Torreón Letargo (Archivo II)
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Elliot
Martalar
Shylver
Leonart
Lops
Vlad
Administración
Rocavarancolia Rol
Yber
Giniroryu
Sevent
Alicia
Caillech
17 participantes
- Caillech
Ficha de cosechado
Nombre: Dama Gula, antes conocida como Caillech (Cail o Cai)
Especie:
Habilidades: Conocimiento de técnicas de supervivencia, olfato muy fino y agilidad (cosas indispensables para una nómada)Personajes : Caillech: Suele tener mal caracter y un humor peor, normalmente a causa del hambre que la irrita. Es muy impulsiba y a veces se deja de llevar por sus impulsos sin pensar. Aun así si consigues su amistad la tendrás para siempre, cosa que pocos son los afortunados que logran.
Alexandra: es una buena amiga, siempre que puedas tratar con su gran pereza y su extraña fascinación hacia la sangre.
Torreón Letargo (Archivo II)
09/11/11, 08:05 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Oía pasos detras de mi, pero en ningún momento miré atras para comprobar si eran los humanos o el ser quien me perseguía. Tampoco me quité la mano de la nariz, el intenso hedor me habría frenado al instante. Hacer cualquiera de las dos cosas solo haría que perdiera unos valiosos segundos que podrían ser la diferencia entre mi vida o mi muerte a manos de aquel apestoso ser. Un escalofrío recorrió mi espina dorsal. Solo la imagen de él comiendo mi cuerpo inerte me ponía enferma. Esa era, en definitiva, la peor final para alguien como yo, terminar anclada a alguien como eso. No había ni peor muerte ni peor destino, estaba segura. Era un destino que no le esperaba ni a mi peor enemigo, ni siquiera a un Ranta.
Mientras corría más de una vez maldecí a mi suerte. No podía haber sido un ser que no poseyera olor, no debía ser el engendro que peor olía de toda la ciudad quien nos debía de perseguir. Las estrellas no debían de estar muy contentas conmigo para hacerme tal cosa. Ciertamente, no era de su agrado. Eso era algo que había descubierto hace mucho tiempo, el mismo día que me expulsaron de la tribu por un crimen que no era mío.
A mitad del recorrido mis pulmones empezaron a pedirme más aire de la que le facilitaba por la mordaza que tenía por mano alrededor de ellos. Debía encontrar un lugar pronto donde el aire fuera minimamente respirable o perder al engendro de vista, sino no sabía lo que podría llegar a pasar. Y lo cierto era que prefería no pensar en ello. Esas imagenes o pensamientos no me ayudarían en nada a salir de esta. No me servían de nada más que para ponerme peor y como tal los expulsé de mi mente, encerrándolos bajo llabe en algún rincón oscuro de la que no pudiera salir.
Nadie puede describir, entonces, mi dicha y alegría cuando vi como se alzaba una torre no a muchos metros de mí. ¡Si!, grité para mis adentros, esa debía ser la otra torre de la que nos habían hablado aquella pareja, la torre que nos mantendría a salvo. Debía llegar allí a toda costa, no podría aguantar mucho más de la forma que estaba.
Reuní todas las fuerzas que aún tenía y los empleé para alargar aún más las zancadas. Mientras más cerca veía la torre más esfuerzo hacía yo para acortar aún más la distancia hasta que desapareció dicha distancia. Entré como una exalación, de la misma forma que había entrado en la otra torre, aunque esta vez no me impulsaba el enfado sino las ganas de sobrevivir. Nada más transpasar el umbral di una gran bocanada de aire mientras me quitaba la mano de la cara.
- Si, esto es otra cosa - dije mientras me hacía con cuanto aire podía almacenar mis pulmones, parecía que quisiera succionarlo. Ciertamente, no deseaba pasar por aquella esperiencia jamás. Ya podía aprender muchas cosas que no pensaba pasar por semejante dolor sensorial nuevamente. - Por, Nasandra, esto duele... - me doilían la nariz. Me volvía a llevar las manos a esta con la esperanza de que así disminuyese el dolor punzante. Hasta ahora no me había permitido sentir nada, pero en estos momentos me venía la factura por haber pasado tanto tiempo con aquel ser de olor tan penetrante.
Oía pasos detras de mi, pero en ningún momento miré atras para comprobar si eran los humanos o el ser quien me perseguía. Tampoco me quité la mano de la nariz, el intenso hedor me habría frenado al instante. Hacer cualquiera de las dos cosas solo haría que perdiera unos valiosos segundos que podrían ser la diferencia entre mi vida o mi muerte a manos de aquel apestoso ser. Un escalofrío recorrió mi espina dorsal. Solo la imagen de él comiendo mi cuerpo inerte me ponía enferma. Esa era, en definitiva, la peor final para alguien como yo, terminar anclada a alguien como eso. No había ni peor muerte ni peor destino, estaba segura. Era un destino que no le esperaba ni a mi peor enemigo, ni siquiera a un Ranta.
Mientras corría más de una vez maldecí a mi suerte. No podía haber sido un ser que no poseyera olor, no debía ser el engendro que peor olía de toda la ciudad quien nos debía de perseguir. Las estrellas no debían de estar muy contentas conmigo para hacerme tal cosa. Ciertamente, no era de su agrado. Eso era algo que había descubierto hace mucho tiempo, el mismo día que me expulsaron de la tribu por un crimen que no era mío.
A mitad del recorrido mis pulmones empezaron a pedirme más aire de la que le facilitaba por la mordaza que tenía por mano alrededor de ellos. Debía encontrar un lugar pronto donde el aire fuera minimamente respirable o perder al engendro de vista, sino no sabía lo que podría llegar a pasar. Y lo cierto era que prefería no pensar en ello. Esas imagenes o pensamientos no me ayudarían en nada a salir de esta. No me servían de nada más que para ponerme peor y como tal los expulsé de mi mente, encerrándolos bajo llabe en algún rincón oscuro de la que no pudiera salir.
Nadie puede describir, entonces, mi dicha y alegría cuando vi como se alzaba una torre no a muchos metros de mí. ¡Si!, grité para mis adentros, esa debía ser la otra torre de la que nos habían hablado aquella pareja, la torre que nos mantendría a salvo. Debía llegar allí a toda costa, no podría aguantar mucho más de la forma que estaba.
Reuní todas las fuerzas que aún tenía y los empleé para alargar aún más las zancadas. Mientras más cerca veía la torre más esfuerzo hacía yo para acortar aún más la distancia hasta que desapareció dicha distancia. Entré como una exalación, de la misma forma que había entrado en la otra torre, aunque esta vez no me impulsaba el enfado sino las ganas de sobrevivir. Nada más transpasar el umbral di una gran bocanada de aire mientras me quitaba la mano de la cara.
- Si, esto es otra cosa - dije mientras me hacía con cuanto aire podía almacenar mis pulmones, parecía que quisiera succionarlo. Ciertamente, no deseaba pasar por aquella esperiencia jamás. Ya podía aprender muchas cosas que no pensaba pasar por semejante dolor sensorial nuevamente. - Por, Nasandra, esto duele... - me doilían la nariz. Me volvía a llevar las manos a esta con la esperanza de que así disminuyese el dolor punzante. Hasta ahora no me había permitido sentir nada, pero en estos momentos me venía la factura por haber pasado tanto tiempo con aquel ser de olor tan penetrante.
Al principio lloré,
pero tiempo después
el hambre y el dolor me hizo cambiar
teniendo que matar y de carne alimentar.
Si tu olor golpea mi nariz, siento tu carne
y así el hambre aflora.
No, nolo puedo evitar, no creas que esta mal
es que yo soy asi
pues el pasado he de olvidar
pero tiempo después
el hambre y el dolor me hizo cambiar
teniendo que matar y de carne alimentar.
Si tu olor golpea mi nariz, siento tu carne
y así el hambre aflora.
No, nolo puedo evitar, no creas que esta mal
es que yo soy asi
pues el pasado he de olvidar
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
14/01/12, 03:51 pm
Alicia caminaba por el suelo pedregoso entre el grupo, sin participar en ninguna conversación. Su fuerza de voluntad para ser simpatica no le duraba mucho rato; de la gente se cansaba rápido.
Vislumbró algo tendido en el suelo cuando el torreón se puso a la vista. En el momento que reconoció aquello como una persona echó a correr. El bulto era efectivament un chico desmadejado en el suelo, frente a su puerta, con un aspecto horrible. Le cubrían quemaduras. En muchas zonas no había piel, solo carne sanguinolenta y tenía heridas repugantes a lo largo del cuerpo. Parecía el aspecto de alguien a quien le habían ácido o algo parecido. Alicia jamás había sido aficionada a las peliculas violentas y al gore, así que no tenía muchas referencias. Tampoco podía sentir ternura hacía algo con tal mal aspecto. El chico no era como Mánia cuando la encontraron, precisamente. Sin embargo, le miró morbosa. Era otro humano. Estaba casi segura. ¿cuantos más cosechados aparecerían? ¿Cuantos habría, dispersos en la ciudad? Quiso tocarlo, no pudo evitar hablarle con ansiedad.
- ¿estás b...?-Se interrumpió mientras formulaba semejante estupidez; su mano a punto de posarse sobre un hombro, se detuvo en el aire a pocos milimetros de su ropa desilachada. Lo cubría una especie de moco o pus. Retrocedió, tropezando. El aspecto era aun peor de cerca.
¿está muerto?
Alicia trazó a toda prisa el hechizo de curación que sabía, esperando poder hacer algo.
Vislumbró algo tendido en el suelo cuando el torreón se puso a la vista. En el momento que reconoció aquello como una persona echó a correr. El bulto era efectivament un chico desmadejado en el suelo, frente a su puerta, con un aspecto horrible. Le cubrían quemaduras. En muchas zonas no había piel, solo carne sanguinolenta y tenía heridas repugantes a lo largo del cuerpo. Parecía el aspecto de alguien a quien le habían ácido o algo parecido. Alicia jamás había sido aficionada a las peliculas violentas y al gore, así que no tenía muchas referencias. Tampoco podía sentir ternura hacía algo con tal mal aspecto. El chico no era como Mánia cuando la encontraron, precisamente. Sin embargo, le miró morbosa. Era otro humano. Estaba casi segura. ¿cuantos más cosechados aparecerían? ¿Cuantos habría, dispersos en la ciudad? Quiso tocarlo, no pudo evitar hablarle con ansiedad.
- ¿estás b...?-Se interrumpió mientras formulaba semejante estupidez; su mano a punto de posarse sobre un hombro, se detuvo en el aire a pocos milimetros de su ropa desilachada. Lo cubría una especie de moco o pus. Retrocedió, tropezando. El aspecto era aun peor de cerca.
¿está muerto?
Alicia trazó a toda prisa el hechizo de curación que sabía, esperando poder hacer algo.
- Administración
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
14/01/12, 04:17 pm
El hechizo quedó atrapado en la mucosa como un brillo metálico perdido en la infinidad de redes que la componían. La piel de Zach creció y se expandió como una erupción para fundirse con la mucosa, con lo que quedó un trozo de carne que no pintaba nada saliendo de su hombro. El joven gritó de dolor en su inconsciencia y tosió pequeños esputos de más mucosa que le quemaron la garganta al atravesarla. Uno de ellos, pequeño como una moneda de un céntimo, cayó sobre la mano de Alicia, la cual la retiró al instante ante el picor que le causó el líquido.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
14/01/12, 04:40 pm
Mánia caminaba mirándose los pies y tratando de permanecer cerca de Alicia. De todo el grupo, era la que más confianza le inspiraba, e inconscientemente la había convertido en el centro de su relación con el grupo. Cuando echó a correr de pronto, alzó la cabeza y la siguió, como impulsada por un resorte. Era un... ¿chico? lo que había llamado su atención. Su aspecto era horrible, con quemaduras por todas partes, además estaba sucio. Mánia se mantuvo a una distancia prudencial de él, mirándolo con curiosidad y observando como Alicia trataba de curarlo. Cuando escupió aquella extraña sustancia agarró a Alicia y la apartó con brusquedad de él, bufándole y mostrándole los dientes por haberle hecho daño, sin embargo aquella figura patética no parecía demasiado agreviva. Limpió y curó la quemadura de Alicia y paseó la mirada por el grupo que iba llegando, luego pasó al chico agonizante y al torreón, que estaba a apenas unos metros.
-¿Y si lo matamos y volvemos a casa?- preguntó en tono inocente
Nada en aquel ser le inspiraba la menor compasión ni confianza, sin embargo la idea de dejarle ahí sufriendo tampoco le agradaba, era una forma demasiado deshonrosa y lamentable de morir. Además, quería regresar al torreón cuanto antes, y en parte le fastidiaba que la aparición del chico estuviese retrasando su baño...
Se acuclilló y probó de nuevo el hechizo de curación, con el mismo resultado.
-No funciona- dijo alzando la mirada. Su olor era realmente repugnante, y sus gritos y quejidos empezaban a ponerle nerviosa. Le dio unos toquecitos con la garra en el brazo y esta se hundió como si la piel fuese de chicle- ¡Se está derritiendo! -exclamó con más fascinación que miedo.
-¿Y si lo matamos y volvemos a casa?- preguntó en tono inocente
Nada en aquel ser le inspiraba la menor compasión ni confianza, sin embargo la idea de dejarle ahí sufriendo tampoco le agradaba, era una forma demasiado deshonrosa y lamentable de morir. Además, quería regresar al torreón cuanto antes, y en parte le fastidiaba que la aparición del chico estuviese retrasando su baño...
Se acuclilló y probó de nuevo el hechizo de curación, con el mismo resultado.
-No funciona- dijo alzando la mirada. Su olor era realmente repugnante, y sus gritos y quejidos empezaban a ponerle nerviosa. Le dio unos toquecitos con la garra en el brazo y esta se hundió como si la piel fuese de chicle- ¡Se está derritiendo! -exclamó con más fascinación que miedo.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
14/01/12, 05:41 pm
Llegué poco después que Mánia y Alicia a la puerta del torreón, a paso un poco apresurado con Giz e Ethan siguiéndome de cerca. Iba pensando en lo que había ocurrido desde ayer hasta el momento en el que nuestros compañeros de Maciel se despidieron, bastante distraído de lo que me rodeaba. Pero salí bruscamente de mi ensimismamiento cuando alcancé por fin a las chicas y las vi observando horrizadas una escena bastante grotesca: había un chico... deshaciéndose y lleno de un líquido verdoso de aspecto repulsivo. Contemplé paralizado un instante al desdichado entre asqueado y compasivo. Alicia y Mánia intentaron curarle sin otro resultado que el agravamiento del estado del chico. Alicia hizo ademán de tocarle e inmediatamente me adelanté para tratar de impedírselo.
-¡No le...! -pero ya no hizo falta pues una pequeña gota del líquido que comenzó a toser el muchacho cayó en la mano de Alicia y la retiró inmediatamente.
Mánia parecía más inquieta que horrorizada y sugirió matarlo. La miré sorprendido de que lo hubiese dicho con tanta tranquilidad, pero al instante comprendí que probablemente fuese lo mejor que podíamos hacer por él ya que los hechizos de curación que le lanzaban las chicas sólo servían para provocarle más sufrimiento. ¿Quién sería aquel chico? Supuse que otro cosechado, pero nunca lo habíamos visto ni siquiera en las mazmorras. ¿Cómo habría conseguido sobrevivir sólo hasta ahora? Bueno, en realidad no sabíamos cuanto tiempo llevaba en este estado... Se me hizo un nudo en el estómago al imaginarme que durante casi todo el tiempo que llevábamos en Rocavarancolia él podría haber estado sufriendo de esta manera. Sí, sin duda matarlo era lo mejor que podíamos hacer por él.
Alicia pareció molesta en principio ante la sugerencia de Mánia pero, tras meditarlo, llegó a la misma conclusión que yo.
-Yo... creo que Mánia tiene razón. No podemos hacer nada por él y es evidente que sufre lo indecible.
Sonó mucho más convincente de lo que yo mismo me sentía, pues la idea de matar a alguien, por mucho que fuese para liberarlo de una pesadilla, no era algo tan fácil de asimilar. Miré a los demás en busca de comprensión y, cuando nadie pareció poner objeciones, me pregunté quién lo haría. Alicia desde luego no, ya había manifestado su desentendimiento ante el asunto, y estaba seguro de que Giz tampoco sería capaz de hacerlo. Finalmente mi mirada se posó en Caillech. Estaba casi seguro de que ella podría ofrecerse a realizar "el trabajo sucio". Sin embargo, pensando en todo lo que ya había tenido que sufrir Caillech en su injusta vida, comencé a formar un pensamiento. Debía hacerlo yo. Miré finalmente a Mánia. Ella era extraña para este tipo de cosas y no estaba muy seguro qué estaría dispuesta a hacer, pero no esperé a averiguarlo. Un escalofrío me recorrió la espalda y mis manos temblaban mientras desenvainaba la cimitarra y di un paso para acercarme al chico agonizante.
-Lo... lo haré yo -dije tratando de sonar lo más determinado que podía.
Me falló bastante la voz, pero aún así no me retiré. Sujetaba la espada con una temblorosa mano derecha mientras que con la zurda me agarré de la camiseta fuertemente en un ademán de puro nerviosismo. Me acerqué un poco más al chico agonizante y comencé a levantar la cimitarra.
-Lo siento -dije con voz rota-. Esto es lo único que podemos hacer por tí, perdóname.
La expresión de mi cara era de absoluto miedo y mi corazón se aceleró violentamente. Habíamos estado metidos en diversas situaciones peligrosas desde que llegamos a esta ciudad pero aún entonces no había sentido tanto miedo como ahora. Iba a matar a alguien, a un chico como yo. No era fácil aunque fuese por compasión. Inspiré y expiré fuertemente un par de veces y decidí no posponerlo más o seguramente acabaría por rendirme. Acerqué finalmente la espada a su cuello y la levanté, asegurándome de que iba a cortar por donde era debido... De un tajo rasgué el cuello del chico al mismo tiempo que cerraba los ojos y apretaba los dientes en un acto reflejo. Los abrí de golpe y jadeando asesté otro corte para asegurarme de que no lo dejaba aún más agonizante de lo que estaba. La espada había atravesado fácilmente el cuello, mucho más de lo que esperaba; por algún motivo estaba más blando de lo que debería, aunque en ese momento no me detuve mucho a pensar en ello. Estaba hecho, o eso esperaba. Me quedé unos segundos que se me hicieron eternos contemplando aún con la respiración agitada y el corazón golpeando fuertemente en mi interior. Cuando conseguí recomponerme me alejé del cadáver y, lentamente, miré a los demás con la cara consternada. Dejé caer lentamente la espada y me senté en el suelo. de espaldas a la escena que yo mismo había provocado.
-Ya está hecho.
-¡No le...! -pero ya no hizo falta pues una pequeña gota del líquido que comenzó a toser el muchacho cayó en la mano de Alicia y la retiró inmediatamente.
Mánia parecía más inquieta que horrorizada y sugirió matarlo. La miré sorprendido de que lo hubiese dicho con tanta tranquilidad, pero al instante comprendí que probablemente fuese lo mejor que podíamos hacer por él ya que los hechizos de curación que le lanzaban las chicas sólo servían para provocarle más sufrimiento. ¿Quién sería aquel chico? Supuse que otro cosechado, pero nunca lo habíamos visto ni siquiera en las mazmorras. ¿Cómo habría conseguido sobrevivir sólo hasta ahora? Bueno, en realidad no sabíamos cuanto tiempo llevaba en este estado... Se me hizo un nudo en el estómago al imaginarme que durante casi todo el tiempo que llevábamos en Rocavarancolia él podría haber estado sufriendo de esta manera. Sí, sin duda matarlo era lo mejor que podíamos hacer por él.
Alicia pareció molesta en principio ante la sugerencia de Mánia pero, tras meditarlo, llegó a la misma conclusión que yo.
-Yo... creo que Mánia tiene razón. No podemos hacer nada por él y es evidente que sufre lo indecible.
Sonó mucho más convincente de lo que yo mismo me sentía, pues la idea de matar a alguien, por mucho que fuese para liberarlo de una pesadilla, no era algo tan fácil de asimilar. Miré a los demás en busca de comprensión y, cuando nadie pareció poner objeciones, me pregunté quién lo haría. Alicia desde luego no, ya había manifestado su desentendimiento ante el asunto, y estaba seguro de que Giz tampoco sería capaz de hacerlo. Finalmente mi mirada se posó en Caillech. Estaba casi seguro de que ella podría ofrecerse a realizar "el trabajo sucio". Sin embargo, pensando en todo lo que ya había tenido que sufrir Caillech en su injusta vida, comencé a formar un pensamiento. Debía hacerlo yo. Miré finalmente a Mánia. Ella era extraña para este tipo de cosas y no estaba muy seguro qué estaría dispuesta a hacer, pero no esperé a averiguarlo. Un escalofrío me recorrió la espalda y mis manos temblaban mientras desenvainaba la cimitarra y di un paso para acercarme al chico agonizante.
-Lo... lo haré yo -dije tratando de sonar lo más determinado que podía.
Me falló bastante la voz, pero aún así no me retiré. Sujetaba la espada con una temblorosa mano derecha mientras que con la zurda me agarré de la camiseta fuertemente en un ademán de puro nerviosismo. Me acerqué un poco más al chico agonizante y comencé a levantar la cimitarra.
-Lo siento -dije con voz rota-. Esto es lo único que podemos hacer por tí, perdóname.
La expresión de mi cara era de absoluto miedo y mi corazón se aceleró violentamente. Habíamos estado metidos en diversas situaciones peligrosas desde que llegamos a esta ciudad pero aún entonces no había sentido tanto miedo como ahora. Iba a matar a alguien, a un chico como yo. No era fácil aunque fuese por compasión. Inspiré y expiré fuertemente un par de veces y decidí no posponerlo más o seguramente acabaría por rendirme. Acerqué finalmente la espada a su cuello y la levanté, asegurándome de que iba a cortar por donde era debido... De un tajo rasgué el cuello del chico al mismo tiempo que cerraba los ojos y apretaba los dientes en un acto reflejo. Los abrí de golpe y jadeando asesté otro corte para asegurarme de que no lo dejaba aún más agonizante de lo que estaba. La espada había atravesado fácilmente el cuello, mucho más de lo que esperaba; por algún motivo estaba más blando de lo que debería, aunque en ese momento no me detuve mucho a pensar en ello. Estaba hecho, o eso esperaba. Me quedé unos segundos que se me hicieron eternos contemplando aún con la respiración agitada y el corazón golpeando fuertemente en mi interior. Cuando conseguí recomponerme me alejé del cadáver y, lentamente, miré a los demás con la cara consternada. Dejé caer lentamente la espada y me senté en el suelo. de espaldas a la escena que yo mismo había provocado.
-Ya está hecho.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
14/01/12, 07:39 pm
Mánia se sorprendió ligeramente de que le diesen la razón, lo suficiente como para no reparar en el gesto de disgusto en la cara de Alicia. Se separó dle cuerpo para no estorbar a Noel (o para no recibir ella el golpe si el chico fallaba) y se agarró al brazo de Alicia sin apartar la mirada del muchacho agonizante. No era la primera vez que veía a alguien morir, no era raro ver a gente morir sin razón aparente en Libo, la muerte era algo bastante natural allí, pero ver a alguien agonizando no era tan frecuente. El dolor, un dolor tan insoportable que te hiciese preferir la muerte, que te hiciese gritar incluso cuando no tienes fuerzas para ello, era algo que escapaba a su entendimiento y que apelaba a su curiosidad. Tan perdida como estaba en sus pensamientos se perdió como el chico exalaba su último suspiro, lo cual le dio algo de rabia. << ¿Cómo mueren los humanos?>> se preguntó. Estaba claro que en un principio morían exactamente igual que la gente de su mundo, pero ¿qué significaba la muerte para ellos? Noel temblaba, temblaba de miedo por lo que acababa de hacer ¿tanto horror les suponía morir? Los habitantes de Libo no vivían demasiado tiempo, y su insensibilidad ante el dolor hacía las muertes accidentales bastante frecuentes, por lo que la mortalidad era bastante alta... ¿acaso era distinto en los humanos? Se quedó mirando a Noel y durante un instante sintió algo parecido a pena. Le apenaba que algo tan normal como es morir le diese tanto miedo. Se acercó a él y volvió a acuclilalrse, esta vez al lado del chico
-Muévete- le ordenó, pero usando un tono mucho más suave- No podemos dejar así el cuerpo.
Se aseguró de que todos emprendiesen el camino al interior del torreón y pronunció un hechizo. Al instante una chispa prendió el cuerpo, que ardió con una facilidad sorprendente. La idea de salir en un futuro y encontrarse el cadáver podrido o comido por los carroñeros le gustaba tanto como su olor. Observó unos instantes las llamas devorando el cuerpo y emprendió la marcha al interior de Letargo.
Ya dentro, anunció al grupo que iba a tomar un baño. Para su fastidio, todos sus talismanes estaban descargados, por lo que tuvo que esperar a cargarlos de nuevo antes de poder bañarse. Luego salió al patio y sacó agua del pozo como había visto hacer a Giz y Noel, valiéndose de un hechizo de levitación para transportar los cubos hasta el baño. Calentó el agua un poco demasiado para una persona normal y se desnudó, lanzando lejos la blusa destrozada y sanguinolenta. La calavera, el libro y sus queridas garras habían quedado en su sillón preferido, ocultas entre los cojines. Se hundió en el agua hasta la nariz, mirandose las uñas negras de los pies que estaban apoyados en el borde de la bañera. Se encontraba bien, estaba relajada, sin embargo por alguna razón ese miedo en Noel le rondaba la mente.
-Muévete- le ordenó, pero usando un tono mucho más suave- No podemos dejar así el cuerpo.
Se aseguró de que todos emprendiesen el camino al interior del torreón y pronunció un hechizo. Al instante una chispa prendió el cuerpo, que ardió con una facilidad sorprendente. La idea de salir en un futuro y encontrarse el cadáver podrido o comido por los carroñeros le gustaba tanto como su olor. Observó unos instantes las llamas devorando el cuerpo y emprendió la marcha al interior de Letargo.
Ya dentro, anunció al grupo que iba a tomar un baño. Para su fastidio, todos sus talismanes estaban descargados, por lo que tuvo que esperar a cargarlos de nuevo antes de poder bañarse. Luego salió al patio y sacó agua del pozo como había visto hacer a Giz y Noel, valiéndose de un hechizo de levitación para transportar los cubos hasta el baño. Calentó el agua un poco demasiado para una persona normal y se desnudó, lanzando lejos la blusa destrozada y sanguinolenta. La calavera, el libro y sus queridas garras habían quedado en su sillón preferido, ocultas entre los cojines. Se hundió en el agua hasta la nariz, mirandose las uñas negras de los pies que estaban apoyados en el borde de la bañera. Se encontraba bien, estaba relajada, sin embargo por alguna razón ese miedo en Noel le rondaba la mente.
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Personajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
14/01/12, 09:43 pm
Su intento de cura brillo un segundo sobre él antes de empeorar las cosas. El chico tosió y aquella misma sustancia viscosa le cayó en la mano. Fue como aceite hirviendo sobre la piel. retiró la manó con una mueca de dolor y fue apartada con brusquedad del lado del chico. Era Mánia. Alicia ni siquiera había sido consciente de la llegada de los otros. la niña le bufaba al cuerpo que había expulsado aquello. En cualquier otro contexto, aquello le habría arrancado una sonrisa. Se dejó curar por Mánia; pero si había alguna sonrisa empezando a tensar las comisuras de sus labios, se deshizo en un segundo.
¿matarlo? ¿matarlo por compasión? ¡no estamos hablando de un ratoncito herido! ¡es una persona!
Alicia estaba realmente disgustada con la sugerencia. Era frivola; la muerte de alguien no se podía proponer con tanta ligereza. Pero una segunda mirada al chico, cuya carne se derretía, literalmente, la hizo cambiar de idea. Realmente era la unica salida. Eso, o dejarle morir lentamente.
- Está bien. Matadlo.- la voz le salió ronca.- pero no creais que participaré en esto.
Noel se ofreció a hacerlo, y en cuanto desenvainó la cimitarra, Alicia apartó la mirada y cerró los párpados tan fuerte que veía chispitas grises entre la negrura. Con los dientes apretados, como si ella misma se preparase para recibir el golpe, esperó. No se atrevía a abrir los ojos. Solo cuando escuchó la voz de Noel, tan extraña al decir "ya esta hecho" se permitió echar un vistazo. El muchacho decapitado ya ni siquiera parecía humano, solo una masa informe de carne y sangre. Todo el color huyó de la cara de Alicia. Saber que eso era humano, o lo había sido, retorcía su estómago y la hacía querer a expulsar hasta el último alimento que quedase dentro. Mareada por las nausas, apenas fue consciente de que el cadaver ardía, por obra de un hechizo de Mánia.
Alicia se quedó así un rato más, frente a la improvisada pira funeraria. Todo, todo estaba mal. Noel solo tenía catorce años, pero acababa de matar a una persona. Por piedad o no, acababa de rebanarle el cuello a un desconocido. Alicia sintió que tiraban de la camisa que llevaba puesta. Era Ethan, que le ayudó a incorporarse.
Entró en el torreón, aun en estado de shock.
¿matarlo? ¿matarlo por compasión? ¡no estamos hablando de un ratoncito herido! ¡es una persona!
Alicia estaba realmente disgustada con la sugerencia. Era frivola; la muerte de alguien no se podía proponer con tanta ligereza. Pero una segunda mirada al chico, cuya carne se derretía, literalmente, la hizo cambiar de idea. Realmente era la unica salida. Eso, o dejarle morir lentamente.
- Está bien. Matadlo.- la voz le salió ronca.- pero no creais que participaré en esto.
Noel se ofreció a hacerlo, y en cuanto desenvainó la cimitarra, Alicia apartó la mirada y cerró los párpados tan fuerte que veía chispitas grises entre la negrura. Con los dientes apretados, como si ella misma se preparase para recibir el golpe, esperó. No se atrevía a abrir los ojos. Solo cuando escuchó la voz de Noel, tan extraña al decir "ya esta hecho" se permitió echar un vistazo. El muchacho decapitado ya ni siquiera parecía humano, solo una masa informe de carne y sangre. Todo el color huyó de la cara de Alicia. Saber que eso era humano, o lo había sido, retorcía su estómago y la hacía querer a expulsar hasta el último alimento que quedase dentro. Mareada por las nausas, apenas fue consciente de que el cadaver ardía, por obra de un hechizo de Mánia.
Alicia se quedó así un rato más, frente a la improvisada pira funeraria. Todo, todo estaba mal. Noel solo tenía catorce años, pero acababa de matar a una persona. Por piedad o no, acababa de rebanarle el cuello a un desconocido. Alicia sintió que tiraban de la camisa que llevaba puesta. Era Ethan, que le ayudó a incorporarse.
Entró en el torreón, aun en estado de shock.
-
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
14/01/12, 10:06 pm
Me encogí en el suelo con las manos en las rodillas mientras veía como Mánia, quien me dijo que me moviese pero apenas atendí a lo que me decía, calcinaba al cadáver del chico con magia. Quizás si supiéramos magia más poderosa podríamos haberlo matado de otro modo menos traumático... pensé mientras observaba como ardía el cuerpo de aquel a quien acababa de conceder el descanso eterno. Alicia parecía casi tan consternada como yo por lo que acababa de ocurrir y vi como Ethan la ayudaba a recomponerse y entraban en el torreón. Sólo Giz y Caillech quedaban fuera. Levanté la vista en busca de compresión por parte de alguien. Lo que acababa de hacer no se me olvidaría fácilmente. No me sentía con fuerzas para levantarme y me quedé inmovilizado en aquella postura pensando en lo que acababa de suceder. Había matado a alguien; lo había matado con mis propias manos. Me reptía una y otra vez a mí mismo que había sido lo correcto y que era lo mejor que podíamos hacer por él, pero no podía evitar sentirme extraño y cruel al haber sido capaz de matarlo. Intenté levantarme del suelo pero fui capaz... Me quedé en esa postura sin ser capaz de moverme. Una única lágrima rodó por mi mejilla y otra asomaba en el otro ojo pero sin llegar a caer, la limpié enseguida con la manga de mi chaqueta mientras contemplaba una vez más el cadáver del chico consumiéndose.
- Caillech
Ficha de cosechado
Nombre: Dama Gula, antes conocida como Caillech (Cail o Cai)
Especie:
Habilidades: Conocimiento de técnicas de supervivencia, olfato muy fino y agilidad (cosas indispensables para una nómada)Personajes : Caillech: Suele tener mal caracter y un humor peor, normalmente a causa del hambre que la irrita. Es muy impulsiba y a veces se deja de llevar por sus impulsos sin pensar. Aun así si consigues su amistad la tendrás para siempre, cosa que pocos son los afortunados que logran.
Alexandra: es una buena amiga, siempre que puedas tratar con su gran pereza y su extraña fascinación hacia la sangre.
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
14/01/12, 10:22 pm
Siguió a los demás al torreón más tranquilamente por la ausencia de Sezk y aquel loco nuevo, aunque alerta ante posibles enemigo, siempre estaba alerta. Pero el no tener a esos dos rondando a su alrededor, queriendo hacer quien sabe que cosas a la minima oportunidad que les ofreciese...
No, definitivamente no era bueno para mi tranquilidad. Mis nervios se sentian muy maltratados al tener que estar constantemente en alerta. Era un trabajo duro, pero ahora por fin podría descansar tranquilamente en las paredes de nuestro torreón, lejos de su oscura y loca presencia. Nunca hubiese imaginado que unas paredes me hubiesen hecho sentir algo así. A mi, un ser nómada. Si unos años antes me hubiesen dicho esto, me hubiese reido, como si también me hubiese dicho que habría llegado a confiar en alguien y que esos me aceptasen. Pero esta era mi vida ahora.
Y hablando de vida... Mi nueva vida también estaba llena de locura. Cosas que en mi vida anterior no habría creido posible, pero que aquí era el pan de cada día. Primero el ser maloliente, luego el ser volador y ahora un humano que olia extraño, mal. Algo en el no estaba bien. No como Mánia, con ella había sido porque era de otro planeta. Con este en cambio podía afirmar que era del mismo lugar que Noel y los demás, pero algo estaba condenadamente mal en él. Olía a podrido.
Pronto se acercó lo suficiente como para pedirnos ayuda. Alicia se le acercó preocupada. Yo no. Me mantuve alejada. Mientras no supiese que había mal en él no pensaba dar un paso más, no sea que me pasase algo. Entonces empezó el calvario del humano. Empezó a combulsionarse, en tirar fluidos por la boca y la nariz, pero no era un fluido normal. Lo supe nada más olerlo, y lo que fuese que era, lo estaba matando lenta y dolorosamente. Estaba sufriendo.
Noel propuso matarlo por misericordia. Alicia no quería saber nada de eso, no se oponía, pero tampoco le agradaba esa solución. Yo en cambio estaba de acuerdo. No sabíamos si lo que aquel pequeño tenía era contagioso, debíamos asegurarnos y evitarle más dolor a él. Yo ya tenía la mano en la empuñadura para hacer yo el trabajo, suponiendo que ese deber recaería sobre mi, pero para mi sorpresa Noel se me adelantó.
Cuando todo termino todos entraron. Me acerqué a él y le puse una mano en el hombro para transmitirle calma.
- Se que no ha sido fácil para ti, la primera muerte nunca lo es, pero quería decirte que has hecho lo correcto. Le has evitado horas de sufrimiento, él estaría agradecido, yo lo estaría - miré hacia donde debía estar el cuerpo. - Es una pena que no podamos comernos su cuerpo por miedo a contagiarnos con esa enfermadad tan mortífera. Pobre alma... - dije con verdadero pesar en la voz.
No, definitivamente no era bueno para mi tranquilidad. Mis nervios se sentian muy maltratados al tener que estar constantemente en alerta. Era un trabajo duro, pero ahora por fin podría descansar tranquilamente en las paredes de nuestro torreón, lejos de su oscura y loca presencia. Nunca hubiese imaginado que unas paredes me hubiesen hecho sentir algo así. A mi, un ser nómada. Si unos años antes me hubiesen dicho esto, me hubiese reido, como si también me hubiese dicho que habría llegado a confiar en alguien y que esos me aceptasen. Pero esta era mi vida ahora.
Y hablando de vida... Mi nueva vida también estaba llena de locura. Cosas que en mi vida anterior no habría creido posible, pero que aquí era el pan de cada día. Primero el ser maloliente, luego el ser volador y ahora un humano que olia extraño, mal. Algo en el no estaba bien. No como Mánia, con ella había sido porque era de otro planeta. Con este en cambio podía afirmar que era del mismo lugar que Noel y los demás, pero algo estaba condenadamente mal en él. Olía a podrido.
Pronto se acercó lo suficiente como para pedirnos ayuda. Alicia se le acercó preocupada. Yo no. Me mantuve alejada. Mientras no supiese que había mal en él no pensaba dar un paso más, no sea que me pasase algo. Entonces empezó el calvario del humano. Empezó a combulsionarse, en tirar fluidos por la boca y la nariz, pero no era un fluido normal. Lo supe nada más olerlo, y lo que fuese que era, lo estaba matando lenta y dolorosamente. Estaba sufriendo.
Noel propuso matarlo por misericordia. Alicia no quería saber nada de eso, no se oponía, pero tampoco le agradaba esa solución. Yo en cambio estaba de acuerdo. No sabíamos si lo que aquel pequeño tenía era contagioso, debíamos asegurarnos y evitarle más dolor a él. Yo ya tenía la mano en la empuñadura para hacer yo el trabajo, suponiendo que ese deber recaería sobre mi, pero para mi sorpresa Noel se me adelantó.
Cuando todo termino todos entraron. Me acerqué a él y le puse una mano en el hombro para transmitirle calma.
- Se que no ha sido fácil para ti, la primera muerte nunca lo es, pero quería decirte que has hecho lo correcto. Le has evitado horas de sufrimiento, él estaría agradecido, yo lo estaría - miré hacia donde debía estar el cuerpo. - Es una pena que no podamos comernos su cuerpo por miedo a contagiarnos con esa enfermadad tan mortífera. Pobre alma... - dije con verdadero pesar en la voz.
Al principio lloré,
pero tiempo después
el hambre y el dolor me hizo cambiar
teniendo que matar y de carne alimentar.
Si tu olor golpea mi nariz, siento tu carne
y así el hambre aflora.
No, nolo puedo evitar, no creas que esta mal
es que yo soy asi
pues el pasado he de olvidar
pero tiempo después
el hambre y el dolor me hizo cambiar
teniendo que matar y de carne alimentar.
Si tu olor golpea mi nariz, siento tu carne
y así el hambre aflora.
No, nolo puedo evitar, no creas que esta mal
es que yo soy asi
pues el pasado he de olvidar
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
14/01/12, 10:31 pm
Fue entonces cuando noté una mano en el hombro, una mano escamosa. Miré hacia arriba y vi que era Caillech. La arseniana me dirigió unas palabras de consuelo, palabras que realmente necesitaba en aquel momento... ¿Comerse el cuerpo? Ah, recordaba que era una costumbre en su planeta de la que ella y Giz nos habían hablado. Esbocé el intento de una sonrisa hacia Caillech, como si me costase mucho contraer los músculos de la cara necesarios para sonreír.
-Yo... sé que es lo correcto, pero acabo de matarle... necesito un poco de tiempo para asimilarlo -con ayuda de Caillech me incorporé finalmente-. Gracias, Cail, te lo agradezco mucho.
Entramos en el torreón, yo todavía con la mente dispersa y ausente. No sabía muy bien como debía actuar ahora. No paraba de frotarme las manos con nerviosismo.
-Creo que... lo mejor será que hagamos algo de cenar y... -paré porque la voz me salió ahogada-. Y.. no sé... quiero ocupar la mente con algo, podríamos entrenar un poco hasta la hora de cenar.
No tenía muy claro si iba a ser capaz de comer algo después de lo ocurrido, pero intentaba mantener la normalidad. Miré a Caillech esperando su respuesta.
-Yo... sé que es lo correcto, pero acabo de matarle... necesito un poco de tiempo para asimilarlo -con ayuda de Caillech me incorporé finalmente-. Gracias, Cail, te lo agradezco mucho.
Entramos en el torreón, yo todavía con la mente dispersa y ausente. No sabía muy bien como debía actuar ahora. No paraba de frotarme las manos con nerviosismo.
-Creo que... lo mejor será que hagamos algo de cenar y... -paré porque la voz me salió ahogada-. Y.. no sé... quiero ocupar la mente con algo, podríamos entrenar un poco hasta la hora de cenar.
No tenía muy claro si iba a ser capaz de comer algo después de lo ocurrido, pero intentaba mantener la normalidad. Miré a Caillech esperando su respuesta.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
15/01/12, 12:07 am
El agua ya se había enfriado cuando Mánia decidió salir de la bañera. Sus dedos estaban arrugados y su pelo se había ondulado por la humedad, pero con un poco de calor y sus uñas, pronto estuvo tan liso como siempre.
No hacía falta ser muy listo para entender que algo no iba bien, y Mánia pudo comprobarlo cuando nadie absolutamente le dedicó ni una mirada de reproche cuando salió desnuda del baño al cuarto con los baules para vestirse. Por primera vez en su vida no se fijó demasiado en lo que se ponía, y se contentó con una camiseta que le iba grande y le valía como vestido. No sabía a quién había pertenecido y estaba bastante vieja, pero no le importó. En el torreón el ambiente estaba tenso y los ánimos por los suelos, todo estaba en silencio, y casi daba miedo hablar en voz alta. Mánia decidió desaparecer hasta la hora de la cena, el ánimo de sus compañeros empezaba a ponerle nerviosa.
Decidió irse al patio, los datos leídos en la biblioteca bailaban en su mente y había esperado días para probarlo, ahora tenía los materiales a su alcance. Buscó por todo el patio las plantas que le hacían falta, lo cual era bastante tedioso pues parecía que hubiese cien plantas iguales a la que ella buscaba. Cada vez que creía dar con la correcta, le practicaba un corte en el tallo, y si lo que salía no era la sustancia que describía en el libro (en el que venía hasta el olor que tenía que tener) pasaba a otra. Cuando por fin dio con la planta que buscaba corrió a la cocina y cogió un pequeño cuenco de madera pulida, allí recogió todo el líquido que pudo, una sustancia blancuzca y aceitosa que se volvía transparente al tiempo de sacarla de la planta. No pudo ni de lejos llenar el cuenco, pero con lo que había conseguido ya se daba por satisfecha. << Ahora necesitaría un pigmento...>> pensó. No quedaban bayas rojas por lo que la única solución que Mánia veía era usar su propia sangre. Se abrió un corte en el antebrajo y dejó caer la sangre en el cuenco, mezclándola con el aceite hasta darle la consistencia y el color que buscaba. Era un rojo brillante que se oscurecería cuando secase... A Mánia le valía. Se pintó los ojos y los labios de forma nada delicada, incluso sus pestañas se tiñeron de carmesí. No se estaba maquillando de la misma forma que en casa, aquel no era el maquillaje de la nobleza; eran pinturas de guerra. Aún había suficiente luz, así que sacó un cubo de agua del pozo y se miró en él. Y sonrió. Volvía a ser una habitante de Libo.
Entró con el cuenco al torreón en busca de su calavera y pasó junto a Alicia. Sintió como si le estrujasen el corazón al verla en ese estado. Tenía un aspecto horrible, con la cara completamente blanca, pero de un blanco enfermizo, con la mirada perdida y expresión triste. Además daba la impresión de que temblaba ligeramente. Se acercó a ella y dejó el cuenco de pintura sobre una mesa cercana, le puso una mano sobre el antebrazo y le dió un toque con la cabeza en el hombro.
-¿Estás bien?- preguntó sin atreverse a alzar mucho la voz.
No hacía falta ser muy listo para entender que algo no iba bien, y Mánia pudo comprobarlo cuando nadie absolutamente le dedicó ni una mirada de reproche cuando salió desnuda del baño al cuarto con los baules para vestirse. Por primera vez en su vida no se fijó demasiado en lo que se ponía, y se contentó con una camiseta que le iba grande y le valía como vestido. No sabía a quién había pertenecido y estaba bastante vieja, pero no le importó. En el torreón el ambiente estaba tenso y los ánimos por los suelos, todo estaba en silencio, y casi daba miedo hablar en voz alta. Mánia decidió desaparecer hasta la hora de la cena, el ánimo de sus compañeros empezaba a ponerle nerviosa.
Decidió irse al patio, los datos leídos en la biblioteca bailaban en su mente y había esperado días para probarlo, ahora tenía los materiales a su alcance. Buscó por todo el patio las plantas que le hacían falta, lo cual era bastante tedioso pues parecía que hubiese cien plantas iguales a la que ella buscaba. Cada vez que creía dar con la correcta, le practicaba un corte en el tallo, y si lo que salía no era la sustancia que describía en el libro (en el que venía hasta el olor que tenía que tener) pasaba a otra. Cuando por fin dio con la planta que buscaba corrió a la cocina y cogió un pequeño cuenco de madera pulida, allí recogió todo el líquido que pudo, una sustancia blancuzca y aceitosa que se volvía transparente al tiempo de sacarla de la planta. No pudo ni de lejos llenar el cuenco, pero con lo que había conseguido ya se daba por satisfecha. << Ahora necesitaría un pigmento...>> pensó. No quedaban bayas rojas por lo que la única solución que Mánia veía era usar su propia sangre. Se abrió un corte en el antebrajo y dejó caer la sangre en el cuenco, mezclándola con el aceite hasta darle la consistencia y el color que buscaba. Era un rojo brillante que se oscurecería cuando secase... A Mánia le valía. Se pintó los ojos y los labios de forma nada delicada, incluso sus pestañas se tiñeron de carmesí. No se estaba maquillando de la misma forma que en casa, aquel no era el maquillaje de la nobleza; eran pinturas de guerra. Aún había suficiente luz, así que sacó un cubo de agua del pozo y se miró en él. Y sonrió. Volvía a ser una habitante de Libo.
Entró con el cuenco al torreón en busca de su calavera y pasó junto a Alicia. Sintió como si le estrujasen el corazón al verla en ese estado. Tenía un aspecto horrible, con la cara completamente blanca, pero de un blanco enfermizo, con la mirada perdida y expresión triste. Además daba la impresión de que temblaba ligeramente. Se acercó a ella y dejó el cuenco de pintura sobre una mesa cercana, le puso una mano sobre el antebrazo y le dió un toque con la cabeza en el hombro.
-¿Estás bien?- preguntó sin atreverse a alzar mucho la voz.
- Caillech
Ficha de cosechado
Nombre: Dama Gula, antes conocida como Caillech (Cail o Cai)
Especie:
Habilidades: Conocimiento de técnicas de supervivencia, olfato muy fino y agilidad (cosas indispensables para una nómada)
Personajes : Caillech: Suele tener mal caracter y un humor peor, normalmente a causa del hambre que la irrita. Es muy impulsiba y a veces se deja de llevar por sus impulsos sin pensar. Aun así si consigues su amistad la tendrás para siempre, cosa que pocos son los afortunados que logran.
Alexandra: es una buena amiga, siempre que puedas tratar con su gran pereza y su extraña fascinación hacia la sangre.
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
15/01/12, 01:17 pm
Noel no se encontraba bien. Como él bien había dicho necesitaría tiempo para hacerse a la idea de que sus manos habían arrebatado una vida. Era algo común, a todos les pasaba al cometer su primera muerte. Solo los desalmados, los que no poseen un nasen, pueden decir que no sintieron nada al arrebatar la chispa de la vida de un ser vivo.
Noel no era un desalmado y por eso sufría en aquellos momentos. Ni lo fui yo en su momento. Pero como la esperiencia me había mostrado la cosa se hace más fácil, más llevadera que digamos. Siempre te importará el hecho de hacerlo, pero aprenderas a seguir adelante con ello. Era parte de la vida, crear instrumentos para continuar nuestro camino, pues los que quedan atras al ser débiles mueren. Y yo sabía que Noel lo conseguiría era un humano fuerte y listo, además pensaba ayudarle a superarlo, una ayuda que yo no tuve.
Le oí decir que necesitabamos preparar la cena y mantener la mente en movimeintos mientras tanto con el entrenamiento. Me parecio bien, mientras no estuviera derrumbandose por las esquinas, cosa que quería evitar, yo aceptaría.
- Ethan, ¿podrías preparar la comida? Eres uno de los pocos que tiene verdadero talento culinario en alimentos humanos - le dije, a lo que aceptó sin rechista. Una vez terminado ese punto me volví a Noel con una sonrisa divertida -. Si, vayamos a entrenar. Quiero ver lo bien que combina tu culo sin cola con el suelo de la habitación de entrenamiento - le dije a modo de broma para levantarle los animos mientras le llevaba hacia allí. - Y despues de patearte el culo, podrías ayudarme a hacer esos maniquis de entrenamiento. Piensa en ellos como una forma de proteger tu cuerpo. Así no tendré que daros una paliza a todos vosotros siempre que quiera entrenar con alguien - me reí.
Noel no era un desalmado y por eso sufría en aquellos momentos. Ni lo fui yo en su momento. Pero como la esperiencia me había mostrado la cosa se hace más fácil, más llevadera que digamos. Siempre te importará el hecho de hacerlo, pero aprenderas a seguir adelante con ello. Era parte de la vida, crear instrumentos para continuar nuestro camino, pues los que quedan atras al ser débiles mueren. Y yo sabía que Noel lo conseguiría era un humano fuerte y listo, además pensaba ayudarle a superarlo, una ayuda que yo no tuve.
Le oí decir que necesitabamos preparar la cena y mantener la mente en movimeintos mientras tanto con el entrenamiento. Me parecio bien, mientras no estuviera derrumbandose por las esquinas, cosa que quería evitar, yo aceptaría.
- Ethan, ¿podrías preparar la comida? Eres uno de los pocos que tiene verdadero talento culinario en alimentos humanos - le dije, a lo que aceptó sin rechista. Una vez terminado ese punto me volví a Noel con una sonrisa divertida -. Si, vayamos a entrenar. Quiero ver lo bien que combina tu culo sin cola con el suelo de la habitación de entrenamiento - le dije a modo de broma para levantarle los animos mientras le llevaba hacia allí. - Y despues de patearte el culo, podrías ayudarme a hacer esos maniquis de entrenamiento. Piensa en ellos como una forma de proteger tu cuerpo. Así no tendré que daros una paliza a todos vosotros siempre que quiera entrenar con alguien - me reí.
Al principio lloré,
pero tiempo después
el hambre y el dolor me hizo cambiar
teniendo que matar y de carne alimentar.
Si tu olor golpea mi nariz, siento tu carne
y así el hambre aflora.
No, nolo puedo evitar, no creas que esta mal
es que yo soy asi
pues el pasado he de olvidar
pero tiempo después
el hambre y el dolor me hizo cambiar
teniendo que matar y de carne alimentar.
Si tu olor golpea mi nariz, siento tu carne
y así el hambre aflora.
No, nolo puedo evitar, no creas que esta mal
es que yo soy asi
pues el pasado he de olvidar
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Personajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
15/01/12, 04:39 pm
Alicia oyó a medias las palabras de Mánia. Negó con la cabeza sin muchas fuerzas y se incorporó:
- Es culpa mía, Mánia, por no saber sobrellevar estas cosas...creo que me voy a dar un baño... pero... eh... si esta noche quisieras dormir conmigo.. creo que me sentiría mejor.
Luego se alejó en dirección al pozo. Se apretaba la mano donde le había caido la mucosa, aunque ya estuviera curada, recordando la sensación; estremecida al imaginar algo así en todo el cuerpo.
Era lo mejor. Es verdad que lo era.
Comió poco después del baño, aunque reconocía la habilidad de Ethan para cocinar. Él era el que hacía practicamente todas las tareas domesticas. Echó un vistazo a Noel, de refilón.
Eres una egoista, Alicia. Te compadeces de ti misma y tu ni siquiera le has visto morir. A parte de ser débil, eres estúpida.
- Noel...........-vaciló durante un largo rato. Se sentía un poco violenta.- La cosa esa que le cubría, la que escupió y me cayó en la mano... era peor que aceite hirviendo. No sé ni como seguía vivo, y no lo hubiera estado mucho más hicieramos lo que hicieramos. Es lo mejor que podíamos hacer. Y .... gracias. Por hacerlo tú. Yo no hubiera podido ni intentarlo. Es... fuiste muy valiente - enrojeció y bajó la mirada.- solo... no has asesinado a nadie. Le has evitado el sufrimiento a una persona... eh.. quizás debería callarme. Nunca he sido buena para decir estas cosas.
Se levantó de la silla bruscamente y se fue de la habitación. Subió hasta los dormitorios y se desplomó sobre la cama.
- Es culpa mía, Mánia, por no saber sobrellevar estas cosas...creo que me voy a dar un baño... pero... eh... si esta noche quisieras dormir conmigo.. creo que me sentiría mejor.
Luego se alejó en dirección al pozo. Se apretaba la mano donde le había caido la mucosa, aunque ya estuviera curada, recordando la sensación; estremecida al imaginar algo así en todo el cuerpo.
Era lo mejor. Es verdad que lo era.
Comió poco después del baño, aunque reconocía la habilidad de Ethan para cocinar. Él era el que hacía practicamente todas las tareas domesticas. Echó un vistazo a Noel, de refilón.
Eres una egoista, Alicia. Te compadeces de ti misma y tu ni siquiera le has visto morir. A parte de ser débil, eres estúpida.
- Noel...........-vaciló durante un largo rato. Se sentía un poco violenta.- La cosa esa que le cubría, la que escupió y me cayó en la mano... era peor que aceite hirviendo. No sé ni como seguía vivo, y no lo hubiera estado mucho más hicieramos lo que hicieramos. Es lo mejor que podíamos hacer. Y .... gracias. Por hacerlo tú. Yo no hubiera podido ni intentarlo. Es... fuiste muy valiente - enrojeció y bajó la mirada.- solo... no has asesinado a nadie. Le has evitado el sufrimiento a una persona... eh.. quizás debería callarme. Nunca he sido buena para decir estas cosas.
Se levantó de la silla bruscamente y se fue de la habitación. Subió hasta los dormitorios y se desplomó sobre la cama.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
15/01/12, 05:28 pm
Caillech bromeó conmigo en lo referente al entrenamiento y una pequeña chispa se encendió dentro de mí. Ese era mi terreno al fin y al cabo. Aunque fue pequeña, pues todavía me sentía muy alicaído, sirvió para distraerme.
-Eso ya lo veremos, Caillech -dije tratando de sonar todo lo alegre que pude-. Tú eres un reptil de dos metros de altura y yo un niño humano normalito... Está claro que tengo una gran ventaja.
No fui capaz de reírme abiertamente pero esbocé una tímida sonrisa. Le pedí a Cai que aguardase un momento para cambiarme de ropa. Lo hice rápidamente y volví con ella.
Acompañado de Caillech subí a la sala de entrenamiento. Había mejorado ligeramente desde que había llegado a la ciudad pero desde luego era muy torpe en comparación con Caillech. Y sin duda ella estaba siendo suave conmigo o habría terminado el entrenamiento lleno de golpes y magulladuras. Concentrarme en mejorar, siguiendo algunas instrucciones de Caillech, me ayudó a distraer la mente de lo que pugnaba por atormentarme cada poco tiempo. Al cabo de un rato acabé cansado y sudado, como de costumbre, y paramos de entrenar cuando oímos a Ethan anunciar que ya había terminado de preparar la cena.
-Gracias por entrenar conmigo, Cai. Deberíamos bajar a cenar ya. Mañana nos ponemos a hacer los muñecos, creo que hoy es mejor que nos acostemos pronto.
Llegué a la cocina y me senté. ¿Sería capaz de comer? Cogí un poco de queso y comencé a masticarlo. Fui capaz de comer un poco hasta que mi estómago se negó a aceptar más comida. Ethan ya no había preparado demasiada comida tampoco en previsión, seguro que sabía que no íbamos a ser capaces de comer gran cosa. Alicia tampoco había probado bocado apenas, estaba allí sentada enfrente mío cabizbaja y parecía igual de afectada que yo, o puede que incluso más. Para mí sorpresa cuando ya me iba a levantar de la mesa, me habló. Se dirigió a mí vacilante, animándome de una forma muy parecida a Caillech una hora antes. La miré mientras me aseguraba una vez más que había hecho lo correcto y dijo que había sido muy valiente. Pareció avergonzada por decir eso y tras seguir hablando un poco más se levantó bruscamente y salió sin darme tiempo a responderle.
-Gracias, Alicia... -murmuré cuando ya no podía escucharme-. Voy a bañarme -anuncié al resto mientras salía de la cocina.
Realicé todo lo necesario para bañarme de forma casi automática y con la mente ausente. No me molesté en pedirle a Giz que calentase el agua, no me suponía mucho problema bañarme en agua fría. Y creía que me vendría bien para despejarme. Me quedé un rato en remojo meditando sobre lo que había hecho. Todos decían que era lo correcto, así que no debía preocuparme tanto, ¿no? Por mucho que me lo repitiera no era fácil asimilarlo. Me detuve a pensar el motivo exacto por el cual me había ofrecido yo mismo a hacerlo. Me arrimé al borde de la bañera y apoyé la cabeza en los brazos y comencé a repasar mentalmente qué se me había pasado por la cabeza. No intentaba hacerme el valiente, ni el machito ni nada por el estilo. Más bien me sentía inútil. Yo no podía hacer magia, ni sabía apenas utilizar un arma. Creo que en parte fue por eso por lo que me ofrecí a llevar a cabo aquel acto. Y porque estaba claro que debería empezar a acostumbrarme a ese tipo de cosas si quería sobrevivir en aquella ciudad salvaje y cruel. Salí del agua y me sequé, un poco más animado que antes, excepto por una cosa. Me sentía inútil, ya lo había pensado. Mientras me ponía el pijama me dije a mí mismo que tenía que seguir intentando hacer magia, y eso planeaba hacer ahora mismo. Había dicho que deberíamos acostarnos pronto, pero lo cierto es que no creía que fuese a ser capaz de dormir. Era mejor distraerme. Intentar concentrarme en aprender magia sería un buen ejercicio para alejar funestos pensamientos de mi mente, tenía la capacidad de absorberme.
Busqué el libro de magia y subí al estudio con él. Al menos algunos de mis compañeros ya se habían acostado. Cerré la puerta del estudio para no molestar a nadie y sumergí la cara en el libro de magia. Repasé una y mil veces algunos de los hechizos más sencillos. Ya me sabía de memoria todo lo que había que hacer para realizarlos, los repetí sin descanso mientras paseaba por el estudio y murmuraba en voz baja. Aunque no había conseguido nada, desde luego, seguí viendo otros hechizos que aún no habíamos probado. Un hechizo que servía para crear una burbuja insonorizadora, otro para hacer algo intangible, un hechizo para reparar cosas... Me aprendí cada uno de ellos, los repetí tantas veces que perdí la cuenta. Nada sirvió. Sin embargo en cierto momento durante las largas horas de práctica, algo cambió. Fue muy sútil, tanto que al principio, aunque me cogió por sorpresa, creía que era mi imaginación. Notaba algo... algo que nunca antes había notado. Según repetía como se elaboraban los hechizos, parecía que algo pugnaba por salir de mi interior pero moría en algún punto. Se me aceleró un poco el corazón cuando me di cuenta de que algo raro pasaba. Sin embargo a parte de eso no logré nada más. Tras pasar las horas sin conseguir nada se me volvió a enfríar un poco el ánimo a pesar de la novedad. A lo mejor sí que era simple paranoia mía.
En algún punto de la noche, cuando ya el cielo comenzaba a teñirse ligeramente con el amanecer, apoyé la cabeza sobre el libro y a los pocos segundos caí presa de un sueño profundo en esa postura, con los brazos extendidos sobre la mesa.
Nota, especialmente para Caillech: como entre unos post y otros ha quedado un poco raro, hice como que subimos a entrenar un ratito y luego bajamos a cenar y fue cuando Alicia le habló a Noel y todo eso... y más que nada lo he hecho así para que nos vayamos a dormir todos de una vez, que falta hace.
-Eso ya lo veremos, Caillech -dije tratando de sonar todo lo alegre que pude-. Tú eres un reptil de dos metros de altura y yo un niño humano normalito... Está claro que tengo una gran ventaja.
No fui capaz de reírme abiertamente pero esbocé una tímida sonrisa. Le pedí a Cai que aguardase un momento para cambiarme de ropa. Lo hice rápidamente y volví con ella.
Acompañado de Caillech subí a la sala de entrenamiento. Había mejorado ligeramente desde que había llegado a la ciudad pero desde luego era muy torpe en comparación con Caillech. Y sin duda ella estaba siendo suave conmigo o habría terminado el entrenamiento lleno de golpes y magulladuras. Concentrarme en mejorar, siguiendo algunas instrucciones de Caillech, me ayudó a distraer la mente de lo que pugnaba por atormentarme cada poco tiempo. Al cabo de un rato acabé cansado y sudado, como de costumbre, y paramos de entrenar cuando oímos a Ethan anunciar que ya había terminado de preparar la cena.
-Gracias por entrenar conmigo, Cai. Deberíamos bajar a cenar ya. Mañana nos ponemos a hacer los muñecos, creo que hoy es mejor que nos acostemos pronto.
Llegué a la cocina y me senté. ¿Sería capaz de comer? Cogí un poco de queso y comencé a masticarlo. Fui capaz de comer un poco hasta que mi estómago se negó a aceptar más comida. Ethan ya no había preparado demasiada comida tampoco en previsión, seguro que sabía que no íbamos a ser capaces de comer gran cosa. Alicia tampoco había probado bocado apenas, estaba allí sentada enfrente mío cabizbaja y parecía igual de afectada que yo, o puede que incluso más. Para mí sorpresa cuando ya me iba a levantar de la mesa, me habló. Se dirigió a mí vacilante, animándome de una forma muy parecida a Caillech una hora antes. La miré mientras me aseguraba una vez más que había hecho lo correcto y dijo que había sido muy valiente. Pareció avergonzada por decir eso y tras seguir hablando un poco más se levantó bruscamente y salió sin darme tiempo a responderle.
-Gracias, Alicia... -murmuré cuando ya no podía escucharme-. Voy a bañarme -anuncié al resto mientras salía de la cocina.
Realicé todo lo necesario para bañarme de forma casi automática y con la mente ausente. No me molesté en pedirle a Giz que calentase el agua, no me suponía mucho problema bañarme en agua fría. Y creía que me vendría bien para despejarme. Me quedé un rato en remojo meditando sobre lo que había hecho. Todos decían que era lo correcto, así que no debía preocuparme tanto, ¿no? Por mucho que me lo repitiera no era fácil asimilarlo. Me detuve a pensar el motivo exacto por el cual me había ofrecido yo mismo a hacerlo. Me arrimé al borde de la bañera y apoyé la cabeza en los brazos y comencé a repasar mentalmente qué se me había pasado por la cabeza. No intentaba hacerme el valiente, ni el machito ni nada por el estilo. Más bien me sentía inútil. Yo no podía hacer magia, ni sabía apenas utilizar un arma. Creo que en parte fue por eso por lo que me ofrecí a llevar a cabo aquel acto. Y porque estaba claro que debería empezar a acostumbrarme a ese tipo de cosas si quería sobrevivir en aquella ciudad salvaje y cruel. Salí del agua y me sequé, un poco más animado que antes, excepto por una cosa. Me sentía inútil, ya lo había pensado. Mientras me ponía el pijama me dije a mí mismo que tenía que seguir intentando hacer magia, y eso planeaba hacer ahora mismo. Había dicho que deberíamos acostarnos pronto, pero lo cierto es que no creía que fuese a ser capaz de dormir. Era mejor distraerme. Intentar concentrarme en aprender magia sería un buen ejercicio para alejar funestos pensamientos de mi mente, tenía la capacidad de absorberme.
Busqué el libro de magia y subí al estudio con él. Al menos algunos de mis compañeros ya se habían acostado. Cerré la puerta del estudio para no molestar a nadie y sumergí la cara en el libro de magia. Repasé una y mil veces algunos de los hechizos más sencillos. Ya me sabía de memoria todo lo que había que hacer para realizarlos, los repetí sin descanso mientras paseaba por el estudio y murmuraba en voz baja. Aunque no había conseguido nada, desde luego, seguí viendo otros hechizos que aún no habíamos probado. Un hechizo que servía para crear una burbuja insonorizadora, otro para hacer algo intangible, un hechizo para reparar cosas... Me aprendí cada uno de ellos, los repetí tantas veces que perdí la cuenta. Nada sirvió. Sin embargo en cierto momento durante las largas horas de práctica, algo cambió. Fue muy sútil, tanto que al principio, aunque me cogió por sorpresa, creía que era mi imaginación. Notaba algo... algo que nunca antes había notado. Según repetía como se elaboraban los hechizos, parecía que algo pugnaba por salir de mi interior pero moría en algún punto. Se me aceleró un poco el corazón cuando me di cuenta de que algo raro pasaba. Sin embargo a parte de eso no logré nada más. Tras pasar las horas sin conseguir nada se me volvió a enfríar un poco el ánimo a pesar de la novedad. A lo mejor sí que era simple paranoia mía.
En algún punto de la noche, cuando ya el cielo comenzaba a teñirse ligeramente con el amanecer, apoyé la cabeza sobre el libro y a los pocos segundos caí presa de un sueño profundo en esa postura, con los brazos extendidos sobre la mesa.
Nota, especialmente para Caillech: como entre unos post y otros ha quedado un poco raro, hice como que subimos a entrenar un ratito y luego bajamos a cenar y fue cuando Alicia le habló a Noel y todo eso... y más que nada lo he hecho así para que nos vayamos a dormir todos de una vez, que falta hace.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
15/01/12, 06:01 pm
¿Dormir con ella? Mánia recordó cómo se había sentido ella misma cuando le pidió a Alicia que durmiese con ella después de la amenaza del lagarto. Asintió una sola vez, lentamente, y vio como Alicia se iba a dar un baño sin decir palabra. Permaneció en silencio unos instantes, aún faltaba para la cena, asñiq ue terminaría lo que iba a hacer. Cogió el cuenco de pintura roja y se lo llevó al patio junto con su calavera, no tenía nada con que pintar así que tuvo que utilizar sus propias manos para ello. No quedo un trabajo muy fino, más bien parecía hecho por un niño pequeño, pero logró cubrir más o menos todo el cráneo con la pintura. Lo alzó para verlo mejor, ahora era un símbolo de la nobleza. Le faltaban algunos dientes, así que no pudo determinar si el dueño de aquel cráneo había sido de su propia raza o no, en cualquier caso convertirse en un emblema de la casa real era un gran honor.
-Te voy a dejar secando- le dijo a la calavera, dejándola en el pedestal de la estatua, semi oculta bajo la ninfa.
Se lavó las manos antes de la cena y podría decirse que fue la única que comió con apetito. En Maciel apenas había probado bocado por pura desconfianza y el mismo nerviosismo que sentía le hacía tene aún más hambre. Al terminar, siguió a Alicia al dormitorio, a pesar de no tener demasiado sueño. Una vez más se le hacía raro no dormir en su sillón, pero era imposible que las dos cupiesen en él. Se acurrucó junto a Alicia, hecha un ovillo y se dejó abrazar por la chica. La habitación estaba muy oscura, no había luna ni estrellas que iluminasen el cielo nocturno y, aunque eso no era problema para Mánia, pues en Libo rara vez estaba el cielo despejado, la oscuridad hacía el silencio mucho más inquietante. Trató de centrarse en la respiración de Alicia para poder dormir, aun así tardó un buen rato en conciliar el sueño.
-Te voy a dejar secando- le dijo a la calavera, dejándola en el pedestal de la estatua, semi oculta bajo la ninfa.
Se lavó las manos antes de la cena y podría decirse que fue la única que comió con apetito. En Maciel apenas había probado bocado por pura desconfianza y el mismo nerviosismo que sentía le hacía tene aún más hambre. Al terminar, siguió a Alicia al dormitorio, a pesar de no tener demasiado sueño. Una vez más se le hacía raro no dormir en su sillón, pero era imposible que las dos cupiesen en él. Se acurrucó junto a Alicia, hecha un ovillo y se dejó abrazar por la chica. La habitación estaba muy oscura, no había luna ni estrellas que iluminasen el cielo nocturno y, aunque eso no era problema para Mánia, pues en Libo rara vez estaba el cielo despejado, la oscuridad hacía el silencio mucho más inquietante. Trató de centrarse en la respiración de Alicia para poder dormir, aun así tardó un buen rato en conciliar el sueño.
- Caillech
Ficha de cosechado
Nombre: Dama Gula, antes conocida como Caillech (Cail o Cai)
Especie:
Habilidades: Conocimiento de técnicas de supervivencia, olfato muy fino y agilidad (cosas indispensables para una nómada)
Personajes : Caillech: Suele tener mal caracter y un humor peor, normalmente a causa del hambre que la irrita. Es muy impulsiba y a veces se deja de llevar por sus impulsos sin pensar. Aun así si consigues su amistad la tendrás para siempre, cosa que pocos son los afortunados que logran.
Alexandra: es una buena amiga, siempre que puedas tratar con su gran pereza y su extraña fascinación hacia la sangre.
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
15/01/12, 08:46 pm
Al final terminaría siendo que tenía cierta habilidad para tratar con gente alicaida. Mis bromas hicieron que el Noel que todos conocían, el Noel bromista, asomara un poco. Todavía estaba lejos de estar del todo bien, pero yo siempre aceptaba todas las victorias posibles, aunque fuesen pequeñas como ese. Al final llegaría a sobreponerse a esa sensación que lo llenaba. Era fuerte, para no ser un Asreniano ese humano tenía fuerza y valentia, lo había demostrado al hacer lo que era correcto en ese momento por traumatico y duro que fuese. Y los fuertes siempre conseguíamos salir adelante, pese a las cicatrices que quedaban en nosotros. Nos curabamos y seguíamos. Él lo haría.
- Si, tendré que ir con cuidado o mi honor podría salir pateado por un humano. Y Giz y tú no pararías de bromear a mi costa - fingí un estremecimiento de terror fingido, cada vez se me daba mejor bromear al parecer.
Subimos a la habitación de entrenamiento. Desde el principio estaba claro que yo tenía una gran ventaja sobre él, pese a que él también había mejorado notablemente desde la vez que Vlad le dio la paliza, gracias a que yo invertía más tiempo que los demás en entrenar y leer mi libro. Es por eso que tuve que bajar el liston. La cosa era entrenar, no mandarlo a las manos de Giz muy malherido. Le mostré tecnicas que podría emplear contra contrincante más grande que él, como desestabilizar sus piernas, hacerle perder el equilibrio, para así tirarlo al suelo y ahí, en esa posición débil, darle de lo lindo. También le mostré algunos buenos golpes y patas, donde era recomendarle dar y donde no para tener mayor ventaja.
No se cuanto tiempo estuvimos así, yo enseñandole y el aprendiendo, pero en un momento dado me percaté de que su olor corporal se había incrementedo. Mi mente me facilitó la respuesta a ese fenomeno que a mi no me ocurria, sudor. Estaba cansado, y así era como su cuerpo humano lo demostraba si no había aprendido mal. Entonces Ethan nos llamó a comer. Bien, eso estaba bien, tenía un poco de hambre después de todo. Además, debía recompensarme a mi misma por haber logrado hacerlo olvidar durante un momento la tragedia del pequeño.
Me senté en la mesa cuando llegamos. Aún seguía sin atraerme la forma en que preparaban la comida los humanos. Es por eso que me limeté a comer los únicos alimentos que Ethan no había cocinado, el queso y la fruta.
Después de aquello volvía a mi entrenamiento, esta vez con un hacha de guerra, dando los golpes en el aire, tal y como lo indicaba el libro. Era pesado, más pesado que las demás armas que había tenido ocasión de utilizar, y el peso añadido de las piedras en mis muñecas y rodillas lo hacía más dificil, pero así conseguiría más fuerza a la vez que habilidad. Eso era bueno.
Cuando decididí que ya tenía suficiente de ello volvía a mi cuarto y, sentandome apoyada en la pared, cerré los ojos para hundirme en el abrazo del sueño.
- Si, tendré que ir con cuidado o mi honor podría salir pateado por un humano. Y Giz y tú no pararías de bromear a mi costa - fingí un estremecimiento de terror fingido, cada vez se me daba mejor bromear al parecer.
Subimos a la habitación de entrenamiento. Desde el principio estaba claro que yo tenía una gran ventaja sobre él, pese a que él también había mejorado notablemente desde la vez que Vlad le dio la paliza, gracias a que yo invertía más tiempo que los demás en entrenar y leer mi libro. Es por eso que tuve que bajar el liston. La cosa era entrenar, no mandarlo a las manos de Giz muy malherido. Le mostré tecnicas que podría emplear contra contrincante más grande que él, como desestabilizar sus piernas, hacerle perder el equilibrio, para así tirarlo al suelo y ahí, en esa posición débil, darle de lo lindo. También le mostré algunos buenos golpes y patas, donde era recomendarle dar y donde no para tener mayor ventaja.
No se cuanto tiempo estuvimos así, yo enseñandole y el aprendiendo, pero en un momento dado me percaté de que su olor corporal se había incrementedo. Mi mente me facilitó la respuesta a ese fenomeno que a mi no me ocurria, sudor. Estaba cansado, y así era como su cuerpo humano lo demostraba si no había aprendido mal. Entonces Ethan nos llamó a comer. Bien, eso estaba bien, tenía un poco de hambre después de todo. Además, debía recompensarme a mi misma por haber logrado hacerlo olvidar durante un momento la tragedia del pequeño.
Me senté en la mesa cuando llegamos. Aún seguía sin atraerme la forma en que preparaban la comida los humanos. Es por eso que me limeté a comer los únicos alimentos que Ethan no había cocinado, el queso y la fruta.
Después de aquello volvía a mi entrenamiento, esta vez con un hacha de guerra, dando los golpes en el aire, tal y como lo indicaba el libro. Era pesado, más pesado que las demás armas que había tenido ocasión de utilizar, y el peso añadido de las piedras en mis muñecas y rodillas lo hacía más dificil, pero así conseguiría más fuerza a la vez que habilidad. Eso era bueno.
Cuando decididí que ya tenía suficiente de ello volvía a mi cuarto y, sentandome apoyada en la pared, cerré los ojos para hundirme en el abrazo del sueño.
Al principio lloré,
pero tiempo después
el hambre y el dolor me hizo cambiar
teniendo que matar y de carne alimentar.
Si tu olor golpea mi nariz, siento tu carne
y así el hambre aflora.
No, nolo puedo evitar, no creas que esta mal
es que yo soy asi
pues el pasado he de olvidar
pero tiempo después
el hambre y el dolor me hizo cambiar
teniendo que matar y de carne alimentar.
Si tu olor golpea mi nariz, siento tu carne
y así el hambre aflora.
No, nolo puedo evitar, no creas que esta mal
es que yo soy asi
pues el pasado he de olvidar
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
17/01/12, 04:06 pm
Estaba en la puerta del torreón Letargo junto a Giz, Alicia, Mánia, Ethan y Caillech. Los seis charlábamos animadamente sobre los eventos del día. Hasta que vemos aparecer un muchacho de aspecto muy extraño. ¿Qué le estaba ocurriendo? De pronto me fijo en que por el aspecto daba la impresión de que se está transformando en aquel engendro zombi que nos atacó la primera vez que salimos a por comida. ¡No puede ser, otra vez no! El miedo se apodera de mí y entonces, sin ni siquiera pararme a reparar en ello, realizo los pasos para hacer el hechizo de crear llamas. Y me sale, con un efecto mucho mayor de lo que debería. Una especie de locura se apodera de mí y empiezo a realizar el hechizo una y otra vez, calcinando sin descanso al desdichado, mientras este grita sumido en la agonía. Una y otra vez, una y otra vez... Sabía que algo no iba bien, que no tenía que estar haciendo esto, pero con la misma certeza con la que sabía que quería parar, sabía que no podía hacerlo. Los gritos del muchacho me perforaban las orejas y yo cada vez invocaba llamas más salvajes sin poder detenerme. El tiempo se había detenido por completo y ya no sabía si pasaban segundos o toda una eternidad...
------------------------------
Me despierto de golpe, dando un bandazo con la cabeza y abro los ojos con igual brusquedad. Una sensación horrible me invade. Acababa de tener una pesadilla y me duele ligeramente la cabeza... aunque sospecho que eso último tiene sobre todo que ver por la forma y la hora a la que me he quedado dormido. También me duelen el cuello y los hombros. Las imágenes del sueño que estaba teniendo antes de despertar empiezan a formarse en mi mente. Un escalofrío me recorre la espalda al hacerlo e instintivamente me llevo las manos a la cara. Las retiro húmedas: debía de haber derramado algunas lágrimas mientras dormía. Las limpio entre apenado y furioso conmigo mismo. ¿Cuánto tiempo iba a...? Mis pensamientos se ven bruscamente interrumpidos cuando poso la vista en el libro que había estado estudiando por la noche. Estaba abierto, lo había dejado así, pero eso no era lo que llamó mi atención. Había ceniza sobre el libro. Entonces vi que la manga de la camiseta que utilizaba como pijama estaba chamuscada. La zona de la muñeca se había quemado. Miré las velas que había puesto para poder tener iluminación la noche anterior, ninguna se había derramado ni estaban tan cerca de mí como para que hubiera podido haber un pequeño accidente con ellas. El corazón comenzó a acelerarseme, recordando ya no la pesadilla en sí sino una parte muy concreta: había hecho magia. Pero no era posible, ¿o sí? Las manos me temblaban y no era capaz de pensar con claridad, soplé la ceniza fuera del libro y busqué el hechizo de invocar llamas, estaba tan nervioso que necesitaba volver a leer las instrucciones a pesar de que me las sabía de memoria. Las repetí, otra vez noté esa sensación que creía imaginación mía. Y la segunda vez que lo repetí, sucedió. Una llama se prendió en la punta de mis dedos, como la que había hecho Giz aquella mañana en la que descubrimos la existencia de la magia. Extinguí la llama y me quedé inmóvil unos instantes. Mi cara comenzó a iluminarse y de golpe salí del ensimismamiento. ¡Había hecho magia! Realicé de nuevo el hechizo para cerciorarme de que no había sido una ilusión, pero no lo era, ahí estaban las llamas. Por último probé el hechizo de curación para curarme la pequeña quemadura que se me había formado en la muñeca, posiblemente tan sólo por contacto con la ceniza ardiendo, pues era nimia. Funcionó, la quemadura desapareció al instante. Ya no me hizo falta más. Recogí bruscamente los cristales cargados que había llevado para practicar y salí como una exhalación del estudio. Estaba tan emocionado que llegué a las escaleras corriendo mientras llamaba a Giz, sin darme cuenta de que quizás hubiese gente todavía durmiendo.
-¡Giz! ¡Giz! ¡No te lo vas a...! ¡Aaaaaah!
Caí rodando unos cuantos escalones hasta ser capaz de detenerme en medio de la bajada. Me recorrió un dolor punzante por diversas partes del cuerpo. Con la euforia no me había dado cuenta pero me sentía muy débil. Apenas había comido nada el día anterior y hasta hacía bien poco mi estado era más bien depresivo. El haberme levantado tan bruscamente tras haber pasado la noche en tan mala postura habían hecho que me mareara. Me quedé tendido en las escaleras retorciéndome de dolor.
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Me despierto de golpe, dando un bandazo con la cabeza y abro los ojos con igual brusquedad. Una sensación horrible me invade. Acababa de tener una pesadilla y me duele ligeramente la cabeza... aunque sospecho que eso último tiene sobre todo que ver por la forma y la hora a la que me he quedado dormido. También me duelen el cuello y los hombros. Las imágenes del sueño que estaba teniendo antes de despertar empiezan a formarse en mi mente. Un escalofrío me recorre la espalda al hacerlo e instintivamente me llevo las manos a la cara. Las retiro húmedas: debía de haber derramado algunas lágrimas mientras dormía. Las limpio entre apenado y furioso conmigo mismo. ¿Cuánto tiempo iba a...? Mis pensamientos se ven bruscamente interrumpidos cuando poso la vista en el libro que había estado estudiando por la noche. Estaba abierto, lo había dejado así, pero eso no era lo que llamó mi atención. Había ceniza sobre el libro. Entonces vi que la manga de la camiseta que utilizaba como pijama estaba chamuscada. La zona de la muñeca se había quemado. Miré las velas que había puesto para poder tener iluminación la noche anterior, ninguna se había derramado ni estaban tan cerca de mí como para que hubiera podido haber un pequeño accidente con ellas. El corazón comenzó a acelerarseme, recordando ya no la pesadilla en sí sino una parte muy concreta: había hecho magia. Pero no era posible, ¿o sí? Las manos me temblaban y no era capaz de pensar con claridad, soplé la ceniza fuera del libro y busqué el hechizo de invocar llamas, estaba tan nervioso que necesitaba volver a leer las instrucciones a pesar de que me las sabía de memoria. Las repetí, otra vez noté esa sensación que creía imaginación mía. Y la segunda vez que lo repetí, sucedió. Una llama se prendió en la punta de mis dedos, como la que había hecho Giz aquella mañana en la que descubrimos la existencia de la magia. Extinguí la llama y me quedé inmóvil unos instantes. Mi cara comenzó a iluminarse y de golpe salí del ensimismamiento. ¡Había hecho magia! Realicé de nuevo el hechizo para cerciorarme de que no había sido una ilusión, pero no lo era, ahí estaban las llamas. Por último probé el hechizo de curación para curarme la pequeña quemadura que se me había formado en la muñeca, posiblemente tan sólo por contacto con la ceniza ardiendo, pues era nimia. Funcionó, la quemadura desapareció al instante. Ya no me hizo falta más. Recogí bruscamente los cristales cargados que había llevado para practicar y salí como una exhalación del estudio. Estaba tan emocionado que llegué a las escaleras corriendo mientras llamaba a Giz, sin darme cuenta de que quizás hubiese gente todavía durmiendo.
-¡Giz! ¡Giz! ¡No te lo vas a...! ¡Aaaaaah!
Caí rodando unos cuantos escalones hasta ser capaz de detenerme en medio de la bajada. Me recorrió un dolor punzante por diversas partes del cuerpo. Con la euforia no me había dado cuenta pero me sentía muy débil. Apenas había comido nada el día anterior y hasta hacía bien poco mi estado era más bien depresivo. El haberme levantado tan bruscamente tras haber pasado la noche en tan mala postura habían hecho que me mareara. Me quedé tendido en las escaleras retorciéndome de dolor.
- Caillech
Ficha de cosechado
Nombre: Dama Gula, antes conocida como Caillech (Cail o Cai)
Especie:
Habilidades: Conocimiento de técnicas de supervivencia, olfato muy fino y agilidad (cosas indispensables para una nómada)Personajes : Caillech: Suele tener mal caracter y un humor peor, normalmente a causa del hambre que la irrita. Es muy impulsiba y a veces se deja de llevar por sus impulsos sin pensar. Aun así si consigues su amistad la tendrás para siempre, cosa que pocos son los afortunados que logran.
Alexandra: es una buena amiga, siempre que puedas tratar con su gran pereza y su extraña fascinación hacia la sangre.
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
17/01/12, 10:04 pm
Me levante y tosí. Eso es lo primero que hice al abrir los ojos a la mañana siguiente. Y lo segundo que hice fue buscar las heridas que supuestamente debía de tener en mi cuerpo después de haberme enfrentado a mis compañeros y Sezk con solo dos dagas en frente de toda su alucinante magia gracias al poder añadido que les daba el haberse metido entre pecho y espalda tantos nasem. Pero allí no había nada, ningún rascuño ni herida aparecía. Hasta mis ropas parecían bien. ¿Qué demonios? ¿Habría sido un sueño todo eso? Pero había sido todo tan real... las heridas, las miradas llenas de culpa y odio, el ahogamiento por tener que tragar en contra de mi voluntad esa horda de nasem... Me llevé una mano a la garganta al recordar eso último. Todo había sido tan condenadamente real...
Salí del cuarto como alma llevada por el diablo, abriendo de un portazo la puerta, y precipitandome por las escaleras en dirección al jardín. Necesitaba despejar mi mente, ya después descubriría si todo había sido un sueño o la pura realidad.
Pero a mitad del camino me encontré con el cuerpo de Noel, estaba tirado en el suelo y parecía dolorido. Me quedé petrificada. Por un momento lo único que fui capaz de ver fue el Noel al que le había amputado los dos brazos con mis propias manos. El mismo Noel que me miraba con odio y con culpa. Cerré los ojos y me llevé las manos a los ojos, frotandolos duramente para hacer desvanecer esa imagen. "Había sido un sueño. Había sido solo un sueño. Uno muy real pero un sueño..." me repetía una y otra vez intentando tranquilizarme. Por Nassandra, odiaba este sentimiento y debía controlarlo. La debílidad no conseguiría más que matarme, y eso si que no.
Al abrir los ojos nuevamente fui capaz de ver la realidad nuevamente, lejos de las traicioneras imagenes, para ver que aunque Noel no era el mismo del sueño, pues aún tenía las dos manos, algo no iba nada bien con él. Estaba claro que estaba sufriendo mil horrores por causas que desconocía. Me acerqué a él.
- Noel, ¿estas bien? - que pregunta más estúpida, por supuesto que no lo estaba, ¿acaso no tenía ojo? - Noel, contestame, ¿que te pasa? - le pregunté dudando en tocar su cuerpo o no, ¿sería contagioso lo que fuese que le ocurriese? Me caía bien el humano, pero mi sentido de supervivencia me mantenía un poco apartada de él - ¡Ayuda! ¡Que alguien venga, Noel esta enfermo! - grité a todo pulmón. Creo que con ese volumen hubiesen sido capaz de hacerme oir hasta en Asrena.
Salí del cuarto como alma llevada por el diablo, abriendo de un portazo la puerta, y precipitandome por las escaleras en dirección al jardín. Necesitaba despejar mi mente, ya después descubriría si todo había sido un sueño o la pura realidad.
Pero a mitad del camino me encontré con el cuerpo de Noel, estaba tirado en el suelo y parecía dolorido. Me quedé petrificada. Por un momento lo único que fui capaz de ver fue el Noel al que le había amputado los dos brazos con mis propias manos. El mismo Noel que me miraba con odio y con culpa. Cerré los ojos y me llevé las manos a los ojos, frotandolos duramente para hacer desvanecer esa imagen. "Había sido un sueño. Había sido solo un sueño. Uno muy real pero un sueño..." me repetía una y otra vez intentando tranquilizarme. Por Nassandra, odiaba este sentimiento y debía controlarlo. La debílidad no conseguiría más que matarme, y eso si que no.
Al abrir los ojos nuevamente fui capaz de ver la realidad nuevamente, lejos de las traicioneras imagenes, para ver que aunque Noel no era el mismo del sueño, pues aún tenía las dos manos, algo no iba nada bien con él. Estaba claro que estaba sufriendo mil horrores por causas que desconocía. Me acerqué a él.
- Noel, ¿estas bien? - que pregunta más estúpida, por supuesto que no lo estaba, ¿acaso no tenía ojo? - Noel, contestame, ¿que te pasa? - le pregunté dudando en tocar su cuerpo o no, ¿sería contagioso lo que fuese que le ocurriese? Me caía bien el humano, pero mi sentido de supervivencia me mantenía un poco apartada de él - ¡Ayuda! ¡Que alguien venga, Noel esta enfermo! - grité a todo pulmón. Creo que con ese volumen hubiesen sido capaz de hacerme oir hasta en Asrena.
Al principio lloré,
pero tiempo después
el hambre y el dolor me hizo cambiar
teniendo que matar y de carne alimentar.
Si tu olor golpea mi nariz, siento tu carne
y así el hambre aflora.
No, nolo puedo evitar, no creas que esta mal
es que yo soy asi
pues el pasado he de olvidar
pero tiempo después
el hambre y el dolor me hizo cambiar
teniendo que matar y de carne alimentar.
Si tu olor golpea mi nariz, siento tu carne
y así el hambre aflora.
No, nolo puedo evitar, no creas que esta mal
es que yo soy asi
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