Torreón Letargo (Archivo II)
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Elliot
Martalar
Shylver
Leonart
Lops
Vlad
Administración
Rocavarancolia Rol
Yber
Giniroryu
Sevent
Alicia
Caillech
17 participantes
- Caillech
Ficha de cosechado
Nombre: Dama Gula, antes conocida como Caillech (Cail o Cai)
Especie:
Habilidades: Conocimiento de técnicas de supervivencia, olfato muy fino y agilidad (cosas indispensables para una nómada)Personajes : Caillech: Suele tener mal caracter y un humor peor, normalmente a causa del hambre que la irrita. Es muy impulsiba y a veces se deja de llevar por sus impulsos sin pensar. Aun así si consigues su amistad la tendrás para siempre, cosa que pocos son los afortunados que logran.
Alexandra: es una buena amiga, siempre que puedas tratar con su gran pereza y su extraña fascinación hacia la sangre.
Torreón Letargo (Archivo II)
09/11/11, 08:05 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Oía pasos detras de mi, pero en ningún momento miré atras para comprobar si eran los humanos o el ser quien me perseguía. Tampoco me quité la mano de la nariz, el intenso hedor me habría frenado al instante. Hacer cualquiera de las dos cosas solo haría que perdiera unos valiosos segundos que podrían ser la diferencia entre mi vida o mi muerte a manos de aquel apestoso ser. Un escalofrío recorrió mi espina dorsal. Solo la imagen de él comiendo mi cuerpo inerte me ponía enferma. Esa era, en definitiva, la peor final para alguien como yo, terminar anclada a alguien como eso. No había ni peor muerte ni peor destino, estaba segura. Era un destino que no le esperaba ni a mi peor enemigo, ni siquiera a un Ranta.
Mientras corría más de una vez maldecí a mi suerte. No podía haber sido un ser que no poseyera olor, no debía ser el engendro que peor olía de toda la ciudad quien nos debía de perseguir. Las estrellas no debían de estar muy contentas conmigo para hacerme tal cosa. Ciertamente, no era de su agrado. Eso era algo que había descubierto hace mucho tiempo, el mismo día que me expulsaron de la tribu por un crimen que no era mío.
A mitad del recorrido mis pulmones empezaron a pedirme más aire de la que le facilitaba por la mordaza que tenía por mano alrededor de ellos. Debía encontrar un lugar pronto donde el aire fuera minimamente respirable o perder al engendro de vista, sino no sabía lo que podría llegar a pasar. Y lo cierto era que prefería no pensar en ello. Esas imagenes o pensamientos no me ayudarían en nada a salir de esta. No me servían de nada más que para ponerme peor y como tal los expulsé de mi mente, encerrándolos bajo llabe en algún rincón oscuro de la que no pudiera salir.
Nadie puede describir, entonces, mi dicha y alegría cuando vi como se alzaba una torre no a muchos metros de mí. ¡Si!, grité para mis adentros, esa debía ser la otra torre de la que nos habían hablado aquella pareja, la torre que nos mantendría a salvo. Debía llegar allí a toda costa, no podría aguantar mucho más de la forma que estaba.
Reuní todas las fuerzas que aún tenía y los empleé para alargar aún más las zancadas. Mientras más cerca veía la torre más esfuerzo hacía yo para acortar aún más la distancia hasta que desapareció dicha distancia. Entré como una exalación, de la misma forma que había entrado en la otra torre, aunque esta vez no me impulsaba el enfado sino las ganas de sobrevivir. Nada más transpasar el umbral di una gran bocanada de aire mientras me quitaba la mano de la cara.
- Si, esto es otra cosa - dije mientras me hacía con cuanto aire podía almacenar mis pulmones, parecía que quisiera succionarlo. Ciertamente, no deseaba pasar por aquella esperiencia jamás. Ya podía aprender muchas cosas que no pensaba pasar por semejante dolor sensorial nuevamente. - Por, Nasandra, esto duele... - me doilían la nariz. Me volvía a llevar las manos a esta con la esperanza de que así disminuyese el dolor punzante. Hasta ahora no me había permitido sentir nada, pero en estos momentos me venía la factura por haber pasado tanto tiempo con aquel ser de olor tan penetrante.
Oía pasos detras de mi, pero en ningún momento miré atras para comprobar si eran los humanos o el ser quien me perseguía. Tampoco me quité la mano de la nariz, el intenso hedor me habría frenado al instante. Hacer cualquiera de las dos cosas solo haría que perdiera unos valiosos segundos que podrían ser la diferencia entre mi vida o mi muerte a manos de aquel apestoso ser. Un escalofrío recorrió mi espina dorsal. Solo la imagen de él comiendo mi cuerpo inerte me ponía enferma. Esa era, en definitiva, la peor final para alguien como yo, terminar anclada a alguien como eso. No había ni peor muerte ni peor destino, estaba segura. Era un destino que no le esperaba ni a mi peor enemigo, ni siquiera a un Ranta.
Mientras corría más de una vez maldecí a mi suerte. No podía haber sido un ser que no poseyera olor, no debía ser el engendro que peor olía de toda la ciudad quien nos debía de perseguir. Las estrellas no debían de estar muy contentas conmigo para hacerme tal cosa. Ciertamente, no era de su agrado. Eso era algo que había descubierto hace mucho tiempo, el mismo día que me expulsaron de la tribu por un crimen que no era mío.
A mitad del recorrido mis pulmones empezaron a pedirme más aire de la que le facilitaba por la mordaza que tenía por mano alrededor de ellos. Debía encontrar un lugar pronto donde el aire fuera minimamente respirable o perder al engendro de vista, sino no sabía lo que podría llegar a pasar. Y lo cierto era que prefería no pensar en ello. Esas imagenes o pensamientos no me ayudarían en nada a salir de esta. No me servían de nada más que para ponerme peor y como tal los expulsé de mi mente, encerrándolos bajo llabe en algún rincón oscuro de la que no pudiera salir.
Nadie puede describir, entonces, mi dicha y alegría cuando vi como se alzaba una torre no a muchos metros de mí. ¡Si!, grité para mis adentros, esa debía ser la otra torre de la que nos habían hablado aquella pareja, la torre que nos mantendría a salvo. Debía llegar allí a toda costa, no podría aguantar mucho más de la forma que estaba.
Reuní todas las fuerzas que aún tenía y los empleé para alargar aún más las zancadas. Mientras más cerca veía la torre más esfuerzo hacía yo para acortar aún más la distancia hasta que desapareció dicha distancia. Entré como una exalación, de la misma forma que había entrado en la otra torre, aunque esta vez no me impulsaba el enfado sino las ganas de sobrevivir. Nada más transpasar el umbral di una gran bocanada de aire mientras me quitaba la mano de la cara.
- Si, esto es otra cosa - dije mientras me hacía con cuanto aire podía almacenar mis pulmones, parecía que quisiera succionarlo. Ciertamente, no deseaba pasar por aquella esperiencia jamás. Ya podía aprender muchas cosas que no pensaba pasar por semejante dolor sensorial nuevamente. - Por, Nasandra, esto duele... - me doilían la nariz. Me volvía a llevar las manos a esta con la esperanza de que así disminuyese el dolor punzante. Hasta ahora no me había permitido sentir nada, pero en estos momentos me venía la factura por haber pasado tanto tiempo con aquel ser de olor tan penetrante.
Al principio lloré,
pero tiempo después
el hambre y el dolor me hizo cambiar
teniendo que matar y de carne alimentar.
Si tu olor golpea mi nariz, siento tu carne
y así el hambre aflora.
No, nolo puedo evitar, no creas que esta mal
es que yo soy asi
pues el pasado he de olvidar
pero tiempo después
el hambre y el dolor me hizo cambiar
teniendo que matar y de carne alimentar.
Si tu olor golpea mi nariz, siento tu carne
y así el hambre aflora.
No, nolo puedo evitar, no creas que esta mal
es que yo soy asi
pues el pasado he de olvidar
- Vlad
Ficha de cosechado
Nombre: Yrfylltabgemesh Ftethvajranotz Graktholontir
Especie: Auro
Habilidades: Nociones de Lucha, Artesanía, Puntería.
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
18/02/12, 02:29 am
Vlad llevó sus ojos a la pastilla que brillaba entre los dedos de Toima. La observó con mirada pícara mientras se mordía el labio inferior. Pocos instantes después observó de nuevo los ojos del torso desnudo del muchacho, y una leve sonrisa se dibujó en su rostro al comprobar dónde habían estado mirando hacía unos segundos. Tomó la mano de Toima y la cerró en un puño con la suya, haciendo que guardase la pastilla.
-Oh, se lo agradezco señor Káiser, pero me encuentro perfectamente.- dijo mientras se llevaba un dedo al hilo de sangre que brotaba del nacimiento de uno de sus cuernos para luego metérselo con delicadeza en la boca, saboreando su propia sangre.
>>Así es, nos transforma.-prosiguió, cambiando de tema mientras comenzaba a girar lentamente alrededor del muchacho, acortando distancias, bajo la atenta mirada de todo su cuerpo.- Es curioso, yo en el fondo esperaba que nos matara a todos pero… bueno, parece que nos ha mejorado en muchos aspectos, al menos a usted…
La voz de Vlad definitivamente había cambiado. Ahora sonaba mucho más aterciopelada, sugestiva y erótica. Era consciente de que podía usar su tono de siempre, seco, educado pero frío, incluso autoritario, pero ahora aquel era el más adecuado para conjuntar con su fuero interno. Así que, haciendo uso de su conocimiento práctico del lenguaje aplicado, estaba convirtiendo su voz en un ronroneo, que se volvía cada vez más sugerente conforme se acercaba a Toima.
Finalmente se encontró a la espalda del muchacho, a una distancia tan escasa que podía echarle el aliento en la nuca, pero lo suficientemente lejos cómo para que no lo considerara una agresión. Observó con curiosidad entonces uno de los ojos de la espalda, que lo miraba fijamente, mientras una media sonrisa perversa se dibujaba se su rostro. Pasó con el dedo índice por entre la piel que separaba los globos oculares del muchacho, acariciándolo desde el cuello, bajando por la espalda, con gesto ligeramente absorto.
-Y… dígame señor Toima… ¿Cómo es ver cuanto le rodea a uno…? Debe de ser una experiencia cuanto menos… enriquecedora.
Con velocidad pero delicadeza, lamió la superficie de uno de los ojos con su novedosa y larga lengua, notando durante un instante la textura suave y viscosa de la esclerótica, así como su regusto salado.
-Oh, se lo agradezco señor Káiser, pero me encuentro perfectamente.- dijo mientras se llevaba un dedo al hilo de sangre que brotaba del nacimiento de uno de sus cuernos para luego metérselo con delicadeza en la boca, saboreando su propia sangre.
>>Así es, nos transforma.-prosiguió, cambiando de tema mientras comenzaba a girar lentamente alrededor del muchacho, acortando distancias, bajo la atenta mirada de todo su cuerpo.- Es curioso, yo en el fondo esperaba que nos matara a todos pero… bueno, parece que nos ha mejorado en muchos aspectos, al menos a usted…
La voz de Vlad definitivamente había cambiado. Ahora sonaba mucho más aterciopelada, sugestiva y erótica. Era consciente de que podía usar su tono de siempre, seco, educado pero frío, incluso autoritario, pero ahora aquel era el más adecuado para conjuntar con su fuero interno. Así que, haciendo uso de su conocimiento práctico del lenguaje aplicado, estaba convirtiendo su voz en un ronroneo, que se volvía cada vez más sugerente conforme se acercaba a Toima.
Finalmente se encontró a la espalda del muchacho, a una distancia tan escasa que podía echarle el aliento en la nuca, pero lo suficientemente lejos cómo para que no lo considerara una agresión. Observó con curiosidad entonces uno de los ojos de la espalda, que lo miraba fijamente, mientras una media sonrisa perversa se dibujaba se su rostro. Pasó con el dedo índice por entre la piel que separaba los globos oculares del muchacho, acariciándolo desde el cuello, bajando por la espalda, con gesto ligeramente absorto.
-Y… dígame señor Toima… ¿Cómo es ver cuanto le rodea a uno…? Debe de ser una experiencia cuanto menos… enriquecedora.
Con velocidad pero delicadeza, lamió la superficie de uno de los ojos con su novedosa y larga lengua, notando durante un instante la textura suave y viscosa de la esclerótica, así como su regusto salado.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
18/02/12, 02:46 am
Los ojos de Toima notaron más movimiento dentro del torreón. Alguna presencia mágica fuerte estaba cerca de ellos, escuchandolo todo. A continuación toda su atención se volcó en Vlad. El conde rechazó la pastilla y se la devolvio. En el momento que entró en contacto con su piel notó un pequeño calambrazo extraño. Un calambrazo que nunca antes habia sentido. Vlad comenzó a cercarle, cada vez más invadiendo su espacio personal. Toima no dijo nada, tan solo le siguio con los múltiples ojos que, incansables, rastreaban hasta su último movimiento. No sabia que intenciones se traia el conde. Estaba actuando de una manera diferente a lo habitual. No era el mismo conde frio que mantenia el espacio, este, este era bastante cálido. Y Toima sabia que el conde de ahora no tramaba nada bueno. Puede que fuera por su cambio de cuerpo, pero salvo el estado en que se encontraba de pantalones para abajo, no habia nada con lo que poder relacionarlo.
Entonces, el conde lo tocó. Toima no hizo otra cosa que estremcerse. Alguno de los ojos se pusieron en blanco unos intantes, para centrar otra vez la mirada sobre el incubo. Toima jadeó, se sentia algo acalorado además de una presión creciente en los pantalones. No sabia que decir, tan solo, esperaba y fue en el momento en el que la larga e inatural lengua del incubo le lamio un ojo en el momento en que reaccionó.
Toima dio un salto, alejandose del incubo. Muchos de sus ojos se encontraban abiertos y miraba en direcciones aleatorias, con un rumbo perdido. Tan solo unos poco mantuvieron la vista sobre el incubo.
-¿¡A que...¿¡A que ha venido eso!?-gritó mientras su cara cogia color. Su voz se volvio estridente durante unos instantes. Aquello no era un calor normal. Toima creia haber dado con la respuesta de la transformación del conde y, segun lo que indicaba su ropa interior, no era nada bueno. Jadeante, Toima esperó a la respuesta del conde, alejandose de él como quien se prohibe acercarse a sus vicios rutinarios para no desconcentrarse.
Entonces, el conde lo tocó. Toima no hizo otra cosa que estremcerse. Alguno de los ojos se pusieron en blanco unos intantes, para centrar otra vez la mirada sobre el incubo. Toima jadeó, se sentia algo acalorado además de una presión creciente en los pantalones. No sabia que decir, tan solo, esperaba y fue en el momento en el que la larga e inatural lengua del incubo le lamio un ojo en el momento en que reaccionó.
Toima dio un salto, alejandose del incubo. Muchos de sus ojos se encontraban abiertos y miraba en direcciones aleatorias, con un rumbo perdido. Tan solo unos poco mantuvieron la vista sobre el incubo.
-¿¡A que...¿¡A que ha venido eso!?-gritó mientras su cara cogia color. Su voz se volvio estridente durante unos instantes. Aquello no era un calor normal. Toima creia haber dado con la respuesta de la transformación del conde y, segun lo que indicaba su ropa interior, no era nada bueno. Jadeante, Toima esperó a la respuesta del conde, alejandose de él como quien se prohibe acercarse a sus vicios rutinarios para no desconcentrarse.
- Caillech
Ficha de cosechado
Nombre: Dama Gula, antes conocida como Caillech (Cail o Cai)
Especie:
Habilidades: Conocimiento de técnicas de supervivencia, olfato muy fino y agilidad (cosas indispensables para una nómada)
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
18/02/12, 12:36 pm
Después de que el Conde enterrase a Mark todos empezaron a hablar en grupos o a irse. Yo no, yo no me acerqué a nadie pues algo extraño me sucedía. Mi miraba se perdía en el cuerpo de los demás, empezaba oler un sabroso olor en ellos, mi estomago empezaba a dolerme horrores y mi cuerpo y la boca comenzaba a dolerme también. ¿Que me estaba pas...? Ethan... Perdí el ilo de mis pensamientos al ver a Ethan pasando ante mi. Me relamíi los labios. Empecé a dar un paso hacia él con la intención de hacer algo con él que no sabía que era, solo lo sabía mi cuerpo y no se lo quería decir a mi mente. Intenté apartar la mirada de él, para fijarme en cualquier otra cosa, como en el dolor que empezaba a tener en el estomago. ¿Por Nassandra, que me pasaba?
No esperé que me llegase una respuesta, corrí. Empecé a correr pues para ese momento mi cuerpo se había convertido en mi enemigo, no podía confiar en él. Lo mejor sería... Dolor... ¿Qué estaba pensando?... ah si, lo mejor sería encerrarme en alguna parte hasta que esto pasara. Cabría suponer que fuera una enfermedad de este mundo, tenía que serlo, que si no ¿que más podría ser?
En ese momento, a unos metros de mi habitación, mi estomago me dio una sacudida. Dolía, el cuerpo me dolía, necesitaba... Me avalancé a por una rata que pasaba por delante mio y lo decapité de un mordisco. No me di cuenta en como uno de mis dientes se cayó al suelo a mis pies. Así seguí hasta devorar su pequeño y peludo cuerpo tal y como estaba para terminar con sangre en la boca y las manos, pero eso no alejó el dolor. Yo necesitaba...
Corrí a mi habitación y cerré la puerta antes de terminar esa frase, a tiempo para que una oleada de dolor me tumbara. Grité, grité con una voz que casi no parecía ni mia. El dolor, el dolor era... era superior a mi. Estuve horas así, o eso creo, en algún momento perdí la cuenta del tiempo por la lucha que estaba sucediendo en mi cuerpo. ¿Que era todo esto? Me levanté del suelo, ¿eran esos mis dientes, los que había esparcidos por el suelo a mi alrededor junto con ese carco de sangre? ¿Se me habían caido en medio de dolor? Cogí uno en mis manos y empecé a contemplarla mientras con la otra mano me tocaba la sangreante boca y los nuevos dientes que en él había. Se veía diferente, no se veía como la mia... Dolor... Volvió el dolor en el estomago con un intensidad brutal, un gruñido que más se parecía al de una bestia salvaje salió de mi cuerpo. Necesito... Agité la cabeza para centrarme en algo más.
Salir, debía salir de aqui, no podía estar allí para siempre encerrada. Me fui a por los otros, quería saber lo que estaba pasando. Puede que ellos supieran algo. Me dirigí hacia las escaleras, ellos estarían allí, ellos... Mánia... La pequeña estaba allí y podría responderme a mis muchas preguntas o eso esperaba.
- Que demonios pasa aqui - le espeté bruscamente por el dolor - ¿Por que andas a gatas por aquí y por que derrepente tengo estos dolores? ¿Qué nos está pasando? Contesta - le cogí de su camiseta y la levanté para que estuviera en una posición más erguida, sin apartar el contacto con su cuerpo seguí hablando - ¿Tu sabes algo que yo no se?
Entonces perdí toda concentración. Una voz, una voz me hablaba en mi cabeza, lo oía, lo entendía. ¿Eso era entonces, me estaba convirtiendo de lo que había estado escondiendome y protegiendome desde que llegamos aqui? ¿Pero en que monstruo me estaba convirtiendo? ¿Qué pasaría despu...? Un gruñido de dolor salió de mis labios mientras soltaba a la pequeña Manía y me apoyaba con una mano en la pared y la otra en el estomago, doblándome casi de dolor. ¿Que me estaba haciendo la Luna Roja?
- ¿Un monstruo? ¿Eso somos ahora todos nosotros? - jadeé entre una oleada de dolor y otro.
No esperé que me llegase una respuesta, corrí. Empecé a correr pues para ese momento mi cuerpo se había convertido en mi enemigo, no podía confiar en él. Lo mejor sería... Dolor... ¿Qué estaba pensando?... ah si, lo mejor sería encerrarme en alguna parte hasta que esto pasara. Cabría suponer que fuera una enfermedad de este mundo, tenía que serlo, que si no ¿que más podría ser?
En ese momento, a unos metros de mi habitación, mi estomago me dio una sacudida. Dolía, el cuerpo me dolía, necesitaba... Me avalancé a por una rata que pasaba por delante mio y lo decapité de un mordisco. No me di cuenta en como uno de mis dientes se cayó al suelo a mis pies. Así seguí hasta devorar su pequeño y peludo cuerpo tal y como estaba para terminar con sangre en la boca y las manos, pero eso no alejó el dolor. Yo necesitaba...
Corrí a mi habitación y cerré la puerta antes de terminar esa frase, a tiempo para que una oleada de dolor me tumbara. Grité, grité con una voz que casi no parecía ni mia. El dolor, el dolor era... era superior a mi. Estuve horas así, o eso creo, en algún momento perdí la cuenta del tiempo por la lucha que estaba sucediendo en mi cuerpo. ¿Que era todo esto? Me levanté del suelo, ¿eran esos mis dientes, los que había esparcidos por el suelo a mi alrededor junto con ese carco de sangre? ¿Se me habían caido en medio de dolor? Cogí uno en mis manos y empecé a contemplarla mientras con la otra mano me tocaba la sangreante boca y los nuevos dientes que en él había. Se veía diferente, no se veía como la mia... Dolor... Volvió el dolor en el estomago con un intensidad brutal, un gruñido que más se parecía al de una bestia salvaje salió de mi cuerpo. Necesito... Agité la cabeza para centrarme en algo más.
Salir, debía salir de aqui, no podía estar allí para siempre encerrada. Me fui a por los otros, quería saber lo que estaba pasando. Puede que ellos supieran algo. Me dirigí hacia las escaleras, ellos estarían allí, ellos... Mánia... La pequeña estaba allí y podría responderme a mis muchas preguntas o eso esperaba.
- Que demonios pasa aqui - le espeté bruscamente por el dolor - ¿Por que andas a gatas por aquí y por que derrepente tengo estos dolores? ¿Qué nos está pasando? Contesta - le cogí de su camiseta y la levanté para que estuviera en una posición más erguida, sin apartar el contacto con su cuerpo seguí hablando - ¿Tu sabes algo que yo no se?
Entonces perdí toda concentración. Una voz, una voz me hablaba en mi cabeza, lo oía, lo entendía. ¿Eso era entonces, me estaba convirtiendo de lo que había estado escondiendome y protegiendome desde que llegamos aqui? ¿Pero en que monstruo me estaba convirtiendo? ¿Qué pasaría despu...? Un gruñido de dolor salió de mis labios mientras soltaba a la pequeña Manía y me apoyaba con una mano en la pared y la otra en el estomago, doblándome casi de dolor. ¿Que me estaba haciendo la Luna Roja?
- ¿Un monstruo? ¿Eso somos ahora todos nosotros? - jadeé entre una oleada de dolor y otro.
- Lops
Ficha de cosechado
Nombre: Kradko
Especie: Clinger de la sociedad nómada
Habilidades: Agilidad, oído musical, habilidad manual
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
18/02/12, 12:43 pm
Veo llegar a un chico extraño rodeado de ojos. Aunque se mueve extraño, como si... ¿Otro nuevo transformado? Seguramente. Entra en el torreón y yo, sin dudarlo, le sigo. Parece que está hablando con alguien más dentro, así que decido no entrar. Me acerco a una ventana y escucho lo que dicen.
El chico del torreón (que yo diría que es el acalorado, el que le salieron los cuernos) está provocando al otro con una voz sensual. Lo cierto es que le funciona y muy bien, lo que unido a lo que vi antes me lleva a pensar... ¿podría tratarse de un ser similar a un íncubo? O tal vez se trate de un íncubo en sí. Habrá que tener cuidado y hacer uso de todo mi autocontrol en caso de encontrarme con él.
El chico del torreón (que yo diría que es el acalorado, el que le salieron los cuernos) está provocando al otro con una voz sensual. Lo cierto es que le funciona y muy bien, lo que unido a lo que vi antes me lleva a pensar... ¿podría tratarse de un ser similar a un íncubo? O tal vez se trate de un íncubo en sí. Habrá que tener cuidado y hacer uso de todo mi autocontrol en caso de encontrarme con él.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
18/02/12, 01:56 pm
Mánia asistía atentamente a la escena. Era... inquietante, y a la vez entretenido. ¿Era Vlad el que desprendía aquel olor tan delicioso? De alguna forma deseaba poder olerlo de cerca... Sus movimientos eran hipnotizantes, tanto que prácticamente ignoró la cola y los cuernos que le habían salido, y la presencia del chico del pelo blanco, que ahora estaba cubierto de... ¿ojos? Mánia respiraba contra la piedra del muro que la ocultaba, con la vista clavada en el conde y en lo que le estaba haciendo al peliblanco. Un escalofrío le recorió la columna cuando su lengua rozó el ojo de Toima...
-¿Pero qué coño???
Alguien la había descubierto. Caillech. Había empezado a gritarle pidiendo explicaciones que Mánia no tenía y estaba revelando su posición a los demás. Por un instante Mánia sintió miedo, pero cuando la lagarta la alzó del suelo y empezó a amenazarle tan solo sintió ira. Soltó un bufizo más semejante al rugido de una pantera a modo de única respuesta y se enganchó con las uñas a las manos que la sujetaban para coger impulso y darle una patada en el costado herido. El movimiento fue rápido, reforzado por un hechizo de impulso del que se valió para soltarse y saltar. De nuevo otro hechizo y más golpes, todos en los puntos de los que Mánia veía manar sangre. Un destello blanco le hizo fijarse en los dientes nuevos de la lagarta y por instinto soltó un hechizo de parálisis. Se alejó un par de pasos de Cail, jadeando, y cayó de rodillas al suelo agotada. Tenía las piernas llenas de sangre y la camisa desgarrada, el talismán que llevaba de colgante había caído al suelo y ahora estaba hecho añicos. Mánia se levantó, con el corazón desbocado, y se acercó de nuevo a Cail con desconfianza. Estaba bien petrificada, pero no sabía cuanto iba a durarle el hechizo así que hundió las garras en sus heridas para abrirlas aún más y así asegurarse de que cuando despertase no tendría fuerzas para ir a buscarla.
-¿Pero qué coño???
Alguien la había descubierto. Caillech. Había empezado a gritarle pidiendo explicaciones que Mánia no tenía y estaba revelando su posición a los demás. Por un instante Mánia sintió miedo, pero cuando la lagarta la alzó del suelo y empezó a amenazarle tan solo sintió ira. Soltó un bufizo más semejante al rugido de una pantera a modo de única respuesta y se enganchó con las uñas a las manos que la sujetaban para coger impulso y darle una patada en el costado herido. El movimiento fue rápido, reforzado por un hechizo de impulso del que se valió para soltarse y saltar. De nuevo otro hechizo y más golpes, todos en los puntos de los que Mánia veía manar sangre. Un destello blanco le hizo fijarse en los dientes nuevos de la lagarta y por instinto soltó un hechizo de parálisis. Se alejó un par de pasos de Cail, jadeando, y cayó de rodillas al suelo agotada. Tenía las piernas llenas de sangre y la camisa desgarrada, el talismán que llevaba de colgante había caído al suelo y ahora estaba hecho añicos. Mánia se levantó, con el corazón desbocado, y se acercó de nuevo a Cail con desconfianza. Estaba bien petrificada, pero no sabía cuanto iba a durarle el hechizo así que hundió las garras en sus heridas para abrirlas aún más y así asegurarse de que cuando despertase no tendría fuerzas para ir a buscarla.
- Caillech
Ficha de cosechado
Nombre: Dama Gula, antes conocida como Caillech (Cail o Cai)
Especie:
Habilidades: Conocimiento de técnicas de supervivencia, olfato muy fino y agilidad (cosas indispensables para una nómada)
Personajes : Caillech: Suele tener mal caracter y un humor peor, normalmente a causa del hambre que la irrita. Es muy impulsiba y a veces se deja de llevar por sus impulsos sin pensar. Aun así si consigues su amistad la tendrás para siempre, cosa que pocos son los afortunados que logran.
Alexandra: es una buena amiga, siempre que puedas tratar con su gran pereza y su extraña fascinación hacia la sangre.
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
18/02/12, 02:44 pm
Maldita pequeñaja. La mataría. Yo la mataría. Lo juraba. Emplearía todos mis esfuerzos en hacerla sufrir de dolor y pánico. Ya podía oir sus gritos pidiendo una clemencia que no se le iba a conceder antes de que la matase.
¿Y eso por qué? Porque la maldita se había ensañado conmigo, se había vuelto loca y había comenzado a atacarme con su pequeño cuerpo y sus hechizos. Puede que yo no la hubiese hablado del todo bien a causa del dolor lacerante que sentía, pero atacarme con magia A MI, eso si que no. Podía sobrellevar que me atacasen o se enfrentasen a mi ya sea con un arma o con las manos descubiertas, pero la magia... Ya estaba olvidado mi juramente de no odiar la magia, no podía, ese odio era superior a mi. Cuanto más lejos estuviese mejor.
Por eso me enfurecí tanto y deseaba que muriese de forma lenta y dolorosa posible. La miré desde mi posición con una mirada cargada de intenciones y veneno, si las miradas matasen ella ya se habría convertido en un bonito montoncito de cenizas. Puede que después de que
terminase con ella la quemase para que su alma vagase por el mundo perdido, no se merecía nada que eso.
Empezó a acercarse a mi y me clavó sus malditas garras en un costado para abrirmelas haciendo el dolor empeorase, como si no necesitase ayuda ya. Oh si, su muerte sería memorable, yo me ocuparía de ello, haría que fuese un espectáculo digno de ver. Si, ya lo podía ver, ya podía oler
su embriagador miedo, es sabor de su carne mientras aún esta viva, sus gritos... De mis labios salió un rugido amenazador sin apartar la mirada de la pequeña.
Empecé a sentir que volvía a poder mover mi cuerpo poco a poco. Primero los dedos, luego la mano y así hasta que al fin pude moverme, aunque lo único que logre al poder moverme fue caerme de rodillas por el lacerante dolor que padecía. Aún así, pese al dolor miré entre jadeos y gruñidos de dolor hacia la pequeña con un odio visceral.
- Corre mientras puedas, porque te atraparé, y cuando lo haga te arrepentiras del día en la que decidiste herirme. Lo juro, - me llevé una mano a la herida sangrante - por la sangre que empapa mis manos en este momento juro que te mataré de tal forma que nadie podrá reconocerte - rugí de ira, furia y odio, como una bestia salvaje, todo ello mezclado con dolor y cierto toque de locura que me causaba la situación -. Que tus dioses se apiaden de ti, pequeña, porque yo no lo haré - le dediqué mi más amplia sonrisa siniestra que ahora quedaba acentuado gracias a mis dientes extra, realmente debía dar miedo que esos dientes acercasen a ti, y eran todo mios.
Volví a retorcerme de dolor, esta vez llevandome las manos a la boca, ¿qué...? Sentía como los huesos de la cara se me rompian de uno en uno para dejar sitio a nuevos huesos, unos más alargados que hacian que tuviese... ¿un pequeño hocico? Primero los aserrados dientes y el aumento de la mandibula, el cual fue un proceso doloroso, ¿y ahora esto? ¿Qué más me podía ocurrir?
¿Y eso por qué? Porque la maldita se había ensañado conmigo, se había vuelto loca y había comenzado a atacarme con su pequeño cuerpo y sus hechizos. Puede que yo no la hubiese hablado del todo bien a causa del dolor lacerante que sentía, pero atacarme con magia A MI, eso si que no. Podía sobrellevar que me atacasen o se enfrentasen a mi ya sea con un arma o con las manos descubiertas, pero la magia... Ya estaba olvidado mi juramente de no odiar la magia, no podía, ese odio era superior a mi. Cuanto más lejos estuviese mejor.
Por eso me enfurecí tanto y deseaba que muriese de forma lenta y dolorosa posible. La miré desde mi posición con una mirada cargada de intenciones y veneno, si las miradas matasen ella ya se habría convertido en un bonito montoncito de cenizas. Puede que después de que
terminase con ella la quemase para que su alma vagase por el mundo perdido, no se merecía nada que eso.
Empezó a acercarse a mi y me clavó sus malditas garras en un costado para abrirmelas haciendo el dolor empeorase, como si no necesitase ayuda ya. Oh si, su muerte sería memorable, yo me ocuparía de ello, haría que fuese un espectáculo digno de ver. Si, ya lo podía ver, ya podía oler
su embriagador miedo, es sabor de su carne mientras aún esta viva, sus gritos... De mis labios salió un rugido amenazador sin apartar la mirada de la pequeña.
Empecé a sentir que volvía a poder mover mi cuerpo poco a poco. Primero los dedos, luego la mano y así hasta que al fin pude moverme, aunque lo único que logre al poder moverme fue caerme de rodillas por el lacerante dolor que padecía. Aún así, pese al dolor miré entre jadeos y gruñidos de dolor hacia la pequeña con un odio visceral.
- Corre mientras puedas, porque te atraparé, y cuando lo haga te arrepentiras del día en la que decidiste herirme. Lo juro, - me llevé una mano a la herida sangrante - por la sangre que empapa mis manos en este momento juro que te mataré de tal forma que nadie podrá reconocerte - rugí de ira, furia y odio, como una bestia salvaje, todo ello mezclado con dolor y cierto toque de locura que me causaba la situación -. Que tus dioses se apiaden de ti, pequeña, porque yo no lo haré - le dediqué mi más amplia sonrisa siniestra que ahora quedaba acentuado gracias a mis dientes extra, realmente debía dar miedo que esos dientes acercasen a ti, y eran todo mios.
Volví a retorcerme de dolor, esta vez llevandome las manos a la boca, ¿qué...? Sentía como los huesos de la cara se me rompian de uno en uno para dejar sitio a nuevos huesos, unos más alargados que hacian que tuviese... ¿un pequeño hocico? Primero los aserrados dientes y el aumento de la mandibula, el cual fue un proceso doloroso, ¿y ahora esto? ¿Qué más me podía ocurrir?
Al principio lloré,
pero tiempo después
el hambre y el dolor me hizo cambiar
teniendo que matar y de carne alimentar.
Si tu olor golpea mi nariz, siento tu carne
y así el hambre aflora.
No, nolo puedo evitar, no creas que esta mal
es que yo soy asi
pues el pasado he de olvidar
pero tiempo después
el hambre y el dolor me hizo cambiar
teniendo que matar y de carne alimentar.
Si tu olor golpea mi nariz, siento tu carne
y así el hambre aflora.
No, nolo puedo evitar, no creas que esta mal
es que yo soy asi
pues el pasado he de olvidar
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
18/02/12, 03:10 pm
La rabia de Mánia iba en aumento y no se vio mermada por el rugido, que logró tirarla al suelo, sino que se acentuó. Había lanzado el hechizo demasiado rápido y eso había hecho que fuese menos efectivo, pero aun asi le había servido bien... Mantuvo la mirada de odio de Cail sin pestañear y mostró los dientes amenazante, que si bien no eran ni de lejos tan afilado como los de Cail no le quitaban fiereza al gesto.
-Y a mi nadie me amenaza porque sí y se va de rositas. A mi me preguntas de rodillas y suplicando.- escupió- Yo soy la diosa a la que adora mi pueblo, así que reza para que la próxima vez me apiade de ti...
Estaba desarmada, y su magia parecía debilitarse pero le daba igual, odiaba que le hablasen en ese tono, odiaba que la menospreciasen. Cail quería matarla, quería acabar con ella, y ella la tenía ahí, postrada e indefensa, perdiendo sangre... En Libo no habría dudado en mandarla ejecutar tan solo por haberle mirado mal y sabía perfectamente como hacerlo... Podía cargársela ahora sin mayor dificultad... Recordó un hechizo de amplificación de sonido y le lanzó un rugido de advertencia. Luego corrió en busca de sus garras y de Alicia, todavía preguntándose por qué no había matado a Caillech.
-Y a mi nadie me amenaza porque sí y se va de rositas. A mi me preguntas de rodillas y suplicando.- escupió- Yo soy la diosa a la que adora mi pueblo, así que reza para que la próxima vez me apiade de ti...
Estaba desarmada, y su magia parecía debilitarse pero le daba igual, odiaba que le hablasen en ese tono, odiaba que la menospreciasen. Cail quería matarla, quería acabar con ella, y ella la tenía ahí, postrada e indefensa, perdiendo sangre... En Libo no habría dudado en mandarla ejecutar tan solo por haberle mirado mal y sabía perfectamente como hacerlo... Podía cargársela ahora sin mayor dificultad... Recordó un hechizo de amplificación de sonido y le lanzó un rugido de advertencia. Luego corrió en busca de sus garras y de Alicia, todavía preguntándose por qué no había matado a Caillech.
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Personajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
18/02/12, 03:39 pm
Vaciló antes de darme un abrazo e irse sin más. No me dio tiempo a reaccionar, ni a corresponder el abrazo, me quedé envarada y rígida como una estatua mientras le veía irse sin perder un segundo. Al fin y al cabo, toda nuestra relación estaba construida a partir de momentos como aquel ¿verdad? Una muestra de afecto, un momento quizás en el que dejaba caer el grueso muro que me separaba del mundo y que me hacía sentir mal por mostrar mis sentimientos, y luego, a huir como niños de parvulario que han roto una ventana.
Me reí un segundo de mi propia y ocurrencia y paré en seco al notar una punzada en la cabeza. Me llevé la mano molesta por el dolor. Mejor sería salir de allí e irme a dormir. Había sido un día largo y duro. Mark había muerto… y Elisa, aunque no la hubiese conocido. El cadáver del chico estaba recién enterrado, abajo en el patio. Me detuve abrumada por las sensaciones que me venían. Fue como si me hubieran arrancado algo de dentro y dejado vacia. Al principio, solo me eché en el suelo, y agarré el estomago, como si quisiera cerrar con las manos un hueco que no se veía. El dolor de cabeza iba en aumento, y las lágrimas comenzaron a resbalar por las mejillas. Todo estaba mal, yo estaba mal. ¿por qué tenía que haber llegado aquí, para sufrir y ver morir a niños? ¿por qué dejé atrás todo lo que quería solo porque me lo dijo una moneda? Todo se veía negro en mi mente. No podía recordar nada feliz, y la felicidad que recordaba era solo para restregármela a mi misma contra la cara, para llamarme estúpida y lamentarme. Apreté las manos y el llanto tranquilo, se fue haciendo mas doloroso, noté que gemía y que entre los hipidos, los hombros se me sacudían con fuerza. ¿Por qué lloraba como lloraba? ¿tanto había significado Mark para mi? Quizás era una mezcla de toda lo que se me venía encima, quizás las malditas hormonas y el dolor de cabeza.
Al final ya ni pensaba de forma racional. Nada de autopsicoanalisis, solo llorar como una descosida sobre el suelo de una habitación vacia y oscura. Vacia, o no. Una mano me agarró del hombro. Era Ethan, otra vez.
El susto cortó todo el llanto de golpe. Pegué un gritó y me di la vuelta tan rápido que me mareé. “ estas bien?” formuló a medias. Las mejillas se me encendieron por la vergüenza. La vergüenza pasó en un segundo a ira.
- ¡Sabes el susto que me has dado! ¡ESTOY PERFECTAMENTE! METETE EN TUS ASUNTOS!- me llevé las manos a la boca.- No, oh, dios, Ethan, solo me has sorprendido. Lo siento, lo siento.- Ethan parecía asustado. Me aferré a el y toda la culpabilidad desencadenó otra oleada de sollozos. Otra vez no. Otra vez no. Mañana no podría ni mirarle a la cara, igual que había hecho con Noel. Entonces me puse a reir, y a llorar. Estaba chalada como una puta cabra. Y no necesitaba ni voces para eso. Y el maldito dolor de cabeza… retrocedí mal humorada.- Me voy a dormir.
Y con esa despedida brusca, me fui caminando rápido, cerré de un portazo y me fui a dormir.
En la cama, el dolor me impedía dormir. Echaba de menos un ibuprofeno. Di vueltas entre las sabanas, hasta que estas solo fueron un burruño amorfo que apenas me cubría. Estaba enfadada. No, triste, tenía que estar triste porque acababa de presenciar como Mark era enterrado. No, feliz, porque había recibido un abrazo de Noel, eramos amigos. Quien me iba a decir que al final iba a hacer amigos allí. Oh, pobre Ethan, Ethan tenía que odiarme. Vegüenzcabreotristez…. Confusión. Solo confusión.
Me levanté, para echarme agua en la cara. El agua más fría que pudiese encontrar para intentar quitarme el dolor de cabeza. Quizás lo que tenía era fiebre. ¿hay gente que se comporta así cuando esta enferma? No recordaba nada parecido de otras veces. Estaba a medio camino de la puerta del dormitorio cuando me desplomé.
***
Desperté con la cabeza dolorida por el golpe. Y ahí estaba… yo. ¿Era un espejo? No. Era Yo, otra vez. Me incorporé y retrocedí ante la imagen.
-Pero qué c…
Desperté para verme a mi misma. Me asusté como se asustó ella, es decir, yo. No podía ser verdad. Fuera por la ventana una monstruosa luna de color rojo se alzaba en el cielo. Mi doble estaba bañada en la luz rojiza y era una enfermiza replica perfecta de mi. ¿Era eso obra de la luna? Lo era? Se habrían desdoblado todos como yo? Pero nunca había oído voces como Noel. ¿Le estaría sucediendo a él algo parecido a lo mio… a lo nuestro? Ahora solo podía mirar horrorizada a mi gemela.
Alargué la mano y la retiré. No me gustaba. No puede ser. Alguna vez de pequeña había fantaseado con lo que era tener una gemela. Ahora ya lo sabía. No me gustaba. Nada en absoluto. Me di cuenta de que estaba semi desnuda. Literalmente. De mi mitad izquierda colgaban, media blusa y medio pantalón. Toda mi parte derecha estaba desnuda. Ella… yo, había llegado a la misma conclusión. Al principio pensé que se había llevado el mismo trozo que yo de ropa, pero comprendí que nos estábamos mirnado de frente, y que ella llevaba el lado izquierdo desnudo.
Eramos parte de lo mismo. Nos habíamos desdoblado.
-¿Toda mi vida construyéndome a mi misma como persona única y distinta y ahora soy la puta oveja Dolly?
- ¡No soy TU!
No sabía como se podía odiar a alguien tan rápido. Era algo visceral e instintivo. Tan profundo que era confuso. Y saber que la persona a la que odiaba mas que a nadie en mi vida era una réplica perfecta de mi, era nauseabundo. Me levanté cogí un jersey rojo y largo que descansaba sobre la cama y salí dando un portazo. Consciente de que si me dejaba arrastrar, la asesinaría solo por no ver mi cara en la suya.
Me llevé las manos a la boca. Jamás sería ella. Ella no era yo. Cogí algo de ropa. Tenía que ir distinto. ¿habia cogido algo rojo? Algo azul entonces. No quería que me confundiesen con esa abominación.
Me encontré de frente con Mánia. Debía convencerla que era Yo, Alicia. Antes de que llegase mi falsa hermana. Le expliqué lo sucedido con agitación.
Me reí un segundo de mi propia y ocurrencia y paré en seco al notar una punzada en la cabeza. Me llevé la mano molesta por el dolor. Mejor sería salir de allí e irme a dormir. Había sido un día largo y duro. Mark había muerto… y Elisa, aunque no la hubiese conocido. El cadáver del chico estaba recién enterrado, abajo en el patio. Me detuve abrumada por las sensaciones que me venían. Fue como si me hubieran arrancado algo de dentro y dejado vacia. Al principio, solo me eché en el suelo, y agarré el estomago, como si quisiera cerrar con las manos un hueco que no se veía. El dolor de cabeza iba en aumento, y las lágrimas comenzaron a resbalar por las mejillas. Todo estaba mal, yo estaba mal. ¿por qué tenía que haber llegado aquí, para sufrir y ver morir a niños? ¿por qué dejé atrás todo lo que quería solo porque me lo dijo una moneda? Todo se veía negro en mi mente. No podía recordar nada feliz, y la felicidad que recordaba era solo para restregármela a mi misma contra la cara, para llamarme estúpida y lamentarme. Apreté las manos y el llanto tranquilo, se fue haciendo mas doloroso, noté que gemía y que entre los hipidos, los hombros se me sacudían con fuerza. ¿Por qué lloraba como lloraba? ¿tanto había significado Mark para mi? Quizás era una mezcla de toda lo que se me venía encima, quizás las malditas hormonas y el dolor de cabeza.
Al final ya ni pensaba de forma racional. Nada de autopsicoanalisis, solo llorar como una descosida sobre el suelo de una habitación vacia y oscura. Vacia, o no. Una mano me agarró del hombro. Era Ethan, otra vez.
El susto cortó todo el llanto de golpe. Pegué un gritó y me di la vuelta tan rápido que me mareé. “ estas bien?” formuló a medias. Las mejillas se me encendieron por la vergüenza. La vergüenza pasó en un segundo a ira.
- ¡Sabes el susto que me has dado! ¡ESTOY PERFECTAMENTE! METETE EN TUS ASUNTOS!- me llevé las manos a la boca.- No, oh, dios, Ethan, solo me has sorprendido. Lo siento, lo siento.- Ethan parecía asustado. Me aferré a el y toda la culpabilidad desencadenó otra oleada de sollozos. Otra vez no. Otra vez no. Mañana no podría ni mirarle a la cara, igual que había hecho con Noel. Entonces me puse a reir, y a llorar. Estaba chalada como una puta cabra. Y no necesitaba ni voces para eso. Y el maldito dolor de cabeza… retrocedí mal humorada.- Me voy a dormir.
Y con esa despedida brusca, me fui caminando rápido, cerré de un portazo y me fui a dormir.
En la cama, el dolor me impedía dormir. Echaba de menos un ibuprofeno. Di vueltas entre las sabanas, hasta que estas solo fueron un burruño amorfo que apenas me cubría. Estaba enfadada. No, triste, tenía que estar triste porque acababa de presenciar como Mark era enterrado. No, feliz, porque había recibido un abrazo de Noel, eramos amigos. Quien me iba a decir que al final iba a hacer amigos allí. Oh, pobre Ethan, Ethan tenía que odiarme. Vegüenzcabreotristez…. Confusión. Solo confusión.
Me levanté, para echarme agua en la cara. El agua más fría que pudiese encontrar para intentar quitarme el dolor de cabeza. Quizás lo que tenía era fiebre. ¿hay gente que se comporta así cuando esta enferma? No recordaba nada parecido de otras veces. Estaba a medio camino de la puerta del dormitorio cuando me desplomé.
***
Desperté con la cabeza dolorida por el golpe. Y ahí estaba… yo. ¿Era un espejo? No. Era Yo, otra vez. Me incorporé y retrocedí ante la imagen.
-Pero qué c…
Desperté para verme a mi misma. Me asusté como se asustó ella, es decir, yo. No podía ser verdad. Fuera por la ventana una monstruosa luna de color rojo se alzaba en el cielo. Mi doble estaba bañada en la luz rojiza y era una enfermiza replica perfecta de mi. ¿Era eso obra de la luna? Lo era? Se habrían desdoblado todos como yo? Pero nunca había oído voces como Noel. ¿Le estaría sucediendo a él algo parecido a lo mio… a lo nuestro? Ahora solo podía mirar horrorizada a mi gemela.
Alargué la mano y la retiré. No me gustaba. No puede ser. Alguna vez de pequeña había fantaseado con lo que era tener una gemela. Ahora ya lo sabía. No me gustaba. Nada en absoluto. Me di cuenta de que estaba semi desnuda. Literalmente. De mi mitad izquierda colgaban, media blusa y medio pantalón. Toda mi parte derecha estaba desnuda. Ella… yo, había llegado a la misma conclusión. Al principio pensé que se había llevado el mismo trozo que yo de ropa, pero comprendí que nos estábamos mirnado de frente, y que ella llevaba el lado izquierdo desnudo.
Eramos parte de lo mismo. Nos habíamos desdoblado.
-¿Toda mi vida construyéndome a mi misma como persona única y distinta y ahora soy la puta oveja Dolly?
- ¡No soy TU!
No sabía como se podía odiar a alguien tan rápido. Era algo visceral e instintivo. Tan profundo que era confuso. Y saber que la persona a la que odiaba mas que a nadie en mi vida era una réplica perfecta de mi, era nauseabundo. Me levanté cogí un jersey rojo y largo que descansaba sobre la cama y salí dando un portazo. Consciente de que si me dejaba arrastrar, la asesinaría solo por no ver mi cara en la suya.
Me llevé las manos a la boca. Jamás sería ella. Ella no era yo. Cogí algo de ropa. Tenía que ir distinto. ¿habia cogido algo rojo? Algo azul entonces. No quería que me confundiesen con esa abominación.
Me encontré de frente con Mánia. Debía convencerla que era Yo, Alicia. Antes de que llegase mi falsa hermana. Le expliqué lo sucedido con agitación.
-
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
18/02/12, 06:12 pm
Intenté volver a subirme a la cama con gran dificultad. El dolor cada vez era más intenso y me impedía pensar con claridad o moverme adecuadamente. De pronto hubo mucho ruido en el torreón. Un amalgama de sonidos que no había escuchado nunca.
-¿Qué está pasando? -atiné a decir entre espasmos.
La confusión de sonidos no hacía sino aumentar mi agonía. Empecé a sollozar fuertemente mientras seguía intentando subirme a la cama. Empezaba a dudar de si había sacado la conclusión adecuada, parecía realmente que me estaba muriendo. Ya no pude pensar nada más, pues más sangre comenzó a brotar de mi cabeza. En un breve instante miré hacia abajo y me vi rodeado de pelos por todas partes. Posiblemente, pronto no me quedaría ni un solo pelo en todo el cuerpo. El sudor comenzó a caérseme sobre los ojos, aumentando la lista de molestias que ya sentía. Y los ojos me picaban horrores. Me había quedado sin cejas, quizás también sin pestañas. Dejé de intentar subirme a la cama y me tumbé en el suelo, incapaz de hacer otra cosa que sollozar y gritar cuando una punzada especialmente dolorosa me sobrevenía. Los sonidos confusos y desconocidos que oía hacían que la situación me resultase aún más agobiante.
Fue entonces cuando empezó a desgarrárseme la espalda entera. Y algo comenzaba a salirme en la cabeza aunque me era imposible saber el qué. Grité descontroladamente, el dolor era tan insoportable que creía que iba a perder el conocimiento. O puede que eso fuera lo que deseaba. Sangre, mucha sangre comenzó a brotar de distintas partes de mi cuerpo, era imposible saber exactamente de dónde provenía, especialmente con los ojos llenos de sudor, lágrimas y posiblemente pelos. Cada vez estaba más aterrorizado y no podía dejar de gemir, sollozar y gritar.
Alguien llegó, no sabía quien era porque no podía ver con claridad. Tampoco pude distinguir su voz ni lo que me dijo, no distinguía nada entre la confusión de sonidos que me llegaban. Quien quiera que fuera, me dijo algo y me metió algo en la boca, algo pequeño. Tragué casi sin darme cuenta lo que quiera que fuese aquello. Seguí convulsionándome y gritando mientras más y más sangre brotaba de mi cuerpo. Empezó a salirme espuma por la boca de vez en cuando. No sabía que me estaba sucediendo, me era imposible determinarlo en tal estado. Más dolor en la espalda, algo comenzó a emerger de ella. Tuve que incorporarme, trastabillando y con esfuerzo sobrehumano, porque la presión de la espalda contra el suelo me estaba destrozando. Noté algo extraño en las extremidades, pero fui totalmente incapaz de saber de qué se trataba.
-¿QUÉ ME ESTÁ PASANDO? -atiné a gritar entre sollozos. No podía soportarlo más, estaba seguro de que me moriría de dolor. Por primera vez en mi vida deseé morirme para terminar con aquel sufrimiento. El no poder ver ni oír correctamente no hacían sino agravar la situación. Ya no sabía ni que partes del cuerpo en concreto me dolían más, todo era dolor y confusión.
Durante los siguientes minutos, cada vez más y más sangre manaba de todo mi cuerpo. Cada vez me convulsionaba más violentamente. Sin embargo, el dolor remitió un poco. Lo suficiente como para permitirme pensar un poco en lo que estaba sucediendo. ¿Cuándo se terminaría por completo aquella agonía? Quise ver que es lo que tenía en la espalda pero seguía con los ojos llenos de sudor y lágrimas. Al menos me picaban un poco menos, el líquido había ayudado a que cayesen muchos de los pelos que se me habían metido en ellos. Levanté la mano para frotarme los ojos, pero la detuve a media altura.
-¿Qué... qué es esto?
Al estar cerca de los ojos pude vislumbrar que algo no iba bien con mi mano. La toqué con la otra para intentar adivinar qué le había sucedido. El choque de una mano contra la otra me resultó sumamente extraño. Tenían un tacto duro y... ¿Garras? ¡Tenía garras! Aunque también toqué algo suave... No podía utilizar las manos para secarme los ojos así que lo hice con el antebrazo. Conseguí ganar un poco de visión. Con gran extrañeza observé que mi piel había adquirido un tono muy extraño. Pero lo más sorprendente fue lo que descubrí cuando miré hacia un lateral. Hubiera saltado del sitio de haber sido capaz de hacerlo. Alas, no había duda. Lo que me había salido en la espalda eran alas membranosas. ¡Y cola! Una cola escamosa como la de Giz o Caillech... aunque no igual. Me sentí altamente confuso. Ahora que el dolor había remitido algo y podía observar los cambios de mi cuerpo no sabía como sentirme acerca de todo esto. Pero otro pensamiento me asaltó: ¿qué sería de mis compañeros de torreón? Por desgracia no podía ir a comprobarlo, el dolor seguía ahí aunque menos intenso. Aunque con gran esfuerzo, al fin pude volver a subirme a la cama, donde estaría un poco más cómodo. Me tumbé boca abajo para no aplastarme las alas. Las alas y la cola me resultaban altamente molestas y no paraba de moverlas sin control cada poco tiempo.
<< ¿Y ahora qué me va a suceder?>>
-¿Qué está pasando? -atiné a decir entre espasmos.
La confusión de sonidos no hacía sino aumentar mi agonía. Empecé a sollozar fuertemente mientras seguía intentando subirme a la cama. Empezaba a dudar de si había sacado la conclusión adecuada, parecía realmente que me estaba muriendo. Ya no pude pensar nada más, pues más sangre comenzó a brotar de mi cabeza. En un breve instante miré hacia abajo y me vi rodeado de pelos por todas partes. Posiblemente, pronto no me quedaría ni un solo pelo en todo el cuerpo. El sudor comenzó a caérseme sobre los ojos, aumentando la lista de molestias que ya sentía. Y los ojos me picaban horrores. Me había quedado sin cejas, quizás también sin pestañas. Dejé de intentar subirme a la cama y me tumbé en el suelo, incapaz de hacer otra cosa que sollozar y gritar cuando una punzada especialmente dolorosa me sobrevenía. Los sonidos confusos y desconocidos que oía hacían que la situación me resultase aún más agobiante.
Fue entonces cuando empezó a desgarrárseme la espalda entera. Y algo comenzaba a salirme en la cabeza aunque me era imposible saber el qué. Grité descontroladamente, el dolor era tan insoportable que creía que iba a perder el conocimiento. O puede que eso fuera lo que deseaba. Sangre, mucha sangre comenzó a brotar de distintas partes de mi cuerpo, era imposible saber exactamente de dónde provenía, especialmente con los ojos llenos de sudor, lágrimas y posiblemente pelos. Cada vez estaba más aterrorizado y no podía dejar de gemir, sollozar y gritar.
Alguien llegó, no sabía quien era porque no podía ver con claridad. Tampoco pude distinguir su voz ni lo que me dijo, no distinguía nada entre la confusión de sonidos que me llegaban. Quien quiera que fuera, me dijo algo y me metió algo en la boca, algo pequeño. Tragué casi sin darme cuenta lo que quiera que fuese aquello. Seguí convulsionándome y gritando mientras más y más sangre brotaba de mi cuerpo. Empezó a salirme espuma por la boca de vez en cuando. No sabía que me estaba sucediendo, me era imposible determinarlo en tal estado. Más dolor en la espalda, algo comenzó a emerger de ella. Tuve que incorporarme, trastabillando y con esfuerzo sobrehumano, porque la presión de la espalda contra el suelo me estaba destrozando. Noté algo extraño en las extremidades, pero fui totalmente incapaz de saber de qué se trataba.
-¿QUÉ ME ESTÁ PASANDO? -atiné a gritar entre sollozos. No podía soportarlo más, estaba seguro de que me moriría de dolor. Por primera vez en mi vida deseé morirme para terminar con aquel sufrimiento. El no poder ver ni oír correctamente no hacían sino agravar la situación. Ya no sabía ni que partes del cuerpo en concreto me dolían más, todo era dolor y confusión.
Durante los siguientes minutos, cada vez más y más sangre manaba de todo mi cuerpo. Cada vez me convulsionaba más violentamente. Sin embargo, el dolor remitió un poco. Lo suficiente como para permitirme pensar un poco en lo que estaba sucediendo. ¿Cuándo se terminaría por completo aquella agonía? Quise ver que es lo que tenía en la espalda pero seguía con los ojos llenos de sudor y lágrimas. Al menos me picaban un poco menos, el líquido había ayudado a que cayesen muchos de los pelos que se me habían metido en ellos. Levanté la mano para frotarme los ojos, pero la detuve a media altura.
-¿Qué... qué es esto?
Al estar cerca de los ojos pude vislumbrar que algo no iba bien con mi mano. La toqué con la otra para intentar adivinar qué le había sucedido. El choque de una mano contra la otra me resultó sumamente extraño. Tenían un tacto duro y... ¿Garras? ¡Tenía garras! Aunque también toqué algo suave... No podía utilizar las manos para secarme los ojos así que lo hice con el antebrazo. Conseguí ganar un poco de visión. Con gran extrañeza observé que mi piel había adquirido un tono muy extraño. Pero lo más sorprendente fue lo que descubrí cuando miré hacia un lateral. Hubiera saltado del sitio de haber sido capaz de hacerlo. Alas, no había duda. Lo que me había salido en la espalda eran alas membranosas. ¡Y cola! Una cola escamosa como la de Giz o Caillech... aunque no igual. Me sentí altamente confuso. Ahora que el dolor había remitido algo y podía observar los cambios de mi cuerpo no sabía como sentirme acerca de todo esto. Pero otro pensamiento me asaltó: ¿qué sería de mis compañeros de torreón? Por desgracia no podía ir a comprobarlo, el dolor seguía ahí aunque menos intenso. Aunque con gran esfuerzo, al fin pude volver a subirme a la cama, donde estaría un poco más cómodo. Me tumbé boca abajo para no aplastarme las alas. Las alas y la cola me resultaban altamente molestas y no paraba de moverlas sin control cada poco tiempo.
<< ¿Y ahora qué me va a suceder?>>
- Shylver
Ficha de cosechado
Nombre: Akasha
Especie: Ochroria
Habilidades: «Agilidad, Motivación, Carisma»
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
18/02/12, 10:36 pm
Cuando llego a divisar Letargo en la distancia, me doy cuenta de que tanto el edificio como las calles que tengo a la vista emanan un aura rojiza que da a la ciudad un aspecto místico, misterioso. Debe tratarse del reflejo de la luz de la Luna Roja, pero aun así el efecto es increíble.
Disminuyo la altura poco a poco, hasta quedar unos centímetros por encima del suelo. Me acerco al puente levadizo a una velocidad estable, y la puerta está cerrada. Pararé enfrente de la puerta y llamaré educadamente, como un caballero dentro de una bañera. Solo tengo que parar. Parar. ¿Pero cómo se para?
Con la puerta cada vez más cerca, me culpo a mí mismo por no haber tenido en cuenta estos detalles. El mareo me sobreviene unos instantes, y la bañera pierde altura de golpe, dejando un rastro de humedad tras mi paso. Me equivoqué, no tenía suficiente magia como para llegar bien, ¿pero cómo lo iba yo a saber, si no tenía con qué comparar el gasto, si ni siquiera sabía lo que podía llegar a hacer? La bañera baja un poco más, y hago un último esfuerzo, a riesgo de producirme daños a mí mismo. Mejor eso que dejarme la cabeza contra una pared.
Por suerte para mí, las puertas principales no están cerradas desde dentro, por lo que ceden al contacto con el absurdo vehículo que utilizo, golpeando las paredes bruscamente en el interior. Realizo un último giro poniendo la bañera en contacto con el suelo, lo que sumado a la desaceleración al colisionar con las puertas deja la bañera en un estado de velocidad nula. Al fin, tranquilidad y quietud. Me dejo caer de espaldas, entrando todo lo posible en el agua, y aun así me cuesta respirar. Claro, por eso usaban cristales y amuletos. Quedarse sin energía propia puede resultar devastador para el organismo. Llevará un tiempo recuperarse por completo.
Dejo caer un suspiro de alivio seguido por una mueca de malestar. De alivio, porque he salido vivo de esta absurda empresa de la bañera de levitación, aunque soltar un suspiro ha dejado de tener sentido desde que mis fosas nasales están ahí de adorno, debe de tratarse de un acto reflejo, una costumbre. Eso sí, la llegada ha sido una maldita obra de arte. El malestar es debido a que no puedo respirar correctamente, y creo que sé por qué. Me quito la camisa lo más rápido que puedo, es realmente agobiante cuando se me pega a la piel. Y ahora sí, me dejo caer de espaldas en el agua, intentando sumergir la mayor parte de mi cuerpo en el líquido, y cierro los ojos. El viajecito me ha dejado bastante mal. Ni siquiera me paro a comprobar quién más hay en la sala, pero estoy seguro de que si hay alguien más estará, cuanto menos, confuso por los eventos que acaban de suceder.
-¿Giz? ¿Noel?-les llamo, por si se encuentran cerca.- ¿Alicia?-sigo preguntando, cubriendo toda mi lista de contactos.- ¿Toima?
Con un quejido me llevo la mano al brazo izquierdo. No me había dado cuenta hasta el momento, posiblemente debido a la adrenalina, de que me he golpeado bastante fuerte al detener la bañera. Eso es bueno, quiere decir que mis glándulas originales siguen funcionando en menor o mayor medida como deberían hacerlo. ¡Pero no es momento de pensar en eso! Me salgo del tema con una facilidad pasmosa, ¿qué me está pasando en la cabeza?
No parece que me haya roto nada, es simplemente el golpe. Aun así, me duele bastante. Que lástima que entre mi repertorio no haya ningún hechizo de curación ni nada parecido, tendré que preguntarle a alguien que sepa del tema... si es que están en disposición de hablar conmigo, claro. En estas últimas horas todo ha sido muy caótico.
Bueno, con este estruendo que he montado al entrar todo el torreón debe estar al tanto de mi presencia, así que es cosa de esperar, y aprovechar para recuperar fuerzas. Oh, sí, recuerdo cuando me he encontrado a uno de esos pobres bichos con pinchos. Por poco me lo llevo por delante, habría sido muy distinto si hubiera ido en un grupo. Y eso por no hablar de la indecisión que me inundaba al cruzar Arax. No pienso volver a atravesar la ciudad en una bañera en mi vida, a no ser que sea completamente necesario. Que mal rato he pasado ahí fuera... y como me duele la cabeza.
Disminuyo la altura poco a poco, hasta quedar unos centímetros por encima del suelo. Me acerco al puente levadizo a una velocidad estable, y la puerta está cerrada. Pararé enfrente de la puerta y llamaré educadamente, como un caballero dentro de una bañera. Solo tengo que parar. Parar. ¿Pero cómo se para?
Con la puerta cada vez más cerca, me culpo a mí mismo por no haber tenido en cuenta estos detalles. El mareo me sobreviene unos instantes, y la bañera pierde altura de golpe, dejando un rastro de humedad tras mi paso. Me equivoqué, no tenía suficiente magia como para llegar bien, ¿pero cómo lo iba yo a saber, si no tenía con qué comparar el gasto, si ni siquiera sabía lo que podía llegar a hacer? La bañera baja un poco más, y hago un último esfuerzo, a riesgo de producirme daños a mí mismo. Mejor eso que dejarme la cabeza contra una pared.
Por suerte para mí, las puertas principales no están cerradas desde dentro, por lo que ceden al contacto con el absurdo vehículo que utilizo, golpeando las paredes bruscamente en el interior. Realizo un último giro poniendo la bañera en contacto con el suelo, lo que sumado a la desaceleración al colisionar con las puertas deja la bañera en un estado de velocidad nula. Al fin, tranquilidad y quietud. Me dejo caer de espaldas, entrando todo lo posible en el agua, y aun así me cuesta respirar. Claro, por eso usaban cristales y amuletos. Quedarse sin energía propia puede resultar devastador para el organismo. Llevará un tiempo recuperarse por completo.
Dejo caer un suspiro de alivio seguido por una mueca de malestar. De alivio, porque he salido vivo de esta absurda empresa de la bañera de levitación, aunque soltar un suspiro ha dejado de tener sentido desde que mis fosas nasales están ahí de adorno, debe de tratarse de un acto reflejo, una costumbre. Eso sí, la llegada ha sido una maldita obra de arte. El malestar es debido a que no puedo respirar correctamente, y creo que sé por qué. Me quito la camisa lo más rápido que puedo, es realmente agobiante cuando se me pega a la piel. Y ahora sí, me dejo caer de espaldas en el agua, intentando sumergir la mayor parte de mi cuerpo en el líquido, y cierro los ojos. El viajecito me ha dejado bastante mal. Ni siquiera me paro a comprobar quién más hay en la sala, pero estoy seguro de que si hay alguien más estará, cuanto menos, confuso por los eventos que acaban de suceder.
-¿Giz? ¿Noel?-les llamo, por si se encuentran cerca.- ¿Alicia?-sigo preguntando, cubriendo toda mi lista de contactos.- ¿Toima?
Con un quejido me llevo la mano al brazo izquierdo. No me había dado cuenta hasta el momento, posiblemente debido a la adrenalina, de que me he golpeado bastante fuerte al detener la bañera. Eso es bueno, quiere decir que mis glándulas originales siguen funcionando en menor o mayor medida como deberían hacerlo. ¡Pero no es momento de pensar en eso! Me salgo del tema con una facilidad pasmosa, ¿qué me está pasando en la cabeza?
No parece que me haya roto nada, es simplemente el golpe. Aun así, me duele bastante. Que lástima que entre mi repertorio no haya ningún hechizo de curación ni nada parecido, tendré que preguntarle a alguien que sepa del tema... si es que están en disposición de hablar conmigo, claro. En estas últimas horas todo ha sido muy caótico.
Bueno, con este estruendo que he montado al entrar todo el torreón debe estar al tanto de mi presencia, así que es cosa de esperar, y aprovechar para recuperar fuerzas. Oh, sí, recuerdo cuando me he encontrado a uno de esos pobres bichos con pinchos. Por poco me lo llevo por delante, habría sido muy distinto si hubiera ido en un grupo. Y eso por no hablar de la indecisión que me inundaba al cruzar Arax. No pienso volver a atravesar la ciudad en una bañera en mi vida, a no ser que sea completamente necesario. Que mal rato he pasado ahí fuera... y como me duele la cabeza.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
18/02/12, 11:12 pm
Hasta que no echó a correr, Mánia no se dio cuenta de que se había partido una pierna al patear a Cail. Tuvo que detenerse a mitad de camino para repararse la pierna rota, y fue entonces cuando se topó con Alicia, que llevaba un jersey rojo que ella misma había usado en alguna ocasión. Parecía agitada, casi histérica, y la historia que contaba sonaba demasiado absurda.
-¿Un clon? ¿Por qué? ¿Donde está?- se asomó al pasillo como esperando encontrar a la otra Alicia saliendo de alguna habitación. Se acercó a la que se suponía era la verdadera y la olisqueó... Era el mismo olor, no había cambiado en absoluto. << Tiene que ser la real entonces...>>- Ah!- recordó de pronto- Cail quiere matarme, y yo casi la mato a ella...- << Y no se por qué no lo he hecho>>- Viene a por mi, ¡¡tienes que ayudarme!!- dijo tirandole de la ropa. Se miró la blusa destrozada que ya ni tapaba ni protegía de nada y decidió que lo mejor sería ir a por ropa... Ya tenía sus adoradas garras, pero se le antojaban insuficientes. -Vamos a por ropa y a por armas...
Mánia se puso sus antiguas joyas de Libo con algunos añadidos para darle un aire menos palaciego y se pintó la cara como las guerreras de su mundo; lágrimas de sangre manando de sus ojos y labios negros. Arrastró a Alicia a la azotea y desde allí saltó, enganchando las garras en el muro para frenar su caída... Dos piernas rotas y un hechizo de curación por parte de Alicia más tarde llegaron a la planta baja de Letargo entrando por el patio, para evitar así las escaleras. Mánia bajó a las mazmorras y entró en la armería en busca de nuevos ''juguetes''
-Sí... creo que esto servirá...
-¿Un clon? ¿Por qué? ¿Donde está?- se asomó al pasillo como esperando encontrar a la otra Alicia saliendo de alguna habitación. Se acercó a la que se suponía era la verdadera y la olisqueó... Era el mismo olor, no había cambiado en absoluto. << Tiene que ser la real entonces...>>- Ah!- recordó de pronto- Cail quiere matarme, y yo casi la mato a ella...- << Y no se por qué no lo he hecho>>- Viene a por mi, ¡¡tienes que ayudarme!!- dijo tirandole de la ropa. Se miró la blusa destrozada que ya ni tapaba ni protegía de nada y decidió que lo mejor sería ir a por ropa... Ya tenía sus adoradas garras, pero se le antojaban insuficientes. -Vamos a por ropa y a por armas...
Mánia se puso sus antiguas joyas de Libo con algunos añadidos para darle un aire menos palaciego y se pintó la cara como las guerreras de su mundo; lágrimas de sangre manando de sus ojos y labios negros. Arrastró a Alicia a la azotea y desde allí saltó, enganchando las garras en el muro para frenar su caída... Dos piernas rotas y un hechizo de curación por parte de Alicia más tarde llegaron a la planta baja de Letargo entrando por el patio, para evitar así las escaleras. Mánia bajó a las mazmorras y entró en la armería en busca de nuevos ''juguetes''
-Sí... creo que esto servirá...
- Martalar
Ficha de cosechado
Nombre: Hannah Lahey
Especie:
Habilidades: Vista de lince, automotivación y resistencia.
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
18/02/12, 11:18 pm
Llego a otro torreón. A pesar de que debería estar agotada, no siento cansancio en absoluto.
Por primera vez en mucho tiempo, no tengo miedo. Al menos, no lo he tenido al ver a los bichos espinosos. Tengo que reconocer que el cómo he escapado de ellos está confuso en mi memoria. De cualquier forma, me sorprende sentir como aún existen nuevas formas de mirar. Una línea me atravesó los ojos en cierto momento, de eso estoy segura.
Y en cuanto a la cicatriz... No lo entiendo. Probablemente hubiese gritado al insensato que hubiera propuesto atravesarla. Probablemente me lo hubiera planteado una, otra y otra vez, hasta decidir finalmente que no era una opción sensata. No obstante, soy consciente de no haberlo hecho. En esta ocasión, ni siquiera me he planteado el vacío ni las ridículas tablas sobre las que he pasado. Las he atravesado como si volase sobre ellas, con el único objetivo de no perder la bañera de vista.
Y ante este torreón desaparece mi objetivo. Las puertas están abiertas de par en par, así que entro sin dudarlo. Metros más allá hay una bañera.
Vaya, ahí está. Me acerco con rapidez.
-¿Quién eres y a qué has venido? -pregunto.
Noto cómo mis dientes vuelven a la normalidad, y esbozo una débil sonrisa.
Fuera, se oye ruído. No obstante, decido no hacerle caso y centrarme.
Por primera vez en mucho tiempo, no tengo miedo. Al menos, no lo he tenido al ver a los bichos espinosos. Tengo que reconocer que el cómo he escapado de ellos está confuso en mi memoria. De cualquier forma, me sorprende sentir como aún existen nuevas formas de mirar. Una línea me atravesó los ojos en cierto momento, de eso estoy segura.
Y en cuanto a la cicatriz... No lo entiendo. Probablemente hubiese gritado al insensato que hubiera propuesto atravesarla. Probablemente me lo hubiera planteado una, otra y otra vez, hasta decidir finalmente que no era una opción sensata. No obstante, soy consciente de no haberlo hecho. En esta ocasión, ni siquiera me he planteado el vacío ni las ridículas tablas sobre las que he pasado. Las he atravesado como si volase sobre ellas, con el único objetivo de no perder la bañera de vista.
Y ante este torreón desaparece mi objetivo. Las puertas están abiertas de par en par, así que entro sin dudarlo. Metros más allá hay una bañera.
Vaya, ahí está. Me acerco con rapidez.
-¿Quién eres y a qué has venido? -pregunto.
Noto cómo mis dientes vuelven a la normalidad, y esbozo una débil sonrisa.
Fuera, se oye ruído. No obstante, decido no hacerle caso y centrarme.
El descenso hecho de desesperaciones y sin logros realiza un nuevo despertar que es un reverso de la desesperación.
Por lo que no podemos lograr, lo que se niega al amor, lo que hemos perdido en la anticipación... sigue un descenso, infinito e indestructible.
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Personajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
18/02/12, 11:50 pm
- ¿Qué?- estaba atónita.- ¡Por supuesto que te ayudaré!
En el momento en el que di un paso en pos de Mánia, me di cuenta de que había cometido un error. Mi otra yo, que ahora iba de azul, ayudaría a Cail. Lo sabía porque yo haría lo mismo en su lugar. Mi ayuda podía suponer una desventaja. Por eso, mientras un brillo de maldad escapa de sus ojos, me volví, y le pegué un puñetazo que la tiró al suelo.
Tracé rápido un hechizo de paralisis, pero mis manos quedaron a medio camino.
Desde el suelo, La Alicia azul me pegó una patada en la espinilla que provocó que cayese hacia delante.
La falsa de rojo cayó sobre mi con todo su peso, y me clavé los dientes en el labio. Toda la boca tenía el sabor metálico de la sangre. Teníamos la misma fuerza, el mismo aguante, e ideas parecidas. Pero al contrario de lo que sale en todas las películas, saber que va a hacer no sirve de mucho. O tal vez todavía no sabía usar esa información de forma adecuada.
-AAAH, quita hija de...!
Le tiraba del pelo cuando un oportuno hechizo de Mánia paralizo a la chica de azul.
- Corramos, antes de que pierda la rigidez. Vamos por Cail.- dije con decisión.- pero Mánia... veamos que podemos hacer para no terminar esto de manera sangrienta. Te protegeré, pero no quiero matar a Cail. Ella también es parte de este lugar. Del torreón.
En el momento en el que di un paso en pos de Mánia, me di cuenta de que había cometido un error. Mi otra yo, que ahora iba de azul, ayudaría a Cail. Lo sabía porque yo haría lo mismo en su lugar. Mi ayuda podía suponer una desventaja. Por eso, mientras un brillo de maldad escapa de sus ojos, me volví, y le pegué un puñetazo que la tiró al suelo.
Tracé rápido un hechizo de paralisis, pero mis manos quedaron a medio camino.
Desde el suelo, La Alicia azul me pegó una patada en la espinilla que provocó que cayese hacia delante.
La falsa de rojo cayó sobre mi con todo su peso, y me clavé los dientes en el labio. Toda la boca tenía el sabor metálico de la sangre. Teníamos la misma fuerza, el mismo aguante, e ideas parecidas. Pero al contrario de lo que sale en todas las películas, saber que va a hacer no sirve de mucho. O tal vez todavía no sabía usar esa información de forma adecuada.
-AAAH, quita hija de...!
Le tiraba del pelo cuando un oportuno hechizo de Mánia paralizo a la chica de azul.
- Corramos, antes de que pierda la rigidez. Vamos por Cail.- dije con decisión.- pero Mánia... veamos que podemos hacer para no terminar esto de manera sangrienta. Te protegeré, pero no quiero matar a Cail. Ella también es parte de este lugar. Del torreón.
-
- Vlad
Ficha de cosechado
Nombre: Yrfylltabgemesh Ftethvajranotz Graktholontir
Especie: Auro
Habilidades: Nociones de Lucha, Artesanía, Puntería.
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
19/02/12, 12:47 am
Vlad sonrió perversamente al observar cómo Toima se alejaba de él, tan sonrojado y desconcertado, con todos aquellos ojos inquietos y frenéticos. Estaba ciertamente mono en esa aptitud. Se relamió ligeramente y avanzó un paso para acercarse al muchacho indefenso y acorralado contra la pared, pero algo lo distrajo.
Mientras no miraba, en las escaleras se había montado un alboroto de mil demonios. Mánia, la atractiva chiquilla con orejas de gato llena de adornos sugerentes y con aquella piel tan suave, había combatido con Caillech, que había crecido bastante, se había vuelto más fuerte y tenía un aire hambriento, peligroso y salvaje que atraía al conde. Tras esto, sólo confusión. Sangre, amenazas de muerte, peleas entre Alicias (a Vlad se le ocurrieron muchas ideas interesantes al verlas), estruendos abajo… Un jolgorio padre, vamos.
Suspiró exasperado y se frotó el caballete de la nariz con los dedos. Pensó en qué hacer para que aquél torreón no se convirtiera en una batalla campal, y cuando lo tuvo todo más o menos pensado, se giró hacia Toima de nuevo.
-Perdone, señor, pero asuntos importantes me requieren. Ya hablaremos con más tranquilidad y… - su mirada descendió lasciva hasta sus pantalones, desnudándolo por el camino (en sentido figurado).- yo también me alegro de verle.
Tras decir esto, le guiñó un ojo, aún con la media sonrisa lasciva en el rostro, y subió las escaleras hacia el cuarto común, dónde había dejado sus armas y la capa. Allí se soltó los cintos que le quedaban y los guardó todos con sus respectivas armas en una manta de una de las camas. Se la echó al hombro y bajó de nuevo las escaleras, camino de la armería de las mazmorras.
Cuando se halló en el vestíbulo, se encontró con que había dos recién llegados. Un muchacho con rasgos anfibios metido en una bañera que pudo identificar cómo Alphonse y a mujer lobo que debía de ser Hannah. La chica tenía un atractivo muy interesante por su naturaleza salvaje y animalesca, y Alphonse… bueno. Ya antes de la luna sus sueños le habían dado ciertas ideas interesantes, y su transformación le excitaba aún más, sin tener muy claro por qué. Se acercó a ellos a paso tranquilo, cómo si que se te acercara un demonio con cuernos, colmillos, rabo, sin camiseta, con sonrisa lasciva y una erección del quince fuera algo a lo que todo ciudadano medio estuviera acostumbrado.
Apoyó la pierna sobre el borde de la bañera, apoyando el brazo libre en ella. Clavaba la mirada en los ojos del muchacho, aún con la sonrisa en el rostro.
-Hola de nuevo, señor Blanc. Cuan… agradable sorpresa- añadió recorriendo su cuerpo con la mirada.- volverlo a tener entre nosotros. Estoy seguro de que tenemos muchas cosas de las que hablar pero hay un par de complicaciones ahí fuera y… bueno, luego hablamos en privado.
Y guiñándole un ojo, se volvió a las mazmorras, dónde se encontró a Mánia armándose con un par de artilugios de lo más interesantes.
-Buenas señorita… -dijo haciendo una profunda reverencia, sin dejar de mirarla a los ojos.- He sido informado de su situación y… bueno, creo que debería escuchar la voz de mi caballerosidad y ayudarla a deshacer este entuerto.
Realmente, a su caballerosidad le importaba más bien poco aquel entuerto. Ambas eran señoritas y no debía decantarse por ninguna en aquel problema. Pero Mánia tenía algo que Cail no tenía… Aquella piel blanca, los pirciens, aquellos ojos, su forma de vestir, sus adornos, su forma de moverse, su voz, su olor… Vlad tenía claro de qué lado ponerse. Si le daban a elegir entre las vidas de ambas mujeres, no dudaba en a quién elegir.
Entre el maremagnum de armas encontró tres armas que le llamaron la atención. Un par de cuchillos de diseño interesante y un machete de dos manos afilado hasta decir basta. Los tomó y se los puso en el cinturón y en la espalda respectivamente.
-Cuando las señoritas deseen…- dijo, dándose la vuelta, ya armado.
Mientras no miraba, en las escaleras se había montado un alboroto de mil demonios. Mánia, la atractiva chiquilla con orejas de gato llena de adornos sugerentes y con aquella piel tan suave, había combatido con Caillech, que había crecido bastante, se había vuelto más fuerte y tenía un aire hambriento, peligroso y salvaje que atraía al conde. Tras esto, sólo confusión. Sangre, amenazas de muerte, peleas entre Alicias (a Vlad se le ocurrieron muchas ideas interesantes al verlas), estruendos abajo… Un jolgorio padre, vamos.
Suspiró exasperado y se frotó el caballete de la nariz con los dedos. Pensó en qué hacer para que aquél torreón no se convirtiera en una batalla campal, y cuando lo tuvo todo más o menos pensado, se giró hacia Toima de nuevo.
-Perdone, señor, pero asuntos importantes me requieren. Ya hablaremos con más tranquilidad y… - su mirada descendió lasciva hasta sus pantalones, desnudándolo por el camino (en sentido figurado).- yo también me alegro de verle.
Tras decir esto, le guiñó un ojo, aún con la media sonrisa lasciva en el rostro, y subió las escaleras hacia el cuarto común, dónde había dejado sus armas y la capa. Allí se soltó los cintos que le quedaban y los guardó todos con sus respectivas armas en una manta de una de las camas. Se la echó al hombro y bajó de nuevo las escaleras, camino de la armería de las mazmorras.
Cuando se halló en el vestíbulo, se encontró con que había dos recién llegados. Un muchacho con rasgos anfibios metido en una bañera que pudo identificar cómo Alphonse y a mujer lobo que debía de ser Hannah. La chica tenía un atractivo muy interesante por su naturaleza salvaje y animalesca, y Alphonse… bueno. Ya antes de la luna sus sueños le habían dado ciertas ideas interesantes, y su transformación le excitaba aún más, sin tener muy claro por qué. Se acercó a ellos a paso tranquilo, cómo si que se te acercara un demonio con cuernos, colmillos, rabo, sin camiseta, con sonrisa lasciva y una erección del quince fuera algo a lo que todo ciudadano medio estuviera acostumbrado.
Apoyó la pierna sobre el borde de la bañera, apoyando el brazo libre en ella. Clavaba la mirada en los ojos del muchacho, aún con la sonrisa en el rostro.
-Hola de nuevo, señor Blanc. Cuan… agradable sorpresa- añadió recorriendo su cuerpo con la mirada.- volverlo a tener entre nosotros. Estoy seguro de que tenemos muchas cosas de las que hablar pero hay un par de complicaciones ahí fuera y… bueno, luego hablamos en privado.
Y guiñándole un ojo, se volvió a las mazmorras, dónde se encontró a Mánia armándose con un par de artilugios de lo más interesantes.
-Buenas señorita… -dijo haciendo una profunda reverencia, sin dejar de mirarla a los ojos.- He sido informado de su situación y… bueno, creo que debería escuchar la voz de mi caballerosidad y ayudarla a deshacer este entuerto.
Realmente, a su caballerosidad le importaba más bien poco aquel entuerto. Ambas eran señoritas y no debía decantarse por ninguna en aquel problema. Pero Mánia tenía algo que Cail no tenía… Aquella piel blanca, los pirciens, aquellos ojos, su forma de vestir, sus adornos, su forma de moverse, su voz, su olor… Vlad tenía claro de qué lado ponerse. Si le daban a elegir entre las vidas de ambas mujeres, no dudaba en a quién elegir.
Entre el maremagnum de armas encontró tres armas que le llamaron la atención. Un par de cuchillos de diseño interesante y un machete de dos manos afilado hasta decir basta. Los tomó y se los puso en el cinturón y en la espalda respectivamente.
-Cuando las señoritas deseen…- dijo, dándose la vuelta, ya armado.
¿Qué es más divertido que matar a un bebé en una batidora?
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Personajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
19/02/12, 01:12 am
Toima retrocedio tanto que llegó a tocarse con la pared. Era increible que él, incluso ahora que era terriblemente mñas grande que Vlad, estuviera retrocediendo como un conejillo asustado. El incubo lo acorralaba más y más y Toima no sabia como reaccionar. Cierto era que los ojos de sus hombros estaban fijos en lo que estaba ocurriendo a escasos metro de donde se encontraba pero se centró sobretodo en el conde, que se le aproximaba.
De pronto, el incubo se percató de la pelea que estaba ocurriendo fuera de la habitación. Aquello le llamó más la atención y decidio ir a averiguar que pasaba, no sin antes despedirse de Toima de una manera muy inapropiada para el Ulterano. Cuando el conde abandonó la sala Toima se desplomó en el suelo y respiró, tranquilo. Se quedó sentado, meditabundo. Abrío el ojo de la palma para comprobar su rostro. Un impropio color rojizo predominaba en la cenicienta y pálida piel del Ulterano. Toima gruñó. Aquello le habia pillado por sorpresa y no habia sabido como reaccionar. Sin duda, para la próxima vez que se viesen, sabria como manejarse con la peculiar transformación del conde. Se pegó un puñetazo en la cara, para espabilarse. El dolor hizo acto de prsencia en su mandíbula. Se dio cuenta de que habia conseguido más fuerza física. Y entonces sonrío para sus adentros. Aún quedaban muchos compañeros por saludar y ver en que se habian trasnformado. Se puso de pie y notó su parte inferior más calmada. Suspiró.
Durante la acalorada conversación con Vlad, Noel se habia caido de la cama y, aparentemente, las pastillas surtian poco efecto en él. Toima se acercó a su lecho. Le tapó con las sábanas y las apuntaló al colchón con varios estiletes que se sacó de los bolsillos.
-Es para que no te caigas.-le dijo, intentando ser consensuador.-Voy a ayudar a los demás.-anuncio y salio tras la puerta.
Siguiendo el almizcle extraño que dejaba el conde tras de sí, consiguio localizar a todo el mundo en el caos del torreón. Aparentemente, estaban armandose para linchar a Cailech. Nunca le habia agradado la osada mujer lagarta pero no tenia nada en su contra y no la deseaba mal. Corriío veloz hacia su posición y llegó antes que nadie. La mujer se retorcia en el suelo de dolor. No sabia que habia ocurrido para que la fueran a linchar. Pero no era nada diferente a como era él en un principio.
-Vengo a ayudarte.-anunció a la mujer. Se arrodilló ante ella. Los ojos de la espalda vigilaban el movimiento de los demás.-Haz un movimiento extraño y juro que te parto el cuello.-le dijo con frialdad. Sacó el botecito de pildoras y extrajo una. Se encaró hacia ella, pero se dio cuenta de que ahora su tamaño era bastante superior y por lo tanto necesitaria una dosis más fuerte. Extrajo una segunda pastilla. Inmobilizó sus brazos con los tentáculos y con sus propias manos se aseguró de que se tragara las dos píldoras. Toima se puso de pie, mirando a una ventana por la cual entraba la luz de la luna.
-Quedate quieta y el efecto de las pastillas deberia de entrar a los pocos segundos. Todo te dejará de doler y estarás en un mundo de nubes. Voy a ayudar a los demás.-Toima se acercó a la escalera y miró através de ella, desde el rellano.
-Bien...¿quién será el próximo?-
De pronto, el incubo se percató de la pelea que estaba ocurriendo fuera de la habitación. Aquello le llamó más la atención y decidio ir a averiguar que pasaba, no sin antes despedirse de Toima de una manera muy inapropiada para el Ulterano. Cuando el conde abandonó la sala Toima se desplomó en el suelo y respiró, tranquilo. Se quedó sentado, meditabundo. Abrío el ojo de la palma para comprobar su rostro. Un impropio color rojizo predominaba en la cenicienta y pálida piel del Ulterano. Toima gruñó. Aquello le habia pillado por sorpresa y no habia sabido como reaccionar. Sin duda, para la próxima vez que se viesen, sabria como manejarse con la peculiar transformación del conde. Se pegó un puñetazo en la cara, para espabilarse. El dolor hizo acto de prsencia en su mandíbula. Se dio cuenta de que habia conseguido más fuerza física. Y entonces sonrío para sus adentros. Aún quedaban muchos compañeros por saludar y ver en que se habian trasnformado. Se puso de pie y notó su parte inferior más calmada. Suspiró.
Durante la acalorada conversación con Vlad, Noel se habia caido de la cama y, aparentemente, las pastillas surtian poco efecto en él. Toima se acercó a su lecho. Le tapó con las sábanas y las apuntaló al colchón con varios estiletes que se sacó de los bolsillos.
-Es para que no te caigas.-le dijo, intentando ser consensuador.-Voy a ayudar a los demás.-anuncio y salio tras la puerta.
Siguiendo el almizcle extraño que dejaba el conde tras de sí, consiguio localizar a todo el mundo en el caos del torreón. Aparentemente, estaban armandose para linchar a Cailech. Nunca le habia agradado la osada mujer lagarta pero no tenia nada en su contra y no la deseaba mal. Corriío veloz hacia su posición y llegó antes que nadie. La mujer se retorcia en el suelo de dolor. No sabia que habia ocurrido para que la fueran a linchar. Pero no era nada diferente a como era él en un principio.
-Vengo a ayudarte.-anunció a la mujer. Se arrodilló ante ella. Los ojos de la espalda vigilaban el movimiento de los demás.-Haz un movimiento extraño y juro que te parto el cuello.-le dijo con frialdad. Sacó el botecito de pildoras y extrajo una. Se encaró hacia ella, pero se dio cuenta de que ahora su tamaño era bastante superior y por lo tanto necesitaria una dosis más fuerte. Extrajo una segunda pastilla. Inmobilizó sus brazos con los tentáculos y con sus propias manos se aseguró de que se tragara las dos píldoras. Toima se puso de pie, mirando a una ventana por la cual entraba la luz de la luna.
-Quedate quieta y el efecto de las pastillas deberia de entrar a los pocos segundos. Todo te dejará de doler y estarás en un mundo de nubes. Voy a ayudar a los demás.-Toima se acercó a la escalera y miró através de ella, desde el rellano.
-Bien...¿quién será el próximo?-
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- Elliot
Ficha de cosechado
Nombre: Neith
Especie: Humana
Habilidades: Carisma, Agilidad e ImaginaciónPersonajes : Elliot es una Dullahan bastante fácil de cabrear y con quien es mejor no llevarse mal (aun que ésto sea dificil) Conoce el manejo del casi todas las armas, y tiene un Dragón llamado Deatach que es quien le instruye y ayuda.
Ennakhai es un Daeliciana de 13 años convertida en Demiurga y a cargo de Dama Puntada.
Thrasmy's es un Frivy de 17 años. Es un CoMo y ha vivido toda su vida rodeado de lujos y cámaras.
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
19/02/12, 02:18 am
La figura de Letargo se desdibuja entre sombras oscuras y luces rojizas a lo lejos. Aun por suerte no ha empezado a llover por lo que puedo disfrutar del viaje. es la primera vez que realmente vuelo con Deatach puesto que las otras no eran mas que simple entrenamiento y no íbamos demasiado lejos. Noto el viento azotando mi piel, y me tumbo sobre el cuello del dragón, agarrándome con los brazos, mientras éste vuela con una rapidez asombrosa. Aun no hace piruetas, pero me dijo en los entrenamientos que tendría que aprender a volar incluso bocabajo... No se si eso me gusta o me da miedo, pero de todas formas pienso conseguirlo.
Letargo no tarda en alzarse ante nosotros, tan imponente y hermoso como siempre. La enredadera ha seguido creciendo sin control y esta noche brilla bajo la luz de la Luna.
-¿Nos habrán visto volando los mocosos? - Le pregunto al dragón.
-¿Importa acaso ya? Antes teníamos que andar con cuidado, pero ya son tan parte de la ciudad como nosotros, Elliot. - Dice el dragón aterrizando suavemente sobre el suelo. - Ademas a lo mejor hemos conseguido asustarles incluso antes de llegar. - Bromea mientras yo me río. Bajo del dragón de un salto, mientras éste vuelve a alzar el vuelo desmaterializandose en el aire mientras asciende hacia lo alto del torreón hasta que vuelvo a notarlo tan solo en mis pensamientos.
Como era de esperar Gael y Jack aun no han llegado, pero yo tengo demasiada curiosidad como para esperarles así que decido que es hora de ver a los cachorritos y de decidir si son dignos de la ciudad o no. Tengo que darles una buena bienvenida, asi que hago que mi vestido se transforma hasta que queda uno mucho mas elegante. Si, eso era mucho mas apropiado para recibir a los nuevos vecinos.
El Dragón me había dejado justo en la puerta por lo que no tuve que andar buscándola como la primera vez que fui al torreón. De pronto me doy cuenta... estoy nerviosa. ¿Como es eso posible? No tengo ni idea pero noto que el corazón me va mas rápido a medida que me acerco a la puerta. ¿Será por ver a los nuevos? ¿Será por volver al torreón? Bueno, ¿que más da? Eso no importa. Con un suspiro interno, abro la puerta del que un día fue mi hogar.
Lo primero que veo al entrar es una bañera en mitad del salón...¿¡Que cojones hace eso ahí!? Empezamos bien... ¿Así es como tienen las cosas por aquí? ¿Bañeras en el salón? ¿y que más? ¿Camas en la armería? ¿Armas en el baño? Vergüenza les debería de dar tener esto así... con el trabajo que nos costó dejar el torreón habitable para que ahora llegue una panda de mocosos irresponsables a destrozarlo. Noto como me hierve la sangre... o lo que quiera que sea que me corre por las venas. Delante de la bañera hay una niña morena que habla con... ¿alguien que hay dentro? Mm.. interesante... me acerco, poniendome al lado de la chica para mirar lo que hay dentro y sonrío internamente cuando veo al chico en su interior. Luego, sin decir nada, continúo mi camino.
Decido subir a ver los cuartos y, me encuentro con.. un chico lleno de ojos... ¡Es otro calamar! ¡Como Nia! Seguro que a la mocosa le hace ilusión saber que hay otro pulpo con el que jugar por aquí... Me agacho un poco, con curiosidad para mirar los ojos que tiene desperdigados por el pecho y el abdomen, poniéndome a escasos centímetro de él, aunque sin duda estoy lista para atacar si es necesario. Cuando le he observado tanto como he querido, continúo mi camino y... ¿eh? Una ¿lagarta? en el suelo... ¡No les sobra con dejar los muebles tirados por ahí sino que también dejan a personas! La aparto dando una patada flojita, tampoco quiero hacerle daño, y continúo hasta el dormitorio.
Entrar al dormitorio trae un millón de recuerdos a mis pensamientos. Dentro un niño se retuerce entre sábanas manchadas de sangre. Me acerco a él, destapándole para ver cómo las plumas que le están saliendo rompen su piel. Me quedo mirándole unos segundos, sintiendo hasta pena por él. Debe de estar doliendole mucho... me siento en la cama a su lado y con un suspiro comienzo a hacer un hechizo para disminuir el dolor y curarle las heridas todo lo rápido posible.
Por suerte, mi energía está a rebosar, las botellitas de magia que bebí en los subterraneos todavía alimentan mi poder. Cuando consigo hacer que disminuya un poco decir volver a intentar comunicarme por telepatía. Establezco la conexion mental sin demasiada dificultad.
-No me des las gracias por ésto chico... solo lo hago para que no ensucies más las sábanas de MI cama. - Le digo, pasandole sin querer junto a estas palabras decenas de imágenes referentes a los días que había vivido en letargo, a las noches que había dormido en esa misma cama... - ¿Cuantos sois? - le pregunto, haciendo un repaso mental de los que he visto hasta ahora. Luego me doy cuenta de la otra chica que hay paralizada a un lado del cuarto... - ¿Tenéis la costumbre de paralizar a todos los que dan problemas? - pregunto con sorna. - Es mas fácil si directamente los matas - y mi mano pasa por delante de mi cuello haciendo un gesto de decapitar mientras sonrío mentalmente. Vale, estoy sobreactuando un poco... pero es taaan divertido asustarles... Decido finalmente cerrar la conexión, antes de que se descontrole mucho.
Letargo no tarda en alzarse ante nosotros, tan imponente y hermoso como siempre. La enredadera ha seguido creciendo sin control y esta noche brilla bajo la luz de la Luna.
-¿Nos habrán visto volando los mocosos? - Le pregunto al dragón.
-¿Importa acaso ya? Antes teníamos que andar con cuidado, pero ya son tan parte de la ciudad como nosotros, Elliot. - Dice el dragón aterrizando suavemente sobre el suelo. - Ademas a lo mejor hemos conseguido asustarles incluso antes de llegar. - Bromea mientras yo me río. Bajo del dragón de un salto, mientras éste vuelve a alzar el vuelo desmaterializandose en el aire mientras asciende hacia lo alto del torreón hasta que vuelvo a notarlo tan solo en mis pensamientos.
Como era de esperar Gael y Jack aun no han llegado, pero yo tengo demasiada curiosidad como para esperarles así que decido que es hora de ver a los cachorritos y de decidir si son dignos de la ciudad o no. Tengo que darles una buena bienvenida, asi que hago que mi vestido se transforma hasta que queda uno mucho mas elegante. Si, eso era mucho mas apropiado para recibir a los nuevos vecinos.
El Dragón me había dejado justo en la puerta por lo que no tuve que andar buscándola como la primera vez que fui al torreón. De pronto me doy cuenta... estoy nerviosa. ¿Como es eso posible? No tengo ni idea pero noto que el corazón me va mas rápido a medida que me acerco a la puerta. ¿Será por ver a los nuevos? ¿Será por volver al torreón? Bueno, ¿que más da? Eso no importa. Con un suspiro interno, abro la puerta del que un día fue mi hogar.
Lo primero que veo al entrar es una bañera en mitad del salón...¿¡Que cojones hace eso ahí!? Empezamos bien... ¿Así es como tienen las cosas por aquí? ¿Bañeras en el salón? ¿y que más? ¿Camas en la armería? ¿Armas en el baño? Vergüenza les debería de dar tener esto así... con el trabajo que nos costó dejar el torreón habitable para que ahora llegue una panda de mocosos irresponsables a destrozarlo. Noto como me hierve la sangre... o lo que quiera que sea que me corre por las venas. Delante de la bañera hay una niña morena que habla con... ¿alguien que hay dentro? Mm.. interesante... me acerco, poniendome al lado de la chica para mirar lo que hay dentro y sonrío internamente cuando veo al chico en su interior. Luego, sin decir nada, continúo mi camino.
Decido subir a ver los cuartos y, me encuentro con.. un chico lleno de ojos... ¡Es otro calamar! ¡Como Nia! Seguro que a la mocosa le hace ilusión saber que hay otro pulpo con el que jugar por aquí... Me agacho un poco, con curiosidad para mirar los ojos que tiene desperdigados por el pecho y el abdomen, poniéndome a escasos centímetro de él, aunque sin duda estoy lista para atacar si es necesario. Cuando le he observado tanto como he querido, continúo mi camino y... ¿eh? Una ¿lagarta? en el suelo... ¡No les sobra con dejar los muebles tirados por ahí sino que también dejan a personas! La aparto dando una patada flojita, tampoco quiero hacerle daño, y continúo hasta el dormitorio.
Entrar al dormitorio trae un millón de recuerdos a mis pensamientos. Dentro un niño se retuerce entre sábanas manchadas de sangre. Me acerco a él, destapándole para ver cómo las plumas que le están saliendo rompen su piel. Me quedo mirándole unos segundos, sintiendo hasta pena por él. Debe de estar doliendole mucho... me siento en la cama a su lado y con un suspiro comienzo a hacer un hechizo para disminuir el dolor y curarle las heridas todo lo rápido posible.
Por suerte, mi energía está a rebosar, las botellitas de magia que bebí en los subterraneos todavía alimentan mi poder. Cuando consigo hacer que disminuya un poco decir volver a intentar comunicarme por telepatía. Establezco la conexion mental sin demasiada dificultad.
-No me des las gracias por ésto chico... solo lo hago para que no ensucies más las sábanas de MI cama. - Le digo, pasandole sin querer junto a estas palabras decenas de imágenes referentes a los días que había vivido en letargo, a las noches que había dormido en esa misma cama... - ¿Cuantos sois? - le pregunto, haciendo un repaso mental de los que he visto hasta ahora. Luego me doy cuenta de la otra chica que hay paralizada a un lado del cuarto... - ¿Tenéis la costumbre de paralizar a todos los que dan problemas? - pregunto con sorna. - Es mas fácil si directamente los matas - y mi mano pasa por delante de mi cuello haciendo un gesto de decapitar mientras sonrío mentalmente. Vale, estoy sobreactuando un poco... pero es taaan divertido asustarles... Decido finalmente cerrar la conexión, antes de que se descontrole mucho.
Me haré una cama con tus huesos, Invitado, Muajajaj!
Taceant Colloquia.
Effugiat risus.
Hic locus est ubi mors gaudet succurrere vitae.
Taceant Colloquia.
Effugiat risus.
Hic locus est ubi mors gaudet succurrere vitae.
¡Superpor la aceptación, la integración y los derechy'x Frivy's!
- Spoiler:
Click en la imagen para ver el esquema de relaciones entre los Cosechados del Rol
- Fundador
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
19/02/12, 02:29 am
—Siempre haces lo que te sale de los huevos —se quejó InCordia—. ¿Hay algún motivo por el qué debas venir conmigo, Auro?
Auro, a su lado, estab ocupado intentando rascarse el centro de su peluda espalda, por lo que tardó algo en contestar.
—No... sé.... Qué más... da. Casi llego. ¿Y tú por que vas? Eres como el perrito faldero del Consejo.
—Maldito chucho, mira quién fue a hablar.
—Gato en todo caso. Y para ti, especialmente para ti, señor Raiga.
La maga decidió ignorar al león para repasar las notas que llevaba apuntadas. Pasó hoja tras hoja de una pequeña libreta.
—Tienen montado un auténtico zoo. Ya se están peleando, no han tardado nada.
La idea de la pelea pareció animar a su "compañero".
—No hay nada peor que dos estúpidos —gruñidos indescifrables— e inútiles gemelos opuestos de esos. Cuando por fin nos libramos de los anteriores, zas. Por lo visto tenemos a dos brujas en el centro del caos, otros dos cosechadas que se pelan y más. Cosas del instinto.
Auro miraba el paisaje con más interés que a su acompañante.
—Trasgos, lobos, animales extraños que no deberían existir siquiera, todos moviéndose por instinto. Los magos no me preocupan, son mucho más civilizados.
En su cabeza apareció la imagen de una bañera atravesando edificios, imagen que retiró al instante por contradictoria.
—La mayoría solo se dedica a dar vueltas haciendo todo lo posible por dar la nota —continuó con su monólogo, mientras en su cabeza una masa amorfa con demasiados ojos hacía malabares con caramelos de dos colores. Ese fue el momento que Dama Dibujo escogió para pasar gritando de júbilo a su lado y desaparecer en la oscuridad—. Creo que hasta hay una gárgola. A ver si tiene el suficiente sentdo común como para echarse una siestecita en algún rincón un par de décadas como el majo de Wilfre, que aún sigue en lo alto del campanario de Mi...
—No, ya no, lo derribo un hechizo perdido hace medio año y se hizo pedazos contra el suelo. Mala suerte —intervino.
—...
—Ya casi hemos llegado... Ah, casi lo olvido, ¿cómo es que estás tan bien informada?
—Deigwené les echó un vistazo a todos. A ver qué más... Ugh, qué bicho más feo. Oh, y otro demonio, como si no tuviéramos suficiente con Neyara. ¿Acaso esperan que traigamos vírgenes cada semana? Harían buena pareja, el uno las viola y el otro se las come. Ja. Ja. Ja.
—¿Y como esperas detener la pelea? No creo que puedas congelar a todos un rato o algo así. ¿Intentarás hablar "amablemente", tal y como siempre haces con todos, uno por uno?
—Ya veremos —bufó la maga.
Frente a ellos se erguía el torreón, más habitado de lo habitual. Había mucha actividad para tan pocas criaturas.
En ese momento llegó alguien corriendo, casi tropezándose. Unos ojosgatunos se abrieron de par en par mientras resollaba.
—¿Recordáis que nos... ah... dijisteis que esperásemos un poco...? Bueno, yo... arf... intenté decirle que no, pero me apartó como si nada...
—¿Quién?
—...en ese dragón tan raro...
Auro gruñó a modo de risa: la perspectiva de una pelea estaba ahora más cerca, seguramente tuviesen acción aquella noche, justo lo que le apetecía.
Auro, a su lado, estab ocupado intentando rascarse el centro de su peluda espalda, por lo que tardó algo en contestar.
—No... sé.... Qué más... da. Casi llego. ¿Y tú por que vas? Eres como el perrito faldero del Consejo.
—Maldito chucho, mira quién fue a hablar.
—Gato en todo caso. Y para ti, especialmente para ti, señor Raiga.
La maga decidió ignorar al león para repasar las notas que llevaba apuntadas. Pasó hoja tras hoja de una pequeña libreta.
—Tienen montado un auténtico zoo. Ya se están peleando, no han tardado nada.
La idea de la pelea pareció animar a su "compañero".
—No hay nada peor que dos estúpidos —gruñidos indescifrables— e inútiles gemelos opuestos de esos. Cuando por fin nos libramos de los anteriores, zas. Por lo visto tenemos a dos brujas en el centro del caos, otros dos cosechadas que se pelan y más. Cosas del instinto.
Auro miraba el paisaje con más interés que a su acompañante.
—Trasgos, lobos, animales extraños que no deberían existir siquiera, todos moviéndose por instinto. Los magos no me preocupan, son mucho más civilizados.
En su cabeza apareció la imagen de una bañera atravesando edificios, imagen que retiró al instante por contradictoria.
—La mayoría solo se dedica a dar vueltas haciendo todo lo posible por dar la nota —continuó con su monólogo, mientras en su cabeza una masa amorfa con demasiados ojos hacía malabares con caramelos de dos colores. Ese fue el momento que Dama Dibujo escogió para pasar gritando de júbilo a su lado y desaparecer en la oscuridad—. Creo que hasta hay una gárgola. A ver si tiene el suficiente sentdo común como para echarse una siestecita en algún rincón un par de décadas como el majo de Wilfre, que aún sigue en lo alto del campanario de Mi...
—No, ya no, lo derribo un hechizo perdido hace medio año y se hizo pedazos contra el suelo. Mala suerte —intervino.
—...
—Ya casi hemos llegado... Ah, casi lo olvido, ¿cómo es que estás tan bien informada?
—Deigwené les echó un vistazo a todos. A ver qué más... Ugh, qué bicho más feo. Oh, y otro demonio, como si no tuviéramos suficiente con Neyara. ¿Acaso esperan que traigamos vírgenes cada semana? Harían buena pareja, el uno las viola y el otro se las come. Ja. Ja. Ja.
—¿Y como esperas detener la pelea? No creo que puedas congelar a todos un rato o algo así. ¿Intentarás hablar "amablemente", tal y como siempre haces con todos, uno por uno?
—Ya veremos —bufó la maga.
Frente a ellos se erguía el torreón, más habitado de lo habitual. Había mucha actividad para tan pocas criaturas.
En ese momento llegó alguien corriendo, casi tropezándose. Unos ojosgatunos se abrieron de par en par mientras resollaba.
—¿Recordáis que nos... ah... dijisteis que esperásemos un poco...? Bueno, yo... arf... intenté decirle que no, pero me apartó como si nada...
—¿Quién?
—...en ese dragón tan raro...
Auro gruñó a modo de risa: la perspectiva de una pelea estaba ahora más cerca, seguramente tuviesen acción aquella noche, justo lo que le apetecía.
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