Burdel de Dama Espasmo (Archivo III)

Recuerdo del primer mensaje :

Despierto. Bajo demasido deprisa lss escaleras, tropiezo yantes de poder hacer nada estoy tirada en el suelo. Me levanto lo mas rapido que puedo y voy a la cocina.Saludo a Martalar y a Freejey y cojo una pieza de fruta, que como con voracidad.

Cuando todos salen, dedico una mirada al interior del Burdel y cierro la puerta, luego me apresuro a reagruparme con los demás, con el escudo en el brazo y la espada desenvainada. Voy cerca de Martalar, que es la novata, por así decirlo. Sé que el último de un grupo siempre tiene posibilidades de morir sin que el resto se dé cuenta, pero vamos bastante cerca de Caín y su Estigma. Y...al menos voy armado, así que venderé cara mi vida. Aunque una parte de mí intenta pensar en Erika y el otro chico, consigo apartar esos pensamientos y seguir al grupo <<Eres un cazador, un guerrero, haz lo posible para que todos vuelvan sanos y salvos. Necesitas al grupo para sobrevivir, en última instancia>> me digo, aunque hay una parte de esto que no llega a convencerme, pero tiene razón: el grupo debe vivir.
(sigue en el Territorio de las hienas)

Me tiende los cuchillos nada más cogerlos. No pesan nada, son muy ligeros, cosa que agradezco ya que a la hora de lanzarlos será una ventaja. Me fijo en las lunas que hay grabadas en ambos mangos, vaya, lunas...eso me recuerda a la luna que me mencionó Jack ayer, aquella de la cual los muertos le advirtieron. Esta sin embargo parecía una luna normal, pero me seguía llamando la atención.
Tenía ganas de probar los cuchillos pero eso lo podía hacer en cualquier momento:
-Voto por ver primero el tatuaje, que si no lo dejamos para la noche y entonces me voy a dormir.

-vale, pero se ve mejor en sitios oscuros.-digo recordando que solo lo he visto brillar por la noche.- La primera vez que sucedio, di un bote en la cama, y pense que me estaba pasando algo raro. Me quede quieto, pero pasaba el rato y no sucedia nada mas, asique recorri las lineas con el dedo. desde entonces solo lo he visto unas pocas veces mas, pero me sigue pareciendo raro.-explico.-¿Alguna sugerencia?-Le pregunto.

Un tatuaje que brilla en la oscuridad, muy común no era. Sólo recordaba aquellas calcamonias que había en la Tierra, unas pocas brillaban, de hecho recuerdo que alguna vez me llegue a poner alguna...Pero las calcamonias no es nada parecido con su tatuaje. Mientras que las primeras se iban en unas cuantas pasadas el suyo duraría para siempre:
-Ayer me dijiste que en tu habitación, si no hay ningún problema vamos.- Salgo de la habitación y le espero fuera, con los cuchillos en las manos.- ¿Por la noche no te molesta eso de que brille?

Salgo de la sala.-la verdad es que no. Entre las pesadillas y el entrenamiento, cuando me tiro en la cama estoy agotado.- Caminamos hacia mi habitacion. Me detengo delante de la puerta y la abro.- pasa y ponte comoda- le digo sonriendo, mientras cierro la puerta.- ¿Tu habitacion es como esta?-pregunto mientras observo mi habitacion. La elegi fundamentalmente porque en ella predominaba el color negro, mi color preferido, en las sabanas, la alfombra, las cortinas...me parecio que encajaba conmigo.

Despierto. Me levanto de un salto y hago la cama. Hoy me siento enérgica, tengo ganas de salir fuera y explorar esta ciudad. Seguro que hay sitios maravillosos,y probablemente peligrosos, en Rocavarancolia. Bajo a la cocina y cojo una pieza de fruta. Me la como rápidamente y voy al salón para coger algunos amuletos. No sé usar armas, a sí que si necesito defenderme usaré la magia. Me dirijo a la puerta y grito un ''voy a salir'' al aire. Me quedo esperando un rato, para ver si alguien quiere venir conmigo... No quiero salir sola.

Salgo de la cocina y me encuentro a Kaila frente a la puerta, está cargada con cacharros de esos que lucen a veces y parece dudar algo. Seguramente quiera salir pero no se atreva. Lo cierto es que a mí también me apetece, aunque me asusta lo que pueda pasar ahí fuera...
-¿Queres salir?-le pregunto con curiosidad, apoyando el pie en el suelo con el dedo gordo y haciéndolo girar-. ¿Y yo podo ir?

Entramos en la habitación. Aunque me ofrece tomar asiento me quedo de pie. El color predominante era el negro, en las sabanas, cortinas, alfombra...Sin duda debería de ser su color favorito.
En cuanto tamaño era igual que la mía, de hecho también tenía la cómoda, el baúl, el espejo...Era igual, lo única que cambiaban eran los colores:
-Sí, es igual, pero no tan negra, por lo que veo es tu color favorito, ¿No?- Una pregunta un poco tonta, ya sabía la respuesta.

-Jajajaa...no se como te has dado cuenta.-rio mientras señalo mi ropa. Desde las botas negras, a la camisa negra, pasando por los pantalones militares...negros.-bueno, a lo que ibamos, digo quitandome la camisa y dejando el pecho al descubierto, sobre el que descansaba el enorme tatuaje.- hay que cerrar las cortinas.-digo mientras me dirijo a los oscuros cortinajes y los corro, dejando la habitacion sumida en la oscuridad. Me coloco enfrente de Erika. Al principio no sucede nada, pero al cabo de unos momentos, las lineas que marcan el tatuaje empiezan a brillar con una suave y sobrenatural luz dorada. Nervioso, espero la reaccion de Erika, cuyos rasgos se iluminan con la luz que irradia mi pecho, marcando su silueta en la oscuridad.

Pienso si debería salir o no, cuando Dirke habla.
-Sí, quiero salir.Pero tengo miedo de ir sola.- me pregunta si puede venir.-¡Claro que puedes venir!- exclamo.
Genial, a sí no voy sola. Abro la puerta y empiezo a andar a paso ligero, asegurandome de que Dirke pueda seguirme.

(Sigue en Plaza de los Petrificados)

Subo corriendo a cambiarme de ropa, poniéndome mis pantalones cortos, mi camisa blanca y la gorra con las gafas. Aprovecho para coger un palo medianamente largo y de madera maciza (el que traje el primer día desde las mazmorras). Salir me asusta, pero me aburro tanto aquí metido que no tardo en correr tras Kaila, hacia donde ella quiera ir.

(Sigue en la plaza de los petrificados)

Al correr las cortinas la habitación se queda a oscuras. Solo puedo distinguirle por la silueta, que se mueve hasta quedarse delante de mi. No decimos nada, solo esperamos a que el tatuaje brille. Pasados unos segundos una luz dorada emerge del tatuaje, que empieza a enmarcar las líneas que lo forman. Extiendo la mano y sigo la línea con los dedos, la luz era lo suficientemente potente como para iluminar un poco la habitación, <<Y que nadie se haya dado cuenta de que algo brilla en la habitación por las noches es más raro aún>> :
-Es, precioso, ¿No te duele ni te molesta?-Sigo mirando la luz,fascinada, nunca había visto algo así.

Cuando empieza a brillar, la cara de Erika se ilumina. Cuando me toca, me pongo un poco tenso, pero enseguida me relajo. Confio en la chica, la que posiblemente sea la primera amiga que tengo de mi edad.-No me duele, y no siento nada especial, solo un pequeño hormigueo en el pecho, pero no es molesto es...extraño.-respondo a su pregunta, mientras miro a su cara. Es la primera vez que alguien muestra esa expresion cuando me ve, y resulta reconfortante de alguna manera. Noto que me pongo rojo, y agradezco la oscuridad que me rodea, y que le oculta mi tez enrojecida.

Me quedo un buen rato embobada mirando el tatuaje, no paraba de brillar. Nunca me cansaría de mirarlo, aquella luz era impresionante:
-¿Puede quedarse iluminado siempre que no haya luz?, es decir, ¿Nunca se apaga?- Sentía que hacia demasiadas preguntas, pero estas cosas solo se ven una vez en la vida.
Al final termino sentada en el borde de la cama, sin quitarle ojo a la luz. Dejo cada una de mis manos a ambos lado de la cama, cuando apoyo la mano derecha me corto con algo. Levanto la mano rápidamente y entonces recuerdo que deje los cuchillos encima de la cama ya que no me iba a sentar. Con la luz del tatuaje veo que solo me he hecho un pequeño corte en el dedo, nada importante:
-Me acabo de cortar con el cuchillo, no ha sido nada.- Explico.

Vuelvo a la realidad cuando Erika habla.-he...pues no se, a veces brilla mas que otras. Una vez creo que lo vi brillar y habia luz, pero no estoy seguro.- Erika se sienta en la cama y da un respingo. Se ha cortado con los cuchillos. Me acerco a ella al tiempo que saco un pañuelo del bolsillo. Mientras la ilumino con el tatuaje, le sujeto la mano y le limpio la sangre que sale.-¿Estas bien?-Pregunto sintiendome un poco culpable. Si no hubiera apagado la luz, ella abria visto el cuchillo. De repente me acuerdo.-tiene que estar por aqui.- Murmuro mientras rebusco en mis bolsillos.-¡Aqui estas!-Digo mientras saco un paquete de tiritas. Cojo una, le quito el papel y se la coloco con cuidado sobre la herida.- ¿Mejor?

-Sí, estoy bien, ha sido corte de nada.- Me limpia la sangre con un pañuelo y a continuación me pone una tirita.- Tampoco pasaba nada si no tenías tiritas, estos cortes mañana ya están curados. Por cierto, ¿De dónde has sacado las tiritas?- Hace años que no me pongo una tirita, solo lo hacia cuando era pequeña, cuando me caía mi madre me ponía rápidamente una en la herida.
Abro un poco más los ojos, no se habían acostumbrado todavía a la poca luz de la habitación. Reparo en que los demás todavía no han vuelto, si no, se oiría algo de barullo abajo:
-No hay nadie en el burdel, todavía no han llegado, llevan fuera mucho tiempo, ¿Estarán bien?- La idea de que les haya pasado algo me pone nerviosa, nunca pasaban tanto tiempo fuera, <<A lo mejor se quedaron a dormir en el torreón,eso ya es más factible>>

Sonrio con tristeza.- Cada vez que iba a ver a los chicos, Isabella tenia una herida nueva. No hacia caso de su hermano y correteaba por todas partes. Estaba mas tiempo en el suelo que de pie. Con el tiempo me acostrumbre a llevar el paquete de tiritas encima.-recuerdo a isabella, como venia corriendo y me enseñaba el nuevo rasguño con una timida sonrisa, esperando que la regañase. Me acerco y abro las cortinas, dejando que la luz entre en la habitacion.- la luz del tatuaje se desvanece y vuelve a la normalidad.- espero que no les haya pasado nada, a lo mejor se les ha hecho tarde, y se han quedado a dormir en algun sitio.-digo para tranquilizarla, pero sin tenerlas todas conmigo.