran hacia mi. Entrecierro los ojos. No recuerdo haber hecho nada que me haga merecedor de esa mirada, aunque en general no me gusta como me trata el libense. Hago caso omiso, abro la puerta y salimos del torreón.
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
20/11/12, 07:49 pm
Después de que el grupo se marchara del torreón y levantaran el puente, me quedé un rato sin saber muy bien que hacer, y acabé por sentarme en un sillón para seguir leyendo el bestiario, buscando alguna referencia sobre el insecto que me había atacado, pero no encontré nada. Tras pasar un tiempo leyendo, acabé por cansarme y decidí probar de nuevo con la magia.
Había probado suficientes veces el hechizo de la otra vez como para recordarlo, así que tras coger un cristal y cargarlo, volví a repetir las palabras y los movimientos. Estuve probando una y otra vez durante un buen rato, hasta que acabé rindiéndome. "¿Estoy seguro de que lo estoy haciendo bien. ¿Por qué no me sale?"
Pasé los minutos siguientes deprimido, sintiéndome inútil, hasta que me dí cuenta de que no había nada más inútil que lamentarme de esa forma. "Vale. Soy un inútil, entonces, ¿voy a demostrarlo lloriqueando? ¿O voy a hacer algo para dejar de serlo?"
Con una nueva determinación descendí a la armería en busca de algo con lo que practicar. "La lanza queda descartada, que necesito los dos brazos." Al final me decidí por una espada corta. Tras atármela al cinturón junto con los cuchillos arrojadizos agarré la misma diana que Serokrai había usado antes y subí con todo hasta el patio. Allí dejé la diana apoyada en la estatua, me alejé y saqué los cuchillos para ir lanzándolos uno por uno. Ninguno de los cinco llegó siquiera a tocar la diana, todos pasaron silbando en alguna otra dirección. Incluso en alguna ocasión llegué a clavar uno en la puerta que daba al salón, por lo que agradecí que no hubiera casi nadie en el torreón. A pesar de los resultados tan lamentables que veía me negué a dejarlo y seguí probando durante horas. Para cuando terminé había logrado acertar siempre en la diana, aunque nunca llegué a darle en el centro. Satisfecho por el progreso y animado decidí dedicarle tiempo a la espada. La sostuve con la mano del brazo sano y traté de recordar lo poco que sabía acerca de cómo manejarla. Una vez había asistido a una clase de esgrima, pero como espectador. Sin embargo recordaba parte de lo que había dicho la instructora al comienzo. "La esgrima es el arte de luchar con la espada. Aunque es un arte, no se usa como espectáculo, así que los que no estén dispuestos a luchar que no se molesten en aprenderla." Entonces yo no estaba dispuesto a luchar, esperaba que ahora si. "Los cuatro elementos de la esgrima son: distancia, percepción, ritmo y técnica. Ser fuerte no te da necesariamente ventaja sobre tu adversario. La rapidez puede vencer sobre la fuerza, y la inteligencia también." Yo no destacaba por ser fuerte precisamente, así que ya podía ser cierto. "La espada es un arma tanto defensiva como ofensiva; cada movimiento defensivo y cada movimiento ofensivo parten de una postura básica inicial." A partir de ahí ya no recordaba casi nada. "Espero que sea suficiente". Y comencé a practicar con un enemigo imaginario, probando movimientos a medida que se me ocurrían y quedéndome con los que resultaban más eficaces.
Había probado suficientes veces el hechizo de la otra vez como para recordarlo, así que tras coger un cristal y cargarlo, volví a repetir las palabras y los movimientos. Estuve probando una y otra vez durante un buen rato, hasta que acabé rindiéndome. "¿Estoy seguro de que lo estoy haciendo bien. ¿Por qué no me sale?"
Pasé los minutos siguientes deprimido, sintiéndome inútil, hasta que me dí cuenta de que no había nada más inútil que lamentarme de esa forma. "Vale. Soy un inútil, entonces, ¿voy a demostrarlo lloriqueando? ¿O voy a hacer algo para dejar de serlo?"
Con una nueva determinación descendí a la armería en busca de algo con lo que practicar. "La lanza queda descartada, que necesito los dos brazos." Al final me decidí por una espada corta. Tras atármela al cinturón junto con los cuchillos arrojadizos agarré la misma diana que Serokrai había usado antes y subí con todo hasta el patio. Allí dejé la diana apoyada en la estatua, me alejé y saqué los cuchillos para ir lanzándolos uno por uno. Ninguno de los cinco llegó siquiera a tocar la diana, todos pasaron silbando en alguna otra dirección. Incluso en alguna ocasión llegué a clavar uno en la puerta que daba al salón, por lo que agradecí que no hubiera casi nadie en el torreón. A pesar de los resultados tan lamentables que veía me negué a dejarlo y seguí probando durante horas. Para cuando terminé había logrado acertar siempre en la diana, aunque nunca llegué a darle en el centro. Satisfecho por el progreso y animado decidí dedicarle tiempo a la espada. La sostuve con la mano del brazo sano y traté de recordar lo poco que sabía acerca de cómo manejarla. Una vez había asistido a una clase de esgrima, pero como espectador. Sin embargo recordaba parte de lo que había dicho la instructora al comienzo. "La esgrima es el arte de luchar con la espada. Aunque es un arte, no se usa como espectáculo, así que los que no estén dispuestos a luchar que no se molesten en aprenderla." Entonces yo no estaba dispuesto a luchar, esperaba que ahora si. "Los cuatro elementos de la esgrima son: distancia, percepción, ritmo y técnica. Ser fuerte no te da necesariamente ventaja sobre tu adversario. La rapidez puede vencer sobre la fuerza, y la inteligencia también." Yo no destacaba por ser fuerte precisamente, así que ya podía ser cierto. "La espada es un arma tanto defensiva como ofensiva; cada movimiento defensivo y cada movimiento ofensivo parten de una postura básica inicial." A partir de ahí ya no recordaba casi nada. "Espero que sea suficiente". Y comencé a practicar con un enemigo imaginario, probando movimientos a medida que se me ocurrían y quedéndome con los que resultaban más eficaces.
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
26/11/12, 05:47 pm
Cuando volvieron de recoger las cestas con Pablo herdido, Erin estaba en el huerto intentado hacer algo con las plantas. Obviamente, no paso nada, ya que no tenía ni idea de qué hacer ni de cómo hacerlo. Después, mientras en el Torreón se ponían a discutir sobre por qué no habían traído las cestas, la canadiense había estado en el huerto, ajena a todo.<< Ya les vale, no traer comida... ¿Se piensan que nos alimentamos de aire? >>, pensó de mal humor. Tenía hambre y tenía que esperan hasta el día siguiente para comer algo, si es que traían las cestas.
Entró al torreón cuando Tap e Yrio acabaron de echarse los trastos a la cabeza y se sentó en una esquina, en su mundo mental de fantasía, mientras los demás hacían algún que otro hechizo. Ni siquiera subió a la habitación a dormir; se quedó allí sentada, pensando en sus cosas la mayor parte de la noche. No tenía ganas de más.
------------------------------------------------------------
En cuanto se despertó, bajó a la armería y cogió un par de cristales antes de subir, sentarse en un sofá y coger un libro de magia. Se quedó leyendo la mayor parte de la mañana, intentando buscar un hechizo sencillito por el que empezar. << ¿Pero quién escribió esto? No pone como pronunciarlo ni nada… >>, pensó observando por enésima vez el hechizo para hacer llamas. Bufó y siguió leyendo, intentando buscar algo coherente en el libro.
Erin tenía poca paciencia y se aburría con facilidad en determinadas circunstancias, y no entender ni la cuarta parte de un libro la frustraba mucho, pero aún así siguió leyendo. Al fin y al cabo, era magia.
Al final decidió empezar por el hechizo de llamas. Era el más fácil en su opinión, y ya se las arreglaría para entenderle. Encendió los cristales y se concentró en las instrucciones. Intentó seguirlas unas cuantas veces, sin demasiados resultados. Cuando no se equivocaba en la pronunciación, se equivocaba en los gestos y cuando no se equivocaba en los gestos se equivocaba en la pronunciación. Y para colmo de males, alguna vez un cuchillo se clavaba en la puerta del salón. Erin acabó hartándose de estas interrupciones ocasionales al tercer cuchillo que se clavó en la puerta.
-A ver cómo te digo yo esto… –suspiró y miró a Pablo desde el umbral de la puerta con el cuchillo que acababa de clavarse en la puerta en la mano-¡Apunta un poco mejor, joder, que estoy intentando aprender magia en el salón! –dijo, de bastante mal humor. Tiró el cuchillo al patio y entró en el salón dando un portazo.
Volvió a sentarse en el sofá con el libro y esperando no tener más interrupciones siguió practicando. Tras un poco más de práctica, consiguió que el hechizo funcionase, haciendo que una pequeña chispa surgiese en sus dedos. Apenas duró unos segundos, pero a Erin no la importaba. Al fin y al cabo, podía hacer magia. Siguió leyendo el libro, aunque sin intentar ningún hechizo más, no quería llevarse la desilusión de no poder hacer algún hechizo.
Su estómago rugió. Tenía hambre y ganas de contarles a los demás que podía hacer magia. << Espero que esta vez traigan las cestas. Y me da igual si hay alguien herido, esa no es razón para no traer la comida por segunda vez >> .
Entró al torreón cuando Tap e Yrio acabaron de echarse los trastos a la cabeza y se sentó en una esquina, en su mundo mental de fantasía, mientras los demás hacían algún que otro hechizo. Ni siquiera subió a la habitación a dormir; se quedó allí sentada, pensando en sus cosas la mayor parte de la noche. No tenía ganas de más.
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En cuanto se despertó, bajó a la armería y cogió un par de cristales antes de subir, sentarse en un sofá y coger un libro de magia. Se quedó leyendo la mayor parte de la mañana, intentando buscar un hechizo sencillito por el que empezar. << ¿Pero quién escribió esto? No pone como pronunciarlo ni nada… >>, pensó observando por enésima vez el hechizo para hacer llamas. Bufó y siguió leyendo, intentando buscar algo coherente en el libro.
Erin tenía poca paciencia y se aburría con facilidad en determinadas circunstancias, y no entender ni la cuarta parte de un libro la frustraba mucho, pero aún así siguió leyendo. Al fin y al cabo, era magia.
Al final decidió empezar por el hechizo de llamas. Era el más fácil en su opinión, y ya se las arreglaría para entenderle. Encendió los cristales y se concentró en las instrucciones. Intentó seguirlas unas cuantas veces, sin demasiados resultados. Cuando no se equivocaba en la pronunciación, se equivocaba en los gestos y cuando no se equivocaba en los gestos se equivocaba en la pronunciación. Y para colmo de males, alguna vez un cuchillo se clavaba en la puerta del salón. Erin acabó hartándose de estas interrupciones ocasionales al tercer cuchillo que se clavó en la puerta.
-A ver cómo te digo yo esto… –suspiró y miró a Pablo desde el umbral de la puerta con el cuchillo que acababa de clavarse en la puerta en la mano-¡Apunta un poco mejor, joder, que estoy intentando aprender magia en el salón! –dijo, de bastante mal humor. Tiró el cuchillo al patio y entró en el salón dando un portazo.
Volvió a sentarse en el sofá con el libro y esperando no tener más interrupciones siguió practicando. Tras un poco más de práctica, consiguió que el hechizo funcionase, haciendo que una pequeña chispa surgiese en sus dedos. Apenas duró unos segundos, pero a Erin no la importaba. Al fin y al cabo, podía hacer magia. Siguió leyendo el libro, aunque sin intentar ningún hechizo más, no quería llevarse la desilusión de no poder hacer algún hechizo.
Su estómago rugió. Tenía hambre y ganas de contarles a los demás que podía hacer magia. << Espero que esta vez traigan las cestas. Y me da igual si hay alguien herido, esa no es razón para no traer la comida por segunda vez >> .
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
29/11/12, 06:37 pm
El torreón no tenia mala pinta de hecho estaba recubierto por enredaderas,cuando llegamos a lo que parecía una puerta el de la armadura de color morado golpeo la puerta y una chica con gafas abrió la puerta, parecía humana y de hecho lo era.
Entraron con Stefan y lo dejaron sobre una de las sillas pero el chico se estaba muriendo de sed, preguntando donde podía hacerse con un poco de agua y le señalaron un puerta en la pared del salón, al abrirla se quedo anonadado por la visión de la estatua de una mujer clavada por estacas un poco mas allá en lo que parecía ser un patio había un pozo, esperanzado se acercó y tiro de la cuerda, pero ya no tenia casi fuerzas y decidió sentarse apoyado contra la pared del pozo, en ese momento reparó en que había un chico practicando con unas armas en el patio, que justo cuando entro se quedo mirando a Stefan y éste no se había fijado en él hasta ese momento.
Le pidió un poco de agua y se fijo mejor en el chico, parecía humano como él pero por si acaso mejor no dar nada por sentado. Tenia el pelo color castaño oscuro y unos ojos del mismo color aunque mas claros. Después de un rato decidió irse a acostar en uno de los sofás hasta que la comida estuviera servida.
No era intención suya ser un mantenido y cuando pudiera colaboraría en lo que le pidiesen pero aun no podía hacer nada.
Estando tumbado en uno de los sofás, esperando a que aquel chico que decía llamarse Atol preparara la comida, comenzó a rememorar lo que sabia hasta el momento de sus actuales conocidos:
<<El que me libró de la casa ese tal.......¿Itrio puede ser? Na eso es un elemento de la tabla periódica, bueno algo así, tiene el pelo de color morado, y me dicen que es de otro mundo, tendré que creérmelo por que hay más gente rara.
Las dos chicas que había donde la casa también tenían el pelo de colorines raros y decían ser del mismo mundo que mi salvador y al parecer siempre estaban juntas.
Después estaba Atol que tenia la piel casi blanca y el pelo negro, podría pasar por humano si no llevase tal cantidad de piercings, por dios si cuando lo vi pensé que era un alfiletero, pero parece buena persona.
Acto seguido tengo a.....madre que no me acuerdo del nombre del tío de la armadura morada, se parece a un pokemon pero no caigo en la cuenta de como es el nombre, bueno ese tiene el pelo blanco y los ojos rojos así que puedo afirmar que también procede de otro lugar que no es la tierra.
Bien y por último esta la planta esa rara, me recordaría a una especie de oddish, de no ser por que refunfuña mucho y por la avispa que monta, de este no hacia falta que me dijeran que era de otro planeta, y si así son las avispas no quiero ni imaginar como serán los osos o los leones.
La chica y el chico son humanos al menos eso espero y creo que no me dejo a nadie por conocer>>
Entraron con Stefan y lo dejaron sobre una de las sillas pero el chico se estaba muriendo de sed, preguntando donde podía hacerse con un poco de agua y le señalaron un puerta en la pared del salón, al abrirla se quedo anonadado por la visión de la estatua de una mujer clavada por estacas un poco mas allá en lo que parecía ser un patio había un pozo, esperanzado se acercó y tiro de la cuerda, pero ya no tenia casi fuerzas y decidió sentarse apoyado contra la pared del pozo, en ese momento reparó en que había un chico practicando con unas armas en el patio, que justo cuando entro se quedo mirando a Stefan y éste no se había fijado en él hasta ese momento.
Le pidió un poco de agua y se fijo mejor en el chico, parecía humano como él pero por si acaso mejor no dar nada por sentado. Tenia el pelo color castaño oscuro y unos ojos del mismo color aunque mas claros. Después de un rato decidió irse a acostar en uno de los sofás hasta que la comida estuviera servida.
No era intención suya ser un mantenido y cuando pudiera colaboraría en lo que le pidiesen pero aun no podía hacer nada.
Estando tumbado en uno de los sofás, esperando a que aquel chico que decía llamarse Atol preparara la comida, comenzó a rememorar lo que sabia hasta el momento de sus actuales conocidos:
<<El que me libró de la casa ese tal.......¿Itrio puede ser? Na eso es un elemento de la tabla periódica, bueno algo así, tiene el pelo de color morado, y me dicen que es de otro mundo, tendré que creérmelo por que hay más gente rara.
Las dos chicas que había donde la casa también tenían el pelo de colorines raros y decían ser del mismo mundo que mi salvador y al parecer siempre estaban juntas.
Después estaba Atol que tenia la piel casi blanca y el pelo negro, podría pasar por humano si no llevase tal cantidad de piercings, por dios si cuando lo vi pensé que era un alfiletero, pero parece buena persona.
Acto seguido tengo a.....madre que no me acuerdo del nombre del tío de la armadura morada, se parece a un pokemon pero no caigo en la cuenta de como es el nombre, bueno ese tiene el pelo blanco y los ojos rojos así que puedo afirmar que también procede de otro lugar que no es la tierra.
Bien y por último esta la planta esa rara, me recordaría a una especie de oddish, de no ser por que refunfuña mucho y por la avispa que monta, de este no hacia falta que me dijeran que era de otro planeta, y si así son las avispas no quiero ni imaginar como serán los osos o los leones.
La chica y el chico son humanos al menos eso espero y creo que no me dejo a nadie por conocer>>
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
29/11/12, 10:34 pm
Yrio llegó tan cansado que veía borroso. Además, la estupidez que había hecho le había dejado un extraño sabor de boca y un zumbido constante en los oídos que en un principio relacionó con la avispa de Pechote. << No... Ya está muy lejos...>> Saludó con un gesto a sus compañeros y dejó que los demás respondiesen a las preguntas. Quería dejarse caer en algún rincón, pero antes de eso se obligó a comer algo. Pan, queso y syv, todo frío y sin ningúna preparación, pero al menos le quitaría el hambre.
-Si me disculpáis, me voy a morirme un rato- anunció subiendo las escaleras.
Al llegar a la habitación se desnudó por completo y se metió entre las mantas tapado hasta la cabeza. No tenía sueño realmente, tan solo estaba cansado. Supuso algo más tarde que sería por los hechizos, los hechizos le quitaban energía, le consumían magia. << Tengo magia>> pensó emocionado abrazándose a su libro de hechizos, del que no se pensaba separar a no ser que alguien se lo pidiera. Hasta el momento no se había percatado de la importancia del hecho de que él, de todas las personas de su ciudad, de todas las que conocía, había sido elegido para ir a una ciudad mágica y podía hacer magia. La presión y el miedo a los peligros había ocupado su mente desde que llegó, y ahora tenía algo por lo que emocionarse. Ya no era un inutil sin remedio, ahora tenía entre sus manos el arma definitiva para demostrarle al mundo hasta donde podía llegar. Y pensaba esforzarse al máximo.
-Si me disculpáis, me voy a morirme un rato- anunció subiendo las escaleras.
Al llegar a la habitación se desnudó por completo y se metió entre las mantas tapado hasta la cabeza. No tenía sueño realmente, tan solo estaba cansado. Supuso algo más tarde que sería por los hechizos, los hechizos le quitaban energía, le consumían magia. << Tengo magia>> pensó emocionado abrazándose a su libro de hechizos, del que no se pensaba separar a no ser que alguien se lo pidiera. Hasta el momento no se había percatado de la importancia del hecho de que él, de todas las personas de su ciudad, de todas las que conocía, había sido elegido para ir a una ciudad mágica y podía hacer magia. La presión y el miedo a los peligros había ocupado su mente desde que llegó, y ahora tenía algo por lo que emocionarse. Ya no era un inutil sin remedio, ahora tenía entre sus manos el arma definitiva para demostrarle al mundo hasta donde podía llegar. Y pensaba esforzarse al máximo.
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
29/11/12, 10:58 pm
Aunque al principio parecía ir bien, el entrenamiento improvisado con la espada acabó en desastre total. Mis movimientos eran torpes y lentos, y no sabía como solucionarlo. Necesitaba a alguien que me enseñara, y la opción más fácil era Atol, pero no me sentía cómodo pidiéndoselo. Especialmente cuando el libense no paraba de salvarme el cuello cada poco. Y tampoco se me olvidaba Yrio, que me había curado.
Escuché que el grupo regresaba al torreón y la puerta que daba al patio se abrió. Por ella entró un chico al que no conocía de nada. No estaba en muy buen estado y apenas logró llegar al pozo. Me acerqué para ayudarle a sacar agua y de paso averiguar todo lo que pudiera sobre él. Solo le saqué su nombre, Stefan, y parecía estar a punto de desmoronarse, así que no insistí.
En el salón Atol preparaba la comida, y los demás habían soltado las cestas. Me acerqué a la que tenía mas cerca y me zampé lo primero que pillé. No había comido desde antes de que me hirieran y tenía hambre, mucha hambre.
Una vez saciado llegó la hora de hacer preguntas.
-¿Ha pasado algo? ¿Y quien es el nuevo?-
Escuché que el grupo regresaba al torreón y la puerta que daba al patio se abrió. Por ella entró un chico al que no conocía de nada. No estaba en muy buen estado y apenas logró llegar al pozo. Me acerqué para ayudarle a sacar agua y de paso averiguar todo lo que pudiera sobre él. Solo le saqué su nombre, Stefan, y parecía estar a punto de desmoronarse, así que no insistí.
En el salón Atol preparaba la comida, y los demás habían soltado las cestas. Me acerqué a la que tenía mas cerca y me zampé lo primero que pillé. No había comido desde antes de que me hirieran y tenía hambre, mucha hambre.
Una vez saciado llegó la hora de hacer preguntas.
-¿Ha pasado algo? ¿Y quien es el nuevo?-
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejosPersonajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
02/12/12, 02:44 pm
Alder se había puesto de un color verdoso cuando el chico había salido de la casa. Se había pasado todo el camino de vuelta regresando una y otra vez a los mismos pensamientos: Había estado a punto de dejar atrás a una persona viva y consciente. Pero estaba protegiendo a Seon, y a sí misma. Siempre llegaba a la conclusión de que no habría hecho otra cosa, así que al final dejó de pensarlo. Por otro lado, el gesto que había tenido Tap con ellas cuando estaba planeando como salvar al nuevo, no le había pasado desapercibido a ninguna de las dos.
Llegaron al torreón e Yrio se fue escaleras arribas, probablemente a los dormitorios. Alder por su parte dejó las cestas y después de coger lo primero que vio que podía tomar crudo para picotear, y una botella de syv de la que bebió con ganas, se derrumbó en el sofá.
- Por el Gran Alma, Atol- dijo ignorando todo lo demás.- tendrías todo mi amor y agradecimiento si prepararas algo de comer.
Ellos también llevaban unas cuantas horas sin probar bocado, y además la ansiedad interior pedía comida para acallarla. Había mas de una cosa que zumbaba en sus orejas a ratos. Cada día parecía mas difícil tomarse las cosas con relajación en ese torreón. Mas que nada porque había acumulado una larga lista de cagadas por las que no estaba segura de si le guardaban rencor o no.
Que agradable había sido la visita a Maciel. Allí la gente parecía entender la diferencia entre una broma y la realidad, o al menos la mayoría de ellos.... Se hundió en el sofá. No sabía si le apetecía la compañía de su aurva, y desfogar con ella y decir adios a sus preocupaciones, o mas bien todo lo contrario, y no ver sus ojos compasivos por un rato.
Seon
Tap había tenido un bonito gesto. Un gesto que las había librado de más discusión. Le había aliviado que rescataran al chico, y ahora estaba calmada y casi feliz. Alder pidió a Atol que preparase comida, y ella buscó entre sus apuntes de magia, porque recordaba haber visto algo muy util con lo que recompensar a Tap por su amabilidad.
Comió mientras dejaba los cristales cargar. Luego pidió al repoblador que lo acompañase al patio mientras le explicaba que había un hechizo que podía hacerles a sus plantas para que fueran ignifugas.
Tardó mucho en poder hacerlo correctamente, era como si se resistiera a salir, hasta el punto de sentir un poco de vergüenza, pero al final noto como daba resultado. Al mismo tiempo, sentía como se le escpaban todas las energías.
- No creo que pueda seguir y terminarlo hoy porque es cansado. Pero te prometo que seguiré.
Luego subió a dormir, igual que Yrio.
Llegaron al torreón e Yrio se fue escaleras arribas, probablemente a los dormitorios. Alder por su parte dejó las cestas y después de coger lo primero que vio que podía tomar crudo para picotear, y una botella de syv de la que bebió con ganas, se derrumbó en el sofá.
- Por el Gran Alma, Atol- dijo ignorando todo lo demás.- tendrías todo mi amor y agradecimiento si prepararas algo de comer.
Ellos también llevaban unas cuantas horas sin probar bocado, y además la ansiedad interior pedía comida para acallarla. Había mas de una cosa que zumbaba en sus orejas a ratos. Cada día parecía mas difícil tomarse las cosas con relajación en ese torreón. Mas que nada porque había acumulado una larga lista de cagadas por las que no estaba segura de si le guardaban rencor o no.
Que agradable había sido la visita a Maciel. Allí la gente parecía entender la diferencia entre una broma y la realidad, o al menos la mayoría de ellos.... Se hundió en el sofá. No sabía si le apetecía la compañía de su aurva, y desfogar con ella y decir adios a sus preocupaciones, o mas bien todo lo contrario, y no ver sus ojos compasivos por un rato.
Seon
Tap había tenido un bonito gesto. Un gesto que las había librado de más discusión. Le había aliviado que rescataran al chico, y ahora estaba calmada y casi feliz. Alder pidió a Atol que preparase comida, y ella buscó entre sus apuntes de magia, porque recordaba haber visto algo muy util con lo que recompensar a Tap por su amabilidad.
Comió mientras dejaba los cristales cargar. Luego pidió al repoblador que lo acompañase al patio mientras le explicaba que había un hechizo que podía hacerles a sus plantas para que fueran ignifugas.
Tardó mucho en poder hacerlo correctamente, era como si se resistiera a salir, hasta el punto de sentir un poco de vergüenza, pero al final noto como daba resultado. Al mismo tiempo, sentía como se le escpaban todas las energías.
- No creo que pueda seguir y terminarlo hoy porque es cansado. Pero te prometo que seguiré.
Luego subió a dormir, igual que Yrio.
-
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
02/12/12, 05:32 pm
Lo primero que Tap hizo nada más llegar, fue alejarse del grupo hasta que se le pasó el cabreo. Su avispa colgaba del techo y él se escondía entre este y su animal. No ver a los gigantes era la mejor forma de no avivar su enfado con ellos. Daba igual como se lo explicara, Tap se sentía frustrado cada vez que decidían funcionar de manera individual, arriesgándose como había hecho hoy Pechito. << Dejan mucho que desear como colonia >>. Y ahora, por si fuera poco, tenían a un gigante más entre sus filas. Probablemente igual de espabilado que la media de los gigantes del panal, lo que lo dejaba en un nivel de inteligencia algo miserable a ojos de Tap, que además comenzaba a barajar Moscardón como sobrenombre para el nuevo, por esas cosas negras y enormes que le tapaban los ojos. << Todos saben que las moscas son tontas... >>. El repoblador guardaba cierta esperanza de que este solo se les pareciera en el artilugio de la cara.
Un rato después, no muy largo, Quemaduras vino a buscarle y le pidió que la acompañara al patio. El primer pensamiento de Tap fue negarse, pero decidió que Seon no era precisamente quien tenía la culpa de la baja estima que empezaba a tener a sus compañeros y acabó saltando de la avispa al hombro de la giganta. No tardó en agradecer haber hecho ese salto de fe. Escuchó lo que la muchacha le decía sobre esos dones aflorales y la existencia de uno en concreto que protegía del fuego. Quemaduras quería aplicarlo a las plantas del jardín y la sonrisa de Tap no podía ser mayor.
No quiso preguntar la razón que le había llevado a tomar esa decisión, no necesitaba saberla. Tap no había vuelto a insistir a nadie sobre los dones tras descubrir que eran unos dotados falsos o, al menos, unos dotados distintos de los de su bosque. Se quedó en su hombro y la observó realizar el don afloral con relativo éxito. Parecía que al principio se le resistía y, a pesar de que Quemaduras pareció conseguirlo, había acabado bastante cansada. Tap le palmeó en el hombro con una sonrisa, el gesto más amable que había hecho desde que llegó a la ciudad de los barrancos.
-Va, va-hizo un ademán con los brazos, indicando que ya había sido suficiente-. Ahora descansa y ya seguirás si quieres mañana u otro día, cuando estés mejor-saltó de su hombro, para que ella pudiera irse a dormir, y acabó añadiendo un "Gracias" en un tono que patinaba entre lo verdaderamente agradecido y un pelín de falsa indiferencia.
Cuando Seon se fue, el repoblador se acercó al tallo afortunado y comenzó a darle golpecitos y mirarlo con atención. Esperaba sentir algo en concreto, quizá algún cosquilleo o un calambrazo; alguna señal de que esa planta tenía algo que el resto no. Pero no hubo nada. Era normal, al menos en apariencia. Así que, satisfecha su curiosidad inicial, se tumbó en el suelo, se apoyó sobre ella y decidió que era una buena hora para tomarse un descanso. Se había olvidado por completo de las plumas de Wintel.
Un rato después, no muy largo, Quemaduras vino a buscarle y le pidió que la acompañara al patio. El primer pensamiento de Tap fue negarse, pero decidió que Seon no era precisamente quien tenía la culpa de la baja estima que empezaba a tener a sus compañeros y acabó saltando de la avispa al hombro de la giganta. No tardó en agradecer haber hecho ese salto de fe. Escuchó lo que la muchacha le decía sobre esos dones aflorales y la existencia de uno en concreto que protegía del fuego. Quemaduras quería aplicarlo a las plantas del jardín y la sonrisa de Tap no podía ser mayor.
No quiso preguntar la razón que le había llevado a tomar esa decisión, no necesitaba saberla. Tap no había vuelto a insistir a nadie sobre los dones tras descubrir que eran unos dotados falsos o, al menos, unos dotados distintos de los de su bosque. Se quedó en su hombro y la observó realizar el don afloral con relativo éxito. Parecía que al principio se le resistía y, a pesar de que Quemaduras pareció conseguirlo, había acabado bastante cansada. Tap le palmeó en el hombro con una sonrisa, el gesto más amable que había hecho desde que llegó a la ciudad de los barrancos.
-Va, va-hizo un ademán con los brazos, indicando que ya había sido suficiente-. Ahora descansa y ya seguirás si quieres mañana u otro día, cuando estés mejor-saltó de su hombro, para que ella pudiera irse a dormir, y acabó añadiendo un "Gracias" en un tono que patinaba entre lo verdaderamente agradecido y un pelín de falsa indiferencia.
Cuando Seon se fue, el repoblador se acercó al tallo afortunado y comenzó a darle golpecitos y mirarlo con atención. Esperaba sentir algo en concreto, quizá algún cosquilleo o un calambrazo; alguna señal de que esa planta tenía algo que el resto no. Pero no hubo nada. Era normal, al menos en apariencia. Así que, satisfecha su curiosidad inicial, se tumbó en el suelo, se apoyó sobre ella y decidió que era una buena hora para tomarse un descanso. Se había olvidado por completo de las plumas de Wintel.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Administración
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
02/12/12, 06:01 pm
-Pregón-
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
03/12/12, 06:13 pm
Y por fin llegamos a casa, cargados con comida fresca y apetitosa que ya transformaré en enegías para mis compañeros, y un nuevo que ya veremos qué tal es. Este se fue a descansar y reponserse un poco y yo me dirijo a la cocina con el libro en mano. Pero Yrio se adelanta y se prepara algo frío para él, para luego irse a descansar. Le miro sonriendo y le digo:
-Resucita luego, ¿eh?
Después escucho a Alder hablando en el salón, hacia mí, y me sonrojo mientras sigo preparando la carne y la sopa, sin otra mejor espuesta que la comida terminada y calentita. Lo llevo todo a la mesa, llevando también un cubo con agua y vasos, luego comienzo a servir los platos y, cómo no, el primero para ella y luego para "Estefan".
-¡Listo! ¡A comer!-exclamo, feliz de mi cometido como cocinero y de que me lo pidan así.-Eh, Estefan, ¿cuentas cómo llegaste a la casa, si estuviste por otra parte antes? ¿Has conocido a alguien más, aparte de nosotros?
Tiempo después, casi al acabar, una voz o varias se hacen oír fuera del torreón. Algo sobre noticias de unos mundos, de los que mencionan los de mis compañeros pero nada de Libo. <<¿Cómo irán las cosas por allí? Todo estará bien, seguro. Pero las cosas que dijo... no tienen sentido... >>
-¿Oísteis? Parece un pregón... ¿Algo importante de Sinhdro, Alder?-pregunto curioso por lo que las voces dijeron de unas exploraciones.-Y ha mencionado más mundos aparte de los que conocemos... Cuántos habrá, Gran Madre, cuántos...-exclamo, sintiéndome una nimiedad entre tanto mundo.
-Resucita luego, ¿eh?
Después escucho a Alder hablando en el salón, hacia mí, y me sonrojo mientras sigo preparando la carne y la sopa, sin otra mejor espuesta que la comida terminada y calentita. Lo llevo todo a la mesa, llevando también un cubo con agua y vasos, luego comienzo a servir los platos y, cómo no, el primero para ella y luego para "Estefan".
-¡Listo! ¡A comer!-exclamo, feliz de mi cometido como cocinero y de que me lo pidan así.-Eh, Estefan, ¿cuentas cómo llegaste a la casa, si estuviste por otra parte antes? ¿Has conocido a alguien más, aparte de nosotros?
Tiempo después, casi al acabar, una voz o varias se hacen oír fuera del torreón. Algo sobre noticias de unos mundos, de los que mencionan los de mis compañeros pero nada de Libo. <<¿Cómo irán las cosas por allí? Todo estará bien, seguro. Pero las cosas que dijo... no tienen sentido... >>
-¿Oísteis? Parece un pregón... ¿Algo importante de Sinhdro, Alder?-pregunto curioso por lo que las voces dijeron de unas exploraciones.-Y ha mencionado más mundos aparte de los que conocemos... Cuántos habrá, Gran Madre, cuántos...-exclamo, sintiéndome una nimiedad entre tanto mundo.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
03/12/12, 07:33 pm
Stefan se había adormilado sobre el sofá del salón, aunque no dejaba de escuchar las conversaciones que iban y venían, mientras meditaba sobre todo y las preguntas que debía hacer para enterarse mas o menos de todo, aunque lo mirara por donde lo mirara era demasiado.
Cuando un rico aroma estaba llegando de la cocina Stefan se fijo en que la avispa seguía en el techo donde aquella criatura verde la había dejado, y por primera vez le asalto la sensación de que quizás por fin podría hacer un amigo, si ellos eran de otros mundos realmente no deberían rechazarlo ya que todos tenían sus rarezas ¿no?, la chica de pelo azul volvió a entrar por la puerta del jardín/patio, parecía cansada, mucho, y antes de que nadie pudiera preguntarle nada subió por unas escaleras que Stefan supuso llevaban al dormitorio, el chico se pregunto que demonios podía haberla cansado tanto, ya que cuando fue al exterior estaba como una rosa, esa seria otra pregunta que debería hacer pero no era el momento.
Justo en el momento que la chica subía bajaba una figura de los pisos superiores, era mas bajo que Stefan eso estaba claro, y estaba delgado, con el pelo negro cayéndole sobre la frente, sin embargo tenia la piel gris, y sus ojos destacaban por encima de todo de un color naranja vivo que reflejaban buen humor, era lo que en la Tierra se consideraría un sex-symbol, era increíble como se movía, se dirigió hacia el patio y desapareció tras la puerta.
Minutos mas tarde Stefan vio como la puerta de la cocina se abría y aparecía aquel chico tan lleno de piercings llamado Atol con una pota llena de sopa y un plato con carne llamando a todo el mundo a comer, Stefan que se moría de hambre se sentó de inmediato a la mesa, Atol lo dejo todo encima de la mesa y se volvió a meter por la puerta de cocina para volver acto seguido con vasos y un cubo con agua, cuando llamo para comer la gente comenzó a llegar, el chico de piel gris entre ellos.
Stefan se dispuso a comer dando las gracias a Atol por aquella comida y le prometió que al día siguiente le ayudaría en la cocina. La comida estaba sosa, pero a Stefan le importo mas bien poco ya que estaba muerto de hambre, pero aun así comió de una forma calmada, pues no quería que la comida le sentase mal, así pues fue el primero en terminar ya que comió mas bien poco.
Cuando estaba terminando de comer se oyó una voz que parecía resonar por toda la ciudad que daba noticias sobre unos mundos que a Stefan no le sonaban de nada, sin embargo pensó que debía haber muchos mas mundos de los que se mencionaban ya que tampoco mencionaban La Tierra y él procedía de allí, archivando esa información decidió que al igual que con la magia lo preguntaría mas tarde.
Antes había oído hablar a la chica del pelo azul y a la criatura verde de unas plantas, Stefan decidió salir al patio pues quería ver esas plantas, pronto visualizo el huerto y se acerco a él para ver lo que había plantado, eran unos tallos verdes, se quito las gafas pues para cuidar sus plantas se las quitaba, observo que el dueño de la avispa estaba tumbado contra uno de los tallos verdes y que parecía dormido, examino los tallos fijándose en que la tierra a su alrededor estaba clara, para asegurarse poso una mano sobre la tierra y se dio cuenta de que estaba seca, emitiendo un suspiro y poniéndose las gafas colgando del cuello de la camiseta se acerco al pozo, había descansado una hora o así y había comido y bebido, supuso que las fuerzas le habrían crecido como para poder alzar el cubo del pozo, no se equivocaba, alzo el cubo y vertió parte del contenido dentro del pozo, pues no le haría falta tanta agua ya que no quería ahogar los tallos jóvenes, y alzando el cubo se acerco de nuevo al huerto, volviendo a posarlo cerca del huerto para ir vertiendo el agua poco a poco en la tierra y que aquellas plantas pudieran beber.
Cuando un rico aroma estaba llegando de la cocina Stefan se fijo en que la avispa seguía en el techo donde aquella criatura verde la había dejado, y por primera vez le asalto la sensación de que quizás por fin podría hacer un amigo, si ellos eran de otros mundos realmente no deberían rechazarlo ya que todos tenían sus rarezas ¿no?, la chica de pelo azul volvió a entrar por la puerta del jardín/patio, parecía cansada, mucho, y antes de que nadie pudiera preguntarle nada subió por unas escaleras que Stefan supuso llevaban al dormitorio, el chico se pregunto que demonios podía haberla cansado tanto, ya que cuando fue al exterior estaba como una rosa, esa seria otra pregunta que debería hacer pero no era el momento.
Justo en el momento que la chica subía bajaba una figura de los pisos superiores, era mas bajo que Stefan eso estaba claro, y estaba delgado, con el pelo negro cayéndole sobre la frente, sin embargo tenia la piel gris, y sus ojos destacaban por encima de todo de un color naranja vivo que reflejaban buen humor, era lo que en la Tierra se consideraría un sex-symbol, era increíble como se movía, se dirigió hacia el patio y desapareció tras la puerta.
Minutos mas tarde Stefan vio como la puerta de la cocina se abría y aparecía aquel chico tan lleno de piercings llamado Atol con una pota llena de sopa y un plato con carne llamando a todo el mundo a comer, Stefan que se moría de hambre se sentó de inmediato a la mesa, Atol lo dejo todo encima de la mesa y se volvió a meter por la puerta de cocina para volver acto seguido con vasos y un cubo con agua, cuando llamo para comer la gente comenzó a llegar, el chico de piel gris entre ellos.
Stefan se dispuso a comer dando las gracias a Atol por aquella comida y le prometió que al día siguiente le ayudaría en la cocina. La comida estaba sosa, pero a Stefan le importo mas bien poco ya que estaba muerto de hambre, pero aun así comió de una forma calmada, pues no quería que la comida le sentase mal, así pues fue el primero en terminar ya que comió mas bien poco.
Cuando estaba terminando de comer se oyó una voz que parecía resonar por toda la ciudad que daba noticias sobre unos mundos que a Stefan no le sonaban de nada, sin embargo pensó que debía haber muchos mas mundos de los que se mencionaban ya que tampoco mencionaban La Tierra y él procedía de allí, archivando esa información decidió que al igual que con la magia lo preguntaría mas tarde.
Antes había oído hablar a la chica del pelo azul y a la criatura verde de unas plantas, Stefan decidió salir al patio pues quería ver esas plantas, pronto visualizo el huerto y se acerco a él para ver lo que había plantado, eran unos tallos verdes, se quito las gafas pues para cuidar sus plantas se las quitaba, observo que el dueño de la avispa estaba tumbado contra uno de los tallos verdes y que parecía dormido, examino los tallos fijándose en que la tierra a su alrededor estaba clara, para asegurarse poso una mano sobre la tierra y se dio cuenta de que estaba seca, emitiendo un suspiro y poniéndose las gafas colgando del cuello de la camiseta se acerco al pozo, había descansado una hora o así y había comido y bebido, supuso que las fuerzas le habrían crecido como para poder alzar el cubo del pozo, no se equivocaba, alzo el cubo y vertió parte del contenido dentro del pozo, pues no le haría falta tanta agua ya que no quería ahogar los tallos jóvenes, y alzando el cubo se acerco de nuevo al huerto, volviendo a posarlo cerca del huerto para ir vertiendo el agua poco a poco en la tierra y que aquellas plantas pudieran beber.
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