Burdel de Dama Espasmo (Archivo III)

Recuerdo del primer mensaje :

Despierto. Bajo demasido deprisa lss escaleras, tropiezo yantes de poder hacer nada estoy tirada en el suelo. Me levanto lo mas rapido que puedo y voy a la cocina.Saludo a Martalar y a Freejey y cojo una pieza de fruta, que como con voracidad.

Cuando empieza a brillar, la cara de Erika se ilumina. Cuando me toca, me pongo un poco tenso, pero enseguida me relajo. Confio en la chica, la que posiblemente sea la primera amiga que tengo de mi edad.-No me duele, y no siento nada especial, solo un pequeño hormigueo en el pecho, pero no es molesto es...extraño.-respondo a su pregunta, mientras miro a su cara. Es la primera vez que alguien muestra esa expresion cuando me ve, y resulta reconfortante de alguna manera. Noto que me pongo rojo, y agradezco la oscuridad que me rodea, y que le oculta mi tez enrojecida.

Me quedo un buen rato embobada mirando el tatuaje, no paraba de brillar. Nunca me cansaría de mirarlo, aquella luz era impresionante:
-¿Puede quedarse iluminado siempre que no haya luz?, es decir, ¿Nunca se apaga?- Sentía que hacia demasiadas preguntas, pero estas cosas solo se ven una vez en la vida.
Al final termino sentada en el borde de la cama, sin quitarle ojo a la luz. Dejo cada una de mis manos a ambos lado de la cama, cuando apoyo la mano derecha me corto con algo. Levanto la mano rápidamente y entonces recuerdo que deje los cuchillos encima de la cama ya que no me iba a sentar. Con la luz del tatuaje veo que solo me he hecho un pequeño corte en el dedo, nada importante:
-Me acabo de cortar con el cuchillo, no ha sido nada.- Explico.

Vuelvo a la realidad cuando Erika habla.-he...pues no se, a veces brilla mas que otras. Una vez creo que lo vi brillar y habia luz, pero no estoy seguro.- Erika se sienta en la cama y da un respingo. Se ha cortado con los cuchillos. Me acerco a ella al tiempo que saco un pañuelo del bolsillo. Mientras la ilumino con el tatuaje, le sujeto la mano y le limpio la sangre que sale.-¿Estas bien?-Pregunto sintiendome un poco culpable. Si no hubiera apagado la luz, ella abria visto el cuchillo. De repente me acuerdo.-tiene que estar por aqui.- Murmuro mientras rebusco en mis bolsillos.-¡Aqui estas!-Digo mientras saco un paquete de tiritas. Cojo una, le quito el papel y se la coloco con cuidado sobre la herida.- ¿Mejor?

-Sí, estoy bien, ha sido corte de nada.- Me limpia la sangre con un pañuelo y a continuación me pone una tirita.- Tampoco pasaba nada si no tenías tiritas, estos cortes mañana ya están curados. Por cierto, ¿De dónde has sacado las tiritas?- Hace años que no me pongo una tirita, solo lo hacia cuando era pequeña, cuando me caía mi madre me ponía rápidamente una en la herida.
Abro un poco más los ojos, no se habían acostumbrado todavía a la poca luz de la habitación. Reparo en que los demás todavía no han vuelto, si no, se oiría algo de barullo abajo:
-No hay nadie en el burdel, todavía no han llegado, llevan fuera mucho tiempo, ¿Estarán bien?- La idea de que les haya pasado algo me pone nerviosa, nunca pasaban tanto tiempo fuera, <<A lo mejor se quedaron a dormir en el torreón,eso ya es más factible>>

Sonrio con tristeza.- Cada vez que iba a ver a los chicos, Isabella tenia una herida nueva. No hacia caso de su hermano y correteaba por todas partes. Estaba mas tiempo en el suelo que de pie. Con el tiempo me acostrumbre a llevar el paquete de tiritas encima.-recuerdo a isabella, como venia corriendo y me enseñaba el nuevo rasguño con una timida sonrisa, esperando que la regañase. Me acerco y abro las cortinas, dejando que la luz entre en la habitacion.- la luz del tatuaje se desvanece y vuelve a la normalidad.- espero que no les haya pasado nada, a lo mejor se les ha hecho tarde, y se han quedado a dormir en algun sitio.-digo para tranquilizarla, pero sin tenerlas todas conmigo.

-Seguro que están bien, no les va a pasar nada porque dentro de poco volverás a estar con ello.- No estaba muy convencida de lo que decía, ni yo sabía cuando íbamos a volver a casa. Había perdido la cuenta de cuantas veces había asegurado lo mismo sin tener ni idea de la verdad, a lo mejor nos quedábamos aquí para siempre...<<Ya me estoy comiendo la cabeza, ¡Para de pensar en eso!, cosas positivas, ¿No?>> Tenía la costumbre de comerme la cabeza con el mismo tema una y otra vez, pero esa manía tenía que desaparecer.
Cuando vuelve a abrir las ventanas la luz del tatuaje de desvanece:
-Es muy tarde, tal vez debería dejarte por si quieres descansar.- Me levanto de la cama y cojo los cuchillos con cuidado de no volver a cortarme.

-Gracias por los animos, espero que sea cierto-le respondo sin mucho convencimiento.- No tengo sueño aun, podemos ir al dojo a probar tus cuchillos nuevos.-le propongo mientras me coloco en la cintura el cinturon con los 6 cuchillos.- te apetece, o estas cansada?-digo mientras me vuelvo a poner la camisa y escondo el tatuaje debajo de la tela.

Me quedo con la mano sobre el picaporte de la puerta:
-¿Estás seguro?, llevas cargando conmigo desde esta mañana, no quiero que hagas todo lo que yo quiera.- Se guarda los cuchillos en su cinturón y se pone la camisa, escondiendo de nuevo el tatuaje.- Si quieres hacer otra cosa, adelante, no te sientas mal por no venir conmigo.- Tenía que dejar claro eso de que no hacía falta que hiciese todo lo que yo quería, era libre y lo de ser mandona no iba conmigo.
Abro la puerta y salgo fuera mientras le espero. Para entretenerme juego un poco con los cuchillos pero con cuidado:
-Yo no estoy cansada...de momento. A veces me dan ataques repentinos de sueño, pero últimamente he dormido mucho, así que aguantare.- Miro de nuevo la luna que hay grabada en los cuchillos, todavía me parecía rara.

-Tranquila, no eres una carga para mi...de hecho, creo que eres la unica amiga que tengo, desde que tengo 10 años.-reconozco.- Ademas, lo de los cuchillos fue idea mia, y si te dejo solo con ellos a lo mejor te vuelves a cortar.-bromeo para disminuir la tension.- Mas bien la pregunta es: ¿te apetece a ti seguir cargando comigo? Mira que a ti te daran ataques de sueño, pero a mi me caen rayos eh!.-Digo con una sonrisa.

-Tranquilo, eso solo ha sido un descuido, soy mayorcita, tendré cuidado con los cuchillos.- No tendría que descartar la idea de un nuevo corte, con mi torpeza no me extrañaría nada, pero cuando tenía el cuchillo o el arco en la mano, era el doble de cuidadosa, no me gustaba mucho hacer el tonto con armas en la mano.- Dejesmolo en empate, nadie carga con nadie. Creo que todo esto lo estamos haciendo porque queremos, ¿Mala suerte? Eso solo te paso una vez, no creo que vuelva a pasar, me arriesgaré...Aunque si cae uno, cosa que dudo mucho, será por tu culpa, ¿Entendido?- Digo en plan broma.
Echo a andar hacia el dojo. Cuando llegamos me siento en el suelo y dejo que sea el primero en lanzar sus cuchillos.

Llegamos a la puerta y yo me apoyo a la pared, con el gesto congestionado por el dolor. Noto como a mi alrededor todo empieza a clarear y me da la sensación de que todo empieza a girar a mi alrededor. Kaila llama a la puerta con insistencia, gritando algo que no consigo entender, aunque creo percibir mi nombre y... mi cuerpo cae casi inerte al suelo, escurriéndose desde la pared donde me había apoyado. Lo último que veo es a Kaila acercándose a mí y poniendo las manos sobre mi hombro al tiempo que decía cosas raras justo cuando el mareo puede conmigo.

-vale, sera culpa mia, pero no me cortes, por favor.-le devuelvo la broma con una sonrisa. Cuando llegamos al dojo se sienta en el suelo, invitandome a empezar yo. Decido tratar de impresionarla con el ultimo truco que he aprendido. Con un agil movimiento, saco del cinturon un cuchillo con cada mano y los lanzo a la vez en direccion a la diana. Esto solo me ha salido 3 veces, y deseo con toda mi alma no hacer el ridiculo delante de llega. Con dos sendos chasquidos, los cuchillos se clavan en el centro de la diana, uno al lado del otro. Aliviado, me giro hacia ella y le hago una exagerada reverencia.- te lo dedico.-Oigo un ruido.-Creo queestan llamando a la puerta.

El truco de los cuchillos me deja impresionada, tenía todo este tema muy bien controlado. Le doy un aplauso y me levanto:
-¡Enhorabuena!, un buen tiro, ahora dime, ¿Suerte o practica?- Todo esto lo digo en broma, solo para picarle.
Me avisa de que alguien llama a la puerta:
-¿Llamando?, pues menos mal que me avisas, porque no me entero de nada.- Bajo con él las escaleras. Deberían de ser los otros, ya era hora, llevaban fuera mucho tiempo. Abro la puerta, pero para mi sorpresa no son Jack y Cain, si no Kaila y Dirke. Este último esta herido y medio inconsciente, mientras que Kaila parece estar bien:
-Coge a Dirke y llevatelo a mi habitación, ¡Corre!- Skull sigue a paso mis instrucciones y se lo lleva escaleras arriba. También mando a Kaila a su cuarto a dormir ya que parece que no está herida, lo único que necesita es dormir. Al principio rechista un poco ya que quiere ayudar a curar a Dirke, pero finalmente cede y se va a dormir.
Subo corriendo a mi habitación, por el camino veo algunas manchas de sangre en el suelo procedentes de la herida de Dirke.

estoy agarrando a Dirke antes de que me lo diga. Lo levanto sin mucho esfuerzo, y lo llevo en brazos hasta la habitacion de Erika. Noto que esta sangrando cuando lo dejo sobre la cama. Le quito la camisa para valorar la herida, que no tiene buen aspecto. Me giro cuando Erika entra en la habitacion.- trae agua para limpiar la herida.-le digo mientras le limpio un poco la sangre con mi pañuelo, que pronto queda inservible.

Sin pensarlo dos veces, bajo las escaleras corriendo, tropezándome unas cuantas veces, <<¡No es momento de ser torpe Erika!>>, me levanto del suelo y entro en la cocina. Recuerdo la jarra que me trajo Cain aquel día con la tisana para que la tripa mejorará...Tendría que haber más jarras aparte de esa. Empiezo a buscar en los pocos armarios que hay en la cocina. La mayoría de las cosas que encuentro son platos llenos de polvo, tarros vacios que también habían corrido la misma suerte que los platos o simplemente huecos vacíos. Sigo buscando las malditas jarras por los estantes hasta que doy con ellas, estaban escondidas al fondo del armarito, detrás de más tarros rotos. Saco dos jarras y las lleno de agua. Subo de nuevo a la habitación, esta vez con cuidado de no derramar el agua de las jarras. Cuando llego las deposito encima de la cómoda. Me acerco a Dirke y examino la herida del hombro; No tenía buena pinta, parecía algo profunda:
-De momento hasta que encontremos solución lo mejor será hacer algo para que no pierda tanta sangre.- Rompo la sabana de la manta y hago un improvisado torniquete.- ¡Necesitamos algo para curar la herida!

-Voy a buscar algo.-Digo mientras me dirijo a la puerta a la carrera.-Limpiale la herida, para que no se infecte.-Alcanzo a decir antes de correr hacia el piso de abajo. <<Piensa, piensa>> entro en la cocina, el lugar que me parece mas a propiado para empezar a buscar. Recorro la habitacion con la mirada, pero a simple vista no veo nada util. Un momento, la sustancia de ese bote se parece a una receta de cataplasma que lei el otro dia en el libro de Cain.-Espero que funcione.-Murmuro mientras agarro el bote y me precipito escaleras arriba.

-¡Vale, vale, pero vete a buscar algo!- Me empezaba a poner nerviosa. Había mucha sangre por toda la habitación y eso me mareaba un poco, ¡Pero ahora no podía ser quisquillosa!, mi "miedo" a la sangre lo había superado un poco tras la pesadilla, al final aquellos juegos macabros habían servido para algo.
Dejo de pensar en tonterías y me acerco al cuerpo de Dirke, el paño con el que había hecho el torniquete se empapaba rápidamente de sangre. Arranco más tela de la sabana y la mojo en el agua que he traído en las jarras. Me acerco a la herida y quieto la tela que la cubre:
-Dirke, si me estás oyendo tengo que decirte que después de hacer esto podrás pegarme, insultarme o lo que quieras.- Acerco el trapo a la herida y con cuidado empiezo a dar pequeños toques. Si Dirke estuviera despierto no le haría mucha gracia que estuviera hurgando en sus heridas.